Mosse George La Nacionalización de Las Masas, Cap.1, 4 y 9

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r

Traducción de
JESÚS CUÉLLAR MENEZO

LA NACIONALIZACIÓN
DELAS MASAS

Simbolismo político y movimientos


de masas en Alemania desde
las Guerras Napoleónicas
al Tercer Reich

por
George L. Mosse

slglo
velnUuno
editores

•••Marcial
· Pons
l. La nueva política

Sentado en su imponente oficina del Palazzo Venezia de Roma,


Benito Mussolini, cuando ya llevaba ocho años en el poder, re-
flexionaba sobre la naturaleza de su revolución: cada revolución '-

crea nuevastÜnI]as ri>TJticas,_nueyos ¡.;;ii:Üs::i_-devoclones;iliora era


necesario utilizar~nriguas_tradig_Q_nes_y_~~aptarlas a un nue,;o fin.
Había que crear fiestas, gestos y formas_l_'.Uev~p_;¡ra que, a su vez, /'
se conVih.iei:ú1 eri fr:idic!ónes 1.-Karlheinz Schmeer nos acaba de "; ,-e·
decir que la princip~¡¡;:;,;ovafi_Óf1 del naci.Qmls.o.ciali:mw_fue la o.o/,~_
invención de un estilo político nuevo;.los.actos.polú:i~9-~ se con-
virtieron en la dramatización d_e_ los nul:YQs 11lÜQ.~_~tos 2 .
Seguimos familiarizados con las grandes concentraciones de masas,
las filas prietas y las banderas coloristas tan características del
fascismo europeo. Aunque muchos de los lugares en los que tuvieron
lugar esas manifestaciones fueron destruidos por la Segunda Guerra
Mundial, los restos arquitectónicos fascistas que aún están intactos
son suficientes para captar la sensación del estilo político que
simbolizaban.
Con rodo, ese estilo político no era nuevo y Mussolini tenia
bastante raióD.-ai me ne!ºº-"¡.-· [a"llitlp_(iQifu_d_., _anjigüas~dicio­
nes para nuevos fines, porque lo que llamamos estilo fascista fue
en realidad el clímax de_uI1a "!·n1_eva p~JI~[~~~bas;d~ ~na idea J
diecrochesca en ascenso, la de so~~rnrna pcpular. Se decia que 10
16 GEORGE L. MOSSE !A NUEVA POLÍTICA 17

ciudadanía tenía una sustancia común, que todos podían com- A juicio de muchos, el sistema parlamentario y representativo
partir. Las dinastías reales o principescas ya no suplantarían más parecía contradecir el concepto de voluntad_ general, al atomizar al
la expresión del propio pueblo. Este concepto de soberanía po- hombre y la política en vez de crear una umdad. Pero, en Europa,
pular se precisó mediante la idea de «voluntad general~, tal corno Ja nueva política formó parte desde el principio del movimiento
Rousseau la había expresado, asentándose en la creencia de que antiparlamentario, que propugnaba una religión secular como aglu-
la naturaleza del hombre como ciudadano sólo puede existir tinante político de la nación. Los historiadores han_subrl!yado el ca-
activamente cuando todas fas personas actúan juntas c~mo un rácter deci_sivo del parlamentarismo en la transformación política de
pueblo reunido'. La voluntad general se convirtió en un~ reli- esa-época, así como el hecho de-que TUe tanto !a evolución más
~ gió~ secul:ir~en la que el pueblo se adoraba a sí mismo y la nue- importante del pasado como la gran esperanza del futuro. A con-
-va política trataba de guiar y formalizar ese culto. La unidad del secuencia de la preponderancia de este punto de vista, el estudio del
pueblo no sólo se cimentaba en la idea de una ciudadaííTa~ún, desarrollo de- un nuevo estiló politieo relacionado con el naciona-
sino que esa función la-~epresentaba una conciencia nacional lismo, los movimientos yla política de ;;,;.;,:s se ha visto relegado,
recién de;;p;ortada, que se había desarrollado enmuchas nac10nes no sólo en Jo tocante al siglo XIX, sino como antecedente necesario
europeas junto al ideal de sobe;~;,í; popl1far.Ahéira, en el siglo del fascismo.
XVIII, se decía que la nación se basaba en el propio pueblo, en su Las-t;~rías sobre el propio fascismo han tendido a hacer caso
voluntad general, y que su símbolo ya no era únicamente la leal- omiso de la importancia de los mitos y cultos que acabaron por
tad a unas determinadas dinastías reales establecidas. En conse- proporcionar la esencia de la política fascista. Con_ frecuencia,
cuencia, el culto al pueblo se convirtió en culto a la n;¡_c:ión y la para quienes se co_ns i_dera_ba_n li~~3J:s o_ ele izquier_d_as, el fascismo
(---nueva política trató de expresar esa unidad mediante la _c;~~ión represen_ta-5a\lna «;1ber_ración» b.ist2rica,_l;i_ «ocl!p_ac~ó_n>~~el país por
,I_;" de un ~-stilo político que en realidad se tor~ _e!l una religión parte de una minoría bárbara. El pueblo estaba cautivo y cuando
: secularizada. - se le permitiera decidir su propio destino retornaríá a un liberalis-
1 ·' 'e

f': ¿Cómo se logró esto?: desde comienzos del siglo XIX, a través mo renovado o_ a las ideales socialistrs. Esa interpretación del fas-
de la í.frilizac1ón ae mitos y símbolos naeiortaieS,yaeícfesarrollo de cismo estaba especialmente extendida entre los que se vieron obli-
(' una liturgia que permitiría pamc1par al prop10 pueblo en dicho gados a emigrar por oponerse a los regímenes fascistas'. Pero, aunque
k culto.~concepto de~ol;;;iradgeneraI se prestaría a la creación de muchos de los que defendían ardientemente esas interpretaciones
tinos mitos y a la de sus símbolos. La nueva política intentó que cambiaran de idea después', esta concepción del fascismo sigue te-
el pueblo participara activamente en la mística nacional a través de niendo mucho predicamento. p,n los últimos tiempos, incluso un
ritos y fiestas, mitos y símbolos que dieran expresión concreta a la miembro más refinado de ese movimiento, el historiador Ernst Nolte,
voluntad general. La _c:_aótica multitud que constituía el «pueblo» cree que la burguesía sólo se volvió hacia el fascismo en una épo-
se convirtió en un movimiento de masas que compartía la creencia ca de crisis, para volver a su liberalismo tradicional una vez que és-
en la í.rnidac! popular-á través de una mística nacional. La nueva ta había seguido su curso'.
polltica-propo-rcloiió uiia-Iñ:lterialización de la voluntad gener:tl; -- El fascismo como auténtico movimiento histórico, fue una
transformó la acción política en un drama: supuestamente compartido consecuencia de la Primera Guerra Mundial, y este h~ho se ha
por el propio pueblo. . . -' utilizado tanto para negar como para sube_stimarsu~_[JllJi._to_s d~
\
18
GEORGE L. MOSSE LA NUEVA POLÍTICA 19

contacto con el pasado prebélico s· 1 Aunque la nueva política afectó a roda Europa, lo que aquí nos
guiente no habría habido . . . m a guerra y Ja paz consi-
gún se argument 1 . mov1mie~t.o fascista y, por lo tanto, se- ocupa es su desarrollo y consecuencias er¡ Alemánia. Dentro de es-
importanci· D a, e penado prebelico carece prácticamente de ta nación desunida, una vez iniciado el siglo XIX, la exaltación de
a. e este modo ¡ f: · la voluntad general como bi¿n supremo se vio estimuTad-;;-_l'or dos\µ;;,
mente co__ n su - '_ -1--d- 1' e a_sc~smo_se__r_elaciona
-- _«~poca»: a e a Euro d
estrecha-
- -- - --------
p unto d e vista · no se - - -d - h pa - e-entreguerras factores: el ascenso del nacionalismo, que- se-basab,;-e-;, el Volk)f/
- - - -- · Con este
aunque sí se dot J pre.ten e acer una apología del fascismo, (el pueblo o la nación) como entidad cohesíon:idáponfüsniitos
siderándolo a a mov1m1.ento d~ U-na cierta singularidad,C:on- y símbolos históricos, y el desarrollo de los movimientos yl:i políti---'.'
. --
c1ón
una respuesta mmed1 ta d . ca de m-asas.~ Esos movimientos de masas f:xigíaii--úll iiUevo estilo .!:
-·-- hist,or1ca.
. a a una etermmada __ sima- 1
político que transformara a la multitud e;; una filerií poiirica cohe-
. En gran-medid áli ·
bamien~o de E a, ~se an sis es acertado,, porque el derrum- rente, y el nacionalismo, en su utilización de Iúúieva política, pro- :
- del fascismo Iuropa tras la guerra fue un componente esencial porcionó un culto y uña liturgia q~~p_o_drían- a1ca:nzares~ propósito..
. Y e proporc10nó gran p d . -- En Alemania, el ascenso del nacionalismo y d-e-laaemocracia c.
' [ S1~bar 0 d- . . arte_ e su atractivo popular.
como movf:ui·e to ~s esos h1stonad_o.i:_e_s prescinden del fa;cismo de masas, los dos factores que estimularon el culto al pueblo co-
: _ nto emasasyta bº' d-- . mo religión secular, unieron sus fuerzas durante el siglo XIX. A
c1~-~~-~ranClas arñ,_b-as --- m ien <;:<_?fl!O ___ e[llqc_ra~J~_de masas,
que los.nazis_ i:-::ue ya te~ían un_a larga traye_ctona antes-de medida que consolidaba su base masiva, el nacionalismo se fue
dad- 1 y otros-1....,c1•tas-h1c1eratrbuen uso declhrs:--"- ¡· definien_cf~co~o-u;;-rli.ovimiento pop~lar~-L;s ,;,asas qu~ aquí
' e_ -concepto d al. . . ......_,-"'ª !-
sentido, ,;r . e tot Itan~IUº ~: resultado engafioso en este nos ocupan-no puede-ti equipar:l.rse a unani_rb_a. Los contempo-
ción (un p que impl:ca la ut1hzac10n del terror contra fa pobla- ráneos que asistieron al ascenso de los movimien'ros naciruia±i.us
a nueva vers1on de ¡ · ,
confrontación 1I'd a antigua teona de la ocupación) y la de masas en torno a mediados del siglo XIX creían q11e lasxurbas
de que ún. entre e 1 er. y el p ue bl o. Se basa en Ja presunción estaban haciéndose con la política del momento. El hisroriador
Icamente el gobierno . - ---- liberal alemán Georg Gorrfiied Gervinus escribió con glacial desa-
crático, una fr' . h. , . representativo puede ser demo-
- a.tac1a 1stonca que y d b , h b d -----
;¡no sólo la P 0 l' . d · . ª e ena a er _eifülo ~do probación que los movimientos políticos de su tiempo se ampa-
• Itica e masas dec ' · · raban en el instinto de las masas. En torno a la misma época, en
•ico de la G . 1' . imonomca smo el sistema --'íti-_
¡ rec1a e as1ca por fi · -- ~- ---
¡los cultos d 1 . ' que ueron prec1ªamente_kis mitos y- Francia, el conde Arthur de Gobineau trataba de analizar su pro-
d e dar al fue ·os pnmeros movimientos ck '- pia civilización, retrocediendo horrorizado ante la confrontación
b - -- - llla.las.JDs. queL "di::más
'· una . ase desde 1 · ¡ .-
:Para presemarcismoaliern . - __'.l_q_l!'.'_tf;¡ b_apr, o capacitaron entre las élites y las masas que, según él, se producía por doquier'.
hes de-p-;;rsonu:a- . atiya a la democracia parl~entaria:-MilJo­ Liberales y conservadores coincidían en este punto.
MussoIUiru_na:~ v~:~on _e~~tra~i~io~:s d.,_¡~~_q_ueI:;bJaba ~La palabra «tl!rli_a_»_ suele utilizarse para aludir a hombres y mu-
elocuente_gyU p ó.o.__de laE_a_r_ti_c;1?_'.lc_!ol11'ºlíri_cal_Il~s- vital y ~éres que se-gl_¡edan al margen de la socieda_~L-º-ª--'lllienes preten-
cracia p.;.rlamen:__g~e ~epre~e~taba laI_<_le~~b_!l.!_g_uesa» de d~o­ den cambiarla sirviéndose de una violencia caótica. Así es como
tencia <l,;:-unª_ia;ª·
los m . , - - _____
~c::_~nre podía ocur~iCpo~ T:i--exis-
n anter or, e¡e~
Gobineiti y nmchosd~ ~~ c-;;-;;t;~porineos percibían a las masas.
GeorgeR-irdé ha-rrat;;(Iü"cieaeffiosfi-arqlielasacciones de las tur-
. ov1m1entos nacion Istas d . o. p_or
igualmente m as1vos.
. - e masas, smo por los obreros , bas del siglo XVIII sí se amparaban en un-propósito, aunque éste no
siempre se expresara racionalmente'.Ta-' masas- alemanas que ahora
20 '¡)
' ') \
GEORGE L. MOSSE !J\ NUEVA POÚTICA
.. 21

nos acunan tambié . . .


__ r _ _______ _n co_nst1tuyeron un _mov1m1ento _con objetivos
pc;netrando en_l'! conci_c;.Il_ci_a_cie gr'1n_pa1':~e Ia_pob_lación. Los
Ypresupuestos concretos. No hay duda de que, en ocasiones, había
'ítoS<J.ue constituyeron la base de la nueva conciencia nac10nal,
~ovimientos de esas características que sólo duraban unos años o
incluso unos dí d ¡ · i':llllfueran de procedencia germánica o clásica,se hallaban al 111argen . \
asJ pero, con to o, as masas siempre se reconsti- :¡}lujo his_!.Ó¡Í¿~-de_r mom·enlb. Pretendían dar al i:iundo una
tuían dentro de un marco definido y en función de objetivos du-
-~ovada-plenitud y reintegrarle la idea de comunidad a una
re ción fragmentada. En Alemania, el ~nhefo-de mito»,, lo perci-
raderos. Muchas personas entraron y salieron de los festejos y ri-
tuales del · · · alis
.
intacto.
ITIº~m1enro
-- -
naoon ta, pero el marco de éste se mantuvo ~ron muchos contemporáneos, desáela Revo1ücrórÍ Francesa
,,Jtasta la Segunda Guerra Mundial'. Sus raíces tenían profundas
Dicho movimiento había adoptado laforma de una religión t ' ' .

secu~ar_muchoantes de la Primera (;_uena Mu;;;dial. Aunque los


'
,ci;a.Jces históricas. Ilustraremos una vez mas
-~ª Huizinga, eran típicas del siglo X:'
esas caractensncas que,
«habiendo atri~uido una

~
1 1
~ m c:_m:C>~Y l_a de1Ilocracia de masasse opo-rÍÍan a que las_ insti- , existencia real a una idea, la mente qmere verla vrva, y solo puede
u~~ºll<!~_r_epres~f[tativas funcionaran com.n mediador entre el
~conseguirlo personalizándola» 10 • Si, en esa época pretérita, «la sola
:~1er~oxios~tibemados, en realidad no podían prescin_djr dc;_fa]es _,presencia de una imagen visible de las cosa~ ;agrad_a~ bastab_a
' ecanismos. El «totalitarismo» nunca fue una forma de gobierno
para establecer su verdad» 11 , este hecho ta_mbien se.guma con~t1-
:n fa que un líder carismático cautivara a sus seguidores ~-orno el
tuyendo el atractivo del moderno simbolismo nac10nal aleman.
!autista
. ___ ·· --ede Ham
---·· : .. ej'1_!}. N º--h ay dud.<Ld e q.\le ~¡ p.ar_ndo
. Único
. del
~:~do d1ctatonal. podía acruar como m<'Odiadg.r,. y asilo h:J.da, entre Esos miras tenían vínculos con concepciones del mundo reli-
giosas y cristianas, pero se secularizaron ª.través_ del pa\ianismo
er Y los seguidores, pero esta situación no fue ll!illQJnuy sa-
sfactona Nue d'fc · · · pasado al que se remitían y a través de la felicidad mstantanea que
· vas Y i erentes mstiruciones saltaro_n a k.p_alestra prometían a quienes los aceptaran.
mt:o de una religión secular que unía al líder con dpueQ!Q, pro-
,rc10nando al · · · -- . Esos mitos no se mantenían aislados, sino que se ponían en fun-
. mismo nempo un mecamsmo de controlsru;.1al so-
,e las masas. c,on frec~encia, se ha analizado la religión secular
cionamiento mediante el uso de símbolos: materializaciones visibles
y concretas de los mito§ ~n la_sc¡ue la gente podfaparticipaL «La
te se desarrollo en el siglo XIX teniendo en cuenta a hombres y
comunidad agarra cierta parte de su mundo, aprehende su totalidad,
ovimientos cuya influencia se circunscribía a una élite intelectual:
extrayendo de ella y a través de ella dicha totalidad y su contenido» 12.
'r ejemplo, las doctrinas de Saint Simon (influyentes en Francia y
emama) Lo ' d b · Esta visión del mundo concretaba la mitología de un pueblo; una
1
. : que aqu1 nos e e interesar es 1-ti:eligión secular mitología que, como indicó Friedrich Wilhelm Schelling _en_ 1802-
ª~ nal1sta flue comenzó a funcionar en la vida política de Ale-
10
1803, era el «universo en atuendo festivo, en su estado pnmrgenro,
rna dentro de los movimientos de masas, y que se vio unida a
el universo verdadero ... ya convertido en poesía1>. El _simbolismo, que
~ntra,da en la política del momento de la gran mayoría de la
~lacion germana. era la única forma adecuada de expresar ese universo, debía incor-
~icha _religió11_seJiasa~a en di.,,ersos mitos y símbolos funda- porar lo estético y lo artístico, porque dicho universo no sólo era
poético sino que constituía la propia fuente de la creatividad 1'.
17n el anhelo_ de e_scap;i.r a las cru!secuencias de la industriali-
on. La at()1J1ización de la m~ntalida(f del munlfo. tradicional
El anhelo de símbolos ejemplificado por Schelling era caracte-
rístico del ro"ri1anticismo alemán. Los símbolos, la materialización
es~n Ge le±:UI()since~s~nales fueron de los mitos populares, proporcionan a un pueblo su identidad.
22
GEORGE L MOSSE L¡\ NUEVA POLÍTICA 23

Gershom Scholem nos ha indicado que la difusi6n de la Estrella de Jamentario o a ilustrar la realidad_del JI1i_tl)0 Ese «estikJ,,_.e basaba en
David como simbolo judío no se produjo hasta el siglo XIX. Sin preSUPuesto~ ardst~Co~ ~!1 u11a_e_sté!ica c¡ue resultaba eseEci_;il para
duda, tiene raz6n al explicar este nuevo impulso como la búsqueda la unidad del sim~olismo. Friedrich Nietzsche describi6 con acierto
de una identificaci6n con un judaismo que, tras la emancipaci6n de qu.é se trataba: .
de comienzos del siglo XlX, no era más que en una simple «creen- Pensar objetivamente ... sobre la historia es labor del dramaturgo:
'¡.¡ cia israelita». El «Simbolo del judaísmo» debía estar a la altura del pensar en una cosa en relación con otra y entretejer los elementos para
«Símbolo del cristianismo»". Pero puede que los judíos sintieran el conformar un todo único, presuponiendo que la unidad del plan debe
' mismo anhelo simb6lico que el movimiento romántico. En oca- p@nerse entre los objetos, si es que no estaba y~ allí. De ma.nera que
1 siones, reflejaban la cultura en la que vivían. El nacionalismo, e! hombre vela y somete el pasado, y expresa su impulso hacia el arte;
cuyo~ _co1nienzo& co.i.ncidiior-0-n--<0en elrnmanticism1'i, c0iívirti6 los p¡¡ro no el que le lleva hacia la verdad y la justicia".
símbo.los enla esencia de..su.es.ti.lo f>O·Iít·it~iempre habían , rEsa veladura y ese sometimiento del pasado se lograban mediante
desempeñado una _funci6n primordial en el cristianismo_y ahora, d.mito y el símbolo, y, en consecuencia, lo artístico se convirti6 en
en furma secularizada, pasaron a convertirse en un eleII1ento capital a:lgo esencial para esa visión del mundo. Lo mismo le ocurri6 al
del culto nacional alemán. aimponente dramático, que nos ocupará constantemente a lo lar-
Durante la Revolución Francesa, los festejos públicos se habían go de este estudio, porque la idea de la nueva política iba a trans-
tornado ritos «cúlticos» y esta tradici6n prefiguró el intem por la formar la acción política en una obra dramática.
nueva po.lítica.que, décadas más tarde, mostraría Alemania. En Los criterios estéticos no sólo inspiraron los festejos antes men-
este país hubo diversos grupos que crearon sus propias manifesta- cionados, sino que tambiéndeterminaron la forma y la estruc a de
ciones festivas y litúrgicas dentro de un contexto político; los más los monumen . a imp 1cac10n ·recta de las masas po-
importantes, las sociedades corales masculinas, las de tiro al blan- pulares oblig6 a la política a convertirse en un drama basado en los
co Y las de gimnastas, habrían de incorporar elementos destaca- mitos y en sus símbolos; un drama al que se otorgaba coherencia me-
dos a la nueva política. Esos grupos, importantes y muy extendi- diante un ideal de belleza determinado de antemano. Con frecuen-
dos en Alemania, proporcionaron los pilares en los que descansarían cia se con~ideraba que los actos políticos eran especialmente efecti-
inicialmente los más afamados festejos públicos. Además, hubo vos por ser hermosos, y así era cuando los nacionalistas alemanes
símbolos perlll.;ill<;n~s qu"-ilYl!d_aron a pregarai:_:i_la_~bia'ci6n describían sus festejos y monumentos, y también cuando los traba-
para la nueva política: no s6lo_fu.<:g.Q§_Ji_agrados banderas y can- jadores alemanes se referían a los desfiles de su 1º de Mayo.
ciones, sino,sobre rod<Í, monumentos _nac;ionales hechos de piedra En este sentido, la tradición religiosa tuvo un papel destacado,
Y~i:gall!asª· El monumento nacional como forma de amaexpresi6n es decir, la idea de que los actos de devoción debían desarrollarse
sirvi_9_par~clar lo~ mi19~y símbolos nacionales en la conciencia dentro de un contexto «hermoso». Aquí nos acercamos a la tradi-
deLp11élo, J:'.aJgu_no~ de ellos han mantenido su efectividad hasta ción teatral y dramática del Barroco, tal como aparece en las igle-
el pr~nte. ·-· .. · ..
sias de esa época, aunque los nacionalistas decimon6nicos recha-
Eran expresiones tangibles de un nuevo estilo político. Pero, zaran por frívola dicha tradición. La raz6n era que la belleza que
en este context~enq_ta algo más que 110 mecaR-ismo unif~caba la política no ¡:>adía ser jug11etona¡ tenía.c¡ue simbolizar
político destinad?. a ~s~~~~i~lJ-!.r _<l_mncepta liberal de gobierno p~ el orden, la jerarquía y una nueva «¡:>lenitnd del mundo». 1

: 1\
! 11
24 . GEORG EL MOSSE LA NUEVA POLlTICA
.. 25

Éstas_fti~ron las tradiciones que d nacionalsocialismo acabó adop- había necesidad de que fuera así, porque_ b_s ide~s _deAfi ]1:!_cha se
tando y que, deilecno, ·siJló tr:iilsfurinO:escasameñte en la práctica. habían traducido a formas litúrgi_?S~abandonando_la página impresa
Como movimiento de masasJ esa doctrina consiguió adaptar una pa.rai::onvertirse en ritos de masas.de un culto nacional y ª.~io,
tradici.ón que, cuando los propios movimientos fascistas se con- Calificar esa difusión de «propaganda» resulta espec1al!_llente
virtieron en una realidad política, ya llevaba alrededor de un siglo j~apropiado en este contexto, porq,_ue alude a algo creado artifi-
? ofreciendo una alternativa a la democracia parlamentaria. cial~Í;..nte cqn el fin de captar la imaginación de los hombres me·
re El pensami<;?ta..politico_~cist~ y nacio~a,lsocj_alis~ede juz- diante deliberadas técnicas «de venta». Esto es malinterpretar el
garse _en l'unc10n de· !·a reo.na polr.tJCa. rrad1c1on.al. Apenas tiene ele- desarrol1Q...9_rgá11ico del culto nazi y su naturaleza_ es..,n.:;iªl~nte

L y
mentos en común con sistemas: racionales lógicamenteronstrui-
dos como los de Hegel o Man:. Este hecho ha importunado a muchos
analistas que, al observar el pensamiento político fascista, han con-
r~~a. Un ejemplo típic~ de este_ enfoque sería:] ~e quien
habría de convertirse en el pnmer presidente de la Republica Fede-
ral Alemana, Theodor Heuss que, a pesar de ser un avezado ob-
denado su vaguedad y sus ambigüedades. Pero los propios fascistas servador, en 1932 creía que la difusión de la propaganda nazi só-
describie_r~n_s~~amiento po~tico _má_scomo una <iacmud» que lo estaba influida por consideraciones relativas al éxito y al fracaso.
_como u~ s1~ema~eru;:eaiiaad, era.una te0 logfa_que proporcionaba Lo que importaba eran los resulrados". Además, ese pragmatismo
un m:irco para el_ cufro _naci_()I1a!-_Como tal, sus ritos y lifurgias eran se consideraba probado por el hecho de que dicha propaganda
esenciales, y constituían un elemento capital de una teoría política excluía la discusión con sus enemigos y su punto de vista. Esa ob-
que no dependía del atractivo de la letra escrita. Los dirigentes servación tiene algo de verdad, porque ninguna fe profundamente
nazis y otros líderes fascistas hacían hincapié en la palabra h;¡.filada, sentida está dispuesta al diálogo racional. Sin embargo, el mero
perp incluso en este caso, _l()s ~SCL!fsos, más. que suponer una expo- hecho de que la propaganda tuviera éxito, algo que Heuss reco-
sición didáctica de la ideología, qgnplían una_furigón litúrgica. La nocía, debería haberle dado que pensar. Después de todo, no se
propia palabra habla<!_a se iII_tegrnba m lo~ r_it()s del culto y, al.final, había creado en 1932 para alcanzar un objetivo político, sino que
lo gue en verdad se_ decía tenía menos importancia que el entorno constituía la adopción de un estilo político que en Alemania ya
y las ceremonias que rodeaban tales discursos. había pasado por los estadios necesarios de crecimiento orgánico.
No cabe duda de que tanto Hitler como Mussolini escribieron Para Heuss, la «formación religiosa» ofrecida por el partido no era
_,,.-.._,teóricas. Dentro del movimiento nazi, el prestigio de Alfred más que un ejemplo de mal gusto. Pese a darse cuenta de que
Rosenb rg dependía en gran medida de libros como Der Mythus des Hitler valoraba la palabra escrita menos que la hablada, su inter-
\,__ 20. fa rhunderts (El mito del siglo~- Pero, en la práctica, todo era pretación no le llevó a relacionar ese hecho con el carácter reve-
i erente. Sin duda, millones de personas leyeron esas obras, pero, rencial, cúltico, del movimiento nazi. Por el contrario, atribuía
incluso entre ellos, se recalcaba más la importancia ideológica de la la preferencia de Hitler por la palabra escrita al conocimiento que
expresión hablada que la de la escrüa. Al igual que en cualquier éste tenía de sus propias limitaciones". 1;,a a.cri\!'d,de tie.¡¡¿s,es
culto tradicional, la propia acción reverenciaic!el_grl,lj;1o ocupaba el típica de la que muestra la gente civil~~y .¡:irogresis;;i_ cu~ndo se
lugar de la,s obras teó!]cas. Ni siquiera Mein Kampft (Mi lucha) se enfrenta al fenómeno de fa ~~_va p~lm~. Mudiosn1sftrrladores
convirtió en una biblia del moyimiento nazi en Jffiismo sentido que que ahora "C:ueiitan con el beneficio de la perspectiva temporal han
lo fueron para el mundo socialista los escritos de Marx y En¡¡els. No seguido esos mismos pasos. '
'
1

!i
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GEORGE L. MOSSE !A NUEVA POLÍTICA 27

.u acusación de que mediante la propaganda los nazis pretendían Ja participación polltica mediante ritos y entornos relacionados
eng1r un mundo terrorista hecho de1lüsi()nesso1o- pueaj. mante- con el culto. Lo que pretendían era activar las emociones del hom-
nerse hasta cierto punto. Nadie puede negar lapresencia del terror, bre, sus propios impulsos inconscientes. La idea no era muy nueva,
pero se han acumulado pruebas suficie11t"s para exp_li~ar lazeiiuína ni tampoco se circunscribía a Alemania. A finales del siglo XIX,
popular!_ci;id de la literatura y el arte nazis, que no precisaban del cuando los movimientos de masas comenzaron a ser más frecuentes
e~tí~u!o del te_rrorismo para ser efectivos". Así ocurre ta.:r,bién ponderantes, en Francia, tanto Gustave Le Bon como Georges
\\ e~- na.ci.~nalsocialista,:
e! caS-o(I.eTes_rilo político tuvo aceptación ya habían formulado teorías similares a las que estamos
~ ~er.que. se levanto sobre una tradic10n conocida con la que se podía zando, concebidas para dirigir y controlar a movimientos de
jsimpaITZar:- -·-- - · ·-· as.
~ P":'a las personas de izquierda, incluso hoy en día, la apelación En 1889, Le Bon consideraba innegable que «la sustitución de
a la irrac10nalidad por parte del fascismo se debía a un hecho • Jás actividades conscientes de los individuos por las acciones in-
supuesto: la sociedad capitalista tardía sólo podía defenderse mediante conscientes de las multitudes es uno de los rasgos principales de
esa regresión". Pero si el estilo político nazi era un fenómeno la época actual»'°. Después de observar el comportamiento de las
específico del capitalismo monopolista tardío, éste debía reinterpre- masas durante el movimiento encabezado por el gen~ge;:,.
tarse·~ la ~e la época de .lt_ Revolución Francesa y de comienzos Le Bon señaló que estaba impresionado por lo que denomrnaba
del s'. lo , porqu~ fu~_en_~~e___Il!_of!1emo cuando se inició y desa- «conservadurismo de las masas» y por la importancia que parecían
rrollo re~lmente la_Il_u~polfrica como as.to_d_e participación de las conceder a las ideas heredadas. Para él, éstas se expresaban mediante
~s. Sm emb~rg?, para Karl Marx esa fue precisamente la época mitos y su contemporáneo Georges Sorel sostenía que los trabaja-
en la que el capitalismo hiZo una aporraciónpositiva a la sociedad. dores no podían ser conducidos a una huelga general sin apelar al
Como V_<:rE._n_:o~,el pr_ópiomovimiento ;)brero alemán traró, aun- antiguo mito del heroísmo en la batalla". Al margen de lo ambi-
que fuera a regañadientes, de adoptar el nuevoestilo_j>Qlítico e, valentes que fueran Le Bon y Sorel respecto a los resultados de
mcluso, co,n.t~ibuyó a él. Sin em.bargo,-en los -lJtimos ti~mpos, sus observaciones, ambos creían que las instituciones políticas ya
:lgunos a;iállSls marxistas .del fascismo ya no han considerado que no importaban y que, por el contrario, lo que determinaba la
este sea un1camente un mstrumento del capitalismo, sino un naturaleza de la política era una nueva «magia».
movimiento de masas espontáneo que se aprovecha de situaciones El análisis de Le Bon influ~como en MJ1ssolini.
d.e crisis. El énfasis en la espontaneidad sigue desvinculando el fas- Sin embargo, Le Bon se_ limitó a resumir una tendencia que ya
existía antes de su éposa y_qtie_~II!ucho m:ís compleja que la
11:
cismo del curso de la historia y le otorga cualidades únicas. Al fi-

nal, la i.dea del fascismo que aparece en el análisis de la izquierda, relacíófl«migica» entre dirigente y dir~ido e~ la que él se centra- 11

con su ms1stenc1a en la propaganda y la manipulación, es, en este b-a-:Tapolltica~ra_uii_dr"c.Il1ª _d_elitr:_o del cualreii1añ lugar ritos .
caso, parecido a las actitudes progresistas antes mencionadas. Lo Í!túrgicos, ~onc_e_gto ést\:..Q,Ue ha si.do acertad~1Ilente definido por i
• 1

que este libro espera demostrar es hasta qué punto van desenca- Erik Erikson: «El ceremonial permir_e_."_!ln_gr_llQ()_c;o~ortarse de
mmadas tales perspectivas. una formiisímbóEQ,g;-e:~i_e ü;n~~~ntal, de modo que parece ofre-
Como hemos señalado, la política y la democracia de masas ale- cer u~ ~ive~so ordenado;~~da_]?ai_ríc:_l![,,~1().iii_~ ;_;na identidad, en 1 1
manas se movían en un mundo de mi ros y símbolos, y definieron su
funció~ d~ simple-interdependencia con todas las de~'· Sin
--- ----~------ ---- -·-·- ~- ------ ----. ---

• 1 :.
;.
L\ / v 1 :
28 GEORGE L. MOSSE LA NUEVA POLÍTICA ¡ ,_ ! 29

embargo, la argamasa de esta interdependencia es la acción sim- venerar la «voluntad general», ya fuera la del pueblo que constituía
bólica: episódica, como en los festejos públicos, y más permanente, una nación o la de los miemlu:os-1'1d-protetariado. Los símbolos
como en la formación de grupos especiales como los gimnastas o cambiarían, el cirncep-to- ifeY-cúiéo -sagrad~-;e haría más complejo,
en la construcción de monumentos nacionales. pero el ejemplo de la revolución seguiría siendo una inspiración
La Revolución Francesa fue el primer movimiento moderno en continua. Con posterioridad, en Alemania, incluso el clasicismo
el que el pueb]()-lntent6 ador;rse a sí mismo-~rm.-argeri de cual- que un artista como Jacques-Louis David añadió a la propaganda
quier marcodcismmcr (J dinástico. l fouu1é Gabriel aeMifübeau, revolucionaria determinaría gran parte de la idea de belleza y la con-
uno oe los lideres de la revofoción, Iesumió el propósit~ del culto cepción furmal del nuevo estilo político.
revolucionario: al igual que en la Grecia y la Roma clásicas, las Con todo, dentro de la nueva política, las descristianización
fi!'stas cind daaas ~ebfan conseguir qH• @l f!Heblo, paso a pa-so; S<"-
2
del culto popúfar nunca llegaría a ser co~eta. Las ideas religiosas
ill!.aginara una mú@cl entre su fe y el gobierno". Se suponía que y patrióticas del pietismo g_er!Ilano_tuyieron_unc¡irof?~pacto
el «culto a la razón» debía sustituir al ceremonial católico. Pero ese en el desarrollo i!Jñacionalismo alemán y, en consecuencia, en el
culro racionaT:iDa_ndon6 el racionalismo; tendió a susrlruir ;;- la culto y la liturgia cTe-~s-~m-;,vimien~-Originalm~nte, -e~ el siglo
Virgen María por la Diosa Razón y; inculcarle a esta veneración xvn, el pietísmoera-U:nmov!U11~nto completamente íntimo en
himnos, oraciones y respuestas que imitaban la liturgia cristiana. el que el Estado y la nación se desvanecían. Hasta el XVIII los pie-
Los festejos de la revolución y sus símbolos intentaron convertir a tistas no comenzaron a incorporar visiones de la nación a su ideal
todo el mundo en parricipante activo. No bastaba con la pura y espiritual y de amor cristiano. En 1784, por ejemplo, Friedrich Car!
simple creación de una actitud reverencial. Como era de esperar, von Moser relacionó la «Pía Desideria» (auténtica piedad) con la
el drama de Joseph Chénier, Triomphe de la République (Triunfo santificación del servicio en defensa de la verdad y la patria". El
de la República), llevó a todo el mundo a escena: mujeres y niños, pietismo consiguió forjar una unidad enrrudigión_y patriotL<mo,
ancianos y jóvenes, magistrados y militares. Los coros y proce- llenando de fe cristiana el amor a la nación. «El que no ama a la
siones proporcionaron a las ceremonias republicanas un reparro patria que puede ver, ¿cómo podrá am;r la Jerusalén celeste que
religioso". De hecho, la Diosa Razón sustituyó a la Virgen María no ve?» (1774) 27 • Ahora la nación no sólo era cristiana, sino que
en iglesias que, a su vez, fueron transformadas en templos dedi- también estaba preñada de un cristianismo místico que se equi- ji,
cados al culro a la revolución. La catedral de Notre Dame pasó a paraba constantemente con el espíritu interior. «La patria está dentro
conocerse con el nombre de Templo de la Razón. Del mismo de ti», es un «espacio sagrado» que se halla en el alma de todos los
modo, la naturaleza no fue en absoluto olvidada; la revolución hombres".
1

ij
llegó incluso a conceder importancia simbólica y política a los pri- Este_picrismo-insufló_en el patrimonio alemán un_componente
meros rayos de sol del día". La «voluntad general» se convirrió en dinámico ,y _,_f11ocional de gr._a~import;¡ncia_para la creación de la 1

una nueva religión. ef


clase de comunidad fraterna, ba~~da en amor, q~aban los
Aunque _los c_uitos revolucionarios no llegaron a dominar París pieti~as. ~u doc~~in-;:-;-¡,;,lli ae toda Su intro-s¡)ecclón,--_Iléi_c!escar-
durant<:JÍJ.ás_ dt;_ un aJio_,-CóJlifüujero_nün ensay()_ieneral para la taóa las manifestacione_s fügrgicas. Para el conde Zinzendorf, un
oueva política_alema~l()s siglos XIX y XX, porque los movi- personaje clave del pietismo germano del siglo XVIII, la liturgia cris-
hientos de masas de la época contemporánea tambiénpretendieron tiana expresaba mejor que las simples palabras la unidad de la
30 GEORGE L. MOSSE
LA NUEVA POL!TICA 31

l' .
comunidad cristiana. El cristianismo unificaba a esa comunidad dícha m;gia. Lá política de Ja unificación nacional alemana en
tanto a través de la piedad como de la liturgia, y apenas puede sor- 10tocanre-a su base económico-social ha sido investigada con
prender que en Alemania coexistieran, a poca distancia la una del frecuencia por los historiadores. Pero olvidando que el nacionalismo
otro, la liturgia cristiana y el culto nacional. Ernst Moritz Arndt, fue un movimiento de masas y que, como tal, abarcó a muchas cla-
el poeta de la unidad alemana, dijo en 1814 que la oración cris- ses diferentes al propagar una creencia ferviente que se conyirtió
tiana debía acompañar los festejos nacionales'', pero el culto por dereclio propio en_una_flierza c'.'pital. Elmomc;_nto ruLrginante
nacional, incluso al desvanecerse ese vínculo evidente, no sólo con- de esta maglaSe p-iüdujo _c!u_ra_nte_,,Jyeriodo nazi, pero ya hacía
tiempo que era ~mpof1:ante. - -- -- ---;-- -- ____ _
servó intactas las formas de la liturgia cristiana, sino su ideal de
belleza: la «belleza de la santidad» que ejemplificaban las iglesias Podem-os n_-o-estar de acuerdo con la aseveración del psicólogo
cristianas. Esta~ fundida con el clasicismo, condujo a William McDougall, en el sentido de que el nacionalismo, al en-
formas ardst~c~~~C:~JJ!iblesC1e!ri:Sjfüattracctmrvoi1flca:-Tanto salzar el carácter y la conducta mucho más que cualquier otra forma
en la Revolución Francesa~;n;c; -en el piemmo, el ideal de actividad de espíritu de grupo, está psicológicamente justificado. Pero el
creadora introspectiva ya había ~alido al exteriQs.¿dentrándose en nacionalismo sí proporcionó a Ja actividad mental un objeto que
el ámbito político. -· con bastante acierto McDougaU consideró un requisito para Ja exis-
Lo artísticoy_l"J'()lfrico se habían fusionado. Frente a los proble- tencia del espíritu de grupo'°. Donde más éxito tuvo el nacionalis-
mas de la industrialización, el nacionalismo alemán se definía como mo fue en Ja creación de la nueva política, en parte porque ésta se
algo realmente creativo; lo artístico se tornaba político. El paralelis- basaba en la emoción. Sin embargo, esa emoción no producía una
mo con el cristianismo se hacía de nuevo presente. El arte cristiano «multitud en éxtasis» por la pura y simple ausencia de la razón y la
era la expresión visible de Ja teología cristiana y la belleza de la lógica". En realidad, los cuidadosos esfuerzos de los movimientos
liturgia ayudaba a disciplinar a Ja congregación. Para el movimiento nacionalistas se orientaban a disciplinar y dirigir a las masas con
nacionalista alemán, Ja creatividad artística no sólo expresaba Ja el fin de evitar el caos que frustra la creación de un movimiento
naturnleza interna del hombre, sino que, mediante sím~olos y masivo coherente.
festejos_públicos, también ayudaba a modelar a la masa informe. El fascismo y el nacionalsocialismo sólo han sido los movimien-
Al elegir los «lugares sagrados» en los que habían de encuadrarse tos de masas más recientes (fe ~núe Iós_ij__U:e h:rn-Jrediücobrar vida
los festejos y monumentos nacionales, se ponía un énfasis similar teorías de hombres_c_(}~o_Le Bo11. Habría sid.;:;,;¡§ Ü;@d;bJe des-
en las emociones que fomentaba un entorno adecuado, cuya creación cribir Ja nueva polít_ica _c<J_mo un fracaso. Pern al ~egtür su curso
también había sido el cometido de la arquitectura sacra en el durante un periodo tan lar"g(:,-_nc;i- podemos.-hacerlo as( Sin duda,
cristianismo. aunque sea p-or desgr,-cia, hemos tocado en una de las principales
El pragmatismo de la política cotidiana subyacía dentro de este dinámicas pollt:icas de fa época de las masas: Hab-rfa s!ao mucho
marco_re_vJ;rrnc_i__al Y, para la mayoría de Ja gente, se disfrazaba- con más satisfactorio repetir el diá]o-go_d_elin;;:d~ las obras teatrales de
él. Pero quizá «disfrazar» sea un verbo equivocado en este contex- Ja década de 1920 del poeta Ernst Toller: «Las masas, no el hom-
t~, porque cualquier disfraz que se sirva de formas litúrgicas y bre, son Ja única fuerza eficiente. ¡No, el individuo es supremo!»''.
cúlu~ COillUJ?.eS se convierte en una «magia)) en la que creen t~tO Toller creía que tanto las masas como el patriotismo eran fuerzas
los líderes como el pueblo, y lo que nos interesa es la realidad de vicarias del puro y simple egoísmo. Obstaculizaban el poder que el

°\ .
32 GEORGE L. MOSSE
LA NUEVA P01ÍTICA 33

individuo debía poseer. ¡Si el ideal de Toller pudiera haber~e tr~~s­


obierno impuestas por la reacción que suscitaron el Congreso de
formado en realidad hisrórica! Por el conrrario, la con¡unc10n
· ¡·1smo no rue
entre masas y nac1ona e man1"p ulada por la historia
.
~iena y su recelo ante el nacionalismo proporcionaron a la nueva
política un punto de partida democrático y nacionalista, que se
alemana sino que, en realidad, conformó gran parte de la trayectona
oponía al orden establecido. Las reYPlucione! de 1848, pese a su
contemporánea germana. Las voces de inrelectuales como Ernst
imporrancia dentro de la historia de Alemania, no son tan deter-
Toller se perdieron entre la multitud. . .,
minantes ¡:i:l.i-a-ladel mito, los símbolos y±os movimieiltoTde·masas.
Este libro tiene interés en el desarrollo de una rel1g10n secular. 1

1
Sin duda, en la decada de 1860 se asistió a una intensificación del
Como ocurre en cualquier religión, la teología se expresab~ me- 1
nacionalismo y de su i:üilización ·en la nueva polít!ca. Pero este 1
diante una liturgia: festejos, ritos y símbolos que se mantuv1er~n 1

constantes en un mundo siempre cambiante. Sin duda, eLnac10- proceso tuvo lngar bajo elhechizode la un:ificacióii~qªciQ.tial ita- 1
1
nalsocialismo supone el punto culminante en la utilízac_ión de la liana y fue_lau. n;i dil.at<lda _rea_c_c.ión an
.. te.e_ _l h. e_Sh()_ci_e q.u.e en 1848 no
·._1_.··":·--
• selograra umdad nacional. !1
nueva:-polltica. La Italia fasasta también tuvo susnesras y símbo-
• ·• El Segundo Reích, J de 1871~1918, constituyó la_con~_umación ¡,
los, peW-Mussoliní no les CC>~<:~dió_~~jJOrtancia ~:caI.Cl!!.Uiitler ,¡
·- . de muchas esperanzas de unidad, aunque füe uii_fé_r~o(fode crisis
otorga6":i_a-su aplicación. No se pude decir que aquí hayamos 1.1

' para la nueva política. Bismarck dominó Alemania hasta que per-
escrito unahistoria compiera de la expansión y desarrollo de la nueva
dió el-poder en 1890. El «canciller de hierro» creó _un_R_<:i~ ajus-
política en Alemania; nos limitaremos a intentar analizar su natu-
tado a su idea de Rea!politik, subrafapdo má.$_ elp.odc;r._del_Esta-
raleza y a demostrar su desarrollo remitiéndonos a los eje~plo~ más
importantes y significativos. Tampoco podemos dar explicacmnes do que el tipo de unidad espiritual que los nacionalistas habían
detalladas de los acontecimientos políticos que acompañaron el
~onsiderado importante. La nueva Alemania sólo se unificó en
cuestiones absolutamente necesarias: no afectó a las minorías, los
desarrollo de la nueva política en Alemania. Sin embargo, será útil
estados-mantuVieroÍÚnuchas-de sus prérrogativas" y el conserva-
esbozar los principale.s_periodos históricos alem'!nes en los que
durismo de Bismarck parecía incapaz de frenar las division.es so-
tuvo lugar la nacionalización de las masas. _ .,
ciales que amenazaban con dividir la nación en un momento de
El primero de ellos se extiende desde las «guerras de hb<'rac'.on»
rápida industrialización y urbanización. El Estado trató de ane-
(1813-1814) frente a Napoleón hasta la consecución d.ela.umdad
xionarse la dinámica nacionalista y de d~mesti_;;arla para hacerla
alemana en 1871. En cuanto se inició el siglo XIX se asistió a
un sentimiento de decepción respecto a la falta de unidad de respetable, poniendo así en peligro su potencial dinámico y de-
mocrático. Desde el punto de vista nacionalista, el emperador
Alemania y la fragmentación de su gobierno. La Confed~raci~n
Guillermo II ( 1888-1918) continuó esa política conservadora, pese
Alemana, fundada en el Congreso de Viena de 1815, fue msans-
factoria porque, en vez del pueblo, quienes siguieron ~obernan_do a las grandes esperanzas que en principio suscitó ese «emperador
fueron los príncipes; además, en lugar de traer la umdad nac10- del pueblo». La República Alemana, posterior al Segundo Reich y ! i

a la derrota bélica, dio un renovado impulso a la nuevap_oJítica. 1

nal, el Congreso creó una laxa confederación de treinta y nueve


estados. Esta situación condujo a la glorificación de las pasadas El advenimiento de la República de ~eimár.en_ 191~ marcó el )l 1.
!r 1

.1
1

«guerras de liberación» contra Francia, en las que los alemanes comienzo de una aurénrrca era..de..políuca tle..masa.s..s.ostemda:
habían luchado codo con codo frente a los intrusos. Las formas de como expresi6ri ae ¡;;.;fermento revolucionario, dedere-ª:i~s o de .1
izquierdas, y como necesidad política en un Es_t'1do ba~~~() en las
..,

;.
34 GEORGE L. MOSSE !A NUEVA POÚTICA 35

urnas. La prol'ia debilidad de la República de Weimar la "'.'nvir- tico, porque, a pesar de todos los problemas a los que se enfren-
tióefi" un foro e;; e(que cada-grupo podía fochar por su _propia tó esa nueva forma de hacer política, podemos detectar una con-
vi.sión del füfüri> de Alemania, siempre que pudiera reunir ~ufi­ tinuidad fundamental que se extiende-descfe1aliiChipor-la libe-
cie9tes adeptos.-Ya no éra la Alemania de Bísmarck, en fa que el racwn na-cl6hal frente-a Napoleón hasta la liturgia política dél
emp~rador tenía en sus manos gran parte de los resortes del poder. Ter~i_ch. ~Lnuid_ad _11_0 d~be confond_irse con una
En 1933 el triunfo del nacionalsocialismo liquidó el régimen parla- búsqueda de los orígenes de dicho régimen. En realidad, nuestro
mentano;perocoiiserv61as tecnícas de ta pólícka de masas que, inre¡és reside -en el desarrollo y la evolución de un estilo políti-
antés efe-tomar realmente el poder, se habían ido desarrollando a ·CO que el nacionalsocialismo perfeccionó. La estética de la polí-
lo largo de un siglo. cica,_q_ue es lo que aquí nos ocupa, su materi~liZa.C:íó;; ~¿-(,f;rte
Dentro de este desarrollo histórico podemos apreciar un cierto y-'la arquitectura, sí c-onstituyó en gran medida la mentalidad
ritmo que determinó el crecimiento de la nueva política. Desde de AdolfHitlecJ'ero esto no quiere decir que condujera al naciü'nal-
l comienzos del siglo XlX hasta la unifü:ació11ale_m~nil_Surgi_c\_~obre ·spcialisi_noo que_produjeraJa di_ctªdura ale!Il<L_Il_ª._,Dada la com-
~
'1¡1¡ todo fuera del JI1<1.rco de los estados alemane_s, orientándo>_e__ mas ' plejidad de la historia, sería simplista hacer tal aseveración.
I _bien contra los gobierno_s.El _ansia_cl.e__uuidadnacionalno..~ La _nueva política se valía por sí misma; no sólo atrajo a los nacio-
con el. fa~or de la mayoría de los reyes y príncipes que reglan los nalsoc1ahstas,- t"affibiert a m1embrOs de otros movimientos que
destinos- de la nación. Pem_d~spués de 1871 y hasra el nacimiento encontraban su estilo atractivo y útil para sus propios propósitos.
de la República de Weimar el nuevo Estado ale_1!1ántr_at_<) de Dicho estilo político, al margen de lo atrayente que resultara
manipular la liturgia, con e_I fin de_inclinarlah'!fia un naciona- para gran parte de la población y de la importante función que
lismo sancionado por las autoridades. Parece que esta intentona desempeñó en una época de política de masas, no fue más que
sofoCó el _impulso ÚtúrgÍc~ que duraAte el periodo a;,teri;;;había uno de los muchos factores que contribuyeron al desarrollo del
estado e-n primera línea. Así lo apreciaremos en el desarrollo de Tercer Reich.
los monumentos nacionales y en el destino de organizaciones que Puede resultar curioso que, para analizar un estilo político que
habían resultado cruciales en la historia del culto nacional ames acabó siendo utilizado para fines tan desagradables, comencemos
de la unificación. Sin embargo, lasprotestas contra esta imposi- por centrarnos en la belleza. Sin embargo, la «estética de la políti-
ción de una liturgia desde arriba cobraron importancia por y, ca» fue la fuerza que vinculó los mitos, los símbolos y el sentimiento
ejemplo, se expresaron mediante nuevas formas te:itr:lJesy también de las masas; lo que determinó la naturaleza del nuevo estilo fue
en los «festejos» concebidos por Richard Wagner en B-ªJ_reuth. una cierta percepción de la belleza y de la forma. Para gran parte
Al final, en la República de Weimar, cuando toda la política era de la población, los fines desagradables para los que se acabó uti-
de masas, se recuperaría parte de la dinámica primigenia de la lizando ese estilo quedaron enmascarados por el atractivo que sus-
liturgia nacional. citaba la nueva política y por su utilidad para hacerse con sus
Aunque este estilo político tenía una fuerza propia mucho an- anhelos y sueños. Una cierta idea de belleza materializó el mundo
tes de la aparición del nacionalsocialismo, a lo largo de-este libro de felicidad y orden soñado, al tiempo que posibilitaba a los hom-
nos ha parecido útil mirar de vó. en cuando h~cia adelante con bres el contacto con las supuestas fuerzas inmutables que se alzan
el fin de no perder el contacto con el clímax de este proceso poli- fuera del flujo vital cotidiano. 1

1
36 GEORGE L. MOSSE
..
LA NUEVA POLfTICA
37

Capítulo primero. La nueva política 20 Guscave Le Bon, The Crowd, Nueva York, 1960, p. 3 [Ed. cast.: Psicolo-
gía de las 1/UISas, Madrid, Morata, 1986]. 1
1 Mussolinis Gesprit.che mit Emil Ludwig, Berlín, 1932, p. 72. 21 Georges Sorel, Rejlections on Violence, Nueva York, 1950, p. 78 [Ed. cast.:
2 Karlheinz Schmeer, Die Regie des Offentlichen Lebens um Dritten Reich, Reflexiones sobre la violencia, Madrid, Alianza Editorial, 1976].
Múnich, 1956, pp. 16, 62-63, 48 y ss. 22 Erik H. Erikson, Young Man Luther, Nueva York, 1962, p. 186.
3 Oeuvres completes de J J Rousseau, Parfs, 1907, vol. 5, p. 43. 23 Véase Nbert Mathiez, Les origines des cu/tes révolutionaires, Paris, 1904, p. 79.
4 George L. Mosse, ((The Heritage ofSocialist Humanism», The Legacy of 24 Jbíd, p. 61.
the German Refagee lntellectuals, ed. Robert Boyers, Nueva York, 1972, pp. 25 David Dowd, Pageant-Master o/ the Republic; Jacques-Louis David and the
127-128. French Revolution, Lincoln, Nebraska, 1948, p. iii.
5 Alfred Kantorowicz, Exil in Frankreich, Bremen, 1971, p. 67. 26 Gerhard Kaiser, Pietismus und Patriotismus im Literarischen Deutschland,
6 George L. Mosse, «Three Faces of Fascism by Ernst Nolten, Journal ofthe Wiesbaden, 1961, p. 41.
History o/Ideas, octubre-diciembre de 1966, vol. XXVII, pp. 621-626. 27 !bid, p. 43.
7 Georg Gottfried Gervinus, Einleitung in die Geschichte des Neu1Ízehnten 28 !bid, pp. 40 y 49.
fahrhunderts, Fráncfort del Meno, 1967. p. 162; primera edición de 1855. 29 E.M. Arndt, Entwurfeiner Teutschen Gesellschaft, Fráncfort, 1814;
Michael D. Biddiss, Fathero/Racistldeology, Londres, 1970, p. 171. Nikol~s Ludwig von Zinzendorf, Erg&nzungsband zu den Hauptschriften,
8 George Rudé, The Crowd in History; A Study ofPopular Disturbances in ed. Ench Beyreuther y Gerhard Meyer, Hildesheim, 1963, vol. Ill, pp. 74-75
FranceandEngland, 1730-1848, Nueva York, 1964 [Ed. cast.: La multitud en y 266 (estas declaraciones son de 1738).
la historia: los disturbios populares en Francia e Inglaterra, 1730-1848, Madrid, 30 Wtlliam McDougall, The GroupMind, Nueva York, 1920, pp. 33 y 247.
Siglo XXI de Espafia, 1978]. 31 Véase, por ejemplo, Philippe de Félice, Foules en Délire, Extases Coilecti-
9 Friedrick Nietzsche, ((Die Geburt der TragOdie aus dem Geiste der Musik», ves, París, 1947, pássim.
Nietzsches Werke, Leipzig, 1899, vol. i, pp. 159-165 [Ed. cast.: Obras comple- 32 Ernst Toller, ((Masse-Mensch>>, Deutsche Revolutiomdramen, ed. Reinhold
tas, Buenos Aires, Prestigio, 1970]; Theodore Ziolkowski, (<Der Hunger nach Grimm y Johst Hermand, Hamburgo, s. d., p. 427.
dem Mythos», Die Sogennannten Zwanziger ]ahre, ed. Reinhold Grimm y Johnst 33 Hans Rothfels, Bismarck und der Staat, Sruttgart, 1953, p. xxxix.
Hermand, Bad Homburg, V D. H., 1970, pp. 169-201.
1O J. Huizinga, The Waning ofthe Middle Ages, Londres, 1924, p. 186 [Ed.
cast.: El otoño de la Edad Media, Madrid, Alianza Editorial, 2001]. ·
11 !bid, p. 165.
12 Gershom Scholem, The Mesianic Idea infudaism, Nueva York, 1971, p. 257.
13 Citado en René Gérard, L'Orient et la pensée romantique allemande, Nancy,
1963,p.170.
14 Scholem, op. cit., p. 279
15 The Complete Works ofFriedrich Nietzsche, ed. Osear Levy, Edimburgo y
Londres, 191 O, vol. V, pp. 51-52.
16 Theodor Heuss, Hitlers Weg, Stuttgart, 1932, p. 130.
17lbld, p. 132.
18 Véase, por ejemplo, Dietrich Strothmann, Nationalsozialistische Litera-
turpolitik, Bonn, 1963, p. 384; Hildegard Brenner, Die Kunstpolitik des
Nationalsozialismus, Hamburgo, 1963, pp. 112-113.
19 Renzo De Felice, Le interpretazioni del fascismo, Bari, 1971, 51 y ss.

1
100 GEORGE L. MOSSE

85 Deutscher Ehrenhain far die He/den von 1914118, Leipzig, 1931; Werner
Lindner, Ehrenmiile: Grundsiitze und ÍJeispiele ihrer Gesta!tung, Kassel y Basel,
1952, p. ii. .4. Los festejos públicos: fundamentos y desarrollo
86 Schrade, Deutsche Nationaldenkma~ pp. 7-8.

El monumento nacional y el «espac10 sa¡:rado» que con


frecuencia se c:;onsrruía a SI! alrededor fi1erao escenario de mu-
chos festtjos públicos. Esas celebraciones se co!lllirtieron en un
elemento esencial del estilo político nacionalsocialista y, en oca-
siones, sus dm entes resumían de haber inventado algo nuevo'.
No era así en absoluto. La organizac10n e a vida pública du-
rame la época nazi tenía una historia tan larga comQ la de los
propiosffionumentos nacionale§; de hecho. e-1raba._es.trechamente
1
vincuTuda a la estética política qw represen~ dichas cons-
truccione:;s·:.-----
Je~ues Roq;;a:;? había recomendado al gobierno polaco
11
il

que, cada década, se institucionalizara la celebración de un festejo


público en torno a un monumento con inscripciones alusivas a
grandes acontecimientos pasados. De esta forma, los polacos ten-
drían una mejor opinión de sus propias capacidades y de las de su
patria. Había que inventar juegos y deportes públicos, festejos y ce-
remonias, con el fin de que el pueblo pudiera imbuirse de la virtud
del patriotismo y resistirse a distracciones como las de teatros, ópe-
ras o comedias'. Las afirmaciones de Rousseau fueron proféticas,
porque posteriormente se habrían de proyectar juegos y competi-
ciones gimnásticas en torno a monumentos nacionales como el
Kyffhii.user y el Viilkerschlachtdenkmal
- ;.
LOS FESTEJOS PUBL!COS, FUNDAMENTOS y DESARROLLO
102 GEORGE L. MOSSE 103

El modelo de Rousseau era el de la Grecia antigua. Los griegos la JLtiliución de una liturgia ordenada, En lo tocante a los festejos,
no habían transformado sus teatros en «oscuras prisiones», sino q11e el eJem~lo de Rousseau tenía que ver con la tendencia, ya en boga,
habían celebrado grandes y soberbios festejos a cielo abierto. En ese del pietismo alemán del siglo dieciocho, de la que participó. Dicho
escenario, el corazón de los hombres se elevaba y ennoblecía'. Por pieúsmo era intensamente patriótico. Tendía a fundir el espíritu de
su propia sencillez y falta de pomposidad y lujo, esos espectáculos Cnsto que albergaba el hombre con la «patria interior», que tam-
respiraban un «arractivo propio del patriotismo», que generaba un bién debía ocupar un lugar en cualquier alma. La experiencia
espíritu marcial adecuado para los hombres libres'. Ya nos hemos comunitaria, que tanto subrayó el pietismo, no sólo consistía en
topado con la admiración por el cielo griego en Winckelmann. una efusión de amor cristiano sino en el amor a la patria.
Rousseau no la vinculaba con la belleza artística, sino con la efi- Ambos s~ntimientos eran cuestiones del alma, interiorizadas, pe-
cacia de los festejos públicos. El escenario era absolutamente de- ro pertenecientes a un marco litúrgico. Los festejos del Volk debí-
terminante porque, como le escribió a D'Alembert, «los espectá- an verse imbuidos de un aire serio y reverencial, distinguiéndose de
culos se hacen para el pueblo y sólo podemos juzgarlos por el efecto las celebraciones roussonianas por su pasión y entusiasmo'. Los
que tienen sobre él». Ese efecto siempre debía ser de tipo emocio- ombres no sólo eran hermanos en Cristo, también eran herma-
nal. Los festejos tenían que reflejar pasiones humanas cuyas raíces
están en todos los corazones 5 .
La concepción de voluntad general de Rousseau se anticipó a
Unos.ª través del ~atriotismo. Según nos dice el poeta Novalis, un
atr10ta debe v1vir en el Estado del mismo modo que vive en el ser
amado', y muchos pietistas tenían esa opinión. Tanto Friedrich
la teoría en la que iban a basarse los festejos nacionales. La repre- Ludwig Jahn como Ernst Moritz Arndt procedían de ese contex-
sentación que de sí misma hacía la nación conllevaba que el pueblo to pietista.

rindiera culto a sus propias pasiones. Bajo la dictadura jacobina, la A comienzos del siglo XIX, Jahn repitió lo gue Rou~seau había
Revolución Francesa utilizó los festejos públicos como Rousseau dicho aaee1i"rffiefüe, pero infund1endolo de una conciencia de la
había recomendado -demostrando hasta qué punto la «voluntad historia ale111a11a que ya pod:1a encontrarse entre los pietistas. Jahn
general» podía venerarse a sí misma- y, al hacerlo, creó un nuevo situo el despertar líistonco del Votk aJ mismo mvel que el espíritu
estilo político. cristiano en el hombre; según manifestó en una oca~n ambos su-
Esos festejos eran actos de culto público cuyo propósito -hacer ponen el comienzo de roaa-C'ré:i'tividad;:-Si:;-s modelos ~o eran los
al hombre más virtuoso- no era diferente al de los ritos cristia- festejos :iiíügüós, sínóTaWebr'ación de fas hazañas germánicas, que
nos. Sin embargo, aquí la virtud se definía a partir de la antigüe- eran las del propio pueblo y no los actos de reyes u obispos. Como
dad, en un amor a la patria que cobraba vida mediante símbolos ocasiones especialmente apropiadas para los ritos civiles, recomen-
de la virtud supuestamente inherentes al propio pueblo. Los fes- dó la victoria de los alemanes sobre las legiones romanas (como se
tejos debían ser ocasiones extraordinarias que elevaran al hombre celebrarían posteriormente en el Hermannsdenkma~ 0 la revuelta
por encima del aislamiento de la vida cotidiana, pero también de- de los campesinos contra los príncipes y obispos a comienzos de la
bían producirse con regularidad, proporcionando así una sensación Edad Media (como en la batalla de Merseburgo) 9 • Alejó el culto de
de orden análoga a la del «año cristiano», con su ciclo constante de los fest<:l()~e~~odelos antiguos c:_de los símbolos deÍaRevo-
días santos'. Los festejos públiws no sólo se concibieron Par~n­ lución_ Fr~nce_sa,pevándolos !lacia el mu:;~ mitológico germano
tar el entusiasmo de las mplrrr11des sino para form1rh1s med-iante y otorgando as1 a las celebrac10nes nac1onales._!!na dirección
r
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demgcr_ática. Sin embargo, Jahn, para quien tanto los griegos co- primero en defender esa festividad y, en 1816, la Iglesia Prusiana
m;los alemanes eran «pueblos santos», conservó la idea griega de decretó la celebración de un servicio religioso anual en honor de
belleza como tipo ideal, aun rodeándola de símbolos germánicos. los caídos en las guerras de liberación". Los homenajes a los muer-
E. M. Arndt, contemporáneo de Jahn, fue quizá más importan- tos gloriosos habrían de desempeñar un importante papel en la li-
te para el establecimiento de los c1m1entos cleTmcrrlropOlft!co ger- turgia política posterior y, de hecho, se convertirían en algo esen-
mano. En 1814 ro uso la fu_nc!a_ción de una «Asociaci~ A.lema- cial para el nacionalsocialismo. La teoría sobre los festejos de Arndt
. a» (Deutsche G_esellsch-;Jtl que celebraría «festejos s~r;u;los» en subrayaba tanto una dimensión histórica como una emocional.
nombre de todos los alemanes. Para tales ocasiones, sugirió que se- Abarcaban el espíritu y el corazón humanos, al tiempo que eran
1:
rían especialmente apropiados los aniversarios de la batalla del bos- concebidos por alemanes siguiendo la tradición germana. Eran
que de Teutoburgo, la de Leipzig o, en términos más generales, el ritos sagrados, pero todavía no ceremonias paganas.
recuerdo de los grandes hombres que habían sacrificado sus vidas «Es evidente», escribió Arndt, «que los cristianos comienzan
por la patria. Arndt también añadió que el solsticio de verano era los festejos con oraciones calladas y un piadoso servicio eclesiásti-
especialmente adecuado, porque ese era el momento en el que, ca- co». Además, el monumento que propuso para conmemorar la ba-
da año, se encendían tradicionales fuegos festivos en las cimas de talla de Leipzig había de coronarlo una cruz y rodearlo un «terri-
las montañas. Arndt aceptó que esos festejos pudieran incluir bai- torio sagrado» cubierto de robles, que sería utilizado como
les y banquetes, pero insistiendo en el mantenimiento de la cone- cementerio de alemanes ilustres. ParaArndt, esa construcción era,
xión histórica. En consecuencia, las hazañas de Arminio debían re- al mismo tiempo, «realmente alemana y realmente cristiana» 13 •
latarse en el festejo de la batalla del bosque de Teuroburgo y el Friedrich Gilly también había rodeado su monumento a Federico
aniversario de la de Leipzig tenía que vincular ese acontecimiento el Grande con un espacio sagrado, pero, al estar empapado de clasi-
con la derrota que Arminio había infligido anteriormente a los ro- cismo, carecía del componente cristiano. Con todo, a lo largo del
manos". Al igual que Jahn, Arndt creía que los festejos auténtica- siglo XIX los festejos nacionales tuvieron lugar en estrecha relación
mente nacionales debían desarrollarse orgárncamente y formar par- con la tradición cristiana, y no sólo tomaron elementos de esta li-
te de una regovada conc1enc1a h1stonca. A-1-coütrario que las turgia, sino que también utilizaron la realidad de las oraciones y
celebraciones de Arndt, las de la Revolución Francesa no habían ~icios eclesiásticos.
logrado inspirarse en el pasado, sino que únicamente habían teni- A instancias de Arndt, Karl Hoffmann reunió datos sobre cómo
do que recurrir a la tradición litúrgica cristiana. se había ~lebrada en toda Alemania érÍ~niversario de la ba-
Desde este punto de vista, no resulta sorprendente que Arndt talla de las Naciones. Los símbolos germánicos siempre estuvieron
llegara a la conclusión de que un «un festejo que rinda homenaje a presentes en esas ceremonias: hoffibres adornados con hojas de roble
los nobles muertos» puede ser el más efectivo, porque en él «La y la columna de fuego en la cima de una montaña o sobre un altar
historia entra en la vida y la propia vida se convierte en parte de ubicado en una plaza. Lo más habitual es que fuera un pastor pro-
la historia»". Al mismo tiempo que Arndt hada su propuesta, la testante o un sacerdote católico el __q_ue pronunciara un sermón en
«fiesta de los muertos» era introducida en la liturgia protestante. el «altar de la salvación de Alemania», aunque soliera recitar versos
Friedrich Schleiermacher, una figura capital para el establecimiento patrióticos y mencionar a Dios únicamente de pasada. Sin embargo,
de las directrices de la liturgia protestante en Alemania, había sido el todos los festejos terminaban con un servicio eclesiástico normal".
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De forma similar, cuando los gimnastas y las fraternidades estu- estaba integrado en ella; a ·diferencia de lo que ocurría en el
diantiles, todos ellos discípulos de Jahn, celebraron en 1917 su catolicismo, no tenía que representar su propio rito en el altar.
famoso festejo del Castillo de Wartburg, predominaron los ele- Schleiermacher tampoco defendía la utilización por parte del
mentos nacionales y románticos. Una vez más, había columnas sacerdote de cantos diferentes.
de fuego y desfiles de antorchas hasta el castillo, elementos estre- Los servicios religiosos tenían que ser festivos; éste era el ideal
chamente relacionados con Lutero y con los festivales de canto me- básico de la liturgia de Schleiermacher. Al igual que las celebracio-
dievales. Parece que los estudiantes quemaron libros «antialema- nes de la vida secular, debían emanar del propio pueblo y no ser
nes» y pronunciaron discursos que reflejaban el culto al Volk, pero decretadas por la autoridad. Durante un festejo se leen poemas,
cerraron los acros con un servicio religioso". En realidad, éste se se entonan cánticos y hay discursos. Así debe ser en un servicio ecle-
consideraba un elemento unificador. Los corresponsales de Hoffmann siástico; el culro religioso debe adoptar una forma definida. De
relataban con gran orgullo que había protestantes que acudían a hecho, Schleiermacher creía que tenía que existir cierta libertad en
ritos católicos y católicos que asistían a servicios protestantes para la organización de esos cultos religiosos, aunque también insistía
celebrar la unidad alemana. Se consideraba que el hecho de que en que ciertas partes del servicio se mantuvieran fijas. Así, el texto
i también hubiera judíos que se unieran a esos servicios cristianos de las plegarias tradicionales no debía alterarse y se suponía que in-
presagiaba una nueva unidad nacional (en una de las ciudades cluso el sermón tenía que seguir un patrón fijo". Schleiermacher
llegaron incluso a participar en el canto de himnos cristianos en las estaba convencido, y con razón, de que en la liturgia no había
calles)". Durante la conmemoración del aniversario de la batalla que desorientar a la congregación con un cambio rápido. Para ape-
de Leipzig, la euforia por la liberación nacional silenció la voz del lar al sentimiento, más que al intelecto, esa estabilidad era necesa-
antisemitismo que, sin embargo, habría de hacerse oír dos años ria con el fin de crear y retener el ánimo religioso festivo y aumentar
después en el festejo de Wartburg. la conciencia religiosa'°.
¿Cómo eran esos servicios religiosos? Los protestantes consistí- El catolicismo estaba de acuerdo con los ideales fundamentales
an en las habituales canciones, oraciones, sermones y bendiciones. de la liturgia de Schleiermacher. Pero más que el protestantismo de
i Sólo gradualmente, y durante las dos primeras décadas del siglo, se éste, en lo que hacía hincapié era en la función que desempeñaban
fue convirtiendo la profesión de fe en elemento permanente del ser- el arte y la arquitectura, en la importancia de los símbolos y en el
vicio religioso. De forma análoga, el lugar que ocupaba la lectura papel del sacerdote en la creación de la atmósfera adecuada, mien-
de las Escrituras en la liturgia era, por el momento, algo polémico, tras que los protestantes se centraban principalmente en los can-
que practicaban únicamente algunas iglesias pero no otras. En el tos, el sermón y la primacía de la congregación, así como en la ora-
rito católico, el Introito, el Kyrie y el Gloria se sustituían con fre- ción común.
cuencia por una serie de tres cantos 17 , que eran de suma impor- Puede que el orden real de los elementos en cada servicio varia-
tancia, ya que proporcionaban la oportunidad de dialogar con la ra de una iglesia a otra y en cada uno de los estados alemanes, pe-
comunidad. Friedrich Schleiermacher rechazaba los responsos ro el ritmo litúrgico y su propósito proporcionaron un ejemplo
hablados habituales en el catolicismo y, en su lugar, propugnaba constante para la formación de los festejos seculares. Si tomamos
un diálogo cantado entre el pastor y la congregación'". Ese servicio las descripciones de la celebración registrada en el castillo de Wartburg
pretendía estimular la conciencia religiosa de la comunidad. El pastor descubrimos que comienza y finaliza con un himno: el luterano
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«Eine Peste Burg» («Una poderosa fortaleza») al principio y la lla- palabras dd 'Jjt_h_r_er: el W>/8,_l_a_g~_yJa raza. Anteriormente, se
mada Oración Holandesa de Acción de Gracias al final. Esta ple- habíanlogra¡Io-los mismos resultados mediante símbolos naciona-
garia se utilizaba en casi todos los festejos nacionales como himno les como la llama, el roble o los monumencos. El himno siempre
de clausura; de hecho, se convirtió en parte de la ración patriótica había sido una parte esencial de esos festejos públicos, al igual
tradicional". En Wartburg, el himno inicial, que se cantó alrede- que el Credo y las lecturas, no de las Escrituras, sino más bien de
dor del fuego, fue seguido de unas pocas palabras sobre la justicia poesía patriótica. Los nazis convirtieron la oración y la bendición
y los bosques de robles alemanes (el Introito del servicio religioso). en invocaciones al espíritu nacional o a los ancestros raciales. El ta-
Después hubo más cánticos y, posteriormente, para señalar la oca- ñido de las campanas de las iglesias que había acompañado a la ce-
sión, se pronunció un discurso, más exactamente descrito como lebración de Wartburg fue sustituido por toques de trompeta. «Del
sermón patriótico. En este caso, el «Credo» fue un testimonio vivo mismo modo que las campanas de las iglesias avisan a todo el pueblo
de fe, ya que todos los participantes unieron sus manos y juraron de los festejos religiosos, poco antes del comienzo de las celebra-
no abandonar nunca su Bund (liga o asociación). Entretanto, se ciones las fanfarrias o sones de trompeta han de recordar a los que
escuchaba como acompañamiento el repicar de las campañas de la están afuera que deben participar» 24 • No obstante, los nazis trata-
iglesia de la localidad cercana de Eisenach22 • ron muy conscientemente de se arar sus r · -- ------
-· es de
El ritmo litúrgico eclesiástico y el que se siguió delante del cas- las eclesi es. entras que en 1933 Goebbels hablaba de actos cúl-
tillo presentaban claras afinidades. El festejo de Wartburg, al igual ticos, bá~;a 1~58-Hltler trataba de .;!ablecer J! na data diferencia
que la celebración de la batalla de la liberación anteriormente, for- entre «cultos» religiosos y enseñan;¡; relativas al Volk olítica25 •
jó un acro de culto sagrado, nacional y cristiano. Este intento e separa cu tos i;r1snano_ynacional-iba dirigido
En cualquier liturgia cristian:i,_según no~dice un panfleto nazi contraÍ~s iglesi~:-Per;; los cultos nazis no podíalJ.-disimular que
sobre festejos políticos, hay un_a p~r§ 0 na que halila.m nombre de procedían d~ la tradición cristi;~~-
codos y ra-congregación ¡;:irtTcipa a través de cortas apelaciones a En la segunda mifaa del 'siglo XIX existió la tendencia a que los
Dlos~ mediante el Credo y, sobre todo, a través de los himnos que festejos públicos se arrogaran el monopolio de lo «sagrado». Sin
entona. El fo!lero continúa diciendo que este orden de los servicios embargo, esta evolución lógica sólo se completó en la época del
debe mantenerse intacto en los festejos seculares, porque expresa nacionalsocialismo. Hasta la Primera Guerra Mundial, en rodas
una verdad psicológica fundamental: reco~olos las inauguraciones de monumentos nacionales el sacerdote o el
manifi<o~an, de_forma_ yil!_cula1u~_,_el espíritu de la comun_idad. pastor siguió teniendo una función importante. Continuó pro-
En consecuencia, la base de un riro litúrgico cristiano es siempre la nunciando su sermón, aun rodeado de cancos y de símbolos de
misní:l.:ía confesión_por .Parre dela_collgreg.iCiün de sus pecados, índole patriótica. Esta situación fue más acusada en las regiones
el Credo, -raexpllcació:r, de_!~s Escrituras Y, como culminación, la protestantes que en las católicas. Aunque las ceremonias católi-
oración y la bendición colectivas. P"ra_elnac!onalso~t;_ esta es- cas también conocían el himno cantado por toda la congrega-
tructura fundamental nol'Q_día
-
ab_an_donarse, Silla-cjúe simplemente
-----···-
ción, en última instancia, en el altar el sacerdote tenía una fun-
había que llenarla con un contenido diferente' . ción (e incluso un rito) diferente al de los congregados. En este
Por 1u-f:lnro; la-contesió_n_delos pecadOs se evaporó de lacere- caso había paralelismos, pero no tan claramente expresados co-
monirnaeio_f!;¡J_socialísta ysu-liigar lo ocuparon los s1mbolos de las mo en la tradición protestante de Schleiermacher.
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110 GEORGE L MOSSE LOS FESTEJOS PÚBLICOS, FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 111

Poco puede sorprender que fueran los protestantes y no los ca- propugnaba el retorno a la indumentaria germánica que, junto al
tólicos los que, durante el Tercer Reich, trataran de fundir aún más idioma alemán, había sufrido por la imitación de modelos extran-
la liturgia cristiana y el culto nacional. Pero los festejos nazis eran jeros. La indumentaria germánica era «natural y viril»; el ·llevarla
autónomos; adaptaban las cadencias litúrgicas a su propio y exclu- contribuiría a la regeneración de la juventud alemana". Además de
sivo propósito. El Introito, el himno que se canta o recita al ini- estos intentos de conseguir una continuidad histórica, dentro del
ciarse el servicio religioso, se convirtió en las palabras del fohrer, ceremonial nacional se estudiaron y resucitaron canciones y costum-
el «Credo» en una profesión de fe que proclamaba la lealtad a la bres populares que habían sobrevivido a los cambios históricos.
ideología nazi, mientras que el sacrificio de la misa se transformó Lo que indujo a estos hombres a propo.ner..a los alemanes la re-
en un recuerdo a los mártires del movimiento". Los nazis hicieron cuperación de la indumentaria ' ic:rfüe más la conciencia de
hincapié en la llamada ceremonia matutina, porque ayudaba a se- ' la continuida histórica que el ejemplo militar. Sin duda, se esta-
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parar la religión nacionalista de la cristiana. El rito tenía lugar los blecieron analogías=iaprac~se. Así, las multitudes
domingos por la mañana y se suponía que impedía que la gente congregadas-para el festejo nacional celebrado en Hambach en 1832
acudiera a la iglesia. La «ceremonia matutina» no sólo se servía de fueron comparadas con la marcha de los ejércitos napoleónicos y,
canciones patrióticas sino que incorporaba música de Bach, Han- posteriorment<Ferdinand Lasalle ll~ó a sus reuniones con los
del y Beethoven para crear la atmósfera apropiada. De este modo, obreros «Heeressch~~» (parada mili,tar). es¡més de tod~, l~s ejér-
pronunciaba una «llamada regular y vinculante al alma humana y citos eran la formac10n de masas mas umerosa que extstia. Sm em-
hacía que los miembros del partido pudieran envolver a la comu- bargo, la iñfluencta mmediata de la tradíctón castrense flleComple-
nidad nacional con su fe,,i 7 • ja e indirecta. Sin duda estaba presente en el Aufozarsch (la alineación
Los paralelismos con la práctica cristiana fueron evidentes incluso de grupos antes de entrar en un recinto), e~ los ntmo~_l)Hrci;tles que
cuando la ceremonia alcanzó su autonomía y el vínculo tradi- con frecuencia se utilizaban y en el símbolo de la bandera ero la
cional entre los cultos nacional y cristiano se había roto. Sin em- pretendi a un1 orm1 a en la ind11mentaria, a me11:_os durante la
bargo, desde comienzos del si¡:lo XIXE se había desarrollado el pri~ra mitad del siglo XIX, se cimentó en la recupe;aclóñde lastra-
componente nacional de los festejos mediante un simbolismo pro- diciones y los conceptos de belleza supu\;§tamente gen:n;\nicos que
pio. Los símbolos utilizados se remitían al pasado germánico y a he~os analizado con anterioridad.
memorias históricas supuestamente enraizadas en el alma del Volk. Durante el Segundo Imperio, como veremos a continuación, el
Los festejos, según nos dice Friedrich Ludwig Jahn, deben encar- ceremonial militar pareció derrotar a la dinámica del culto nacio-
nar ideales trascendentes simbolizados en la nación. Deben vincu- nal;' pero con la Primera Guerra Mundial llegó a proporcionar un
larse con tradiciones aún vivas enrre la gente y penetrar en el in- modelo para la formación de las masa~aunque siempre en con-
consciente". El simbolismo del roble alemán, de un paisaje plagado sonancia con la tradición a desarrollada de los fest · úblicos.
de recuerdos históricos del pasado nacional, ayudaba a cumplir esos E ercer Reich tendió a mantener la poOJ.pa militar al margen de
requisitos. A estos elementos Jahn añadió el atuendo de los anti- su culto;eríl"Ttfremberg, al ejército se le concedió s~ p~opia cere-
guos alemanes, con el fin de generar una actitud que recuperara las moñia. Celebraciones como el Día de Recuerdo a los Héroes sí se
virtudes germánicas. Como hemos visto anteriormente, Arndt convirtieron eñ riros castp~qses, cri-los qcre Uni.d;a~~-:.:~odos los
estaba de acuerdo con Jahn en todos estos puntos, y también ejércitos desfilaban portando las andrajosas banderas de la Primera
f 112 GEORGE L. MOSSE
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LOS FESTEJOS PÚBLICOS, FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 113

Guerra Mundial. Cuando el ejemplo militar tenía una funci6n se El festejo se convoc6 durante e~mám>, porque en esa
incorporaba al culto nacional, en vez-de proporcionar el modelo época-era cuando los antiguos alemanes celebraban sus reuniones
~I m_á_s_ i!Iljo]ta11:re_ .f>ª_-ra~~l_~e_ ~elll~~ial, ;,~zi. Elim-petu__ ll~cionalista 1
tribales o « Thingi>. Pero el ímpetu revolucionario que subyacía en
'~ no se alimentó sobremanera de unos modelos castrenseS(füe, en Ja celebración se vio recalcado cuando J. G. A. Wirth, una desta-
la época aeºArñdt y}alrn:· parecían dedicarse a fa efoninaci6n de ._,_·
;': ' cada figura del festejo, añadió al precedente germánico el hecho de
dicho ímpetu. que Polonia también hubiera recibido su constitución en mayo.
1·~
Se SUJ!.OJ1.Ía_que las organizac;i()_nes__gi._mn~~tiq~Jundadas por A la celebraci6n asistieron polacos que se dirigieron a los congre-
Jahn _~_n H!lL;i_pgna.dan_QUa.dlrm:t:i§i9_n_a los festejos. Jahn creía gados, porque la lucha de Polonia por la liberaci6n nacional
que los antiguos alemanes ya habían realh";;.«:l-;;" competiciones -al igual que las de Hungría, Italia y España, también mencio-
deportivas con el fin de mostrar su carácter viril y su hombría. nadas por Wirth- se consideraba idéntica a la de la Alemania del
Los torneos gimnásticos de Jahn tuvieron lugar en una pradera momento35 •
de las afueras de Berlín (la de Hasenheide), en fechas concebi- En Hambach, una vez más, fue un antiguo castillo en ruinas
das para recordar acontecimientos relativos a las guerras de libe- simado en la cima de una montaña el lugar en el que se concen-
ración nacional. En ocasiones, los ejercicios gimnásticos se vie- traron los acontecimientos. La parte más impresionante del feste-
ron acompañados por el canto de canciones patri6ticas o religiosas, jo fue la procesión hasta las propias ruinas, que estuvo bien orga-
el sermón patriótico, los desfiles con antorchas y la llama sagra- nizada y contó con delegaciones de toda Alemania, mujeres portando
da'º. EJ<l:alto a la-virilidad mediante hn::ompeciciáa física se con- la bandera polaca y una milicia ciudadana con una banda. Domi-
virti6 en parte esencial de esos ritos y en algunos monumentos nando el desfile se encontraban los emblemas negros, rojos y do-
nacion:i.leSTcis espai:ios sagládosºIüerüri-espei:ialrríenrecoocebidos rados que llevaba todo el mundo, la indumentaria y los disfraces
para-:Jbe~garlos' 1 • ParaJahn, ese ej~rcicio viril líberaEía<relos «pe- de los antiguos alemanes que vestían los estudiantes, y muchas ban-
cados de juventud»_ y apartaba a los jóvenes de las frivolidades fus- deras. Con frecuencia, éstas mostraban en un lado emblemas de las
tigadas por Rousseau32 • fasces romanas, como símbolo de fuerza y decisi6n, y, en el otro,
_L_os cimientos del culto nacional se habían puesto en torno a una corona de hojas de roble. La procesi6n iba envuelta en cantos
(~<¡_uando tuv.o lugar un fe•tej<> qacjona\ en Hambach, a ori- patri6ticos, de los cuales el más conocido era «¿Qué es la patria ale-
llas del Rii;i. Este fue el primer festejo de masas inspirado 129r el de- mana?», de Arndt". En el castillo, los discursos se iniciaron inme-
seo de unidad nacional. Las c;elebraciones d_e_ UJ 15 haQ.!an sido de diatamente; hubo alrededor de diecinueve que se prolongaron has-
índole local, rio cenrrali.zada;-mientras que.1<qJa.cd@raci6n de ta última hora de la noche, únicamente interrumpidos por canciones
Wartburg de 1817 sólQ haiofa._!!.articjpado un reducido número y por el almuerzo de mediodía. Además, era frecuente que un
de jóvenes estudiantes. En Harnh~se.n:uoieron ~;,;;-;-treinta mil orador reuniera a un grupo separado dentro de la multitud, por-
aleman~ y quizá sea cierto que fue la primera·;;,..;-nii~d;masas que mucha gente no podía escuchar la ceremonia principal. Es
alemana. Los contemporáneos sintieron que les recordaban el avan- posible que la gente se sintiera parte de un Thing, pero no hay duda
ce de los ejércitos napoleónicos". Como señaló uno de los promo- de que el caos dominaba esta escena en el castillo". En realidad, las
tores del evento: «Lo que la juventud ha jurado hacer en Wartburg, masas sólo estaban unidas durante la procesión. El simbolismo
el conjunto del pueblo debería refrendarlo ahora» 34 . se reducía a las banderas que ondeaban en las torres de las ruinas,
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114 GEORGE L. MOSSE LOS FESTEJOS PÚBL!COSo FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 115

a los fuegos que ardían de noche sobre las colinas y a los discursos. coherencia entre sus habitantes. Lo mismo podía decirse de los fes-
Parece que la clase de ritual que había dominado la celebración tejos patrocinados por organizaciones concretas para sus propios
de Warrburg todavía no podía trasladarse a una reunión masiva. miembros -aunque fueran de ámbito nacional-, como los festi-
No obstante, el festejo se copvirrió en un símbolo en si mismo. vales de tiro al blanco o de canto. Todas esas celebraciones unían
Como cabía esperar, fue la procesión, su ele~ento· m:i:Sccrheren- aún más a una multitud ya de por sí estrechamente vinculada, no
te, la que se reprodujo en postales, cazoletas de pipa, delantales y a una masa incoherente y heterogénea como la que fluyó hacia
cajas de rapé. Pero, después, también hubo sombreros, chaquetas Hambach. Sólo mucho más tarde, en el siglo XX, surgiría una litur-
e incluso barbas estilo Hambach. Muchas localidades encontraron gia nacional ~ásTraba¡ada que :E_Ioporc10n~itíi!ffia pauta de
sus propios símbolos para representar el significado de Hambach. acción para multitudes muy diversas y azarosas.
El «árbol de la libertad» se resucitó de la tradición de la Revolución :;?La revolución de 1848 se orientó a la consecución de la unidad
Francesa en representación de la justicia, pero, en muchas comu- ale;;:;;,;a, pero no conduj; a la celebración de fosrejos qo;~·ntici­
nidades, abora fue rebautizado también con el nombre de «Árbol paran la formación de grandes y heterogéneas multitudes reunidas
de mayo»". Los símbolos de Harnbach eran seculares, aunque, al por una litmgia polttica. l<lb hay duda de que se registraron proce-
igual que en Warrburg, cuando se inició la procesión hacia el cas- siones tradicionales, por ejemplo, ante un representante del empe-
tillo las campanas de la iglesia acompañaron con su tañido. Sin rador austriaco durante su visita a Fráncfort en 1848. La ocasión se
embargo, en los discursos no encontramos rastro alguno de la unión celebró con desfiles de antorchas, procesiones de los gremios de la
entre cristianismo y nacionalismo que Arndt deseaba. Los cánticos ciudad, fuegos artificiales y despliegue de banderas". Dur~te la
patrióticos no se combinaron con himnos, sino que predominaron revolución de 1848 hubo ocasiones en las que se negó la importancia
las melodías de la Revolución Francesa. del ceremonial nacional, incluso por parte de qwenes lo haliTan prac-
El festejo de Harnbach demuestra hasta qué punto la liturgia na- ticado anteriormente. Por ejemplo, los estudiantes se reunieron,
cional..b_ajQ Ln>resjón de la frustración nacional, tendfa·cada vez de nuevo en Warrburg, para conmemorar el festejo de 1817. Pero
más a ind.,J>en_cl!~a_i:s_e_ delos C_üf[tenidos religiosos y a ·encontrar su la diferencia fue enorme, porque en 1848 no hubo ceremonias, sal-
modelo en la inspiración revolucionaria. Sin embargo;pof1o-que vo una intentona de clausura, frustrada por la lluvia. De hecho, abo-
respecta _ala orga_nización de las masas, Hambach no proporcio- ra el lema era: «Sin discursos bonitos, sin cánticos de libertad, sin
nó un pri;.g,den.J.eyiabl~. Siempre había habido procesiones en lágrimas, sin juramentos, sin celebración de la última cena»'°. Esto
los.festejos nacionales, porque eran_d acto más fácil de organizar. suponía un abierto rechazo del festejo nacional registrado en 1817
Mucho más tarde, al pasar a llamarse Áufmarsche, se fuer<'ln for- y nos proporciona una pista sobre cómo contemplaba el pasado una
malizando cada vez más dentro de un todo litúrgico y adoptando generación posterior, dedicada a la seria empresa de la revolución.
cierta disciplina militar. En vez de la estructura seudorreligiosa a la vieja usanza, los es-
El ii_e_sar~ollo p_osterior de la liturgia nacional tuvo lugar dentro tudiantes organizaten w1 debate parlameñtarjÓ s;¡p;,,¡ución fi-
de uqmarco ~á~re~tri¡,gidoz aseniadoi[u_e_!:fdeTéstejas·como los nal carecía de_tintes místicos o patrióticos y hacía sugerencias con-
de Ha~ch. Una ciudad o pueblo disponía su propia organiza- cretas res pecto a la libertad de enseñanza y de aprendizaje, y la
ción para una celebración que tuviera lugar dentro de sus límites, centralización del sistema universitario alemán. Rechazaron inclu-
y mediante esta estructura relativamente fija podía generar una mayor so por su carácter protestante y, por tanto, tendenciosamente clerical,
..
s FESTEJOS PÚBLICOS' FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 117
116 GEORGEL.M~

el canto del himno luterano «Eine Feste Burg», que tanta impor- nto obreros como burgueses. De hec~o, en París, J,a-&:ñillerteli:~
tancia había tenido en 1817". Para estos estudiantes, d liberalismo organizaron obreros alemanes exparn:do,' pertef!e\:tcmes~a~u­
entorpecía_ el ceremonial nacion:ilista y elcamb10 revolucionario aciones musicales, y un observador senalo que nunca hab1a visto
era un a.sµ_J?.ro-~~fl9.:~0 O¿jif.ffá 10-m1smo~cOn la ria& S@ propa- ¡rJ «proletariado alemán» tan unido". En la propia Alemania -en
ganda nacional que, difundida or periódicos, panfletos )'C~ncio­ 'f{amburgo y Stuttgan, por ejemplo- los obreros organIZaron gr~n
nes, acom ó a la revo ución de 1848. Sin emb":i<J,_ en líru:as ge- ,parte de las procesiones que dieron comienzo a los feste¡~s. Se ume-
nerales, ésta tendió a rechazar d cÜlto arñaaona!ismo. Pese al ellmero ron a la burguesía, a los gimnastas, a los cantantes y a miembros de
fervor révolucmnano, la liturgia nacional se desairolló~n.!fo de · equeños gremios para celebrar el festejo nacional. Se decía que
un marco local y organ1zat1vo mas restrm¡:;ido, como ilustra 'muy 'lo Ja nobleza y los militares se mostraban hostiles, lo cual resul-
bien la s1gmente gran celebración masiva registrada después de la comprensible, porque Schiller era un símbolo de la libertad y de
de Hambach, la serie de «Schillerfeiern» de 1859. La revolución de :a conciencia nacional44 •
1848 había int m ido una vez más la b ús u unidad La fiesta solía inaugurarse con procesiones, que para entonces ya
nac~nal Pero en 1859 se pensó que a ía ~gado el momento 'f:ran el procedimiento habitual. A veces, éstas se animaban co~ ca-
para otro festejo, porque el centésimo aniv~rsario delnacimiento ,rrozas que representaban motivos alegóricos a las obras de Sch1ller,
de Sch~ parecía proporcionar un ví1lc_uJorenovado entre na- en las que los diversos grupos portaban símbolos de sus profes10-
cionalismo y libertad. De este modo, un personaje cultural se con- nes. Las banderas estaban a la orden del día y todos los integrantes
virtió en símbolo nacional; la tradición rá¿iliCio"naria que se de Ja procesión tenían que llevar un mismo emblema. En Leipzig
había mantenido viva en Hambach a través de manifestaciones con- era la vara de Mercurio, en la que se posaba un búho representan-
memorativas de la liberación nacional había dado paso a una inte- do las artes y los oficios". Tuvieron lugar desfiles nocturnos con an-
riorización de la identidad de la nación. El énfasis en el «espíritu torchas y se encendieron fuegos en las colinas circundantes. des-E!
nacional» (que parecía una consecuencia natural del fracaso regis- file solía terminar en la plaza del mercado, donde se pronunciaban
trado en 1848 en la consecución de cambios concretos) cada vez discursos y se hacían brindis en honor de Schiller y de la nación
estaba más destinado a recalcar la necesidad de un simbolismo alemana. De vez en cuando, las localidades utilizaban sus escena-
nacional. Quizá la exhortación al activismo hecha en Hambach rios más impresionantes. Múnich, por ejemplo, se sirvió de la
hubiera ayudado a sofocar la completa utilización de los símbolos Feldherrnhalle, situada al final de la calle procesional de Klenze, la
y la liturgia nacionales. Ludwigstrasse. Un desfile de unos quinientos estudiantes con antor-
Lo ·feste· os en honor de Schiller fueron fenómenos locales. Ca- chas terminó frente al monumento. Su logia estaba decorada con un
da población organizo sus propias ce e raciones, rn)-~y diferen- busto de Schiller y los coros masculinos de la ciudad que rodeaba su
tes a las cen1Voeaaa-5 para coamemafl!Fl.1 batalla de las Naciones, base estallaron en cánticos al acercarse la marcha. Posteriormente,
que tan bien había descrito Karl Hoffmann. Con frecuencia, esos ésta se dirigió hacia otra plaza donde sus miembros entonaron can-
46
festejos se financiaron mediante suscripción popular". Las agru- ciones estudiantiles y arrojaron sus antorchas en una hoguera .
paciones corales masculinas tuvieron un papel preponderante, Esta utilización de la Ludwigstrasse (concebida para albergar desfi-
pero también participaron las sociedades de tiro al blanco. Además, les estarales de carácter real) y la Feldherrnhalle se repetiría de nuevo
casi por doquier se incorporaron personas de todas las clases sociales, unos setenta años después, cuando los nazis usaron ambos lugares
118 ;.
GEORGE L. MOSSE
LOS FESTEJOS PÚBLICOS, FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 119

de forma idéntica para conmemorar a sus muertos en el golpe de


Estado hitleriano de 1923. Alemania guillermina podía disfrazar este hecho; _la figura del
eclesiástico desaparecería finalmente después de la Pnmera Guerra
Aparte de las procesiones y los discursos, los festejos en honor de
. M~ndial, para no volver a resucitar nunca. .·
Schiller abundaron en representaciones simbólicas (Transparente)
Todos los festejos de los que nos hemos ocu_f!ado estaban i_m-
y tableaux vivantes (cuadros vivientes). Al igual que muchas ciu-
buidos.de un sentimiento de continuidad histórica, ~ensac1ón
dades, Fráncforr construyó una enorme maqueta de una Germa-
de formar parte de un todo urg:inico;C¡ue nos volveremos a en-
nia imponiendo a Schiller una corona de laurel, bajo la que se re-
cóíífrar en las reun10nes de coros, gimnastas y tiradores d~ la dé-
presentaban las diferentes tribus germánicas. En los teatros
cada de 1860. Sin duda, el culto nacional aún no se habra con-
municipales se mostraban tableaux vivantes de las obras de Schiller,
' vertido en una liturgia totalmente est:rble, y no lo haría ñasta después
que siempre terminaban con su apoteosis: el poeta sube al cielo y
de la Primera Guerra Mundial. La consecuci6n de la unidad na-
es coronado por sus antecesores, que van desde Livy a Shakespeare".
cionaf en 1871 supuso un rave roblema ara la continuidad del
En el teatro, la temática nacional se veía desplazada por las mu-
culro nacional. porgue ahora los fest · st · · · orlas
sas, pero en las representaciones al aire libre siempre estaba pre-
. autoridades yya no po~ía~basar su digámica en anhelos ipsatis-
sente, con Schiller y Germania orgullosamente unidos.
feéhos. Antes-ireT87T;ía mayoría de los dirigentes alemanes
Los partidos políticos hicieroo le f'9•iele fJ9f Htiliza.c.este feste-
jo para sus propios fines. Berlín, en concreto, asistió a una peque-
-c&ft la e5epción de unos pocos, como Lu.i~viera- se_ ~J!?ía 1
¡
; opuesto a la agitación nacionalista, y esta opos1c1';'..r,i...:i;.'.~,1:dio a la
ña refriega entre los demócratas y la policía. En otros lugares, los
liberales uataron de incorporar los festejos a su causa". Pero esos liturgia nac10na! un ím e u ue subra aba la art1c1pac10n pop u- ¡· '
lar frente a las éljres polírjcas. La oposición de Ja na as cele.bra-
intentos acabaron en fracaso. El sur católico se unió al norte pro-
.

ciones «impuestas» reflejaba esta dinámica. Du~ante el Segundo


testante en la celebración y, al igual que en Hambach, el deseo de 11

Imperio, los festejos corrieron el riesgo d~-c~nvert~rs<; e_!!S,reac1ones


unidad nacional sacó prácticamente de la foto al componente reli-
artificlaks decretadas por una ortodoxia oficial gue amenazaba con /
gioso49. Las campanas de las iglesias repicaron en muchas partes al
quebrar su vínculo con el mundo dramático de la mitología y el
iniciarse las procesiones, tal como venían haciendo desde 1814. Pe-
simbolismo germánicos.
ro en Hamburgo se produjo un verdadero conflicto entre las au-
El festejo anual destinado a conmem_~r~:,,~~:::i_c~ria aleman_a so-
toridades eclesiásticas y el festejo. El aniversario de Schiller coinci-
bre Francia, ocurnda en Sedan en l 870, así Jo pone de man1fies-
día con una importante fiesta protestante, la del «Arrepentimiento
to. Era la primera fiesta nacional que creaba el_ Segundo Imperio
y la oración» (Buss und Bettag). Aunque los patrocinadores de la
G-;;"rmán1co para glonhcatss_:._sí ñílsiñü.'Efpastor p,rotestante
conmemoración abogaban porque su ciudad se uniera al resto de
Ftiedrich van Bodefschwingh fue la fuerza que impulso la mstau-
Alemania en una misma festividad, perdieron la partida y tuvieron
ración de la llamada Sedanfest. Bodelschwingh había fundado es-
que posponer la celebración al día siguiente'°. El sentimiento reli-
cuelas e i;,stituciones para los pobres, que sometía a una estricta
gioso era un factor con el que había que contar, aunque el propio
disciplina. Su adusto protestantismo haci~ hincapié e~ la dis~ipli­
festejo ya no otorgara al clero una posición destacada. No obstan-
na para la vida cotidiana, así como en la bel1ca, que D10s hab1a en-
te, hacia 1859, como máximo, el culto nacional ya se había se-
viado para evitar la decadencia en tiempo de paz". Le hablan
cularizado, y ni siquiera la función recuperada por el pastor en la
horrorizado los festejos presenciados en la Francia de Napoleón III:
1

,. 1
120 GEORGE L. MOSSE
..
LOS FESTEJOS PÚBLICOS, FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 121

«atiborrarse de comida y de bebida, bailar y saltar de la mañana Con el ]Jas<:J del tiempo,_ el Sedanytag fue tomado por varias aso-
a la noche»''. El pecado andaba suelto (algo que sólo cabía esperar ciaciones patrióticas que poco a poco lo empaparon de- Gemütlichkeit
de Francia) y el pastor protestante creía que ese pecado condu- (comodidad} burguesa. Aún mas importante fue queJQ!! desfiles
ciría directamente a otra Comuna de París y a la destrucción de militares pas~fan ~~~-!:.E_rjgiet--p1anig:€I mtsma m.odq_._que habían
los valores familiares". llegado a dominar _el otrg f~!99-.P.atriótico de_];¡ era guillerru.W;i: el
Había que rescatar a Alemania de esa suerte. Bodelschwingh cumpleaños del emperador. El pueblo se vio fuera de toda parti-
pensaba que, en este sentido, los festejos germánicos descritos por cipaci6~a. Por e1emplo,según recordal:>úuio de-los que vi-
Tácito podían ser útiles para que la gente empleara su tiempo libre vieron el Sedanstag de 1911, el festejo era un día para el desplie-
de forma más productiva. Pensó que la conmemoración de la ba- gue militar'". El carácter de acto nacional de la fiesta se vio aún más
talla de Sedan serviría para evitar la decadencia nacional, que para restringido por la oposlClÓn de los católicos, quelacoñsilleraban
él equivalía a la frivolidad. La Guerra franco-prusiana, que había una celebración de los partidos olmcos ue apoyaban las políti-
frenado la decadencia y centrado la atención de los hombres en el cas anticato ICas e 1smarc . Para ellos esta a atrocinada por
sacrificio patriótico, había terminado y se debían encontrar otros las élites y, a emás, sesgada haci_a una parte sk.d.las".
medios para lograr esos fines. Inspirándose en Arndt, buscó en con- Al final, 1el Sedanstag fue un f~!:~:so 60 , porque habí~o organi-
memoraciones anteriores de la batalla de Leipzig otro ejemplo de zado desde arriba con una perspectiva conservadora y subrayando
la síntesis entre lo religioso y lo patriótico". la disc1phna, y porque poco a poco fue excluyendo la participa-
El emperador Guillermo II aceptó encantado la sugerencia de ció~ pgp11!U -.En consecuencia, era muy diferente_a...a.nteriores
Bodelschwingh y la Sedanfest quedó instituida en 1871. El pas- conme~raciones de la batalla de Leipzig, q.ue habían hecho hincapié
tor había propuesto su propio plan para la celebración. El Día de en los mitos símbolos germánicos, permitiendo que partici ara
Sedan había de iniciarse con un servicio religioso en la iglesia y fi- todo el mundo. Este &acaso e n 1co e a evo uc10n de los acon-
nalizar con oraciones vespertinas". Sin embargo, al irse consoli- teciñí1entos en el egun o Reich. Faltaba el elemento democrático ij
dando y lograr en 1873 cierto éxito popular, el festejo dejó de ser y dinámico, n9 sólo en los festejos, smo en todos los mov1mieñtosa
1
tan serio, y tan sencillo, como Bodelschwingh había deseado. Por po!Íticos vincula os a as ases n . - · --SOdalcristiano
ejemplo, en 1883, en la provinciana ciudad de Oldenburg, unas de los Tra a¡a ores e Adolf Stoecker, amigo de Bodelschwingh, es
1.500 personas participaron en una procesión con antorchas y un buen ejemplo. Stoecker quería crear un movimiento de masas,
cantos, escucharon discursos patrióticos hasta la 1'30 de la madru- pero el atractivo popular de su partido se veía enormemente limi-
gada y bailaron hasta las 5. Esos festejos los organizaban las habi- tado por los condicionantes que suponían la ortodoxia protestante
tuales sociedades patrióticas, pero, en cualquier caso, en 1890, la y la lealtad al emperador. Incluso su posterior insistencia en el anti-
Asociación Cultural de Trabajadores Socialistas también partici- semitismo, a pesar de su aceptación, no consiguió revitalizar el
pó", quizá para demostrar su lealtad durante la aplicación de las movimiento del «predicador de la corte». Unas clases dirigentes ate-
leyes antisocialistas. Los bailes no habrían sido del agrado de morizadas por el espectro de un movimiento político de masas pu-
Bodelschwingh, que pensaba que después de los discursos y la ora- sieron fin a las actividades políticas de Stoecker.
ción vespertina la gente debía irse a casa con su familia para revivir Jahn ya había recalcado que ningún festejo podía triunfar sin par-
una vez más, en su propio círculo, el «hermoso día»57 . ticipación popular y sin remitirse a mitos y símbolos históricos".
r 122 GEORGE L. MOSSE
;.
[,OS FESTEJOS PÚBLICOS' FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 123

Ni las paradas militares, ni siquiera los servicios religiosos, conse- es un buen ejemplo de esta tendencia. A partir de 1870 fueron
1
guían ocupar el lugar de unas memorias históricas que tampoco po- dejando de ser asociaciones en las que todo el mundo podía par-
dían ser sustituidas por la tendencia existente entre el cerrado cír- ticipar para convertirse en grupos que daban conciertos, con lo
culo de asociaciones patrióticas o gremiales hacia la Gemütlichkeit. que el público quedaba reducido a la _ca:egoría de espectador.
Esta falta de implicación popular no sólo determinó el triste desti- Esas tendencias eran inherentes al floreC1m1ento de la cultura bur-
no del Sedanstag, sino el de la celebración del cumpleaños del em- uesa posterior a 1870; los símbolos de la ordenada y cómoda v1-
perador. Aquí también predominaban la pompa y la solemnidad ~a de la clase media amenazaban con sustituir a los del renacimiento
militares, mientras el pueblo observaba desde la barrera. nacional. Jahn y sus contemporáneos siempre habían creído fer-
Los nazis, para celebrar el cum leaños del hrer, . . bién se sir- vientemente que un estómago lleno se oponía al patriotismo y a la
vieron a as m1 1tares ue en ocasiO - varias ho- hombría".
ras. Per srn ejar e recurr· emonias Del mismo modo que algunos monumentos nacionales de la
principales se retransmitíanyor radio y eran imitadas en cada lo- época adoptaban juguetones y barrocos elementos_ imitativos, tam-
calidad por organizaciones del partid_c,¡,_,L_a__cererrfo~ tenía bién los festejos parecían carecer de los senos objetivos que sus fun-
lugar en Múnich a última hora de_tª nodie. Elementos como dadores habían pretendido. Bodelschwingh había fracasado en su
banderas, tla111as sagradas, coros hab ados y un juramento hecho intento de derrotar a la frivolidad. Sin embargo, muchos integrantes
por todos los participantes aparecían en medio de una oscuridad destacados de las clases dirigentes seguían comprendiendo con cla-
únicamente iluminada por asombrosos efectos luminosos": algo ridad las necesidades sociales y psicológicas de los festejos nacionales.
muy distinto de los festejos de la época guillermina, que un testi- Cuando en 1897 se fundó una Sociedad de Festejos Nacionales,
go recordaba principalmente por el ornamento de los cascos mili- el apoyo para organizarla provino de la «Comisión Central para
tares63. Estos eventos nunca lograron convertirse en auténticos ritos el Deporte Popular y Juvenil» (Volks und]ugendspzele). Esta orga-
con una liturgia que diera cabida a la participación popular. Faltaba nización se había instituido en 1889 con el fin de fomentar el de-
la dinámica que había garantizado el éxito de los festejos anterio- porte en las escuelas alemanas y en gran medida se financiaba con
res a la unificación alemana, y la gloria de Alemania se represen- las aportaciones de muchas ciudades y pueblos alema~es (31 O e_n
taba principalmente mediante desfiles de soldados. 1899)". Desde su nacimiento, la comisión pretend10 rntroduc1r
En el Segundo Imperio, la Sedanfest, como tantas otras celebra- deportes de competición en los festejos populares con el fin de dar-
ciones, fracasó en parte porque estar envuelta en una Gemütlichkeit les un carácter más estricto y más serio. A su fundador, Fre1herr von
burguesa, y en parte porque los que mandaban tenían realmente Schenckendorf, un médico y diputado nacional-liberal de la
miedo a los mov1m1entos._ileiñ:i.Si5."Ah9tr:'~te)es se celebra- Dieta prusiana, así como a los miembros de la comisión, no les i~s­
ban c-;J!1el hn de reforzar el orden y la decencia; se hacían para de- piraba únicamente el amor al deporte; por el contrano, lo que es-
fender la forma de vida tradic1óna!. El eñl'asis que BodélSchwingh te debía hacer era preparar a los muchachos para la llamada a las
había puesro anteriormente en la función de la familia dentro armas por parte de la patria. Los integrantes de la comisión pro-
del festejo era especialmente sintomática, mientras la línea que cedían en parte de la nobleza, en parte de la industria (como von
separaba los festejos privados de los públicos se perdía fácilmente. Siemens) y en parte de los medios financieros (por ejemplo, el
La suerte de las corales masculinas, a las que volveremos más tarde, banquero von Mendelssohn-Bartholdy). Pero también fueron
r 124
T
GEORGE L. MossE l
,
1 os FESTEJOS PúBucos, FUNDXMENTOS Y DESARROLLO 125
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'~
incluidos académicos, así como el presidente de la Asociación Ate- '~
de monumentos nacionales para que proporcionaran un lugar
mana de Profesores y varios directores de Gymnasien (escuelas se- destinado a la práctica deportiva, de modo que en 1900 exigie-
cundarias). Como cabía esperar, el presidente de la Asociación ron que todas las torres Bismarck tuvieran un espacio en el que
Pangermana, Ernst Hasse, también pertenecía al organismo. Eran pudieran celebrarse Volksspiele (juegos populares). Trataron sin
hombres de derechas, patriotas conservadores estrechamente vin- éxito de comprar una colina que dominaba el viejo campo de
culados al ejército y la judicatura. Apenas puede sorprender que batalla de Leipzig para destinarla a la práctica de deportes de com-
pensaran que los festejos nacionales habían de ser «la unión de petición y, con el fin de fortalecer el «espíritu nacional», también
todos los que quieren preservar el Estado». La comisión quería que se ofrecieron a erigir allí una torre Bismarck".
todos los deportes fueran competitivos, porque esto conllevaba la La Sociedad de Festejos Nacionales mostró un especial interés
existencia de un esfuerzo destinado a mantenerse dentro de las en que el Niederwalddenkmaly el monumento del monte Kyffhau-
reglas fijadas por el propio deporte, es decir, un comportamiento ser fueran escenarios de los festejos que proponían. La competen-
conducente a la «obediencia activa»66 • cia entre ambos monumentos, antes mencionada, se centró en con-
Ni la frivolidad ni la falta de disciplina eran deseadas en la Volk- seguir para uno u otro la celebración de esas celebraciones nacionales.
feste. Uno de los miembros de la comisión, no lejos de las opi- Se pensaba que el monumento ganador podría entonces asumir un
niones de Bodelschwingh, condenó los festivales de corales mas- papel central en la liturgia nacional. Aunque muchas otras ciuda-
culinas y clubs de tiro, porque ambos desfilaban por las calles entre des alemanas también compitieron, e incluso presentaron proyec-
los aplausos de la gente, pero después se divertían en fiestas y bai- tos para estadios deportivos, finalmente, el Niederwald fue el ele-
les67. Cuando la comisión trató de aumentar los esfuerzos locales gido porque el monumento ya constituía un lugar de peregrinación
creando la Sociedad de Festejos Nacionales, las consideraciones so- regional. La elección se realizó a pesar de que el festejo tendría que
ciológicas fueron de gran importancia. En las fiestas nacionales ha- desarrollarse bastante lejos del propio monumento, ya que el pai-
bía que abolir las diferencias de clase y todo el mundo, cualquiera saje circundante no permitía la construcción de grandes instala-
que fuera su posición, debía competir"'. Los concursos gimnásti- ciones deportivas".
cos, unidos a la renovada devoción por la nación, harían que la Los miembros de la Sociedad de Festejos Nacionales también in-
estructura de clases del momento se mantuviera intacta, enmas- tentaron utilizar la celebración de Sedan para sus propios fines,
carando a la vez la conciencia de las diferencias sociales; además, ya que tenían la sensación de que la razón de su fracaso era que
también proporcionarían reclutas capacitados al emperador"'. Es- no caía en domingo73 . En ocasiones tuvieron éxito a este respecto.
ta élite alemana comprendió perfectamente la utilidad militar de Así ocurrió en Dresde en 1900, cuando, después de una reunión
los festejos, un factor que Rousseau había subrayado, pero que ha- ante el monumento a la victoria sobre Francia, rodo el mundo se
bía estado ausente de los escritos de Arndt y Jahn. encaminó hacia la «Festplatz», donde tuvieron lugar competicio-
El manifiesto inicial de la Sociedad de Festejos Nacionales se nes deportivas. Mientras los jueces deliberaban, las corales mas-
remitía a Jahn y tomaba de su legado la idea de que era impor- culinas cantaban. En Braunschweig, al igual que en otros lugares
tante contar con un entorno nacional adecuado para reafirmar la de Alemania ese mismo año, los juegos tuvieron lugar un día antes
conciencia nacional mediante los deportes de competición'". de que se celebrara realmente la victoria de Sedan, pero también
La comisión ya había hecho un llamamiento a los arquitectos comenzaron con un discurso y una procesión que terminó con
126 LOS FESTEJOS PÚBLICOS, FUND'AMENTOS Y DESARROLLO
GEORGE L. MOSSE 127

un «Ho_ch» (¡viva!), dedicado al emperador y al Reich". Sin embargo, preparación para profesores de deportes. Pero este ambicioso pro-
e~te éxito sólo fue momentáneo. La Sociedad de Festejos Na- grama sólo logró suscitar aún más ira entre los gimnastas 77 . Des-
c10nales no comprendió cuál era la auténtica razón de su fracaso pués de todo, eran los auténticos discípulos de Jahn y sus celebra-
e~ el Sedanstag. En los propios escritos de Jahn podrían haber apren- ciones parecían demostrarlo. En cualquier caso, la Sociedad de
dido que los festejos no podían crearse artificialmente dentro de un ·Festejos Nacionales no celebró ninguna fiesta nacional concreta,
esfuerzo consciente para reunir a la gente detrás de las autoridades. aunque la comisión inicial siguió trabajando hasta el estallido de la
Albert Sobanl, al escribi1 sebre la .ll@vgJuGiéH Francesa, distin- Primera Guerra Mundial.
guió entre los «cl:dtes imp11esros» y la rran~fe~ncia espontánea El descubrimiento de que una nación moderna necesitaba tener
~~-.--~~.--'--~-;-~-.,--~~--;---...
del impulso religioso popular". La propia espanraoeidad nunca fiestas nacionales se despertó por doquier durante el Segundo
era un _hecho; rodas los festejos son algo planeac[o,_Pero_iwa ilusión Imperio Aleman, tanto entre los parndanos del orden establecido
de espontaneidad cuidadosamente desarrollada les otorgaba un como ~ntre la oposici6n. l\(Üexiste un mdicio m<Í~claro de este ím-
mayor significado. petu que elh;{¡ar atnbuido a dichos festejos en l'.1.PE~~:'.'."ta de un
La memoria de épocas lejanas tenía que formar parte de dicha nuevo Estado judío presentada por I heoctortHerzl en esta época
espontaneidad, aún en el caso de que los festejos estuvieran con- (1895). Cuando soñaba con el futuro Estado hebreo, se imaginaba
memorando realmente acontecimientos recientes. De hecho, las festejos nacionales con espectáculos apabullantes y procesiones
guerras de liberación acababan de tener lugar cuando fueron re- llenas de colorido. Iba a encargar himnos nacionales y creía que,
co~~adas y conmemoradas en 1815; sin embargo, se forjó una re- con la bandera adecuada, «uno podía conducir a los hombres don-
lac1on consciente entre dichas guerras y las luchas de los antiguos de quisiera, incluso a la tierra prometida»". Herzl se consideraba a
alemanes contra los romanos. Los miembros de la Sociedad de Fes- sí mismo un dramaturgo y, de hecho, tuvo gran interés en el tea-
tejos Nacionales comprendieron algo de la teoría de los festejos: tro. Sin embargo, le fascinaba igualmente el problema de cómo
por_ lo menos se interesaron por su ubicación. Sin embargo, apenas dirigir y conducir a las masas79 • Herzl era un hombre muy poco co-
tuvieron intuición para percibir el impulso subyacente en esas ce- rriente, pero sus propuestas para el drama de un Estado judío se-
lebraciones. Para ser justos, hay que reconocer que a la hora de sus- guían reflejando una preocupación general por las masas y por el
citar el entusiasmo popular se enfrentaron a otro obstáculo que du- simbolismo que se necesitaba para sujetarlas a una mística nacional.
rante mucho tiempo había venido acosando al Sedanstag y, de hecho, El simple hecho de que durante el Segundo Imperio se deba-
a fa celebración del 14 de julio en Francia": los anteriores festejos tiera incesantemente sobre festejos y monumentos nacionales de-
nac10nales se habían organizado en contra de las autoridades, mien- muestra que muchas personas se dieron cuenta de su i~ancia
tras que se suponía que estos habían de celebrar el mantenimien- dentro de la nueva política. Sin embargo, también se tenía la sen-
to de las instituciones existentes. sación de que una antigua tmdlcióii-élln-ámíciéomaél riesgo de
Además, la Comisión Central para el Deporte Popular y Juvenil extingwrse. El !Jnpulso rehg10so popular ya.no se_!r¡ullmitía a los
ongmal sufnó la constante oposición de los poderosos gimnastas festej~cionales:_5~.t~r_<;>blema se vw agravado por la nueva ole-
con los que, en realidad, estaba compitiendo. Hay que reconocer ada de ñ?cfriumemos nacionales que recorrió el país_:J,a gente co-
que la comisión trató de incorporar todas las disciplinas deporti- · menzó ·a aburnrse de estos símbolos del culto.ruu;ional. Como
vas, desde el remo al fútbol, y que incluso organizó cursos de se deCJa en una pulilicaciÓn arquitectónic~ de 1898: «El concurso
;.
128 GEORGE L. MOSSE LOS FESTEJOS PÚBLICOS' FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 129

para otro monumento al emperador Guillermo II no ayudará a Hemos señalado la preocupación de la Sociedad de Festejos Nacio-
centrar la atención pública»8º. En consecuencia, ahora lo que preo- .t nales por las divisiones políticas y de clase existentes entre la po-
cupaba era qué factores podrían otorgar el éxito a un nuevo lugar blación. Después del fortalecimiento de la democracia en la déca-
de peregrinación nacional. De este modo, se privilegió un monu- da de 1880, muchos obreros siguieron yendo por su lado, pero sin
mento conmemorativo de la batalla de las Naciones, porque incluía dejar de celebrar también festejos para simbolizar sus propios ob-
una enorme estatua de un «poderoso hombre germánico», espada jetivos. Los socialdemócratas fundaron corales masculinas y so-
en mano. La estatua tenía posibilidades de alcanzar la popularidad ciedades gimnásticas, sometiendo a sus propósitos las tradiciones
del Hermannsdenkma/!''. de las asociaciones nacionalistas"'. Cuando estalló la Primera Gue-
El interés por un lugar de peregrinación nacional siempre ha- rra Mundial los elementos rituales del movimiento obrero también
bía existido, pero ahora se convirtió en objeto de un amplio deba- habíán influido en la evolución de los festejos nacionales.
te. Se decía que la efectividad de un monumento nacional depen- 1De este modo, el Segundo Imperio planteó el problema de la
1;
día de su ubicación, que debía combinar la autonomía de dichos plciianencia del culto nacional durante un periodo de conserva-
monumentos con la p•esencia de un foro para celebrar festejos na- durismo político y religioso. Su experiencia tendió a reforzar la va-
cionales". En general, se creía que una estatua aislada no era efec- lidez de ciertas ideas propuestas por los fundadores de dicho culto.
tiva; la tradición que fundía el monumento nacional y los símbo- Había que renovar las mentes y corazones de los hombres con nue-
los que lo rodeaban fue conscientemente asimilada. vos festejos que expresaran la regeneración nacional. Dentro del
En 1889, Bruno Schmirz presentó un proyecto de monumento Imperio se siguió debatiendo el carácter de los festejos nacionales,
nacional destinado a honrar la memoria del emperador Guillermo no sólo para determinar cómo podían utilizarse para lograr disci-
I, que tuvo totalmente en consideración la ineficacia de una esta- plina o consolidar la estructura social, sino para saber cómo se
tua del monarca aislada. El monumento no debía construirse en la podía infundir a esas celebraciones un espíritu nuevo y dinámico.
cima de una colina histórica, como el de Kiffiiauser, sino en el
centro de Berlín. La efigie de Guillermo I montado en su caballo
sería colocada en medio de una plaza rodeada por una columna- Capítulo cuarto. Los festejos públicos: fundamentos
y desarrollo
ta, muy parecida a la diseñada por Bernini para San Pedro de
Roma. Detrás de la estatua se colocaría un arco triunfal, similar
1 El propio Hirler tendía a relacionar las reuniones nazis con mítines masi-
al erigido por Gilly". Aunque este proyecto nunca se llevó a cabo, vos de izquierda, como los de los espartaquiscas, Discurso del 8 d.e noviembre h 1 •

el demostrado gusto de Schmitz por lo monumental y su sentido de 1935, The Speeches ofAdolfHitler, AJ!!il.l.2~orman H.:J 1 1

del espacio habrían de hacerle influyente cuando se ocupó de otros Baynes, NtrevaYOrt<', 1969, vol 1 I'· 130.
monumentos nacionales. 2 Oeuvres completes de J J Rousseau, París, 1907, vol. 5, pp. 245 y 246.
3 Ibíd., vol. !, p. 230.
l 1
El imprescindible «espacio sagrado».~Jorno a la estatua repre-
sentaba un;nan;o para·rel.rmones-tii.iJfifü~ las propias ma-
!
4 Ibíd., vol. 1, p. 269.

3
sas estaban totalm_e_nte _(!:~p_liesras·aapróoccharse él, porque el
5 Ibíd., vol.!, pp. 187y 188.
6 Gerhard Kaiser, Pietismus und Patríotismus im Literarischen Deutschland,
1 i 1

¡1
atractivo ilelamística nacionallio· se había evaporado durante el Wiesbaden, 1961, p. 76.

-
Segundo Imperio, aunque ahora se enfrentata a lidtoOSfltoblemas.
-- ---~
7 !bid., p. 67.
130 GEORGE L. MOSSE

LOS FESTEJOS PUBLJCOS, •
FUNDAMENTOS Y DESARROLLO 131

8 lbíd, p. 69. 33 Veit Valentin, Das Hambacher Nationalfest, Berlín, 1932, pp. 31y39-50.
9 Friedrich LudwigJahn, «Deutsches Volksrum)), Friedrich Ludwig}ahns Wer- 34 Jbíd., pp. 49-50.
ke, ed. Car! Euler, Hof, 1884, vol.!, p. 321. 35 J. G. A. Wirth, Das National Fest der Deutschen Zu Hambach, Neuscadc
1O E. M. Arndt, Entwurf einer Teutschen Gesellscheft, Fráncfort, 1814, pp. a/h, 1832, pp. 11-14; Valentin, op. cit., p. 34.
35 y 34. 36 Valentin, op. cit., pp. 39-40; Wirth, op. cit., pp. 55-74.
11 !bid, p. 36. 37 Valentin, op. cit., pp. 74, 59 y 61.
12 ChristophAlbrecht, Schleiermachers Liturgik, Gotinga, 1963, pp. 64y104. 38 !bid p. 31.
13 Arndt, op. cit., p. 40. 39 Saint-René Taillandier, Études sur la Révolution en A!lemagne, París, 1953,
14 Véase Karl Hoffmann, Des Teutschen Volkes Feuriger Dank und Ehren- vol. II, pp. 108 y 11 O.
tempel Offenbach, 1815, pp. 86, 153 y 1099. 40 Karl Griewank, Deutsche Studenten und Universitiiten in der Revo!ution
15 Beschreibung des Pestes aufder Wartburg. Ein Sendschreiben an die gutge- von 1848, Weimat, 1949, p. 32.
sinnten, s. l., 1818, p. 18. 41 !bid, pp. 36-37.
16 Hoffmann, op. cit., pp. 980, 1099, 259 y 153, lnrroducción a cargo de 42 Bernhard Endrulat, Das Schi/lerjést in Hamburg, Harnbutgo, 1860, p. 12. 1
E. M.Arndt. 43 Courieran der Weser, 13 de noviembre de 1859, nº 310, vol. XIV {éstas 1
1
17 Albrecht, op. cit., pp. 60 y 98. y otras referencias a las «Schillerfeiern» pueden encontrarse en forma de recor-
18 !bid, p. 142. tes en la Niedersachsische Staacsbibliothek de Gotinga, H. Lit. biogr. V 1057).
19 lbíd., pp. 10, 36 y 39. 44 lmtruktionen far die Handhabung der Ordnung beim Schiller Fest 9, 1O,
1
20 lbíd, pp. 23 y 24. 11November1859, Stuttgart, s. d., p. 9; Endrulat, op. cit., pp. 8, 11y14. i
21 Véase la p. 188. 45 Festprogramm des Leipziger Buchhandels, 10 de noviembre de 1859, pássim. il

22 Beschreibung des Pestes aufder Wartburg, pássim; Heinrich Ferdinand Ma.ss- 46 Augsburger Abendzeitung, 10 de noviembre de 1859, nº 312, p. 256.
mann, Kurze und Wáhrthaftige Beschreibung des grossen Burschenfestes auf der 47 Programm der Schi!!er-}ubel-Feier zu Frankfart am Main 9 und 1 O No-
Wartburg bei Eisenach, s. l., 1817, pp. 23-24 y 28. vember, 1859, pássim; Ferdinand Naumann, Die Schi!!er-Feier in Hameln, Han-
23 Hans Werner van Meyenn, Die politische Feier, Hamburgo, 1938, pp. 21 nover, 1859, p. 29.
y22. 48 Endrulat, op. cit., p 128.
24 Klaus Vondung, Magie und Manipulation, Idelogischer Kult und Politis- 49 Dresdner Journal, 26 de octubre de 1859, pp. 248 y 997.
che Religion des Nationalsozialismus, Gotinga, 1971, p. 148. 50 Endrulat, op. cit., p 128.
25 !bid, pp. 42-43. 51 G. V Bodelschwingh, Friedrich V Bodelschwingh, Bethel, 1922, p. 307.
26 Oskar Sohngen, Sekularisierter Kultus, Gütersloh, 1950, p. 17. 52 Georg Müller, ((Friedrich von Bodelschwingh und das Sedanfest», Ges-
27 Karlheinz Schmeer, Die Regie des ójfentlichen Lebem im Dritten Reich, chichte in Wissemchaft und Unterricht, 1963, vol. 14, p. 85.
Múnich, 1956, p. 58. 53 Jbíd., p. 86.
28 Friedrich LudwigJahn, «Deutsches Volkstumn, Werke, op. cit., vol. l., pp. 54 lbíd, pp. 83 y 86.
315-316 y 323. 55 Jbíd., p. 83.
29 Jahn, ibíd., pp. 310 y ss. E.M. Arndt, Ueber Sitte, Mode und K/eider- 56 100 ]ahre Vereinsgeschichte des M&nnergesangvereins «Liederkranz>i Olden-
tracht, Fráncfott, 1814, pp. 50-51. burg-OLD, s. l., 1956, p. 53.
30 Véase la p. 59. 57 Müller, op. cit., p. 87.
31 Véase la p. 87-88. 58 !bid., p. 77.
32 Friedrich Ludwig Jahn y Ernst Eiselen, Die Deutsche Turnkunst, Berlín, 59 lbíd, p. 88.
1816, pp. 252 y 203; por ejemplo, el Festival Gimnástico del 18 de octubre de 60 Véase, por ejemplo, Deutsche Nationa/feste, Schriften undMitteilungen des
1817,Jahn, Werke, op. cit., vol. 2, p. 878. Ausschusm 1897-1898, s. l., s. d., p. 169.

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