UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA –USAC-
CENTRO UNIVERSITARIO DEL NORTE –CUNOR-
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES, ABOGACÍA Y
NOTARIADO
CRIMINOLOGÍA POLITICA Y CRIMINAL
LIC. EDY GEOVANNY MACZ HERRERA
CLINICA CONTEMPORANEA
YESSICA MELISSA MENDOZA SIERRA
CARNE: 201742672
COBÁN, ALTA VERAPAZ 25 DE JUNIO DE 2,021
INTRODUCCION
las investigaciones de los delitos pasan por diferentes etapas, donde todas tienen
como principio el método científico de investigación, el cual atribuye la
interdisciplinariedad e intersectorialidad como requisito para el logro de la calidad
de las investigaciones criminales contemporáneas. La Criminología es una ciencia
que necesita el auxilio de otras ramas, especialidades y disciplinas comprometidas
con la investigación y el desenvolvimiento de la justicia social; específicamente
demanda lo anterior la Criminología clínica, disciplina que tiene como objeto la
investigación de delitos de individuos que cometen conductas socialmente
incorrectas y que puede o no estar tipificada como tal.
El término criminología proviene del latín criminis y del griego logos, que en
conjunto significan «tratado o estudio del crimen».
Este término fue empleado por primera vez a fines del año 1883 por el antropólogo
francés Pablo Topinnard. Aun cuando se toman por hito de su surgimiento como
ciencia los trabajos de Lombroso a fines del siglo XIX, no se puede negar la previa
existencia de importantes aportes a este campo, el que por necesidad siempre ha
atraído la atención de todos.9,10
Al analizar las variadas definiciones que se han conformado para la Criminología,
su alcance, la atribución de métodos y hasta su objeto de estudio, se observa una
variabilidad que expresa el momento histórico y el lugar en que se emitió el criterio;
así como la posición política, ideológica y hasta filosófica de quien lo emitió, entre
otros factores influyentes a tener en cuenta.11
Los estudios criminológicos se fundamentan en la generalidad de la situación
delictiva en una región determinada, se basan en estudios globales que expresan
la criminogénesis, esta justifica que a muchos criminólogos les ha impactado la
tendencia actual a individualizar los estudios criminológicos; para los psicólogos y
psiquiatras es más familiar el estudio del sujeto individual. Al trabajar para el sistema
penal, es frecuente que se les solicite a los criminólogos, el estudio individual; en el
caso de la Criminología, este espacio lo ocupa en la actualidad la Criminología
clínica, que es el centro de este artículo.
La Criminología es una ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa del estudio
del crimen, de los infractores, las víctimas y el control social del comportamiento
delictivo, trata de suministrar una información válida, contrastada, y dinámica sobre
los hechos y las posibles variables del crimen, contemplado como problema
individual y social, así como sobre los programas de prevención eficaz, las técnicas
de intervención positiva en el presunto delincuente y los diversos modelos o
sistemas de respuesta al delito.12, 13
Ante este nuevo concepto de ciencia, el estado liberal entra en crisis. A mitad del
siglo XIX, el acontecimiento de la revolución industrial y la aparición del proletariado
hacen que se requiera una política intervencionista. En el derecho penal aumenta
la tasa de criminalidad, por lo que se necesita una intervención del Estado; estas
circunstancias catalizan numerosas iniciativas en las investigaciones científicas que
abrieron paso a las forenses, lógicamente con las particularidades de las técnicas
que requiere este tipo de investigación; esa es la razón principal por lo que el siglo
XIX se considera el siglo de la investigación criminal, pero indudablemente
existieron otras circunstancias que propiciaron el perfeccionamiento de
metodologías, técnicas y tácticas para el enfrentamiento al delito, entre las que se
encuentran:
- Incremento significativo del delito
- Incremento de la criminalidad
- Impunidad de autoría excesiva
- Perfeccionamiento del modus operandi
- Altos niveles de corrupción policial y social
- Inicios del crimen organizado por concentraciones económicas individuales
- Período marcado por avances científico-técnicos y sociales
- Marcado descontento y desconfianza social hacia el Estado
- Se comienza a afectar el Estado por el elevado índice delictivo
La sociedad demanda pertinencia de los organismos responsables de las
investigaciones delictivas; precisamente, la profundidad y cientificidad con la que se
realicen las investigaciones criminales es un respaldo significativo al logro de la
calidad del proceso penal en la que se aplique una eficaz Criminología clínica; esto
ha conllevado a que los objetivos ortodoxos de la Criminología antigua han sido la
base principal de los nuevos retos de los estudios criminológicos.14,15
Objetivos de estudio y niveles de aplicación
Se incluyen, en el campo de estudio de la Criminología, al delito, al modus, a la
pena, al delincuente, la criminalidad, la reacción social institucional, el costo del
delito, la víctima y los programas preventivos.16
En 1960, Manuel López Rey trataba de distinguir distintos niveles de lectura o
aplicación de la Criminología:
- Científico (conjunto de conocimientos y teoría sobre la criminalidad)
- Aplicado (aportaciones de la criminología a la ciencia y procesos penales)
- Académico
- Analítico (dirigido a analizar la política criminal)
Delito para la Criminología
Ninguno de estos conceptos de delito puede ser asumido, como absoluto, por la
Criminología; su autonomía científica lícita, la propia determinación de su objeto
puede estudiar críticamente porqué a determinada conducta se le considera delito
o por qué no.
El Derecho Penal se sirve de un concepto formal y normativo de delito, impuesto
por exigencias ineludibles de legalidad y seguridad jurídica: delito es toda conducta
prevista en la ley penal y solo aquella que la ley sanciona; pero también solo lo es
y se puede ocupar de él cuando se ha producido la conducta que lo caracteriza en
el código penal.17
Para los psicólogos y psiquiatras es recurrente el estudio del sujeto individual. Si se
trabaja para el sistema penal, es frecuente que se solicite el estudio individual de
sujetos, dentro de un proceso penal previo.
No por existir problemas y resultados criminológicos de «alto impacto», vinculados
a los altos niveles de la sociedad y hasta a la comunidad de naciones, dejan de
existir problemas, también criminológicos, que se circunscriben a individuos o
pequeños grupos, cuya solución es necesaria e importante, por ejemplo, al tratar la
individualización de la pena.18
Hans von Hentig consideraba que la interpretación criminológica puede ser
indistintamente histórica, psicológica, antropológica o sociológica. En 1950, el
segundo congreso internacional de Criminología en París, la consideraba _de
manera un tanto reduccionista, si se refería a la Criminología toda_ como una
disciplina científica, resultado de aplicar las ciencias del hombre al estudio del
criminal, de su acto y las circunstancias.
Definición de Criminología clínica: es esa vertiente de la Criminología, que aplica
sus conocimientos y teorías al sujeto individual para tratar de alcanzar una
explicación integral a cada caso; considera al ser humano como una entidad
biológica, psicológica, social y moral; se ocupa del estudio del delincuente, de la
persona del infractor.19
Benigno Di Tullio la definió de la siguiente manera: «Es la ciencia de las conductas
antisociales y criminales basada en la observancia y el análisis profundo de casos
individuales, normales, anormales o patológicos».
Se le apellida «clínica» como reflejo de su similitud en cuanto a individualidad con
el método médico clínico, aquel que tiene por proverbio «no hay enfermedades, sino
enfermos».
Resulta obvio que en la etapa de la Criminología Positivista, el estudio del individuo
era predominante, así como que con el progreso de las teorías sociogenistas, el
interés se desplazó más hacia lo social, desde el individuo, pero el punto de partida
fue desde los médicos.
Pero sería erróneo establecer una dicotomía en la cual lo individual fuera
absolutamente independiente de lo social; tanto con métodos cuantitativos como
cualitativos de estudio del sujeto, podrán detectarse en él, en su individualidad, las
huellas de la impronta social, las de cualquier elemento presente en las teorías
explicativas que ya se han mencionado, incluidas las sociales generales.
En lo que Marchori califica de «nuevo enfoque clínico», se trata de relacionar la
conducta delictiva en función de la personalidad y del inseparable contexto social
en que el individuo interactúa.
Precisamente entre las críticas habituales a la Criminología clínica está la de no
contemplar suficientemente las variables sociales, pero también, en ocasiones,
existe la visión errónea de que ocuparse de psicología implica excluir o minimizar lo
social, cuando en realidad lo psicológico debe verse como resultado y reflejo
subjetivo de lo social. Hasta la valoración integracionista de los factores biológicos,
no ya los psicológicos, tampoco puede ignorar la impronta e influencia de lo social.
La propia Medicina, aparentemente ocupada en problemas eminentemente
biológicos, hace muchas décadas asumió una posición integracionista y es una
ciencia y práctica eminentemente social.19
Lo que no sería adecuado es el estudio individual desde posiciones reduccionistas,
que pretendan demostrar su conducta delictiva o su victimización solo a partir de
enfoques unidireccionales exclusivamente biologicistas o psicologistas
unipersonales; hasta para su rehabilitación individual o prevención dirigida a ese
sujeto en concreto, su conformación biológica o psicológica puede responder
también, en última instancia, a su historia social, tal cual los factores sociales, y
porque en el contexto social que le es propio existirán elementos a tomar en cuenta
como favorecedores u opuestos a su rehabilitación.
Criminología clínica e investigación científica
No todo estudio, cuyos instrumentos de investigación se apliquen en personas
individuales, es propio de la Criminología clínica, ni tiene por qué ser «positivista».
En una investigación que aborde un problema con hipótesis de respuesta en rango
social, las unidades de estudio son personas que, adecuadamente exploradas,
lograrán dar información para negar o afirmar aquella hipótesis. Por ejemplo:
entrevistas y encuestas a hombres que maltratan a sus parejas pueden ser muy
buenas fuentes para caracterizar la formación de su constructo social sobre género
y violencia; contexto socio-económico; si han sido o no alcanzados, y en qué grado,
por medidas preventivas; si sus actos previos fueron parte de cifra oculta en esta
variante de criminalidad; pena recibida y rehabilitación penal específica -u otra-
recibidas como maltratadores; la respuesta policial a eventuales solicitudes de
ayuda o denuncias de sus víctimas; y similares objetivos de investigación que
pueden estar dirigidos a analizar la política criminal en estos casos.
Pudiera dudarse, si desde un conjunto de estudios individuales con objetivos
criminológicos clínicos, pueden obtenerse resultados de aplicación general. El
elemento a considerar es si el grupo estudiado lo fue homogéneamente, y en qué
grado, por aleatorio o poblacional, es representativo de un sector en que se
manifiesta determinada criminalidad.
Se ha planteado el problema del sesgo en las muestras o poblaciones estudiadas:
por ejemplo, si se pretende un estudio empírico cuantitativo desde los casos
estudiados en la población penitenciaria, debe considerarse que muchas formas de
delincuencia tienen una escasa presencia en ella, por lo que sería erróneo
caracterizar a la criminalidad general de un territorio a partir de la caracterización de
los que permanecen en sus prisiones.
Indudablemente que también el método de estudio que se seleccione entonces
_cuantitativo o cualitativo_ y el alcance que se pretenda dar al análisis, serán
importantes para lograr un conocimiento útil o no.
Ya se ha planteado con anterioridad la necesidad de estudios de alcance
criminológico general a partir de investigaciones en personas que son remitidas para
ser objetos de estudios forenses, de hecho seleccionadas por la autoridad por
determinados indicios o prejuicios. Ello pudiera también repetirse con relación al
estudio criminológico clínico, en tanto se solicite solo para determinados casos y no
aleatoriamente, lo que haría que el conjunto de resultados tampoco sea
generalizable.
Objetivos de la Criminología clínica
Lo que ubica a un estudio dentro de la Criminología clínica es su objetivo: «la
observancia y el análisis profundo de casos individuales, normales, anormales o
patológicos», la búsqueda multidisciplinaria de explicaciones al caso individual, a fin
de conocer la génesis de su conducta delictiva y aplicarle un tratamiento
personalizado, procurar su reinserción a la sociedad y poner los recursos sociales
a favor de ello. A diferencia del examen pericial psiquiátrico, el criminológico no tiene
por objetivo establecer la responsabilidad penal del sujeto al tener en cuenta los
posibles trastornos mentales, aunque este será tratado en detalle en un tema
posterior.
En algunos autores, de fuerte influencia positivista, puede encontrarse el criterio de
que el estudio criminológico clínico tiene por objetivo esencial o exclusivo,
establecer la peligrosidad del sujeto estudiado y que esta es su concepto clave, lo
que limita sus objetivos para determinar si va a seguir delinquiendo y en qué medida,
tratando de precisar su capacidad criminal (cantidad de delito que puede cometer el
criminal) y su adaptabilidad (capacidad de adaptación al medio en que vive).
En cualquier caso, hay dos preguntas criminológicas esenciales, a responderse
ante el análisis de un criminal:
¿Quién es el individuo que comete el crimen?
¿Qué respuesta debe darse a su conducta?
Áreas de aplicación: el tema de los objetivos ubica también al estudio criminológico
clínico en distintos «momentos penales» o áreas de aplicación.
Otra de las críticas históricas a la Criminología es la de que tiende a clasificar al
delincuente y dedicarse más al criminal ya juzgado y condenado, es decir, ya en el
período penitenciario.
En realidad, el estudio criminológico clínico puede ser necesario:
- En un acusado/procesado, de modo que aporte información importante al sistema
procesal sobre su individualidad, útil tanto para interpretar su acto delictivo como
para la selección e individualización de la medida de control a imponerle como pena.
- En un recluso u otra forma de sancionado: para diseñar su rehabilitación e
identificar los recursos de los sistemas familiar, comunitario y otros que pueden
desempeñar un papel positivo o ser contrarrestados por desfavorables; todo ello de
especial aplicación también en el aspecto de la reinserción.
En cualquiera de estas áreas, es evidente que no puede tratarse solo de un estudio
encaminado a detectar y explicar lo ya ocurrido y establecer la «peligrosidad» del
sujeto estudiado, mucho menos dimensionarla con adjetivos, a lo que pudiera
reducírsele en un enfoque fundamentado en un positivismo ortodoxo (que también
en la actualidad todavía puede encontrarse y otorga predominio a lo biológico). Al
definir sus objetivos se afirmó que: «conocer la génesis de su conducta delictiva y
aplicarle un tratamiento personalizado, procurando su reinserción a la sociedad»;
por lo que habría también que pronosticar; y es necesario detectar, describir y
analizar los factores de potencial desarrollo positivo a emplear, introducir o sustituir
para la rehabilitación, o la reinserción -si se trata de un recluso-, lo que suma todavía
más variables a detectar, combinar, desarrollar o neutralizar.
Afortunadamente también ocurre a la inversa, en sentido positivo: los factores
protectores también pueden encadenarse y en su interacción se potencian y
neutralizan los de riesgo; puede «diseñarse» a veces su combinación.
Un análisis criminológico de un caso o problema delictivo también tendría que
contemplar la incidencia o posible participación de la reacción social formal, la de
órganos de control del delito, como policía, sistema judicial y legislación penal e
informal, la del resto de la estructura estatal y la de la sociedad civil, tanto por lo que
fracasaron o no hicieron, como por lo que pueden aportar, bueno o malo (recordar,
por ejemplo, la clasificación en rehabilitación o reinserción).
Las explicaciones, desde el estudio criminológico clínico, emplean los
conocimientos ya establecidos en Criminología, no el hecho inverso de que se tenga
por unidad de estudio a sujetos para resolver un problema general. Los
conocimientos a emplear no deben limitarse a los netamente «psicológicos» o
«biológicos», y los métodos de exploración pueden ser variados. Por ambas
razones, la clínica es tan interdisciplinaria como cualquier otra vertiente de la
Criminología.
Obviamente, según la inclinación que el criminólogo tenga hacia tales o cuales
teorías explicativas, así pudiera inclinar su exploración y el análisis de los resultados
obtenidos en el caso individual, pero, de cualquier manera, tendría que
demostrarlas, describirlas y analizarlas en esa persona, por lo que planteamientos
explicativos que aun estén en el rango hipotético no serán útiles en esta tarea.
Posiblemente, lo mejor sería que cada profesional involucrado en este campo
hiciera una selección crítica de la información recopilada por sus antecesores sobre
factores potenciales y teorías explicativas y la aplicara al caso estudiado.
La conducta delictiva, al estudiarla en el caso individual, no puede verse, por
deformidad dada por el pensamiento diagnóstico propio de médicos y psicólogos
asistenciales, en similitud a una entidad nosológica o enfermedad que suele
responder a una etiología estándar identificable para un cuadro clínico
característico, sino que en cada caso particular debe considerarse la posible
incidencia directa o indirecta de todos y cada uno de estos elementos, en lo que ya
se ha conceptualizado como «teoría de las dosis», de suerte que no hay un solo
factor de riesgo absoluto, sino múltiples elementos a considerar que pueden
combinarse de distintas formas para resultar en el acto.
Los elementos considerables como «factores» no actúan aisladamente ni se trata
de que se sumen mecánicamente: ellos pueden encadenarse («cadenas de
riesgo») o activarse progresivamente entre sí en «efecto onda» o «dominó» y
retroalimentarse.
Al hacer una reflexión final sobre las teorías explicativas y responder la interrogante
de ¿qué puede causar o favorecer la conducta delictiva? es _y probablemente sea
siempre- compleja, no unicausal, aun cuando en determinado caso, o momento,
algún elemento o combinación de ellos pueda tener una presencia especialmente
importante o estar potenciados circunstancialmente por factores disparadores,
como el alcohol o por crisis psicológica. Por otra parte, la diversidad de teorías que
van marcando posibilidades favorecedoras, no absolutas, a la conducta criminal,
explicaría por qué una persona delinque y otras no, pues ellas no solo tendrían que
tener iguales psicologías (temperamentos, carácter, capacidades), sino haber vivido
los mismos momentos sociales, iguales procesos de aprendizaje, iguales
experiencias, iguales contactos con los modelos delictivos del aprendizaje o
asociación diferencial, iguales necesidades vitales y similares.
El «paso al acto delictivo»
Para Jean Pinatel, explicar el aspecto del llamado «paso al acto» es especialmente
importante en Criminología Clínica, pues es la forma y el punto en que «se pasa la
línea» y se comete el delito, a diferencia de otros sujetos que, en circunstancias
aparentemente iguales, controlan sus impulsos, lo que puede representar
importantes diferencias entre delincuentes y no delincuentes.
Durante el paso al acto, pudieran diferenciarse cuatro fases importantes:
1. Consentimiento mitigante: concibe la posibilidad del delito como conducta
eventual o posible y no la rechaza.
2. Consentimiento formulado: decide cometer el delito.
3. Estado de peligro: latente la ejecución ya decidida.
4. Paso al acto: la ejecución del delito.
Métodos de la Criminología clínica
Según el profesor Ernesto Pérez González, el método propio debe ser
interdisciplinario. Las variables a cuya obtención se dirigen esos métodos, aquellas
que los perfilan como herramientas, derivan precisamente de los factores cuya
presencia se desea pesquisar.
Pinatel convocaba al estudio multidisciplinario del caso individual, para lograr una
hipótesis sobre su conducta y elaborar un programa de medidas con fines de
prevención individual, pero debe hacerlo «respetando y cuidando la dignidad del
hombre».
Por ello, lo primero a plantearse en cuanto a método, es el respeto a los principios
bioéticos en la investigación con relación a las personas exploradas, lo que obliga
en la actividad criminológica al dominio, tanto de lo general de ellas como de reglas
específicas definidas por organismos internacionales sobre derechos humanos y
obligaciones para personal que trabaja con personas privadas de libertad; en primer
lugar, pues por la propia práctica de los autores y las relaciones con estas personas
no están exentas de limitaciones, cuando, como ya se ha visto, hasta los Estados
deben observarlas; y, en segundo, precisamente, porque violaciones de tal tipo
serían de pleno interés, en cualquier sentido y nivel, para los objetivos, análisis y
acciones criminológicas, de modo que no sería lógico aportarlas.
Tratar medianamente los contenidos que pudieran derivarse del tema bioético y de
la Criminología, obligaría a un curso solo para ello. Solo se mencionarán tres
aspectos:
1. Cualquiera que sean los objetivos y métodos de una investigación, criminológica,
incluidas las considerables como «clínicas», se debe obtener el consentimiento
informado explícito, de los sujetos de estudio; ofrecer confidencialidad para la
información, y advertir qué tipo de información el investigador no podrá guardaren
secreto, desde el inicio mismo de la relación, antes de que pueda producirse el
dilema.
2. No emplear nunca en delincuentes privados de libertad, «ni con su
consentimiento», formas de exploración o ensayos de tratamientos, que puedan
representar riesgo para la integridad física y psicológica, o neutralicen o disminuyan
su voluntad de comunicación.
3. Mantener las acciones solo en función de los objetivos y métodos científicos de
trabajo, sin incorporar otras ajenas a ello por interés punitivo o de inteligencia de
las autoridades.
4. Aunque existen formas establecidas, «historias» o «baterías» de exploración, en
realidad cada investigador debe hacer su selección y adaptaciones según sus
objetivos y enfoques criminógenos, que a su vez dependen de los factores cuya
presencia se desea pesquisar. Incluso, no necesariamente se busca lo mismo al
peritar un acusado de delito que cuando se va a diseñar la rehabilitación o la
reinserción de un recluso.
5. Por ello, es importante tener preestablecido lo que se busca y en qué áreas:
personalidad, inteligencia, medio social histórico y actual, salud, economía, medios
económicos, modo y proyecto de vida, aficiones, empleo del tiempo libre, motivación
delictiva, crítica de su situación, expectativas, momento vital en que delinquió,
antecedentes patológicos y problemas de salud, antecedentes psiquiátricos, hábitos
tóxicos y similares.
CONCLUSION
La aplicación de las investigaciones criminológicas en los actuales estudios
forenses es una necesidad para la integración de conocimientos académicos y
científicos en la aplicación de investigaciones complementarias que aporten calidad
al proceso penal, es una necesidad para integrar los conocimientos criminológicos
académicos y científicos doctrinales a la aplicación de investigaciones
complementarias que aporten calidad al proceso penal, al establecer un grupo de
requisitos que dentro de la variedad del caso hagan lo más homogénea posible la
investigación; de esta manera, se otorgará oportunidades a los diferentes casos;
quiere decir que no importa el equipo de trabajo que lo investigue, sino que lo más
importante es tener investigadores con los conocimientos, aptitudes y habilidades
en la investigación clínica.
BIBLIOGRAFIA
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