Introducción A La Pedagogía Del Espíritu Santo

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Seminario Arquidiocesano de Catequesis

Parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio


Av. Colón 6500
C.P. 5003 - Córdoba

Encuentro nº 3 (11 de mayo)


Temas: Pedagogía del Espíritu Santo y de la Iglesia primitiva. El PEPS
Objetivos:
1. Comprender la acción pedagógica del Espíritu Santo.
2. Tener un breve acercamiento a la catequesis primitiva.
3. Descubrir el PEPS como mediación histórica de un estilo pedagógico.

La pedagogía del Espíritu Santo


«El Espíritu Santo, anunciado por el Hijo antes de su Pascua (Cf. Jn 16,13) y prometido
a todos los discípulos, es un don y es el dador de todos los dones. Los discípulos fueron
guiados por el Paráclito al conocimiento de la verdad y dieron testimonio “hasta los
confines de la tierra” (Hch 1,8), de lo que del Verbo de la vida habían escuchado, visto,
contemplado y tocado (Cf. 1 Jn 1,1). La acción del Espíritu Santo en la persona la mueve
a adherirse al verdadero bien, a la comunión del Padre y del Hijo, y la sostiene con una
acción providencial, para que pueda corresponder a la acción divina. Al actuar en el
interior de la persona y al morar en ella, el Espíritu Santo la vivifica, la conforma con el
Hijo brindándole los dones de la gracia.
La respuesta a la acción del Espíritu Santo produce una auténtica renovación del creyente:
recibida la unción (Cf. 1 Jn 2,27) y comunicada la vida del Hijo, el Espíritu lo convierte
en una nueva creatura. Hijos en el Hijo, los cristianos reciben un espíritu de caridad y de
adopción a través del cual confiesan su filiación al llamar a Dios Padre. El hombre,
renovado y hecho hijo, es una creatura neumática, espiritual, en comunión, que se deja
conducir por el viento del Señor (Cf. Is 59,19), suscitando en él, “el querer como el
actuar” (Flp 2,13), que le permite corresponder libremente al bien que Dios quiere. “El
Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con
audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Estas
referencias nos permiten comprender el valor que la pedagogía divina tiene para la vida
de la Iglesia, y cuán decisivo aparece su ejemplaridad también en la catequesis, llamada
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a dejarse inspirar y animar por el Espíritu de Jesús y, con su gracia, moldear la vida de fe
del creyente»1.

La pedagogía de la Iglesia primitiva


«Los relatos de los Evangelios atestiguan los rasgos de la relación educativa de Jesús e
inspiran la acción pedagógica de la Iglesia. Desde el principio, la Iglesia ha vivido su
misión «como una continuación visible y actual de la pedagogía del Padre y del Hijo.
Siendo nuestra “madre, ella es también la educadora de nuestra fe”. Estas son las razones
profundas por las que la comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente. Siendo
lo que es, anuncia, celebra, vive y permanece siempre como el espacio vital indispensable
y primario de la catequesis.
La catequesis se convierte en una acción pedagógica al servicio del diálogo de salvación
entre Dios y el hombre. Por lo tanto, es importante que estas características se evidencien:
- hacer presente la iniciativa del amor gratuito de Dios;
- resaltar el destino universal de la salvación;
- evocar la necesaria conversión para la obediencia a la fe;
- asumir el principio de la gradualidad de la Revelación y la trascendencia de la Palabra de Dios,
así como su inculturación en las culturas humanas;
- reconocer la centralidad de Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne que determina la catequesis
como pedagogía de la encarnación;
- valorar la experiencia comunitaria de la fe como propia del pueblo de Dios;
- construir una pedagogía de signos, donde los hechos y las palabras se relacionen entre sí;
- recordar que el amor inagotable de Dios es la razón última de todas las cosas»2.
«Nos interesan los cinco primeros siglos cristianos. Se los denomina “período
catecumenal”. Su catequesis no es la nuestra, aunque sea nuestra referencia. El Credo
transmitido es el mismo, pero la manera de transmitirlo es distinta. […] En los primeros
siglo, la iniciación cristiana remataba en una profesión de fe pública. La fe era confesante.
el verbo humano adquirió una referencia divina, un sentido de existencia. la catequesis
hacía que la palabra fuera “signo”. Las palabras simbólicas dicen simultáneamente a Dios

1
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, no 162-163.
2
Ibid., no 164-165.
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y al hombre. Se las aprendía en la Biblia, unidos sus dos Testamentos en una misma
expresión»3.
En el siglo III toda la preparación cuaresmal es entendida como un tiempo de retiro
consagrado a la oración, a la penitencia y al aprendizaje de los misterios de la fe. Debido
a que el tiempo de preparación para el bautismo era breve, las seis u ocho semanas de la
Cuaresma aparecen extremadamente densas y completas. El aspecto ritual: los
exorcismos. La función del exorcismo es sobre todo la de arrancar progresivamente al
catecúmeno de las fuerzas del mal y de unirlo a Cristo. El tiempo de preparación en el
bautismo es un tiempo de lucha, de tentaciones: con la narración de las tentaciones de
Jesús se abre la liturgia de la Cuaresma. En segundo lugar, a la base del rito del exorcismo
hay una teología dramática de la condición humana. Antes que Cristo lo libere del pecado
y de la muerte, el hombre permanece bajo el influjo del mal. La enseñanza doctrinal.
La preparación al bautismo comportaba también un aspecto de enseñanza. Esta implicaba
dos elementos: una explicación de la Escritura y un comentario del Símbolo. El tiempo
de la catequesis es verdaderamente aquel del fundamento de la fe, como también de la
purificación del alma. La entrega del símbolo. Al terminar las cinco semanas de
instrucción reciben el Símbolo. Entregándoselo a los catecúmenos, el obispo Cirilo de
Jerusalén recomienda aprenderlo de memoria: “para evitar que el alma termine con
ignorarlo, encerramos en estos pocos versos toda la enseñanza de la fe. Aquí está
precisamente lo que quiero que recuerden textualmente”. Luego el obispo hace un
comentario del Símbolo en su conjunto. La iniciación a la oración. La catequesis que se
da durante la “gran semana” de preparación última, antes de Pascua, es esencialmente
una iniciación a la oración. La “entrega del Pater” Se hace generalmente al inicio de la
Semana Santa. La preparación espiritual. La preparación cuaresmal se desarrolla en
una atmósfera de retiro, de oración, de penitencia, de conversion. Es el primer aspecto
sobre el cual el obispo dirige la atención de los catecúmenos en su catequesis de apertura:
es necesario aprovechar el tiempo de la Cuaresma para examinar las propias disposiciones
y, si es necesario, transformarlas. La catequesis mistagógica. Después del bautismo los
neófitos tienen ahora que vivir una última etapa de la catequesis con características del
todo nuevas para ellos, No habiendo todavía recibido una catequesis sacramentaria. En

3
C. LAGARDE – J. LAGARDE, La fe de los comienzos. Catequesis patrística y pedagogía moderna, Madrid,
CCS, 1989, 19.
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efecto, se pensaba que era necesario haber recibido el bautismo antes de ser introducido
en el “misterio” de los sacramentos cristianos. Es como sostiene, en términos modernos,
la importancia de una pedagogía “activa” quehace primero vivir el evento y después lo
explica. Todos los fieles que querían podían participar de tal enseñanza. Las catequesis
mistagógicas que conocemos presentan tres tipos de explicaciones de los sacramentos: se
tiene un comentario de los ritos apenas vividos por los neófitos, de los cuales se estimula
la memoria; sigue una teología bíblica de los sacramentos presentados como la
continuación de las grandes obras de Dios en el Antiguo Testamento (liberación De
Egipto y bautismo; maná y eucaristía); Al terminar la semana de catequesis mistagógica
los nuevos bautizados se colocan el vestido blanco.4

El PEPS como mediación histórica e instrumento operativo


El proyecto es la concreción del camino que se desea realizar y conecta el punto de partida
con el de llegada: parte de la situación real de las personas y tiende a la situación ideal
que se desea alcanzar. En este sentido, el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano es la
contextualización de la misión salesiana en un lugar y momento específicos. «El PEPS es
la concreción de una mente que planifica, que debe guiar el desarrollo de la misión. El
PEPS equivale a un directorio práctico que da orientación y continuidad a la pastoral y
asegura unidad de objetivos y de orientaciones. Por ser el PEPS expresión operativa de la
Pastoral Juvenil Salesiana, debe responder a sus características fundamentales, dar
calidad a todos los aspectos y elementos que lo componen. En definitiva, se trata de trazar
líneas transversales que aseguran la salesianidad de la pastoral juvenil.

• El centro del PEPS es la persona del joven, sobre todo el más pobre
El punto de atención principal de todo el dinamismo de la Pastoral Juvenil Salesiana es
el joven en la integridad de sus dimensiones (corporeidad, inteligencia, sentimientos,
voluntad), de sus relaciones (consigo mismo, con los otros, con el mundo y con Dios), en
la doble perspectiva de la persona y de su protagonismo en la historia (promoción
colectiva, compromiso por la transformación de la sociedad). Todo ello se hace con una

4
Cf. J. DANIÉLOU – R. DU CHARLAT, La catechesi nei primi secoli, Turín, Elle Di Ci, 1969, 46-56.
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mirada puesta en la unidad de su dinamismo existencial y en su crecimiento humano hasta


el encuentro con la persona de Cristo Jesús.

• Su realidad comunitaria
El PEPS, antes que un texto, es un proceso comunitario que tiende a generar en la CEP
una confluencia operativa en torno a los criterios, objetivos y líneas de acción comunes.
Por ser un proceso de la mente y del corazón, evita la dispersión de la acción y reconstruye
su carácter integral y su convergencia educativa; al mismo tiempo, crea y refuerza en la
CEP la conciencia de la misión común y profundiza la vocación educativo- pastoral que
hay que compartir y evaluar ininterrumpidamente. El PEPS, por consiguiente, es un
elemento que identifica y traza los caminos de la CEP, sujeto de la acción educativo-
pastoral.

• Es un proceso dinámico que se desarrolla en cuatro dimensiones:


o Dimensión de educación en la fe: implícita o explícitamente, todo
proyecto pastoral cuida la orientación de los jóvenes al encuentro con
Jesucristo y la transformación de su vida según el Evangelio;
o Dimensión educativo-cultural: se va al encuentro de los jóvenes en la
situación en la que se encuentran, estimulando el desarrollo de todos sus
recursos humanos y abriéndolos al sentido de la vida;
o Dimensión de la experiencia asociativa: se favorece la maduración de la
experiencia de grupo hasta descubrir la Iglesia como comunión de
creyentes en Cristo y madurar una clara pertenencia eclesial;
o Dimensión vocacional: se acompaña el descubrimiento de la vocación y
el propio proyecto de vida dirigidos a un compromiso de transformación
del mundo según el proyecto de Dios»5.

5
SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, 137-141.

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