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1965 LNB 1965 114 LNB

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LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA

JUNTA DIRECTIVA

PRIN ClP ALES: SUPLENTES:


Lic. Rodrigo MOrCRO Ing. Rl'berto Reyna R.
Ministro de Trabajo, Previsión Vice_Ministro de Trabajo,
Social y Salud Pública Previsión Social y Salud Pública

Sra. Doña Sra. Doña


Petita Saa de Robles Luz Robles de Vannucci
Presidenta de la Oruz Roja Secretaria de la Cruz Roja
Nacional Nacional
Sr. Don Luis Carlos Endara Sr. Don Ernesto Arosemena
Comandante Primer Jefe del Comandante Segundo Jefe del
Cuerpo de Bomberoi; Cuerpo de Bomberos
Lic. Juan Tejada Mora
Lic. Jorge T. Veláiquez
Asistente del Gerente General
Gerente General del Banco para Asuntos Leales
Nacional
Señor Don José Velarde
Dr. Alberto Bissot Jr. Sub_Dirictor para Asuntoi:
Director Médico del Hospital Administrativos del Hospital
Santo Tomás Santo Tomás
Señor Don
Sr. Don Nathaniel Méndez G. Carlos de Janón
l're~'¡dente de la Cámara de Vice-Presidente de la Cámara
Comercio, Industria y
Agricultura de Comercio, Industrias y
Agricultura
Reverendo Padre Reverendo Padre
Juan Aldo Emeterio Serrano
DiredoJ' del Instituto Técnico Viee_DirecLor del Instituto Técnico
"Don Bosco" "Don Bosco"
Señor Don José Félix Gómez
Secretario de la Directiva y
Secretario de la Institución

ADMINISTRAICION:

Doña Leticia A. de González B. ProL Carlos E. García P.


Directora General Su b_Director General
I'rof. Braulio Vásquez Don Manuel de J. Espinosa
Director de Contabilidad Tesorero
Lic. Marisol Reyes de V ásquez Don GuiUermo McKay
ASQsora Legal Auditor

LOTERIA
N9 114 SUMARIO Mayo, 1965

Pá'linas
Nota Editol'al:
Centenario dcl nacimiento de tres panameños ilustrcs: .J nlio Augusto
Ardila Aizpuru, José Dolores Carriiio Pinila y Ramón Felipe Acevcdo
Rc)sas ............. - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . - , . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Homenaje a un médico:
Un apóstol de la ciencia al i'ervicío del prójimo, (DI', Hafael Estévez),
por Scott Seegers. Notas de ,Juan Antonio Susto .................. 6
Dr. Rafael Estévez, por Gustavo Méndez Pereira ................. _ 16
Remembranza:
Em'íque Juan Sosa, por Cristóbal Sarmiento 18
Bíografía:
María de los Dolol'~s Gallegos, por Armando Aizpurúa ;!,
Página de Poesía y Literatura
En el séptimo centenai'io de Dante, por Lola Collante de Tiipia _ , , . . _ 28
Bibliografía:
Bibliografía Jurídica Panameña del Lícenciado Jorge Fábl'ega Ponce,
por ,Juan Antonio Susto ..................... _ . . . , . . . . . _ . . . . . . . . . . :1;1;
"el Pretéríto:
Sucesos y Cosas de Antaño (HOl-920), por ~;I'nesto .J. Castilero R. :"6

Ui'bi-nismo:
Antccedentes históricos y soc1o-cconómicos de la eiu:i,vl industriaL.
(Con un apéndice sobre la ciudad pre-índustrial y el marco teóríco
de cambios), por Pedro Salazar Chambers .......... _. . _ . . . . . . . . . 40
Museos:
Nuevas Salas en el Museo del Louvre, por Jean Galloti 53
Memoriai :
Apuntamíentos para la historia de Panamá (1868-1922), por cl Ge-
neral Ignacio Quinzada ........ - . . . . . . . . . . . . . . . . _ _ . . . . . . . . . . . . . (iO
A visos:

Caja de Ahorros .. _ . . . . . . _ _ . . . . . _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . _ . . . _ _ . . . . . . . . 20
Distribuidol' Comereial, S. A. (Cerveza Balhoa) .. _ _ _ _ _ _ _ _. .. .. .. . 32

Toda la correspondencia díríjasc a la Lotería Nacional de Bcneficencin


dc Panamá. Apartado 21. Panamá. Rcpública de Panamá

Impresa en los Talleres de IMPRESORA PANAMA, S. A.

2 LQTERIA
H omeiiaje a un m,édico:

UN APOSTOL DE LA CIENCIA AL SERVICIO DEL PROJIMO,

(Dr. Rafael Estévez)

por Scott Seegers


Notas de Juan Antonio Susto

En el Palacio Nacional de Panamá. cierto día del año de


1939 C) un hombre robusto, con un cigarro puro en la boca, to-
ma asiento en el suntuoso silón de la Presidencia e inclináiido-
se hacia adelante pone su firma en oficial documento de dora~
das letras en relieve. No es el firmante el presidente de la Repú-
blica: es el doctor Rafael Estévez, nacido en España, (") edu-
cado y graduado de cirujano en los Estados Unidos, una de las
personas más universalmente apreciadas y queridas en Pana-
má, y acaso el único inmigrante que firma su carta de natura-
leza en el escritorio del presidente, en tanto que el propio jefe
del Estado permanece de pie presenciando el acto.
Si el doctor Estévez aspirara a la presidencia. tendríamos
elecciones con candidato único - me decía hace poco un pa-
nameño -, Nadie querría oponer su propia candidatura a
la del doctor.

A los 63 años de edad, es el doctor Rafael Estévez hom-


bre vigoroso, de rebosante vitalidad, movimientos ágiles, tez
morena, cabellos negros en los que asoman algunas hebras gri-
ses, ojos castaños de mirada penetrante, risa pronta y ruidosa.
Condecorado con la Orden de Balboa; (") distinguido por so.
ciedades médicas, así nacionales como extranjeras, por sus in-

(1) La carta defínitíva de naturaleza como ciudadano p.anameño, tiene fe-


cha de 22 de aiioRto de 1939. Eii la época en la cual se le hizo entrega
de dla al doctor Estévez, era Presídente de la República el doctor Juan
DemósteneR Arosemena (1879-1939).
¡'2) El doctor Rafael E~tcvez González, nació l' 6 de dícícmbre del 895 en
Hinojosa de Duero, Salamanca. Hijo del matrimonio de don Joaquin
Estévez Medina y dc doña Agustina González Seco.
en La Orden de Vasco Núñez de Balboa en el grado de Comendador le fue
otoriiada primero y liieiio por Dccreto número 320 de octubre de 1962,

6 LOTERIA
fue ascendido a Gran OficiaL. Con tal motivo el pueblo de Aguadulce
le tributó un grandioso homenaje.
novaciones en el campo de la medicina, recibe al par de estos
testimonios debidos a su saber, los del afecto de centenares de
familas campesinas en cuyas chozas su retrato ocupa puesto
de honor. Todo cuanto se relacione con Panamá despierta
en él brotes de entusiasmo: lo fértil del suelo, lo bueno del
clima, la sana índole y la recia fibra del campesino panameño,
las ocasiones de progresar que ofrece Panamá ("Aquí puede
un hombre tener éxito en cualquier cosa que emprenda"); lo
agradablemente que se vive en una nación pequeña ("Es como
ser socio de un club: conoce uno a todo el mundo y ve los resul-
tados de sus propios esfuerzos").
Aunque nació en España, Rafael Estévez residió desde
edad temprana en los Estados Unidoi'. En Clitton, población
de Arizona, trabajó de mandadero en una farmacia. La fre-
cuencia con que iba a curiosear en el hospital movió a uno de
los médicos residentes a facilitarle libros de medicina. An-
dando el tiempo se trasladó a Nueva Orleáns para ingresar en
la Escuela de Medicina de la Universidad de Tulane, (') en la
cual, cursaba también estudios Luis Prieto, C) joven panameño
que, cuando ambos se graduaron, invitó a Estévez a viajar con
él a Panamá. Una vez en el Istmo, después de haber sido in-
terno del Hospital de Santo Tomás, pasó a prestar sus servi-
cios en la compañía contratista de la primera carretera al in-
terior de Panamá. Fue así como, en el año de 1921, n a los 25
de su edad, pasó el joven doctor Estévez a Aguadulce, pobla-
ción de la provincia de Coclé, en la cual ha residido desde en-
tonces.

(.1) El 8 de junío de 1921 se recibieron de médicos en la Universidad de


Tulane (The Tlllane Univcrsity of Louísíana, New Orleans) los doc-
tores Estévez y Prieto.
(5) El doctor Luis Carlos Prieto Eleta, nació el 19 de septíembre dc 1899
y muríó l'n la ciudad de Panamá el 23 dc septiembre de 1963. Era cua.
tro años menor (iue el doctor Estévez.
(6) El doctor Rstévez entró al Hospital de Santo Tomás. de la ciudad dc
Panamá, como médico interno, con una asignación de BI.75.oo mcnsua.
les. l' 29 de junio de 1921; fue asc(lndido a médíco residente el i 8 de
agosto, y presentó su renuncia el 3 de diciembre de 1921. A fincs de
ese año empez'i a prcstar sus sl'rvícios como médico cirujano en la Com-
pañía "R. W. Hebard & Co.", en la División "A", que tenia a su eargo
la construcción del c~mino carretero de Aguadulcc a Santiago de Ve.
raguas.
Ejercimos las funciones de Archivero y Ayudante Scccional de la Di-
visión "A" de la Junta Centi-l de Caminos, l'n Aguadulce, 11 de mar-
zo dG 1922 al 15 de marzo de 1923. Fuimos muy buenos amigos del
doctor Estévez y, cuando sufrimos un ataque de ciática, durante tres
meses, fue cl nuestro médico. El hospital donde se nos atendió, de la
"Hebard", funcIO'naba en una larga galera de madera, en el centro de

8 LOTER~
Aguadulce, al lado de la botica de los señore,, Eskíl~en y Ecker, en el
edificio donde años antl'8 habían tenído su colegio los Hermanos de las
Escuelas Cristianas.
- Llegué al campamento de la compañía a eso de la me-
dianoche - recuerda él-o No disponían allí de alumbrado
eléctrico ni tenía equipo médico de ninguna clase; y era me.
nester mlÍstir un caso de urgencia: el de un trabajador con
una hernia estrangulada. De no operar en seguida, sería cues-
tión de horas que se presentase la gangrena.

El superintendente del campamento le aconsejó que no hi-


ciese nada - Ese hombre morirá de todas maneras, tanto si
usted lo opera como si deja de operarIo - le díjo-. Y los
demás trabajadores no tendrán la menor fe en usted al ver que
ha muerto su primer paciente.
- ~;e me cayó el alma a los pies - recuerda el doctor Es'
tévez.
Así y todo, decidió operar alumbrándose con una linterna
eléctrica de bolsilo y ayudado por la esposa de un ingeniero que
había sido enfermera. C). El paciente se salvó.
-Después de eso, sentí que yo era un médico de verdad -
~omenta el doctor Estévez.
Había temporadas en que era el único médico con que con.
taban 150.000 habitantes de cuatro provincias. Para prestarles
asistencia en los lugares más apartados tuvo que recorrer kiló-
metros y kilómetros por senderos de montaña y escabrosos ca-
minos guiando un Ford Modelo T provisto de llantas mayores
de lo corriente. A los sitios inaccesibles para el auto, llegaba
a cabal lo o a pie.
Lo primitivo de la regíón le obligó a ímprovisar equipo y
procedimientos médicos. Su primera mesa de operaciones tenía
patas plegadizas a fin de poder llevarla en el asiento trasero del
auto. Varios añm; estuvo valiéndose de una "sala de operaciones
portátil", como llamaba a las cuatro sábanas esterilizadas que
iban sujetas con gruesos imperdibles. Con tajes elementos llevó
~! cabo interveneiones quirúrgicas en cocinas, en chozas techa-
das de palma, en pastizal es, muy frecuentemente a la luz de
faroles o de velas; en ocasiones a la de los faros del automó-
vil, dispuestos de manera que, al lanzar su haz luminoso por
una ventana, lo reflejasen en el enjalbegado de las paredes o
del techo. Falto de catgut para las suturas, ideó remplazar
esta cuerda de tripa con el hilo de algodón usado en las la-
bores de crochet, previamente hervido para esterilzarlo. Con
esta innovación se anticipó en 20 años a los cirujanos de los
Estados Unidos, que apenas en 1940 adoptaron el hilo de co-

(7) La eiifermera norteamericana, era esposa dd Í1lgenípro Wilson al ser.


vicio ambos, de la "Hebard".

L.OTERIA 9
ser para suturar las heridas. El menosprecio con que miraba
al principio los remedios caseros tradicionalmente empleados
por la gente del campo, trocose en actitud más tolerante y
comprensiva. Comprobó, por ejemplo, que la infusión de ho-
jas de balsamina administrada a los enfermos de malaria sur.
tía efectos muy eficaces.
- Me horrorizó la costumbre campesina de aplicar en las he.
ridas de machete la zupia del café - apunta el doctor Esté-
ve -. Pero a poco caí en la cuenta de que esos residuos eran
un poderoso hemostático, y que,además, como habian sido
hervidos estaban relativamente libres de microbios.
Al expirar su contrato con la compañía constructora, ce-
dió a las instancias de los habitantes de Aguadulce que desea-
ban verle establecer allí su residencia. Como hasta entonces,
continuó abogando para que dotasen a la población de un hos-
pital equipado con todos los adelantos modernos.
- La gente necesita un hospital así - deCÍa Y yo
también lo necesito para estar al día. No quiero acabar con-
vertido en un mediquilo rutinario.
Don Rodolfo ChiarL acaudalado propietario de un inge-
nio de azúcar, procuraba calmar la impaciencia del doctor Es-
tévez diciéndole:
- Está bien, Rafael, el día que me elijan presidente, ten'
drás tu hospitaL.

Bueno, llegó ese día. Al cabo de tres años, siendo ya don


Rodolfo Chiari presidente de Panamá, e) se presentó en la ca-
pital el doctor Estévez a recordarle su promesa. -Vengo a
pedirte mi hospital - le dijo.
- No hay en el presupuesto ni un solo centavo que poda-
mos destinar para eso - repuso ChiarL
Sin darse por vencido, el doctor Estévez empezó a escu-
driñar el presupuesto renglón por renglón.
- Aquí está mi hospital - exclamó señalando un renglón
que decía: "Puente en la provincia de Chiriquí: $50.000".
Fueron inútiles las reflexiones en contrario del presiden~
te Chiari. El joven y entusiasta médico no dejó a sol ni a som-
bra a los diputados y senadores por Chiriquí. Halagó, instó,
argumentó hasta que todos convinieron en que tenía razón. El
puente podía dejarse para después.

(R) Don . Rodolfo . Chiari (1869-1937) fue el sexto Presidente Constitucional

10 LOTIFlIA
de la República, del 10. de octubre de 1924 al 30 de septiembre de 1928.
En 1928 (" i"e inauguró en Aguadulce el nuevo Hoi"pital
Marcos Robles, que constaba de 60 camas. Como loi" fondo~
disponibles para la compra de equipo eran ei"cai"os, el doctor
Estévez cediÓ un terreno de SLl propiedad a fin de que lo rifa-
sen a beneficio del hospitaL. Con los $2.500.00 producto de
la rifa compraron un flamante autoclave para esterilzar ini,-
tl'UmentoR quirúrgicos. De entonces a la fecha, el doctor Es-
tévez ha gastado miles de balboas de su propio bolsilo en el
sostenimiento del hORpital y adquisición de materiales para
el mismo. No lleva cuenta de las sumas así invertidai".
- No son dinero malgastado y es cuanto necesito saber -
dice cuando le hablan de eso.
El hospital le facilita la manera de adelantar los trabajos
de invei"tigaciÓn a que es tan inclinado. Entre los resultado,.
de ellos figura el redescubrimiento del antiguo y poI' larg"o tiem-
po olvidado principio de la importancia de la ambulancia post-
operatoria. Le puso en camino de llegar a este l'esultado la
terquedad de un paciente que a raíz de una apendectomía se
negó a permanecer acostado y que, sin embargo, sanÓ por
completo en la mitad del tiempo que normalmente tal'dan los
operados del apéndice. El doctor Estévez experimentó cau'
tamente en otros 50 casos de cirugía abdominaL. Sin excep-
ción alguna, los operados que guardaban cama menos tiempo
sanaban más rápidamente. En lo sucesivo se adoptó en el
hospital como procedimiento corriente la ambulación postope-
ratoria.
Fruto de los datos allegados gracias a las minuciosas his'
torIas clínicas de todos estos casos, llevadas año tras año, fue
el informe que envió el doctor Estévez al Tercer Congreso del
Colegio Internacional de Cirujanos reunido en Ciudad de Mé-
xico en 1941. El informe hizo fruncir el ceño a varios COle-
gas escépticos. Uno de ellos. cirujano de gran reputación,
censurÓ al autor acusándolo de "arriesgar la vida de los pa.
cientes". Pasaron los años. y este mismo cirujano, a más de
retractarse públicamente, elogiÓ al doctor Estévez al traer a
cuento los servicioR que había prestado a la ciencia médica. La
ambulación postoperatoria es hoy procedimiento universal-
mente practicado.
La introducciÓn de la avioneta facilító al doctor Estévez
las vísitas a domicilio 150 kilómetros a la redonda. Al prin-

(9) El actual hOflpital de A~uadulce, cuya edifieacíón !oe hizo entl'e los
añolS de 1927 a 1928. comenzó a funcional' en se¡itiembre de 1928. Se le
dió el nombre de "Marcofl Robles", por Decl'eto de 27 de mayo de 1930.
.EI busto, en mármol blanco, de don Marcos Robles, abuelo del actual
Presidente de la Repúbllca, se inauguró el 21 de mayo de 1944, en cuyo
acto llevó la palabl'a el disting'uido aguadulceño, doctor El'asmo Mén-
dez (1882-1956)

LOTERIA 1l
Cipio se valía de pilotos profesionales, pero más tarde apren-
dió a pilotar su propia avioneta. Aún así, no dejaron de prc-
sentársele dificultades; a veces, al acudir a una llamada ur-
gente, no hallaba dónde aterrizar en sitio cercano a la casa
del enfermo y tenía que terminar el viaje, como en épocas an-
teriores, a caballo o a pié.
Convertido por obra de las circunstancias en precursor y
propagandista voluntario de la edad del avión, diose a persua-
dir con celo de misionero a los habitantes de aldeas y de plan-
taciones apartadas a fin de que desmontasen suficientes es'
pacios de terreno para pistas de aterrizaje. Al propio tiempo
equipó su "hospital volante" con una camila plegadiza y con
un tanque de oxígeno.
- Estos aprestos han salvado cientos de vidas - dice el
doctor Estévez -. Al contar con ellos he podido trasladar
al hospital en una hora, y hasta en menos tiempo, casos de
urgencia.
Por laborioim y prolongada que haya sido la asistencia
que le prestó a un paciente, jamás le importunó por cobrar la
cuenta de sus honorarios. Al preguntarle yo a qué obedecía
esto, manifestó cierta sorpresa. - Les cobro mensualmente
a los ingenios de azúcar y a las compañías de seguro - me
dijo.
- Me refiero al cobro a sus pacientes, doctor - insistí yo.
_ ~J;m todos ellos gente muy honrada. Sólo me llaman cuan-
do están verdaderamente necesitados de asistencia médica. Una
enfermedad los deja bastante malparados de dinero. Apenas
pueden, me piden la cuenta. Y mientras tanto no es cosa de
mortificarlos cobrándoJes cuando no tienen con qué pagar.
Pese a su absoluto desinterés en materia de honorarios,
es hoy hombre de posibles. Como buen número de pacientes
le pagaban con cabezas de ganado en vez de dinero, tuvo al
fin que procurarse una dehesa. Más adelante importó semen-
tales de pura raza, experimentó con diversidad de pastos, com-
pró más tierras. De esto pasó a la agricultura en general, a
las obras de riego, al negocio de lechería y, por último, a la
cría de caballos de carreras.
Debido en gran parte a sus iniciativas, la provincia de Co-
clé es hoy importante centro productor de ganado tanto leche-
ro como para el consumo. En la granja de Estévez, la ración
diaria de las vacas - preparada según fórmula del doctor Es-
tévez - es rica en proteínas; las condiciones en que se hace
el ordeño son casi tan asépticas como las de una sala de opera~
dones. De ahí resulta una leche de superior calidad, abundan-
te en materias grasas y con mínima proporción de bacterias.
12 LOTERIA
Consecuencia de los entusiastas empeños del doctor Estévez ha
sido también la moderna fábrica de elaboración de productos
lácteos establecida en las afueras de la ciudad.
Otra de sus iniciativas fue la primera radioemiisora pana-
meña de la región central con programas de noticias y de músi-
ca interpretada por artistas nacionales. Sirvió además, para
que el doctor Estévez se comunicase con pacientes de lugare~
gpartados del Istmo a fin de prescribir tratamientos o medici-
nas. Así por ejemplo, de una aldea distante telegrafiaron que
a un paciente sometido hacía poco a una intervención quirúrgi-
ca se le habían presentado complicaciones postoperatorias. El
doctor Estévez respondió por telégrafo diciendo: "Sintonicen
HP51 a las 7 p.m." Todos los radioescucfas de la emisora
oyeron esa noche las minuciosas instrucciones que daba el doc-
tor Estévez con clara y pausada entonación para el tratamien-
to del paciente.
Al correr de los años se ha preocupado por encauzar en
forma constructiva la genial impetuosidad de los panameños.
Sirva de muestra lo que relata Carlos Bárcenas, mecánico espe-
eìalizado en automóviles: -Hace 20 años, recién llegado a
Aguadulce, era yo un buscarruidos. No había semana en que
no armase bronca en alguna cantina. Un día me llevó el doc-
tor Estévez a su casa, hizo que me pusiera unos guantes de bo-
xeo, y me dijo: "Siempre que tengas ganas de pelear vas a ve-
nir aquí a pelear conmigo". El doctor Estévez era algo serio
cuando decía a pelear. Tuvimos tres o cuatro sesiones por se-
mana, y fué suficiente para mi.
No pararon ahí las cosas. El doctor Estévez compró una
pelota de boxeo, varios pares de guantes, y fundó en Aguadul-
ce un club para muchachos aficionados al pugilismo. No tar-
dó mucho en despertarse la afición en las provincias del centro
del Istmo; se concertaron semanalmente encuentros entre el
club de Aguadulce y los de poblaciones vecinas. Cuando el de
Aguadulce formó un cuadro de beisbol, el doctor Estévez lo
equipó de todo lo neces~rio y además ingresó como lanzador.
- Mi curva era engañosa - dice al hablar de esto - y
como nadie había visto curvas de beisbol en el interior de Pa-
namá, nuestro cuadro ganaba siempre.
El deporte es uno de los medios con que aparta a la juven~
tud del mal camino. De otros recursos se vale también para
prevenir la delincuencia, a veces con severidad ejemplar.
Un lunes por la mañana se oían en el hospital los alaridos
de un trabajador a quien le estaban cosiendo una herida de ma-
chete recuerdo de una riña.
~ Podr~a usted anestesiarlo... -observó al doctor Estévez
un médico visitante. - Reservo mis anestésicos para los pa-

LOTERIA 13
".

cientes que no tienen la culpa de estar enfermos ~ replicÓ el


doctor Estévez-. Estos gallos que salen heridos por haberse
emborrachado y buscado camorra pueden muy bien aguantar
las consecu encias.

Si en ocasiones extrema la severidad, en otras da muestra


de una mansedumbre que conmueve y desarma al más insensi-
ble. Al incendiarse los pastos de una de sus dehesas, alcanzó
el fuego a la cerca de la dehesa vecina, el dueño de la cual pi-
diÓ una crecida suma por daños y perjuicios pero convino al ca~
bo, aunque de mala gana, en que remplazasen con otros postes
los 385 que se habían quemado. Condición del arreglo fue que
todo poste cuya calidad no igualase a la de los postes quemados,
que según aseguraba eran inmejorables, podría ser rechazado.
Suministró el doctor Estévez carretadas de postes y soportó pa-
cientemente que de cada carretada aceptase el vecino unos po-
cos y rechazara los restantes. Así las cosas, al estar recorrien-
do un día la cerca para examinar el diezmilésimo poste, cayÓ
el vecino del caballo y se fracturó un hombro. Lo asistiÓ el
doctor Estévez y cuando el veeino, ya restablecido, le pidió la
cuenta, limitósc a cobrarle lo que costaron anestésicos y venda-
jes: $6.50. LlorÓ el vecino de vergüenza. y es hoy uno de
los grandes admiradores del doctor Estévez.

A los 63 años es Rafael Estévez hombre que lleva una vi-


da que agotaría a muchos de bastante menos edad que éL. Pa-
sa las mañanas en el hospital, ya en la sala de operaciones, ya
visitando salas y otras dependencias. No obstante ser la ciru~
gía una de las profesiones más agotadoras por la total con-
centración que impone su ejercicio, la asombrosa fortaleza de
que está dotado el doctor Estévez le consiente operar casi en
serie. Le he visto hacer nueve operaciones del abdomen en
solo dos horas.

Después del almuerzo dedica las primeras horas de la


tarde a los pacientes de la clínica del seguro sociaL. A eso de
las tres está de vuelta en casa, una sencila residencia cuyo
patio ha empezado a llenarse de pacientes: los de su clientela
particular. Solo después de haber atendido hasta al Último
de ellos toma el automÓvil en que se traslada a la granja, en
18 cual permanece hasta el oscurecer, viendo que todo esté en
orden y bien cuidados los animales.
Se halla de regreso en el hogar para la hora de la cena.
Sentado en el portal de la casa con su bella espo:'m Melsina ('0)

(10) El doctor Estévez contrajo matrimonio eclesiástíco en Aguadulee el 18


de noviembre de 1922, con la señorita Melsina Mc Wiliams López.
Asístimos a esta simpática boda. La hermana del doctor Estévez, do-

14 LOTERIA
ña .María casó con don Demetrio Dutari, de Soná.
la novia de sus tiempos de estudiante de bachilerato - pasa
la velada conversando y chanceándose con los amigos. que
acuden a la tertulia. A eso de las 11 se acuesta y lee por es-
pacio de una hora o más revistas de medicina antes de apagar
la luz.

A las insinuaciones que le han hecho en más de una oca-


sión para que presente su candidatura a diputado o a senador,
ha respondido invariablemente diciendo: "Yo soy médico".
Son muchas las familas de Coclé en las que ha sido mé-
dico de cuatro generaciones. Entre sus ahijados - suman
hasta el día 271 y aspira él a completar los 500 - hay nietos
de presidentes e hij os de peones y de carreteros.
- Cuando voy a Aguadulce - me deCÍa un alto funcio-
nario - se que allá están la iglesia, la estatua del Presidente
Chiari que se alza en la plaza y el doctor Rafael Estévez.
Ese hombre es una cumbre; la gente de la comarca cuen-
ta con él lo mismo que con ver salir el sol todos los días. A
veces creo que no se acuerdan de que es hombre mortal como
todos nosotros. ('1)
(Artículo tomado de la Revista Selecciones del Reader's Digest.
Tomo XXXVIII, Número 226 del mes de septiembre de 1959.)

(I i) El doctor Estévez falliició en la ciudad de Panamá, en el Hospital de


la Caja de Seguro Social, el 28 de marzo de 1965. Su entierro se efec-
tuó en Aguadulce en la tarde de ese mismo dia. Constituyó este acto
la manifestación de una honda y i-entida simpa tia y un intenso cariño
del pueblo aguaduleeño, que tanto lo amó, y de parte de sus numerosos
amigos y admiradores.
El doctor Rafael Estévez González fue autorizado para ejercer la me-
dicina en Panamá, por la Junta Nacional de Higiene el 20 de mayo de
1925. Fue miembro fundador de la Asociación Médica Nacional y del
Colegio Panameño de Cirujanos. Perteneció a la Fraternidad Honora-
ria Nacional de Estados iUnldoi- Alpha Omega Alp.ha. Fue médíco ci-
rujano del hoSI)ítal de la R. W. Hebard" y Director Médico del Hospi-
tal "Marcos Robles", ambos en aguadulce y Médico de la Caja de Se-
guro Social.

LOTERIA ~5
Dr. Ti_afael Estévez
por Gustavo Méndez Pereira

Las brisas norteñas que hoy soplan sobre el pueblo de


Aguadulce traen acentos lúgubres, modulaciones de pesar y
de dolor, porque el destino, con su implacable guadaña, ha se-
gado para siempre la vida de uno de los más grandes benefac~
tores de este pueblo. El Dr. Rafael Estévez, ese hombre todo
vitalidad, todo energía y todo dinamismo, que tenía la cos-
tumbre deaQtuar, se ha desplomado en la misma forma comu
los robustoS' árboles de la selva cuando los azota una recîa y
sorpresiva tempestad. Por eso venimos aquí, a este sacrosan-
to rincón, con el alma contrita, agobiados por el peso de una
gran pena a acompañar a su última morada al hombre que
durante años supo prodigarse todo entero en aras de los hijos
de este pueblo y de todos sus conciudadanos. Los que tuvimos
el privilegio, cuando todavía estábamos en la escuela prima-
ria, de verlo comenzar su carrera profesional, recordamos aho-
ra melancólicamente aquella figura casi legendaria del Dr.
Estévez, cabalgando en su alazán, maletín en mano, por estas
cal1es y por aquellos caminos de Dios, atravesando lodazales
y ríos, cuando todavía no había puentes, para llevar a las ca-
sas y a las chozas de vilorrios más apartados, el lenitivo para
las dolencias física~~; y el consuelo para las atribulaciones del
espíritu. Más tarde, cuando los signos de progreso se mani-
festaron en nrestra:3 provincias, lo vimos también manejando
él mismo su aubmóvil, por esas polvorientas carreteras cum-
pliendo siemITe con su noble y abnegada misiÓn. Quien les
habla, cuando niño y sin que siquiera hubiera soñado todavía
estudiar medic;na lo observó afanoso en sus primeros pasos
en la cirugía. Diez años después, al regresar de los estudios
lo vió también ya al frente del hospital de este pueblo que se
construyó durante la administración de Don Rodolfo Chiari, .Y
allí hasta la feeha, el Dr. Estévez ha trabajado sin tregua y
sin deseanso por el mejoramiento material de esa institución,
adonde, atraídos por el prestigio bastante difundido de su ex-
perto escalpelo han venido, buscando alivio para sus dolencias,
enfermos de todas las provincias centrales.
Ya no veremos más su gallarda figura; y su irradiante
versonalidad, plena de simpatía y de atracción, será sólo un
recuerdo. En el futuro, cuando volvamos a este terruño don-
de por prjl'wra vez vimos la luz, que el Dr. Estévez adoptó
para él y el cual quiso entrañablemente, encontraremos un
gran vado. Ya no estará en la plaza, en la farmacia de Ecker,
en caf~~ ci-c alguno de nuestros parientes, o en su propio hogar,
16 LOTERIA
(,1 colega y el amigo leal quien con su caraderistica sonrisa y
:,'u abrazo cordial, contento y socarrón me recibía siempre des-
pués de algún tiempo de no verme.
El DI' Estévez, fue ese profesional de la medicina quien
en los días aciagos en que perdiera el úníco vástago que drera
su distínguida esposa doña Melcina de Estévez, volviera pron-
to sus oj os al campo en busca de distracción para acallar su
congoja. Fué ese mismo el hombre que al dedicarse a las fac-
Has de la agricultura, logró desarrollar sus fincas y organizar
la industria lechera en tal forma que ha contribuído grande-
mente al incremento de la economía de nuestra provincia y en
ia república, en general.
Hoy ese hombre, ese colega, ese amigo, todo acción y to.
do bondad, ha traspasado el umbral del más allá. Que Dios
lo reciba en su glorioso seno y que la tierra ésta que tanto su-
po amar, y que añoró aún en sus cortas ausencias, le sea li-
g'era, y le sea blanda.
Recíba el Dr. Estévez el postrer saludo del colega que lo
supo apreciar y estimar en todo su valor; reciba también el
calui"oso y sentido homenaje de cariño y admiración de todo el
cuerpo médico de la República y el emocionado tributo de ca-
riño y gratitud del pueblo aguadulceño que deja aquí las flo-
res imperecederas del recuerdo. Paz a su tumba!
Dr. Gustavo Méndez Pereira
Decano de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Panamá
Aguadulec, 29 de marzo de 1965.

LOTERIA 17
namá son muy contados los hombres o funcionarios públicos
que atienden a los periodistas y no solicitan ser mencionados
(i citados dentro de la noticia, por el solo hecho de suministrai'
la información. Los hay también quienes iwlo aspiran ver su
nombre en letra de molde aun cuando no den a la prensa nada
de interés público digno de ocupar el espacio de un periódi-
co. La gran mayoría busca propaganda gratis aprovechán-
dose de la posición que transitoriamente ocupan en el engra-
naj e oficiaL.
Muchos de los "reporteros" que por allá por los años 52
al 56 caminabamos detrás de la noticia, encontraron en la ofi-
cina de Enrique J. Sosa una verdadera fuente do información
diaria. Mis colegas de aquellos años, entre los que recuerdo
n don Luis Restrepo y don Ariel H. Castro, se afanaban por
llegar a bellas Artes seguros que en esa oficina encontrarían
una información interesante para sus diarios. Enrique Sosa,
como todo un hombre íntegro suministraba las informaciones
con veracidad, exactitud y matizad:. de detalles e interés para
el lector y por encima de todo con absoluta objetividad.
Cuando Enrique Sosa abandonó el Departamento de Be-
llas Artes y pasó a la Dirección de los Archivos Nacionales,
después de realizar en ese Departamento del Mínisterio de
EducaciÓn una labor con caracteres imborrables, continúa visi-
tandolo en su nuevo despacho. Tenía en los Archivos una ar-
dua labor por delante. Reorganizar y ordenar la historia del
paÎf! que se encontraba entre papeles y libros practicamente
deteriorados por el tiempo.
La primera vez que fuí a su nueva oficina lo encontré en..
tusiasmado por la labor que podría realizar. "Aquí si hay
noticias" me dijo tan pronto como me hizo pasar a un salón
donde estaban apiñados en el suelo documentos valiosos de
nuestra historia, los cuales trataba de ordenar.
A pesar de lo ocupado que se encontraba en su nueva po-
sición, siempre hacía tiempo para recibir al periodista y al
amigo. Y fueron muchas las buenas noticias que suministra-
das por Enrique logré publicar en "El Panamá América", ob.
tenidas de los documentos de los Archivos, de donde con su
gran capacidad sabía encontrarla para ser divulgad~.
Enrique Sosa gozaba cada vez que dentro de los cientos
òe documentos descubría algo de interés público. No desma-
yaba hasta localizar al periodista para interesarlo para darle
publicación a su nuevo hallazgo histórico-noticioso.
Las informaciones suministradas y obtenidas de los docu-
mentos históricos merecieron siempre la primera plana de mi
11iario con cierta prominencia por su importancia e interés pú-
blico. En otras palabras. eran verdaderas noticias.
LOTERIA i'
Siempre pensé y muchas veces se lo manifesté a Enrique
Sosa. que él hubiera Rido un buen periodista. Sabía calibrar
y reconocer el "quid" de las informaciones. Escribía con ele-
gancia y pulcritud y aunque jamás se le conoció como perio-
dista. Enrique Sosa escribió mucho para la gran prenRa nacio-
naL.
Deja Enrique Juan Sosa este mundo. pero en muchos de
sus amigos permanecerá el recuerdo del hombre correcto. del
caballero, del funcionario público culto. leal y competente;
entre los periodistas que tuvimos la dicha de conocerlo estará
latente el colaborador sensato sincero y el amigo inolvidable.

El presente depende de cuanto gastes y el futuro


de cuanto guardes. No importa cuáles sean sus
ganancias; un presente de austeridad es un futuro
de prosperidad.

Abra hoy mismo una cuenta en la

CAJA DE AHORROS
DEPOSITO INICIAL: Bl.5.00
OFICINAS: - PANAMA: VIii España - Ave. Séptima Central
COLON: Avenida d.1 Frente, esquina eon Calle V.

20
LOTERIA
Biografía:

Mdría de los Dolores Gallegos


y sus TRAGEDIAS.
Por: Armando Aizpurua.
* '" *
En un apacible atardecer del mes de diciembre de 1845.
llega a David a la residencia del ilustre hombre público, Doc-
tor José de Obaldía, un joven ligeramente jibado, apenas en-
trado en la mayoría de edad, físicamente poco favorecido y de
frente ancha y despejada, donde un indómito mechón de ca-
bellos disimulaba lo que ella revelaba: una inteligencia oceá-
nica, como de él dijera el Gran General Tomás Cipriano de
Mosquera.
Don José de Obaldía reconoce al instante al recién diplo-
mado de Doctor en Derecho, Rafael Núñez, primogénito del
matrimonio eclesiástíco del Coronel Francisco Núñez v doña
Dolores Moledo García. El huésped le hace entrega 'de una
carta-recomendación de su padre, quien. parece, le hacía en
ella referencias del desliz amoroso de su hijo con una dama de
la sociedad cartagenera, motivo por el cual obligaba su pre-
¡.encia en David, a fin de evitarle un matrimonio prematuro.
La pequeña élite de David, estirada y rígida, abre sus
aristocráticos salones para recibir y agasajar al forastero, a
cuyas reuniones concurrían las muchachas casaderas atavia-
daR con sus mejores gälas. María de los Dolores Gallegos.
hija del matrimonio de don José Lorenzo Gallegos y de doña
María Clemencia Martínez, no asistía por entonces a esas fun-
('iones sociales en honor' del joven poeta y doctor, porque ape-
nas había cumplido 14 años de edad y no sería hasta los 15
cuando :3e le permitiría participar en sociedad, de acuerdo con
las reglas españolas de la época. Pero Núñez conoce a la be-
1 la Dolores en casa de su hermana doña Ana María Gallegos,
~'sposa de don José de Obaldía. Desde entonces, desde que
entra en amistad con ella, la fatalidad cierne sus alas en torno
ti la núbil criatura, quien, con el devenir de los años, sería la
mujer más vilipendiada y discutida de Colombia, hasta culmi-
nar su desventura con el homicidio de tan ilustre dama.
LOTIiRIA 21
En 1849, Rafael Núñez aparece en Cartagel'a haciendo
política en favor de la candidatura presidencial del General
José Hilario Lópe'Z, y para el éxito de sus aspiracIoneR de en~
cumbramiento en las altaR esferas oficialeR, en el curso de la
campaña se decide por la arenga, por ser el medio más apro-
piado para impresionar a las masas populares favorablemente
a su candidato; empero, como carecía de las virtudes del tri-
buno, por ser su voz un tanto gangosa, apela a RU pluma, vigo-
rORa y ágil, que había de darle la plataforma con la cual Roña-
l'a. Espera de RU intensa y fervorosa propaganda periodística,
se le ofreciera un puesto destacado al triunfar el General Ló-
pez, pero falla en sus apreciaciones, pueR apenas se le nombra
Secretario del Gobernador del Departamento de Bolívar, Ge-
neral .Juan José Nieto. En tanto veía con asombro que RUR
compañeros de lucha, más afortunados que él, ocuparan car-
gos de mayor importancia y responsabilidad, con menOR pre~
paración y capacidad intelectuaL.
Decepcionado haRta más no poder de su fracaso político,
comprende que todo esfuerzo es inúti sin alas heredadas para
remontar las alturas del poder gubernativo. Convencido de
ello, bURca el eRt1'ibo que reclama su pie: el matrimonio, y 1'e-
i-~J'esa al Istmo en 1850, y celebra compromiRo matrimonial con
doña Concepeión Picón y Herrera, sobrina del ilustre y bene-
mérito General Tomás Herrera, de gran renombre por sus ha-
zañas guerreraR.
Sin embargo, pronto duda de RU acierto en el escogimien-
to de la dama que habia de ser su espORa. Recuerda al Doctor
¡le Obaldía, y, como el 7,01'1'0, procede a cobijarse bajo la som-
bra de este árbol frondoso, más poderoso en la política nacio-
nal que Herrera, y dirige RUS miradas de felino a María de los
Dolores. Unese a ella en el amanecer del domingo lB de ju-
nio de 1852, en el santuario colonial de San José de David. Des-
de ese momento piensa que su futura víctima habría de servir-
le de trampolín para alcanzar las altas esferas oficiales del
gobierno, por el elemento valInso que la rodeaba.

Desde entonces, desde que le ponen las primeras alas que


tanto anhelaba para surgir, embarga para toda la vida el co-
razón de su ilustre espORa; comienza para ella su eterna via-
crucis, por no haber en él una sola chispa de amor sino frialdad
v cálculo político. Sus frecuentes alejamientos, a veces in-
ìnotivados, crearon en rededor de ella sORpeehas pecaminoRas
y leyendas desagl'adableR, cuando ya se acercaba al pináculo
de RU más grande y devol'ante aspiración. Entonces huye de
su hogar, traicionando el amor sublime de su esposa e hijos,
así como traicionara más tarde a sus amig-os y al Partido Li~
hel'al, que le había llenado de gloria. Y fue traidor hasta con
22 LOTERIA
su mismo Dios, porque a la hora de su muerte, monsenor Biffi
le ofrece la absolución, la cual rechaza porque no quería con-
fesar sus grandes culpas, ni menos perdonar a sus enemigos.
En torno de este desdichado matrimonio-que tantos ma-
les produjo a Colombia, buscando Núnez del Papa romano,
León XIII, la nulidad del vínculo matrimonial que lo unía a su
distinguida consorte-, escribe el Doctor Pablo Arosemena:
"Fue obra del pensamiento y no del corazón. Núñez ne-
cesitaba hacerse conocer para surgir, ganó el apoyo de don J o-
sé de Obaldía, entonces en la plenitud de su influencia".
y para qué seguir aducíendo otros conceptos de grandes
políticos y escritores colombianos, en torno a este delicado
asunto? Pero bástanos hacer hinca pie en las palabras de don
Fernando de la Vega, cuando dijo: "Nuestros políticos suelen
a menudo casarse para no combatir. Hay partidas de matri-
monio que no son sino credenciales parlamentarias. Núñez se
casó con una curul, buscó el amparo mercantil de los Galle-
gos, ferió su mano, en tráfico indigno, a trueque de las influen-
cias de Obaldía".
Núñez celebra sus núpcias precisamente cuando los pue-
blos del Istmo preparábanse para escoger a sus representantes
al parlamento colombiano, que había de reunirse en Bogotá el
10. de marzo de 1853. No pierde tan brilante como ansiada
ocasión, y con la poderosa ayuda del senor de Obaldía y los her-
manos Gallegos, sale electo congresal por la Provincia de Chi-
riquí: punto de arranque de su carrera política y pasaporte
hacia la historia.
Buscando fortalecerse en la política del país y ganar ca-
niándulas por mano ajena, acércase al Doctor José de Obal-
día para proponerle proclamar, conjuntamente, candidato a la
Presidencia de la Nueva Granada, al General José María Oban-
do; y aunque animado por los éxitos alcanzados por su enlace
matrimonial con doña María de los Dolores, no se sentía lo su-
ficientemente fuerte para emprender por sí solo la jornada cí-
vica.
La influencia de su esposa lo sigue favoreciendo, no obs-
tante ver en él al esposo hurano y frío, y fueron varios los pues-
tos importantes que le dieron a conocer: desde Presidente de
l: Cámara Provincial de Chiriquí, hasta Gobernador del Esta-
do de Panamá, aparte del cargo de Representante al Congreso
de Bogotá: piedra angular de sus aspiraciones, donde expone
sus grandes dotes intelectuales y su habilidad política; con-
dición que también puso en juego desde su matrimonio, con
detrimento de la felicidad de su hogar.

LOTERIA 23
~
Estas representaciones democráticas, no influyen en su
ánimo para derramar en ~u esposa su cariño y gratitud, 0, al
menos, su reconocimiento; pero sí diéronle oportunidad, dado
ya el ningún interés que le unía a ella, de mantenerse alejado
de su hogar, del cual tanto más se alejaba, cuanto más se acer-
caba al escenario político que le independizaría de sus debe-
res de esposo.

Por estas frecuentes ausencias, no es sino hasta 1858,


cuando tiene su primer hijo, y el segundo, en 1860. El prime-
ro de &llos es de un parecido exacto a su abuelo paterno, por
lo que dbpus0 Núñez bautizarlo con el nombre de su padre:
Francisco. Empero, SIlS apologistas ignoraban la existencia de
i'ste primogénito, porque su padre, maliciosamente, guardaba
silencio en torno a su nacimiento, para crear sospechas acerca
de la fidelidad de su madre y justificar de esta manera indig-
na, llegado el momEnto, su alejamiento definitivo de su hogar,
iiorque "todo cuanto hacia era muy pensado", según sus pro~
nias palabras. El segundo hijo, Rafael, lo hacía aparecer ('0-
nio su único vástago, y cuando de él hablaba, lo hacia en tono
despectivo; porque si no podía negarlo, por ser su vivo retrato,
1,0 había heredado su talento, lo que bastaba para ridiculizar-
lo y despreciarlo públicamente.

Núñez repudia a su esposa sin causas justificables, sÓlo


(-1 de haberle servido de estribo para realizar sus sueños de
grandeza. Huye de su hogar para siempre en 1861, pretex.
tando asuntos importantes en la ciudad de Panamá. Pero la
causa era otra: impedir en Cartagena el matrimonio de la da-
ma a quien había engañado, forjándose la ilusión de poder
despertar en ella su viejo cariño y así renovar el juego amoro-
so. La burlada señora, llena de dignidad, le da con las puer-
tas en la cara.

"'A Núñez no le quedaba otro derecho que el de arrepen-


tirse de no haber amado espiritualmente- comenta otro dis-
tinguido esnitor-. Y cuando en la puesta de sol de nuestra
vida es bel1a la ternura familiar", busca a su vejez
la fruición
de un cariño y vuelve caras a la cuarentona señora Soledad
Román, a quien había conocido en una reunión que el Gober-
nador del Departamento de Bolívar, General Juan José Nieto,
hahía celebrado en su casa de Cartagena, siendo Núõez en
1849, su Secretario.
Cuando el 9 de septiembre de 1861, el Presidente de Co-
lombia, General Tomás Cipriano de Mosquera, rompe el con-
cordato con la Santa Sede, asesorado por su Secretario de Ha-
cienda, Doctor Rafael Núñez, ya el esposo infiel cortejaba a
doña Soledad ROIl~án, quien por su fanatismo religioso y ar-
diente pasión por el conservatismo colombiano, parecía no to-

24 LQTERIA
mar en cuenta las proposiciones de matrimonio civil que le ha-
cia. Dicha señora concrdábase a decirle: "Lo quiero, pero
conservador, me caso con usted cuando triunfe el Partido Con-
se,rvador". Creia entonces doña Soledad proponerle al futu-
ro cónyuge un imposible, por creerlo un liberal incorruptible,
de altos quilate;,, incapaz de faltar a su credo doctrinario; ade-
más de vivir ;,u esposa doña María de los Dolores de Núñez.
El matrimonio civil no era aceptado en l(l;' circulos socia-
lES de Colombia, y se le tenia como un amancebamiento públi.
co autorizado por la ley, como de igual modo la Iglesia lo re-
chazaba, calificándolo de "pecado mortal". Y en tanto gestio-
naba, subversivamente, de su esposa el divorcio civil, en lo cual
mostrábase ella reacia en acceder, procura alejar de la mente
de doña Soledad esos prejuicios sociales en torno al matrimo-
nio civil, arraigados también en doña Nicola;,a Berrera viuda
del General Gutiérrez de Piñeres, a quien, simultáneamente,
proponía matrimonio, por si mordía primero el anzuelo.
Un día d(~ aquellos llega a David un cartagenero de apelli-
do Bel'múdez, físicamente bien parecido y de fácil palabra,
quien había sido escogido expresamente para cumplir una mi-
sión del Gobierno; a la vez que manifestaba interés por cono-
cer a la ;,eñora de Núñez. El mensajero oficial conoce a Ma-
ría de los Dolores sin muchos esfuerzos, y en sus frecuentes vi-
~Ütas que le hacía, le hablaba de los devaneos amorosos de su
infidente esposo con varias damas colombianas, a fin de pro-
vocar celos en ella y preparar el terreno convenido de antema-
no. Aconsejábale desunirse de él, por ser ya un caso irreme-
diable de abandono, para contraer ambos matrimonio. La in-
fortunada señora medita mucho sobre e;,ta proposiciÓn de ce-
lebrar segundas núpcias, aún cuando tenía cerca de díez años
de no saber del padre de sus hijos, sólo por referencias. Final-
mente, vencida por su locuaz pretendiente, decide quebran-
tar su resisteneia y contraer matrimonio con el hombre que le
aseguraba hacerla feliz.
Tomada su resolución, instaura divorcio civil contra su
infiel esposo ante el .Juez Departamental, Doctor Simón Esqui-
ve!, cuyo fallo lo profiere favorablemente a la demandante, el
día 27 de marzo de 1871. Dictada la sentencia, el supuesto ad-
miradoi" desaparece n:isteriosamentú conforme había llegado.
En úste incidente, la amargada señora ve la siniestra mano de
Ñúñez que en todo la perseguía, la del hombre fatal que la ha-
bía arruinado económíca y moralmente. Y para colmo de su
infortunio, su hijo Francisco muere en Panamá víetima de una
epidemia, de paso hacia Cartagena, donde ingresaría en un
colegio por euenta de su abuela paterna. Resignada a su
cruel destino, busca en la Iglesia, como buena católica, el bál-
samo para sus cuitas por medio de la penitencia y la oración.
LOTERIA 25
Cuando el .Juez Departamental de Chiriquí pronuncia la
Rentencia de divorcio, Núñez se hallaba en París y el matri-
monio civil con doña Soledad, había de efectuarse por poder,
por ser irr~posible realizarlo en Cartagena, puesto que estaba
acompañado de la señora de Haro, bogotana-, quien lo había
seguido a la capital francesa. Doña Soledad había re"uclto
someterse a la censura pública por su unión civil, mayormen-
te cuando ya veía encaminado a su prometido hacia la Presi-
dencia de la República; porque llegado allí, cumpliría fiel-
mente su prome'!a matrimonial de darle vida al Partido Con-
servador, su más ferviente objetivo, "porque eRtaba casi muer-
to" .
La prensa de todo el país comenta, por varios ailos, este
matrimonio de manera desfavorable; enlace, ~\e decía, que sÓ-
lo tuvo como fundan'ento el cálculo político entrambos cónyu-
ges y a él se le calificaba de bígamo y a ella de usurpadora.
Abrumados por ~sta situación insostenible, Núñez se humilla
:11 Papa León XIII, a fin de que le declarara nulo el matrimo-
ii:o con su primt;ra esposa, para lo cual pone a sus pies la Re-
pública de Colombia, a cambio de la nulidad del vínculo. Ce-
lebra, por ello, un nuevo concordato, leonino hasta más no po-
'-ler, con la Santa Sede; pero el Sumo Pontífice Romano, máCl
hábil todavía que Núñe:¿, se le escurre, de:;pués de haber ob-
tenido del dictador cuanto deseaba para su Iglesia colombiana.

Veinticinco años habían trascurrido, desde que la ilustre


señora Gallegos había sido abandonada y entregada a sus de-
beres cristianos, cuando el 22 de enero de 1889, a los 19 días
de nacido quien esto escribe, baja a la mansiÓn del silencio. Su
inesperado fallecimiento fue muy lamentado, tanto por el apre-
cio que se le tenía, con:o por la causa que motivaba su deceso:
envenenada según diagnÓstico del Doctor Maximiliano M. de
e a un activo veneno
Puy, quíen certifiea que su muerte debías

desconocido entonces en las farmacias de la localidad. Este


acto delíctuoso queda en el misterio, pero Núñez no se libra
que se le juzgual'a autor intelectual, por su ferviente anhelo
de contraer núpcias con su segunda esposa, para terminar una
vez por todas con la bigamia, al contraer matrimonio siendo
casado. Además, la sociedad davideña no había olvidado el
burdo engaño del colombíano Bermúdez, enviado exprofeso
para la consecuci6n del divorcio civiL.
Al fín, el Doctor Núñez logra lo que deseaba: desunirse
en lo eclesiástico con su abandonada esposa, quien se había
constituído en un estorbo a sus calculados planes de conquista.
Doce horas después de su fallecímiento, circula en Cartagena
la siguiente tarjda de participación, ya impresa, c,egún se díjo,
al ocurrir el decø~o:

26 LOTERIA
"Rafael Núûez saluda a usted y tiene el honor de partid-
parle que hoy, ante el altar de San Pedro Clavel', elevará a la
categoria de sacramento el matrimonio que tiene contraido con
doña Soledad Román".
Huérfano de su madre, Rafael Núñez Gallegos, único so-
breviviente del naufragado hogar, corre a Cartagena a implo-
lale protección al autor de sus días; empero, las puertas de
"El Cabrero" no s(~ abren al hijo pródigo. Rechazado inm1se-
ricordemente por su padre, no piensa regresar a David, y hubo
de vivir solo y desamparado en un pueblo de la costa, por no
rabel' heredado el talento de su padre.
Años más tarde, sintiendo Núñez la proximidad de la
muerte, y temiendo que su hijo usara de sus legítimos dere-
l'hoR, y que sus bienes, por ese motivo, no pasaran todos a ma-
nos de su hija adoptiva, sobrina de su CRpm;a, doña Soledad,
procede a escribir su testamento. En dicho documento hace
figurar un cuadro al óleo, un pupitre y varíos enseres de casa,
como alfombras, meRaR, RillaR, etc. y tambíén útiles de coeina.
tales con:o ollas, cucharones, platos, etc. como únicos bienes
heredable::.
y mientras la afortunada sobrina de su esposa, disfruta-
ba de su fallecido padt'e adoptivo, de numerosos bonos de em-
presas comerciales y de dinero en cfectivo en los bancos, por
más de 50.000 pesos; de la casa residencial de "El Cabrero" y
de otros bienes máR, que Núñez maliciosa y despiadadamente
había callado en su inicuo testamento, su hijo legítimo, RafaeL,
moría en Pasacaballos, pueblo de la costa, en el máR completo
abandono y miseria, víctima también de las tragediaR de su
madre.
Así, de esta manera cruel y lamentable, desaparece del
conglomerado social davideño, un hogar ilustre, pero desdicha-
do, que bien pudo ser feliz si Rafael Núûez hubiera amado es-
piritualmente, como con tanto acierto dijera un distinguido his-
toriógrafo colombiano.

LOTERIA 27
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En el Séptimo Centenario de Dante


"Mamá, estamos en la oscuridad
Hijo, se ha apagado la linterna
Pío Baroja

Al evocar la figura de Dante Allighieri, he pensado en es-


taR palabras de Pio Baroja para aludir, en forma Rimbólica, a
la oscuridad que envuelve a IOR hombres, Liiando se apaga d
faro de una gran mentalidad. Han sido muy pocas las gran-
des luminarias que se han proyectado en el pensamiento; pero
ninguna ha igualado aún, al Poeta florentino. Su genio e::
universal y por eso, su obra cumbre, La Divina Comedia, sigue
siendo inspiraciÓn constante para laR inteligencias elevadas y
los escritores de exiquisita sensibilidad, especialmente los Poe-
tas. Algún eSL1itor ha dicho que Dante fué el último canto
del cisne de la Edad Media; con él, da su úniLa gran reRonan-
cia, una etapa oscura de la historia, para dar paso al Renaci-
miento que fué la renovación plena de laR artes en RUS (liver'
sas manifeRtaciones. "No hay dolor que no haya conocido"
decía con acento desgarrado, Maximiliano de Austr'a, cuando
la muerte de su hijo. Con un anacronismo de siglos, habría
podido ser esta una, expresión de Dante. Fué el hombre del
dolor, de la anguRtia, de las luchas por un ideaL. Nunca se
restañó la herida de su destierro, su alejamiento de la propia
tierra, en donde se debatió entre las sangrientas luchaR de
Guelfos y Ghibelinos, manteniendo sinembargo su Rentimiento
poético, su lírico fervor. La idea musulmana del Destino, co-
mo signo definitivo, podría aplicarsele también, porque los
dioses le fueron Riempre adversos. A excepción de algunos
de sus años mozos, en que acompañado por amigos, se divertía
en juergas nocturnas, toda su existencia fué de austeridad, de
estudio, de lucha y de meditación.
28 LQTERIA
Para aproximarse a la concepción poética dantesca. a su
constante devoción hacia Beatriz Portinari, hay que buscar las
raíces de la poesia que lo precedio y de la cual es justamente
Dante mismo, su mas alto exponente. En Bologna habían em-
pezado a florecer estudios filosóficos, lo mismo que jurídicos y
gramaticales, después que la filosofía aristotélica, comenzó a
conocerse. De allí, arranca la corriente que Dante impulsa
mas tarde. Guido Guinizell, el precursor, introdujo en la poe-
sía, el pensamiento filosófico. Dantc mismo lo alaba, con es-
tas palabras: "Mío e degli altri mici miglior ehe mai, Rimi d'
nmore usar, dolce e legg'iadri" como el funè_iHlor de la nueva
dirección (Purgatorio XXVI). Descendia de una noble familia
ghibelina y nacio el año de 1230. Sufrió también el destierro
y murió en 127($. Es fácil comprender la influencia que ejer-
ció en la sensibildad artística del Poeta. Para éL. lo mismo
que para los cantores provenzales, la mujer amada es un ser
inaccesible y perfecto, su amor es sencilamente espiritual.
fuente de virtud que emana de Dios y asume un caracter ale-
VÓri.o. No se descarta la figura de una hermosa mujer que
encarne todos estos sentimientos. Sinembargo, no es en Bo-
10gna en donde encuentra eco la nueva lírica de Guido Guiniz-
zdli, sino en Florencia, y fueron sus exponentes Guido Caval-
canti y Dante Allg'hieri, cuyo séptimo centenario se conmemo-
ra no solo en Italia, sino en casi todo el mundo. .Junto a él, so-
bresalieron Petrarca, Bocaccio y toda una serie de poetas tm;--
canos que, en una u otra forma, derivan de los tres primeros.
A pesar de los intensos estudios sobre la vida de Dante, se
pueden encontrar muchos claros que salpican el camino de la
investigación. Para los que piensan que la rigurosa verdad
histÓrica debe ser la pauta, sería importante ese detalle; pero
los que sentimos sólo el magnetismo de su personalidad, el in-
flujo conmovedor de su poesia, lo real, lo auténtico y rutinario
de su vida, es secundario. Se sabe que nació en Florencia y
descendía de una famila noble, no rica en bienes; pero qne
pertenecia a la ciudadanía mas antigua y habitaba en la parte
igualmente antigua, de la ciudad. A su aseendencia se refie-
re al poner en boca de su bisabuelo, Caciaguida (Paraíso XV y
siguientes) 10 que sabe de sus antepasados. De la esposa de
Caciaguida, toma la famila el apelldo Allighieri. Fue este un
hombre de valor, que combatió durante las cruzadas. Por su
valor ganó el título de Cavalleri y pereció luchando contra los
infieles. Dante se siente orgulloso de su bisabuelo del cual
hereda no solo algunas características anímicas, sino el senti-
miento profundamente religioso que anima toda su producción.
Podría decirse que el autor de Vita Nueva fue el creador del
simbolismo, porque hasta cuando habla de su nacimiento, lo ha-
ce en forma simbÓlica, ocurrido en el año de 1225. "Cuando el
sol se encontraba en la constelación de Gemnini" (Paraíso XXII,
30 LOlERI.4
112-117) Según se cree, el dia del nacímiento pstá entre el 18
de Mayo y el 17 de Junio. Su madre llevaba un hermoso nom-
bre: se llamaba Bplla y debió dejarlo huerfano muy joven,
porque el padre contrajo nuevas nupcias y tuvo tres hijos más.
Beatriz la figura fulgurante que irradia su fascínación a tra-
ves de toda la Vita Nueva y la Divina Comedia, fué una beJla
niña que cautivó al Poda cuando tenia 9 años. Ese recuerdo
imborrable en una naturaleza exquisitamente sensible, perdu-
ró a través de toda su vida, aunque tuvo otros encuentros con
ella, como el del Puente viejo, reproducido en muchos graba-
dos, que nos muestran al Poeta, en una actitud doliente, po-
co elegante. La fidelidad suya al recuerdo de la mujer ideaL,
es conmovedora; él se mantiene inalterable en su platónica
adoración, apesar de las burlas de la elegida, cuando estando
en compañía de unas amigas en un templo, notan estas la in-
sistencia de las miradas que le dirige al objeto de su admira-
ción. Cuando se entera de que la Portinari, se entrega a la
pena por la muerte de su padre, se siente conmovido hasta las
JagrimaR. Para hablar de sus poeRias diré quP su tendencia ar-
tística, se muestra desde joven, euando eRcribe La Vita Nueva,
que, tern:inada en 1292, muc:,tra ya la cultura que habia al-
canzado en muchas disciplinaR. Estudió las siete artes libera-
les; el Trivio, (gramática, es decir lengua latina dialéctica y
retórica, con su versificacíón) Cuadriv~o que incluye aritméti-
ca, geometria, astronomia y n~úsica. Todmi esÜm conocimien-
tos, se reflejan en Vita Nuova, en la que hace g"ala del "do
Ice
/'til nuovo", que diseña una nueva modalidad en la lírica de la
(;poca. Dante, además de su lengua materna y de la latina,
conoCÍa bien el francés y el provenzaL. Cita faeilmente, a Ho-
racio, Lucano, Virgilio y Ovidio. Todos estos conocimientos,
impl'men a RU obra, un tinte escolástico. Se deduce de ahi,
que ejerció la enseñanza. AdemáR, se sabe que asistió en
Dologna, a la UniverRidad. En SUR hot's de ocio, pintaba con
bu~m gusto y habilidad. Todos estos dones, no pudieron can-
celar, sinembargo, el dolor de su corazón; solo RU fe inconmo-
vible en la Justicia, lo sostiene en su desconRuclo, en su amar-
gura por la pérdida de su Patria, Florencia, por la que habia
luchado ardientemente, en 10R campos de batalla.
Después de la muerte de Beatriz Portinari, ocurrida en
1290, Dante escogió a Gemma, para su esposa y con ella tuvo
tres hijos. Uno, de ello, Pedro, vivió a su lado en Ravenna,
10 ncismo que otra hija menor, Beatriz que ingresó a un conven-
to.
Ravenna, en donde repm,an sus restos, fué el sitio que le
dió asilo y en donde encontró afecto sincero, en la persona de
su amigo, Cuido Novello da Polenta, un sobrino de aquella
LQTERIA 31
hermosa mujer, Francesea da Rímini, a quien Dante en la Divi-
na Comedia, impele, al dulce tormento de vagar dernamente,
acompañada en su ronda infinita, por su adorado Paolo.
El sostenido deseo de volver a su Florencia, no se cumplió
jamás, porque al rdorno de Venecia, adonde fue investido del
cargo de Embajador, contrajo la fiebre malárica que lo llevó
al sepulcro, el 14 de Septiembre de 1321, día de la Exaltación
de la Cruz, como si le hubiera sido señalada esa fecha, en pre-
mio a su ardiente fe en los principios netamente cristianos, man-
tenidos a través de su vida y de su obra inmortal, la Divina Co'
media, límpido faro que aún se proyecta sobre la humanidad.

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IGUAL

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3. LOTERIA
Bibliogrnfín:

Bibliografía Juridica Panameña del


Licenciado Jorge Fabrega Ponct
Por Juan Antonio Susto

El Lícencíado Jorge Fábrega Ponce, dl' la firma forense "Moreno y Fá,


brega", de esta ciudad, tiene a su haber la pUblicación de una bibliografía
jurídica panameña, que abarca del año 1949 hasta los cuatro prímeros mese8
de 1965.
Nacído ~n Santía~o dc Veraguas en 1922, Fábrega se graduó en la Uní-
v€rsidad de Panamá, de Licenciado en Derecho y en la Universidad de Pen-
,dlvania, Estados Unidos, obtuvo el "Master of Artl5".
"õ' o;'

Manual for Master's of Panamanian Vessels, By Carlos Bergui-


do Jr. and Jorge Fábrega P., Philadelphia, Pa., U. S. A., 1949,
pp. 254.

Consular Tariff of the Republic of Panama, Edit. La Moderna,


S. A., 1950.

Supplement to the Manual, ibid, Philadelphia, Pa. U. S. A., 1952.


The Constitution of thc Republic of Panama, Translated by
Carlos Berguido, .Jr. and Jorge Fábrega P., Edit. La Moderna,
1952, pp. 71.
Corporation Law of the Republic of Panama, Editorial La Mo-
derna, S. A., pp. 52.
Leyes Marítimas Panameñas, Edit. La Estrella, 1953.
Maritime Laws of the Republic of Pan ama, Edit. La Moderna,
1954.
Leyes de Impuesto sobre la Renta (Edie'ón bilingue).
Law No. 17 of 1941 (con trusts) and Law No. 101 of 1!l41 (on
banking enterprises and institutIons of credit), 1m prenta La
Moderna, by Jorge Fábrega P., pp. 37.
Income Tax Law of the Republic of Panama (Printed in Spanish
and English). English translation by Jorge Fábrega P., Edi-
torial La Moderna, S. A.
LOTERIA '3'8
.,

El ('Hric¡iiccirníento sin causa, La Estrella, 1955, pp. 227


NÐw Consular Tariff oí the Republic oí Pan ama, English trans-
lation by .Jorge Fábrega P., Imprenta La Naeión, pp. 23.
N-ew Income Tax Law oí the Republic of Panama, Impt. La Na
ci6n, 1953, pp. 49.

Corporation Law of the Republic of Panama, La Nación, 1955.


Legislaci6n Marítima Panameña, Imprenta La Academia, 1957.
400 pp.
Precedentes sobre Casación, Separata, La Estrella de Panamá,
1957, PP. 15.
.Jurisprudencia de la Corte Suprema sobre Procedimiento CiviL.
Separata del Anuario de Dereelio de la Universidad de Panamá
(Año III, No. 3, 1958), Edit. Panamá América, pp. 27.
.Jurisprudcncia de la Corte Suprema sobre Procedimiento Civil
1940-1958, Extractada y C0ncordada por Jorge Fábrega P., Edit.
La Estrella, 1959, pp. 204.
Código dc Trabajo, Anotado y Concordado, Edit. Reus, Espa-
ña. 1959.
Labor Code of the Republic of Panama, translated by Jorge Fá-
brega P., Imprenta El Comereio, 1960, pp. 86.
Patents and Trademark Laws oí the Republic of Panama, by
Jörge Fábrega P., La Estrella de Panama, 19GO.
Ineome Tax Law of the Republic of Panama, English translation
by.Jorge Fábrega P., Imprenta La Academia, 1%0, pp. 25.
C6digo Judicial, eon notas, concordancias, referencias jurispru-
dencial y Leyes que lo reforman o adicionan. Publicado por
.Jorge Fábrega P. y Ramón Fábrega, Edit. La Academia, 1961,
pp. 759.
Leyes Rcformatorias de los Cjdigos (civil, comcrc'al, judkial,
penal y administrativo) por .Jorge Fábrega P., 19G1-1962, 83
pp.
La Finalidad de la Casaeión, Imprenta El Panamá Amériea,
1962, 19 pp.
Código de Comel'eio, anotado y concordado por Jorge Fábrega
1' y Cecilio Castilel'o Jr., Imprenta Nacional, 196a, 800 pp.
Jurisprudencia de la Corte Suprema sobre Procedimiento Ci-
vil. (I 959-19(3) B~xtractada y Concordada por Jorge Fábrega
P., In:prenta Nacional, 1963, 101 pp.
Corporation Law of the Republic of Panama, El Panarna Amé-
J~ica, 1963.
CÓdigo de Trabajo, con notas, concordancias y jurisprudeneias.
Imprenta Nacional, 1964, pp. 430.
34 LOTERIA
Historia de la LegislaciÓn Aeronáutica Panameña, Edit. El Pa-
Iiamá América, 19G4, pp. 15.
Reformas a los Códigos Judicial y Penal, por Jorge Fábrega P.
Aüdita B~ditores, Ltda. Colombia, 1964, pp. 40
Corporation Law of the Republic of Panama, Impresora Pana"
má, 1964, pp. 50.
Decreto Ley No. 19 (de 8 de agosto de 196:-), por el cual se
reglamenta la Aviación NacionaL. Imprenta Nacional, 1964,
1964, pp. 70.
El Dr. Eusebio A. Morales y el Control de la Constitucionalidad
(Ensayo), Impresora Panamá, 1965, pp. 10.
Decreto Ley No. 17, sobre Compañías de Seguro, Texto en es-
pañol y traduccíón al inglés por Fábrega P. Impresora Pana-
n1á, 1965, pp. 44.
Evolución Constitucional Panameña (Ensayo), Impresora Pa-
namá, S. A.. 1965, pp. 16.
Income Tax Law of the Republic of Panama, English tramila"
tion by JOtge Fábrcga P., Impi'enta Bárcenas, 1965, pp. 58.
Justo Arosemena y El Estado Federal de ranamá, por Jorge
Fábrega P., Editora Humanidad, 1965.
Constitución de la República de Panamá, Editora Panameña,
1965, pp. 109.

DA TOS CURIOSOS DE LA LOTERIA NACIONAL


DE BENEFICENCIA DE P ANAMA
* :.: *
OOOO--No ha salído.
11l1-SnlíÓ el 24 dc Mayo de 1952 3er. Premio
2222-No ha salido.
333;1-SnliÓ el 25 de Octubre de 1925 3er. Premio
4444-Salió el 18 de MarzO de 1945 1cr. Premio
5555-SaliÓ cl 24 de Junio de 1951 3cr. Premio
6666-SaII:5 el 14 de Agosto de 1955 3er. Premío
7777-8alió el 5 de Agosto de 1923 1er. Premio
7777-Salíó el 16 de Febrero de 1958 2do. Premio
7777-Salió el 26 de Febrero de 1961 1er, Premio
8888-Sal;Ó el 15 de Marzo de 1925 1er. Premio
9999-8alió el 22 de Octubre de 1939 1 ei'. Premio

LQTERIA 35
Del Pretérito:

Sucesos y Cosas de Antaños (901.920)


Por Ernesto J. Castilero R.

SOl-Primer Obispo de David. 902-Normal demasiado COflto-


i'a. 903--La Cruz de Taboga. 904-Hotel de Turismo de Tabo-
ga. 90S-Infortunio de un Presidente. 806-Ríos del Istmo.
907-Un vecino ilustre. 908-Un Obispo foráneo. 909---Estan-
camiento de la instrucción pública. 910-Día hist6rico. 911-
Economías derivadas del CanaL. 912-Raja moral de los habi-
tantes del Istmo. 913- Coincidencia d(~ nÚmeros. 914- Co-
munismo en Panamá. 91S-Uso de la letra E. 916--Viernes
históricos. 917-Fecundidad del Conde de Le~seps. 918-Maes-
tros que no leen. 919-Quién trajo los perros a América.
920-Inauguración del Ferrocarril de Chiriquí.
-0-
901-- El 12 de marzo de 1955 el Papa Pío XII elevó la ciudad
de David a la categoría de f,'2de Episcopal al crear un
Obispado con las provinciag de Chiriquí y Bocas del To-
ro. El número de feligrese"J de la nueva Diócesis ge
estimó en 17S.000, según el cen,'lO de 1950. La Arqui-
diócesis de Panamá subió al nmgo de Metropolitana, de
hecho y de derecho, al dárgele un Obispado sufragáneo.
El primer Obispo nombrado para la nueva Sede, fue el
Rd£). Pbro. Tomás A. Clavel Méndez, Secretario del Al'.
zobispo de Panamá. Tenía sólo 33 años de edad, co-
rrespondiéndole ser en ese momento el Prelado más jó-
ven de la Iglesia Católica. En marzo de 1964 fue as-
cendido a Arzobispo de Panamá.
-0-
902 -- En 1899, para poder poner a funcionar la Escuela Nor-
mal de Institutoras de Panamá, el Gobierno departa-
mental creyó conveniente cerrar 20 escuelas primarias
para disponer de fondos con qué sostener el colegio.
de varones de Chimán, Capira, Arraiján, San Carlos,
Los establecimientos sacrificados fueron: las escuelas
de varones de Chimán, Capira, Arraiján, San Carlos,
Pintada, Montijo, Gualaca. San Félix y Talé; las de ni-
36 LOTEl'IA
ñas de Montijo, San Carlos y Chimán; y las alternadas
de El Real, Bejuco, Pedasí, Paritila, Sabanagrande, Las
Lomas, Las Tinajas y Santa María. En Taboga, Cho-
rrera, Las Tablas y Nombre de Dios (esuela de niñas),
se dejó sólo un maestro.

-0-
903- La gran cruz que corona la cúspide del ceri o Ancón de
Taboga, fue mandada a erigir en 1896 por el Dr. Ino-
cencio Galindo, como un acto de fe y resignación cris-
tiana después de la dolorosa pérdidà de su primop:énito.
-0-
904- El Hotel de Turismo de la isla de Tabop:a, construído en
la administración de Don Ernesto de -la Guarda Jr. a
un costo de B.220.00Q, fue puesto en servicio el 16 de
julio de 1960 e inaugurado solemnemente el sábado (j
de agosto siguiente.
-0-
905- La ley No. 3 de 7 de enero de 1955, que ol'denó la inves
tigación del asesinato del Presidente José Antonio Re-
món el día 2 del mismo mes, fue sancionada por el In-
geniero José Ramón Guizado como sucesor de éste én
la Presidencia de la República, y quien resultó, por iro
nía del destino, la primera víctima de esa investigación.
El expediente del juicio que se siguió al Presidente GuI-
zado como "cooperadOl" en el crimen, constituye un
volumen de 1.400 páginas mimeografiadas en papel
largo y sobre él re cayó una sentencia de destitución y
prisión por ocho años.

-0--
~)06- El Istmo tiene 325 ríos que desaguan en el océano Pací-
fico y sólo 163 en el Atlántico. El de mayor fama e
interés es, sin duda, el Chagres, aunque ocupa la cuar-
ta categoría en extensiÓn pues sólo tiene 125 kilóme-
tros de largo. Su caudal alimenta el lago artifidal Ga-
tún, que contiene 5.000.000.000 de metros cúbicos de
líquido.
-0--
907- Samuel Champlain, el célebre fundador de la ciudad de
Quebec, en el Canadá, fue por algún tiempo vecino de
Nombre de Dios y Portobelo.
-0-
LOTERIA '37
908- Según constancia existente en el archivo diocesano, el
Obispo de Guayaquil, Mon. Roberto del Pozo S.J. estu~
va ejerciendo funciones episcopales en Panamá desde el
11 de julio de 1886 hasta fines del año, cuando cesó la
sede vacante con el nombramiento del nuevo Obispo,
Monseñor José Alejandro Peralta.
-0-
909- En su informe del 30 de agosto de 1867, declaró el Pre-
fecto de Panamá, don Juan José Díaz, que en la Pro-
vincia sólo existía para esa época una sóla escuela pú-
blica.
-0-
910- El 21 de mayo de 1904, por Decreto No. 23, el Presiden-
te de la República suprimió el batallón 20. del Istmo,
formado a raíz de la independencia.
-0-
~ii 1- El Canal de Panamá hace ahorrar a los buques que de
una costa a otra efectuaban el viaje por el Cabo de
Hornos, 16.032 milas marítimas, y prodúceles una eco-
nomía de B.50.000 poc') más o menos, en los gastos.
-0-
912- En el informe del Gobernador de Tierra Firme, Capitán
General don Antonio de Córdoba, al Consejo de Indias
sobre la moral social de Panamá, se anota: "Las cos-
tumbres de esta tierra son tales que hacen horror, por-
que toda ella se compone de gente colecticia que viaja
de España y del Perú a sus tratos y contratos porque
aquí tienen más libertad que en ninguna otra parte de
de las Indias... Esta gente, señor, no tiene propios en
este reino que las detenga más tiempo en él, que el de
sus conveniencias, y este desasimiento y no haber en
este Reino hombre que Re pueda llamar cavallero hace
que el modo de vivir sea muy libre y sus acciones muy
irregulares y el jurar falso eRtá tan establecido que no
me persuado lo tengan por pecado..."
-0-
91:3- El 5 de mayo de 1955 se ofreció la coincidencia de que,
para los aficionados a las abreviaturas, pudieran eRcri-
bir la fecha con cuatro 5, así: 5-5-55. Igual casualidad
ocurrió en 1944, en que el 4 de abril se reprodujo la cI
fra cuatro veces: 4-4-44. El suceso no se repetirá hasta
el 6 de junio de 1966, cuando se podrá escribir 6-6-ß6;
-0-
y en los años subsiguientes, en los meRes que siguen.

38 LOTERIA
914- En una encuesta política hecha en 1955 para determinar
la influenda del ComuniRmo en América, Re constató
que los países menos aptos a abrazar esa ideología Ron
Panamá y Nicaragua. Uno y otro tenían 500 adheren-
teR apenar;. En Panamá a éstos Re les llama "Partido
del Pueblo".
-0-
915- De las letras del alfabeto castellano, la E es la que se
usa con mayor frecuencia. Una investigación com-
prueba que en cada 10.000 palabras, la E se repite 698
veces. Sin embargo, es un hecho de que en OtrOH idio-
mas entra dicha letra mayor número de veces: en ale-
mán, aparece 988 veces y en francés 850, pero en in-
g-lés sólo 591. Tal circunstancia explica por qué en
la maquinila de escribir la letra I'~ es la que ,mfre más
desgaste.
--0-
\)16---- Fueron en VIERNEE:, las siguientes fechaH históricas: el
;~ de agosto de 1492, cuando saliÓ Colón del Puerto de
Palos a descubrir la América; el 12 de octubre del mis-
mo año cuando se hizo este descubrimiento; el 15 de
marzo de 149:3 cuando regresÓ el descubridor a I'~spaña,
y, por último, el g de noviembre de 1909, cuando se
efectuó la emancipación de Panamá de Colombia.
-0-
917- El Conde de L(-,sseps que empezó la construcción del
Canal de Panamá, casÓ a los 62 años l:in una joven que
apenas tenía 20 y de ella le nacieron nueve hijos. Una
fue Fernanda, quien dió la primera palada inicial del
-0-
Canal ello. de enero de 1880.

018 ¡'~n (Üia encuesta celebrada por' el Departamento de Es-


tadístIea y Censo de la ContralorÍa General de la Repú-
blica en 1H54, se pURO de manifiesto que el li5'.; de los
maestros panamefios no compra libro alguno, y por tan-
to, no leen.
-0-
919- Aunque en Amér'ca los españoles encontraron ejempla-
res de gosquecillos, eran de una especie que no ladraba
y de poco RervÍan a los naturales, salvo para comérse-
los. Fue Colón quien introdujo los perrOR en este con-
tinente, lxayenão en uno de sus viajes veinte de dichos
animales.
-".0-
~i2,0- El 2:3 de abril de 1916, con la presencia del PreRidente
de la República, Dr. BeliRario Porras, tuvo lugar la inau-
guración del Ferrocarril de ChriquL una de laR empre-
saR que impulsó mayormente el progreso de esa rica re-
gión, obra de su gobierno.

LOTERIA 39
--

Ll rbanis"io:

Antecedentes Historicos y Socio-Ecol1oniicos

de la Ciudad Industrial
(Con un Apéndice sobre la Ciudad Pre-Industrial y
el Marco Teórico del Cambio)
Por Pedro Salazer Chambers

r. INTRODUCCION.
En siglo xix presencia el triunfo del capitalismo Este
triunfo va aparejado con una transformación radical de la
f'ociedad en todos los niveles de la vida colectiva y personaL.
Es un fenómeno realmente nuevo. Las fuerzas económicas y
mcIales del siglo ~cuyas raíces trazaremos~ determinaron
una gran concentración de población en compactos estableci-
mientos urbanos. Fábricas, oficinas y hogares tuvieron que ser
amontonados en áreas muy pequeñas. E/s lo que el profesor
Geddes llamó "conurbaciones" en su clásico estudio (1) y Bardet
denomina de lo "lleno". "Todo está lleno. Nada es lo sufi-
cientemente grande para contener a las muchedumbres" (2)
"Encontrar el s1tio se convierte en el constante problema" de-
clara en una ocasión Ortega y Gasset (3).
La máquina, con un dramatismo sin parangón en la His~
toria Universal, invade hasta los intersticios de la organización
sociaL. E£te cambio se inicia en la Inglaterra del siglo XVIII
pero cumple muy pronto su ciclo de expa.nsión. Como 10 seña-
lamos, el fenómeno más visible es la exorbitante presión demo-
gráfica. De 1800 hasta 1914 ~poco más de un siglo~ la
población se eleva de 180 a 460 milones. Es un hecho que se
observa en todas las ciudades de Europa Occidental y Central.
Pero si bien es cierto que el vertiginoso aumento de la
población es el hecho más notorio, nos interesa sobre todo el
complejo de cambios sociales que afectan a la sociedad global

(1) I'atriek Gcdrks, Ciudades cn Evolución. Editorial Infinito, Buenos Aires,


1 !)(iO.
(2) Gastón Rardet, El Urbanismo. Ed. Universitaria, Buenos Aires, 1961.
(3) Ibid.

40 LOTERIA
en todos sus niveles de organización_ Es lo que en nuestn)
Seminario hemos llamado "proceso de urb:inízación" y cuyos
alcances estamos procurando precÜmr, en sus antecedentes hi~;-
tóricos.
En este trabajo -todavia modesto e incompleto por RUS
logros-, queremos señalar ese proceso histórico, económico y
social que ha conducido al proceso de urbanización y que
nosotros creemos intimamente vinculado al desenvolvimiento
económico que trajo la RevoluciÓn IndustriaL.
El método histórico constituye un prerequisito. Como lo
apuntan Mayer y Kchn, "una explicación adecuada sobre el
tamaño, distribución, funciones y crecimiento de las ciudades
modernas lo mismo que el influjo integral que ejercen sobre
áreas dependientes, exige una revisión de las condiciones cul-
turales que estaban comprendidas en su origen y posterior evo-
ltlción". Con estos propósitos queremos formular este estudio.
11. E~'QUEMA HISTORICO DE LAS CIUDADES Y ORIGEN
DEL PROCESO MODERNO DE URBANIZACION. -
Kingsley Davis ha definido uno de los ángulos de la urba-
nización como el "proceso que conduce a la concentraciÓn de
un considerable número de personas en establecimientos que
llamamos ciudades" (4). Sin embargo, más adelante hace algu-
nas precisiones cuando establece que este proceso de urbani-
zación no debe entenderse como la cantidad de personas que
viven en ciudades. Lo que interesa señalar es la repercus:ón
del impacto del desenvolvimiento económico aparejado con la
Revolución Industrial sobre los establecimientos rur2.les. Es
decir, el proceso de urbanización está intimamente asociado
con el desarrollo económico y debe ser estudiado en sus in-
terrelaciones con respecto a este desarrollo. Ello nos permitirá
comprender los recientes y futuros mecanismos del cambio so-
cial en las áreas pre-industriales. Es por ello que vamos a
bosquejar las etapas históricas y socio-económicas que caracte-
rizan esta evolución económica 10 mismo que su influencia
sobre las nacientes ciudades, haciendo énfasis en aquellos ras-
gos de conducta que implican una cierta medida de cambio v
que son, en última instancia, el antecedente de aquello que
denominamos urbanización.

La vida en ciudades -a pesar de las profundas diferen-


cias entre unas .Y otras- constituye una práctica histórica. "La

(4) King'slcy Davis, 'fhe Rise and Growth of Cjties. Mayer and Kohn, i'he
Univcrsity '0£ Chicago Press, U.S.A., 1960. Pág. 59.

LQTERIA 41
Historia construye las ciudades", pero éstas a su vez configu-
ran y proporcionan contenido al acontecer y ~:, la conducta
humana. La "Ciudad Antigua" fue el escenario de acción de
un hombre enteramente diferente en su conducta y cosmovi-
sión, al hombre "urbano" de nuestra metrópolis contemporá-
nea. Por ello, no conviene hablar de las ciudades como enti-
dades similares. Históricamente son diferentes y cada una de
elIas pertenece a ciclos y procesos que configuran una sociedad
que presenta características específicas. Tal es el caso de nues-
tra sociedad moderna y sus complejos y dinámicos cambios,
uno de los cuales es el de la urbanización, cuyos antecedentes
nos interesa precisar.
Queremos no obstante incluir un cuadro de la evolución
de las ciudades que nos~ permita apreciar el panorama en su
conjunto.
Ciudades fluviales del Oriente Antiguo.-Constituye un ci-
clo aparte al nuestro sin querer con ello desconocer las rela-
ciones históricas que nos vinculan. Las grandes civilizaciones
fluviales del Tigris y el Eufrates, Nilo, Indus y los ríos de la
China crearon florecientes ciudades de pequeña escala física
que cumplieron plenamente las funciones h ¡stóricas para las
cuales fueron establecidas. Todo un complejo de factores con-
tribuye a la decadencia de estos centros. La historia de las
ciudades se "traslada" -si cabe el término-, a otras zonas
de influencia.
Las ciudades greco-romanas.- Fueron de vigoroso creci-
miento. La urbis romana dió lugar a una gran concentración
que llegó a alojar, según se estima, una población de unos
500,000 hab.tantes. Sin embargo, y a pesar de su obvia vincu-
lación con nuestra civilización occidental, los antecedentes del
proceso de urbanización moderna no se localizan en ese período.
La Civitas medioevaI. -
a) Crisis Urbana (500-1000 d.c.). La vida de las ciudades y
sus tradiciones inherentes desaparecieron casi por com-
pleto ya que durante estos 500 años presenciamos el co-
lapso de las ciudades greco~romanas. La decadencia va
acompañada de la declinación del comercio y el surgi-
miento del sistema feudal con sus localidades agrarias
a;sladas y autosuficientes.
b) Renacimiento Urbano (1200-1400). Determinado por el
nuevo comercio, el surgimiento de las artesanías y la en-
trada en escena de una inédita clase social: la burguesía,
creadora -y a la vez creada- de los burgos de la Alta
Edad Media.
El surgimiento de una nueva comunidad mercantil durante
estos siglos y el flujo de gentes -comerciantes, artesanos, agri-
cultores, nobleii y clérigos- del campo a la ciudad para dis-
42 LOTERIA
frutal' de los incipientes privilegios, constituye uno de los
grandes cambios revolucionarios en la histor;a económica y
social, como lo apunta muy bien Pirenne (5). Según Dickinson,
es durante este período que surgen la mayor parte de l&s ciu-
dades de Europa Occidental y Central. Este mismo autor nos
proporciona algunas cifras que nos permiten apreciar este
nuevo impulso urbano:
Ciudad
Florencia
Año Población
1338 90.000 habitantes
Amberes Siglo XVI 200.000 habitantes
Venecia 1442 190,000 habitantes
Londres 1377 30.000 habitantes
Nuremberg 1150 20.165 habitantes
Frankfort 1440 8.719 habitantes
Algunas ciudades importantes de la alta Edad Media.
cui:,dro elaborado coi la:" cifras proporeionadas por Dickin-
son (6)
La Revolución Industrial (1800-1900). Mumford y Geddes
nos permiten trazar etapas de este período con el siguiente
esquema:
a) Era Eotécnica. El agua y la madera son las principales
fuentes de energía. Es la era de la manuftctura que coin-
cide con los establecimientos urbanos de la Alta Edad
Media e incluso con la transición de los siglos XVI y XVII.
b) Era Paleotécnica. Se inició con la Revolución Indw\trial,
siendo el hierro y el carbón las fuentes de energía. Es la
era de la máquina de vapor.
c) Era Neotécnica. Dominada por la electricidad. Es la era
del dínamo, del ferrocarril, la luz y la energía. Y es aquí
donde se opera la transformación definitiva de la ciudad
histórica en urbe moderna.
d) La Urbe en Crisis. El proceso de urbanización alcanza
su máxima intensidad. Surge asimismo la posibilidad téc-
nica de la autodestrucción, cuya vigencia y potencialidad
no debe desconocerse.

III.-LA CIUDAD MEDIOEV AL y LOS, ORIGENES DE LA


CIUDAD MODERNA. -
"Las bases de la nueva ciudad consistieron no tanto en la
tierra de la cual surgió y que determ;nó su estructura tïsica,
"in o más bien en las fuerzas sociales que hicieron posible su
m; sma existencia" (7).

(5) Citado por Rob~rt E. Díckinson, The West European C:ty. Routledge
y Kegan Paul Ltd., London 1961. Pág. 289.
(6) LIÚI. l'ág. 59.
:7) Arthur KOl'n, La Hístorìa Construye las Ciudades_ Edítorial Universi-
taria, Buenos Aircli, 1963. Pág. 56.

LOTERIA 48
a) El proceso socIo-económico. La formación de ciudades de
la Alta Edad Media coincidió con la desintegración del
régimen feudal como forma de economía dominante. Len-
tamente, a la sombra de los muros protectores del castillo
medioeval, aparecen los mercaderes. All instalal'onse y
fueron paulatinamente formando, junto a los poblados
episcopales y las señoriales fortalezas, un suburbio nuevo,
un barrio propio, un burgo que día a día cobró mayor
importancia hasta transformar en un apéndice suyo a la
Iglesia y al castilo originario. Este es, en pocas palabras,
la cuna de la ciudad de la era moderna.
E'stas eiudades medioevales, pequeños centros rura-
les, "aldeas superdesarrolladas o ciudades-aldeas, como
las llama Arthur Korn (8), van a experimentar complejos
y múltiples cambios que condicionan su expansión. Uno
de estos cambios, las Cruzadas, aceleran el ritmo de de-
sarrollo manufacturero y, bajo su impulso, Oriente y OCCi-
dente se fundieron en un flujo y reflujo de mercaderías.
Hay un contacto entre humanidades diferentes que con-
tribuyó a ampliar la visión simple y bucólica de la vida
medioeval. La cifra de la población se elevó en progresión
geométrica en las ciudades, sobre la base del abandono
del campo. En cierto sentido, se observan ciertos rasgos
del fenómeno que hemos llamado urbanización.
b) Las contrad:cciones de la naciente vida urbana. La ciudad
moderna es hija de una contradicción por partida doble.
La mayor parte de las vilas nacen -ya lo hemos apun-
tado-, como ciudades rurales, si cabe la expresión, en
las que luego, por diferenciación profesional, surgen lo~
núcleos artesanos y comerciales. Mercaderes e industria-
les ya se yuxtaponen a los centros poblados existentes. SÓlo
en puntos estratégicos, focos de intenso tráfico, emergen
las ciudades predominantemente mercantiles. Pero fueron
los conflictos sociales, aflorados primero en el campo, en-
tre siervos y señores, lo que dió origen a los iniciales apén-
dices mercantiles, a la revitalización de las ruinosas y
abandonadas ciudades de la antigüedad y a la fundación
de nuevos centros poblados. Esta antinomía generó, a su
vez, la segunda contradicción: la lucha entre la ciudad y
el campo. La Edad Media se arraigó en el agro e hizo
de él su vena yugular. Como un parásito, alimentóse de
la decadencia de la agricultura y creció a expensas de la
caída vertical de la industria y del comercio, agravada
por la dispersión demográfica en tiempos en que la pobla-
ción rural se calculaba 10 veces más numerosa qUe la
urbana. ~ste mismo fenómeno hace al siervo sin tierra
emigrar a las ciudades donde encuentra tierras nuevas
(8) lbid. Pág. 5t).
44 LOTERIA
(poblaciones rurales), o trabajar en la industria o el co-
mercio (nuevos centros mercanties). Así surgen las pri-
meras ciudades.
Otro significativo episod;o de las ciudades medioeva-
les lo constituyen las luchas que protagonI::an los sefioreR
feudales, la clase en decadencia y la burguesía que as~
ciende. En cierto sentido, puede decirse que comienzan
a bifurcarse por la violencia los caminos del campo y de
la incipiente ciudad.
* * *
Y, a pesar de su contradicción, la ciudad y el campo
coinciden en la pequeñez, en la escala menor. Predomi-
naban en la camp'ûa los métodos más atrasados de explo-
tación de la tierra. El intercambio no rebasaba los límites
de un trueque restringido. En la ciudad misma, la indus-
tria artesalU~l, con una rudimentaria divisiÓn del trabajo,
se s( focaba dentro de marcos estrechos.
Las ciudades darán un gran salto cuando lleguen a
la diferenciación entre la industria artesanal y el comercio
interior, a la organización de la actividad mercantil y laR
manufacturas.
iV. LA TRANSICION DEL BARROCO. -
El término de ciudad "barroco" fue utiliza-do por Lewis
Mumford para referirse a las ciudades del Renacimiento. Fue
est2. una ér~o('a de grandes d~scubrimientos y notable desarro.
llo económico que impulsó cambios políticos que conducen a
una centralización del poder.
Este tránsito de la ciudad medioeval a la del Renacimiento
fue el resultado del cambiante sÜitema económico y polítieo
que cumplió las siguientei- fases:
a) Primeras fases del capitalismo en la Alta Edad Media.
Constituyen la llamada "Lcumu!ación primitiva del capi-
tal", debido a los beneficios que reportaron las operacio-
nes bancarias, el comercio en lanas, la minería, etc. Se
destacan las ciudades de Italia, F'landes V las ciudades
hanseáticas.
b) Desplazamiento ¿el comercio del Mediterráneo hacia el
Atlántico. El comercio local se transforma en nacional e
internacionaL. En lo político, se produce la alianza de la
monarquía absoluta con la burguesía enriquecida, contra
el ya diluído sistema feudaL. Hay una gran ~dluenc;a de oro
y plata de América. Se incrementa la capacidad adquisi-
tiva que amplía el mcrcac'o y exige una mayor producción
LOTERIA 45
Las corporaciones y manufacturas se hacen, por ende, in-
¡mficientes. Surge la producción en masa y aparecen los
grandes talleres.
c) Lentamente se va configurando el Estado Nacional y una
nueva política económica, el mercantilismo, que no es más
que el monopolio absolutista del comercio y la industria
para el beneficio de las metrópolis colonialistas.
* * *
Todo lo anterior se refleja en la forma y estructura de
las ciudades existentes. Es el renacimiento, la ciudad de Gran
Estilo que expresa la riqueza de los príncipes abRolutos y la
de los banqueros.
Con la concentración del poder en las capitales, crecieron
éstas rápidamente. Constituyen la imagen de las nacientes na-
cionalidades. Es la "ciudad absoluta" de Dickinson (9).
Londres, París, N ápoles y Milán, entre otras, sobrepasa-
ron los 200.000 habitantes y surgen muchag ciudades impor-
tantes en el norte de Europa: Finlandia, Suecia, Dinamarca,
debido a las intensas actividades económicas e indmitriales
(hierro, cerámica), tejidos de lana, explotación maderera, etc.
V. LA CIUDAD EN LOS ALBORES DEL CAPITALISMO. -
Europa a mediados de 1850 nos muestra un conjunto de
ciudades que constituyen las mismas de unos 500 años atrás.
Están distribuídas con uniformidad y sirven, primariamente,
como centroii industriales, de comercio y administración para
sus territorios adyacentes. El comercio a grandes distancias
favorece a las ciudades situadas en puntos nodales. Las más
importantes, a la altura del año 1830, son:

Inglaterra; Londrés. Birmingham y Liverpool.


Francia; París, Bordeaux, Lyons y Marsella.
Holanda: Amsterdam, Amberes y Liege.
Italia: Turín, Milán, Génova y Venecia.
AlemanIa: Hamburgo, Cologne, Munich, Dregden y Berlín.
Asimismo, las ciudades muestran variaciones en su rango.
Por ejemplo, en 1500 las primeras ciudades eran, en su orden:
Constantinopla, P¡,rís, Nápoles, Venecia, Milán y Lisboa.
En el período de 1600-1800 ascienden, sobre todo, Lon-
dres, Lisboa y Amsterdam situadas favorablemente para el
tráfico con el Atlántico.

(91 Robert E. DíekinsoIl. Opu~. Cit. Pág. 417.

46 LOTERIA
También se desarrollaron Moscú y Viena pero más por
razones políticas: son capitales de grandes imperios.
VI. CONCLU~,IONES. -
El estud;o cuyo resumen presentamos no!. permite, for-
mular las siguientes conclusione8:
1. Para comprender la di!'tribución de ciudades, movimiento
de poblaciÓn, evolución económica y otros fenómen08
urbanos en nuestras área!', es necesario trazar e I cuadro
histórico que nos señale los factores envolventes que ori-
i-ínan las ciudades y sus primeras fases de desarrollo.
2. Nm~stras ciudades tienen sus raíces históricas en la Alta
Edad Media. Son el producto de un proceso durante ei
cut11 una estructura económica v social: el feudalismo, es
reemplazada por otra: el cap-Ialismo. Desaparece una
clase sodal: la nobleza medioeval, para dar lugar a la len-
ta ascensión y configuración de la burguesía, gérnien del
futUro empresario capitalista.
3. Como bien lo t1punta Dickinson, "el tejido de las ciudades
actuales fue virtualmente completado en los finales de la
Edad Media en Europa Occidental .Y Central... Los si-
guientes 300 años fueron de estabildad relativa aunque
no deben ignorarse los cambios ocurridos en tamaño y
composición de la ciudad. . ." (lO).
4. El proceso de urbanización contemporánea constituye una
última fase creciente de un ciclo que se inició en la Alta
Edad Media, sin desvincularlo totalmente de su "continuum
histórico" en la Antigüedad.
5. Nuestro proceso de urbanización, creciente y aparentemen-
te "infinito" parece haber alcanzado su grado de madurez.
Algunos autores hablan de un proceso de urbanización
absoluto cuyos resultados finales no no~ está dado vatici-
nar, por lo menos en la actualidad.
VII. BIBLIOGRAFIA.-
Robert E. Dickinson, The West European City. Routledge y
Regan Paul Ltd., London 1961.
Kingl"ley Davis, The Origin and Growth oE Urbanization in the
. . . . World. (Mayer-Kohn: Readings in Urban Geography).
The University of Chicago Press, V.s.A., 1960. Pág.
59 - 68.
Arthur Korn, La Historia Construye la Ciudad. Editorial Uni-
versitaria, Buenos Aires, 1963.

(lO) lbid. Pág. 2!J1.

LOTE.RIA 47
Gideon Sjobcrg, The Pre-Industrial City. Págs. 179 - 188.
Ralph E. Turner, The Indushial City: Center of Cultural
Change. Pág~L 189 - 200. Tlatt-Reiss: Cities and Society:
The Free Prpss, U.S.A. 1956.
Griffith Taylor, Geografía Urbana. Omega, Barcelona, 1954.
Volodia Teitelboim, El Amanecer del Capitalismo y ia Conquis-
ta de América. Editorial Futuro, Buenos Aires 1963.
Nels Anderson; The Urban Community (W orld Perspcetive)
Londres 1960.
Kinsley Dav;s and Hilda Hertz Golden, UrbanizatIon and the
Development of Pre-IndustrÎaleii Areas; P Hatt and Reiss:
Cities and Soeiety, (U.S.A., 1961).
APENDICE
Notas del Seminario.
El esquema histórico presenh~do para su discusión en un
Seminario de Sociología Urbana-Rural suscitó el estudio de
nuevos enfoques que h€mos creído necesario incluir en un
apéndice. EÌlo nos permitirá apreciar la vincu lación que existe
entre el proceso de urbanización y el de:carrollo económico y
social de las ciudades, cuyos antecedentes hemos historiado.
De modo que resumiremos previamente algunos aspectos de
las eIudades que nickinson denominó "pie-industriales". Luego
estableceremos una serie de índices teÓricos que nos permibm
comprender, en parte, los recientes y futuros mecanismos del
cambio social tal corno éste se desarrolh~ en las áreas pl'e.
ind ustri al es.

La Ciudad Pre-Jndustrial
Durante las últimas décadas los investigadores Rociales
haii puesto gran atención en el eRtudio de las c'udades del
norte de AfrIea y varias de Asia. Han comprobado que estas
ciudades, cuando Re laR compara con ciertas ciudades típicas de
los Estados Unidos y otras áreas altamente industriali7:adas,
resultan relativamente similares a los núcleos urbanoR de la
Europa medioeval. Esas son las comunidades que llamamos
"pre-industriales", las que han surgido sin los eRtímuloR de eRa
forma económica que asociamos con la revolución industrial
europea.
Una revisión esquemática de la ciudad pre-induRtrial nO:i
p('rmite establecer 1m; iliguientes grados de diferencia, con res-
pecto a la comunidad urbano-industrial (11):

(11) De acuerdo a las descripciones que mos proporciona Gidcon Sjoberg


en The Prc-Indm.trial City. Hatt amI Rciss, opus. cit. Págs. 179 188.
Conviene no olvidar, no obstante, que se trata de un esquema que no

48 LOTERIA
pucdc totalizar la realidad, siempre más rica y compleja.
1. Organización Económica. - El sistema económico de la
ciudad pre-industrial difiere marcadamente del que predo-
mina en el moderno centro industriaL. La diferencia pri-
maria sería la ausencia, en la primera, del industrialismo,
el cual podemos definir con Sjoberg como "un sistema de
producción en el cual fuentes inanimadas de energía son
utilzadas para multiplicar los esfuerzos humanos". Hay
pues una diferencia básIea con respecto a la energía pro-
ducida y utilizada que afecta los marcos institucionales
v teóricos de ambos tipos de ciudades en una medida que
que no vamos a detallar.
La ausencia del industrialismo va acompañada de una
precaria división del trabajo. Los artesanos prt-industria-
les participan en todas las fases de la manufactura, siendo
frecuente el trabajo casero o en pequeños talleres. Hay
estrictas regulaciones oue controlan las condiciones del
trabajo y los métodos de producción. En general, tal si-
tm~ción no se obflerva en la ciudad industrial en donde hay
una clara división del trabaje, requerida por el complejo
proceso de la produc~ión en serie. Hay un control empre-
sarial "extnl.-comunital'io", típico del :olstema fabril mo-
derno.
La actividad comercial en la ciudad pre-industrial
opera sólo dentro de los límites locales de la comunidad y
no existen organizaciones económicas comerciales en gran
escala comercial como en la ciudad industrÜd, que liga a
.;us miembros con 1m; de otras comunidades. El sistema de
eomercialización es controlado al estio de las guildas me-
dioevales. Las normas de esta comercializ~ción son -com-
paradas con las que se practican en la urbe moderna-
irracionales, frente a la "standarización" de la última. Lo
anterior incide hasta en la ausencia de unidades de peso,
medida y presentación.
2. Organización Social - Desde este punto de vista, se ob-
serva en la ciudad pre-industrial un rígido control familar
y religioso, la movildad social es escasa y la estructura de
las clases es aristocrátic :a.
Las clases altas son las únicas que disfrutan del acceso
a la educación formal y SU distancia de las clases más
bajas está i-~penas mFdatizada por la presencia de unn débil
y poco niimeroi;a clase ml'dia. Las posiciones y el rango
comúnmente C8tán "leIT:'lizadas" en los escritos y tradi-
eIones religlOsr.s. El grupo dominante sólo se cuida de las
incursiones externas, por las ideas nuevas que puedan traer
y que perjudicarían sus posiciones de dominio. Por 10 tan-
to, procura mantener una "sociedad cerrada" en contra-
pO"lición a la cosmopolita y heterogénea urbe moderna.
LOTERIA 48
Todo el sistema relIg-ioso y social de la ciudad pre-
industrial funciona como un rígido mecanismo de control.
Lo mismo puede decirse de la educación formal, restring-ida
a la élite masculina. Sus metas son la de entrenarlos para
ocupar posiciones claves en las jerarquías gubernamenta-
les, educacionales y religiosas. La economía imperante en
las ciudades pre-industriales no requiere la educación for-
mal de las masas. Esta generalmente vive en estado de
analfabetismo.
En cuanto a los controles sociales, vale insistir en el
hecho de que pone el énfasis en las normas informales tales
como el vestido, la educación, los hábitos de cortesía y la
forma de hablar, los oficios, etc. LOR rolés del individuo
en su Rociedad no admiten dudaR en cuanto a su eRpecífi-
cidad y éRte es siempre conciente de los límites de sus dere-
chos y deberes. Todo lo anterior permite conRervar el
orden social en la ciudad pre-industri aL. a peRal' de su
aparente heterogeneidad.

Con el esquema que acabamos de presentar, nos será


más fácil entender los marcos teÓricos del cambio sodal tal
como se opera de la ciudad pre-industrial a la moderna
urbe industrializada.
Marco Teórico para Estudiar el Cambio
l. La ciudad moderna, para su estudio, debe ser m.mciada
h sus complejos niveles de desarrollo, cada uno con su
propia historia pero que, en conjunto, actúan integrados:
transporte y comunicaciones, tecnología, administración
pú hlica, organización social y científica. El énfasis en las
actividades manufactureras (que aparece en la ciudad pre-
induRtrial), señaló el inicio gradual de una más amplia
división del trabajo, determinada por aumento y necesida-
des del mercado. Las fechas no coinciden, pero puede
afirmarse en general que la ciudad moderna irrumpe entre
los años 1750 y 1850.

2. El "urbaniRmo induRtrial" es sólo un aspecto de la ciudad


moderna pero es quizás el más importante. La ciudad de
hoyes el centro de donde irradian los estímulos gel cambio
social y económico. Sus modos de vida afectan creciente-
mente a las áreaR rurales circundantes.
3. El logro de altos niveles de organización y urbanización
está vinculado con la Revolución IndustriaL. Esta impre-
sionante tranRformación tuvo su origen -como lo hemoR
Reñalado en nuestro estudio, en Europa Occidental para
expandirse luego a otras zonas, conforme avanzó el in-

50 LOTERIA
dustrialismo.
Con muy pocas excepciones, puede decirse que 101' cen-
tros actuales de urbanización son aquellos en donde la in-
dustriaJiiiaeión ha estado vinculada a la civilzación eu-
ropea, cuya génesis hemos trazado.
4. Lo anterior nos permite afirmar que el grado de urbaniza-
ción aumenta conforme más evolucionada es la fase de
'ndustrialismo y que las áreas subdesarrolladas del mundo
están más "desurbanizadas" con respecto a la:, más deRarro-
liadas. Cá.be establecer pues, que aquellas partes del mun-
do actual que viven un estado económico agrario~campesino
presentan un menor grado de urbanización y corresponden
en similitud a las áreas pre-industrializadas de la Europa
histórica.
5. Sin em bargo, el proceso de urbanizaeIÓn no debe enten-
derse como la cantidad de personas que viven en ciudades.
En el mundo actual, 3/ partes de la población total se
localizan en áreas pi'e-industriales. Lo que interesa es
señalar el grado de influencia de los gran(l.es centros in-
dustriales sobre las concentracioneR pre-industriales, en re-
lación principalmente con la urbanización.
6. No exiRte, por lo tanto, una relación de tipo determinante
entre el grado de urbanización y la densidad promedio de
población. Pero sí puede establecerse un grado de relación
negativa entre 10 que llamamos densidad agrícola v la ur-
banización, por cuanto el desarrollo económico (industria-
lismo) y, por ende, la urbanización, contribuyen a la efi-
ciencia de la agricultura, a transformarIa en una agricul-
tun~ de mercaJo. Un autor ha señalado que la despobla-
ción de las áreas rurales constituye un signo de modernidad,
en el sentido económico. Algo de vigencia tiene esta afir-
mación.
La vida rural se "civitiza" más por razones prácticas y
económicas que morales. La ciudad moderna no espera el
lento proceso del cambio social sino que trata de estimu
larlo a favor de sus propias exigencias.
Esta función de las ciudades modernas es eseneIalmente
europea occidental y su influencia en los países más avan.
¡rados así como sus efectos sobre la vida rural es corrien-
temente identificado como urbanización.
7. La velocidad de la urbanización en la mayor parte de las
actuales áreas pre-industriales es sorprendente. Es aún
mayor que la que experiment~ron las áreas primarias de
Europa Occidental afectadas por la Revolución IndustriaL.
Este proceso es dinámico e integral y va acompañado por
algunos cambios fundamentales que están ocurriendo a
grado de intensidad suficiente como para transformar es-
LOTERIA 51
tas sociedades pre-industriales dentro de pocas décadas.
El proceso, siendo parecido, reviste particularidades de
acuerdo a las características de las áreas que se trate.
Resum.iendo
Las ciudades realizan su peculiar contribución al pro(~eso
de deRarrollo económico y viceversa. No es casual que la urba-
nización y la industrialización vayan de la mano. La aparición
del t'ápido proceso de urbanización en laR áreas no desano-
iiadi~s es, por lo tanto. un indicador de cambio integral de
todas sus eRtrncturas.
Hasta ahora, sólo una pequeña parte del mundo puede
considerarse altamente urbanizada, pero esa pequeña parte
ejerce notable infJuenc;a sobre el resto y difunde sus patrones
"urbanos" ampliamente. Conforme el mundo en su totalidad
experimente este proceso de urbanización, puede eRperarse que
la sociedad humana sea más dinámica que en el pasado. El
proceso de urbanización en sí debe alcanzar una meta final
cuando la mayor parte de la gente viva en agregados urbanos,
pero la forma de vida y los modelos ecológicos dentro de' estos
agregados continuarán cambiando y la fuerza innovadora de
la urbanización continuará modificando la cultura y la sociedad.
Números favorecid.os en lo.s sorteas verificados por la
Lotería Nacional de Beneficencia, de
Enero. a Mayo de 1965
Primer Scgundo Tercer
Mes Día Soi.teo Premio Premio Pi'emio
En'èro :3 2:l91 6494 4574 6662
10 2392 6249 ()410 59.4
17 2393 0298 2726 1657
24 2394 1486 R239 7597
:31 2395 7705 0441 7580
Febrero 7 2396 :333E 0769 0033
14 2397 3408 GROO 3088
21 2398 2952 1107 8732
28 2399 :3054 3252 091:3
Marzo 7 2400 1927 1126 519B
14 2401 1869 1278 9780
21 2402 2440 9618 71R2
28 2403 5421 9171 7489
Abril 11 2404 0616 7357 6442
11 2405 2685 2863 27M
.:9 240(' :381:i8 80;~:~ 0657
25 2407 1208 4340- 8766
Mayo 2 240R 0:329 2720 4310
9 2409 2244 6375 968fi
lG 2410 1074 4108 3769
23 2411 3828 6192 aS32

52 LOTI!RIA
Museos:

Nuevas Salas en el Museo del Louvre


por Jean Gallotti

Un hombre muy sencillo, al que le dije que el Louvre fue


en el pasado la vi~ienda del r(~y de Francia, me respondiÓ
ofuscado:
-i CórilO es posible que hub;el' tanto sitio para un hom-
bre solo!
Había oivid~~do que era natural de l:n país donde es grave
la crÜÜs de la vivienda, y le hice obsenar que no solamente
milares y milares de personas, en efigies claro está, se alojan
en ese inmenso palacio, sino que incluso su número creciente
plantea problemas arduos lo mismo que el t,umento de la
población.
Porque es cierto que la h'storia del maravilloso museo se
parece, desde hace más de un siglo, a un largo proceso de ex-
pulsión de inquilinos indeseables. Sucesivamente, el ministerio
de la Casa dd Emperador y l~ Administración de Telégrafos,
bajo Napoleón, el Museo de Marina y el Ministerio de Colo-
nias, bajo la Tercera Repúblca, tuvieron que ceder su lugar
a las coleccioneg de obras de Arte. Unicamente el Ministerio
de Haciend~ ha permanecido hasta ahora inexpugnable en el
ala de la calle Rivoli.
Sin embargo, entre las dos guerrag, la larga galería del
Bord de I'Eau, que durante mucho tiempo había estado indis..
ponible, de las ventanilas del Carrousel al Pavilon de Flore,
fue en ese sector recuperada en gran parte; su parte baja fue
destinada desde 1934 a la escultUra de la Edad Med;a, del Re-
nacimiento y del siglo XVII. Se han efectuado importantes
cambios desde entonces, y el público ha sido invitado por don
Pierre Pradel, conservador*jefe del departamento de escul-
turas, a la inaug'uración de once salas reorganizad&s, de las
cuales seis, hasta ahora, sólo servían para celebración de ex-
posiciones temporales.
LOTE'RIA 63
EsÜ,s nuevas salas merecen una larga visita. Se llega a
ellas por puerta La Trémoile, atravesando la sala románica
y la del siglo XIII, separadas ahora por una sala intermedia
que evoca el arte monumental ambiguo que durante la segunda
mitad del siglo XII precedió al nacimiento de la escultura
gótica.
Como en todo ese cuerpo del edificio, las bóvedas rebaja-
das de gran sillería dan a la arquitectura interior un asp€cto
pleno de nobleza y las paredes han sido dejadas perfecta-
mente desnudas en todas partes, de acuerdo con el gusto mo-
derno. En el pasado se habría tratado de crear, para testigos
de la época medieval, un ambiente cálido y crepuscular para
recordar las salas de festines cubiertas de tapices, tl el de las
naves estrelladas ensombrecido y coloreado por el espesor de
las vidrieras.

Por lo menos es cierto que estatuas o fragmentos de deco-


rados, legados por el pasado y recogidos en un museo, no se
encuentran expuestos nunca en las condiciones y la manera
que reclaman sus fines y sus razones de ser.
La presentación de los yacentes, y menos aún la de las
Vírgenes consoladoras, no podrá nunca, en una galería del
Louvre, comprender el misterio ni los prestigios conmovedores
que la oscuridad fría y húmeda de las criptas les presta, y que
las pequeñas llamas temblorosas de los cirios animaban, - mez-
cladas a los efluvios del incienso. Por otra parte, no se puede
identificar la curiosidad de los visitantes con la piedad do los
fieles, huéspedes antiguos de nuestras catedrales. Una obser~
vación del mismo orden sería válida también para la estatuaria
antigua. De tal modo que, después de todo, no hay motivo
para lamentarse de ver obras aisladas, salvadas del naufragio
de los tiempos, arrancadas a sus santuarios destruídos, sin nin-
guna relación entre sí, expuestas de tal manera que son per-
fectamente visibles, que no se perjudican unas a otras por IOR
reflejos de sortilegios contradictorios, y sobre todo que al acer-
carse ningún color indiscreto desvía la mirada o la molesta:
muros, bóvedas, suelo, todo es blanco. El único pesar que se
tiene a veces es que laR estatuas, cuando ellas mismas son
blancas, se destacan menos francamente que si estuvieran eñ
un fondo más oscuro.
Este no es el caso de la mayoría de las obras que descu-
brimos aquí. Aunque está comprobado que todas las estatuas
medievales estaban pintadas, como lo estaban también, no hay
que olvidarlo, los edificios religiosos, e incluso cierto número
de las que se han reunido en el Louvre conservan rastros de
colores y dorados, la mayor parte han perdido todo resto de
54 LOTERIA
pintura y, completamente decapadas, conserv~~r el tono pardo
oscuro de la vieja madera natural y hacen así bellas manchas
bien determinadas sobre el blanco de los fondos.
L,-s tres primeras salas están consagradas a la pequeña
pintura de mármol, alabastro, piedra y madera de los siglos
xiv y XV, modelos del arte lujoso de los talleres parisienses.
Las tres siguientes contienen maderas flamencas, rhenanas
y alemam'.s, muestras de categorías de las que se ha enrique-
cido principalmente el Louvre durante estos últimos años, y
('n las que las restauraciones han permitido volver a encontrar
la policromía y los dorados originales.
Angeles cantando, Vírgenes con el Niño, An.unciacíones,
doctores, diáconos y preh~dos, escenas de la Pasión ilustran
retablos de estilo flamígero; Cristo en cruz o en oración; pro-
fetas, SLntas mujeres, llorosas, estas figuras sagradas o vene-
rables, no rebasan nunca el tamaño natural y much~s de ellas
.'on sólo pequeñas estatuas cuya altura varía entre un palmo y
un codo.
Hay una solL excepción: una gran Virgen con el Niño,
de cerca de dos metros de alto, procedente de Isenheim en
Alto Rhin, fechada de 1470 a 1480, notable por su vestido de
enormes pliegues prodigiosamente estudiados, que sumerge to-
das las formas a partir del busto y que hace recordar estos dos
versos de Musset:
Une vierge dor livre de légende
nans un f10t de velours irainant ses petits pieds.
Se encuentra esa reproducción prestigiosa de los tejidos,
para no decir esas figuras de moda, en las pequeñas estatuas
que con el título de Saintes-Fernrnes, arrodiladas en movimien-
tos de una verd..d impresionante, parecen hechas para docu-
mentarnos sobre los vestidos y los tocados de las señoras de
la burguesía en Flandes a fines del siglo XV.
Es un gran contraste con el gran Saint-Jean, de pie con
su capucha de monje. los brazos cruzados e inclinLndo, bajo
el peso de su meditación, su grave cabeza de adolescente to-
cada a lo Juana de Arco.
Todo nos impresiona por el carácter realista, "verista",
de es~~ escultura gótica que es quizá, por su franca, simple y
amante observación del modelo vivo, la más próxima de nos-
otros en la hÎfitoria universal del arte, por lo menos hasta la
época de Rodin, Bourdelle y MailoL.
Debo recordar también que no nos encontramos allí en
una iglesi~ ni en una capila, para excusarme así de no decir
56 LOTERIA
nada sobre la expansión espiritual de las expresiones y las
actitudes que, sin afirmarse siempre, es en algunas imágenes
de una intensidad maravilosa. Pero en esto también hay que
hacer notar la realidad humana y conmovedora de los grandes
sentimientos expresados: sufrimiento, imploracicn, aceptación,
piedad, paz, al egría interior.
Como para aumentar el valor de esas colecciones sin igual,
hay en ellas lo que falta más en el arte de la Edad Media:
una figuraciÓn del cuerpo femenino ajeno al repet'or;.o de
los paraísos terrestres de los juicios finales. La extraordinaria
Si~nta María Magdalena del alemán George Erhart, blanca co-
mo la nieve, bajo su larga cabellera dorada que ha perma-
mecido intacta, la cara Y'osa y los ojos azules iluminados por
una cnutivadora ingenuidad, los brazos acodados y las manos
hacia adelante, vacilando quizá en unirse por un sentimip,nÜ)
de indignidad, sin que haya en ella nada de doloroso que trai-
cione el remonlimiento, penetrada ya de beatitud después de
un todopoderoso perdón que rinde i, su C"lnle la pure:¡a de
Eva, es una obra de arte únIea que no se puede olvidar,
Es excelente contemplar semejantes cosas en esas salas
inmaculadas, sobre todo cuando más allá de las ventanas, en
los árboles, en el Sena, en los muelles y el Viejo París, co-
mienza a anochecer y todo se colorea. Entonces la sombra
ooe desliza bajo las bóvedas i1mplias y graves; envuelve suave-
mente a las santas y los ángeles; en los pliegues de las largas
túnicas, de los chales y dalmáticas, el bermellón y el índig0
mezclan sus resplandores moribundos '" los rastros de los dora-
dos, y en el austero museo reina una sonrisa mística.

Jean GALLOTTI

58 LOTERIA
Memorias:

Apuntamientos para la Historia


de Panamá) (1868.-1922)
Por El General: IGNACIO QUINZADA

DEDICA 'lORIA:
A la memoria de mis valientes y honestos com.
pañl?J'oR de lucha .Y de los hnmildes soldados que caye_
ron en el campo de batalla peleando p(jr el idcal de la
libertad y mcjoi' condicíón sodal, y tamhíén dedil' eRtos
apuntamitntos a las futuras generaciones panameñas,
rogando a Díos sean honestaR subre todo cun lus dnt_
ros públicus, edífiquen 80bre ideaR, veien por laR cIaReR
ncn'sítadaR y Rufrídas, sigan el camino de la verdad y 1'0-
luouen el ínteréR comunal por encíma del Interés parti.
culai'.
IGNACIO QUINZADA.
*

INTRODUCCION
Varios amigos míos muy distinguidos, me piden que haga, por
escrito, relación de los principales sucesos ocurridos en el Istmo des-
de 1868, en los cuales hubiera tenido participación o me fueren co-
nocidos por referencia; excitación que se me hace porque la historia
de Panamá no registra en sus páginas muchos importantes suce50S
dignos de mencionarsE~. A esta amistosa excitaciÓn debo correspon-
der por más que me sienta sin fuerias para acometer una tarea
superior a mis energías_ Con todo he decidido emprenderla con
el objeto de relatar hechos históricos, examinar sus causas y expo-
ner las consecuencias que influyeron en mis actos públicos. De-
claro que no pretendo escribir la historia del Istmo, desde luego que
esa importante tarea corresponde a personas doctas científicamente
preparadas, sino relatar los hechos en que he intervenido para
que a través de dIos se conozca mi vida pública.
rjO LOTERIA
11

MI LIMITADA INSTRUCCION EN LOS SANTOS Y MIS ESTUDIOS


EN LA ESCUELA POLlTECNICA EN BOGOTA
Debo comenzar por exponer que, debido a la falta de eseuelas
y al atraso general en que estaba sumido el país en la época de
mi nacimiento y mi niñez, mi educación adoleció de la falta de me-
dios de instrucción; pero que no obstante esta circunstancia, el in-
terés de mi padre de dar a sus hijos una instrucción superior a la
que generalmente se adquiría en los pueblos del interior, obtuvo los
servicios de un Institutor foráneo, quien en una Escuela privada les
trasmitió conocimientos que en aquella época de obscuridad y atraso
era sorprendente. A esa preparación se debió sin duda, que a la
edad de 14 afios se me trajera a Panamá donde fui atendido por
Don José Leonardo Calancha, Presidente del Estado Soberano de Pa-
namá, hospedándome en la Presidencia, donde dicho señor Calancha
refidía. Con tal motivo, mi acudiente con las facildades que le
daba su elevada posición oficial dispuso enviarme a estudiar a Bo-
gotá, para donde partí en Diciembre de 1864 con Don Francisco
M. Calancha, (hermano de Don Leonardo) quien seguía a la capital
dü Colombia a ocupar puesto en el Congreso como Reprüsentante por
Panamá. PermaneCÍ ün Bogotá hasta 1867 fecha en que por la caí-
da del Gobierno del Gran General Mosquera, se cerró la Escuela
Poli técnica donde cursaba materias correspondientes al tercer año de
estudios.
~i
MI kEGRESO AL ISTMO Y MI LLEGADA A SAN MIGUEL
Vuelto al Istmo en el citado año de 1867, me trasladé a la Isla
de San Miguel a trabajar al lado de mi tío Don Lin0 Pérez, rico co-
merciante del Archipiélago. All encontré al sefior General Correoso
a quien tuve oportunidad de tratar en Bogotá en lB65; siendo dicho
General, Senador por el Estado Soberano de Panamá. Se hallaba el
expresado General el) San Miguel dedicado al comercio, al frente de
la casa comercial E. Abrahams & eo. y apartado de las luchas po-
líticas. En la época a que me refiero gobernaba el Estado Soberano
de Panamá, el General Vicente O1arte Galindo, el vencedor de las
fuerzas expedicionarias que al mando del General Gabriel Neira, Da-
vid Peña, Gónima, Calancha y otros Jefes notables del Cauca, inva-
dieron al Istmo en 1865.

IV
EL PARTIDO LIBERAL EN PANAMA Y SUCESOS EN EL
ISTMO DE 1865 A 1868
Para mejor información conviene exponer los sucesos ocurridos
en el Istmo en 1865, por estar íntimamente ligados a los de 1868,
que es el punto de partida de mi actuación en asuntos públicos.

62 LOTERIA
Antes de pasar adelante considero importante, para conocimien
to de la actual generación liberal, expresar que este gran partido se
fundó y dió señales de existencia política a partir df' 1849, ario en
que el General José Hilaría López fue elegido Presidente de la Re-
pública de Colombia.

La gran masa de liberales que en esta época constituía el libe-


ralismo en el territorio que hoy forma la República de Panamá, ca-
recía de ideales políticos y desconocía en lo abwluto los principios
básicos del partido; tales condíciones lo natural era que los caudilos
políticos movieran esas grandes masas de liberales, les obedecieran
y siguieran en todos sus movímientos, aunque estos áíeran ocasión a
encuentros bélicos entre los dos partidos, liberal y conservador, como
desgraciadamente aconteció en la Provincia de Los Santos, la que
por su bélica actitud fue eliminada por el Congreso de Colombia. Los
movimientos políticos que tan intensamente se agítaban en dicha
Provincia, ~:urgieron en Panamá. en cuya ciudad el liberalismo lo
constituía, con ligeras excepciones la gran masa del pueblo df!l Arra-
bal, de escasos recursos, intelectuales y en su mayoria de color. A
esta circunstancia se debió que por mucho tiempo se creyera en Pa-
namá que eran conservadores hombres de la talla de Justo Arosemena,
Gil Colunje, Pablo Arosemena, Francisco Ardila y muchos otros li-
berales que por cuestiones sociales estaban alejados de aquellos.
En la época a que me refiero los partidos políticos se enron.
traban completamEnte definidos y claramente organizados, actitud
que obedecía, sin duda, a las frecuentes luchas armadas a que los
partidos ocurrían para mantener la hegemonía de sus bellos ideales:
ellas servían indudablemente para mantenerlos dentro de sus res-
pectivos límites. Esa situación ha cambiado por completo; en la ac-
tualidad, debido a un pacifismo impuesto por circunstancias espe-
ciales, se han eliminado las fronteras políticas y confundido los par-
tidos; de esa confusión han surgido partidos personalistas que nacen
y mueren segun SUf, conveniencias personales.

V
DIVISION DEl PARTIDO LIBERAL POR CAUDiLLlSMO, CAlDA DEL
PRESIDENTE LEONARDO CALANCHA y LA
REVOLUCION DE 1865
Volviendo a aquella época pretérita he de exponer que el par-
tido liberal se agitaba desde 1863, por alcanzar el poder, movimien~
to ~ue coincidía cun los triunfos alcanzados por el General Mosquera
en la larga guerra de 1860. Desgraciadamente aconteció en el Istmo
lo aue frecuentemente sucede, a saber, que el partido liberal se
dividió entre mosqueristas y radicales.
La llegada al Istmo de un Cuerpo de Ejército a órdenes del Ge-
ì1eral Peregrino Santacoloma, Agente del General Mosquera, oca-
LOTERIA 63
sionó la caída del Gobíerno Conservador y la elevación al poder de
dicho General. Por ausencia de éste, ocupó la Presidencia del Estado
el señor Don José Leonardo Calancha, del partido mosquerisia. Otra
fracción liberal, radical, apoyada por el Batallón "Tiradores" de la
Guardia Colombiana, depuso a Calancha, el 9 de Marzo de 18fì5, y
proclamó Presidente al Dr. Gil Colunje. En esta fecha era Presi-
dente de la República el Dr. Manuel Murilo Toro.

Los dirigente;) del partido caído con Calancha se hallaban er.


Bogotá, como miembros del Congreso; all fraguarún una com:pi-
ración contra el Gobierno de Co1unje. Planeada esta tocó al Gene-
ral Correoso invadir a Panamá por el Atlántico y al General Neira
por el Pacífico. En cumplimiento de ese compromiso, ambos Sena-
dores se separaron de la Cámara y emprendieron su Viaje por dis-
tintas vías. El General Correoso salió con rumbo a Cartag.ena donde
creyó org.anizar fuerzas para invadir a Panamá desembarcando en
Portobelo. Estando en Cartagena ocupado en el enganche de volun-
tarios que secundaran su plan, fue reducido a prisión por orden del
Presidente del Estado Soberano de Bolívar, General Antonio Gon-
zález Carazo, quizá porque se hizo muy público el procedimiento
del General Correoso, o porque el Presidente de Bolívar era Mos-
querista. Esta circunstancia impidió a Correoso concurrir al movi-
miento combinado con el General Neira.
La misión de este General y de los hermanos Calancha, tuvo
éxito en CaE, donde pudieron sin dificultad organizar una columna
respetable por su número y calidad, la cual operó sobre las costas
del Istmo, en Agosto de 1865.

La falta de telcgrafo y de comunicación rápida entre Cartagena


y Cali, mantuvieron a Neira ignorante del fracaso de Correoso; de
haberlo conocido probablemente el movimiento no se habría operado
en la forma en que se ejecutó.
Teniendo el Gobierno de Panamá conocimiento de la invasión
se preparó para la defensa; a ese fin nombró al General Pedro Goy-
tía, Jefe de operaciones, quien, con su indiscutible influencia reunió
gran número de hombres, no de soldados, y con un grupo nume-
roso sin preparación, sin disciplina y sin hábito de obediencia, y la
mayor parte sin armas, se acercó a las costas de la Provincia de Los
Santos; fue en Pocrí, a muy poca distancia de Berrio, puerto de
desembarco de las tropas invasoras donde estas atacaron las que man-
daba el General Goytía, quien sufrió el más desastroso fracaso.
Conocedor el Gobierno de Co1unje de tal desastre, nombró al Ge-
neral Vicente 01arte Galindo, recién llegado del Ecuador, Jefe de las
fUCIZ::S que hacían la guarnición de la CapitaL. Organizadas dichas
fuerzas salieron de Panamá con rumbo a la ciudad de Los Santos
donde llegó cuando las tropas de Neira estaban sobre el Santamaría;
alcanzadas cuando en frágiles e improvisados vehículos de transporte

64 LOTERIA
cruzaban el caudaloso río de ese nombre se libró el combate lla-
mado "Las Brujas" en términos muy desfavorable~ para las fuerzas
de Neira, las cuales se hallaban divididas en ambas riberas del ex-
presado río. Con tal motivo las fuerzas de Neira sufrieron bajas con-
siderables, las cuales pudo llenar con nuevos adeptos que se le
incorporaron en su marcha sobre San Francisco. En este iugar se
libró nuevo combate entre las fuerzas de Olarte Galindo y las de
Neira, el cual fue también favorable a la causa del Gobierno.

DispErsas y aniquiladas las tropas expedicionariaf; y presos mu-


chos de los ,Jefes de ese movimiento, se restableció el orden político y
la paz se impuso como consecuencia lógica hasta 1863 en que el par-
tido Conservador se Icvantó en armas en Los Santos y en David. La
tranquildad que si.guió después del desastre del partido Mosquerista
caído el 9 de Marzo de 1865, llevó a uno de sus principales Jefes,
General Correoso, a establecerse en San Miguel; all se encontrab3
cuando llegué a esa importante Isla en 1867.

Vi

SAN MIGUEL, CENTRO DE CULTURA y RIQUEZA DE AQUELLA


EPOCA Y MI PERMANENCIA EN DICHA CIUDAD
DE 1867 A 1868
Durante mi permanencia en esa importante y simpática pobla-
ción me ocupé por cuenta de Don Lino Pérez, en la recolección de
concha y compra de perlas. para lo cual hada viajes quincenales
en el velero isleño, por t.odos los lugares donde funcionaban bu-
cerías. En esa época el extraordinario comercio de San Miguel lo
convirtió en un Centro de cultura y riqueza que hacía honor a sus
hijos; all existía una sociedad selecta y culta compuesta de familas
honorab~es y dignas de aprecio y estimación, a las cuales se unia la
estimable familia del General Correoso compuesta de su dignísima
esposa, Dona Sara y su hija Chavclita. Quizá por mi parentezco con
Don Lino Pérez formé parte de esa distinguida sociedad con la que
cultivé muy honrosas relaciones.
En la época de este relato histórico San Migli81 era una bella
población visitada frecuentemente por acaudalados comerciantes de
la Capital llevados allí por el importante negocio de perlas que se
hacia la mayor parte del año, por sumas considerables.

Permanecí en esa preciosa Isla disfrutando de tan gratas rela"


ciones de amistad, hasta Mayo de 1868 en que la abandoné para se-
guir a Panamá con el General Correoso, Aizpuru, y otros parientes de
estos senores, p;ira tomar parte en el movimiento político que se llevó
a cabo el 5 de Julio de ese año, contra el Segundo Designado sei10r
Don Juan .J. Díaz, quien asumió el mando por muerte del General Olar-
te G. Ese movimient.o llevó al poder al General Correoso, quien se
encargó de la Presidencia del Estado.

65
LOTERIA
Vii
AL TERACION DEL ORDEN CONSTITUCIONAL, ANO DE 1868 Y
lEVANTAMIENTO DEL DOCTOR MANUel AMADOR GUERRERO
Alterado el orden Constitucional en virtud del movimiento ex.
presado, quedaron de hecho suspendidas y sin efecto las elecciones po-
pulares que debían verificarse en ese año para elegir Presidente del
Estado. Con tal motivo, los conservadores partidarios de la candi-
datura del Doctor Manuel Amador Guerrero, se J.lzaron en armaE
en Los Santos y Chiriquí, proclamando Presidente Provisional a Don
Santiago Agnew. Con este nuevo movimiento, existían en 01 J~tmo dos
Gobiernos de fado. Para volver a la legalidad era preciso, induda-
blem(mte, ocurrir a la1; armas, a fin de que el vcnct'dor organizara
Gobielno garante del orden ConstitucionaL.

El General Correoso, Jefe del Gobierno Provisional residente en


Panamá, dispuso preparar los medios conducentes a someter a los
nuevos revolucionarios. A ese fin trató de conseguir el armamento
de precisión (Rifles Peabody) que los conservadorrs habían encar-
gado al exterior, y con el cual contaban para armar sus partidariOS y
hacer la guerra al General Correoso, sabedor éste de la llegada del
armamento y del lugar donde se hallaba procedió a su secuestro, lo
que llevó a cabo pagando inmediatamente su valor. Así fue como las
tropas liberales que organizó el Gobierno Provisional quedaron arma-
dOS con rifles Peabody y las de la revolución con fvsiles de percu-
sión.
El Gobierno provisional revolucionario residente en David, cono,
taba con un personal distinguido. En Chiriquí fw~ secundado por
los Obaldías, Gallegos, etc., etc; y en Los Sant03 (;demás de una
distinguida juventud de eEa ciudad, lo encabezaba Don José Clement
de Obaldfa, Daniel Velarde, Juan José Colunje y Eduardo Briceño,
quienes salieron de Panamá a revolucionar aquella ciudad.

VIII
LA OCUPACION DE GUARARE y EL COMBATE DE
LOS SANTOS, 21 DE OCTUBRE DE 1868
El General Correoso., penetrado de la conveniencia de proceder
con celeridad, salió de Panamá en el Vapor Montiio con 600 hombres
armados de Peabody, ül armamento pedido por lOS conservadores.
Entre esta fuerza me encontraba e incorporado a eJ1a segui al Ge-
neral Correoso con el grado de Sub-Teniente Ayudante del Estado
Mayor General.
El 20 de Octubre de 1868 el Ejército liberal ocupó a Gmrar:'
el las 6 p.m. El 21, en las primeras horas de la mañana, el Ejército
marchó sobre Los Santos, población ocupada por los revolucionarios
La marcha tuvo que ECr lenta, dado el mal estad9 de los caminos
66
LOTERIA
-i

por las frecuentes luvias y por la crecida de los ríos. Todo el Ejér-
cito viajaba de a pié excepto el Coronel Félix J. de Icaza. Por mi
condición de hijo de Los Santos y conocido en los lugares del tránsito
se me dió la vanguardia con una compañia del 13atallón Istmo. al.
mando del Capitá'l Claudio J. Robles, a quien tuve que salvar de
perecer ahogado en el Río Guararé por la inexplica ble imprevisión
de tratar de vadear dicho rio calzado con botas altas. Salvado es-
te obstáculo, la fuerza de vanguardia llegó a Cién2ga Larga dond8
los vecinos del lugar me informaron que los revolucionarios de Los
Hantos habian reunido considerable número de hombres, la mayor
parte reclutados en esos lugares.

Fuese por error de los revolucionarios o por cualesquiera otras


causas, no adelantaron estos ninguna columna de observación, ni si-
quiera establecieron espionaje, que vigilara el movimiento de las tro-
pas liberales, las cuales por caminos casi intransitables, se movían so-
bre Los Santos. En medio de tantas dificultades qua, ofrecía la mar-
cha del Ejército éste conservó su unidad precedidn Dor la compañia
de vanguardia o columna de observación, la cual debería evitar que
el Ejército fuera sorprendido en algún lugar estrategico. Las tro~
pas revolucionarias no se movieron de sus posiciones dispuestas como
estaban a presentar el combate en la ciudad. Al efedo, ante una lí,
nea profunda y de extremos salientes, la compañía de observación se
detuvo a la entrada de la ciudad dando lugar a la llegada del Ejér-
cito el cual previamente avisado ordenó el ataque de frente con en-
cargo de romper por el centro la línea de tropas enemigas. Pocm
minutos después cedía el Centro de las tronas revo'ucionarias reti-
rándose a las casas de la población. Con las precauciones corres-
pondientes se adelantaron las fuerzas liberales 001' las calles sis en-
contrar apreciable resi,stencia. hasta tomar el últirro rer~ueto donde se
sacrificaron varios de los valientes defensores de la ciudad. Ocu-
pada ésta y estab'ecido el servicio de vigilancia, indispensable despué~
de una ocupación militar, mi primer paso fue dirigirme a mi casa a
saludar a mi madre, y disponer enseguida viaje a Macaracas en so-
licitud de mi padre a quien perseguían varios conservadores enemi-
gos. Arreglado mi via.ie salí de Los Santos, a las 8 pm. del mismo
día en unión de dos amigos. Ese viaie además de peligroso en ese
momento tenía en contra mía la circunstancia de ser de noche. por
un camino intransitable por lOS rigores del invierno y teniendo que
atravesar ríos hondos y profundos. Llegué a Macaracas a las 6
a.m. del 22, e inmediatampnte me informé ':ue mi padre se había
visto obligado a seguir a Tonosí huyendo de la persecución conser-
vadora. Debiendo regre~ar a incorporarme a las fuerzas de que for-
maba parte, conseguí que dos buenos amigos de mi padre salieran
el mismo día en su búsqueda. Regresé a Los S3ntm; el 23 en la
mañana, donde pasé pocas horas al lado de mi señora madre y mis
hermanos y sin poder ver a mi Padre me embarqué en el Vapor
Montijo, con rumbo a Cniriquí donde se hallaban las fuerzas revolu-
LOTERIA 67
cionarias. Al llegar a David se supo que estas habian salido para
Santiago a unirse con los que alli se habían organizado y con los
derrotados de Los Santos. En este estado el General Correoso or-
denó marchar robre Santiago tomando nuevamente el Vapor Mon-
tijo.

IX
EL COMBATE DEL HATILLO, 12 DE NOVIEMBRE DE 1868
Con las debidas precauciones, como que llegábamos a lugares
ocupados por el e'1emigo, desembarcamos en una playa contigua a la
boca del río San Pedro, de donde marchamos en seguida en procu-
ración de un f:itio donde pudiera prepararse la defensa en caso de
ser atacados. No hubo necesidad de tomar posiciones, desde luego
que por los informes que nos daban los amigos de la causa liberal las
fuerzas conservadoras se hallaban en las posiciones atrincheradas del
Hatilo, confiadas seguramente en las ventajas que le ofrecia su nÚ-
mero, su valor y su entusiasmo.

El 12 de Noviembre se empeñó la acción conservando las tro-


pas revolucionarias sus posiciones atrincheradas. El combate fue muy
reñido, y durante muchas horas estuvo indeciso su resultado, hasta
en las horas de la tarde que se decidió el triunfo en favor de las
armas liberales. Dada mi corta edad no podía apreciar con exacti
tud si los movimientos de 12. fuerza con ten dora obedecían a reglas
estratégicas mediante un plan científico; pero sí alcancé a compren-
der que los ,Jefes de las fuerzas en lucha confiaban más en el
valor de sus soldados que en la táctica empleada en la dirección
que se imprímió a los diferentes cuerpos miltares que entraron en
lucha. El valor de las tropas conservadoras sucumbió ante la in-
discutible ventaja de nuestro armamento. Esta acciÓn, tanto por (d
efectivo que entró en combate, como por el distinguido personal
que lo dirigiÓ fue muy importante y trascendental y decisivo su re-
sultado, porque el partido triunfante permaneció en el poder hasta
1885, fecha en que el Estado de Panamá perdió "u soberanía a los
golpes audaces del Regenerador Colombiano.

X
MI SEPARACION DEL SERVICIO MILITAR, MI REGRESO A
BOLAÑOS y ACTIVIDADES COMERCIALES
Vueltas a Panamá las tropas triunfantes y constituído el Go-
bierno del General Correoso, me separé del servicio militar para
volver al lado de mi familia y ejercitar mis actividades en otro
campo. Poco tiempo permanecí en Los Santos, donde pude ob-
servar la mala voluntad que se me tenía, debido, se decía, a que con
fuerzas extrañas fui contra mi propia tierra; aludían al combate del
21 de Octubre. Con tal motivo abandoné Los Santos y volví a Las

68 LOTERIA
Islas, radicándome en Bolaños, donde me siguió mi mamá y herma-
nos; alli permanecí hasta 1870, año en que el principal negocio pro-
ductivo en las islas sufrió golpe mortal con la suspensión de las hu-
cerias. La ruina del Archipiélago con motivo de la falta de la lu-
crativa ocupación de los isleños. ocasionó el éxodo de éstos. La ne-
cesidad de emigrar me obligó a separarme de la famila la cual
volvió a Los Santos; a poco de esa separación sali para el Dariéri
en Septiembre de dicho ano. Hice el viaje en companía de dos ami..
gos de Bolaños, en una embarcación donde malamente cabíamos los
ties. Después de la travesía de Bolanos al Darién, llegamos en pri-
mer lugar a La Palma, hoy cabecera de la Provincia del Darién, lugar
situado sobre el Tuira a poca distancia de Boca-Chica. Para llegar a
Yaviza que era el punto terminal de mi viaje pasé por Chepigana y
El Real de Santamaría. Yaviza era en esa época una población de
más de 10 mil habitantes, con casas de madera y zinc y tejas y
calles rectas y pavimentadas. Fue varias veces azotada por los in-
cendios y otras tantas se vió anegada por las Avenidas del Chucu-
naque. El importante comercio que hacia con Panamá la tenía en
comunicación constante con la CapitaL. La densa población de Yaviza
no tenía otro negocio que la extracción del caucho d cual se cotizaba
i precios niuy altos. Yaviza está situada en la margen derecha del
río Chucunaque en la confluencia del río Chico.
En esta pOblación fui atendido por un amigo antiguo de mi pa-
dre, el mismo que residía en Yaviza, contraído al neeocio de caucho.
Pocas horas después de mi permanencia en casa del amigo a que me
he referido, llegó a la casa de éste un comerciante de Pínogana, otra
población importante situada en la margen ízquierda del río Tuira,
aunque menos poblada que Yavisa. A ese comerciante fui presentado
con recomendaciones muy honrosas, las que tuvieron tal fuerza en el
ánimo del comerciante de Pinogana que enseguida me propuso em-
plearme en su casa de comercio. La falta de recursos y la necesidad
de trabajar en alguna forma, desde luego que con tal objeto hice mi
viaje al Darién, me decidieron a aceptar y al efecto me trasladé a
Pino gana acompañado de mi principal y en el mismo día comencé a
trabajar. En primer iugar díspuse inventariar todas las existencias
ccmerciales, bienes muebles, raíces, etc. y con su producto abrí libros
donde pudo verse el Activo y Pasivo de la casa. Con el mayor inte-
rés me contraje al negocio que se había puesto bajo mi administra-
ción. El dueño de la casa comercial quien fue un excelente amigo
mío, estaba en buenas condiciones, su crédito saneado y su fortuna
sin gravámenes; hacia un comercio bastante creciùo con la Capital
y tenía algunos miles de pesos invertidos en el negocio de caucho;
pero todo esto estaba sujeto a ligeros apuntes y a la memoria. Al I1J--
cerme cargo de sus negocios se separó completamente de la dirección
dándoine amplias facultades de las cuales usé con prudencia y dis-
cresión. Pasado un año, el dueno del establecimiento a mi cargo
pudo observar el provecho alcanzado durante mi administración. El
69
LOTERIA
t'stado floreciente de los negocios impresionó de tal modo a mi prin-
cipal que, como aprobaciÓn tácita de mi conducta mI' asignó una par-
ticipación en las utLidades con aumento del sueldo fijo que tenía se~
rialado. El ensanche operado en el negocio de caucho obligó a aten-
Üerlo en Paya, poblaCión indígena muy distante de Pinogana, que
e' a la sede principal del negocio. Esta necesidad me llevó a la po-
blación indígena mencionada sil uada en el río de Paya, afluente del
Tuira. En este lugar permanecí cerca de un año, en una época en
que acudían a Paya caucheros del Atrato que (mtraban por el río
Cacarica su afluente, tomaban el Paya para bajar a la población.
Esta constante inmigración impulsÓ el comercio de Päya, lo que pude
aprovechar en pro del negocio que me llevÓ a esa región. De regreso
a Pinogana, centro de los negocios que administnba, quedé nueva-
mente al frente de ellos.

Xl
MI RENUNCIA Al EMPLEO PARA TRABAJAR
INDEPENDIENTEMENTE EN YAVIZA
Después de tres años de una labor constante, resolví separarme
de la casa dejándola en buenas condiciones. A visad;) el principal de
iiis propósitos me manifestó el disgusto que tal medida le propor-
cionaba; me hizo proposiciones ventajosas que no acepté por la
sencila razón de dedicarme a trabajar por mi cuenta con mis pro-
pios recursos. Habiendo puesto en conocimiento del principal el
me de su casa de comercio, ~'e procedió a su
plopósito de separar

liquidación, la cual arrojaba importantes utiidades en el bempo en qUF


estuvo bajo mi administración. Cancelada, pues, mi responsabilidad
en el manejo de los intereses a mi cargo, me ausenté de Pinog2na, en
la mejor armonia con mi principal, quien me hizo grandes protes-
tas de amistad y un obsequio de dinero, en prueba, dijo, de agrade-
cimiento por mis servicios. Me trasladé a Yaviza donde me estableci
comercialmente, dedicándorne especialmente al negocio de compra-
venta de caucho y a la de su extracción con peones contratados como
era de costumbre en el Darién. Consistía este negocio en adelantar
a los mozos o braceros una suma de dinero y artículos necesarios pa-
ra el trabajo y para sus gastos personales. La cantidad a que mon-
tara la deuda debía ser pagada en caucho al precio estipulado en el
contrato que al efecto se celebraba. Por lo genèral cada peón o
cauchero no salía de la población para la montaña sin que su deuda
pasara de 500 pesos. Entre los caucheros principales y afamados por
su trabajo no era extraño que su deuda pasase de mil pesos; así, pues,
nprovisionado el peón de lo que pOdía necesitar en sus trabajos en la
montaña, abandonaba la población por un período de seis meses, ter..
minados estos, o antes si su labor había sido fructuosa, regresaba a la
población y entregaba a su patrón todo el caucho extraído; sea que
la cantidad entregada alcanzara o no a cubrir la deuda, el cauchero

;-0
LOTERIA
--- ---

seguía viviendo de las sumas que su patrón le suministraba hastr.


que después de tres meses o más volvía a salir para la montaña. A
este género de nEgocio me dediqué y en él hubiera prosperado si los
indíos de Chucunaque no se hubieran opuesto con bs armas a la ex-
tracción de caucho.

XII

MI EXPEDICION CAUCHERA AL CHUCUNAQUE y LA


MUERTE DEL COMERCIO EN EL DARIEN
En este neF'oCÎo invertí mi pequeño haber y comprometí mi cré-
dito personaL. Con el personal de peones que se 20m
prometieron a
tiabaiar a mis Órdenes salí para la montaña intalándonos en uno de
los ríos afluentes del Chucunaque. Esta ocupación me llevó al Ra-
yano, a Jaqué y a diversos lugares hasta que le puso fin a esa labor
el levantamiento de los indíos del Alto Chucunaque, en cuyo lugar
perdieron la vida muchos caucheros y patronos. Yo también perdí
los míos y estuve a punto de perecer logrando salvarme del furor
indígena mí internación en los bosques donde permanecí 15 días para
llegar a los lugares donde no había peligro. El ataque de los in-
dios a los caucheros fue la muerte del comercio del Daríén. Los que
no rindíeron su vida en Chucunaque se fueron para Colombía hu-
yendo de sus acreedores. Las enormes pérdidas sufridas por los co-
mercíantes fue la ruina del negocio y la caída del Darién; la crisis
comercial produjo el éxodo completo de los habitantes de esa im-
portante y rica C')!18.rca. Como yo tenía mi pequeño capital inver-
tido en los peoll~s caucheros y estos desaparecieron también, mi pér-
dida fue total e irreparable desde luego que ya el Darién no era
campo propicío para el comercio. Debía pues abandonar esa región
como lo efectué trasladándome a Parramá; a cuya capital llegué en una
época de agitación política.

XIII

MI REGRESO A PANAMA Y EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIC


DEL PUEBLO DE SANTA ANA CONTRA LA CANDIDATURA DEL
DOCTOR PABLO AROSEMENA PARA PRESIDENTE DEL ESTADO
Y LOS COMBATES DE CHAME y GUACH.4PALI
Coincidió mi llegada a Panamá con el movimiento revoluciona.
rio del pueblo de Santa Ana contra la candidatura d21 Dr. Pablo Arose-
mena, para Presidente del Estado. Con tal motivo 'Te uní a los libe-
rales descontentos quienes al fin se alzaron en armas en Chame. Pa-
r:i batir las fuerzas revolucionarias el Gobierno envió contra ellas
el Batallón Herrera a órdenes del General Gregario Vergara, quien
stacó a aquellas el 2 de Septiembre de 1875. El General Aizpuru,

¡OTER')\ 71
Jefc de las fuerzas revolucionarias alcanzó el más decisivo triunfo,
no obstantc las tropas de la revolución pcrmanecieron cn Chame al-
gunos días preparándose para atacar la CapitaL. Cuando estas se
acercaban a Panamá acertó a llegar a esta ciudad d General ~ergi()
Camargo_ La llegada de las fuerzas triunfantes de Chame coincidió
con la del General Camargo, quien, probablemente ofendido con la
prisión que le irl1PUSO el Gobierno de Arosenwna, veia con satisfac-
ción la caída de éste, y de ahí su marcada simpatía por la revolución_
El valioso prestigio del General Camargo, su merecida fama miltar y
su elevada posición políica decidieron, quizá, la caída del Gobierno
de Arosemena. Fue así corno se resolvió el caso sometido a la suerte
de las armas. Por mi participación en el Combate de Guachapalí se
me ascendió a Teniente.
La "Historia de Panamá" de Sosa y Arce no menciona en sus
páginas los sucesos bélicos ocurridos en el Istmo en 1875 anteriores
'1 la llegada del General Camargo al Istmo, ni registra tampoco el
combate librado en Chame el 2 de Septiembre de ese año, entre las
fuerzas revolucionarias al mando del General Aizpuru y las del Go-
bierno a órdenes del General Gregorio Vergara. Si hubiera mencio-
nado estos hechos y expuesto que la llegada del General Camargo coin-
cidió con la presencia de las tropas revolucionarias en la Capital, no
haría al distinguido Colombiano el cargo de "atentar contra la Ma-
jestad de la Ley, deponiendo al Presidente Arosemena". Probable-
mente el General Camargo veía con símpatía el triunfo de la revolu-
cíón y la caída del Gobierno por 10 que influyó en que esta se rea-
lizara.

xiv
El GOBIERNO DEL GENERAL RAFAEL AIZPURU y
COMISION A SAN BLAS
Constituído el Gobierno dül General Aizpuru por una Convención
reunida en Panamá en Diciembre de 1875 y organizadas las fuerzas
del Estado, fuí incorporado al Estado Mayor donde continué prestando
servicios por algunos meses hasta que se me designó para una comisión
a San BIas. En 1876 vino a Panamá el Cacique Simón Bolívar, Go-
bernador de Punta Carreto y sü quejó de depredaciones com(!tidas
por caucheros llegados a esa región. Esta queja hizo prewmir que
los caucheros a que se refería el Indio Simón podrían ser los fu-.
gados del Darién después del desastre de Chucunaque. El interés del
Gobierno de dar protección a los indios 'y en el de contribuir a esta-
blecer relaciones que los hiciese útiles al Estado y sobre todo el deseo
c(' conocer una región incxplorada y conocida sólo de comerciante.::
que la usaban más para sus contrabandos el Gobierno resolvió en.
viarme a San BIas con el principal objeto de hacer relaciones con los
hdios, comunicarme con ellos y darles las garantías que pidieran y
estudiar sus necesidades más apremiantes.

72 LOTERIA
Enterado previamente de las imitrucciones que me comunicó hi
Secretaría de Gobierno, embarqué en Colón en una frágil goleta.
El primer punto de escala fue Portobelo, donde !)ermaneci 8 dia~
haciendo reparaciones a la nave. Después de una pésima navegación
por la calidad de la goleta, llegué a Punta Carreto, h(¡spedándome en
la casa que se me señaló por el citado Indio; all recibía las atenciones
que podrían ofrecer sin observar desconfianza ni mala voluntad. Las
eausas de queja no se repitieron; los caucheros causantes de ellas ha-
lihn ;ibandonado ese y otros lugares internándose con rumbo a Co-
lombia.
Probablemente la designación que se hizo en mí para desempe-
ñar esa importante y peligrosa comisión obedeció a la circunstancia
de conocer el dialecto de esas tribus y el conocimiento de sus costum-
hres adquiridas en el tiempo que permanecí entre ellos en los pue
bIos de Paya, Tapalisa, Pucro y Yape, en la región del Darién.

Recogidos todos los datos que creí indispensables trasmitir al Go-


h~erno, regresé a Panamá después de 4 meses de excursión por San
Blas.

XV
MIS SERVICIOS EN LA GUARDIA COLOMBIANA - LLEGADA A
PANAMA DE LOS PRISIONEROS DE "LOS CHANCOS" - COMO
DEBELE UN GOLPE DE CUARTEL
A mi llegada a Panamá fui informado Que en Colombia había
estallado una revolución conservadora- Con tal motivo se dispuso que
el Bon. Zapadores de guarnición en la plaza saliese para el Cauca y que
be llamase al servicio activo el Batallón 39 de Línei, déstinándolo a la
guarnición de la CapitaL. Este Cuerpo formaba parte de la Guardia
Colombiana, nombre con que se distinguían las fuerzas que obraban
a órdenes del Gobierno Colombiano. En ese cuerpo presté mis ser-
vicios como Primer Jefe. No obstante el estado de guerra en que se
encontraba la República los panameños permanecían neutrales, en
cumplimiento de J:omesa que los conservadores hicieron al Presidente,
General Aizpuru, en solemne reunión convocada por ciicho general.
Esa neutralidad estuvo a punto de romperse con motivo le la
ll?gada al Istmo de los prisioneros de "Los Chancos", importante bao
talla ganada por los liberales el 31 de Agosto de 1876. El crecido nú-
mero de prisioneros fue alojado en el Cuartel del 3' de Línea, el
mismo que estaba bajo mi comando. Entre esos prisioneros se ha-
llaba gran número de personas de posición política y social muy ele-
vada, tales como los Ospina, Angu10s, Obispos, sacerdotes y personaf
de eEpeciales consideraciones. El número de prisioneros era igual o
mayor al del Activo del Batallón. Esta circunstancia uniria a la de haber
ingresado al Bon. muchos de los prisioneros y gozar de relativa li-
bertad los demás v de recibir frecuentes visitas de notables conser-
LOTERIA 73
vadores de la ciudad, les hizo, quizá, abrigar el propósito de dar un
golpe de cuartel, aprisionando los Jefes del Batallrin y proclamando
la revolución colombiana. El movimiento se tramó y estaba al esta.
llar cuando fue descubierto por mí de modo casuaL. Pocas horas an-
tes de que estallase los conjurados pudieron advertir que su plan
estaba descubierto, cuando observaron que los principales jefes fue-
ron separados y puestos bajo la inmediata vigilancia de oficiales su-
períores; que la guardia de prevención fue reforzada; que se prohi-
bió la comunicación exterior y que los presos incorporados al Ba-
ta~!ón fueron desarmados y encerrados en una de las Cuadras capa-
ces de contener su número.

Aparte de estas precauciones los presos no tuvieron que sufrir ul-


trajes ni misiones, salvo la de vigilancia a que fueron sometidos. A
los comprometidos en el movimiento residentes en la ciudad recibie-
ron, una hora antes de estallar, la visita de un ami,;o personal quien
además de advertirle el fracaso del movimiento debía custodiarlo en
su propia casa. Así se impidió que Panamá se adhiriese a la revo.
lución v se dcmo£tró que los liberales de Panamá sabían cumplir cor.
sus deberes de partidarios y dü caballeros. El Bon. 39 de Línea
quü tan eficaimente contribuyó a conjurar el movimiento estaba,
en esa fücha, compuesto de jóvenes panameños entre los cuales se
hallaba el autor de estas memorías, como Primür Jefe.

XVi
MI INCORPORACION AL SERVICIO DE LA GUARDIA COLOMBIANA
Conjurado completamente el peligro de un movimiento revolu-
cionario en el Istmo, el Gobierno del Estado, a solicitud del Na-
cional equipó 800 hombres que formaron el Batallón Colombia, pri-
mero de ese nombre, el cual marchó para Barranquila a órdenes dül
General Correoso. Estas tropas prestaron muy importante servicio
combatiendo en diferentes lugares. En la Goagira contra las fuer-
zas de Farias, dio batalla que fue decisiva para la causa liberaL. En
esa jornada, que tuvo lugar en el río Calanca1a, perecieron muchos
panameños y herido el Tüniente Genaro Mendoza. Develada la re.
volución conservadora regresó al Istmo el Bon. Colombia; incornorado
;1 la Guardia Colombiana quedó prestando servicio con un activo de
500 hombres v bajo mi mando como Primer Jefe.
Cumplido el período presidencial de Aizpuru asumió el poder el
General Correoso elegido por el voto popular con èl "poyo de todos
los amigos de Aizpuru.
No obstante las simpatías quü lo rodeaban cuando asumió el
mando el notable caudilo liberal vió desarrollarse contra su Go-
bierno una fuerte oposición dü liberales que fueron sus mejores ami-
gos y sostenedores. Esa oposición adquirió mayores proporcionüs con

74 LQTERIA
motivo de la designación de funcionarios electorales y Designados
para ejercer el P. E., entre los cuales figuraba un panameño au-
sente del pais por mucho tiempo quien fue llamado por el Presi-
dente Correoso para ponerlo al frente del reducido grupo de capi-
talinos que apoyaba su Gobierno.

XVII

MI INTENTO PARA DEPONER AL PRESIDENTE BUENAVENTURA


CORREOSO Y RETIRO AL BATALLaN COLOMBIA
PARA DIRIGIRME A BOGOTA
La desconfianza conque el grupo de descontentos veía la con-
ducta del Presidente Correoso, llevó a sus componentes a ocuparse
de los medios de impedir la continuación en el poder de elementos
contrarios. Resueltos a proceder a verificar un cam bio en el per-
sonal del Gobierno. el Jefe del Bon. Colombia que lo era el autor de
estas meniorias, trató sobre ese particular con iino de los princi-
pales Jefes del liberalismo en esa época, lo convenció de la nece.
sidad y conveniencia de verificar el cambio y le ofreció dar el golpe
con el Batallón de su mando y proclamarlo Presidente provisionaL.
El distinguido liberal a quien se le hicieron estas manifestaciones y
promesas ofreció contestar al día siguiente. Cuando el Jefe del Ba-
tallón esperaba conocer la respuesta del caballero a quien se le
ofreció la Presidencia, recibió una invitación del Gpneral Correoso
para asistir a una reunión de amigos en casa del Gpneral Aizpuru.
l'o podia imaginarme que la reunión obedeciese a la delación del
tlhin comunicado al Jefe Liberal; pero así aconteció. El General Co~
rrcoso en presencia de un grupo de amigos, expuso el objeto de la
reunión; acusó al ,Jefe del Bon. Colombia de propender a su reem-
plazo; dijo que el caballero a quien se le ofreció In Presidencia. el
mismo que estaba presente le había informado del movimiento pro-
yectado. Habiéndome tocado el turno de exponer los motivos del
proyectado movimiento, expresé en primer lugar la sorpresa que
me causaba la delación; que era verdad que había ofrecido la Pre~
sidencia Provisional al caballero X por el temor y la desconfiasza
que teníamos en la política del General Correoso. En estos térmi-
nos este caballero expuso que no podía seguir en la Presidencia
siendo yo .Jefe del Colombia. Para calmar al General Presidente se
resolvió que me separase con licencia del Batallón y que me fuera
para Bogotá; en cumplimiento de este convenio me separé del Ba-
tallón y emprendí viaje para Bogotá. En Barranquila donde se
hallaba el Jefe del Ejército del Atlántico General Síervo Sarmi.en-
to, al cual pertenecía el Colombia, me detuve más de un mes~ alli se
me ofreció otro Batallón "El Palace" para que regresara al Istmo a
llevar a cabo el movimiento a todo me negué a fin de no dar ningún
paso contrario al partido que formábamos los amigos de Aizpuru y
en obsequio al compromiso contraído con Correoso.

lOTERIA 75
XViII
MI REGRESO AL ISTMO, EL INCREMENTO DE LA OPOSICION AL
GOBIERNO DEL GENERAL CORREOSO E INTENTOS DE SUS AMIGOS
PARA ELIMINAR AL GENERAL AIZPURU y A MI, ELEMENTOS DE
LA OPOSICION y LA MUERTE DE SEGUNDO PEÑA
Pasados algunos meses ausente regresé al Istmo en circunstan-
cias en que el Gobierno de Correoso nombraba un extranjero para
Gobernador del Distrito Capital, este hecho fortaleció la oposición
la que se tornó más intensa y pujante. Con tal motivo la lt:sisten-
cia del Gobierno creció con tal vehemencia que valiéndose de ex-
tranjeros introducidos por él, se trató de eliminar a algunos miem-
bros de la oposición. La tendencia a verificarlo fracasó P9I' aviso
que, pocas horas antes de estallar el movimiento se le comunicó al
General Aizpuru y al autor de estas memorias. Sin embargo, en las
nrimeras horas de la noche del 27 de Diciembre, varios ofieiales del
Batallón Istmo me atacaron frente al Cuartel de dicho Batallón, el
cual ocupaba el edificio llamado hoy de la Bomba situado en la Calle
C, cuando me interpuse entre el General Aizpuru y su atacante.
Afortunadamente mi intervención oportuna logró salvar al General
aunque tuviera que recibir tres heridas que me causó el grupo de
amigos del Gobierno. Pocos minutos después de,er herido, cuando
estaba sometido a tratamiento quirúrgico, caía víctima de su digna y
ejemplar conducta el señor Segundo Peña, Gobernador del Distrito
Capital, quizá porque fue dicho señor Peña quien nos avisó del mo-
vimiento que se preparaba contra los amigos de Aizpuru.

XIX
EL REPROCHE POR EL GENERAL CORREOSO AL INTENTO DE ASE.
SINATO, SU RENUNCIA Y EL COMBATE EN EL CUARTEL DE LAS
MONJAS EN EL CUAL PARTICIPE
Se dijo siempre, tal vez con sobra de razón que el señor Gene-
ral Correoso no tuvo conocimiento del movimiento criminal que se
operaba; se dijo, así mismo, que el disgusto que le había ocasionado
la conducta de sus amígos, 10 obligaron a renunciar la Presidencia
del Estado; pero como con esa separación el poder recaía en el prin-
cipal comprometido en el expresado movimiento, el partido de opo-
sición, salvado en la noche del 27 de Diciembre, quedaba en con-
diciones muy desventaiosas y expuesto a persecuciones de todo género,
lo que sin duda trataba de conseguirse con la renuncia de Correoso.

Separado al fin este popular caudilo, asumió el mando el pri-


mer Designado, el 29 de Diciembre. La política personalista que si-
guió, dio margen al descontento que cundió en 01 Cuartel de Las
Monjas, entre la Oficialidad y Jefes del Batallón de guarnición en la
ciudad.

76 LOTERIA
La agitación política latente en el pais se hacía sentir intensa-
mente en la capital, a tal punto que las tropas acantonadas en ella,
pretendieron salir de sus cuarteles con el decidido propósito de depo"
ner violentamente al gobernante y organizar un gobierno de facto
con elementos miltares. Entre el personal del Batallón Colombia
había probablemente algunos oficiales leales a la disciplina, los cua-
les opusieron alguna resistencia, la que, sin duda, produjo la muerte
de ocho oficiales inclusive el .Jefe del Batallón Coronel Carvajal y su
hijo. Aunque el Gobierno no contaba con el apoyo del pueblo, éste
quiw no obstante mediar en favor del Gobierno contra las fuerzas
milt~res y al efe~to el pU3blo impidió que esas fuerzas salieran de
sus cuarteles. Los ciudadanos que tomaron a su cargo la defensa
del Gobierno dividieron sus improvisadas fuerzas en tres secciones:
una de las cuales tomó la calle de Las Monjas, o sea el tramo que
queda entre el Hotel Central y el Palacio Nacional llamado Cuartel
de Las Monjas donde se hallaba el Bon. Colombia; otra sección tomó
la calle de San José; hoy Avenida A, para atacar el Cuartel por el
lado del Club Unión y la tercera operó por la playa de San Francisco,
La segunda columna a mi mando en combinación con la que operaba
en la Calle de Las Monjas atacó el Cuartel en las primeras horas de la
manana del 18 de AbriL. Pocos minutos después de consumado el
ataque se vio flotar la Bandera Blanca sobre el edificio del Cuartel.
en senal de capitulación, con lo cual cesaron los fuebos del edificio.
Cuando los ~efensores de la legalidad se acercaron al Cuartel donde
muchos .Jefes habían penetrado confiados en el honor miltar, fueron
violentamente atacados por las tropas ocupantes, lo que ocasionó una
riña cuerpo a cuerpo y muchas víctimas de ambas partes. De ese
incidente fue responsable el Sargento 1 Q Nicolás González, quien al
verme entrar al vestíbulo del Cuartel trató de disparar su rifle con-
tra mí, lo que no alcanzó a ejecutar porque mi ayudante lVarin en
el mismo momento disparó contra él dejándolo muerto.

xx
EL SECUESTRO DE CASORLA A CARGO DEL GENERAL BENJAMIN
RUIZ V MIO V EL COMBATE DE L VON HILL
Fracasado el intento de la Guardia Nacional de derrocar al Pre-
£idente Casorla, éste continuó su política hosti conl:ra los mismos qu:~
lo habían salvado de los miltares del Colombia. Con tal motivo el
descontento continuó y el partido de oposición acordó llevar a cabo
un movimiento por medio del cual, sin derramamiento de sangr2, se
consiguiera la renuncia del primer Designado encargado del P_E. Pa-
ra ello, contando con el beneplácito del Segundo Designado, se con-
vino en secuestrar al Presidente Casorla, para obtener su renuncia.
Acogida la idea se dispuso proclamar la revolución t~n Colón, tomar el
Cuartel y apoderarse del armamento depositado alli. Para la eje-
cución del plan se confió el difícil y peligroso acto del secuestro del
77
LOTERIA
Presidente a Benjamin Ruiz e Ignacio Quinzada, y el de la toma del
Cuartel de Colón al General Aizpuru. Se acordó asi mismo que la
primera providencia dd Segundo Designado seria enviar una Comisión
de paz a los revolucionarios, y se convino en la persona que debería
desempeñar esa comisión.
Para ejecutar el secuestro que era el número más importante,
difícil y peligroso del programa acordado, los dos jóvenes nombra-
dos acordaron entre si tomar a Casorla a la salida de su residencia
que lo era la casa de la Señora Feraud Vda. de Arias situada don-
de hoy se halla el National City Bank. A la hora convenida 7 p.m.
los encargados de ejecutar la captura se situaron en lu Plaza de He-
rrera en un sitio desde donde veían los movimientos de Casorla. En
esa actitud estuvieron hasta que observaron que el expresado Ca-
sorla se levantó y apagó la luz lo que indicaba que se disponia a salir.
Los encargados de tomarlo se situaron entonces a la salida de la
casa y allí lo esperaron. En esos momentos llegaba al frente de la
casa citada un gran número de personas en solicitud dE Casorla para
acompañarlo a asistir a la sesión de una Sociedad llamada "Amigos
del País", que se reunia en la Calle del Agua, hoy Calle 14 Oeste,
en casa del Cholo Monterrosa. Esa contrariedad no hizo variar el plan
acordado. Habiendo llegado Casorla al lugar donde se encontraban
los encargados de la captura, el comisarío Ruiz entabló conversación
con él indicándole la conveniencia para su gobierno de hacer paces
con Quinzada. Después de corta pero importante conversación los dos
jóvenes le intimaron seguirlos y que les dijera al grupo de amigos que
lo esperaran un momento. Siguieron, pues, con Casorla por el ca-
llejón que da a la plaza del Triunfo, hoy Herrera, atravesaron ésta y
salieron a la playa de San .José por un boquete que existía en la Mu-
ralla donde hoy está ubicada la planta eléctrica. En la playa nos
esperaba Silverio Meneses con un bote donde deberiamos embar-
camos; pero como la marea había bajado y el bote se quedó en seco
seguimos por la baja mar rumbo a La Boca. En la Isla de Tacho,
hoy agregada al Continente, nos detuvimos un rato a fin de no sel'
sorprendidos pOI' los que viajaban entre Panamá y La Boca. En este
lugar Meneses tomó un bote de pescador donde embarcamos por el
Rio Grande hasta la Estación de este nombre. De este punto se-
guimos en un carro de mano, el mismo que fue atropellado por una
locomotora muy cerca del puente de Barbacoas, donde nos vimos en
peligro de perecer. La marcha se efectuó desde ese lugar de a pié
hasta Bella Vista donde tomamos otro carro que nos condujo a Ga-
tún, donde encontramos al General Aizpuru a quien le entregamos a
Casorla. Este se dirigió a dicho General diciéndole: "Tengo que
agradecerle que hubiese encargado mi prisión a estos caballeros quie~
nes han observado conmigo conducta digna de elogio". Estaba, pues,
terminada la primera parte del programa. Estaba vencida una di-
ficultad de la cual dependía el éxito del movímiento y sin embargo el
fracaso más desastroso fue su resultado. El reducido e inexperto

78
LOTERJA
grupo de liberales del movimiento de Colón el 7 de Junio, no tenia en
miras luchar contra las fuerzas del Gobierno, una vez que se había
acordado enviar una comisión de paz, antes de abrir hostiidades; a
fin de obtener la renuncia del primer Designado y llevar al poder al
Segundo. A pesar de este Acuerdo y en espera de la llegada de la
comisión fuimos sorprendidos con la de una fuerte columna de ope-
raciones compuesta de tropas veteranas con órdenes de batir a todo
trance las fuerzas de la revolución; así fue como estas colocadas en
"ituación extrema y desventajosa tuvieron que sucumbir ante el nú-
mero. En ese desigual combate cayeron muchos ainigos entre los
cuales quedó mortalmente herido el autor de estas memorias. La
proporción entre los combatientes era de 200,i:, 400 x 80.

XXi
MI REGRESO A LOS SANTOS, CONTABLE DE LA ADMINISTRACION
DE HACIENDA DE LOS SANTOS 1881-1882, DIPUTACION POR LA
PROVINCIA DE PAN AMA 1882 Y POR LA PROVINCIA DE LOS SAN-
TOS DE 1884 Y 1885. SUSPENSION DE LAS ELECCIONES - EL GO-
BIERNO DEL DR. PABLO AROSEMENA, SU RENUNCIA Y EL PRO-
NUNCIAMIENTO DEL 16 DE MARZO DE 1885. COMBATE EN EL
CUARTEL DE LAS MONJAS
Dos aiios después de una penosa y prolongada enfermedad por
consecuencia de las heridas que recibí en la acción de Lyon Hil, me
trasladé a Los Santos con el fin de reponerme de mis dolencias fi-
sicas, debido a las cuales todavía en esa época necesité el auxilio de
muletas para caminar. No obstante el cual estado de mi salud me
ocupé por algún tiempo de llevar la contabilidad de la Administra-
ción de Hacienda de Los Santos. En 1881 fui nombrado adminis-
trador, empleo que desempeñé hasta 1882, en que fui elegido Di-
putado por la Provincia de Panamá. Acerca de esta elección ocu-
rrió un caso que debo consignar.
Antes de las elecciones de Diputados, los amigo:: de la Capital
acordaron mi candidatura por la Provincia de Veraguas, a fin de que
no perdiera el empleo de Administrador de Hacienda de la Pro-
vincia de Los Santos, para que por esta Provincia figurara Don Leo-
nor González, Prefecto de la de Veraguas. De conformidad con la
legislación de esa época esta combinación era perfectamente legal;
pero no obstante esta circunstancia los Santeños se pronunciaron
contra el candidato Don Leonor González, por no ser santeño, argu-
mento desprovisto de razón desde luego que los veragüenses podian,
a su vez, oponer el mismo argumento. En su oposición contra mí
no admitían que el ciudadano que representaría los intereses de la
Provincia de Los Santos, sería el elegido por Veraguas.

En este estado, mis amigos de Panamá, conocedores de la opo-


sición que se me hacía en Los Santos, acogieron y recomendaron mi
candidatura por Panamá, por cuya Provincia fuí electo para la Asam-

LOTERIA 79
blea de 1882. Leonor González lo fue por Coclé y Ramón Valdcs
Lópcz, Prefecto de Coclé fue electo por Veraguas. La conducta de
mis paisanos, llamados mis amigos, de no aceptar la candidatura de
González, signíficaba claramente mi rechazo, demostraba claramente que
no se me quería en ese puesto. Debí, pues, a los amigos de Panamá,
mi Diputación en 1882. Consigno estos hechos simplemente come
sucesos históricos que demuetran claramente que las subsiguienter:
elecciones recaídas en mí para Diputado por Los Santos, no conta.
ron, probablemente, con el apoyo de aquellos que se opusieron en
1882.
Además de la representación por Panamá en 1882, tuve la de
la Provincia de Los Santos en 1884 y 1885. En este año la revolu-
ción provocada por el Doctor Núnez azotaba a Colombia la que se
haCÍa sentir en Panamá. Con tal motivo la Convención, por exigen-
cias polítlcas declaró nulas las elecciones presidenciales favorabler:
al candidato Lambert y nombró Presidente provisior.al al General
Ramón Santodomingo Vila, y primer Designado al Dr. Pablo Arose-
mena. Los sucesos de Barranquila, tomada por los revoluciona-
rios, obligaron al General Santodomingo Vila a dejar a Panamá en
manos del Dr. Arosemena. Bajo el gobierno de este distinguido
liberal tuvo lugar el pronunciamiento del 16 de Marzo. Los Jefes
de ese movimiento no tenían el propósito de derrocar el gobernante
sino el de cooperar al triunfo del liberalismo por el cual se luchaba
con interés.
Si el Presidente Arosemena hubiera apoyado la revolución co-
mo lo ofreció cuando se le nombró primer Designado, otra habría
sido la suerte de la revolución. El triunfo había coronado los es-
fuerzos de los sitiadores de Cartagena y no hubiéramos presenciado
el íncendio de Colón ni el sacrificio de Prestán.
Habiéndose negado el Dr. Arosemena a apoyar el movimiento del
16 de Marzo creyó prudente retirarse del mando, para no combatir la
revolución liberal con la cual simpatizaba; al efecto, renunció la Pre-
¡:idencia que ejercía como Primer Designado, de la cual se encargó
el General Gónima, quien asumió el mando militar para combatir la
revolución; al efecto, envió las fuerzas disponibles a Colón y dejÓ
de~guarnecida la Capital; con tal motivo el General Aizpuru apro-
vechó esta circunstancia para atacar el Cuartel de Las Monjas, en
cuy,a defensa se hallaban muchos liberales tenidos hoy como impe-
cables.

XXII
OCUPACION MILITAR DE LA CAPITAL POR LAS FUERZAS
AMERICANAS Y LA CAPITULACION
Ocupada la ciudad por las fuerzas de Aizpuru, este Jefe Li-
beral se declaró en ejercicio del mando Civil y Militar; estableció go-
bierno y dio las garantías que en tan difíciles circunstancias podía

80 LOTERIA
ofrecer. Esa calma duró muy pocos dias debido a la ocupación mi-
litar de fuerzas americanas, las cuales tomaron posesión de la Ca-
pital y ejercieron presión sobre las que mandaba el General Aizpuru.
El Jefe de las Fuerzas americanas, Comandante de la Nave de guerr,'
surta en la Bahía de Panamá, intimó al General Aizpuru disolver sus
fuera= y someterse al Gobierno de Colombia. Ante tamaña imposi-
ción el General Aizpuru expuso que saldría con sus fuerzas fuera de
la ciudad, donde esperaba el ataque de las tropas del Gobierno; a
esta valerosa y digna réplica el Comandante Americano de las fuer-
¿as de ocupación observó que cualquiera que fuese el resultado del
encuentro de las tropas liberales con las del Gobierno, aquellas no
entrarían a la ciudad. En esta difícil situación, ante la amenaza de
un poderoso gobierno extranjero se ofreció a Aizpuru una capitula-
ción, la cual se llevó a cabo por medio de un convenio celebrado
con los ,Jefes de las fuerzas caucanas, en el cual se obli~~aron éstos a
dar garantías a los comprometidos en la lucha armada; a no perse-
guirlos y respetar sus propiedades, promesa que no fue cumplida.
XXIi
VIOLACION DEL CONVENIO DE CAPITULACICN, MI PRISION
y DESTIERR9 AL ECUADOR
El 1" de Mayo, después de firmado y ratificado el convenio en-
traban a Panamá las fuerzas caucanas, previo el des:1rme de las tro-
pas revolucionarias. Con olvido absoluto del Convenio citado, el 2
de Mayo fuí reducido a prisión y alojado en la Torre de las Monjas,
de donde se me trasladó a las Bóvedas de Chiriqui, en cuya asque-
rosa e insalubre prisión permanecí más de cuatro meses confun-
dido con criminales de toda clase y condición, de donde salí para el
Ecuador en calidad de desterrado, habiendo tenido que sufrir ade-
me responsabilidad
más, el proceso incoado contra mi por atribuirse

en la pérdida de las armas abandonadas por las tropas liberales el 19


de Mayo. Esta nueva faz de mi prisión la debí a un conservador
panameño que se complacía con las molestias, vejámenes y ultrajes
de los liberales. Esta circunstancia dio lugar a prolongar mi prisión
en las Bóvedas, de donde habían salido ya para Centro América mu-
chos amigos. Pero como todo no ha de ser adverso, tengo que re-
cordar con gratitud a dos conservadores que en esa emergencia me
favorecieron; ellos fueron Don Francisco de Fábrega hijo y Don Ni-
colás Remón.
A mi regreso de Guayaquil donde permanecí dos años, encontré
el Estado Soberano de Panamá convertido en un territorio de Co-
lombia regido por leyes especiales, situación a que lo condujo el
Regenerador Colombiano, después de los traidores golpes que le in-
firió al liberalismo.

81
LOTERIA
, ,.

XXIV
Mi REGRESO A LOS SANTOS. ORGANIZACION DEL PARTIDO DES-
PUES DEL DESASTRE. ACTIVIDADES AGRICOLAS. MI RECHAZO
AL NOMBRAMIENTO DEL PARTIDO CONSERVADOR
Como mi situación pecuniaria no me permitía vivir en Panamá
volví a Los Santos donde fijé mi residencia. Organizado el partido
liberal después del desastre de 1885 fui nombrado Jefe únIeo del
partido en la Provincia de Los Santos. A ese voluntario servicio con.
sagré todas mis energías sín encontrar dificultades en mi larga ac-
tuación, una vez que no las tuve al hacer frente a las frecuentes
erogaciones que exigía el sostenimiento del partido, desde luelo que
las SUfragaba en mi peculio peri'nal ayudado por un reducido gru-
po de amigos santeños. En los muchos años que estuvo a mi cargo
la Direcci6n del partido en la antigua Provincia de Los Santos, la
tarea de organizar y mantenerlo unido fue tarea fácil porque el
partido Liberal cuando está fuera del poder mantiene una cohesión
y disciplina que no observa cuando es Gobierno. Con tan recomen-
dables cualidades el part.ido se mantuvo unido y compacto, prepa-
rado siempre para reivindicar, en lucha armada, el poder que nerdió
en 1885. Así se encontraba en 1899 al comenzar la guerra de ese
año, en la cual pl Liberalismo Santeño dio altas y repetidas prue-
bas de la firmeza de sus principios.
Aunque tenía la dirección del partido me ausenté de la pObla-
ción a un campo situado a io kilómetros de distancia en la orila de-
recha del río de la Vila dedicándome al cultivo de la tierra. En ese
sito inculto que mi asiduo trabajo y labor constante convirtió en
un retiro tranquilo y respetado permanecí muchos años. La ruda
labor a que me entregué si no me proporcionó recursos materiales
abundantes para llevar vida holgada, sí me dio la saiisfacción de vivir
alejado de los centros políticos de donde los liberales éramos excluí-
dos.
Sólo como una demostración de la sl1lidez de mis principios po-
líicos y de la independencia de mi carácter, quiero referir un he-
cho ocurrido en la época en que era más crítica mi situación pecu..
ni aria y más apremiantes mis necesidades.

Era el ano de 1894 en que el Gobernador deL. Departamento de


Panamá hacía su visita oficial a Los Santos. Don Ricardo Arango,
amigo mío muy estimado y caballero muy digno de aprecio, era el
funcionario a que me refiero. Estando, como he dieho en visita ofi-
cial en Los Santos, creíme obligado a visitado y al efecto cumplí con
tan grato deber.

Apenas llegado a la capital este distinguido amigo dictó De-


creto por órgano de la S8cretaria de Hacienda, por medio del cual se
me nombraba para un empleo remunerado de relativa importancia.
El recibo de la comunicación avisando el nombramiento recaído en

82
LOTERIA
mí me causó honda sorpresa, desde luego que ni 10 había solicitado
ni estaba dispuesto a aceptar empleo alguno del Gobierno Conser-
vador. Con la nota oficial en que se me comunicaba el nombra.
miento recibí carta muy estimable del Gobernador Arango contraídö
a hacerme manifestacíones de aprecio personal y a decirme por qué
había determinado hacer el citado nombramiento. En respuesta ma.
nifesté a dicho amigo que mi condición de liberal me impedía aceD-
tar empleos de gobiernos contrarios y le daba las gracias por la
huena voluntad en distinguirme y favorecerme con la expresada de
signación.
Este procedimiento mereció entonces patrióticos aplausos de co-
partidarios. Hoy parece que no existen fronteras o que se ha
pervertido el sentimiento partidarista.
XXV
REVOLUCION DE 1899 Y MI PARTICIPACION EN ELLA. MI PERE.
GRINACION, ATAQUE A MIS INTERESES Y MI REUNION CON EL
DR. BELlSARIO PORRAS EN LAS TABLAS. ORGANIZACION DE LOS
BATALLONES "AZUERO", "L1BRES DE CHIRIQUI",
"PATRIA" y "COLOMBIA"
Continué en mis labores agrícolas, manteniendo siempre la Di-
rección del partido liberal hasta que la revolución liberal de 1899,
la que abracé con entusiasmo, me llevó a los campos de bata
Ha_ con
abandono completo de mi finca, la misma que quedó expuesta a laE
contingencias de la guerra.
El 20 de Octubre de dicho año. fecha inicial de la revolución
colombiana, el Prefecto de Los Santos, que a la sazón era liberaL.
para impedir sin duda mi participación en la lucha armada que co-
menzaba, ordenó mi prísión y al efecto envió una fuerte escolta a
capturarme en mi residencia de Los Santos. Este movimeinto me
fue comunicado por Don Julio Arjona Q. por medio de lacónica tar-
jeta, la cual contenía esta sencila frase: "Sale escolta a capturarlo".
Desde ese momento abandoné mi casa, la cual fue allanada varias
veces, ocasionándome siempre notables perjuicios en mis intereses.
Salí, como he dicho, el 20 de Octubre y emprendí una peregrinación
que se prolongó hasta el 2 de Mayo de 1900, en que me reuní con el
Dr. Porras en Las Tablas. Desde ese día comenzó m~ actuacíón con
la organízación de los Cuerpos miltares; a su equipo y movilización
y a la distribución del servicio miltar.
Mi actuación comenzó en Los Santos, con la organizalión y pre.
paradón de los Cuerpos militares y su correspondiente equipo_ Fue
una labor de mucha importancia y trascendencia la que eché sobre mi
reputación miltar, en la cual operé solo porque no había quien me
ayudara en ella. Así organicé en Los Santos el Batallón Azuero con 300
plazas entre Ofícialps y tropa, t.odos santeños, eXc8pto su primer
Jefe que lo fue el Coronel Genaro Mendoza.

83
LOTERIA
Organicé el Bon. "Líbres de Chiriquí" con oficialidad en su nia.
yor parte chiricana y santeña y con tropa de Guararé y Los Santos.
Este Cuerpo lo puse a órdenes del Coronel Manuel Quintero V. co-
mo primer .Jefe y de Segundo al Mayor a quien se nombró CoroiieI.
Habiltado de este Cuerpo lo fue el Teniente Pedro P. Rodriguez de
Chitré con oficiales chiricanos. Los Escuadrones "Patria" y "Colom-
bia" con oficiales de Las Tablas. Guararé y Los SantO'i.

xxvi
OCUPACION DE AGUADULCE. REPUDIO A MI NOMBRAMIENTO DE
JEFE DE ESTADO MAYOR POR El GENERAL
EMILlANO HERRERA
Con esta improvisada fuerza a mi mando como .Jefe de Esta-
do Mayor General del Ejército, salí de Los Santos con el propósito
de ocupar a Aguadulce donde deberían unirse estas tropas con las
que por la vía de tierra venían de Chiriquí a las órdenes del General
Emiliano Herrera, las mismas que formaban los Batallones Uribe Uri-
be, Robles y Canto, con las cuales se completaba el Ejército liberal
Ocupado Aguadulce con las fuerzas que conduje de Los Santos
entraron a aquella ciudad las que de Chiriquí conducía el General
Herrera, quien no pudo ocultar su desagrado al conocer mi nombra-
miento para Segundo Jefe del Ejército, desagrado que culminó en
Natá con disgusto personal entre el Dr. Porras y Herrera.

xxvii
MARCHA HACIA LA CAPITAL. DISGUSTO DEL GENERAL EMILIANO
HERRERA CON EL DR. BELlSARIO PORRAS EN NATA
En estas condiciones las fuerzas liberales organizadas en Los
Santos con las que condujo de Chiriquí el General Herrera, empren-
dieron su marcha sobre la Capital dejando a Aguadulce libre de ene-
migos.
A nuestro paso por Natá tuvo lugar el disgiisto personal de
H£lrera con Porras, el cual fue de pésimos resultados para la causa
liberal y origen tal vez de nuestro desastre en Panamá.

En vista de que las tropas del Gobierno que ab:mdonarrn hs Pro.


vincias de Los Santos, Veraguas y Coclé se situaron en Antón C011 el
propósito quizá, de presentarnos combate en esas extensas y fértil?-:
J1anuras, se dispuso tomar la vía de la montaña; y al. ef2cto nb3n.
donamos los llanos de Coclé en la noche para entrar p:ir Chigoré
sin que en Penonomé se dieran cuenta de nuestra marcha; pero ocu-
rrió que el práctico que la dirigía sea por vo'lln!ad o sin elh. se
extravió y el día nos sorprendió a la vista de Penonomé. A n:,~~ir
de este trastorno seguimos la marcha sobre la montaña, llegando en

84
LQTERIA
la noche a Churuquita Chiquita donde pernoctamos. De aquí segui-
mos por Marica, El Valle, ttc. hasta Chame sin ninguna molestia del
enemigo, quien no se dio cuenta de nuestra marcha.

XXVIII
LA DECISION DE CHAME y EL COMBATE DE LA NEGRA VIEJA Y
ABANDONO DE LA LUCHA POR EL GENERAL EMllIANO HERRE.
RA. CORAJE DEL DR. BELlSARIO PORRAS y CARLOS MENDOZA
Los dias que pasamos en Chame se aprovecharon en reorganizar
el Ejército, en revistarlo y equiparlo convenientemente.

El General Rerrera fue de concepto de marchar sobre La Cho~


nera, donde estaba el enemigo, con el fin según eXt)l esó, de batirlo
en "La Mitra". Estando el ejército en Capira, con ánimo de mar-
chal' sobre La Chorrera, el Jefe de Estado Mayor, convencido àe que
tanto la permanencia en ese lugar, como el avance sobre La Cno-
rrera, seria desastroso para las fuerzas liberales, estimÓ conveniente
participar sus temores al Jefe Civil y Militar, a quien le comunicÓ que
estando las tropas liberales compuestas de reclutas sin ninguna pre-
paración para participar con éxito en una lucha con Ejército militar-
mente preparado, creía conveniente, para asegurar el resultado de
la Campaña, manifestar que las tropas Iliberales no estaban en
condiciones de llevar la ofensiva en un combate con las fuerzas del
Gobierno compuestas de veteranos y aguerridos; qW! Capira no era
un sitio estratégico cuya posición pudiera aprovecharse en favor de
nuestras armas; que el ataque a las tropas del Gobierno en sus po-
siciones de La Chorrera sería desastroso para las fuerzas atacantes:
que las tropas colecticias que formaban el Ejército liberal sólo podrían
resistir, con éxito probable el ataque en un sitio estratégico como ei
de "Negra Vieja" o "Las Paredes" en Bejuco; sitio que se halla pro-
tegido por la serranía de Mena, por el Oeste; pOi' las Albinas de
Chame, por el Este; y por una serie de colinas al Sur, quedando por
el Norte el camino que de Capira conduce a Bejuco, por donde Úni-
camente podríamos ser atacados. Esta estratégica línea constluye una
magnífica defensa, por 10 que fue escogida por el Jbfe Civil y Mili-
tar para esperar el ataque de las tropas del Gobierno, disponiénlose
en consecuencia, con visible desagradO del General Rerrera, la con-
tra-marcha de las tropas y la ocupación de las colinas designadas a
cada Cuerpo.
Oeho dias después de ocupadas dichas posiciones se libró el
combate en el cual las armas liberales rechazaron el ataque de los
Batallones Colombia, Quinto de Cali y Ulloa.
No obstante esas posiciones casi inexpugnables, el Batallón Con-
to, que ocupaba la colina, que se conoce hoy con ese meritísimo nom-
bre, situada en las faldas del Cerro de Mena, fue desalojado de esa
posición, replegándose sobre la población de Bejuco. Fue durante
esa crítica situación cuando el General Rerrera aconsejó al Dr Po-
85
LQTERIA
..

rras, quien ocupaba la colina de la Negra Vieja, retirarse a Chame.


Ante la negativa del Dr. Porras y las manifestaciones de Quinzada y
Mendoza de morir antes de retirarse, el General Berrera abandonó el
campo de la lucha. En esos momentos el Jefe de E. M. Quinzada,
voló en solicitud del Bon. Azuero con el cual atravesó los llanos del
Cementerio de Bejuco expuesto a los fuegos que de la loma de
Conto se le hacían, la que recuperó después de un ligero encuentro
cuerpo a cuerpo en cl cual pereció el Jefe del Ulloa.
Si las fuerzas del Gobierno, superiores a las de la revolución y al
mando de Jefes militares aguerridos y orgullosos de su fama mili-
tar, sucumbieron en su ofensiva ante la resistencia de las tropas li-
berales compuestas de reclutas dirigidos por Jefes sin prestigio mi-
litar, cuál habría sido el resultado de la acción de armas si éstas
hubiesen llevado la ofensiva?

¿ Cuál habria sido la suerte de las armas liberales si el Ejército


liberal hubiera sido atacado en Capira?

El éxito alcanzado por las armas liberales en "La Negra Vieja"


hace honor a la previsión del Jefe de Estado Ma.yor, quien desde
Capira indicó las ventajas de aquel lugar para la defensiva.

XXIX
EL AVANCE HACIA CHORRERA Y EL PLAN DE ATAQUE A PANA-
MA; PARTIDA DE ARRAIJAN Y EL COMBATE DE COROZAL
Terminada la reorganización del Ejército el cual quedó siempre a
órdenes del General Emiliano Berrera, no obstante su alejamiento
del campo de lucha, se continuó avanzando sobre La Chorrera. To-
cóle al Jefe de Estado Mayor ocupar esta importante población, donde
más tarde se acordó el plan de campaña que debía seguirse en su
marcha hacia la CapitaL. En efecto en la ciudad indicada tuvo lugar
la reunión de oficiales Generales del Ejército y Miembros del Cuerpo
Civil; alli se acordó que una parte del Ejército operara por Farfán
a las órdenes del Dr. Porras y la otra parte atravesara el Río Grande
por CocoIí. A mi me tocó asistir a esa Junta donde expuse mi
concepto contra la división del Ejército. No fui partidario de que el
Dr. Porras operara por Farfán sino que siguiera por la vía de Co-
coli.
La marcha, pues, se efectuó así: La Primera División compues-
ta de los Batallones "Robles", Canto y Uribe Uribe, llevaba la van-
guardia y le seguía El Azuero, Libres de Chiriquí, Artilería y Es-
cuadrón Patria. Esta Dívisión, la Segunda del Ejército, conducía el
Parque. La Primera División salió de Arraiján el 20 de ,Julio en
la mañana, con orden de ocupar a CocoIí, y la Segunda División
salió también de Arraiján a las 6 p.m. con orden de unirse a la Pri-
mera División en el mismo lugar. Después de una marcha muy pe-
nosa de noche y bajo la lluvia llegué a Cocolí con la Segunda Di-

8"
i-OTI!RIA
vislOn, sin encontrar all la Primera, la cual habia cruzado el lUo
Grande y situándose en las colinas de Corozal que dominan a Pa-
namá. La situación de la Primera División era sumamente peligrosa
expuesta como estaba a ser atacada por retaguardia sirviéndose el
Gobierno del camino carretero de Panamá a Coroza!. Conocida por el
General Rerrera la situación de la Primera División, dispuso, coll
mucho acierto, que la Segunda División se moviera sobre Coroza!:
comunicada la orden como a las 2 a.m., se puso en prb.ctica inmedia-
tamente la operación de pasar el Río Grande utilizándose al efecto
un solo bote o canoa con cabida para cuatro personas, con marea
baja; lo que implica la existencia de un fangal donde se hundían has-
ta la cintura los que intentaban tomar el bote. venciaas eSTas (11H-
cultades, a las 5 a.m. del 21 de Julio estaba sobre Corozal la mayor
parte de la División, artileria y parque. Cuando se rompieron los
fuegos entre las tropas del Gobierno mandadas por el General Albán
y las de la Primera División, hice mover las que hábian pasado el
Río Grande. Al salir a la vía férrea y ser vistas por Albán, dicen
que este General dijo: "Vienen las fuerzas de Sarria"; aludía, sin
duda, a las que este Jefe tenía en Emperador, las misnias que debía
conducir a Corozal para apoyar el ataque del General Albán. Las
fuerzas liberales una vez en la línea férrea avanzaron sobre las de
Albán, haciendo funcionar un cañón cuyo primer disparo disipÓ las
dudas de Albán quien, en la confianza de que la Segunda División li-
beral estaba en Arraiján, según informes que le suministró un pró-
fugo, no alcanzaba a creer que pudiera dicha División estar en Co-
rozal a esas horas y concurrir al combate.

El resultado de este combate fue la derrota de Albán quien tuvo


que abandonar su caballo, para salvarse. La celeridad de la marcha
de la Segunda División de Arraiján a Cocoli; el rápido movimiento
del paso del Río Grande, fueron los factores que contribuyeron al
triunfo de Coroza!. Una hora de demora habría decidido de la
suerte de la Primera División, la cual se encontraba sin parque.
Vencida ésta, la fuerza vencedora habría caído sobre la Segunda
División la que habría perecido también

XXX

LA MARCHA HACIA PANAMA. LA DECISION DEL ATAQUE. LA


OCUPACION DE PERRY HILL Y EL ATAQUE A PANAMA, Y El
DESASTRE DEL COMBATE DE CALlDONIA
Este importante e inesperado triunfo debió aprovecharlo el Jefe
del Ejército liberal ocupando a Panamá inmedíatamente. Cuando
el jefe de E. Mayor llegó a la residencia del General Herrera a darle
cuenta del combate, le pidió a la vez que dispusiera la marcha so~
bre Panamá donde el Ejército debía almorzar, sobre todo cuando la
segunda División no comía desde La Chorrera. El General Herre-
ra se negó a seguir sobre Panamá alegando que el Dr. Porras no se

LOTERIA 81
hallaba all y agregó, "bien sabe Ud. el plan de La Chorrera"; a
lo que le conteftó el autor de estas memorias, asi: "General, este
triunfo modifica aquel plan".
La inexplicable demora en Corozal dio lugar a que el Jefe de
las Fuerzas del Gobierno preparara la defensa y se operara una
reacción moral en los vencidos de Coroza\. Abandonada al fin esb
población ocupamos a Perry Hil de donde partían nuestras fuerzas
para atacar las del Gobierno, operación que se hacía sin orden y en
forma que demostraba ausencia de conocimientos miltares. La m3-
nera como se llevó a cabo el ataque a la ciudad, la hora en que s('
ejecutó, la falta de preparación y el olvido completo de las más ele-
mentales reglas miltares causaron el desastre del Ejército LiberaL.
La responsabildad del ,Jefe de Operaciones, General Berrera no tuvo
sanción; recordamos solamente el sacrificio heroico del liberalismo
y la pérdida lamentable de crecido número de liberales que cayeron
en Calidonia en esa memorable fecha.

xxxi
LA LLEGADA DEL GENERAL BENJAMIN HERRERA, DICIEMBRE DE
1901; MI ENTREVISTA CON EL. LIGERO ENCUENTRO EN TONOSL
LLEGADA A MENSABE EL 2 DE ENERO DE 1902. MIS GRADOS
MILITARES. ESTRATEGIA CONTRA LAS FUERZAS
DEL GOBIERNO
Como estoy escribiendo mis memorias y no la historia de la re-
volución del Istmo, he de callar los acontecimientos ocurridos de
Julio de 1900, fecha del desastre de Calidonia a Diciembre de 1901
fecha de la llegada del General Benjamín Herrera al Istmo, para
~oncretarme solamente a los actos en que tomé parte, comenzando
por referir cómo tuvo lugar mi encuentro con el expresado Ge-
neraL.
Cuando el Dr. Porras envió a Tumaco al Capitán José de la H.
Vilamil en el Velero Alianza con cartas para el General B. Rerrera,
le indicaba a éste General la conveniencia de arribar a Tonosí; qUQ
yo le indicaría la situación, posición y estado de las fuerzas libe-
rales. Con tal motivo me mantuve oculto en espera de la llegada
de la expedición que conducía el "Almirante Padila". El 24 de
Diciembre llegó a Tonosi, donde tuvo lugar un ligero encuentro con
el enemigo, poseSionado de esa población. Inmediat:Jmente salió un
expreso con carta para mí en la cual el General Herrera insinuaba
que saldría de Tonosi por la vía de Macaracas, para 10 cual nece-
sitaba el concurso de los liberales y mi personal ayuda. Como no
había tiempo que perder contesté en el acto advirtiéndole al Ge-
neral los peligros de una marcha al través de la montaña, donde el
Ejército podía ser molestado por guerrilas poco numerosas; y le in-
diqué a la vez la conveniencia de arribar al puerto de Mensabé donde
me encontraría con muchos liberales y abundantes provisiones. Aco-

88 LOTERIA
gidas mis indicaciones por el General Herrera, el "Almirante Padila"
abandonó a Búcaro, puerto de Tonosí y ancló en Mensabé el 2 de
Enero. Inmediatamente envió a tierra al Dr. Lucas Caballero y al
General Bustamante, a quienes me presenté como representante del
,Jefe de la revolución en el Istmo. Estos caballeros tenían instruc-
ciones del General Herrera de conducirme al "Padílla" y al efecto
en esta nave de guerra del liberalismo tuve el honor de saludar al
General Herrera.
Al dia siguiente de nuestra primera entrevista, llegó a conoci-
miento del General Herrera que el General Castro, Comandante de
las fuerzas del Gobierno abandonaba sus posesiones de Aguadulce
para atacar a Herrera. Con tal motivo este distinguido Jefe comu"
nicó al autor de estas memorias su intención de desembarcar laii
tropas del "Padila" para hacerle frente a Castro; w el acto envié
al General Herrera mi respuesta concebida en estos términos: Mi opi-
nión, salvo su mejor parecer es que el Padila se mueva con todas
ms tropas y se situe en "Punta de Antón" donde recibirá las tropas
que el Dr. Porras tiene en Antón, e impedirá la comunicación de
Panamá con Aguadulce. Este movimiento, le decía al General He-
rrera, ocasionará a las fuerzas de Castro grave trastorno en sus mar-
chas pues tendría que contra marchar a su base de Aguadulce. Estas
opiniones también fueron acogidas por el General Herrera, quien con
Caballero, Bustamante y otros Jefes me interrogó acerca de mis
grados militares. En respuestas, le manifesté que mi grado era de
Coronel de la Guardia Colombiana, conferido por el Presidente Aquilea
Parra y refrendado por el General Santos Acosta.

xxxii
LAS SIMPATIAS DEL GENERAL BENJAMIN HERRERA PARA
CONMIGO Y EL COMBATE DE AGUADULCE
La franca manifestación, a parte de mi actuación y sobre todo
mi concepto en los casos en que los habia emitido, el uno sobre la
práyectada marcha de Tonosi a Macaracas y el otro sobre el movi-
miento del "Padila" a la Punta de Antón, el cual produjo resultados
benéficos para la campaña, contribuyeron, sin duda, a conquistarme
las simpatías y el aprecio del General Herrera y demás Jefes fo-
ráneos con quienes hice la importante campaña de 1902, durante la
cual el Ejército Liberal a las órdenes del General Herrera alcanzó
brilante éxito en todos los combates que se libraron en el Istmo,
y en el Naval de Flamenco, donde la previsión y actividad alcan-
zaron triunfo brilante y decisivo. Así, en los combates de Agua-
dulce la celeridad en los movimientos, la disciplina y unidad en la
acción fueron los factores principales del triunfo, aparte del valor
desplegado por las tropas liberales. Para librar el primer combate,
el 23 de Febrero, las fuerzas que se habian enviado a Chorrera,
movimiento indicativo de un ataque sobre Panamá, recibieron orden

LQTERIA 89
del General Herrera de contra marchar sobre Aguadu1ce, operaclOn
que se efectuó con una rapidez extraordinaria, pues en menos de
24 horas, llegamos a Antón y en la noche estábamos en Natá, donde
fue apresado el Jefe de Día, quien ignoraba el movimiento de las
fuerzas liberales, las cuales, esa misma noche, ocuparon los llanos
de Capellanía; los de Limones y la Estrella, finca rural donde residía
Don Marcos Robles. Acordada la hora de ataque sobre Aguadu1ce,
le tocó al Dr. Porras, con varios Cuerpos del Ejército àe tropas pana-
meñas, tomar el Cerro del Vigía, pOSición importante ocupada por
tropas del Gobierno, mientras que el General Henera atacaba a
Aguadu1ce por PocrÍ.

Ocupado el "Cerro del Vigía" por tropas del Gobierno, la ope-


ración confiada al Dr. Porras era en extremo dificíl y peligrosa.
Para disponer el ataque encomendado al Dr. Porras se reunieron
en el Cerro de Limones los Jefes de la División que debía operar
a sus órdenes. Estos Jefes después de considerar las dificultades
que presentaba el paso del Estero recibiendo los fll!gos del enemigo.
trataron de impedir que el Dr. Porras concurriera al ataque, y al
efecto, cada uno de ellos, comenzando por el General Obregón, se
expresaron más o menos en los siguientes términos: S'e ha dado al
Dr. Porras y a las tropas panameñas la orden de tomar el Vigía, a
sabiendas de que en esa operación perecerá el Dr.; es preciso, pues
evitarlo. Opinamos pues que el Dr. no concurra; que iremos sin él
a la toma del Cerro; nosotros queremos salvarlo. Cuando me tocó
el turno, expuse: Opino que el Dr. Porras debe concurrir al ataque
del Vígía. Tengo por este Jefe el mismo o mayor aprecio del de
los Jefes que acaban de hablar; pero ese mismo aprecio me induce
a cuidar su reputación. Si el Dr. no asiste a la loma del Vigía
pierde su reputación y lo llamarán cobarde. Si asiste y desgra-
ciadamente muere, morirá con gloria y su nombre será honrado y re-
cordado con orgullo. Dicho esto el Dr. se puso de pié, me abrazó,
me felicitó y manifestó su acuerdo conmigo. Esta exposición de la
,Junta de Jefes fue escrita por mí con lápiz, a la luz de la luna sobre
una caja de cápsulas y sentado en el suelo, como a las 11 p.m. del
22 de Febrero de 1902. Acordado, por fin, el ataque se comenzaron
a mover las fuerzas disponibles con cajas de parque llevadas en
hombros de los mismos Jefes, para principiar el ataque a las 5
a.m.
La vía seguida por las tropas en medio de la mayor oscuridad
la señalaba un práctico que proporcionó Don Marcos Robles. Cer-
ca o inmediato al Cerro existe un Estero profundo, el mismo que
debía atravesarse por el improvisado puente de un trozo de madera
colocado de uno a otro extremo del Estero. En estas difíciles con-
diciones que se acercaban las fuerzas liberales al Cerro, el que al fin
fue escalado precipitadamente sin ninguna resistencia. Cuando la
mayor parte de las tropas liberales habían ascendido al Cerro, fue-
90
LOT&:IiIA
ron atacadas por las del Gobierno, librándose combate muy re-
ñido en las alturas del Vigia, el cual fue favorable a las armas libe-
rales.
Qué habia ocurrido cua~ido las fuerzas liberales pudieron atra-
vei:ar el Estero sin ser molestados y ascender al Cerro sin encontrar
ninguna resistencia'! Se dijo entonces explicando este extraño su-
ceso que la errada interpretación de una orden del comnado militar
habia hecho retirar el Batallón que vigilaba la entrada al Vigia;
retiro que se operÓ en el momento preciso en que 101; liberales as-
cendian. Este suceso inexplicable puede considerarE,e providencial?
Fue la casualidad la que favoreció la causa liberal? Existía en el
Comando conservador la creencia de que las tropas liberales se em-
plearían de preferencia en el ataque de Aguadu1ce? Cualquiera que
fuese la causa, el efecto se vio en el triunfo obtenidoDor las fuer-
zas liberales el cual decidió el combate en los llanos de Aguadulce.
Ya se vió cómo la suerte favoreció al Dr. Porras, quien si hubiera
seguido el consejo de algunos Jefes habria quedado en mal concep.
to.
Por mi dificultad para la marcha y sobre todo para seguir ei
Vigía, tuve que quedarme en el Cerro de Limones con el Batallón
FIamenco, con orden de sostener y apoyar la retirada en caso des-
graciado y servir de núcleo para la formación de nueva resistencia.
La toma del Vigia debilitó la defensa de Aguadulce, a tal punto
que conocida por el General Castro, Jefe de las fuerzas del Gobierno,
dispuso abandonar a Aguadulce, como lo verificó retirándose con
más de 300 hombres por la vía de Santiago. Ese triunfo aunque
caro para nuestras armas, nos dejaba libre todo el Interior y fue
motivo de regocijo para los amigos de la causa. Sin embargo, hubo
que lamentar procedimientos inesperados y sorprendentes sin cau-
sas aparentemente justificadas.

xxx ii

DISGUSTO POR INTRIGAS ENTRE EL GENERAL BENJAMIN HE-


RRERA Y EL DR. BElISARIO PORRAS. NOMBRAMIENTO PARA
ORGANIZAR LA PROVINCIA DE LOS SANTOS
Parece que al General Herrera se le dijo que el Dr. Porras cen~
suraba su actuación miltar; que el número de liberales sacrificados
ese día en el combate era crecido, y en fin que él (Porras) tra-
taba de retirarse del ejército en cuyo plan lo seguían varios Bata--
Hones y distinguidos ,Jefes como Victoriano Lorenzo y otros, en cu-
yo número se me incluyó por la influencia que tenía sobre el Azue~
ro, cuyo Jefe era el Coronel Genaro Mendoza. Este Bon se re-
levó del lugar donde fue colocado una vez terminado el combate.
Informado Porras de que Herrera estaba profundamente irritado con-
tra él dispuso salir de Pocrí para Natã, como lo hizo. En este
pueblo fue capturado por orden de Herrera y llevado a Pocrí donde

LOTERIA 81

-
permaneció preso unos días. Mientras el Dr. Porras viajaba a Natá,
el Dr. Mendoza presentaba renuncia de su cargo por lo que fue tam-
bién reducido a prisión.
Yo estuve a punto de serIo por mi unión con Mendoza y Po-
rras y además porque envié a ,Juan N. Tello a avisar a Porras que
salía una comisión con orden de capturarlo. Ese mismo día Ee me
comisionó para que siguiera a la Provincia de Los Santos a orga-
nizarla; nombrar sus empleados y recaudar empréstitos de guerra.
Se me dió carta blanca para proceder como tuviera por conveniente.
A mi llegada a Los Santos encontré all al General Plaza, quien vista
las credenciales expedí das por el General Herrera, se retiró inme~
diatamente por la vía de ûcú. En Los Santos encontré algunos pri-
sioneros del General Plaza a quienes hice poner en libertad sin exi-
girles suma alguna por vía de empréstito.
En uso de la facultad que me confirió el General Herrera, nom-
bré Prefecto de la Provincia de Los Santos al General Federico
Barrera, regreEándome a Aguadulce donde debia quedarme como Je-
fe de la plaza en ausencia del General Herrera, quien partía para
Chiriquí. Con dos compañías del Batallón Azuero al mando del Co-
ronel Genaro Mendoza me hice cargo de la plaza y de más de 300
prisioneros de la batalla de Aguadulce. Pocos días después de la
marcha del General Herrera debía salir para David el Dr. Porras.
Dispuesto a verificar el viaje, tuve la franqueza de decirle, como
un consejo de amigo, que no fuera a Chiriquí; agregué que saliera de
Aguadulce y se quedara en Santiago pretextando enfermedad que
le impedía viajar. El Doctor no atendió mi consejo, fue a David
donde tuvieron lugar sucesos de orden personal que ocasionaron su
prisión, de la cual se fugó en Santiago.

Entre las diferentes Colocaciones que tuve durante la campaña


de 1902 se cuentan la de Auditor General de Guerra; Miembro del
Tribunal de Presos, etc. etc., Inspector General de varias Divisiones;
fui también por dos veces Administrador de Sales, cargo que se me
confió como una garantía que se ofrecía a los dueños de la gran
cantidad de sal existente en Aguadulce, de propiedad particular. Por
el buen nombre del Partido Liberal debemos cuidar con interés el
tesoro que representa la enorme cantidad de 70 mil quintales de sal
que existen en Aguadulce. Así se expresaba el General Herrera
cuando me comunicó el expresado nombramiento.

XXXIV
COMISION PARA CONDUCIR LOS PRISIONEROS DEL BOYACA
y LOS GENERALES HENAO, FERRERO y ORTIZ
Durante la segunda batalla de Aguadulce tuve que cumplir otra
nÜsión muy importante como fue la de conducir de Chitré a San-
tiago todos los presos de la "Boyacá". Entre el considerable nú-

92 LOTERIA

~.
mero de prisioneros se hallaban el Jefe de la División General Henao,
el General Ferrero, el General Ortiz y distinguido personal de jó-
'-'_'nes antioqueños,
En los primeros días del sitio de Aguadulce, fui llamado por el
General Herrera, quien me dijo: No tengo fuerza disponible psr3 em-
pìearla en la conducción de los prisioneros de la ßo)'acá. No debo
debiltar la linea de tropa sitadora. En consecuenCia a Ud. le confio
la importante y arriesgada comisión de conducir los presos a So:m-
tiago. En su tierra, agregó el General puede conseguir amigos que
10 ayuden a cumplirla. Aceptada la comisión, desde luego que en
esos casos toda orden dada debe cumplirse, salí del campamento del
General Herrera en los llanos de Aguadulce y emprendí en seguida
mi viaje para Los Santos, pensando como haría para c0liscgiiir el per-
;anal que voluntariamente quisiera acompañarme; pensaba en el nú.
mero y calidad de los presos de quienes el Generai Hestrepo me
informó en presencia del General Herrera, lo siguiente: "Voy a de-
cirle para su gobierno que el General Henao, Jefe de la División pri-
sionera, es más que un hombre, es El Diablo. Cuidese mucho por-
que va a verse con un hombre extraordinario". Cuántas dificultad e :

se me presentaron para reunir el persosal que me aeompañara en esa


comisión! Enemigos personales hacían circular veladamente la es-
pecie de que los presos se libertarían, dado su número y calidad, y se
unirían a las guerrilas que había por lugares cercanos a la vía que
debíamos seguir, A pesar de propaganda tan perjudicial para mÍ,
reuní 80 hombres, entre la buena gente de Los Santos, cuya mayor
parte no conocía el arma que portaba, ni sabía el uso de ella, y
capaces por timidez de dejarse matar antes de hacer un tiro. Con
este grupo se formó la escolta y con eUa me díspuse a seguir para
Santiago. Poco antes de partir, cuando se me hãcía entrega de los
presos, se hallaba el General Henao sentado en el enlosado de b
casa donde estaban detenidos los presos. Con ánímo de comenzar a
estudiar al hombre extraordinariamente pintado por el General Res-
trepo, pedi una sila y se la ofrecí en términos muy cultos. Henao
me contestó asi: "Vea General, yo no quiero que se tenga por mí
ning'ina clase de consideración, porque yo no las tengo con ninguno":
a lo cual le respondí: General, yo acostumbro considerar a todas
12'J personas, sobre todo si figuran como vencidos", Al fin no tomó
la sila. Este incidente me hizo recordar la recomendación y adver-
tencía que me hizo el General Restrepo, y pensar, que ese hombre
ejecutaría alguna barbaridad, en la cual sería yo el sácrificado desde
luego que la escolta de nada me serviría,
Emprendí viaje en la tarde: Organicé la marcha y me coloqué
al lado del General Henao, ambos de a caballo. Mis 80 hombres no
alcanzaban a cubrir los 300 y pico prisioneros. Yo no habia obser-
vado que detrás del grupo donde me encontraba viajaban también
unos soldados de las fuerzas liberales de guarnición en Chitré al
mando de un Jefe a quien llamaban Juan S'aavedra. No podía ex
LOTERIA 93
plicarme la presencia de esa escolta cuando su .Jefe residente en Chi-
tré me negó toda clase de apoyo. Bueno es advertir que ese Jefe
era considerado como enemigo mío. La presencia de esos diez ()
doce soldados hacía más delicada mi situación, la cual hizo crisis en
esta forma: En mi marcha con los presos, siempre permanecí al lado
del General Henao, a qUIen pocas veces le dirigí la palabra sin obte~
ner respuesta. En La Arena, población cercana a Chitré, donde hi.
cimos alto para tomar agua en las casas vecinas, uno de los sol-
dados de la Escolta de Chitré, se expresó en términos ofensivos de
los presos en lo que los demás compañeros lo imitaron. Este he-
cho, meditado y preconcebido provocó un movimiento entre los pre-
sos que los soldados de Chitré aprovecharon para dirigirse contra el
General Henao. Este con£lcto pudo serme fatal si yo no hubiera
tenido la serenidad y valor para afrontarlo, impidiendo que se aten-
tase contra el General Henao. En esa crítica situación me interpuse
entre los soldados y el General Henao, a quien le dije: General, para
que lo toquen a Ud. pasarán sobre mi cadáver. Inmediatamente el
General Henao, levantado sobre su caballo, dijo dirigiéndose a los
suyos: "Ordeno a toda mí División que apoyen y obedezcan al General
Quinzada". En vista de esta noble actitud, ordené el retiro de los
intrusos soldados, previamente desarmados, quienes valiéndose del
conflcto que provocaron contra los presos, pretendieron ultimarme.
Después de ese incidente que pudo ser fatal para mí, la marcha
de los presos no tuvo ninguna novedad. Terminada la causa de la
alarma, el General Henao, en alta voz me dijo: General Quinzada, la
nobleza de su acción y su valiente actitud es digna de aprecio. Des-
dE este momento puede Ud. contar que nuestra actitud será de com-
pañerismo. Asi fue como la difícil y peligrosa comisión que se me
confio vino a cumplirse en medio de la mayor armonía.

En el trayecto entre Parita y Santa maría se me presentó un


grupo de oficiales del Ejército a quienes el General Rerrera ordenó
ocurrir en mi ayuda. Consideraba este previsivo Jefe que mi situa-
ción debía ser muy penosa. A este grupo de oficiales les manifesté
que pOdían retirarse; entre ellos se hallaba el Coronel AntoniO'
Alberto Valdés.

Cumplida la importante comisión de conducir a Santiago los pre-


sos de "La Boyacá", regresé al Campamento de Aguadulce y me in-
corporé de nuevo a las fuerzas sitiadoras. Rendida Aguadulce y di-
suelta su guarnición las fuerzas liberales la ocuparon viniendo a que-
dar nuevamente encargado del Depósito de sales hasta después del
21 de Noviembre en que hice entrega de él a las autoridades de.l
Gobierno.

94
i.OTERIA

l
xxxv
MI PARTICIPACION EN LA SEPARACION DE PANAMA DE COLOM-
BIA Y EN LA CONVENCION NACIONAL CONSTITUYENTE. GOBER.
NADOR DE LA PROVINCIA DE LOS SANTOS; DIPUTADO A LA A-
SAMBLEA NACIONAL EN 1906, SEGUNDO DESIGNADO A LA
PRESIDENCIA DE LA RE PUBLICA EN 1922
Terminada la guerra con el tratado de Paz del Wisconsin, volv¡
a mis tareas agrícolas a reponerme de las grandes pérdidas sufridas
en tres anos de guerra. En esas tranquilas ocupaciones me encon-
traba cuando, por conducto muy honorable, recibí carta de amigo
de la Capital contraída a invitarme a participar en la labor de la se-
paración de Colombia; invitación que se me hacía en vista de que en
otras ocasiones había figurado como miembro de sociedades sepa-
ratistas. Una respuesta afirmativa me colocó en las fias de los par-
tidarios de la independencia o separación; y así fue como el 17 de
Octubre de 1903 llegué a Panamá dispuesto a tomar parte activa en
el movimiento separatista, como en efecto la tomé el 3 de Noviembre
de dicho año.

Obtenida al fin la separación de Colombia, suprema aspiración de


los Istmeños, a cuyo resultado contribuyó, sin duda, con mayor deci-
sión el trato íntimo y la camaradería obligada a que fueron some-
tidos, durante la guerra, Colombianos y Panameños, de los partidos
políticos militantes.
Instalada la Convención Nacional de la cual fui Vicepresidente y
organizada la República, fui nombrado Gobernador èc la Provincia
de Los Santos, empleo que renuncié poco después, ofieciéndoseme la
Diputación para la Asamblea de 1906. Elegido para ese elevadc
cargo integré esa Corporación y sucesivamente la de otros período:'
legislativos, llegando en diferentes y repetidas ocasiones a ser su Pre-
sidente. En 1922 me tocó el honor de ser elegido Segundo Designado
a la presidencia de la República.

Pocos han sido los puestos públicos de selección que he desem-


peñado. Después de la Administración de Hacienda de la Provincia
de Los Santos en 1882, bajo el régimen del Estado Soberano de Pa-
namá, la cual renuncié para concurrir a la Asamblea de ese año.
Las cuentas de mi manejo fueron glosadas y finiquitadas por el Tri-
bunal de Cuentas. Este cargo y el de Gobernador ùe la Provincia de
Los Santos en 1904, que también renuncié, han sido los Únicos que
he desempeñado, negándome a aceptar algunos como los de Tesore-
ro General de la RepÚblica y Director General de Correos, ofrecidos
por el Presidente Obaldía. Siempre he creído que el desempeño de
empleos públicos resta alguna independencia al empleado que los sir.
ve. En cambio en varios períodos legislativos he ocupado puesto.
En el Estado Soberano de Panamá en 1882, 1883, 1884 Y 1885. Y en
la República de Panamá en 1904, como Constituyente y en las Legis-

LOTERIA 95

j
laturas de 1906, 1908, 1910, 1912, 1918, 1920 Y 1922. En algunas
figuré en la minoría y en la mayoría en otras; pero en todas he con-
servado a flote mi reputación y mi dignidad a través de una pobreza
franciscana.
He ocupado muchos puestos miltares desde los grados inferio-
res hasta el de General, siempre en estado de guerra o en situación
para ella. He servido a mi partido en todas las ocasiones en que su
existencia política ha sido amenazada; he asistido a casi todos los he-
chos de armas que han tenido lugar en el país, en la epoca en que
existía el derecho de apelar a las armas para reivindicar derechos con-
culcados.

xxxvi
LISTA DE ios COMBATES EN QUE TOME PARTE
Desde 1868 en que tomé parte por primera vez en gUerras, he
asistido a las siguientes batallas, combates, etc.:
21 de Octubre de 1868 -En Los Santos
12 de Noviembre de 1868 -En Santiago
7 Y 8 de Marzo de 1873 -Ciudad de Panamá y los
combates que siguieron
2 de Septiembre de 1875 -En Chame
Junio de 1877 -En Piarichón
27 de Diciembre de 1878 -(Personal) Panamá.
17 de Abril de 1879 -Cuartel Monjas
12 de ,Junio de 1B79 -Lyon Hill
Marzo de 1885 -Cuartel de Las Monjas
8 de Junio de 1899 -Negra Vieja
21 de JuJio de 1899 -Corozal
24 de Julio de 1899 --Calidonia
23 de Febrero de 1902 -Aguadulce
,Julio de 1902 -Sitio de Aguadulce

IGNACIO QUINZADA.
Panamá, Septiembre l7 de 19:12.

96 LOTERr.A

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