Unidad. AVDS Infancia 15-16
Unidad. AVDS Infancia 15-16
Unidad. AVDS Infancia 15-16
en la INFANCIA.
CONCEPTO DE AUTONOMÍA PERSONAL
Se entiende por autonomía personal la capacidad que tiene la persona para decidir por sí
misma la forma de realizarse como tal, siendo el agente de su propia realización
personal (Polonio López, 2008). Por tanto la autonomía personal no es sólo la capacidad
de desempeñar uno hábitos como comer, lavarse los dientes o ponerse la ropa. Centrarse
en estos hábitos, sería centrarse apenas en unos componentes motores, dejando fuera el
sistema cognitivo. No se debe reducir el concepto de autonomía personal a la ejecución
de estos hábitos, porque ser autónomo requiere una serie de habilidades cognitivas tales
como pensar, planificar, decidir, elegir, etc (Bornas, 1994).
La participación activa del niño en las AVDs tiene múltiples beneficios sobre el
desarrollo de sus habilidades. A medida que se logra aprender y dominar distintas
tareas, se desarrolla también el sentido de logro y orgullo sobre las propias habilidades.
El niño además interioriza las valoraciones positivas y negativas resultantes de sus
interacciones con el entorno, las cuales van a configurar su autoconcepto, su sentido de
la autoestima y la autocompetencia (Polonio López, 2008). Simultáneamente, ello
permite que los cuidadores tengan más tiempo para dedicarse a otras tareas y delegar
responsabilidades generando nuevos roles en el niño(Moruno Miralles & Romero
Ayuso, 2006).
El trabajo en las AVDs en las tareas de automantenimiento en la INFANCIA
En la infancia se van construyendo las rutinas diarias, que proporcionan las madres o
cuidadores principales a niños a través de las oportunidades de práctica y de desarrollo
de las destrezas necesarias para participar en la sociedad (Kellegrew, 2000). De esta
forma se van transmitiendo los valores culturales donde niño está criándose, y donde se
construyen y mantienen ciertas rutinas diarias (Romero, 2006).
Es habitual en España que a los bebés se les bañe diariamente y poco a poco van
mostrando interés por la actividad, que se presenta como una actividad lúdica y
relajante.
Si bien de acuerdo al desarrollo normal, entre los 6 y 9 meses, los niños son capaces
de mantenerse sentados sin apoyo (Mulligan, 2006), en la bañera, se extreman los
cuidados proporcionando ayuda física para evitar accidentes. Luego es un poco más
tarde, cuando el niño se mantiene sólo sin ayuda física dentro de esta.
Cuando el niño ha adquirido una marcha estable, este ayuda en las transferencias
para entrar y salir de la bañera, dependiendo el momento de ser independiente de
variables como la altura del niño o el tamaño de la bañera o si usa habitualmente la
ducha.
Es a la edad de 8 años cuando el niño prepara él sólo el agua del baño o la ducha y
es capaz tanto de lavarse como de secarse independientemente (Sheperd, 2010).
Desde el momento del nacimiento hasta aproximadamente los dos años, son los
adultos quienes llevan el cuidado del intestino y la vejiga del niño, encargándose de los
cambios de pañal a lo largo del día.
Niños de 18 meses de edad son capaces de comunicar, bien con gestos (tocándose
el pañal) o con alguna palabra, que acaban de orinar o de defecar. El control intestinal es
previo al control vesical y se puede fechar entre los 18 meses y los dos años (D. Romero
Ayuso, 2006a). Sin embargo, no es hasta aproximadamente la edad de dos años y medio
cuando la mitad de los niños controlan diurnamente los esfínteres sin necesidad del uso
del pañal, siendo casi el 90% los que lo hacen a los 3 años (Secadas, 2009; Sesa, 2001) .
El control de esfínteres nocturno es más tardío y se establece que el 90% de los niños lo
hacen a la edad de 6 años, pudiéndose considerar a partir de este momento hablar de
enuresis nocturna en caso de no controlarlo. No obstante es de destacar que a la edad de
3 años, este control nocturno es del 80% (Marugán de Miguelsanz, 1996).
que a esta edad lo usan. El 50% de los niños tienen disponible el orinal y muestran
interés por el hacia los dos años (Schum et al., 2002). El cambio del orinal hacia el uso
del inodoro se establece entre los dos años y medio y los tres.
1.1.3. Vestirse
Al año de vida, el niño colabora en el vestido (Secadas, 2009) metiendo los brazos
por las mangas y los pies por las piernas de los pantalones. Igualmente le gusta quitarse
los zapatos y los calcetines, más como un juego que como participación consciente del
proceso.
tipo cremallera. Evoluciona rápido y a los 3 años y medio, maneja cierres tipo
corchetes, desata zapatos y cintos, se pone guantes y encuentra la parte delantera de la
ropa. Se pone los pantalones, aunque puede necesitar ayuda para los cierres. Se puede
hablar de que se viste con supervisión (Bluma, 1978; Mulligan, 2006; Secadas, 2009;
Sheperd, 2010).
No es hasta los 8-9 años cuando el niño es capaz de seleccionar la ropa de acuerdo
al clima (Mulligan, 2006). Ser capaz de elegir la ropa de acuerdo a la ocasión, o
empezar a comprar su propia ropa, son habilidades que se alcanzan en la niñez tardía.
1.1.4. Comer
1.1.5. Alimentación
El bebé es capaz de sujetar su propio biberón con las dos manos entre los 6 y 8
meses, pero necesita vigilancia puesto que no es capaz de recupéralo en caso de que este
se caiga. A esta edad también es capaz de recoger la comida que le se presenta en la
cuchara en forma de puré y puede sujetar una galleta con la mano que se come
chupando más que mordiéndola (Mulligan, 2006; Schuberth, 2010).
Entre los 9 y los 12 meses, podría comer con los dedos pequeños trozos de comida
blandita que se le presenten en un plato.
A los tres años, come sin ayuda (Secadas, 2009) y comienza el entrenamiento con
el cuchillo, empezando con comidas blandas del tipo de tortilla o pescado, a pesar de no
ser necesario con estos alimentos, para ir pasando poco a poco a cortar otros alimentos
algo más duros. Entre los 4-5 años lo usa para untar alimentos blandos sobre el pan
(Bluma, 1978). Se considera que es a partir de los 6 años cuando es capaz de cortar
carne o fruta (Vallet, 2007).
La habilidad para beber con una pajita surge a los dos años, pero hay niños que lo
hacen antes si los cuidadores le han brindado la oportunidad (Schuberth, 2010).
Las adquisiciones motoras del niño desde el momento del nacimiento, han sido
descritas por numerosos autores. Desde la perspectiva ocupacional, es interesante
conocer los hitos motores que facilitan el desarrollo de las ocupaciones, puesto que las
AVDS tienen lugar al cabo del día en numerosos escenarios y hay que desplazarse.
Desde la perspectiva de TO, la movilidad en el entorno es esencial, no sólo entendida
como caminar, sino como asociada a las ocupaciones y necesaria para el cuidado de uno
mismo. Así pues este texto trata de centrase en esos momentos.
Entre los 18 y 24 meses, el niño es capaz de subir y bajar escalones, poniendo los
pies en el mismo peldaño (sin alternar) y con necesidad de mirar los escalones.
Anteriomente el niño ha comenzado a subirlos y bajarlos a gatas con 12 meses
(Secadas, 2009). A los dos años de edad, todavía necesita de soporte del adulto o sobre
el pasamanos, pero poco a poco, y dependiendo el tamaño de los escalones, irá
adquiriendo independencia. Subir y bajar la escalera como un adulto, sin mirar los
peldaños y alternando los pies, se fecha alrededor de los 4 años (Secadas, 2009).
En esta AVD no hay ningún patrón evolutivo que defina el orden de adquisición de
las diferentes habilidades necesarias que permiten al niño cuidar de sus dispositivos
personales. A medida que va madurando y adquiriendo competencias, los adultos le
permiten y le otorgan un papel cada vez más activo en el cuidado de sus gafas,
audífonos, etc. dependiendo del nivel de autonomía que presente.
En este caso es interesante plantear el papel que juegan los hábitos y rutinas en el
éxito del desarrollo de esta actividad. En colaboración con el adulto, el niño debe
establecer una rutina diaria o semanal para el cuidado de sus propios dispositivos, que
facilite la ejecución de las tareas.
Los dos años es la edad clave para que el niño tome interés en el arreglo personal.
Un poco antes, a los niños les encanta jugar con el agua, y es común que al ver a los
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adultos, metan las manos bajo el agua y las junten. Con año y medio son capaces de
abrir un grifo tipo mono mando, si bien no comprenden hasta más tarde la relación entre
la posición y la temperatura del agua (Bluma, 1978); girar un grifo se aprende con 3
años (D. Romero Ayuso, 2006a). Con dos años son capaces de lavarse y secarse las
manos con ayuda (Hanson, 1979; Secadas, 2009), normalmente para darles el jabón y
supervisar que el resultado es óptimo. El lavado de la cara, se inicia habitualmente a la
vez que el lavado de las manos. Entre los tres y cuatro años se suele dar por adquirida
esta actividad (Mulligan, 2006; Secadas, 2009).
El proceso de la limpieza dental requiere mucha práctica, pues los movimientos del
cepillo de dientes así como el control de la fuerza y tiempo necesario en el cepillado, la
habilidad para enjuagarse y eliminar los restos de pasta dentífrica, son largos de
adquirir. Con dos años, empieza a tener curiosidad por el cepillado de los dientes, y el
niño es capaz de metérselo en la boca y trata de imitar los movimientos del adulto, sin
embargo necesita supervisión hasta casi los 6 años (Sheperd, 2010).
El lavado y cuidado del cabello, son cuidados que también se adquieren algo más
tardíamente. Un niño de 2 años, imita a los adultos llevándose el peine o cepillo a la
cabeza, pero sin logro real de peinarlo. Lavarse el pelo, ya se ha visto anteriormente, se
estima que alrededor de los 7- 8 años, edad en que se establece igualmente que es capaz
de peinar o cepillar el pelo largo (D. Romero Ayuso, 2006a).
Finalmente, el cuidado de las uñas, Romero Ayuso (D. Romero Ayuso, 2006a), lo
establece a los 8 años de edad.
El trabajo en las AVDs en las tareas de automantenimiento en la INFANCIA
EVALUACIÓN EN PEDIATRÍA
La evaluación en la infancia se sustenta sobre cuatro pilares: las pruebas con referencia
a la norma, las entrevistas, las observaciones y los procedimientos informales de
evaluación (Salter, 2003).
Los roles específicos de los padres o cuidadores en este proceso son (Mulligan, 2006):
El trabajo en las AVDs en las tareas de automantenimiento en la INFANCIA
1. Paso 1: Formulación del perfil ocupacional. ¿Quién es este niño y cuáles son las
características familiares importantes? ¿Cuáles son los problemas más
importantes que presenta? ¿Cuáles son sus ocupaciones más importantes,
incluyendo el programa escolar del niño, las actividades extraescolares, y sus
intereses?
El trabajo en las AVDs en las tareas de automantenimiento en la INFANCIA
Aplicado este proceso a las tareas de automantenimiento, se debe hacer hincapié en qué
tareas realiza y cuáles no, y qué tipo de ayuda necesita.
La intervención con los niños debe completarse desde la perspectiva del desarrollo y se
deben tener en cuenta una serie de factores que influyen tal y como los define Sheperd
(2001):
Según Coster (1998) la perspectiva del terapeuta ocupacional se centra en cómo el niño
desempeña aquellas ocupaciones significativas dentro del contexto del desarrollo. Por
tanto el trabajo del terapeuta será capacitar funcionalmente al niño sacando el máximo
potencial dentro de su entorno (Polonio, 2008).
Los objetivos del tratamiento en las tareas de automantenimiento son por tanto, facilitar
que el niño logre el máximo nivel de independencia de acuerdo a las demandas del
entorno físico, social y cultural (Polonio, 2008). Es importante considerar que el
abordaje desde la terapia ocupacional no se centra en la estructura biológica, fisiológica
de los distintos órganos y funciones, sino que enfatiza una visión global del niño sobre
su funcionamiento (Moruno, 2006).
Es importante tener en cuenta las preferencias del niño y la familia, las necesidades
según el ciclo vital familiar y las capacidades físicas, psicosociales y de aprendizaje del
niño y su familia (Case-Smith, 2001).
La primera estrategia según Polonio (2008) sería la centrada en el desarrollo del niño,
para reducir las restricciones y la limitación para la participación en actividades. Este
abordaje tiene en cuenta las habilidades presentes y la edad del niño como elementos
El trabajo en las AVDs en las tareas de automantenimiento en la INFANCIA
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