Derecho Mercantil en Mexico

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1.

DERECHO MERCANTIL EN MEXICO

INTRODUCCIÓN

Diariamente en el México actual, el comercio es una actividad que mueve las


economías locales. Sin embargo el comercio actual no difiere mucho del comercio
que se efectuaba desde la época Prehispánica en nuestro país, es una de las
actividades sociales que durante el devenir histórico y en todos los pueblos ha
generado crecimiento, riqueza y unión entre las culturas, además, en el plano
jurídico ha sido el propulsor de normas que regulan las actividades mercantiles, que
en el mundo actual son casi uniformes, debido al crecimiento globalizado, a los
tratados comerciales internacionales que van dando la pauta de regulación del
comercio, por ello, es de suma importancia conocer dentro de nuestra cultura la
forma en que se desarrolló dicha actividad. Del mundo prehispánico, ignoramos
tantas cosas, de esa época sobreviven actividades e instituciones; entre ellas cabe
destacar que seguimos acudiendo a los tianguis, en lo que sobrevive la organización
heredada de nuestra cultura ancestral.

La cultura europea introducida a nuestro país a través de la Colonización,


modernizó la manera en que se ejercía el comercio entre las diferentes culturas
prehispánicas con los colonizadores durante la época Colonial, la cual trajo códigos
civiles para dar derechos y obligaciones a las partes que tomaban parte en las
actividades económicas.
1. COMERCIO EN LA EPOCA PREHISPANICA

Los orígenes De los cazadores y recolectores a las sociedades tributarias,


22,000a.C - 1519 d.C

México fue integrado al mercado internacional a mitad del Siglo XVI. En la


historia económica de la antigüedad mexicana existieron y se pueden estudiar tres
tipos de sociedades que son: cazadores-recolectores, agricultores igualitarios y
sociedades tributarias.

1.1 Antecedentes

1.1.1 Cazadores-recolectoras

Hasta 7000 a. C. La mayoría de los grupos que recorrieron nuestro territorio


fueron parte del tipo de sociedad cazadores-recolectoras. En algunas zonas llegar
a formas de civilizaciones un poco más establecidos y complejas. La organización
económica social de este tipo de sociedad estaba relacionada especialmente a su
interacción con la naturaleza y la tierra, siendo esta una parte activa de sus vidas y
no solamente un objeto de trabajo. Tienen como principal problema al transporte ya
que tenían como único animal doméstico al perro el cual en algunas ocasiones era
usado para la caza y otras ocasiones como transporte. Ellos necesitaban de lo
mínimo para vivir. La distribución de los productos se realizan en función de normas
de parentesco y con esto poder generar una supervivencia común dando completo
abastecimiento alimentario a toda la población asegurando así la supervivencia de
todos los miembros de la sociedad.

1.1.2 Agricultores igualitarios

La comunidad agrícola igualitarias tiene como característica social importante


la centralidad económica dentro del hogar. Las tierras de cultivo son propiedad de
toda la comunidad pero la explotación y trabajo de las mismas estaba a cargo de la
familia, la cual era la unidad económica principal. Entre los años 6000 y 2000 los
habitantes de nuestro territorio sustituyeron la caza y recolección por la agricultura
cambiando así la relación del hombre con la tierra, las plantas y los animales
creando así una revolución económica en México. Se comenzó a esclarecer la
constitución de las tribus y las primeras señales de estratificación comenzaron a
aparecer. La cueva y el buen abrigo temporal fueron sustituidos por las viviendas
permanentes. Se generó un aumento demográfico debido a los índices de
fecundidad y mayor productividad en la tierra.

1.1.3 Sociedades Tributarias

Las sociedades tributarias tienen su sustento en agricultura intensiva, se


apoyaban en el riego y el abono. Surge la ciudad y el Estado, el cual frena el
desarrollo de la propiedad privada e integra a la religión a sus filas manteniendo así
su hegemonía. Entre el año 1200 Y 1000 a. C. Aparecieron las primeras sociedades
complejas en Mesoamérica y desde ahí fueron creciendo y desarrollándose
transformando a nuestro territorio en uno de los más grandes centros mundiales de
la civilización antigua. Hay una intensificación de la agricultura por medios de
irrigación, abono sistemático o una combinación de todos ellos. Hay una división del
trabajo mucho mayor y con esto una mayor distribución de la especialización.
Aparece una clase dominante la cual controla el excedente económico. Se llevan a
cabo ideologías de guerra y de expansión. Aparece la esclavitud, el trabajo servil y
el trabajo asalariado. El comercio local, el de larga distancia y los grandes mercados
urbanos son regularizados abriendo así la opción de aparecer por primera vez
formas de dinero. El desarrollo de estas tres etapas representa el cambio de
sociedades primitivas a una conformación de civilizaciones establecidas

El México Prehispánico también hacia el uso del comercio, los arqueólogos


han clasificado la historia en 3 periodos:

• Preclásico.
• Clásico.
• Posclásico.
1.2 Periodo Preclásico en Mesoamérica (2500 a.C.-200 d.C.).

El preclásico se caracteriza por un incremento demográfico y el


sedentarismo, ocasionando el origen de distintas sociedades complejas con una
economía de sistemas intensivos de cultivos.

Sin embargo, no se sabe por qué se tuvo que adoptar la agricultura. Algunos
investigadores dicen que la agricultura obligó a las sociedades a adoptar el
sedentarismo; otros piensan que la agricultura se dio debido al crecimiento
demográfico, ya que la agricultura podía abastecer a más personas que solo con la
caza y recolección. Durante este periodo, poco a poco fue surgiendo el urbanismo,
provocando una división entre la vida rural y urbana, que por el lado de la rural
principalmente se dedicaban a producir alimentos, mientras que en la urbana se
dedicaban a consumirla.

Estas culturas que se desarrollaron en esta etapa, al ser sedentarias, tuvieron


la tendencia de fabricar y modernizar la cerámica. La cerámica fue un factor muy
importante en el preclásico porque permitió a las culturas un mejor transporte de las
cosas así como el uso de hornos para construir, cocinar o formar figurillas
especiales como figurillas femeninas.

1.2.1 El Preclásico temprano (2500 a.C.- 1200 a.C.)

Este periodo dio inicio a los asentamientos de las sociedades, con el


agrupamiento de aldeas o caseríos de cinco o 10 chozas, donde habitaban familias
numerosas. Sin embargo, todavía no existía alguna estratificación social, que no fue
hasta el preclásico medio y tardío donde empezó a existir dicha estratificación social
sólida.

En la agricultura, las sociedades que se asentaron en Estados como Puebla


(Valle de Tehuacán y el sitio lacustre de Tlapacoya-Zohapilco), Tlaxcala y Tabasco,
empezaron a domesticar plantas silvestres como el maíz, el amaranto, la calabaza,
el chayote, el chile y el tomate verde. Por otro lado, en la península de Yucatán y en
el centro de México todavía no habían domesticado plantas.

1.2.2 El Preclásico medio (1200 a.C.-400 a.C.).

Durante el preclásico medio, comenzó a haber enormes distinciones de


estatus social, como las actividades que realizaban las personas de clase alta y las
de baja. Por un lado, las clases altas o grupos de élite se dedicaban a la
organización del comercio así como las ceremonias religiosas, por otro lado, los de
clase baja se dedicaban principalmente a la agricultura y a la construcción de las
ciudades.

El comercio a grandes distancias entre las culturas de Mesoamérica, fue


incrementando. Pero, sobre todo, la especialización regional fue un factor clave
durante este periodo. El comercio también fue clave para crear lealtades entre sus
aliados y vasallos. No obstante, el comercio a grandes distancias no era muy
numeroso, ya que no existía alguna tecnología de transporte como para facilitar el
traslado. Es por eso que las culturas mandaban a personas (Tamemes) a ir en pie
a esos destinos. Los tamemes solo cargaban todos los productos que podían llevar
en su espalda. Hay casos, donde existía relevos si la distancia era muy amplia. Por
el lado de la religión, en este periodo fue tomando un gran poder sobre la sociedad,
donde los dioses estaban relacionados con los alimentos y los elementos de la
tierra.

1.2.2.1 Culturas del Preclásico medio (1200-400 a.C.)

Olmecas.

Los Olmecas se consideran la cultura madre de las culturas precolombinas.


Sin embargo, se dice que los Olmecas fueron una mezcla de diferentes culturas que
hablaban mixe-zoqueanos. El primer gran centro regional olmeca fue San Lorenzo
(1150-900 a.C.). Las actividades económicas de San Lorenzo no son tan conocidas,
aunque se han encontrado talleres de obsidiana. La segunda capital de los Olmecas
fue La Venta (900-500 a.C.) que gracias a su ubicación hubo un gran incremento
demográfico debido a los recursos naturales que tenían a su alrededor. Tales como
la pesca, la caza recolección y la agricultura era lo más importante.

Valle de México.

Durante este periodo surgieron capitales en el Valle de México como


Tlapacoya, Tatilco y Coapexco. Estas capitales tenían gran parte del control de las
rutas comerciales. Dentro de estas, se comercializaba una gran variedad de bienes
de la región, tales como asfalto, cinabrio, cuarzo, mica, obsidiana y pirita. Se han
encontrado evidencias que aproximadamente en el año 1000 a.C. hubo un gran
desarrollo de sistemas hidráulicos en la región semiárida de la región, con el inicio
del uso de la chinampa, las culturas pudieron tener un mayor aprovechamiento de
las tierras.

En los Valles centrales de Oaxaca, hubo un incremento demográfico y una


sociedad estratificada. La más importante en esta región de ese periodo fue San
José Mogote, que contaba con varias plataformas de adobe y piedra y estaba
rodeado por varias aldeas que producían diferentes productos, entre ellos la aldea
de Salinas, que producía sal. No obstante, San José Mogote tenía diferentes barrios
que estaban especializados en la producción de artesanías. Entre 600 y 500 a.C.
empieza el centro protourbano de Cuicuilco, que con esto da el final del Periodo
preclásico medio.

1.2.3 El pre clásico tardío (400 a.C-200 d.C)

Durante este periodo hubo un incremento de construcción de imponentes


edificios, caminos, obras hidráulicas usadas para el almacenamiento de agua y
drenaje. Además, la elaboración de chinampas y terrazas permitieron una
producción de alimentos ocasionando un incremento importante en la población y
el fortalecimiento del gobierno centralizado. Gracias al comercio y la propia
producción, hubo una disparidad en el número de asentamientos así como su
complejidad. Sin embargo, también ocasionó un abandono de ciudades en busca
de las nuevas capitales como Cholula, El Pital, Teotihuacán, Tikal, Cuicuilco, etc.
Ya que una característica de estas ciudades es que tenían una gran riqueza y un
sistema de gobierno centralizado y fuerte.

Cuicuilco

Cuicuilco fue el sitio más importante de la región en el preclásico, edificada sobre


tierras muy fértiles ya que estaba rodeada de volcanes, entre ellos, el volcán Xitle.
Tenía una población de 53.000 personas, una de las ciudades más habitadas
después de Teotihuacán. Desafortunadamente, debido a la gran erupción
provocada por el volcán Xitle en 100 a.C. aniquiló a gran parte de la población
cuicuilca. Sin embargo, en 400 a.C. debido a un torrente de lava del Ajusco, la
población restante fue eliminada.

Otro fenómeno natural fue la erupción del volcán Popocatépetl en el 1 d.C.,


que provocó que la población de capitales como Chacaltzingo, Atlantepec,
Cuajimalpa, Amaluacan, etc. Se fueran a otras capitales, tales como Cholula,
Totimehuacan y Teotihuacán. Convirtiéndolos en unas megalópolis. Esto ocasionó
que estas megalópolis tuvieran un crecimiento exponencial en lo económico y
cultural.

Investigaciones afirman que las pirámides del Sol y de la Luna en


Teotihuacán estaban planeadas para hacerse 2 siglos después, sin embargo, con
la llegada de un gran número mano de obra, el proyecto se adelantó. Las principales
actividades económicas de los teotihuacanos fueron la agricultura y el comercio, así
como los tributos que recibían por parte de otras culturas que estaban bajo el
dominio teotihuacano.

La agricultura teotihuacana tuvo innovaciones como la construcción de


terrazas, chinampas e irrigación por canales. Teotihuacán exportaba principalmente
cacao, algodón y obsidiana. Cerca de Teotihuacán se encontraba grandes
cantidades de obsidiana, piedra usada para cuchillos, puntas de flechas o
esculturas. Por lo que le permitió tener un gran comercio de obsidiana a todos los
pueblos de Mesoamérica. En los valles centrales de Oaxaca, las sociedades
tuvieron una tendencia de unirse, provocando así la gran ciudad de Monte Albán.
Las principales sociedades que se unieron provenían de los tres valles de Oaxaca:
de Etla, Mitla-Tlacolula y Valle grande. En el 200 d.C. se decía que Monte Albán
contaba con 5000 habitantes, mientras que los sitios secundarios de los valles
llegaban a 200 pobladores. Durante la primera fase del desarrollo (500-200 a.C.) se
construyó el Edificio de los Danzantes, la estructura más emblemática del lugar.

Durante la segunda fase de su desarrollo (200 a.C.-250 d.C) la población


creció hasta 14000 habitantes. Había cultivos de maíz, aguacate y frijol y existía un
intercambio importante con Teotihuacán con obsidiana, jade, cerámica y sal.

1.3 Periodo Clásico

El Periodo Clásico, que abarca del año 200 al 900., se caracteriza porque las
civilizaciones crecieron, construyeron grandes ciudades y mejoraron también las
técnicas de agricultura, orfebrería, metalurgia y cerámicas. A partir del año 400 d.C.,
un incremento en la eficiencia de las técnicas agrícolas, logró la transformación de
las sociedades de la época, las que además de ser centros administrativos y
religiosos, fungieron como complejos productivos y centros comerciales.

A lo largo de la historia de las comunidades sedentarias del México antiguo


existió un comercio importante, sobre todo de bienes duraderos: concretamente,
materias primas y artefactos terminados que se utilizaban en procesos de trabajo,
en la guerra y en el ritual. Teotihuacán, la ciudad más importante del periodo, ejerció
una fuerte influencia en toda Mesoamérica, no por su capacidad económica o militar,
o por su organización particular sino por su papel de productor y distribuidor de
mercancías para el intercambio.
La cultura maya del clásico también fungió un papel importante en la
economía mesoamericana, con mercados en un número creciente de ciudades
mayas. Las ciudades del altiplano tenían mercados en plazas permanentes, que
contaban con la presencia de funcionarios para resolver disputas, hacer cumplir las
normas, y recaudar impuestos. Sin embargo la ciudad que más predominio tuvo en
la esfera comercial fue sin lugar a dudas Teotihuacán, quienes intercambiaban con
lugares tan lejanos como Nuevo México o Guatemala.

La primera etapa del clásico estuvo dominada por Teotihuacán comienza con
la política expansionista de esta ciudad, que la llevó a controlar las principales rutas
comerciales de Mesoamérica por lo que muchas de las hipótesis sobre la “razón de
ser” de Teotihuacán asignan al comercio una importancia vital y además de acuerdo
con algunos autores, la expansión teotihuacana se realizó con base en el comercio,
lo que además explicaría la presencia de la cerámica Anaranjado Delgado en
yacimientos de diversas zonas. Otras importantes actividades económicas de los
teotihuacanos eran la producción artesanal (objetos de alfarería y de manufacturas
de obsidiana) y el comercio de larga distancia. En ambos casos, existió una
importante especialización y, debido a la demanda, se hizo necesario modificar
técnicas para producir masivamente (por ejemplo, a través de la utilización de
moldes y modelado sin torno en el caso de la alfarería).

La hegemonía política y económica teotihuacana estaba basada en dos


productos extranjeros, sobre los cuales tenía el monopolio: la cerámica Anaranjado,
producida en el valle Poblano-Tlaxcalteca, y los yacimientos minerales de la sierra
en el actual estado de Hidalgo, entre los cuales destaca la obsidiana de la sierra de
las Navajas y Otumba. Es innegable la existencia de rutas de comercio y centros
redistribuidores entre el gran centro urbano de Teotihuacán y prácticamente el resto
de las regiones mesoamericanas. En Matacapán, un sitio a cinco kilómetros al
oriente de San Andrés de Tuxtla, Veracruz, se ha postulado como enclave
teotihuacano que operaba como redistribuidor de mercancías de la gran ciudad.
Se ha propuesto la existencia de un angosto “corredor teotihuacano “ en la
Cuenca Puebla-Tlaxcala que iría desde Calpulalpan y Apan hasta la Laguna de
Totolac, al oriente del cerro de La Malinche: una distancia total de alrededor de 70
kilómetros. Más aún se argumenta que tal corredor tendría como remate la
Huasteca, por un lado, y los valles de Oaxaca por otro. La propuesta de ese
recorrido comercial se basa en que, a todo lo largo de la ruta, es posible encontrar
un material cerámico característico de Teotihuacán, el llamado tipo Naranja
Delgado, producido en el sur de Puebla pero comercializado por la urbe. Tal parece
que ese material no se encuentra en sitios fuera del corredor.
1.3 Posclásico (900-1521)

1.3.1 Posclásico Temprano (900,1168)

Los cambios ocurridos no trajeron transformaciones como para que se


pudiera hablar de un nuevo tipo de civilización. 80% de la población de Teotihuacán
abandonó la ciudad. Se establecieron nuevas formas de colonización,
estableciendo alianzas entre señoríos para consolidar ciertas rutas y flujos
comerciales. Existió un momento de auge durante la urbanización del espacio,
generando así avances en la construcción de obras hidráulicas y defensivas. La
guerra fue una constante en los últimos siglos de Mesoamérica, generando así
inestabilidad en el desarrollo y sus vías de manera significativa. Tula

Para el año 900 Teotihuacán había sido abandonada y Tula se convirtió en


el principal centro urbano del Valle de México. Los ríos cercanos permitieron trazar
una red de canales que riego que facilitaron la alimentación de los habitantes. El
poder de Tula estaba sustentado por la amplia y firme red de vínculos con otros
asentamientos, teniendo también así ciudades que fueron súbditos de Tula.
Posclásico Tardío (1168-1521) En Tollan-Xicocotitlan es muy probable que existiera
una división entre los dos componentes del grupo dirigente en Tula: los nonoalcas
y los tolteca-chichimecas. Inestabilidad y crisis, destrucciones, incendios y por
último un abandono de la ciudad

Restauración Tolteca y el ingreso masivo de Chichimecas

Después de abandonar la ciudad, un gran número de Toltecas buscaron


refugiarse en localidades aledañas. La crisis no condujo al abandono y extinción de
sus tradiciones, sino al contrario, se preservó y vinculó con otros señoríos. Durante
la segunda mitad del Siglo XIII los territorios políticos más importantes fueron
Culhuacán, el heredero de Tula; también Tenayuca.
El Siglo de Hegemonía y el Esplendor de México-Tenochtitlan

Los mexicas entraron en alianza con Texcoco y Tlacopan, convirtiendo así a


Tenochtitlan en el Estado más poderoso. Su esplendor duró escasamente 1 siglo.

Sociedades del Posclásico.

Las poblaciones Existían alrededor de 1500 señoríos los cuales formaban


alianzas entre sí. Cada señorío funcionaba como unidad territorial. El gobernante
supremo era conocido como Tlatoani. Más que ser subdivisiones territoriales eran
comunidades fuertemente unidas.

División social.

Eran comunidades sin estratificación social, todas las familias vivían en las
mismas condiciones, el único que destacaba era el Tlatoani. Tres tipos de
trabajadores que representaban diferencias con el resto de los plebeyos: los
renteros, los terrazgueros y los esclavos. Los renteros trabajan tierras ajenas pero
no estaban obligados a permanecer a perpetuidad en esas tierras. Los terrazgueros
trabajaban las tierras patrimoniales y vivían en sus cercanías; daban la mayor parte
de la producción de esas tierras y aparte debían realizar trabajos personales.
Carecían de tierras propias y estaban obligados a permanecer en permanencia en
esas tierras. La esclavitud no fue importante desde el punto de vista económico,
pero existían dos tipos de esclavos: los domésticos y los que eran usados para el
sacrificio.

1.4 ¿Donde se comerciaba durante la época Prehispánica Precolonial?

El mercado fue el centro de la vida social y económica en el México antiguo.


Era en los centros urbanos donde gran número de personas se congregaba para
comprar y vender las mercancías que necesitaba en su vida diaria. En las zonas
rurales era en el mercado donde las familias podían vender algunos de los alimentos
que producían y comprar los bienes artesanales que necesitaban.
Además de sus funciones económicas, el mercado fue también el centro de
reunión informal en la sociedad prehispánica. Ahí la gente veía a los viejos amigos,
hacía nuevos e interactuaba con forasteros de tierras lejanas; convivía,
intercambiaba chismes y se enteraba de las últimas noticias que circulaban de boca
en boca. De manera muy semejante a los conjuntos de tiendas departamentales y
centros comerciales en la sociedad actual, el mercado desempeñaba un activo
papel en la existencia social y económica de la gente que acudía a ese lugar.

El mercado fue una institución de singular importancia económica en la


historia mundial porque ahí donde aparecía, creaba una interacción económica
mucho más eficiente. Por definición, los mercados son sitios donde numerosas
personas se congregan para hacer trueques o comprarse mercancías unos a otros.
La historia nos enseña que se presentaron en una amplia gama de sociedades con
o sin monedas convencionales y formas de dinero. Los mercados en el México
antiguo también se desarrollaron de muchas maneras. En tiempos de la conquista,
se establecían grandes mercados diariamente en ciudades como Tlatelolco,
Texcoco y Tenochtitlan. En ciudades más pequeñas y poblaciones rurales, los
mercados se realizaban en fechas alternadas, en ciclos de cinco, nueve, trece y
veinte días. Donde fuera que tuviesen lugar, los mercados cumplían cuatro
importantes funciones económicas en las sociedades que los tenían.

1.5 Funciones económicas de los mercados

• Primera, los mercados eran el medio principal para que todas las familias
se abastecieran de los recursos necesarios que ellas no producían. Esto
se hacía primordialmente mediante formas negociadas de intercambio,
que permitía a las unidades habitacionales administrar sus propios
sustentos con un mínimo de intervención extranjera.
• Segunda, los mercados estimulaban una gran cantidad de actividad
económica independiente en el seno de las unidades habitacionales y
proporcionaban un excedente para la venta de bienes que eran
elaborados por hombres y mujeres. Los mercados estimularon el
desarrollo de una rica y diversificada economía artesanal que en tiempos
de la conquista rivalizaba con la de la Europa.
• Tercera, el impulso económico del mercado hizo a éste un punto de
acumulación natural de mercancías puestas en venta. Los vendedores en
pequeña escala traían consigo mercancías para venderlas a partir de una
base diaria, mientras que otros vendían mercancías a minoristas que las
acumulaban para revenderlas en pequeñas o grandes cantidades.

1.6 ¿Cómo se regulaban las actividades económicas en la época


prehispánica?

Durante la época de la conquista se destruyeron muchos archivos y códices


escritos por las culturas prehispánicas, por ello lo poco que conocemos de como se
regulaba el comercio en la época colonial, lo podemos encontrar en antiguos
escritos dejados por los conquistadores comandados por Hernán Cortés, quienes
trataban de descifrar en aquel entonces como funcionaba la economía
Prehispánica.

Bernal Díaz del Castillo, refiere que, al cuarto día de estar en Tenochtitlan,
fueron a caballo a la gran plaza de Tlatelolco,1 luego de lo cual Cortés, de la
impresión que le causó dicha visita, describe el lugar, los artículos de mercadeo y
la organización del mercado o tianguis, como se transcribe enseguida:

“Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuo mercado y trato de
comprar y vender. Tiene otras plazas tan grandes como dos veces la ciudad de
Salamanca, toda cercada por portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba
de sesenta mil almas comprando y vendiendo, donde hay todos los géneros de
mercadurías que en todos los géneros se hallan, así de mantenimiento como de

1Díaz Del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Fernández
Editores, S.A., México [s.a.], p. 193.
vituallas, joyas de oro y plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras,
de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas,

Véndese cal, piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, madera labrada y
por labrar de diversas maneras. Hay calles de caza donde venden todos los linajes
de aves que hay en la tierra, así como gallinas, perdices, codornices, lavancos,
dorales, zarcetas, tórtolas, palomas, pajaritos en cañuela, papagayos, búharos,
águilas, halcones, gavilanes y cernícalos; y de algunas de estas aves de rapiña,
venden los cueros con su pluma y cabezas y pico y uñas.2

Venden conejos, liebres, venados y perros pequeños que crían para comer,
castrados. Hay calles de herbolarios, donde hay todas las raíces y hierbas
medicinales que en la tierra se hallan, Hay casas como de boticarios donde se
venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos y emplastos. Hay casas
como de barberos donde lavan y rapan las cabezas. Hay casas donde dan de comer
y beber por precio. Hay hombres como los que llaman en Castilla ganapanes para
traer cargas. Hay mucha leña, carbón, braseros de barro y esteras de muchas
maneras para camas y otras más delgadas, para asiento y para esteras de salas.

Hay todas las maneras de verdura que se fallan, especialmente cebollas,


puerro, ajos, mastuerzos berros, borrajas, acederas y cardos y tagarninas. Hay
frutas de muchas maneras, en que hay cerezas y ciruelas que son semejables a las
de España. Venden miel de abejas y cera y miel de cañas de maíz, que son tan
melosas y dulces como las de azúcar, y miel de unas plantas que llaman en las
otras islas, maguey que es muy mejor que arrope, y de estas plantas hacen azúcar
y vino que asimismo venden.

Hay a vender muchas maneras de filados de algodón de todos colores en


sus madejicas, que parece propiamente alcacería de Granada en las sedas, aunque
esto otro es en mucha más cantidad. Venden colores para pintores cuantas se
pueden hallar en España y de tan excelentes matices cuanto pueden ser. Venden

2Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés. Consultada el 02/07/2021, p. 13.


Https://www.sausd.us/
cms/lib/CA01000471/Centricity/Domain/433/17_Segunda%20carta%20de%20relacion.pdf
cueros de venado con pelo y sin él, teñidos blancos y de diversas (sic) colores.

Venden mucha loza en gran manera muy buena. Venden muchas vasijas y
tinajas granes y pequeñas, jarros, ollas, ladrillos y otras infinitas maneras de vasijas,
todas de singular barro, todas o las más vidriadas y pintadas. Venden mucho maíz
en grano y en pan, lo cual hace mucha ventaja así en el grano como en el sabor a
todo lo de las otras Islas y Tierra Firme. Venden pasteles de aves y empanadas de
pescado. Venden mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos
de gallina y de ánsares y de todas las otras aves que he dicho en gran cantidad.
Venden tortillas de huevos fechas. Finalmente, que en los dichos mercados se
venden todas las cosas cuantas se hallan en toda la tierra, que demás de las que
he dicho son tantas y de tantas calidades que por la prolijidad y por no me ocurrir
tantas a la memoria y aun por no saber poner los nombres no las expreso. Cada
género de mercaduría se vende en su calle sin que entremetan otra mercaduría
ninguna, y en esto tienen mucha orden. Todo se vende por cuenta y medida,
excepto que hasta ahora no se ha visto vender cosa alguna por peso.

1.7 Autoridades De Los Mercados

Hay en esta gran plaza una gran casa como de abdiencia donde están
siempre sentados diez o doce personas que son jueces y libran los casos y cosas
que en el dicho mercado acaecen y mandan castigar los delincuentes. Hay en la
dicha plaza otras personas que andan contino entre la gente mirando lo que se
vende y las medidas con que miden lo que venden, y se ha visto quebrar alguna
que estaba falsa”.3

Frente a la nobleza estaba el común del pueblo, formado por hombres libres,
a los que se les refiere como los macehual-li, que eran, en primer lugar, los
agricultores y en segundo, los comerciantes. Unos comerciantes lo eran por
nacimiento y otros por permiso del príncipe […] los artesanos y mercaderes

3 Cartas de Relación. Segunda Relación de Hernán Cortés. Consultado el 02/07/2021, p. 11 y 12.


Http://
revistavoces.net/wp-content/uploads/2016/02/cortes_hernan-cartas_de_relacion.pdf
(pochtecatl, plural pochteca), formaban gremios bajo sus sobrestantes, pagaban los
tributos con los productos de su industria y los artesanos, también con su servicio
personal; a la cabeza estaba el pochetatlailotlac, jefe de los comerciantes. Había
comerciantes por mayor y por menor.

Como se refirió vid. Supra, en el mercado o tianguis se vendían todo tipo de


artículos, alimentos, medicamentos, telas, materiales de construcción; algunos
cronistas refieren que eran espacios tan bastos que estaban a la altura del mejor
mercado del mundo, como el de Constantinopla. Un espacio de este tipo solo podía
funcionar bien con una organización por parte de las autoridades. Cortés en sus
Cartas de Relación señala que en el mercado de Tlatelolco existía una gran casa
en la que siempre se encontraban de diez a doce jueces, lo que significa la
existencia de autoridades que cuidaban a los consumidores, ante ello, Bernal Díaz
del Castillo señala:

“el señor cuidaba del tiánquiz y de todas las cosas que en el se vendían, por
amor de la gente popular y de toda la gente forastera que allí venía, para que nadie
les hiciese fraude o sinrazón en el tiánguez […] y los que tenían cargo de las cosas
del tiánguez, si no hacían fielmente sus oficios, privábanlos de ellos y
desterrábanlos de los pueblos; y los que vendían algunas cosas hurtadas, como
mantas ricas o piedras preciosas, cuando se sospechaba que aquello era hurtado,
si no daba la persona que se la había vendido, prendíanle y sentenciábanle a muerte
los jueces y señores y con esto se ponía temor a la gente, para que nadie osase
comprar cosa hurtada.4

Los cronistas refieren también que existían una especie de supervisores que
andaban por todo el tianguis revisando que las medidas y cantidades de las cosas
que se vendían fueran exactas, a estos se les denominaba los tianquizpan
tlayacanque, o tianquiztlacanque.

4 Fray Bernardino De Sahagún, op. cit., pp. 425 y 426


1.8 Tipos de dinero en la época del contacto

En Mesoamérica, al menos hacia el Posclásico Tardío (ca. 1350-1521),


diferentes tipos de materiales y objetos funcionaron según se dice como medios de
intercambio en los bulliciosos mercados. Se incluían entre éstos, especialmente,
granos de cacao, mantas de algodón y hachas de cobre. Cascabeles de cobre,
cuentas de piedras preciosas, conchas rojas, sal y cañas de plumas de ave rellenas
con polvo de oro se mencionan menos a menudo como formas de dinero.

Muchos de estos bienes tenían una utilidad práctica. El cacao era una bebida
de la elite en toda Mesoamérica. René Millon sugiere que el valor del cacao como
una bebida de la nobleza sobrepasaba su importancia como medio de intercambio.
Los hombres, especialmente los de la nobleza, vestían las mantas, aunque no hay
evidencia directa de que esos tipos de manta (quachtli) fueran en efecto usadas, y
de algunas variedades (tototlaqualtequachtli) se dice que eran muy pequeñas. Las
hachas de cobre podían ser desde frágiles objetos tan delgados como el papel (a
veces encontrados en depósitos rituales) hasta más pesados y que podrían haberse
usado como herramientas.
2. EL COMERCIO DURANTE LA EPOCA COLONIAL

Las actividades económicas permitieron generar riqueza en la Nueva


España, mediante la extracción, transformación y distribución de los recursos
naturales y fueron: la agricultura, la ganadería, la minería, los obrajes, los talleres
artesanales y el comercio. Después de la conquista de los españoles, las
actividades económicas fueron cambiando y se transformaron las formas de
propiedad de la tierra, la explotación de la fuerza de trabajo, las formas de
producción, consumo e intercambio, adoptando las características propias de una
economía novohispana.

Para 1700 se encontraban conformadas las características económicas de la


Nueva España, las principales ciudades estaban fundadas destacando las de
México, Puebla, Oaxaca y Guadalajara al lado de otras que iban en constante
crecimiento como Durango y los puertos de Veracruz y Acapulco; se habían
establecido los principales caminos, el de la ciudad de México a Santa Fe de Nuevo
México, de Guatemala a la Ciudad de México, pasando por Chiapas, Tehuantepec,
Oaxaca y Puebla y el de Acapulco a la Ciudad de México y de ésta a Veracruz.

La minería, aportaba los mayores beneficios económicos a la Corona, al lado


de los centros mineros se crearon presidios, misiones, nuevos centros de población,
ranchos ganaderos y agrícolas, además una amplia red de caminos. La expansión
de la agricultura y ganadería conformaron importantes ciudades y centros de
abasto, que junto con los obrajes llegaron a abastecer a toda la Nueva España,
dándose un intenso tráfico de mercancías en importantes mercados regionales.
2.1 La agricultura

En la Nueva España la agricultura fue la base de la economía, por la


producción de alimentos para la población y para el ganado, y como materia prima
para otras actividades económicas como la minería. Generó importantes ingresos
para España, por la gran cantidad de productos que se exportaban a Europa como:
cacao, jitomate, aguacate, maderas, vainilla, grana cochinilla, etc.

La tierra y el clima templado de la Nueva España favorecieron la introducción


de nuevos cultivos como el arroz, avena, cebada, sorgo, caña de azúcar, trigo, café,
ciruelo, durazno, lino, cáñamo, el añil, etc.

2.2.1 El trigo

Fue el cultivo más apoyado por las autoridades, por ser la base de la
alimentación española, al cual se destinaron importantes regiones y de mano de
obra indígena. Hacia la segunda mitad del siglo XVI se conformaron cuatro grandes
zonas trigueras: 1) los valles de Atlixco y Puebla; 2) el valle de México y Toluca; 3)
El Valle de Oaxaca y 4) algunas regiones de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y
Zacatecas. Los españoles introdujeron una nueva organización en el trabajo y
nuevas técnicas, como la yunta, el arado y otros aperos de labranza.

2.1.2 La caña de azúcar

Fue un cultivo de gran demanda, se produjo en: Cuernavaca, Atlixco, Puebla,


Orizaba, Jalapa, Córdoba y Michoacán, de menor importancia en Oaxaca y
Chiapas. Los indígenas fueron brutalmente explotados, en estas plantaciones, por
lo que en 1631 la corona prohibió el trabajo indígena, sustituyéndolo por esclavos
negros traídos de África.

Otros productos agrícolas importantes fueron el algodón, el cacao, la vainilla


y el añil, todos ellos de origen autóctono. El algodón fue importante porque
constituyó la materia prima de la industria textil. Durante el siglo XVI el olivo y la vid,
el gusano de seda, la morera (planta para alimentar al gusano), el lino y el cáñamo
tuvieron buena aclimatación pero cuando su producción representó competencia
para los productores de España se prohibió su explotación.

La agricultura indígena no obtuvo cambios importantes, los indígenas


siguieron utilizando los instrumentos rudimentarios de labranza y el sistema de
cultivo de milpa y chinampa. Los productos cultivados fueron los mismos de siglos
atrás: maíz, frijol, chile, jitomate, calabaza, algodón, cacao y maguey, entre otros y
la producción siguió siendo fundamentalmente para el autoconsumo.

2.2 La ganadería

Desde los primeros años de la conquista se introdujeron a la Nueva España


diversas especies de ganados en cantidades reducidos debido a las dificultades de
transporte, pero las buenas condiciones climáticas y topográficas permitieron el
desarrollo de la ganadería. El ganado reportó amplios beneficios: el excremento
como abono natural para los cultivos y una fuerza de carga y de transporte de la
producción agrícola, en los reales de minas se utilizó como fuerza motriz, de carga
y fuente básica de alimentación.

El problema principal de la ganadería fue la necesidad de grandes


extensiones de tierra para el pastoreo, que provocó la destrucción de cultivos
indígenas y la apropiación de grandes extensiones de tierra, muchas de ellas de las
comunidades indígenas, formando grandes latifundios.

El ganado caballar fue el primero en hacerse presente como cabalgadura,


para nobles y caciques, su rápida multiplicación redujo su precio y muchos pudieron
disponer de caballos. Para 1524 se introdujeron las primeras cabezas de ganado
porcino (cerdos), criados y comercializados casi exclusivamente por los indígenas,
el uso de telas de abrigo y las costumbres europeas, hicieron que el ganado lanar
u ovino ocupara un lugar destacado en la economía novohispana favoreciendo la
aparición de obrajes de lana y confección de ropa. El ganado caprino (cabras) fue
muy solicitado por la dieta de los españoles, se adaptó sin problemas a las tierras
áridas del norte. El ganado vacuno (vacas) se extendió rápidamente, lo que significó
una drástica disminución de los precios de la carne en las ciudades de México y
Puebla.

La introducción de bestias de carga, asnos y mulas sustituyó el trabajo de


carga de los tamemes, en forma gradual y lenta principalmente en las zonas
mineras.

El rápido incremento del ganado provocó diferencias entre los españoles,


para resolverlas se instituyó la Mesta, gremio de propietarios de estancias y de
ganado (similar a la española), los “hermanos de la mesta”, como se llamó a los
ganaderos pertenecientes a esta organización, tenían la obligación de asistir a las
reuniones o consejos, y devolver el ganado ajeno.

2.3 La propiedad de la tierra

En la Nueva España coexistieron, en constante disputa por la posesión de la


tierra, dos tipos de propiedad:

2.3.1 La propiedad comunal

Exclusiva de los indígenas y heredada de la antigua organización social


(calpulli).

Pueblo de Indios. Genealogía Oaxaqueña, dibujo anónimo siglo XVIII.


La propiedad comunal del pueblo no se podía vender, regalar y/o traspasar,
sólo heredar; la tierra debía ser trabajada por todas las familias y los frutos de ella
les pertenecían. Reconocida por el gobierno español, le impuso el pago de tributo,
en especie y en trabajo. La Corona impulsó la formación de pueblos de nueva
creación con el propósito de mantener el control de las comunidades indígenas y de
incrementar los tributos, realizadas por medio de las congregaciones, que reunieron
a indígenas dispersos por las persecuciones y maltratos. La administración de las
tierras comunales y la asignación de las parcelas estuvieron a cargo del
ayuntamiento indígena.

En los primeros años de la colonización los indígenas conservaron (salvo


algunas excepciones) sus tierras, pero a medida que la población indígena fue
disminuyendo por las epidemias, los trabajos forzados y la desnutrición, y que las
actividades agrícolas-ganaderas cobraron mayor importancia, los españoles
empezaron a presionar para apoderarse de las tierras de los indígenas.

2.3.2 La propiedad privada.

En los primeros años de la conquista, el medio para obtener la tierra fue a


través de las Mercedes de tierra de labranza; otorgadas por el rey de España a los
soldados, como recompensa por los servicios en la conquista y pacificación.

Las Mercedes de sitio o estancias fueron posteriores y se otorgaron para


apacentar el ganado. Entre 1591 y 1616, debido a la crisis financiera de la Corona
española, se implementó una nueva forma de regular la propiedad de la tierra
consistente en: la adjudicación (venta de tierras baldías en subasta pública), la
composición (reglamentación de propiedades indebidamente poseídas) y la
confirmación (reglamentación de propiedades legales, pero sin títulos), estimulando
la concentración de grandes propiedades agrícolas y ganaderas en latifundios.

La hacienda, o latifundio es una gran extensión de tierra privada (en


muchas ocasiones de varios miles de hectáreas) que cuenta con diferentes tipos de
tierra: de riego, de temporal y de pastoreo, de recursos naturales ilimitados;
bosques, ríos, manantiales, canteras.
Las actividades económicas que se desarrollan en las haciendas fueron la
agricultura y la ganadería, cuya producción satisfacía las necesidades internas. Se
convirtió en una unidad autosuficiente y desempeñó un importante papel en los
mercados regionales imponiendo los precios de los granos. Absorbió gran parte de
la fuerza de trabajo mestiza e indígena mediante el peonaje por deudas, tuvo una
organización económica, política y social propia e independiente de las autoridades
civiles, al grado de contar con grupos de hombres armados para defender las tierras
e imponer el orden. La hacienda permaneció más de tres siglos, perdiendo su
importancia hasta los años cuarenta del siglo XX.

El rancho es una pequeña y mediana propiedad privada, apareció a


principios del siglo XVII, en regiones poco pobladas del norte del territorio donde el
incremento de ganado fue abriendo la posibilidad de asentamiento y
aprovisionamiento para los mineros y algunos españoles pobres, que venían a las
nuevas tierras en busca de mejores condiciones de vida. El gobierno virreinal otorgó
las tierras, las cuales eran trabajadas por la familia y, en menor medida, por algunos
trabajadores asalariados, la producción fue para consumo familiar o para
comerciarlas localmente.

2.4 La minería en la Nueva España

A partir de 1548 se descubrieron en la Nueva España, ricas minas de plata


en varios puntos del territorio, el metal produjo grandes riquezas y fue la principal
fuente de ingresos para la monarquía de España. Las primeras minas explotadas
por los españoles fueron las de Tehuantepec, Zumpango y Taxco (Guerrero),
Sultepec (Edo. de México) y Tlapujahua (Michoacán).

El auge minero de Nueva España se inició con el descubrimiento de las minas de


Zacatecas en 1546. A partir de ese momento, la actividad se extendió por diversos
rumbos como Guanajuato, Pachuca, San Luis Potosí. Se fundaron importantes
ciudades en las cercanías de las minas más ricas.
En Pachuca alrededor de 1555, Bartolomé de Medina inventó un sistema
para separar la plata de otros minerales, utilizando mercurio, sal y pirita de hierro o
cobre. Este sistema fue conocido como “beneficio de patio” o “sistema de
amalgamación” y redujo el tiempo y el costo de la producción de plata y perduró
hasta 1792.

Molido del mineral de Plata


En la etapa colonial la producción de minerales presentó altibajos: de 1555-
1630, periodo de auge por el descubrimiento y explotación de nuevas minas, de
1630-1740, periodo de disminución de la producción, por escasez de mano de obra,
limitaciones técnicas, inundaciones en las minas, falta de caminos e inseguridad en
ellos y escasez del mercurio, monopolizado por la Corona española.

La minería tuvo una gran importancia para la Corona, ya que sus principales
ingresos provenían de los impuestos que debían pagar los mineros por la
explotación de las minas, estos impuestos fueron: el Quinto Real, el minero debía
pagar una quinta parte de lo extraído, a partir de 1548 se redujo a la décima parte
o diezmo; el derecho de amonedación, implementado en 1536 cuando se estableció
la Casa de Moneda para la acuñación de monedas de plata y cobre y el derecho de
vajilla; impuesto cobrado por la producción de vajillas y alhajas de plata y oro.

El trabajo en las minas representó una gran explotación, los accidentes eran
frecuentes y las enfermedades se presentaban tras unos cuantos años de labor.
Para mantener la actividad minera sus dueños compraban esclavos, conseguían
indios cautivos o a través del sistema de repartimiento o tenían que pagar salarios
altos. La extracción de plata produjo las fortunas más grandes de la Nueva España,
los mineros exitosos eran dueños de haciendas y palacios, compraban títulos de
nobleza y exhibían su riqueza con ostentación. Los que fracasaban realizaban
cualquier trabajo, o vagabundeaban en busca de una nueva oportunidad. Algunos,
que se habían enriquecido, lo perdían todo cuando la veta o yacimiento minero se
agotaba y no podían pagar sus deudas.
2.5 Los obrajes

Los obrajes (manufacturas) fueron empresas textiles dedicadas a la


fabricación de telas de lana, algodón, jergas, frazadas y sombreros para el consumo
interno. Para fines del siglo XVI su producción fue alta y de buena calidad logrando
en poco tiempo satisfacer buena parte de la demanda interna, exportando
mercancías a Perú y Guatemala.

En 1751 el número de obrajes establecidos era de más de ochenta en la


Ciudad de México, Xochimilco, Puebla, Tlaxcala, Tepeaca, Celaya y Texcoco. Los
obrajes de la región de El Bajío (parte de los actuales estados de Guanajuato,
Pachuca y Querétaro) abastecían la demanda de las minas y las haciendas del
norte. La alta producción de manufacturas se dio porque los obrajes contaban con
un aprovisionamiento de materias primas, además existía la división del trabajo y
una fuerte explotación de los trabajadores.

2.6 El taller artesanal

El taller artesanal formado por hombres libres, que por lo general con sus
familiares, elaboraban distintos artículos como zapatos, alfarería, vidrio, hierro
forjado, talavera, laudaría (elaboración de instrumentos musicales de cuerdas),
plata, seda, bordados, muebles, cordones, pintores, doradores, coheteros, sastres,
jugueteros, entre otros productos. La producción de los talleres artesanales fue
reducida, y estuvo orientada al mercado urbano.

Fue una institución controlada por los “gremios”; asociaciones de artesanos


de una misma profesión en una localidad o región. Los gremios fueron
organizaciones jerárquicas (aprendices, oficiales y maestros), cerradas (los
maestros artesanos debían demostrar “pureza de sangre”, lo que significa no ser
descendientes de judíos y moros) y monopólicas (no se podía crear otro gremio de
la misma actividad lo que cancelaba la posibilidad de competencia).
En el siglo XVII los talleres artesanales entraron en decadencia y fueron
suprimidos por las Reformas Borbónicas en 1790.

2.7 Las formas de trabajo en la Nueva España

2.7.1 La encomienda

La encomienda, fue la primera forma de explotación del trabajo indígena y


consistió en la consignación de un grupo de indígenas a los que se les llamó
encomendados, que debían prestar servicios en construcciones, cultivos de tierra,
labores en minas, servicios domésticos y pagar tributo en dinero o en especie a los
españoles, llamados encomenderos. A cambio, los españoles estaban obligados a
dar protección, doctrina cristiana y buen trato a los indígenas encomendados.

Hernán Cortés, otorgó las primeras encomiendas a los conquistadores. De


acuerdo con las leyes, los indios encomendados fueron considerados hombres
libres conservando sus tierras y bienes. En la práctica, sin embargo, las leyes de
protección a los indígenas fueron letra muerta; los indígenas fueron brutalmente
explotados y mantenidos en condiciones de esclavitud y fueron despojado de sus
tierras.

La encomienda tuvo importancia en las zonas de alta densidad demográfica,


en la región que comprendió Mesoamérica, y principalmente en el trabajo agrícola.
A partir de 1570 fueron prohibidos los servicios personales de los encomendados y
hasta 1720 esta institución fue abolida legalmente.

2.7.2 El repartimiento o cuatequil

El repartimiento o cuatequil, establecido a finales del siglo XVI, consistió en


el trabajo forzoso de todos los indígenas varones con edad entre los 14 y 60 años,
de acuerdo a las necesidades de los dueños de obrajes, agricultores, ganaderos y
mineros.

El trabajador recibía un salario proporcional a cada provincia y al tipo de


trabajo desempeñado. Legalmente, se efectuaba por tiempo limitado de una
semana y de manera rotativa, se repartía uno de cada 25 hombres, y el sistema
estaba a cargo de un juez repartidor (oficial real).

El repartimiento fue más apropiado en el trabajo agrícola ya que no requería


de mano de obra calificada. Por la explotación excesiva y por el crecimiento de la
contratación de mano de obra libre, fue abolido legalmente en 1632, aunque en la
Ciudad de México se mantuvo para ciertas obras públicas.

2.8 Las tiendas y los puestos

En los estudios históricos sobre la Ciudad de México los trabajos que indagan
en torno de los espacios comerciales de la Plaza Mayor y la evolución de sus
mercados son escasos. En los textos de los cronistas coloniales y de los viajeros
decimonónicos que mencionaron estos mercados, se destacó primordialmente la
descripción de su colorido, la frescura de los bastimentos y la abundancia de
mercaderías y ”productos de la tierra” que allí se compraban y vendían. En un
trabajo de divulgación, Salvador Novo1 dedicó buena parte de su ensayo al
comercio de la Plaza Mayor; ahí observó agudamente que el estudio de la fusión de
costumbres comerciales, o sea, la mezcla de prácticas mercantiles españolas e
indígenas, estaba por escribirse. Ahora con este trabajo se intenta, en parte,
responder a aquella interesante observación mediante un esquema explicativo de
la mezcla cultural que predominaba en los mercados tradicionales de la Plaza Mayor
del México virreinal.

Si bien hasta hoy se ha aceptado que durante la Colonia la Plaza Mayor


estuvo ocupada por un gran mercado, aquí pretendo demostrar que sobre la
superficie de la plaza se mantuvieron al menos tres mercados claramente
diferenciados. Los mercados a los que me refiero son el de bastimentos o víveres,
llamado en aquella época “puestos de indios”; el mercado de manufacturas
artesanales —nuevas y usadas— también llamado “él Baratillo” y el mercado de
productos ultramarinos o “cajones de ropa” (luego Alcaicería y posteriormente
Parián).

Ahora bien, en este peculiar conjunto de tres mercados se relacionaban a su vez


las funciones de las tiendas con las actividades de los puestos en estrecha
dependencia. Aunque cada mercado dispuso de un paraje más o menos delimitado
(las tiendas o “cajones de madera” junto al Portal de Mercaderes y el edificio del
Ayuntamiento ; las ”mesillas” del Baratillo en el centro de la plaza, y los ”puestos de
indios” junto a la Acequia Real y costado sur del palacio virreinal), los testimonios
documentales revelan que una serie de nexos entre los diversos actores sociales
eran los que integraban en un conjunto orgánico a los mercados de la Plaza Mayor.
Sin embargo, no podemos afirmar que en cada mercado hubiese tiendas y puestos,
pero sí podemos postular que en todos ellos el contacto entre los comerciantes de
mayor y menor jerarquía, ya fuesen “cajoneros”, “alaceneros”, empleados
dependientes, vendedores “al viento” o puesteros ”arrimados”, se regía por normas
jerarquizantes similares.

La combinación de las tiendas y los puestos tuvo fines prácticos. Los dueños
de tienda, ocupados en las grandes transacciones mayoristas, necesitaban
distribuidores menudistas de sus géneros y de otros productos que le dieran
variedad a la oferta de los “cajones”. Los puesteros, a su vez, necesitaban un local
que resguardara sus vendimias y requerían del prestigio de un establecimiento
formal para acceder a una clientela más amplia. En efecto, la combinación de
tiendas y puestos “portátiles”, la comunicación de españoles e indios y la interacción
de comerciantes mayoristas y vendedores menudistas es un rasgo peculiar de los
mercados de la Plaza Mayor. Esta singular concentración de todo tipo de
comerciantes sobre el mismo espacio urbano ejerció un enorme poder de atracción
sobre el público local y regional, así como un inmenso poder de convocatoria sobre
todos los vecinos, tanto ricos como pobres.
2.2 Segregación en el comercio.

Los estudiosos de la historia de la Ciudad de México han demostrado que en


el siglo xvi la corona española quiso, sobre la avasallada y refundada capital mexica,
implementar una política de ocupación segregacionista; es decir, los gobernantes
discurrieron repetidos intentos por separar los espacios urbanos de acuerdo con las
calidades sociales de sus habitantes: indios y no indios. En esos mismos trabajos
también se comprobó que tal política fue en buena medida formal,5 pues hasta hoy
ningún autor ha demostrado que tal separación haya sido efectiva.

Los dueños de tienda seleccionaban a sus arrimados. No era igual un


paisano peninsular que alquilaba medio cajón que un indígena o un español
pobretón que alquilaba sitio debajo de los “tejadillos” por fuera de la tienda. No se
trataba de comerciantes que se reconocieran en condiciones de igualdad, ya que
su procedencia social y étnica determinaba su sitio o posición con respecto al
cajonero. En efecto, por debajo del linajudo mercader se tejía una verdadera red de
vendedores dependientes. Los mercaderes arrendaban los ”huecos” del cajón y
cobraban una pensión por el arrimo, pero la procedencia social de los arrimados
determinaba la colocación dentro o fuera de las tiendas.

2.9 Los comerciantes y las autoridades

Otra característica del comercio tradicional de la Plaza Mayor fue la escasa


o nula relación de los arrimados con los regidores municipales; los puesteros
arrimados no conformaban ninguna corporación reconocida por las autoridades y
carecieron de toda relación formal con el Cabildo. Los baratilleros, provenientes de
las llamadas castas, recurrían a la justicia de la Real Audiencia, pero en general los
pleitos y disputas entablados por los vendedores de menor jerarquía, antes de
acudir a los tribunales suponemos se resolvían directamente con el cajonero, es
decir, trataban verbalmente con su patrocinador antes de darle curso legal a sus

5Edmundo O’Gorman, Reflexiones sobre la distribución urbana colonial de la ciudad de México »,


Boletín del Archivo General de la Nación, vol. ix, no. 4, México, 1938, pp. 787-815.
inconformidades. El contacto de los puesteros indígenas del mercado de
bastimentos de la Plaza Mayor con las instancias de gobierno se efectuaba
mediante el Juzgado de Indios o por medio de los cabildos de las parcialidades o
barrios.

En el otro extremo, los cajoneros detentaban una presencia legal respaldada


por un contrato de arrendamiento ante el Cabildo; eran de los principales
contribuyentes de las arcas municipales. El Cabildo disponía de un procedimiento
burocrático para que los cajoneros pudiesen establecer una tienda.

Las líneas siguientes se basan en los contratos de arrendamiento expedidos


por el Ayuntamiento a los primeros cajoneros que “poblaron” las tiendas de la
Alcaicería entre 1695 y 1697: en el mes de enero de cada año, mediante pregones
y remate, la Ciudad otorgaba el arrendamiento de los sitios de la plaza. Los
contratos de arrendamiento eran similares a los usados para “datas” o tomas de
agua. Formalmente, todos los contratos eran expedidos por el escribano de la
Mesa de Propios. Estos contratos, denominados de renta rasa, permitían a los
cajoneros disponer del “dominio y posesión” de los sitios como si de bienes
inmuebles se tratara. Es decir, susceptibles de ser heredados y traspasados; el
contrato de arrendamiento les otorgaba a sus dueños gran autonomía y el control
de la “tienda y su viento”, hoy diríamos del local y la acera. En estos contratos se
estipulaba una renta anual que se pagaba por adelantado, esta renta se mantuvo
en doscientos pesos de aquella época por un terreno de aproximadamente 16
metros cuadrados sobre la Plaza Mayor. Los arrendamientos se pagaban al Cabildo
en “reales”, y si los cajoneros notificaban a los regidores podían “traspasar y hacer
mejoras” en sus tiendas. La escritura otorgaba el dominio del sitio, “suelo y aire”, y
los cajoneros corrían con todos los gastos de equipamiento. Por su parte, la ciudad
se comprometía a no quitarles el sitio durante el tiempo del contrato, “pena de le dar
otro tal y tan bueno, en tan buena parcela y lugar y por el mismo tiempo y precio”.6

6 Ramo Alcaicería, vol. 343, exp. 1, ff. 138 y 138v, año de 1695.
2.4 Los traspasos y los “Guantes”

La Mesa de Propios del Ayuntamiento sólo excepcionalmente remató los


sitios de la plaza mediante contratos anuales, ya que lo ordinario fue que los
cajoneros, de manera particular, traficaran con arriendos de porciones o de todo el
cajón, negociando innumerables traspasos y transformando las tiendas en
verdaderos negocios especulativos, distintos de los tratos propiamente del comercio
de géneros. Sabemos que algunos cajoneros reunían el arrendamiento anual tan
sólo con las rentas que cobraban a los subarrendatarios y arrimados; por ejemplo,
en 1705, Juan Fernández liquidaba su arrendamiento anual con lo que obtenía de
Ramón de Issa por medio cajón.7 Los pagos por subarriendos y por traspasos eran
generalmente acompañados de otra suma, especie de “mordida” que aseguraba un
trato preferencial e individualizaba la transacción, todo ello sin notificar a las
autoridades. Estas sumas se conocieron como “guantes” o “dádivas graciosas”. Los
pagos informales para traspasar o remodelar las tiendas se consolidaron como una
práctica rutinaria entre los cajoneros de la Plaza Mayor, pues mediante los guantes
los cajoneros evitaban los remates públicos y evadían los lentos trámites
burocráticos.

2.10 Comercio interior

Durante los siglos XVI-XVIII el comercio fue una de las principales actividades
económicas novohispanas fuertemente reguladas por los españoles. Distinguimos
el comercio interior en la colonia y el exterior de la Nueva España con otras
naciones.

Por los caminos que conducían principalmente a los centros mineros,


transitaron regularmente comerciantes españoles e indígenas, funcionarios,
ganaderos, arrieros, mineros, misioneros, religiosos, artesanos soldados españoles,
nómadas chichimecas, etc.

7 Ramo Hacienda, Propios, Parián, vol. 2237, exp. 10, ff. 14 y 15, año de 1705.
Las recuas de mulas, los carros y carretas jalados por mulas o bueyes y las
espaldas de los tamemes indígenas, transportaron miles de toneladas de alimentos,
ropas, calzado, productos de maguey, yerbas olorosas y especias, productos
tropicales, herramientas, objetos suntuarios, libros, medicinas, cobre, cueros, sal,
azogue, plomo, equipo minero, enseres domésticos, artículos para la limpieza,
implementos agrícolas, entre los productos más importantes se encontraban el
maíz, trigo, fríjol y forraje. Todo lo necesario para mantener las poblaciones mineras.

“De regreso a la Ciudad de México, arrieros y mercaderes transportaban la plata


quintada que por derecho recibía la Corona, así como el pago de las mercancías
vendidas y los envíos de particulares a sus parientes y socios en las ciudades
novohispanas o en España. También era el medio para remitir la plata obtenida de
los procesos judiciales especialmente de los remates de los “bienes de difuntos”.
Aunque hay pocos estudios sobre la producción de la plata a lo largo del periodo
colonial de las cifras registradas por Alejandro de Humboldt en el periodo de 1785
a 1789, los ingresos de las cajas reales de las intendencias mineras de la Nueva
España ascendieron a 9,730,000 marcos de plata, siendo cada marco equivalente
a ocho pesos y medio. Casi desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo
XIX, la producción de plata en la Nueva España aporto al menos la tercera parte de
la producción mundial y, en ocasiones llegó a superar el 60 por ciento.”8

Durante el siglo XVII, al lado de la mina, se establecieron ranchos y


haciendas y obrajes, dando origen a importantes ferias comerciales, como la feria
de San Marcos, y mercados locales, principalmente en el noroeste del territorio,
incrementando aún más el comercio interno. En el centro del territorio, los mercados

8 Román Gutiérrez, José Francisco “ El Camino Real de la Plata, mito y realidad” en: México en el
tiempo... p. 15
conservaron la organización y costumbres observadas en los tianguis indígenas. Al
sobrevenir una severa escasez de víveres, las autoridades establecieron la
alhóndiga granero municipal-, con el propósito de controlar los precios del maíz y
trigo y garantizar el abasto de alimentos, así como los abusos de los intermediarios.

El comercio de la Nueva España, tanto interior como exterior, estuvo


dominado por el Consulado de Comerciantes de la Ciudad de México, creado en
1592, agrupó a los grandes comerciantes mayoristas, tuvo organismos, tribunales y
derechos especiales con atribuciones para ejercer tareas de gobierno, y de cobro y
administración de impuestos, como el de alcabala (pago por toda venta o permuta
de mercancías). Para mediados del siglo XVIII, los comerciantes del Consulado,
compraban todas las mercancías que llegaban de España y de oriente vía la nao de
China convirtiéndose en un monopolio que dominó el comercio interior,
incrementando aún más su riqueza. Lo que le permitió convertirse en prestamista
de mineros y empresarios novohispanos.
2.10 Comercio exterior

Durante los siglos XVI-XVIII el comercio fue una de las principales actividades
económicas novohispanas fuertemente reguladas por los españoles. Distinguimos
el comercio interior en la colonia y el exterior de la Nueva España con otras
naciones.

El gobierno español impuso que los barcos empleados en el comercio con


las colonias fueran construidos en España y tripulados por españoles, prohibió el
comercio de las Colonias con cualquier otro país así como el comercio entre las
mismas colonias e implementó un régimen de altos y numerosos impuestos. El
comercio exterior de las colonias americanas solo se podía realizar a través de la
Casa de Contratación de Sevilla (creada en 1503), después por Cádiz, en tres
puertos de América: Veracruz, Panamá y Cartagena de Indias en Colombia.

2.10.1 Comercio en el Océano Atlántico

Por la vía Veracruz-Xalapa-México, viajaban los productos europeos que se


embarcaban en Sevilla y Cádiz, de España se traían cafeteras, candelabros,
navajas, tijeras, peines, barajas, jabones, aguas de color, medias y calzas de punto,
hebillas, tafetanes, linos, mantillas, pañuelos enrejillados y floreados, de muselina,
de cambray, bordados de olán, batistas, cintería de seda y raso de carranclanes de
la India, encajes de Flandes, elementos indispensables para los atuendos de la
clase social acaudalada. Para la actividad minera se traían picos, cuñas, barrenas
y barretas, para los carpinteros azuelas, gubias, serrotes, para los herreros hierro
en barra, labrado, en clavazón y en planchuela, martillos de fraguas y cinceles.
También pipas y medias pipas de vino tinto, barriles de pasas, alcaparras,
aceitunas, almendras, avellanas, queso parmesano, jamones, chorizos, aceite,
vinagre, entre otros muchos productos, que recorrieron diversos caminos para llegar
a las manos de ansiosos consumidores.
Los productos y las más diversas materias primas del Oriente se
concentraban en Filipinas, procedían de la India, Ceylan, Camboya, las islas
Molucas, China y Japón, su destino final era Europa, pero la capacidad económica
de la Nueva España le permitió adquirir la mayoría de estas mercancías y pocos
eran los productos que llegaban a su destino final. Los galeones salían de Acapulco
con rumbo a Filipinas en el mes de marzo y llegaban a Manila tres meses después,
el retorno a la Nueva España era más complicado y tardaba entre 7 y 8 meses
porque el barco venía abarrotado de mercancías autorizadas y además el habitual
contrabando, lo que le impedía navegar con rapidez.

2.10.2 Comercio en el Océano Pacífico

La Nao de China o Galeón de Manila transportaba productos de Oriente a


Nueva España eran: “sedas, objetos artísticos y decorativos, muebles,
marqueterías, porcelanas, loza, tejidos de algodón, cera, oro, también llegaban las
famosas “indias chinas” que eran esclavos y criados de origen asiático, arribaron
algunas manifestaciones culturales como la pelea de gallos importados desde
Malasia, algunas bebidas como la tuba extraída de las palmeras y de procedencias
filipina que aún existe en Colima y Acapulco. Se exportaba al Oriente: plomo,
papelería, plata, jerguetas, vino, vinagre, cacao, maíz, fríjol, oro en lingotes, pesos
fuertes acuñados en la Casa de Moneda de México...”9

9 Romero Giordano, C. Breve historia de la Nao de Manila en México en el tiempo... .16-17


3. EL COMERCIO DEL MEXICO INDEPENDIENTE

La revolución de Independencia de México fue producto de un largo y


complejo proceso histórico, cuyos antecedentes inmediatos los ubicamos en la
segunda mitad del siglo XVIII. Los acontecimientos o factores externos como la
Ilustración y la Revolución francesa, tuvieron un papel destacado en este proceso
histórico, sin embargo, fueron las condiciones internas de desigualdad, explotación
y miseria en la mayoría de la población, las que detonaron una guerra violenta y
prolongada. La lucha armada se alargó durante 10 años, de 1810 a 1821, en los
cuales podemos distinguir cuatro fases o etapas.

3.1 Primera Etapa

Del “grito de Dolores” el 16 de septiembre de 1810 hasta la muerte de Don


Miguel Hidalgo y Costilla el 30 de julio de 1811.

La violencia del estallido insurgente hizo inevitables el saqueo y la rapiña. Ni


siquiera sus dirigentes pudieron impedir que así ocurriera. Hidalgo y sus partidarios
perdieron muchas simpatías por ello.

En esta etapa destaca la participación de los criollos: el padre Don Miguel


Hidalgo y Costilla, los militares Ignacio Allende y Juan Aldama y los corregidores
Don Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez como iniciadores
del movimiento armado. La participación de miles de personas (100,000) de los
estratos sociales más bajos fue decisiva en el desarrollo de la guerra.

Miguel Hidalgo le imprimió un carácter social a la guerra a través de los


decretos promulgados en la ciudad de Guadalajara en diciembre de 1810 y su
periódico.

Al principio, el ejército insurgente controló importantes regiones como San


Miguel el Grande, Celaya, Salamanca y Guanajuato (después de tomar la Alhóndiga
de Granaditas). Los miles de seguidores no tenían ninguna preparación militar ni
armas de guerra, por lo que cayeron muertos o heridos o desertaron frente al
Ejército realista comandado por Félix María Callejas.

En las diferentes campañas militares: del Monte de las cruces, de Aculco, o


de Puente de Calderón, el ejército insurgente fue perdiendo hombres y fuerzas y los
dirigentes fueron apresados y asesinados; las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio
Allende, Juan Aldama y Jiménez fueron trasladadas de Chihuahua a Guanajuato y
colocadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas como escarmiento.

3.2 Segunda Etapa

De la muerte de Miguel Hidalgo, hasta el fusilamiento de José María Morelos


y Pavón el 22 de diciembre de 1815

A la muerte de los principales caudillos, la dirección del movimiento quedó a


cargo del sacerdote José María Morelos y Pavón, quien, junto con otros caudillos,
formó un ejército disciplinado militarmente e imprimió el carácter político al
movimiento a partir de la organización de un Congreso Constituyente y la
promulgación de la Constitución de Apatzingán (1814) en la que se consignó la
soberanía de la nación, la división de poderes, la abolición de las castas y el reparto
de la riqueza, entre otras cosas.

A pesar de la insistencia de Ignacio López Rayón que señalaba que la


soberanía residía en el rey Fernando VII, el Congreso se reunió con dos diputados
elegidos popularmente y seis nombrados, entre ellos Ignacio López Rayón. El
Congreso de Anáhuac se inauguró el 14 de septiembre de 1813 en la ciudad de
Chilpancingo, allí José María Morelos, presentó el discurso "Sentimientos de la
Nación" en el que plasmó su ideario político. El 6 de noviembre, el Congreso
suscribió la Declaración de Independencia redactada por Carlos María de
Bustamante, donde se asentaba que la América Septentrional rompe y disuelve la
dependencia del trono español.
En octubre de 1814 se promulgó el "Decreto Constitucional para la libertad
de la América Mexicana", primera Constitución de México, que tuvo gran influencia
del ideario político de Morelos, a pesar de ello, las diferencias entre el Congreso y
José María Morelos fueron permanentes.

La Constitución de Cádiz de 1812 estableció:

1. La soberanía reside en la nación (y no en la monarquía)


2 La división de poderes:
o Legislativo: Cortes
o Judicial: tribunales
o Ejecutivo: rey, con poderes limitados
3. La igualdad de los ciudadanos ante la ley, eliminando los privilegios
estamentales
4. Los derechos individuales a la educación, a la libertad y a la propiedad
5. La libertad de imprenta
6. La religión católica como única

En esta etapa el ejército insurgente estuvo conformado por hombres leales y


valientes como los hermanos Galeana: Pablo, José Juan y Hermenegildo; los Bravo:
Miguel, Víctor, Maximiliano, Leonardo y Nicolás, además de Vicente Guerrero, José
Mariano Herrera y Mariano Matamoros. Dicho ejército obtuvo importantes victorias
militares, poniendo en peligro la estabilidad del gobierno Novohispano.

La derrota de los insurgentes fue producto de varios motivos:

1. La llegada de refuerzos militares procedentes de España


2. El restablecimiento del absolutismo en España
3. El nombramiento de Calleja como Virrey de la Nueva España
4. El sometimiento de Morelos al Congreso
5. El cansancio y debilitamiento de las tropas insurgentes
3.3 Tercera etapa: Resistencia

Del fusilamiento de José María Morelos y Pavón, hasta inicios de 1821

Después del fusilamiento de Morelos muchos insurgentes se dispersaron


generando guerrillas aisladas que no representaron peligro para el gobierno
novohispano. Mientras tanto en España, el rey regresó al poder tras la derrota de
Napoleón en 1815, y se inició una política de “reconquista” de las colonias
americanas. Al mismo tiempo, Juan Ruiz de Apodaca, nuevo virrey en 1816,
implementó una doble política: por un lado declaró la amnistíao indulto para los
insurgentes que quisieran dejar la guerra; por otro lado, inició una campaña militar
persiguiendo ferozmente a los insurgentes.

A pesar de ello, la lucha revolucionaria no se acabó, en algunas partes del


territorio se mantuvieron brotes guerrilleros, principalmente las comandadas por
Vicente Guerrero en las montañas del Sur, por Guadalupe Victoria en Veracruz y
por Francisco Javier Mina en el Bajío.

Después de estas acciones militares, los insurgentes que no pidieron el


indulto fueron cayendo poco a poco, para 1819 solo quedan algunos brotes
guerrilleros como los de Pedro Ascencio y Vicente Guerrero.

3.4 Cuarta etapa: Consumación

Desde la promulgación del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 hasta la


entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821

Hacia 1820, después de 10 años de guerra, la Nueva España se encontraba


en crisis económica y la población estaba cansada. Mientras tanto en España, los
liberales lograban el restablecimiento de la Constitución liberal de Cádiz, obligando
al rey Fernando VII a jurarla, con lo cual el gobierno recayó en la Junta que convocó
a las Cortes, incluyendo a los representantes de las colonias americanas.
En 1820, la Junta proclamó una serie de decretos en contra del poder de la
iglesia:

• La supresión del fuero eclesiástico


• La reducción de los diezmos
• La abolición de las órdenes monásticas
• La abrogación de la Inquisición

En la Nueva España, el virrey Apodaca y la real Audiencia fueron obligados


a jurar la Constitución liberal de Cádiz y aplicar las medidas expresadas, situación
que afectaba los intereses y privilegios de los grupos de poder como la Iglesia, los
grandes comerciantes, los altos jefes del ejército y los terratenientes. Estas élites
conservadoras decidieron acabar con el dominio español para seguir conservando
su poder, para ello designaron al criollo Agustín de Iturbide como jefe militar para
unir sus intereses con los de los principales caudillos insurgentes.

La desarticulación de la lucha insurgente después de la muerte de Morelos


y el cansancio de los guerrilleros fueron los elementos consideradas por Vicente
Guerrero para aceptar la unión con Agustín de Iturbide como único camino para
lograr la independencia. Guerrero aceptó que Iturbide asumiera el mando de las
tropas unidas bajo el nombre de Ejército Trigarante, portando una bandera con los
colores verde, blanco y rojo, que representaban unidad, religión e independencia.
Iturbide proclamó el Plan de la américa Septentrional, mejor conocido como el
“Plan de Iguala” donde quedaron plasmados los intereses de los diferentes
grupos: la igualdad e independencia defendida por los insurgentes, la religión
católica como única y la monarquía como forma de gobierno.

Poco a poco el Plan fue ganando adeptos, tanto del lado de los criollos
como de los españoles, el virrey Juan O´Donojú formalizó la Independencia del
Imperio Mexicano (como se llamó en ese momento) mediante la firma de los
Tratados de Córdoba con Iturbide. Los tratados señalaban que se ofrecería la
Corona a Fernando VII “o al que las Cortes del imperio designen”, mientras tanto
gobernaría una junta provisional. O´Donojú hizo la entrega formal de la Ciudad de
México el 27 de septiembre de 1821 a las tropas del Ejército Trigarante al mando
de Iturbide.

En síntesis podemos señalar que la independencia de México no se logró


con la guerra, sino que fue una consumación negociada entre los representantes
de los grupos del poder y los caudillos revolucionarios. Así mientras los ricos
terratenientes, alto clero y militares, conservaron sus privilegios, al pueblo solo les
ofrecieron una independencia que no entendían, con leyes que les eran ajenas e
incluso contrarias a sus intereses

3.5 Concepto de Estado-nación

Para conocer el origen y las características del Estado mexicano


empezaremos explicando el concepto de “Estado” y su desarrollo histórico.

El concepto Estado fue utilizado por primera vez por el italiano Nicolás
Maquiavelo como lo stato para designar la organización política. De acuerdo con
Perry Anderson el Estado “es una forma de organizar el poder” por una clase social,
en una sociedad en un tiempo y lugar determinado. El Estado moderno está
íntimamente relacionado con el surgimiento de la burguesía y la aparición del
capitalismo: surgió en la Europa medieval, se consolidó durante el periodo de la
monarquía absoluta (siglo XVII y XVIII) como Estado absolutista y se fortaleció a
partir de las revoluciones burguesas (fines del siglo XVIII y XIX).

En el aspecto político, la nación es entendida como el conjunto de


sentimientos de pertenencia que incluye una misma lengua, costumbres, tradiciones
y cultura que cohesiona a una sociedad y la hacen diferente a las otras naciones.
La formación de la nación requiere de dos cosas: por un lado, el desarrollo de un
pasado común, de una historia compartida, y por otro, la creación de símbolos de
identidad que se colocan por encima de los intereses particulares. La unión de
ambas conforma un marco de conciencia y un sentimiento nacional que integra a la
sociedad.
El Estado nacional se refiere entonces a la organización política de la nación,
por lo que Estado y nación son como las dos caras de la misma moneda; uno no
puede existir sin el otro. El Estado nacional es una dominación legal de un grupo
social (la burguesía) fundamentada en la ley y el derecho, por lo que requiere la
existencia de una Constitución, como el documento donde se establecen los
principios fundamentales que organizan una sociedad en cuanto a:

• Vida Política
• Vida Social
• Vida Económica

Desde el punto de vista cultural, Benedict Anderson menciona que la nación


es una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana. Es
imaginada porque los integrantes de la nación, por más pequeña que sea, no
conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera
hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión. Es
limitada porque tiene fronteras limitadas, aunque elásticas (porque pueden
ampliarse o reducirse).

Es soberana en oposición a la monarquía, cuyo monarca tenía legitimidad


por designación divina. La garantía y el emblema de esta libertad es el Estado
soberano. Finalmente se imagina como comunidad porque, independientemente de
la desigualdad y la explotación de los integrantes, la nación se concibe siempre
como un compañerismo profundo y horizontal: “Es esta fraternidad la que ha
permitido, durante los últimos dos siglos, que tantos millones de personas maten y,
sobre todo, estén dispuestas a morir”

3.6 El Estado-nación mexicano

La constitución de un Estado nacional mexicano fue una tarea difícil que se


realizó a lo largo del siglo XIX y principios del XX, concretamente hasta después de
la Revolución de 1910. Durante la primera mitad del siglo XIX fueron los años más
intensos y violentos.
De manera inmediata, la independencia de México sólo existió en el papel.
Hacia 1821 no estaban las instituciones virreinales, con excepción de la Iglesia y el
ejército que se mantuvieron como instituciones dominantes. La independencia no
modificó las características de la sociedad colonial, cuya población siguió dividida
en estratos sociales, incomunicada y aislada en diversas regiones a lo largo de un
extenso territorio.

Pasaron varias décadas para que los grupos políticos que se disputaban el
poder crearan las instituciones y el gobierno capaz de conjuntar (que no integrar) o
imponerse a las diferentes tradiciones de grupos étnicos, a las diferentes regiones
geográficas, y a los diferentes intereses.

De acuerdo con la Doctora Andrea Revueltas en la construcción del Estado nacional


mexicano podemos distinguir las siguientes etapas

1. De la consumación de Independencia al movimiento de Reforma (1821-1853)

Periodo de fuertes pugnas entre dos grupos que se disputan el poder


político: centralistas y federalistas, en medio de la crisis permanente de
las finanzas públicas y de la economía en su conjunto, la pérdida del
territorio norte, las invasiones extranjeras y los graves problemas
sociales. El Estado no existe más que formalmente.

2. De la guerra de Reforma y la intervención francesa a la caída del Imperio de


Maximiliano de Habsburgo (1854-1867)

Etapa de guerra civil entre dos grupos que representan dos proyectos de
nación: liberales y conservadores, y la invasión e imposición de un
gobierno extranjero. Este periodo culmina con el triunfo de los liberales.

3. De la República restaurada al porfiriato (1867-1910)

En esta etapa se adoptó el desarrollo capitalista en el país y la república


federal como forma de gobierno.
3.7 Federalismo y centralismo

Desaparecido el Primer Imperio, los diputados del Congreso optaron por la


República como la forma de gobierno idónea, sin embargo, pronto surgió la disputa
entre los partidarios de la República federal (federalismo) y la República central
(centralismo).

3.6.1 Centralismo
Del latín centra, “un solo lugar” y lismo, “persona”. Es un sistema que
concentra el poder y las funciones político administrativas en un
órgano central: el Estado como autoridad suprema, el cual provee
exclusivamente el ejercicio y administración de los derechos públicos
y colectivos del país.

3.6.2 Federalismo
Del latín fœdus, “pacto”. El federalismo es un acuerdo de unión entre
varias entidades territoriales llamadas estados o provincias que
delegan parte de su autonomía en un organismo u autoridad general:
el Estado. Los estados conservan su soberanía, leyes y autoridades
propias.
El grupo conservador compuesto por el alto clero, los militares, los
terratenientes y los comerciantes, optaron por el centralismo como sistema de
gobierno porque garantizó la conservación de sus fortunas y privilegios. Los
federalistas, de mentalidad liberal, representaron las aspiraciones de un nuevo
grupo de clase media conformado por: pequeños propietarios y comerciantes,
profesionistas, intelectuales y burócratas.

Los caudillos y políticos se agruparon en torno a dos agrupaciones políticas


llamados logias masónicas:la Yorquina de influencia estadounidense y la Escocesa
de influencia inglesa. Los primeros señalaban la necesidad de establecer una
República Federal como los Estados Unidos y Francia, mientras que los segundos
querían establecer una República Central, perfilándose dos proyectos de nación: el
conservador y el liberal.

En 1824, los diputados del Congreso, mayoritariamente federalistas, firmaron


el Acta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y juraron la primera
Constitución del país, la cual tenía influencias de la Constitución de Cádiz (1812) y
la Carta de Derechos de los Estados Unidos (1791).

De acuerdo con la Constitución de 1824 el gobierno federal sería sostenido


por un ejército y una burocracia pagados por los estados. A su vez, los estados
mantenían su soberanía en los asuntos internos con leyes y autoridades propias.
Sin embargo, la falta de recursos y los diferentes intereses del grupo gobernante
agravaron la crisis política.

En 1833 Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías fueron


electos presidente y vicepresidente respectivamente. Santa Anna pidió un permiso
al Congreso para ausentarse de la presidencia y se fue a vivir a una hacienda que
tenía en Veracruz.
3.7 Primeras Reformas liberales

• Supresión de las órdenes monásticas y de todas las leyes que


autorizaban a la iglesia atender cuestiones que en lo sucesivo serían
competencia civil, como el contrato de matrimonio.
• Abolición de los privilegios de la Iglesia y el ejército.
• Libertad de opinión y supresión de las leyes represivas contra la prensa.
• Mejora de la instrucción de las clases populares cesando el monopolio de
la iglesia en educación.
• Supresión de la Universidad Pontificia de México, creación de la Dirección
General de Instrucción Pública y nuevos centros docentes.
• Limitación a la organización de la milicia de los estados.
• Reconocimiento y consolidación de la deuda pública; designación de
fondos para pagar los intereses e hipotecas para amortizarlas más
adelante.
• Garantía de la integridad del territorio por la creación de colonias que
tuviesen por base el idioma, usos y costumbres mexicanas.

El objetivo de las reformas fue la separación de las funciones de la Iglesia y


del Estado, y subordinar la primera a la segunda con medidas como: eliminación del
cobro del diezmo, la secularización de los bienes de las misiones de California, y la
desamortización de los bienes del clero.

Con relación al ejército se ordenó la disolución de todos los cuerpos armados


que se hubieran sublevado contra el gobierno, se redujo el número de jefes y
oficiales del ejército, así como el de regimientos y se formaron las milicias o guardias
nacionales con elementos del pueblo.
Las reformas afectaban los intereses políticos y económicos de la Iglesia y el
Ejército, generando su descontento y exigiendo el regreso de Santa Anna a la
presidencia y la suspensión de las reformas. Santa Anna expulsó del país a Gómez
Farías y a varios liberales más y convocó a un nuevo Congreso dominado por los
conservadores.

3.8 República Centralista


El Congreso suprimió la Constitución de 1824 y promulgó una nueva en
diciembre de 1835 llamada Las Siete Leyes Centralistas, con ello se implementó la
primera República Centralista. El documento señala:

• La República Central como forma de gobierno.


• Los estados se transforman en departamentos con facultades limitadas.
• La religión oficial es la católica.
• El poder quedó dividido en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
• Se creó el cuarto poder: Supremo Poder Conservador, formado por cinco
personas con poderes absolutos, con facultades para declarar nulas las
leyes o decretos, declarar incapacitados al presidente para gobernar o
suspender a la Suprema Corte de Justicia y las sesiones del Congreso
hasta por dos meses, entre otras.
• El presidente duraría 8 años en su cargo.
• Se restringen las libertades ciudadanas.

Las disputas entre los federalistas y los centralistas continuaron,


alternándose el gobierno. En 1843 un nuevo Congreso Constituyente, al que se
denominó Junta Nacional Legislativa, elaboró una nueva legislación: Bases
Orgánicas, estableciendo la Segunda República Centralista y favoreciendo al clero
y al ejército.
• Los puntos más sobresalientes fueron:
• Se anuló el Supremo Poder Conservador.
• Se otorgaron mayores poderes al Ejecutivo, dotándolo de un poder casi
dictatorial.
• El poder legislativo se compuso de una cámara de diputados y una de
senadores designados por los poderes públicos y las asambleas de los
departamentos, pero sólo podrían decidir los integrantes de ciertos grupos
privilegiados (militares, clero, terratenientes).
• El poder Judicial pasó a manos de la Suprema Corte de Justicia y los
tribunales

3.9 La economía del México Independiente

Una vez consumada la Independencia de México, la nación se encontraba


en una profunda crisis económica y fuertemente endeudado.

Nuestro país experimentó además diferentes desacuerdos y proyectos


políticos en sus primeros 30 años de vida independiente; se instauró un imperio
monárquico y varios modelos de república regidos por 5 constituciones diferentes.
La nueva nación ya liberada de España, se enfrentaba el peligro de invasión de las
potencias extranjeras; por otra parte, la tarea más urgente era dar respuesta a las
expectativas políticas, sociales y económicas que los sectores populares suponían
debía traer la Independencia. Es decir, urgía construir un Estado nacional sólido y
acabar con las contradicciones sociales, así como consolidar la soberanía en
materia agrícola, comercial, industrial y financiera.

En el México recién independizado, las actividades económicas


predominantes seguían siendo la agricultura y la minería; la primera dependía
mayoritariamente de las haciendas, mientras que la minería fue reactivada por
inversionistas ingleses principalmente. En contraposición, otras actividades como el
comercio y la manufactura enfrentaron profundas trabas tanto por parte de los
nuevos gobiernos como por una inexistente infraestructura que facilitara su
desarrollo. A todo esto, se sumó la enorme deuda externa que heredamos de la
Colonia, así como la inexistencia de fondos públicos para resolver los gastos más
básicos del gobierno, es decir, las finanzas públicas.

3.9.1 Contexto del México independiente 1821-1854


La independencia de México se logró a un costo muy elevado. Después de
haber sido la colonia más rica de España, hacia 1821 el país se encontraba en la
ruina económica, reflejada en el abandono de las minas, la reducción de la
producción agrícola-ganadera, la interrupción del comercio interno, la salida de los
capitales españoles y la bancarrota del erario público.

3.9.2 Batalla de la Alhóndiga de Granaditas


La actividad agrícola fue la de mayor dimensión y con ella se vinculaba la
mayor parte de la población, principalmente a través de la explotación de unidades
productivas como haciendas, ranchos y tierras comunales. Dichas unidades
productivas se mantuvieron intactas en su esencia productiva; es decir, se mantuvo
el rezagado nivel técnico por los siguientes 50 años sin mayores variantes. Por lo
anterior, no surgieron, al menos de manera inmediata, otras formas de producir los
bienes que los habitantes, en su mayoría población rural, necesitaban para vivir. En
contraste, la actividad minera sí intentó aplicar algunas técnicas nuevas en las
explotaciones más avanzadas ahora con capitales británicos.

El reto para la nueva clase gobernante era no sólo lograr la estabilidad


política, sino también el crecimiento económico. Incluso se intentó recolonizar el
territorio, atrayendo principalmente a extranjeros que quisieran poblar el norte de
nuestro país.

El propósito era fomentar el desarrollo de la industria y en 1828 se dictó una


ley para la naturalización de los extranjeros. México necesitaba del reconocimiento
internacional, mismo que aprovechó Inglaterra para imponer sus condiciones
comerciales, así como en los empréstitos y quedándose al frente de las minas más
rentables.

BIBLIOGRAFIA

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/economianovohispana

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