Isabel Moctezuma Familia y Encomienda UN

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MATERIAL DE LECTURA

15 2 1, UN ATADO DE VIDA S

Isabel Moctezuma,
familia y encomienda
Margarita Menegus Bornemann
y Maria Castaneda de la Paz 2
Margarita Menegus Bornemann. Doctora
por la Universidad de Valencia en Historia
Moderna. Profesora e investigadora de la
UNAM en el Posgrado en Historia y en el
Instituto de Investigaciones sobre la Univer-
sidad y la Educaci6n. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores desde 1990.
Cuenta con el reconocimiento Universidad
Nacional para J6venes Investigadores y
el Sor Juana Ines de la Cruz de la UNAM.
Maria Castaneda de Ia Paz. Doctora en
Historia de America por la Universidad
de Sevilla, Espana, y con estudios de doc-
torado en la Universidad de Leiden, en los
Paises Bajos. Desde 2006 es investigadora
del Instituto de Investigaciones Antropo-
16gicas de la UNAM. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores. Por sus tra-
bajos en torno ala henildica indfgena no-
vohispana, fue distinguida como miembro
asociado de la Academia Internacional de
Henildica.
MATERIAL DE LECTURA 2
1521, UN ATADO DE VIDAS

Is a bel Moctezuma,
familia y encomienda
Margarita Menegus Bornemann
y Maria Castaneda de la Paz

u - .
.

MEXICO, 2021
Catalogaci6n en Ia publicaci6n UNAM. Direcci6n Genera l de Bibliotecas y
Servicios Digitales de Informacion.
Nombres: Menegus Bornemann, Margarita, aurar. I Castaneda de Ia Paz,
Marfa, autor.
Titulo: Isabel Moctezuma, familia y encomienda I Margarita Menegus
Bornemann y Marfa Castaneda de Ia Paz.
Descripci6n: Primera edici6n. I Mexico : Universidad Nacional Aut6noma
de Mexico, 2021. I Serie: Material de lectura. 1521, un atado de vidas; 2.
Idenrificadores: LIBRUNAM 2112459 I ISBN 9786073051125.
Temas: Moctezuma, Isabel Techixpo Ixtaxochitl, 1509-1550 -- Biograffa. I
Moctezuma, Isabel Techixpo lxtaxochirl, 1509-1550- Genealogfa.
Clasificaci6n: LCC F1230.M635 2021 I DOC 972.018092- dc23

© Margarita Menegus Bornemann y Maria Castaneda de Ia Paz

Material de Lecrura
Nueva epoca
Primera edi ci6n: 1 de ocrubre de 2021

D. R. © 2021 UNTVERSIDAD NACIONAL AUT6NOMA DE MEXICO


Ciudad Universitaria, Coyoacan
C. P. 04510, Ciudad de Mexico
Coordinaci6n de Humanidades
Instituro de Investigacio nes Hist6ricas
Instituro de Investigaciones Bibliograficas
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
Cen tro de Ensenanza para Extranjeros
Direcci6n Genera l de Publicaciones y Fomenro Ed itorial

ISBN: 978-607-30-5112-5
ISBN de Ia serie: 978-607-30-5110-1

www.libros.unam.mx

Prohibida Ia reproducci6n total o parcial


por cua lquier medio sin Ia auror izaci6n escrita
i:lel titular de los derechos patrimoniales.

Esta edici6n y sus caracterfsticas son propiedad


de Ia Universidad Naciona l Aut6noma de Mexico.

Impreso y hecho en Mexico.


1521, un atado de vidas

En el marco del programa de conmemoraciones universitarias


Mexico soo, dentro de la colecci6n Material de Lectura de la
UNAM, convergen la colaboraci6n de la Direcci6n General de
Publicaciones y Fomento Editorial, la Coordinaci6n de Huma-
nidades, el Instituto de Investigaciones Hist6ricas, el Instituto
de Investigaciones Bibliograficas, el Centro Regional de Investi-
gaciones Multidisciplinarias y el Centro de Enseiianza para Ex-
tranjeros en la serie I 52 I, un atado de vidas, como parte de una
de las colecciones editoriales emblematicas de la Universidad.
Nacida en I977 para poner al alcance del publico universitario
selecciones breves de los textos can6nicos de los escritores y las
escritoras mas relevantes de la literatura contemporanea y con
mas de 3 50 tftulos, autoras y autores reunidos en los generos
del cuento, el ensayo y la poesia, Material de Lectura renueva
su imagen para iniciar una nueva epoca con esta serie de perfiles
hist6ricos. Desde las preguntas que suscita nuestro convulso
presente, cada ens a yo de I 52 I, un atado de vidas ofrece una
rendija para asomarnos a la intimidad de las personas, sus ac-
ciones, decisiones e ideas, por las que discurrieron tensiones y
destinos de territorios y poblaciones enteras que colisionaron
durante el siglo XVI.
Entre los antiguos nahuas, el ciclo de 52 aiios concluia, cada
vez, en el aiio Orne acatl (2 caiia) con la fiesta de toxiuhmolpilia
("se atan nuestros aiios"), en la que quedaban enlazados los
componentes de aquella unidad solar temporal, para dar paso a
un nuevo periodo. La llegada de los espaiioles al valle de Ana-
huac ha sido interpretada por algunos como una nueva atadura
de los tiempos. Fue, asimismo; gozne que entrever6 trayectorias

3
vitales diversas, hasta entonces desconocidas entre si. Aquella
ins6lita confluencia acarre6 la alteraci6n de los itinerarios
particulares y la desestructuraci6n de sus respectivos mundos
para dar paso a otro nuevo, pretendidamente universal. Las
noticias de estas vidas, fragmentadas por la guerra, la distorsi6n
reiterada o el olvido invitan a regresar la mirada para encontrar
en ellas una ruta para restituir el pasado en su complejidad,
dignificar el presente y elegir el futuro. Por esta raz6n, quien
ponga la mirada, el coraz6n y la mano en este atado, encontrara
lo mismo la huella de trayectorias celebres de hombres y mujeres
hechos de piedra y de letras, que retazos de vidas apenas cono-
cidas, luces tenues de existencias olvidadas.
Inexorablemente unidas por una historia comun, las es-
crituras que componen este atado son una constelaci6n de la
diversidad de tiempos que quedaron sujetos a partir del siglo
XVI, dando paso a un nuevo orden solar, en el que conflufan
las tradiciones toltecas, nahuatlacas, arabes y cristianas. y son
tambien vidas, ala manera de Plutarco, que proyectaban hacia
el futuro la trenza ca6tica que las uni6. Pero si las del griego
surgieron del pasado clasico, helenfstico y romano, que daba
cuenta de un unico mundo mediterraneo, estas otras, a despecho
de los mitos nacionales, provienen del magma de la guerra, la
amplitud de la tecnica y la ciencia, la apropiaci6n de la tierra
y la generalizaci6n de la enfermedad, la ganancia y el credito,
para dar cuenta del desorden mundial que a partir de entonces
vinculo continentes enteros y destinos individuales.
En su antigiiedad entreverada, los referentes cfclicos mesoa-
mericanos y la tradici6n clasica mediterranea confluyen en nuestra
actual necesidad de comprender. Como en un espejo humean-
te, la contingencia de nuestro cotidiano y la incertidumbre proce-
dente de fuerzas que nos exceden --como la actual pandemia- se
refleja en los destellos de experiencias pasadas, entreveradas por

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una epoca que clio paso a nuevas formas de convivir. Lejos de las
convencionales explicaciones hist6ricas, la patina oscura de aquel
reflejo vital nos acerca a la escala de Ia alegrfa y el dolor, el an-
helo y la frustraci6n, Ia angustia y Ia resignaci6n, la satisfacci6n
y la ambici6n, la valentia y el miedo, la enfermedad, la salud, el
silencio. La muerte como parte indisociable de Ia vida .
1521, un atado de vidas es tambien la confluencia impresa de
un puiiado de personas provenientes de muy diversos ambitos
de escritura. Como en otras series de esta entraiiable colecci6n
editorial universitaria, Material de Lectura abre la puerta a la
experimentaci6n, a la reflexi6n y a la busqueda de nuevos hori-
zontes textuales. Al fin y a! cabo, leery escribir, como respirar y
dormir, son actividades constitutivas de la vida y de la historia.
Cada ensayo de esta serie refleja un acercamiento personal
a otra vida y otro contexto. El resultado excede los limites de
la historia academica y renuncia a los formatos de Ia biografia
para reconciliarnos con el texto como tejido de intenciones, de
actos de enunciaci6n, de cosas que decir. Desde las pulsiones vi-
tales que animan a cada pluma, el pasado individual se presenta
como la ocasi6n para escribir sobre lo practico y lo urgente;
para suscitar el debate, como pretendi6 Montaigne; para evo-
car el gozo y la desdicha, como lo versific6 Nezahualc6yotl en
tinta negra y roja, o plasmar una verdad mediante trazos, tonos
y velos claroscuros, a Ia manera de Artemisia Gentileschi. En
el fondo, la intenci6n general de la serie pretende indagar si,
bajo el sol de hoy, estamos condenados a contemplar aquellas
vidas como gigantes de un mitico mundo separado del nuestro
por 500 aiios, inventado por otros hace medio milenio; o si, por
el contrario, podremos reconocernos en su humanidad y en-
contrar un nuevo equilibria con el pasado.

Los editores

5
Isabel Moctezuma. Familia y encomienda

Acabada la conquista de la isla de Mexico, los hijos de Mocte-


zuma Xocoyotzin vivieron en un limbo del que irian saliendo
poco a poco para mostrarnos sus habilidades en adaptarse ala
nueva sociedad colonial. Los hombres lo hicieron asesorados
por los frailes, por medio de quienes comenzaron a realizar la
reclamacion de sus privilegios, de acuerdo con su condicion
de hijos del huey tlatoani (gran gobernante) Moctezuma Xocoyot-
zin. Las mujeres, adoptando el modo de vivir de las espaiiolas,
casandose con conquistadores que las ayudaron a incrementar
su patrimonio. No cabe duda de que los hijos de Moctezuma
fueron recompensados con tierras, rentas en dinero y otras da-
divas, en virtud de la determinacion de su padre de someterse
como el mas fiel de los vasallos y poner su reino a disposicion
del rey de Espana. Tambien es cierto que quienes mas insistieron
y tuvieron los medios economicos para hacer dichas reclama-
ciones fueron los que se llevaron la mejor parte. Eso explica
que doiia Isabel, don Pedro y, en menor medida, doiia Leonor
fueran quienes acabaran copando el protagonismo en el siglo
XVI. En el presente ensayo nos centraremos en la figura de Isabel
(vease cuadro I), con la finalidad de conocer algunos aspectos
de su vida y como logro acabar convertida en encomendera de
Tlacopan (hoy Tacuba).

7
Los hi j os de Moctezuma y la N oche Triste

Isabel Moctezuma fue fruto de la union de Moctezuma Xoco-


yotzin con Tecalco, su prima hermana, hija del gobernante o
tlatoani Ahuizotl (vease cuadro r). Como todos los gobernantes
de entonces, Moctezuma tuvo varias esposas, generalmente pa-
rientas suyas (primas hermanas, sobrinas y hasta tfas). Es lo que
explica que Isabel tuviera varios hermanos por parte de padre,
entre los que se encontraban don Martin, cuya madre era de
Texcoco; don Pedro, habido con una sobrina de Tula, Hamada
doiia Maria Miahuaxochitl; doiia Leonor y doiia Maria, hijas
de Acatlan, originaria de Tenochtitlan, o doiia Francisca, conce-
bida con una noble de Ehecatepec (hoy Ecatepec). Moctezuma
tuvo mas hijos, pero poco o nada sabemos de ellos. Algunos
sobrevivieron a la Conquista, porque sus madres eran de otros
pueblos, en los cuales se hallaban refugiados. A los de madre
tenochca, sin embargo, les toc6 vivir los momentos mas dificiles
en los palacios de Axayacatl, donde Moctezuma y su familia
estaban alojados junto a los espaiioles. Por tanto, estos hijos de-
bieron ser testigos de los tratos que su padre recibi6 por parte
de los espaiioles, del asedio al que los tenian sometidos su propio
pueblo y de la muerte de su progenitor a causa de la pedrada
que le asest6 una enfurecida poblaci6n, cansada de la pasividad
de su gobernante, la cualle provoc6 la muerte. Fue este ultimo
episodio el que los oblig6 a huir, junto con los espaiioles, por
la calzada de Tacuba, al determinar estos que sin la protecci6n
de Moctezuma serian aniquilados. Este episodio es el que se
conoce como la Noche Triste, pues en la persecuci6n murieron
varios espaiioles, muchos de ellos ahogados al intentar cruzar
las acequias. La realidad es que en la huida murieron personas

8
de ambos bandos. A decir de Cortes, los hijos de Moctezuma
y otros nobles que llevaba consigo. Esos hijos debieron ser
Chimalpopoca, al que parece que Moctezuma encomend6 a
Cortes, y Axayacatl, otro hijo de Tecalco y, por tanto, hermano
de Isabel por parte de padre y madre.
Quien lider6 la persecuci6n por la calzada de Tacuba fue
Cuitlahua, el hermano de Moctezuma que entonces estaba al
frente de la ciudad, junto con Tetlepanquetzatzin, el senor de
Tacuba. Seguramente tambien estaba Cuauhtemoc, aunque
las fuentes no resaltan su figura hasta el momento en el que se
pone al frente de Tenochtitlan y encabeza la resistencia mexica
en el asedio final a la isla. En cualquier caso, se dice que fue el
quien clio orden de matar a los hijos y esposas de Moctezuma,
con elfin de acabar con esa estirpe que se habfa puesto dellado
espanol. Dona Isabel lo confirm6 anos mas tarde, al escribir
que a su hermano Axayacatl lo mataron los tenochcas por
seguir la voluntad de su padre ya difunto, en su obediencia al
rey de Espana. En esos documentos tambi~n daba a entender
que Cortes la sac6 a ella y a dos de sus hermanas de la isla,
pues asf se lo encarg6 su padre al conquistador espanol, al que
antes de morir rog6 que las cuidase, bautizase y les ensenase
la doctrina cristiana.

9
Los dudosos matrimonios prehispanicos
de dona Isabel

A decir de los ancianos tenochcas, el nombre de Isabel antes


de ser bautizada era Tecuichpo, aunque noes muy clara si este
era un nombre propio o si era un apelativo para referirse a ella
par estar en edad de casarse, en tanto que ichpochtli significa
"virgen" o "mujer en edad de casarse". En cualquier caso, al-
gunos documentos senalan que dona Isabel se caso con tres tios
suyos: Cuitlahua, Cuauhtemoc y Atlixcatzin (vease cuadro r),
pero la verdad es que, salvo su matrimonio con tres conquista-
dores espanoles, ninguno de estos ha podido ser demostrado.
La unica fuente que sostiene que Isabel se caso con Atlixcatzin,
el hermano de su madre Tecalco, es una probanza que preparo
Juan Cano -otro de sus maridos-, para probar que a ella le
correspondian varias tierras que en el pasado habian sido de su
padre. El problema es que tan solo un testigo -de un total de
29- asevero que Isabel se habia casado con su tio Atlixcatzin,
de ahi que este matrimonio sea bastante improbable. Resulta
tambien muy extrano que ninguno de los hijos de Atlixcatzin
reclamara ser hijo de dona Isabel en el siglo XVI, siendo ella la
hija mas celebre de Moctezuma y titular de varias propiedades.
Pero alga similar ocurre con el supuesto matrimonio con Cuitla-
hua, hermano de Moctezuma. La unica fuente que asi lo senala
es Lopez de Gomara, secretario y capellan de Cortes, quien
nunca estuvo en la Nueva Espana y todo lo que escribia lo hacia
a partir de lo que Cortes, entre otros viajeros, le narraban. Par
tanto, vuelve a ser muy poco probable que Isabel se casara con
el hermano de su padre.
Tres fuentes, sin embargo, mencionan su matrimonio con
Cuauhtemoc. Una de ellas vuelve a ser la del propio Lopez de

IO
Gomara, publicada en I 5 p, aunque es diffcil saber de donde
saco esa informacion que Cortes jamas menciono. La segunda
es el Origen de los mexicanos, de la que hasta hace poco se
decia que la habfan escrito los franciscanos en I532, junto con
la Relaci6n de la genealogia. Sin embargo, un analisis crftico
de ambas fuentes pe~mit aseverar que el Origen de los mexi-
canos es una version reelaborada a partir de la Relaci6n de la
genealogia y que, por su contenido, es una fuente apocrifa. De
este modo, tan solo nos queda el testimonio de Bernal Dfaz del
Castillo, que no solo escribio al final de sus dfas, sino que su
fuente no se publico hasta I632. El problema es que el nun-
ca clio el nombre de esta hija de Moctezuma, de la que solo
destaco su belleza. Tambien es raro que ninguna otra fuente
lo confirme y que, en los documentos que ella elaboro cuando
estuvo casada con Juan Cano, tampoco lo mencione. Quizas
no lo hiciera porque era una figura historicamente incomoda,
que en la nueva sociedad colonial poco tenia que aportar a sus
intereses. Sin embargo, hay dos argumentos mas solidos que
hace dudar de este matrimonio: por un lado, el nombre con el
que los ancianos se referfan al hablar de Isabel, ala que llama-
ban Tecuichpo, pues como ya hemos vista, este refiere al de una
mujer en edad de casarse; por el otro, que en los documentos
que Isabel preparo, ella misma seiialara que durante la conquista
vivfa con sus hermanas bajo el amparo de su padre, motivo por
el que este, antes de morir, la encomendo a Hernan Cortes.

II
Los matrimonies de Isabel con conquistadores
espafioles

Todo parece indicar que Cortes accedi6 a los deseos de Moc-


tezuma de velar por sus hijas y, por tanto, se preocup6 por
incorporarlas a las normas de la sociedad colonial espanola.
El destino de una mujer en ese entonces era casarse o ingresar
a un convento, pero ante la imposibilidad de esto ultimo,
porque todavia no se habian fundado conventos de monjas
en Tenochtitlan, la unica via era casarlas. Veremos, entonces,
como Cortes se interes6 porque lo hicieran con conquistadores
amigos suyos. Antes, y una vez acabada la conquista de la isla
de Mexico, se las debi6 llevar consigo a Coyoacan, mientras
se adecentaba y reconstruia la ciudad. Por entonces Cortes se
hallaba casado con su primera esposa, Catalina Xuarez, la· cual
muri6 en extranas circunstancias (t diciembre de I 5 22). Si
esto es asi, debieron estar alii hasta mediados de I 52 3, cuando
la nueva ciudad de Mexico comenz6 a habitarse y Cortes se
tr~slad6 a los palacios de Moctezuma, donde estableci6 sure-
sidencia. Pero esto no son mas que conjeturas. Lo que sabemos
es que, entre octubre de I524 y junio de I526, el conquistador
emprendi6la conocida expedici6n de las Hibueras (Guatemala
y Honduras), aunque ya debia estar pensando que hacer con
las hijas de Moctezuma, pues nada mas regresar cas6 a Isabel
con Alonso de Grado, un conquistador amigo suyo. Se infiere
que, por entonces, Cortes ya tenia puestos sus ojos en Isabel, de
ahi que nombrara al marido visitador de la Nueva Espana, con
el fin de mantenerlo alejado de ella. Pero el destino quiso que
Isabel enviudara y que Cortes se la llevara a vivir a su casa. A
punto de zarpar este para Espana con el fin de acudir alllamado
del monarca (fines I 52?), ella se qued6 embarazada yael no le
qued6 mas remedio que darla en matrimonio a Pedro Gallego

I2
de Andrade, otro conquistador amigo suyo (vease cuadro I).
Estando con el naci6la hija de ambos, ala que el conquistador
reconoci6 porque siempre llev6 su apellido: dona Leonor Cortes
Moctezuma. Un ano despues, en abril de 1529, Cortes seguia en
Espana y se casaba en segundas nupcias con dona Juana de Zu-
niga. En I 53 I naci6 el primogenito de Isabel, don Juan de
Andrade Moctezuma, y ella volvia a quedar viuda. Sucedi6 elmismo
ano en el que Cortes regresaba ala Nueva Espana y se instalaba
en Cuernavaca. Sin embargo, este no descuid6 su papel de tutor
de la hija de Moctezuma y volvi6 a casarla. En esta ocasi6n,
con el conquistador Juan Cano Saavedra, de cuyo matrimonio
nacieron varios hijos: Pedro, Gonzalo, Isabel de Jesus y Juan
Cano Moctezuma.
Se sabe que recien desposada, sus hermanas Maria y Francis-
ca vivian al amparo de ella, pues Leonor ya estaba casada con
otro conquistador. Maria muri6 joven, mientras que Francisca
opt6 vivir dentro del drculo de la nobleza indigena y se cas6
con su primo hermano, don Diego de Alvarado Huanitzin, que
en I538 se convertia en el primer gobernador indigena de la
ciudad de Mexico. Por este motivo, Cortes nunca se vio obligado
a otorgarle una encomienda como dote, tal como hizo cuando
cas6 a Isabel y a Leonor con conquistadores espanoles. Con
Juan Cano vivi6 Isabel hasta elfin de sus dias. Fue un hombre
ambicioso, que promovi6 la elaboraci6n de numerosos docu-
mentos en los que se clio traza en declarar a Isabel como la hija
legitima de Moctezuma y su unica heredera, lo que provoc6
numerosas fricciones entre ella y su hermano Pedro, pues para
entonces Martin ya estaba muerto (t 1536).
Las ambiciones de Isabel

Juan Cano, el marido de dona Isabel, elabor6 o fue el promotor


de numerosos documentos que tenian como finalidad mejorar
su estatus y el de su familia. Por ello, y a sabiendas de la im-
portancia que cuestiones como la legitimidad y primogenitura
tenian en el sistema juridico espaiiol, en esos documentos siem-
pre present6 a Isabel como la hija legitima de Moctezuma y su
unica heredera. Esto convirti6 a la hija de Moctezuma en una
mujer ambiciosa y despiadada que, en pos de sus intereses y
asesorada por su marido, defendi6 de este modo sus intereses.
Es lo que se percibe de una carta que escribi6 el gobernador de
Tlacopan (hoy Tacuba), don Antonio Cortes Totoquihuaztli,
donde decia que, a pesar de ser "de nuestra sangre y de nues-
tra patria " mostr6 muy poca humanidad y, en lugar de piedad
y afecci6n con su genre, ejerci6 la tirania, llegando incluso a
tratar de siervos a los que "nacimos de padres nobles". Los
frailes, por su parte, proclamaron la verdadera conversion de
Isabel y su hermana Leonor y, subrayaron el afan de ambas por
adoctrinar a su gente, lo cual hacian en sus casas y con bastante
severidad. Se dice que fueron unas maestras del azote y en el
caso de Isabel, se seiiala que asi adoctrinaba y obligaba a rezar,
todos los dias y todas las noches, a las mas de cien mujeres que
tenia a su servicio en su casa.
Este caracter, y tambien su ambici6n, provocaron que en
cierto momenta tuviera algunos desencuentros con su hermano
Pedro, el unico hijo var6n de Moctezuma que habia sobrevivido.
La primera vez que esto sucedi6 fue cuando don Pedro se cas6
por la iglesia con una prima hermana suya e Isabel, al tanto de
las leyes eclesiasticas, aleg6 que, por su grado de parentesco,
don Pedro no contaba con una dispensa papal para casarse con
ella. Esto oblig6 al hermano a cruzar el AtLintico y traer una
bula papal, aunque la mala fortuna hizo que al regresar encon-
trara a su prima hermana casada con un conquistador, tras
haber sido enganada con un certificado de la defunci6n de su
marido. Don Pedro opt6 entonces por casarse nuevamente por
la iglesia, en esta ocasi6n con una noble de Texcoco Hamada
dona Francisca Ixtlilxochitl. lnformada de este segundo matri-
monio, dona Isabel clio nuevamente aviso de su impedimenta,
pues aleg6 que oficialmente segufa casado con su prima her-
mana. En esta ocasi6n sus alegatos no surtieron efectos, ya que
don Pedro permaneci6 con ella hasta el final de sus dfas. T odo
parece indicar que Isabel se conform6, pero probablemente lo
hizo al percibir que dona Francisca era esteril, pues su hermano
tuvo varios hijos, pero ninguno con su mujer. Es lo que explica
que a la muerte de este los tachara a todos de hijos naturales,
pues la £alta de legitimidad de estos la convertfan a ella en la
unica heredera legftima de Moctezuma y, por ende, a don Juan
Andrade Moctezuma, su primogenito. En este caso, su deseo
era convertirse en la acreedora del cacicazgo que el rey le habfa
reconocido a su hermano don Pedro en Tula, con sus produc-
tivas tierras patrimoniales. Nunca lo logr6.

15
CUADRO 1. GENEALOGIA DE DONA ISABEL MOCTEZUMA

Izcoatl Moctezuma Ilhuicamina

Tezozomoc Atotoztli

Tizoc Axayacatl Ahuizotl

Cuitlahua Moctezuma
Xocoyotzin
T~'"
Cuauhtemoc

Martin Pedro Francisca Leon or Marla otros

Pedro Gallego Isabel* W? Juan Cano

M"''"
Andrade

j
Juan Juan Pedro Gonzalo Isabel
Andrade de Jesus

* Fruto del matrimonio de su padre con Tecalco.


La encomienda indiana

El autor que mas profusamente ha estudiado esta instituci6n


r
l fue Silvio Zavala. La encomienda, como su nombre indica, fue
un reparto de pueblos entre vecinos espaiioles o conquista-
dores como recompensa a sus meritos y servicios al rey, con
la obligaci6n de velar por la evangelizaci6n de los naturales.
Cabe preguntarse: 2que se repartia? Por un lado, el tribute
y el servicio personal de los indios, hasta I 549 cuando fue
suprimido el trabajo indigena del tribute. Cortes en sus Orde-
nanzas de Buen Gobierno de 20 de marzo de 1524 dispuso que
los encomenderos que tuviesen mas de 2 mil indios a su cargo
pagaran, ya sea a un clerigo o a un religiose para que diera la
instrucci6n cristiana a los naturales. La encomienda a lo largo
del siglo XVI se va transformando, principalmente en cuanto ala
duraci6n de la misma y a la composici6n del tribute. La dis-
cusi6n sobre la conveniencia o no de instituirla ocup6 la aten-
ci6n de autoridades reales, te6logos, de la iglesia secular y de
las tres 6rdenes regulares encargadas de la conversion de los
naturales. Despues de copiosas discusiones se decide declarar
las Leyes Nuevas en 1542 que limitan la temporalidad de la
encomienda, limitando el numero de generaciones que podian
beneficiarse de esta recompensa. Por otra parte, y quizas este
es el tema mas importante en torno a la encomienda, es el tri-
bute, ya que, como demostr6 hace muchos aiios Silvio Zavala,
la encomienda no guardaba ninguna relaci6n con la tierra o la
propiedad.
Desde el siglo XVI fueron escritos numerosos tratados sobre
el derecho del monarca a recibir tributes de los indios ameri-
canos. Al aceptar los naturales a Carlos I de Espana como su

17
soberano y monarca asumieron la obligacion de tributarle. La
razon es clara: los naturales de la tierra otorgaron el poder
supremo de Moctezuma al rey castellano, quien a partir de ese
momento se constituyo en su defensor y protector. El tributo,
segun el derecho polftico medieval, permitfa al monarca promo-
ver el bien comun y administrar la justicia. Por derecho natural,
todos los subitos debian tributar al soberano, con excepcion
de los nobles y los clt~rigos quienes, por sus grandes servicios
a la monarquia, fueron eximidos de dicha obligacion. En este
sentido solo el rey o el emperador podian imponer tributos. Esto
ultimo es de suma importancia, porque el rey cede un derecho
que es solo suyo, a un encomendero o a una orden religiosa
por el tiempo que el mismo decide. Bajo este principia el rey, a
traves de las Leyes Nuevas de I 542, limita la temporalidad de
los tributos cedidos a encomenderos. AI termino de la cesion la
encomienda regresa a la cabeza de la Corona. Sin extendernos
mas, solo decimos que en el caso de Isabel de Moctezuma, el
monarca cede la renta de la encomienda o sea el tributo de sus
vasallos a perpetuidad.
La encomienda fue otorgada por Cortes el26 de junio de I 526,
en calidad de dote al momento de casarse con Alonso de Grado.
Fue originario del pueblo de Alcantara, en la provincia de Ex-
tremadura . AI momento de casarse con dona Isabel, ostentaba
el cargo de Visitador General de Indios en la Nueva Espana.
Los pueblos otorgados en encomienda a perpetuidad fueron
Yetepec, Chimalapa, Xilotzingo, Coatepec, Tlallasco, Tlazalla,
Guatuzco, Huizquiluza, Chapulmaloyan, Azcapotzaltongo y
Duotepeque, es decir, una serie de pueblos pertenecientes al se-
norio de Tacuba. Sin embargo, Alonso de Grado murio al poco
tiempo y no tuvo descendencia, como ya se menciono. En se-
guida, Isabel se caso en I 528 con Pedro Gallego de Andrade,
quien llego a la Nueva Espana junto con Panfilo de Narvaez.

I8
Al momento de su matrimonio por derecho propio el era en-
comendero de Izquiyquitlapilco.
Con Pedro Andrade, tuvo un hijo, en I 5 29, que se llam6
Juan de Andrade; y por ultimo, Is a bel Moctezuma se cas6 con Juan
Cano Saavedra, un hidalgo de la ciudad de Ciceres en Extrema-
dura, con quien tuvo los tres hijos, por lo cual la renta de la
encomienda se dividi6 entre sus herederos.
Felipe II, hacia finales del siglo XVI, le otorga el derecho a
la familia de fundar con sus bienes un mayorazgo, es decir, sus
bienes quedaron vinculados, con un regimen sucesorio preestable-
cido. Como se sabe, al quedar los bienes vinculados, no podfan
ser enajenados, ni divididos arbitrariamente entre sus herederos.
Debido ala cantidad de hijos legftimos que tuvo Isabel, la suce-
si6n de la encomienda y sus tributos se dividi6 y fue motivo de
numerosos conflictos suscitados a lo largo del periodo colonial.
El testamento de Isabel de Moctezuma

En el testamento, elaborado el I 2 de diciembre de I 55 I en la


ciudad de Mexico, Isabel pide, en primer lugar, ser sepultada en
el convento de San Agustin en la ciudad de Mexico. En seguida
manda que todos los esclavos indios e indias que tiene junto con
su marido Juan Cano sean liberados de la servidumbre, servicios
y cautiverio. En tercer lugar, manda que una quinta parte de
todos sus bienes sean destinados, a misas, obras pias, y limosnas
para descargo de su anima, ademas de liquidar los salarios de
sus criados. Declara que al momenta de casarse con el senor
Juan Cano, este no tenia muebles, ni bienes raices, ni dinero
alguno, pero al momenta de hacer este testamento el tiene unas
vacas y "unos dineros" cuya cantidad se desconoce. Para sus
hijas deja unas alhajas de lienzos y ropa de cama, asi como
alfombras, cojines y otros panos.
A su hijo Juan de Andrada, hijo de Pedro Gallego, le otorga
el pueblo de Tacuba y sus pueblos sujetos, con excepci6n de los
pueblos de Ocoyoacac, Capuluaque, Cuapanoaya y Tepezoyuca,
heredados a su otro hijo, Gonzalo Cano, de su matrimonio con
Juan Cano Saavedra. De tal forma, la encomienda de Tacuba
qued6 divida entre estos dos hijos varones habidos con distintos
padres, desde el momenta de su fallecimiento. Y si alguno de
los dos muriera sin descendencia, la herencia pasaria al otro
hermano. Finalmente, dispone que, si Su Majestad le hiciere
merced de las tierras que quedaron de su padre Moctezuma,
las hereden sus hijas dona Isabel y dona Catalina, sin que sus
hijos tengan derecho a oponerse.
La polemica suscitada sobre si Tacuba era encomienda o
senorio, a mi juicio se inicia con una sola frase que permite

20
interpretar la dotaci6n como senorio. Esta frase se encuentra
en la dote que originalmente le entreg6 Cortes al primer marido
de Isabel Moctezuma, Alonso de Grado, en donde se dice expll-
citamente que se le entrega: "el senorio de Tacuba". Sin em-
bargo, en su testamento yen otros documentos que dan cuenta
de la renta de la encomienda que obtuvieron sus descendientes,
seve con claridad que lo que esta operando es la encomienda y
noel senorio. Tambien dan cuenta de esto ultimo los reclamos
y conflictos suscitados a raiz de dicha dotaci6n a Isabel de Moc-
tezuma con los senores naturales de Tacuba. Como se vera a
continuaci6n, se fracciona dicho senorio, mas no llega en ningun
momenta a traspasarse en su totalidad a Isabel ni a sus des-
cendientes.
En el testamento de Isabel de Moctezuma quedan cconsig-
nados los privilegios derivados de la encomienda y tambien
el regimen sucesorio. En cuanto a la rama de su marido, Juan
Cano, incluye ademas de Ocoyoacac, Tepezoyuca, Coapano-
ya y Capuluac, un pueblo mas, el de Coatepec. Se quejan los
senores de Tacuba que los cinco pueblos dados en encomienda
a Isabel de Moctezuma no reconocen su senorio. Es clara que
Isabel es encomendera de cuatro o cinco pueblos que pertene-
cieron a Tacuba, pero nose le entreg6 el senorio de Tacuba en
su totalidad. De ahi los conflictos con los senores naturales de
Tacuba, y las quejas de estos reclamandole al rey la perdida
continua de su territorio, a manos de espanoles a traves de una
merced, o a Isabel Moctezuma, par motivo de su encomienda.
La herencia de la rama Andrade, menos clara, tambien entra
en conflicto continuamente con los senores de Tacuba. En su
testamento dona Isabelle dej6 Tlacopan (Tacuba) a su hijo ma-
yor Juan de Andrada, "porque es mio y asi como lo he poseido
y lo poseo ahara, deseo yes mi voluntad que el dicho Juan de
Andrade, mi hijo legitimo, lo posea" (AGI,Justicia, r8r: 2o6v).

2!
Al fin el pleito se resolvio mediante dos reales cedulas dadas
por Felipe II, una de I 5 67 y la otra de I 59 2. En ellas se asienta
oficialmente el patrimonio para los hijos de Pedro Andrada
Moctezuma. Se dispuso entregarles una cantidad de dinero o,
se puede decir, una pension en monetario a perpetuidad.
El pago del tributo real se concentra en el ramo de tributos,
como un ingreso de la Real Hacienda. El tributo real, una vez
ingresado a la Caja Real, se consigna a quienes la Corona le
debe una pension a perpetuidad o a un vinculo en particular. Es
el caso de los tributos asignados a los descendientes de Isabel de
Moctezuma, al igual que sucedio con su hermano Pedro y sus
descendientes. Inicialmente, los encomenderos cobraban el tri-
buto indigena de forma directa, por medio del gobernador del
cabildo indigena, quien reunia en la cabecera de cada cabildo
el monto total tasado a dicha republica. Esta practica termino
para finales del siglo XVI y el tributo, como hemos ya expresa-
do, se concentro en el ramo de tributos de la Real Hacienda.
La crisis demografica provoco que la renta de la encomienda
descendiera a medida que la poblacion indigena declinaba a lo
largo del siglo XVI. Simultaneamente, hay que tener en cuenta
que con las Leyes Nuevas de I542 se inicio un proceso mediante
el cuallas encomiendas regresaron paulatinamente ala cabeza
de la Corona. Esto no fue el caso de las encomiendas otorgados
a perpetuidad, como el que ahora nos ocupa de los Moctezuma.
No obstante, la crisis demografica redujo el monto del tributo y,
por ello, se instituyo el mecanismo de pensiones a perpetuidad.
De tal manera que se fijo el monto de la pension, expresada en
dinero, y ya no contando o recurriendo al numero de tributa-
rios para calcular el monto del tributo . En otras palabras los
descendientes de Isabel de Moctezuma solicitaron en numerosas
ocasiones que su "pension" fuese revisada y aumentada.

22
La sucesi6n de la encomienda a perpetuidad

Como los hijos de Isabel de Moctezuma eran muchos y pro-


venientes de dos matrimonies legitimos, ya que con su primer
marido Alonso de Grado no tuvo hijos, se produjo un cumulo
de conflictos sucesorios en cuanto a la herencia de Isabel de
Moctezuma. Estos conflictos llegaron mas o menos a su termino
o a cierta claridad hacia la decada de r 590.
Hacia finales del siglo XVI, la Corona fija la renta de la
encomienda de Isabel de Moctezuma en mil pesos de oro de
minas anuales, a perpetuidad, para que sus herederos siguieran
gozando de la misma. Dicha renta qued6 vinculada al mayo-
razgo de Isabel de Moctezuma. Las dos ramas, lade Juan Cano
Saavedra y la de la familia Andrade, quedaron con asignaciones
provenientes de tributes procedentes de dos jurisdicciones dife-
rentes; la familia Cano, con rentas tributarias provenientes del
Valle de Toluca, y la rama Andrade con rentas de la Mixteca y
otros pueblos distantes como se puede apreciar en la cuadro 2.
CUADRO 2. LAS RENTAS DE LA ENCOMIENDA DE LOS

Isabel Moctezuma

Alonso de Grado Pedro Gallego de Andrada


(primer matrimonio) (segundo matrimonio)

1
Juan de Andrada
Moctezuma

Pedro Andrada Fernando Juan Andrada Felipe Andrada Isabel Andrada


Moctezuma Moctezuma Moctezuma Moctezuma Moctezuma
(se le otorgaron (se le otorgaron (se le otorgaron (se le otorgaron (se le otorgaron
1 300 pesos de 1 000 pesos 1 000 pesos 1 000 pesos 1000 pesos
oro de minas de renta sabre de renta de renta sabre de renta sabre
con titulo de 500 ducados) perpetua) 500 ducados) 500 ducados)
mayorazgo)

l
Juan Andrada Maria Andrada
Moctezuma Moctezuma
(se le otorg6 (se le otorg6
Ia mitad de Ia mitad de
1300 pesos 1 300 pesos
de oro de minas de oro de minas
en titulo de en titulo de
mayorazgo) mayorazgo)
DESCENDIENTES DE DONA ISABEL MOCTEZUMA

Juan Cano
(tercer matrimonio)

i
Catalina Cano
l
Isabel Cano
i
Juan Cano
l
Gonzalo Cano
l
Pedro Cano
Moctezuma Moctezuma Moctezuma Moctezuma Moctezuma
(monja) (monja) (se le otorgaron (se le otorgaron (difunro)
2 000 pesos 1 000 pesos
de renta por de renta de los
dos vidas) cuales, 450 son
maravedfes)

1
Juan de Toledo Pedro Toledo Juan Cano
Moctezuma Moctezuma Moctezuma
(se le otorgaron (se le otorgaron
2 000 pesos de 500 pesos)
renta de_su padre)

j
Juan Moctezuma Carbajal
(se le otorgaron 2 000 pesos
por mayorazgo y meritos
de Juan Cano, su abuelo)

Fuente: Elabor6 Carlos Roberto Cruz Gomez, con base en "Arbol genea l6gico
de Ia descendencia del emperador Moctezuma II, presentado por Pedro
Toledo de Moctezuma para solicitud de un habito", AGI, MP-Mexico, 48 .
Los bienes de los descendientes de la rama
de Juan Cano

Los descendientes de la rama de Carro se quedaron con los tri-


butos principalmente ubicados en el Valle de Toluca, en toi:'no
al pueblo de Ocoyoacac. De tal manera que con el tiempo pi-
dieron mercedes reales de tierras en dicha region. Las primeras
noticias que se tienen en Ocoyoacac sobre el establecimiento de
una hacienda estan en el testamento de Juan Carro Moctezuma,
fechado en r623:

Yten declaro que fui casado legitimamente con dona Isabel


Mejia Figueroa hija legitima de Alonso de Contreras Figue-
roa y de doiia Maria Quesada de Villegas su legitima mujer
y recibi en dote y casamiento con ella de trece a catorce mil
pesos de oro comun y le mande en arras de seis mil pesos
de oro comun como todo de ello constara. Por la carta de
dote que en su favor otorgue ante Alonso Bernal escribano
publico de la ciudad de Mexico, y yo tenia por mis bienes de
mas del mayorazgo que tengo esta hacienda de Xaxalpa y la
de Chimaliapan y un sitio de estancia de ganado menor en el
llano de Ocoyoacac que siembro con todas las demas tierras
anexas y pertenecientes a las dichas dos haciendas con obra
de 12 o I4 bueyes (AHNEM c 8,r.4. fs 33v-34).

Como se puede leer en este fragmento, Juan Carro tenia dos


haciendas, una de nombre, Xaxalpa, y otro sitio con ganado
menor, ubicado en Chimaliapan. En la actualidad existen toda-
v!a las dos haciendas, pero ahora convertidas en lujosos fraccio-
namientos. La ubicaci6n de Xaxalpa esta al noreste de la cabecera
de Ocoyoacac, a pie de la actual carretera Mexico-Toluca.
Chimaliapan, como ya se ha mencionado, es una cienega muy
codiciada. Sin mas datos sobre la extension de la superficie que
abarcaban las posesiones de Juan Cano, se puede dilucidar que
ocupaban una extension de tierras importante. La otra hacienda,
perteneciente a la familia Cano Moctezuma, se llamaba Tex-
caltengo, y las primeras referencias datan de I 62 5, cuando se
suscito un conflicto entre los naturales y la dueiia de la hacienda
quien era, en aquel entonces, Isabel Mejfa de Figueroa.
Para el siglo XVIII, el pago de la renta de la encomienda se
hacfa a traves del ramo de los Reales Tributos (Lira, I967). Por
eso aparece una queja del I8 de junio de I736, de uno de sus
herederos que demanda a las autoridades correspondientes, al
Contador General de los Reales Tributos, al alcalde mayor de
Metepec y a sus antecesores, que le entreguen a don Cano Moc-
tezuma la cantidad que le adeudan en razon de su encomienda.
Los pueblos de Capuluac, Tepezoyuca, Ocoyoacac y Coa-
panoaya, sujetos a la jurisdiccion de la Alcaldfa Mayor de
Metepec, en I73 5 tenfan 296 tributaries y medio, y pagaban
como tributo un peso, y 4 tomines y medio por el valor de
media fanega de mafz, debfan pagar cada aiio 463 pesos y dos
tomines y tres granos. Sin embargo, por diversas circunstancias
los naturales se retrasaron en el pago de sus tributos y llegaron a
deber un total de 2 3 I 6 pesos, tres to mines y tres granos, por lo
cual se le ordeno al Alcalde Mayor hiciera efectivo el cobro de
dichos tributos.
Otro documento de I797 describe el adeudo que tenfa el pue-
blo de Coapanoaya de tributos correspondientes ala encornienda
de dona Isabel. Es importante seiialar que el monto del tributo
no vario desde el siglo XVI, siguieron pagando cada tributario un
peso en dinero y cuatro y medio reales correspondientes a la
media fanega de mafz. En dicha tasacion se aclara que no se
podfa hacer una rebaja o descuento del diezmo. Este se cobraba
sabre bienes de Castilla y no sabre bienes que fuesen productos
de la tierra; de tal manera que el diezmo equivalia al IO % del
valor de los productos de Castilla criados o producidos por los
naturales, por ejemplo ganado o trigo. El impuesto del diezmo
pasaba sustancialmente ala iglesia secular para su sustento, que-
dandose el rey con una minima parte. Finalmente, dicho tributo
se debia repartir entre los cuatro herederos por partes iguales.

MAPA 1. LAS RENTAS DE LA ENCOMIENDA


DE LA FAMILIA CANO

Fuente: elaborado por Carlos Roberto Cr uz Gomez, con base en Peter Gerhard,
Geografia hist6rica de Ia Nueva Espana, IJI9-I82I, Mexico, UNAM, 1986,
pp. 174-17 5; Pedro Ca rrasco, The Tenochca Empire Ancient of Mexico.
Th e Triple Alliance ofTenochtitlan, Tetzcoco, and Tlacopan, USA,
University of Oklahoma Press, 1999, p. 178.
Los descendientes de la rama Andrade

Debido a que Isabel de Moctezuma tuvo numerosa descendencia


producto de sus dos matrimonios, con el tiempo la renta que
les correspondia como descendientes legitimos se diversific6, al
colocar la renta de encomienda fuera de su Iugar original, dentro
del antiguo seiiorio de Tacuba, en tierras tan lejanas como en
la region de la Mixteca de Oaxaca y Veracruz.
Es necesario recordar que del matrimonio de Isabel de Moc-
tezuma con Juan de Andrada nacieron cinco hijos: Pedro, Juan,
Fernando, Felipe e Isabel. Pedro, siendo el mayor, hered6 por
Real Cedula de 1590, una renta a perpetuidad de r 300 pesos
de oro de minas en vinculo de mayorazgo. Recibi6 dicha renta de
los pueblos de Azala, Tlaxiaco, Mestitlan, Texapa, Misquia-
guala, San Antonio Tlaquiquistla, Jamiltepeque, Tesontepeque,
Xocaian, Amitla, Tetepeque, Atozaque, Tampache, Xalpante-
peque, Acaquistla y Papantla, pueblos distantes entre si.
MAPA 2. LAS RENTAS D E LA ENCOMIENDA
DE LA FAMILIA ANDRADE

Fuente: elaborado por Carl os Roberto Cru z Gomez, con base en


Peter Gerhard, Geografia hist6rica de Ia Nueva Espana, r 5 r 9- r 8 2I,
Mexico, UNAM, 1986, pp. 94, 120, 153, 189,384.
Conclusion

La historia de dona Isabel Moctezuma ha atraido el interes de


muchos estudiosos a lo largo de los siglos. Su aparente belleza,
juventud, el hecho de que viviera al amparo de Hernan Cortes
durante algunos anos y que este se encaprichara con ella le con-
fiere a su historia un halo de fascinaci6n que solo se puede equi-
parar al que despierta la Malinche, otra destacada mujer de
su epoca, que tambien estuvo allado de Cortes. No obstante,
los documentos relacionados con dona Isabel no siempre se
pueden tomar al pie de la letra, pues se eleboraron con ciertos
prop6sitos y, en muchos casos, son copias de documentos mas
tempranos, en cuyo proceso de copiado pudo alterarse su con-
tenido intencionadamente. Al haber tantos intereses en juego,
es necesario revisarlos con suma cautela, aunque se trate de
documentos de primer orden que permiten adentrarse en la vida
de una mujer de la nobleza indigena del siglo XVI, cuyo destine
era casarse o entrar en un convento de monjas. Como aqui se
ha visto, debido a que Cortes fungi6 como su tutor legal y en
ese entonces no habia conventos de monjas en la Nueva Espana,
opt6 por casarla con conquistadores amigos suyos. Para ello
era indispensable que las mujeres llevaran una dote, y lo que
hizo Cortes de manera muy astuta, fue cederle la encomienda
de Tacuba con algunos de sus pueblos sujetos.
Isabel qued6 viuda dos veces, pero gracias a esos matri-
monies se adapt6 muy pronto a otra forma de ver el mundo,
aunque no cabe duda de que fue una mujer muy inteligente que,
a medida que se adentraba en el mundo colonial y conocia sus
mecanismos, no dud6 en utilizarlos en su propio beneficia. No
obstante, fue su tercer marido -Juan Cano- , quien se encarg6

31
de aumentar su patrimonio para mejorar su estatus y el de su
familia. Tres cosas hay que tener claras. La primera es que, a
diferencia de su hermano Pedro, doiia Isabel no fue cacica sino
encomendera; la segunda es que la encomienda se le otorgo en
calidad de dote por su matrimonio; la tercera, que dona Isabel
no fue compensada por ser hija de Moctezuma, ni la encomienda
recibida tuvo que ver con el antiguo patrimonio de su madre
porque, como sabemos, esta no era de Tacuba. Vivio, pues, tra-
tando de llevar la vida de una mujer ejemplar de la epoca,
aunque su ambicion la llevo a enemistarse con su hermano
y el gobernador de Tacuba. De cualquier modo, trato de ser
justa con su familia, prueba de ello es que en su testamento no
se olvido de la hija que tuvo con Hernan Cortes. Otra asunto
fue la cantidad de disconformidades que provoco su herencia,
y que suscitaron enconados pleitos entre sus hijos varones. En
el periodo colonial tardio parece que hubo una division del
tributo. Mientras los Cano Moctezuma siguieron recibiendo las
rentas tributarias de los pueblos sujetos a Tacuba, los Andrade
empezaron a recibir la de algunos pueblos en la Mixteca.
La documentacion sobre la familia de Isabel de Moctezuma
y sus descendientes es muy amplia, sin embargo, la mayoria de
la documentacion se produce despues de su muert ~ ocurrida
el9 de diciembre de I5 so. Por un lado, su ultimo marido, don
Juan Cano, en I 54 7 solicito que le fueran restituidos sus bie-
nes como heredera de Moctezuma: "todos los bienes propios
y patrimoniales y dotales que le pertenecen fuera de los del
dicho seiiorio y los que le pertenecian de la dote y herencia y
patrimonio de su madre". Ademas, denuncio que Cortes y sus
huestes tomaron todos bienes raices, casas, pueblos y heredades
de Isabel, ademas de oro, plata y joyas. Esta iniciativa produjo
una informacion importante que ha sido publicada en buena
medida por Emma Perez Rocha. Por otra parte, sus descen-
dientes a lo largo de los siglos subsecuentes pelearon entre sf,
una y otra vez, los privilegios heredados. Tambien buscaron
aumentar la renta de la encomienda a medida que percibieron
que las rentas asignadas les eran insuficientes para llevar una
vida digna.
Por ulitmo, como se ha podido constatar en el caso de los
descendientes de la rama Andrade, en r6o4 el Alcalde Mayor
de Teposcolula tenia un poder de don Juan de Andrade Mocte-
zuma para cobrar 2 70 pesos y 6 gramos de oro comun, que el
marques de Montesclaros, virrey de la Nueva Espana, le habfa
situado en su titulo de mayorazgo de los tributos de Tlaxiaco.
0 por ejemplo, en r6q, dona Mariana Andrade Moctezuma
recibla tributos de Tlaxiaco, y el pueblo por su parte le exigfa
sufragar los gastos en mafz y dinero del cura. Anos mas tarde,
en 1741, Felipe Moctezuma reclam6los tributos que le debfan y
que le habfan sido suspendidos debido ala epidemia que hubo.
En suma, aun esta pendiente hacer una historia completa de
los descendientes de Moctezuma. Hasta el momento tenemos
una diversidad de trabajos que dan cuenta de esta historia de
manera parcial.

33
Bibliograffa

CASTANEDA de la Paz, Maria, Conflictos y alianzas en tiempos


de cambia: Azcapotzalco, Tlacopan, Tenochtitlan y Tlatelolco
(siglos xn al xv1), Mexico, Universidad Nacional Aut6noma de
Mexico, lnstituto de Investigaciones Antropol6gicas, 2013 .
GARCIA Martinez, Bernardo, El Marquesado del Valle. Tres siglos
de regimen senorial en Nueva Espana, Mexico, El Colegio de
Mexico, 1969 .
GIBSON, Charles, Los aztecas bajo (!l dominio espanol, rsr9-r8ro,
Mexico, Siglo XXI, 1996.
LIRA, Andres, "Aspecto fiscal de Nueva Espana en la segunda mitad
del siglo XVIII", Historia mexicana, El Colegio de Mexico, vol.
xvu, mim. 3 enero-marzo, 1968, pp. 361-394.
MARTINEZ Baracs, Rodrigo, La perdida "Relaci6n de la Nueva
Espana y su conquista" de Juan Cano, Mexico, lnstituto
Nacional de Antropologia e Historia, 2006.
MENEGUS Bornemann, Margarita, Del senorio indigena a la repu-
blica de indios rsoo -r66o, Madrid, Ministerio de Agricultura,
Pesca y Alimentaci6n, 1991.
PEREZ Rocha, Emma, La tierra y el hombre en la villa de Tacuba
durante la epoca colonial, Mexico, lnstituto Nacional de
Antropologia e Historia (Colecci6n Cientifica, I I 5 ), 1982.
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SCHAFER, Ernesto, El Consejo Real y Supremo de las Indias. Su
historia, organizaci6n y labor administrativa hasta la terminaci6n
de la Casa de Austria, 2 vols., Salamanca, Junta de Castilla-
Le6n-Marcial Pons, 2003 .

34
ZAMORA Aceves, Celina, "El legado de la familia Moctezuma,
r6o9", Boletfn del Archivo General de la Naci6n, vol. VI,
n. r6, abril 2007: 38-57.
ZAVALA, Silvio A, La encomienda indiana, 2 3 • edici6n revisada y
aumentada, Mexico, Porrua, 1973.

35
fndice

3 1521, un atado de vidas


7 Isabel Moctezuma
8 Los hijos de Moctezuma y la Noche Triste
ro Los dudosos matrimonios prehispanicos de dona Isabel
r2 Los matrimonios de Isabel con conquistadores espaiioles
I4 Las ambiciones de Isabel
17 La encomienda indiana
20 El testamento de Isabel de Moctezuma
23 La sucesi6n de la encomienda a perpetuidad
26 Los bienes de los descendientes de Juan Cano
29 Los descendientes de la rama Andrada
3r Conclusion
34 Bibliografia
MATERIAL DE LECTURA
1521, UN ATADO DE VIDAS

2
Isabel Moctezuma,
familia y encomienda
editado porIa Direcci6n General de Publicaciones y Fomento
Editorial, se termin6 de imprimir el 8 de octubre de 2021 en
los talleres de Gnifica Premier, S.A. de C.V., Calle 5 de Febrero
2309, col. San Jeronimo Chicahualco, C.P. 52170, Metepec,
Estado de Mexico. En su formaci6n se emplearon las fuentes
Sa bon (Jan Tschichold, 1967) y Bell Gothic (Chauncey H.
Griffith, 1938 ). El tiraje fue de 3 500 ejemplares impresos
en papel Snow Cream de 6o g a una tinta.

Diseiio de portada e ilustraci6n: Manuel Monroy.


Diseiio editorial y formaci6n: Regina O livares.

Coordinaci6n academica: Gibran Bautista y Lugo y Pedro Maraii6n.

Direcci6 n editorial: Socorro Venegas.


Coordinaci 6n general: Elsa Botello.
Cuidado de Ia edici6n: las auroras.
Tres veces tres. En clave Malintzin: Nueve aproximaciones
a su figura
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Isabel Moctezuma, familia y encomienda
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Juana y Castilla, entre dos dinastias
MARTHA ATZIN BAHENA PEREZ
Moteuczoma Xocoyotzin. Un huei tlatoani frente
a su adversa fortuna
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Catalina Suarez, a Ia som bra de Hernan Cortes
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Ana Tiacapan, el mundo desde las faldas del cerro
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