Feudalism o
Feudalism o
Feudalism o
Como formación económica-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición del
modo de producción esclavista al feudal, a partir de la crisis del siglo iii y, sobre todo, con la disolución del
Imperio romano de Occidente (siglo v) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio
(siglos viii y ix).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano como del derecho germánico –
relaciones de clientela, séquito y vasallaje–), el feudalismo respondió a la inseguridad e inestabilidad de la
época de las invasiones que se fueron sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos, magiares,
musulmanes, vikingos). Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad
provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que controlaban castillos o monasterios
fortificados en entornos rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las
ciudades.
Desde el punto de vista institucionalista, el feudalismo fue el conjunto de instituciones creadas en torno a
una relación muy específica: la que se establecía entre un hombre libre (el vasallo), que recibía la concesión
de un bien (el feudo) por parte de otro hombre libre (el señor), ante el que se encomendaba en una
ceremonia codificada (el homenaje) que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de
obligaciones recíprocas).3 Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre la
nobleza guerrera, giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y feudo. Entre señor y vasallo se
establecían las relaciones de vasallaje, esencialmente políticas. En el feudo, entendido como unidad
socioeconómica o de producción, se establecían relaciones de muy distinta naturaleza, entre el señor y los
siervos, que desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción extraeconómica
por la que el señor extraía el excedente productivo al campesino. La forma más evidente de renta feudal era
la realización por los siervos de prestaciones de trabajo (corveas o sernas), con lo que el espacio físico del
feudo se dividía entre la reserva señorial o reserva dominical (donde se concentraba la producción del
excedente) y los mansos (donde se concentraba la producción imprescindible para la reproducción de la
fuerza de trabajo campesina). En otras formas, los siervos se obligaban a distintos tipos de pago, como una
parte de la cosecha o un pago fijo, que podía realizarse en especie o en moneda (forma poco usual hasta el
final de la Edad Media, dado que en siglos anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de
intercambios, se reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos y monopolios señoriales.4
Índice
Etimología
Definición
Definición institucionalista
Definición marxista
Uso del término feudalismo
Antecedentes
Un nuevo poder
Entorno, tareas y división de la nueva sociedad
El vasallaje y el feudo
El homenaje y la investidura
La encomienda. La organización del feudo
Los estamentos sociales
Clero
Ejército
La caballería en los reinos de Hispania
Campesinado
Burguesía
Final
Economía feudal
Crisis del feudalismo
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Etimología
La palabra «feudalismo» es un término erudito y tardío (siglo xvii), que deriva de la palabra «feudo» (del
latín medieval, feodum o feudum)5 por intermedio del adjetivo «feudal». Los términos «feudo» y «feudal»
son mucho más antiguos. En su forma latina, la única empleada originalmente en los documentos, «feudo»
(fevum) se remonta al siglo x, pero no se expandió su uso hasta el siglo xi. Por su parte «feudal» (feodalis)
data del siglo xi.6
Definición
Definición institucionalista
Un sistema bajo el cual el estatus económico y la autoridad estaban asociados con la tenencia
de la tierra y en el que el productor directo (que a su vez era poseedor de algún terreno) tenía
la obligación, basada en la ley o el derecho consuetudinario, de dedicar cierta parte de su
trabajo o de su producción en beneficio de su superior feudal.
Maurice Dobb8
El feudalismo se puede entender también como consecuencia de la ruptura de todas las estructuras de poder
antiguo tras la caída del Imperio Romano. El poder estatal se fragmenta y es asumido por los grandes
propietarios de tierras, los señores. Cada señor se convierte en juez, administrador, cobrador de impuestos y
líder militar de la comarca que controla. Este poder de los señores feudales recibía el nombre de ban. Los
campesinos ofrecían sus servicios en trabajo (corveas) o pagaban un impuesto o tributo al señor feudal a
cambio de protección, para poder protegerse en los castillos durante las invasiones.
Pese a la ausencia de control estatal, el sistema feudal no era una anarquía. Se forman relaciones
feudovasalláticas de subordinación. Los señores débiles se subordinaban a un señor más poderoso. En la
cima de estas relaciones de vasallaje estaba el rey, a quien todos los señores declaraban estar sometidos.
Otros prefieren hablar de "régimen" o "sistema feudal", para diferenciarlo sutilmente del feudalismo
estricto, o de síntesis feudal, para marcar el hecho de que sobreviven en ella rasgos de la antigüedad clásica
mezclados con contribuciones germánicas, implicando tanto a instituciones como a elementos productivos,
y significó la especificidad del feudalismo europeo occidental como formación económico-social frente a
otras también feudales, con consecuencias trascendentales en el futuro devenir histórico.10 Más
dificultades hay para el uso del término cuando nos alejamos más: Europa Oriental experimenta un proceso
de "feudalización" desde finales de la Edad Media, justo cuando en muchas zonas de Europa Occidental
los campesinos se liberan de las formas jurídicas de la servidumbre, de modo que suele hablarse del
feudalismo polaco o ruso.
El Antiguo Régimen en Europa, el islam medieval o el Imperio bizantino fueron sociedades urbanas y
comerciales, y con un grado de centralización política variable, aunque la explotación del campo se
realizaba con relaciones sociales de producción muy similares al feudalismo medieval. Los historiadores
que aplican la metodología del materialismo histórico (Marx definió el modo de producción feudal como el
estadio intermedio entre el esclavista y el capitalista) no dudan en hablar de "economía feudal" para
referirse a ella, aunque también reconocen la necesidad de no aplicar el término a cualquier formación
social preindustrial no esclavista, puesto que a lo largo de la historia y de la geografía han existido otros
modos de producción también previstos en la modelización marxista, como el modo de producción
primitivo de las sociedades poco evolucionadas, homogéneas y con escasa división social -como las de los
mismos pueblos germánicos previamente a las invasiones- y el modo de producción asiático o despotismo
hidráulico -Egipto faraónico, reinos de la India o Imperio chino- caracterizado por la tributación de las
aldeas campesinas a un estado muy centralizado.11 En lugares aún más lejanos se ha llegado a utilizar el
término feudalismo para describir una época. Es el caso de Japón y el denominado feudalismo japonés,
dadas las innegables similitudes y paralelismos que la nobleza feudal europea y su mundo tiene con los
samuráis y el suyo (véase también shogunato, han y castillo japonés). También se ha llegado a aplicarlo a
la situación histórica de los periodos intermedios de la historia de Egipto, en los que, siguiendo un ritmo
cíclico milenario, decae el poder central y la vida en las ciudades, la anarquía militar rompe la unidad de las
tierras del Nilo, y los templos y señores locales que alcanzan a controlar un espacio de poder gobiernan en
él de forma independiente sobre los campesinos obligados al trabajo.
Antecedentes
El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo vi, al caer el Imperio romano de Occidente. El
colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la incapacidad del emperador para controlar
todas sus provincias, sumado cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y
saqueaban las provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores necesitaran gente
para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o nobles (precursores del modelo de señor
feudal), que a su vez contrataran vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas
mercenarias de los mismos pueblos "bárbaros".
A partir del siglo x no queda resto de la civilización romana sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha
perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad sobrenatural remarcada por las
leyendas que le atribuyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no
gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a
través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son estos quienes eligen y
deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en
la práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.
Un nuevo poder
La Iglesia Católica conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tiene en esa
situación, durante los concilios de Charroux y de Puy consagra a los prelados y señores como jefes sociales
y sanciona con graves penas la desobediencia de estas normas. Los señores, a partir de ese momento,
"reciben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto que deben renovar generación tras
generación.
Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere determinados compromisos sobre la base
de juramentos y deben proteger el orden creado, y los eclesiásticos que forman la moral social y se
encuentran salvaguardados por los señores.
El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la fuerza. En principio, baluarte que
se daban las poblaciones para protegerse de las depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de
protección de los vasallos en los conflictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se encuentran
sujetos. En un principio, las personas libres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa
mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos.
En los países donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se
conservan, si bien con menor importancia numérica, pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte,
donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población en las
ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con
más fuerza.
La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia, son mandatos de Dios y,
por tanto, fronteras sociales que nadie puede cruzar. La primera clase u orden es la de los que sirven a Dios,
cuya función es la salvación de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La
segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y conservar
la paz. La tercera clase es la de los que laboran, que con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras
dos clases.
El vasallaje y el feudo
Dos instituciones eran claves para el feudalismo: por un lado el vasallaje como relación jurídico-política
entre señor y vasallo, un contrato sinalagmático (es decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes)
entre señores y vasallos (ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consistente en el
intercambio de apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, honores y tierras -el feudo- por el señor al
vasallo y compromiso de auxilium et consilium -auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político-), que si
no se cumplía o se rompía por cualquiera de las dos partes daba lugar a la felonía, y cuya jerarquía se
complicaba de forma piramidal (el vasallo era a su vez señor de vasallos); y por otro lado el feudo como
unidad económica y de relaciones sociales de producción,
entre el señor del feudo y sus siervos, no un contrato
igualitario, sino una imposición violenta justificada
ideológicamente como un quid pro quo de protección a
cambio de trabajo y sumisión.
El homenaje y la investidura
La entrega del feudo o algún elemento que lo represente constituye la investidura y se realizaba
inmediatamente después del homenaje. El régimen jurídico de entrega es, de forma general, un usufructo
vitalicio, aunque también podía ser en bienes materiales, pero que con el tiempo se convirtió en una ligazón
de familias entre el señor y sus vasallos, pudiendo heredarse el feudo siempre que los herederos renovaran
sus votos con el señor.
Sin embargo, el señor feudal tenía derecho a revocar el feudo a su vasallo si este no
se comportaba como tal, o demostraba algún signo de deslealtad, como conspirar contra él, no cumplir
entregando las tropas de su feudo en caso de guerra, etc., ya que cometía el delito de felonía. A un felón se
le consideraba un mal vasallo y una persona de la que desconfiar. En el sistema feudal, la felonía era una
terrible mancha de por vida en la reputación de un caballero.
Junto con el feudo, el vasallo recibe los siervos que hay en él, no como propiedad esclavista, pero tampoco
en régimen de libertad; puesto que su condición servil les impide abandonarlo y les obliga a trabajar. Las
obligaciones del señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden, o sea, la jurisdicción civil y criminal
(mero e mixto imperio en la terminología jurídica reintroducida con el Derecho Romano en la Baja Edad
Media), lo que daba aún mayores oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos
pudieran obtener después de las obligaciones de trabajo -corveas o sernas en la reserva señorial- o del pago
de renta -en especie o en dinero, de circulación muy escasa en la Alta Edad Media, pero más generalizada
en los últimos siglos medievales, según fue dinamizándose la economía-. Como monopolio señorial solían
quedar la explotación de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las tabernas y tiendas.
Todo ello eran más oportunidades de obtener más renta feudal, incluidos derechos tradicionales, como el
ius prime noctis o derecho de pernada, que se convirtió en un impuesto por matrimonios, buena muestra de
que es en el excedente de donde se extrae la renta feudal de forma extraeconómica (en este caso en la
demostración de que una comunidad campesina crece y prospera).
También en muchos casos se puede
demostrar que el vasallo era más privilegiado en comparación con el siervo por simples razones: el señor
feudal le daba protección, justicia y sustento económico al vasallo a cambio de consejos, ayuda militar y
ayuda económica.
Los no privilegiados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y los campesinos, que se subdividían a
su vez en colonos y aldeanos. A estos correspondía el sometimiento a la tierra y, por lo tanto, a quien de
ella dependiera, trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de artesanos y
burgueses, debían obediencia a quien les garantizaba la defensa de la ciudad y la entrega de bienes o
dinero.
Clero
Véase también: Clero
Otros monasterios poseían extensas propiedades y el abad actuaba como un señor feudal, en algunos casos
incluso nombrando caballeros que le protejan o favoreciendo la creación de órdenes religioso-militares de
gran poder. Sea como fuere, en estos el dinero proviene de las rentas que son entregadas por los siervos,
generalmente en especie, así como de las aportaciones, muchas de ellas generosas, y a veces interesadas, de
otros señores. La necesidad de mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso
favorecerá que otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la construcción y embellecimiento
de iglesias y catedrales que simbolizaban el poder.
El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia social. Se trata del estamento
social más abierto, pues cualquier persona libre puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de
dinero dote. Este será el elemento que determine dentro del estamento la posición que, efectivamente, va a
ocupar cada uno. Los hijos de los señores que se integran dentro de la iglesia aportarán cuantiosas sumas
que garantizan, no solo su supervivencia de por vida, sino un incremento patrimonial notable para el
cabildo catedralicio o monasterio en el que se integran, y un rango alto de los donantes dentro del sistema.
Son estos los que ocuparán más tarde los cargos obispales. Por otro lado, los clérigos serán los hijos de los
campesinos y, en general, de los no privilegiados, y cuyas funciones, además de las religiosas, estarán
limitadas al ora et labora. Esta práctica degeneró en la práctica de compraventa de cargos eclesiásticos
llamada simonía.
Ejército
Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse, convirtiéndose en hereditario.
Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al terminar la adolescencia por un compañero de armas en una
ceremonia sencilla. En este momento ya no importa la fortuna, sino la ascendencia, creándose diferencias
notables entre los mismos. Los más pobres disponen de un pequeño terreno, y ocupan su tiempo entre las
labores propias del campesino y la guerra. Los más poderosos, que disponen de tierras y fortuna,
comenzarán a formar la auténtica nobleza, concentrando poder económico y militar.
En los reinos peninsulares, los reyes, siempre necesitados de tropa para enfrentarse a los moros, promueven
la caballería entre sus súbditos de modo muy sencillo: Se denominaba caballero aquel capaz de mantener
un caballo, cosa para la que se requería una mínima fortuna, pues el caballo no sirve para las tareas del
campo. Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un caballo, se adquiría la calidad de hidalgo
(hijo de alguien). Esta es la razón por la que Alonso Quijano, don Quijote, tuviera un caballo flaco: para
seguir llamándose hidalgo y el hecho de que quisiera ser armado "caballero", una burla más de Cervantes
que entendían quienes, en la época, sabían que hidalgo era más que caballero.
Tener un caballo suponía poder participar en las guerras del rey y, comportándose valientemente, optar a la
posibilidad de que el rey le concediera mercedes.
Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos consecuencias: fortalecer el poder real
frente a los nobles, puesto que el rey tenía ejércitos sin necesitar su ayuda, y haciendo más fuerte el poder
real, hacer más poderoso el país, como así ocurrió. Véanse las guerras civiles entre Pedro I de Castilla y su
hermanastro Enrique, cómo el primero se apoya en las ciudades y el segundo en los nobles, pero cambia de
bando hacia las ciudades cuando derrota y mata a Pedro.
Campesinado
Véanse también: Repoblación e Historia de las ciudades.
Véase también: Colonato
Recibían el nombre de villanos los hombres libres de las villas dedicados a la agricultura (también llamados
colonos ingenuos) y gracias a eso podían cambiar de lugar, contraer matrimonio, transmitir sus bienes. Sin
embargo, estaban obligados al servicio militar y a pagarle al señor impuestos en dinero o en especie por el
uso de la tierra. Entre estos sigue habiendo diferencias, según se sea labrador que dispone de una yunta de
bueyes o mero peón. En algún caso singular, campesinos libres llegan a poseer grandes extensiones que les
permitirán más tarde llegar a la condición de terratenientes y, de ahí, a nobles, pero serán situaciones
excepcionales.
La minoría de la masa campesina eran los siervos, esta clase, más bien condición social fue introducida por
los germanos en el Imperio Romano, debido al foedus y a las invasiones, eran hombres libres, más bien
semilibres, que estaba ligados a la gleba y sometidos al señor de esa tierra.
Su situación es de dependencia frente a un señor que no han elegido y que tiene sobre ellos el poder de
distribuir la tierra, administrar justicia, determinar los tributos, exigirles obligaciones militares de custodia y
protección del castillo y los bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una parte sustancial del
excedente, en trabajo, en especie (porcentajes de la cosecha) o dinero.
Burguesía
Final
El sistema feudal, desde el punto de vista político, inicia su decadencia al comenzar las Cruzadas. Aun
cuando desde el punto de vista social y económico en algunos países persiste hasta nuestros días. El
predominio absolutista de los reyes y con la adquisición de libertades por parte de las ciudades termina de
poner fin al sistema.
Economía feudal
Véanse también: Modo de producción feudal, Renta feudal, Señorío y Pensamiento económico medieval.
Las invasiones que sufre Europa durante más de cien años (normandos, musulmanes, eslavos) con la caída
del Imperio romano de Occidente y el posterior debilitamiento del Imperio carolingio frenaron la actividad
económica hasta las puertas del año 1000.
Es en este momento cuando se extienden modernas técnicas agrícolas que, existiendo anteriormente, habían
quedado reducidas a pocos espacios territoriales. Entre ellos cabe destacar el aumento en el uso de los
molinos de agua como fuerza motriz y de las acequias para riego, extendiendo los cultivos y liberando
mano de obra. Además, mejoran los métodos de enganche de los animales, especialmente el caballo y el
buey, cuya cría aumenta de manera notable y permitirá disponer de animales de tiro en abundancia. Los
instrumentos de uso agrícola, como el arado o la azada, generalmente de madera, son sustituidos por otros
de hierro.
La explotación agraria feudal era de subsistencia. Los siervos cultivaban lo suficiente para mantenerse a sí
mismos y para pagar los diezmos a la Iglesia y la renta al señor. De la recolecta se separaban también las
semillas necesarias para la siguiente siembra. Los mercados urbanos se abastecían con las porciones de los
diezmos y la renta.
Los cultivos se organizaban en torno a las poblaciones en tres anillos. El primero y más cercano a la
población se dedicaba a las frutas y hortalizas. El segundo era para los cereales, principal sustento de la
época. El tercer núcleo eran tierras de pasto y monte explotadas de forma comunal. Los pastos comunales
limitaban por tanto la expansión de las tierras de cereales e impedían ampliar la extensión cultivada según la
demanda de la población.
La rotación de cultivos era el principal sistema utilizado para evitar el deterioro de la tierra. Este método
consiste en dejar en barbecho (es decir, sin cultivar) una parte de la tierra cada año para permitir su
regeneración. En las regiones mediterráneas se usaba la rotación bienal, según el cual la mitad de las tierras
quedaba en barbecho cada año. En las regiones europeas atlánticas se usaba la rotación trienal: un tercio de
la tierra para cereal de ciclo largo -de invierno-, otro tercio para cereal de ciclo corto -verano- y el último
tercio en barbecho. La tierra que quedaba sin cultivar se dedicaba a uso comunal, permitiendo que los
animales pastasen en ella (práctica conocida como derrota de mieses).
A partir del siglo xii, la existencia de excedentes incrementa el comercio más allá de las fronteras del
señorío. Las actividades comerciales permiten que surja una incipiente burguesía, los mercaderes, que debe
realizar su trabajo pagando igualmente una parte de sus beneficios en forma de tributos a los señores, que a
su vez incrementan con ello sus recursos. Las rutas de peregrinaje son los nuevos caminos por donde se
abre el comercio. Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela son los destinos, pero las comunidades
situadas en sus vías de acceso florecen. Las ciudades, burgos, son al mismo tiempo espacios de defensa y
de comercio conforme avanza el tiempo y se va gestando una nueva sociedad que despegará en los siglos
xiii y xiv.
A partir del siglo xiii, la mejora de las técnicas agrícolas y el consiguiente incremento del comercio hizo que
la burguesía fuera presionando para que se facilitara la apertura económica de los espacios cerrados de las
urbes, se redujeran los tributos de peaje y se garantizaran formas de comercio seguro y una centralización
de la administración de justicia e igualdad de las normas en amplios territorios que les permitieran
desarrollar su trabajo, al tiempo que garantías de que los que vulnerasen dichas normas serían castigados
con igual dureza en los distintos territorios.
Las ciudades que abrían las puertas al comercio y otorgaban una mayor libertad de circulación, veían
incrementar la riqueza y prosperidad de sus habitantes y las del señor, por lo que con reticencias pero de
manera firme se fue diluyendo el modelo. Las alianzas entre señores eran más comunes, no ya tanto para la
guerra, como para permitir el desarrollo económico de sus respectivos territorios, y el rey fue el elemento
aglutinador de esas alianzas.
El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo xiii; a partir de entonces inició su
decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las
prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, «tasas por
escudo») a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez estos tendieron a preferir el dinero,
que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran
más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción
de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la
guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos xiv y xv. Durante la guerra de los Cien Años,
las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por
los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron
en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con
contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. Este «feudalismo
bastardo» estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros
renacentistas.
Véase también
Feudalismo en Francia
Feudalismo en España
Feudalismo en Hungría
Refeudalización
Edad Media
Feudo
Señor
Vasallaje
Castillo
Incastellamento
Caballero
Colonato
Orden militar y órdenes militares españolas
Cruzadas
Poderes universales
Economía feudal
Renta feudal
Sociedad feudal
Sociedad estamental
Privilegiados
Historia de las ciudades#La ciudad en la Edad Media
Transición del feudalismo al capitalismo
Antiguo Régimen y Antiguo Régimen en España
Antigüedad tardía
Castellano (cargo)
Referencias
1. Véase Duby (1976) p. 205, 288
2. Luis García de Valdeavellano señala la identificación de "feudalismo" y "servidumbre" en la
historiografía marxista, y en concreto en Maurice Dobb; mientras que para el propio Marx lo
que principalmente caracteriza al "feudalismo" es la "sujeción personal", tanto en las
condiciones de producción material propias del sistema como en las relaciones de vida
cimentadas sobre esa sujeción (cita literalmente: "el hombre independiente ha
desaparecido y todo el mundo vive sojuzgado"). En cuanto a las instituciones
feudovasalláticas que originaron la forma política del Estado feudal no serían en lenguaje
marxista sino una "superestructura". El feudalismo hispánico y otros estudios de historia
medieval (http://books.google.es/books?id=wauK0nFLhS4C&pg=PA25&dq=feudalismo+ma
rxista&hl=es&sa=X&ei=gSFRT6SmFKec0AWKr_33Cw&ved=0CDoQ6AEwAQ#v=onepage
&q=feudalismo%20marxista&f=false), Crítica, 2000, ISBN 84-8432-145-2, pg. 25.
3. François-Louis Ganshof, Qu'est-ce-que la féodalité?, París: Tallandier, 1982, ISBN 2-235-
01299-X, p. 13.
4. Para autores como Otto Hinze, Marc Bloch o François-Louis Ganshof el concepto de
"feudalismo" parece referirse especialmente al régimen feudal del occidente europeo en la
Edad Media. Especialmente, en opinión de Otto Hinze, en realidad sólo debe hablarse de
"feudalismo" en su pleno sentido cuando se trata de un sistema político-social, en cuya
configuración como tal sistema actúan conjuntamente un factor militar, un factor económico-
social y otro de localización de la nobleza militar, con predominio de los medios de
dominación personal sobre los "institucionales" y ello de tal manera que todos los factores
se condicionen recíprocamente García de Valdeavellano, op. cit., pg. 23-24.
5. Shumaker, Walter A.; George Foster Langdorf. The Cyclopedic Dictionary of Law (http://book
s.google.com/books?id=KfgUAAAAYAAJ&pg=PA365), pág. 365 y 1901.
6. Lemarignier, Jean-François (2005). La France médiévale - Institutions et société. París:
Armand Colin, p. 100.
7. “Introducción”, en El feudalismo, Editorial Ariel, Barcelona, 1975, p. 17.
8. Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, p. 465-466. Buenos Aires, Siglo XXI, 1971.
9. Fourquin, Guy (1977), Señorío y feudalismo en la edad media. Madrid: EDAF, ISBN 84-
7166-347-3.
10. Es la tesis principal de Perry Anderson op. cit.. Es comentada y criticada por Gregory Elliott
(2004) Perry Anderson: El laboratorio implacable de la historia Universitat de València,
ISBN 84-370-5935-6 pg. 144 (http://books.google.com/books?id=7WAIJPBUoG8C&pg=PA1
44&lpg=PA144&dq=%22s%C3%ADntesis+feudal%22&source=web&ots=dtrSfByxH5&sig=
7aYxyEzoZxmvaS7Rk3su905chrA&hl=es&sa=X&oi=book_result&resnum=7&ct=result#PP
A144,M1). La expresión síntesis feudal es utilizada habitualmente en ese sentido: Bisso y
otros Occidente y su legado. Una historia. Volumen I. Desde las primeras civilizaciones a la
crisis del mundo medieval ISBN 987-9164-80-6 reseña (https://web.archive.org/web/200812
06145220/http://www.editorialtemas.com.ar/libro.php?id_libro=44)
11. Witold Kula Teoría económica del sistema feudal; Perry Anderson, op. cit.
12. Quien jure fidelidad a su señor debe tener siempre presente las seis palabras siguientes:
incolume, tutum, honestum, utile, facile, possibile. Sano y salvo para que no cause daño
alguno al cuerpo de su señor. Seguro, para que no perjudique a su señor revelando su
secreto o entregando las plazas fuertes que garantizan su seguridad. Honesto, para que no
atente a los derechos de su señor o bien a otras prerrogativas insertas en lo que considera
su honor. Útil, para que no dañe sus posesiones. Sencillo y posible, para que no haga difícil
a su señor el bien que podría hacer fácilmente, y a fin de que no haga imposible lo que
hubiese sido posible a su señor. Es justo que el vasallo se abstenga de este modo de
perjudicar a su señor. Pero con sólo esto no se hace digno de su feudo, pues no basta con
abstenerse de hacer el mal, sino que es necesario hacer el bien. Importa, pues, que en los
seis aspectos indicados proporcione fielmente a su señor consilium et auxilium, si quiere
aparecer como digno de su beneficio y probar la fidelidad jurada. También el señor debe, en
todos sus dominios, pagar con la misma moneda al que le juró fidelidad. Si no lo hiciere,
sería considerado de mala fe con pleno derecho, al igual que el vasallo que fuese
sorprendido faltando a sus deberes, por acción o por omisión, sería culpable de perfidia y
perjurio. Carta de Fulberto de Chartres a Guillermo, Duque de Aquitania (h. 1020) en
Ganshof, F.L., El Feudalismo, op. cit.
13. Voces coto redondo, señorío y serna, en Diccionario Temático de la Enciclopedia de historia
de España, Miguel Artolas (dir.), pgs. 370-371 y 1086-1089
Bibliografía
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Enlaces externos
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