Derecho Espacial I
Derecho Espacial I
Derecho Espacial I
DERECHO ESPACIAL
Causas que justifican la oposición al Tratado sobre los Principios que deben
regir las actividades de los Estados en la Exploración y Utilización del
Espacio Ultraterrestre, incluso la luna y otros cuerpos celestes, por parte de
los países ecuatoriales ...................................................................................... 08
Conclusión ......................................................................................................... 19
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INTRODUCCIÓN
El inicio de la era espacial representó nuevos retos para el derecho
internacional en materia de regulación del uso del espacio exterior, el
estatuto jurídico de dicho espacio, así como la determinación de las
competencias de los Estados con respecto al mismo, es decir, hasta dónde
llega la soberanía y jurisdicción del Estado sobre el espacio exterior ubicado
por encima de su territorio.
Existe un consenso entre la comunidad internacional por ubicar al
espacio exterior como una zona desmilitarizada destinada a la exploración y
explotación con fines pacíficos, con carácter de res communis omnium y
como patrimonio común de la humanidad. No obstante, con respecto al
ejercicio de la soberanía estatal, aún no se cuenta con una delimitación
precisa acerca de dónde termina el espacio aéreo estatal y comienza
propiamente el espacio exterior, ni tampoco se dispone de una definición
clara y precisa de lo que se entiende por éste.
El espacio ultraterrestre es regido por cinco Tratados Internacionales
que establecen el marco jurídico de las relaciones entre los Estados en
materia del espacio exterior y en cinco declaraciones emitidas por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en las que declara los principios
rectores a los que deben apegarse los Estados, así como los operadores y
proveedores espaciales
El gran desarrollo de las tecnologías ha generado que se estén
sumando nuevos actores en la exploración del espacio ultraterrestre, por
ejemplo, La Agencia Espacial Europea, Ariene Espace, Japón, China, India,
Estados miembros de la Unión Europea, y muchas empresas privadas,
situación que ha provocado un cisma en las relaciones internacionales.
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1. OPINIONES ACERCA DE LAS OTRAS DEFINICIONES DE DERECHO
ESPACIAL DADAS POR LA DOCTRINA Y APORTADAS POR LA
CÁTEDRA EN EL MÓDULO.
Doctrinariamente el derecho espacial no posee un concepto claro,
principalmente a la denominación exacta de esta rama jurídica, en donde
diferentes autores la han nombrado de diferentes maneras como por
ejemplo: derecho del espacio exterior, derecho cósmico, derecho
aeroespacial, derecho interplanetario, derecho astronáutico, derecho
exoatmosférico, derecho lntergentes, derecho de cooperación
interplanetaria, derecho astral, entre otros. Sin embargo, es precisamente
el termino derecho espacial el más acertado porque se relaciona más
con el carácter ultraterrestre y a su vez es el más utilizado por los
especialistas en el área.
Dentro de las diferentes definiciones del derecho espacial
encontramos con la del tratadista Manuel Augusto Ferrer: "El derecho
espacial es la rama de la ciencia jurídica, ciencia del deber ser, que
estudia y desarrolla los principios y normas públicas o privadas,
nacionales o internacionales, en lo relativo a navegación por el espacio
superior y las relaciones siguientes, así como el régimen jurídico de dicho
espacio superior y de los cuerpos celestes".
Por su parte Montejo, A y Ramos, M. (1989) intentan una definición
de derecho espacial diciendo que es una rama de las ciencias jurídicas
que regula las relaciones entre Estados, organismos internacionales,
entes jurídicos particulares y personas privadas que tienden a la
exploración y explotación del espacio exterior.
Una vez revisados diferentes conceptos del derecho espacial,
podemos definirlo como una rama del derecho que regula todo lo
relacionado a las actividades de investigación y aprovechamiento,
realizadas por los estados en el espacio ultraterrestre, la luna y otros
cuerpos celestes.
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2. ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE LOS CONVENIOS INTERNACIONALES
RESPECTO A SU JERARQUÍA ANTE LEYES NACIONALES.
La jerarquía de los convenios internacionales en materia de derecho
espacial respecto a las leyes nacionales se resuelve de acuerdo con lo
previsto en la Constitución de cada Estado, motivado a que ningún
estado puede negarse al incumplimiento de los tratados que se suscriba
porque podría incurrir en responsabilidad internacional. A su vez,
tratándose de dos sistemas autónomos, entre los cuales no existe
relación de dependencia o subordinación, la norma internacional para
recibir aplicación en el orden interno necesita ser transformada o
incorporada a éste, mediante acto de voluntad del legislador nacional.
En este caso Las Naciones Unidas, se ha convertido en el centro de
coordinación para la colaboración internacional en el espacio
ultraterrestre y para la formulación de las reglas de derecho
internacional necesarias, que deberán ser cumplidas por los estados
signatarios y que a su vez dichas normas promueven la Igualdad de
todos los Estados, sin discriminación alguna, para explorar y utilizar el
espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes en condiciones de
igualdad, de acuerdo con el derecho internacional.
La legislación venezolana en materia espacial es muy escasa, existe
un reconocimiento por parte de nuestro ordenamiento jurídico a los
instrumentos internacionales los cuales han sido ratificados, la única
norma que posee Venezuela en esta materia es la Ley de la Agencia
Bolivariana para Actividades Espaciales, publicada en la Gaceta Oficial
No. 38.796 de fecha 25 de octubre de 2007. En esta Ley se creó la
Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE).
Ente ejecutor de las políticas y lineamientos del órgano rector en
materia de ciencia y tecnología, para la exploración y uso con fines
pacíficos del espacio ultraterrestre y de las áreas que son o puedan ser,
patrimonio común de la humanidad, y todo lo relacionado con la materia
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espacial. Además, actuará coordinadamente con otros órganos y entes
del Poder Público, como organismo especializado, técnico y asesor, a fin
de concertar planes, proyectos y programas de acción en materia
espacial.
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que llevará a tal efecto. Todo Estado de lanzamiento notificará al
Secretario General de las Naciones Unidas la creación de
dicho registro.
E. Acuerdo que debe regir las actividades de los Estados en la Luna y
otros cuerpos celestes 5 de diciembre de 1979 (resolución 34/68):
favorece sobre la base de la igualdad, el desarrollo de la colaboración
entre los Estados a los efectos de la exploración y utilización de la Luna
y otros cuerpos celeste.
F. Declaración de los principios jurídicos que deben regir las
actividades de los Estados en la exploración y utilización del
espacio ultraterrestre del año 1962: Los Estados serán responsables
internacionalmente de las actividades nacionales que realicen en el
espacio ultraterrestre los organismos gubernamentales o las entidades
no gubernamentales, así como de asegurar la observancia, en la
ejecución de esas actividades nacionales, de los principios enunciados
en la presente Declaración.
G. Principios que han de regir la utilización por los Estados de
satélites artificiales de la Tierra para las transmisiones
internacionales directas por televisión de 1982: Las actividades en
el campo de las transmisiones internacionales directas de televisión
mediante satélites deberán realizarse de manera compatible con los
derechos soberanos de los Estados, inclusive el principio de la no
intervención, así como con el derecho de toda persona a investigar,
recibir y difundir información e ideas, consagrados en los instrumentos
pertinentes de las Naciones Unidas.
H. Principios relativos a la teleobservación de la Tierra desde el
espacio de 1986: Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines
Pacíficos, sobre la base de las deliberaciones de su Subcomisión de
Asuntos Jurídicos, ha hecho suyo el texto del proyecto de principios
relativos a la teleobservación de la Tierra desde el espacio
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I. Principios pertinentes a la utilización de fuentes de energía nuclear
en el espacio ultraterrestre de 1992: se aplica a las fuentes de
energía nuclear en el espacio ultraterrestre destinadas a la generación
de energía eléctrica a bordo de objetos espaciales para fines distintos
de la propulsión, cuyas características sean en general comparables a
las de los sistemas utilizados y las misiones realizadas.
J. Declaración sobre la cooperación internacional en la exploración y
utilización del espacio ultraterrestre en beneficio e interés de todos
los Estados, teniendo especialmente en cuenta las necesidades de
los países en desarrollo de 1997: La cooperación internacional se
realizará en beneficio e interés de todos los Estados, sea cual fuere su
grado de desarrollo económico, social, científico o técnico, e incumbirá
a toda la humanidad. Deberán tenerse en cuenta especialmente las
necesidades de los países en desarrollo.
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el uso del espacio ultraterrestre deben llevarse a cabo en beneficio e
interés de todos los países y que la Luna y otros cuerpos celestes no
pueden ser objeto de apropiación nacional o reivindicación de soberanía.
Los Estados Partes en este Tratado (Estados Unidos, Unión europea,
principalmente), inspirándose en las grandes perspectivas que se ofrecen
a la humanidad como consecuencia de la entrada del hombre en el
espacio ultraterrestre.
De esta forma pues, se reconoce el interés general de toda la
humanidad en el proceso de la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre con fines pacíficos, estimando que la exploración y la
utilización del espacio ultraterrestre se debe efectuar en bien de todos los
pueblos, sea cual fuere su grado de desarrollo económico y científico,
deseando contribuir a una amplia cooperación internacional en lo que se
refiere a los aspectos científicos y jurídicos de la exploración y utilización
del espacio ultraterrestre con fines pacíficos.
Ahora bien, La República de Colombia desde 1975 ha mantenido una
postura tajante y diferente respecto de la órbita geoestacionaria, debido a
que considera que es un recurso limitado y amerita un tratamiento
diferente. Es por ello que surgió la Declaración de Bogotá de 1976, de la
cual hacen parte Colombia, Congo, Ecuador, Indonesia, Kenia, Uganda,
Zaire (ahora República Democrática del Congo) y Brasil. En dicho acto
jurídico unilateral de los Estados, se establece que “la órbita
geoestacionaria se considera un recurso natural sobre cuyos segmentos
los Estados ecuatoriales pueden ejercer soberanía, en la declaración de
Bogotá se indica lo siguiente:
A. La órbita geoestacionaria como recurso natural La órbita
geoestacionaria es una órbita circular en el plano ecuatorial que en el
período de revolución sideral del satélite es igual al período de rotación
sideral de la Tierra y el satélite se mueve en la misma dirección de la
rotación de la Tierra. Cuando un satélite describe esta órbita, se dice
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que es geoestacionaria; tal satélite parece ser estacionario en el cielo,
visto desde la tierra, y se fija en el cenit de un determinado punto del
ecuador, cuya longitud es por definición la del satélite. Esta órbita se
encuentra en una distancia aproximada de 35871 Kmts. sobre la Tierra
Ecuador.
Los países ecuatoriales declaran que la órbita sincrónica
geoestacionaria es un hecho físico vinculado a la realidad de nuestro
planeta, ya que su existencia depende exclusivamente de su relación
con fenómenos gravitatorios causados por la tierra, y es por eso que no
debe ser considerado parte del espacio ultraterrestre. Por lo tanto, los
segmentos de la órbita sincrónica geoestacionaria son parte del
territorio sobre el cual los estados ecuatoriales ejercen su soberanía
nacional.
La órbita geoestacionaria es un recurso natural escaso, cuya
importancia y valor aumentará rápidamente junto con el desarrollo de la
tecnología espacial y con la creciente necesidad de comunicación, por
lo que los países ecuatoriales reunidos en Bogotá han decidido
proclamar y defender en nombre de sus pueblos, la existencia de su
soberanía sobre este recurso natural. La órbita geoestacionaria
representa una única instalación que solo puede ofrecer para los
servicios de telecomunicaciones y otros usos que requieran los satélites
geoestacionarios. Las frecuencias y la órbita de los satélites
geoestacionarios son recursos naturales limitados, plenamente
aceptada como tal por las normas actuales de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones.
El avance tecnológico ha provocado un aumento continuo del número
de satélites que utilizan esta órbita, lo que podría dar lugar a una
saturación en un futuro próximo. Las soluciones propuestas por la
Unión Internacional de Telecomunicaciones y los documentos
pertinentes que traten de lograr una mejor utilización de la órbita
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geoestacionaria que impedirá su inminente saturación, son actualmente
impracticable e injusto y aumentarían considerablemente los costes de
explotación de este recurso sobre todo para los países en desarrollo
que no tienen los mismos recursos tecnológicos y financieros en
comparación con los países industrializados, que gozan de una
aparente monopolio en la explotación y el uso de su órbita sincrónica
geoestacionaria.
A pesar del principio establecido por el artículo 33, inciso 2 del
Convenio Internacional de Telecomunicaciones, de 1973, en que el uso
de bandas de frecuencias para las radiocomunicaciones espaciales, los
miembros deberán tener en cuenta que las frecuencias y la órbita de los
satélites geoestacionarios son recursos naturales limitados que deben
utilizarse de manera eficiente y económica para permitir el acceso
equitativo a esta órbita ya sus frecuencias, podemos ver que tanto la
órbita geoestacionaria y las frecuencias se han utilizado de una manera
que no permite el acceso equitativo de los países en desarrollo países
que no cuentan con los medios técnicos y financieros que las grandes
potencias tienen. Por lo tanto, es imperativo que los países ecuatoriales
a ejercer su soberanía sobre los correspondientes segmentos de la
órbita geoestacionaria.
B. La soberanía de los Estados Ecuatorial durante los correspondientes
segmentos de la órbita geoestacionaria En esta órbita de calificación
como un recurso natural, ecuatorial Estados reafirman "el derecho de
los pueblos y de las naciones a la soberanía permanente sobre sus
riquezas y recursos naturales que debe ejercerse en interés de su
desarrollo nacional y del bienestar de la población de la nación de que
se trate, "es como se establece en la Resolución 2692 (XXV) de la
Asamblea General de Naciones Unidas titulada" Soberanía permanente
sobre los recursos naturales de los países en desarrollo y expansión de
las fuentes de acumulación interna de la evolución económica ".
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Por otra parte, la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los
Estados solemnemente adoptado por la Asamblea General de Naciones
Unidas a través de la Resolución 3281 (XXIV), una vez más confirma la
existencia de un derecho soberano de las naciones sobre sus recursos
naturales, en el artículo 2, inciso i, que dice : "Todos los estados tienen
libre y pleno ejercicio y la soberanía permanente, incluida la posesión,
uso y eliminación de todas sus riquezas, los recursos naturales y
actividades económicas". En consecuencia, las disposiciones antes
mencionadas llevan a los estados ecuatoriales a afirmar que la órbita
sincrónica geoestacionaria, es un recurso natural, se encuentra bajo la
soberanía de los estados ecuatoriales.
C. Estado jurídico de la órbita geoestacionaria Teniendo en cuenta la
existencia de derechos soberanos sobre los segmentos de la órbita
geoestacionaria, los países ecuatoriales considerar que la normativa
aplicable consultas en este ámbito debe tener en cuenta lo siguiente:
(a) Los derechos soberanos presentadas por los países ecuatoriales
están dirigidos a hacer tangibles los beneficios para sus respectivos
pueblos y para la comunidad universal, que es completamente diferente
de la realidad actual, cuando la órbita se utiliza para el mayor beneficio
de la mayoría de los países desarrollados. (b) Los segmentos de la
órbita correspondiente al mar abierto son más allá de la jurisdicción
nacional de los Estados será considerado como patrimonio común de la
humanidad.
En consecuencia, los organismos internacionales competentes deben
regular su uso y aprovechamiento en beneficio de la humanidad. (c) Los
Estados ecuatoriales no se oponen al libre tránsito orbitales de los
satélites aprobado y autorizado por el Convenio Internacional de
Telecomunicaciones, cuando estos satélites pasan a través de su
espacio ultraterrestre en su gravitacional de vuelo fuera de su órbita
geoestacionaria.
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D. Tratado de 1967 El Tratado de 1967 sobre "Los principios que deben
regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del
espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes", firmado
el 27 de enero de 1967, no puede considerarse como una respuesta
definitiva al problema de la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre, menos aun cuando la comunidad internacional está
cuestionando todos los términos del derecho internacional que se
elaboraron cuando los países en desarrollo no pueden contar con
asesoramiento científico adecuado y, por tanto, no fueron capaces de
observar y evaluar las omisiones, contradicciones y consecuencias de
las propuestas que se habían preparado con gran capacidad de las
potencias industrializadas en su propio beneficio.
No es válido o no es satisfactoria la definición del espacio
ultraterrestre que pueden ser avanzados para apoyar el argumento de
que la órbita geoestacionaria está incluida en el espacio ultraterrestre.
Los asuntos jurídicos sub-comisión que depende de la Comisión de las
Naciones Unidas sobre la utilización del espacio ultraterrestre con fines
pacíficos, ha estado trabajando durante mucho tiempo sobre una
definición del espacio ultraterrestre, sin embargo, hasta la fecha, no ha
habido acuerdo en este respecto. Por lo tanto, es imperativo elaborar
una definición jurídica del espacio ultraterrestre, sin que la aplicación
del Tratado de 1967 es sólo una forma de dar reconocimiento a la
presencia de los estados que ya están utilizando la órbita
geoestacionaria.
Bajo el nombre de una pretendida no-apropiación nacional, lo que
realmente fue desarrollado tecnológico partición de la órbita, que es
simplemente una apropiación nacional, y esto debe ser denunciado por
los países ecuatoriales. Las experiencias observadas hasta el presente
y el desarrollo previsible para los próximos años sacar a la luz de las
evidentes omisiones del Tratado de 1967 que la fuerza ecuatorial
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estados para reclamar la exclusión de la órbita geoestacionaria. La falta
de definición del espacio ultraterrestre en el Tratado de 1967, que ya ha
sido mencionado, implica que el artículo II no debería aplicarse a la
órbita geoestacionaria y, por tanto, no afecta al derecho de los estados
ecuatoriales que ya han ratificado el Tratado.
E. Diplomática y la acción política Si bien el artículo 2 del mencionado
Tratado no establece una excepción expresa respecto a la órbita
sincrónica geoestacionaria, como un elemento integrante del territorio
de los Estados ecuatoriales, los países que no han ratificado el Tratado
debería abstenerse de llevar a cabo cualquier procedimiento que
permite la aplicación de las disposiciones cuya omisión jurídica ya ha
sido denunciado.
Los representantes de los países ecuatoriales que asistan a la reunión
en Bogotá, deseo dejar claro su posición con respecto a las
declaraciones de Ecuador y Colombia en las Naciones Unidas, que
afirman que consideran la órbita geoestacionaria a ser parte integrante
de su territorio soberano; esta declaración es un fondo histórico para la
defensa de los derechos soberanos de los países ecuatoriales. Estos
países se esforzarán para hacer declaraciones similares en los
organismos internacionales que tratan el mismo tema y para ajustar su
política internacional en conformidad con los principios enunciados en
este documento
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Sin embargo, los criterios de oposición de los países ecuatoriales al
tratado de 1967 son justificados por la soberanía de sus estados en
los espacios aéreos, el cual es actualmente sub utilizado, no solo por
el valor político sino por el valor económico e inversiones que se
deben realizar en materia espacial de estos países firmantes de la
declaración de Bogotá.
Estos países requieren invertir en la tecnología espacial que es
necesaria y que permite a todos aprovechar de los beneficios
brindados por la estratégica posición espacial de los países
ecuatoriales; Si se revisa el tratado básicamente liderado por Estados
Unidos y la Unión Europea los cuales cuentan con los recursos para la
explotación de dicho espacio, lo que le da la ventaja y delantera a
estos países desarrollados ante los países ecuatoriales de usar sus
espacio para fines no comunes y que sugiere entonces de una
revisión jurídica por la soberanía de los estados ecuatoriales a pesar
de que la UIT ( Unión internacional de comunicaciones) a vetado la
distancia del espacio aéreo en la que se puede ejercer jurisdicción y
soberanear.
Muy pocas actividades humanas han transformado cultural, social y
económicamente la vida terrestre como la tecnología satelital. Las
telecomunicaciones satelitales constituyen el único vínculo entre la
tierra y el espacio ultraterrestre. La tecnología satelital facilita entre
otras actividades la navegación aérea, marítima, terrestre y fluvial.
Vuelve más flexible y eficiente el espacio aéreo, un tema muy
importante para los países ecuatoriales y el mundo, ya que en general
el espacio aéreo es sub utilizado por no contar con la tecnología que
soporte la navegación satelital, Un satélite de observación serviría
para poder advertir sobre erupciones volcánicas, daño ambiental,
terremotos, polución del espacio aéreo y marítimo. Delimitación y
valoración de predios con precisión, entre otras actividades Por ende
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que los países ecuatoriales estén dando un paso jurídico (aunque no
cuenten con los recursos económicos para la explotación actual del
espacio) es importante ya que se está valorando su soberanía
espacial, están sentando las bases para un desarrollo espacial y
dando valor a lo actualmente valorado solo por los países con
coberturas económicos amplias y con ventajas exorbitantes con
respecto a los países ecuatoriales.
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Internacional de Telecomunicaciones respecto a la posición orbital 78º
longitud oeste.
Artículo 5: La República Oriental del Uruguay no tendrá responsabilidad
alguna en relación a los daños que puedan ocasionarse a la propia
República o a cualquier tercero, motivados por la puesta en órbita del
objeto espacial o su operación.
Artículo 6: La República Bolivariana de Venezuela garantiza a la
República Oriental del Uruguay la utilización sin costo alguno y contra
demanda, de hasta un 10% (diez por ciento) de la capacidad operativa
espectral total del satélite del Programa VENESAT 1 a ubicar en la
posición orbital 78º longitud oeste por todo el tiempo que el mismo preste
servicios a la República Bolivariana de Venezuela y se destinará
exclusivamente al tráfico de comunicaciones de carácter gubernamental.
Artículo 7: La República Bolivariana de Venezuela y la República
Oriental del Uruguay establecerán una línea de investigación conjunta en
materia aeroespacial que contemple la formación de talento humano;
para ello, el Ministerio de Ciencia y Tecnología definirá por la República
Bolivariana de Venezuela los centros de investigación a ser incorporados
y la Universidad de la República tendrá la responsabilidad equivalente
por la República Oriental de Uruguay.
Artículo 8: La República Bolivariana de Venezuela brindará las
facilidades para la capacitación de recurso humano de la República
Oriental del Uruguay en las estaciones terrenas vinculadas al programa
VENESAT 1. A tales efectos las Partes elaborarán conjuntamente los
programas de capacitación y detalle de las condiciones que deberá
cumplir el personal.
Artículo 9: La República Oriental del Uruguay consultará y mantendrá
informada a la República Bolivariana de Venezuela sobre los trabajos de
coordinación que se desarrollen, así como cualquier eventual
modificación de los parámetros técnicos registrados ante la Unión
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Internacional de Telecomunicaciones respecto a la posición
geoestacionaria 78º de longitud oeste.
Revisando el acuerdo de cooperación, Uruguay se ve claramente
beneficiada con el lanzamiento del satélite, primero el mayor inversor de
este proyecto es Venezuela, Uruguay no se ve responsable, si existiese
algún daño del satélite, utilizara prácticamente sin costo alguno y contra
demanda, de hasta un 10% (diez por ciento) de la capacidad operativa
espectral total del satélite , La República Bolivariana de Venezuela
brindará las facilidades para la capacitación de recurso humano de la
República Oriental del Uruguay en las estaciones terrenas vinculadas al
programa VENESAT 1. Básicamente Uruguay se incorpora al convenio
de la manera tal de aprovechar los recursos económicos de un país
vecino, y utilizar las bondades del lanzamiento de un satélite que sin ese
convenio es impensable obtener por la gran inversión económica con que
Uruguay no cuenta.
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CONCLUSIONES
19
Fuentes bibliográficas
Moreno A., Arandia Z., Cajas L., Zapata Z. (2021): La órbita sincrónica
geoestacionaria reconocida en la constitución ecuatoriana: análisis desde el
derecho espacial.
Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados
en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y
otros cuerpos celestes (1967).
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