Anamnesis en El Menon de Platon - Enrique Hulsz-Piccone
Anamnesis en El Menon de Platon - Enrique Hulsz-Piccone
Anamnesis en El Menon de Platon - Enrique Hulsz-Piccone
REsUMEN
ABSTRAer
Este articulo explora una lectura metafórica (es decir, no-literalista, no
dogmática y no-escatológica) de la aV<ÍJ.lVT\O't<; o "reminiscencia" en el Menón
platónico (81 a-86c). A diferencia de la visión predominante -que la considera
una "doctrina" o "teoría", en un sentido bastante fuerte, y que suele interpretarla
diacrónicamente-, trataré aquí de limitarme a su de acuerdo a
este diálogo, mirándola como un recurso dialéctico y retórico complejo, una
estrategia narrativa a través de la cual Platón pone al descubierto ante sus lectores
el corazón mismo de su idea de la filosofía. La 'doctrina' parece consistir de dos
partes, la aVÓ.JlVT\O't<; propiamente tal (como proceso y acción, como acto o
producto y como estado cognitivo) y la tesis de la inmortalidad y la transmi
gración de wuxif En la primera parte, mostraré que la formula'Ción es menos
abrupta de lo que suele pensarse, y que el contexto está fuertemente cargado de
humorismo (e incluso de ironía en momentos cruciales), cuya importancia ha
sido a veces injustamente minimizada. En la segunda sección sostendré que la
función de la aVÓ.JlVT\O't<; es proveer una amplificación de la aporía, mostrando
--de manera bastante paradójica--'- cómo es posible buscar con éxito preci-
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Anamnesis en el Menón plató,tico
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E11riqm Hiilsz Picame
¡Oh, Sócrates! Había escuchado ya antes de encontrarte que no haces otra cosa que estar
La primera parte abarca de 70a hasta 80a [una refutación socrática de tres intentos de
defmición), la segunda, de 80a hasta 86c lla.'paradoja' de Menón, la I.ÍVI.ÍJ.lV�tt; y el
interrogatorio del esclavo], y la tercera y última, de 86c a 100c [una nueva aproximación
'hipotética' a la ápuf¡, una escena con Ánito y la aproximación final al tema del
conocimiento en términos del contraste oó�a.-emo-t1lJ.ll11·
Las distintas ape-raí son objeto de discusiones análogas en varios diálogos tempranos,
verosímilmente anteriores en el orden de composición (Eutifrón, Laques, Cdrmides, República
!). El tema es tratado aquí -como en el Protágoras--con un grado mayor de abstracción [if.
la famosa expresión �ra-ra o..loven 77a; vid. Laques 190b-c sobre la prioridad del saber acerca
del qué es, y el contraste entre hole ante y sus partes; nótese la semejanza de la expresión en
190b8-9 con el lenguaje del Menón].
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AnJmnesis en el Mcnón platómco
perplejo tú mismo y causar perplejidad en los demás. Y ahora mismo, según me parece,
me hechizas y me embrujas con drogas y malamente me lanzas encantamientos, para
llenarme de perplejidad. Y si me permites bromear, me pareces completamente
semejante, tanto por la forma como por todo lo demás, a ese robusto pez marino, el
narc6n. Pues también éste causa entumecimiento siempre a quien se le acerca y lo toca,
igual que tu me pareces ahora haberme producido esto mismo, el entumecimiento. Pues
en verdad que estoy entumecido tanto del alma como de la boca, y no sé qué responderte.
Incontables veces he pronunciado numerosos discursos sobre la virtud, y ante muchos,
con excelente fortuna, según lo creí yo mismo. Pero ahora no encuentro en absoluto
qué decir. Y me parece que ha;; decidido con buen sentido no alejarte de aquí, ni irte
/
fuera. Pues si, extranjero en ciudad ajena, hicieras lo mismo, de inmediato serias encarceJock,
como un hechicero.5
Por lo que a mi toca, si el narcón está también él mismo entumecido cuando provoca
Platón, Menón, 79e7-80b7. Las traducciones son mías, a menos que se esp ecifique lo
contrario.
Vid. Prot., 340cl, donde se auto caracteriza como un médico ridículo, que agrava la
enfermedad de la ignorancia, en vez de curarla; if. 357e3.
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Enrique Hiilsz Pictone
que los demás queJen paralizados, entonces sí me le pare:zco, pero si no, no. Porque no
es que yo mi>; mo esté libre de problemas cuando provoco que los demás queden perplejos,
sino que mas bien estando yo por completo perplejo, hago que los demás también lo estén.
Y en este mtsmo momento, acerca de qué pueda ser la virtud, yo no lo sé; en cambio,
tú quizás lo sabías antes, antes de entrar en contacto conmigo, pero ahora te pareces al
que no sabe. Sin embargo, deseo examinare investigar conjuntamente contigo qué pueda
ser la virtw.F
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Anamnesis en el Menún platónico
¿Y de modo buscarás, Sócrates, aquello que no sabes en absoluto lo que es? ¿Cuál,
de entre las cosas que no sabes, te propondrás buscar? Y si te toparas precisamente con
ella, ¿cómo sabrías que era ésta aquello que no conocías?10
Acerca de este punto, véase mi artículo "Sócrates y el oráculo de Delfos", en Theoría 14-15,
México, FFyL UNAM, julio de 2003, pp.71-89.
10 Ibídem, 80d.
11 Cj Monique Canto-Sperber, Platón, Minon, París, GF-Flammarion, 2e éd., 1993, p. 2·17
(n. 104, a 80d).
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Bllrique Hiilsz Picco!le
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La implicación de Menón es que Sócrates ignora por completo varias cosas, que serian
distintas entre sí. Pero la búsqueda no puede proponerse a ninguna de éstas específicamente,
pues las ignora a todas por completo, de modo que no pu<>. de diferenciarlas entre sí.
13
La idea parece ser aquí que incluso si la búsqueda fuera exitosa, de todos modos no lo seria,
ante la incapacidad del buscador de conectar el punto de partida con la meta.
14 .\ntes formulado (71b ss.) en términos de un contraste entre el qué es y el cómo es algo (entre
TÍ y ltoiov) y una analogía entre conocer quién es una persona (para saber, por ejemplo, si
es bella o no) y conocer qué es la virtud (para saber, por ejemplo, si se enseña y se aprende
o no); de acuerdo con ese principio (llamado usualmente de la prioridad de la definición),
saber lo primero (digamo>, la esencia) es condición necesaria previa de lo segundo (las
propiedades o cualidades).
15 71b3-4: 8 Óe J.lll oióa 'tÍ eanv, nror; av ÓltOÍ:Óv K.'t.A.
16 Este notable énfasis en el carácter absoluto de la ignorancia es anticipado desde el principio
del diálogo, cuando Sócrates dice a Menón que cualquiera en.\tenas le dirá, riendo, que nadie
sabe allí "qué pueda ser la virtud absolutt1111mtl' (-ro ltapánav ápuf¡, 71a7) y que él mismo
(Sócrates) está precisamente en ese caso, y se reprocha a sí mismo "no saber qué es la virtud
en absoluto" (�tep\ ape-rfi<; -ro napánav, 71b4; nótese la ambigüedad del adverbio, que puede
modificar al no saber y al modo de ser del objeto). Está también presente en lo que Menón
dice en 80b4 ("ahora no encuentro en absoluto [-ro napánavJ qué decir"). Cf 1\foniquc Canto
Sperber, op. cit., notas 13 y 98.
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Anamnesis en e/l\Ienón platónico
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AIIdmtJfsis en el l\fenón platónico
tivo eleático 20• Platón parece desestimar la validez de la paradoja, pero la toma
en serio y explota su contenido problemático de manera completamente
original. Por otra parte, en lo que concierne a la teoría de la reminiscencia, cabe
perfectamente la posibilidad de otras influencias. En esta categoría suele
ponerse al pitagorismo, que parecería obviamente pertinente. La leyenda acerca
de la capacidad que Pitágoras tenía de recordar sus vidas anteriores puede haber
sido decisiva, igual que la o-uyyÉvELa entre dioses y hombres21, pero ambas son
nociones muy diferentes de la renúniscencia platónica, que es irreductible en su
originalidad. La influencia de Heráclito, casi nunca reconocida, puede -y
debe- ser acreditada.
En todo caso, Menón no objeta la formulación de Sócrates -legitimán
dola con su silencio- y estima que el AÓyo� está bellamente formulado.
Sócrates niega esto frontalmente, y cambia el rumbo de la conversación. En vez
de refutar punto por punto las falacias, invoca otras voces (místicas y poéticas,
cuya racionalidad se subraya, a pesar de lo cual su autoridad y verdad podrían
resultar cuestionables), y formula ahora, "súbitamente", un nuevo AÓyo�. El
cambio en la forma narrativa, en el tono y en el contenido indican un segundo
rumbo, que ocupa el centro de la obra.
llega a su fin -lo que se llama morir-, a veces de nuevo nace, pero jamás es
destruída"22• VUXft, dice Sócrates,
(iii) ha contemplado todas las cosas, tanto las de aquí como las delllades, [yj no hay algo
gue no haya aprendido. De manera que nada hay de sorprendente en que ella recuerde
tanto la virtud como las demás cosas que también antes sabía. Y ya gue (iv) la naturaleza
{de las cosasJ está toda t'mparentada, y el alma ha aprendido todas las cosas, nada impide
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E11riqtre Híilsz Pitnme
que, habtcndo recordado una sola co�a -lo que los hombre� llaman aprendizaje-,
pueda uno descubrir todas las demás, si es valeroso y no desfallece al buscar. Porqut,,
en efecto, (v) el buscar y d aprender son por completo reminiscencia. (81 c6-d5)
'' l:,;r:í bastante claro que hay en esto un círculo en la argumentación,}' yuc el pasaje entero
(hasta 86c) se justificaría desde el inicio como una exhortación a l\lenón, no como una
tdut�ciún directa de la 'paradoja'. De acuerdo con el interrogatorio del esclavo el alma es
vurualmente eterna (siempre existente, 86a-b).
2·1 1 .a a<bcripciún de esta noción de !p'ÚOt<; exclusivamente al pitagorismo exagera con
:<q:urídad su e:<pccificidad gt,ncalúgica. Desde luego, el u:<o de la palabra y la pre:<cncia de
un '"mido plenamente filosófico del concepto correspondiente está documentada por
primna ve� ya en los fragmentos heraclitianos (por ejemplo, en 131, 13112 y 13123). En
cambio, t'>' oscura la tradición pitagórica má:< antigua (es decir, el siglo 1'1 y la mayor parte
del \'). 1 •:s verdad que pbksis forma parte importante del repertorio conCL'fltual y el léxico
de Filolao (fine� del siglo\; if. Frs. 131, 136, B 10, B11). La cronología hace posible que Fílolao
pueda haber recibido la influencia de l lcrádito, de quien podría provenir -al menos en
parte-· incluso la noción misma de áp¡tovia 1351, 1354, 138), que pasa por pitagórica.
La concepción de phÚsis en el fragmento 136 de Filolao no avala la noción del parentesco
universaL
Anamnesis en el Mcnón p/tdónico
las cosas está "toda ella emparentada" por la unidad del origen, 'tfjc; <púcreroc;
á.nácrflc; crurrevouc; OU<Jflc;, 81e9-d1 ], de manera que captar una sola cosa le
permite a wux:IÍ recuperar todas las demás. A estas condiciones epistemológica
y ontológica se añade una exigencia moral o ética, relativa a la conducta del
sujeto.
La tesis epistemológica central de la ominisciencia potencial se concreta
en la proposición de que buscar (1:0 �fl'tEÍ:v) y "lo que los hombres llaman''
aprender (JJ.á9flcrtc;, 't:O ¡.u:xveávuv)) son por completo (oA.ov) reminiscencia
(á.váJ.I.Vfl<Jtc;, 81d2-3), e implica la negación de la instrucción (o sea, el
complemento del aprender: la transmisión interpersonal del conocimiento,
otoax 1], 82a 1), según queda claro en las reiteraciones y aclaraciones posteriores
(81e-82a) y, sobre todo, en el curso del interrogatorio del esclavo. Pero, aunque
esta negación de enseñanza y aprendizaje parece resolver al menos una parte de
la preocupación inicialmente expresada por Menón (a saber, si la Ó'.pE't'IÍ es algo
otOClll:'tÓV y J.I.Cl9fl't:Óv, 70a), la tesis tiene claras restricciones. El foco de atención
no es el conocimiento en general y per Je, sino delimitado de antemano como
descubrimiento, investigación o búsqueda en el fondo de uno mismo -cuya
posibilidad y eventual éxito son afirmados inequívocamente-, en contraste
con el aprender (tomado éste en el sentido usual y convencional, de adquirir un
conocimiento de otro, o por una vía empírica) -cuya posibilidad es en
apariencia negada, o, dicho más precisamente, identificada con el acto de
recordar. Es importante advertir que la negación del aprender parece estar
igualmente restringida a "lo que los hombres llaman aprender" (puesto que en
81c6-7 se afirma que "no hay algo que [el alma] no h�yaaprendido (JJ.EJ.lá9flKEV)",
y en 81d 1, que "el alma ha aprendido todas las cosas" (JJ.EJ.1.Cl9flli:UÍClc; 'tfjc; \jiU Xfíe;
anav'ta), y porque, de todos modos, lo negado no es, en el fondo, más que
la corrección de una palabra). La cuestión está un tanto enredada por el uso
ambivalente de "aprender", pero parecerla que (para evitar una regresión
inf�ta) el conocimiento prenatal tendría que ser, en algún punto, una adquisi
ción, ya que la posesión prevía es la condición de posibilidad de la reminiscencia
de un saber. En todo caso, no es éste un punto que Sócrates parezca querer
precisar.
Algunas implicaciones fundamentales son explicitadas por Sócrates,
mediante comentarios intercalados estratégicamente a lo largo del interrogato-
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Enrique Híílsz Piccone
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Anamnesis en el Menón platónico
la única parte del A.óy� que Sócrates dice que defendería hasta el límite de su�
capacidades:
... las demás cosas no las af1rmaría yo del todo con seguridad. Pero d que creamos yuc
se debe buscar lo que no sabemos, [y que as� somos mejores y más valerosos y menos
perezosos que si creemos que ni es posible descubrir, ni debemos investigar aquello que
no sabemos, por esto sí lucharía hasta el final, tanto como pudiera, tanto con palabras
como con hechos."
7.1
Enrique Hiilsz PüTone 1
conciencia de ese saber que efectivamente posee 'lfUX'IÍ es, en efecto, la metáfora
de la ignorancia [Ó:I.Ul8Ía.]). Es efectivamente innegable que el olvido es
condición necesaria de la posibilidad del recuerdo, tanto como lo son la
existencia de objetos cognoscibles, su conocimiento previo y su presencia
virtual, o la preexistencia del alma. Aquí podría haber una conexión, aunque
sumamente oblicua, con Heráclito, y especialmente con su uso del verbo
A.a.v8ávro, que significa "olvidar" y (en voz media y pasiva) "pasarle algo
desapercibido a uno", "no advertir" "ser o estar inconsciente de', 'descuidar'27•
El tema de la ignorancia y la negligencia epistémica de "los hombres", en el
doble registro de la relación del sujeto cognoscente con el objeto cognoscible
y consigo mismo, es central en la concepción heraclitiana (y está articulado con
la relación dialéctica que hay entre la manifestación y la ocultación de lo real).
Lo que los hombres no advierten es, según el lenguaje del proemio del libro de
Heráclito (B 1 ), el A.óyo� y la q)'Ú<n�, que son universalmente asequibles y a la vez
permanecen ocultos para muchos. El fragmento 17 (citado en el epígrafe)
expone la ajenidad cognitiva del sujeto, negándole la comprensión de las cosas
con que se topa, incluso después de haberlas aprendido, y subraya el impacto
de la oó�a. como factor de la ignorancia.
También es notable la imagen de las oó�a.t verdaderas que están
adormecidas y pueden ser despertadas por las preguntas. No se dice expresa
mente, quizás por buenas razones ftlosóficas y literarias, nada semejante en el
caso de la bttO''t'IÍJ.l.ll, pues ¿cómo podría ésta ser descrita como estado de
adormecimiento? Y sin embargo, tal es la implicación: la visión prenatal que el
alma tuvo de todas las cosas yace en lo profundo, escapando a ser advertida,
pero puede ser recobrada. El surgimiento de las bttO''t'IÍJ.l.a.t es narrativamente
posterior, y entonces parece estar enfocado dentro de un marco de referencia
distinto (aunque también cargado de imágenes, la analogía con el sueño y la
vigilia no tiene lugar alh), y centrado en la superación del nivel de las dóxai
verdaderas. Por una parte, la espléndida imagen de las opiniones que se
despiertan desmiente la imagen inversa del efecto narcótico del EAE"f��' que
ahora desempena la función contraria, claramente benéfica. Por otra, la imagen
anticipa el episodio final, que está dominado por la relación entre oó�a. y
bttO''t'IÍJ.l.ll (que no es, notablemente, una relación de identidad). El contraste
'7
Respecto de l uso hcraclitiano de A.aveávw y ElttA.aveávw, véase Bl, B16, B71.
7<>
Aniimnésis en el Mcnón platónico
:!S Recuérdese la referencia a la posesión prevía de la lengua por el esclavo, en Mt'll H.'.•
Enriqtfe Hiilsz Piavne
29 Sobre este punto, véase C. 1 l. Kahn, The art and tbought of Heradítus, Cambridge, 1979, p.
127 con nota 112 (comentario a B45); la referencia a Burnet es a "Thc socraric doctnne of
thc soul" (Pmcecdings of the British .\cadcmy 7, 1916). ,\cerca de la compleja conexión
p.rukhi-tógos, explicita en B45 y B115, remito a mi artículo "Dos fragmentos de lleráclíto
sobre \j/UXTÍ y /..óyoc,", en Tbeoria 6 (1998), pp. 99-110. El famoso fragmento B107, con su
imagen de las f3ap(3apo1. lji"U)(UÍ -las <1uc no hablan el lenguaje dellógos es decisivo, pues
-,
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