Informe Final Produccion de Insectos para Consumo Humano RSA CONICET AC
Informe Final Produccion de Insectos para Consumo Humano RSA CONICET AC
Informe Final Produccion de Insectos para Consumo Humano RSA CONICET AC
- INFORME FINAL -
Diciembre de 2021
“Producción de insectos para consumo humano”
ÍNDICE
1. DESCRIPCIÓN DE LA SOLICITUD ................................................................................................ 3
2. CONFORMACIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO ............................................................................ 3
3. RESUMEN EJECUTIVO ................................................................................................................... 6
4. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 7
5. PRODUCCIÓN PRIMARIA DE GRILLOS PARA CONSUMO HUMANO ................................ 10
5.1. Etapas de la producción primaria de grillos ............................................................................... 13
5.2. Almacenamiento, embalaje, etiquetado y transporte en plantas de producción primaria .......... 20
5.3. Manejo de los descartes, abono.................................................................................................. 22
5.4. Automatización industrial y optimización del proceso .............................................................. 24
5.5. Plagas y enfermedades reportadas en la cría de ortópteros ........................................................ 25
5.6. Salud del personal y medidas preventivas ................................................................................. 26
5.7. Contaminantes químicos y biológicos en producción primaria de insectos............................... 27
6. PROCESAMIENTO INDUSTRIAL DE INSECTOS PARA CONSUMO HUMANO .................. 35
6.1. Material de entrada del procesamiento industrial de grillo ........................................................ 36
6.2. Acondicionamiento de las materias primas ............................................................................... 36
6.3. Producción de ingredientes congelados ..................................................................................... 41
6.4. Producción de grillo entero deshidratado................................................................................... 42
6.5. Producción de polvo de grillo .................................................................................................... 45
6.6. Contaminantes químicos y biológicos en producción industrial de insectos ............................. 46
6.7. Usos propuestos de A. domesticus como nuevo alimento (novel food, NF) .............................. 55
7. CONCLUSIONES ............................................................................................................................ 60
8. AGRADECIMIENTOS .................................................................................................................... 62
9. REFERENCIAS ................................................................................................................................ 62
10. ANEXOS ........................................................................................................................................ 78
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“Producción de insectos para consumo humano”
INFORME FINAL
1. DESCRIPCIÓN DE LA SOLICITUD
El presente documento surge a partir de una asistencia científica solicitada a la Red de Seguridad
Alimentaria del CONICET (RSA-CONICET) por parte de la Dirección Nacional de Inocuidad y
Calidad Agroalimentaria (DNICA) del SENASA. A raíz de esta solicitud, se realizó la búsqueda de
expertos para conformar el grupo de investigadores ad hoc (GIAH) el cual realizó una búsqueda
bibliográfica y redactó una guía con el objetivo de orientar sobre prácticas comunes y seguras para la
producción de ingredientes alimentarios que utilizan insectos como materia prima.
Cabe destacar que tanto las etapas como los procedimientos descritos en el presente documento deben
ser tomados como sugerencias o recomendaciones basadas en antecedentes científicos, las cuales
tienen por objetivo de presentar un posible proceso productivo para la utilización, en principio, de
grillos de la especie Gryllus assimilis destinados al consumo humano.
Coordinadores temáticos:
Dra. Victoria Brusa. Investigadora Adjunta CONICET. Instituto de Genética Veterinaria “Ing.
Fernando Noel Dulout” (IGEVET), La Plata. Especialista en evaluación de riesgos en cadenas
agroalimentarias.
Dr. Juan M. Oteiza. Investigador Adjunto CONICET. Centro de Investigación y Asistencia Técnica
a la Industria (CIATI), Centenario, Neuquén. Especialista en calidad e inocuidad alimentaria.
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“Producción de insectos para consumo humano”
ISSN 2618-2785
STAFF
Red de Seguridad Alimentaria
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
4 Unidades Ejecutoras:
-CIVETAN (Centro de Investigación Veterinaria de Tandil) – Fac. Cs. Veterinarias UNCPBA.
Titular: Paula Lucchesi
Suplente: María Emilia Latorre
-IPATEC (Inst. Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales) - Univ Nac del
Comahue.
Titular: Diego Libkind
Suplente: Martín Ducos
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“Producción de insectos para consumo humano”
3. RESUMEN EJECUTIVO
En el año 2012 se creó el Programa Internacional de Insectos para Alimentación (IPIFF) y en el año
2013, la Organización para la Agricultura y Ganadería de las Naciones Unidas (FAO) publicó una
revisión acerca de la producción y el consumo de insectos comestibles, su contribución a la seguridad
alimentaria y a la protección del medio ambiente. A partir de esta revisión, numerosos autores
estudiaron las diferentes propiedades biológicas de los insectos que hacen que su producción pueda
ser sustentable. Los insectos se encuentran adaptados a consumir poca cantidad de agua y pueden
llegar a emitir, según la especie, escasos o nulos gases de efecto invernadero. Además, al no consumir
energía para regular su temperatura, pueden canalizar prácticamente todo el alimento consumido en su
crecimiento, lo que se demuestra en sus altas tasas de conversión de alimento en masa corporal. A su
vez, pueden procesar una amplia diversidad de sustratos, lo que los hace aptos para reconvertir
residuos o subproductos de bajo valor industrial. Se ha demostrado que diversas especies de insectos
contienen un alto porcentaje de proteína (50 – 60%), aminoácidos esenciales, vitaminas y
micronutrientes típicos de los alimentos de origen animal. Sus heces secas pueden ser utilizadas como
abono sin compostaje previo. En la actualidad a nivel mundial existen 83 empresas de cría de
insectos, las cuales reportan inversiones acumuladas de 1.000 millones de euros. El mercado
internacional de insectos comestibles se estima en unos 400 millones de dólares y se espera que para
el 2030 esta cifra llegue a 3.000 millones. En Argentina existen más de 40 instalaciones de cría piloto
de diferentes especies de insectos, asociadas generalmente a universidades e institutos de
investigación. A nivel nacional, solo cuatro empresas comercializan insectos con fines de
investigación, polinización, biocontrol y alimentación animal de insectívoros. Si bien en Argentina no
existe una legislación que ampare la habilitación de estos establecimientos, recientemente SENASA
habilitó en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (RENSPA) la categoría de
explotaciones “producción de insectos para consumo”. A raíz de la falta de legislación, el SENASA le
solicitó a la Red de Seguridad Alimentaria (RSA-CONICET) la elaboración de un informe con el
objetivo de evaluar el perfil de riesgo de insectos comestibles como los grillos, congelados,
deshidratados y en polvo, que sirva de insumo para el desarrollo de productos seguros y adecuados
para el consumo humano y la alimentación animal. Este documento se basa principalmente en los
procesos involucrados en la Producción Primaria y en la Producción Industrial de grillos para
consumo humano. Se tratan aspectos relacionados a las buenas prácticas de higiene en producción
primaria e industrial de grillos destinados a consumo humano, prácticas que también resultan
aplicables para alimentación animal (avicultura, porcicultura, piscicultura, acuicultura y animales
domésticos, entre otros). Incluye también la descripción de los requisitos medioambientales y de salud
animal, estructura organizativa de la empresa y sus empleados. En líneas generales se abordan las
distintas etapas de la producción, los cuidados a contemplar durante la cría y la faena, así como la
salud del personal y medidas preventivas a tener en cuenta. Por otro lado, a nivel industrial se
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“Producción de insectos para consumo humano”
describen las condiciones de manejo de las materias primas, el almacenamiento de las mismas, y la
obtención de tres posibles productos (congelado, deshidratado, polvo), con las medidas higiénico
sanitarias adecuadas. Este documento fue elaborado a partir de una amplia base bibliográfica nacional
e internacional que documenta la utilidad y conveniencia de generar insectos como producto
destinado a la alimentación humana. Se espera que este trabajo de revisión sea de utilidad para los
organismos gubernamentales de control, a los fines de legislar esta actividad emergente en la
Argentina.
4. INTRODUCCIÓN
En 2013, la Organización para la Agricultura y Ganadería de las Naciones Unidas (FAO) publicó su
reconocida revisión denominada “Insectos comestibles. Perspectivas de futuro para la alimentación
y la seguridad alimentaria” relevando y promocionando la producción y el consumo de insectos
comestibles por su potencial contribución a la seguridad alimentaria y la protección del medio
ambiente. Numerosos trabajos han sido publicados desde ese entonces. Actualmente el tema se
encuentra en una etapa exponencial de generación de conocimiento técnico y biológico referido al
manejo de cultivos de insectos.
Las bases de esta nueva industria, consolidada en un consumo ancestral, están relacionadas con
diversas propiedades biológicas que hacen sustentable su producción. Los insectos se encuentran
adaptados a consumir muy poca agua y, según la especie, emiten escasos o nulos gases de efecto
invernadero. Por otra parte, al ser poiquilotermos (no gastan energía en regulación de temperatura),
canalizan prácticamente todo el alimento consumido en su crecimiento, lo que se demuestra en sus
altas tasas de conversión de alimento en masa corporal. Por otra parte, pueden procesar una amplia
variedad de sustratos, lo que los hace aptos para reconvertir residuos o subproductos de bajo valor
industrial. Resulta importante destacar que los insectos contienen un porcentaje cercano al 50-60% de
proteína, aminoácidos esenciales, vitaminas y micronutrientes típicos de los alimentos de origen
animal. Finalmente, sus excretas secas y eficientemente biodegradadas, son aptas para su uso directo
como abono sin compostaje previo (FAO, 2013).
En el año 2012 se creó el Programa Internacional de Insectos para Alimentación (IPIFF, por sus siglas
en inglés), hoy conformado por 83 empresas del rubro (el cual reporta inversiones acumuladas de
1.000 millones de euros)1. Actualmente, el mercado internacional de insectos comestibles se estima en
unos 400 millones de dólares y se espera que para el 2030 esta cifra llegue a 3.000 millones. Muchas
de estas empresas son capaces de generar toneladas de insectos diarios, tal como el caso de la
recientemente inaugurada planta holandesa (de 14.000 m2) de la empresa Protix2, la cual canaliza toda
su producción en alimentación animal (Reuters, 2019).
1
https://ipiff.org/
2
https://protix.eu/
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“Producción de insectos para consumo humano”
El insecto entero, o sus extractos proteicos, son mayormente utilizados a nivel mundial para
suplementar la dieta de peces (salmón, trucha y, en Argentina, propuesto para pacú), pollos, porcinos
y mascotas. Recientemente, el IPIFF emitió un documento sobre Buenas Prácticas de Higiene (BPH)
para la producción de insectos, el cual sentó las bases para la redacción de este documento (IPIFF,
2019).
Otro antecedente en producción que resulta importante mencionar es el caso las ento-granjas de la
península de indochina, principalmente Tailandia, donde se relevaron cerca de 20.000
establecimientos (Hanboonsong y col., 2013). Con una producción anual de 7.500 toneladas, se han
convertido en el principal exportador de harina de grillo. En muchos casos, las mismas son granjas
familiares las cuales aprovechan la temperatura favorable del ambiente para la cría sin consumo de
energía en calefacción. Por otra parte, existen empresas acopiadoras que procesan el grillo para
exportarlo en forma de harina o pastas proteicas secas listas para el consumo (Reverberi, 2020). El
Ministerio de Agricultura de Tailandia publicó oficialmente las primeras BPH específicas para cría de
grillo. Este documento contiene las indicaciones que los agricultores deben seguir para criar grillos de
manera segura, optimizada y estandarizada (Ministry of Agriculture and Cooperatives, Thailand,
2017).
La cría de insectos a gran escala tiene su antecedente en el control de plagas. Por ejemplo, la técnica
del insecto estéril requiere la liberación de una enorme cantidad de individuos, como en el caso del
manejo de la mosca de la fruta (FAO, 2012). Los insectos comestibles, por su parte, han sido
cultivados principalmente para el consumo vivo para mascotas tales como reptiles y anfibios. Durante
el año 2012, en los Estados Unidos se relevaron un total de 32 PyMES, y una incontable cantidad de
pequeños emprendimientos los cuales permitían alimentar a un mercado de 6 millones de mascotas
insectívoras (Weissman y col., 2012). Esto sentó las bases para el desarrollo técnico y de
instalaciones, los cuales rápidamente se reconvirtieron para satisfacer la nueva tendencia de consumo
humano y animal.
En el caso de Argentina, se cuenta con experiencia en el manejo de plagas utilizando la técnica del
insecto estéril, y se están realizando crías de insectos para su uso como controladores biológicos de
plagas (ISCAMEN, Mendoza). Actualmente, en el país existen más de 40 instalaciones de cría piloto
de diferentes especies de insectos, asociadas generalmente a universidades e institutos de
investigación. Por otro lado, funcionan al menos 4 empresas proveedoras de insectos con fines de
investigación, polinización, biocontrol y alimentación animal de insectívoros: AgIdea3, BioCerta4,
Brometán S.R.L.5 y Grillos Capos6. Aunque no existe actualmente una legislación nacional que
ampare la habilitación de estos establecimientos (Polack y col., 2020), recientemente SENASA
3
www.agidea.com.ar/es/index.php
4
www.biocerta.com.ar
5
www.brometan.com.ar
6
www.grilloscapos.com.ar
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7
https://aps2.senasa.gov.ar/Renspa/faces/pages/altaRenspa.jsp
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“Producción de insectos para consumo humano”
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“Producción de insectos para consumo humano”
(A)
(B)
(C)
Figura 2. Diagrama de flujo general correspondiente a los procesos involucrados en la
producción primaria e industrial de grillos para consumo humano.
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b) Sustratos de alimentación: La selección del sustrato de alimentación resulta en uno de los pasos
más importantes para obtener una cría exitosa. El alimento es un elemento clave en el proceso de
reproducción (mayor descendencia, huevos sanos y viables) y es la fuente de energía necesaria para el
adecuado crecimiento de los insectos que serán utilizados para la producción industrial. Los insectos
8
http://www.grilloscapos.com.ar/BPGryllusAssimilis.pdf
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“Producción de insectos para consumo humano”
omnívoros, entre los que se cuentan los grillos, pueden alimentarse con materiales de origen vegetal
y/o animal.
que los insectos destinados al consumo humano son considerados como “animales para la producción
de alimentos” y, por lo tanto, los piensos que se utilizan para su producción están sujetos a la misma
legislación y normas de alimentación para animales como porcinos, bovinos y aves de corral
(Ngonlong y col., 2014). Por otra parte, los sustratos que están prohibidos en la UE son: estiércol,
excrementos humanos, aguas tratadas, residuos sólidos (urbanos industriales o domésticos), productos
o subproductos de animales procedentes de mataderos o semejantes (como proteínas de animales
procesadas), residuos de alimentos provenientes de restaurantes, establecimientos de restauración y
hogar (IPIFF, 2019). Por su lado la IPIFF (2019) considera indispensable la trazabilidad de la
producción, comenzando por los alimentos utilizados en la cría.
apropiados (p. ej., carritos) para minimizar los viajes de recarga y así disminuir el tránsito innecesario
en el habitáculo.
Existen variados tipos de contenedores utilizados para la cría de grillos. Por citar algunos ejemplos,
cilindros de concreto (80 cm diámetro, 50 cm altura, ~250 L), bloques de concreto (1,2 x 2,4 x 0,5 m,
~1.500 L), cajones de madera terciada (1.700 L), cajones plásticos (0,8 x 1,8 x 0,3 m, ~430 L),
contenedores de acrílico o vidrio laminado (0,6 x 1 x 0,4 m, ~240 L) (Hanboonsong y col., 2013). Un
ejemplo de estos contenedores se presenta en la Figura 3. Cualquiera sea la opción elegida, es
recomendable utilizar el sellado con carpintería de aluminio (mosquitero, perfiles y burletes
adecuados). Dentro de los contenedores se coloca un sustrato cuya función es el aumento de la
superficie habitable (normalmente maples de huevos) colocados de manera tal de dejar entre cartones
espacios de entre 0,5 y 2 cm. Se recomienda no utilizar maple reciclado de otras actividades para la
cría de grillos, para evitar el peligro de introducción de agroquímicos u otros agentes contaminantes.
Sin embargo, el reciclado de los cartones utilizados en cohortes anteriores mediante una desinfección
o un mes de estacionamiento mínimo es una práctica sustentable.
Los contenedores pueden ser apilados en estanterías, con dos o tres pisos de altura, pero siempre
dejando al menos 35 cm desde el estante inferior al piso para poder realizar una correcta limpieza de
la sala. En general, toda mesada o amoblamiento debe tener esta distancia mínima. Comederos,
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“Producción de insectos para consumo humano”
bebederos y cualquier otro objeto utilizado deben ser de materiales adecuados, certificados para su
contacto con alimento, evitando contaminaciones químicas. En cuanto a pisos, se sugiere que los
mismos sean, en lo posible, lisos (fibrocemento, microcemento, epoxi), que cumplan con las
exigencias de las normativas vigentes y con zócalos sanitarios. Se recomienda asimismo la presencia
de canaletas de desagüe con rejillas, y que el diseño de los pisos sea con caída hacia las mismas para
facilitar la limpieza con agua. Cada rejilla debe tener tapa ciega abatible, de cierre hermético, para
evitar el ingreso o egreso de insectos desde o hacia los desagües cloacales. En caso de heladeras o
muebles de similar envergadura, colocarlos sobre estructuras provistas de ruedas con frenos para
moverlos con facilidad durante el aseo del espacio. Por otra parte, se recomienda el empleo de puertas
con burlete adecuado.
-Ventilación: Se requiere que el espacio donde se encuentran los insectos tenga una ventilación
adecuada según las características de la especie y los niveles de temperatura y HR adecuados para
criarlos. Esto no solo asegura condiciones de limpieza, sino que evita la contaminación cruzada a
través del aire.
-Programa de manejo integrado de plagas: Se debe establecer un programa de monitoreo periódico
y establecer los correspondientes controles por empresas externas certificadas en control de plagas.
d) Cosecha: La cosecha consiste en separar los insectos de sus sustratos. Se retiran de los
contenedores o cámaras de cría y se limpia el sustrato de alimentación o excremento que pueda haber
quedado adherido en ellos. Una proporción de los individuos producidos suele ser destinada para
reproducción asegurando la continuidad del sistema. El resto se cosecha en el estadio adulto o
subadulto, cuantificando en kg/m3. Típicamente un cultivo iniciado con un inóculo de 60 mil
insectos/m (< 4 g, < 1 día de vida) genera en condiciones óptimas 12 kg/m3 (40 – 50 días de vida,
3
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“Producción de insectos para consumo humano”
En el caso de los grillos (así como para otros ortópteros), se cosechan entre el 5 to a 7mo instar (estadio
ninfal o adulto) cuando el insecto adquiere en promedio del 50 al 100% de su peso máximo.
Los grillos son retirados de los contenedores y colocados en recipientes plásticos para su transporte
hacia las habitaciones contiguas de cosecha, con infraestructura de trabajo preparada para tal fin.
Dado que gran parte de los grillos se mantienen aferrados a los soportes de cría, esta operación puede
realizarse mediante el trasvase de dichos soportes desde el contenedor original hacia los recipientes
plásticos utilizados para la cosecha, incorporando luego los grillos que hayan quedado en el recipiente
original. Posteriormente, en la habitación de cosecha dichos soportes pueden ser sacudidos de manera
tal que los grillos se suelten y caigan al recipiente. En este proceso es común que se produzca mucho
polvo, por lo que es imprescindible que el lugar esté adecuadamente ventilado. En este sentido, se han
reportado en trabajadores alergias propias del contacto con el polvo generado por los insectos,
probablemente causadas por su contenido de ácaros (Lopata y col., 2005). Es imperativo el uso de
elementos de protección tales como barbijos o máscaras, delantales plásticos, antiparras, cofia y
guantes, habiendo mostrado buen resultado para este tipo de patologías de baja frecuencia en
trabajadores (Caporaletti, 2018). Por otra parte, se recomienda no realizar la cosecha de los insectos
en la misma habitación en la que se realiza la cría, de manera de evitar deteriorar las condiciones de
los cultivos. Asimismo, es deseable que cada habitación de cría tenga su habitación de cosecha
correlativa, asegurando la independencia de las diferentes líneas y evitando posibles contaminaciones
cruzadas.
Durante el proceso descrito, además de los grillos cosechados, se separan otros 3 componentes: 1) los
excrementos secos, que pueden ser directamente utilizados como abono (puede requerirse un
tamizado previo para separarlo de restos de alimento no consumido); 2) soportes tales como maples o
plásticos utilizados dentro del contenedor, que deben separarse para su desinfección y reutilización; y
3) restos de alimentos y soportes que hayan cumplido su vida útil y deban ser triturados y desechados
o compostados.
e) Faena: Existen muchas técnicas para faenar insectos (ANSES, 2015). Los dos métodos de faena
más frecuentemente empleados son:
Por frío: El cual emplea temperaturas de congelamiento menores a -18 °C. Con este método se
minimiza la desnaturalización de proteínas y se conservan mejor las vitaminas. Sin embargo, la carga
microbiológica no resulta prácticamente afectada y la desparasitación (especialmente si existiera
presencia de nematodos) no es completa. Los insectos congelados pueden almacenarse a esta
temperatura en bolsas selladas para su posterior procesamiento.
Por calor: Se emplea un escaldado a 60 – 100 °C, durante 3 a 5 minutos. Se cocinan los insectos en
agua caliente o por vapor, lo que reduce sustancialmente la carga microbiana. Los insectos son luego
escurridos y secados. La temperatura es suficiente para eliminar la flora intestinal y parásitos, pero no
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“Producción de insectos para consumo humano”
esporos bacterianos. Algunos nutrientes y elementos sensoriales de interés pueden ser degradados, por
lo que no suele ser una práctica muy frecuente cuando el producto se vende para consumo directo. El
faenado por calor previene procesos de fermentación, dando al alimento una fecha de vencimiento
más larga (Vandeweyer y col., 2018).
Existen algunos casos en donde la faena se realiza a 60 °C. Si bien este tratamiento no reduce
considerablemente la carga microbiana, el alimento conserva mejor sus propiedades organolépticas.
Este tipo de tratamiento puede ser realizado directamente en el local gastronómico durante la etapa de
cocción, o en la industria alimentaria durante su procesamiento. De esta manera, la pasteurización se
realizaría en otro establecimiento independiente o en instalaciones apropiadas (zona limpia) dentro del
mismo establecimiento. Finalmente, también son refrigerados a -18 °C para su almacenamiento y
transporte.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Rotulado: Los productos de la producción primaria deben tener adecuado rotulado en caso de no
realizarse un proceso continuo dentro del mismo establecimiento. Según el destino, se determina su
rotulado. Por ejemplo, si son utilizados como materia prima en industria alimentaria, el rótulo debería
contener la siguiente información: marca y logo; origen del producto (información del productor,
empacador y/o distribuidor); código del producto, incluyendo código de barras (según determine
organismo pertinente); contenido del envase, fecha de embalaje y lote, fecha de vencimiento y
condiciones para su almacenamiento. En el caso que el destino sea el consumo humano (p. ej., grillo
congelado directo a góndola sin procesamiento industrial) debería contener datos relacionados con:
composición nutritiva, calorías, peso, porciones por envase, y declaración/advertencia sobre
potenciales alérgenos.
Actualmente se dispone de mucha información bibliográfica que demuestra los beneficios
nutricionales de los alimentos basados en insectos, así como los beneficios al medio ambiente (van
Huis y col., 2015). Aun así, es preciso tener en claro cuáles de todos los beneficios se encuentran
plenamente demostrados científicamente de manera de utilizados para promocionar este tipo de
productos. Por otra parte, no existe demasiada información relacionada con la potencial alergenicidad
cruzada con alérgenos de declaración obligatoria. En la medida en que se genere más información
sobre este punto, podrá regularse la declaración obligatoria o la incorporación de algún tipo de
rotulado precautorio.
En caso de demostrarse que son alimentos “sin TACC”, esta información también podría agregarse al
rótulo. Otros detalles relacionados con el etiquetado, sobre todo para productos destinados al consumo
humano, pueden encontrarse en la “Guía para suministro de información al consumidor de los
productos basados en insectos” (IPIFF, 2019). En todos los casos, los criterios acordados deben
contemplar las normas vigentes en el Capítulo V del CAA (CAA, 2021b). El resto de documentación
adicional debe generarse en función de los controles y registros estatales pertinentes, en los que
intervengan el SENASA y la ANMAT.
Transporte y logística: En cuanto a este aspecto, es deseable contar con un espacio de carga cerrado
cuya ubicación sea anexa a los depósitos (donde los vehículos puedan ser cargados). Estas áreas
deben disponer de programas de limpieza y desinfección periódicas registradas, lo mismo que los
vehículos.
El transporte de productos alimenticios debe estar habilitado e idealmente dedicarse exclusivamente a
este tipo de mercadería (ideal contar con transportes propios de la empresa). En caso de realizar
transportes de mercaderías de otra índole, esto debería ser informado al productor previo a la carga,
pudiendo ser causal de suspensión y cambio del móvil. Las inspecciones de la caja del transporte,
lugar donde se acomodará la mercadería, deben reflejar condiciones de higiene aptas para el
transporte.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Las temperaturas de transporte pueden ser de congelación (-18 °C), refrigeración (0 – 7 °C) o
temperatura ambiente (15 – 25 °C, notar que incluso a estas temperaturas será necesario un sistema de
acondicionamiento de aire). Esto dependerá del tipo de producto y tiempos de viaje. Es recomendable
realizar controles cruzados entre el productor y el comprador de manera de garantizar la trazabilidad
de las operaciones realizadas (sobre todo en mercadería usada como sustrato de la industria
alimentaria o mercadería despachada congelada).
9
https://www.ghann.com/Default.aspx
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“Producción de insectos para consumo humano”
Otros residuos que se suelen adicionar en los abonos son los cartones de maple, que luego de ser
higienizados y reutilizados varias veces deben ser descartados. Estos pueden ser picados y agregados
en determinadas proporciones al compost. Se espera que, con el crecimiento de la producción de
grillos a nivel global, se desarrollen en el futuro cercano nuevos soportes elaborados con materiales
más perdurables.
Otra potencialidad de uso de los residuos es la generación de biocombustibles, como se realiza en
ciertas producciones porcinas (FAO, 2019). En ciertos casos, esto podría ser una posible solución al
problema de la calefacción. Sin embargo, la menor relación desechos/productos en el caso de los
grillos haría menos eficiente el proceso. De cualquier forma, debe preverse un paso de tamizado de lo
que se conoce como “cama de grillo”, y destinarse un área de estacionamiento para los desechos y
contenedores separados para compost o abono directo una vez que estos han sido aislados los restos
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“Producción de insectos para consumo humano”
aplicables a las camas de insectos (SAGyP, 2015). Por otra parte, residuos plásticos, bebederos y
comederos, pueden ser lavados y desinfectados para su posterior reciclaje.
empresa estadounidense Aspire Food Group11. Esta empresa es pionera en la aplicación de robótica y
colecta automática de datos que responden a la necesidad de dietas y condiciones de cría específicas y
10
https://www.protifarm.com/
11
https://aspirefg.com/
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eficientes, por especie. Con estas mejoras, se logran (en algunos casos) duplicar los rendimientos de
producción, medidos como tamaño promedio de insectos o kg/unidad de cría (cajón o recipiente
estándar). De esta manera, proveer al equipo de trabajo de herramientas estadísticas para análisis de
registros periódicos o instrumentos de laboratorios tales como balanzas de precisión, lupas (para
observación de huevos u ácaros contaminantes), así como cuartos de cultivo microbiológico, resulta
esencial para un proyecto a largo plazo.
32 establecimientos de cría de grillos en EEUU que sufrieron este flagelo (Weissman, 2012). En el
caso de otros grillos tales como G. sigillatus, G. assimilis o Gryllodes bimaculatus, los individuos
podían ser portadores asintomáticos sin ser afectada su biología, crecimiento o supervivencia por este
virus. Por tanto, el reemplazo de A. domesticus por alguna de estas 3 especies solucionaría el
problema en un tiempo relativamente corto. En Argentina, esta experiencia se implementó con éxito
el mismo año en granjas de A. domesticus (Caporaletti, comunicación personal). Otros virus que
afectan a ortópteros son el cricket paralysis virus (CrPV), Penaeus merguiensis densovirus
(PmergDNV) y el Iridovirus (CrIV) (EFSA, 2021).
Resulta importante destacar que los patógenos de insectos son generalmente específicos de
invertebrados e inocuos para vertebrados, afectando exclusivamente el rendimiento de producción.
La primera barrera contra una enfermedad en el cultivo es el análisis in situ. Para ello es necesario
contar con personal capacitado (bromatólogos o profesiones afines) y un laboratorio debidamente
equipado en el que pueda realizarse diversos análisis (microbiológicos, químicos, etc.). Dentro del
equipamiento recomendado se puede mencionar:
● Lupa, microscopio común y de contraste de fases.
● Campana y sector para cultivo microbiológico. Idealmente, flujo laminar o cabina de
seguridad biológica.
● Balanzas analíticas.
● Freezers y heladeras para muestras, estufas de cultivo, autoclaves y material básico de
laboratorio para análisis microbiológico.
Se recomienda disponer del laboratorio en una habitación de proporciones adecuadas para tal fin
dentro de las mismas instalaciones.
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“Producción de insectos para consumo humano”
piensos no deberían representar una amenaza mayor que los productos que ya están en el mercado
(EFSA, 2015). Por otra parte, recientemente la FAO publicó un informe sobre insectos comestibles
desde la perspectiva de seguridad alimentaria, en el cual también se menciona la importancia de la
calidad e inocuidad del pienso o los sustratos utilizados para la cría de insectos (FAO, 2021).
Asimismo, en enero de 2021, publicó la primera evaluación de seguridad de un insecto como nuevo
alimento, concretamente referida a la larva de T. molitor, y comprendiendo tanto al insecto entero
seco como en forma de polvo (EFSA, 2021).
Se sugiere que tanto la seguridad química como microbiológica del sustrato de cría se controlen
periódicamente, así como la presencia de contaminantes orgánicos e inorgánicos tales como plásticos,
toxinas y metales pesados que puedan ser bioacumulados.
-Contaminantes químicos
Dentro de los contaminantes químicos que podrían estar vinculados a la producción de insectos se
pueden mencionar: micotoxinas, plaguicidas, metales pesados, dioxinas, alérgenos, bifenilos
policlorados, hidrocarburos poliaromáticos, medicamentos veterinarios, toxinas vegetales y
contaminantes tales como los microplásticos y éteres de bifenilos polibromados (Meyer y col., 2021;
Gaylor y col., 2012; FAO, 2021). El contenido de estos contaminantes en los insectos dependerá de
varios factores entre los que se destacan las características propias del contaminante, la especie de
insecto, el estado de desarrollo del individuo, así como de las condiciones de crianza y la dieta
suministrada entre otros (Meyer y col., 2021; FAO, 2021).
A continuación, se presenta un resumen de algunos de los peligros químicos relacionados con la cría
de insectos para consumo humano y/o animal.
Micotoxinas
Algunos estudios realizados han detectado la presencia de varias micotoxinas (beauvericina, eniantina
A y A1 entre otros) en insectos comestibles, aunque no en niveles que resulten problemáticos para la
salud pública (Charlton y col., 2015; De Paepe y col., 2019). Asimismo, se ha documentado la
presencia de aflatoxinas, en niveles elevados, en algunos lotes comerciales de gusanos mopane
(Gonimbrasia belina) “listos para comer”, destacando la importancia de la manipulación, el
procesamiento y el almacenamiento en su prevención (Mpuchane y col., 1996; Mpuchane y col.,
2000). Por un lado, existe evidencia científica que demuestra que insectos expuestos a sustratos con
elevados niveles de micotoxinas no acumularían dichos contaminantes, sino que los metabolizarían o
excretarían (van Broekhoven y col., 2017; Niermans y col., 2019; Schrögel & Wätjen, 2019). Por otra
parte, existen otras publicaciones en las cuales se observaron efectos en la supervivencia de insectos
expuestos a sustratos con altas concentraciones de micotoxinas, así como reducciones en la
performance de crecimiento cuando las micotoxinas se encontraban en bajas concentraciones. Sin
embargo, al administrar estos compuestos con la dieta, en ensayos experimentales no se observó
28
“Producción de insectos para consumo humano”
Plaguicidas
Los plaguicidas utilizados en la producción agrícola pueden acumularse en insectos (Houbraken y
col., 2016). Se ha identificado clorpirifós (insecticida organofosforado) en muestras de larvas de
Musca domestica, aunque en niveles que no representan un riesgo para la seguridad (Charlton et al,
2015).
La alimentación controlada en las granjas de insectos comestibles ayudaría a minimizar los riesgos
asociados con los residuos de plaguicidas. Por otra parte, sería recomendable que la legislación que
establece los Límites Máximos de Residuos (LMR) de plaguicidas en alimentos establezca límites
para los insectos con objeto de eliminar los riesgos asociados a estos contaminantes.
Metales pesados
La acumulación de metales pesados en insectos comestibles se encuentra asociado a una serie de
factores entre los que se destacan: tipo de metal, especie de insecto, fase de crecimiento, sustratos
utilizados y contaminación ambiental (EFSA, 2015; FAO, 2021). La acumulación de cadmio se ha
documentado en algunas especies de insectos de interés comercial (H. illucens y G. assimilis)
(Purschke y col., 2017; van der Fels-Klerx y col., 2020), encontrándose en algunos casos niveles
superiores a los permitidos en la UE en la alimentación animal en M. domestica (Charlton y col.,
2015). Por otra parte, existen estudios que demuestran que H. illucens puede acumular plomo cuando
son criadas sobre sustratos contaminados con el metal pesado (van der Fels-Klerx y col., 2016;
Purschke y col., 2017), lo mismo que en chapulines (nombre que reciben en México los saltamontes,
grillos y otros ortópteros saltadores), los cuales fueron identificados como una de las fuentes que
contribuyeron a un brote de envenenamiento por plomo en Monterrey (México) (Handley y col.,
2007).
29
“Producción de insectos para consumo humano”
Dioxinas
Actualmente no hay información científica suficiente relacionada a la acumulación de dioxinas
(dibenzodioxinas policloradas y dibenzofuranos policlorados, o PCDD+PCDF) y bifenilos
policlorados similares a las dioxinas (PCBs) en insectos comestibles. Sin embargo, se ha demostrado
que los PCBs se pueden acumular en grillos expuestos a suelos contaminados, aunque los niveles
encontrados no se consideran de preocupación para la salud (Paine y col., 1993; Poma y col., 2017).
Alérgenos
Los alimentos a base de insectos podrían presentar algún tipo de riesgo para los consumidores
alérgicos, particularmente aquellos que presentan hipersensibilidad a los crustáceos, debido a que
puede ocurrir reactividad cruzada (Srinroch y col., 2015). Estudios “a escala piloto” realizados por
Broekman y col. (2016) detectaron que las IgE de personas alérgicas a los crustáceos podrían unirse
tanto a distintas proteínas homólogas de los insectos, en particular a tropomiosina y arginina quinasa
(alérgenos principales de los crustáceos), como a proteínas sarcoplasmáticas de unión al calcio y a la
cadena ligera de miosina (alérgenos menores de crustáceos). Esto sugiere que personas con alergia al
camarón podrían estar en riesgo de alergia asociado al consumo de insectos tales como T. molitor,
Alphitobius diaperinus y Z. morio entre otros (Broekman et al, 2017). Dentro de los alérgenos
conocidos que podrían causar reacciones alérgicas cruzadas se encuentran: arginina quinasa,
tropomiosina, gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa, hexamerina 1B, sericina y hemocianina, entre
otros (FAO, 2021). Por otra parte, tal como sucede con otros alimentos, el procesamiento también
puede desempeñar un papel relevante tanto en el aumento como en la disminución de la alergenicidad
de insectos, dependiendo el tipo de alérgeno y/o del proceso involucrado (Phiriyangkul y col., 2015).
Aunque los alérgenos de insectos específicos son en gran parte desconocidos, existen pocos casos
notificados de reacciones alérgicas asociadas a la entomofagia (FAO, 2021). Sin embargo, se han
documentado reacciones alérgicas a insectos de los órdenes Coleoptera y Orthoptera tanto por
inhalación como por contacto con la piel (Park y col., 2014; Pener, 2014). Los estudios sugieren que
30
“Producción de insectos para consumo humano”
-Contaminantes biológicos
A pesar de que los agentes patógenos de insectos (entomopatógenos) son considerados inofensivos
para humanos y animales debido a la distancia filogenética, los insectos pueden ser vectores de
microorganismos que sí podrían ser perjudiciales para la salud del ser humano y/o animales,
especialmente cuando los mismos son criados en condiciones higiénicas no controladas (Kooh y col.,
2019). El riesgo de transmitir infecciones zoonóticas a los humanos a través de insectos comestibles
parece bajo, pero este tema requiere de mayor investigación de manera de poder cuantificar el riesgo
asociado al consumo de alimentos y piensos (Dicke y col., 2020).
La microbiota de los insectos es compleja, no solo se localiza en el intestino sino también en otras
partes anatómicas. Esta microbiota está compuesta por microorganismos que son parte intrínseca del
ciclo de vida, pero también por otros que son introducidos durante el cultivo y el procesamiento
(EFSA, 2015). La presencia de dichos microorganismos se ve afectada tanto por la especie de insecto,
como por la etapa de desarrollo y/o los métodos de producción utilizados (p. ej., dieta suministrada,
sustrato de cría y oviposición, forma de cosecha, métodos de procesamiento y almacenamiento, entre
otros) (Engel y Morgan, 2013; Kourimská y Adámková, 2016; AECOSAN, 2018; Wynants y col.,
2018).
Por el momento no existen criterios microbiológicos definidos para los insectos destinados al
consumo humano (AECOSAN, 2018). Los peligros biológicos asociados con los insectos comestibles
se pueden controlar en gran medida mediante la aplicación de BPH durante la cría, manipulación,
cosecha, procesamiento, almacenamiento y transporte de insectos y/o productos a base de insectos
(Walia y col., 2018). La principal recomendación sería limitar el consumo de insectos solamente a
aquellos que hayan sido criados en granjas con condiciones controladas (Kourimská y Adámková,
2016).
A continuación, se presenta un resumen de los principales peligros químicos relacionados con la cría
de insectos para consumo humano y/o animal.
31
“Producción de insectos para consumo humano”
Bacterias
Varios géneros y especies bacterianas han sido asociados con insectos comestibles. Dentro de ellos se
puede mencionar a Staphylococcus, Streptococcus, Bacillus, Pseudomonas, Micrococcus,
Lactobacillus, Erwinia, Clostridium y Acinetobacter, así como miembros de la familia
Enterobacteriaceae (EFSA, 2015; Garofalo, 2019; Murefu y col., 2019; FAO, 2021).
Estudios realizados en Alemania sobre insectos vivos, muertos, y material de cama de las cajas en las
que se vendieron determinaron la presencia de bacterias pertenecientes a la familia
Enterobacteriaceae (tales como Proteus, Serratia, y Morganella), Pseudomonas y hongos (Candida
albicans, Issatchenkia orientalis, y Geotrichum). Asimismo, todas las muestras analizadas resultaron
negativas para Salmonella, Escherichia coli, Listeria monocytogenes y Staphylococcus aureus
coagulasa positivos, demostrando la inocuidad de los productos analizados (Grabowski y Klein,
2017). Por otra parte, Vandeweyer y col. (2018) obtuvieron resultados similares al estudiar, mediante
secuenciación de nueva generación (NGS), la microbiota de G. sigillatus a nivel de producción
industrial (incluyendo grillo vivo, congelado, deshidratado y ahumado), su dieta y varios sustratos de
cría (cama de cría y turba para oviposición). Sus resultados mostraron una relación directa entre las
poblaciones microbianas del alimento y la presente en la microbiota intestinal de los insectos
producidos. Por otra parte, el tratamiento térmico realizado durante el procesamiento de los grillos
mostro una reducción considerable del número de microorganismos presentes. Asimismo, en ningún
caso se observó la presencia de bacterias patógenas tales como Salmonella spp., L. monocytogenes, S.
aureus coagulasa positivo y B. cereus, en ninguna las etapas de producción, incluso previo al
tratamiento térmico.
Por otra parte, varios microorganismos que pueden alterar la calidad de los productos alimenticios a
base de insectos, como Lysinibacillus y Bacillus subtilis, han sido detectados en insectos comestibles,
lo que plantea problemas de calidad, aunque no de inocuidad (Vandeweyer y col., 2020).
La presencia de bacterias formadoras de esporos en insectos comestibles es otra de las preocupaciones
de inocuidad, ya que estas estructuras, al ser resistentes al calor, pueden soportar los métodos de
procesamiento más comúnmente aplicados para insectos comestibles (como el secado, hervido y frito)
(FAO, 2021). Bacterias esporoformadoras tales como Bacillus cereus sensu stricto (s.s.), Bacillus
cytotoxicus, Bacillus weihenstephanensis, Clostridium thermopalmarium y Clostridium sordelli han
sido aislados de gusanos de la harina, langostas y grillos domésticos comestibles procesados (Osimani
y col., 2017; Vandeweyer y col., 2020; Osimani y col., 2018).
Los materiales que se utilizan durante la cría también deben ser considerados como potencialmente
contaminados con microorganismos patógenos y/o alterantes. Materiales como el papel y/o cartones
de huevos pueden incorporar Salmonella y/o Campylobacter al proceso productivo, aumentando el
riesgo si el material utilizado tuvo contacto con, por ejemplo, heces de aves de corral (Walia y col.,
2018).
32
“Producción de insectos para consumo humano”
Por otra parte, diversos componentes de las dietas utilizadas para la cría de insectos podrían aportar
nutrientes para el crecimiento de diversas bacterias y hongos, incluidos algunos patógenos humanos
(McLaughlin y Sikorowski, 1978; Sikorowski y Lawrence, 1994). En cuanto a los componentes de las
dietas naturales (hojas, frutos, etc.), si no son esterilizados correctamente y/o cambiados con
frecuencia, podrían ser una fuente de contaminación con diversos microorganismos dada las
condiciones de elevada humedad y temperatura en que realizan las crías, normalmente superiores a 25
ºC y 70% de humedad. En estos casos, bacterias pertenecientes a los géneros Listeria, Salmonella,
Campylobacter, Clostridium, Pseudomonas, Staphylococcus, Serratia, y Bacillus, entre otros, podrían
ser incorporados (Sikorowski y Lawrence, 1994 Garofalo y col., 2017; Wynants, 2019; Inglis y
Sikorowski 2009).
En base a lo expuesto, la implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) para la
obtención de sustratos de alimentación resulta imprescindible. Asimismo, en la medida de lo posible,
se deben utilizar sustratos secos o pre-tratados y almacenados en condiciones secas e higiénicas, libres
de plagas. En cuanto al agua, la misma debe reponerse con frecuencia durante la crianza para evitar
posibles contaminaciones (Wynants, 2019).
Hongos
Los hongos transmitidos por los alimentos pueden ser responsables del deterioro de los productos
alimenticios afectando la calidad del producto. Por otra parte, algunos de los hongos pueden ser
patógenos para los humanos y pueden producir micotoxinas que, en ciertos casos, pueden resultar
dañinas para los humanos (ver “Contaminantes químicos”). Levaduras y mohos, incluidas las de los
géneros Tetrapisispora, Candida, Pichia, Debaryomyces Aspergillus, Alternaria, Cladosporium,
Fusarium, Penicillium, y Wallemia, en muchos casos están asociados con la microbiota presente en la
superficie del cuerpo o en el intestino de insectos comestibles, pudiendo resultar dañinos (Kooh y col.,
2019; FAO, 2021).
Virus
Hasta el momento, los virus transmitidos por los alimentos (p. ej., hepatitis A, hepatitis E y norovirus)
no han sido vinculados al consumo de insectos. Sin embargo, se debe tener especial cuidado de no
introducir virus en la producción de insectos a través de sustratos y/o manipuladores (Vandeweyer y
col., 2020). Los virus descritos en A. domesticus, L. migratoria, y T. molitor son específicos de
insectos y no son patógenos para humanos u otros vertebrados, como sí puede suceder en animales de
compañía (perros, gatos, caballos, reptiles, aves, entre otros), animales destinados a la producción
(cerdos, aves de corral, etc.) y otros animales (roedores, murciélagos, garrapatas, peces, etc.) (Graham
y col., 2008; Reperant y col., 2016). Esto se debe, entre otras cosas, a la enorme distancia evolutiva
existente entre insectos y vertebrados y la elevada especificidad que suelen tener los mecanismos de
infección viral en insectos (Eilenberg y col., 2012). El empleo de un sustrato adecuado para la cría de
33
“Producción de insectos para consumo humano”
los insectos y un procesado eficaz mitigaría el riesgo de la posible transmisión de estos virus
(AECOSAN, 2018).
Parásitos
Basado en datos recopilados de autopsias humanas y análisis de insectos tradicionalmente consumidos
en el sudeste asiático, se describe una posible transmisión de trematodos intestinales pertenecientes a
las familias Lecithodendridae y Plagiorchidae a los seres humanos (Chai y col., 2009; Belluco y col.,
2013). Ciertas especies de protozoos tales como Entamoeba histolytica, Balantidium, Isospora,
Giardia lamblia, Toxoplasma y Sarcocystis también han sido documentados en insectos que se
consideran comestibles (FAO, 2021). Existe evidencia de casos de miasis intestinales en humanos que
consumieron frutos maduros sin lavar conteniendo huevos de mosca soldado negro (Wang y Shelomi,
2017). Esto no será un problema en los productos secos, cocidos y /o en polvo, en los que no habrá
presencia de huevos o larvas viables. Ciertos insectos comestibles también pueden ser vectores
potenciales de Cryptosporidium, Trypanosoma cruzi y otros quistes parasitarios (van der Fels-Klerx y
col., 2018; Gałęcki y Sokól, 2019). Sin embargo, resulta importante destacar que todos los estadios
potencialmente infecciosos de los parásitos resultan eliminados mediante un tratamiento térmico
apropiado. A modo de ejemplo, un método de control de Toxoplasma gondii, un reconocido parásito
zoonótico presente en carnes, se desactiva mediante calentamiento por encima de 66 °C, o mediante
congelación por debajo de -12 °C. En consecuencia, se considera razonable clasificar la presencia de
parásitos como un peligro de bajo riesgo en insectos (SLU, 2018).
Los grillos también son afectados por el nematodo Heterorhabditis georgiana pero, como en el caso
de los virus, el nematodo resulta específico para el insecto y no es patógeno de humano u otros
vertebrados (EFSA, 2021). Hasta el presente, no se ha descrito en literatura la presencia de parásitos
humanos en grillos de cría intensiva. Sin embargo, algunos estudios mencionaron la posibilidad de
que Abbreviata antarctica, un parásito de lagarto que pudiera tener al grillo como huésped
intermediario, tendría el potencial de afectar la salud humana. Sin embargo, la falta de información
dificulta posibles diagnósticos y la determinación de casos clínicos (King y Jones, 2016).
Priones
En las últimas décadas, los priones representaron una gran preocupación en relación a la salud animal
y seguridad alimentaria. Hasta el momento no hay estudios científicos que determinen que los
insectos comestibles puedan ser portadores o vectores de priones que afecten a animales o humanos.
La bibliografía reporta la ausencia de genes ortólogos y/o codificantes de priones en los grillos
(Thackray y col., 2012). Esta situación representa simplemente la directa imposibilidad de
amplificación y replicación de proteínas priónicas en estos insectos. Sin embargo, su potencial rol
como vector mecánico no debe descartarse, fundamentalmente debido a la alta estabilidad en el
ambiente de los priones y su larga persistencia infectiva tanto en suelo como en agua. Debido a ello,
34
“Producción de insectos para consumo humano”
la EFSA sugiere que el uso de sustratos para la cría de insectos que incluyan proteínas derivadas de
subproductos de origen animal, especialmente de rumiantes, o provenientes de la actividad humana
podría significar un riesgo para la salud de la población (EFSA, 2015). Teniendo en cuenta los datos
disponibles, podría asumirse que los priones no representan una causa importante de preocupación
siempre que se sigan las recomendaciones en la alimentación de insectos mencionados en la sección
“Sustratos de alimentación” (SLU, 2018).
- Planta de producción primaria e industrial para venta de grillo entero crudo congelado
(pasteurizado). En este caso los grillos son criados, faenados por tratamiento térmico o congelación, y
luego pasteurizados y congelados para su posterior venta y procesamiento industrial (Producto (A) en
la Figura 2).
- Planta de producción primaria e industrial para venta de grillo entero crudo congelado
(pasteurizado) o de grillo entero seco o grillo en polvo. En esta opción los grillos se crían, faenan,
secan y muelen. En el caso de que el productor opte por realizar un proceso continuo la faena deberá
incluir un tratamiento térmico pasteurizante previo al secado. El productor deberá mantener las líneas
de producción primaria y de producción industrial separadas (Productos (A), (B) o (C) en la Figura 2).
- Planta industrial que compra el grillo entero congelado (pasteurizado) para su posterior
procesamiento y obtención de grillo entero congelado y pasteurizado o de grillo entero seco o
grillo en polvo. En esta alternativa la planta no realiza la cría y faena de los grillos, sino que adquiere
el producto congelado y lo procesa (Productos (B) o (C) en la Figura 2).
Sin embargo, cuando los insectos ya se encuentran cosechados y faenados, el procesamiento industrial
posterior para la obtención de ingredientes alimentarios para consumo humano puede ser empleado,
sin grandes modificaciones, para los diferentes tipos de especies de interés. En este sentido, las etapas
descritas a continuación para el procesamiento industrial de grillos pueden utilizarse como guía para
la elaboración de procesos industriales para insectos en general. En estos casos, los responsables de
estos establecimientos deberán evaluar las modificaciones necesarias en función de las características
particulares de cada insecto. Un buen ejemplo de esto es el procesamiento de L. migratoria que, a
diferencia de lo que ocurre para el procesamiento de grillos, requiere una etapa adicional en la cual se
separan las patas del insecto debido a su dureza y a que contienen estructuras similares a espinas.
Otras cuestiones que puede ser necesario considerar a la hora de adaptar el proceso a las distintas
especies son los diferentes estadios de cosecha de cada insecto, sus tamaños y formas, los tiempos de
procesamiento, su composición, y la necesidad de atravesar procesos adicionales (p. ej., separación de
componentes), por citar algunos ejemplos.
Por otro lado, en la Tabla 1 se exponen las etapas del diagrama de flujo propuesto incluyendo, en
forma resumida, información de cada una de las operaciones, sus objetivos, su descripción,
parámetros de control, así como las entradas (insumos) y salidas (productos) de cada etapa.
A continuación, se describen las etapas del proceso productivo para la obtención de alimentos aptos
para consumo humano a partir de grillos.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Tabla 1. Características principales del proceso industrial en la obtención de alimentos aptos para consumo humano a partir de grillos.
OPERACIÓN ENTRADA OBJETIVO – DESCRIPCIÓN – PARÁMETROS DE CONTROL SALIDA REFERENCIAS
ZONA LIMPIA
Toda operación industrial a partir de este punto debe realizarse en condiciones higiénico-sanitarias que aseguren la inocuidad de los productos finales. Se deben utilizar utensilios y recipientes previamente higienizados y
sanitizados para evitar la contaminación cruzada.
Objetivo: eliminar microorganismos patógenos, reducir la carga microbiana total, eliminar polvillo, restos de sustrato y desechos Klunder y col., (2012);
PASTEURIZACIÓN Grillos adheridos a los insectos. Grillos Deak (2014); Grabowski
O TRATAMIENTO faenados por Descripción: por inmersión en agua caliente: 10 min a 90 °C/5 min a 100 °C. pasteurizados y y col., (2018); Cappelli y
PASTEURIZANTE congelación Parámetros de control: la carga microbiana al final de la pasteurización deberá mantenerse dentro de los parámetros establecidos escurridos col., (2019); EFSA
para productos o ingredientes ya regulados. (2021a; 2021b)
Objetivo: preservar el producto y evitar proliferación microbiana.
Grillos
Descripción: posibilidad de congelar utilizando diferentes sistemas, manteniendo cadena de frío y en recipientes aptos para uso Grillos enteros Venugopal (2005); Sun
CONGELACIÓN pasteurizados y
bromatológico. congelados (2006)
escurridos
Parámetros de control: temperaturas entre -20 y -18 °C.
CAA (2021a);
Objetivo: preservar el producto, evitar proliferación microbiana y contaminación cruzada, extender la vida útil.
ENVASADO Y Grillo entero Venugopal (2005); Sun
Grillos enteros Descripción: en envases que aseguren su condición higiénica y la de sus características organolépticas, manteniendo cadena de frío.
ALMACENAMIENTO congelado (2006); Ssepuuya y col.,
congelados Parámetros de control: temperaturas entre -20 y -18 °C. Vida útil definida según criterios microbiológicos ya reglamentados para
CONGELADO envasado (2016); EFSA (2021a;
alimentos congelados.
2021b)
Grillos enteros
congelados Objetivo: acondicionamiento de la materia prima.
Grillos enteros
DESCONGELACIÓN Descripción: proceso con o sin aplicación de refrigeración. Venugopal (2005)
Grillos enteros Parámetros de control: condiciones higiénico-sanitarias adecuadas para evitar recontaminación microbiana. descongelados
congelados
envasados
Grillos Objetivo: prolongar la vida útil por reducción de su actividad de agua.
pasteurizados y Descripción: posibilidad de utilizar distintos sistemas de deshidratación, continuos o discontinuos. Fellows (1994); Kröncke
Grillos enteros
DESHIDRATACIÓN escurridos Parámetros de control: hasta alcanzar un valor de actividad acuosa menor o igual a 0,6. y col., (2018); Lenz y
secos
La humedad máxima permitida en productos en polvo ya reglamentados se encuentra en el rango entre 3,5% (leche en polvo para col., (2018)
Grillos enteros
consumo humano) y 15% (harina de trigo 0000).
descongelados
Objetivo: preservar la inocuidad del producto, evitar proliferación microbiana y contaminación cruzada, extender la vida útil.
CAA (2021a, 2021b);
ENVASADO Y Descripción: en envases que aseguren su condición higiénica y la de sus características organolépticas. Grillos entero
Grillos enteros Lenz y col., (2018);
ALMACENAMIENTO Parámetros de control: la vida útil del producto final dependerá del material y método de envasado seleccionado. Se recomienda seco
secos Soares Araújo y col.,
(1) considerar defectos o deterioros durante el almacenamiento tales como fragilidad del producto, estabilidad oxidativa, envasado
(2019)
higroscopicidad.
Objetivo: reducir el tamaño de partícula al deseado y controlar ausencia de materiales extraños.
Descripción: utilización de molinos hasta la obtención de un polvo y uso de tamices para controlar la calidad e inocuidad del
MOLIENDA Y Grillos enteros
producto final. Reprocesamiento de partículas de mayor tamaño hasta reducción deseada. Polvo de grillo
CERNIDO secos
Parámetros de control: reducir al mínimo posible la exposición al oxígeno y humedad atmosférica, controlar los aumentos de
temperatura durante la molienda, controlar elementos mecánicos del molino para extender la vida útil.
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“Producción de insectos para consumo humano”
CAA (2021a, 2021b);
Objetivo: preservar la inocuidad del producto, evitar proliferación microbiana y contaminación cruzada, extender la vida útil. Lupano (2013);
ENVASADO Y
Descripción: en envases que aseguren su condición higiénica y la de sus características organolépticas. Polvo de grillo Shakerardekani y col.,
ALMACENAMIENTO Polvo de grillo
Parámetros de control: la vida útil del producto final dependerá del material y método de envasado seleccionado. Se recomienda envasado (2013); Kamau y col.,
(2)
considerar defectos o deterioros durante el almacenamiento tales como estabilidad oxidativa, higroscopicidad. (2018); Lenz y col.,
(2018)
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“Producción de insectos para consumo humano”
a) Pasteurización: Se recomienda que los lotes de grillos que ingresen a la producción industrial
reciban o hayan recibido un tratamiento térmico equivalente a una pasteurización con el objetivo de
eliminar bacterias patógenas que pudieran estar presentes. En base a la bibliografía consultada, se
recomienda que la pasteurización se realice por inmersión de la materia prima en agua caliente. La
temperatura del agua utilizada para este fin podrá variar dependiendo del establecimiento, pero se
recomienda que siempre supere los 60 °C (Deak, 2014). Se debe asegurar la permanencia de los
grillos en el agua a la temperatura seleccionada durante el tiempo necesario, con el objetivo principal
de eliminar posibles patógenos presentes. Las combinaciones tiempo y temperatura de pasteurización
utilizadas son dependientes de la especie de insecto y su estadio, y pueden ser seleccionadas por cada
establecimiento. Por ejemplo, algunas de las condiciones informadas en literatura son de 90 °C – 10
min (EFSA, 2021; EFSA, 2021a) o 100 °C – 5 min (Cappelli y col., 2019; Klunder y col., 2012).
Por otra parte, se ha reportado que los controles de pasteurización basados en la actividad de la
enzima fosfatasa alcalina convencionalmente utilizados en la industria láctea podrían ser aplicados
con éxito para el control de la pasteurización en una amplia variedad de insectos (Grabowski y col.,
2018). En general, las combinaciones equivalentes que implican mayores temperaturas y menores
tiempos son las más recomendadas, ya que minimizan las pérdidas nutricionales y alteran en menor
medida las características de la materia prima. Deberá tenerse en consideración que para pasteurizar
un lote de grillo congelado puede ser necesario prolongar los tiempos de inmersión para compensar el
descenso de la temperatura del agua que pueda producirse al incorporar el material congelado. En
todos los casos, la pasteurización por inmersión en agua caliente cumple la función de eliminar
patógenos, reducir la carga microbiana total y, además, lavar a los especímenes de restos de sustrato,
alimento o desechos que pudieran haber quedado adheridos en la superficie de los insectos.
La zona de pasteurización demarca el límite entre la zona sucia y la zona limpia. Por esta razón, todas
las etapas de procesamiento posteriores (incluida la pasteurización) deberán realizarse bajo
condiciones higiénico-sanitarias estrictas para asegurar la inocuidad y calidad del producto final, así
como posibles contaminaciones cruzadas luego del tratamiento térmico.
En establecimientos donde se realicen procesamientos continuos, el lote de grillos faenado puede
ingresar al proceso industrial en forma congelada o de manera directa, sin congelar. En este caso, se
recomienda que la faena se realice por un tratamiento de inmersión en agua caliente (mayor a 60 °C)
equivalente a un tratamiento de lavado pasteurizante para reducir la carga microbiana previo al
proceso de deshidratación.
El límite entre la zona sucia y la zona limpia quedará demarcado por la etapa de faena/pasteurización.
En los casos donde la faena se realice por frío y el lote ingrese congelado, se recomienda que se
realice un tratamiento térmico pasteurizante como se describió en el párrafo anterior.
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“Producción de insectos para consumo humano”
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“Producción de insectos para consumo humano”
sensorial. De manera similar, para otras especies de insectos como el grillo doméstico (A. domesticus)
y la langosta migratoria (L. migratoria) se han informado tiempos de vida útil de hasta 6 y 12 meses,
respectivamente, cuando son almacenados a -18 °C. Estos tiempos fueron determinados teniendo en
cuenta principalmente criterios microbiológicos (EFSA, 2021; EFSA 2021a).
Los envases utilizados deben ser de uso bromatológico y aptos para su almacenamiento a
temperaturas de congelación convencionales (-20 a -18 °C). Los mismos pueden ser rígidos o
flexibles, debiendo ofrecer una barrera adecuada contra el oxígeno y la humedad (Sun, 2006) y deben
contar con un rótulo acorde a las normativas vigentes mencionadas en el Capítulo V del CAA
(2021b).
Se considera sumamente recomendable incorporar, en el rótulo, advertencias sobre la posible
presencia de alérgenos debido a los antecedentes de alergenicidad cruzada en personas con alergias a
mariscos o ácaros del polvo (Pali-Schöll y col., 2019; FAO, 2021) (ver “Etiquetado” más adelante).
Asimismo, será importante incluir en el rótulo recomendaciones para la conservación y cocción del
producto. Para esto, pueden utilizarse como ejemplo las recomendaciones de cocción de alimentos
como salchichas de Viena pasteurizadas, vegetales congelados, rebozados congelados de pollo tipo
“Nuggets”, pastas frescas rellenas, etc. Por ejemplo, la leyenda puede indicar: “Recomendaciones para
el consumidor: manténgase en heladera de 2 a 4 °C por hasta 2 días, en congelador a -4 °C hasta 15
días, o en freezer a -18 °C por hasta 6 meses. Una vez descongelado, no volver a congelar. No
consumir directamente. Sugerencia de preparación: cocinar en abundante agua potable a hervor
durante 5 min o en horno bajo hasta que estén crocantes”.
El establecimiento de producción puede seleccionar entre los envases permitidos en el Código
Alimentario Argentino (CAA, 2021a).
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pasteurización. A la vez, la pasteurización puede lograrse durante la propia etapa de faenado si esta
última se realiza por tratamiento térmico y ajustando las condiciones para alcanzar un efecto
pasteurizante.
La deshidratación puede adaptarse a las facilidades que presente cada establecimiento, siendo el
parámetro crítico de control una aw menor o igual a 0,6 (Fellows, 1994). Esta etapa puede llevarse
adelante por medio del uso de equipos ya disponibles en otras industrias elaboradoras de alimentos,
tales como los utilizados en el secado de frutas, granos y legumbres (Kröncke y col., 2018, Lenz y
col., 2018). Dentro de estos equipos se mencionan:
- Estufas u hornos con convección forzada
- Lechos fluidizados
- Túneles de secado
- Secadores de banda transportadora perforada
- Microondas
- Otros
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“Producción de insectos para consumo humano”
a) Molienda y cernido: Este producto final se obtiene reduciendo el tamaño de partícula de lotes de
grillo entero deshidratado (ver “6.4. Producción de grillo entero deshidratado”) por medio de un
proceso de molienda y cernido. El tamaño de partícula podrá ser ajustado a los objetivos del
establecimiento de producción. La utilización de cribas y tamices es recomendada para obtener
distribuciones de tamaño de partícula homogéneas, y también para descartar materiales extraños que
pudieran haber sido incorporados en alguna etapa operativa.
Los fragmentos de grillo deshidratado que no atraviesen el tamiz seleccionado pueden ser
reprocesados en el molino hasta lograr la reducción de tamaño deseada, o ser descartados.
En productos en polvo con elevado contenido de materia grasa, la oxidación de lípidos puede
encontrarse aún más favorecida debido a que, durante el proceso de molienda, los lípidos son
liberados de su matriz y expuestos al oxígeno atmosférico. Además, la fricción producida durante la
molienda puede generar aumentos de temperatura, así como liberar trazas de metales. Todos estos
factores están involucrados y/o catalizan la oxidación lipídica, por lo que se recomienda prestar
especial atención a las condiciones de molienda y el estado de los componentes del molino para
disminuir el riesgo de oxidación de lípidos en el producto final que puedan menoscabar su vida útil
(Lupano, 2013; Shakerardekani y col., 2013).
45
“Producción de insectos para consumo humano”
necesidades. Asimismo, deben contar con un rótulo acorde a las normativas vigentes (CAA, 2021b).
El producto puede ser presentado en envases de distinto peso para su comercialización minorista o
mayorista. Al igual que para el grillo entero deshidratado, la vida útil de este producto final dependerá
del material, el método y la forma de envasado seleccionados (Sun, 2006).
Para la elección de los envases se recomienda tener en cuenta los posibles defectos y/o deterioros que
puedan presentarse durante el almacenamiento, los cuales podrán afectar la calidad del producto
durante su vida útil. Dentro de estos se destacan:
- Oxidación de lípidos y pérdidas nutricionales. Teniendo en cuenta las consideraciones
mencionadas anteriormente (ver “Envasado y almacenamiento de grillo entero deshidratado” y
“Molienda y cernido”), el empleo de atmósferas modificadas y envases impermeables a la luz es la
opción más recomendable para prolongar la vida útil de este tipo de productos. Para mantener el
producto fresco en el envase se puede incorporar un absorbedor de oxígeno grado alimentario, lo que
debe ser aclarado en el rótulo del producto.
- Higroscopicidad. Los productos deshidratados en polvo son aún más propensos a la
absorción de humedad ambiente debido a que el área superficial expuesta a la atmósfera es mayor. El
empleo de envases inadecuados puede provocar aumento de la humedad y la actividad acuosa en el
producto que conduzcan a la formación de grumos o aglomeraciones, cambios de color y proliferación
microbiana. Como resultado, la vida útil sensorial y/o microbiológica, y por lo tanto la inocuidad del
producto, podrían verse afectadas. Por esta razón, se debe tener especial cuidado a la hora de
seleccionar envases impermeables a la humedad ambiente. Idealmente, los envases podrán contar con
un sistema de cerrado hermético para los casos donde, una vez abierto, el producto no se consuma en
su totalidad.
A modo de referencia, se ha informado que el polvo de grillo, obtenido por deshidratación hasta un
contenido de humedad del 5%, puede ser almacenado en envases de polietileno convencionales de 80
µm de espesor hasta por 7 meses (a temperatura ambiente de 25 °C y humedad relativa de hasta un
90%) antes de alcanzar un valor de actividad acuosa mayor a 0,6 (Kamau y col., 2018).
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“Producción de insectos para consumo humano”
autores observaron que, en algunas muestras, las concentraciones de aflatoxinas totales (incluidas las
aflatoxinas B1, G1, B2 y G2) se encontraron ligeramente por encima de los límites reglamentarios
locales (de 10 g/kg). Sin embargo, estos valores aumentaron considerablemente después de simular
condiciones de almacenamiento deficientes, a temperatura y humedad elevadas.
Alérgenos
A pesar del interés nutricional que despierta este tipo de productos en función de la alta calidad de sus
componentes (proteínas, lípidos, vitaminas, minerales), uno de los principales problemas que presenta
el consumo de insectos es el riesgo de desencadenar reacciones alérgicas en personas sensibles a
crustáceos, moluscos, o incluso a alérgenos ambientales como los ácaros, tal como se mencionó
anteriormente (ver “5.7. Contaminantes químicos y biológicos en la producción primaria de
insectos”).
Se ha demostrado que este problema está asociado a reactividad cruzada de varios de los denominados
“panalérgenos”, que son familias de proteínas presentes tanto en crustáceos como insectos, y entre los
que podríamos mencionar a las tropomiosinas y a las arginina quinasas (Panzani y Ariano, 2001;
IPIFF, 2019a). Además de estas proteínas, otros alérgenos asociados más específicamente a insectos
podrían estar también involucrados. Muchos de estos alérgenos no han sido todavía identificados y
caracterizados. En función de esto, la práctica que están adoptando algunos países es comunicar este
riesgo potencial a las personas alérgicas a crustáceos o moluscos, aconsejando que simplemente
eviten el consumo de productos derivados de insectos (EFSA, 2015; Barre y col., 2014).
En países tradicionalmente consumidores de insectos como China, se han reportado más de 1.000
casos por año de anafilaxia, los cuales estarían asociados al consumo de productos derivados de
insectos, de los cuales aproximadamente unos 50 (1 de cada 20) pueden ser de extrema gravedad
(Belluco y col., 2013). Sin embargo, a pesar del riesgo de alergenicidad reconocido asociado a las
proteínas de insectos, los estudios realizados son, hasta el momento, limitados. Sería necesario tener
un mayor volumen de datos y de estudios específicos sobre esta temática, como para poder brindar
información más concluyente sobre la hipersensibilidad a las proteínas de insectos (Mézes, 2018). Al
respecto, las evidencias indicarían que existe una alta probabilidad de que pueda producirse este tipo
de reacciones cruzadas, por lo que el riesgo de reacciones alérgicas y las medidas adecuadas de
comunicación del riesgo deben ser específicamente considerados en la reglamentación. Uno de los
escasos estudios en los cuales se aplicó la metodología de análisis cuantitativo de riesgos para
describir escenarios presentes y futuros de exposición de consumidores alérgicos a alimentos que
contienen T. molitor fue el realizado por Garino y col. (2020). En él, los autores demostraron que para
personas alérgicas a los crustáceos, estos productos pueden representar un riesgo importante en cuanto
al potencial desarrollo de reacciones alérgicas, ya que las dosis capaces de desencadenar una reacción
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“Producción de insectos para consumo humano”
de este tipo (eliciting doses) son inferiores a las presentes en una porción estándar de distintos
productos evaluados (insectos enteros, hamburguesas con proteína de insectos, barras energéticas con
proteínas de insectos, y pastas con harina de insectos). En estos escenarios, el consumo directo de
insectos enteros supondría una ingesta de 13,5 g de proteína de insectos, el de hamburguesas una
ingesta de 13,6 g, el de la barra energética una de 1,5 g, y el de pasta una de 5 g. En función de esto,
estos autores sugieren que, para proteger la salud de los consumidores alérgicos, resulta necesario la
comunicación de este riesgo a través del etiquetado precautorio de los alimentos que contienen
insectos.
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“Producción de insectos para consumo humano”
b) Etiquetado
Considerando el hecho de que la presencia de proteínas potencialmente alergénicas constituye un
riesgo intrínseco de productos a base de insectos, particularmente para consumidores alérgicos a los
crustáceos, y que no existen etapas de elaboración que puedan modificar o eliminar este riesgo (con la
sola excepción de procesos que degraden a estas proteínas como, por ejemplo, la hidrólisis
enzimática), la comunicación adecuada de este riesgo mediante el etiquetado constituye la opción más
adecuada para minimizar la ocurrencia de reacciones adversas en personas sensibles. En este sentido,
el etiquetado de productos destinados al consumo humano a base de insectos en general, y de grillos
en particular, debería realizarse de forma lo más estandarizada posible, con frases que puedan ser
correctamente interpretadas por el grupo de riesgo. Como fuera mencionado, la sensibilidad en estas
poblaciones está asociada particularmente a distintos componentes proteicos (tropomiosinas, arginina
quinasa, quitinasa, entre otras) presentes tanto en crustáceos y mariscos como en los ácaros del polvo.
Hay indicios de que la quitina y el quitosano (producido por desacetilación de la primera) tienen
propiedades que podrían aumentar la respuesta inmune dependiendo de la vía de administración y el
tamaño de sus partículas (van Huis y col., 2013; Muzzarelli, 2010). Según un informe publicado por
la EFSA, la ingesta de 5 g de quitina-glucano proveniente de crustáceos no plantearía preocupaciones
para la salud pública (EFSA, 2010).
Dado lo antedicho, el etiquetado de los productos a base de insectos deberá cumplir con las normas
detalladas en el Capítulo V, art. 235 séptimo del CAA (2021b). Sin embargo, dado que dicho artículo
no contempla la alergenicidad de insectos, ya que estos productos no se encuentran regulados, una
alternativa sería que, a modo preventivo y hasta que se estandarice y regule la actividad, la etiqueta
indique la presencia de “crustáceos y productos derivados”, según el punto 1.2 del artículo
mencionado. Se recomienda que tales declaraciones de advertencia estén presentes en la etiqueta para
garantizar que los consumidores sean conscientes de los riesgos, aun cuando el producto no contenga
específicamente crustáceos y productos derivados.
En un relevamiento realizado sobre declaraciones de alergenicidad en rótulos de productos similares a
los propuestos12, 13, 14, y que son actualmente comercializados en otros países, se constató el uso del
rotulado precautorio (mensajes de advertencia que mencionan que los productos a base de insectos
pueden desencadenar reacciones alérgicas similares a las ocasionadas por crustáceos y/o moluscos)
(Figura 6). Como ejemplo de este tipo de declaración de alérgenos en productos comerciales puede
12
https://biobuguk.com/product/cricket-flour-protein-powder/
13
https://www.thailandunique.com/insect-bug-flour-powder/jamaican-cricket-flour
14
https://exoprotein.com/products/cricket-powder-1lb
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“Producción de insectos para consumo humano”
mencionarse la frase “Si padece alergia a los ácaros, mariscos y/o crustáceos, puede ser alérgico o
sensible a este producto”.
Es importante mencionar que en nuestro país se trata de evitar hacer referencia directa a patologías en
el rótulo, orientándose la información al contenido intrínseco de ingredientes o compuestos en el
alimento que podrían representar un riesgo para el consumidor que presenta determinada patología.
De esta manera, las únicas formas permitidas de declaración de alérgenos son, o bien la frase
“contiene ...; contiene derivados de...; contiene… y derivados de...”, seguida del ingrediente o
componente alergénico si este forma parte de la lista de ingredientes del alimento; o “puede contener
…; puede contener derivados de…; puede contener...y derivados de...”, también seguida del
ingrediente o componentes alergénico si dicha sustancia no forma parte de los ingredientes del
alimento pero existe la posibilidad de contaminación accidental durante el proceso de elaboración,
aun habiendo aplicado las BPM. Por este motivo, las alternativas podrían ser: o bien buscar una forma
de adaptar la información a lo mencionado en el CAA, o bien reglamentar una nueva forma de
declaración, como la utilizada en otros países.
-Contaminantes biológicos
Bacterias
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“Producción de insectos para consumo humano”
En el año 2018 la empresa Fair Insects BV, actualmente parte de la reconocida multinacional Protix
(quizás el mayor productor de insectos del mundo en este momento), presentó ante la Comisión
Europea (CE), de conformidad con el artículo 10 del Reglamento (UE) 2015/2283 (UE, 2015), una
solicitud de comercialización en la Unión Europea de las formas congelada, desecada y en polvo
(triturada) de grillos enteros y molidos (A. domesticus) como nuevo alimento. El solicitante pedía que
las formas congeladas, desecadas y en polvo de este insecto pudieran utilizarse como refrigerio y
como ingrediente alimentario en varios productos alimenticios destinados a la población en general.
De acuerdo con la regulación, la CE le solicita a la EFSA, quien ya había realizado varios informes de
consumo entomológico, una opinión científica sobre este nuevo alimento (o novel food, NF) (EFSA,
2015; EFSA, 2021). La empresa proveyó, en consecuencia, datos de estudios realizados para dicha
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“Producción de insectos para consumo humano”
evaluación. A continuación, se presentan algunos resultados obtenidos por la empresa Fair Insects
BV, y evaluados por la EFSA.
La Tabla 2 muestra los resultados microbiológicos obtenidos sobre el análisis de A. domesticus para
diferentes presentaciones de estos nuevos alimentos: congelado, entero deshidratado y en polvo. Para
los análisis, se evaluaron 5 lotes independientes de cada forma de presentación (congelados: lotes #1 –
52
“Producción de insectos para consumo humano”
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“Producción de insectos para consumo humano”
Según se observa, en ninguno de los casos las muestras excedieron los límites microbiológicos
establecidos para alimentos de consumo humano (aunque en algunos casos no se proporcionaron
valores reales de recuento de aerobios, sino límites de cuantificación). En todas las muestras se
obtuvieron resultados de “No detectado, ND” de las bacterias patógenas analizadas. Cabe destacar que
ensayos similares se podrían realizar en Argentina con muestras de cultivos de G. assimilis.
Asimismo, se presentaron datos relacionados a la estabilidad de los productos elaborados en función
de las condiciones de almacenamiento. Los productos secos y en polvo se almacenaron durante 12
meses a temperatura ambiente, mientras que los productos congelados se conservaron a -18 °C
durante el mismo periodo. En todos los casos, se observó que los valores microbiológicos de la
mayoría de las muestras analizadas no excedían los límites de especificación dados.
Otro estudio de estabilidad fue llevado a cabo por Vandeweyer y col. (2018), quienes estudiaron el
procesamiento industrial de G. sigillatus. Los especímenes se faenaron en agua a 60 °C durante 5 min.
Posteriormente, se realizó un tratamiento térmico sumergiendo los especímenes faenados en agua
hirviendo y retirándolos una vez que el agua recupera el hervor (entre 5 y 10 min). En este caso, se
analizaron 3 productos finales: grillo deshidratado, grillo congelado y grillo salado-ahumado. Los
productos congelados se almacenaron a -25 °C, mientras que el resto a temperatura ambiente.
Asimismo, se determinó la carga microbiana de los productos luego de 0, 3 y 6 meses, de manera de
analizar la estabilidad de los productos. En todos los casos, la misma permaneció estable y en niveles
bajos durante esos tiempos de almacenamiento, sugiriendo un tiempo de vida útil mayor a 6 meses.
Para el caso del polvo de grillo, si bien no fue evaluado en el estudio citado, el proceso es el mismo
que el del producto entero deshidratado con un paso adicional de molienda y cribado, por lo que se
propone que se podrían utilizar parámetros similares a los de dicho producto si se respetan las BPH.
Por otra parte, en un informe publicado por la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas (SLU), el
cual analiza el perfil de riesgos de A. domesticus, se mencionan parámetros microbiológicos para
grillos enteros vivos y muertos, así como para polvo de grillos. Para este último se mencionan
recuentos bajos de bacterias pertenecientes a la familia Enterobactreriaceae (microorganismos
indicadores de calidad) (SLU, 2018). En este mismo informe, se presentan los datos de nivel de carga
microbiana de muestras de grillos sometidos a tratamientos térmicos con distintas combinaciones de
tiempos y temperaturas, de manera de asegurar la calidad e inocuidad de los productos elaborados. La
Tabla 3 presenta una serie de resultados microbiológicos obtenidos en muestras de grillos producidos
para consumo humano sometidos a tratamientos de hervido, congelado, deshidratado al horno,
ahumado y deshidratado, blanqueado, esterilizado, liofilizado y frito.
Del análisis de la Tabla 3 se desprende que existen varios tratamientos que resultan prometedores para
aplicar en A. domesticus con el objetivo de garantizar la calidad e inocuidad de los insectos (y/o de sus
productos).
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“Producción de insectos para consumo humano”
6.7. Usos propuestos de A. domesticus como nuevo alimento (novel food, NF)
En el documento “Seguridad de las formulaciones congeladas y secas de grillos domésticos enteros
(Acheta domesticus) como nuevo alimento de conformidad con el Reglamento (UE) 2015/2283”
publicada por la EFSA (2021), se propone que las formulaciones de NF (congeladas, secas y en
polvo) se utilicen como ingrediente en varios productos alimenticios. Estos productos alimenticios se
definen en la Tabla 4, utilizando la jerarquía propuesta en el sistema FoodEx2 así como las dosis
máximas de uso.
El sistema europeo de clasificación y descripción de alimentos FoodEx2 consiste en la descripción de
un gran número de productos alimenticios individuales agregados en grupos de alimentos y éstos, a su
vez, en categorías aún más amplias de alimentos en una lógica jerárquica. Esta base de datos juega un
rol clave en la evaluación de riesgos relacionados a peligros en los alimentos en Europa, ya que
permite estimar la exposición dietaria de las distintas poblaciones de la región a los distintos peligros
alimentarios a evaluar. Notar que en la tabla se mencionan productos tan diversos como panificados,
barras de cereal, pasta, pizza, salsas, sopas, ensaladas, chocolates, cervezas, snacks, yogurt, entre
otros.
Resulta importante mencionar que, en enero de 2018, el Reglamento (UE) 2015/2283 concluyó que
los insectos y sus partes (alas, patas y cabeza) pasaron todas las pruebas necesarias para que la Unión
Europea los considerase alimentos (UE, 2015), aclarándose que los mismos no presentan riesgos para
la salud del consumidor, que no es menos nutritivo que otros alimentos de origen animal, y que no
induce a engaño al consumidor.
En enero de 2021, la EFSA concluyó que la larva de T. molitor es segura en los usos y niveles de uso
propuestos (EFSA, 2021b). Asimismo, en mayo de 2021, la UE aprueba, a pedido de SAS EAP
Group, a dicho insecto como el primer insecto que puede ser utilizado en la industria alimentaria con
fines destinados al consumo humano o animal. Para el consumo humano, la presentación puede ser
como snack o como ingrediente (p. ej., en polvo) en algún producto alimenticio (UE, 2021).
Asimismo, el 12 de noviembre de 2021 se publica el Reglamento (UE) 2021/1975 por el que se
autoriza la comercialización de las formas congelada, desecada y en polvo de L. migratoria como
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“Producción de insectos para consumo humano”
nuevo alimento en conformidad con el artículo 11 del Reglamento (UE) 2015/2283 (en respuesta al
requerimiento inicial de la empresa Fair Insects BV en el año 2018) (UE, 2021a). Anteriormente, la
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“Producción de insectos para consumo humano”
EFSA había comunicado que dicho insecto no presenta riesgos de seguridad alimentaria para la salud
humana bajo los usos y niveles de uso propuestos (EFSA, 2021a).
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“Producción de insectos para consumo humano”
En enero de 2021, la EFSA concluyó que la larva de T. molitor es segura en los usos y niveles de uso
propuestos (EFSA, 2021b). Asimismo, en mayo de 2021, la UE aprueba, a pedido de SAS EAP
Group, a dicho insecto como el primer insecto que puede ser utilizado en la industria alimentaria con
fines destinados al consumo humano o animal. Para el consumo humano, la presentación puede ser
como snack o como ingrediente (p. ej., en polvo) en algún producto alimenticio (UE, 2021).
Asimismo, el 12 de noviembre de 2021 se publica el Reglamento (UE) 2021/1975 por el que se
autoriza la comercialización de las formas congelada, desecada y en polvo de L. migratoria como
nuevo alimento en conformidad con el artículo 11 del Reglamento (UE) 2015/2283 (en respuesta al
requerimiento inicial de la empresa Fair Insects BV en el año 2018) (UE, 2021a). Anteriormente, la
EFSA había comunicado que dicho insecto no presenta riesgos de seguridad alimentaria para la salud
humana bajo los usos y niveles de uso propuestos (EFSA, 2021a). A continuación, se presentan la
definición y especificaciones mencionadas en el Reglamento 2021/1975 (Tabla 5) respecto a peligros
químicos y biológicos.
Como puede observarse, la reglamentación incluye tanto contaminantes químicos, tales como metales
pesados (plomo y cadmio), micotoxinas (aflatoxinas totales, AFB1, DON y OTA), dioxinas y PCBs,
como criterios microbiológicos. Dentro de estos, se incluye el análisis de microorganismos
indicadores (aerobios mesófilos, Enterobacteriacea, E. coli, estafilococos coagulasa positivos,
aerobios sulfito-reductores, y mohos y levaduras) y patógenos (L. monocytogenes, Salmonella spp y
B. cereus presuntivo). Este hecho resulta importante ya que a medida que los hábitos dietéticos
evolucionen y los consumidores comiencen a abrirse cada vez más a la idea del consumo de insectos,
las nuevas autorizaciones de alimentos desempeñarán un papel constructivo en la configuración de
este mercado.
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“Producción de insectos para consumo humano”
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“Producción de insectos para consumo humano”
7. CONCLUSIONES
La entomofagia o consumo de insectos es practicada hace miles de años en muchas regiones del
planeta. En el reconocido informe de la FAO-ONU (2012) se reportaron más de 2.000 especies de
insectos habitualmente consumidos por diferentes culturas. Sin embargo, estos consumos se refieren a
insectos de recolección. La nueva industria entomológica, originada a principios de este siglo,
involucra a los insectos criados en condiciones controladas y se encuentra en una etapa de gran
crecimiento. El presente informe se centra en la producción primaria y el posterior procesamiento
industrial de ortópteros. En particular, de las cuatro especies de grillos más utilizadas para producción
(A. domesticus, G. sigillatus, G. assimilis y G. bimaculatus) y de una de langosta (L. migratoria).
La información recopilada en este documento fue estructurada en base a los procesos productivos,
abarcando la producción primaria e industrial, necesarios para la obtención de tres productos a base de
grillo: grillo congelado entero, grillo deshidratado entero y grillo deshidratado en polvo. Así, la
información organizada de esta forma fue abordada y desarrollada con enfoque en los riesgos
asociados, haciendo hincapié en las buenas prácticas de higiene, recomendaciones de seguridad y
formas de procesamiento. Para esto, se utilizó una amplia base bibliográfica nacional e internacional,
incluyendo el informe original presentado por una comisión de especialistas a la Comisión Nacional
de Alimentos, titulado “Polvo de Grillos” (2019). La producción primaria abarca el establecimiento de
los locales de cría y sus actividades desde el cultivo hasta la faena para obtener una materia prima,
mientras que la producción industrial comprende a los establecimientos que se proveen de esta
materia prima para la manufactura de alimentos o ingredientes como los tres mencionados.
Los protocolos e infraestructura desarrollados durante varias décadas en la producción primaria de
grillos para consumo animal, en Estados Unidos, sirvieron de base para la producción de alimento
entomológico para consumo humano. En Argentina, estas producciones, aunque en menor escala, se
vienen realizando desde 2003, acumulando una valiosa experiencia local que fue utilizada también en
la confección de este informe. Varios de los procesos incluidos en cada uno de estos sectores
(primario o industrial) pueden ser adaptados con relativa facilidad a distintos tipos de insectos. Esto se
vuelve especialmente cierto en el caso de la producción industrial, donde los procesos no solo son
comunes para casi todos los tipos de insectos de interés, sino que además pueden aprovechar
maquinaria y equipamiento ya disponibles o desarrollados para el procesamiento de otros tipos de
alimentos, allanando considerablemente el emplazamiento de industrias entomológicas. Por otra parte,
si bien la producción primaria requiere de condiciones operativas más específicas que la producción
industrial para cada caso particular, ya existen diversas alternativas y configuraciones para el
establecimiento de locales de cría según cada necesidad, en muchos casos adoptando facilidades
similares a las empleadas para otras actividades bien consolidadas, como la cría de pollo.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Los riesgos químicos en estas producciones están asociados a metales pesados, plaguicidas, dioxinas
y/o micotoxinas, potencialmente presentes en los alimentos y/o sustratos utilizados para la cría. Estos
elementos y compuestos pueden ser potencialmente bioacumulados por los insectos. En este sentido,
es imprescindible la garantizar trazabilidad de todos los materiales ingresados a la planta y realizar
controles periódicos. Por su parte, la presencia de alérgenos en estos productos se debe probablemente
a proximidad filogenética entre crustáceos e insectos, revistiendo cierta complejidad. Individuos
alérgicos a los primeros podrían desarrollar una reactividad cruzada al consumir los segundos, siendo
entonces mandatorio incluir advertencias explícitas y visibles de alergenicidad en el rótulo de estos
productos. En cuanto a riesgos biológicos, no se han hallado evidencias de priones en insectos y, de la
amplia información microbiológica relevada sobre bacterias, se destaca la ausencia de Salmonella
spp., L. monocytogenes, S. aureus coagulasa positivos y B. cereus. Si bien se han descrito virus que
afectan las producciones entomológicas, no existen registros de virus de insectos que hayan hecho
saltos de especie a vertebrados. Esto se debe al mecanismo específico de infección viral, incluso de
virus entomopatógenos generalistas, y la enorme distancia evolutiva entre insectos y vertebrados.
La información disponible hasta hoy destaca repetidamente la seguridad de estos nuevos alimentos en
cuanto a peligros biológicos y químicos a lo largo de todo el proceso. Si bien existen riesgos
asociados intrínsecamente con las actividades de producción o con el consumo de insectos (como la
alergenicidad), otros riesgos pueden ser identificados y fácilmente eliminados si se aplican las buenas
prácticas de higiene y manufactura comúnmente utilizadas en la industria alimentaria. Esto
comprende la correcta higienización de las superficies y elementos de trabajo, el uso de material de
protección estándar, así como controles periódicos en los materiales que estarán en contacto con los
insectos o sus derivados (recipientes, soportes, sustratos, herramientas, equipamientos), siendo la
trazabilidad de todos estos elementos un instrumento clave de control. En esta misma línea, otros
procedimientos precautorios típicos, como el mantenimiento de la cadena de frío y los tratamientos
térmicos de pasteurización y deshidratación, pueden emplearse para mantener y/o acondicionar los
productos intermedios y finales dentro de los márgenes considerados seguros para otros tipos de
alimentos. Los hallazgos en materia de riesgos demuestran que, a pesar de tratarse de una actividad
productiva emergente y en pleno desarrollo, las operaciones necesarias para asegurar la obtención de
alimentos seguros y de calidad a partir de insectos no requerirían la confección de procedimientos y
metodologías completamente nuevas, sino fundamentalmente adaptar la experiencia adquirida durante
décadas de producción agrícola, ganadera e industrial a estas nuevas producciones.
En conclusión, los insectos en general, y los grillos en particular, se perfilan desde hace varios años
como un nuevo commodity en la industria alimentaria. A través de la FAO, la ONU lleva varios años
promoviendo el interés en estas nuevas fuentes de nutrientes, dando cuenta de sus beneficios en
términos de sustentabilidad, impacto ambiental y seguridad alimentaria. Asimismo, en los últimos
61
“Producción de insectos para consumo humano”
años fueron emergiendo otras organizaciones, como IPIFF (Unión Europea), que incentivan
activamente la producción de insectos de uso alimentario, generando oportunidades de mercado e
impulsando la realización de investigaciones que faciliten la confección de nuevas regulaciones. Con
el paso del tiempo, algunas agencias internacionales de control de alimentos, como la EFSA (también
en la Unión Europea), han ido acompañando estas recomendaciones e iniciativas. Más aún, en estos
últimos años la literatura científica en el campo de la investigación de alimentos a base de insectos se
ha multiplicado. Toda esta cantidad de información recabada por organismos e instituciones
científicas, y utilizada en la elaboración de este informe, reafirma permanentemente la conveniencia
de la utilización de insectos como fuente alimentaria, lo que ha desembocado en las recientes
autorizaciones para producir T. molitor y L. migratoria con fines alimentarios en la Unión Europea.
En este punto, dada la inminencia del crecimiento de la industria entomológica en otras partes del
globo, resulta necesario contar con toda la información y experiencia posibles para facilitar el trabajo
regulatorio que permita asegurar la inocuidad alimentaria de cara al reposicionamiento de estas
actividades a nivel local.
8. AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a la Dra. Silva Noemí López y a la Dra. Mariana Mabel Viscarret del Instituto de
Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA-INTA) por sus correcciones del Anexo I: Instalaciones,
y al Dr. Ricardo Salvador del Laboratorio de Virus Entomopatógenos y Silenciamiento Génico
(IMYZA-INTA), por sus comentarios en los párrafos referidos a virus de insectos.
9. REFERENCIAS
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). (2018). Informe del Comité
Científico de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición
(AECOSAN) en relación a los riesgos microbiológicos y alergénicos asociados al consumo de
insectos. Revista del Comité Científico de la AESAN. 27, 11-40. Disponible en:
https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/publicaciones/revistas_comite_cientif
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“Producción de insectos para consumo humano”
Agency for Food, Environmental and Occupational Health & Safety (ANSES). (2015). The use of
insects as food and feed and the review of scientific knowledge on the health risks related to
the consumption of insects. Disponible en:
https://www.anses.fr/en/documents/BIORISK2014sa0153EN.pdf
Arellano, D.; Velasquez, S. (2017). Cría de Invertebrados para alimentación complementaria.
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Venezuela. Fundación Nacional de Parques, Zoológicos y Acuarios. 28 pp. Disponible en:
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77
“Producción de insectos para consumo humano”
10. ANEXOS
A continuación, se presenta una serie de documentos que complementaria al presente Informe.
Durante todas las etapas productivas se debe monitorear y controlar los equipos y mediciones de
acuerdo a los procedimientos establecidos por el productor. Las áreas deben mantenerse limpias y
libres de materiales extraños y se debe evitar el tránsito de personas y materiales ajenos. Otras
consideraciones a tener en cuenta son:
-Todo producto que entre en contacto directo con una superficie contaminante (p. ej. suelo) debe ser
aislado, identificado y descartado.
-Los productos reprocesados deben estar en condiciones tales que no afecten la seguridad ni calidad
del producto final.
-Los recipientes con productos intermedios (en proceso) o finales no deben estar próximos a
recipientes con desperdicios. Los productos en proceso deben ser manipulados en recipientes limpios,
protegidos e identificados.
-El lugar de almacenamiento de productos y envases debe facilitar las operaciones de limpieza y
desinfección.
78
“Producción de insectos para consumo humano”
-Todos los productos deben identificarse con su fecha de elaboración y vencimiento y hora de
elaboración de manera legible y mantener la trazabilidad.
-De ser necesario el uso de lubricantes en equipos deben ser de grado alimenticio y permitidos.
-Durante la producción y/o empaque se debe tener extremo cuidado para que cualquier limpieza que
se pueda realizar no provoque una contaminación cruzada.
Utensilios y equipos
Los utensilios y equipos de medición deben ser guardados en lugares habilitados para tal fin.
Asimismo, deben utilizarse únicamente para los fines establecidos; en buen estado de conservación y
funcionamiento y cumplir con normas de diseño sanitario.
Registros
Para asegurar la trazabilidad documental, los registros deben ser legibles y no deben utilizarse lápices
para las anotaciones. Cualquier anomalía debe quedar asentada. Los registros deben ser controlados
antes de ser archivados.
Tránsito
La circulación debe minimizar los riesgos de contaminación.
Divisiones
Las áreas productivas, de tránsito y despacho, así como el área destinada al personal (vestuarios,
comedor, baño) deben estar bien delimitadas. Las áreas húmedas deben estar separadas de las áreas
secas. Si hubiera riesgo de contaminación cruzada entre productos intermedios y finales las mismas
deben estar separadas físicamente.
Pisos y paredes
Deben estar construidos con materiales según la reglamentación vigente. Deben ser fáciles de limpiar
y desinfectar, antideslizantes, sin grietas. Los pisos deben contar con desagües o drenajes. Ángulos de
encuentro entre piso y pared redondeados.
Instalaciones
79
“Producción de insectos para consumo humano”
Detallamos aquí un esquema de circulación interna de materiales y personal a través de los diferentes
sectores o habitaciones del establecimiento. Este esquema puede ser aplicado para diferentes
producciones de insectos. En particular, para insectos: (i) caminadores no-voladores; (ii) incapaces de
trepar superficies verticales lisas; (iii) de un tamaño visible a simple vista; (iv) incapaces de atravesar
mallas mosquitero de aluminio estándar. Cumplen con estos requisitos varias especies de grillo
utilizadas para consumo: Gryllus assimilis, A. domesticus, Gryllus bimaculatus y G. sigillatus (orden
Orthoptera). También los cumplen algunas especies de insectos holometábolos (metamorfosis
verdadera), donde se cosecha su larva. En estos casos el proceso se simplifica ya que se suelen
trabajar en bandejas abiertas sin mosquiteros (Coleópteros Tenebrio molitor, Alphitobius diaperinus y
Zophobas morio). Por último, entre especies de cría para consumo que cumplan con estos requisitos
encontramos varias del orden Blattodea: Shelfordella tartara, Blaberus cranifer y Blaptica dubia. Sin
embargo, la mayoría de las especies de este grupo suelen trepar superficies lisas lo que determinaría
otros requisitos de infraestructura (Periplaneta americana, Nauphoeta cinerea). Las langostas, otro
grupo perteneciente al orden de los ortópteros propuesto para consumo, requerirían también otro tipo
de instalación por su capacidad voladora, con mayor seguridad en el sistema de mosquiteros
redundantes. Tal el caso de Schistocerca gregaria y Locusta migratoria. Similares dispositivos deben
desarrollarse para manejo de los adultos de las especies de mosca (orden Diptera) Hermetia illucens
(mosca soldado negra) o Musca domestica. Pero solo en el caso de los adultos ya que sus larvas
pueden ser cultivadas en recipientes similares a los utilizados para larvas de coleópteros.
80
“Producción de insectos para consumo humano”
La Figura 1A muestra el caso más complejo donde se incluye producción primaria y procesamiento
industrial en las mismas instalaciones. Está basado en diseño de bioterios que divide la zona limpia o
blanca, usualmente lavadero donde además se preparan las dietas, y la zona sucia o verde donde se
encuentra el material biológico. En el caso de las instalaciones entomológicas tienen un nivel de
complejidad adicional. En primer lugar, son utilizadas para bio convertir residuos o subproductos de
otras industrias alimentarias y producciones primarias. Esto determina una segunda zona sucia B, de
recepción y tratamiento térmico de este tipo de sustratos. En segundo lugar, las plantas que realizan el
procesamiento industrial en el mismo predio determinarían una zona limpia B independiente del
sector de preparación de las dietas (Figura 1A). Cualquiera sea el plano de planta elegido sería
recomendable que la distribución relativa de los sectores siguiera un esquema de este tipo.
81
“Producción de insectos para consumo humano”
La línea punteada (---) divide las zonas sucias de zonas limpias (sombreadas). Existen dos zonas
sucias (A y B) y dos zonas limpias independientes. La comunicación entre estos habitáculos se puede
dar por sistemas de doble puerta, trampas de desinfección o túneles de pasteurización/ tratamiento
térmico. Adicionalmente la entrada y salida del personal a este diagrama de flujo orgánico, señalada
con asterisco (*), debería darse con sistemas de doble puerta y cambio de indumentaria.
El flujo de material biológico se daría según el esquema de (1) > (4) > (5) > (6) > (9) > (7).
Desperdicios orgánicos en (5) > (6) > (8), siendo (2) y (3) anexos imprescindibles para el bienestar del
personal y para minimizar la entrada/salida del establecimiento durante el día laboral. Por otra parte,
[A], [B], [C], [D], [E] son entradas/salidas alternativas del personal/materiales. La dirección de las
flechas indica el flujo lógico de materiales y personal.
Existen por último dos tipos de establecimientos determinados por el área de emplazamiento: rural o
urbano. Lógicamente, el segundo tipo de establecimiento tendrá más requerimientos.
La especie elegida para producción debe ser tal que en caso de fuga accidental no afecte el medio
ambiente. Por ejemplo, especies autóctonas o periplanetarias. Tal es el caso de G. assimilis y otras
especies de grillos habilitadas para el consumo. Sin embargo, las condiciones de infraestructuras serán
tales que tiendan a disminuir al mínimo esta posibilidad. Por otra parte, adecuadas instalaciones
ayudarán a minimizar la contaminación microbiológica de los cultivos de insectos. Los
establecimientos rurales deberán cumplir con la normativa descripta en el capítulo II del CAA (CAA,
2021) y decreto 4238 del SENASA (SENASA, 2015). Asimismo, deben cumplir de mínima con las
mismas normas bromatológicas, de cuidado del medio ambiente y salud del personal que rigen para
establecimientos piscícolas que realizan el proceso completo de cría hasta faena, con colocación de
producto directo en góndola o exportación.
Es menester determinar las medidas a tomar en cuenta para producción de insectos, específicas para el
rubro, y adicionales a las generales exigidas para producción animal y alimenticia. El desarrollo de
manuales de buenas prácticas de uso interno específicos de cada establecimiento debería ser
mandatorio, permitiendo el acceso a certificaciones del producto que pueda ser incluida en la etiqueta.
82
“Producción de insectos para consumo humano”
Pisos-Pared-Techos
La Figura 1A esquematiza un establecimiento de producción de insectos de superficie usualmente
mayor a 500 m2, típicamente de 1500 m2 y con casos de hasta 16.000 m2 (Reuters, 2019). Sin
embargo, la superficie a habilitar no es un requerimiento.
Pisos: De la misma manera que la pared, los pisos pueden ser de cualquier material rígido y liso, apto
para desinfección (cemento alisado, microcemento, cerámicos lisos, piso vinílico, epoxi, etc.). En
general, un piso con contrapiso, no pisos de tierra o de algún material rugoso. Debe existir al menos
una rejilla por sector, con pendiente adecuada hacia la rejilla. Tapas ciegas rebatibles que impidan el
paso de insectos (ingreso-egreso), con rejilla debajo (para levantar la tapa ciega al momento de drenar
el líquido). El sistema de drenaje debe ser único, y puede ser acoplado al desagüe cloacal, pluvial, de
aguas grises o independiente. Es recomendable el diseño de la red con trampas intermedias que
prevengan ingreso/egreso de insectos. Deben bloquearse los accesos externos con enrejado metálico a
prueba de roedores.
Techos: Grosor mínimo 5 cm. Cualquier material rígido apto para desinfección. No apto chapa o lona
como único material. La unión piso-techo sin huecos, recovecos o aberturas. En general las
habitaciones o sectores deben funcionar como unidades herméticas que impidan la entrada/salida de
insectos. La circulación de aire se realizará a través de las aberturas y sistemas de ventilación
habilitados para cada sector.
(1) Depósito de recepción de sustratos (zona sucia A): Definimos como sustrato alimentos, medios
para incubación de huevos15 y materiales que vayan a estar en contacto directo con los insectos.
Asociado a este sector tenemos la entrada [A]. Puede habilitarse una entrada adicional independiente
de materiales plásticos y cartones. Todo otro insumo puede ingresar por la entrada [B], la misma de
15
Típicamente vermiculita, turba o perlita en el caso de grillos.
83
“Producción de insectos para consumo humano”
ingreso del personal. Deberá existir un registro permanente de ingreso de mercadería general. En el
mismo debe constar: empresa proveedora, mercadería, fecha de ingreso, cantidad/peso, fecha de
vencimiento (en caso de corresponder), lote, fecha de egreso completo del lote. Estos datos pueden ser
requeridos por autoridad competente y son necesarios para asegurar trazabilidad del proceso y
aplicación de normas HACCP. Los estantes para almacenar la mercadería deben estar a partir de 30
cm del piso y 5 cm de la pared, para facilitar la limpieza de pisos-pared. En general, toda mesada o
amoblamiento debe tener esta distancia mínima. Posibilidad de heladeras o Freezers para recibir
mercadería perecedera. En estos casos, o incluso en casos de muebles similares, colocarlos sobre
estructuras con ruedas para moverlos durante el aseo. Superficie mínima 5 % de la superficie total del
establecimiento.
(2) Vestuarios – Ingreso del personal. Asociado a la entrada [B] de ingreso del personal y otros
insumos que no entraran en contacto directo con los insectos. Incluye baños. El cambio de
indumentaria en instalaciones rurales es opcional.
(3) Comedor. Sector de descanso del personal, comedor y refrigerio diario. Heladera y pileta
exclusiva para el uso del personal y obligatorias. Superficie mínima 2.5 m2/operario. La comunicación
del comedor con lavadero o sectores de faena/procesamiento industrial debe contener al menos un
sistema de doble puerta y cambio de parcial o total de indumentaria.
16
El tamaño de una pileta de 4 x 4 x 3 dm. Sin embargo, el productor puede optar por piletones grandes de
desinfección, análogos a los de bioterio, i.e., 300 dm 3 en caso de superficies mayores, cumpliendo fácilmente
con el requisito de mínima.
84
“Producción de insectos para consumo humano”
incluso de comunicar por este sistema el sector de recepción de sustratos en forma directa con las
habitaciones de cría.
(5) Habitaciones de cría (usualmente) termostatizadas (zona sucia B). En Argentina es necesaria en
prácticamente todas las provincias, durante la mayor parte del año, la termostatización de los sectores
de cría: regular la temperatura entre 25 a 35°C. Sin embargo, esta condición no puede ser un requisito
excluyente, sino un manejo por parte del productor que en caso de realizarse adecuadamente será
crucial para lograr alta eficiencia/bajos costos del proceso. También para acceder a certificaciones de
manejo de la energía responsable, este punto estará detallado en el manual de buenas prácticas
adjunto.
Estos recintos estarán comunicados únicamente con el sector de lavadero/preparación de dietas y con
el sector de embalaje/faena, a través de sistemas de doble puerta. No se recomienda un flujo directo a
otros sectores de las instalaciones. Deben ser habitaciones estancas y las ventilaciones deben tener
doble protección de mosquitero de aluminio estándar.
Dentro de estas habitaciones se colocan los recintos de cría. Hay variados tipos de contenedores
utilizados para grillos. Cualquiera sea la opción elegida de material, diseño y tamaño elegido, es
recomendable que sus paredes sean lisas para evitar fugas de insectos no trepadores.
Complementariamente será necesaria la colocación de una tapa con carpintería de aluminio
(mosquitero, perfiles y burletes adecuados), con no más de 1 mm de margen en el encastre de la tapa
en el recipiente de cría. Cualquier sistema similar que pruebe ser efectivo para evitar la fuga de los
insectos de los recipientes será aceptable. Los contenedores pueden ser apilados en estanterías, en
varios niveles de altura, pero siempre dejando al menos 30 cm desde el estante inferior al piso y 5 cm
de la pared, para poder realizar la limpieza. En instalaciones industriales de cría vertical se pueden
encontrar dispositivos de cría de hasta 30 niveles. Aunque esto es más común en coleópteros y mosca
soldado negra, no tanto en ortópteros. Esto no aplica en caso de contenedores de cemento fijos, no
rebatibles, construidos directamente sobre el piso al estilo tailandés. Sin embargo, estos sistemas de
cría son más compatibles con instalaciones rurales, en caso de solucionarse la rugosidad natural del
cemento (que permite que todos los insectos trepen) y el encastre adecuado de la tapa-mosquitero.
Es habitual la colocación de ventiladores para optimizar la calefacción y evitar los gradientes no-
deseados de temperatura. En caso de ventiladores de techo (sin enrejado protector), colocarlos a una
altura mínima del aspa de 2,5 m del piso. En caso de ventiladores instalados a una altura menor, deben
tener enrejado. Ventiladores de techo instalados a menos de 1 metro del estante superior, solo pueden
ser utilizados en modo nocturno (en ausencia de personal).
85
“Producción de insectos para consumo humano”
Las estufas a combustión de gas deben estar colocadas a más de un metro de cualquier material
inflamable.
(6) Habitaciones de embalaje (zona sucia B). Se llevan los insectos a estas habitaciones contiguas a
las de cría, transportándolos en contenedor de cría completo o fraccionando parte del cultivo en
contenedores menores. No se recomienda el embalaje en las mismas habitaciones de cría, ya que, al
menos en caso de los ortópteros, involucra una técnica de sacudido de los soportes rígidos (maples,
cartones, madera terciada, etc.) que libera una alta concentración de polvo en la atmósfera
circundante. En estas habitaciones de embalaje este proceso se puede realizar respetando un adecuado
diseño de aberturas/ ventilación particular de este sector. Se pide las mismas recomendaciones en el
amoblamiento que en el resto de los sectores con un adicional: un mínimo de 2000 dm 2 de mesada-
amoblamiento para faenado-embalaje/ 40 m2 de espacio de cría. Alternativamente se puede tener un
habitáculo estanco dentro de esta habitación para realizar el mencionado protocolo sin contaminar la
atmósfera completa de la habitación con el polvo liberado. Para la faena, aquí se puede disponer de
artefactos adecuados tanto para faena en frío (freezers, nitrógeno líquido, etc.) como en calor (baños
termostatizados, cintas transportadoras). Se podría incluso realizar una faena pasteurizadora HTST
como se realiza con la leche, a través de intercambiadores de calor de flujo continuo tubulares. En este
caso sería esperable que este sistema sirva de comunicación entre la habitación de faena y la contigua
de procesamiento industrial, de esta manera pasando de la zona sucia a la limpia sin peligro de
contaminaciones cruzadas. Otro sistema más simple puede ser baño termostatizado que cumpla las
veces de trampa pasteurizadora, a través de los cuales pasa el producto de una habitación a otra. En su
defecto, el producto faenado-envasado debe pasteurizarse en el sector de procesamiento industrial
(Ver punto 9).
(7) Almacenamiento (zona limpia B): según se disponga de producción de grillo congelado, o
deshidratado (tanto entero como harina), se determinará el tipo de almacenamiento en cámaras frías (-
20 °C) o a temperatura ambiente (10 a 20 °C) respectivamente. Una planilla electrónica de control de
lotes, fecha de vencimiento y demás detalles del producto será de utilidad. Las condiciones deben
respetar lo que cualquier otra producción alimentaria.
(8) Estacionamiento de desechos sólidos (zona sucia B): los desechos secos altamente
biodegradados de los insectos son aptos para abono sin mediar compostaje. En algún caso se tamizan
los restos de alimentos no consumidos, que sí necesitan compostaje. El estacionamiento de un mes en
condiciones secas y estancas sirve para eliminar cualquier insecto vivo o sus huevos ya que los
ortópteros no pueden realizar su ciclo biológico en estas condiciones. El embalaje y venta de estos
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“Producción de insectos para consumo humano”
sustratos también es posible. Este sector se comunica con sistema de doble puerta tanto con las
habitaciones de embalaje como con el exterior (salida [E]).
La Figura 2A representa un diagrama de flujo interno de planta propuesto para la producción a escala
(1200m2) de insectos (G. assimilis) para consumo humano: el caso de instalaciones mixtas de
producción primaria y procesamiento industrial.
Se esquematizan de las actividades que determinan las zonas limpias y sucias (y por lo tanto el plano
de planta) en dicha instalación.
La descripción propuesta de diferentes actividades no es exhaustiva, habiendo otros protocolos
industriales posibles como el descripto en producción industrial en este documento.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Figura 2A. Diagrama de flujo interno de planta propuesto para una producción mixta (producción
primaria y procesamiento industrial) a escala (1200m2) de insectos (G. assimilis) para consumo
humano.
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“Producción de insectos para consumo humano”
Para la confección de este Anexo se utilizaron como insumo los siguientes documentos y
reglamentaciones:
- Código Alimentario Argentino (CAA). (2021). Disponible en:
www.argentina.gob.ar/anmat/codigoalimentario
- IPIFF (2019). Guide on good hygiene practices for European Union (EU) producers of insects
as food and feed. Disponible en: www.ipiff.org/wp-content/uploads/2019/12/IPIFF-Guide-
on-Good-Hygiene-Practices.pdf
- FAO (1997). Annex: Hazard Analysis and Critical Control Point (HACCP) system and
guidelines for its application. En: Recommended international code of practice. General
principles of food hygiene (CAC/RCP 1-1969, Rev. 4-20031). Disponible en:
www.mhlw.go.jp/topics/yunyu/siryo/dl/siryo02l.pdf
- Regulaciones de la Comunidad Europea: Regulation (EC) 178/2002; 852/2004; 183/2005;
767/2009; 1069/2009.
- Norma ISO22000/2005.
-Área limpia: Sector con control ambiental definido de partículas y contaminación microbiana,
construida y usada tal que se reduzca la introducción, generación, y retención de contaminantes dentro
del área.
-Área sucia: Sector donde se desarrolla la cría y engorde de los insectos. La denominación no implica
que necesariamente sea un área contaminada o donde la limpieza no esté al orden del día, pero es de
esperar una alta carga biológica por el volumen de la biomasa animal.
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“Producción de insectos para consumo humano”
-Buenas Prácticas de Higiene (BPH): Condiciones y actividades esenciales que son necesarias para
mantener un medio ambiente higiénico a través de la(s) cadena(s) alimentaria(s) (o de piensos)
adecuadas para la producción, manipulación y provisión de productos finales seguros.
-Cohorte: grupo de individuos nacidos en el mismo tiempo y lugar, que crecen y sobreviven a tasas
similares.
-Cosecha: Proceso de separación de los insectos de los sustratos, seguidos de faena y fraccionamiento
para su embalaje. Dicha cosecha es usualmente evaluada por peso y no por la cantidad de individuos.
En el caso de embalaje vivo no existiría la etapa de faena.
-Crecimiento o engorde: Proceso que abarca desde la siembra del inóculo de grillos recién
eclosionados en el contenedor.
-Envase alimentario: Artículo que está en contacto directamente con alimentos destinado a
contenerlos desde su fabricación hasta su entrega al consumidor con la finalidad de protegerlos de
agentes externos de alteración y contaminación, así como de adulteración.
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“Producción de insectos para consumo humano”
-HACCP (del inglés: Análisis de riesgos y puntos críticos de control): Sistema que identifica,
evalúa y controla riesgos que son significativos para la seguridad alimentaria.
-Insecto holometábolo (metamorfosis completa): Insectos cuyo tipo de desarrollo o ciclo de vida se
compone de huevo, larva, pupa y adulto. Como ejemplos de insectos holometábolos criados en
cautiverio: Tenebrio molitor y Zophobas morio (familia tenebrionidae en general), mosca soldado
negra (Hermetia ilucens) entre otros. La larva o la pupa, los estadíos que normalmente se cosechan,
son absolutamente diferentes a los adultos.
-Instar (o estadio): Etapa del desarrollo en la que se encuentra un insecto. La mayoría de los
ortópteros tiene 6 o 7 instar o estadios desde el huevo, la ninfa (4-5 instar) y el adulto. El pasaje de un
instar a otro se da por el proceso de muda o ecdisis. El insecto se desprende de su exoesqueleto
quitinoso externo, aumenta su volumen y esclerotiza. Esto es, un proceso hormonal que vuelve a
endurecer su cutícula externa. De esta manera los insectos crecen por escalones.
-Peligro: Agente biológico, microbiológico, químico, físico o alergénico en, o en condición de,
alimentos o piensos con el potencial de causar un efecto adverso en la salud.
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“Producción de insectos para consumo humano”
-Ortópteros: Orden de insectos (orthoptera) que agrupa unas 19 mil especies, entre los que
encontramos grillos, saltamontes y langostas. A este grupo pertenecen las 4 especies de grillos más
comúnmente criadas en cautiverio: Gryllus assimilis, Acheta domesticus, Gryllus bimaculatus y
Gryllodes sigillatus. Presentan una biología y patrón microbiológico similar, lo que permite extrapolar
conclusiones de trabajos realizados unos con otros.
-Punto Crítico de Control (PCC): Etapa en el proceso en las que se aplican medidas de control para
prevenir o reducir un peligro significativo relacionado con la inocuidad de los alimentos hasta un
nivel aceptable y límites críticos definidos y la medición permite la aplicación de correcciones.
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-Sistema/plan HACCP: Documento preparado de acuerdo con los principios del HACCP para
garantizar el control de riesgos que son significativos para la seguridad alimentaria en el segmento de
la cadena alimentaria bajo consideración.
-Sustratos: Cualquier material, soporte, alimento o aditivo utilizado en la cría. Los productores de
insectos deberán utilizar sólo tipos de sustrato que sean legalmente autorizadas para la cría de
animales en general e insectos en particular según la regulación correspondiente. Como ejemplo, los
maples de huevo y la turba son un sustrato común en la cría de ortópteros.
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