Las Leyendas Urbanas
Las Leyendas Urbanas
Las Leyendas Urbanas
- Son ciegos y albinos, porque nunca han visto la luz del sol, y se mueven
por el alcantarillado de la ciudad que nunca duerme, alimentándose de
ratas y desperdicios y buscando una presa. Según la versión más
oficial de la leyenda urbana, alguien que había estado de vacaciones
en Luisiana o Florida decidió tirar por el váter una cría de cocodrilo (no
es la mejor idea, desde luego), provocando esta plaga muy a lo Antiguo
Testamento. Lo cierto es que 'The New York Times' aseguraba hace un
tiempo que el ayuntamiento recibe todavía muchas cartas cuestionando
la veracidad del asunto.
- La leyenda urbana de los caimanes de alcantarilla se prolonga desde los
años 20 y 30 del siglo pasado hasta nuestros días, y desde Thomas
Pynchon a Robert Daley, muchos autores la han alimentado con su
pluma e imaginación.
- Los expertos han negado reiteradamente que sea posible no solo que un
caimán viva en un ambiente tan frío y hostil como el de un desagüe, sino
que encima se pueda reproducir en él.
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casa de la niña, según algunas versiones, debía esperar a que ella
apareciese y saludarla. Sin embargo, cuando finalmente salió, se la
encontró completamente desnuda y jugando con su perro y un tarro de
mermelada. Nadie vio jamás ese programa, pero si preguntabas, todo el
mundo conocía a alguien que se la había contado.
- En realidad, la leyenda urbana es más antigua de lo que podría parecer:
se remonta a los años 30, y nació en Estados Unidos, por lo que Ricky
Martin o Isabel Gemio son solo nombres circunstanciales en tal historia.
- Desde la revista satírica canadiense llamada 'Franc' en 1994 al 'Chicago
Sun Times', se ha reproducido en bastantes ocasiones, aunque de
manera un poco distinta a como la conocemos:
- "Un hombre decide organizar una fiesta sorpresa para su prometida.
Todos los invitados se esconden en su habitación cuando ella llega a
casa. Ella no baja las escaleras inmediatamente, sino que va
directamente al baño y se mete en la ducha, así que deciden esperar
hasta que salga para sorprenderla. Después de su ducha, baja las
escaleras llamando al perro. Entonces todos encienden las luces y
gritan: 'Sorpresa'. Descubren a la mujer completamente desnuda,
excepto por un poco de mantequilla de cacahuete que ha puesto sobre
sus pezones y entrepierna. La historia termina con la boda cancelada, la
mujer renunciando a su trabajo y huyendo de la ciudad".
- Según el profesor Bill Ellis, se trata de una historia que pretende ser
moralizante, una especie de llamada de atención para las mujeres que
no se ajustan a la norma.
La chica de la curva
- Lo cierto es que este tipo de historias son también un poco moralizantes y tan
antiguas como el mundo: en la leyenda o cuento clásicos, podríamos decir que
se trata de esa figura espiritual que guía al héroe hacia la rectitud y el buen
camino para evitar que se pierda en su viaje. Lo que no quita que pueda
haber nacido de alguna historia real, por supuesto.
Las cosas para niños y la droga siempre son una mala combinación. Que
levante la mano aquel al que su madre nunca le ha dicho que tenga cuidado si
un extraño le da un caramelo, pues lo más seguro es que lleve droga.
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Este tipo de leyendas urbanas, frecuentes en nuestro país, surgieron en los
años 70 con los estragos de la droga, y continuaron hasta que en los años 90
se 'sofisticaron' un poco: por aquel entonces era común asegurar que las
calcomanías que venían con las chucherías también tenían droga (en
concreto LSD). Nunca un producto ha sido tan vilipendiado, a excepción de la
Coca-Cola, claro, que tiene su arsenal particular de leyendas urbanas.
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La leyenda se inició hace más de 250 años. Se dice que, en 1754, la Santa
Inquisición tomó presa a una mujer de ascendencia persa, llamada Parvaneh,
que se dedicaba a la sanación de enfermedades incurables, lo que causó que
se le considerara una hechicera. Luego de torturarla incansablemente, ella tuvo
que admitir ser seguidora del demonio, por lo que fue condenada a morir en la
hoguera. Pero se dice que antes de su muerte, la mujer lanzó una maldición en
la casa que habitaba en esa época, que es nada menos que la casa
actualmente conocida como Matusita.
Luego de esto, la casa se mantuvo deshabitada hasta el siglo XIX, cuando una
familia japonesa empezó a vivir allí. Se dice que aquí es cuando empezó la
maldición. Hay varias teorías acerca de qué es lo que sucedió en la casa en
esa época, entre ellas está que se oían voces y se veían sombras de una
manera incontrolable lo que hizo que la situación fuera insostenible, tanto que
el padre de la familia enloqueció y maltrató a sus empleados tanto física como
psicológicamente. Es por eso que el mayordomo y la mucama de la casa
decidieron asesinar y descuartizar al hombre. Luego de realizar este atroz acto,
trataron de incendiar la casa, pero al final, no se destruyó en su totalidad, y
ellos fueron apresados y llevados a una institución mental.
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Cuando la leyenda urbana se mezcla con el poder
El 05 de enero de 1998, el diario La República publicó una nota sobre el
hallazgo de un cadáver en un cerro de Cieneguilla. Se trataba de una mujer de
aproximadamente 30 años que estaba semidesnuda, amordazada, atada de
pies y manos y con signos de tortura.
El hecho no capturó la atención pública puesto que parecía un hecho aislado.
Hasta que en marzo del mismo año otra mujer fue hallada muerta en la
carretera de Cieneguilla. Fue encontrada en las mismas condiciones de la
primera mujer por la familia Zumaeta del asentamiento humano Nueva Gales.
El pueblo pensó que no podría ser una coincidencia. Quizás se trataba de un
asesino en serie. Esta idea fue afianzada por los medios, en especial por los
noticieros del canal Latina que solía sacar notas sobre el caso y eran los
primeros en llegar cuando se encontraron otros cuerpos. En total fueron ocho
cadáveres hallados.
Andrés Zuñiga, ex-reportero especializado en policiales, trabajaba en el
noticiero 90 Segundos de Latina. Siempre que había un hallazgo, el canal lo
enviaba exclusivamente a él. ‘’El director del noticiero, el fallecido periodista
Guillermo Thorndike, fue quien le puso ese nombre (‘El Monstruo de los
cerros’) al caso’’, aclara Zuñiga.
Las características de las víctimas siempre eran las mismas: mujeres jóvenes
entre 20 y 30 años, mestizas y de baja estatura. Lo que más llamó la atención
es que no eran violadas por su victimario. ¿Era alguna especie de ritual
satánico?, se comenzó a preguntar la prensa.
Lo cierto es que nunca se encontró al homicida, ni siquiera hubo posibles
sospechosos. Se especulaba que era un hombre apuesto que las conquistaba,
las emborrachaba y las convencía de ir hasta esos cerros ya que era imposible
que él las haya llevado en brazos por la dificultad del camino.
Con la caída del Fujimorato se descubrieron todos sus actos ilícitos, entre ellos
la compra de las líneas editoriales de canales de televisión y se pensó que este
caso formaba parte de uno de los tantos psicosociales. Esa creencia se
mantiene hasta hoy, aunque Zúñiga afirma que el hecho si fue real.
El ex-reportero contó que tiene las autopsias de las víctimas, que los cuerpos
siguen en la morgue y por tanto no pudo ser un hecho inventado. No descarta
que Thorndike haya aprovechado el caso para distraer al público. De haber
sido así, Zuñiga asegura que no estaba al tanto de ello. ‘’Si hubiera sabido que
era un plan del gobierno, lo hubiera cubierto igual y denunciado luego’’, señala.
Cuando Baruch Ivcher recupera el canal, la mayoría de empleados fueron
despedidos. Zuñiga entre ellos. Comenta que le fue difícil volver a encontrar
trabajo porque era reconocido como ‘el representante de los psicosociales’.
Finalmente, Panamericana le da la oportunidad y se queda ahí por 15 años.
Actualmente, Zúñiga se desempeña como catedrático de la Universidad
Privada del Norte y siempre les cuenta a sus alumnos sobre esta anécdota.