Transformaciones de Base en El Mundo Contemporáneo Hasta 1870

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

TRANSFORMACIONES DE BASE EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

HASTA 1870.

1. EL TRÁNSITO DE LAS SOCIEDADES AGRARIAS A LAS SOCIEDADES


INDUSTRIALES.

1.1. La economía del Antiguo Régimen.

Se caracteriza por su arcaísmo, mantenimiento de un sistema económico muy antiguo, y su


carácter renovador, en algunas áreas geográficas, la industria empezaba a presentar algunas
innovaciones.

Población. A lo largo del siglo XVIII se produjo un crecimiento de la población en todo el


planeta. A nivel mundial, la población pasó de 500 millones en 1700 a 900 millones en 1800.
El crecimiento en Europa fue similar (de 118 millones a 193), y especialmente importante a
partir de 1750. Con todo, en la Europa del siglo XVIII persiste el llamado régimen
demográfico antiguo, con natalidades muy altas (40 ‰) y mortalidades también elevadas
(30 ‰) Todo ello puntuado por las llamadas mortalidades catastróficas, provocadas por la
falta de higiene y una medicina muy atrasada, que generan epidemias periódicas de
enfermedades como la peste, el tifus, la viruela y el cólera. A esto habría que sumarle las
llamadas crisis de subsistencia, hambrunas provocadas por una agricultura deficitaria.

La agricultura. La principal característica de la agricultura del XVIII es su carácter tradicional,


la falta de innovaciones y la persistencia de métodos y cultivos antiguos. La agricultura es,
además, el sector predominante de la economía, tanto por volumen de producción como
por número de trabajadores. Incluso en un país como Inglaterra, la agricultura significaba
todavía en 1750 el 50 % de la renta nacional, y, en 1830, aún daba trabajo a la mitad de la
población. La agricultura es, por tanto, el sector básico de la economía y de él depende para
su subsistencia la mayor parte de la población. Las malas cosechas significaban una subida
de precios para lo más ricos pero el hambre y la escasez para los pobres. De los precios
agrarios dependía la industria, ya que su subida impedía a la mayoría de la población la
compra de productos manufacturados. También afectaba a la hacienda pública, ya que
impedía el pago de impuestos y lo mismo ocurría con el orden público: las malas cosechas
se traducían en los llamados motines del hambre. De hecho, hasta el mismo crecimiento de
la población dependía de la agricultura, ya que el número de nacimientos variaba en función
de la abundancia o escasez de las cosechas.

Con todo, y de forma tímida, en algunas zonas de Holanda e Inglaterra, la agricultura estaba
empezando a cambiar y modernizarse.

La industria. Al igual que la agricultura su principal rasgo es su arcaísmo y falta de avances.


Es un sector secundario, que apenas aporta a la renta nacional y con muy pocos
trabajadores, y dependiente de la agricultura, de sus materias primas y de su demanda (la
industria producía especialmente herramientas agrícolas).

Es además una industria con un fuerte carácter rural y artesanal, muy a menudo destinada
al autoabastecimiento. La empresa básica es el taller familiar, aunque también es muy
habitual el llamado Sistema Doméstico: trabajadores agrícolas que se dedican a la industria
en las épocas en que no hay trabajo en el campo y cuya maquinaria y materias primas son
proporcionadas por un empresario que es el encargado de distribuir comercialmente la
producción.

Es, por tanto, una industria muy dispersa y con escasa especialización.

Sin embargo, en algunas zonas de Inglaterra empieza a producirse una concentración en el


mismo local de maquinaria y mano de obra bajo la dirección de un empresario.: será el
llamado Sistema de Fábrica.

Escasa circulación de mercancías y capitales. Los transportes apenas han evolucionado


desde la Edad Media. Su principal rasgo es la lentitud: hasta dos meses para cruzar el
Atlántico y una media de 15 km. al día en el transporte terrestre. La capacidad es también
muy escasa, la mayoría de los barcos no superan las 100 Tn. y es netamente inferior en los
carruajes. Se sigue utilizando la fuerza del viento en el mar y la tracción animal en tierra, la
red de carreteras está poco desarrollada y se halla en unas condiciones pésimas.

El comercio era también muy escaso, a las dificultades de los transportes había que sumarle
el poco desarrollo de la banca y la existencia de numerosos obstáculos en forma de aduanas
y peajes (tanto nacionales como internacionales). Únicamente el comercio transoceánico de
tipo colonial desarrollado por Inglaterra y Holanda vivió un importante desarrollo.

1.2. La sociedad estamental.

La sociedad del siglo XVIII se caracteriza por el predominio de la organización estamental. La


población se halla dividida en grupos sociales cerrados o estamentos. A cada estamento
pertenecen aquellas personas que desempeñan funciones idénticas. Con el fin de que cada
estamento pueda cumplir las funciones que le son peculiares cuenta con un estatuto jurídico
propio, una serie de leyes específicas conocidas, en el caso de la nobleza y el clero, como
privilegios. Esto se traduce en una sociedad basada en el pluralismo jurídico y en la
desigualdad ante la ley. Los privilegios van unidos a un fuerte concepto del honor: una serie
de costumbres y atributos propios de cada estamento y que marcan lo que se puede y no se
puede hacer.

Al estamento se pertenece por nacimiento o concesión real, los estamentos privilegiados


intentan perpetuar su situación de privilegio por todos los medios posibles.:

• Sociales: monopolio de determinadas profesiones y cargos.


• Económicos: dado que la riqueza se mide según la posesión de la tierra, existe una
tendencia a evitar que la tierra pueda ser enajenada. El patrimonio no pertenece al
individuo sino al linaje y se crea la figura del mayorazgo, que impide la compraventa
de las tierras nobiliares y eclesiásticas (que pasan a ser conocidas como manos
muertas).
• Jurídicos: existencia de leyes propias que defiende la situación de privilegio de estos
estamentos.

Los privilegiados: nobleza y clero. La nobleza abarca un 5 % de la población europea. Es el


grupo que tiene todo el poder, tanto político como económico. Su riqueza se basa en la
posesión de tierras y el acaparamiento de altos cargos, así como en el privilegio Exención
del pago de impuestos). Suele distinguirse entre una nobleza de origen militar, que hunde
sus raíces en la Edad Media, y otra conocida como de servicio, compuesta por los altos
funcionarios del estado y de origen más reciente.

Los eclesiásticos son muy reducidos en número (1 %) pero gozan de una situación similar a
la de la nobleza. Poseen enormes señoríos, tiene su propio código de leyes, no pagan
impuestos pero cobran un impuesto propio conocido como diezmo. La preponderancia de
lo religioso en esta época otorgará un enorme poder ideológico a la iglesia.

La burguesía. Aunque teóricamente es miembro del pueblo o Tercer Estado, al igual que los
campesinos, en la realidad nos encontramos con un grupo nuevo situado entre estos y los
privilegiados. Su composición es variada (campesinos ricos, abogados, médicos, profesores,
comerciantes, artesanos), rinden un auténtico culto al trabajo, lo que les ha permitido, en
muchos caos, igualar en riqueza a la nobleza y poseer la misma capacidad que esta para
ocupar determinados cargos. Es un grupo orgullosos de haber alcanzado su posición social
por su propio esfuerzo y no por herencia como los nobles. Su ambición es norme y tienden
a imitar el modo de vida de los nobles (e incluso a ennoblecerse si es posible). Representan
un 10 % de la población europea y a finales del XVIII se encuentran tremendamente
insatisfechos: poseen poder económico pero carecen de poder político, lo que les lleva a
defender las ideas de libertad e igualdad encarnadas en el pensamiento ilustrado.

La sociedad rural: los campesinos. Representan más del 80 % de la población europea. Al


este del Elba, la situación de los campesinos es penosa. Se mantiene la servidumbre
medieval, lo que significa que el campesinado está sujeto a la jurisdicción de nobles y
eclesiásticos y debe de realizar prestaciones de trabajo y pagar impuestos a estos grupos
sociales. En numerosos países, los campesinos pueden ser comprados y vendidos y sus
señores tiene poder de vida o muerte sobre ellos.

Al oeste del Elba, la servidumbre ha sido abolida lo que no impide que nobleza e iglesia sigan
teniendo el privilegio de cobrar impuestos a los campesinos. Las modalidades de
campesinado son múltiples y oscilan desde los pequeños propietarios a los arrendatarios,
aparceros y jornaleros. A pesar de su libertad, todos tiene en común una vida mísera y
precaria.

Monarquía Absoluta. Era el sistema de gobierno habitual en Europa por estas fechas. Los
reyes poseían un poder total y absoluto, eran la cabeza del estado, el juez supremo y el
comandante de los ejércitos. Semejante poder se basaba en el derecho divino de los reyes
que sostenía que los monarcas eran delegados de Dios en la Tierra y habían sido elegidos
directamente por Él. Por tanto, sólo respondían ante el cielo y tenían la sensación de ser los
dueños de sus respectivos países, gobernándolos a su capricho. Sólo la iglesia y los nobles
más poderosos se atrevían a poner límites a la actuación real. Únicamente Inglaterra
contaba con un sistema de monarquía parlamentaria mediante sufragio censitario fruto de
su Revolución de 1688.

1.3. La Revolución Industrial.

Puede definirse como un proceso de cambio continuo y autosostenido desde el mundo


preindustrial al actual, se produce a través de transformaciones económicas, sociales e
ideológicas profundas. Se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra y se extendió
durante el siglo XIX por el resto de Europa y otras partes del mundo. Fue precedida por
cambios técnicos pero también económicos, sociales e ideológicos. Permitió el paso desde
la economía de subsistencia del Antiguo Régimen a la economía capitalista moderna.

Las condiciones previas. La revolución demográfica. A lo largo de l siglo XVIII y principios


del XIX algunas zonas de Europa vieron aumentar su población de forma importante. Fue el
caso de Inglaterra (donde la población se multiplicó por cinco), Alemania, los países
escandinavos, Bélgica y Holanda. Un fenómeno similar pero, a menos escala, fue el sufrido
por Francia (que sólo duplico su población en esta época). Sin embargo, los países del sur y
el este de Europa mantuvieron el régimen demográfico antiguo.

La principal causa de este aumento de población en algunas áreas de Europa vino de la mano
en las mejoras alimenticias provocadas por la revolución agrícola, y, en menor medida, por
algunos pequeños avances en la medicina (vacuna de Jenner) y la hgiene.

Los efectos de esta expansión demográfica son los siguientes:

• Económicos:
o Proporciono a la industria abundante mano de obrera.
o Permitió reducir salarios y aumentar los beneficios de los empresarios y, por
tanto, ayudarlas a conseguir más capital para sus inversiones.
o Aumentó las dimensiones del mercado.
• Sociales:
o Aumento de la emigración debido a la falta de trabajo y que permitió el
poblamiento de nuevos territorios, especialmente en América y Oceanía.

La revolución agrícola. Este fenómeno hace referencia a una serie de innovaciones agrícolas
producidas a finales del XVIII en Inglaterra y algunas zonas de Europa continental. Consiste en la
introducción de nuevos tipos de arados y trilladoras, en la ampliación del regadío, en la
generalización del uso de abonos, en la especialización comarcal y en el cercamiento de las
antiguas tierras comunales. Esta revolución experimenta un aumento cuantitativo del volumen
de las cosechas y del aumento de los rendimientos y las superficies cultivadas, gracias a la
roturación de nuevas tierras, el drenaje de pantanos y la supresión del barbecho. Experimenta
también un aumento cualitativo, ya que mejora la calidad de las tierras y progresa el cultivo de
plantas forrajeras que permiten alimentar un mayor número de ganado, lo cual, a su vez,
determinó la mejora en la calidad y la cantidad de los productos cárnicos y lácteos en el mercado
(lo que fue fundamental para la revolución demográfica). Además fue posible introducir nuevos
cultivos como la patata.

Esta mejora agrícola provoca un cierto enriquecimiento entre determinados terratenientes, los
cuales van a invertir sus nuevas ganancias en todo tipo de intereses incluido el industrial.

Mejora del sistema financiero. Durante mucho tiempo, las nuevas industrias se autofinanciaron
a través de los ahorros familiares y sus propios beneficios. Con el aumento de la complejidad
industrial este sistema dejo de ser eficaz y hubo de recurrirse a una mayor inversión de capitales,
la mayoría de ellos provenientes de la revolución agrícola y del comercio colonial. En este
sentido fue necesario, también, el desarrollo de un moderno sistema bancario y crediticio, algo
en lo que Inglaterra cogió rápidamente la delantera (especialmente a partir de 1760) y le
permitió desarrollar su Revolución Industrial a un mayor ritmo que el resto de sus competidores
europeos.

El desarrollo de las comunicaciones. A partir de mediados del siglo XVIII se hizo un esfuerzo
considerable por mejorar las comunicaciones en toda Europa, algo fundamental para poder
mover de forma rápida y barata las materias primas que necesitaba la industria y los productos
manufacturados creados por esta para su distribución por todo el mundo. Los barcos
aumentaron su tamaño y se mejoró la red de carreteras pero el mayor impuso se dio en la
construcción en Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica y Holanda de una compleja y eficaz red de
canales que mejoró sustancialmente el transporte terrestre.

La Revolución Industrial en marcha. El desarrollo tecnológico. Para los procesos productivos de


la industria textil hacen falta, básicamente, dos máquinas:

• Hiladora → que convierte la materia prima (algodón, lana, lino) en hilos.


• Tejedora → que teje los hilos convirtiéndolos en telas.

Tradicionalmente ambas máquinas eran, respectivamente, una rueca y un telar, y se movían a


mano. Los nuevos inventos desarrollados a lo largo del siglo XVIII revolucionarán esta vieja
industria y multiplicarán la producción (especialmente de telas de algodón) de una forma brutal.

• En 1733 John Kay invento la Lanzadera Volante (telar) lo que llevó a la necesidad de
producir más hilos.
• En 1765 James Hargreaves inventó la Spinning Jenny (hiladora).
• En 1769 Robert Arkwright inventó la Water Frame (hiladora hidráulica).
• En 1779 Samuel Crompton invento la Mule Jenny (hiladora) que combinaba las mejores
características de la Spinning Jenny y la Water Frame.
• En 1785 Edmund Cartwright inventó el Telar Mecánico que ya utilizaba la máquina de
vapor como fuerza motriz.

En 1782 James Watt desarrolló la moderna máquina de vapor. Partió de la máquina a vapor de
Newcomen, utilizada para bombear agua en las minas con resultados insatisfactorios. Watt
introdujo varias mejoras: utilizo acero para la cámara de combustión, mejoró su capacidad de
generar presión, aprovechó de forma más eficaz la energía creada por el aparato, y, sobre todo,
consiguió convertir, mediante una serie de engranajes, el movimiento rectilíneo de la máquina
en circular, permitiendo de esta forma su aplicación a todo tipo de maquinaria, especialmente
en los telares mecánicos, los barcos y las locomotoras. De esta forma, la máquina de vapor se
convirtió en el motor de la Revolución Industrial.

La otra gran industria de la Revolución Industrial fue la metalúrgica pero su desarrollo fue más
lento que el de la textil. Fue fundamental la sustitución del carbón vegetal por carbón mineral
(hulla) y la inyección de oxígeno a la combustión para alcanzar temperaturas cada vez más altas.
Nace así el alto horno, inventado en 1709 por Abraham Darby, y que permitió alcanzar una
escala de productividad nunca vista hasta entonces.

Igual de importante fue la creación de la técnica del pudelaje por Henry Cort en 1784, que logró
la producción de hierro de una calidad aún mayor. A grandes rasgos, el pudelaje consistía en la
introducción del hierro fundido en un horno de reverbero. Allí los obreros removían la mezcla
con largas palas y, de esta forma, impurezas como el carbono y el azufre ardían, o bien se
separaban del hierro fundido formando la escoria.
El desarrollo siderúrgico va a producir una auténtica revolución en los transportes basada en el
ferrocarril, o la aplicación de la máquina de vapor de Watt al transporte terrestre, unido al
desarrollo de las vías y vagonetas en las minas de carbón.

• En 1814 George Stephenson desarrolló la primera locomotora.


• En 1825 se construyó la primera línea de ferrocarril (Stockton-Darlington).
• En 1830 se construye el ferrocarril Manchester-Liverpool.

Para 1850 Inglaterra ha creado la primera red nacional de ferrocarril con 12.000 km. de vías. El
desarrollo del ferrocarril potenció la industria siderúrgica (construcción de vías y locomotoras)
y la minería del carbón (fuente de energía). Pronto otros países europeos imitaron el modelo
inglés, así, para 1850 Francia contaba con 3.000 Km. de vías y Alemania con 6.000.

El desarrollo de la navegación a vapor fue también fundamental. Robert Fulton el responsable


de crear el primer barco a vapor realmente operativo (1807). Inicialmente los barcos a vapor
utilizaban grandes ruedas de palas para su propulsión y se usaban para la navegación fluvial. El
posterior desarrollo de la hélice permitió el uso del vapor en alta mar hacia 1840.

Difusión de la Revolución Industrial. Inglaterra fue el país donde la Revolución Industrial


apareció primero y tuvo mayor éxito. Su despegue puede fecharse hacia 1770 y a partir de 1800
se convierte en el taller del mundo y basa su economía en la exportación de productos
manufacturados. Su posterior victoria en las guerras napoleónicas la afianzó en esta posición y
la convirtió hacia 1840 en la primera potencia mundial.

Francia podría haber disputado este papel hegemónico a los ingleses pero el caos revolucionario
y su derrota en las guerras napoleónicas la dejaron muy atrás en esta carrera y no será hasta
1850 que empiece a crecer a un ritmo importante. En cualquier caso, su segundo puesto como
país industrial siempre estuvo muy alejado de Inglaterra.

En el resto del mundo la industrialización fue escasa y muy puntual con algunas excepciones.
Prusia en Europa fue el único país que empezó a industrializarse a principios del XIX pero a un
ritmo claramente menor que el de franceses e ingleses. Estados Unidos empieza a destacar en
este campo, especialmente en la zona de Nueva Inglaterra, gracias a la llegada masiva de
inmigrantes y a la colonización de nuevas tierras en el oeste. Pero se trata solo de un preludio
de lo que será su desarrollo posterior.
2. RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO: LAS REVOLUCIONES
BURGUESAS.

2.1. Las revoluciones y sus causas.

Toda revolución profunda se debe a tres tipos de causas: políticas, sociales y económicas. Al
mismo tiempo podemos distinguir entre causas a largo plazo y a corto plazo.

• Causas a largo plazo:


o Causas socioeconómicas: existencia de una división social injusta, con el grupo
de los privilegiados detentando el poder político y económico, el pueblo
hundido en la miseria y una burguesía en proceso de enriquecimiento pero sin
acceso al poder político.
o Causas ideológicas: la aparición de una serie de pensadores vinculados a la
Ilustración que defienden el uso de la razón y critican el absolutismo
monárquico.
▪ Montesquieu: división de poderes.
▪ Rousseau: el estado es un contrato entre gobernantes y gobernados
(contrato social).
▪ Holbach: defensor de someter la religión a la razón (precursor del
ateísmo).
▪ Voltaire: partidario de la tolerancia y la libertad religiosa.
▪ En economía destacará la aparición del liberalismo económico contrario
a la injerencia del estado en la economía (Adam Smith).
• Causas a corto plazo:
o Crisis económica provocada por la inflación.
o Crisis de subsistencia causada por una serie de años de malas cosechas.
o Crisis política originada por la ruina de varios estados debido a sus continuas
guerras. Para solucionar esta situación se intenta arrebatar a nobleza y clero
uno de sus privilegios: la exención del pago de impuestos y/o aumentar el
número de impuestos a la burguesía. Ambos grupos se opondrán de forma
violenta a estas medidas.

2.2. La independencia de Estados Unidos.

Inglaterra acababa de derrotar a Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-63). La guerra fue
muy costosa y, en parte, había tenido lugar en América del Norte. Para hacer frente a la creciente
deuda, el gobierno inglés impuso nuevos impuestos a los habitantes de las llamadas Trece
Colonias (destacó la Stamp Act) produciendo un gran rechazo ante semejante medida. Estos,
además, no estaban de acuerdo con otras medidas británicas, como la prohibición de expandirse
hacia el oeste o a comerciar con otros países. Todo ello dio lugar a la aparición de un partido
separatista partidario de la independencia. Los separatistas iniciaron una serie de acciones
contra Inglaterra (Motín del te 1773) a lo que siguió la promulgación por parte de los colonos de
una Declaración de Derechos (1774). Para 1775 la guerra ya era un hecho y Estados Unidos
proclamó su independencia en 1776. La guerra continuó hasta 1783 cuando Inglaterra asumió
su derrota y firmó la Paz de Versalles. En 1787 Estados Unidos elaboró una constitución donde
se recogían las libertades políticas e individuales.
2.3. La Revolución Francesa.

En 1787 la pretensión de la monarquía francesa de obligar a pagar impuestos a nobleza y clero


provocó la llamada revuelta de los privilegiados. Estos reaccionarán recordando al rey, Luis XVI,
que solo las cortes de Francia (los Estados Generales) podían realizar modificaciones de tipo
fiscal. Por lo tanto, en 1789 se reunieron los Estados Generales, con representantes de la
nobleza, el clero, la burguesía y el pueblo llano. Burguesía, nobleza y clero coincidían en atacar
el poder absolutista de los reyes. Por otro lado, burguesía y pueblo se oponían a los privilegios
de nobleza y clero. Esta última postura fue la que acabó imperando y provocando un
enfrentamiento respecto al sistema de voto: por estamentos (con mayoría de los privilegiados)
o individual (con mayoría de la burguesía y el pueblo). Los partidarios de este sistema realizarán
el Juramento del juego de la pelota, donde se comprometían a dar una constitución a Francia.
La amenaza de una intervención militar para poner fin a esta revuelta provocará la reacción del
pueblo de Paris que el 14 de julio de 1789 se sublevará y se hará con el control de la Bastilla, una
de las principales fortalezas de la ciudad. Al mismo tiempo, en el campo se produce el gran
miedo, una revuelta campesina contra los privilegios de los nobles con asaltos contra sus
propiedades. Ante esta situación, Luis XVI cede y permite a los diputados reunirse como
Asamblea Constituyente.

Las reformas de esta Asamblea fueron numerosas:

• Creación de una Constitución (1791) donde se recogían los derechos de los ciudadanos,
se instauraba la división de poderes y se implantaba un sistema de sufragio censitario
(voto de los ricos). Habrá, por tanto, igualdad jurídica pero no política.
• Reforma económica con una desamortización o venta masiva de las tierras de la iglesia
(manos muertas) como una forma de recaudar dinero.
• Reforma eclesiástica, convirtiendo a los sacerdotes en funcionarios que debían jurar
obediencia a la constitución.

La Asamblea Constituyente se disuelve, se producen elecciones y se elige una Asamblea


Legislativa conocida como la Convención (1792). Este nuevo gobierno tuvo que afrontar
numerosos problemas:

• Problemas internos:
o Rechazo de los católicos a los ataques contra la iglesia.
o Rechazo de los privilegiados y el rey a la nueva situación.
o Rechazo del pueblo al sufragio censitario.
• Problemas exteriores:
o Huida de numerosos nobles (emigrados) que empiezan a conspirar contra la
Revolución.
o Huida de Varennes, intento de salir ilegalmente del país por parte de Luis XVI.
o Inicio de la guerra contra Austria y Prusia, temerosas del peligro revolucionario.

Las iniciales derrotas militares en la guerra producen la subida al poder de un grupo de


revolucionario extremistas conocidos como jacobinos. Se redacta una nueva constitución (1793)
donde, por primera vez, aparece la idea de sufragio universal. Robespierre, el líder de los
jacobinos, impone la política del Terror: la ejecución de miles de personas, empezando por Luis
XVI, consideradas enemigas de la revolución.
Una serie de victorias militares aleja el peligro de París y crece el rechazo al extremismo jacobino.
En 1794 se produce el golpe de estado de Termidor, los jacobinos son derrocados y la mayoría
de ellos ejecutados.

El nuevo gobierno redacta otra constitución (1795) en la cual se reafirma la división de poderes
y los derechos individuales pero se vuelve a imponer el sufragio censitario. Sin embargo, el
nuevo gobierno sigue teniendo numerosos enemigos tanto interiores (monárquicos y jacobinos)
como exteriores (la guerra de toda Europa contra Francia continúa). El resultado final es que el
ejército, único capaz de derrotar a estos enemigos, empieza a jugar un papel cada vez más
importante.

Finalmente, el 18 de Brumario de 1799 uno de los mejores generales franceses, Napoleón


Bonaparte, da un golpe de estado y se hace con el poder. Su nuevo gobierno va a conocerse
como el Consulado, se crea una nueva constitución (1799) en la que Napoleón acapara la
mayoría del poder, esta situación se acrecienta en 1802 cuando es nombrado cónsul vitalicio y
más aún en 1804 cuando se proclama emperador.

Napoleón, un auténtico genio militar, llevará adelante una activa política interna con
importantes reformas económicas y jurídicas (Código Napoleónico) que dieron gran prosperidad
a Francia. Al mismo tiempo, llevó adelante una serie de exitosas campañas militares que
convirtieron a Francia en el país más poderoso de Europa y le permitieron anexionarse
numerosos territorios. Obviamente, la mayoría de las potencias europeas (Austria, Prusia,
Inglaterra, Rusia) se convirtieron en enemigas de Napoleón y las guerras se sucedieron de
manera interminable durante años, erosionando la economía y la demografía francesa hasta
que Napoleón fue definitivamente derrotado en 1815.

2.4. La Restauración.

En 1815, los países vencedores de las guerras napoleónicas se reúnen en el Congreso de Viena,
asamblea dominada especialmente por Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia. Estas últimas tres
potencias desean volver a instaurar el absolutismo y el Antiguo Régimen y borrar totalmente el
legado revolucionario de Europa. De esta forma, vuelven a sus tronos numeroso reyes
expulsados por Napoleón, por ejemplo, Luis XVIII, un hermano de Luis XVI, que vuelve a
convertirse en rey de Francia. Al mismo tiempo, se lleva a cabo una serie de importantes cambios
en las fronteras de Europa con una serie de anexiones territoriales por parte de los vencedores.
Finalmente, se acabará creando una alianza militar (la Santa Alianza) formada por Austria, Prusia
y Rusia, con el objetivo de acabar con cualquier conato revolucionario (más adelante se les unirá
Francia). Sin embargo, las ideas de la Revolución Francesa siguen vigentes y existe un profundo
rechazo por parte de la burguesía y el pueblo de volver al Antiguo Régimen. El resultado será la
aparición del llamado ciclo revolucionario, con revoluciones sucesivas en 1820, 1830 y 1848.

2.5. El ciclo revolucionario (1820-48).

Dos son las grandes ideologías que aparecen ahora para enfrentarse a los postulados de la
Restauración: el liberalismo y el nacionalismo.

Liberalismo. Doctrina política contraria al absolutismo y heredera de las ideas de la Ilustración


y la Revolución Francesa. Defendía la libertad del individuo, el respeto por los derechos humanos
y la no injerencia del estado en la vida privada de los ciudadanos, así como el respeto por la
propiedad privada. Solían apoyar sistemas democráticos y constitucionales y se dividían entre
moderados (partidarios de las monarquías constitucionales y el sufragio censitario) y radicales
(seguidores de la república y el sufragio universal). La burguesía fue la clase social liberal por
excelencia.

Nacionalismo. Doctrina política que sitúa a la nación, grupo de personas con el mismo idioma y
cultura, como base a la hora de organizar un estado. Para el nacionalismo, las personas que
forman una nación deben de reunirse en un país (estado-nación). Surge así un nacionalismo
unificador (Italia, Alemania) y otro disgregador (Turquía, Austria). El nacionalismo apareció
durante las guerras napoleónicas como forma de cohesionar a los pueblos que luchaban contra
Napoleón. El Congreso de Viena no tuvo en cuenta las ideas nacionalistas y creo estados
plurinacionales o naciones disgregadas en varios países.

Las causas del ciclo revolucionario. Sin embargo, estas ideologías solo eran comprendidas por
una parte de la burguesía, la mayoría de los protagonistas de estas revoluciones fueron los
miembros del pueblo, los cuales solían alzarse debido a coyunturas económicas (crisis
económicas de 1816-19, 1826-30 y 1846-48) que generaban paro y hambre.

La Revolución de 1820. Estalla inicialmente en España con el golpe de estado del general Riego
que impuso una constitución liberal al absolutista Fernando VII. De allí la revolución saltó a
Portugal y diversos estados italianos. Ante esta situación, la Santa Alianza intervendrá y
aplastará los gobiernos liberales en España e Italia. En 1825 habrá otro intentó fracasado de
imponer el liberalismo en Rusia (Revuelta Decembrista). Si tendrá éxito, en cambio, la
independencia de los griegos respecto al Imperio Turco (1821-29).

La Revolución de 1830. Luis XVIII había gobernado Francia con una constitución y permitiendo
un mínimo de libertades. La subida al poder de su sucesor Carlos X, un absolutista acérrimo.,
acabó con todo esto y generó una revuelta en París que obligó al rey a huir. Se elige un nuevo
monarca, Luis Felipe de Orleans, que acepta una nueva constitución donde aparezcan reflejados
los principios del liberalismo moderado. Al mismo tiempo, estalla una revolución de tipo
nacionalista en Bélgica que lucha por separarse de Holanda. Consigue triunfar pero revueltas
similares en Alemania, Italia y Polonia, en cambio, fracasan.

La Revolución de 1848. En Francia estalla nuevamente una revolución contra la monarquía, con
la defensa del sufragio universal como principal reivindicación, así como con la queja de los
obreros por sus miserables condiciones de vida provocadas por la crisis económica. Luis Felipe
de Orleans huye y se instaura una república. Una segunda revolución obrera más radical es
aplastada violentamente, en las elecciones de diciembre de 1848 el vencedor es Luis Napoleón
Bonaparte, defensor del liberalismo moderado que poco a poco acaparará el poder hasta
proclamarse emperador en 1852. Revueltas similares, pero también con un componente
nacionalista, estallaron en Alemania e Italia y también fueron duramente reprimidas.

2.6. Las unificaciones de Italia y Alemania.

La unificación italiana. Existían diferentes posturas a la hora de plantear la unificación italiana.

• Creación de una federación de estados bajo control papal.


• Formación de una república democrática (idea defendida por los revolucionarios
Mazzini y Garibaldi).
• Unificación alrededor del reino de Piamonte (posición triunfante).

Fases de la unificación:

• 1ª Fase: (1858-59). En 1849 sube al trono de Piamonte Víctor Manuel II y nombra a un


hábil político, el conde Cavour, como primer ministro. Cavour tiene la unificación como
objetivo pero rechaza totalmente el modelo republicano de Mazzini y Garibaldi.
Conocedor de la inferioridad militar piamontesa frente a Austria, Cavour logra la alianza
con la Francia de Napoleón III en 1853. En 1858 se produce una sublevación
antiaustriaca en Milán y Florencia. Francia y Piamonte declaran la guerra a Austria y la
derrotan en las sangrientas batallas de Magenta (1858) y Solferino (1859). Sin embargo,
ante el rechazo del Papa, y por tanto de los católicos franceses, a la expansión
piamontesa, Napoleón III fuerza la firma de la paz con Austria y, de esta forma, sólo
Lombardía se une al reino de Víctor Manuel II. Además, Francia, a partir de ahora, se
convierte en la defensora de los Estados Pontificios.
• 2ª Fase (1860). En 1860 estallan sublevaciones nacionalistas en Parma, Módena,
Toscana y los Estados Pontificios. Piamonte invade y se anexiona estos territorios pero
respeta la ciudad de Roma y cede Saboya y Niza a Francia para contentar a Napoleón III.
Por las mismas fechas, Garibaldi organiza la expedición de los 1.000, una fuerza de un
millar de nacionalistas republicanos (camisas riojas) que invade la isla de Sicilia y derrota
a los Borbones que gobiernan este territorio. Acto seguido desembarca en el sur de
Italia, toma Nápoles e invade los Estados Pontificios. Ante el temor de que Francia entre
en la guerra o de que se proclame una república italiana, Cavour se entrevista con
Garibaldi y consigue que este acepta la anexión de Nápoles y Sicilia al reino de Piamonte
y que renuncie a tomar Roma. En 1861 se proclama el reino de Italia con Víctor Manuel
II como rey y capital provisional en Turín.
• 3ª Fase (1866). Aprovechando la guerra austro-prusiana, Italia se alía con Prusia y recibe
el Veneto cuando se firma la paz.
• 4ª Fase (1870-71). Italia mantiene la alianza con Prusia, esta vez frente a Francia, y
aprovecha la derrota de Napoleón III para tomar Roma, que se convierte en la nueva
capital del país, poniendo así fin al proceso unificador.

La unificación alemana.

El deseo unificador alemán se enfrentaba a un dilema ya que existían dos modelos posibles:

• Gran Alemania → unificación con Austria que incluyese a territorios no alemanes.


• Pequeña Alemania → unificación sin Austria y dirigida por Prusia.

Finalmente se impuso la solución de la Pequeña Alemania y Prusia fue la encargada de dirigir la


unificación. En 1861 Guillermo I se convierte en el rey de Prusia y nombra a Bismarck primer
ministro un año después. Prusia era un estado moderno, unido y centralizado, contaba desde
1818 con una unión aduanera (Zollverein) con todos los estados alemanes menos Austria, poseía
un potente y moderno ejército, estaba muy industrializada y Bismarck demostró ser el político
más hábil de toda Europa.
Fases de la unificación:

• 1ª Fase: Problema de los Ducados (1864). Schleswig y Holstein eran dos ducados de
población alemana bajo control de Dinamarca desde el Congreso de Viena. La población
no estaba de acuerdo con vivir bajo dominio danés y deseaba formar parte de algún
estado alemán. En 1864, Prusia y Austria declaran la guerra a Dinamarca para liberar a
los ducados. Tras una fácil victoria, ambos países se reparten los ducados (Schleswig
para Prusia y Holstein para Austria).
• 2ª Fase: Guerra Austro-prusiana (1866). Prusianos y austriacos chocan constantemente
sobre el gobierno de los ducados recién conquistados. Finalmente, Prusia invade
Holstein y Austria y casi toda Alemania le declaran la guerra. En 1866 los prusianos, al
mando de Moltke, derrotan a los austriacos en la Batalla de Sadowa, gracias al uso de
los ferrocarriles y de nuevas armas fruto de la Revolución Industrial. Prusia se anexiona
casi todos los estados del norte de Alemania (Hannover, Hesse, Nassau). En 1867 se crea
la Confederación Alemana del Norte, con Prusia y el resto de los estados de esta zona
(Mecklemburgo, Sajonia, Turingia).
• 3ª Fase: Guerra Franco-Prusiana (1870-71). Francia y Prusia se enzarzan en una disputa
absurda sobre la sucesión al trono español que es aprovechada por Bismarck para
provocar a Napoleón III y forzar una guerra entra ambos países. Los estados alemanes
del sur (Baden, Wurttenberg y Baviera) se unen a Bismarck en la guerra con Francia. En
1870, en la Batalla de Sedán, los prusianos derrotan a los franceses y hacen prisionero
a Napoleón III. En 1871 se firma el Tratado de Versalles que pone fin a la guerra y donde
se crea el Imperio Alemán, con la unión de los estados alemanes del sur a Prusia.
Además, Bismarck se anexiona Alsacia y Lorena, dos territorios franceses de habla
alemana, y exige el pago de unas costosas reparaciones de guerra. Guillermo I es
proclamado emperador de Alemania. A partir de este momento Francia y Alemania se
convierten en enemigos irreconciliables debido a la cuestión de Alsacia y Lorena.

2.7. La Cuestión de Oriente.

El Imperio Turco dominaba un buen trozo de Europa y los pueblos que allí vivían (eslavos,
griegos, albaneses y rumanos) ansiaban liberarse del dominio musulmán y convertirse en nuevos
países.

Serbia fue el territorio que desde un principio intentó la independencia con más fuerza y quiso
jugar en los Balcanes el mismo papel que Prusia en Alemania o Piamonte en Italia. De hecho, los
serbios gozaban de una gran autonomía desde 1815, si bien los turcos todavía controlaban
militarmente este territorio.

Por otra parte, Rusia apoyaba los intentos de independencia eslavos, tanto por afinidad cultural
como por su deseo de expandirse a costa de una Turquía en decadencia. De esta forma, y a raíz
de la sublevación griega, Rusia declaró la guerra a Turquía en 1828 y la derrotó en 1829,
consiguiendo de esta forma la independencia de Grecia y el control de una buena parte de lo
que hoy es Rumanía.

Sin embargo, la expansión rusa no era del agrado de Austria, Francia e Inglaterra que decidieron
apoyar a los turcos. Estalló así la Guerra de Crimea (1853-56) que se cerró con la derrota rusa.
En el consiguiente Tratado de París (1856) se decidió:
• La virtual independencia de Serbia, Montenegro y Rumania, que sólo seguían bajo
dominio turco de forma nominal.
• El control austriaco del norte de los Balcanes (Eslovenia y Croacia).
• El control turco del sur de los Balcanes (Bosnia, Albania, Macedonia y Bulgaria).

En 1876 se produjo una nueva rebelión antiturca en tierras de Bulgaria y Bosnia con la ayuda de
Montenegro y Serbia. La represión turca fue especialmente salvaje por lo que, finalmente, Rusia
declaró la guerra a Turquía derrotándola en 1877.

El consiguiente Tratado de Paz de San Stefano (1878) daba la independencia definitiva a


Bulgaria, Serbia, Rumania, y Montenegro recibiendo todos ellos amplios territorios turcos de las
zonas de Bosnia, Albania y Macedonia. El temor al engrandecimiento ruso llevó meses después
a un nuevo acuerdo, el Tratado de Berlín (1878) en el que Austria y Alemania obligaron a los
rusos a modificar lo firmado en San Stefano, perdiendo todas las naciones sus adquisiciones y
quedando todavía una gran parte de los Balcanes en manos turcas. Además, Bosnia quedaba
bajo administración austriaca.

2.8. Consecuencias sociales de las revoluciones.

Tras este proceso de revoluciones económicas y políticas, la sociedad de mediados del siglo XIX
era ya muy diferente de la del siglo XVIII. Si embargo, puede hablarse de una Europa dual, con
una zona occidental donde el Antiguo Régimen prácticamente había desaparecido y una zona
oriental con estructuras socioeconómicas agrarias muy arcaicas.

Los privilegiados. La base de las revoluciones de 1776-1848 fue la destrucción de los privilegios
de los que gozaba la nobleza y la creación de una igualdad jurídica. Esto se consiguió de forma
total en Europa Occidental (aunque los nobles siguieron teniendo un gran poder económico
basado en sus posesiones agrícolas) mientras que en la Europa Oriental la nobleza mantuvo su
papel predominante. El clero, en cambio, fue el gran perdedor de este proceso, la
desamortización de las tierras de la iglesia, practicada por la Francia revolucionaria, fue imitada
por otros países de Europa Occidental y, al final, el clero no solo perdió sus privilegios si no
también su poder económico.

La burguesía. Es el grupo social triunfante a lo largo de este proceso. Gracias a la Revolución


Industrial consigue el poder económico y debido a las revoluciones políticas obtiene también el
poder político. Se puede distinguir entre:

• Alta burguesía: formada por grandes industriales y comerciantes, apenas se distingue


ya de la nobleza y, de hecho, ambos grupos tienden a fusionarse mediante el
matrimonio, al tiempo que los burgueses tienden a imitar el modo de vida noble por
cuestiones de prestigio (por ejemplo, mediante la compra de tierras).
• Pequeña burguesía: formada por las profesiones liberales, pequeños comerciantes,
empleados, etc. Su modo de vida es muy modesto y viven siempre con el temor de
perder su posición social. Tienden a imitar, dentro de sus posibilidades, el modo de vida
de la alta burguesía.

La burguesía se vuelve conservadora y rechaza el cambio social ya que son los ganadores de este
proceso histórico y no desean que haya nuevos cambios que puedan afectar a su estatus. En
general, defienden el supremo valor del dinero, la educación y el trabajo duro, en lo político
apoyan el sufragio censitario, lo que, paradójicamente, provoca que, en muchas ocasiones, la
pequeña burguesía no tenga derecho al voto.

El campesinado. En Europa Occidental, la situación del campesinado empeora debido a la


Revolución Industrial, solo las grandes fincas pueden aprovechar los avances tecnológicos de la
industrialización por lo que se produce una tendencia a la acumulación de propiedades en
manos de un pequeño grupo de terratenientes. Muchos campesinos se convierten en jornaleros
y se ven sujetos a la miseria. Su reacción será la emigración a las grandes ciudades (donde se
convertirán en trabajadores urbanos) o a nuevos países como Estados Unidos.

En Europa Oriental, donde apenas se han producido cambios, la vida del campesinado es
extraordinariamente dura y se produce también el mismo fenómeno migratorio.

Los trabajadores urbanos. Las principales características comunes de este grupo son la
inseguridad laboral y los bajos salarios, lo que conlleva una vida de pobreza y marginación social.

Estos trabajadores industriales vivían hacinados en los barrios obreros, con graves carencias
higiénicas (calles sin empedrar y sin aceras, ausencia de alumbrado público, sin servicio de
recogida de basuras, inexistencia de una red de alcantarillado, no disponibilidad de agua
corriente, etc). Además, las viviendas obreras carecían de cualquier tipo de comodidad y de un
mínimo tamaño adecuado, solían agruparse en altos bloques, con una sola habitación y letrinas
comunes. No es de extrañar que en estas circunstancias los barrios obreros se convirtiesen en
auténticos focos de enfermedad con una mortalidad altísima (especialmente la infantil).

Las condiciones de trabajo no eran mucho mejores. La jornada laboral era agotadora, seis días
a la semana y entre 15-18 horas de trabajo diario. Para 1870 se consiguió la jornada laboras de
12 horas y para 1880 las 10 horas y el descanso del sábado por la tarde. Por otro lado, el trabajo
infantil y femenino era muy habitual. Así, para 1839 se calcula que el 50 % de los obreros eran
mujeres (especialmente en el sector textil) y para 1851 se cree que el 30 % de los niños de entre
10-15 años trabajaban en la industria y las minas. La seguridad en las fábricas era también
inexistente y los accidentes mortales estaban muy extendidos.

Además, los salarios eran muy bajos, especialmente en el caso de las mujeres (la mitad que un
hombre) y los niños (un tercio del de un adulto). De esta forma, la alimentación (de mala calidad)
y el alquiler de las viviendas representaban el 80 % del sueldo. Las crisis cíclicas del capitalismo
provocaban también despidos masivos de obreros que no solían disponer de ningún tipo de
ayuda económica, al igual que enfermos, inválidos, viudas y ancianos.

No es raro, por tanto, que mendicidad, delincuencia y prostitución fuesen elementos cotidianos
de la vida de los obreros, y que el alcoholismo se convirtiese en su principal elemento de ocio
en su escaso tiempo libre.

También podría gustarte