Persona Humana y La Dignidad Humana
Persona Humana y La Dignidad Humana
Persona Humana y La Dignidad Humana
Una de las razones que suelen aducir los que niegan que
tengamos una vivencia inmediata de nuestro propio yo, es
que distamos mucho de poseer un conocimiento adecuado
de nosotros mismos. Realmente nos conocemos poco y
mal, y esto con largo esfuerzo y laboriosa investigación.
Pero cuando así se razona, se están confundiendo dos
tipos de conocimiento radicalmente distintos: el
existencial y el esencial. Lo que somos nosotros
(conocimiento esencial) es muy difícil de saber, requiere
una ardua tarea investigadora y realmente es un tema que
no se agota nunca.
Jamás llegamos a saber por completo ni lo que es el
hombre en sí mismo ni lo que somos cada uno de nosotros,
cada hombre en particular. Pero el conocimiento de saber
que existimos (conocimiento existencial); y esto: el saber
que yo existo, o que cada uno de nosotros existe, se
obtiene de manera inmediata y con una certeza
irrefragable.
La Dignidad humana
La dignidad humana es el derecho que tiene cada ser humano, de ser
respetado y valorado como ser individual y social, con
sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser
persona.
Dignidad humana La dignidad humana es un valor y un derecho innato,
inviolable e intangible de la persona, es un derecho fundamental y es el
valor inherente al ser humano porque es un ser racional que posee libertad y
es capaz de crear cosas. La afirmación que todas las personas nacen con
dignidad es un tipo de dignidad ontológica.
La dignidad de la persona humana radica en el alma racional la cual
determina una dimensión espiritual. El alma es creada por Dios en el instante
mismo de la concepción.
La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y
semejanza de Dios; se realiza en su vocación a la bienaventuranza divina.
Corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización. Por sus actos
deliberados, la persona humana se conforma, o no se conforma, al bien
prometido por Dios y atestiguado por la conciencia moral.
Los seres humanos se edifican a sí mismos y crecen desde el interior: hacen
de toda su vida sensible y espiritual un material de su crecimiento. Con la
ayuda de la gracia crecen en la virtud, evitan el pecado y, si lo han cometido
recurren como el hijo pródigo a la misericordia de nuestro Padre del cielo. Así
acceden a la perfección de la caridad.
Santo Tomás de Aquino