Mujeres Biblicas

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ÍNDICE

Página

Introducción ....................................................................................................................3

CAPÍTULO I

LA MUJER EN LA CULTURA Y LA SOCIEDAD .............................................................6

1. El Matriarcado .....................................................................................................6

1.1. Matrilocalidad .............................................................................................8

2. La mujer y la política ..........................................................................................10

3. Relación de la mujer con la tierra .....................................................................12

4. Dignidad de la mujer ..........................................................................................12

CAPÍTULO II

MUJERES CREYENTES ...............................................................................................17

1. Manifestaciones .................................................................................................17

1.1. Sara ..........................................................................................................18

1.2. Rebeca .....................................................................................................20

1.3. Raquel ......................................................................................................22

1.4. Rut ............................................................................................................23

1.5. María de Nazaret, madre del Mesías .......................................................24

CAPÍTULO III

MUJERES CON SABIDURÍA ........................................................................................27

1. La sabiduría como Don de Dios ........................................................................29

2. La mujer, un lugar donde descansar .................................................................30

3. Esencia de mujer ...............................................................................................31


CAPÍTULO IV

LA MUJER SUJETO DE LA HISTORIA ..............................................................................33

1. Sencillez y Complementariedad .................................................................................... 33


2. La mujer, transformadora de realidades ........................................................................ 35
3. La asignatura pendiente ............................................................................................... 37
4. Del sometimiento al servicio ......................................................................................... 39

CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 42

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 46
RESUMEN
El papel de la mujer en la historia de la salvación ayer, hoy y siempre, es
verdaderamente espacial ya que, muchas veces la mujer es la primera en dar a
conocer el amor de Dios a los demás. La mujer desde la antigüedad ha tenido que ver
en la vida de grandes personalidades de los cuales hoy meditamos. Los desafíos que
muchas veces las han llevado al desprecio de personas del mismo pueblo, cultura y
etnia, por estériles he incapaces de valerse por sí mismas las han desvalorizado, pero
sin embargo ellas, han dado a demostrar el poder y el amor de Dios que llevan en su
interior.

Para poder describir la imagen de Dios en la mujer del AT, como del NT se debe
profundizar y analizar principalmente, las dificultades que, las hacían de menos ante el
varón.

En esta tesis se muestra a varias de ellas entre las cuales estudiaremos y analizaremos
la vida de: Sara, Rebeca, Raquel, Rut y María la madre del mesías, mujeres que no
escatimaron tiempo ni espacio, ni su propia vida, para dar a conocer el amor de Dios.

El papel de la mujer en la historia, nos lleva a descubrir que Dios se manifiesta, dando
amor a todo ser vivo, por ejemplo: así como una madre que no deja por un lado al hijo
de sus entrañas y sobrevive a una misión, que toda mujer creyente y realizada esta
llamada a recuperar el vigor y la presencia del Reino de Dios anunciado por Jesús y sus
apóstoles hombres y mujeres de todos los tiempos.

El objetivo es presentar el papel de la mujer en la historia y como ella sobresale en la


sociedad, siendo la motivación y la necesidad de un pueblo y una comunidad que
necesita de valores, educación para mejorar un mundo perdido tanto en el presente y
futuro.
INTRODUCCIÓN

Dios desde la creación, formó al ser humano a su imagen y semejanza, dándole el


poder de ser fecundos y multiplicarse. Tanto el hombre como la mujer son parte
esencial en la creación como imagen de Dios, por lo tanto, tienen los mismos derechos,
obligaciones y responsabilidades.

La presente investigación, desarrollará el tema sobre el papel de la mujer en la historia


de la salvación ayer, hoy y siempre, enfatizando como punto referencial, la actitud y
valentía de cinco mujeres ejemplares: Sara, Rebeca, Raquel y Rut en el Antiguo
Testamento y de María de Nazaret, madre del Mesías, en el Nuevo Testamento. Estas
mujeres han dejado huella en la vida cristiana, principalmente en la mujer creyente y
han dado testimonio de la sabiduría que Dios les dio, para creer en todo momento y
tener la confianza solamente en Él, en los tiempos difíciles que tuvieron que enfrentar.

Una de las características principales de este tema es, desde la perspectiva de estas
vidas ejemplares, la recuperación del valor de la mujer, aunque desapercibida muchas
veces en la sociedad, que ha sabido ganarse a pulso, el reconocimiento de su trabajo y
el valor de su ser mujer a través de la historia, hasta hoy en día. No quedando sin
mencionar también, la recuperación de conciencia, que la mujer ha sido la ocasión
para que Dios manifieste y realice, su acción salvífica a la humanidad.

Por lo que es necesario mencionar que, Dios se manifiesta con amor de una madre
que acoge a sus hijos en brazos y no los deja por un lado, dándoles de comer y beber,
como el ejemplo de una gallina que cobija a sus polluelos debajo de sus alas. De la
misma forma Dios se manifiesta a todo ser humano que quiere descansar en él, por lo
tanto se muestra lo femenino de Dios.

La motivación para realizar este trabajo investigativo, nace de la necesidad de dar a


conocer que la mujer en toda la historia, si bien ha tenido que sufrir desigualdades y
desvalorización, no se ha quedado así, pues ha sabido desempeñarse de manera
sorprendente e inteligente, para recobrar su valor de cuanto es y realiza, pero sobre
todo de su misión otorgada por Dios, en el mundo.

3
El objetivo que se persigue, es a partir de las mujeres ejemplares de la Historia de
Salvación, hacer conciencia en la mujer de sus atributos y dones de los que Dios la ha
revestido, desde su creación, que la hacen capaz de realizar grandes y hermosas
obras, con el sello de su Creador y Señor. Así mismo, se pretende hacer caer a la
mujer en la cuenta, de lo importante que es su misión como dadora de vida y como
transformadora de sociedades y realidades.

Se hace necesario analizar las causas del porqué, el valor de la mujer ha sido
degradado, y de cómo el papel de la mujer ha ido en desventaja, siendo ésta casi
invisible en una sociedad cambiante.

La metodología de esta tesis, se realizó por medio de investigaciones bibliográficas, así


como la consulta de determinados sitios web, que permitieron dilucidar la problemática
y la posible solución al problema de la mujer, de las diferentes sociedades y culturas.

La estructura de este trabajo de investigación se compone de cuatro capítulos. El


primero trata de La mujer en la Cultura y en la sociedad, a manera de contexto, para
ir descubriendo la participación de la mujer en la historia, principalmente en la historia
de los pueblos, ya que en ella ha caído la responsabilidad de promover la unidad y el
amor dentro del hogar.

El segundo capítulo, versarás sobre las Mujeres creyentes, que se caracteriza por su
fe inquebrantable bien cimentada, frente a las dificultades que se le presentan en la
vida, porque siempre creen en la promesa de Dios. Prueba de todo esto son las
mujeres valientes que sobresalen en la historia de la salvación, tanto del Antiguo
Testamento como del Nuevo Testamento, como eje transversal de toda la tesis.

El tercer capítulo, tratará sobre las Mujeres con sabiduría. Estas mujeres bíblicas que
han tenido sabiduría y templanza, han sabido recapacitar lo positivo y lo negativo de su
vida, que luego las lleva a experimentarse como verdadero don de Dios, que las
Escrituras, han sabido plasmar en cada historia.

Y finalmente el cuarto capítulo, que hablará sobre la Mujer, sujeto de la historia. El


elemento femenino fluye positivamente para realizar la alianza de Dios con la

4
humanidad, y sobre todo, de cómo la justificación divina se centra en determinado
momento de la historia, en la mujer obra de sus manos.

En muchas ocasiones se ve afectado el papel de la mujer en su concepción cuando,


ella no puede concebir. Los familiares al igual que ella, piensan que la esencia de Dios
no está en su persona y muchas veces dudan del amor y la presencia de Dios.

5
CAPÍTULO I

LA MUJER EN LA CULTURA Y LA SOCIEDAD

El papel de la mujer en la historia universal y en el ámbito de la vida, siempre ha


tenido un significado muy importante e impresionante, pero cabe decir que no se le ha
dado el reconocimiento adecuado. La mayoría de las mujeres de toda época, se han
desempeñado de acuerdo a las necesidades del propio ambiente en el que viven.

Por lo tanto, es necesario que se tome en cuenta la participación y manifestación


que ha tenido la mujer en la historia, principalmente en la historia de los pueblos. El
matriarcado por ejemplo, supuso en su momento el posicionamiento de la mujer dentro
del ámbito social y cultural, no de manera negativa, sino como un complemento a la
vida integral del hombre.

La mujer se ha caracterizado por ser el centro del hogar, ya que en ella siempre ha
recaído el cuidado y la educación de los hijos en muchas ocasiones, ya que el marido
también juega ese rol, porque para Dios hay igualdad. Sin embargo, la participación de
la mujer no ha sido solamente doméstica. Los acontecimientos históricos en cada
época, han sido determinantes para encausar su lugar y tarea dentro de la sociedad
humana.

1. El matriarcado

Un gran número de población prehistórica se agrupaba alrededor de la madre y,


estas con los hijos, cultivaban los campos y el núcleo de la vida social, “En el grupo
humano es sobre todo la madre la que aparece esencialmente como fuente de toda

6
vida, de un modo particular en esa época en que la unión conyugal no existía de modo
estable”. 1

La palabra matriarcado procedente del latín māter, significa madre, así como del
griego archein, que representa la acción gobernar. Un matriarcado es una sociedad
donde las mujeres, sobre todo las madres, llevan a cabo un papel importante de
liderazgo en el campo político y económico, así como también la autoridad moral.

La aparición del matriarcado ha sido confirmada por los evolucionistas del siglo XIX,
que reconocen la presencia del linaje materno (matrilineal) dentro de las sociedades, y
de cómo la autoridad, el derecho y el patrimonio económico estaban a cargo de las
mujeres. Esa autoridad y derecho era transmitidas a las hijas y no a los hijos varones.

Uno de los investigadores, sociólogos de Basilea, Johann Jakob Bachofen, dice que
la ginecocracia, (que es el gobierno de las mujeres), es solamente un fenómeno de
filiación matrilineal, que corresponde al hecho fundamental de la participación femenina
en la familia y en la sociedad.2

También otros investigadores como L. Dargun, Carl Starcke y Edward Westermarck,


recopilaron más de lo que ya se tenía sobre el matriarcado y consideraron e insistieron,
que el dominio de los varones en la familia y en la vida política, podría ser muy
compatible con la filiación matrilineal. Ahora bien, según Dargun, dice que: “la distinción
entre el poder y el parentesco era una clave indispensable para entender la evolución
de la familia”.3

Estos investigadores y Bachofen, han considerado que la maternidad es como la


fuente y el centro de una sociedad, así como de todo ser humano. Porque el papel de
la mujer ha tenido un amplio significado, principalmente en la sociedad antigua y por
qué no decirlo, en algunos pueblos actuales; pero estos son principalmente en la cultura
occidental.

1
LEÓN QUINTANAR, N. Adriana; LEÓN QUINTANAR, Julio A.; ROMERO LEÓN, Sergio A, Diccionario
Enciclopédico Universal Visual Color, Editorial Ediciones Trébol S.L., Barcelona, 2003. Pág. 598
2
El significado de matrilineal, se refiere al parentesco que se trasmite y se regula por vía materna.
3
HARRIS Marvin, El desarrollo de la teoría Antropológica, Editoriales Siglo veintiuno, México, 1968-
1979. Pág. 170

7
Dicho lo anterior, el matriarcado no debe ser considerado contrario al patriarcado,
sino más bien como un sistema de convivencia diferente, donde existe igualdad de
derechos, cooperación mutua (entre el hombre y la mujer), donde el interés se dirige a
la protección y desarrollo integral de los hijos. Por lo tanto, el término matriarcado no
debe ser tomado como amenaza al hombre, como durante tanto tiempo se ha
manejado.

Por otro lado, hasta hoy no se ha llegado a un consenso sobre lo que debe llamarse
matriarcado, que algunos han confundido con el concepto de matrilinialidad y
matrilocalidad. De aquí, que la confusión ha provocado opiniones equivocadas en torno
al lugar de la mujer y su papel dentro de la sociedad.

1.1 Matrilocalidad

Una teoría respecto a la matrilocalidad dice que el papel de la mujer es de mucha


importancia, ya que la producción alimentaria se asocia a grupos domésticos que luego
se estructuran en torno a la mujer, como lo es la horticultura. 4

Esto se debe a que la mayoría de los varones, suelen salir de sus aldeas por largos
tiempos de ausencia, por lo que la mujer se convierte en la que coopera con el varón, al
tomar la batuta de lo que deja confiado el marido, siendo su responsabilidad el cuidado
del hogar y del patrimonio. La mujer, entonces, se caracteriza como una persona
organizada y protectora de cuanto ponen en sus manos, por estar incorporada, ella y su
marido, por la unión matrimonial. A esto se le llama matrilocalidad. 5

Ante esta realidad, las especialidades masculinas se ven beneficiadas al cambiar


los grupos patrilocales a los de matrilocalidad, ya que la importancia de las sociedades
y ciertas actividades donde dominan los varones: la guerra, la caza y el comercio, se
dejan al cuidado de las mujeres, cuando éstos deben alejarse de las aldeas donde
residen con sus familias.

HARRIS Marvin. Introducción a la Antropología General, Alianza Editorial S. A. Madrid, 1981. Pág. 295.
4
5
Ídem. 295

8
Por ejemplo, cuando el marido estaba ausente del hogar, la mujer es la que atendía
el negocio familiar, por eso la matrilocalidad juega un papel fundamental, ya que ella
resuelve los problemas y estructura la unidad doméstica. Esto une a las madres con las
hijas y a las hermanas que también residen en el entorno.6

La mujer ayuda y enseña a las otras mujeres de edades muy pequeñas al cuidado
de estos negocios, por lo cual el varón se puede ausentar por largos periodos de tiempo
ya que todo se lo confía a la mujer7

Por esta razón, la mujer siempre se ha caracterizado como la que coopera y es


ayuda perfecta para el hombre, lastimosamente pasa desapercibida esa ayuda, no solo
en los tiempos primitivos sino también en otras épocas, porque no se está consciente
de esto, que han dado lugar a cambios estructurales en el papel de mujer. El ejemplo
claro es la segunda guerra mundial, donde la participación activa de la mujer en el
ambiente laboral, campo y del hogar, se dio a causa de la ausencia de sus hombres.

“El papel de la mujer también sufrió una enorme modificación. Durante la guerra las
mujeres habían pasado a desempeñar trabajos especializados relacionados
anteriormente con el mundo masculino. La mujer empezó a sentirse independiente y en
libertad. Acabada la contienda el hombre regresó a su trabajo y los años 50 volvieron a
significar un retroceso en la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, el cambio
de mentalidad de muchas de esas mujeres alentaron los movimientos femeninos
posteriores”8

En resumen, el matriarcado, es el poder que reside en las mujeres y que luego se


transmite de madres a hijas. Esto lleva a una organización social, que va de
9
generación en generación. “El matriarcado sería una combinación de los factores de
matrilinialidad y matrilocalidad, sociedades en las que la mujer estaría a cargo de los
bienes de la familia, lo que le otorga a la mujer una fuerte posición dentro de la

6
Ídem. 296
HARRIS Marvin. Introducción a la Antropología General, Alianza Editorial S. A. Madrid, 1981. Pág. 295-
7

296
Revista Digital, Eco de mujer el reto de la igualdad de género. La mujer en la Segunda Guerra Mundial.
8

Tomada de la página: http://ecodemujer.wordpress.com/2008/11/05/33/ Fecha de consulta. 4/2/2013


9
LEÓN QUINTANAR, N. Adriana; LEÓN QUINTANAR, Julio A.; ROMERO LEÓN, Sergio A:, Diccionario
Enciclopédico Universal Visual Color, Editorial Ediciones Trébol S.L., Barcelona, 2003, Pág. 598

9
familia”10; como presencia activa y soporte del hombre, pero no antagónica. Esto se da
todavía en el siglo XXI, en algunos pueblos.

2. La mujer y la política

El matriarcado positivo existió en los pueblos antiguos, por lo tanto, ¿qué pasaría si
en estos tiempos del siglo XXI, se viviera? Seguramente que la humanidad se sentiría
confundida, porque aún ahora se vive el machismo ancestral en algunas culturas. Para
algunas personas, sí es un éxito que la mujer tenga que ver con acciones sociales,
económicas y políticas, pero para otros es un error.

El tema de la política, muchos piensan que solamente tiene validez y puede ser
tratado por los hombres, sin embargo, también las mujeres son pieza notable dentro de
la política. Ruby Rohrlinch Leavitt menciona que ya en la Creta Minoica (años 3000 y
1400 a. C), “las mujeres participaban en la decisiones políticas en igualdad con los
hombres como mínimo, mientras que en las actividades religiosas y sociales eran
superiores a aquellos.”11

No se trata por tanto, menospreciar al hombre y su capacidad política en relación a


la mujer, sino permitirle a ésta mejores oportunidades y condiciones, especialmente en
la política.12Prueba de ello, es la incursión de la mujer actualmente en puestos
importantes como: Presidente de una nación, Primera Ministra, Directora de Fondo
Monetario Internacional, entre otros.

El tema de la mujer en la política va unido, muchas veces a la discriminación y


exclusión histórica. Lamentablemente esta situación continua vigente en la sociedad,
pues todavía se piensa que la mujer tiene como única tarea concebir hijos y el cuidado
de la casa. Esto se ve reflejado en la poca participación de las niñas, en la enseñanza
escolar.

Revista Digital Relaciones TN, Mujer: ¿qué es el Matriarcado? Tomada de la página:


10

http://www.tnrelaciones.com/matriarcado/index.html Fecha de consulta. 4/2/2013


11
HARRIS Marvin, Introducción a la Antropología, Alianza Editorial S. A. Madrid, 1981. Pág. 503
12
Ídem, Pág. 504

10
En Guatemala, hasta en la reforma de la Constitución de 1945, fue reconocida como
ciudadana a la mujer con derecho al voto, siempre y cuando no fuera analfabeta.
Veinte años más tarde se deroga esta ley, para que las mujeres analfabetas pudieran
tener la igualdad de ese derecho.13

Al inicio del siglo XX, la participación de la mujer fue notable pues participa en 1925
de la primera huelga laboral, así como su respaldo a los partidos comunista y
anarquista de aquel tiempo y su intervención activa en asociaciones financieras y
sindicales.

En 1984, por primera vez en la historia de Guatemala, un grupo de mujeres se


organiza exigiendo justicia por la desaparición forzada de sus familiares ejecutada por
el ejército, iniciando así la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Con los Acuerdos de Paz en 1996, llega para la mujer el reconocimiento de su
participación activa en el trabajo laboral, educación, salud y del ejercicio de sus
derechos civiles y políticos.14

La aparición de la mujer en espacios políticos ha sido evidente, el derecho al voto,


ejercer libertades de asociación y expresión en los diferentes ámbitos, analistas,
etcétera. En perspectiva política, no le ha sido muy favorable pues su participación,
todavía sigue condicionada al lento proceso de entrada en la toma de decisiones15.

“No obstante, en cuanto al proceso de nominación y postulación de cargos públicos


en órganos de control del Estado, en la actual administración, han sobresalido y se han
posicionado varias mujeres en puestos claves, como la presidenta del Tribunal
Supremo Electoral, Licda. María Eugenia Villagrán, la Contralora General de la Nación,

13
Cf. MONTENEGRO, Nineth, El desafío de la participación política de la mujer en Guatemala, Estudio de
Caso, Tomado de la página: http://www.idea.int/publications/wip/upload/chapter_02a-CS-Guatemala.pdf
Fecha de consulta. 4/2/2013
Ídem.
14

JUÁREZ, Douglas; HERRERA, Jeanie, Herrera Género y Participación Política en Guatemala: Mujeres
15

al Poder. Tomado de la página: http://publicogt.com/2011/04/03/genero-y-participacion-politica-en-


guatemala-mujeres-al-poder/ Fecha de consulta. 4/2/2013

11
Licda. Nora Segura, la Fiscal General, Licda. Claudia Paz y Paz, la Directora del
Instituto de la Defensa Pública Penal, Licda. Blanca Stalling, como también en varias
Secretarías del Organismo Ejecutivo.16

Esta inserción, ha dado lugar a las organizaciones femeninas, a una participación


activa de la mujer en el ámbito político y social, mostrando un rol efectivo en la
administración pública, en la escena nacional e internacional.

3. Relación de la mujer con la tierra

Se debe tomar en cuenta que, por naturaleza la mujer se ve reflejada con la tierra,
como dice Mercedes Navarro, “Ya Platón en el Timeo contempla a la tierra como una
nodriza, una generosa mujer que proveía las necesidades de la humanidad en un
universo ordenado y planificado”.17 Se aplican como analogía, las cualidades
femeninas, que hacen formular mejor la esencia y naturaleza de estas realidades.

En otras palabras: el vientre de la mujer es como esa tierra que recibe la semilla y le
da vida, ya que trasmite los nutrientes necesarios para dar esa existencia a una nueva
creatura a imagen y semejanza de Dios, y así continuar con la descendencia. De la
misma manera sucede con la tierra, recibe la semilla que el agricultor deja caer y luego
surge una nueva planta, que será el sustento de una comunidad, transmitiendo los
nutrientes que reposan en su interior.

Nuevamente se cita a Mercedes Navarro: “Se han contemplado desde tiempo


inmemorial como dos conceptos semejantes. Incluso hoy día, los pueblos indígenas
hablan de la Pacha Mama, y los hombres de nuestra civilización de la madre tierra, de
la selva virgen de los hijos de la tierra. Palabras que emparentan nuestro suelo con las
funciones de la maternidad y de la mujer”.18

16
ídem
17
NAVARRO, Mercedes, Para comprender El cuerpo de la Mujer, Una perspectiva bíblica y ética, Editorial
Verbo Divino, España, 1996 Pág. 104
18
Ibíd. Pág. 104

12
Toda mujer tiene esa relación tan especial y entrañable con la tierra, ya que los
cambios que transforman su cuerpo, la tierra también los sufre. Por ello, es imposible
ocultar y evitar esos momentos que por naturaleza se dan, pues son signos claros de
que la vida da más vida.

Dicho de otra manera, la tierra tiene cambios inevitables de temporada, donde


surgen plantas que crecen, se reproducen y mueren; así la mujer crece, florece, da vida
y se plenifica. Es muy hermosa esa comparación, por lo que se tiene que respetar el ser
de la mujer como dadora de la vida misma, y con una misión a la que ha sido llamada
por Dios: procrear, gobernar y educar al lado del hombre: “Y creó Dios al hombre a su
imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó. Dios los bendijo,
diciéndoles: sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla.” (Gen 1, 27-
28)

La mujer es tierra fértil, con manantiales profundos y paraísos de frutos agradables,


adornada con piedras preciosas, perfumada con finas fragancias de la tierra, no en
vano el escritor sagrado alaba la grandeza y dignidad de la mujer, nacida de la tierra.
(Cf. Cantar 4,12-15)

Lamentablemente, el desprecio a la mujer y a la tierra se fue dando a lo largo de la


historia, en el momento que empezaron a construirse conceptos jerarquizados, que
dejaron disminuida la tarea de la mujer y los beneficios de la tierra. Hasta hoy, el
respeto por la madre tierra se ha perdido, como lo ha sido también para la mujer. Ojalá,
y el precio que se deba pagar por no respetar la creación de Dios, no sea imposible de
reconciliar. También el relato de la caída ofrece, desde una visión o interpretación
correcta; de la igualdad y rompimiento.

4. Dignidad de la mujer

La palabra dignidad, viene el adjetivo latino digno, que significa valioso. En término
humano, dignidad es el valor que caracteriza a la persona como ser que piensa, es libre
y posee la capacidad de crear y transformar.

13
La dignidad parte del principio básico que todo ser humano es merecedor de
respeto, sin excluir a nadie. El reconocimiento, la tolerancia y la libertad para la
persona, permite que ésta se realice emocionalmente de manera equilibrada. Por lo
tanto, la dignidad debe reforzar la personalidad y la satisfacción del ser humano lo
personal, sin justificar que para alcanzar esta plenitud, sea necesario pasar por encima
de los demás. Por lo tanto la dignidad del ser humano es valiosa y muy importante no
se le debe hacer daño, ni tocarla desde su concepción, hasta la muerte.

A través de la historia, grandes pensadores inspiraron normas y leyes que


afectaron la manera cómo comportarse con las mujeres y cómo debían ser tratadas.
Tal el caso de Aristóteles (S. IV a.C.), que afirmaba que la mujer era un ser inferior e
inútil; para Eurípides (S. 480 a.C.) la peor desgracia. Según Pitágoras (S. 580 a.C.), la
mujer es el producto del principio negativo de la creación, que trajo consigo desorden y
confusión; y Epiceto (55 d.C.) consideraba a la mujer solamente como un deleite al
paladar.

Uno de los ejemplos es el desprecio que los rabinos tenían hacia la mujer. Se decía
en el talmud que era preciso dar gracias a Dios cada día por tres cosas: “Te doy gracias
por no haberme hecho pagano, por no haberme hecho mujer y por no haberme hecho
19
ignorante”.

Siglos después surgen otros grandes hombres, que también inspiraron y


contradijeron lo que antes se ejercía sobre la mujer. Con sus acciones y pensamiento,
cambiaron el horizonte de justicia y dignidad, para quienes tuvieron el estigma de ser
mujeres.

Así lo hizo Jesús de Nazaret (Siglo I), cuando un grupo de religiosos indignados, le
llevaron a una mujer sorprendida en fragante adulterio, para que él la juzgara (Jn 8,1-
11). Su respuesta tomó por sorpresa a todos, que desconcertados, no pudieron llevar a
cabo lo que la Ley establecía (Dt 17, 7; 22, 22). Jesús, le devuelve a la acusada su

19
DUMAIS, Monique. Las Mujeres en la Biblia. Experiencias e Interpelaciones, Editorial Paulinas,
Montreal, 1985. Pág. 34

14
dignidad perdida, con gestos y palabras que solamente podían venir de él: “Mujer,
¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contestó: ninguno, Señor. Jesús le
dijo: Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar en adelante”.

Con estas palabras, Jesús enseña que la dignificación de la persona, especialmente


de la mujer, debe ser integral. La restauración que el Padre hace a través de las
palabras y obras del Hijo, es la lección no aprendida. Se continúa quebrantando con
violencia la integridad de la mujer, muchas veces, con la participación de la misma
mujer, dándole razón al pensamiento de Epiceto.

La sociedad humana, debe reunir las condiciones para que la mujer sea considerada
compañera y complemento del hombre, sabiendo que uno y otro son iguales en
dignidad (Cf. Gn 2,18). Definitivamente Dios no se equivoca en la creación de todo
cuanto existe, por eso el hombre se debe a la mujer y la mujer al hombre, en respeto,
igualdad y libertad. Por lo tanto se debe tomar en cuenta que, la mujer como el hombre
también puede ser feliz, aun sin estar casados o simplemente estén solos o solas, esto
no quiere decir que estén incompletos.

En resumen, reconocer en la persona de la mujer su integridad, capacidad de crear


y transformar, es darle la dignidad a la que tiene derecho. Víctor Hugo, poeta,
dramaturgo y escritor romántico francés, considerado como uno de los escritores más
importantes en lengua francesa del siglo XVIII, escribe el poema “Hombre y Mujer”,
donde dignifica a la mujer frente al hombre:

“El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer la más sublime de los
ideales. Dios hizo para el hombre un trono, para la mujer un altar. El trono exalta, el
altar santifica. El hombre es un templo, la mujer es un sagrario. Ante el templo nos
descubrimos, ante el altar nos arrodillamos. El hombre es un océano, la mujer es un
lago. El océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que deslumbra. El hombre
es fuerte por la razón, la mujer es invencible por la ternura. La razón convence, la
ternura conmueve. El hombre tiene un faro, la conciencia, la mujer una estrella, la
esperanza. La conciencia guía, la esperanza salva. El hombre piensa, la mujer sueña.
Pensar es tener una idea en la cabeza, soñar es tener una aureola en la frente. El

15
hombre es un código, la mujer un evangelio. El código corrige, el evangelio perfecciona.
El hombre es un águila que vuela, la mujer es un ruiseñor que canta. Volar es
conquistar el espacio, cantar es conquistar el alma. En fin, el hombre está colocado en
donde termina la tierra, la mujer donde comienza el cielo”.

Con este poema no se quiere decir que, el hombre es mejor que la mujer, los dos
valen y tienen las mismas virtudes y cualidades, ya que los dos son imagen y
semejanza de Dios y por lo tanto uno y otro juegan un papel muy importante en la vida.

16
CAPÍTULO II

MUJERES CREYENTES

Las mujeres descritas en la Biblia, se caracterizan siempre por tener una fe


inquebrantable frente a circunstancias difíciles, porque creen firmemente en la promesa
de Dios y dan a conocer a los demás, esa relación profunda que le movía día a día.

Las mujeres de todas las épocas, han actuado en relación con Dios y con el hombre,
buscando siempre una cercanía y reconciliación. En el Antiguo Testamento la mujer
estaba ligada y aislada en presencia de su esposo, relacionándose solamente con otras
mujeres. Pero Dios le dio un trato diferente, porque poseía un corazón dispuesto a amar
y dar en cada acto que realizaba, no solamente con el esposo y sus hijos, sino con
quienes podían necesitar de ella.

Prueba de ello, las grandes mujeres que sobresalen en el desarrollo de la Historia de


la Salvación y que los hagiógrafos del Antiguo Testamento supieron descubrir y
transmitir, a pesar que los conceptos y normas establecidas en torno a la mujer, era
desfavorables para éstas.

1. Manifestaciones

Siempre hay situaciones o estados de la mujer que no pueden ser obviados y que
rodean la vida de la mujer, como lo es tener un vientre débil y ser estéril, especialmente
en la sociedad del antiguo Israel.

El pueblo de Israel, sabía que Dios estaría con ellos siempre, dispuesto a
defenderlos y fiel a sus promesas. Por eso, esperaban que la salvación prometida
estuviera ligada con la llegada del Mesías; su fe hacía que sus vidas estuvieran
expectantes ante las manifestaciones de Dios.

Contrario a lo esperado, contadas veces Dios se manifiesta al varón, en


comparación a la mujer, que al anunciar su acción salvadora, elige precisamente a una

17
mujer para manifestarse a través del Espíritu Santo. Así lo recogen los relatos de la
anunciación, por ejemplo.

Es por eso, que se hace necesario nombrar algunas mujeres de fe probada en el


Creador de todo cuanto hay en el cielo y la tierra: Sara, Raquel, Rebeca, Rut en el
Antiguo Testamento y María de Nazaret, madre del Mesías en el Nuevo Testamento, y
las discípulas.

En el antiguo Israel, había muchas mujeres que deseaban tener un hijo, pues
podían ser las elegidas por Dios, para traer al mundo al salvador prometido. Sin
embargo, el drama de determinadas mujeres por su dificultad para concebir un hijo,
provocaba el desprecio y rechazo de la comunidad hacia ellas.

Es aquí donde Dios muestra su misericordia, al elegir precisamente a este tipo de


mujeres, débiles y rechazadas, para atender las súplicas de su pueblo. Sara, Rebeca,
Raquel, Rut y María fueron las elegidas, para que se hiciera más evidente la bondad y
el poder de Dios para con los humildes y despreciados. (1 Sam 1; Lc 1, 46-55)

Pero Dios siempre ha sido, el Dios de la viuda, y del huérfano.

1.1 Sara

Sara es la primera mujer que recibe la bendición de Dios, al ser estéril y repudiada
en secreto por su comunidad. “Dios, a través de Abrahán, se comunica con el cuerpo
de Sara, y a través del cuerpo de Sara se comunica con el cuerpo comunitario, es decir,
con el cuerpo trivial del Abrahán. Sara representa una corporatividad angustiada por su
esterilidad y celosa de la fertilidad de otros cuerpos (otras tribus)”. 20

Sara juega un papel muy importante para el pueblo de Israel, en el momento que
Dios cambia su nombre, de Saray a Sara; y así como el de su esposo, al hacer un

NAVARRO, Mercedes, Para comprender El cuerpo de la Mujer, Una perspectiva bíblica y ética, Editorial
20

Verbo Divino, Estella, 1996.Pág. 147

18
pacto con él, “Saray se llamó Sara, que significa “princesa” y Abran vino a ser Abrahán”.
Dios le dijo: “porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. (Gn 17; 5b) 21

A Sara se le considera también como la madre de muchas naciones, por ser la


madre del hijo de la promesa que es Isaac y también, se le considera como la mujer
perfecta después de Eva quien fue la madre de los vivientes. Es muy interesante hablar
de Sara, por su incredulidad y su esterilidad que no le permitía ver más allá, por tal
razón, su risa pone en duda que una mujer anciana pueda llegar a ser madre. (Cf. Gn
18, 12-15)

Por ser una mujer muy creyente, se le da el gran regalo de ser la madre de Isaac, a
pesar de su avanzada edad: “Yahvé visitó a Sara como había dicho, e hizo con ella lo
que había prometido. Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo en su vejez, en el plazo
predicho por Dios. Abrahán puso el nombre de Isaac al hijo que le había nacido de
Sara. Abrahán circuncidó a su hijo Isaac a los ocho días como se lo había mandado
Dios. Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo Isaac”. (Gn 21,1-5)22

Dios siempre se mantiene fiel a su promesa, “pide y se te dará, toca y se te abrirá,


busca y encontrarás”, (Cf. Mt 7, 7- 8). Es por eso que Sara no duda de la promesa
hecha a Abrahán, su esposo, al dar a luz un hijo suyo en circunstancias milagrosas.
Esta es la prueba que si se pide con fe creyente, Dios se manifestará pero será en su
momento, en su kairós y no el de la persona, ni del mundo.

No se puede poner toda la confianza en el hombre ya que éste es inferior a Dios,


pero sí se puede contar con su ayuda, especialmente con los entregados y seguidores
de la palabra de Dios que, siendo creyentes, han tenido respuesta a lo pedido por la
necesidad que tienen, por ejemplo: enfermedad, persecuciones, sufrimiento o falta de
trabajo, que es el derecho de toda persona.

Sara es una mujer muy creyente, porque por la fe que es un don divino, la llevó a
ver y tener la respuesta de Dios. Por la fe también Sara recibió, aun fuera de la edad

FAITH PRIDDY, Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta


21

mujeres. Editorial Portavoz, Michigan, 2003. Pág. 25


Equipo de traductores de la edición española de la Biblia Jerusalén, Editorial Desclée de Brouwer,
22

España, 1999. Pág. 30

19
apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como signo de fe al que se lo prometía. (Cf.
Heb 11, 11)

Sara junto a Abrahán, fueron los padres de la fe y luego los pilares fundamentales
del pueblo judío, después del nacimiento de Isaac el hijo de la promesa, a pesar que
venían de una cultura idólatra. “Yahvé visitó a Sara como había dicho, he hizo con ella
lo que había prometido. Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo que le había nacido de
Sara. Abrahán circuncidó a su hijo Isaac a los ocho días como se lo había mandado
Dios. Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo Isaac”. (Cf. Gn 21,1-5)

Se debe decir entonces, que Sara y Abrahán son dos ejemplos para la vida y para
las personas que hasta en la vejez, llevan la fe puesta en Dios a pesar de tener muchos
tropiezos. Ser creyente como Sara tiene un valor incondicional, ya que demuestra que
la fe lleva al fin de la espera, cualquiera que esta sea. Sara y Abrahán eran nómadas,
pero firmes en la fe.

Vivieron juntos hasta la muerte, por esa razón que al morir primero Sara y Abrahán,
38 años después, los entierran en la misma cueva, “No obstante cuando Sara murió,
Abrahán compró un pedazo de tierra para enterrarla, en lugar de colocar su cuerpo en
algún lugar que pudiera ser fácilmente olvidado. Abrahán compró una cueva en
Macpela y enterró allí a Sara”. 23

1.2 Rebeca

Rebeca también juega un papel muy importante en la historia de la salvación,


teniendo grandes consecuencias. Rebeca es elegida por Dios y por el primer patriarca
de la historia israelita, ya que el mismo padre de Isaac, Abrahán, no quería para su hijo
una esposa que habitara en las tierras idólatras.

Los familiares de Rebeca igualmente, eran personas probadas en la fe y creyentes


de un Dios Bueno y Creador. Al morir su esposa, Abrahán decide buscarle esposa a su

FAITH PRIDDY, Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta


23

mujeres. Editorial Portavoz, Michigan, 2003. Pág. 31

20
hijo Isaac, enviando a Eliezer su criado, guiado por Dios en busca de esa esposa. (Cf.
Gn 24, 1-8)

Al ver a Rebeca, el criado de Abrahán descubre la acción de Dios, adorándole y


bendiciéndolo por haber encontrado la mujer que Abrahán le había descrito, así como
de la misma descendencia. Rebeca no duda en aceptar, expresando el deseo de
obediencia a Dios. El encuentro de Isaac con Rebeca, se reviste entonces de la
presencia y bendición de Dios. (Gn 24, 57-67)

La oración tiene un poder extraordinario en este pasaje, pues después de casados


Rebeca e Isaac, se encuentran de nuevo con la esterilidad, pero Isaac ora a Dios y Dios
le responde, dándole no solo un hijo, sino mellizos: Esaú y Jacob.

Con Rebeca, Dios comparte el mismo deseo de Isaac, mientras que con Abrahán, el
deseo de Dios es también el de Sara. La fertilidad, tenía mucho peso en la sociedad
24
hebrea, ya que si la mujer no podía tener hijos, ésta era despreciada y repudiada.
Sin embargo, Dios se ha comprometido con los descendientes de Abraham, eligiendo la
esterilidad de Rebeca para manifestar su poder y su gracia. (Cf. Gn 25, 21)

Si hoy esta situación se trajera, todavía la mujer siguiera despreciada en ciertas


culturas por su dificultad a la maternidad. Por ejemplo, si la mujer concibe un varón
como primogénito, la honra es del padre por estar en óptimas condiciones
reproductivas; mientras si es una niña, la deshonra es de la madre por tener un cuerpo
débil y enfermizo; el nacimiento de la niña no tiene el mismo valor que del niño. Este
proceder social, provoca la desmotivación y la pérdida de la autoestima en la mujer,
marginándola hasta hacerla sentir inferior por la sociedad y muchas veces, por la propia
familia.

Rebeca, es fiel a Dios y confía que sus designios se encaminan al cumplimiento de


la promesa, hecha a su suegro Abrahán. De esta manera, ella apuesta por su hijo
Jacob, antes que Esaú su primogénito. Esta actitud no representa, en ningún momento,
un proceder arbitrario y un selectivo amor de madre, sino el de descubrir, desde su
vientre materno, el talante, astucia y la firmeza en la fe de Jacob, tan necesarios para el
24
Ibíd. Pág. 44

21
momento histórico de su pueblo. “La profecía de Dios con respecto a los mellizos, dada
antes de que ellos nacieran, “dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que al salir de
tus entrañas, se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño”; es
una realidad.25

Con el relato de Rebeca, Dios demuestra una vez más, la libertad que posee de
elegir a la persona “más débil”, según la sociedad, que será capaz de llevar a cabo su
acción salvadora y al mismo tiempo, de realizar una misión trascendental en la Historia
de la Salvación.

1.3 Raquel

La historia de Raquel, se desarrolla dentro del contexto patriarcal. Ella es la esposa


favorita de Jacob y se le caracteriza por ser una mujer prudente, con espíritu de fe,
voluntad y llena de vigor por la vida. A Raquel se le denomina la primera madre de
Israel, por su entrega y lucha constante.

Raquel también experimenta la esterilidad y a la vez, el sufrimiento que la llevó a


luchar, hasta exigirle a su esposo que la hiciera madre. Las mujeres de esa época
(2,000 años a.C.), que podían tener hijos eran bendecidas por Dios y consideradas por
el marido; esta situación hace que surja rivalidad entre Raquel y Lía, su hermana y
también esposa de Jacob26. “Viendo Raquel que no paría hijos a Jacob, tuvo envidia de
su hermana y dijo a Jacob: `Dame hijos, si no me muero`. Encendióse en ira contra ella,
Jacob dijo: ¿Soy yo acaso igual a Dios, que te ha negado la fecundidad?”. (Gn 30,1-2)

Según las Escrituras, la estéril Raquel le da a Jacob dos hijos fruto del amor, son
ellos José y Benjamín. (Cf. 30, 22-24) Tras enfrentar un parto doloroso y antes de
morir, Raquel llama a su hijo Ben Oní, que significa “hijo de mi dolor” y se lo ofrece a
Jacob, quien lo nombra Benjamín, que significa “hijo a mi diestra”. (Cf. Gn 35, 16-19;

Ibíd. Pág. 45
25
26
DUMAIS, Monique. Las Mujeres en la Biblia. Experiencias e Interpelaciones, Editorial Paulinas,
Montreal, 1985. Pág. 26

22
37-48) Esto prefigura el papel protagónico de los hijos de Raquel en el desarrollo de la
historia israelita, conformando la alianza de Dios con su pueblo. (Cf. 49, 1-28)

1.4 Rut

En la tradición antigua, se encuentra la figura de Rut, una moabita que deja su


pueblo por seguir a su suegra Noemí por fidelidad, en una situación desfavorable para
ella, pues es una extranjera y viuda joven sin descendencia, que adopta al Dios de
Israel como el Dios verdadero.

Una tradición judía, sitúa a Rut dentro de los antepasados del rey David, por lo que
el pueblo de Dios la recibe como a una igual. El desarrollo de los hechos, vuelve a
mostrar a un Dios misterioso que predestina a una mujer estéril y forastera, en dirección
a la Historia de la Salvación, así como antepasada de Jesús, el Señor. (Cf. Mt 1,5)

La fidelidad de Rut a su marido fallecido Majlón, se extiende a su suegra Noemí, por


la que está dispuesta a adoptar a un Dios desconocido, a servir y seguirle, pese a los
ruegos de Noemí, que no cree justo que una joven gaste su vida en una vieja viuda, sin
hijos, abatida por el sufrimiento y desamparada. Rut asume el papel de hija, que acoge
con amor a su nueva madre.27

“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a


dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que víveres, viviré. Tu pueblo será mi
pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tu murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me
haga Yahvé, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos”.
(Rut 1, 16-17)

Rut representa a tantas mujeres que se entregan con amor y fidelidad a su marido,
así como el compromiso libre de asumir como propia, a una nueva familia. Como Rut
también, muchas mujeres han sido despreciadas por su descendencia, situación civil y
esterilidad que las hace objeto de desprecios y sufrimiento. Sin embargo, lo meritorio
es la actitud de fe de estas grandes mujeres anónimas, frente a situaciones adversas.

FAITH PRIDDY, Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta


27

mujeres. Editorial Portavoz, Michigan, 2003. Pág. 88

23
Por tal razón ellas han sido creyentes de un Dios de pacto, bondadoso y con poder, YO
SOY EL QUE SOY.

El caso de Noemí y Rut es ejemplar, ya que Rut simboliza a la mujer que se mueve
dentro de la oración y el discernimiento; mientras que Noemí, representa la sabiduría y
sensatez femenina. Dios sale a su auxilio y les provee de lo que necesitan, por su
fidelidad y porque son una pieza fundamental en su obra salvadora.

La sencillez de Rut y su entrega en lo que hacía, la convierte en esa esposa con


descendencia, negada por una viudez prematura; mujer enaltecida ante el pueblo, por
la fidelidad de un Dios dispuesto a continuar la Alianza con su nación elegida. (Cf. Rut
4, 11-12)

Se debe tomar como modelo, la actitud y disposición de Noemí y de Rut a los


designios del Dios de Israel, que transforma realidades y las enaltece frente a la
suspicacia y sospecha de los que no creen en su poder y misericordia.

1.5 María de Nazaret, madre del Mesías

Nuevamente, la dirección hacia la salvación y liberación de un pueblo que espera la


promesa de su Dios, se dirige a una aldea pobre y marginada: Nazaret. “Pero ¿qué
cosa buena puede salir de Nazaret?” (Jn 1, 46), eligiendo a una joven aldeana y virgen,
como madre del Salvador, el Mesías prometido.

La posición de la joven María frente a la propuesta del Dios de Israel, no era en


principio nada común y halagüeña. La Ley judía castigaba con la vida, la pérdida del
honor e integridad de la mujer. Las palabras del ángel: “No temas, María, porque has
encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo… (Lc
1,30-31)”, pone en evidencia el riesgo del anuncio.

Sin embargo, la actitud de María desafía las leyes religiosas y culturales de su


tiempo, al aceptar libremente ser parte de la promesa de salvación; situación que más
adelante comprende José, al no repudiarla. (Mt 1, 18-25)

24
El Fiat de María, no es solamente un sí a lo que Dios le propone, sino también
situarse en el momento único donde la suerte del mundo está en juego, además de ser
consciente de lo que eso implicaba para un pueblo que esperaba:28

“Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me
salva, porque quiso mirar la condición humilde de su esclava, en adelante, todos los
hombres dirá que soy feliz. En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas para mí,
reconozcan que Santo es su Nombre que sus favores alcanzan a todos los que le
temen y prosiguen en sus hijos. Su brazo llevó a cabo hechos heroicos, arruinó a los
soberbios con sus maquinaciones. Sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su
lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió
vacíos a los ricos. De la mano tomó a Israel, su siervo, demostrándoles así su
misericordia. Esta fue la promesa que ofreció a nuestros padres y que reservaba a
Abrahán y a sus descendientes para siempre”. (Lc 2, 46-55)

La esterilidad de Sara, Rebeca, Raquel y Rut, vuelve a actualizarse con María,


aunque de diferente manera. El compromiso con José la hace estéril, pues los
derechos y obligaciones matrimoniales no se llevaban a cabo sino después de
oficializar el matrimonio. La objeción de María ante el anuncio del ángel, por lo tanto, es
en verdad razonable y adecuada: “¿cómo podré ser madre si no tengo relación con
ningún hombre? (Vs 34)”.

La frase “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lc 1,
38) revela la decisión de haberse reservado para Dios, y llevar hasta el final su voluntad
en ella.29Sin embargo, mantenerse firme en su fe y en su entrega a la promesa, algunas
veces le fue difícil e incomprensible, “María, por su parte, observaba cuidadosamente
todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón” (Lc 2,19); (Cf. Mc 3, 20-
21.31-32). Esto no supone incertidumbre en María, pero sí su natural desconcierto
humano ante los acontecimientos, que envolvieron su vida y la de su hijo Jesús.

FAITH PRIDDY, Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta


28

mujeres. Editorial Portavoz, Michigan, 2003, Pág. 169


Ibíd. Pág. 171
29

25
María es un ejemplo de mujer y de madre, pues en su momento, apoya la decisión y
misión de su hijo. Su entrega incondicional al plan de salvación, no la eximió del dolor
que traspasó su corazón, tal y como el piadoso Simeón le profetizó en el templo (Lc 2,
35). De pie junto a la cruz, mientras su hijo agonizaba, acoge y medita estos
acontecimientos con templanza, bajo la óptica de la salvación.

La convicción de María que los hechos vivenciados intensamente, formaron parte de


la obra salvífica, hizo que ella no se quedara llorando en el calvario la pérdida violenta
de su hijo, sino que junto a los discípulos de Jesús, esperaron la realización de la
promesa de su resurrección y la llegada del Espíritu Santo.30

“Entonces volvieron de aquel cerro, llamado de los Olivos, que está a un cuarto de
hora de Jerusalén. Y llegando a la ciudad, subieron a la habitación superior donde se
alojaban. Eran Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo;
Santiago de Alfeo; Simón, el que fue Zelote, y Judas, hermano de Santiago. Todos
ellos perseveraban en la oración y con un mismo espíritu, en compañía de algunas
mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (Hch 1, 12-14)

No cabe duda que María, al igual que las grandes mujeres del Antiguo Testamento,
ejerció un papel determinante en la Historia de la Salvación. En esos días de crisis, en
que los apóstoles tenían que asimilar todo lo que vieron y vivieron junto a Jesús, fueron
ayudados por María, para poder definir el mensaje que posteriormente difundieron al
pueblo. Ella era el único testigo de la Anunciación y de la vida privada de Jesús que
nadie conocía, ayudándoles a comprender el misterio de su ser divino, tal y como ella lo
hizo. (Cf. Lc 2,51)

Ibíd. Pág. 175


30

26
CAPÍTULO III
MUJERES CON SABIDURÍA

Antes de empezar este capítulo, se precisa conocer el significado de la sabiduría,


entendida como esa habilidad que se logra desarrollar en la persona, capacitándola
para aplicar su inteligencia y experiencia, obteniendo mayor entendimiento, reflexión, y
discernimiento. Esa madurez humana busca otros elementos fundamentales para
alcanzar su nivel máximo, como lo es la moral, que dispone el buen juicio y el sentido
común frente a la vida.31 Porque sabiduría igual razón, es más totalizante.

Ese conocimiento en sí mismo del mundo y del amor de Dios, son fundamentales
para tener un cambio radical de vida. Todas las personas, de una u otra manera, han
tenido el conocimiento de Dios, a través de la educación generacional y por la cultura
que desde la niñez se les ha incorporado. La actitud frente a la vida varía de acuerdo a
sus presaberes, experimentando una amalgama de sentimientos según su
personalidad y situación.

En momentos adversos, lo ideal sería responder con sabiduría y templanza, sin


embargo muchas veces, se cae en buscar culpables y chivos expiatorios ante la
adversidad. Buscar la mejor salida a los problemas, recapacitar, analizar lo positivo y
negativo, que luego se manifiesta en conformidad, es un don de Dios. En las Sagradas
Escrituras se puede encontrar ejemplos claros, de esta integración entre la madurez
humana y la acción salvífica de Dios.

Entre estos testimonios de sabiduría y madurez, surgen grandes mujeres que como
se vio en el capítulo anterior, fueron el medio perfecto para que Dios desplegara su
gracia creativa. Estas mujeres son Sara, Rebeca, Raquel, Rut y María de Nazaret, la
madre del Mesías, que ante una situación de vida muy difícil de llevar, tuvieron la
experiencia de encuentro con Dios, quien les ofrece la Buena Nueva de salvación,
cambiando su dolor en gozo. Por ejemplo:

DE LA ROSA GONZALEZ, Manuel, Diccionario Enciclopédico, Editorial Garnier Hermanos, París, 1930.
31

Pág. 971

27
Su esterilidad, tiene a Sara en estado de desesperación e impotencia, Dios se
compadece de ella y la hace parte de su plan, al hacerla madre de Isaac (Cf Gn 16,15).
Rebeca, que durante 20 años vive también la dolorosa esterilidad de su vientre, se
mantiene fiel a Dios en la oración, hasta la llegada de sus mellizos. (Cf Gn 25, 27-28)

Por su parte Raquel, en su angustia por no alcanzar la maternidad, recurre a


soluciones que distan de ser beneficiosas para ella y su esposo. Dios vuelve
nuevamente su rostro a la súplica de una mujer, para hacerla madre de dos pilares del
nuevo Israel. (Cf Gn 30,1-2)32

Rut, se enfrenta con valentía y sujeta a la promesa del Dios de Israel, a una cultura
y tradiciones que la marginan triplemente: por ser viuda, mujer sin hijos y extrajera. La
acción salvadora surge nuevamente, para enaltecer al débil y despreciado. 33

Y finalmente María de Nazaret, la madre del Mesías, mujer sencilla, llena de


sabiduría y de mucha fortaleza, acoge y asume la misión de su hijo de anunciar, iniciar
y promover el reino de Dios; envuelta en acontecimientos desconcertantes, pero
confiada en que Dios no puede fallarle, “luego llegó el día que Jesús dejó su hogar
terrenal para comenzar su ministerio público. Solo podemos imaginar que esta
separación física debe haber sido un sablazo para María. A María se le exigió un
sufrimiento aún mayor. El dolor más profundo que debe haberla perforado como una
daga fue cuando Jesús murió en la cruz”.34

Estas son las mujeres sabias y fuertes que dan a conocer con su vida, las acciones
de Dios por medio de la oración profunda y verdadera. Dios no enmudece y las llena de
sabiduría, y por la promesa hecha por Dios, ellas son capaces de reconstruir y
reconfigurar su historia, y no quedan de brazos cruzados. Y esta experiencia las lleva
a acercarse a los miembros de la familia, mostrando con su ejemplo, rostro, palabras y
forma de ser con los demás; la presencia de Dios, que las enaltece ante aquellos que
las rechazaban.

32
DUMAES, Monique, Las Mujeres en la Biblia. Experiencias e interpelaciones, Editorial Paulinas,
Montreal, 1985. Pág. 26
PRIDDY FAITH Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta
33

mujeres, Editorial Portavoz, Michigan, 2011.Pág. 93


34
Ibíd. Pág. 175

28
1. La sabiduría como Don de Dios

La mayoría de las mujeres de hoy, así como las de las épocas pasadas, han sabido
enfrentarse y experimentar la fragilidad humana, cuando se ven envueltas en
dificultades límites, como la violencia, infidelidades, vicios, maltrato psicológico,
enfermedades en algún miembro de la familia o enfermedades personales.

El libro del Eclesiástico, ennoblece a la mujer que está dispuesta a dar hasta su
propia vida por los demás, es una mujer buena que cumple su misión de esposa y de
madre. Este ejemplo se puede encontrar especialmente en el área rural, tanto en las
aldeas como en los caseríos que están más apartados de la ciudad y de difícil acceso.
Es común encontrar mujeres jóvenes y sencillas con un niño a la espalda, halando a
uno y con otro en el vientre, próximo a dar a luz, trabajando al lado del esposo.

Por eso eclesiástico enaltece a la mujer de esta manera: “Dichoso el marido de


mujer buena, el número de sus días se multiplicará. Mujer valerosa es la alegría de su
marido, que acaba en paz todos los años de su vida. Una mujer buena es herencia
valiosa, que toca en suerte a los que temen al Señor: Sean ricos o pobres, su corazón
estará contento y llevaran siempre la alegría en el rostro”. (Eclo 26 1-4) Sin embargo,
esta alabanza no es por la mujer buena en sí, sino porque también es portadora de
sabiduría de Dios35

Pero se debe enaltecer a todas las mujeres, porque tanto la casada como la soltera,
también las dos “hacen una sola carne” y su misión es un misterio como una gracia,
pero esto no quiere decir que una mujer sola que no se case y que no sea madre, le
falte algo, esté incompleta; porque el hombre no le quita, ni le aumenta su valor,
dignidad o esencia.

Lamentablemente muchas personas, todavía consideran a la mujer como un objeto,


como el sexo débil capacitada para procrear hijos y administrar el hogar. Pero no es
así, muchas mujeres poseen la inteligencia, discernimiento y el buen juicio que procede

RIBER Margarita, La mujer en la Biblia, Ediciones Paulinas, Madrid, 1970. Pág. 74


35

29
de su desarrollo humano. En su debilidad está la sabiduría proveniente de Dios, quien
aprovecha esa fragilidad de mujer, para enaltecerla y engrandecer su propio Reino. (Cf
Mt 13, 33; Lc 7, 36ss; 13, 10-13)

Muchas mujeres han comprendido la actitud y palabras de Jesús de Nazaret, como


un llamado a liberarse de ellas mismas. Actitud loable, pues se requiere de audacia
para romper con esquemas sociales establecidos, que mantienen a la sombra la acción
salvífica, que se inició en el Antiguo Testamento y llegó a su culmen con el anuncio del
Evangelio, la buena noticia del reino con Jesús.

En resumen, la sabiduría es tener conocimiento profundo de sí mismo, que


promueve el desarrollo personal y el sentido común frente a la vida. Esta experiencia,
no es exclusivo de las mujeres excepcionales a las que se ha hecho referencia, sino
que se extiende a todas las mujeres de todas las épocas y culturas. Dios se sigue
manifestando aquí y ahora, especialmente en aquellas mujeres que la historia y la
misma sociedad continúa excluyéndolas.

2. La mujer, un lugar donde descansar

Cuando Dios creó al hombre se dio cuenta que le hacía falta algo más: “nos es
bueno que el hombre esté solo. Haré, pues, un ser semejante a él para que lo ayude”
(Gn 2, 18). El mismo hombre se percata que ninguna creatura que le rodea, es
semejante a él para acompañarlo y ayudarle. Es la llegada de la mujer a su mundo,
que lo hace exclamar: “esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn
2,23); no para ser su sierva, sino promover el amor y la entrega mutua.

¿En qué momento la mujer dejó de ser compañera y regazo del hombre? Si bien es
cierto que no todo ha sido negativo en la vida de la mujer, es importante reconocer que
se ha abierto una brecha donde la mujer ha dejado de ser, para muchos, el lugar
teológico de descanso y de encuentro con Dios.

El trabajo digno que la mujer realiza en el hogar y en el ambiente laboral, dignifica su


ser de mujer, aun cuando ésta sea campesina y analfabeta, pues posee el

30
conocimiento que agrada a Dios, en las obras que realiza con honestidad, compromiso
y amor:

“La belleza de la mujer alegra el rostro y supera todos los deseos del hombre. Si
habla siempre con bondad y mansedumbre, su marido es el más feliz de los hombres.
El que consigue esposa principia su riqueza, pues tiene una ayuda semejante a él, una
columna para apoyarse. Donde hay valla, la prioridad es saqueada, donde no hay
mujer, el hombre gime a la deriva. ¿Quién se fiará del ladrón ágil, que va saltando de
ciudad en ciudad? Lo mismo ocurre con el hombre sin hogar, que se cobija donde la
noche le sorprende. (Cf Eclo 36, 24-28)

Pero la presencia de la mujer, no importa que sea casada, soltera o viuda, en


cualquier trabajo, siempre habrá una entrega absoluta y deseo de servir, hacia los
demás esto es lo que la hace bella.

Jesús de Nazaret comprendió el papel importante de la mujer, dentro la Historia de


Salvación, viendo en ella la fortaleza que representa y el hombro donde descansar. En
María, su madre, encuentra la bondad y misericordia de su Abbá (Cf Jn 19, 25), por eso
se la confía a su discípulo amado, pero también le confía a su madre el cuidado y
protección de sus discípulos, (Cf Jn 19,26-27). En adelante ella será el soporte y apoyo
de los creyentes.

3. Esencia de mujer

La esencia natural juega un papel significativo en cada persona, es lo que diferencia


el uno del otro. El caso de la mujer, esa esencia natural toma mayores niveles, puesto
que en ella se encuentra un caudal de dones, que serán compartidos entre los que le
rodean. La sabiduría, la fortaleza y el apoyo etcétera por ejemplo, son los pilares que
rodean el ser de la mujer. Por eso, el desvalorarse a sí misma, sería impedir el
desarrollo del plan de salvación.

A la mujer con carácter se le conoce en su personalidad y en las acciones que


realiza. Por ejemplo Rut, fue una mujer con determinación, al dejar su pueblo, su gente

31
y hasta la propia familia, “Rut tomó buenas decisiones a la dirección de su vida y se
acercó al verdadero Dios. A pesar de su pasado pagano, se convirtió en una devota
adoradora del Dios Verdadero. “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios” (Cf. Rut
1,16)36

Muchas mujeres hoy en día, no piden a Dios la audacia y sabiduría para enfrentar su
día a día, para llegar a ser mujeres realizadas y plenas. Su búsqueda queda anclada
en los consejos sin formación ni fundamento, de quienes sin experiencia de encuentro
con Dios y madurez humana, pueden causar la ruina y la pérdida del sentido de la vida.

Por eso, es casi obligatorio volver la vista a las grandes mujeres que fueron
poseedoras de un carácter excepcional, en la historia de la salvación y que son
inspiradoras a vivir desde esta premisa: Todas las mujeres poseen esencia de Dios en
su ser. De aquí que muchas de ellas se lo creyeron y lograron lo que para otros es
imposible.37

Sentir la presencia de Dios en la vida es sentir la gloria, porque conduce a un mundo


diferente y enriquecedor dando frutos llenos de conocimiento. ¿Cuántas mujeres se
arriesgarían a ser ellas mismas?, esta decisión implica dejar todo aquello que
proporciona éxito, seguridad y fama. Lamentablemente, muchas mujeres no están
dispuestas a arriesgar su futuro, por ser parte de un plan salvífico, del que desconocen
y no confían.

Un ejemplo hermoso, legaron las madres del Antiguo y las del Nuevo Testamento
cuando enseñan que agradar a Dios, es la disposición para darse a los más
necesitados, con determinación y firmeza, sin esperar nada a cambio. La mujer que
tenga dominio de sí misma y de sus anhelos, llegará a experimentar el amor verdadero
de Dios en su corazón y la gracia de su Espíritu.

PRIDDY FAITH Eunice, Extraordinarias Mujeres de la Biblia. Un estudio devocional de cincuenta


36

mujeres, Editorial Portavoz, Michigan, 2011.Pág. 87


La audacia de las grandes mujeres del Antiguo y Nuevo Testamento; la determinación de las vírgenes
37

del siglo I de la era cristiana; el riesgo de las santas mujeres de la Edad Media y de la Reforma, como
también tantas mujeres que marcaron la diferencia en nuestro siglo.

32
CAPÍTULO IV
LA MUJER SUJETO DE LA HISTORIA

1. Sencillez y Complementariedad

La sencillez lleva a cada ser humano a tener una relación más verdadera y profunda
consigo mismo, con Dios y el prójimo. Pero es necesario, la entrega de un corazón
abierto y dispuesto para un encuentro personal con el Dios Vivo. Cada mujer que se
describe en los capítulos anteriores, da a conocer que Dios habita en el interior de ellas
y se manifiesta con su gracia.

La sencillez en una persona, significa que posee una sana naturalidad al tratar con
otras personas, de manera transparente y sincera.38 Esto le capacita para realizar una
alianza de amor verdadero, sin contrastes ni objeciones. Por lo tanto, la vida ejemplar
de las grandes mujeres de la Biblia, a las que se ha hecho referencia, sirva para
aumentar la esperanza y la fe, en que la acción salvífica de Dios se da aquí y ahora.
Esa acción divina no se agota en un tiempo y espacio, sino que es dinámica y actual.

La presencia del hombre, también ha estado presente en la historia de estas


mujeres, porque no habría acontecimientos si no hubiera existido la intervención
humana, como parte del plan de Dios, quien anhela manifestarse y hacerse presente en
medio de su pueblo.

En el caso de Abrahán, Dios se le manifiesta para anunciarle el acontecimiento de


su vida al lado de Sara, su esposa. Por otro lado, Isaac le pide a Dios que le dé hijos de
su amada esposa Rebeca y recibe respuesta. La valentía de Raquel, hace que
resuelva hablar con Jacob, para pedirle hijos y encuentre la bendición de Dios. Rut que
con su sencillez e incondicionalidad, forma parte de los antepasados de Jesús de
Nazaret, El Señor. Y qué decir de María la madre de Jesús el Mesías, que sin pedirlo,
Dios la favorece con un hijo y un esposo que le protege y le ama.

DE LA ROSA GONZÁLEZ, Manuel, Diccionario Enciclopédico, Campano Ilustrado, Editorial Garnier


38

Hermanos, Paris, 1930. Pág. 994.

33
Todo esto quiere decir, que la presencia del hombre en todos los tiempos de la
historia humana, no puede ser desechada, ya que se necesita de una alianza de amor y
sencillez entre el hombre y la mujer, para que Dios pueda intervenir y manifestar así su
poder salvífico.

¿Pero de qué alianza se habla? Dios ha creado al hombre y a la mujer a su imagen


y semejanza, entonces los dos son llamados a formar parte del pueblo de Dios.

“El pueblo elegido y salvado, como cualquier pueblo, está formado por hombres y
mujeres; la alianza con Dios, si bien sólo el varón recibe la marca ritual de pertenencia
(circuncisión), lo vive la mujer israelita, en lo más profundo del corazón, respondiendo
así tal vez, a las exigencias del profeta: quitad el prepucio de vuestro corazón, aunque
quede tantas veces marginado, es obvio que sin el elemento femenino no se podría
hablar de pueblo”.39 Y se añadiría: así como del elemento masculino.

Por eso, es necesaria la presencia de la mujer y del hombre en todo, porque uno no
puede estar separado del otro, si lo que persigue es complementarse; ambos se
necesitan. Porque la mujer no puede engendrar sin la participación activa del hombre y
éste no puede tener descendencia sin la participación de la mujer. Por lo tanto, la
sencillez en la complementariedad, es fundamental, pues permite reconocer en el otro,
el valor potencial que como persona posee.

Es necesario dejar claro. Hoy es posible que la mujer o el hombre puedan tener
descendencia, sin la participación activa de uno o del otro por la ciencia que está muy
avanzada, pero siempre el ovario de la mujer necesita de un esperma para engendrar y
el hombre necesita de un útero y ovario para tener descendencia. Es cierto que el
hombre y la mujer pueden estar solos, esto no quiere decir que son imperfectos, por no
estar en pareja, por lo tanto los dos siempre estarán completos y aunque estén solos,
esto no quiere decir que están incompletos.

Por otra parte, si uno de los dos está física o biológicamente incapacitado para
procrear, no se podría afirmar que no exista alianza entre ellos, pues el mismo hecho

NAVARRO, Mercedes. 10 Mujeres escriben teología, Editorial, Verbo Divino, Estella, 1993. Pág. 344.
39

34
de sentir amor y respeto a la pareja, la alianza está latente como signo de alteridad y
trascendencia.

No se puede negar, que según las circunstancias, la complementariedad en una


pareja queda anulada por la usencia de una de las partes. Muchos son los casos que
la mujer debe salir adelante con la responsabilidad de su prole (matriarcado), que
según la cultura y la época, raya en una obligación. Su experiencia de vida y su escala
de valores, pasa automáticamente a los hijos como herencia (filiación matrilineal), lo
que puede ser positivo, como negativo.

Sin embargo, también se da el caso que el hombre tiene que tomar la


responsabilidad en el hogar, tras la ausencia de la mujer, ya sea por trabajo,
enfermedad, fallecimiento o abandono, en todo caso.

Todo lo anteriormente expuesto, da la pauta que para alcanzar la


complementariedad, es preciso la sencillez de corazón, la certeza profunda que sus
vidas están dentro del proyecto salvífico de Dios, y que la sabiduría es el regalo más
preciado para vivir como creación perfecta. Así lo entendió Sara, Raquel, Rebeca, Rut
y María, por eso son las grandes figuras femeninas de las Sagradas Escrituras.

2. La mujer, transformadora de realidades

Definitivamente todas las mujeres del mundo, tienen un valor especial e


irremplazable que Dios les ha dado: su integridad; desde el momento que fueron
engendradas, hasta cuando vuelvan a Él. Lastimosamente, la exigencia de una
sociedad que busca solamente su desarrollo por encima de la dignidad de la persona,
es innegable.

Con esto, no se está catalogando negativamente a la sociedad, como la causante


única de la falta de aprecio y valor de la mujer, por ejemplo. Hay que reconocer lo que
para muchas mujeres ha supuesto la amalgama de oportunidades que la misma
sociedad le ofrece, oportunidades que han sabido aprovechar y que las ha realizado
como persona.

35
Sin embargo, no todas han corrido con la misma suerte. Muchas de las mujeres han
tenido que sucumbir a las propuestas sociales, por diversas razones, que las utiliza
como objeto y no sujeto de la historia.

Las grandes figuras femeninas bíblicas ya mencionadas, se abrieron paso en una


sociedad desfavorable. Su sentido de ser sujeto y no objeto, permitió que su camino
fuera firme y digno, muchas veces contra corriente. Definitivamente, la constancia en la
oración, el tener en una mano las riendas de su vida y en la otra, la seguridad de Dios;
la madurez y su actitud centrada en Dios, con la que enfrenta su realidad; dice a todas
luces, que estas mujeres son ayer, hoy y siempre, modelos de mujer que pueden
rescatar la imagen recreada de la mujer, capaces de cambiar el curso de la historia.

Proverbio 31 pone en boca de mujer, las enseñanzas que muestran el camino para
alcanzar la felicidad auténtica; que confronta los peligros y riesgos de una mala
decisión… es una mujer que con sus palabras puede cambiar la historia de una
persona, de una nación:

“¿Qué es eso, hijo mío? ¿Qué es eso, hijo de mis entrañas? ¿Qué es eso, hijo de
mis votos? No gastes tu fuerza con mujeres ni tu vigor con las que corrompen a reyes.
No es de reyes, Lemuel, no es de reyes darse al vino, no de gobernantes darse al licor.
Porque beben y olvidan la ley y pervierten el derecho de los desgraciados. Dad el licor
al vagabundo y el vino al afligido: Que no se acuerde de sus penas. Abre tu boca a
favor del mundo, en defensa del desventurado; abre tu boca y da sentencia justa
defendiendo al pobre y al desgraciado”.40

Toda mujer debe ser consciente que tiene la capacidad de transformar realidades,
con sus palabras y acciones. Sin embargo, se es más creíble, cuando las palabras son
coherentemente dichas por alguien con experiencia de vida correcta; sólo así y siempre
sí, los caminos convierten las metas y futuros, en realidades certeras41. Todo esto
depende, desde luego, de la sencillez, humildad y sabiduría de la mujer.

ALONSO SCHÔKEL L., LINDEZ VILCHEZ, J., Sapienciales I Proverbios, Editorial Cristiandad, Madrid,
40

1984. Pág. 522


CERTERAS: Que es razonable conforme a la verdad.
41

36
En el libro del Éxodo, cuando las parteras no hicieron lo que el Rey de Egipto les
ordenó: dar muerte a los varones nacidos; cambiaron el rumbo de la historia, pues su
adhesión a Dios tuvo más peso, que la orden de un rey, a costa de su propia vida.

“… El rey de Egipto dijo a las parteras de las hebreas, una era Sifrá y la otra Puá:
cuando asistáis a las hebreas fijaos bien; si es niño, matadlo; si es niña, que viva. Pero
las comadronas temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto,
sino que dejaban con vida a los niños”. (Éxodo 1,15-17)

La valentía y el temple de estas mujeres veterotestamentarias, son en definitiva


ejemplo de fidelidad a Dios y conciencia clara de su papel dentro de la creación. El
peligro de perder sus vidas, es latente, pero no obstáculo para que la acción salvífica de
Dios en su pueblo, siga su curso.

Pero ¿qué valores son los que se quieren rescatar? Los que Dios les ha dado tanto
al hombre como a la mujer: igualdad, dignidad, alteridad y trascendencia. “Igualdad del
varón y de la mujer. Ambos a imagen de Dios. Sexuados, luego complementarios,
relativos el uno al otro. No habla de tal hombre o de tal mujer, sino del hombre.
“Hagamos al hombre”, “que ellos dominen”, “que haya macho y hembra”. Queda claro
que la mujer entra en los designios divinos en el mismo plano que el varón.
Mutuamente complementarios, en el terreno moral afectivo, en el de la generación”.42

3. La asignatura pendiente

A la altura del siglo XXI, todavía surge la pregunta: ¿Por qué no hay un trato justo
para todas las mujeres? Es una pregunta que proviene de una situación no resuelta.
Las diferentes culturas, las leyes y costumbres, han perfilado el destino de la mujer.
Pocos son los países, donde la mujer tiene un lugar preponderante dentro de la
sociedad y en sus distintos ámbitos, por miedo, a reconocer que ésta posee la misma
capacidad de resolver y transformar conflictos, que el hombre.

Riber Margarita, La mujer en la Biblia, Editorial Paulinas, Madrid, 1970. Pág. 27


42

37
El reconocimiento de la dignidad y la valía de la mujer, sigue siendo una materia
pendiente. Las mujeres del Antiguo Testamento, pasaron su suerte entre La Torá, las
leyes y costumbres judaicas del Talmud, donde su situación sufre contradicción y por
ende, exclusión: “Los sabios sostienen que no hay diferencias en la formación del varón
y de la hembra; ambos se terminan de formar a los cuarenta días”.43 Otro verso reza:
“Un varón judío debe dar gracias a Elohim por no haberlo hecho mujer o gentil”.44 Todo
indica entonces, que la mujer no era suficiente para el hombre: “Está permitido
divorciarse de su esposa si ella quema la comida, o si uno ve a una muchacha más
bonita.”45

¿Pero qué sucede con la mujer de ese tiempo y la presente? El problema sería
estancarse en unas normas que no promueven la igualdad y sobre todo, que la misma
mujer acepte y promueva ser un número estadístico, y no una persona humana. Sara,
Rebeca, Raquel, Rut y María, fueron parte de esa cultura, sin embargo, dieron muestra
que una ley o norma, no puede anular a la mujer, si ésta tiene conciencia de su ser
mujer, al mismo tiempo que su mirada y actitud reflejan la dignidad de la que están
revestidos los hijos de Dios.

Lamentablemente, muchas veces la mujer se ha desmerecido a sí misma, cuando se


introyecta el patriarcado se despersonaliza, aceptando que su persona solamente
puede tener sentido, si se hace objeto para sobrevivir; sin darse cuenta que el daño no
se queda en ella, sino llega a terceros. Las mujeres de la época bíblica, vivieron esa
experiencia y fueron contadas, las que se negaron a ser invisibles: “La visibilidad de las
mujeres es la visibilidad de sus cuerpos, y éstos son visibles por sus vientres, por la
maternidad. El lugar que ocupan en la genealogía es visible sólo a través de los
hombres; ellas están silenciadas, son colaterales y sólo aparecen cuando
excepcionalmente su esterilidad amenaza el futuro, y sobre todo la promesa. Algunas

43
Niddah 3, 7, fragmentos de la mishná, tosefta y talmud sobre la mujer y su universo. Tomado de la
página www.jewishprograms.org. Fecha de consulta. 8/5/2013.
Menahót 43b, 44ª. Parte 7: El Talmud y las mujeres . Tomado de la
44

páginahttp://layijadeneurabia.com/2010/11/06/el-escandalo-del-talmud-8-el-talmud-y-las-mujeres/ Fecha
de consulta. 8/5/2013.
Guitín 91ª, Parte 7: El Talmud y las mujeres.
45

38
de las consecuencias prácticas de esta política sexual y de esta reducción en lo social y
religioso atañen directamente a las mujeres”.46

La historia de la mujer, sí ha cambiado a la fecha, hay progresos pero no son


suficientes. El mismo Beato Juan Pablo II, en su Exhortación Apostólica, de Familiaris
Consortio, da cuenta de esta realidad: “Además, todavía hoy, en gran parte de nuestra
sociedad permanecen muchas formas de discriminación humillante que afectan y
ofenden gravemente algunos grupos particulares de mujeres como, por ejemplo, las
esposas que no tienen hijos, las viudas, las separadas, las divorciadas, las madres
solteras”.47

La situación de igualdad, alteridad y trascendencia para la mujer, es todavía una


asignatura pendiente, que debe ser resulta.

4. Del sometimiento al servicio

En la Historia de la Salvación, hay un gran silencio de 400 años en la Biblia, desde


la llegada a Egipto de Jacob, padre de José y sus once hermanos; específicamente en
la etapa de la esclavitud del pueblo hebreo, donde se narra cómo éste pierde toda
libertad y autonomía en esas tierras (Éx 1).

Nuevamente, la intervención de Dios se realiza cuando libera de la opresión egipcia


a su pueblo. Esta intervención será para el israelita el centro nuclear de su fe, al releer
su historia: “Entonces tú dirás estas palabras ante Yahvé: «mi padre era un arameo
errante, que bajó a Egipto y fue a refugiarse allí, siendo poco aún; pero en ese país se
hizo una nación grande y poderosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos
impusieron dura servidumbre. Llamamos entonces a Yahvé Dios de nuestros padres, y
Yahvé nos escuchó, vio nuestra humillación, nuestros duros trabajos y la opresión a

NAVARRO, Mercedes, Para comprender El Cuerpo de la Mujer, Una perspectiva Bíblica y ética,
46

Editorial Verbo Divino, Estella, 1996. Pág. 151


JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Exhortación Apostólica, Editorial Sagrada Familia, Guatemala,
47

1981. Pág. 36, # 22.

39
que estábamos sometidos. Él nos sacó de Egipto con mano firme, demostrando su
poder con señales y milagros que sembraron el terror»”. (Dt 26, 5-8)

Hay una clara conciencia de haber sido sacados de la servidumbre al servicio de su


Dios (Cf Éx 20,1). De hecho las grandes figuras femeninas veterotestamentarias, a las
que se ha mencionado, mantienen adhesión total a la Alianza con su Dios. Su situación
de esterilidad fue para ellas, la ocasión de consolidar la fe en Dios y sobre todo, ser las
mediadoras para que el plan de salvación se llevara a cabo. De sentirse esclavas por
su condición, pasan a ser servidoras incondicionales de un Dios que se mantiene fiel a
su Alianza.

Las plagas son en definitiva, la manera como Dios muestra con signos que está vivo,
presente y poderoso. Los que pudieron descubrir estos signos como la intervención
amorosa de Dios en su historia, vieron “el dedo de Dios” que les conducía (Éx 8,15).
Ante este despliegue de manifestación divina, no les queda más que maravillarse y
creer. (Éx 14,31)

Esta iniciativa de Dios se extendió de generación en generación a todo el pueblo,


incluyendo a las mujeres, de las que muchas de ellas fueran engrandecidas, por ser
firmes en su fe y en su tarea de ser mujeres del hogar y de su tribu. María de Nazaret
no fue la excepción. Su Fiat, fue la respuesta al plan de salvación y a la confianza
profunda, de que Dios se manifestó en ella: “porque quiso mirar la condición humilde de
su esclava, en adelante, todos los hombres dirán que soy feliz”. (Lc 1,47)

Ese Fiat, por lo tanto, se extendió durante toda su vida, reconociendo en todo la
manifestación del Dios de sus antepasados, especialmente en la persona de su hijo.
No fue fácil, muchas veces no comprendía a cabalidad por dónde iban los designios de
Dios en su hijo, sin embargo, continuaba siendo fiel a ese servicio “Hagan todo lo que él
les mande”. (Lc 2,5)

Más tarde, este modelo de servicio es reproducido en la última cena, en boca de


Jesús de Nazaret: “Pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el
más joven y el que gobierna como el que sirve. Porque, ¿Quién es mayor, el que está a

40
la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de
vosotros como el que sirve”. (Lc 22, 26-27) Este mandamiento, deberá ser en adelante,
el talante del cristiano, hombre y mujer.

Si todo un Dios, se pone al servicio de los demás con la toalla al cinto (Jn13, 4-5),
cuanto más el cristiano deberá hacer lo mismo. El ser mujer, está dotado de esta
gracia, su maternidad la capacita para el servicio ilimitado; sin embargo, muchas son
las mujeres que no son madres materiales, pero sí espirituales que ponen sus intereses
al margen, para servir a quien lo necesita. Se reconoce el valor de tantas mujeres
capaces de darse sin recibir nada a cambio, en todos los ámbitos de sus vidas.

Tanto Sara, Rebeca, Raquel, Rut y María de Nazaret, la Madre de Jesús; dan
ejemplos y enseñanza de un proceso que va de la servidumbre al servicio sin condición
ni objeción. Por supuesto, este proceso es por demás acogido, reflexionado y
practicado, por muy difícil que éste sea.

El papel de la mujer libre en la historia de la salvación ayer, hoy y siempre, ha traído


muchos beneficios. Grandes mujeres en la historia han sabido ponerse al servicio de la
humanidad con su sabiduría, ciencia y pasión por el Reino de Dios. El ejemplo a seguir
es claro: carácter, libertad, amor y decisión en el servir.

41
CONCLUSIONES

1. Como conclusión de este trabajo de investigación, es dar a conocer y hacer


mención que el papel de la mujer en la historia de la salvación ayer, hoy y
siempre es fundamental, ya que el proyecto de Dios para la humanidad, ha
permitido que ella estuviera presente en todo acontecimiento relacionado con la
vida del ser humano como dadora de vida. Ella ha sido capaz de escuchar y
esperar la realización de la promesa de Dios y darla a conocer a los demás, en la
historia.
2. Al desarrollar este trabajo, se ha constatado que todavía algunas mujeres en
pleno siglo XXI, son dependientes del varón en todo sentido; idea o tradición
traída de generaciones o de culturas ancestrales. Sin embargo, otras tantas
mujeres han luchado, para que se les reconozca su papel fundamental en la
sociedad con su actuar, coherencia entre fe-vida y su preparación intelectual,
que tanta falta hace en el desarrollo de las comunidades humanas.
3. Por lo tanto, ahora se puede observar que la mujer ha incursionado en la
política, economía, cultura, familia, ciencia, y tecnología, lo que le ha dado el
poder de decisión y determinación. Este terreno ganado con esfuerzo y esmero,
no la ha apartado de su misión primordial, pues todavía es capaz de reunir en
torno suyo a los grupos familiares, así como llevar la administración de su hogar
con eficiencia.
4. Podemos mencionar que las mujeres del siglo XXI, principalmente las indígenas
de Guatemala del año 1982, también tenían una esterilidad de felicidad y
libertad, pero esperanzadas en Dios, pudieron sobresalir del sufrimiento que las
aquejaba y no las dejaba crecer como seres humanos. Un ejemplo de lucha es
la premio Novel de la Paz, la Doctora Rigoberta Menchu Tum, líder de los
pueblos indígenas.
5. Esto lleva a concluir también, que la mujer siempre ha sido y seguirá siendo el
complemento perfecto del varón, esto quiere decir que es la perfección. Ésta

42
sigue incorporándose paulatinamente en el desarrollo de los países, que lleva a
un auténtico y positivo cambio de perspectiva, en torno a la mujer.
6. La participación activa de la mujer no ha llegado a su culmen ni a su límite, ya
que la figura del varón todavía sobresale por encima de ella, habiendo
diferencias, entre uno y otro ya que ella ha podido reconocer que es capaz de
cambiar el pensamiento machista, con actitudes y desempeño en la sociedad.
Pero se puede apreciar pasos favorables, para que la mujer pueda desarrollar su
integridad, dignidad, sus valores y aptitudes, que la hacen un elemento necesario
y esencial, en el mundo.
7. En cuanto a su relación con Dios, se puede constatar que la esperanza de una
mujer, está en expectativa constante, y por esta actitud, Dios da a conocer su
plan salvífico en la historia humana. Por eso, la fe del pueblo se ha fortalecido a
través de acontecimientos concretos, donde Dios manifiesta el amor que profesa
a sus hijos, partiendo muchas veces, de un anhelo de mujer.
8. Se debe reconocer cómo el Fiat de las mujeres del Antiguo y Nuevo Testamento,
fue crucial, pues en los momentos de crisis siempre actuaron con sabiduría y
valentía, para demostrar que Dios siempre estaba atento a las súplicas de sus
hijos. Si bien es cierto, que el valor humano de estas mujeres era casi
inexistente, Dios las justifica delante de los suyos, para enseñarles que para Él,
no existen diferencia alguna entre el hombre y la mujer, tal y como fueron
creados.
9. Un ejemplo de Jesús es, tener como discípulas, a mujeres que lo acompañaban,
en el anuncio del Reino de Dios; dando dignidad a las mujeres de su época. Una
que recibió la dignidad perdida fue la mujer que la acusaban de adulterio,
también la samaritana. La enriquecedora actitud de estos ejemplos femeninos,
debe llevar a recuperar la autoestima de la mujer actual y recobrar así su
dignidad de hijas de Dios, en el mundo de hoy tan convulso y al mismo tiempo
tan esperanzador.
10. El ejemplo de estas mujeres bíblicas, ha marcado profundamente a las mujeres
creyentes de hoy, al demostrarles que su misión en el entorno familiar, cultural y
social, fue importante y que no escatimaron ningún esfuerzo para poder hacer

43
valer su más profundos anhelos y así, dar a conocer que con el auxilio de Dios,
siempre tendrían la sabiduría y la audacia para emprender grandes tareas, aún a
riesgo de su propia vida.
11. Definitivamente la mujer siempre ha estado sujeta al desarrollo de la historia, así
como a la alianza con Dios y el ser humano, lo que la ha llevado a un triunfo
merecido, donde prevalece la sencillez y la comunicación con ella misma y los
demás. Se están abriendo amplios y diversos caminos, para que la mujer sea
ese eje de muchas bendiciones en trabajos de servicio, y dar a demostrar que
todavía está dispuesta al cambio y al complemento de los demás.
12. Al igual que las grandes mujeres de la Biblia, la mujer continua siendo
transformadora de realidades, capaz de cambiar el rumbo de la historia de la
mano con Dios. Por consiguiente, no se puede negar que entre el hombre y la
mujer siempre habrá un espacio de desafíos y discusiones, pero lo importante es
no perder de vista que estos eventos pueden ser positivos, tanto en cuanto, la
mujer con humildad y sencillez, acepte otras opiniones y puntos de vista, como
elementos positivos que le permitan ser generadora de cambio, de desarrollo y
plenitud humana.
13. Se justifica el sometimiento social y cultural, ha surgido algo positivo en la mujer
que, bajo la luz del Espíritu de Dios, ha descubierto que su misión está revestida
de servicio. Este servicio no es más que acoger y ejercer en libertad y amor, la
propuesta del Reino predicado por Jesús, que lleva a la persona a la comunión
con Dios, consigo misma y con su prójimo.
14. Todas las mujeres poseen esencia de Dios en su ser. De aquí que muchas se lo
creyeron y lograron lo que para otros era imposible, así lo vivieron Sara, Rebeca,
Raquel, Rut y María de Nazaret. Ellas fueron instrumentos valiosos en las manos
de Dios, así como lo han sido tantas mujeres en toda la historia de salvación.
15. Solamente queda una misión, a la cual toda mujer creyente y realizada está
llamada: recuperar el vigor y el resplandor que el tiempo y la historia, se han
encargado de opacar en tantas mujeres. Reivindicar su ser mujer y su misión, es
hacer Reino. Solo amando y sirviendo, la mujer será auténticamente mujer.

44
16. Es conveniente, decir que las mujeres que se describen en la tesis; no sólo
fueron creyentes, sino también “mujeres de un pueblo”, con una identidad y
cultura determinada, ubicadas en su contexto; esperando y creyendo en Dios,
pero también, conocedoras y portadoras de la esperanza del pueblo.
17. Jesús a la mujer, siempre le dio el lugar que ella merecía, pero la forma de
pensar y normas o leyes, de algunos hombres con pensamientos patriarcales y
machistas ha llevado a una invasión repentina, de los derechos y valores de ver
la esencia de Dios en las mujeres. Dios aparte de ser padre, es también madre.
Dios no es padre al estilo del patriarcado, es comunión de lo diverso; así como
Jesús que defendió la imagen de Dios, el defendió también la imagen de las
mujeres dándoles el lugar que les correspondía, y que les sigue
correspondiendo.

45
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Cristiandad, Madrid, 1984.

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