Leng 6° Cuento La Tortuga Gigante

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La Tortuga Gigante - Horacio Quiroga

El cuento nos narra la historia de un hombre sano y feliz que


vivía en Buenos Aires con sus hermanos menores. Un día el
hombre cayó enfermo, los médicos le dijeron
que la única manera de curarse era ir al vivir al campo. El
hombre no podía irse ya que tenía a sus hermanos y no podía
dejarlos solos, pero cada día enfermaba más, hasta que un
día, un amigo quien era director del Zoológico, le
dijo que siguiera su camino rumbo al monte, mientras él se encargaría de sus hermanos. El hombre
aceptó y fue a un monte muy lejano, a donde hacía mucho calor, lo cual era muy bueno para su salud.

Luego de un tiempo, el hombre comenzó a recuperar la fuerza y el hambre y decide ir a cazar. Camino a
la orilla de una laguna, ve a un tigre, el cual quería comer a una tortuga. El tigre ve al hombre y salta
hacia él, sin embargo, el hombre reacciona rápido, apunta al tigre entre los ojos y lo mata. Tras ello, el
hombre ve a la tortuga y le dan muchas ganas de comérsela, pero tuvo piedad y no lo hizo.

La tortuga estaba muy lastimada, y el hombre la lleva arrastrándola hacia su refugio pues la tortuga era
gigante. La cuidó allí y curó sus heridas. Un día la tortuga sanó, pero el hombre enfermó nuevamente
hasta el punto de perder el conocimiento, tras altas fiebres.

La tortuga, al ver lo sucedido, ayudó al hombre tal como él había procedido con ella . Cada mañana
la tortuga buscaba raíces y agua para que el hombre no muriera de hambre ni de sed. El hombre comía y
bebía sin darse cuenta de quién lo ayudaba porque tenía delirio con la fiebre.

Transcurrido un tiempo, el hombre recupera el conocimiento, se da cuenta que estaba solo y cree que moriría
allí, así que la tortuga decide llevarlo a Buenos Aires al ver que en el monte no sobreviviría.

La tortuga cortó enredaderas, acostó con mucho cuidado al hombre encima de su lomo, y lo sujetó
bien para que no se cayese.

La tortuga caminó día y noche durante semanas con el hombre moribundo. Cada vez más la
tortuga se iba debilitando hasta que se rindió, decidió cerrar los ojos y morir con el hombre, sin darse
cuenta que ya estaba muy cerca de Buenos Aires. Un ratón que pasaba por allí y los vio, y le preguntó a la
tortuga qué sucedía. Ella contestó que llevaba al hombre hacia Buenos aires, pero que ya estaba
rendida. El ratón le indicó que la luz que se veía cercana era Buenos Aires. Al escuchar las
indicaciones del ratón, la tortuga se animó y siguió caminando hasta llegar al zoológico en el cual se
encontraba el amigo del hombre.

El amigo, al verlos, corrió rápidamente a buscar remedios para el hombre. Pasaron un par
de días, y el hombre sanó. Al ver lo sucedido, el hombre quiso llevarse a la tortuga a casa en gratitud al
haberle salvado la vida. No obstante, su casa era muy pequeña así que el director del Zoológico se
comprometió a tenerla en el Jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija. El hombre continuó su vida
visitándola todos los días. Y así pasó la tortuga su vida, feliz y contenta con el cariño que todos le
tienen.

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