LIBRO - UN LIBRITO DE LECTURA PARA NO ILUSTRACIÓN - Ruben Quintino

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A Luca

Un Librito de Lectura para no Ilustrar

Rubén Quintino Zepeda


Rubén Quintino

Copy Righ © 2020


Derechos Reservados:
Rubén Quintino Zepeda

Editorial Arquinza, S. A. de C. V.

Segunda Cerrada de Emiliano Zapata; Mz. 05; Lote 27; Colonia El gavillero; Delegación
La Magdalena Contreras; Ciudad de México. C.P. 10900.
Tel. directo: 16 75 00 99.
Celular: 044 55 38 94 64 53.
[email protected]

ISBN: 9786078670116
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni la transmisión de
ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, o por fotocopia, por
registro u otros medios, ni préstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesión o uso del
ejemplar, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copy Right.

Copy Right ©:
Rubén Quintino Zepeda

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Rubén Quintino

Contenido
Introducción...................................................................... 6
1. Kaspar Hauser....................................................... 7
2. Bartleby .................................................................... 9
3. Dostoyevski .......................................................... 11
4. La vida para principiantes ............................. 13
5. Contra el fanatismo .......................................... 15
6. Visión de la memoria ....................................... 17
7. Odio a los indiferentes .................................... 19
8. Ya sabes lo que sabes ..................................... 21

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9. Filosofía de la moderación ............................. 22


10. El valor de los indefendibles ...................... 24
11. Trovador y dogmático ................................... 26
12. Poder ser uno mismo .................................... 27
13. Ese vil hábito de la sistemática ................ 29
14. Al diablo con la serenidad ........................... 30
15. Leer conceptos da sueño............................. 32
16. Conceptos legales sin conciencia ............ 34
17. Hombres no ilustrados ................................. 35
18. Intolerante a la mentira............................... 37
19. Situar las cosas en su lugar ....................... 39
20. Trabajando aquí............................................... 40

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21. Bajo pena de 3 a 6 años ............................. 41


22. Sufriendo a solas ............................................ 42
23. Historia de un mitómano ............................. 45
24. Convencional y complejo a la vez ........... 48
25. En búsqueda de un estilo ............................ 51
26. Cambiemos de Ciudad .................................. 54
27. Habitar y tener respeto por la norma ... 56
28. Viajo para conocer mi geografía .............. 58

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Introducción

Recuerda hijo mío que la vida que transcurre


en el aprendizaje continuo es la única que
merecemos vivir. La ignorancia, en un profe-
sional, es la indecencia misma. En esta biblio-
teca encontrarás grandes personajes. Y si
algún día te abate el aburrimiento, la música
primero, la literatura y la filosofía después, res-
tablecerán tu ánimo para seguir adelante.

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1. Kaspar Hauser

Este primer libro describe la vida de Kaspar


Hauser, un joven que murió a los 21 años de
edad, en 1833. Anselm von Feuerbach publicó
esta biografía en 1832.

¿Quién fue realmente Kaspar Hauser? Todavía


no se sabe. Pero alguien quiso que la luz del
sol, el aire, y hasta el lenguaje mismo, le estu-
vieran vedados durante 16 años. Ese hombre
malvado que lo mantuvo en cautiverio, única-
mente le daba pan y agua. En esta biografía,
Anselm von Feuerbach, sugiere que atentaron
contra la “vida espiritual” de Kaspar Hauser, no

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solamente aquél hombre malvado, sino tam-


bién los habitantes de la Ciudad de Núremberg,
y en general todas las personas que, movidas
por el asombro, redujeron su caso a un espec-
táculo, o a una escena de circo.

Mira mijo, algún día debiéramos pedir perdón a


la memoria de Kaspar Hauser, pues más que a
su “vida espiritual”, atentamos contra su digni-
dad.

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2. Bartleby

En “Bartleby el escribiente” encontrarás, si me


permites decirlo así, una especie de literatura
simbólica. Herman Melville, su autor, inicial-
mente había escuchado el relato de un caso
ocurrido en los tribunales de Estados Unidos.
Pero quería que un amigo suyo, el también
escritor Hawthorne, le diera tratamiento litera-
rio a los hechos. Su amigo se rehusó y Melville
terminó por escribir “Agatha”, por supuesto,
sobre la base de los mismos hechos. No
sabemos por qué Melville destruyó “Agatha”. Lo
que sí podemos corroborar es cómo, a partir de
entonces, cambió de estrategia literaria:

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Decidió que antes de escribir, primero buscaría


un “motivo poderoso”, quizá de corte ontoló-
gico, para poder narrar después una historia.
Así surgió entonces: “Bartleby el escribiente”,
prueba de lo anterior es que, el 29 de junio de
1851, Melville le escribió esta carta a su amigo
Hawthorne: “Tenga preparada una botella de
brandy, porque siempre me entran ganas de
beber ese brebaje de valientes cuando habla-
mos de hazañas ontológicas”. Eso es Bartleby
mijo: ¡una hazaña ontológica!

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3. Dostoyevski

“Dostoyevski Lee a Hegel en Siberia y Rompe a


Llorar”. Este librito de László Földényi, invita a
reflexionar en cuanto al concepto de lo real y
los extremos a que conduce la razón.

Te adelanto que, según Hegel, Siberia debería


estar separada del concepto de Historia. En su
opinión, Siberia no era un escenario para “la
cultura histórica”. Dostoyevski entonces advir-
tió que bajo esa estimación, las demás perso-
nas que como él estaban en Siberia: igual
habían sido separadas de la Historia.

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Muy en su interior, Dostoyevski sentía que la


Historia debía manifestar su esencia en las
personas a quienes otros pretendían excluir.
Entonces luchó incansablemente por la
consciencia histórica de Siberia.

Ha pasado el tiempo mijo, ha sufrido múltiples


modificaciones el concepto racional de Historia
en Hegel. Pero, aquel sentimiento de Dosto-
yevski, continúa corroborándose:

La Historia manifiesta su esencia en las


personas a quienes otros relegan.

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4. La vida para principiantes

“La Vida Para Principiantes. Un Diccionario


Intemporal”, de Slawomir Mrozek. Acabo de
leerlo y tengo la impresión de que, en cada uno
de sus apartados, subyace algún principio de
corte filosófico, jurídico o político.

Por ejemplo, si pudiera descifrar el apartado


que lleva por título “Alguien”, pensaría que el
autor tiene conocimiento de la teoría de la pena
de Hegel. Para Hegel la pena suponía el reco-
nocimiento del individuo como persona.

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De modo que la escena principal del relato,


aunque ciertamente delictiva, contrasta con la
felicidad del personaje, quien finalmente
agradece haber sido reconocido como persona.

Luca, el consejo de leer este libro, es porque


sus apartados presuponen algo en común:
tanto la intención de hacernos sonreír, como el
replanteamiento de ciertos principios filosófi-
cos, jurídicos o políticos. Reléelo hasta que
encuentres el trasfondo de cada uno, será
divertido.

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5. Contra el fanatismo

“Contra el Fanatismo”. Es un ensayo casi auto-


biográfico donde su autor, Amos Oz, dice que
la Literatura “contiene un antídoto contra el
fanatismo”.

La ilación de su argumento es simple: si los


fanáticos, por falta de imaginación carecen de
la facultad de ponerse en el lugar de los demás,
entonces, la recomendación sería: “Leed Lite-
ratura y os curaréis de vuestro fanatismo”. Y
tiene matices autobiográficos porque el autor
hace esta interesante confesión:

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“Me encantan las palabras: coleccionarlas,


ordenarlas, mezclarlas, darles la vuelta,
formarlas.”

Claro, la Literatura desarrollará tu imaginación;


Luca practícala continuamente. Para que, como
el autor, algún día puedas decir:

“Hasta cuando no escribo (…) observo,


imagino, fantaseo. Me pongo en la piel de
otra gente.”

Entonces incrementarías la posibilidad del


diálogo. Te resultarán comprensibles las
razones de los demás, tanto como las tuyas; y,
como propone Amos Oz: evitarás el fanatismo.

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6. Visión de la memoria

Tengo delante mío este libro titulado Visión de


la Memoria. Tomas Tranströmer relata esta
lección que le diera algún maestro: “A través
de la Forma algo puede ser elevado”. Y
recuerdo cómo Fernando Pessoa emuló a Omar
Khayyam, precisamente, a partir de la Forma.
Decía Pessoa:

Riman una, dos, y cuatro en las cuartetas


hechas según las leyes de las cosas
imperfectas.
y la tercera queda en el aire, y la rima
¿dónde?
Y siempre, oh Destino, falsos dados, lanzas.

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Mira cómo siguió la Forma que Edward


Fitzgerald eligiera para presentar la obra de
Omar Khayyam, versos decasílabos con la
rima: (a, a, -, a). Sin embargo, además de la
Forma, Fitzgerald decía que la Ética de
Khayyam fue: “Caridad con todos, intimidad
con nadie”. Mientras que Pessoa aseguraba
que, en Omar Khayyam, “Su ¡bebe! es la orden
más triste que hay en el mundo”. Entonces
Luca, algo realmente elevado, implica Ética y
Forma.

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7. Odio a los indiferentes

“Odio a los indiferentes”. En el curso de esta


lectura se aprecia el carácter del joven Antonio
Gramsci. A sus veinte años de edad, el 11 de
febrero de 1917, se refirió a la indiferencia
como el peso muerto de la Historia. Dijo que
todos los indiferentes eran cobardes, carentes
de conciencia histórica.

Influenciado por el historiador Benedetto


Croce, Antonio Gramsci tenía un concepto de
“Historia contemporánea”, el cual consiste en
replantear el pasado bajo las condiciones del
presente.

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Entonces Luca, para no ser indiferentes, hay


que tener el valor de replantearnos el pasado
bajo las premisas del presente.

Con tal ejercicio, podríamos adquirir conciencia


histórica, podríamos apartarnos de la apatía, la
cobardía y, quizá, hasta podríamos llegar a ser
contemporáneos.

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8. Ya sabes lo que sabes

Un día más sin leer nada. ¿Quién me dirá que


aprendí más de cuanto pude haber leído? Es
falso que el hombre aprenda sólo en el instante
en que lee. ¡La lectura!, vaya artificio donde
estamos habitualmente encerrados.

Hay que hablar de esto a solas con uno mismo:


nada hay más triste y decepcionante que
aprender sólo de los libros. Ya sabes lo que
sabes, abandona pues esta lectura

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9. Filosofía de la moderación

Radbruch decía que todas las mañanas


Stendhal leía el Código Civil de Napoleón para
encontrar el “tono” con que habría de comenzar
sus trabajos literarios. Portalis, amigo de
Goethe, cuando redactó Código tenía esta
“filosofía de la moderación”. Decía: “¡Saber que
no es posible preverlo todo, es una sabia
previsión!”

Stefan Zweig probó que la lectura del Código


Civil le permitió a Stendhal “un estilo seco y
preciso”.

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Entonces Luca, para poder hacer abstracción


de todo lo confuso, hay que ser moderados,
claros y precisos. Preferible ser sistemático que
lírico.

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10. El valor de los indefendibles

Al comparar ase crítico con este investigador,


una de las diferencias sería que aquél goza de
hacer bromas sencillas. Por eso cuando
abandonó la tribuna dijo al investigador:

“Este texto se desvía de los libros Editorial


Porrúa pasta dura que leías en la
licenciatura; la Ley no es una hoja de papel
impreso, ella tiene el peso del arrojo del
valor de los indefendibles, sin embargo, tu
Dogmática pertenece a otra Ley.”

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A pesar de su peculiar sentido del humor, a


pesar de tener una amarga concepción del
Derecho penal y de la vida, ambos, hasta el
final, no serán más que aficionados.

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11. Trovador y dogmático

La persona de quien te hablo, solía abrir breves


paréntesis autobiográficos, tenía una visión
demasiado juridicista de sí mismo. Esta vez
reaccionó con ganas de pelear y dijo: “Soy
trovador y dogmático, dejé una reputación
bastante mala. La cerveza es mi maldición,
pero tengo suerte en otro aspecto: ¡Soy amigo
para mis amigos!”

Cerró la puerta e hizo que aumentara la


tensión. Durante los días siguientes constaté la
tendencia de su personalidad: arrogante,
lúcido, de conversación inteligente, él era cual-
quier cosa, excepto mitómano.

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12. Poder ser uno mismo

Para Heidegger “poder ser uno mismo” signifi-


caba “deber y destino”. Decía: “sólo hago lo
que debo y lo que creo necesario, y lo hago tal
y como puedo, trabajo desde mi propio yo
soy”.1 Y Carl Schmitt, trató de transmitir “el ser
de cada uno” a la “totalidad del Estado
alemán”, base sobre la cual, quiso justificar un
decisionismo brutal. Decía Schmitt: “La
autodeterminación del propio ser corresponde
a la existencia política y la libertad para la
muerte al sacrificio de la vida en el caso político

1Heidegger, citado por Karl Löwith, en Mi Vida en Alemania, Antes y


Después de 1933, Un Testimonio, trad. Ruth Zauner, Ed. La Balsa de
Medusa, Madrid, 1992, p. 51.

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de producirse la guerra.” 2 Luca, desde alguna


arista del existencialismo, Heidegger y Schmitt
pretendieron justificar la guerra. Yo en cambio
estoy con Foster cuando nos invita a traicionar
a nuestro país antes que a un amigo. Mira que
bien lo dice: “Si tuviera que elegir entre
traicionar a mi país o traicionar a mi amigo,
sólo espero tener las agallas para traicionar a
mi país.” 3 Falso que exista alguna ontología
sobre la que se sostenga el Derecho penal del
enemigo.

2 Löwith, Karl, Mi Vida en Alemania, Antes y Después de 1933, Un


Testimonio, trad. Ruth Zauner, Ed. La Balsa de Medusa, Madrid,
1992, p. 52.
3 Foster, E. M., En lo que Creo, trad. Colin White, Ed. UNAM,

México, 2004, p. 8.

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13. Ese vil hábito de la sistemática

Un dogmático, atraído por la belleza de un


sistema coherente, está dispuesto a sacrificarlo
todo, hasta el final. En ello consiste la verda-
dera “Estética del mal”. Como este personaje,
a quien le habían advertido: “Abandona ese vil
hábito de la sistemática.” Y encerrado en su
cuarto, pero fiel a su deber, murió de un
disparo. Luca, todos alguna vez nos hemos
sentido atraídos por la misma “Dogmática del
mal” (un álgebra de extrañas derivadas y
tormentos personales que aniquila toda
disposición de ánimo).

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14. Al diablo con la serenidad

El 12 de junio de 1938, en una carta dirigida a


su amigo Scholem, Benjamin afirmó que en
esta frase de Franz Kafka (“Hay mucha espe-
ranza, pero no para nosotros”), está la fuente
de su “radiante serenidad”. Así creyó haberlo
demostrado Benjamin:

“Para Kafka era absolutamente incuestiona-


ble:

Primero. Que alguien, para ayudar, tiene que


estar loco.

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Segundo. Que solamente la ayuda de un loco


es verdadera; y,

Tercero: Que no se sabe si tal ayuda puede


tener efecto en el hombre.

Entonces llegó a esta conclusión: “Hay mucha


esperanza, pero no para nosotros.”

Según entiendo, se trata de una paradoja


desde donde se derivan estas únicas dos alter-
nativas: ¿Atropellas o enloqueces y ayudas?
Luca, ¿acaso no vale más enloquecer, ayudar,
ser solidarios, sin esperanza? ¿Qué puede
esperar un loco? No lo sé. Pero por eso mismo,
¡al diablo con la serenidad!

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15. Leer conceptos da sueño

He oído lo que nadie se atreve a decir en


público: “leer conceptos da sueño”. Yo diría lo
mismo Luca, pero de esta forma:

“Adiós conceptos, (solamente aquellos


grandes enredos sin utilidad y sin pena),
buenas noches”.

Particularmente me siento unido al placer de lo


útil a través de lo que he denominado “Cálculo
legal”, por eso, te confieso este anhelo:

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Juan Rulfo es el José Alfredo de la música


mexicana como a mí me gustaría ser el
Baldor de la Dogmática.

Resulta legítimo mantener la duda en cuanto a


este el más personal de todos mis intentos,
pero, como sea, en todos tus estudios, integra
este binomio perfecto: concepto-consecuencia.

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16. Conceptos legales sin conciencia

Este servidor público era enigmático y evasivo,


tenía carácter y estilo. La primera vez que
habló conmigo, comentó: “Soy Doctor sin título
igual que investigador apasionado”. Luca, este
Fiscal podía cometer el peor crimen sin que el
menor movimiento de brazos perturbara la
llama con que encendía un cigarrillo. Mira, así
como hay gente sorda para la música y ciega
para la pintura, en el campo del Derecho hay
gente que, al no ser conscientes de las
consecuencias jurídicas, aplican los preceptos
legales sin conciencia. Yo antes me negaba a
creer que, en una mente sincera y sensible,
podían filtrarse tales antipatías.

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17. Hombres no ilustrados

En este momento leo un artículo que lleva por


título ¿Qué es la Ilustración?, de Imanuel Kant.
Al comienzo hay una nota que dice:

“Ilustración es la salida del hombre de su


culpable minoría de edad. Minoría de edad
significa imposibilidad de servirse de su
propio entendimiento sin la guía de otro”.

De ser cierta esta nota, todo hombre sería


autoculpable por aceptar la autoridad de otro
sin haber hecho uso previamente de la razón.
Por eso mismo el autor de este artículo, dice

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que el lema de todo hombre ilustrado, tendría


que ser: “ten el valor de usar tu propio enten-
dimiento”.

Luca, como dogmático me esfuerzo en focalizar


las razones no demostrables que están detrás
de un argumento. Mira, Kant nos hace pensar
en la posible existencia de un tercero quien
tendría que decidir en qué medida la conducta
del hombre no-ilustrado resultaría reprochable.
Y esta Razón (nada demostrable), tendría que
personificar al tercer personaje. Así que, por mi
parte, con tal de no juzgar a mi manera cada
caso, (y como soy honesto), prefiero situarme,
no en la salida, sino en la entrada de los
hombres no-ilustrados.

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18. Intolerante a la mentira

Luca, mi amiga es una abogada con cualidades


poco comunes. En severa autocrítica admite
que su felicidad es triste; sin embargo, disfruta
de una vida sana. Es tímida y retraída, aunque
espontánea y nada conformista. La trova no le
resulta del todo desconocida, una vez la vi salir
zigzagueante de un bar. Creo que tarareaba
esta canción: “Te vas porque yo quiero que te
vayas”.

No era raro que, en circunstancias como esa,


se diera sus aires de importancia. Ella ha tenido
una vida estudiada. Su apego a la literatura y

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a los idiomas los adereza a través de una manía


llamada esnobismo. Sí, es una mujer culta,
intolerante a la mentira. Y cuando se siente
cortejada reacciona con elocuencia, como si
estuviera a la defensiva. Sin exagerar ni
aumentar las cosas, sus constantes conflictos
familiares le han sofocado su riqueza creativa.
Por eso, ahora resulta legítimo saber si está o
no comprometida.

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19. Situar las cosas en su lugar

Kant decía que los artistas sólo enuncian un


“juego de ideas”, pero que al hacerlo, aportan
mucho a la Ciencia, como si su verdadera
intención hubiese sido estimular el interés por
el conocimiento. Y creo que esa misma
paradoja aplica también a la técnica. De hecho,
me niego a creer que exista una Dogmática
desprovista de estilo. Mira Luca, seré sincero
contigo, conozco la Dogmática, pero no es ella
quien me hace ser un dogmático; la Dogmática,
es forma, no materia; y como todas las formas
también es plástica; consiste en clasificar y
desclasificar. Es, por decirlo así, el arte de situar las
cosas en su lugar. De ahí que, antes y después de
todo, soy un dogmático.

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20. Trabajando aquí

Ricardo Ceratto escribió una canción titulada


Larga Distancia. Me gusta esa canción porque
evoca una conversación entre padre e hijo,
conversación que, a mi entender, termina con
la invención de una realidad triste: la serenidad
con que confiamos en Dios. Sin embargo, en
ella aprendí que el agradecimiento no es algo
que deba avergonzarme. Sí Luca, igual como
acontece con el tema central de aquella
canción, yo tampoco me abrogo el poder de
suponer que mis promesas estén del todo
cumplidas. Mírame, trabajando aquí, para que
a ti, nada te falte.

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21. Bajo pena de 3 a 6 años

Bajo pena de 3 a 6 años, me prohíben darle una


sola puteada a este personaje, menos una
tercera parte de la mínima, como provocador.
Agrégale el reductor del abreviado, sería de 1
a 2, y tendría libertad anticipada: ¡no voy a
reprocharme nada! Luca, el cálculo legal no lo
aprendí en esos libros extranjeros que nos
hacían leer en la Facultad, México es único en
esa aplicación.

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22. Sufriendo a solas

En 1940, un poeta serbio, Ivo Andric, le platicó


a Carl Schmitt esta historia:

Un hombre mató en batalla a su rival. Ense-


guida una serpiente que dormía en el
corazón del muerto, dijo al asesino: “Has
tenido suerte de que yo haya dormido
durante vuestra lucha”. “¡Ay de mí, refle-
xionó el homicida, he matado a un hombre
que era más fuerte que yo!”.

Mijo, observa cómo, al principio, el amigo-enemigo,


estaban situados en el corazón de la misma persona.
Ve cómo al marcharse uno quedó la huella en el otro.

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Pues bien, años después, en 1947, Schmitt


estuvo preso en un campo de concentración.
Entonces, el simpatizante nazi dijo desde su
celda: “¡Ven, muerte querida!”. En esos
momentos de encierro, como en la canción de
Ferrusquilla, Schmitt estaba “sufriendo a
solas”. Sí Luca, y tal vez solamente para justi-
ficarse, invocó a grandes juristas, diciendo:

“Francisco de Victoria y Hugo Grocio, los


conozco, conozco su obra, su vida y sus
destinos, y también la historia de su fama
hasta el día de hoy. Les tengo cariño. Perte-
necen a nuestro campo, pero no a mi celda.”

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Como en la historia del poeta serbio Schmitt


debió lamentarse a solas, después de que su
concepto amigo-enemigo pretendió justificar la
Segunda Guerra Mundial.

Ahora que la suerte lo abandonó, ahora que el


único bien para él era la muerte, lo realmente
conmovedor, fue la preocupación que sentía
por su hija Luisa, sufriendo a solas.

Pero semejantes consideraciones, no deben


traerle suerte a nadie: ¡basta ya del Derecho
penal del enemigo!, ¡basta ya del Derecho
penal de la buena suerte!

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Rubén Quintino

23. Historia de un mitómano

Durante la última comunicación telefónica que


tuve con él, clara y paulatinamente, advertí
cómo estaba sumido en la indecisión.
Cualquiera, al escuchar el problema, sabría que
su opinión era mitad mentira y la otra mitad
superstición. Al final de la plática, como de un
puntapié, despachó el tema a través de un
simple “por algo”. Así solía jugarse la vida, sin
importar la ocasión. Para él, la sucesión crono-
lógica de los hechos, tenía sentido a partir de
un simple sueño profético, por el destino inexo-
rable, o debido a un Dios negativo.

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Luca, la vida está llena de superstición y aquí


tenemos una muestra. Pero, me pregunto,
¿qué soñará esa gente?, ¿pensarán que tienen
la vida tasada? Lo sé, semejante discusión
solamente es posible entre seres míticos,
imaginativos e irracionales, en las personas
que defienden una cierta sabiduría mundana de
la calle, en aquellas que, como fogonazos,
interrumpen la plática con estas expresiones:
“Las cosas pasan por algo”, “no hay mal que
por bien no venga”, “si una puerta se cierra
otra se abre”, hasta el punto en que aparece la
pregunta por el más allá. Vaya manera de
banalizar lo elemental, qué forma de evadirse
de lo real.

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Luca, a quienes tengan esta visión personal del


mundo, hay que decirles que la superstición se
nos ha dado, a condición de que disminuyamos
la búsqueda.

De hecho, toda esa gente mitómana que se


rinde, si va al infierno, será condenada a estu-
diar Dogmática.

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Rubén Quintino

24. Convencional y complejo a la vez

Recuerdo nuestro primer encuentro, inmedia-


tamente manifestó su desconfianza frente a la
Dogmática. Trató de hacer valer la práctica
sobre la teoría. Supongo que por eso mismo,
gracias a su sentido práctico, comentaba que
debíamos ser capaces de ver las múltiples
posibilidades de una clasificación jurídica, para
más tarde defender aquella que hayamos
elegido como la más conveniente.

Casi puedo verlo delante mío, caminando con


gesto abatido, saludando al pasar. Siempre
supo cómo eludir cualquier conversación super-
flua.

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Rubén Quintino

Con la fuerza de su prudencia y su carácter,


una vez nos dijo que la Dogmática era una
manera de mover con hilos, determinadas
marionetas de punibilidad.

En múltiples formas lo delataba una fuerte


inclinación por la música. Más de una ocasión
nos tomó por sorpresa las ambigüedades de su
actitud. Por ejemplo aquella vez cuando dijo,
refiriéndose a José Alfredo, que con una sola de
sus canciones se podía escribir un lema para
saber cuál es el bien jurídico de mayor valor
que protege el Derecho penal.

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Rubén Quintino

Me consuela saber que vive todavía, que con


suficiente fuerza de decisión, objetivo, trabaja
y lucha contra el mito, que cumple sin agobio
sus obligaciones, y que se muestra imparcial en
su trato con los demás.

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25. En búsqueda de un estilo

Luca, eso que en las artes llaman oficio, en el


Derecho penal se denomina técnica, es decir,
Dogmática. Cualquiera puede tener dominio
sobre la técnica o sobre la Dogmática. Por
ejemplo, hace años conocí a quien tenía fama
de ser “un penalista temible”. No le importaba
nada la historia, hablaba del Derecho penal
como si el tiempo no hubiera pasado. Al interior
de su despacho, trataba cualquier asunto como
una bagatela que no le concernía. Era sobrio,
seco y pálido, tenía un raro modo de caminar
torcido, como si momento a momento se
impulsara lateralmente.

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Rubén Quintino

Una vez, en la sala central de su despacho, él


mismo sintió la obligación de explicarme la so-
lución de un caso. Con gesto despótico y de
evidente mala gana, leyó dos o tres artículos
seguidos, casi con apetito de piraña. Leía estu-
pendamente. Sin embargo, muy a disgusto, le
respondí: “No necesito que me cite el Código,
para leer el Código, yo mismo.” Constituyó toda
una confesión escucharle decir:

“En 2013, era preciso tener el profundo


convencimiento de qué es lo necesario para
imputar un hecho a una persona (física o
moral), sin tener en cuenta las habladurías
de quienes aman una u otra escuela”.

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Rubén Quintino

Sus muchos y admirables conocimientos no


admiten comparación, él es quizá precursor de
una nueva Dogmática y tal vez tenga continua-
dores. Pero, entendámonos, aparte de la
exégesis, hay nuevos patrones interpretativos,
tales como el principio pro-homine.

En fin Luca, lo único que está fuera de discusión


es lo siguiente: Hay técnicos que, sin detenerse
un minuto a pensar sobre las consecuencias
éticas de su trabajo, buscan ser eficaces; en
ellos la falta de estilo es bastante notoria,
aunque dominen la técnica.

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Rubén Quintino

26. Cambiemos de Ciudad

Luca, parafraseando a Walter Benjamin, así


como hay plantas de las que dicen que poseen
el poder de hacernos ver el futuro, también hay
automóviles que tienen igual capacidad.

La dialéctica de la detención de Walter Benja-


min, me ha permitido hacer digresiones dentro
del tránsito para vehicular una escena callejera
con algún principio jurídico-penal. Entonces he
llegado a esta conclusión:

¡Cuánto Derecho penal está orquestado en el


cruce de dos avenidas!

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Rubén Quintino

Mijo, desde siempre ha sido conocida la rela-


ción entre Ciudad y Derecho, al grado que
resultaría válido decir: si no puedes cambiar el
Derecho cambia de Ciudad. Por algo la Ciudad
fue concebida en Grecia como el símbolo de la
civilización.

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Rubén Quintino

27. Habitar y tener respeto por la norma

En la medida en que podamos comprender lo


característico de la Ciudad el concepto de
Derecho penal que podamos ofrecer será más
adecuado.

Es decir, según sea el concepto que la Ciudad


tenga de sí misma de ello dependerá el
concepto de Derecho penal.

En mi opinión, si percibiéramos con éxito los


señalamientos de tránsito podríamos reforzar
todo el poder público del Estado.

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Rubén Quintino

Puesto que en el respeto a la norma subyace el


reconocimiento del espacio público y privado.

Entonces mijo, concedámosle a la Ciudad un


poco de respeto por la norma: ¡habitémosla
propiamente!

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28. Viajo para conocer mi geografía

Mijo, Benjamin decía que la clave de toda Ciu-


dad está en sus cervecerías. Saber dónde se
bebe cerveza alemana –decía– es sin duda toda
la geografía que resulta preciso conocer.

Yo también viajo para conocer mi geografía, sé


que en una Ciudad sin cerveza no podría ganar
la mínima batalla. Preferible volver de una
cervecería listo para el enemigo y con equipo
de batalla, salir de una calle lateral a una
avenida ancha con preferencia de paso, para
retirarme entonces a gran velocidad en zigzag.

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Rubén Quintino

Editorial
ArQuinza S.A de C.V

Impreso en México.

El contenido de esta obra


está protegido por la ley.

El tiraje consta de 500 ejemplares.

2020

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