Año Liturgico
Año Liturgico
Año Liturgico
de Honduras
“UNICAH”
Asignatura:
El Hombre Frente a la Vida
Catedrático:
Víctor Manuel Rodríguez
Alumno:
Luis Carlos Maradiaga
1519-1996-00226
Lugar y fecha:
Juticalpa, Olancho
17 de jun. de 22
INTRODUCCIÓN
En las iglesias católicas existe una serie de conmemoraciones realizadas en cada
liturgia, la intención es clara, la iglesia desea mantener el recuerdo de lo que
aconteció cuando Jesús vivió en la tierra, la presencia del mismo Jesús que
inevitablemente está en cada liturgia y la espera de la llegada del reino de Dios en
la tierra tal como lo dice Jesús en sus profecías.
También es conocido como ciclo litúrgico, año del Señor o Año cristiano, en otras
palabras, el año litúrgico es la manera de celebrar para los cristianos la biografía
de la redención.
OBJETIVOS
Conocer más acerca del año Litúrgico
Obtener una mejor información de manera más clara sobre el tema
Aprender sobre la organización del año Litúrgico
Investigar sobre la importancia de este
AÑO LITURGICO
Se llama Año Litúrgico o año cristiano al tiempo que media entre las primeras
vísperas de Adviento y la hora nona de la última semana del tiempo ordinario,
durante el cual la Iglesia celebra el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento
hasta su última y definitiva venida, llamada la Parusía. Por tanto, el año litúrgico es
una realidad salvífica, es decir, recorriéndolo con fe y amor, Dios sale a nuestro
paso ofreciéndonos la salvación a través de su Hijo Jesucristo, único Mediador
entre Dios y los hombres. En la carta apostólica del papa Juan Pablo II con motivo
del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia,
del 4 de diciembre de 2003, nos dice que el año litúrgico es “camino a través del
cual la Iglesia hace memoria del misterio pascual de Cristo y lo revive”.
Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas
nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos
de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se
unió Pentecostés y, con el tiempo, otras más. Los misioneros, al evangelizar,
fueron introduciendo las fiestas cristianas tratando de dar un sentido diferente a
las fiestas paganas del pueblo en el que se encontraban. Podemos compararlo
con una persona que recibe un regalo con una envoltura bonita, la cual guarda y
utiliza posteriormente para envolver y dar otro regalo. La Iglesia tomó de algunas
fiestas paganas las formas externas y les dio un contenido nuevo, el verdadero
sentido cristiano.
La primera fiesta que se celebró fue la del Domingo. Después, con la Pascua
como única fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio
de invierno, día en que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento
del sol. En lugar de festejar al “Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así,
poco a poco, se fue conformando el Año litúrgico con una serie de fiestas
solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia. La liturgia es la manera de
celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la
celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y
públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia.
Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción
redentora de Dios.
El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en
los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los
misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad,
Epifanía, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo
Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo
Rey.
Existen diversos tiempos litúrgicos que componen todo el Año Litúrgico, a través
de ellos la iglesia invita a los creyentes a meditar e intentar vivir de acuerdo a las
enseñanzas de vida de nuestro Señor Jesús. El Año litúrgico empieza por el
Adviento, que comprende 4 semanas antes del 25 de diciembre, es decir a fines
de noviembre, celebrando cuatro domingos de Adviento. Fechas en las que nos
recuerdan el nacimiento de Jesús el día 25 de diciembre. Seguido a esta fecha, le
siguen más de las cuales vamos a hablar más adelante.
Colores del Año Litúrgico
Son 4 los colores que podemos apreciar en las vestimentas de los sacerdotes en
las diferentes celebraciones del año litúrgico.
- Color Blanco
- Color Verde
- Color Morado
- Color Rojo
Es utilizado para las fiestas que celebran por los santos mártires y en la fecha de
Pentecostés. El martirio y el fuego del espíritu santo están reflejados en ese color.
a) Una finalidad catequética: quiere enseñarnos los varios misterios de Cristo:
Navidad, Epifanía, Muerte, Resurrección, Ascensión, etc. El año litúrgico celebra el
misterio de la salvación en las sucesivas etapas del misterio del amor de Dios,
cumplido en Cristo.
b) Una finalidad salvífica: es decir, en cada momento del año litúrgico se nos
otorga la gracia especifica de ese misterio que vivimos: la gracia de la esperanza
cristiana y la conversión del corazón para el Adviento; la gracia del gozo íntimo de
la salvación en la Navidad; la gracia de la penitencia y la conversión en la
Cuaresma; el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte en la Pascua; el coraje
y la valentía el día de Pentecostés para salir a evangelizar, la gracia de la
esperanza serena, de la honestidad en la vida de cada día y la donación al prójimo
en el Tiempo Ordinario, etc. Nos apropiamos los frutos que nos trae aquí y ahora
Cristo para nuestra salvación y progreso en la santidad y nos prepara para su
venida gloriosa o Parusía.
Tiene dos:
Cada uno de los Santos es una obra maestra de la gracia del Espíritu Santo. Así
dijo el papa Juan XXIII en la alocución del 5 de junio de 1960. Por eso, celebrar a
un santo es celebrar el poder y el amor de Dios, manifestados en esa creatura.
Los santos ya consiguieron lo que nosotros deseamos. Este culto es grato a Dios,
pues reconocemos lo que Él ha hecho con estos hombres y mujeres que se
prestaron a su gracia. “Los santos, –dirá san Atanasio- mientras vivían en este
mundo, estaban siempre alegres, como si siempre estuvieran celebrando la
Pascua”
Este culto también es útil a nosotros, pues serán intercesores nuestros en el cielo,
para implorar los beneficios de Dios por Cristo. Son bienhechores, amigos y
coherederos del Cielo. Así lo expresó san Bernardo: “Los santos no necesitan de
nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. La veneración de su
memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta,
confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo” (Sermón 2).
Tenemos que venerarlos, amarlos y agradecer a Dios lo que por ellos nos viene
de Dios. Son para nosotros modelos a imitar. Si ellos han podido, ¿por qué
nosotros no vamos a poder, con la ayuda de Dios?
Sobre todos los santos sobresale la Virgen, a quien tenemos que honrar con culto
de especial veneración, por ser la Madre de Dios. Ella es la que mejor ha limitado
a su Hijo Jesucristo. Además, Cristo, antes de morir en la cruz, nos la ha regalado
como Madre.
Las fiestas que cambian año con año son las siguientes:
· Miércoles de Ceniza
· Semana Santa
Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por
ejemplo:
· Navidad
· Epifanía
· Candelaria
· La Asunción de la Virgen