04 La Comunicación. Una Pareja
04 La Comunicación. Una Pareja
04 La Comunicación. Una Pareja
Palabra y silencio.
Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar,
además de hablar.
Benedicto XVI
1º La comunicación como un arte, con dos aprendices y un maestro, que tiene distintas
formas de expresión para unir dos personas que se aman.
3º Reflexionar sobre nuestras comunicaciones, aconsejar, dar pautas para “ser uno”, es
decir llegar a tener un mismo corazón, una misma alma.
Introducción
El medio es todo nuestro ser, cuerpo, afecto y espíritu, es decir, puede ser verbal o no
verbal.
o Sobre el mundo interior de cada uno. Es más difícil y requiere confianza mutua.
o Sobre lo que uno sabe del otro que este último ignora. Tanto si es algo positivo
como negativo requiere de la cualidad de la empatía.
El contexto en el que se enmarca la comunicación entre los novios o los esposos debe estar
presidido por la asertividad y la empatía.
Tipos de comunicación:
Comunicación auditiva. Cuidar el tono, las palabras que se usan. Para los novios una
canción, una música, pueden comunicar
mucho al recordar momentos especiales.
Comunicación olfativa. El olor personal forma parte de una relación íntima, de una
presencia interior del otro.
Comunicación “gustativa”. Una buena comida o cena puede ser el inicio de una velada
romántica o una conversación profunda. El noviazgo está lleno de gestos que expresan el
amor que se está construyendo
Niveles de la comunicación
Si alguien nos pregunta sobre la calidad del arte de nuestra comunicación, seguramente
diremos que está bien, que estamos satisfechos de ella.
La verdadera comunicación, trata de poner en común lo “íntimo” de cada uno, lo que cada uno
siente por dentro, en su intimidad personal que es siempre original, única, exclusiva, irrepetible,
y que solo uno mismo conoce y valora como algo personalísimo: sentimientos, emociones,
penas, alegrías, tristezas, desconciertos, dudas, miedos…
Preguntaros:
Hay que trabajar duro para conseguir este tipo de comunicación, las cosas importantes tardan
en salir a la luz, pero como decía Miguel Ángel: “Están dentro, solo hace falta quitar el mármol
que sobra”.
Cuando nos encontramos o llevamos poco tiempo saliendo abundan las conversaciones sobre
Se continúa tratando situaciones y hechos de la vida de otras personas. Es más fácil hablar de los
demás que de mí mismo, sobre problemas y situaciones de los amigos, la familia, el trabajo, etc.
Aumenta la confianza.
Comparto mi vida anterior, la historia que ha ido formando mi persona, cosas que nos han
sucedido en el pasado. Además, vamos dando a conocer la proyección de estos acontecimientos
en nuestros proyectos futuros y hablamos sobre nuestro trabajo ya que forma parte esencial de mi
vida. Compartimos nuestra historia, nuestros proyectos y nuestra intimidad.
Tenemos que comunicar cómo y qué sentimos, y esto debe implicar a la persona. La comunicación
de sentimientos no es un signo de debilidad.
Sin la expresión de los sentimientos, las relaciones resultan frías, distantes, y es imposible
satisfacer la necesidad de amar y ser amado, a la que nadie puede renunciar. Es verdad que a
veces los sentimientos nos traicionan y tenemos que ser conscientes de que por encima de estos
están las virtudes. Pero la comunicación de nuestros sentimientos, tal y como los vivimos, sin
racionalizaciones, nos da a conocer a la persona amada.
“Completa” implica una plena aceptación de uno mismo y del otro, se da en un clima de amor que
implica a toda nuestra persona, supone un mostrarse y un darse íntegramente, y aceptar y amar
todo lo que se nos entrega. Es una relación donde la persona amada “vive” en nuestro corazón.
Ambos corazones se pertenecen, hablan de su intimidad.
Dos esposos que han vivido entregándose, no están lejos de vivir esta comunicación de corazón a
corazón.
El matrimonio es una vocación a la santidad ¿personal o compartida? son dos los que se casan. La
fe no se vive en solitario, estáis llamados a formar una iglesia doméstica, de la que sois sus
“obispos” con la misión de llevar al cielo a todos los miembros de vuestra familia y vuestro amor
es signo del Amor de Dios.
Implica poner en común lo más valioso e íntimo de uno mismo. Requiere confiar en el otro y
responder a su confianza. Solo al revelar sinceramente conocimientos e intenciones se puede
alcanzar un verdadero entendimiento.
El amor es entrega. Entregarle las propias riquezas interiores, Alimentando su amor hago más
feliz a la otra persona. Abrirse, comunicarse, es amar de verdad.
Solo quien confía se comunica en profundidad, el que comunica ama. Es la entrega del corazón.
A veces hablamos demasiado, interrumpiendo a los demás nos sentimos superiores a los otros.
La comunicación exige saber escuchar al otro. Es un verdadero arte saber escuchar a fondo. A
veces oímos, pero no escuchamos a las personas. La escucha activa supone:
c) Lenguaje adecuado
Hemos hablado de los distintos tipos de lenguaje con que nos podemos comunicar. Debemos
crear un clima que propicie la comunicación y el entendimiento.
Para evitar que la otra persona se sienta herida o interpelada debemos elegir mensajes desde el yo
para llegar mejor a ti.
d) La respuesta emocional
En toda conversación el mensaje que exponemos debe tener una respuesta emocional. Si a una
persona le decimos: “Estoy preocupada”, según la respuesta que nos ofrezca podemos clasificarlas
en:
- Rechazo: - “Qué tontería”, “No tiene sentido”, “Es absurdo” “No merece la pena”.
e) Saber comprender
En dos mundos tan diferentes, a veces los diálogos pueden expresar las tempestades que
sacuden el alma. El éxito de una buena comunicación no está en lo dicho, incluso, tampoco está
en lo entendido. Cuando una persona escucha al otro puede no entenderle plenamente, pero le
tiene que comprender, aceptar, vislumbrar el mensaje que le quiere trasmitir la otra persona.
Las claves para esta comprensión deben ser buena actitud física y mental, buen conocimiento
del otro y sus formas de expresarse. La comunicación es una invitación, es importante
comprender y aceptar las discrepancias, hay que respetar la libertad del otro. Actuar.
- Acudid con una buena predisposición, debéis miraros a los ojos, con paciencia, con cariño y
sin sacar conclusiones apresuradas.
- Escuchad lo que os dice como lo más importante de vuestra vida. Atended al otro, dejando
a un lado el móvil, la TV (aunque sea la Champions) o el periódico...
- En este momento, responded con toda el alma para llegar a su interior. Con
valentía y espíritu positivo, con franqueza y sin miedo, pero con toda la delicadeza y
prudencia que sean necesarias, sobre todo al referir aquello que le inquieta o le
tiene inseguro o molesto.
- Una vez realizadas las aclaraciones, reflexionad sobre los hechos y opiniones, dejad
los egoísmos de lado y pensad en el bien común para encontrar la verdad o la
mejor opción para ambos.
- Si se debe cambiar, el mejor camino es empezar “por uno mismo”: “Si quiero que
el otro cambie, debo cambiar yo primero”.
- No absoluticéis las cosas y menos en una discusión. Por ejemplo: evitar decir “Es
que siempre llegas tarde”, “nunca me ayudas”, “siempre pasa lo mismo”, “nunca
me sacas”.
- Recordad que sois amigos, incluso amantes. Es curioso lo rápido que se pasa del
amor al odio. Hay que tener claro que aquí ganamos o perdemos los dos.