La Leyenda Hindú Del Arroz
La Leyenda Hindú Del Arroz
La Leyenda Hindú Del Arroz
Según cuenta una antigua leyenda de la India, los primeros granos de arroz eran de un tamaño mucho mayor
que los actuales, pero fue la desesperación de los hombres la que los volvió pequeños. El arroz es uno de los
alimentos más importantes para los hindúes, y el hecho de que tengan una explicación tradicional sobre su
origen es una buena prueba de ello, una historia que se remonta a un tiempo donde hombres y mujeres eran
mucho más fuertes y el mundo estaba plagado de manjares a su alcance.
En esos tiempos primigenios, los frutos que ofrecía la naturaleza eran mucho mayores en tamaño, lo mismo
ocurría con el arroz cuyos granos eran tan grandes que unos pocos podía saciar el hambre de muchos. Este
arroz, que al madurar caía sólo de sus tallos, permitía a los hombres invertir poco tiempo en sus cosechas,
dispuestas de tal manera que al caer los granos rodaban cuesta abajo hasta llegar solos al granero.
Nuestra leyenda comienza en la mejor de las cosechas que vio el mundo, la cual dio unos granos tan
grandes que no cabían en ningún granero. Ante este problema, se decidió echar abajo todos los graneros para
poder almacenar los nuevos granos antes de que se echasen a perder, pero el arroz maduró mucho antes de
que estuviesen terminados. No sirvieron de nada las prisas en construir los graneros, que sólo estaban a
medias cuando los primeros granos comenzaron a caer y rodar.
Viendo que lo más probable era que la cosecha terminase perdiéndose, una anciana enfadada se acercó a uno
de los granos y lo golpeó fuertemente mientras le preguntaba: ¿Acaso no puedes esperar un poco hasta que
terminemos el granero?… Para su sorpresa y ante sus ojos, el grano de arroz se rompió en miles de
fragmentos diminutos mientras la mujer escuchaba una voz que le replicaba: «A partir de ahora esperaremos
hasta que nos queráis«.
Para sorpresa de todos, la supuesta ventaja del tiempo y el tamaño les dio mucho más trabajo, obligándoles a
trabajar muy duro para poder recolectarlo, demostrando que toda ventaja tiene su precio.
Y llegó la noche, y su deseo fue concedido. Todo el reino quedó a oscuras, todo excepto el pequeño hogar de
la joven lavandera. Así, cuando Lakshmi apareció para honrar a todos aquellos que cada año celebraban su
existencia, sus ojos sólo pudieron fijarse en aquella humilde casita.
Pero he aquí que cuando la diosa tocó a la puerta de la lavandera, tras abrir, ésta le dijo que sólo la dejaría
entrar si prometía quedarse en ella durante las próximas 7 generaciones. La diosa Lakshmi, emocionada ante
una fe en ella tan profunda, no pudo sino aceptar sumamente complacida. Así la lavandera dejó atrás su vida
de pobreza y durante 7 generaciones sus descendientes fueron los más afortunados y prósperos del reino.