Enfermedades Infecciosas
Enfermedades Infecciosas
Enfermedades Infecciosas
Autores
David Galindo Rodríguez. Medicina Interna.
|
Anatolio Alonso Crespo. Medicina Interna.
Asesora
María Ruiz Ruigómez. Medicina Interna.
1. Generalidades
En la figura 1 se observa la estructura de estos dos grupos de bacterias, así como el lugar
de acción de las principales familias de antibióticos. En líneas generales, los
antimicrobianos que actúan sobre la pared bacteriana o la membrana plasmática son
bactericidas, mientras que los que inhiben la síntesis proteica al unirse al ribosoma son
bacteriostáticos, a excepción de los aminoglucósidos.
Si bien existe una multitud de especies con capacidad patógena para el ser humano, la
mayoría de infecciones las producen unas pocas especies. Entre las especies patógenas más
aisladas se encuentran Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Proteus mirabillis,
siendo Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter cloacae infrecuentes fuera del ámbito
sanitario.
Por otro lado, los cocos grampositivos (CGP) son agentes causales más relevantes en
la infección de piel y partes blandas (IPPB), bacteriemias primarias y
endocarditis infecciosa sobre válvula nativa y protésica. Los CGP más frecuentes
son: Staphylococcus aureus, Enterococcus faecalis, Streptococcus
pneumoniae y Enterococcus faecium.
Abordar cualquier antibioterapia empírica requiere siempre conocer los distintos fenotipos
de resistencia de los microorganismos y su frecuencia en el medio (ecología local) (tabla
1).
2. Elección del tratamiento antimicrobiano empírico
Al iniciar antibioterapia empírica se deben tener en cuenta factores relacionados con tres
esferas: las características del paciente, el foco y la gravedad de la infección, así
como el riesgo de resistencia antibiótica considerando la ecología local y la del
propio paciente basándose en aislamientos previos.
Serincarbapenemasas Sí Sí Sí Avibac
KPC y GES relebac
vaborb
La mayor parte de las resistencias a las cefalosporinas de tercera generación viene dada por
la producción de betalactamasas de espectro extendido (BLEE), así como de
cefalosporinasas de tipo AmpC. Si bien las BLEE son fácilmente reconocibles en el
antibiograma (resistencia a cefalosporinas de tercera generación y a aztreonam,
sensibilidad a cefamicinas y penicilinas con inhibidor), hay que considerar que las
AmpC pueden no ser reconocibles de entrada. El rasgo de resistencia inducible
con la exposición a betalactámicos puede provocar fracasos terapéuticos in vivo, aunque
inicialmente se reporten como «sensible» en el antibiograma (mecanismo relevante
en Enterobacter cloacae, Citrobacter freundii, Klebsiella aerogenes así
como Pseudomonas aeruginosa, siendo poco relevante para Serratia marcenses,
Morganella morganii y Providencia spp. siempre y cuando se reporte sensibilidad a
ceftriaxona in vitro).
En caso de resistencia a las cefalosporinas de tercera generación por
producción de BLEE o de AmpC, se consideran de elección los
carbapenemas (salvo en productores de AmpC en los que la concentración mínima
inhibitoria [CMI] a cefepima sea igual o menor a 2 mg/l). En un intento de ahorrar
carbapenemas en infecciones no graves o como estrategia posterior de
desescalada (si la evolución inicial ha sido satisfactoria y el foco infeccioso se encuentra
drenado, si procede), pueden emplearse combinaciones de inhibidores de la betalactamasa
con amino- o ureidopenicilina para productores de BLEE y cefepima para productores de
AmpC. Es imprescindible el empleo de carbapenema en infecciones
graves (bacteriemia, alto inóculo bacteriano y foco de difícil acceso). Las combinaciones
con nuevos inhibidores de la betalactamasa (avibactam, relebactam y vaborbactam) son
efectivas para el tratamiento de BLEE y AmpC, pero parece prudente reservar dichos
fármacos para cepas con resistencia a los carbapenémicos.
Pseudomonas aeruginosa
El aumento en las tasas de SARM con el consecuente incremento del uso de la vancomicina
ha generado una selección de variantes tolerantes a esta. Si la CMI de la vancomicina es
mayor de 1 mg/l, es preferible usar otro antibiótico activo frente a SARM. Además, este
punto de corte es también predictor de peor respuesta de SASM a betalactámicos, lo que
puede plantear asociaciones sinérgicas.
Los enterococos son CGP anaerobios facultativos que forman parte de la microbiota
gastrointestinal del ser humano. Se caracterizan por su capacidad para resistir sobre
superficies inertes, así como por su resistencia intrínseca a algunas penicilinas (oxacilina), a
las cefalosporinas, al trimetoprim-sulfametoxazol y a la clindamicina. Esto les ha
convertido en el tercer género bacteriano más aislado en el ámbito nosocomial.
+/–/p>
SAOS
Betalactámicos: Cloxacilina/cefazolina i.v.
amoxicilinaclavulanato,
cefalexina y cefadroxilo +/–
Clindamicina Daptomicina
Levofloxacino y Fosfomicina
moxifloxacino
SAOR
Linezolid v.o. Daptomicina
Minociclina/doxiciclina Vancomicina
Levofloxacino y Teicoplanina
moxifloxacino (en
infecciones comunitarias) Linezolid
Betalactámicos: ceftarolina-fosamil y
ceftobiprol-medocaril
Enterococcus spp.
Enterococcus faecalis: E. faecalis:
• Cefalosporinas avanzadas: son activas frente a SARM y ECN, así como frente
a estreptococos resistentes a penicilinas y cefalosporinas de tercera generación, con
moderada actividad frente a E. faecalis y sin actividad frente a E. faecium:
• Ceftarolina-fosamil: aprobado para el tratamiento de la IPPB y de la
neumonía adquirida en la comunidad (NAC). Se usa en el tratamiento
combinado de la bacteriemia por SARM con vancomicina o daptomicina en
casos con CMI limítrofe para estos fármacos (la experiencia es escasa en
monoterapia).
• Ceftobiprol-medocaril: aprobado para el tratamiento de NAC y de
neumonía nosocomial (excluyendo la neumonía asociada a ventilación
mecánica), es interesante por su actividad antipseudomónica.
• Lipoglucopéptidos (dalbavancina, oritavancina y telavancina): son
derivados semisintéticos de los glucopéptidos naturales (vancomicina y
teicoplanina), con una prolongada vida media (14 días en el caso de la
dalbavancina) y un efecto bactericida concentración-dependiente. Son
activos frente a: estreptococos, SARM, ECN y enterococos sensibles a la
vancomicina y en algunos tipos resistentes a esta. La dalbavancina ofrece
ventajas tanto por su espectro de acción como por su posología (1.000 mg el primer
día y 500 mg el 8.º día o una dosis única de 1.500 mg).
• Pleuromutilinas (lefamulina): son activas frente a SARM, Streptococcus spp.
y E. faecium, entre otros. Está aprobado su tratamiento en la NAC.
Los programas de optimización del uso de antimicrobianos (PROA) tienen varios objetivos,
entre los que destacan la mejora de los resultados clínicos de los pacientes con infecciones
y la minimización del riesgo de aparición y propagación de resistencia a los
antimicrobianos.
Existen además situaciones en las que no se debe iniciar antibioterapia dado que su uso no
aporta beneficio clínico: colonización por gérmenes resistentes, bacteriuria asintomática
(salvo excepciones), antes del recambio del sondaje vesical, profilaxis antibiótica de
endocarditis infecciosa en situaciones que no la requieran, agudizaciones de bronquitis
crónica sin criterios de Anthonisen, faringitis vírica y pancreatitis aguda sin semiología de
sobreinfección.
• Terapia inicial
Antifúngicos poliénicos 3 formulaciones: en sospecha de
(anfotericina B) filiada con uso p
• Liposomal (AmBisome®): de azoles o posib
3-5 mg/kg/24 h de mucormicosis
Tabla 5. Principales fármacos con actividad antifúngica
ciclodextrina) o pa
vía enteral
• Mucormicosis:
isavuconazol o
posaconazol (activ
subóptima), útiles
secuenciación tras
anfotericina B
• Profilaxis de IFI
posaconazol
• Fluconazol:
• Candidias
mucocutá
orofarínge
cistitis (10
mg/24 h)
• Tratamiento
secuencial
la criptoco
meníngea
mg/24 h)
• De segunda
elección en
candidemia
candidiasis
invasiva: ca
800 mg el p
día y despu
mg/24 h (v.
i.v.)
• Candidemia y
Equinocandinas Solo formulación i.v.: candidiasis
sistémica: son lo
Inhiben la síntesis del 1,3-β-Dglucano, • Micafungina: 100-150 mg/ mejores fármacos
1,6-β-D-glucano y quitina de la pared 24 h disponibles. Excele
celular fúngica. Fungicidas frente • Anidulafungina: dosis de actividad en biopel
a Candida spp., fungostáticos frente carga de 200 mg y después sobre material prot
a Aspergillus spp. 100-200 mg/24 h Sin actividad en la
endoftalmitis
Tabla 5. Principales fármacos con actividad antifúngica
Duración del tratamiento propuesto (siempre considerando adecuada evolución clínica y control del
infeccioso, si procede)
Son inespecíficas y variables y pueden afectar a cualquier órgano y sistema (tabla 3). De
cara al diagnóstico precoz de la sepsis hay que identificar prioritariamente las
manifestaciones que reflejen disfunción orgánica con potencial compromiso vital.
Tabla 1. Sequential Organ Failure Assessment Score (SOFA) para la evaluación de sepsis
Cardiovascular TAM ≥ TAM < Dopamina < 5 o Dopamina 5,1-15 o Dopamina > 15 o
(dosis mg/kg/min) 70 70 dobutamina adrenalina/ adrenalina/
mmHg mmHg (cualquier dosis) noradrenalina ≤ 0,1 noradrenalina > 0,1
Renal
Bi: bilirrubina; Cr: creatinina; GCS: escala de coma de Glasgow; PaO2/FiO2: presión arterial de
oxígeno/ fracción inspirada de oxígeno; TAM: tensión arterial media; VM: ventilación mecánica.
Un incremento del SOFA ≥ 2 puntos identifica a los pacientes con sepsis.
Tabla 2. Quick SOFA (qSOFA) para la detección a pie de cama de sepsis en pacientes no ingresados en la UCI*
* Un qSOFA de 2 o más ítems identifica a los pacientes con riesgo potencial de sepsis.
1.3. Diagnóstico
1.3.1. Microbiológico
Los cultivos microbiológicos se deben extraer antes de iniciar el
tratamiento antibiótico empírico pero sin retrasar su inicio (< 1 h):
• Hemocultivos:
• Se deben extraer siempre (aunque no exista fiebre) al menos 2 sets de
hemocultivos de lugares de venopunción diferentes (1 set = 1 botella de
aerobios y 1 botella de anaerobios). Lo más rentable es la extracción simultánea a
la presencia de escalofríos.
• En pacientes portadores de catéter vascular central implantado más de 48 h
(incluyendo catéter central de inserción periférica [PICC]), se debe obtener al
menos 1 set de las luces del catéter y otro de venopunción (ver cap. 78.
Infecciones nosocomiales).
• Otras muestras:
• Recoger cultivos dirigidos en función de la sospecha del origen de la
infección (orina, heridas, secreciones respiratorias, líquido cefalorraquídeo, etc.).
Si el sitio de infección se identifica claramente por la anamnesis y la exploración,
no es necesario realizar pancultivos.
• Se recomienda la extracción de muestras de exudados purulentos con jeringa y
aguja, aspirando de zonas profundas, y evitar el uso de torundas.
• Siempre que sea posible se ha de solicitar tinción de Gram urgente de las
muestras que potencialmente puedan ser el foco de infección, ya que puede
aportar información temprana para decidir la antibioterapia empírica.
Cardiovasculares y
hemodinámicas ↓ Resistencias vasculares periféricas, ↑ frecuencia cardíaca
y ↑ gasto cardíaco
Pulmonares y
respiratorias Frecuencia respiratoria > 22 rpm (dato precoz de
disfunción)
Musculares
Mialgias frecuentes en el tercio proximal de los muslos
Endocrinometabólicas
Hiperlactacidemia, acidosis metabólica, hipercatabolismo
proteico, hiperlipemia, hipoalbuminemia e hiperglucemia
Hematológicas
Leucocitosis con neutrofilia/leucopenia (peor pronóstico)
Renales
Oliguria e hiperazoemia
Mucocutáneas
Multifactorial: inoculación local, diseminación
hematógena e hipoperfusión
1.3.2. Biomarcadores
Se muestran en la figura 1.
La reanimación inicial debe seguir el esquema ABCDE habitual (ver cap. 3. Shock). Es
fundamental una monitorización hemodinámica estrecha, la evaluación clínico- analítica de
disfunción orgánica y realizar una aproximación diagnóstica a la causa subyacente.
1. Medición de ácido láctico Si > 2 mmol/l, repetir la medición a las 2-4 h para guiar la
reanimación
3. Antibioterapia empírica de amplio Protocolos específicos de cada centro según el foco infeccioso
espectro
Hay que iniciarlo tan pronto como sea posible y siempre dentro de la primera
hora desde el diagnóstico de sepsis/shock séptico. Se recomienda emplear antibióticos de
amplio espectro hasta conocer el antibiograma (tabla 5). Se recomienda valorar la
combinación de antibióticos y el uso de perfusión extendida/continua en betalactámicos, en
especial en el shock séptico.
Desconocido
Se muestran en la tabla 6.
Soporte hematológico
Hematíes Si Hb < 7g/dl (objetivo Hb 7-9 g/dl), salvo isquemia miocárdica, hipoxemia grave y
sangrado agudo
Plaquetas
Si ≤ 10.000/mm3 en todos los pacientes
Bicarbonato Si pH ≤ 7,20 y fallo renal agudo grave (p. ej., 50 ml de bicarbonato 1 M en la 1.ª hora)
Tromboprofilaxis Heparinas de bajo peso molecular. Si hay alto riesgo de sangrado, medias de
compresión neumática
Gastroprofilaxis IBP o anti-H2 si hay riesgo (coagulopatía, hipotensión arterial y ventilación mecánica
durante > 48 h)
2. Bacteriemia
3. Candidemia
3.1. Introducción
Cocos grampositivos
METICILÍN RESIST
• Daptomicina 10
Staphylococcus coagulasa-negativos • HC/48-72 h (1.ª elección en
• Descartar: • Vancomicina do
• Contaminante3 20-35 mg/kg (m
• Bacteriemia asociada seguido de 15-2
a catéter • Ceftarolina 600
• Endocarditis/infección
metastásica
(bacteriemia
persistente)
Bacilos gramnegativos
• Meropenem 2
Inmunodeprimido, exposición a perfusión exten
ambiente sanitario o riesgo de PA- + amikacina 2
MDR: ajustar en función de • Ceftazidima-a
aislamientos previos. g/8 h en perfusi
h) +/– aztreon
Si ha recibido antibioterapia, incluir perfusión contin
cobertura con un betalactámico distinto
al previo, si es posible
ETE: ecocardiograma transesofágico; ETT: ecocardiograma transtorácico; HC: hemocultivos; PA-MDR: Pse
medicamentos; PET: tomografía por emisión de positrones; RM: resonancia magnética; SAMR: Staphylococ
tomografía computarizada; VIH: virus de inmunodeficiencia humana.
1
S. lugdunensis: estafilococo coagulasa negativo con alta virulencia, de manejo similar a S. aureus.
2
ETE: si hay alta sospecha de endocarditis infecciosa y ETT negativo.
3
Ausencia de flebitis asociada a catéter, endocarditis o infección metastásica, HC de seguimiento negativos y
4
En caso de infección grave por S. aureus (shock séptico o bacteriemia persistente en hemocultivos de 48 h),
ceftarolina + daptomicina).
5
Se ha descartado endocarditis y no hay evidencia de infección metastásica, sin dispositivos intravasculares,
con HC negativos tras el inicio de antibioterapia, mejoría clínica en las primeras 48-72 h y control del foco (s
6
Con el objetivo de descartar neoplasia de colon. Si es normal, valorar repetir a los 4-6 meses.
7
Añadir linezolid 600 mg/12 h o vancomicina 15 mg/kg/8-12 h ante infección potencialmente grave, sobre to
ver el antibiograma. Aumentar la dosis de ceftriaxona y cefotaxima a dosis de SNC en caso de meningitis y a
8
En infección no complicada por E. faecalis, valorar dejar en monoterapia con ampicilina.
9
Valorar combinación en centros con situación epidemiológica de multirresistencia con carbapenemasas tipo
asociada a aztreonam.
Fluconazol (0,3-2% re
especialmente si hay p
previa)
Anfotericina B
Resistencia a azoles (c
mínima inhibitoria ele
fenómeno de heterorre
resistencia cruzada): e
altas si no hay alternat
La desescalada a fluco
dosis o a voriconazol
considerarse en pacien
sensibilidad a ellos
Anfotericina B liposom
Resistente al fluco
menudo al voriconazo
Resistencia intrínseca
sensible a triazoles (p.
voriconazol)
C. lusitaniae
Sensible a equinocand
Se relacionan con los cuidados sanitarios (principalmente con la estancia en las UCI y
el uso de catéteres intravenosos) y el paciente inmunodeprimido. Se resumen en la tabla 9.
Existen también escalas de valoración de riesgo simplificadas, como Candida Score (tabla
10).
Tabla 10. Candida Score para la determinación a pie de cama del riesgo de fungemia
• Cirugía 1 punto
E: especificidad; S: sensibilidad.
* Más de un lugar de colonización además del digestivo.
3.3. Manifestaciones clínicas
En la mayoría de los pacientes la fiebre es el único signo evidente. Se debe realizar una
exploración física completa, incluyendo inspección cuidadosa de piel y mucosas.
La afectación ocular es muy rara, pero existen casos de coriorretinitis, endoftalmitis
y afectación orbitaria. Otra forma de manifestación importante en el paciente
inmunodeprimido es la candidiasis hepatoesplénica (ver cap. 77. Infecciones en el
paciente inmunodeprimido. Neutropenia febril). La infección asociada a catéteres
intravasculares supone riesgo de bacteriemia complicada y endocarditis infecciosa.
3.4. Diagnóstico
3.4.1. Métodos directos (aislamiento en hemocultivos)
Es el gold standard, con una sensibilidad del 50% en la infección candidiásica invasiva.
Aporta el fenotipo de susceptibilidad a antifúngicos.
3.5. Tratamiento
Situaciones especiales:
3.6. Profilaxis
Es fundamental la educación del personal sanitario para una correcta higiene de manos y un
adecuado cuidado de los catéteres intravasculares. La profilaxis en pacientes críticos,
oncológicos, hematológicos y trasplantados debe individualizarse (ver cap. 77.
Infecciones en el paciente inmunodeprimido. Neutropenia febril).
3.7. Pronóstico
Bibliografía
Autores
Javier Tomás Solera Rallo. Medicina Interna.
|
Lorena Gómez Burgueño. Cardiología.
|
Carolina Barajas Díaz. Cirugía Cardíaca.
Asesores
Laura Domínguez Pérez. Cardiología.
|
Francisco López Medrano. Unidad de Enfermedades Infecciosas, Medicina Interna.
1. Endocarditis infecciosa
1.1. Concepto
1.2. Etiología
Es variable y cambiante. En los últimos años las infecciones por Staphylococcus spp.
y Enterococcus spp. han ido aumentando, a costa de una disminución de
los Streptococcus spp. En la tabla 1 se resumen los principales microorganismos según
ciertos factores predisponentes.
1.4. Clínica
Los fenómenos mediados inmunológicamente y por microembolias son más típicos de las
endocarditis subagudas y en las que se afectan las válvulas del lado izquierdo. No son
exclusivas de la EI, pues pueden aparecer también en el lupus eritematoso sistémico (LES),
la endocarditis trombótica no bacteriana, la anemia hemolítica y la infección gonocócica.
En la tabla 2 se resumen las situaciones en las que se puede sospechar una EI.
EI: endocarditis infecciosa; HC: hemocultivo; UDVP: usuarios de drogas vía parenteral.
1.5. Diagnóstico
A pesar del amplio abanico de pruebas, el diagnóstico de certeza solo se establece cuando
se realiza un estudio histológico y microbiológico de las vegetaciones y del material
obtenido en la cirugía o en la necropsia. En consecuencia, se ha generalizado el uso de los
criterios de clasificación diagnóstica establecidos por la Universidad de Duke (sensibilidad
del 80%), modificados posteriormente, que combinan criterios clínicos, microbiológicos y
de imagen (tabla 3). Pese a su amplia aceptación, su utilidad es mayor en el ámbito de la
investigación que en la práctica clínica. En ningún caso la ausencia de criterios diagnósticos
debe retrasar el inicio del tratamiento antibiótico y la consulta con un experto/comité de EI.
1.6. Pronóstico
La mortalidad hospitalaria de los pacientes con EI es del 15-30%, por lo que resulta de vital
importancia su rápida identificación, un tratamiento correcto y un abordaje multidisciplinar.
Los principales factores de mal pronóstico son: edad avanzada, EI sobre válvula protésica,
diabetes mellitus, comorbilidad, insuficiencia cardíaca o renal aguda, ictus, shock séptico,
infección por S. aureus, hongos o bacilos gramnegativos no pertenecientes a grupo
HACEK, complicaciones perianulares, regurgitación valvular izquierda grave, disfunción
ventricular izquierda, hipertensión pulmonar, vegetaciones grandes (> 10 mm) y móviles,
disfunción protésica grave, signos de presión diastólica elevada y presencia de bacteriemia
de brecha.
Criterios patológicos
Criterios mayores
Criterios menores
Clasificación diagnóstica
18
F-FDG PET-TC: 18F-fluorodesoxiglucosa con tomografía por emisión de positrones-
tomografía computarizada; abd.: abdominal; EI: endocarditis infecciosa; ETE:
ecocardiograma transesofágico; RM: resonancia magnética; SPECT-TC: tomografía
computarizada por emisión de fotón único.
* La realización de TC cardíaca sincronizada se debe plantear en caso de sospecha de
afectación paravalvular e incapacidad para realizar ETE o dudas diagnósticas en esta.
1.7. Tratamiento
1.7.1. Tratamiento antibiótico empírico
Debe iniciarse inmediatamente después de la extracción de los HC iniciales y cubrir los
principales microorganismos causantes según las características del paciente (tabla 4). Se
debe ajustar en cuanto se disponga del resultado de los cultivos. Dada la necesidad de
tratamiento intravenoso prolongado, se recomienda valorar el implante de un catéter central
de acceso periférico (PICC) lo antes posible.
En la tabla 4 se resumen los principales esquemas recomendados por expertos del Hospital
Universitario 12 de Octubre.
Staphylococcus spp.
Enterococcus spp.
Aunque hasta la mitad de los pacientes con EI tienen indicación quirúrgica durante la
evolución de la enfermedad, hasta un 30% de ellos no serán intervenidos por presentar un
riesgo quirúrgico prohibitivo debido a edad, comorbilidades graves, fallo multiorgánico o
agresividad de la técnica quirúrgica. Las indicaciones de cirugía se resumen en la tabla 5.
Las escalas de riesgo perioperatorio de uso habitual en cirugía cardíaca no son aplicables en
la EI y, aunque se han creado otras (RISK-E, AEPEI score, EndoSCORE y
PALSUSE score), aún se encuentran en estudio para validar su capacidad predictiva. Por
tanto, la decisión quirúrgica debe ser individualizada en todos los casos.
1.8. Complicaciones
1.8.1. Cardíacas
Insuficiencia cardíaca
Infección no controlada
• Otras:
• Trastornos del ritmo y de la conducción: son complicaciones poco
frecuentes (1-15%) que se deben a la extensión de la infección hacia el
tejido de conducción. El bloqueo AV completo suele asociarse a la
afectación de válvulas del lado izquierdo por su proximidad con el nodo AV
y sugiere la presencia de un absceso miocárdico con un valor predictivo
positivo del 88%.
• Miocarditis: se asocia a la formación de abscesos o reacción inmune.
• Derrame pericárdico: puede deberse a respuesta inflamatoria,
complicaciones perivalvulares y rotura de pseudoaneurismas o fístulas hacia
la cavidad pericárdica.
1.8.2. Extracardíacas
Representa el 5-10% de los casos de EI. El microorganismo más frecuente es S. aureus (60-
90%), y cada vez es más prevalente el SARM, así como las infecciones polimicrobianas.
Los factores de riesgo se recogen en la tabla 6.
LES: lupus eritematoso sistémico; UDVP: usuario de drogas vía parenteral; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
1.9.5. Endocarditis fúngica
La profilaxis antibiótica está recomendada en pacientes con alto riesgo de EI, que se
resumen en tres grupos:
No está recomendada en pacientes con enfermedad de válvula nativa. Los escenarios que
requieren profilaxis antibiótica y la pauta recomendada se resumen en la tabla 9.
2. Infecciones endovasculares
2.1. Concepto
Es una infección que afecta a las prótesis endovasculares aórticas o arteriales periféricas y
al bypass axilofemoral. Tiene una mortalidad del 10-25%/mes y del 50%/año, así como un
riesgo de amputación de extremidades del 4-14%.
2.2. Etiología
2.4. Diagnóstico
Debe tenerse un alto índice de sospecha en pacientes con prótesis endovasculares, con
síntomas generales o aislamientos microbiológicos sin foco. Las siguientes pruebas son
útiles:
• Analítica general.
• Estudios microbiológicos: HC. Cultivo del exudado de la herida o del posible
trayecto fistuloso, cultivo del líquido periprotésico obtenido por aspiración guiada
por TC o del tejido periprotésico obtenido durante la cirugía para retirar la prótesis.
• TC: puede mostrar persistencia de gas más de 7-10 días después de la intervención
o una colección periprotésica a las 6-8 semanas de la intervención (tiempo máximo
de reabsorción de un hematoma).
• 18F-FDG PET-TC: es una prueba altamente sensible y específica para el
2.5. Tratamiento
Bibliografía
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Staphylococcus aureus bacteraemia. Clin Microbiol Infect. 2019;25(7):818-827.
Autores
Santiago de Cossío Tejido. Medicina Interna.
|
Adrián López Alba. Medicina Interna.
Asesor
Antonio Lalueza Blanco. Medicina Interna.
1. Bronquitis o traqueobronquitis aguda
Los virus más frecuentes son influenza (mayor morbimortalidad asociada), parainfluenza,
coronavirus (incluyendo coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo
grave [SARS-CoV-2]), rinovirus, virus respiratorio sincitial (VRS) y metapneumovirus
(que puede causar infecciones graves en inmunodeprimidos). Las principales bacterias
son Bordetella pertussis, Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae.
Además, debe valorarse la clínica específica de cada agente etiológico. Los paroxismos de
tos, el estridor inspiratorio y los vómitos postusígenos deben hacer sospechar la infección
por B. pertussis o tos ferina, o por Bordetella bronchiseptica (síndrome pertusis- like en
casos de exposición a animales, generalmente en inmunodeprimidos). Estos signos clásicos
tienen un valor limitado en adultos y la tos ferina debe sospecharse especialmente si la tos
se cronifica en un contexto epidemiológico adecuado.
1.3. Tratamiento
El término neumonía asociada a los cuidados sanitarios está en desuso puesto que se ha
relacionado con un aumento de empleo de antibioterapia de amplio espectro sin haberse
relacionado con un incremento de riesgo de microorganismos multirresistentes (MR).
2.2. Etiología
En general no existe una clínica específica que permita determinar con certeza el agente
etiológico, pero algunos microorganismos se han asociado característicamente a
determinados grupos de riesgo (tabla 2).
MERS: síndrome respiratorio de Oriente Medio; SARS: síndrome respiratorio agudo grave.
Zonas endémicas de Coccidioides spp. (fiebre del Valle o de san Joaquín) y hantavirus
América
BGN: bacilos gramnegativos; EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica; MERS: síndrome respirator
de Oriente Medio; MR: multirresistente; SARM: Staphylococcus aureus meticilín resistente; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
Además, de una manera práctica pueden agruparse algunas situaciones en las que se deben
sospechar algunos agentes patógenos con implicaciones en el manejo, como:
2.3. Clínica
En ocasiones la clínica puede ser más larvada o «atípica»; incluso puede ser predominante
la clínica no respiratoria con síntomas como febrícula, astenia, anorexia, malestar general,
clínica gastrointestinal, mialgias o confusión. Sin embargo, en muchas ocasiones la
sintomatología se solapa y el patrón clínico típico o atípico no permite orientar con
seguridad hacia los microorganismos causales. En ancianos e inmunodeprimidos los
síntomas pueden ser más larvados o inespecíficos.
2.6. Tratamiento
Clase I * 0,1
Clase II ≤ 70 0,6
BUN: nitrógeno ureico en la sangre; FC: frecuencia cardíaca; FR: frecuencia respiratoria; PaO2:
presión arterial de oxígeno; PAS: presión arterial sistólica.
* Pacientes menores de 50 años sin comorbilidad (enfermedad cardiovascular, hepática, renal o
neoplasia).
Tratamiento Ceftriaxona 1-2 g/12-24 h i.v. o cefotaxima 1-2 g/6-8 h i.v. o AC 1-2
hospitalario g/8 h
i.v. + azitromicina 500 mg/24 h o claritromicina 500 mg/12 h v.o. o i.v.
Alternativa: levofloxacino 500-750 mg/24 h v.o. o i.v. o moxifloxacino
400 mg/24 h v.o. o i.v.
Ingreso en la UCI Ceftriaxona 1-2 g/12-24 h i.v. o cefotaxima 1-2 g/6-8 h i.v. +
azitromicina 500 mg/24 h v.o. o i.v. o levofloxacino 500-750 mg/24 h
v.o. o i.v.
Sospecha de gripe
Añadir oseltamivir 75 mg/12 h v.o. hasta tener el resultado del test de
detección
Riesgo de
microorganismos Pseudomonas aeruginosa: piperacilina-tazobactam 4,5 g/6 h i.v.,
multirresistentes* cefepima 1-2 g/8-12 h, ceftazidima 1-2 g/8 h, aztreonam 2 g/8 h,
ceftolozano-tazobactam 1,5-3 g/8 h y ceftobiprol 500 mg/8-12 h, todos
i.v.; o ciprofloxacino 750 mg/12 h v.o. o 400 mg/8 h i.v.
BLEE incluido P. aeruginosa: meropenem o imipenem 1-2 g/6-8 h,
ertapenem (no para P. aeruginosa) 1 g/24 h, colistina 3.000.000 U/8 h,
ceftazidima-avibactam 2,5 g/8 h, amikacina 20 mg/kg/24 h o
tobramicina 6-7 mg/kg/24 h, todos i.v.
Es la neumonía que aparece una vez resueltas la clínica y las alteraciones radiológicas que
justificaron el diagnóstico de neumonía en el episodio previo. Se puede dividir en:
La clínica es muy polimorfa, desde una clínica aguda hasta un cuadro insidioso de semanas
de evolución, y puede causar afectación del estado general, síndrome constitucional y
broncorrea como dato característico.
2.9. Prevención
3. Gripe
El período de incubación oscila entre 1 y 4 días y el de transmisión abarca desde 1-2 días
antes del inicio de los síntomas hasta 10 días tras su comienzo. La contagiosidad es mayor a
más gravedad. La clínica suele remitir progresivamente después de 2-5 días en la infección
no complicada. La vía de transmisión principal es a través de las microgotas o gotas de
Flügge (> 5 μ) desde las secreciones respiratorias, fómites y aerosoles.
El curso suele ser autolimitado, pero puede haber complicaciones que incrementan la
morbimortalidad, especialmente en poblaciones de alto riesgo (tabla 5). La
complicación más frecuente es la neumonía, que puede ser primaria por influenza (poco
frecuente pero de mayor gravedad y que suele presentarse en forma de opacidades
reticulonodulares bilaterales); le siguen la neumonía bacteriana secundaria (debe
sospecharse cuando hay un empeoramiento tras una mejoría inicial) y la neumonía mixta
(vírica y bacteriana). Los microorganismos más frecuentes son S. pneumoniae y S.
aureus (siendo menos frecuentes S. pyogenes, Haemophilus, enterobacterias y P.
aeruginosa). La aspergilosis pulmonar invasiva se ha asociado sobre todo a los cuidados
intensivos. Otras complicaciones son: síndrome de distrés respiratorio del adulto,
rabdomiólisis, miopericarditis, síndrome coronario agudo y afectación del sistema nervioso
(mielitis, meningoencefalitis y síndrome de Guillain-Barré).
El diagnóstico es clínico durante los brotes (salvo que haya que descartar otros
virus respiratorios por razones epidemiológicas). Los test diagnósticos solamente están
indicados cuando implican un cambio en el manejo, como ocurre durante el ingreso por la
necesidad de aislamiento y tratamiento o en pacientes inmunodeprimidos. Se lleva a cabo
mediante la realización en el exudado NF de test rápidos antigénicos (de cribado, cuya
utilidad reside en la rapidez del resultado) y PCR (test de confirmación). Ambos tienen una
elevada especificidad y sensibilidad, respectivamente, del 55-60% y cercana al 100%. En
caso de alta sospecha y test antigénico negativo, está indicada la realización de PCR. Una
PCR negativa justifica la retirada de tratamiento específico.
3.3. Tratamiento
En la gripe no complicada el tratamiento es sintomático con antitérmicos y analgésicos. Los
salicilatos deben evitarse por su asociación con el síndrome de Reye ( especialmente en
niños y adolescentes). Se recomienda el aislamiento domiciliario al menos hasta 24 h
después del cese de la fiebre sin antipiréticos, disminuir el contacto estrecho con otras
personas mientras duren los síntomas y extremar las medidas de higiene. Si se requieren
broncodilatadores, son preferibles los inhaladores presurizados en lugar de nebulizaciones
con el objetivo de disminuir la aerosolización y el riesgo de contagio.
Presenta carácter estacional con un pico de incidencia en los meses de invierno. La vía
principal de contagio es la transmisión directa con secreciones o fómites (aunque también
es posible por aerosoles). Es una de las principales causas de infección del tracto
respiratorio inferior en niños. En adultos sanos menores de 50 años suele producir
infecciones restringidas al tracto respiratorio superior, con tos, coriza, rinorrea y
conjuntivitis; en mayores de 50 años y con enfermedades concomitantes (especialmente
cardiopulmonares o inmunodeprimidos), se incrementa el riesgo de infecciones del tracto
inferior (traqueobronquitis, neumonía y exacerbaciones de asma o de EPOC), que en caso
de requerir ingreso presentan una mortalidad considerable (7%).
5. COVID-19
Los síntomas aparecen en la mayoría de los casos entre el cuarto y el quinto día de la
exposición, aunque, en general, el período de incubación se amplia a 14-21 días. La
principal vía de transmisión es mediante las secreciones respiratorias; existe riesgo de
contagio durante aproximadamente los 10 primeros días de enfermedad.
Puede cursar desde asintomático hasta el distrés respiratorio. Los síntomas más habituales
son:
5.1.4. Evolución
Aproximadamente los 5-7 primeros días de curso clínico predomina la replicación vírica
con presencia de síntomas pseudogripales leves, sin insuficiencia respiratoria ni disnea, tras
lo cual el cuadro puede autolimitarse. Posteriormente algunos pacientes desarrollan una
respuesta inflamatoria descontrolada en la que se produce un empeoramiento clínico con
aparición de insuficiencia respiratoria progresiva que puede evolucionar al distrés
respiratorio.
5.3.3. Electrocardiograma
5.4. Tratamiento
En caso de presentar al menos tres de los siguientes parámetros: proteína C reactiva mayor
de 15, IL-6 mayor de 40, ferritina de más de 1.000, dímero D superior a 1.500 o linfopenia
inferior a 800; o en presencia de dímero D de 3.000 o más, se podría plantear profilaxis
antitrombótica a dosis intermedias (p. ej., enoxaparina 1 mg/kg/24 h).
Bibliografía
Autores
Javier Camacho Mateu. Medicina Interna.
|
Mario Hernández Arroyo. Urología.
Asesor
Guillermo Maestro de la Calle. Medicina Interna.
1. Introducción
Las infecciones del tracto urinario (ITU) constituyen la segunda causa más frecuente de
infección extrahospitalaria y la más común de infección nosocomial (40-60%). Son
especialmente frecuentes en el sexo femenino, y se estima que el 50-80% de dicha
población sufre al menos un episodio de ITU en su vida. En ancianos de ambos sexos,
especialmente en los hospitalizados y con comorbilidades, la bacteriuria tiene una
prevalencia elevada (> 25% según los grupos de edad), sin que esto indique necesariamente
la presencia de infección, como se verá más adelante.
2. Conceptos generales
Tabla 2. Factores clásicos que definen las infecciones del tracto urinario como complicadas
Anomalía funcional o anatómica de la vía urinaria
Diabetes mellitus
Varones
Mujeres embarazadas
Inmunosupresión (neutropenia < 500/μl, leucemia, linfoma, infección por el VIH con < 200
CD4/μl, trasplante de órgano sólido o hematopoyético, quimioterapia citotóxica o uso crónico
de esteroides [> 15 mg/día de prednisona durante ≥ 2 semanas])
3. Bacteriuria asintomática
Se define como el crecimiento en una muestra de orina de más de 105 UFC/ml de una o
varias especies bacterianas en pacientes sin signos o síntomas atribuibles a ITU. Esta
definición, por tanto, es independiente de la presencia o no de piuria (que, por otro lado,
aparece con frecuencia en ausencia de bacteriuria) y, por supuesto, no incluye la presencia
de bacterias indicada por el contador automático de laboratorio.
Mención especial requieren los pacientes que sufren deterioro cognitivo y/o funcional, en
los que es frecuente la presencia de bacteriuria asintomática y resulta rara la presencia de
síntomas localizadores en caso de ITU (disuria, polaquiuria, tenesmo vesical, urgencia
miccional, etc.). Por tanto, en presencia de un cuadro confusional o de deterioro funcional
inespecífico, en ausencia de datos sistémicos de infección (fiebre, inestabilidad
hemodinámica y fallo multiorgánico) y ante el hallazgo de bacteriuria y/o piuria, es
recomendable evaluar la presencia de otras posibles causas y mantener al paciente
observado en lugar de iniciar antibioterapia de entrada. En la figura 1 se propone un
algoritmo para el manejo de estos pacientes.
4.1. Clínica
4.4. Tratamiento
En caso de existir criterios clásicos de ITU complicada (tabla 2), sobre todo si no hay
respuesta al tratamiento, se puede plantear una pauta más prolongada (7 días) y la
realización de un urocultivo de control a las 2-4 semanas (sobre todo si existe anomalía de
la vía urinaria, anatómica o funcional).
5. Pielonefritis aguda
5.1. Clínica
Incluye: síndrome miccional, fiebre, tiritona, afectación del estado general, dolor lumbar o
en el flanco, náuseas y vómitos. En algunos casos pueden aparecer síntomas atípicos, como
dolor abdominal o diarrea. La mayoría de las veces la clínica se presenta de forma aguda,
aunque en ocasiones aparece síndrome miccional que precede al resto de síntomas 1-2 días.
Hay que investigar clínica concomitante de litiasis renoureteral, si bien suele resultar
complicado distinguirla de forma clara.
5.2. Diagnóstico
5.3. Tratamiento
5.3.1. Paciente sin criterios de sepsis ni infecciones del tracto urinario complicadas (según los criterios
clásicos)
• Administrar dosis única de ceftriaxona 1 g i.v. y posteriormente completar el
tratamiento en el domicilio con cefixima 200-400 mg/12 h v.o. hasta completar 7
días.
• Si hay alergia a la penicilina, amikacina 15-20 mg/kg/día i.v. o i.m. hasta el
resultado del urocultivo y posteriormente valorar opciones vía oral según perfil de
resistencias (fluoroquinolonas o cotrimoxazol).
5.3.2. Paciente con criterios de infecciones del tracto urinario complicadas (según los criterios clásicos)
5.4. Complicaciones
Deben sospecharse siempre que el paciente persista febril tras 72 h de tratamiento (después
de descartar resistencia a la antibioterapia administrada) (tabla 5).
Sepsis
Incapacidad para mantener una hidratación adecuada y/o tomar medicación oral
Sospecha de complicación local (dolor intenso, hematuria macroscópica, masa renal y deterioro de la
función renal)
Tabla 4. Factores de riesgo de infecciones del tracto urinario por microorganismos multirresistentes
6. Prostatitis aguda
6.1. Introducción
6.2. Etiopatogenia
El origen más frecuente son las enterobacterias, destacando E. coli, que supone el 65- 80%
de los casos. De forma más infrecuente se pueden hallar en pacientes jóvenes sexualmente
activos gérmenes propios de infecciones de transmisión sexual (ITS), como Neisseria
gonorrhoeae, y gérmenes oportunistas en pacientes inmunodeprimidos, si bien estos son
más característicos de la prostatitis crónica.
6.3. Clínica
6.4. Diagnóstico
Las pruebas de imagen no suelen aportar gran valor en el diagnóstico inicial, pero son útiles
ante la inadecuada respuesta del paciente al tratamiento. La ecografía transrectal o la TC,
por ese orden, son las pruebas de elección para descartar abscesos prostáticos.
En caso de sospecha de prostatitis crónica (cuadro > 3 meses) las pruebas complementarias
se deben realizar de forma ambulatoria en consultas de Urología.
6.5. Tratamiento
En pacientes con cuadro clínico leve o tras el control clínico y analítico en pacientes que
hayan comenzado antibioterapia intravenosa, el tratamiento se puede continuar de forma
oral ajustado al antibiograma o empírico, idealmente con quinolonas, ya que atraviesan
mejor la barrera lipoepitelial prostática. Las quinolonas (ciprofloxacino 500 mg/12 h)
presentan una alta tasa de resistencias en nuestro medio; la alternativa es el trimetoprim-
sulfametoxazol (160/800 mg/12 h), aunque también tiene el mismo problema con las
resistencias. Para pacientes alérgicos o con multirresistencias la fosfomicina oral (500 mg/8
h) es una alternativa válida. La duración total del tratamiento debe ser de 4 semanas,
evitando así la recaída y el desarrollo de prostatitis crónica.
6.6. Complicaciones
Ante la persistencia de los síntomas durante más de 72 h a pesar del tratamiento adecuado
ajustado al antibiograma, hay que descartar la presencia de un absceso prostático, que
puede requerir drenaje percutáneo o quirúrgico.
7. Epididimitis y orquitis
7.1. Definición
7.2. Etiopatogenia
7.3. Clínica
Ambos casos cursan con inflamación local y dolor, la mayoría unilateral y habitualmente
irradiado a la ingle ipsilateral; puede asociar fiebre y/o sintomatología miccional. En caso
de asociar uretritis orienta hacia una ITS.
7.4. Diagnóstico
En la exploración física hay aumento del volumen de epidídimo y/o testículo, doloroso a la
exploración y con cierto alivio tras la elevación del testículo (Prehn positivo). Es relevante
descartar áreas de fluctuación que orienten a un absceso testicular. En las orquitis resulta
frecuente hallar cierto componente de hidrocele reactivo.
Las pruebas de imagen no tienen un papel relevante en el diagnóstico de la fase aguda, pero
pueden precisarse en caso de sospecha de abscesificación o de duda con otros cuadros de
dolor testicular (torsión testicular; ver cap. 7. Patología urológica más frecuente). En los
cuadros crónicos (> 6 semanas) hay que realizar una ecografía escrotal ambulatoria para
valoración en consultas de Urología.
7.5. Tratamiento
7.6. Complicaciones
La resolución del cuadro puede ser lenta. A pesar de que el dolor suele desaparecer en los
primeros días, la inflamación puede persistir semanas. Es muy importante que los pacientes
cumplan el tratamiento en toda su duración para evitar cronificar la infección. La
persistencia de la fiebre y/o fluctuación en la exploración obligan a descartar un absceso
testicular mediante ecografía, ya que puede requerir drenaje quirúrgico.
8.1. Definición
< 35 años y/o contacto sexual de riesgo > 35 años sin contacto sexual de riesgo*
Además del tiempo de cateterización, existen otros factores de riesgo, como sexo femenino,
diabetes mellitus, estados de inmunodepresión y manipulación de los catéteres o mal uso de
las bolsas colectoras.
8.2. Clínica
8.3. Diagnóstico
8.4. Tratamiento
Ante infección sintomática la primera medida que hay que seguir es la retirada del catéter
urinario o su recambio en caso de no ser posible la retirada definitiva. Una excepción a su
recambio puede ser que lleve colocado menos de 14 días, ya que se postula que es el
período en el que se puede haber desarrollado completamente el biofilm.
La antibioterapia empírica debe basarse en los cultivos previos del paciente o en su defecto
en la prevalencia local. Las pautas empíricas son superponibles a las del apartado 4.4, con
una duración del tratamiento que se postula entre 7 y 14 días dependiendo de la respuesta
sintomática del paciente o de la gravedad de la infección. En caso de prostatitis aguda u
orquiepididimitis asociada, el tratamiento y su duración deben regirse por lo estipulado en
los apartados 6 y 7 de este capítulo, respectivamente. El tratamiento de la candiduria
asintomática no está recomendado, pero sí la retirada o el recambio del catéter urinario.
8.5. Prevención
Las mejores medidas son la retirada precoz del catéter urinario cuando sea posible y evitar
su colocación cuando no resulte imprescindible. Para esto último existen alternativas como
los cateterismos limpios intermitentes, que han demostrado asociar menor número de ITU
que la sonda vesical permanente.
9.1. Introducción
Los cambios anatómicos y hormonales que se producen en la gestación condicionan que la
ITU sea la infección bacteriana más frecuente durante el embarazo. Dichos cambios no solo
se dan en la composición de la orina (alteración del pH y glucosuria), sino que es común
hallar cierto grado de hidronefrosis y reflujo vesicoureteral, que facilitan la infección.
Por norma general el tratamiento antibiótico (tabla 7) se debe realizar ajustado a los
cultivos previos y en su defecto a las resistencias locales. Las penicilinas y la fosfomicina
son una alternativa muy segura, seguidas de las cefalosporinas. Las quinolonas están
contraindicadas en el embarazo por posibles malformaciones del cartílago fetal.
Más frecuente en el segundo y tercer trimestre, coincidiendo con la ectasia renal, tiene una
prevalencia del 1% (4% previamente a las estrategias de cribado de bacteriuria
asintomática). Un alto porcentaje es bilateral, y supone una de las causas más frecuentes de
morbimortalidad materna y fetal.
Penicilinas Ampicilina B
Tabla 7. Antibióticos utilizados en infecciones del tracto urinario en la embarazada
Amoxicilina B
Cefalosporinas Cefuroxima B
Cefepima B
Carbapenemes Meropenem B
Ertapenem B
Fosfonatos Fosfomicina B
Sulfonamidas Trimetoprim C
Antagonista del folato
No en el primer trimestre
El diagnóstico es igual al de una pielonefritis en una mujer no gestante, si bien hay que
añadir al diagnóstico diferencial causas de dolor abdominal o lumbar propias del embarazo,
como el desprendimiento de placenta o el trabajo de parto.
Se define como 3 episodios de ITU en los últimos 12 meses o 2 episodios de ITU en los
últimos 6 meses. Dentro de estas infecciones se diferencia entre recidivas y reinfecciones.
10.1. Recidiva
10.2. Reinfecciones
Son más frecuentes que las recidivas y suponen verdaderas infecciones de repetición ya que
están causadas por una cepa distinta. Se producen de forma más tardía y un urocultivo
estéril entre las dos infecciones refuerza la sospecha de reinfección. La presencia de más de
3 infecciones/año obliga a realizar un despistaje de anomalías anatómicas, especialmente en
mujeres mayores de 40 años, y a corregirlas si es preciso y plausible.
Las medidas higiénico-dietéticas que se han de recomendar a cualquier paciente con ITU
frecuentes incluyen la ingesta abundante de agua, la higiene íntima de adelante hacia atrás y
la micción pre- y poscoital. La utilización de arándano rojo americano, D-manosa o
probióticos no ha demostrado disminuir el número de infecciones en estos pacientes.
Antibiótico Pauta
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Autores
Emilio García Delicado. Medicina Interna.
|
María Penalba Torres. Dermatología.
Asesores
David Rial Crestelo. Medicina Interna.
|
Alba Calleja Algarra. Dermatología.
1. Introducción
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen un gran problema de salud pública
por su frecuencia y su capacidad para producir secuelas. Su incidencia ha aumentado
significativamente desde el año 2000.
Ante la sospecha de una ITS, es conveniente obtener una historia clínica completa que
incluya información sobre la conducta sexual y los factores de riesgo (ITS previas, nueva
pareja sexual o relaciones con múltiples parejas, consumo de drogas o alcohol durante la
práctica sexual, uso de preservativo, edad < 25 años o violencia sexual).
Las coinfecciones son frecuentes, ya que comparten el mecanismo de transmisión. Por ello,
ante un paciente con una ITS, se debe descartar una infección por virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), sífilis y virus de la hepatitis B y C.
2. Úlceras genitales
En presencia de una úlcera genital, habrá que diferenciar entre dos grandes grupos
etiológicos: úlceras infecciosas (las ITS más frecuentes, el diagnóstico diferencial y el
tratamiento se presentan en la tabla 1) y no infecciosas, que comprenden úlceras de origen
traumático o irritativo, las asociadas a enfermedades sistémicas (enfermedad inflamatoria
intestinal, aftosis oral recidivante o enfermedad de Behçet), las de origen farmacológico
(exantema fijo medicamentoso o eritema exudativo multiforme/ síndrome de Stevens-
Johnson) y las asociadas a enfermedades dermatológicas (enfermedades ampollosas, liquen
plano genital, liquen escleroatrófico o úlcera de Lipschütz). Además, ante úlceras crónicas
de larga evolución con infiltración en su base, se debe plantear una biopsia para descartar
un carcinoma escamoso. Si la sospecha es infecciosa, se tienen que descartar otras ITS,
para lo cual se obtendrá una triple toma según la práctica sexual (faríngea, rectal y
uretral/vaginal), tanto del paciente como de la/s pareja/s sexual/es.
3. Sífilis
3.1. Introducción
Incubación 3-7 días 2-3 1-10 días 3-30 días 2-12 semanas
semanas
Diagnóstico Histología
PCR Serología PCR PCR (cuerpos de
Donovan)
Cultivo si las Campo Gram Cultivo celular con tinción
lesiones son oscuro de Giemsa
recientes Cultivo
PCR
Alternativas Doxiciclina
Pauta supresora 100 mg/12 Ciprofloxacino Eritromicina 500 Cotrimoxazol
(≥ 6-10 h v.o. 14 500 mg/12 h mg/6 h v.o. 21 días 160/800
recurrencias/ días v.o. 3 días mg/12 h v.o.
año) Azitromicina 1 g/ 21 días
Eritromicina semana v.o. 3
500 mg/8 h semanas
v.o. 7 días
Tabla 1. Diagnóstico diferencial de las úlceras genitales: características y tratamiento
DU: dosis única; GI: granuloma inguinal; LGV: linfogranuloma venéreo; MU: millones de unidades;
PCR: reacción en cadena de la polimerasa; VHS: virus del herpes simple.
3.2. Epidemiología
Los pacientes con infección por el VIH pueden presentar chancros múltiples o coexistencia
de chancros y exantema. Además, tienen mayor riesgo de complicaciones neurológicas y
necesitan un seguimiento más estrecho tras el tratamiento.
3.4. Diagnóstico
La punción lumbar está indicada en pacientes con síntomas neurológicos o sífilis terciaria y
en caso de fracaso terapéutico. Debe considerarse en pacientes con infección por el VIH
con un título de RPR ≥ 1:32 y CD4 < 350/mm3. Un VDRL positivo en el líquido
cefalorraquídeo (LCR) es altamente específico pero poco sensible, por lo que un resultado
negativo no descarta la infección. Un recuento celular o de proteínas anormal o la
determinación de FTA-ABS en el LCR (alto valor predictivo negativo) pueden ayudar al
diagnóstico.
En las pacientes embarazadas, las únicas pautas de tratamiento válidas son las que utilizan
penicilinas, ya que el resto de tratamientos pueden suponer un peligro para el feto o para la
madre y no prevenir la transmisión vertical. Asimismo, es importante tener en cuenta la
reacción de Jarisch-Herxheimer (riesgo de parto prematuro).
Ceftriaxona 2 g/24 h
i.m. o i.v. 10-14 días
Ceftriaxona 2 g/24 h
i.m. o i.v., 10-14 días
El seguimiento de los pacientes con infección por el VIH debe ser más estrecho (en la sífilis
primaria, secundaria y latente temprana, a los 3, 6, 9, 12 y 24 meses; en la latente tardía, a
los 6, 12, 18 y 24 meses; en el resto de formas clínicas, según se ha descrito para los casos
seronegativos).
4. Uretritis y cervicitis
4.1. Clínica
4.2. Diagnóstico
4.3. Tratamiento
Hay que ofrecer despistaje de otras ITS e informar y tratar en todos los casos a las parejas
sexuales actuales y de los últimos 2 meses. Se aconseja la abstinencia sexual hasta la
finalización del tratamiento y la desaparición de los síntomas.
5. Orquiepididimitis
Se recomienda descartar ITS en menores de 35 años o ante prácticas sexuales de riesgo con
toma de exudado uretral, PCR y cultivo (ver cap. 7. Patología urológica más frecuente para
consultar recomendaciones terapéuticas y otra información complementaria).
6. Vaginitis
7. Proctitis
Es la inflamación aguda del recto, que puede manifestarse con dolor anorrectal, tenesmo o
exudado rectal y síntomas sistémicos (malestar general y fiebre). Puede cursar de manera
asintomática. Tiene lugar principalmente en prácticas de sexo anal receptivo (incluido
el fisting), siendo más frecuente en HSH. Los microorganismos más frecuentemente
implicados son N. gonorrhoeae, C. trachomatis (incluidos los serotipos L1-L3 de
linfogranuloma venéreo [LGV]), T. pallidum y VHS.
7.1. Diagnóstico
Se recogerá una muestra de exudado rectal para realizar tinción de Gram en busca de
leucocitos polimorfonucleados y N. gonorrhoeae, PCR para N. gonorrhoeae, C.
trachomatis y T. pallidum, y PCR o cultivo para detección de VHS. En caso de resultado
positivo para C. trachomatis, se debe descartar la infección por los serotipos de LGV
mediante PCR, ya que condicionará el tratamiento. Se recomienda recoger muestra de
heces para cultivo y parásitos.
7.2. Tratamiento
En pacientes con alta sospecha de proctitis debe iniciarse de forma empírica, tras la toma de
muestras microbiológicas, el tratamiento con 500 mg i.m. de ceftriaxona en dosis única y
doxiciclina 100 mg cada 12 h durante 7 días. En caso de presencia de úlceras mucosas, se
aconseja añadir tratamiento para el VHS, la sífilis o ambos hasta la obtención de los
resultados (tabla 1 y tabla 2). En pacientes infectados por el VIH con úlceras o exudado
sanguinolento o resultado positivo para C. trachomatis, se añadirá tratamiento para el VHS
y se tratará como el LGV (tabla 1) hasta obtener el resultado de la PCR.
Tratamiento
Metronidazol 500 mg/12 h 7 días o gel Metronidazol 500 Candidiasis no
vaginal 0,75% 5 g/24 h 5 días mg/12 h 7 días (de complicada*
elección en
Clindamicina 300 mg/12 h 7 días; 1 óvulo embarazo e Fluconazol 150 mg
100 mg intravaginal 3 días infección por VIH) v.o. en DU
o 2 g v.o. en DU
Clotrimazol 2%
Tinidazol 2 g v.o. crema intravaginal 3
en DU días
DU: dosis única; EPI: enfermedad pélvica inflamatoria; KOH: hidróxido de potasio; PCR: reacción en
cadena de la polimerasa; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
* Candidiasis vulvovaginal complicada: clínica severa (fluconazol oral 150 mg/72 h, 2 dosis), recurrente
(más de 4 episodios al año, fluconazol oral 150 mg/72 h, 3 dosis. Mantenimiento con fluconazol oral 150
mg semanal durante 6 meses), no causada por C. albicans: 7-14 días con un azol distinto de fluconazol.
8.1. Introducción
Es una infección del aparato genital interno femenino contraída por vía ascendente desde la
vagina o el cuello uterino que da lugar a distintos síndromes, como endometritis,
salpingitis, ooforitis, peritonitis, perihepatitis y absceso tuboovárico. En la mayoría de los
casos (85%), la enfermedad está producida por patógenos causantes de ITS (N.
gonorrhoeae, C. trachomatis y M. genitalium) o microorganismos relacionados con la
vaginosis bacteriana, si bien hasta en un 15% pueden verse implicados otros patógenos no
asociados con ITS (entéricos o respiratorios) que han colonizado el aparato genital.
8.2. Diagnóstico
8.3. Tratamiento
No hay que esperar a los resultados microbiológicos para reducir las posibles consecuencias
a largo plazo (infertilidad o subfertilidad y dolor pélvico crónico).
El tratamiento es generalmente ambulatorio. Se debe considerar la hospitalización en caso
de embarazo, falta de respuesta al tratamiento oral, afectación grave del estado general,
imposibilidad de emplear la vía oral o abscesos tuboováricos.
En mujeres con riesgo alto de EPI gonocócica (detección de gonococos o pareja sexual con
infección gonocócica reciente), se recomienda una pauta con ceftriaxona. En los demás
casos, ninguna alternativa terapéutica ha demostrado superioridad frente a otra.
Hospitalario Cefoxitina 2 g/6 h i.v. + doxiciclina Clindamicina 900 mg/8 h i.v. + gentamicina
100 mg/12 h i.v. hasta completar 14 i.v. (dosis de carga de 2 mg/kg, seguido de
días de tratamiento. Si hay buena 1,5 mg/kg/24 h). Si hay buena evolución a
evolución a las 48-72 h, completar la las 48-72 h, pauta oral ambulatoria:
pauta oral ambulatoria con doxiciclina clindamicina 450 mg/6 h v.o. hasta
100 mg/12 h v.o. + metronidazol 500 completar 14 días o doxiciclina 100 mg/12 h
mg/12 h v.o. hasta completar 14 días v.o. + metronidazol 500 mg/12 h v.o. hasta
completar 14 días
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la ITS más frecuente del mundo.
En más del 80% de los casos es transitoria y se elimina en los 2 años siguientes. Puede ser
asintomática o producir verrugas genitales o condilomas (genotipos 6 y 11,
principalmente), pero su mayor importancia radica en los casos de persistencia de una
infección por genotipos oncogénicos (con mayor frecuencia, 16 y 18), lo que aumenta el
riesgo de neoplasias, la más frecuente de las cuales es el cáncer de cuello uterino.
El tratamiento de las verrugas genitales externas tiene múltiples alternativas que se deben
valorar en el contexto ambulatorio. Puede realizarse con imiquimod crema al 5% tres veces
a la semana hasta un máximo de 16 semanas seguidas o con podofilotoxina en solución al
0,5% o en crema al 0,15% (contraindicado en embarazadas), aplicado dos veces al día 3
días seguidos a la semana, descansando los otros 4 días, con posibilidad de repetir el ciclo 4
semanas si no desaparecen las lesiones.
9.2. Moluscos
Es una infección epidérmica vírica benigna (Molluscum contagiosum) con alto riesgo de
transmisión mediante contacto físico directo. Se considera una ITS en la población
adolescente y adulta, sobre todo si las lesiones afectan a los genitales y a la parte inferior
del abdomen. El período de incubación resulta de 2-7 semanas.
Es la infestación del vello terminal de la zona púbica y perianal por el parásito Pthirus
pubis, que puede transmitirse por vía sexual, contacto directo o, con menor frecuencia,
fómites (toallas y uso compartido de ropa interior). El período de incubación resulta inferior
a 1 semana (aunque en ocasiones puede ser mayor). El diagnóstico es clínico. Además del
prurito, en el área púbica pueden verse las liendres o los piojos a simple vista o con la
ayuda de un dermatoscopio. En ocasiones hay afectación de cejas y pestañas (típicamente
en niños). El tratamiento se presenta en la tabla 6.
9.4. Escabiosis
Se produce por la infestación por el parásito Sarcoptes scabiei var. hominis por contacto
«piel con piel», incluido el contacto sexual, o, con menor frecuencia, por contacto con
fómites infestados (ropa y toallas). El período de incubación es de 3-6 semanas en las
infestaciones primarias y de 1-3 días tras reinfestación (hipersensibilidad de tipo IV).
Existen dos formas desde un punto de vista clínico. La más habitual es la escabiosis
clásica, en pacientes inmunocompetentes, que cursa con prurito que empeora por la noche
y pápulas inflamatorias diseminadas que a veces sufren eccematización e impetiginización
secundarias. La lesión patognomónica es el surco acarino, unas finas líneas
hiperqueratósicas de 0,5-1 cm (donde en ocasiones es posible visualizar el ácaro con un
dermatoscopio) en muñecas, espacios interdigitales y areola mamaria. En los genitales
pueden observarse nódulos escabióticos. Otra variante menos frecuente es la escabiosis
costrosa (sarna noruega), típica de los pacientes inmunodeprimidos, con formación de
placas hiperqueratósicas que cursan con menos prurito.
Pediculosis
púbica Permetrina crema al 1% (lavar tras 8-12 Fenotrina loción al 0,2% (lavar tras 2
h) h)
Escabiosis
Permetrina crema al 5% (lavar tras 8-12 Vaselina azufrada al 6-33% (lavar tras
h) 12 h) 3 días consecutivos
Repetir al cabo de 7-14 días (aplicar Ivermectina v.o. 200 μg/kg en dosis
desde el cuello hasta los pies) única
Bibliografía
Autores
Marcos Sánchez Fernández. Medicina Interna.
|
Las infecciones de piel y partes blandas (IPPB) se encuentran entre los síndromes
infecciosos más frecuentes. Sus principales factores de riesgo son: cualquier afectación
dermatológica previa o agresión que condicione una alteración de la barrera cutánea
(incluidas heridas, picaduras y dermatofitosis), alteraciones del drenaje linfático,
insuficiencia venosa crónica o estados de inmunosupresión (incluyendo diabetes mellitus,
cirrosis, infección por virus de la inmunodeficiencia humana [VIH] no controlada, etc.).
1.2. Etiología
Las IPPB suelen estar producidas por bacterias presentes en la microbiota cutánea o
procedentes del medio en contacto con la piel (figura 1). Los principales microorganismos
responsables son los estreptococos (típicamente Streptococcus
pyogenes y Streptococcus agalactiae), seguidos por Staphylococcus aureus, que
predomina en las infecciones purulentas. Otras etiologías pueden observarse en contextos
clínicos concretos (tabla 1).
Mordeduras
Humanas: estreptococos del grupo viridans, Perro: Pasteurella spp. (Pasteurella canis, Pasteurella
anaerobios (Fusobacterium spp. multocida y Pasteurella stomatis) y Capnocytophaga
y Bacteroides spp.) y canimorsus (microorganismo encapsulado; riesgo de
característicamente Eikenella corrodens sepsis fulminante en asplenia)
Contactos concretos
Lipodermatosclerosis: bilateral* con 2 formas, aguda y Artritis séptica: eritema sobre la articulación
crónica; color púrpura o paniculitis fibrosa, relacionada con e imposibilidad de movilización
IC
Dermatitis de estasis: bilateral*; asocia edemas con Bursitis: eritema alrededor de las bursas;
fóvea e IVC dolor a la palpación regional
Hematoma: pacientes con antecedente de traumatismo y Herpes zóster: vesículas que siguen la
anticoagulados distribución del dermatoma
Se deben solicitar hemograma, bioquímica básica que incluya proteína C reactiva, creatina
cinasa, lactato deshidrogenasa (estas dos últimas orientan a necrosis muscular), lactato
(metabolismo anaerobio) y calcio (la hipocalcemia se relaciona con fijación de calcio en la
necrosis grasa de las fascitis necrotizantes).
La escala LRINEC (Laboratory Risk Indicator for NECrotizing Fascitis) sirve como
herramienta complementaria en la sospecha de infección necrotizante (tabla 4).
< 11 2 puntos
Hay que procurar la estabilización hemodinámica del paciente en caso de que lo precise y
delimitar el área afectada siempre que sea posible. Se debe limpiar la superficie, haciendo
especial énfasis en la eliminación de cuerpos extraños en las heridas contaminadas, con
suero salino y clorhexidina (sobre piel intacta jabonosa al 2-4%; sobre piel no intacta, con
clorhexidina acuosa al 0,5-1%). La elevación del miembro afectado en las celulitis y el
reposo relativo son medidas importantes. También ha de considerarse el uso de
antiinflamatorios.
1.4.1.2. Antibioterapia
• Ceftriaxona 1 g/24 h
• Penicilina G 2-4 MU/4 h
• Clindamicina 600 mg/8 h
Foliculitis: pústula centrada por un Focal, difusa y pequeños (< 2,5 cm):
pelo
• Tópico1 ± calor húmedo
Furúnculo: nódulo eritematoso
doloroso Grandes y ántrax:
• Vancomicina 1 g/12 h o
• Daptomicina 10 mg/kg/24 h o
• Linezolid 600 mg/12 h i.v. o v.o.
Músculo
Entidades concretas
Contacto con agua salada o • v.o.: levofloxacino 500 mg/12 h + doxiciclina 100 mg/12
marisco h
• i.v.: ceftriaxona 1 g/12 h + doxiciclina 100 mg/ 12 h
Granuloma de las piscinas: pápulas y Claritromicina 500 mg /12 h + etambutol 20 mg/kg/día hasta 1-2
úlceras con posible extensión linfática meses tras la resolución de las lesiones
similar a la esporotricosis
Quemaduras: siempre hay que valorar • Infección no invasiva (sin sepsis): medidas locales
que se trate de una sobreinfección real fundamentales. Si hay importante edema y eritema,
tratar como celulitis con antibioterapia i.v.
• Infección invasiva (sepsis): piperacilinatazobactam
4 g/6-8 h o meropenem 1 g/8 h + vancomicina 1 g/12 h
valorando añadir 1 g de amikacina en dosis única
BGN: bacilo gramnegativo; SAOR: Staphylococcus aureus oxacilín resistente; VHB: virus de la
hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
1
Mupirocina o ácido fusídico al 2% cada 8 h; en la hidrosadenitis es útil la clindamicina al 1%.
2
Sepsis, inmunodeprimidos y en heridas penetrantes en la planta del pie.
3
Mordeduras por gato (alto riesgo de osteomielitis), inmunodeprimidos, asplenia, cirrosis, en la región
facial o sobre un edema previo, daño axonal previo o intensa destrucción tisular.
ATB: antibioterapia; CK: creatina cinasa; EF: exploración física; HC×2: dos sets de
hemocultivos; HEM: hemograma; LDH: lactato deshidrogenasa; MAP: médico de
Atención Primaria; PCR: proteína C reactiva; RM: resonancia magnética;
SAOR: Staphylococcus aureus oxacilín resistente; TC: tomografía computarizada.
Se muestra en la tabla 5.
Se caracterizan por una destrucción tisular rápida y progresiva que abarca desde la dermis
hasta los planos profundos. El cuadro típico es la fasctitis necrotizante estreptocócica,
causada por S. pyogenes. Su mortalidad global es del 30%, alcanzando el 45% si el paciente
desarrolla shock séptico. Otras etiologías que pueden originar cuadros similares son S.
aureus, diferentes especies del género Clostridium o etiología polimicrobiana con
participación de microorganismos aerobios y anaerobios.
Su diagnóstico es quirúrgico y además constituye la base del tratamiento. Por ello, ante
sospecha clínica la realización de pruebas diagnósticas no debe demorar la exploración
quirúrgica.
Los pacientes con factores de riesgo para celulitis (dermopatías, infecciones por
dermatofitos, alteración del drenaje venolinfático, enfermedad arterial periférica, la propia
celulitis previa al alterar la circulación, obesidad, etc.) pueden sufrir recurrencias tras el
correcto tratamiento en intervalos de tiempo variables. La prioridad es la corrección de
estos factores predisponentes, el manejo cuidadoso de las roturas de la integridad cutánea
con especial atención al cuidado de la xerodermia y el empleo de medias de compresión. Si
a pesar de lo previo persisten las recurrencias (3-4/año), se puede considerar antibioterapia
preventiva con penicilina oral (penicilina V 250 mg 2 veces/día) o intramuscular (penicilina
G benzatina 1,2 MU/4 semanas) o eritromicina (250/500 mg 2 veces/día).
Es un cuadro de inicio rápido de fiebre, eritrodermia macular difusa (que afecta a palmas y
plantas) e hipotensión con desarrollo posterior de fallo multiorgánico. Aparece en el
contexto de IPPB de toda índole, infecciones respiratorias, entéricas o durante la
menstruación por contaminación de material higiénico (tampones). Lo ocasiona S.
aureus (tanto sensible como resistente a la oxacilina) productor de exotoxinas (TSST-1 y
otras enterotoxinas), que funciona como superantígeno. El aislamiento de S. aureus en
cultivos no es necesario para el diagnóstico.
El tratamiento pasa por: retirada del material extraño, si existe (tampón, dispositivos
intrauterinos o taponamientos nasales), estabilización hemodinámica, régimen de
antibioterapia empírica con adecuada cobertura antiestafilocócica (incluyendo SAOR),
actividad antitoxina. Una pauta inicial adecuada puede ser daptomicina 10 mg/kg/día +
cefazolina 2 g/8 h + clindamicina 900 mg/8 h ± gammaglobulina 1 g/kg el primer día y 0,5
g/kg los días segundo y tercero (evidencia limitada de esta última, valorar en casos
refractarios).
• Piel intacta con eritema que • Úlcera en epidermis y dermis • Exposición de grasa
no blanquea tras 1 h de alivio superficial subcutánea
de presión • Base rosada o con película • Escara blanda, amarilla o g
fina blanquecina • Exudado abundante
• Exudado escaso
2.3.Tratamiento y prevención
Curas
Bibliografía
• Bergsten H, Madsen MB, Bergey F, Hyldegaard O, Skrede S, Arnell P, et al.; INFECT Study
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Nat Rev Microbiol. 2019;17(4):203- 218.
Autores
David Galindo Rodríguez. Medicina Interna.
|
Hace referencia tanto a la infección aislada del disco intervertebral (discitis) como a la
infección de la vértebra (OM vertebral), si bien ambos procesos suelen producirse de forma
simultánea. Su frecuencia ha aumentado de modo significativo en las últimas décadas,
especialmente en adultos mayores de 50 años con comorbilidades.
1.1.1.2. Clínica
La fiebre ocurre solo en la mitad de los casos, por lo que su ausencia no debe descartar el
diagnóstico. La elevación de marcadores de infección analíticos, como la proteína C
reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular (VSG), es casi constante y sirve
para el seguimiento analítico.
1.1.1.3. Diagnóstico sindrómico y microbiológico
Linezolid
Ertapenem
Pseudomonas Ciprofloxacino —
aeruginosa Ceftazidima
Aztreonam
Piperacilina/tazobactam
Daptomicina + ceftriaxona
4,5 g/6-8 h i.v.; rifampicina 600 mg/24 h v.o., o vancomicina 1 g/12 h i.v. (ajustar a un nivel valle de
15-20 mg/ml).
1.1.2. Osteomielitis hematógena de huesos largos
Es una patología casi exclusiva de niños y adolescentes que afecta casi siempre a la diáfisis
de tibia y fémur. A diferencia de la OM vertebral, se trata de un cuadro característicamente
agudo que presenta una clínica inflamatoria sistémica y local (edema, calor y dolor). La
etiología más frecuente es S. aureus. Requiere manejo conservador; no precisa manejo
quirúrgico en la mayoría de las situaciones.
1.2.1. Etiología
A partir de las 3-6 semanas tras la fractura/cirugía, se presenta una clínica más sutil, con
dolor, déficit funcional, aparición de fístulas y retraso en la consolidación ósea (evolución a
pseudoartrosis). En esta situación las pruebas complementarias deberían estar menos
interferidas por la cirugía. La PCR es el marcador analítico más útil, especialmente en caso
de elevación tras un descenso inicial o persistencia de valores altos en el tiempo. El
recuento de leucocitos puede ser normal.
Las pruebas radiológicas (Rx, TC, RM y ecografía) pueden verse interferidas por el
material ortopédico. Tres tipos de hallazgos pueden sugerir una naturaleza infecciosa: datos
estructurales de infección ósea (presencia de secuestros, cloacas, osteólisis y reacciones
óseas y periósticas), presencia de colecciones, que podrían ser puncionadas y cultivadas, y
retrasos en la consolidación. Las pruebas de medicina nuclear (gammagrafía ósea en tres
fases con 99Tc e 111In o 67Ga y PET-TC) pueden resultar de utilidad. El diagnóstico
microbiológico (de confirmación) debe establecerse mediante cultivos nobles a partir de la
punción percutánea guiada por TC o, más frecuentemente, por los cultivos recogidos en la
cirugía (idealmente tejido óseo). Deben evitarse las muestras superficiales y del exudado de
la herida.
1.2.3. Tratamiento
El 25% de los pacientes diabéticos desarrollarán úlceras en los pies a lo largo de su vida
debido a cambios tróficos secundarios a hiperglucemia, neuropatía periférica, insuficiencia
vascular y malformaciones estructurales que provocan puntos de presión en el pie. Una
cuarta parte de dichas úlceras sufrirán sobreinfección y afectarán tanto al tejido blando
como al hueso subyacente.
No infectado
Infectado
Presencia de 2 de los siguientes signos: inflamación local, eritema > 0,5 cm alrededor de la úlcera,
dolor local, calor local y/o exudado purulento
Hay que descartar otras causas inflamatorias: traumatismo, fractura, gota aguda, estasis venosa,
trombosis venosa y artropatía de Charcot
Afectación cutánea o subcutánea y eritema limitado a ≤ 2 cm del reborde de la úlcera. 2 (infección leve)
Sin criterios de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
Afectación más profunda que el tejido subcutáneo o eritema > 2 cm del borde de la 3 (infección
úlcera. Sin criterios de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica moderada)
1.3.3. Tratamiento
1.3.3.1. Medidas generales
La prevención debe ser uno de los pilares del tratamiento: se debe mantener una higiene
exquisita del pie, evitar zonas de presión y mejorar el control glucémico manteniendo un
adecuado grado de nutrición. Una vez establecida la úlcera, debe evitarse su progresión y
sobreinfección. Se han de realizar curas locales con desbridamiento quirúrgico (el
desbridamiento enzimático es una alternativa), con posterior recubrimiento con apósitos
apropiados al grado de necrosis y exudación de la úlcera (hay que consultar los protocolos
locales con la comisión de úlceras de cada centro). Se debe evitar la carga de peso sobre las
úlceras y valorar el uso de ortesis. Hay que establecer la necesidad de revascularización
reglada si existe compromiso arterial significativo: cribado con índice tobillo-brazo
disminuido (< 0,4 obstrucción grave), ausencia de pulso pedio, escaso sangrado durante el
desbridamiento y confirmar con estudio de imagen vascular.
• Infección del tejido blando: inicio del tratamiento intravenoso en caso de gravedad o
comorbilidad significativa y posterior paso a vía oral una vez alcanzada la defervescencia.
Se recomiendan pautas de 1-2 semanas salvo en caso de arteriopatía significativa, lenta
resolución o si la afectación es extensa en su inicio, en cuyo caso se prolongarán a 3-4
semanas. Hay que valorar la indicación quirúrgica según los signos locales de gravedad:
gangrena, infección necrotizante, fascitis, miositis y síndrome compartimental.
• OM: en ausencia de complicación local o del tejido blando no se necesita resección
quirúrgica de entrada. Si la evolución clínica es satisfactoria, se ha de secuenciar el
tratamiento a vía oral a partir del quinto día si se dispone de una opción aceptable. En
caso de que a las 2 semanas no haya mejoría clínica, se debe replantear la indicación
quirúrgica y hacer una nueva toma de muestras microbiológicas. Se recomiendan pautas
antibióticas no superiores a 6 semanas. En caso de resección completa del hueso infectado
(con negatividad de la biopsia intraoperatoria del hueso macroscópicamente sano), y una
vez resuelta la infección del tejido blando, hay que retirar el tratamiento antibiótico a los
pocos días.
Infección previa por BGN-MR Asegurar la cobertura con ATB dirigida según la
sensibilidad
2. Artritis séptica
Enfermedades crónicas Bacilos gramnegativos (Escherichia coli, Proteus spp., Klebsiella spp.
(diabetes, cirrosis, etc.) e y Enterobacter spp.) y estreptococos del grupo B (Streptococcus
inmunodepresión agalactiae)
Usuarios de drogas por vía Pseudomonas aeruginosa, Candida spp., estreptococos del grupo A y
parenteral bacilos gramnegativos
2.1.2. Clínica
2.1.4. Tratamiento
Las artritis nativas son urgencias médico-quirúrgicas: la destrucción del cartílago articular
es muy precoz (8 h desde el inicio del cuadro) e irreversible en pocos días. Se recomienda
el desbridamiento quirúrgico (por artrotomía o artroscopia), especialmente en articulaciones
periféricas de gran tamaño (rodillas, caderas, hombros, tobillos, codos, etc.). Aunque el
diagnóstico de seguridad lo da el cultivo, este puede demorarse 24-48 h, y la tinción de
Gram tiene una sensibilidad limitada. Así, como ocurre en otros síndromes infecciosos, la
toma de decisiones debe basarse en el recuento celular del líquido sinovial (figura 4). Un
escenario frecuente es el de un paciente con monoartritis aguda, recuento leucocitario
sinovial elevado y tinción de Gram sin presencia de microorganismos. En estos casos, ya
recogidos los cultivos necesarios (de líquido sinovial y hemocultivos), la recomendación es
iniciar tratamiento antibiótico empírico (tabla 5) y esperar el resultado del cultivo del
líquido sinovial. Salvo en paciente sépticos, con líquido sinovial macroscópicamente
purulento o con estudio de microcristales negativo, se recomienda diferir el desbridamiento
quirúrgico, esperando el resultado del cultivo, y manejar el derrame articular mediante
artrocentesis.
Se da antes del primer-tercer mes tras la cirugía. Predomina un cuadro inflamatorio con
afectación de la herida quirúrgica (celulitis, dehiscencia o supuración). Puede presentarse
con fiebre y síntomas sistémicos (sepsis). El cuadro clínico es rápido e inflamatorio porque
la etiología responsable es virulenta: S. aureus, enterobacterias y P. aeruginosa,
típicamente.
Tabla 5. Tratamiento antibiótico empírico en la artritis séptica según los resultados de la tinción de Gram
Coco
grampositivo Cloxacilina 2 g/4 h + ceftriaxona 1 g/24 h
Si hay factor de riesgo para SAOR (ver cap. 64. Aspectos generales en
antibioterapia): vancomicina 1 g/12 h, linezolid 600 mg/12 h, daptomicina 10
mg/kg/24 h + cefazolina 2 g/8 h
Bacilo
gramnegativo Ceftriaxona 1 g/24 h
Gram estéril o no
realizado Cloxacilina 2 g/4 h + ceftriaxona 1 g/24 h
Duración del tratamiento: 2 semanas i.v. y paso a v.o. si se dispone de dicha opción al menos otras 2 semanas
(4 semanas en total). En caso de artritis por gonococo, es suficiente una pauta de 14 días
Se trata de una infección sobre una prótesis previamente funcionante y está asociada a una
bacteriemia (documentada o no). Puede ocurrir en cualquier momento tras la colocación de
la prótesis. La probabilidad de infección protésica en el curso de una bacteriemia por S.
aureus es del 34%. El cuadro clínico resulta agudo y similar al de una artritis nativa (dolor,
inflamación local y fiebre). De hecho, la microbiología responsable es similar y justifica la
virulencia del cuadro: S. aureus, estreptococos y BGN.
2.2.2. Diagnóstico
2.2.3. Tratamiento
Bibliografía
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72. Infecciones del sistema nervioso central
Autoras
Manuela Sanz de Mena. Medicina Interna.
|
En la figura 1 se refleja el manejo inicial del paciente con sospecha de infección del
sistema nervioso central (SNC).
El diagnóstico definitivo de meningitis infecciosa se realiza a través del estudio del LCR,
obtenido habitualmente mediante punción lumbar (PL).
Sus contraindicaciones aparecen en el cap. 1. Técnicas y procedimientos
instrumentales.
Figura 1. Manejo inicial del paciente con sospecha de infección aguda del sistema
nervioso central.
EF: exploración física; GCS: escala del coma de Glasgow; HTIC: hipertensión intracraneal;
LOE: lesión ocupante de espacio; PL: punción lumbar; SNC: sistema nervioso central; TC:
tomografía computarizada; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
* Sin embargo, en la práctica clínica habitual la realización de la TC craneal antes de la PL
se extiende a todos los pacientes con sospecha de infección del SNC.
Tabla 1. Características diferenciales del líquido cefalorraquídeo en las infecciones del sistema nervioso central
LCR: líquido cefalorraquídeo; MN: mononuclear; PMN: polimorfonuclear; TBC: tuberculosis; VHS: virus d
herpes simple; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana; VVZ: virus de la varicela zóster.
1
El lactato elevado en el LCR (> 4,2 mmol/l) presenta alta sensibilidad y especificidad para diferenciar
meningitis bacteriana de vírica (de utilidad limitada en pretratados con antibióticos, encefalitis herpética o
convulsiones).
2
Posible predominio MN en fases iniciales y recuento celular bajo.
3
Restar 1 mg/dl de proteinorraquia por cada 1.000 hematíes/ml y 1 leucocito cada 700-1.000 hematíes/ml.
Tabla 1. Características diferenciales del líquido cefalorraquídeo en las infecciones del sistema nervioso central
4
Posible predominio PMN las primeras 48 h.
5
Un 20% de encefalitis herpéticas presentan componente hemorrágico (> 500 hematíes/mm3).
6
Posible hipoglucorraquia leve (> 25 mg/dl) en meningitis/encefalitis por VHS o enterovirus.
7
Curso agudo o crónico, predominio variable (PMN o MN) y puede tener < 500 céls./mm3 y proteinorraquia
glucorraquia normales.
8
Posible predominio PMN en fases precoces o en infección por el VIH, así como hiperproteinorraquia > 2 g/
9
La citobioquímica y la presión de apertura pueden ser normales (sobre todo en inmunodeprimidos).
Tabla 2. Principales agentes etiológicos y tratamiento empírico en pacientes con meningitis bacteriana
DXM: dexametasona; LCR: líquido cefalorraquídeo; SCN: estafilococos coagulasa negativos; TCE: traumati
craneoencefálico.
1
Si hay infección secundaria a otitis, mastoiditis o sinusitis crónicas, añadir metronidazol 500 mg/6 h.
2
Valorar la asociación de rifampicina por baja difusión de vancomicina al SNC.
3
Tratamiento con corticoides o anti-TNF, trasplante, linfoma, etc.
4
En pacientes inmunodeprimidos son preferibles meropenem, ampicilina y vancomicina/linezolid +/– tratam
antituberculoso si hay sospecha de meningitis tuberculosa de presentación aguda.
5
De elección por existencia de cepas de S. aureus meticilín-resistente resistentes a vancomicina (CMI > 1 μg
añadido a baja difusión de vancomicina en el SNC.
3.1. Etiopatogenia
Las vías de entrada al SNC son: hematógena en contexto de bacteriemia; por contigüidad
desde focos sépticos adyacentes (otitis, sinusitis, etc.), o por inoculación directa en caso de
meningitis postraumática o posquirúrgica. Los factores de riesgo asociados a cada
microorganismo se detallan en la tabla 3.
Streptococcus pneumoniae
Inmunodepresión
relativa (> 50 años,
alcoholismo,
diabetes y
neoplasias)
Embarazadas
Alcoholismo,
diabetes
Staphylococcus aureus
Ceftriaxona/cefotaxima
Escherichia coli y Nosocomialidad (meropenem, aztreonam, Al menos
otras (manipulación ciprofloxacino, cotrimoxazol) 21 días
enterobacterias8,9 quirúrgica y
antibioterapia
previa)
5
Primeros 7 días de tratamiento.
6
La cefazolina no es una alternativa debido a su baja difusión en el SNC.
7
No en monoterapia (por el desarrollo de resistencia).
8
Con microorganismos multirresistentes puede necesitarse la instilación intratecal de antibióticos.
9
Sospechar hiperinfestación por Strongyloides stercoralis en caso de pacientes inmunodeprimidos
procedentes de áreas endémicas.
3.2. Clínica
3.4. Tratamiento
3.4.1. Antibioterapia
3.4.3. Otros
Incluyen: cabecero elevado 30-45° y cuidados del neurocrítico (control estricto de tensión
arterial, temperatura, natremia y glucemia). No hay evidencia que avale el empleo de
fármacos antiepilépticos (FAE) profilácticos, hipotermia terapéutica o terapias osmóticas.
Tabla 4. Dosis recomendadas para el tratamiento de las infecciones del sistema nervioso central en adultos
En cuanto a las secuelas a largo plazo, las más prevalentes son sordera neurosensorial,
trastornos cognitivoconductuales y epilepsia.
Se muestran en la tabla 5.
Ciprofloxacino* 500
mg v.o. (dosis única)
* Contraindicado en embarazadas.
Tienen una alta prevalencia. Se engloban en las meningitis asépticas por la ausencia de
aislamientos bacterianos. Producen un síndrome meníngeo agudo indistinguible
inicialmente de la meningitis bacteriana, pero con pleocitosis linfocitaria y evolución
favorable. Al ser infecciones limitadas a la meninge, no hay signos de disfunción
neurológica o alteraciones parenquimatosas en la neuroimagen (datos que las
distinguen de la encefalitis vírica, con distinto tratamiento y pronóstico).
4.1.1. Etiología
Etiología infecciosa
Foco parameníngeo Empiema subdural, osteomielitis craneal, otitis media y sinusitis complicadas,
endocarditis
Etiología no infecciosa
Postinfecciosa ADEM
Inflamatoriaautoinmune Encefalitis autoinmune, lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren,
sarcoidosis, enfermedad de Behçet, síndromes uveomeníngeos, vasculitis
primarias del SNC, granulomatosis con poliangeítis y HaNDL
4.2.1. Etiología
Se muestra en la tabla 6.
Las causas de la encefalitis vírica por frecuencia son: VHS-1 (10% del total de encefalitis,
20% de encefalitis víricas y 90% de encefalitis herpéticas), que es importante sospechar,
pues sin tratamiento presenta alta morbimortalidad; VHS-2 (10% de encefalitis
herpéticas); enterovirus (causante habitual de meningitis; la encefalitis es infrecuente),
y VVZ. En pacientes inmunosuprimidos destacan además citomegalovirus (CMV), virus
de Epstein-Barr (VEB), virus JC y virus del herpes humano tipos 6 (VHH-6) y 7 (VHH-
7).
De manera general, las encefalitis víricas cursan como cuadros agudos/subagudos (curso
más prolongado o recurrente en inmunosuprimidos) de:
4.2.3. Diagnóstico
4.2.3.1. Análisis del líquido cefalorraquídeo
Incluye: citobioquímica (tabla 1); PCR (de elección) para VHS-1, VHS-2,
enterovirus, VVZ, CMV, VEB, VHH-6 y VHH-7; cultivo (sensibilidad < 5% excepto
en meningoencefalitis por enterovirus en niños), de utilidad si se sospechan causas
infrecuentes y la PCR no está disponible, y serología, útil para orientar el diagnóstico si la
PCR y los cultivos son negativos y no existe respuesta al tratamiento empírico. La PCR
para VHS tiene alta sensibilidad y especificidad. Puede ser negativa en fases precoces (<
48 h de inicio de la clínica) o inmunosupresión, por lo que si existe alta sospecha, está
indicado mantener el aciclovir empírico y repetir la PCR a los 3-7 días.
4.2.3.2. Electroencefalograma
Se altera más precozmente que la neuroimagen y tiene valor pronóstico (mejor si hay
normalización rápida). Destacan enlentecimiento difuso y/o focal y actividad lenta rítmica.
En la encefalitis herpética se observan además alteraciones focales temporales uni- o
bilaterales y complejos punta-onda periódicos lateralizados (PLED, típico pero no
patognomónico).
4.2.3.3. Neuroimagen
4.2.4. Tratamiento
5.1. Etiología
Hasta en el 50% de los casos no se llega al diagnóstico, pues los estudios microbiológicos
no son concluyentes en muchas ocasiones. El diagnóstico diferencial resulta amplio (tabla
6), si bien las causas más frecuentes suelen ser bacterias atípicas, infecciones fúngicas y
etiologías no infecciosas, como las neoplasias.
5.3.1. Neuroimagen
Varias etiologías de meningitis crónicas pueden cursar con afectación pulmonar (TBC,
infecciones fúngicas, sarcoidosis y neoplasias).
5.5.1. Epidemiología
Constituye la causa principal de meningitis crónica en países con alta prevalencia de TBC.
Más del 60% presentan otras formas de TBC concomitantes en el momento del diagnóstico,
sobre todo afectación pulmonar. Los factores de riesgo son edad avanzada,
malnutrición, alcoholismo, neoplasias, tratamiento inmunosupresor (corticoides y antifactor
de necrosis tumoral alfa) e infección por el VIH.
Se muestran en la tabla 7.
5.5.3. Diagnóstico de tuberculosis del sistema nervioso central en el líquido cefalorraquídeo
Para el diagnóstico de infección tuberculosa, ver cap. 75. Tuberculosis. La baja cantidad de
microorganismos en el LCR puede dificultar el diagnóstico, por lo que se debe intentar
realizar la PL antes de iniciar el tratamiento:
Hay que realizar serología del VIH a todos los pacientes ya que su coinfección
disminuye la sensibilidad y especificidad de otras pruebas y amplía el diagnóstico
diferencial.
Clínica Neuroimagen
DWI: imagen potenciada en difusión; HTIC: hipertensión intracraneal; LCR: líquido cefalorraquídeo;
LOE: lesión ocupante de espacio; RM: resonancia magnética; SA: subaracnoideo; SNC: sistema
nervioso central; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
5.5.4. Otros hallazgos frecuentes en la tuberculosis en el sistema nervioso central
5.5.5. Tratamiento
5.5.6. Pronóstico
5.6. Neurosífilis
Es una zoonosis de distribución mundial propia del ganado bovino, ovino, caprino y de
otros animales, que se contagia por la ingesta de productos lácteos no
pasteurizados (y por tanto habitual en ganaderos y cazadores).
5.9.1. Epidemiología
5.9.2. Clínica
5.9.3. Diagnóstico
5.9.3.1. Análisis del líquido cefalorraquídeo
Suelen ser positivos semanas antes de las manifestaciones clínicas, por lo que permiten un
diagnóstico precoz.
5.9.3.3. Neuroimagen
5.9.4. Tratamiento
5.9.5. Pronóstico
La mortalidad global es del 25% a pesar del tratamiento, mayor en el VIH con alto riesgo
de HTIC grave, que puede llevar a coma y muerte.
Neuroborreliosis Parálisis facial u otras NC aisladas: doxiciclina 100 mg/12 h v.o. o amoxicilina 500
mg/ 8 h (en embarazadas y niños) o cefuroxima 500 mg/12 h 14 días
Meningitis
criptocócica Antifúngico: PL de control (tras 2
semanas de inductor):
1. Inductor 2 semanas: anfotericina B respuesta si no hay
liposomal 3-5 mg/kg/día + 5-flucitosina 25 crecimiento
mg/kg/6 h
2. Consolidación 8-10 semanas: fluconazol HTIC: PL diaria hasta la
400-800 mg/día normalización de la presión
3. Mantenimiento al menos 1 año (18 meses de apertura 2 días
si hay criptococomas): fluconazol 200-400 consecutivos. Si no hay
mg/día respuesta, derivación de LCR
(no manitol ni acetazolamida)
Corticoterapia: no de rutina (valorar si hay
criptococoma con efecto masa) Qx: criptococoma > 3 cm
con efecto masa y edema
Neurocisticercosis
Antiparasitario: albendazol (15 mg/kg/día en 2 PL de control: respuesta si
dosis) ± praziquantel (50 mg/kg/día en 3 dosis), 7- se normalizan las alteraciones
14 días (1-3 meses en quiste SA en cisternas de la citobioquímicas
base). Biterapia si hay > 2 quistes viables o
degenerativos Qx: en formas
intraventriculares.
Corticoterapia2: dexametasona 0,1 mg/ kg/día o
prednisona 1 mg/kg/día con pauta descendente Hidrocefalia: derivación de
según la forma clínica LCR o Qx
HTIC: hipertensión intracraneal; LCR: líquido cefalorraquídeo; NC: neuropatías craneales; PL:
punción lumbar; Qx: tratamiento quirúrgico; SA: subaracnoideo; SMX: sulfametoxazol; SNC: sistema
nervioso central; SNP: sistema nervioso periférico; TBC: tuberculosis; TMP: trimetoprim.
1
Ver la posología en el cap. 75. Tuberculosis.
2
Inicio al menos 1 día ANTES del antiparasitario para evitar respuesta paradójica. En encefalitis
cisticerca, edema cerebral difuso, afectación medular o vasculitis asociada, iniciar solo corticoterapia.
5.10. Neurocisticercosis (formas larvarias de Taenia solium)
Se transmite por la ingesta de carne de cerdo poco cocinada con quistes de larvas y de
forma fecal-oral entre humanos. Se ha observado un aumento de incidencia en nuestro
medio a expensas de la inmigración y los viajes a zonas endémicas (Centro y Sudamérica).
5.10.1. Clínica
5.10.2. Diagnóstico
6.1.1. Etiopatogenia
Se trata de un proceso supurativo focal del parénquima cerebral producido por bacterias,
hongos o parásitos. Los mecanismos de infección son similares a los de la meningitis
bacteriana (contigüidad, siembra hematógena o inoculación directa). Sin embargo, en
un 20-30% de los casos no se identifica un foco primario (absceso criptogénico).
Diseminación hematógena
Foco pulmonar Igual que sinusitis + Nocardia spp. y Cryptococcus Tratamiento estándar3 ±
neoformans cotrimoxazol5
Inmunosupresión6
Infección por el Toxoplasma gondii, Nocardia spp., Rhodococcus Meropenem + linezolid +
VIH7 equi, Mycobacterium spp., Listeria spp.8 y hongos sufadiazina-pirimetamina ±
anti- TBC
BGN: bacilo gramnegativo; TBC: tuberculosis; TCE: traumatismo craneoencefálico; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
1
Dosificación de fármacos en la tabla 4.
2
En general durante 6-8 semanas.
3
Tratamiento estándar: cefotaxima (o ceftriaxona) + metronidazol. Alternativamente se
puede utilizar meropenem.
4
Si S. aureus oxilín sensible, desescalar a cloxacilina (la cefazolina no es una alternativa por su baja
difusión al SNC).
5
Si hay sospecha clínica de Nocardia spp.
6
Además de microorganismos típicos de inmunocompetentes.
7
El principal diagnóstico diferencial en pacientes con < 200 linfocitos T CD4/ml es con el linfoma
cerebral primario (ver cap. 76. Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana).
8
Si se confirma Listeria spp., sustituir meropenem por ampicilina y mantener un segundo fármaco
activo (cotrimoxazol, gentamicina o linezolid).
6.1.2. Clínica
Depende de foco primario, localización y tamaño del absceso, grado de HTIC y estado
inmunitario del paciente. El curso puede ser fulminante, aunque lo más frecuente es la
presentación subaguda. El síntoma más común es la cefalea progresiva, seguida de
alteración del nivel de consciencia, déficits neurológicos focales y crisis comiciales.
La fiebre es inconstante, ausente hasta en el 50% en los estadios precoces.
6.1.3. Diagnóstico
6.1.3.1. Neuroimagen
Está contraindicada en la mayoría de casos por riesgo de herniación; además presenta muy
escasa rentabilidad (salvo en lesiones abiertas a ventrículos).
6.1.3.3. Microbiología
Se deben extraer hemocultivos antes del inicio del tratamiento empírico, y plantear la
obtención de muestras del absceso mediante punción guiada por TC o cirugía.
Debe realizarse serología del VIH urgente (modifica el manejo). Según la sospecha
se pueden realizar antígeno criptocócico, serología de Brucella spp., Toxoplasma spp., etc.
6.1.4. Tratamiento
Cabe reseñar que los casos precoces en forma de cerebritis pueden responder bien al
tratamiento antibiótico sin necesidad de otra intervención añadida.
Tabla 10. Otras infecciones supurativas focales del sistema nervioso central
PL contraindicada1 PL contraindicada
Hemocultivos (+60%)
SL: ceftriaxona/cefepima +
metronidazol
BGN: bacilos gramnegativos; HTIC: hipertensión intracraneal; PL: punción lumbar; RM: resonancia
magnética; SC: seno cavernoso; SCN: estafilococos coagulasa negativos; SL: seno lateral; TC:
tomografía computarizada.
Tabla 10. Otras infecciones supurativas focales del sistema nervioso central
1
Bajo rendimiento de cultivo de LCR y riesgo de diseminación.
2
En trombosis unilateral del SC para evitar la extensión bilateral; en el resto, individualizar.
3
Si hay infección asociada tipo sinusitis o dental.
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Autores
Miguel Herreros Gutiérrez. Medicina Interna.
|
Es la inflamación del apéndice cecal y constituye la causa más frecuente de abdomen agudo
quirúrgico. La obstrucción de la luz apendicular (hiperplasia linfoide, fecalitos, cuerpos
extraños y neoplasias) es seguida de compromiso vascular, edema, sobrecrecimiento
bacteriano e isquemia de la pared. De producirse perforación, puede evolucionar a absceso
apendicular/plastrón inflamatorio o peritonitis secundaria.
2.1.2. Clínica
2.1.3. Diagnóstico
El diagnóstico debe ser precoz y la intervención quirúrgica urgente para evitar la progresión
a formas evolucionadas con mayor índice de complicaciones:
Los divertículos son herniaciones mucosas que emergen a través de la capa muscular del
colon (carecen de capa muscular) en los sitios de entrada de vasos nutricios (punto de
máxima debilidad) y están recubiertos por serosa. Aparecen con mayor frecuencia en el
sigma dado que soporta mayor presión. Son factores de riesgo para su desarrollo el
envejecimiento, el estreñimiento, la dieta pobre en fibra y el sedentarismo.
2.2.2. Clínica
• Dolor abdominal (lo más frecuente): constante y localizado en FII o hipogastrio, aunque
puede aparecer en la FID o en otro cuadrante en casos de sigma móvil o diverticulitis
derecha.
• Náuseas o vómitos (20-62%).
• Estreñimiento (50%).
• Diarrea (25-35%).
• Clínica miccional (10-15%).
• Afectación sistémica: fiebre, taquicardia y malestar general.
• Hemorragia digestiva baja en forma de rectorragia/hematoquecia.
• Fecaluria, neumaturia y piuria (sugieren fístula colovesical).
En el examen físico se pueden constatar dolor a la palpación en la FII con defensa y signos
de irritación peritoneal focal, masa palpable (20%), distensión abdominal y timpanismo
(íleo adinámico) y peritonismo generalizado (peritonitis purulenta y fecaloidea). El tacto
rectal puede desencadenar dolor pélvico; también puede palparse abombamiento si existe
ocupación del fondo de saco de Douglas por un absceso.
Ia Inflamación pericólica
confinada (flemón)
Complicada Ib Absceso pericólico o • Si hay absceso < 2
mesocólico contenido (< 5 Hospitalización: cm, valorar el
cm) manejo
• Tratamiento ambulatorio
sintomático y
medidas de
IIa Absceso distante soporte DRENAJE
manejable por drenaje • Dieta absoluta PERCUTÁNEO (si no hay
percutáneo (pélvico, • Antibiótico i.v. mejoría en 24/48 h, valorar
intraabdominal y cirugía)
retroperitoneal)
IV Peritonitis fecaloidea
* Según los últimos estudios, en pacientes no inmunodeprimidos y sin factores de riesgo, podrían no
requerirse la antibioterapia y el ingreso hospitalario.
2.2.4. Abordaje terapéutico y pronóstico
Las opciones quirúrgicas más empleadas son: lavado laparoscópico y drenaje, colostomía
de descarga, intervención de Hartmann (la sigmoidectomía con colostomía sigue siendo la
más utilizada y recomendada en pacientes con peritonitis generalizada) y sigmoidectomía o
resección segmentaria con anastomosis primaria, con o sin ileostomía de protección.
Se define como la pérdida de la integridad de la pared del tubo digestivo con o sin vertido
de gas y/o contenido intraluminal a la cavidad peritoneal. En función de la localización de
la perforación y la capacidad de respuesta del tejido circundante, puede ser contenida,
penetrante a órganos vecinos (vasos, páncreas y retroperitoneo), provocar abscesos
localizados, plastrón, fístula o dar lugar a peritonitis generalizada.
2.3.2. Etiología
Se muestra en la tabla 3.
2.3.3. Clínica
2.3.4. Diagnóstico
Se debe realizar una analítica urgente, que mostrará leucocitosis con neutrofilia, elevación
de los RFA, acidosis metabólica y otros hallazgos específicos según la etiología del cuadro.
Las pruebas de imagen ayudan a confirmar el diagnóstico y el sitio de perforación:
Vesícula y vía Colecistitis aguda complicada, yatrogenia (cirugía y CPRE), traumatismo, quistes
biliar de colédoco, neoplasia y lupus
2.4. Peritonitis
2.5.1. Clasificación
Puede ser peritoneal (75%) o visceral (25%). Respecto a los primeros, lo más frecuente
es que se produzcan adyacentes a focos de infección (diverticulitis, apendicitis, etc.)
o como consecuencia de una liberación al peritoneo de flora entérica en el contexto
de perforación o dehiscencia de suturas quirúrgicas de vísceras huecas
intraabdominales. Pueden presentarse en diferentes localizaciones: subfrénicos, paracólicos,
pélvicos, subhepáticos o en epiplón, mesenterio, psoas ilíaco, etc. El absceso
intraabdominal espontáneo es una complicación potencialmente grave en un porcentaje
significativo (5%) de pacientes con enfermedad de Crohn.
Respecto a los viscerales, el más frecuente es el absceso hepático (en el caso del absceso
renal, ver cap. 68. Infecciones del tracto urinario).
Los peritoneales y algunos de los viscerales cuando el origen es entérico son de origen
polimicrobiano, predominando principalmente las enterobacterias, sobre todo E.
coli y, en menor medida, los anaerobios. No obstante, en los abscesos viscerales de
origen hematógeno la flora suele ser monomicrobiana.
2.5.2. Clínica
2.5.3. Diagnóstico
La presencia de fiebre sin claro foco en un paciente con factores de riesgo (IIA o cirugía
previa) debe hacer sospechar este cuadro, que se confirmará con una prueba de
imagen. Analíticamente, suele objetivarse elevación de los RFA. Se deben extraer
hemocultivos y cultivos del líquido de los abscesos cuando sea posible, tanto para aerobios
como anaerobios, y valorar el cultivo de hongos y de micobacterias según los factores de
riesgo del paciente (presentación clínica, inmunodepresión, NPT, etc.).
2.5.4. Tratamiento
El de elección y prioritario, más aún en casos de sepsis, es el drenaje del absceso.
Además, se debe iniciar el tratamiento antibiótico empírico al diagnóstico, sin esperar al
drenaje. En los abscesos no viscerales la antibioterapia ha de cubrir la flora entérica con las
particularidades de cada caso; en los viscerales se detalla en la tabla 4.
1
En caso de riesgo de infección por S. aureus oxacilín resistente (SAOR).
2
En caso de sospecha de origen gastrointestinal del absceso.
3
Considerar añadir ampicilina o sustituir el metronidazol por ella en el absceso hepático de origen biliar.
4
Considerar en pacientes con sepsis grave y/o abscesos posquirúrgicos; en el resto, si la prevalencia de enter
productoras de betalactamasas de espectro extendido es alta o han recibido betalactámicos en los 3 meses pre
Tabla 4. Resumen de los abscesos viscerales abdominales piógenos
5
Valorar en caso de sepsis grave, portadores de catéteres y usuarios de drogas por vía parenteral.
6
Puede añadirse un aminoglucósido durante los primeros 3-5 días de tratamiento, en espera del resultado de
2.5.5. Formas especiales
2.5.5.1. Absceso hepático
Es una colección de material purulento que surge de las criptas glandulares en el ano o el
recto. Se caracteriza por fiebre e importante dolor en la región perianal,
inflamación local y masa fluctuante y en ocasiones drenaje purulento espontáneo.
Aproximadamente la mitad de estos abscesos acabarán desarrollando una fístula crónica
anocutánea.
3. Patología hepatobiliar
3.1.1. Concepto
3.1.3. Clínica
3.1.4. Diagnóstico
Se basa en los criterios de las guías de Tokio 2018 (tabla 5 y tabla 6).
Se muestra en la figura 1.
3.2.1. Concepto
Es un síndrome clínico que resulta de la colestasis, obstrucción e infección del tracto biliar
cuya gravedad puede ser desde leve hasta potencialmente mortal (10-30%).
Las causas más frecuentes de obstrucción biliar (salvo en portadores de prótesis biliares)
son: litiasis biliares (30-70%), estenosis benignas (5-30%) y procesos
malignos (10-55%). Estos factores acaban favoreciendo el acceso retrógrado de bacterias
desde el duodeno o (más infrecuentemente) desde el sistema porta, que migrarán al torrente
circulatorio con el aumento de la presión en la vía biliar.
3.2.2. Clínica
La tríada clásica que describió Charcot, fiebre, ictericia y dolor abdominal focalizado en el
HCD o en el hemiabdomen superior, ocurre únicamente en el 50-75% de los casos, y es un
hallazgo muy específico pero poco sensible (25%). Resulta más frecuente (hasta un 80%) la
aparición de dolor abdominal y fiebre alta, generalmente acompañada de escalofríos y
tiritona por episodios de bacteriemia. La asociación de hipotensión y alteración del estado
mental (péntada de Reynolds) aparece en pacientes con colangitis aguda supurada, cuadro
potencialmente más grave y asociado a mayor mortalidad que favorece el desarrollo de
shock séptico y coagulopatía de consumo. La hipotensión puede ser el único síntoma de
presentación inicial en pacientes ancianos o en tratamiento con corticoides.
• Grado I (leve): no cumple criterios de los grados II o III al inicio del diagnóstico.
• Grado II (moderada): se asocia a dos de los siguientes: recuento leucocitario alterado,
fiebre de 39 ºC o más, 75 o más años, hiperbilirrubinemia igual o superior a 5 mg/dl e
hipoalbuminemia menor de 2,4 g/dl.
• Grado III (grave): con daño en al menos un órgano en el contexto de sepsis (tabla 6).
• Ecografía abdominal: es la primera prueba que se debe realizar, muy específica (95-
100%), pero presenta una sensibilidad variable (40-90%) y puede ser negativa en caso de
litiasis pequeñas o en obstrucciones agudas en las que aún no se ha dilatado la vía biliar.
Datos de laboratorio que evidencian Alteración del perfil Evidencia de la etiología (estenosis,
una respuesta inflamatoria hepático* litiasis, prótesis, tumor, etc.)
1
Gravedad de la IIA: leve-moderada: APACHE < 15, láctico venoso ≤ 2 mmol/l. Grave: asocia fallo
de un órgano, hipotensión que requiere fármacos vasoactivos, lactato venoso> 2 mmol/l o APACHE >
15.
2
Considerar cobertura frente a Enterococcus spp. (linezolid, daptomicina y vancomicina) si hay
valvulopatía, prótesis valvular, EII, inmunosupresión, infección nosocomial o tratamiento previo con
cefalosporina/ fluoroquinolona.
3
FRME: factores de riesgo de mala evolución (tabla 8).
4
En infecciones biliares no se necesita la cobertura frente a anaerobios salvo ante la presencia de
fístulas bilioentéricas.
5
Reservar ceftazidima-avibactam y ceftolozano-tazobactam para pacientes graves colonizados por
enterobacterias con carbapenemasas o P. aeruginosa multirresistente.
6
Si hay riesgo de infección por microorganismos multirresistentes (ver cap. 64. Aspectos generales en
antibioterapia), tratamiento previo con antibiótico antipseudomónico, shock séptico, persistencia o
Tabla 8. Factores de riesgo de mala evolución
recidiva de IIA, es preciso añadir un segundo fármaco antipseudomónico de otro grupo, como
amikacina o colistina.
7
Si hay alto riesgo de Candida, se añade tratamiento antifúngico: fluconazol o una equinocandina:
caspofungina 50 mg/día, el primer día 70 mg; anidulafungina 100 mg/día, el primer día 200 mg/día;
micafungina 100 mg/día. En caso de contraindicación, se puede usar anfotericina B liposomal 3
mg/kg/24 h (figura 2).
24 h:
3-5 días: si hay tratamiento quirúrgico precoz (< 24 h), definitivo y evolución clínica favorable
(defervescencia, tolerancia a la v.o., normalización de leucocitos y PCR < 3 mg/dl)
Si no se cumplen los criterios previos, individualizar según la evolución clínica: suspender antibiótico si la T.ª <
37,5 ºC en las últimas 24 h, hay tolerancia oral, el dolor está controlado, existe motilidad intestinal y no hay
infección de la herida quirúrgica
5.1. Epidemiología
5.3. Clínica
Puede causar un gran espectro de manifestaciones clínicas (tabla 12), que oscilan desde
portador asintomático hasta colitis fulminante. La presentación más habitual es la
diarrea acuosa (≥ 3 heces blandas en 24 h), a la que se le suelen asociar dolor abdominal,
náuseas, vómitos, febrícula y leucocitosis (incluso reacción leucemoide). Las formas más
graves pueden cursar con íleo paralítico y colitis fulminante.
Tabla 11. Riesgo de infección por Clostridioides difficile por grupos antibióticos
5.5. Diagnóstico
La clínica es compatible en forma de diarrea aguda (≥ 3 deposiciones en 24 h)
y evidencia microbiológica de presencia de C. difficile toxigénico. En presencia de íleo
paralítico se debe obtener una muestra rectal con una torunda. No se han de enviar heces
formadas al laboratorio por la baja rentabilidad diagnóstica al no distinguir con portadores
asintomáticos:
Recurrencias previas
Nutrición parenteral
5.6. Tratamiento
• Principios generales:
• Lavado de manos con agua y jabón (esporas resistentes a soluciones
hidroalcohólicas).
• Suspensión de antibioterapia innecesaria. En caso de requerirse, sustituir por
antibióticos de riesgo menor (tabla 12) o con actividad frente a C. difficile, como
la tigeciclina.
• Suspensión de IBP, si es posible.
• Reposición hidroelectrolítica.
• Aislamiento de contacto y habituación individual.
• La ICD no grave puede manejarse de manera ambulatoria mientras que la grave
requiere ingreso hospitalario.
• Tratamiento farmacológico (tabla 14): el empleo de probióticos no ha demostrado
una eficacia significativa. En pacientes inmunodeprimidos con varias recidivas y necesidad
de antibioterapia de amplio espectro, se puede valorar añadir vancomicina oral
profiláctica.
• Tratamiento quirúrgico: en pacientes con ICD fulminante que no responden al
tratamiento y que progresan a sepsis, peritonitis, megacolon tóxico o perforación
intestinal. Debe realizarse precozmente, antes de que aparezcan signos de gravedad como
lactacto superior a 5 mmol/l, shock o fallo multiorgánico, ya que se asocia a una elevada
mortalidad.
La técnica de elección es la colectomía total o subtotal con ileostomía. Una alternativa
puede ser la ileostomía en asa de derivación combinada con tratamiento antibiótico
(vancomicina intracolónica + metronidazol intravenoso), que parece reducir la
morbimortalidad preservando el colon.
Tabla 14. Recomendaciones para el tratamiento de la infección por Clostridioides difficile en adultos
Primer episodio
ICD grave (> 15.000 leucocitos/ Vancomicina 125 mg/6 h v.o. o fidaxomicina 200 mg/12 h1 v.o. 10 días
mm3 y Cr ≥ 1,5 mg/dl)
ICD con colitis fulminante Vancomicina 500 mg/6 h v.o. o por SNG. Si hay íleo, instilación por
enema rectal + metronidazol 500 mg/8 h i.v.
Recurrencias
Primera recurrencia
Si hay tratamiento previo con vancomicina o metronidazol:
Cr: creatinina; ICD: infección por Clostridioides difficile; SNG: sonda nasogástrica.
Fuente: Adaptada de la Guía de Práctica Clínica IDSA 2018.
1
La fidaxomicina tiene menor tasa de recurrencias que la vancomicina y se debe valorar como primera
opción en pacientes con alto riesgo de recurrencias o infección grave.
2
Pauta subóptima; usar si no están disponibles los antibióticos de primera línea.
3
Se puede valorar tapering con fidaxomicina.
Bibliografía
Autores
Rubén Guillermo Jaramillo Salamanca. Medicina de Aparato Digestivo.
|
María Carnevali Frías. Medicina Interna.
Asesora
María Luisa Manzano Alonso. Medicina de Aparato Digestivo.
1. Introducción
Las hepatitis virales son infecciones caracterizadas por una necrosis e inflamación
hepatocelular causada por virus hepatotropos (el virus de la hepatitis A [VHA], el
virus de la hepatitis B [VHB], el virus de la hepatitis C [VHC], el virus de la hepatitis D o
delta [VHD] y el virus de la hepatitis E [VHE]). Otros virus no específicamente
hepatotropos pueden producir hepatitis, como el virus de Epstein-Barr (VEB), el
citomegalovirus (CMV), el virus herpes simple (VHS), el virus de la varicela-zóster (VVZ),
los adenovirus, el parvovirus B19 y el SARS-CoV-2. En este capítulo nos centraremos en
las hepatitis por virus hepatotropos.
2. Epidemiología
Los virus hepatotropos se dividen en dos grupos (tabla 1) según su vía de transmisión,
es decir, fecooral o a través de sangre o fluidos contaminados (semen, saliva o fluidos
vaginales), y su tendencia a cronificar.
A No
E Solo inmunosuprimidos
D Sí (en sobreinfección)
C Sí (aproximadamente un 80%)
VHB Panarteritis nodosa (5%, más frecuente en adultos), glomerulonefritis membranosa (niños),
(VHD) glomerulonefritis membranoproliferativa (menos frecuente que en el VHC)
VHC Artralgias (60%), porfiria cutánea tardía (3%), crioglobulinemia (40-60%*) con afectación
cutánea (púrpura) o renal (glomerulonefritis membranoproliferativa), liquen plano (3%),
linfoma B no Hodking difuso de células grandes (5-10%)
VHA: virus de la hepatitis A; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VHD: virus
de la hepatitis D; VHE: virus de la hepatitis E.
* Solo un 20% con verdadera repercusión clínica.
4. Diagnóstico
5. Evolución y tratamiento
Hasta el 40-80% de los casos pueden cursar con ictericia, que suele ser el dato que orienta
el diagnóstico. La mayoría tienen un curso autolimitado (figura 2). El tratamiento suele
ser exclusivamente sintomático y ambulatorio. Está indicado el ingreso
hospitalario ante la aparición de datos de insuficiencia hepática aguda (ver cap. 41.
Hepatitis aguda e insuficiencia hepática aguda).
IgM: inmunoglobulina M; VHA: virus de la hepatitis A; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de
la hepatitis C; VHD: virus de la hepatitis D; VHE: virus de la hepatitis E.
1
IgG antiVHA+: inmunidad (vacunación o infección pasada).
2
Hepatitis aguda-coinfección. Hepatitis crónica-sobreinfección.
– – – – Susceptible1
Tabla 4. Marcadores serológicos de la infección por el virus de la hepatitis B
– – – + Vacunado
+ + + – Infección aguda
+ – + – Infección crónica
1
Se debe valorar la vacunación en estos pacientes.
2
En ocasiones los anti-HBs desaparecen con el tiempo.
Dentro del dinamismo del VHB relacionado con el sistema inmunitario del huésped y la
replicación viral, se detallan otras situaciones que pueden ocurrir además de estas fases:
Fármaco Características
ETV: entecavir; FGe: filtrado glomerular estimado; TAF: tenofovir alafenamida; TDF: tenofovir
disoproxilo fumarato.
En la infección crónica por el VHB el tratamiento varía según las fases (figura 5). Su
uso debe ser, en general, indefinido. Los pacientes con cirrosis han de recibir tratamiento
independientemente de su carga viral (CV). La inhibición mantenida de la replicación del
VHB se asocia a normalización de la GPT, disminución del daño hepático y menor
desarrollo de fibrosis o incluso su regresión.
El diagnóstico se confirma ante la persistencia de positividad del ARN VHC durante más
de 6 meses. No existen marcadores serológicos que permitan diferenciar entre la hepatitis
de reciente adquisición y la crónica, solo el tiempo de evolución. Los anticuerpos anti-
VHC pueden tardar en positivizar hasta 6-8 semanas tras la detección del ARN. La
determinación del antígeno del core se realiza antes (a las 2-3 semanas) y permite, por
tanto, el diagnóstico de infección activa de manera precoz y fiable (sensibilidad: 80-99% y
especificidad: 100%). Sus niveles guardan buena correlación con los de ARN VHC en
pacientes con infección crónica.
Los antivirales de acción directa (AAD) han supuesto una revolución gracias a su
eficacia superior al 90%, alta barrera genética y gran seguridad. Pueden clasificarse en tres
grupos en función de la diana terapéutica sobre la que actúan (tabla 7). La mayoría de los
disponibles actualmente son pangenotípicos y en España se presentan en
coformulaciones cuyas indicaciones simplificadas se recogen en la tabla 8.
Todos los pacientes con hepatitis crónica por el VHC son potenciales
candidatos a tratamiento (salvo que tengan una esperanza de vida < 6 meses-1 año por
comorbilidades) independientemente de si han recibido tratamientos previos para ello o no:
Diana Características
Diana Características
FGe: filtrado glomerular estimado; GLE: glecaprevir; PIB: pibrentasvir; SOF: sofosbuvir; VEL:
velpatasvir.
El objetivo del tratamiento es la curación de la infección, definida como una respuesta viral
sostenida (RVS), es decir, la indetectabilidad de CV en el plasma a las 12 semanas de haber
completado el tratamiento. La curación de la infección reduce la progresión de la fibrosis
hepática, la aparición de disfunción hepatocelular y el desarrollo de descompensaciones
asociadas a hipertensión portal; controla las manifestaciones extrahepáticas, y reduce,
aunque no elimina, el riesgo de que aparezca hepatocarcinoma. Este riesgo residual de
hepatocarcinoma explica la indicación de mantener el cribado ecográfico en los pacientes
con fibrosis avanzada (F3-F4) previa al tratamiento, independientemente de que obtengan
la curación virológica (RVS). Además, está demostrada la mejoría de la calidad de vida en
estos pacientes.
En los casos de fracaso virológico (< 5%) es obligatorio descartar resistencias a los
AAD (en especial, a los inhibidores de NS5A) y considerar el retratamiento en unidades
específicas y de forma individualizada. En estos casos se puede usar, entre otros, Vosevi®.
Siempre está asociada a la infección por el VHB, ya que la replicación del primero depende
de la presencia del segundo ((tabla 3) y (tabla 4)):
Su distribución es mundial, con una prevalencia mayor en los países en desarrollo, donde el
agua contaminada es la principal fuente de infección. En los países desarrollados se
relaciona con el consumo de carne animal poco cocinada. Debe sospecharse en casos de
hepatitis aguda una vez descartadas el resto de causas más frecuentes. Su pronóstico es peor
en embarazadas e inmunosuprimidos. El tratamiento y la vigilancia de la hepatitis aguda
por el VHE son similares a los de la hepatitis A. Los pacientes inmunosuprimidos en los
que la hepatitis E se cronifique pueden beneficiarse del tratamiento con ribavirina, que, sin
embargo, está contraindicada en embarazadas.
Activa
Havrix®, Vaqta® (virus inactivados): 2 dosis (0-6 meses o, si no es posible, 0-15
días). Muy eficaz (> 90%) y duradera (> 10 años)
Indicaciones:
Activa Engerix®, HBVaxPro® (recombinantes): 3 dosis (0-1-6 meses). Muy eficaz (> 90%,
menor en inmunosuprimidos, hemodializados, obesos o con comorbilidad crónica) y
duradera (los títulos de anti-HBs > 10 UI/ml garantizan protección de por vida).
Incluida en el calendario de vacunación infantil; se considerará la vacunación en
grupos de riesgo no vacunados: familiares y contactos sexuales de pacientes
infectados, personal con riesgo ocupacional (guarderías, personal sanitario,
acupuntura, tatuajes y piercings), candidatos a trasplante de órgano o receptores
habituales de hemoderivados, residentes de centros penitenciarios o instituciones
cerradas, pacientes coinfectados por el VIH, otros hepatotropos u otras enfermedades
de transmisión sexual, UDVP, pacientes en diálisis y viajeros a regiones endémicas.
Útil tanto antes como después de la exposición. En general, no se necesita dosis de
recuerdo
VHE Medidas higiénicas y dietéticas. Existe una vacuna eficaz comercializada en China
UDVP: usuarios de drogas por vía parenteral; VHA: virus de la hepatitis A; VHB: virus de la hepatitis
B; VHC: virus de la hepatitis C; VHD: virus de la hepatitis D; VHE: virus de la hepatitis E; VIH: virus
de la inmunodeficiencia humana.
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75. Tuberculosis
Autores
Marcos Sánchez Fernández. Medicina Interna.
|
Iván Martínez Redondo. Medicina Interna.
Asesora
Isabel Rodríguez Goncer. Unidad de Enfermedades Infecciosas, Medicina Interna
1. Definición
La tuberculosis (TB) se origina ante la infección por bacterias del complejo Mycobacterium
tuberculosis, que incluye varias especies (las más frecuentes son M. tuberculosis, M.
africanum y M. bovis) que dan lugar a una clínica similar con diferencias en la virulencia y
en la tasa de resistencia a fármacos. De todas, M. tuberculosis supone, por su frecuencia, el
patógeno más relevante en el ser humano.
Se trata de una enfermedad de distribución mundial, con mayor repercusión en los países en
vías de desarrollo. Las mayores tasas de incidencia se encuentran en el Sudeste Asiático,
África y el Pacífico Occidental. En España se estima una incidencia de 9,4 casos/100.000
habitantes.
2. Fisiopatología
Supone hasta el 40% de los pacientes con enfermedad tuberculosa, y presentan mayor
riesgo los pacientes con inmunodeficiencia celular (típicamente los infectados por el virus
de la inmunodeficiencia humana [VIH]), en los que la frecuencia con la que la afectación
extrapulmonar no se ve acompañada de lesiones pulmonares es significativamente mayor.
Las características principales de las localizaciones extrapulmonares más comunes se
resumen en la tabla 1.
Consiste en una diseminación hematógena de los bacilos tuberculosos (en una infección
primaria o por reactivación), que dan lugar a lesiones granulomatosas amarillentas de 1-2
mm en los órganos afectados. Se debe sospechar en pacientes
predispuestos (especialmente inmunodeprimidos) que desarrollan síntomas sistémicos
de evolución insidiosa con o sin otras formas de afectación extrapulmonar asociadas (la
presencia de hepatomegalia, esplenomegalia y adenopatías apoyaría la sospecha). En una
minoría de casos, la forma de debut consiste en un shock séptico con fallo multiorgánico
(conocido como sepsis de Landouzy o sepsis tuberculosa acutissima). Es frecuente la
identificación de un patrón reticulonodular miliar o «en grano de mijo» en la radiografía de
tórax. El hallazgo de tubérculos coroideos en el fondo de ojo resulta patognomónico.
4. Diagnóstico
Tendencia a la
ulceración o
fistulización
Tuberculomas
(ver cap. 72.
Infecciones del
sistema nervioso
central)
Tabla 1. Principales características de la tuberculosis extrapulmonar
Obstrucción
intestinal
Úlceras en la
laringoscopia
ADA: adenosina deaminasa; IFN: interferón; LCR: líquido cefalorraquídeo; PAAF: punción-
aspiración con aguja fina; PCR: reacción en cadena de la polimerasa.
Enfermos de silicosis
Presidiarios
Personal sanitario
TB: tuberculosis; TNF: factor de necrosis tumoral; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Tanto la PCT como el IGRA son test válidos para la identificación de personas infectadas
por M. tuberculosis, y la evidencia actual no favorece el uso de una sobre la otra. No
obstante, existen situaciones en las que el IGRA presenta ventajas sobre la PCT (tabla 3).
5. Tratamiento
Figura 5. Factores que hay que considerar para iniciar el tratamiento empírico para la
tuberculosis. Fuente: Adaptada de Nahid, et al. CID. 2016.
Si el paciente cumple criterios de ingreso (tabla 4), debe mantenerse en una habitación
individual, con presión negativa (idealmente) o bien ventilada, régimen de puerta cerrada y
restricción de visitas. El personal sanitario ha de usar mascarillas N95 para atenderle. Una
vez diagnosticado un caso, está indicado el estudio de los convivientes con quienes hayan
mantenido un contacto estrecho (> 6 h diarias).
Se presentan en la tabla 5.
Primera línea
Tabla 4. Criterios de ingreso en pacientes con sospecha de tuberculosis
Interacciones
Interacciones
Segunda línea
Toxicidad gastrointestinal
Alteraciones hidroelectrolíticas
Alteraciones hidroelectrolíticas
Ácido aminosalicílico Oral/i.v. Oral: 4 g/8 h i.v.: 12 Para administración i.v. requiere
g/día acceso vascular central
* Se recomienda en todas las poblaciones, pero sobre todo en embarazadas, consumidores de alcohol y
drogas, diabéticos, pacientes desnutridos o con insuficiencia renal e infectados por el VIH.
5.4. Pautas de tratamiento
5.4.1. Estándar
Rifampicina4 Isoniazida4
40-50 4 comp./24 h
40-90 2 comp./24 h
E: etambutol; H: isoniazida; R: rifampicina; Z:
pirazinamida.
1
Añadir etambutol (Myambutol® 3-4 comp. para
55 kg).
2
Añadir piridoxina (25-50 mg/día).
5.4.2. No estándar
Contacto con pacientes con Coinfectados por VIH Inmigrantes de países con alta
TB resistente tasa de resistencias*
ITL: infección tuberculosa latente; TB: tuberculosis; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
* Por orden de incidencia, entre muchos otros: Rusia, países de Europa del este, China, Angola,
República Democrática del Congo, Zimbabue, Indonesia, Bangladés y Perú (WHO 2020 Global TB
Report rates of MDR-TB).
Supuestos clínicos
Toxicidad a la isoniazida
R + Z + E 2 meses → R + E 10 meses
R + Z + E + FQ 2 meses → R + E + FQ 7 meses
Hepatopatía crónica
Intentar tratamiento estándar
→ H + R 7 meses
Enfermedad renal crónica Los mismos fármacos con las mismas dosis 3 veces/semana y después
(FG < 30 ml/min) de sesiones de diálisis
Resistencias
• Paciente con infección por el VIH (ver cap. 76. Infección por el virus de la
inmunodeficiencia humana).
• Formas extrapulmonares. Las duraciones y pautas son las mismas, a excepción
de la infección del sistema nervioso central (SNC) (12 meses de tratamiento) y la
afectación osteoarticular (6-9 meses). En pacientes con silicosis pulmonar se
recomienda prolongar el tratamiento a 8 meses.
• Embarazo y lactancia. Las pautas no varían en la edad pediátrica. En lactantes y
embarazadas se debe evitar el uso de pirazinamida (recomendada por la
Organización Mundial de la Salud [OMS], aunque no existen datos sobre seguridad
en el embarazo) o aminoglucósidos en caso de requerir tratamientos de segunda
línea. Si se excluye del tratamiento, se empleará un régimen de 2 meses de
isoniazida + rifampicina + etambutol seguido de 7 meses de isoniazida +
rifampicina. La lactancia no está contraindicada siempre que la paciente no sea
contagiosa. Los fármacos administrados a la madre no han de considerarse
tratamiento eficaz para el lactante.
5.5.1. Glucocorticoides
Siempre que se hagan cambios de tratamiento por efectos adversos hay que intentar
mantener un esquema de tres fármacos (con sensibilidad demostrada) en la fase de
inducción y dos fármacos (también con sensibilidad demostrada) en la de consolidación.
5.6.2. Hepatotoxicidad
Aparece hasta en un 20% de los tratamientos con pautas estándar, en la inmensa mayoría
sin síntomas y con resolución en días o semanas. Para evitar la hepatotoxicidad, se debe
suspender otros fármacos hepatotóxicos e insistir en el abandono del consumo de alcohol y
de otras sustancias hepatotóxicas. En fármacos de primera línea, la isoniazida y la
pirazinamida se asocian a patrones citolíticos, mientras que la rifampicina suele ser más
colestásica.
Frecuentes en el primer mes y menos frecuentes con pirazinamida. Aunque raras, suelen
comprender acné, exantemas o reacciones urticariales, así como fotosensibilidad.
Normalmente responden al tratamiento tópico y a los antihistamínicos.
La rifampicina es un inductor potente de isoenzimas del citocromo P450 que disminuye los
niveles de fármacos metabolizados por esa vía. Siempre hay que comprobar las
interacciones antes de añadir un nuevo fármaco a un paciente en tratamiento con
rifampicina. La isoniazida inhibe las isoenzimas del citocromo P450 y se requiere la
monitorización de los niveles de algunos fármacos.
Los pacientes deben ser instruidos sobre la toxicidad de cada fármaco, así como sobre su
retirada ante la aparición de reacciones adversas, hasta nueva indicación:
Queda recogido en la tabla 10. Las recomendaciones de los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC) o de la Infectious Diseases Society of America (IDSA)
varían respecto a las establecidas por la OMS. En las guías estadounidenses la pauta
preferida es la rifampicina en monoterapia durante 4 meses, mientras que la OMS continúa
estableciendo la isoniazida como el tratamiento estándar.
R = 10 mg/kg R = 300 mg
Tabla 10. Pautas de tratamiento aprobadas para la infección tuberculosa latente
Isoniazida y 3 meses
rifapentina H = 15 mg/kg H = 900 mg En pacientes de alto
semanales riesgo, progresión2
Rifapentina = 15- Rifapentina =
30 mg/kg 900 mg Bajo observación directa
H: isoniazida; R: rifampicina.
1
Pauta recomendada por la OMS en todos los casos.
2
Contacto estrecho con caso confirmado por cultivo de esputo, conversión en < 2 meses de PCT,
infectados por el VIH sin tratamiento antirretroviral y estudio radiológico compatible con cambios
fibróticos (posible TB pasada).
Bibliografía
Autores
Eduardo Miguel Aparicio Minguijón. Medicina Interna.
|
Rodrigo Miranda Godoy. Medicina Interna.
Asesoras
Otilia Bisbal Pardo. Medicina Interna.
|
María de Lagarde Sebastián. Medicina Interna.
1. Introducción y epidemiología
Existen dos tipos: el VIH-1, más extendido, y el VIH-2, frecuente en zonas endémicas de
África Occidental. Su incidencia ha disminuido y la supervivencia de los pacientes ha
aumentado progresivamente desde la introducción del tratamiento antirretroviral
(TAR).
2. Diagnóstico
2.1. Indicaciones
Establecer un diagnóstico precoz de la infección por el VIH ha demostrado disminuir el
desarrollo del sida, la mortalidad y la tasa de transmisión. Es imprescindible realizar la
prueba del VIH ante la sospecha de infección aguda o en enfermedades
definitorias de sida (tabla 1). Además, existen situaciones en las que también es
recomendable:
Criptococosis extrapulmonar
Herpes simple: úlceras crónicas (> 1 mes de duración), bronquitis, neumonitis o esofagitis
Sarcoma de Kaposi
Toxoplasmosis cerebral
2.3. Clasificación
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EE. UU. clasifican la infección
por el VIH basándose en la situación inmunitaria y clínica del paciente. Se establece el
diagnóstico de sida si hay estadio 3 (en función de los CD4) o enfermedades
definitorias de sida independientemente del estadio (tabla 1 y tabla 3).
Tabla 3. Clasificación de casos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana para adultos,
adolescentes y niños de 6 o más años (revisión del CDC, abril de 2014)
Desconocido Confirmación de infección por el VIH, con ausencia de prueba VIH negativa previa
en los últimos 180 días, de recuento de CD4 y de enfermedades definitorias de sida
0 Representa la infección temprana. Se define por una prueba VIH negativa dentro de
los 180 días anteriores a la primera prueba VIH positiva confirmada
2 201-499/μl (o 14-26%*)
Tabla 3. Clasificación de casos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana para adultos,
adolescentes y niños de 6 o más años (revisión del CDC, abril de 2014)
CD4: linfocitos T CD4+; CDC: Center for Disease Control and Prevention; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
* Porcentaje de linfocitos T CD4+ sobre el total de linfocitos/ml. Si el recuento y el porcentaje difieren
en el estadio, hay que seleccionar el que indique mayor gravedad.
3. Evolución natural
Su etiología ha cambiado desde la introducción del TAR. Clásicamente, las causas más
frecuentes son las infecciosas, si bien hay que tener en cuenta otras etiologías que han
tomado relevancia (ver cap. 6. Fiebre de origen desconocido. Alteraciones de la
termorregulación. Síndrome constitucional). Las más frecuentes son
las micobacterias (tuberculosis con cualquier grado de inmunosupresión y
Mycobacterium avium complex [MAC] en pacientes con CD4 < 100/ml), así como
la leishmaniasis en pacientes bajo TAR, seguidas de otras, como Pneumocystis jirovecii,
citomegalovirus (CMV), micosis endémicas (histoplasmosis y coccidioidomicosis) y otros
procesos infecciosos (criptococosis, aspergilosis, toxoplasmosis y bartonelosis). Otras
causas son las neoplasias (linfomas) y la fiebre asociada a fármacos (síndrome de
hipersensibilidad al abacavir [ABC]), la tromboflebitis, el síndrome hemofagocítico y el
síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria (SIRI).
Para el diagnóstico diferencial hay que tener en cuenta factores como la situación
inmunitaria, la profilaxis farmacológica de IO (que puede dar lugar a presentaciones
atípicas), la prevalencia local de infecciones, el origen e historial de viajes, el consumo de
tóxicos y el tratamiento habitual. La aproximación diagnóstica se resume en la tabla 4.
• Anamnesis y • PET-TC
exploración Microbiología: Laboratorio: • Aspirado/bi
física (PCR Leish
completa • Carga viral del VIH • CD25 soluble, y cultivo)
• Fondo de ojo • Serologías: Salmonella spp., ferritina y • Biopsia hep
CMV (+/– triglicéridos • Biopsia gan
Laboratorio: PCR), Leishmania spp. (+/– • ANA y
PCR en la sangre y Ag en la complemento
• Hemograma orina), lúes, Brucella spp.
(frotis) y Toxoplasma spp. Pruebas de imagen:
• Bioquímica • Mantoux/IGRA
(perfil • Hemocultivos seriados • TC de
hepático y • Urocultivo tóraxabdomen-
renal y • Baciloscopia/PCR TBC y pelvis
proteína C cultivo en esputo y orina • TC craneal
reactiva/VSG) • Coprocultivo (según
• Sistemático de sospecha)
orina Si los CD4 < 100/ml: • Ecocardiograma
• Poblaciones (1.er paso en
linfocitarias • Ag criptococo en sangre UDVP)
(CD4) • Hemocultivos para
• Proteinograma micobacterias Otros:
• Factor
reumatoide • Punción
lumbar:
citobioquímica,
Tabla 4. Algoritmo del estudio del síndrome febril sin foco
Pruebas de Ag criptococo,
imagen: PCR virus
herpes,
• Radiografía Toxoplasma,
de tórax CMV y TBC;
• Ecografía cultivo
abdominal
Ag: antígeno; ANA: anticuerpos antinucleares; CD4: linfocitos T CD4+; CMV: citomegalovirus; IGRA: ens
interferón gamma; PCR: reacción en cadena de la polimerasa; PET: tomografía por emisión de positrones; TB
tomografía computarizada; UDVP: usuarios de drogas por vía parenteral; VIH: virus de la inmunodeficiencia
velocidad sedimentación glomerular.
4.2. Adenopatías
Otras causas pueden ser la infección por micobacterias, los linfomas, el sarcoma de Kaposi
o la enfermedad de Castleman (ambas asociadas a la infección por el virus herpes humano
8, como el linfoma primario de serosas). Si presenta menos de 200 CD4/ml, toman
importancia toxoplasmosis, leishmaniasis e infecciones fúngicas diseminadas. En caso de
inmunosupresión grave casi siempre se necesita una biopsia ganglionar.
Etiología
Alteraciones Aguda Crónica
radiológicas
Neumotórax P. jirovecii
Son frecuentes la candidiasis orofaríngea, la leucoplasia oral vellosa (causada por el virus
de Epstein-Barr) y las úlceras aftosas en pacientes con CD4 inferiores a 300/ml. Es típica la
afectación palatina del sarcoma de Kaposi.
4.4.2. Esofagitis/h5>
La primera causa son los virus y bacterias enteropatógenas habituales (con mayor
agresividad y frecuencia de bacteriemia, especialmente Salmonella spp.). Según la región
de origen hay que considerar infecciones fúngicas (histoplasmosis, coccidioidomicosis y
peniciliosis) o parasitarias (amebiasis, estrongiloidiasis y teniasis). En pacientes que
practican sexo anal receptivo la causa puede ser una proctitis ulcerosa, originada
por Chlamydia spp., lúes o gonococo, cuyo diagnóstico se establecerá por
PCR/cultivo en exudado rectal y/o biopsia tras rectosigmoidoscopia (ver cap.
69. Infecciones de transmisión sexual). Fármacos como los inhibidores de la proteasa (IP)
pueden ser causa de diarrea. El manejo de la diarrea se muestra en la figura 1.
• Lesiones con efecto masa: encefalitis por Toxoplasma gondii (por reactivación, con
serología positiva para IgG [si es negativa la probabilidad es < 10%]; ante la
sospecha se recomienda tratamiento empírico) o linfoma primario del SNC. Otras
causas menos frecuentes son: tuberculosis, neurocisticercosis, chagomas, abscesos
por Aspergillus spp., Nocardia spp., Listeria monocytogenes y bacterias piógenas.
Por otro lado, la primoinfección por el VIH puede producir una meningitis aséptica,
que a veces afecta a pares craneales (en especial al nervio facial), con curación espontánea
en 2-4 semanas. En meningitis en pacientes con mayor inmunosupresión (especialmente
en el estadio sida) se deben considerar la criptococosis y la tuberculosis (ver cap. 72.
Infecciones del sistema nervioso central).
Hay que considerar la retinopatía por VIH (pérdida visual subaguda con exudados
blanquecinos, reversible), retinitis por CMV (pérdida visual irreversible por retinopatía
bilateral asimétrica; descartar si < 100 CD4/ml), retinitis necrosante por virus
varicela-zóster (VVZ) y VHS, coroiditis por T. gondii o P. jirovecii, sarcoma de Kaposi o
linfoma.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) han aumentado en los últimos años (ver
cap. 69. Infecciones de transmisión sexual). Pueden estar favorecidas en HSH por la
práctica de chemsex (consumo de drogas sexualizado) y slamsex (consumo de drogas por
vía intravenosa en el contexto de las relaciones sexuales). Se debe realizar un cribado
activo.
4.13. Neoplasias
Toxoplasma gondii
Serología Al menos 6 semanas
Identificación y/o PCR en biopsia Pirimetamina v.o. Dosis de carga de 200 mg y después 50
(indicada si no hay respuesta mg/ día (< 60 kg) o 75 mg/día (> 60 kg) + Sulfadiazina v.o.
terapéutica en 7-14 días) o fluidos 1.000 mg/6 h (< 60 kg) o 1.500 mg/6 h (> 60 kg) + Ácido
corporales folínico 15 mg/día v.o. + Dexametasona 4 mg/6 h i.v. o
v.o. si hay edema cerebral
Alternativas:
Tinción de Giemsa
Cryptosporidium spp.
Serología TAR
Tinción de Kinyoun/ auramina en las Nitazoxanida 500-1.000 mg/12 h v.o. 2-8 semanas (poca
heces evidencia)
Biopsia
Cystoisospora belli
Tuberculosis
Candida spp.
Cryptococcus spp.
Cultivo
Aspergillus spp.
• Inducción: voriconazol 6 mg/kg/12 h i.v. el primer día,
Galactomanano y B-D-glucano seguido de 4 mg/kg/12 h
• Mantenimiento: voriconazol 200 mg/12 h v.o.
Biopsias/LBA
Duración no establecida (mín. de 6-12 semanas y hasta la
Cultivo recuperación inmunitaria)
Histoplasma capsulatum
Tinción de Giemsa
Cultivo
Serología
Virus varicela-zóster
CD4: linfocitos T CD4+; CMV: citomegalovirus; LBA: lavado broncoalveolar; LCR: líquido
cefalorraquídeo; MO: médula ósea; NNN: Novy-MacNeal-Nicolle; PCR: reacción en cadena de la
polimerasa; SNC: sistema nervioso central; TAR: tratamiento antirretroviral.
Primaria
Interrumpir si (bajo
TAR) CD4 > 200 y
CVP indetectable
durante al menos 3
meses
CD4: linfocitos T CD4+/ml; CMV: citomegalovirus; CVP: carga viral plasmática; IgG:
inmunoglobulina G; TAR: tratamiento antirretroviral.
5. Tratamiento antirretroviral
5.1. Objetivos
Se recomienda la administración de TAR a todos los pacientes con VIH tan pronto
como sea posible con el objetivo de evitar la progresión de la enfermedad y disminuir la
transmisión del virus. El TAR actual no logra la curación, por lo que debe mantenerse de
por vida para mantener la CVP indetectable (por debajo del límite de detección del
laboratorio, < 20-50 copias/ml), lo que permite la recuperación inmunitaria. Con el TAR lo
esperable es objetivar una disminución de la carga viral de 1 logaritmo a las 4 semanas de
iniciar el tratamiento (respuesta virológica), y que sea indetectable tras 16-24 semanas
de tratamiento. Además, cabe esperar un aumento de 50-100 CD4/ml tras 1 año desde el
inicio del TAR, con normalización progresiva, si bien en pacientes con infección de larga
evolución esto no siempre se logra (inmunodiscordancia).
5.2.1. Anamnesis
Hay que realizar unas determinaciones inicialmente y durante el seguimiento (tabla 8).
Los principales son AZT (en desuso), . Estos fármacos clásicos continúan siendo la
base de los tratamientos más empleados. Presentan baja barrera genética al desarrollo de
mutaciones de resistencia. El tenofovir es activo frente al VHB. El TDF provoca mayor
toxicidad renal (tubulopatía y ERC) y osteopenia que el TAF, por lo que se prefiere este
último. El ABC podría provocar un aumento del riesgo cardiovascular y antes de utilizarlo
es imprescindible descartar la presencia de HLA B*5701 por el riesgo de hipersensibilidad.
Habitualmente se coformulan TAF/FTC y ABC/3TC.
Los principales son efavirenz (EFV), rilpivirina (RPV) y doravirina (DOR). Son
inductores de CYP450 y tienen baja barrera genética. El EFV presenta frecuentes efectos
adversos neuropsiquiátricos y está contraindicado en el primer trimestre del embarazo. La
RPV requiere administrarse con comidas y está contraindicada junto con IBP;
próximamente se comercializará su presentación intramuscular. La DOR es el fármaco más
reciente y presenta escasos efectos adversos.
Los principales son atazanavir (ATV) y darunavir (DRV) (el más utilizado). Deben
administrarse con ritonavir (RTV o r) o cobicistat (COBI o c) como potenciadores.
Presentan numerosas interacciones farmacológicas por interferencia con CYP450 y se
asocian a dislipemia e intolerancia gastrointestinal. Tienen elevada barrera genética
(desarrollo de resistencias menos probable).
Determinación Periodicidad
Hemograma y bioquímica básica (perfil renal, Cada 3-6 meses. Al inicio, incluir perfil óseo y
hepático y lipídico) proteinograma
PCR en los exudados genital, anal y oral Al inicio. Después según los factores de riesgo
de Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia (anual o más frecuentemente)
trachomatis (+/– Mycoplasma genitalium si
está disponible)
Determinación Periodicidad
Determinación Periodicidad
AF: antecedentes familiares; CD4: linfocitos T CD4+; CVP: carga viral plasmática; CMV:
citomegalovirus; ECV: enfermedad cardiovascular; HLA: antígeno leucocítico humano; HSH:
hombres que practican sexo con hombres; IGRA: ensayo de liberación de interferón gamma; PCR:
reacción en cadena de la polimerasa; VHA: virus de la hepatitis A; VHB: virus de la hepatitis B; VHC:
virus de la hepatitis C; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana; VPH: virus del papiloma humano;
VVZ: virus varicela-zóster.
* Se pueden determinar CVP y CD4 con menos frecuencia (cada 6-12 meses) en pacientes con CVP
suprimida y > 300 CD4/ml.
DRV/COBI/TAF/FTC Darunavir/cobicistat/tenofovir
alafenamida/emtricitabina (Symtuza®)
Determinación Periodicidad
EVG/COBI/TAF/FTC Elvitegravir/cobicistat/tenofovir
alafenamida/emtricitabina (Genvoya®)
RPV/TDF/FTC/td> Rilpivirina/tenofovir
disoproxilfumarato/emtricitabina (Eviplera®)
5.3.5. Otros
Pautas preferentes
Pautas alternativas
RPV/TAF/FTC
No indicado si CVP > 100.000 copias/ml
3TC: lamivudina; ABC: abacavir; BIC: bictegravir; c: cobicistat; CD4: linfocitos T CD4+; cp:
comprimidos; COBI: cobicistat; CVP: carga viral plasmática; DOR: doravirina; DRV: darunavir;
DTG: dolutegravir; EVG: elvitegravir; FTC: emtricitabina; IBP: inhibidores de la bomba de protones;
INSTI: inhibidor de transferencia de la cadena de la integrasa; IP: inhibidores de la proteasa; ITINN:
inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos; r: ritonavir; RAL: raltegravir; RPV: rilpivirina;
TAF: tenofovir alafenamida; TDF: tenofovir disoproxil fumarato; VHB: virus de la hepatitis B.
* El DTG no está recomendado en nuestro medio en el primer trimestre de embarazo o con deseo
gestacional, pero puede mantenerse como alternativa en el segundo o tercer trimestres de gestación.
Fuente: Adaptada del Grupo GeSIDA. 2020.
5.5. Seguimiento
5.5.1. Adherencia
Los blips o repuntes virológicos transitorios son valores de CVP detectables entre
50 y 200 copias/ml, con recuentos previos y posteriores de menos de 50 copias/ml. Si son
aislados no tienen repercusión clínica (aunque hay que evaluar la adherencia), pero si son
frecuentes se denominan viremia de bajo grado persistente (hasta 500-1.000 copias/
ml) y ocasionan mayor riesgo de fracaso virológico y resistencias (si hay > 200 copias/ml).
Hay que evaluar de forma periódica la posible toxicidad del tratamiento o las interacciones
con otros fármacos y cambiar el TAR si es preciso. Las interacciones farmacológicas con el
TAR pueden consultarse en la web: www.hiv-druginteractions.org/checker
5.6.1. Embarazo
Se debe realizar serología del VIH a toda mujer embarazada y, si fuera negativa, repetirla
en el tercer trimestre (o en el parto en caso de llegar sin haberse realizado prueba
previamente). En caso de positividad, hay que iniciar el TAR lo antes posible
con TDF/FTC o ABC/3TC + RAL o DTG (solo en el segundo o tercer trimestre)
o ATV/r o DRV/r cada 12 h. En pacientes bien controladas con TAR previo, puede
plantearse mantener el mismo tratamiento.
En caso de llegar a la semana 38 con una CVP de más de 1.000 copias/ml, está indicada
la cesárea electiva (individualizar si la CVP es de 50-1.000; con < 50 se recomienda
parto vaginal). Además del TAR, en el parto se aconseja administrar AZT intravenosa si la
CVP es detectable o desconocida. En nuestro medio se debe evitar la lactancia materna.
Al recién nacido hay que realizarle cribado de VIH inmediato mediante CVP, administrar
profilaxis con AZT 4 semanas si hay buen control materno (triple terapia en caso contrario)
y repetir determinaciones a las 2 semanas y a los 4 meses tras suspender la profilaxis.
5.6.2. Hepatopatía
Es fundamental vigilar la función renal en las revisiones. Los ITIAN requieren ajuste de
dosis (salvo el ABC), pero no ITINN, INSTI o IP si el filtrado glomerular es superior a 30
ml/min (si está por debajo se ha de revisar individualmente); los más seguros son RAL y
DRV/r. Se debe evitar el TDF (sustituir por el TAF en caso de toxicidad renal) y en general
las coformulaciones de cualquier fármaco. Fármacos como DTG, BIC, RPV o COBI elevan
la creatinina sérica alterando su excreción (sin daño renal).
5.6.7. Neoplasias
La principal medida de prevención es el propio TAR, dado que logra una carga viral
indetectable y evita la transmisión del VIH por vía sexual. Además de las medidas de
barrera, como el preservativo, existen estrategias de profilaxis farmacológica.
Antes de iniciar la PrEP se debe descartar infección por el VIH y realizar cribado de ITS,
serologías de virus de la hepatitis (A, B y C), analíticas de sangre y orina y test de
embarazo (dichas pruebas se deben repetir cada 3 meses en el seguimiento). No debe existir
contraindicación para recibir TDF (alteración de la función renal) o FTC. La pauta
recomendada es TDF/FTC 1 comprimido/día y la alternativa es la pauta intermitente
(2 comprimidos juntos de TDF/FTC antes de la exposición de riesgo y luego 1
comprimido/ día hasta 24 h después de la última exposición). Hay que instruir sobre la
necesidad de prevención de otras ITS mediante el uso de preservativo. En caso de mala
adherencia, desarrollo de infección por el VIH o toxicidad, se debe abandonar la PrEP.
HSH: hombres que practican sexo con hombres; ITS: infecciones de transmisión sexual; PrEP:
profilaxis preexposición; UDVP: usuarios de drogas por vía parenteral; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
Fuente: Adaptada del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. 2018.
5.7.2. Profilaxis postexposición
Ver cap. 80. Exposición con riesgo biológico. Enfermedades de declaración obligatoria.
Respecto al SIRI por tuberculosis, se recomienda una pauta profiláctica en pacientes con
menos de 100 CD4/ml (prednisona 40 mg/día 2 semanas seguido de 20 mg/día 2 semanas
más). Si presentan SIRI establecido, la pauta es prednisona 1,5 mg/kg/día 2 semanas
seguido de 0,75 mg/kg/día 2 semanas más.
Tabla 12. Manifestaciones del síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria por entidades
clínicas
Mycobacterium Puede ocurrir incluso con > 200 CD4/ml. Fiebre y adenopatías con o sin
tuberculosis infiltrados pulmonares y derrame pleural (asocia positivización del
Mantoux). Es menos frecuente el empeoramiento de meningitis,
tuberculomas, HTIC, vasculitis del SNC o afectación intraabdominal,
hepatoesplénica o renal
Tabla 12. Manifestaciones del síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria por entidades
clínicas
Cryptococcus
neoformans Empeoramiento de meningitis con mayor presión de apertura y pleocitosis,
con cultivos en sangre y LCR positivos. Debe tratarse con antifúngicos y
corticoides (en la meningitis criptocócica sin SIRI han de evitarse los
corticoides)
También provoca cuadros tardíos (15 meses tras iniciar el TAR), con
poliadenopatías, meningitis aséptica y masas cerebrales inflamatorias
SIRI tumoral Principalmente con sarcoma de Kaposi, pero también con linfomas no
Hodgkin, enfermedad de Castleman y linfoma primario de cavidades
CD4: linfocitos T CD4+; CMV: citomegalovirus; HTIC: hipertensión intracraneal; SIRI: síndrome
inflamatorio de reconstitución inmunitaria; LCR: líquido cefalorraquídeo; LES: lupus eritematoso
sistémico; MAC: Mycobacterium avium complex; SNC: sistema nervioso central; TAR: tratamiento
antirretroviral; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VHS: virus del herpes
simple; VVZ: virus varicela-zóster
Bibliografía
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Guía de recomendaciones para el diagnóstico precoz de VIH en el ámbito sanitario.
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en: https://www.uptodate.com/contents/approach-to-the-hiv-infected-patient-with-
pulmonary-symptoms
Autores
Javier Tomás Solera Rallo. Medicina Interna.
|
Elena Vera Guerrero. Hematología y Hemoterapia.
Asesores
Manuel Lizasoain. Unidad de Enfermedades Infecciosas, Medicina Interna.
|
Rodrigo de Nicolás Sol. Hematología y Hemoterapia.
1. Introducción
El espectro de pacientes inmunodeprimidos es cada vez más amplio. Este capítulo se centra
en las principales infecciones del paciente inmunosuprimido, incluyendo tanto trasplante de
progenitores hematopoyéticos (TPH) como de órgano sólido (TOS) y manejo general de la
neutropenia febril (NF). En la tabla 1 se recogen las infecciones más frecuentes según la
alteración de la inmunidad.
Inh. mTOR: Inhibición de la activación Virus herpes, nefropatía por virus BK, LMP, P.
sirolimus y y proliferación de LT e jirovecii, TBC y otras micobacterias
everolimus inhibición de la producción
de anticuerpos
Anti-IL-1: anakinra Inhibición de la activación A dosis > 100 mg/día: bacterias (celulitis y
inmune y proinflamatoria neumonía)
Inh. de la migración
de leucocitos: Natalizumab: reducción de Natalizumab: LMP y meningoencefalitis por
fingolimod, la inflamación celular en VHS y VVZ
natalizumab determinados tejidos
Fingolimod: LMP, meningitis criptocócica,
Fingolimod: bloqueo de la infección diseminada por VVZ y encefalitis por
salida de linfocitos de los VHS
ganglios linfáticos
Tabla 1. Infecciones más frecuentes según la alteración de la inmunidad
Inh. de PI3K δ: ↓ producción de citocinas y Virus (herpes; destaca el CMV) y hongos (P.
idelalisib apoptosis de LB jirovecii)
Inh. del proteasoma5 Depleción de linfocitos T; a Virus (herpes: VHS y VVZ) y bacterias
veces neutropenia (infecciones respiratorias)
AcMo: anticuerpo monoclonal; CMV: citomegalovirus; Inh: inhibidores; IL: interleucina; JAK: Janus-
cinasa; LB: linfocito B; LMP: leucoencefalopatía multifocal progresiva; LT: linfocito T; TBC:
tuberculosis; TK: tirosina cinasa; TNF: factor de necrosis tumoral; VEB: virus de Epstein-Barr; VHB:
virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VHS: virus herpes simple; VVZ: virus de la
varicela zóster.
1
Rituximab, belimumab y ofatumumab.
2
Infliximab, adalimumab, golimumab, etanercept y certolizumab.
3
Eculizumab, ravulizumab, avacopan y pegcetacoplan.
4
Imatinib, dasatinib, nilotinib, bosutinib y ponatinib.
5
Bortezomib, carfilzomib e ixazomib.
2.1.1. Cribado
Se debe realizar una serología de virus de la hepatitis B (VHB) a todo paciente que vaya a
recibir tratamiento inmunosupresor, especialmente a los de alto riesgo. Ante un resultado
positivo se ha de clasificar al paciente según el estado de la infección (ver cap. 74. Hepatitis
virales) y actuar según la figura 1.
Serologías: VHB (HBsAg y anti-HBc), VHC (anti-VHC), VIH y virus herpes (VHS, VVZ, CMV y
VEB) y sífilis (prueba treponémica)
Enfermedades importadas del viajero/migrante (ver cap. 79. Infecciones importadas del viajero y del
migrante)
Ag: antígeno; CMV: citomegalovirus; IGRA: ensayo de liberación de interferón-gamma; VEB: virus
de Epstein- Barr; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VHS: virus herpes
simple; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana; VVZ: virus de la varicela zóster.
ALT: alanina aminotransferasa; anti-HBc: anticuerpos contra el antígeno del core del VHB;
anti-HBs: anticuerpos contra el HBsAg; CV: carga viral; EPIB: estado portador inactivo de
virus; HBsAg: antígeno de superficie del VHB; IS: inmunosupresión; QT: quimioterapia;
TPH: trasplante de progenitores hematopoyéticos; VHB: virus de la hepatitis B.
Fuente: Adaptada de Castellano y Manzano. Gastroenterol Hepatol. 2012.
2.3. Virus herpes
Establecen una infección latente tras la primoinfección y pueden reactivarse ante estados de
inmunosupresión. El control de la infección depende fundamentalmente de la inmunidad
celular (linfocitos T).
Infecta los linfocitos B y T (primoinfección) y queda latente; tiene una alta seropositividad
en nuestra población (en torno al 90%):
2.4.1. Cribado
No existe.
2.4.2. Profilaxis
Ver cap. 76. Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana. Se debe tener en
cuenta que la duración del tratamiento en pacientes sin infección por el VIH es de 2
semanas.
2.5.1. Cribado
IFI: infección fúngica invasiva; TNF: factor de necrosis tumoral; TPH: trasplante de progenitores
hematopoyéticos.
* El crecimiento de Aspergillus spp. en hemocultivo invariablemente indica contaminación.
2.5.2. Profilaxis
Hace referencia a infecciones sistémicas por Candida spp. con o sin candidemia. Su
incidencia es mucho menor desde la introducción de la profilaxis con azoles. En el paciente
neutropénico el foco de adquisición suele ser intestinal y el riesgo de endocarditis es mucho
menor. El tratamiento debe hacerse con una equinocandina por la alta prevalencia de
resistencia a los azoles y su duración (si no hay complicaciones) ha de ser de 14 días tras
aclarar los hemocultivos (ver cap. 65. Sepsis, bacteriemia y candidemia).
Hace referencia a infecciones sistémicas por Candida spp. con o sin candidemia. Su
incidencia es mucho menor desde la introducción de la profilaxis con azoles. En el paciente
neutropénico el foco de adquisición suele ser intestinal y el riesgo de endocarditis es mucho
menor. El tratamiento debe hacerse con una equinocandina por la alta prevalencia de
resistencia a los azoles y su duración (si no hay complicaciones) ha de ser de 14 días tras
aclarar los hemocultivos (ver cap. 65. Sepsis, bacteriemia y candidemia).
3. Neutropenia febril
3.1. Definiciones
3.2. Manejo
Los pacientes de bajo riesgo (tabla 6) pueden recibir antibioterapia oral ambulatoria,
idealmente con ciprofloxacino 750 mg/12 h + amoxicilina/clavulánico 875/125 mg/8 h (en
alérgicos a betalactámicos es: ciprofloxacino + clindamicina 600 mg/8 h). Otras opciones
son: ciprofloxacino + cefuroxima o cefixima, cefditoreno, moxifloxacino y levofloxacino.
No ha de usarse una quinolona si la recibía como profilaxis.
Las condiciones necesarias para el manejo ambulatorio son: conformidad del paciente,
período previo de observación, existencia de un programa de expertos que puedan realizar
el seguimiento, soporte social y cercanía de un centro de atención médica.
MASCC: Multinational Association for Supportive Care in Cancer; TPH: trasplante de progenitores
hematopoyéticos.
Tabla 7. Puntuación MASCC (puntuación máxima: 26; bajo riesgo ≥ 21; alto riesgo < 21)
MASCC: Multinational Association for Supportive Care in Cancer; TAS: tensión arterial sistólica.
3.3.2. Alto riesgo
Los pacientes de alto riesgo (tabla 6) deben ingresar para recibir antibioterapia
intravenosa siguiendo una de las estrategias descritas a continuación:
Se muestra en la tabla 8.
3.5. Duración y reevaluación del tratamiento
BGN: bacilos gramnegativos; CVC: catéter venoso central; GN: gramnegativo; GP: grampositivo;
MR: multirresistente; P/T: piperacilina/tazobactam.
El riesgo de infección varía con el paso del tiempo y depende de factores epidemiológicos
(infecciones derivadas del donante o del receptor, nosocomiales y adquiridas en la
comunidad) y del tratamiento inmunosupresor. La mayoría de las infecciones aparecen en
los primeros 6 meses como consecuencia del propio acto quirúrgico y del uso de una
potente inmunosupresión en el postrasplante inmediato. Se distinguen tres subperíodos:
Por todo ello el procedimiento de mayor riesgo infeccioso es el TPH alogénico. Destacan
diferentes fases con distinto perfil de infecciones:
Durante todo el trasplante el paciente tiene riesgo de infecciones por virus respiratorios o
entéricos y de reactivación de herpesvirus.
Bibliografía
Autores
Javier Tomás Solera Rallo. Medicina Interna.
|
Emilio García Delicado. Medicina Interna.
Asesor
Mario Fernández Ruiz. Unidad de Enfermedades Infecciosas, Medicina Interna.
1. Aproximación diagnóstica de la fiebre en el paciente hospitalizado
Es preciso revisar los antecedentes del paciente, el motivo de ingreso, los aislamientos
microbiológicos previos y los tratamientos recibidos, incluyendo transfusión de
hemoderivados y nutrición parenteral. Se debe realizar una anamnesis por aparatos
completa que incluya la aparición o cambios en la tos o la expectoración, la presencia de
diarrea o dolor abdominal, clínica miccional, cefalea y lesiones cutáneas de nueva
aparición.
• Insuficiencia suprarrenal
• Pancreatitis
• Colitis isquémica
• Reacciones transfusionales
• Fiebre medicamentosa
• Neoplasia
• Hipertiroidismo
• Artritis
• Enfermedad tromboembólica
• Vasculitis
• Infarto agudo de miocardio
• Ictus hemorrágico
• Crisis comicial
• Síndrome neuroléptico maligno
• Hipertermia maligna
• Feocromocitoma
1.2. Diagnóstico
A continuación se propone una aproximación diagnóstica inicial para pacientes sin clara
focalidad infecciosa, si bien en función de la historia clínica y la exploración física puede
estar indicada la realización de otras pruebas complementarias:
1.3. Tratamiento
Los cocos grampositivos suponen alrededor del 50% de las IAC. Los estafilococos
coagulasa negativos (ECN), Staphylococcus epidermidis en particular, son los
microorganismos más frecuentes, seguidos de Staphylococcus aureus (hay un 23,3% de
resistencia a la meticilina en nuestro centro). Los bacilos gramnegativos (BGN) como causa
de IAC son más frecuentes en pacientes oncohematológicos y en los portadores de catéteres
de implantación quirúrgica o insertados por vía femoral, y se aprecia un aumento
importante de la tasa de multirresistencia en los últimos años. El aislamiento
de Candida spp. supone una causa relevante de IAC, especialmente en pacientes con CVC,
nutrición parenteral y antibioterapia de amplio espectro previa. Los factores de riesgo para
la IAC se resumen en la tabla 2. En la tabla 3 se mencionan los tipos de catéteres
intravasculares más utilizados.
Tipo Comentarios
Catéteres venosos centrales no Acceso central más empleado. Varios tipos de acceso (de
tunelizados menor a mayor riesgo de infección: subclavia, yugular y
femoral). Dispositivos con mayor riesgo de IAC
2.3. Diagnóstico
La manifestación clínica más frecuente es la fiebre sin focalidad aparente, si bien carece de
especificidad. Los signos locales de infección en el punto de inserción son altamente
específicos, pero poseen una sensibilidad inferior al 5%.
2.4. Tratamiento
Los catéteres venosos periféricos siempre deben retirarse. Por norma general
los CVC de corta duración han de retirarse, especialmente en las situaciones
mencionadas en la tabla 4. Idealmente, antes de insertar un nuevo catéter tunelizado hay
que administrar antibioterapia durante 48-72 h, asegurar la estabilidad hemodinámica y
comprobar la negatividad de los hemocultivos durante 48-72 h (5 días en el caso de
candidemia). Si fuera preciso, se puede insertar un nuevo CVC no tunelizado.
El recambio del catéter a través de una guía metálica está desaconsejado en caso
de IAC, y solo debería ser planteado en pacientes que no puedan prescindir del acceso
venoso central en los que el riesgo de retirada o de inserción de un nuevo catéter sea
inaceptablemente elevado.
Staphylococcus spp.
Enterococcus spp.
Bacilos gramnegativos
Pseudomonas spp. Ceftazidima 2 g/8 h, cefepima Imipenem 500 mg/6 h, meropenem 1 g/8 h,
2 g/8 h y piperacilina/ ciprofloxacino 400 mg/8 h i.v. o 750 mg
tazobactam 4,5 g/6-8 h cada 12 h v.o.
Hongos
Caspofungina 70 mg DC y
después 50 mg/24 h
BLEE: betalactamasa de espectro extendido; DC: dosis de carga; DU: dosis única.
1
Extraer niveles séricos de vancomicina antes de administrar la cuarta dosis y ajustar para obtener
niveles valle de 15-20 ng/ml.
2
Se puede plantear el uso de dalbavancina para completar pautas largas de tratamiento (equivalente a
14 días de tratamiento).
3
De primera elección en caso de Candida parapsilosis.
Se ha demostrado que el riesgo de IAC aumenta en caso de la colonización del catéter por
ECN u otros colonizadores cutáneos sin evidencia de infección sistémica (es decir,
aislamiento en los hemocultivos extraídos del catéter exclusivamente, pero no en los de
venopunción periférica), por lo que en ese escenario debería plantearse la retirada. Una
alternativa válida es realizar sellados del catéter sin tratamiento sistémico (tabla 4).
2.4.3. Diagnóstico y manejo de las complicaciones
2.5. Prevención
La infección del sitio quirúrgico (ISQ) es la que tiene lugar en la zona de la intervención en
un plazo de hasta 30 días desde su realización (y hasta 90 días o incluso más en caso de
implante de material protésico). Es la infección nosocomial más frecuente en los pacientes
quirúrgicos y en España constituye la primera causa de infección nosocomial (en torno al
28% del total), si bien la incidencia varía notablemente en función de la técnica quirúrgica
y de las características del paciente. Su aparición implica un aumento de la mortalidad, de
la duración del ingreso hospitalario (7-10 días adicionales de media) y de los costes
atribuibles.
A partir de estos factores se han diseñado diversas escalas de predicción del riesgo de ISQ.
La más difundida es la del National Nosocomial Infection Surveillance System (NNISS),
que asigna 1 punto a cada una de las siguientes variables: elevado riesgo preoperatorio en la
escala de la American Society of Anesthesiologists (ASA; ≥ 3), herida quirúrgica
contaminada o sucia y duración de la intervención por encima del percentil 75 del tiempo
habitualmente empleado para ese procedimiento. El empleo de laparoscopia resta 1 punto
en la puntuación final.
• Colocación de drenajes
• Violación de la técnica
aséptica
• Evidencia de infección
• Apertura de cavidades o
superficies mucosas
• Apertura controlada de
mucosas sin evidencia de
infección
• Derrame mínimo del
contenido gastrointestinal,
urinario o biliar
Tabla 8. Clasificación de las heridas quirúrgicas y riesgo de infección asociado
• Violación mínima de la
técnica aséptica
• Colocación de drenajes por la
herida
• Apertura de mucosas o
cavidades con infección no
purulenta
• Derrame de abundante
contenido gastrointestinal,
urinario o biliar
• Violación mayor de la
técnica aséptica
• Herida traumática dentro de
las primeras 4 h
• Apertura de mucosas o
cavidades con pus
• Herida traumática de > 4 h de
evolución
• Herida traumática
desvitalizada o con cuerpos
extraños
• Herida contaminada con
material fecal u otro
elemento infectante
El agente etiológico de la mayoría de las ISQ procede de la flora endógena del propio
paciente. Globalmente, S. aureus, ECN, Enterococcus spp., Escherichia coli, P.
aeruginosa, Enterobacter spp. y Klebsiella pneumoniae son los microorganismos
identificados con más frecuencia, si bien su distribución relativa varía en función del tipo
de cirugía y de la epidemiología local. Así, los cocos grampositivos (particularmente S.
aureus) predominan en las infecciones de cirugías limpias, en tanto que las heridas
contaminadas suelen infectarse por flora mixta polimicrobiana (enterobacterias, P.
aeruginosa y anaerobios).
Los estreptococos del grupo B pueden estar presentes tras intervenciones obstétricas y
ginecológicas. Las infecciones muy precoces y rápidamente progresivas (< 24 h desde la
intervención) sugieren la implicación de Clostridium perfringens o de estreptococos del
grupo A. Algunas ISQ pueden presentar una fuente exógena a través de la colonización o
infección del personal sanitario, del instrumental, del quirófano o del material implantado
durante la intervención.
Hay que tener en cuenta que la fiebre en las primeras 48-72 h del postoperatorio rara vez es
ocasionada por la ISQ (salvo las excepciones mencionadas previamente), sino que suele
estar en el contexto de infecciones previas, atelectasias, fármacos o la propia respuesta
inflamatoria a la cirugía sin infección. Habitualmente la infección incisional tarda unos 3-
10 días en desarrollarse, mientras que las infecciones de órganos-espacio quirúrgico suelen
desarrollarse tras 2-3 semanas.
3.4. Tratamiento
3.5. Prevención
Tabla 9. Clasificación, clínica y criterios diagnósticos de las distintas formas de infecciones del sitio
quirúrgico
• Dolor en el sitio de la
Infección incisional incisión ≥ 1 manifestación clínica y ≥ 1 de
superficial • Eritema o calor local los siguientes:
• Edema localizado
Afectación de piel y tejido • Drenaje purulento de la
subcutáneo incisión superficial
• Identificación de
microorganismo por cultivo
(u otra técnica
microbiológica) realizada
para diagnóstico o
tratamiento (no por
vigilancia)
• Incisión abierta por personal
médico por sospecha de ISQ
Tabla 9. Clasificación, clínica y criterios diagnósticos de las distintas formas de infecciones del sitio
quirúrgico
• Identificación de
microorganismo por cultivo
(u otra técnica
microbiológica) realizada
para diagnóstico o
tratamiento (no por
vigilancia)
• Presencia de un criterio
clínico en ausencia de
prueba de diagnóstico
microbiológico
• Ictericia
CDC: Centers for Disease Control and Prevention; ISQ: infección del sitio quirúrgico.
* Se puede encontrar información adicional
en: https://www.cdc.gov/nhsn/PDFs/pscManual/17pscNosInfDef_current.pdf
3.5.3. Profilaxis antibiótica
Tabla 10. Criterios necesarios para que la profilaxis antibiótica sea prescindible
Las pautas de elección que se deben utilizar en caso de que la profilaxis antibiótica sea
necesaria se resumen en la tabla 11. La primera dosis de antibiótico profiláctico se debe
administrar 60 min antes de la incisión quirúrgica (120 min en caso de vancomicina o una
fluoroquinolona por el mayor tiempo de infusión); se ha de repetir una segunda dosis
intraoperatoria al cabo de 3 h en intervenciones muy prolongadas o si existe mucha pérdida
hematológica durante el procedimiento (esta dosis no es necesaria si se han utilizado
vancomicina o gentamicina gracias a su prolongado efecto postantibiótico). En cualquier
caso, la profilaxis se ha de interrumpir en las primeras 24 h tras la intervención. La
detección sistemática del estado de portador nasal de S. aureus está indicada en pacientes
que van a someterse a cirugía cardíaca electiva, con descolonización mediante mupirocina
tópica al 2% (2 aplicaciones/día durante 5 días). Es aconsejable la consulta de las guías
específicas para cada tipo de intervención.
4. Neumonía nosocomial
Neuroquirúrgica
Ortopédica2
Limpia- Orofaríngea/
contaminada gastroduodenal3 Cefazolina 2 g (3 g si > 120 Vancomicina 15 mg/kg o
kg) clindamicina 900 mg o
Biliar4 metronidazol 500 mg
Repetir la dosis cada 4 h más gentamicina 5
Tabla 11. Principales pautas de profilaxis antibiótica prequirúrgica
Urológica6 En cistoscopias:
ciprofloxacino 400 mg (en
dosis única). En cirugía
abierta o laparoscópica:
cefazolina 2 g (3 g si > 120
kg) y repetir la dosis cada 4
h
1
Incluyendo: colocación de prótesis endovasculares, cirugía de aorta abdominal, incisión inguinal y
amputación de extremidad inferior por isquemia.
2
Incluyendo: cirugía espinal, fractura de cadera, fijación interna, recambio articular completo y
recambio de material protésico previo en extremidad inferior.
3
Incluyendo: procedimientos que involucran la entrada en la luz del tubo digestivo.
4
Incluyendo: cirugía abierta y laparoscópica solo en situaciones de alto riesgo: > 70 años, embarazo,
colecistitis aguda, vesícula biliar no funcional, ictericia obstructiva, coledocolitiasis e
inmunosupresión.
Tabla 11. Principales pautas de profilaxis antibiótica prequirúrgica
NIH NAV
Mayor mortalidad en las que requieren VM tras el Menor mortalidad que las NIH que
diagnóstico (32 vs. 16%) requieren VM, pero mayor que las que
no
NAV: neumonía asociada al ventilador; NIH: neumonía intrahospitalaria; VM: ventilación mecánica.
4.2. Etiología y factores de riesgo
Los microorganismos más frecuentes varían en función de las series y los diferentes centros
hospitalarios. La incidencia relativa de microorganismos resistentes depende de la
presencia de factores de riesgo. Los más validados se presentan en la tabla 13.
• Shock séptico
• Administración de antibióticos en los últimos 90 días
• Estancia hospitalaria previa ≥ 5 días
• Prevalencia ≥ 25% de microorganismos multirresistentes en la unidad de hospitalización
• Colonización previa por microorganismos multirresistentes (el aislamiento previo en
secreciones respiratorias tiene una especificidad y un valor predictivo positivo próximos al
100%)
• Síndrome de distrés respiratorio agudo
• Fracaso renal agudo y terapia de depuración extrarrenal
4.3. Diagnóstico
El diagnóstico etiológico se alcanza en menos del 50% de las NN, proporción aún más
reducida en pacientes no intubados (con mayor dificultad en la obtención de muestras
respiratorias de calidad). Los cultivos de secreciones pulmonares (esputo, aspirado
endotraqueal y lavado broncoalveolar [LBA]) presentan una rentabilidad diagnóstica
relativamente limitada. Entre ellos, el cultivo cuantitativo de LBA alcanza una sensibilidad
del 75% y un valor predictivo positivo del 77%. El LBA es especialmente recomendable en
pacientes intubados, inmunodeprimidos o con mala respuesta al tratamiento antibiótico
(hay que valorar la posibilidad de infección fúngica). Aunque la rentabilidad de
los hemocultivos suele ser baja, en las neumonías por S. aureus o S. pneumoniae es
aceptable, por lo que se recomienda su obtención de forma sistemática (en caso de existir
bacteriemia, la mortalidad aumenta). El cultivo de S. aureus meticilín resistente en
el exudado nasal tiene un elevado valor predictivo negativo y puede guiar la retirada del
tratamiento empírico dirigido a este patógeno.
Los test moleculares para la detección de patógenos respiratorios, aunque tienen
limitaciones en su sensibilidad y especificidad (diferenciar patógeno de colonizador),
ofrecen una potencial identificación rápida de patógenos y de sus patrones de resistencia (S.
aureus meticilín resistente, enterobacterias productoras de carbapenemasas, etc.). La
detección en la orina (enzimoinmunoensayo o inmunocromatografía) del antígeno
neumocócico y de Legionella pneumophila (serogrupo 1) presenta buena especificidad,
aunque peor sensibilidad.
No hay evidencia que apoye la utilidad de los biomarcadores séricos (PCR y PCT)
para el diagnóstico de NIH ni para decidir el inicio del tratamiento antibiótico. Los datos
sobre el uso de biomarcadores en el LBA son preliminares y no se han validado. Respecto a
la duración del tratamiento, la determinación de la PCT sérica puede ser de utilidad cuando
se precisa un tratamiento de más de 8 días, sea por respuesta clínica inadecuada o
difícilmente valorable o en pacientes con infecciones por microorganismos
multirresistentes.
La TC torácica puede ayudar al diagnóstico en pacientes con sospecha clínica de NAV sin
presencia de infiltrados en la radiografía simple. También puede resultar útil para el control
de la evolución del infiltrado o del desarrollo de derrame pleural en los pacientes
diagnosticados por esta técnica, teniendo en cuenta que los pacientes con ventilación
mecánica (VM) pueden presentar infiltrados de múltiples etiologías. La ecografía
pulmonar puede ayudar al diagnóstico diferencial.
4.4. Tratamiento
4.5. Prevención
Autoras
María Carnevali Frías. Medicina Interna.
|
Karen Campion Álvarez. Medicina Interna.
Asesora
Irene Losada Galván. Medicina Interna.
1. Introducción
El estudio de la patología importada, tanto del viajero como del migrante, ha cobrado
relevancia a medida que han aumentado los viajes internacionales a todos los continentes
en los últimos años. En la valoración inicial de estos pacientes se debe hacer especial
hincapié en los datos descritos en las tabla 1, tabla 2, tabla 3 y tabla 4.
Arbovirus
Meningococemia
Peste
Rickettsia
Leptospirosis
Fiebres víricas
hemorrágicas
Encefalitis japonesa
Fiebre tifoidea y
paratifoidea1
Plasmodium spp.
Borreliosis (Lyme)
VIH
Tuberculosis
Brucelosis
Fiebre Q
Mononucleosis infecciosa
(CMV, VEB y parvovirus)
Absceso hepático
amebiano
Tripanosomiasis del Oeste
de África
Esquistosomiasis aguda2
Rabia
Leishmania spp.
Relaciones sexuales sin VIH, VHB, VHC, sífilis, gonorrea, chancroide, VHS, zika y
protección fiebres víricas hemorrágicas
VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VHS: virus herpes simple; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
Estridor Difteria
Tabla 3. Exposiciones de riesgo
Rash maculopapular Arbovirus (dengue, chikungunya, zika y fiebre del Valle del Nilo
Occidental), tifus, leptospirosis, VIH, VHB y rickettsiosis
2.1. Fiebre
Es uno de los síntomas más frecuentes pero a la vez más inespecíficos. Se considera fiebre
importada toda temperatura superior a 37,8 °C en un paciente viajero o procedente de otra
región, desde el inicio del viaje hasta 3 meses tras su final. Los datos de síntomas,
cronología y exposiciones ambientales de riesgo son de gran utilidad para orientar el
diagnóstico tabla 1, tabla 2, tabla 3 y tabla 4. Normalmente es de etiología infecciosa,
causada tanto por gérmenes de distribución mundial como endémicos de cada zona. Son
especialmente importantes por su incidencia y/o potencial gravedad: malaria (en todo
paciente con fiebre procedente de área endémica debe considerarse hasta que se demuestre
lo contrario), fiebres tifoidea y víricas (algunas hemorrágicas), rickettsiosis,
espiroquetosis y tuberculosis (figura 1) (ver los apartados específicos). Son también
posibles, aunque menos frecuentes, las causas no infecciosas.
Constituye la patología importada más frecuente (incidencia del 20-60%). Se produce por
transmisión fecal-oral, principalmente en zonas rurales tropicales-subtropicales. Son
factores de riesgo las situaciones de inmunosupresión o que conllevan déficit de la barrera
gastrointestinal: diabetes mellitus, enfermedad inflamatoria intestinal, toma de
antisecretores y gastrectomía previa. Generalmente la producen bacterias
enteropatógenas (80-90%), pero también puede deberse a virus o parásitos (tabla 5).
La mayoría de cuadros suelen autolimitarse a los 4-5 días, si bien el tratamiento acorta el
tiempo de enfermedad y/o previene la aparición de complicaciones:
Sus causas más frecuentes son las mismas que en la población general, pero hay que tener
en cuenta patologías específicas relacionadas con el antecedente epidemiológico de
riesgo (tabla 3), como la tuberculosis, las micosis endémicas (tabla 6) y otro tipo de
parasitosis con afectación pulmonar, como hidatidosis, síndromes de hiperinfestación de la
infección por Strongyloides stercoralis y de Löffler, fiebre de Katayama, etc. (ver apartados
correspondientes).
En pacientes procedentes de la Península Arábiga con cuadro febril y clínica respiratoria
hay que destacar la infección por coronavirus del síndrome respiratorio de
Oriente Medio (MERS-CoV), que se transmite por gotas y partículas aéreas y tiene un
período de incubación de aproximadamente 4 días. Los factores de riesgo más importantes
son el contacto hospitalario y con camellos. Cursa con fiebre, síntomas respiratorios y
gastrointestinales. Se puede complicar con neumonía bilateral e insuficiencia respiratoria
aguda, con alta mortalidad (36-50%). El tratamiento es de soporte. Exige aislamiento de
alto riesgo.
Las causas más frecuentes de meningitis y encefalitis importadas son las mismas que en
nuestro medio. Las infecciones del sistema nervioso central (SNC) producidas por
gérmenes asociados a factores de riesgo epidemiológicos concretos se detallan en los
apartados correspondientes; para criptococosis, neurocisticercosis y tuberculosis, ver cap.
72. Infecciones del sistema nervioso central. Destacan los brotes
epidémicos producidos cada 5-10 años por Neisseria meningitidis A y C en el
llamado cinturón de la meningitis (África subsahariana desde Senegal hasta Etiopía) y la
emergente meningitis por Streptococcus suis, asociada al contacto con cerdos en Asia
(sobre todo el sur de Vietnam y China).
Entre las infecciones que cursan con afectación del sistema nervioso periférico destacan la
poliomielitis, la paraparesia espástica tropical por el HTLV-1 y la encefalitis japonesa
como mielopatías en países en vías de desarrollo pero infrecuentemente importadas; la
cisticercosis y esquistosomiasis como posibles causantes de mielopatía con manifestaciones
miccionales (vejiga neurógena); la rabia, el tétanos y el síndrome de Guillain- Barré, que
puede afectar a viajeros tras gastroenteritis por Campylobacter spp. o posvacunación. Otras
neuropatías periféricas importadas son las causadas por la lepra, borreliosis y fiebre Q.
Paracoccidioidomicosis Centroamérica
y América del Aguda: síndrome
Sur febril,
hepatoesplenomegalia
y linfadenopatías
Crónico: afectación
pulmonar (con
evolución a fibrosis)
y úlceras
mucocutáneas
3. Entidades específicas
3.1.1. Malaria
Tipo Criterios D
Tipo Criterios D
EB: exceso de bases; FiO2: fracción inspirada de oxígeno; Hb: hemoglobina; Hto: hematocrito; PaO2: presión
* Una baja parasitemia no es sinónimo de bajo potencial de gravedad puesto que la citoadherencia y el secue
de parásito circulante. Los pacientes semiinmunes pueden presentar parasitemias elevadas con escasa repercu
valorar la situación de semiinmunidad, se prefiere considerar parasitemia > 2% como criterio de gravedad pa
Segunda Cura ra
línea: Quinina i.v. primaqu
(QUINIMAX®): dosis descarta
de carga de 15 mg
alcaloides base/kg i.v.,
seguido de 8 mg
alcaloides base/kg/8 h
+ doxiciclina i.v. 100
mg/12 h i.v.
o clindamicina i.v.
10 mg/ kg/12 h × 7
Tabla 7. Criterios de gravedad de la malaria
Tipo Criterios D
Segunda
línea: Quinina i.v.:
carga de 15 mg
alcaloides base/kg y
mantenimiento con 8
mg alcaloides
base/kg/8 h +
clindamicina i.v. 10
mg/ kg/12 h i.v. × 7
días
Pacientes en los que no se pueden asegurar unos correctos tratamiento y seguimiento ambulatorio
Necesidad diagnóstica
Tras un período de incubación de 5-15 días, el curso clínico de la infección se divide en dos
fases, con diferencias clínicas y posibilidades diagnósticas diferentes (tabla 10).
El benznidazol (5 mg/kg/día hasta un máx. de 300 mg/día v.o., divididos en 2-3 dosis,
durante 60 días) es el fármaco de primera línea (se necesita petición específica por tratarse
de medicación extranjera). Durante el tratamiento se requiere una monitorización estrecha
clínica y analítica por la elevada tasa de efectos adversos. El objetivo del tratamiento es la
curación, definida como la desaparición de los anticuerpos inmunoglobulina (Ig) G, si bien
esto ocurre de manera inversamente proporcional al tiempo desde la infección. La
detección mediante PCR después del tratamiento es útil para detectar fracasos terapéuticos,
aunque su valor negativo no implica curación. Se ha de realizar el seguimiento de las
posibles complicaciones de las formas crónicas en unidades especializadas.
El 90% de los casos cursan de forma asintomática. En los sintomáticos, generalmente tras
un período de incubación de 1-3 semanas, cursa en forma de colitis amebiana,
con fiebre y diarrea de características disentéricas. En determinados casos el protozoo
puede alcanzar el torrente sanguíneo y producir abscesos (generalmente hepáticos, aunque
en el 1% de casos puede existir diseminación a piel y sistema nervioso central en forma de
meningoencefalitis).
3.2.1. Estrongiloidiasis
3.2.2. Esquistosomiasis
3.2.3. Cisticercosis
Es fruto de la infección por Taenia solium (tenia del cerdo), Taenia saginata (tenia bovina)
o Taenia asiatica. Los seres humanos son los hospedadores definitivos. Tiene una
distribución universal, endémica de países en vías de desarrollo, principalmente
Centroamérica y América del Sur, Sudeste Asiático y África. Existen dos tipos de
infección:
El diagnóstico se realiza a través del examen de heces, la serología (con sensibilidad similar
en líquido cefalorraquídeo [LCR] y sangre) y, en caso de neurocisticercosis, pruebas de
neuroimagen. El tratamiento se basa en fármacos cesticidas (PZQ 50 mg/ kg/día en 3 dosis
durante 14 días y/o albendazol 15 mg/kg/día durante 14-28 días) asociados a tratamiento
antiepiléptico y dexametasona en caso de neurocisticercosis.
3.2.4. Geohelmintiasis
3.2.5. Filariasis
Tiene un período de incubación de 3-14 días (media de 4-7 días) y en torno a un 40-
80% de los infectados permanecen asintomáticos. Cuando cursan con clínica se distingue
un proceso agudo, con fiebre elevada, cefalea retroocular, artromialgias o exantema
maculopapular de aproximadamente 10 días de duración. Puede sucederse de un proceso
complicado, coincidiendo con la defervescencia (3-7 días de infección), en el que aparecen
secuestro plasmático (dolor abdominal, vómitos, hepatomegalia y aumento del
hematocrito), plaquetopenia, serositis, sangrados, letargia o fallo multiorgánico en 24-48 h.
Son cuadros febriles originados por virus como Ébola, Marburg o Crimea-Congo
caracterizados por la posibilidad de complicaciones hemorrágicas secundarias al daño
endotelial debido a una gran respuesta inflamatoria.
En el caso de la infección por el virus del Ébola, se han identificado cinco tipos de
Ebolavirus, infectivos para el ser humano. El contagio se produce por contacto directo o
indirecto de personas infectadas sintomáticas a través de mucosas y lesiones cutáneas o de
forma percutánea. Tiene un período de incubación de 8-10 días aproximadamente (2-21
días). Un 46-71% de los infectados son asintomáticos y el resto presentan fiebre alta,
artromialgias, postración, cefalea, exantema micropapular, inyección conjuntival y clínica
gastrointestinal. Los fenómenos hemorrágicos aparecen en el 30-70% de los casos a partir
del tercer día de enfermedad en forma de hemorragia digestiva y/o urinaria, que pueden
desembocar en shock hipovolémico con fallo multiorgánico. Tiene una mortalidad global
del 30-90%. Analíticamente cursa con leucopenia, seguida por leucocitosis con linfocitos
atípicos, trombocitopenia, coagulopatía, elevación de transaminasas y trastornos
hidroelectrolíticos. El diagnóstico se realiza mediante PCR (de elección) o detección del
antígeno vírico en sangre o fluidos contaminados. En los primeros 3-5 días de la infección
puede haber falsos negativos, por lo que, ante una alta sospecha, el paciente debe
permanecer ingresado. El tratamiento es de soporte. Algunos anticuerpos monoclonales
(atoltivimab, maftivimab, odesivimab y ansuvimab) han demostrado disminuir la
mortalidad. Se debe mantener al paciente en aislamiento estricto y hay que notificar a las
autoridades locales ante la sospecha de un caso.
ALB: albendazol; CC: corticoides; DEC: dietilcarbamazina; DOX: doxiciclina; du: dosis única; IVM: iverme
Se transmite por la picadura del mosquito Culex. El principal reservorio natural son las
aves. España se considera un área de alto riesgo por el paso de aves migratorias procedentes
de África (donde el virus es endémico). Los mamíferos, como los caballos, son huéspedes
accidentales con capacidad de transmisión; se han descrito casos autóctonos en el sur de
España desde 2010.
Es endémica del Sudeste Asiático, Centroamérica y América del Sur, Rusia y África. Está
causada por Salmonella spp. (Salmonella enterica typhi y S. enterica paratyphi A, B y
C), que se transmite a través del consumo de agua y comida contaminada. Tras 1-3 semanas
de incubación produce un cuadro de fiebre, malestar general, dolor abdominal,
estreñimiento o diarrea, hepatoesplenomegalia, exantema típico (roséola), bradicardia
relativa y/o alteraciones neurológicas (cefalea, confusión o disminución del nivel de
consciencia). Son características la normalidad del hemograma (o leves citopenias),
hipertransaminasemia y/o coagulopatía leves. Suelen autolimitarse a las 2-3 semanas,
aunque sin tratamiento pueden aparecer complicaciones (más frecuentes a partir de la 2.ª
semana) con elevada mortalidad (hasta el 10%): perforación intestinal, colecistitis,
hemorragia digestiva, neumonía, miocarditis, encefalitis, etc. Existen también portadores
asintomáticos (transitorios o crónicos) que actúan como reservorio y diseminan las
bacterias que persisten en su vía biliar a través de heces y orina.
3.4.2. Rickettsiosis
3.4.3. Fiebre Q
3.4.4. Espiroquetas
Vectores Garrapatas y piojos Contacto con agua dulce contaminada con orina de
animal (poceros, agricultores y deportes acuáticos)
Clínica
Fase aguda: fiebre, cefalea Fase septicémica (5-7 días): fiebre (bifásica),
y artromialgias cefalea, mialgias, conjuntivitis no purulenta y
fenómenos vasculíticos
Fase crónica: miocarditis,
hepatitis, meningitis, Fase leptospirúrica (4-30 días): síndrome de Weil
neumonitis y coagulación (insuficiencia renal tubular con proteinuria,
intravascular diseminada meningitis aséptica, rabdomiólisis, hepatitis
ictérica, hemorragia alveolar y miocarditis);
elevada mortalidad
Analítica de sangre Sí Sí Sí Sí Sí
(hemograma y
bioquímica básica) y
orina
Serología Sí Sí Sí
de Strongyloides
Serología Sí
de Schistosoma y
parásitos en la orina
Serología Sí
de Trypanosoma cruzi
PCR de malaria/gota Sí Sí Sí
gruesa (< 3 años desde
la migración)
Tabla 16. Cribado en el paciente asintomático según el área de procedencia
Frotis/test de Knott Sí
(filarias)
HTLV: virus linfotrópico de células T humanas; PPD: derivado proteico purificado; Rx:
radiografía; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la hepatitis C; VIH: virus de la
inmunodeficiencia humana.
Bibliografía
Autoras
María Espinosa Díaz.
Medicina Interna.
1.1.1. Definición
Se considera exposición o accidente con riesgo biológico el contacto con sangre u otros
fluidos corporales potencialmente infectantes por vía parenteral a través de lesión
percutánea, contacto con piel no intacta, heridas abiertas o mucosas que conlleva un riesgo
de infección por los virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), hepatitis B (VHB) o
hepatitis C (VHC) (figura 1). Las personas que trabajan en entornos sanitarios presentan
especial riesgo de exposición a materiales biológicos debido a su labor asistencial.
• Medidas universales:
• Vacunación frente al VHB: indicada en profesionales del ámbito sanitario que
puedan entrar en contacto con material infectante.
• Lavado de manos antes y después de cada actividad (aunque se hayan utilizado
guantes).
• Cobertura de lesiones cutáneas con apósitos impermeables antes de iniciar la
actividad.
• Desinfección y esterilización de todos los objetos contaminados de acuerdo con
las normas específicas de cada centro.
• Elementos de protección de barrera:
• Guantes: se usarán siempre que exista contacto con piel no intacta o mucosas del
paciente, cuando se maneje material biológico potencialmente infectante u
objetos o materiales contaminados o presumiblemente contaminados, y en todo
procedimiento invasivo.
• Bata, mascarilla y protector ocular: están indicados en los casos en los que se
prevean salpicaduras de sangre u otros materiales biológicos potencialmente
infectantes.
• Manejo de objetos punzantes o cortantes: debe prestarse especial atención en el
manejo de agujas, lancetas, hojas de bisturí y cualquier otro objeto cortante o punzante
durante y tras su uso. Las agujas, una vez utilizadas, nunca deben volver a taparse ni
manipularse. Hay que desechar estos objetos en recipientes apropiados inmediatamente
después de su empleo.
• Otras medidas: reducir los procedimientos de riesgo, unificar las extracciones de sangre
y evitar, en la medida de lo posible, las técnicas quirúrgicas en las que no se visualice de
forma directa la aguja o el bisturí o en las que se pierda de vista la punta de los dedos.
Serología VIH+ (o
desconocida) Serología VIH (ELISA de cuarta generación)
AgHBs+ (o desconocido)
Ac anti-HBs
Perfil hepático
Ac anti-VHC+ (o desconocido)
Ac anti-VHC+
Perfil hepático
Tabla 2. Estudios en la persona expuesta según los resultados de la fuente
El riesgo de contraer una infección por el VHB ante un accidente percutáneo en personal no
vacunado depende de los marcadores de la persona de la que procede la sangre o el fluido
corporal. En estudios realizados en trabajadores sanitarios con exposición percutánea a
sangre contaminada por el VHB, el riesgo de transmisión es al menos del 30% si el
paciente fuente es AgHBs positivo con AgHBe positivo y menor del 6% si el AgHBe es
negativo.
Se considera que una persona expuesta es vulnerable a la infección por el VHB cuando no
ha tenido infección previa por el VHB ni está vacunada o está vacunada pero presenta
títulos de Ac anti-HBs < 10 mUI/ml.
≥ 10 < 10 mUI/ml
mUI/ml
1 serie 2 series
completa de completas de
vacuna vacuna
Tabla 3. Estrategia de profilaxis postexposición al virus de la hepatitis B
Ac: anticuerpos; Ag: antígeno; IGHB: inmunoglobulina frente a la hepatitis B; VHB: virus de la
hepatitis B.
1
Dosis de 0,06 ml/kg (12-20 UI/kg) i.m. Se debe administrar lo antes posible después de la
exposición, preferiblemente en las primeras 24 h. No se ha demostrado su eficacia si se administra más
de 7 días después de la exposición.
2
La dosis de la vacuna se debe administrar lo antes posible después de la exposición, preferiblemente
en las primeras 24 h. Se puede administrar simultáneamente con la IGHB en sitios separados (la
vacuna siempre en el músculo deltoides).
1.2.3. Seguimiento
El inicio de la PPE es una decisión individualizada y siempre debe hacerse cumpliendo las
siguientes condiciones:
Figura 3. Recomendación de profilaxis postexposición no ocupacional al virus de la
inmunodeficiencia humana.
• Consulta en las primeras 72 h tras la exposición que permita el inicio precoz de la PPE.
• Ausencia de contraindicaciones para la administración de TAR.
• Garantía de seguimiento clínico y analítico del paciente.
Las guías internacionales y diversos consensos recomiendan una pauta con dolutegravir
(DTG) (Tivicay®) en lugar de RAL, asociado a TDF + FTC debido a sus escasas
interacciones farmacológicas, su mejor adherencia al tratamiento (una dosis al día) y su
mayor eficacia en pacientes que no han recibido TAR previamente. En las
mujeres embarazadas es preferible utilizar TDF/FTC + lopinavir potenciado con
ritonavir (LPV/r). En caso de duda, se recomienda administrar la primera dosis de forma
inmediata y que el servicio correspondiente valore su continuidad en las 24-72 h
posteriores.
1.4.4. Seguimiento
A toda persona a la que se valore para PPE se le ofrecerá un plan de seguimiento clínico y
analítico, además de información. También hay que valorar otras enfermedades que
compartan las mismas vías de transmisión que el VIH.
El inicio de la PPE nunca debe retrasarse, aunque no se disponga en el momento de
los resultados. Si posteriormente se confirma que la fuente es VIH negativa, se suspenderá
la PPE. El seguimiento de los pacientes es de 6 meses.
Los pacientes que empiecen PPE han de ser informados de los efectos secundarios del TAR
(náuseas, astenia y mal estado general, que aparecen hasta en el 75% de los pacientes), de
las posibles interacciones medicamentosas y de la necesidad de una buena adherencia al
tratamiento.
Se debe advertir al paciente que, durante el período de seguimiento, sobre todo durante las
primeras 12 semanas, tendrá que evitar una posible transmisión secundaria del VIH o de
otras infecciones con estas medidas: usar correctamente preservativos en todas las
relaciones sexuales, no compartir jeringuillas, evitar el embarazo y la lactancia y abstenerse
de donar sangre, semen u órganos.
En el caso de exposición por vía sexual, hay que solicitar una serología de sífilis y valorar
la realización de pruebas diagnósticas y un tratamiento empírico de infecciones de
transmisión sexual (ver cap. 69. Infecciones de transmisión sexual). Se considerará la
prescripción de profilaxis antibiótica con una dosis única de ceftriaxona 500 mg i.m. +
azitromicina 1-2 g v.o. si no se puede garantizar un adecuado seguimiento y se hará una
prueba de embarazo a las mujeres en edad fértil.
La Orden 9/1997, que desarrolla el Decreto 184/1996, por el que se crea la Red de
Vigilancia Epidemiológica de la Comunidad de Madrid, establece la lista de enfermedades
que en la actualidad son de declaración obligatoria, sus modalidades de notificación, así
como la difusión periódica de información en el Boletín Epidemiológico de la Comunidad
de Madrid. La Orden 445/2015, de 9 de marzo, modifica la lista de EDO.
2 4-6 12 24
Serología VIH* X X X X X
Analítica general X X X X
CV del VIH X
Serología VHB X X X X
Serología VHC X X X X
ARN VHC X
Embarazo X X
CV: carga viral; ITS: infección de transmisión sexual; VHB: virus de la hepatitis B; VHC: virus de la
hepatitis C; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
* Si se utiliza una prueba combinada de antígeno/anticuerpo para el VIH de cuarta generación, el
seguimiento podría reducirse a determinaciones en el momento basal, en las semanas 4-6 y en la
semana 16 después de la exposición.
¿Quién notifica una EDO? Están obligados a declararla todos los médicos en ejercicio
en la Comunidad de Madrid, tanto del sector público como privado. La información
epidemiológica tiene su origen fundamental en la labor asistencial.
¿Cómo se notifica? La información necesaria para notificar cada EDO está contenida en
formularios que debe cumplimentar el médico notificador. Existen EDO con formularios de
declaración específicos y otras que se notifican en el formulario general. Se puede acceder
a estos formularios llamando al Servicio de Medicina Preventiva del hospital o a través del
Portal de Salud de la Comunidad de Madrid.
Botulismo Cólera
Triquinosis Viruela
*La Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19 del Ministerio de Sanidad,
vigente desde el 12 de mayo 2020, establece que los casos confirmados con infección activa de
COVID-19 (nuevo coronavirus SARS-CoV-2) son de declaración obligatoria urgente.
Carbunco Criptosporidiosis
Gripe Hepatitis A
Hepatitis B Hepatitis C
Legionelosis Leishmaniasis
Lepra Leptospirosis
Parotiditis Salmonelosis
Shigelosis Sífilis
Tuberculosis Tularemia
Varicela Yersiniosis
eECJ: variante de enfermedad de Creutzfeldt-Jakob; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Bibliografía