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Nombre: Omar pineda

Catedrático: Marco Sáenz

Clase: Derecho Internacional Privado

Tema: Analsis Comparativo entre el Código de Bustamante y


la legislación nacional

Fecha de entrega: 11/2/2022


Código de Bustamante y la
legislación nacional

fundición de plomo y zinc en Trail, Columbia Británica, cuyas emanaciones


contaminaron tierras cultivables en EEUU; el accidente de «Seveso» en las
cercanías de Milán, Italia; la fuga de petróleo del buque «Amoco-Cadiz» en la
costa francesa; la contaminación del Rhin como consecuencia de un incendio en
la fábrica de químicos «Sandoz» en Basilea; la explosión de un reactor de la
central térmica en Chernóbil; el derrame de petróleo del buque «Exxon Valdez»
en altamar; el derrame de petróleo del «Prestige» frente a las costas españolas;
la explosión e incendio de la plataforma petrolífera en el golfo de México en 2010;
y más recientemente, el accidente nuclear en Fukushima tras el terremoto que
devastó el oriente del Japón, en marzo de 2011. Como se puede fácilmente
deducir, todos estos accidentes se originan en actividades industriales. Ahora que
Centroamérica se ha incorporado al proceso de industrialización, la situación
geográfica de Honduras la hace proclive a la posibilidad de un evento de similar
naturaleza, en tanto cuenta con fronteras terrestres con tres Estados (Guatemala,
El Salvador y Nicaragua)

y tiene costas tanto en el océano Pacífico como en el mar Caribe. Por lo tanto, el
propósito de este trabajo es establecer la idoneidad de los mecanismos
disponibles en la legislación hondureña para la deducción de la responsabilidad
civil por daños transfronterizos al ambiente, atendiendo las exigencias que
plantea el Derecho ambiental para la tutela estos intereses, sean estos
individuales, colectivos o difusos. Para esto es necesario abordar los tres
elementos que entran en juego. Inicialmente explicaré cómo la definición de
«daño ambiental» puede suponer un problema, por no coincidir necesariamente
con las características que tradicionalmente el Derecho civil ha establecido para
configurar el concepto de «daño» (Egea Fernández, 2006, pág. 397). He incluido
en ese apartado el caso de las inmisiones como una posibilidad adicional que
merece ser tomada en cuenta2 . Continúo abordando el instituto de la
responsabilidad civil, ya que es necesario comprender las particularidades de la el
tipo aquiliano específicamente (Cabanillas Sánchez, 2001, pág. 1149).

Todo lo anterior sirve como especie de preámbulo para poder comprender cómo
el Derecho internacional, particularmente el privado3 , ha abordado esta temática,
y cuáles son las soluciones de las que dispone en el contexto hondureño,
haciendo énfasis en los problemas tradicionales que esta rama jurídica intenta
resolver: la competencia judicial internacional (Esplugues Mota & Iglesias
Buhigues, 2011, pág. 92) y la ley aplicable (González Campos, 1991, págs. 292-
293).

El Código de Derecho Internacional Privado (también conocido como Código de


Bustamante) es un tratado que pretendió establecer una normativa común para
América sobre el derecho internacional privado. La idea de dicha normativa
común fue promovida por Antonio Sánchez de Bustamante y se concretó durante
el 6° Congreso Panamericano celebrado en Cuba en 1928, específicamente en el
documento final, el Tratado de La Habana, se adjunta en el anexo el Código de
Derecho Internacional Privado.

El código en cuestión no tuvo gran aceptación; los Estados Unidos se retiraron a


mitad de las negociaciones, México y Colombia no firmaron dicho tratado,
Argentina, Uruguay y Paraguay decidieron regirse por las normas de los Tratados
de Montevideo sobre Derecho Internacional Privado, y el resto de los países
ratificaron con grandes reservas. Es meramente un conjunto de normas las cuales
pretenden regular las relaciones jurídicas de tráfico externo entre los países
partes del tratado. Las reservas mencionadas previamente se refieren a varios de
los Estados discrecionando el uso de este código en los casos que contradiga la
legislación interna del país, por lo cual el propósito en sí del mismo se ve
ciertamente desvirtuado.

El derecho internacional privado en /lmérica.-En la materia es posible señalar una


situación superior a la existente, aun dentro de la normalidad, en Europa. En ésta,
los intentos de codificación siempre fracasaron, nunca se llegó a la firma de una
convención que abarcara el conjunto de las' cuestiones del internacional privado.
Algunos tratados muy interesantes sobre asuntos especiales como matrimonio,
divorcio, tutela, cheques y letras de cambio, se adoptaron en las conferencias de
La Haya de 1902 y 1905,

Y en las de Ginebra de 1930 y 1931. Pero como se expresó arriba, son


convenciones sobre puntos concretos y especiales, con la circunstancia además
de que algunos de los Estados signatarios posteriormente las denunciaron para
sustraerse a su cumplimiento. En nuestro Continente, en cambio, la obra de la
codificación del derecho internacional privado ha adelantado muchísimo; hay
acuerdos vigentes, de carácter general y referentes al conjunto de las cuestiones.
En verdad eso hay que destacarlo con orgullo porque es un éxito de la ciencia
jurídica americana y de nuestros gobiernos. Ello demuestra igualmente cómo
América está en capacidad de fijar rumbos en materia internacional, porque así
como en punto a derecho privado el avance obtenido es magnífico, en punto a
organización internacional el sistema panamericano, si se le atribuye más
amplitud, si se le hace más eficaz, si se garantiza la rapidez de sus
intervenciones, puede ser enseñanza y ejemplo. Ese notable desarrollo del
internacional privado se manifiesta por el hecho de existir en América tres grupos
de tratados o codificaciones que regulan toda la extensión de aquél. Son: 19 El
código de derecho internacional privado o Código Bustamante, aprobado en la
Sexta Conferencia Panamericana de la Habana, reunida en 1928. Ese código se
halla vigente para las siguientes naciones que lo han ratificado: Cuba, Panamá,
Santo Domingo, Brasil, Perú, Guatemala, Haití, Costa Rica, Nicaragua, Honduras,
Chile, Bolivia, Venezuela, Ecuador y El Salvador. Total quince naciones. 29 Los
llamados Tratados de Montevideo de 1889 y 1940, que han regido para
Argentina, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia, Colombia, aunque Perú y Boli- -
107- via han ratificado también el Código Bustamante. 39 El llamado Restatement
of the Law of Conflict of Laws, que aunque de origen privado, ha influído
preponderante mente en la jurisprudencia de los Estados U nidos de América, en
donde por la forma federal de gobierno, existen 48 estados, más el Distrito
Columbia y el territorio de Alaska, entre los cuales se presenta el problema de los
conflictos de sus legislaciones autónomas correspondientes. ¿ N o se podrá en lo
futuro armonizar estos tres monumentos legislativos y científicos para imponer la
vigencia de uno solo en el continente americano? Es el problema que deseo
analizar, pero para poder llegar al cual es imprescindible estudiar los
antecedentes históricos de cada codificación y sus orientaciones doctrinarias,
como paso a verificarlo en seguida. 3. Antecedentes del Código Bustamante.-Este
código, elaborado por el eminente hombre de ciencia doctor Antonio Sánchez de
Bustamante, cubano, merecedor del más profundo homenaje de admiración y
respeto, es la resultante de la labor preparatoria de las Conferencias
Panamericanas anteriores a la de la Habana. Inició esa labor seriamente la 3'.l
Conferencia reunida en Río de Janeiro en 1906, la cual fundó la comisión
permanente de jurisconsultos americanos, encargada de redactar los proyectos
de códigos de internacional público y de internacional privado, y formada por un
representante de cada país, designado por el gobierno respectivo. Ratificada la
respectiva convención por los Estados americanos, reunióse por primera vez la
comisión de jurisconsultos en 191 2, Y después de elaborar un tratado sobre
extradición, y discutir sobre las diversas cuestiones, creó seis subcomisiones, dos
de ellas relativas al internacional privado, que se reunirían en Montevideo y Lima
respectivamente. La subcomisión de Montevideo estudió las siguientes
cuestiones de derecho internacional privado: capacidad jurídica de los
extranjeros, derechos de familia y sucesiones. No llegó a ningún acuerdo por
diferencias doctrinarias de las delegaciones en cuanto a los sistemas de la ley
nacional y la ley del domicilio para regir la capacidad y estado de las personas. La
subcomisión que debería estudiar los demás asuntos logró hacer un vasto
proyecto sobre derecho civil, derecho comercial, competencia judicial y conflictos
de leyes penales. - 108- Así las cosas, tiene lugar en 1923, en Santiago de Chile,
la Quinta Conferencia Panamericana, una de las más fecundas, porque abrió
nuevas vías al panamericanismo. Porque por el aspecto político, al encontrar
grandes obstáculos para resolver con acierto el problema fundamental del
arbitramento obligatorio y político, opta por imprimir vigoroso impulso a los
procedimientos pre-arbitrales. Porque en lo relativo a la codificación del derecho
internacional realiza una sabia distinción entre la del internacional público y la del
privado. Para el público recomienda prescindir de la codificación, prescindir de
hacer un solo cuerpo de ley, y preferir el acuerdo parcial sobre cuestiones
especiales. Para el privado indica la elaboración de un código, que abarque la
totalidad de las cuestiones. Y funda esa distinción en el argumento inapelable de
que en el público es difícil el acuerdo universal o general de los Estados, por
haber de por medio cuestiones vinculadas a la soberanía, a la política, a los
intereses generales. En el privado no ocurre lo mismo: hay un interés general de
llegar a un acuerdo porque a todos conviene incrementar el comercio
internacional y proteger las actividades de sus súbditos que se hallen en el
exterior. Como consecuencia de las decisiones de Santiago, la comisión
permanente de jurisconsultos fue convocada para analizar el proyecto de código
que para el Instituto Americano de Derecho Internacional había redactado el
profesor Sánchez de Bustamante. Las sesiones se llevaron a cabo en 1927, en
Río de Janeiro, y en ellas el código fue aceptado. Más tarde se estudió y ratificó
por la Conferencia de la Habana, y luégo se aprobó y adoptó en las quince
naciones arriba citadas. 4. Antecedentes de los tratados de Montevideo.-Los
primeros tratados son los de 1889. Son los de derecho civil, derecho comercial,
derecho procesal y derecho penal. Fueron los resultados de un congreso cuyas
sesiones se efectuaron en Montevideo a fines de 1888 y 1889, en virtud de
convocación de la Argentina y el Uruguay. Al congreso concurrieron la Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Colombia fue invitada pero se
negó a concurrir ya que la Cancillería estimó que habiéndose expedido
recientemente la constitución de 1886, e impli~ando el nuevo estatuto
constitucional la necesidad de hacer modificaciones en las legislaciones civil y
comercial, modificaciones que todavía no estaban definidas, no era prudente -
109- asistir a un congreso internacional que precisamente iba a dilucidar la
manera de armonizar los opuestos sistemas de dichas legislaciones. Sin
embargo, Colombia posteriormente, de conformidad con la ley 68 de 1920, se
adhirió al tratado sobre derecho procesal, y por mandato de la ley 40 de 1933 a
los de derecho civil y comercial. Entró, de consiguiente, la nación colombiana en
la órbita de los sistemas de Montevideo. Los nuevos tratados de Montevideo son
los de 1940, acordados en un nuevo congreso celebrado para conmemorar el 509
aniversario del primitivo. Esos nuevos tratados amplían los anteriores, subsanan
las deficiencias observadas en su ejecución, contemplan los nuevos fenómenos
jurídicos que medio siglo de vida han producido en la evolución jurídica y
comercial de Sur América. N o obstante, no fueron firmados por Chile, que se
inclina hacia el Código Bustamante, ni por el Brasil el de derecho civil por
disparidad en algunas de sus estipulaciones sustanciales. N o han sido ratificados
por Colombia, por falta de la aprobación del Congreso, a cuyo estudio se han
llevado por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Debo anotar que fuera de los
primitivos tratados, en 1940 se adoptó uno sobre navegación comercial
internacional. 5.

Antecedentes del Restatement norteamericano.-La facultad constitucional que


tienen los estados de la Unión Americana para legislar libremente sobre derecho
privado y para organizar las jurisdicciones respectivas, es causa de que allí surjan
innumerables problemas de derecho internacional privado, problemas que se
agudizan por la falta de derecho escrito, ya que prevalece una tendencia
favorable al derecho consuetudinario, y por la diversidad de interpretaciones y
sentencias de las innumerables cortes o tribunales de justicia. Por eso un grupo
de ilustres profesores, abogados y magistrados tomó la iniciativa de realizar un
resumen o síntesis de las doctrinas más científicas y aceptables sobre los
conflictos de leyes, para que los jueces y los litigantes las tuvieran en cuenta
y.aplicaran en los casos concretos de que conocieran. La obra, encomendada
principalmente a un insigne profesor de Harvard, Sr. J. H. Beale, culminó en 1934,
en que fue aprobada por el American Law lnstitute. Aunque sin fuerza legal, su
elevado origen científico le ha suministrado una autoridad innegable, de - 110- tal
modo que ha sido modeladora de la posterior jurisprudencia de las Cortes. 6.
Orientaciones del derecho americano.- ¿Cuál es la orientación de cada una de
esas tres codificaciones? ¿Hay entre ellas diferencias insalvables? ¿Obedecen a
concepciones doctrinarias absolutamente opuestas? Considero indispensable
para responder a estos interrogantes hacer una comparación muy somera entre
las codificaciones mencionadas. Así se destacarán sus analogías, sus
diferencias, la estructura científica de cada una de ellas. Así se podrá dictaminar
con conocimiento de causa si es de esperarse o no, en un futuro cercano, la
unificación de sus disposiciones. 7. El estado y la capacidad de las personas.-El
Código Bustamante rige el estado y la capacidad por la ley personal, y agrega
que por ley personal debe entenderse la nacional o la del domicilio según el
sistema de la respectiva legislación. La fórmula ofrece graves inconvenientes. El
principal es el de dejar subsistente la elección cabalmente entre los principales
sistemas que se disputan el terreno en el derecho internacional privado: el de la
ley nacional y el de la del domicilio. Es una transacción entre dos sistemas
incompatibles, que no se justifica. Con esto queda dicho que mis simpatías van
en este particular por los tratados de Montevideo que francamente aceptan el
sistema del domicilio.

El tratado de derecho civil de 1889 rige la capacidad de las personas por la ley
de su domicilio. El tratado de 1940 adiciona el anterior en el sentido de que esa
ley del domicilio debe regir no sólo la capacidad sino también el estado civil de las
personas. Son muchos y de reconocida valía los jurisconsultos que en América
adhieren al sistema del domicilio preconizando que alrededor de este sería
laudable realizar la unidad jurídica del continente. Porque estiman que el domicilio
es un elemento menos variable que la simple residencia, y que el extranjero que
se domicilia en un país se vincula estrechamente a éste, de tal modo que no le
son extrañas ni sus instituciones ni sus costumbres. El del domicilio lo consideran
un sistema más jurídico que el de la nacionalidad, que no examina cuál es la
vinculación real del individuo en el momento en que se va a regir una relación
jurídica en que figura. Es más estable que la na- - 111 - cionalidad, que puede
fallar en el caso de doble nacionalidad o de nacionalidad desconocida, mientras
que para el domicilio In ordinario es que haya elementos de hecho que permitan
determinarlo fácil y claramente. Con razón se ha dicho que "la ley del domicilio,
colocando a todos los habitantes bajo el imperio de una regla común, robustece la
cohesión de las agrupaciones sociales, facilita el desarrollo de los negocios al
amparo de una ley igual para todos, no ofrece el peligro de hallarse sin ley o de
tropezarse con una doble ley aplicable a la capacidad individual y respeta la
autonomía de las personas, de cuya voluntad depende la fijación del domicilio
adecuado para el ejercicio de sus derechos civiles". Esto en el análisis
estrictamente jurídico. En cuanto a las conveniencias americanas, el sistema que
mejor las sirve es el del domicilio, porque no hay que olvidar que los pueblos de
América reciben y están llamados a recibir en mayor grado en el futuro corrientes
de inmigración e inversiones de cap ita 1 éXtraño. En consecuencia, el sistema
más conveniente será el que dé preferencia a las leyes con las cuales tengan
esas personas y capitales una vinculación más efectiva, que no son otras que las
del domicilio. Es sabido que el derecho no es una simple abstracción; el derecho
marcha paralelo con los hechos sociales. Por otra parte, países como el Brasil,
que habían sido abanderados de la ley nacional, han modificado su legislación. El
decreto-ley de 1942, reformatorio del código civil de 1916, prohija la ley del
domicilio para regir el comienzo y fin de la personalidad, el nombre y la capacidad
y los derechos de familia. Por lo que hace al Restatement norteamericano,
distingue en materia de capacidad y estado de las personas: a la primera aplica la
ley local, al segundo la del domicilio. Para explicar esta segunda regla los
redactores del Restatement dicen que ningún soberano tiene jurisdicción sobre
una cosa intangible puesto que ésta no ocupa ninguna posición en el espacio.
Ahora el estado de las personas es una creación artificial de la ley, porque si la
familia es un hecho natural, la agrupación civil es un hecho legal. Por eso
entonces prevalece el derecho del domicilio y no el territorial.

En resumen: coinciden tratados de Montevideo y Restatement en regir el estado


civil por la ley del domicilio; difieren en la capacidad porque el uno aplica el
derecho territorial, el - 112- otro el domiciliar. Y uno y otro se distinguen del
Código Bustamante porque éste admite la aplicación del derecho nacional, si es
ese el sistema de la legislación del interesado, como sucedería verbi gracia con
un contratante cubano. 8. Las sucesíones.-El Código Bustamante consagra la
unidad de la sucesión: hay un solo juicio para todos los bienes, cualquiera que
sea el país donde radiquen, y se aplicará una sola ley: la personal del causante.
La norma es deficiente por hablar de ley personal, lo cual plantea un nuevo
problema de escogencia entre la ley nacional y la del domicilio, mas el fondo del
sistema es inobjetable porque además de que no pierde de vista que el
patrimonio, a pesar de la diversidad de elementos que lo integran, es un todo, una
unidad, y por lo tanto una sola ley ha de gobernarlo, asímismo acepta la solución
que requiere el problema de derecho internacional privado porque la finalidad
esencial de éste es la de eliminar el conflicto de leyes por la aplicación de una
sola ley a la relación jurídica respectiva, y tal finalidad no se consigue sino con la
unidad de la sucesión. El otro sistema, que es el de los tratados de Montevideo,
de regir la sucesión por la ley de la situación de los bienes, por la lex reí sitae,
trae como resultado ineludible el adelantamiento de varios juicios de sucesión,
cada uno de ellos regido por una ley diversa, según que los bienes estén situados
en diferentes países, y como esas normas legales pueden ser contradictorias no
se resuelve el conflicto sino se plantearán otros, que revestirán además la calidad
de insolubles. El Restatement hace la distinción de la naturaleza de los bienes:
para los inmuebles aplica la ley de la situación; para los muebles la del domicilio.
El resultado es la pluralidad de sucesiones, con los defectos ya expuestos. De
otro lado la base jurídica de que se parte es discutible, o sea el concepto del
derecho feudal de reconocer especial importancia a los bienes raíces y
menospreciar la riqueza mueble. Tal concepción feudal no se compadece con la
moderna organización de la propiedad mueble. Resumiendo, se tiene lo siguiente:
.tratados de Montevideo y Restatement están acordes en admitir la pluralidad de
las sucesiones. El Código Bustamante, frente a ellos presenta el sistema, en mi
modesta opinión más científico y prácticamente apropiado, de la unidad. - 113- 9.
Los contratos.-
Esta es cuestión de singular interés practIco, que se relaciona principalmente con
los efectos del contrato celebrado en un país y' que debe cumplirse en otro país.
Porque para la capacidad de los contratantes existen las normas ya estudiadas y
para la forma hay consenso unánime en favor del derecho local, de conformidad
con el aforismo locus regit actU1Jl. Los efectos de los contratos los rigen tanto el
Código Busta·· mante como el Restatement de los Estados Unidos por la ley del
lugar de la celebración del contrato. En contraste con ellos, los tratados de
Montevideo se inclinan hacia la ley del lugar del cumplimiento de la obligación,
siguiendo la conocida teoría de Savigny, de que la esencia de la obligación está
donde se cumple, puesto que ese cumplimiento es 10 que convierte en cierto lo
convenido. Empero, no cabe duda de que la teoría de la ley del lugar de la
celebración tiende a predominar en el derecho americano. Países como el Perú
firmaron el tratado de derecho civil de Montevideo de 1940, pero con la salvedad
de que en los efectos de los contratos se separarían del tratado para aplicar la ley
de la celebración. En el Brasil el decreto-ley de 1942 adopta la ley de la
celebración. Lo propio acaece en el proyecto colombiano de la competente
comisión revisora del Código Civil. Por donde se viene en conocimiento de que la
jurisprudencia norteamericana, las naciones adheridas al Código Bustamante y
algunas de las signatarias de los tratados de Montevideo, se han decidido
perentoriamente por la ley del lugar de la celebración. No cabe duda, por tanto, de
la orientación predominante, que se explica en primer término, porque el lugar de
la celebración es uno, eliminándose los problemas que resultan de la multiplicidad
de los lugares de ejecución, y en segundo término, porque las partes pueden
conocer fácilmente el derecho a que van a someterse y consultar los abogados y
expertos legales. 10. Matrimonio.-El Restatement y los tratados de Montevideo
consignan la misma regla: aplicar a la forma del matrimonio y a la capacidad para
contraerlo, y en general a su validez la ley del lugar de la celebración, o sea el
derecho territorial. Regla lógica dentro de los lineamientos generales del
Restatement, e inexplicable en los tratados de Montevideo, que abandona ahí su
característico sistema del domicilio, en lo relacionado con la capacidad. - 114- Lo
de la forma es pnnClplO
Generalmente admitido, que lo inserta igualmente el Código Bustamante, si bien
éste agrega que los Estados cuya legislación exija una ceremonia religiosa
podrán negar la validez de los matrimonios contraídos en el exterior por sus
nacionales sin observar esa forma. Mas son tres los requisitos para que la
excepción sea admisible: 19 Que se trate de nacionales de un país que prohiba la
celebración civil. 2q Que esos nacionales hayan contraído matrimonio civil en el
exterior. 39 Que la invalidez del matrimonio se refiera únicamente al país que
ordene la celebración religiosa. En lo relacionado con la capacidad el Código
Bustamante mantiene su sistema de la ley personal, sin perjuicio de que algunos
impedimentos que se estimen de orden público se sujeten al derecho local. 11.
Divorcio.-Tanto el Restatement como los tratados de Montevideo lo rigen por la
ley del domicilio, pero los tratados de 1889 agregan que la causa alegada debe
estar admitida por la ley del lugar de la celebración del matrimonio. Esa excepción
limita mucho el alcance del principio general, porque si el Estado donde se ha
celebrado el matrimonio no reconoce la institución del divorcio vincular, mal
podría alegarse la existencia de una causa para esa clase de divorcio. Los
tratados de 1940 conservan un sistema semejante porque disponen que la
disolubilidad del matrimonio se rige por la ley del domicilio conyugal, pero su
reconocimiento no será obligatorio para el Estado donde el matrimonio se celebró,
si la causal de disolución invocada fue el divorcio y las leyes locales no lo admiten
como tal. El Código Bustamante también aplica el derecho del domicilio y agrega
que cada Estado contratante tiene el derecho de permitir o reconocer o no el
divorcio o el nuevo matrimonio de personas divorciadas en el extranjero, en
casos, con efectos y por causas que no admitan su derecho personal. Realmente
la última parte limita bastante el principio de que el divorcio se sujeta a la ley del
domicilio conyugal, desde luego que los divorcios obtenidos en el extranjero no
surten efectos si contrarían la excepción referida. De donde se desprende que las
tres codificaciones coinciden en regir el divorcio por la ley del domicilio conyugal.
Es una - 115-

coincidencia afortunada por tratarse de materia propICia a divergencias y


contradicciones en las legislaciones. Sin embargo, las dos codificaciones latinas,
Código Bustamante y Tratados de Montevideo, atenúan el rigor del principio
general con el fin de no afectar integralmente las legislaciones que estiman de
orden público absoluto la indisolubilidad del vínculo. Teóricamente esas
disposiciones pueden ser criticadas porque autorizan la subsistencia de
situaciones jurídicas contradictorias, ya que el divorcio puede ser
simultáneamente válido en el país que se concedió, y no reconocido en el país a
que pertenecen los cónyuges; pero son fórmulas de transacción, de carácter
práctico, que demuestran, a pesar de la diferencia de detalles, una tendencia
común del código y los tratados. 12. Transporte internacional.- Tanto el tratado de
Montevideo de 1940 como el Código Bustamante consagran el sistema de la
unidad jurídica del transporte internacional. El contrato es uno, aun cuando la
persona o cosa a que se refiera sea transportada por varios Estados. Sin
embargo se diferencian en que el Código Bustamante no distingue entre el
transporte de mercancías y de pasajeros: somete en general el contrato de
transporte internacional a la ley del lugar de la celebración. El tratado de
Montevideo sí distingue entre los dos transportes: el de pasajeros lo somete a la
ley del destino del pasajero; el de mercaderías a la ley del lugar de la celebración
del contrato. y para el equipaje hace otra distinción: si es registrado en algún
documento por el porteador o comisionista y no es llevado consigo por el pasajero
en el lugar que se le asigna para el viaje, su transporte se asimila al de
mercaderías. Si se trata, por el contrario, de lo que se llama equipaje de cabina,
que el pasajero lleva consigo, a la mano, y que no es registrado especialmente en
ningún documento, entonces se asimila al de pasajeros. La reglamentación del
tratado de 1940 es más completa, cosa que tiene sencilla explicación por haberse
elaborado ese pacto doce años después del de Bustamante, con mayor
experiencia y conocimiento del tema.
Opinión personal

En mi opinión El Código Bustamante establece que las sociedades comerciales


pueden desarrollar sus actividades en el extranjero con las limitaciones que
establezca el derecho territorial por razones de orden público que se justifican en
los siguientes casos: 19 Cuando se trata de la emisión de acciones o títulos de
obligaciones de las sociedades mercantiles. Entonces hay un interés público de
proteger los derechos de los terceros que puedan adquirir esas acciones y
negociar con ellas. 29 Cuando se trata de sociedades que por dedicarse a
actividades especiales, están sometidas a un régimen especial. 39 Cuando se
trata de bancos de emisión, porque el funcionamiento de tales instituciones se
halla íntimamente vinculado al ejercicio de la soberanía. De donde se deduce que
el Código Bustamante en este particular es científico en sus disposiciones,
previsor por lo que hace a los fueros locales y liberal en su sistema, que facilita el
desenvol vimiento del comercio internacional.

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