Los Ríos Profundos

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Los ríos profundos 

es la tercera novela del escritor peruano José María Arguedas. El título


de la obra (en quechua Uku Mayu) alude a la profundidad de los ríos andinos, que nacen en la
cima de la Cordillera de los Andes, pero a la vez se refiere a las sólidas y ancestrales raíces
de la cultura andina, la que, según Arguedas, es la verdadera identidad nacional del Perú.
Publicada por la Editorial Losada en Buenos Aires en 1958, recibió en el Perú el Premio
Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma (1959) y fue finalista en Estados Unidos del
premio William Faulkner (1963). Desde entonces creció el interés de la crítica por la obra de
Arguedas y en las décadas siguientes el libro se tradujo a varios idiomas.1
Según la crítica especializada, esta novela marcó el comienzo de la corriente neoindigenista,
pues presenta por primera vez una lectura del problema del indio desde una perspectiva más
cercana a él, mérito que comparte con la obra del escritor mexicano Juan Rulfo. La mayoría
de los críticos coinciden en que esta novela es la obra maestra de Arguedas.
El 70 % de la acción de la novela transcurre en la ciudad de Abancay, en quechua Awancay.
Otros escenarios son mencionados en los dos primeros capítulos de la novela: el Cuzco y
diversas ciudades costeñas y serranas del sur y centro del Perú, lugares que Ernesto, el
protagonista, recorre acompañando a su padre antes de instalarse en Abancay.
Abancay es un pueblo con pequeños barrios separados por huertas de moreras, y con
campos de cañaverales que se extienden hasta el río Pachachaca. Lo rodea la hacienda
Patibamba, cuyo patrón no la vendía y por ello la ciudad no podía expandirse. Un árbol
característico de Abancay es el nativo pisonay, que en primavera se llena de flores grandes y
rojas.
Lugares importantes de Abancay donde se desarrolla la novela son el Colegio religioso o
internado, con su enorme patio polvoriento; el barrio de Huanupata, tugurio maloliente poblado
de chicherías, donde también se podían encontrar mujeres fáciles; la Plaza de Armas; la
Avenida Condebamba, que es una amplia alameda sembrada de moreras. Ya en las afueras
se alza el puente del Pachachaca, símbolo de la conquista española, sostenido por bases de
cal y canto y que pese a sus siglos de vida aún se mantiene firme y aguanta las embestidas
del río que pasa bajo su arco, el Pachachaca.
El río es precisamente un elemento vital en el mundo mágico-religioso de la cultura andina y
por eso es el que da el nombre a la obra, pero con el agregado de «profundo», constituyendo
así en una metáfora de la cosmovisión andina que no se queda en el aspecto exterior, sino
que se adentra más en su interior, a su esencia más profunda
La novela narra el proceso de maduración de Ernesto, un muchacho de 14 años quien debe
enfrentar a las injusticias del mundo adulto del que empieza a formar parte y en el que debe
elegir un camino. El relato empieza en el Cusco, ciudad a la que arriban Ernesto y su padre,
Gabriel, un abogado itinerante, en busca de un pariente rico denominado El Viejo, con el
propósito de solicitarle trabajo y amparo. Pero no tienen éxito. Entonces reemprenden sus
andanzas a lo largo de muchas ciudades y pueblos del sur peruano. En Abancay, Ernesto es
matriculado como interno en un colegio religioso mientras su padre continúa sus viajes en
busca de trabajo. Ernesto tendrá entonces que convivir con los alumnos del internado que son
un microcosmos de la sociedad peruana y donde priman normas crueles y violentas. Más
adelante, ya fuera de los límites del colegio, el amotinamiento de un grupo
de chicheras exigiendo el reparto de la sal, y la entrada en masa de los colonos o campesinos
indios a la ciudad que venían a pedir una misa para las víctimas de la epidemia de tifus,
originará en Ernesto una profunda toma de conciencia: elegirá los valores de la liberación en
vez de la seguridad económica. Con ello culmina una fase de su proceso de aprendizaje. La
novela finaliza cuando Ernesto abandona Abancay y se dirige a una hacienda de propiedad de
«El Viejo», situada en el valle del Apurímac, donde esperará el retorno de su padre.82

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