Apuntes Curso Agosto 2022 - Segunda Parte
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1 Todos los apuntes que les estoy entregando son un 70% de copiar y pegar de libros que tengo. Y un 30% de mi
experiencia personal. Pido disculpas por mi flojera al no citar las fuentes originales como debería ser en cada caso, pero
estos apuntes suelo escribirlos semanalmente y de acuerdo a las necesidades que se van presentando en las clases.
Libros utilizados hasta el momento:
1. “Arrollos celestiales” de Damo Mitchel (primera parte de estos apuntes).
2. Transcripción de un podcast de Damo mitchel acerca de la respiración abdominal
3. “El Camino al Nibbana” de David Johnson
Si quieren aprender más de estos temas pueden pedirme una copia de estos libros con gusto se las hago llegar.
Apuntes Curso Taijiquan – Prof. Raúl Díaz F. Osorno, Agosto de 2022
huimos hacia el futuro persiguiendo planes inalcanzables o nos refugiamos en la nostalgia de un pasado
que ya no volverá, o nos torturamos por culpas que ya hemos expiado, olvidando que la plenitud y la
felicidad solo se pueden experimentar en el presente.
Es esta ilusión existencial, este sueño que soñamos despiertos, el que programa nuestra estructura
neuronal para que siempre estemos reaccionando de la misma manera ante los estímulos del mundo que
nos rodea. Son las viejas conexiones sinápticas que por evolución han creado un sistema automático
que ante la mínima apariencia de amenaza (externa o imaginaria) nos pone en modo de huir o pelear, en
modo de estrés.
Para el artista marcial experto en taijiquan, este estado de estrés es un obstáculo que debe resolver si
desea aplicar su arte en todo su potencial.
El Taijiquan nos enseña a mantenernos en un estado de lucidez mental, centrándonos en el presente.
Muy similar a la meditación del budismo Zen. Pero además de la practica de la forma el taoísmo nos
ofrece una gran variedad de técnicas de meditación cuyo objetivo va más allá de la educación de
nuestros patrones de pensamiento.
El Taoísmo en su concepción del ser humano como un microcosmos, es decir como un reflejo del
cosmos ha desarrollado ejercicios respiratorios y de atención mental que permiten gradualmente
retornar al estado de armonía energética original que solemos perder con nuestros malos hábitos
adquiridos.
La salud física y mental encuentran su punto de contacto y de balance en nuestro sistema bioenergético.
Tanto la meditación taoísta como la budista emplean la respiración como foco de atención para su
meditación. La respiración es la única actividad que puede realizarse en modo consciente y también en
modo autónomo. Aunque quisiéramos no podríamos controlar el latido del corazón, ya que es una
actividad autónoma, ni tampoco la producción de insulina o de bilis, pero si podemos respirar
voluntariamente, o si preferimos hacerlo, de manera automática.
hacemos??” El esfuerzo es necesario porque para que la naturaleza haga su trabajo debemos primero
restaurarla en nuestro cuerpo que se ha alejado de su naturaleza original. Finalmente uno ve a los
grandes maestros de Taijiquan arrojar 10 o 20 metros a un rival sin el más mínimo esfuerzo aparente.
Pero el esfuerzo si que lo tuvo que poner durante todos los años que estuvo entrenando para llegar a ese
estado.
1) Quietud
Debemos practicar hasta que nuestra mente y nuestro aliento se vuelvan mas tranquilos. No buscamos
silencio, no necesitamos perfección, pero si necesitamos cierto nivel de serenidad interior. Solo sentarse
y atender la respiración, nada más. Atenderla de verdad. ¿Es mi respiración profunda?¿En que
momento dejo de exhalar y comienzo a inhalar?¿Hay una pausa entre estos momentos?¿Que pasa con
mi estado mental cuando estoy exhalando, qué pasa cuando inhalo?¿Es igual la pausa después de la
inhalación que la pausa después de la exhalación?¿Me relajo al exhalar?¿Me tensino o se tensiona
alguna parte de mi cuerpo al inhalar?¿Cuando hago una respiración corta que tan corta es?
Como ven, atender la respiración no es ninguna cosa mística “del universo”, es simplemente dejar que
el cuerpo respire autonomamente pero no dejar de prestarle atención a todo el proceso.
Puede que no ocurra de inmediato, puede que tome varias sesiones, una semana, un mes, pero si se
mantiene esta sencilla practica inevitablemente ocurrirá lo que por naturaleza tiene que suceder: La
mente y la respiración se calman.
2) Profundidad
Mi mente, mi aliento y mi energía gradualmente se hundirán profundo en mi cuerpo. Ya no respiro
desde el cuello o desde la parte superior de los pulmones sino del bajo abdomen. Pero esto debe ocurrir
por si solo. Es una cadena de causalidad. Entonces observo el aliento y observo la mente, hasta que la
cualidad de quietud surja. Y cuando la cualidad de quietud ha aparecido, el resultado es que a
continuación aparecerá la cualidad de profundidad. Una conduce a la otra. Entonces si quiero la
numero dos solo apunto a la numero uno y la dos surgirá por si sola.
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3) Comodidad
Aparece cuando las primeras dos cualidades se han estabilizado. Uno simplemente comienza a sentirse
cómodo. Ya no molesta la espalda, no molestan las piernas, da la sensación de estar flotando… si hay
algún dolor presente en el cuerpo se percibe más como energía (calor, tibieza).
Aquí se dice que hemos “anclado el aliento”.
4) Lentitud o gradualidad
Mi respiración comienza a desacelerar. Mi inhalación y mi exhalación se hacen más largas.
Nuevamente, yo no las hago largas, es algo que sucede. A veces parece que pasara mucho tiempo en
una exhalación o en una inhalación, el tiempo en si mismo se comienza a percibir más lento.
5) Suavidad
Esta es un poco más compleja, lo que sucede es que mis tejidos internos músculos fascia y órganos
comienzan a deslizarse por dentro, además, el interior del cuerpo comienza a sentirse suave. Se dice
también que el Qi se ha vuelto suave ya que puede movilizarse y desplazarse a todas las regiones del
cuerpo.
Una vez que se ha alcanzado la cualidad número cinco puedes decir que has logrado la respiración
abdominal.
Repito tu no respiras con el abdomen, no eres tu. Tu has desarrollado las cualidades para que tu cuerpo
por si solo lo haga. En el más puro estilo taoísta del wu wei.
2.- Comenzarás a sentirte mentalmente relajado. La acción de inhalar y exhalar por si solas
van calmando la mente.
Luego relajo mi mente y dejo que su atención se dirija a donde quiera, pero si mi mente se dispara
fuera de mi cuerpo quiere decir que no estoy listo aun para esta etapa, tal vez deba practicar un poco
mas de apertura de articulaciones o buscar un momento del día en el que me encuentre más tranquilo.
Cuando la mente por si sola se asienta en alguna región del cuerpo estamos por buen camino.
Donde quiera que esta se asiente, así de lejos has logrado hacer descender tu aliento.
¿Qué hacer si esta muy arriba?
Nada, solo seguir observando, no intento llevar mi aliento más abajo. Y simplemente continuas hasta
que tu atención relajada haga el trabajo por ti. Puede que esto no suceda en solo una sesión o dos o tres
o una semana o en un mes, no importa. Solo continua hasta que las cualidades se presenten solas y la
respiración naturalmente se asiente en el bajo abdomen.
Hay tres regiones donde la mente se asienta: la zona de la cabeza, la zona del pecho y el bajo vientre.
La primera zona indica que tienes un enorme gasto de energía mental, probablemente debido a estudios
o resolución de problemas complejos. Cuando la mente se asienta en la zona del pecho es debido a
problemas o situaciones de tipo emocional. Si mi mente se asienta en el bajo vientre es que al menos he
logrado las primeras cuatro cualidades y esto me lleva a un estado mental más neutral que no es
mentalmente hiperactivo, ni tampoco hiperemocional.
Aparece algo más de ecuanimidad, más calma.
Una vez que alcanzo este tipo de respiración, ésta me acompaña el resto de mi vida, se vuelve mi
respiración neutra cotidiana y yo mismo me vuelvo mas tranquilo, calmado mesurado.
más antigua llamada Theravada. De las tres: Mahayana, Vajrayana y Theravada, la última es la que ha
conservado un estilo de vida y un sistema de prácticas más cercano a lo que se habría vivió en tiempos
de Buda. El mahayana surge de la fusión entre el budismo y la cultura védica de la india y pone más
énfasis en el aspecto académico del budismo. El Budismo Zen (conocido como Chan en china) es el
resultado de un intento por volver a las enseñanzas originales (Véase la película “Zen,la vida de
Dogen” está disponible en YouTube), y es precisamente este budismo Chan el que da origen a través de
su fundador en china: El monje Bodhidharma.
Bodhidharma es un ser legendario, me gustaría hace un alto aquí para contar un par de episodios de su
vida que ilustran cual era la naturaleza de su filosofía de vida en aquel entonces:
al monje cortando una ramita de bambú y usarla como embarcación para cruzar equilibrandose sobre
ella las correntosas aguas del Yangtsé.
Bodhidharma nació alrededor del año 440 en la ciudad de Kanchi, capital del reino Pallava, en el Sur
de la India. Era el tercer hijo del rey Simhavarman y Brahmín. Convertido desde joven al Budismo
recibió las enseñanzas de Prajnatara que posteriormente lo motivó a ir a China.
A su llegada a China, su nombre se acortó (Bodhidarma a Dharmo) y se adaptó a la fonética (Dharmo a
Damo). Damo pertenecía a la escuela budista mahayana, fué el promotor del Budismo Chan en China
que luego se transmitió a Japón donde se llamó Budismo Zen.
Luego de que Bodidharma cruzara a la otra orilla del río Yantse , luego de un tiempo llega al templo de
Shaolin, (creado en el año 495), en el cual por aquel entonces solamente se realizaban prácticas
religiosas y de traducción de antiguos textos.
Cuando llegó al templo comprobó que los monjes eran enfermizos, tenían el espíritu fuerte pero eran
físicamente débiles, debido principalmente a las largas sesiones de meditación que les causaban
enfermedad y sueño; Bodhidarma les enseñó un método que compaginaba meditación y entrenamiento
físico.
Otra leyenda cita que Damo meditó durante 9 años en una cueva cercana al templo, pero como
inevitablemente solía quedarse dormido, se arrancó sus pestañas y alli donde estas cayeron salió el
primer árbol de té. Se cuenta que meditaba incluso ante la presencia de Tigres u otros animales
peligrosos. Tal fue el poder de convicción que los monjes finalmente y por su ejemplo demostrado lo
aceptan y le abren las puertas del templo como su nuevo guía.
La leyenda también atribuye a Bodhidharma la preparación física de los monjes, con el objeto no sólo
de fortalecerlos, sino también para capacitarlos ante la defensa, motivada por el relativo aislamiento del
Templo y la peligrosidad de los caminos infestados de bandidos y animales salvajes. Algunos relatos
dicen que el Maestro transformó sus brazos y piernas en eficaces armas de combate, otorgándole un
prestigio sin igual al naciente estilo del Boxeo de Shaolin que más tarde se conocería en occidente
como Kung Fu.
Con el pasar del tiempo los monjes sincretizaron los ejercicios de Qigong creados por Damo con los
estilos clásicos y los estilos militares que fueron integrándose al curriculum del templo.
Damo desarrolló dos sistemas de Qigong que fueron conocidos por su aportación energética a las artes
marciales: el «Yi Jin Jing» o Tratado del Cambio Músculo / Tendón y el «Xi Sui Jing» o Tratado del
Lavado Médula / Cerebro.
Gracias a estos textos, los monjes comprendieron la importancia de los tendones y la fascia en el
desarrollo de la energía vital o Qi. Y desarrollaron una serie de ejercicios con los cuales mejoraron su
actitud y fortalecieron su salud notablemente. Las siguientes generaciones de monjes fueron
desarrollando y evolucionando estos ejercicios.
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La meditación Budista.
En el Budismo todo lo que se hace, dice o practica tiene como objetivo final alcanzar lo que se conoce
como Nirvana (sanscrito) o Nibbana (pali). Se trata de la emancipación definitiva del ciclo de
renacimientos. Sin embargo aunque uno no crea en la reencarnación es decir de nueva vida luego de la
muerte, eso carece de importancia ya que hilando fino en la teoría del budismo uno nace con cada
inhalación y muere con cada exhalación, por lo tanto este proceso de liberación no requiere de la
creencia en la palingenesia. ¿De qué nos liberamos entonces? Dicho en resumidas cuentas nos
liberamos de nuestro propio ego que es reconstruido una y otra vez cuando nuestros sentidos entran en
contacto con cualquier objeto externo. Este proceso se conoce en budismo como el Originamiento
Dependiente, y se trata de una cadena de causas y efectos que culminan en un estado de angustia y
sufrimiento en general.
Despertar mente y cuerpo
Tradicionalmente, los Maestros de la India creían que la iluminación se podía lograr controlando el
deseo, ya que se creía que el deseo era la causa de todo tipo de sufrimiento.
Practicando inicialmente dentro de esta tradición, el Buda dominó las prácticas yóguicas basadas en la
mente: la concentración de absorción en un punto. Después de eso, pasó largos años dominando las
prácticas austeras y ascéticas de los sadhus yóguicos basadas en el cuerpo. Ambos esfuerzos tenían la
intención de controlar el deseo y de ese modo propiciar el Despertar. Por un lado, los maestros de
meditación brahmánicos creían que podían controlar el deseo controlando la mente. Al forzar la
atención a permanecer en un objeto durante períodos de tiempo cada vez más largos, se pensó que el
anhelo o el deseo podían controlarse. Pero no sucedía que el anhelo era superado, sino que surgía ese
todopoderoso controlador de ese deseo que, al ir mejorando su autodisciplina y autocontrol, podía
ejercer dominio sobre el deseo, manteniéndolo suprimido, evitando que brotase; reprimiéndolo en vez
de eliminándolo.
Pero entonces tendríamos que hacer la pregunta, ¿quién es nuestro "verdadero yo" aquí? ¿El que
controla —la mente que desea controlar al deseo— o el que tiene el deseo, o ninguno de los dos?
Incluso para que haya un yo, debe haber algo que se considere que no es el yo (o al menos no nuestro
yo real).
En el Brahmajāla Sutta, Número 1 de Digha Nikāya, ¡el Buda describe que hay 62 puntos de vista del
yo!
Hay el yo que se observa a sí mismo , el ‘no-yo’ que observa al yo, el yo que observa al no-yo y
sucesivamente. Solo hay un "tú", pero ¿cuál de estos es?
Si un alcohólico dice que dejará de beber ejerciendo su fuerza de voluntad, ¿quién es el verdadero yo?
¿Qué deseo es el verdadero tú?
¡Parece que una lucha por el control estallará pronto!
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Por otro lado, si controlar los deseos con autocontrol mental y disciplina no funcionaba, los ascetas
pensaban que podían controlar el deseo controlando el cuerpo. Los yoguis se paraban sobre una pierna
durante períodos prolongados o comían una dieta muy restringida, creyendo que al controlar el cuerpo
de esta manera llegarían a la iluminación. La mente experimentaría un gran avance cuando dominara el
control del cuerpo; una vez más, la autodisciplina permitiría a alguien hacerse cargo y controlar el
deseo.
Este "alguien" fue concebido como el "Yo Superior" en sánscrito Atma o el "Yo" que finalmente
tendría el control total de tal manera que uno ya no estaría sujeto al deseo y su sufrimiento. Esta era la
percepción acerca del objetivo de la práctica de meditación. ¡No se trataba de eliminar el deseo sino de
controlarlo!
El despertar de Buda.
Después de practicar ambos enfoques extensivamente, el futuro Buda o Bodhisattwa no había logrado
el Despertar. Cuando entró en estados profundos de concentración de absorción, descubrió que estos
estados suprimían sus bases sensoriales de manera que ya no sentía, escuchaba o experimentaba nada
que viniera del cuerpo. Los estados mentales que logró fueron maravillosos y sublimes. Sin embargo,
pronto se dio cuenta de que esa mente estrictamente dominante sí podía suprimir el deseo, pero solo
mientras practicaba. Esto fue temporal. No erradicó la mente anhelante por completo. Tan pronto como
dejó de practicar, el deseo regresó con toda su fuerza.
Del mismo modo, después de seis años de prácticas ascéticas, cuando estaba a punto de morir de
hambre cerca de Bodh Gaya, entendió que el control excesivo del cuerpo a través de privaciones sólo
conduciría a la muerte por inanición, no a la eliminación del deseo. El cese del sufrimiento nunca se
lograría con estas prácticas.
Cuando dejó de practicar la meditación de concentración y las técnicas ascéticas hasta su límite
absoluto, se dio cuenta de que el control no era la respuesta. Que era una práctica inútil, que no
conducía al Despertar, usar “el anhelo" para controlar al anhelo era un absurdo.
En ese momento, se sentó debajo del árbol Bodhi y determinó que se sentaría allí hasta que encontrara
la respuesta. En un día de luna llena en mayo, se convirtió en el Tathagata, el Buda, el Despierto (en la
tercera vigilia de la noche, entre las 3 y las 7 de la mañana).
Encontró el Camino Medio. Llegó a comprender la necesidad de emplear un método de meditación que
utilizara un enfoque totalmente diferente, un método que incluía tanto la mente como el cuerpo,
eliminando al controlador.
El Buda había desarrollado previamente la visión y la comprensión de cómo funcionaba su mente
mediante una cuidadosa observación. Comenzó a ver que los procesos mentales son una cadena
dependiente de eventos que surgen y desaparecen. Ahora los conocemos como los vínculos del Origen
Dependiente. El Buda usó el término paṭicca samuppāda , que es la expresión Pāli para “Origen
dependiente”.
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En la mañana de su Despertar, se dio cuenta de que ver claramente los fenómenos más profundos de la
mente, es sin duda el camino a Nibbāna. Al ver cómo funcionaba su propia mente y observar de cerca
los procesos mentales, ¡llegó a comprender que todos causamos nuestro propio sufrimiento!
Vio cómo funciona el deseo, cómo conduce al sufrimiento y cómo se puede lograr el cese del
sufrimiento. El Buda se dio cuenta de que los deseos surgen porque los alimentamos y los perseguimos
continuamente. Los vemos como nuestros y nos identificamos personalmente con ellos.
En otras palabras, si estás sentado en silencio y tu mente piensa en lo agradable que sería estar en otro
lugar, ¿puedes detener ese pensamiento? ¿Puedes decir, “está bien mente, esta tarde me gustaría
sentarme en silencio y disfrutar de un poco de paz"?. No, vienen los deseos por esto y aquello, sin
anunciar, sin ser solicitados. En ese sentido, no son "nuestros" deseos.
Debido a que nos identificamos personalmente con estos deseos que experimentamos, al pensar en
ellos como "míos" y luego apegándonos a ellos, estos deseos inevitablemente conducen al sufrimiento.
No tenemos control sobre cómo o cuándo surgen, o cómo o cuándo desaparecen. El deseo y el
sufrimiento ocurren porque nos identificamos y personalizamos estos deseos y luego nos aferramos a
ellos.
Entonces, ¿dónde estamos "nosotros" en este proceso? ¿Dónde estoy “yo”?
Una parte importante de la comprensión del origen dependiente es que esto que llamamos "yo" o "ego"
en realidad no es un yo o ego en absoluto, sino un proceso impersonal que ocurre completamente más
allá de nuestro control. De hecho, no hay posibilidad de controlar porque no hay un "yo" continuo o
permanente capaz de ser el controlador.
El Buda vio que solo hay procesos que surgen y desaparecen sin un yo permanente involucrado.
¿Quién controla algo? ¿Quién toma las decisiones? Incluso la "decisión" en sí misma es otro proceso
mental condicionado que surge en base a acciones previas. Las decisiones no son tomadas por un yo
permanente que tiene control de lo que está sucediendo; son " tu yo impersonal " en ese momento. Lo
único que podemos añadir es reconocer la realidad de esta situación y no tomarla como algo personal,
no "apegarse" al resultado de una situación dada. Esta es la práctica del "Esfuerzo Correcto" (poner tu
esfuerzo sostenido en una técnica u entrenamiento eficiente). Esta fue una verdad única y profunda que
el Buda descubrió y presentó a los pensadores de su tiempo.
Una vez que el Buda fue consciente plena y profundamente de lo que había descubierto, se dio cuenta
de que el deseo y el sufrimiento cesaron. Y hoy los investigadores han descubierto que, de hecho, hay
cambios mensurables tanto en la mente como en los cuerpos de los meditadores a medida que se
practican varios tipos de técnicas de meditación. Hay resultados positivos medibles.
El Buda entendió que la mente y el cuerpo trabajaban juntos, pero primero trató de controlar cada uno
por separado, en la medida en que pudo reunir su energía y determinación.
No funcionó. El resultado fue que dejó de intentar controlar la mente y el cuerpo y fue en busca de otra
forma de resolver este dilema.
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Cientos de años después llegaron comentarios y opiniones sobre las enseñanzas del Buda, como el
Visuddhi Magga, que comenzó a dividir las prácticas, fundamentalmente dividiendo la práctica de
comprensión y de concentración (vipassanā y samatha) en diferentes técnicas, mientras que los suttas
originales indicaban que estuviesen "unidas".
Por ejemplo, si eres un observador de aves, cuando escuchas a un pájaro, tu tendencia habitual es
buscar tu cámara, o tus binoculares.
Una tendencia emocional habitual es algo que siempre tiendes a hacer en una situación determinada. Tu
reacción habitual puede ser en respuesta a un sentimiento que tienes. Alguien entra en la habitación y se
queja de algo. Siempre reaccionas de la misma manera, no gustándote y reaccionando emocionalmente
respecto a la persona que se queja.
Tu esposo o esposa llama para decirte que llegará tarde a casa después del trabajo. Puede que recibas
este tipo de llamadas frecuentemente y reacciones de la misma manera todas las veces; con una
reacción negativa. Puede ser un juicio como por ejemplo: "no se puede confiar en ti", o podría ser una
reacción de ataque porque crees que no te está diciendo la verdad. Es una tendencia emocional
habitual; tiende a aparecer cuando ocurre esta situación.
Es clásico el caso de que estos patrones habituales creados en una relación de pareja, surja en una
relación siguiente, aunque en la nueva relación no esté presente la misma conducta que los originó.
Sucede aquí que uno de los dos sobre reacciona ante pequeños estímulos involuntarios o inconscientes
de su nueva pareja que disparan y desencadenan el originamiento dependiente y son causa de malos
entendidos y discusiones absolutamente evitables.
Cuando esta reacción habitual surge, ahí es donde aparece la fuerte tendencia a tratar de controlar tus
sentimientos con tus pensamientos. Notas que la mente está perturbada y reaccionas con frustración,
tratando de controlar los pensamientos alterados. Aquí es cuando comienzas a tomarte algo
personalmente. Te vuelves emocional.
La mente contiene muchos factores o estados de conciencia. Hay una mente codiciosa, y hay una mente
alegre. En el Anupada Sutta, el Buda dice que incluso el factor mental de la decisión está condicionado
por acciones previas del pasado. Este proceso de decisión es algo que podríamos dar el nombre de
voluntad o intención, pero tenemos que tener cuidado de usar esas palabras ya que podría darse a
entender, erróneamente, que existe un yo “tomando una decisión”. El proceso de decisión es solo un
pequeño factor, sin embargo, es el factor más importante al “llegar a tomar una decisión".
Como se indicó anteriormente, los fenómenos surgen y pasan —como el canto de un pájaro— y
dependen de ese sonido para su existencia. Cuando tu mente está muy tranquila puedes ver surgir el
factor de la decisión, así como el "empuje" que lo acompaña para "tomar la decisión". Es muy
interesante cuando puedes observar tu mente operando a este nivel y ver cómo, realmente tú yo, no está
a cargo de la decisión.
Por ejemplo, surge un deseo de tomar una taza de té. Luego continúas pensando en qué té podría saber
bien. Si estás muy atento, puedes ver el momento exacto en que "decides" qué té tomar.
Hay un momento en el que surge "tu" decisión. Si retrocedes cuidadosamente, simplemente
permitiendo que todo surja, observándolo con mucho cuidado (este es tu factor de investigación
mental), verás que el factor (mental) de la decisión surge por sí solo. Y luego también pasa. Aparece
Apuntes Curso Taijiquan – Prof. Raúl Díaz F. Osorno, Agosto de 2022
este llamado a la acción que surge a través del anhelo asociado a él. Este anhelo es el impulso que
sientes para entrar en acción.
En el Taijiquan tenemos una practica de entrenamiento llamada “empuje de manos” que es muy útil
para desarrollar literalmente un montón de cualidades. Una de ellas es la habilidad de reconocer
nuestros patrones habituales de conducta. Lo primero que ocurre cuando uno se enfrenta a su
compañero de entrenamiento y cruza las manos es una leve reaccion de estres. “Una parte mas o menos
inconsciente de nuestro cerebro entra en “alerta de combate”, y nos comenzamos a tensar. Incluso
cuando ya tenemos algo de practica en este ejercicio, comenzamos muy relajados pero al poco tiempo
las cosas comienzan a “caldearse” y los movimientos pierden su sensibilidad y en muchos casos
terminan enfrentándose un par de egos. Una de las finalidades de “empuje de manos” es entrenarnos
precisamente para que esto no suceda. El compañero de entrenamiento no es un rival que hay que
vencer, es un asistente que colabora conmigo para indicarme los errores y falencias que tiene mi
postura y movimiento.
Pero la mente -sobre todo la mente inconsciente- suele opinar distinto.
La meditación budista aporta luz para comprender nuestros procesos mentales, y es una herramienta
para descubrir por nosotros mismos cuan impersonales son los procesos que ahi ocurren y sin embargo
hasta qué punto llegan a condicionarnos.
El desapego que suele enseñarse como remedio para el sufrimiento en un contexto budista occidental,
no es un mandato moral, no es un ejercicio de nuestra voluntad de dejar de lado los deseos. Sin
embargo muchos lo comprenden de ese modo. El desapego enseñado por Buda se practica durante la
meditación. Cuando estamos sentados y algo nos distrae de nuestro foco de atención, esa distracción
ocurre por un apego (o también aversión, que es lo mismo que el apego pero con sentido contrario), la
practica consiste en identificar esa rigidez que ocurre en algún rincón de nuestro craneo, cerebro o -más
sultil- en nuestra mente y soltarla, relajarla, dejarla ir. Repitiendo esto con paciencia y perseverancia
una y otra vez estamos entrenando el desapego de Buda. Luego en nuestra vida cotidiana cuando ya
hemos activado las neuronas del dejar ir, nos resultará espontaneo dejar ir aquello que nos distrae o
mejor dicho nos desvía de nuestro camino. Nuevamente estamos haciendo sin hacer aquí es donde el
Budismo y el Taoísmo nuevamente se dan la mano en el Wu Wei.