Leer y Mirar El Libro Album Un Genero en Construccion
Leer y Mirar El Libro Album Un Genero en Construccion
Leer y Mirar El Libro Album Un Genero en Construccion
Me gustaría comenzar esta charla agradeciendo la gentil invitación por parte de los
organizadores de este evento para compartir con ustedes un tema apasionante, novedoso
y amplio como es el de los libros álbum. Una mirada, un acercamiento apenas a un rico
e interesante debate sobre un género editorial que ha sido calificado como un producto
genuino de la postmodernidad.
En realidad se me ha pedido que ofrezca una mirada desde la crítica, terreno en el que se
supone que he incursionado como especialista en libros para niños. Debo comenzar por
decir que a pesar de toda la carga de información que como adultos hemos podido
construir y teorizar alrededor de este fenómeno el mejor crítico, en definitiva, es el niño,
receptor potencial de estos libros. Son ellos quienes a fin de cuenta asumen un libro
como propio porque los conmueve o lo marginan con la triste condena de la
indiferencia.
Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en el programa de becarios de la
Internationale Jugendbibliothek de Alemania. Para hacerles el cuento corto, estuve
viviendo tres meses en el castillo de Blutenburg, experiencia que me permitió realizar
una investigación sobre libros antiguos para niños y los procesos de impresión, desde el
grabado en madera hasta la cromolitografía. Allí tuve el privilegio de tener en mis
manos el Orbis sensualim pictus, considerado el primer libro dirigido expresamente
para niños en la historia de la cultura occidental. Impreso en 1658, este volumen ofrecía
un compendio de todos los conceptos, abstractos y concretos, oficios y elementos que
existían en el mundo creado por Dios.
Este pequeño libro, ilustrado con toscos grabados, ha sido considerado como el primer
libro que inaugura una corriente de deleite en los materiales impresos para niños, el
primer material pensado y dirigido exclusivamente para este público lector. Incluso, en
una de sus páginas se incorpora uno de los primeros mecanismos de animación, una
rueda que ilustraba cómo se sucedían las distintas fases de la Luna.
Además de este hermoso y significativo libro, se me hizo interesante ver otras ediciones
del siglo XVIII y XIX y constatar cómo algunos de estos libros antiguos se erigen como
antecedentes de lo que hoy en día consideramos el libro álbum.
Walter Crane, domina con su refinado esteticismo el manejo de la página como un
espacio donde se distribuyen imágenes e ilustraciones, en una relación simbiótica, para
lograr una misma calidad expresiva. Su estética del art nouveau delinea exquisitas
composiciones y figura de gran lirismo. El sentido de la composición es claro, se
proyectan diseños en círculos y óvalos, los textos, las imágenes y los detalles revelan
una cierta preocupación por no dejar vació ningún espacio en la página. Hay una
conciencia de diseño.
Randolph Caldecott, considerado por muchos como el padre del libro álbum, instala una
relación dialógica entre textos e imágenes, aportando lo que más adelante se prevé como
una genuina interrelación entre ambos códigos. El texto y la imagen aportan un
significado en conjunto. En La divertida historia de Jhon Gilpin las imágenes
reproducen el galope frenético de este personaje y aportan una lectura paralela en la
secuencia de la carrera de Jhon por la campiña inglesa.
A lo largo del siglo XIX se dieron una serie de experimentos en relación con las
técnicas de impresión pero también con respecto a la concepción novedosa que muchos
adultos manejaron con respecto al poder de la imagen como lenguaje apropiado para
llamar la atención de los jóvenes lectores. Un psiquiatra alemán, Heinrich Hoffman,
defraudado por los libros que encuentra en las librerías, decide escribir su propio libro
como regalo a su hijo de tres años. En él, pone en práctica algunas de sus teorías acerca
de la fuerza que una imagen puede provocar en la psique de un niño. De hecho,
considero que este es uno de los libros más impactantes y perturbadores en la historia de
la literatura infantil.
Hoffmann quiere advertir sobre algunos peligros y se ubica en el contexto de su época.
Su libro Pedro Melenas (Struwelpetter) muestra en primer plano un personaje
desgreñado y con las uñas extremadamente largas. Debajo del pedestal la tijera y el
cepillo nos anuncian el tono sarcástico de las historias, diseñadas para atemorizar a los
niños desobedientes, caprichosos y desaseados. Veamos el caso de Paulinita quien
muere carbonizada, este caso es descrito con un humor bastante negro. La aparición de
las cerillas o fósforos de sulfuro, en venta desde 1829, introdujo un elemento
importante de liberación femenina en las labores domésticas. Sin embargo representaba
un peligro real para los niños que se quedaban solos en casa en esa época, incluso gran
parte de Hamburgo fue convertida en cenizas por un incendio en 1842. Paulinita queda
reducida a un montoncito de cenizas, mientras los gatos derraman un mar de lágrimas
con pañuelos en el rostro... Sin embargo, sus zapatillas logran sobrevivir a la tragedia.
Como vemos, ya las imágenes comienzan a aportar un significado paralelo al del texto,
a veces diferente. Estos es lo que algunos autores señalan como el nivel de congruencia
entre texto e imágenes, en ese diálogo, en esa polifonía o contrapunto que se establece
entre ambos códigos.
Otra de las preocupaciones que daban cuenta de la cultura burguesa, esa nueva clase que
se consolidaba en Europa por el comercio transoceánico y la revolución industrial,
estaba relacionada con el cuidado de los niños y esa actitud blanda en la educación que
podía generar caprichosas decisiones. Recordemos que Hofmann era un psiquiatra
infantil. “La historia de Gaspar sopas” se inscribe también dentro del género de los
llamados relatos de advertencia.
Si miramos con atención las imágenes que acompañan estas historias podemos apreciar
visiblemente cómo existe una clara interrelación entre textos e ilustraciones. Las
imágenes ocupan un lugar privilegiado en el espacio del diseño pero, además, realizan
un aporte para la construcción del significado. No podemos soslayar los detalles como
los zapatos rojos que sobreviven al montón de cenizas en que quedó reducido el cuerpo
de Paulinita o la cruel imagen de la sopera como epitafio en la tumba de Gaspar. En este
caso, las imágenes no funcionan sólo como elemento decorativo o como traducción
literal del texto, aportan una lectura particular, cargada de un elocuente cinismo. Ellas
ocupan un lugar como pauta de diseño, determinan una secuencia y son prolijas en
detalles.
Quiero con este ejemplo introducir el concepto del libro álbum moderno, las
características de este género y la modalidad de lectura que establece como tensión
dinámica entre dos lenguajes que conviven en la página. Aunque existen muchos
antecedentes, desde el siglo XIX, podríamos decir que el libro álbum es un producto de
factura reciente. Muchos adelantos técnicos debieron sobrepasarse para permitir el
desarrollo de este tipo de materiales.
En primer lugar, el cambio de formato. Gran parte de los libros para niños eran
realmente pequeños, desde los llamados chapbooks o libros baratos hasta los más
lujosamente presentados. Lo podemos versión en esta versión popular de los cuentos de
Perrault...
O en este chapbook de la célebre edición de Robinson Crusoe.
Incluso hubo una tendencia a imprimir materiales miniaturas, como esta Biblia pulgar.
La invención del papel continuo y de numerosos procesos permitieron extender los
formatos y jugar con otras posibilidades y tamaños en la encuadernación de los libros.
En segundo lugar, podríamos mencionar el paso de la cromolitografía a la impresión
offset. Este período es sumamente interesante en la historia de la impresión, ya que se
hicieron numerosas pruebas y experimentos para lograr un método que permitiera
registrar con fidelidad el color. Anteriormente, los escasos libros coloreados eran
pintados a mano, generalmente por niños y mujeres. Luego se introducen la separación
por bloques donde se utilizaba un bloque distinto para cada tono. Este procedimiento
era bastante complicado y obligaba a hacer muchas pruebas.
Hoy en día, incluso parece una rareza la entrega de originales en forma de obra pintada
a mano. Muchos ilustradores colorean directamente en el software y utilizan la infinita
paleta de colores y las herramientas para crear efectos, que anteriormente se lograban
después de meticulosas horas de trabajo.
Otro factor que considero importante para la definición del libro álbum, tiene que ver
con el surgimiento de la industria editorial, más especializada y profesional de lo que
era hace muchos años. La diversidad de formatos, papeles, técnicas y acabados
involucran una serie de decisiones. El libro álbum es un género editorial, ya que cada
propuesta es el resultado de una cadena de decisiones importantes que, definitivamente,
acomodan o disponen una serie de significantes para que un lector pueda construir
significados. Por eso, me voy a referir a la materialidad del libro álbum, al libro como
un objeto físico, antes de penetrar su dimensión semántica.