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DESGRABACIONES DE PRACTICOS

Primer CLC (práctico) Psicopato


- Ackernecht, E. H. Cap 1, 2,3 y 5, en Breve historia de la psiquiatría, Eudeba, 1979,
Buenos Aires.
Antecedentes de la Clínica Psiquiátrica
Idea de la cátedra: Psicopatología que esté a la altura de los acontecimientos actuales,
que actúe como antivirus que se actualice todo el tiempo. Requiere pensarlo todo el
tiempo.
Orientación psicoanalítica: regida por el concepto de singularidad (no sirven las etiquetas
para todos igual, sino ubicar el modo singular que tiene cada sujeto de poder tratar su
sufrimiento).
¿Qué pensamos cuando pensamos en psicopatología con perspectiva picoanalítica?
 Psi – patológico: invita a pensar en la salud y enfermedad. Normal – patológico (no
son categorías naturales sino que responden a la actualidad). Enfermedad implica
juicio de valor no de realidad con tinte negativo. Kanglen: lo normal no es juicio de
realidad es juicio de valor. La noción de salud o enfermedad mental tiene tinte
ideológico: político, económico, moral; lo sepamos o no. Si hay posición hay una
cuestión ética.
Lacan rescata de Freud la posición ética de su obra. Una de las cuestiones que hablan de
la dimensión ética de la obra freudiana es rescatar la dimensión singular de cada sujeto.
Breve historia de la psiquiatría (Ackernecht)
Si salud y enfermedad no son criterios naturales sino que desprenden de construcciones
histórico sociales y culturales que se van modificando, quiere decir que cada época y
cultura trata determinados fenómenos de determinada manera. Las conceptualizaciones
no son estancas.
Localizar cómo ubica diferentes momentos donde determinados fenómenos similares
fueron pensados y tratados de maneras distintas.
El texto divide para pensar los movimientos en cuatro tiempos:
1. Momento de las civilizaciones antiguas: las enfermedades eran eso sin intención
de cientificidad o clasificación. No había disciplina para pensar la SM en el campo
de lo científico, pero sí un modo de tratarlo.
a. Causa: Enfermedad asociada a fuerzas sobrenaturales. Estar poseído
era una explicación frecuente de dar cuenta enfermedades mentales.
b. Tratamiento: En relación a la causa. Mágico – religioso, ceremonias,
cantos, etc.
2. Momento de la psiquiatría grecorromana: la enfermedad mental entra en el campo
de la medicina. Los griegos son fundadores de la medicina y la psiquiatría
científica. Explicación natural de las enfermedades. La patología clásica de
Hipócrates y Galeno consiste en la teoría de los humores/líquidos: compuesta por
4 humores, líquidos:
. Sangre
a. Bilis amarilla
b. Bilis negra
c. Flema
El equilibrio de estos es salud, el no equilibrio enfermedad. Al ser la causa natural,
el tratamiento también. Pensado en cuestiones que suceden al cuerpo.
Tratamiento vía el cuerpo. Paseos, caminatas, masajes, etc. Enfermedad mental
asociada a lo físico.
3. Tercer tiempo subdividido en:
a. Edad media: lo que avanzó la medicina grecorromana con respecto al saber de las
enfermedades mentales se retrocede, ese campo vuelve a ser parte de lo sobrenatural.
b. Renacimiento: fuertes contradicciones. Las dudas sobre las causas sobrenaturales
condujeron a pensar en causas del orden de lo natural. Los hechiceros y los posesos
fueron considerados enfermos mentales que debían ser atendidos por el médico.
4. Siglo XVII-XIX: Nacimiento de la psiquiatría como ciencia autónoma. Filosofía del
iluminismo donde los ideales humanitarios tienen su apogeo. La patología del aparato
pensante puede empezar a ser pensada científicamente e investigarse sobre las
patologías. Es decir, la enfermedad mental entra dentro del campo de la medicina.
Hasta esa época locos y no locos eran encerrados en un mismo lugar de los
improductivos. Pinel (representante de la clínica sincrónica y del movimiento de la
liberación de los locos) se encarga de separar locos y no locos y poderles quitar el
estatuto de presidio al lugar en donde encerraban a estos sujetos y orientarse bajo
los ideales humanitarios del iluminismo y ubicarlo en lugares donde se les diera un
tratamiento acorde a su patología. Es así que entonces se empieza a pensar que
se trata de una patología del aparato pensante que tiene una causa (hereditaria,
por cuestiones morales, ambientales, etc) y por tanto en determinados
tratamientos.
El tratamiento fundamental de esta época son los asilos (tratamiento moral).
Puede entenderse entonces que hubo mutaciones respecto de la concepción de la
enfermedad mental, la historia de la psiquiatría y a cómo pensar las entidades clínicas.
Esto es así porque las categorías son construidas y no naturales. Son constructos
culturales, sociales, con respecto al tiempo y espacio en que se piensan.

SEGUNDA SEMANA
El tema de la segunda semana es clínica de la paranoia clásica y actual.

La paranoia es un cuadro clínico dentro de la nosología psiquiátrica. Es un diagnóstico


dentro del campo de las psicosis. En este punto podemos preguntarnos: ¿para qué nos
sirve un diagnóstico?

Un diagnóstico no es una etiqueta ni un rótulo, sino una brújula que orienta nuestro
accionar. También nos pueden enseñar acerca de la evolución de determinado cuadro
clínico y cuáles van a ser las formas terminales a grandes rasgos. Digo a grandes rasgos
y esto nos introduce en la perspectiva de la singularidad, y cómo cada quién encarna
determinado cuadro clínico. Estas cuestiones las heredamos de la psiquiatría clásica; los
diagnósticos que aún usamos son el resultado de una larga elaboración histórica por parte
de los psiquiatras clásicos. Ellos fueron evolucionando y abordando diagnósticos a
medida que iban observando a los pacientes y sus padecimientos.
Estudiamos a los psiquiatras clásicos y sus enseñanzas porque estas categorías
diagnósticas son absolutamente vigentes. Titulamos esta clase: “clásica y actual”. Si se
fijan en la bibliografía, tienen la lección XV de Kraepelin y un caso clínico actual de
Angélica Marchesini.

La psiquiatría clásica se sitúa en el período de fines del S XIX e inicios del S XX, conocido
como paradigma de las enfermedades mentales. En ese momento, la locura pasó a estar
definitivamente abordada por el campo de la medicina. En este período podemos
identificar dos grandes escuelas de la psiquiatría: la escuela francesa y la escuela
alemana, ambas en constante desarrollo y debate. Ambas se leían, se criticaban y se
confrontaban. Este constante diálogo les permitió superar sus propios impasses. Los
psiquiatras de ambas escuelas eran unos rigurosos observadores de la realidad de los
enfermos, es por eso que nos referimos a esta clínica como la “clínica de la mirada”, en
contraste con la “clínica de la escucha” que es la clínica psicoanalítica.

Para hablar de la “paranoia” debemos detenernos en Emil Kraepelin. Este exponente de


la psiquiatría clásica alemana llevó al despliegue de la clínica psiquiátrica. En su tratado
de psiquiatría, Kraepelin construye un sólido edificio gnoseográfico, en donde describe las
enfermedades y amplía sus observaciones, a lo largo de ocho ediciones, que proliferaron
notablemente entre 1883 y 1913. En este período, Kraepelin sistematiza su nosología y
estudia las características específicas que describen las distintas enfermedades y les
otorgan nuevos nombres. En ese mismo período, en Viena, Freud se encontraba
inventando al Psicoanálisis. Freud no era ajeno a las conceptualizaciones de Kraepelin.

Respecto a la paranoia, Kraepelin en su sexta edición (1889) reduce este cuadro, que era
absolutamente basto y vago, y lo define más precisamente como cuadro clínico. Hasta la
sexta edición, la paranoia nombraba, a grandes rasgos, la locura. Era el diagnóstico que
recibía el 80% de los enfermos internados. En la sexta edición Kraepelin reduce el
espectro que abarcaba la paranoia al introducir una nueva categoría diagnóstica que es la
“demencia precoz”. Aquellas paranoias mal sistematizadas o demencias paranoides o con
delirios fantásticos se desplazan y empiezan a integrar la demencia precoz.

Tomando otra clasificación, podemos ubicar a Kraepelin en la “clínica diacrónica” porque


le dio importancia al inicio, a la evolución y a las formas terminales de los cuadros
clínicos, en vez de detenerse en el aquí y ahora.

Kraepelin se basó en tres parámetros: en la etiología, en lo clínico evolutivo y en lo


psicopatológico-descriptivo. Él describía la psicopatología, identificaba los distintos
síntomas, atendía a lo clínico evolutivo y, principalmente, le prestaba atención a la
etiología. Cabe aclarar que en este punto la etiología, la causa, no es el detonante. No es
lo que desencadena un cuadro clínico. Para Kraepelin, las causas siempre eran orgánicas
e internas, aunque no las termina de definir. Fiel al espíritu positivista de la época, él
confiaba que las causas específicas se iban a esclarecer en algún futuro.

Una pregunta importante para entender de qué cuadro clínico hablamos es preguntarnos:
¿de qué sufre un sujeto? ¿Sufre de su relación al mundo, de su relación a los otros o de
cosas que le pasan en el cuerpo?

A grandes rasgos, en el caso de la paranoia, el drama del paranoico está en su relación al


mundo y a los otros. Es allí donde se ubica su padecimiento.
Volviendo a Kraepelin, el distingue entre síntomas fundamentales y accesorios. Los
síntomas fundamentales son aquellos que se presentan a lo largo de toda la evolución de
la enfermedad y, en especial, en la fase terminal. Los síntomas accesorios son transitorios
y colorean el caso. El diagnóstico diferencial se va a basar en los síntomas fundamentales
(no en los síntomas accesorios).

Otra característica de la paranoia es que las facultades mentales no están afectadas. No


hay signos de déficit (a la hora de diagnosticar las psicosis, no nos vamos a basar en el
déficit sino en lo que hay). El síntoma fundamental que encontramos en la paranoia es el
delirio. No es cualquier delirio, sino un delirio que tiene una lógica interna.

Es un sistema delirante que responde a una lógica interna coherente, sistematizado con
elementos que se coordinan entre sí, con ideas que se van relacionando con un tema
central, que surgen de la interpretación. El paranoico tiene un aparato de interpretación
del mundo en el que todo es factible de interpretación. Así va evolucionando lentamente
este delirio. Se trata de un delirio elaborado intelectualmente y coherente. El paranoico
relaciona diferentes hechos y signos de la realidad y todo lo va incorporando a este
delirio, cualquier cuestión de la vida. Los paranoicos son reticentes, lo defienden e incluso
pueden mantenerlo en secreto durante muchísimos años hasta que algún acontecimiento,
algún detonante, haga salir a la luz este delirio y precipite su desarrollo. No hay que
confundir estos factores desencadenantes con la causa.

Otra característica que define la particularidad del delirio en la paranoia es que son
inquebrantales. Esto significa que no es fácil persuadir al paranoico de la verdad de su
delirio. Ellos tienen una certeza inquebrantable sobre la verdad de este delirio.

Siguiendo esta línea, Kraepelin va a definir la particularidad del delirio de la paranoia


como un sistema delirante inquebrantable con una lógica interna.

Otro dato fundamental para definir el delirio de la paranoia es la autorreferencia o


autorreferencia mórbida. Esto significa que al paranoico todos los signos de la realidad le
conciernen. En este sentido, hay una exagerada autoestima, exacerbada por la
autorreferencia mórbida.

Dentro de los delirios de la paranoia descriptos por Kraepelin, encontramos los delirios de
perjuicio, delirios persecutorios, delirios de los celos y delirios de grandeza. Tanto los
delirios de perjuicio como los delirios de grandeza, Kraepelin afirma que se pueden
combinar. A su vez, va a ir identificando distintos tipos de subclases dentro de delirio. En
la ficha de cátedra de Esteban y Soto van a encontrar descripciones clínicas de Kraepelin,
por ejemplo, invectores delirantes, delirios de alta cuna, delirios erotómanos.

Otra cuestión importante que define al cuadro de la paranoia es que la memoria está
conservada. Puede haber falsificaciones de recuerdos, reinterpretaciones de vivencias,
inventos o transformaciones de recuerdos. Pero, en líneas generales, la memoria está
conservada.

El humor del paranoico está coordinado con el delirio y sus vicisitudes. Pueden ser muy
vehementes, pueden ser muy perspicaces, pueden estar muy tranquilos. Este humor se
va a coordinar con las vicisitudes del delirio.
Otro dato importante para definir la paranoia es la ausencia de alucinaciones. A partir de
la 6ta edición de Kraepelin se aclara esto (lo que antes eran cuadros de paranoia con
alucinaciones se desplazan al cuadro de las demencias precoces).

Otro dato que define el cuadro de la paranoia es que es crónico. Kraepelin nos enseña
que este cuadro no tiene curación y su aparición se da entre los 25 y los 40 años.

Otro dato importante es que no desarrolla hacia la demencia. No tiene una forma terminal
de demencia (los que evolucionan a hacia la demencia se desplazan hacia la demencia
precoz).

Entonces la definición de paranoia quedaría como un cuadro clínico identificado con un


delirio sistematizado inquebrantable que nunca va a evolucionarla hacia la demencia.

Kraepelin indica que la meta del tratamiento consiste en prevenir que el sujeto sea
absorbido por sus delirios.

A propósito de la descripción de la paranoia de Kraepelin en la 6ta edición, en la ficha de


la cátedra encontrarán que es una definición bien descriptiva aunque muy criticada. Lacan
retomará esta definición de paranoia en su seminario 3 sobre la psicosis y la criticará
punto por punto. A su vez, este cuadro clínico descripto fue muy criticado por los
psiquiatras franceses, que eran muy puntillosos en sus clasificaciones de los delirios. En
la 8va edición de Kraepelin estos cuadros serán modificados.

Les invito a leer la ficha XV de Kraepelin, el caso clínico de Angélica Marchesini y


contrasten estas descripciones y este caso clínico.

TERCERA SEMANA

La historia de la psiquiatría y de la psicopatología es una construcción dialéctica con


vaivenes que incluyen obstáculos, controversias y avances. El malestar en la cultura no
sólo está presente hoy con esta cuarentena, por ejemplo, sino que siempre lo estuvo y
seguirá estando en tanto somos seres del lenguaje, del discurso, a diferencia de los
animales. El lenguaje a nosotros, los seres hablantes, no habita como un virus incurable y
nos contagia el maltendido, la pluralización de los sentidos, o la inexistencia de la relación
sexual (Lacan nombra este imposible en el ser hablante).

Freud también nos advierte sobre lo irreductible en el malestar en el cultura, y subraya


que la ciencia, la religión y el arte son intentos de dar respuestas. En esta serie se ubican
la psiquiatría, la psicopatología y el psicoanálisis, como distintos intentos de nominar y
tratar los modos de sufrimiento psíquico en cada época. Miller lo sintetiza en Mycoplasma
Laboratorium: “el ser humano, en tanto que habla, está destinado a ser sintomático”.

El tema de hoy es: Los síntomas. Lo Clásico y lo Actual de los síntomas en la Clínica de la
Demencia Precoz y/o la Esquizofrenia.
Empezaremos con Kraepelin, el exponente más destacado de la clínica diacrónica,
abordando la 6ta edición de su tratado (1899) y la 8va edición (1913). En esta última
recibe las críticas de sus colegas contemporáneos, tanto de la escuela alemana como
francesa, referidas a lo que señalan como una imprecisión en la clasificación de la
demencia precoz.

Kraepelin se inscribe en la tradición psiquiátrica empirista de la semiología médica de


principios del S. XX. Se ocupaba personalmente de tomar notas minuciosas de los signos
y síntomas que observaba encada uno de los pacientes hospitalizados en donde
trabajaba. Describía detalladamente tanto la forma en que los pacientes se presentaban al
inicio como la evolución de sus cuadros y, especialmente, ponía énfasis en los estados
terminales (cómo finalizaban los cuadros).

Suponía la existencia de lesiones anatómicas en todas estas enfermedades y


consideraba que como muchas de ellas evolucionan en forma similar, las causas eran
idénticas. Esto se denomina criterio anátomo-clínico-evolutivo y descriptivo de la
gnoseología de Kraepelin. Él describía la causa como orgánica aunque también incluía
variables exógenos y endógenas como detonantes de las enfermedades. Por lo tanto, la
hipótesis etiológica (la manera de pensar las causas de las enfermedades mentales) se
basaba en una lesión del sistema nervioso.

Kraepelin presentaba, por un lado, esta clasificación sindrómica (descripción de signos y


síntomas) y, por otra lado, se ubicaba en la línea de la clínica diacrónica, porque le
interesaban tanto las fases iniciales como el desarrollo de la enfermedad y,
especialmente, las enfermedades terminales. También distinguía los estados agudos,
crónicos y degenerativos de las enfermedades.

Si bien Kraepelin se había formado dentro de la psicología asociacionista de su maestro


Bundt, de quién extrae el concepto princeps de la demencia precoz (la voluntad como
función de síntesis de la personalidad que está dañada en la demencia precoz), la función
de la palabra del paciente tenía mínima importancia para pensar el origen o el tratamiento
de la enfermedad.

Para explicar su método de observación pura, Kraepelin decía que “la ignorancia de la
lengua del enfermo es en medicina mental una excelente condición de observación”. Hoy
estamos en las antípodas de la clínica kraepeliana, al menos en este punto. Para el
psicoanálisis la palabra es una herramienta fundamental (“somos seres de lenguaje”).

Dentro de esta concepción empirista, organicista, sindrómica y sincrónica de la


enfermedad mental, Kraepelin escribe su tratado de psiquiatría. En esta clase tomaremos
la 6ta edición (1899) y la 8va edición (1913). A diferencia de la precisión con la que
describe la paranoia en la 6ta edición, que le otorgó amplio reconocimiento entre sus
colegas, la síntesis que realiza sobre la demencia precoz no llega a la misma solidez
teórico-clínica y, por el contrario, es bastante cuestionada.

En la clasificación de la demencia precoz en su 6ta edición, incluye lo que nombraba


como “procesos demenciales”: la ebefrenia, la catatonía y la demencia paranoia, que ya
existían en su 5ta edición. Estas eran enfermedades que presentaban un proceso
psíquico degenerativo. Esta designación da pauta de la idea de evolución en el tiempo,
acentuando tanto el debilitamiento demencial y progresivo como el deterioro de las
funciones psíquicas y el comienzo temprano de la enfermedad (entre la pubertad y los 30
años), donde la voluntad, el afecto, la conducta, el lenguaje y el cuerpo se encontraban
sumamente comprometidos. Esto en contraposición a la paranoia, que era de comienzo
tardío y donde todos estos aspectos estaban conservados.

Entonces, en su 6ta edición, Kraepelin describe a la demencia precoz como un síndrome


basal, es decir, un síndrome de base que incluye el trastorno volitivo junto con el trastorno
afectivo. La desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad le dan a esta
enfermedad sus características tan peculiares.

Por un lado, Kraepelin ubica la destrucción de la función de síntesis constituida por la


voluntad, que podemos observar en síntomas como la apatía, el desinterés, la abulia, la
inmovilidad total de los pacientes (podían quedarse semanas o meses quietos en cama),
la obediencia automática y los actos impulsivos. Y por otro lado, él nombra (de una
manera demasiado poética) la “falta fundamental del sentimiento intenso de la vida”
relacionado con el trastorno afectivo severo que padecen estos pacientes, que implica un
repliegue afectivo: el paciente se retrae, se aísla, se torna indiferente al mundo exterior,
insensible a los otros e incluso puede estar quieto en una postura corporal mala e
incómoda sin quejarse (flexibilitas seria).

Entonces este síndrome basal está compuestos por estos dos trastornos, el trastorno
volitivo y el trastorno afectivo. A estos se les suman los síntomas accesorios, entre los
que Kraepelin incluye las ideas delirantes, las alucinaciones, las depresiones, las
excitaciones. Son accesorios porque pueden aparecer o no, pero no son los síntomas
fundamentales que definen el diagnóstico diferencial de demencia precoz.

También hay síntomas negativos que significa que algunas funciones psíquicas quedan
conservadas en un inicio, a diferencia de las demencias orgánicas. Estas funciones son la
inteligencia, la memoria y la orientación. Esto es en un inicio porque muchas veces,
cuando los cuadros se agravan, estas funciones quedan comprometidas como
consecuencia de los síntomas fundamentales.

Kraepelin describe tres formas clínicas de la demencia precoz:


1. Ebefrenia: de comienzo temprano, avanza por brotes y produce un deterioro
rápido de las funciones psíquicas superiores.
2. Catatónica: de comienzo temprano, hay un deterioro rápido donde predominan las
alteraciones motrices. El cuerpo está mucho más comprometido y puede llegar
hasta el estupor catatónico (inmovilidad).
3. Demencia paranoide (fantástica): tienen un comienzo tardío, las ideas delirantes
tienen una escasa sistematización (son fugaces y variables; por eso no las ubica
dentro del cuadro de la paranoia). Son cuadros intermedios en los que aparecen
ideas delirantes y alucinaciones. Esta forma va a ser muy cuestionada por sus
colegas.

Esta tercera forma, la demencia paranoide, que generó grandes conflictos entre los
psiquiatras de la época, va a ser revisada y constituirá el núcleo de lo que luego se
llamarán parafrenias, en la 8va edición del tratado de Kraepelin.

En ese momento, Kraepelin describía al cuadro de demencia paranoide (fantástica) como


cuadro con alucinaciones, con una profusa producción imaginativa, con alteraciones del
lenguaje, con tendencia tardía al deterior (a diferencia de las fases determinales de la
ebefrenia y la catatonía) y la presencia de las quejas de los pacientes de sentirse
manejado, manipulado o hablado por otros, que se denomina “delirio de influencia”. Hay
ideas delirantes inconexas y fallas en el lenguaje.

En la lección III, Kraepelin describe casos de pacientes con todas estas características:
fallas en la voluntad, no sentir deseo de hablar ni de moverse, no les afecta lo que les
sucede alrededor, parecen atontados, sin esperanza, sin miedos, sin deseos, rechazan el
alimento, tienen rostros inexpresivos, risas vacías y una incoherencia en el habla y en la
escritura. Se quedan en la posición en la que los colocan y muchos de ellos, en
ocasiones, intentan suicidarse por órdenes de las voces que escuchan, lo que llamamos
delirio de influencia.

También tienen el caso actual de la Prof. Raquel Vargas, donde se despliegan en un


análisis un cuadro con una apatía y una afectación corporal muy marcada. La puesta del
analista orienta el surgimiento de recursos, en esta caso poéticos, que ofician de amarre
para que el paciente arme su cuerpo. Estos casos los trabajaremos en los foros.

Retomando el cuadro de demencia paranoide (fantástica), Kraepelin recibe grandes


críticas por haberlo incluido dentro de la nosografía de la demencia precoz, por diversos
motivos.

Gilles Ballet dice que esta nosología es demasiado abarcativa porque incluye cuadros
muy disímiles en su forma de comienzo y terminación, dice que en algunas de ellas no
hay demencia de entrada y, en ocasiones, tampoco aparece este deterioro en la fase
terminal. Entonces, si no todas terminan igual ni empiezan precozmente, ¿por qué
incluirlas dentro de la misma nosografía? Por otro lado, Ballet propone una nueva entidad
en 1911 tomando este subgrupo (demencia precoz fantástica) y crea la Psicosis
Alucinatoria Crónica, y la saca del grupo de las demencias. Al crear esta categoría le
agrega a este cuadro algunas cuestiones como las ideas delirantes (delirios ambicios o
persecutorios muy exaltados) con la presencia de alucinaciones como síntoma
fundamental de la Psicosis Alucinatoria Crónica. Todas ellas comienzan con un estado
sinestésico penoso. La afectividad está en juego desde entrada.

Otra de las críticas al subgrupo de la demencia precoz (fantástica) las recibe de parte de
Serieux, Capgras (escuela francesa) y Bleuler (escuela alemana), quienes la critican por
estos mismos motivos: no todas comienzan precozmente, no todas evolucionan de la
misma manera y no todas tienen el mismo deterioro y la misma desorganización de la
personalidad en su final.

Kraepelin contesta a las críticas sobre la demencia precoz en su 8va edición y crea una
nueva entidad clínica: las demencias endógenas. En esta categoría ubicará, por un lado,
al grupo de las demencias precoces restringidas (formas ebefrénicas, catatónicas y otras
9), en las que está severamente comprometida la unidad de la personalidad y el trastorno
afectivo severo; y por otro lado, a las parafrenias (nueva entidad clínica intermedia entre
la paranoia y la demencia precoz).

Kraepelin divide a las parafrenias en cuatro categorías: parafrenias sistemáticas,


parafrenias fabulatorias, parafrenias expansivas y parafrenias fantásticas. Las parafrenias
fantásticas, herederas de la polémica y cuestionada categoría de la 6ta edición (demencia
paranoide fantástica), comprenden estos cuadros con alucinaciones y una profusa
producción imaginativa, ideas delirantes deshilvanadas, móviles y delirios de influencia.

Es importante ubicar que estas controversias entre las escuelas psiquiátricas alemana y
francesa estaban sumergidas en el contexto político internacional de la 1 GM. Estaban
teñidas de rivalidades.

Así llegamos al momento en el que se empieza a cuestionar la clínica sincrónica y entra


en crisis el paradigma de las enfermedades mentales. Algunos factores que contribuyeron
a esta situación fueron la multiplicidad de entidades clínicas (empiezan a aparecer
cuadros nuevos con distintos nombres). También se empieza a cuestionar la localización
cerebral de estas causas endógenas de las enfermedades. También aparecen corrientes
de pensamiento nuevas como el estructuralismo. Todo esto empieza a modificar la lectura
de la subjetividad de la época. En esta coyuntura surge el psicoanálisis, que empieza a
jugar un papel importante entre los clínicos de la época, entre ellos de la mano de Bleuler,
discípulo de Freud.

Bleuler, quien había sido muy crítico de la idea de demencia precoz de Kraepelin,
empieza a introducir lo que llama el grupo de las esquizofrenias. Una de las
características más destacadas de la nosología de Bleuler es la idea del mecanismo
generador de las enfermedades, que es lo que caracterizaba este incipiente tercer
paradigma de las estructuras psicopatológicas, que empieza a imponerse. Se deja de lado
el interés por ubicar las causas y estudiar el desarrollo, la evolución de la enfermedad y
sus causas terminales, y se empieza a poner el énfasis en encontrar hipótesis
psicopatológicas que puedan explicar los mecanismos generadores estructurales de la
enfermedad.

Bajo esta nueva perspectiva, Bleuler presenta su trabajo en el congreso internacional de


psiquiatría en Ginebra en 1926, que marcó el comienzo del paradigma de las grandes
estructuras psicopatológicas. Bleuler marca un punto de inflexión entre los dos
paradigmas, el de las enfermedades y el nuevo paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas, y criticando a Kraepelin considera que la demencia precoz era
insostenible porque no todas las enfermedades empezaban ni terminaban de la misma
manera y no todas eran de inicio precoz. Además cuestiona el nombre de demencia
precoz porque sostiene que estaba dirigido más a pensar la enfermedad que los
enfermos. Bleuler propone un nuevo cuadro que denomina “el grupo de las
esquizofrenias”.

Bleuler caracteriza a la esquizofrenia por su mecanismo generador, la spaltung de las


funciones psíquicas, es decir, la disociación que compromete la unidad de la
personalidad. Bleuler define a la esquizofrenia como un grupo de psicosis cuyo curso es a
veces crónico y a veces marcado por brotes intermitentes, que puede detenerse o
retroceder en cualquier etapa pero que nunca permite una restitución a cero. No hay
ninguna posibilidad de cura. La personalidad pierde estructuralmente su unidad. En todos
los casos se observa este desdoblamiento de las funciones psíquicas en los siguientes
signos: alteraciones de pensamiento, de la afectividad y la relación con el mundo exterior.

Bleuler toma de la teoría freudiana el lugar que tiene el afecto en las formaciones de los
síntomas. Esto le da una óptica muy particular a su nosología porque es la primera vez
que se utiliza un enfoque psicoanalítico para pensar una enfermedad psiquiátrica.
También hace una distinción de los síntomas en fundamentales y accesorios. Los
fundamentales están en todos los casos y los accesorios pueden o no estar en una
primera o segunda etapa, puede que aprezcan pero no siempre están presente. La
etiopatogenia para Bleuler es esta perturbación generadora que daña todo el cuadro, esta
desaparición de la capacidad de síntesis de la personalidad.

En cuanto a los síntomas fundamentales de la esquizofrenia, Bleuler los divide en cuatro


categorías:
 Trastornos de la asociación
 Trastornos de la afectividad
 Ambivalencia afectiva
 Autismo (predilección por la fantasía en oposición a la realidad, viene de
autoerotismo de Freud pero sin erotismo)

También ubica síntomas accesorios como las alucinaciones, alteraciones del lenguaje,
ideas delirantes, trastornos de la escritura, síntomas catatónicos, ecolalias, ecopraxias.
Son síntomas accesorios en la esquizofrenia.

En cuanto a la etiopatogenia, si bien Bleuler no abandona la idea de una lesión orgánica,


sin embargo luego de unos años redefine la concepción de la esquizofrenia y la califica
como una afección fisiógena (con una base orgánica) pero que posee una superestructura
psicógena (para referirse a los síntomas asociados). Entonces, por ejemplo, las
alucinaciones, el delirio y el comportamiento del enfermo conciernen a factores y
mecanismos psicológicos. Revee esta perspectiva más psiquiátrica y le agrega una
perspectiva más psicológica, afirmando que el afecto está involucrado en las
perturbaciones de la personalidad.

En las semanas siguientes veremos a Clérambault, que también hablará de


superestructura para referirse al delirio.

CUARTA SEMANA

Hoy hablaremos de Clínica de las Parafrenias: Clásicas y Actuales. En relación a nuestro


espacio de Lectura de Casos (LDC), nos corresponde el texto de Ballet de 1911 que se
llama “Psicosis Alucinatorias Crónicas” y, por otro lado, la última parte de la ficha de las
docentes Soto y Esteban, que corresponde a parafrenias y, por otra parte, un caso actual
de la docente Angélica Marchesini que se llama “La Imaginación Fantástica”. La idea es
abordar los textos y luego verificar eso tanto en la clínica clásica como en la actual, ver
qué actualidad tienen las clasificaciones de la psiquiatría clásica.

Ubiquemos el contexto del tema de las parafrenias, las coordenadas históricas del
momento en que se producen los textos. Una categoría diagnóstica noes natural sino que
responde a un momento histórico determinado. Bergerié y Lanteri-Laura son autores
contemporáneos que intentan ordenar la psiquiatría clásica. Bergierie ubica las clínicas
sincrónica, diacrónica y psicodinámica. Lanteri-Laura ubica los paradigmas de la
alienación mental, el paradigma de las enfermedades mentales y el paradigma de las
grandes estructuras.

Recordemos a Kraepelin, uno de los máximos exponentes de la clínica diacrónica según


Bergerié. Porque Kraepelin ubica la caracterización clínica a lo largo del tiempo, es decir,
en su evolución, en su diacronía. Hace una descripción semiológica a lo largo del tiempo:
cómo se inicia un cuadro, cómo sigue y cuál es su fase terminal. También es un
representante de la escuela alemana de psiquiatría, en contraste con la escuela francesa;
las diferencias entre estas escuelas generan conflictos e influyen en el cambio de
propuestas clínicas.

Kraepelin en su 6ta edición hace una definición exhaustiva y puntillosa de la paranoia. En


esa edición lo que hemos visto como “demencia precoz” queda poco delineado. Bajo ese
nombre de demencia precoz agrupa a distintas entidades clínicas como la ebefrenia,
catatonía, demencia paranoide y su subgrupo demencia paranoide fantástica (un cuadro
que fue problemático en ese momento).

Nos interesa el nombre de demencia precoz. Demencia porque se acentúa un proceso


demencial, que evoluciona hacia el deterioro mental; y precoz porque hay un inicio juvenil
de este cuadro.

Ante esto, los franceses critican a Kraepelin por agrupar bajo ese mismo nombre
(demencia precoz) a un montón de entidad que no siguen el mismo criterio evolutivo, que
empiezan distinto y terminan distinto. Piensen que la escuela francesa era más celosa del
detalle, en contraposición a la escuela alemana que estaba más centrada en la
caracterización global de la enfermedad.

A partir de las críticas recibidas por Kraepelin, en su octava edición produce el grupo de
las demencias endógenas. Endógenas porque tienen causas internas, y demencias
porque conducen a ese debilitamiento mental, al deterioro en las esferas volitiva y
afectiva. Dentro de este grupo de las demencias endógenas se encuentran, por un lado,
la demencia precoz restringida (que tiene 9 formas) y por otro lado, el grupo de las
parafrenias (el tema que veremos hoy, que a su vez tiene 4 formas). Este grupo de
parafrenias de la 8va edición es comparable a lo que Ballet en Francia llama las psicosis
alucinatorias crónicas.

En este sentido vemos una multiplicación de cuadros y entidad clínica. Por entonces se
quería localizar anatómicamente y se da un cruce entre psiquiatría y el psicoanálisis con
Freud. Freud dice que no sólo alcanza con lo observable del síntoma que veo, sino que
hay un mecanismo formador de síntomas. Pasamos de esta clínica de la mirada a la
clínica de la escucha. Esto tiene que ver con el quiebre de la clínica diacrónica para el
pasaje a la psicodinámica, a la construcción de hipótesis explicativas sobre un cuadro
clínico.

Entonces, les decía que las parafrenias en esta octava edición son una entidad autónoma,
independiente de la demencia precoz restringida, y juntas hacen a las demencias
endógenas. Y Ballet plantea, por su parte, las psicosis alucinatorias crónicas que serían
algo comparable. Como rasgos globales de la enfermedad podríamos decir que este
grupo de parafrenias no tiene un delirio tan sistematizado como el de la paranoia.
Tampoco tiene un deterioro mental tan pronunciado como el del grupo de la demencia
precoz. Hay ahí una entidad intermedia (y Kraepelin reconoce que un pequeño número
de casos). Ya a los mismos psiquiatras que clasificaban en ese momento se les empieza
a dificultar para hacer un diagnóstico diferencial. El grupo de las parafrenias presenta 4
formas que ya vamos a desarrollar.

Volviendo a Ballet, él es un psiquiatra francés, también representante de la clínica


diacrónica, pero que empieza a decir que no alcanza sólo con un criterio evolutivo para
hacer un diagnóstico y una formulación clínica. Él es uno de los que critica a Kraepelin por
englobar muchas entidades distintas bajo un mismo nombre. Y con esta idea de pensar
otras cosas más allá de la evolución, crea este grupo de las psicosis alucinatorias
crónicas.

Veamos algunas de las características principales del grupo de las parafrenias y sus 4
formas. Cuando Kraepelin empieza a hablar de parafrenias, menciona la demencia precoz
y estos desórdenes en la esfera afectiva y volitiva, que predominan y dominan el estado
mórbido. Y dice que en contraste debemos pensar que en este pequeño número de
casos, a pesar de los puntos en común con la demencia precoz, hay un mucho más leve
desarrollo de los desórdenes de la emoción y la volición. La armonía interior de la vida
psíquica está menos involucrada. Y también habla de una coloración paranoide común a
las cuatro formas de las parafrenias.

Veamos algo de las sutiles diferencias entre las formas de la parafrenia según Kraepelin.

Por un lado tenemos a la parafrenia sistemática o sistematizada, que se caracteriza por


un desarrollo insidioso de un delirio de persecución progresivo. Como rasgos
fundamentales de esta parafrenia, entonces, tenemos el delirio de persecución con ideas
de exaltación, sin deterioro de la personalidad, con un cambio lento de la conducta. Es un
cuadro que se asemeja bastante al que habíamos visto de la paranoia. Los pacientes se
vuelven gradualmente silenciosos, tímidos, se repliegan sobre sí mismos, con ideas de
celos. Pero como este delirio de persecución se va tornando cada vez más claro, el
paciente nota que es objeto de atención general (la gente lo persigue, lo mira, lo observa,
se hacen señas entre ellos). Está la idea de una conspiración continua, la desconfianza, la
incertidumbre y la tensión creciente. Está la presencia de alucinaciones y esto ya nos
sirve para el diagnóstico diferencial y nos separa de la paranoia, en donde estaba el
delirio persecutorio sistematizado pero no estaban afectadas las facultades mentales ni
tampoco había presencia de alucinaciones. También en este grupo son comunes las
ideas de influencia: un otro que me domina, maneja, manipula, que influye sobre mi
voluntad. También habla del curso de la enfermedad que es lento pero continuo. Los
delirios persistentes en el desenlace. Siempre las alucinaciones. Pero resalta que no hay
mucha alteración en la volición, en la voluntad, que es lo que está tan presente en la
demencia precoz.

Por otro lado tenemos a la parafrenia expansiva, en donde se produce de manera


característica el desarrollo de una megalomanía exuberante. Comienza gradualmente
pero toma protagonismo esta idea megalómana, la megalomanía es la idea fundamental.
Pronto aparecen las alucinaciones. El curso también es progresivo, continuo.

Por otro lado, un tercer tipo es la parafrenia confabulatoria, que está muy relacionada con
la anterior. La parafrenia confabulatoria se distingue por el papel predominante de los
falsos recuerdos. Es un delirio persecutorio que se remonta en la niñez, experiencias
persecutorias de la niñez relatadas con mucho detalle. Esto también va del lado de la
megalomanía. También hay un curso progresivo. El inicio es aproximadamente a los 30
años, esto nos separa del grupo de la demencia precoz.

Por último tenemos a la parafrenia fantástica, que es un crecimiento florido de delirios


exuberantes, extraordinarios, desconectados y cambiantes. La parafrenia fantástica es la
más parecida a lo que hemos visto como demencia precoz, donde si bien están presentes
estas ideas delirantes, no arman un sistema como en la paranoia, sino que son delirantes
e inconexas (van cambiando todo el tiempo). También están presentes las alucinaciones
auditivas, visuales. El curso también es progresivo. Usan neologismos raros, giros
expresivos, comportamientos bizarros, emociones embotadas. La rapidez con la que se
desarrolla en general es muy variable. Kraepelin mismo admite las similitudes con la
demencia precoz (esto va a contribuir al quiebre de la clínica diacrónica, ya que empiezan
a hacer falta pensar de otra forma a las categorías psicopatológicas; Freud dice que
tienen que haber hipótesis explicativas, un mecanismo que forma los síntomas).

Esto es para pensar la cuestión del diagnóstico: desde el psicoanálisis pensamos el


diagnóstico en singular. No para pensarlo como etiquetas ni como punto de partida que
me va a decir cómo es un tratamiento. La idea es separar al diagnóstico singular de lo
universal de la etiqueta, poder pensarlo en el caso por caso. Sobre todo en la época
actual. Ahora, con tanta información a disposición, la gente ya googlea lo que le pasa o se
autodiagnostica, y estos casos muchas veces llegan a la consulta ya diciéndonos: “hola,
soy TOC” “soy anoréxica” “soy depresivo”. Con todas las categorías a disposición de
todos terminamos aplicando un poco el procedimiento inverso. A veces dicen “soy TOC”
antes de decir “soy Juan Pérez”. A veces esto presenta dificultades porque se cristalizan
bajo una etiqueta y esto imposibilita o dificulta la responsabilidad sobre el propio padecer,
sobre el propio síntoma, sobre el propio inconsciente. Así que vamos a empezar a
desandar con cómo pensamos los diagnósticos y las distintas estructuras desde el
psicoanálisis.

Ahora hablemos del grupo de las psicosis alucinatorias crónicas de Ballet, psiquiatra
francés. En 1911 Ballet escribe este texto, dialoga con otros autores y empieza a pensar
este grupo. Ballet dice que el criterio para dividir las entidades no puede ser puramente
evolutivo y propone este grupo. Los trabajos de Ballet tuvieron gran repercusión en
Francia. Él en su texto dialoga todo el tiempo con Kraepelin, y señala que Kraepelin crea
el grupo de las parafrenias separándolos de la demencia precoz, y que él (Ballet) las
llamará psicosis alucinatorias crónicas.

Ballet define a las psicosis alucinatorias crónicas como formas de evolución crónica sin
una franca evolución demencial. Bajo este grupo nombra a un cierto número de
afectados por ideas de persecución con alucinaciones a las que la mayoría las suceden
ideas ambiciosas. Estas ideas, tanto de persecución como ambiciosas, se yutxaponen y
se suceden -para empezar a cuestionar un poco esto que dice él como criterio evolutivo-.
También habla de la etiología de la psicosis, que es indecisa, banal, dice que la patogenia
se nos torna oscura y que los recursos con los que contamos para diferenciar las
entidades son la sintomatología (como venimos viendo) y su evolución. Entonces él dice
que en el inicio de este grupo de las psicosis alucinatorias crónicas lo que hay es un
estado cenestésico penoso. Estado cenestésico penoso significa sensaciones en el propio
cuerpo, sobre sus órganos, sobre su estado interno. Este estado lleva al sujeto a las ideas
explicativas de persecución y ambición que se yuxtaponen se suceden o se reemplazan.
En el inicio del cuadro se presenta este estado cenestésico penoso y después el sujeto
intenta darle una explicación a eso que le pasa, y allí aparecen las ideas de persecución y
también las ideas de ambición.

Además de criticar a Kraepelin, Ballet critica a Magnan. A Kraepelin le critica que sintetiza
demasiado, que fusiona la demencia paranoide con la ebefrenia bajo el mismo nombre y
que habría que separarlas. A Magnan le critica lo contrario, que disocia demasiado
separando entidades que no le parecen nosológicamente separadas. Luego Ballet hace
un estudio de los síntomas y dice que bajo esta psicosis lo que hallamos son síntomas
constantes o inconstantes. Los constantes son los que aparecen en todos los casos y los
inconstantes son los que aparecen en cierto número de personas.

En las psicosis alucinatoria crónica lo constante es el estado cenestésico penoso, esa


inquietud que viene acompañada a las primeras manifestaciones. A este estado
prontamente se asocian las ideas de persecución con alucinaciones, tienen un papel
protagónico las alucinaciones auditivas. A estos síntomas constantes también se le asocia
la idea ambiciosa, de grandeza, la autofilia (creerse perseguido, considerarse como objeto
de la atención universal – es la relación entre lo persecutorio, hay una megalomanía). La
evolución es más o menos regular, no tanto en fases (lo preponderante no es el criterio
evolutivo); son ideas que se yuxtaponen, se suceden, se reemplazan estas ideas
ambiciosas y de exaltación. El pronóstico de estas psicosis alucinatorias siempre es
grave. A veces suceden remisión y otras veces se acentúa hasta el debilitamiento
intelectual. Toda esta descripción, estas psicosis son sobre casos vistos y trabajados (no
son sobre ninguna hipótesis).

QUINTA SEMANA
El eje de hoy es el de los problemas del paradigma actual de la psiquiatría. Estamos
hablando de Lanteri-Laura, un psiquiatra contemporáneo que escribió su “ensayo sobre
los paradigmas de la psiquiatría moderna”.

Vamos a partir de una pregunta que se hace el autor: ¿el concepto de paradigma sigue
siendo operativo para pensar un cuarto movimiento de la historia de la psiquiatría? Que
haya habido tres grandes paradigmas para leer 200 años de clínica psiquiátrica, ¿es
condición suficiente para que haya un subsiguiente? ¿Qué haya habido tres implica que
va a haber un cuatro?

El autor propone dejar en suspenso la respuesta hasta tanto repasar cada uno de los
paradigmas y ubicar las particularidades de ellos y también las particularidades de los
momentos de pasaje entre ellos.

Lanteri-Laura va a leer la historia de la clínica psiquiátrica en términos de paradigmas. Así


tenemos el paradigma de la alienación mental, el paradigma de las enfermedades
mentales y el paradigma de las grandes estructuras.

¿Por qué es fundamental entender los pasajes entre paradigmas, esos momentos
bisagra? Porque el inicio y el fin de un paradigma y el inicio del subsiguiente no se dan
por cortes abrupts y precisos, sino que, justamente, son momentos de movimiento. Y en
esos movimientos entre cada paradigma, vamos a encontrar que hay restos de preguntas,
de obstáculos o de cuestiones que sigan vigentes en el nuevo paradigma. Entonces, un
nuevo paradigma va a tener restos de su/s antecesor/es.

¿Por qué es importante reparar no sólo en el paradigma sino también en el pasaje o


momento bisagra? Esto excede nuestro video de hoy. Por ejemplo, pronto empezaremos
a leer textos de Freud. Estos textos no hay que leerlos como un conglomerado sino
teniendo en cuenta una variable temporal: en la obra de Freud podemos distinguir
claramente tres tiempos, cada uno con sus articuladores teórico-clínico, cada uno con sus
modos de responder a las cuestiones que se le van presentando a Freud en la clínica.

Hay un momento donde sus postulados no son suficientes y necesita valerse de nuevas
conceptualizaciones para leer la clínica. No son cortes abruptos. Por ejemplo, no vamos a
ver cómo del primer tiempo de Freud al segundo se le cae, de pronto, el concepto de
narcisismo por la cabeza. No es que se le aparece de pronto. Lo interesante de esto es
que ya tenemos antecedentes de esos conceptos en el momento anterior. El concepto se
va definiendo hasta encontrar su forma precisa y que Freud pueda utilizarlo para una
lectura clínica.

Nosotros estamos trabajando desde la primera semana con viñetas clásicas, actuales,
con casos actuales. Y en ellos, además de ubicar los síntomas fundamentales y los
síntomas accesorios, o de poder elaborar una hipótesis una hipótesis diagnóstica con lo
trabajado hasta el momento, también vamos a reparar en esos momentos donde cambia
la vida de un sujeto. Vamos a ubicar esas coyunturas que modifican la vida del sujeto.
Este sujeto venía arreglándoselas de un modo y, de pronto, sucede algo para lo que ya no
tiene modo de responder. Es importante reparar en esto porque, a veces, la misma cosa
sucede para distintos sujetos y va a tener consecuencias totalmente distintas. Por este
motivo, queremos ver la singular respuesta de ese sujeto, queremos entender por qué lo
afecta de la manera en que lo afecta, queremos entender de qué modo se las arreglaba
en la vida. Entender eso nos va a orientar sobre las soluciones, las invenciones con las
que se venía manejando ese sujeto hasta ese momento. También nos va a dar la pista
sobre qué cosas le han desbaratado esas soluciones, invenciones, a ese sujeto. Esto será
un importante orientador para la dirección de la cura. Es importante que el sujeto pueda
encontrar nuevas soluciones, invenciones, nuevos modos de andar por la vida.

Esto se puede ver claramente en el caso de Angélica Marchesini: “el trapecista sin red”,
donde se puede ver el modo en que algo toca, moviliza, atraviesa la vida de un sujeto.
Cómo cambia la vida del sujeto, cómo se las arreglaba hasta ese momento, cómo un
acontecimiento trastocó su vida y cómo fue encontrando soluciones para poder seguir con
sus cosas, su nueva invención, su nueva solución.

Volvamos al eje de nuestra clase. Esta vez hablaremos de Ackernecht, cuya tesis
fundamental es que la salud y la enfermedad no son nociones estancas. Él va a
demostrar esto con un estudio detallado y un recorrido por historia. Va a demostrar como
la salud y la enfermedad no son nociones estancas porque se mueven, porque son
coloreadas y van a estar pensadas según las coordenadas sociales, políticas y
económicas de su época y hasta el momento evolutivo de ese sujeto.

Él parte de las culturas primitivas y llega hasta Pinel. Los primitivos piensan a las
enfermedades como productos de causas sobrenaturales. Luego, la medicina
grecorromana, de la mano de Hipócrates, va a pensar que el original es natural. Es decir
que va a estar causado por un desequilibrio humoral del cuerpo. En la edad media nos
encontramos con un giro radical, y se vuelven a pensar las enfermedades mentales como
producto de causas sobrenaturales. Sin embargo, no es un completo retorno las ideas de
las culturas primitivas, ya que está teñido por la época: la causa sobrenatural va a estar
leída de la mano de lo religioso. En el momento siguiente, a fines del S. XVIII nos
encontramos, de la mano de Pinel, con que las causas de las enfermedades tienen que
ver con lo natural. Acá podemos ubicar un segundo movimiento de retorno, pero no va a
ser igual a la concepción grecorromana porque va a estar teñido de la época de Pinel,
pero va a conservar el espíritu hipocrático.

Ahora dejamos a Ackernecht y pasamos a Bergerie.

Bergerie va a denominar a la clínica de Pinel como clínica sindrómica sincrónica.


Sindrómica porque se centrarán en un síntoma como manifestación fundamental de la
enfermedad. Y Sincrónica porque van a poner la mirada en un corte presente en el aquí y
ahora, es decir que no les interesan de dónde vienen ni hacia dónde van las
enfermedades. Es un momento fundamental de la psiquiatría porque Pinel separa los
locos del gran conglomerado donde se encontraban, junto a delincuentes y otros. Extrae a
los locos de ese gran conjunto, los nombra “alienados”, piensa un tratamiento para la
alienación mental y un lugar donde vayan a ser tratados: los asilos.

Este paradigma se empieza a quebrar en 1822 cuando Bayle, en el campo de la


medicina, se encuentra que con las parálisis generales progresivas hay un criterio que
excede lo sincrónico. Este descubrimiento será tomado años más tarde por Falret, que lo
va a llevar al campo de la psiquiatría. Se va generando el sentimiento de que ese
paradigma, esa clínica, ya está un poco obsoleto para pensar las enfermedades. Este
sentimiento lo comparte con los alienistas de la época. Aquí se ubica el pasaje de la
clínica sindrómica-sincrónica a la clínica diacrónica.

Los diacronistas reparan en las causas, en la evolución, en el devenir de la enfermedad y


en las formas terminales. Les interesa de dónde vienen y hacia dónde van las
enfermedades. Y además de eso le interesan cuáles son los síntomas fundamentales,
accesorios y negativos. Va a hacer una distinción muy precisa de estos.

En los textos anteriores vienen viendo que hay dos grandes escuelas de la clínica
diacrónica: la escuela alemana y la escuela francesa. Ambas escuelas dialogan
permanentemente. La evidencia clara de esto es el tratado de psiquiatría de Kraepelin, en
donde vemos cómo va modificando sus ediciones a medida que va dialogando con otros
psiquiatras contemporáneos.

En su 6ta edición, Kraepelin precisa la paranoia. En esa edición la paranoia alcanza su


mejor conceptualización. Pero le queda una enorme deuda con la demencia precoz, y
esto se lo reprocharán los franceses Serieux, Capgras, Ballet y también Bleuler de la
escuela alemana. Kraepelin toma nota de esto y responde con su 8va edición. En ella
crea el grupo de las demencias endógenas y en ese grupo distingue la demencia precoz
restringida de las parafrenias. Esa es su respuesta las críticas recibidas, que se centraban
fundamentalmente en que ni todas las formas de demencia precoz que describía tenían
un inicio temprano, ni todas iban indefectiblemente hacia la demencia.

Ahora dejamos a Bergerie y retomamos a Lanteri-Laura.


Lanteri-Laura plantea un tercer paradigma, el de las grandes estructuras psicopatológicas.
Antes de definirlo, veremos qué es lo que resquebraja el paradigma de las enfermedades
mentales. Con las demencias endógenas ya tenemos 13 formas (9 de demencia precoz
restringida y 4 de parafrenias). A esto tenemos que sumarle las clasificaciones que venían
haciendo loas franceses, que no son réplicas exactas pero tienen muchísimos puntos de
coincidencia. Por eso los leeremos haciendo cierto paralelismo entre ellos.

Por el lado de Kraepelin tenemos la paranoia, y por el lado de los franceses los delirios
interpretativos; tenemos el delirio de querulancia de Kraepelin y los delirios reivindicativos
de Serieux y Capgras. Tenemos la parafrenia de Kraepelin y las psicosis alucinatorias
crónicas de Ballet. Fíjense cómo en este paradigma proliferan las entidades clínicas y
esto produce un desorden clasificatorios. Además hay que sumar las dificultades que
tenían en encontrar la localización de las lesiones anatómicas, que ellos entendían como
causantes de las enfermedades. Es así como la psiquiatría de la época reconoce y le da
importancia a nuevas disciplinas. En este punto se vuelven fundamentales los desarrollos
de Janet, Bleuler y Freud.

Así se abre paso al tercer paradigma, el de las grandes estructuras psicopatológicas. Una
de las características de este paradigma es la convivencia de las distintas disciplinas, en
donde ninguna de ella cobra un carácter preponderante sobre las otras. Aquí entran la
psiquiatría dinámica, el psicoanálisis, el conductismo, la psicopatología, la antipsiquiatría,
las concepciones cognitivistas, los neurolépticos, ansiolíticos, toda la farmacología, y los
DSM. Aquí se multiplican no tanto las entidades clínicas sino las disciplinas. Es decir que
se multiplican los modos de leer la salud y la enfermedad mental.

Va a haber disciplinas que lean al síntoma como algo a corregir, a extirpar, a reeducar. Y
otras, como el psicoanálisis, que va a entender que el síntoma tiene una lógica particular,
singular. Hay que entender por qué está allí, a qué responde el síntoma, porque es un
modo que encontró el sujeto de resolver un conflicto, según Freud.

Son modos absolutamente distintos de leer un síntoma. Si lo vamos a leer desde la


singularidad de este sujeto que lo porta o si lo vamos a leer desde un criterio de lo normal
y lo anormal.

Entonces recordemos la pregunta que se hace Lanteri-Laura: ¿qué podría reemplazar a


este paradigma actual? Que haya habido tres grandes paradigmas para leer 200 años de
clínica psiquiátrica, ¿es condición suficiente para que haya un cuarto? Él menciona los
problemas del paradigma actual y no nombra un cuarto paradigma. Entonces podríamos
pensar que estamos transitando con el momento crítico del paradigma o ese
pasaje/momento bisagra, y que por el momento no tenemos una certeza de cuál va a ser.
Pero si tenemos orientadores, son los obstáculos, los impasses, las respuestas, los
restos.

Retengan los movimientos de retorno. Y reténganlos para pensar los problemas del
paradigma actual. ¿Por qué? Porque en este momento de multiplicidad de disciplinas,
tenemos la presencia muy fuerte de los DSM, el manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la asociación americana de psiquiatría. El criterio clasificador que
tienen los DSM universalizante y que engordan en sus distintas ediciones de nuevas
nomenclaturas, leyendo la singularidad como desvíos de una supuesta normalidad. Las
respuestas que tienen los sujetos frente a las vicisitudes de la vida van a ser leídas en
clave de enfermedad (lo patológico-desviado). Y reparen fundamentalmente en cómo el
DSM va a tener un criterio de descripción de síndromes, sin importar la singularidad, de
dónde vienen, hacia dónde van. Podemos pensar esto como un retorno a una clínica
sindrómica-sincrónica.

SEXTA
PRÁCTICOS 6

Repaso por los principales temas🡪 psiquiatría clásica y los inicios de la clínica.

Perspectiva de la psicopatología🡪 hace a una psicopatología que pone el acento en la


singularidad y los modos actuales de presentación de la subjetividad porque los síntomas
están en relación con las características de la época y están relacionados.

Tesoro semiótico, de lo universal, de las características generales, de los cuadros clínicos


de los síntomas típicos🡪 perspectiva necesaria a la hora de hacer un diagnostico.

Clínica de la mirada🡪 “cama por cama”.

En los casos actuales🡪 no encontré los rasgos universales (prof)🡪 se encuentran pero no
de un modo evidente.

Lo que si se presenta de un modo claro, que organiza el caso, la cura y la presentación


del texto es: lo singular del padecimiento de cada sujeto. El modo que cada quien
subjetiva los acontecimientos de su vida y lo que cada tratamiento a partir del lazo
transferencial permite trabajar de ese malestar para volverlo más soportable, más vivible.

Son casos que ponen de relieve que lo singular se deriva de una práctica y esta práctica
es la analítica: tiene en consideración el caso por caso.

Es importante no forzar los casos🡪 no querer hacer entrar todos los conceptos en un
caso🡪 poder ubicar que conceptos se ajusta MEJOR al caso.

Trabajo de elaboración y argumentación para arribar un diagnostico.

REPASO

La mayoría de los autores corresponden a la clínica diacrónica / paradigma de las


enfermedades mentales🡪 como K es el mayor exponente de esta clínica: su clasificación
y la interlocución que se da con sus contemporáneos.

K🡪 pertenece a la escuela alemana y a una época que se empieza a construir el método


anátomo clínico evolutivo / patológico.

Las causas de las enfermedades mentales son orgánicas, los síntomas responden a
lesiones cerebrales, lo cual cierra cualquier otra idea explicativa.

Por otro lado, a diferencia de Pinel🡪 mayor exponente de la clínica sincrónica-sindrómica.

K🡪 se centra en la evolución de la enfermedad y en particular la fase terminal, que le va a


permitir establecer el pronóstico.
Estas 3 entidades como nos las presenta este autor constituyen las PSICOSIS:
extraordinarias porque presentan síntomas bien llamativos que no pasan desapercibidos.

El lugar que ocupan los síntomas comunes en cada entidad🡪 estos son: las ideas
delirantes, los delirios, las alucinaciones.

Son síntomas que se pueden encontrar en las 3 entidades.

La pregunta que se impone es como hacer un diagnóstico diferencial.

K nos auxilia ya que él propone una diferencia entre los síntomas fundamentales los que
son constantes los que sí o si se tienen que presentar para arribar a un determinado
diagnostico y los síntomas accesorios que pueden ser transitorios, pueden aparecer o no
pero cuando aparecen permiten especificar el subtipo clínico del cuadro.

La cuestión entonces es discernir alrededor de que síntomas se organiza el cuadro🡪 del


cual se van a derivar las manifestaciones más importantes y significativas de la
enfermedad🡪 nos va a permitir construir una hipótesis diagnostica.

En la 8va edición de K nos presenta una clasificación de sus cuadros🡪 que se encuentra
ordenada🡪 según la escala de los delirios y según la fase terminal.

En función de esto, podemos describir dos polos, dos extremos y un grupo central. En el
polo más alto de la clasificación se encuentra la paranoia🡪q a partir de la 6ta edición es
definida como un sistema delirante sin debilitamiento intelectual y sin presencia de
alucinaciones🡪 esta ausencia es la que permite una construcción de un edificio delirante
tan sólido, fuerte y tan inquebrantable.

La edad de comienzo de la enfermedad Se da entre los 25 y 45. La forma de inicio es


lenta: sentimiento de hostilidad ambiental, de desconfianza hacia los otros, al entorno,
nota que algo ha cambiado y que algo sucede y que eso que sucede le concierne🡪 el
sujeto tiene una certeza, aquello que se trata le está dirigido.

Significación personal como un fenómeno principal y elemental de la paranoia.

Tiene una respuesta.

La construcción de un sistema delirante y coherente que se va expandiendo en forma de


red🡪 el sujeto va interpretando los hechos reales de la vida cotidiana en forma
patológica🡪 esta interpretación es la que va a arrojar las ideas delirantes que el sujeto va
a ir conectando con un gran esfuerzo intelectual, unas con otras.

En un determinado momento Estas certezas se cristalizan en otro que pasa a ser el


centro de su delirio y que quiere algo en relación a él: por ejemplo: perjudicarlo🡪
PERJUICIO

Por otro lado, el sujeto no va a rectificar su construcción delirante🡪 es una enfermedad de


curso crónico e irreversible. Pero el delirio con los años pierde intensidad cuestión que
los psiquiatras nombran como una pérdida del vigor efectivo y se transforma en un delirio
residual.

Por otro lado, K incluye un subtipo: delirio de querulancia🡪 presenta algunas diferencias
con la paranoia:
Se puede fechar el inicio, se puede ubicar un acontecimiento exterior definido en general
en torno a un conflicto legal que el sujeto ha tenido.

No se trata de un delirio en red sino en sector🡪 el sujeto delira en relación a un solo punto
que es el punto de conflicto.

En la paranoia se aprecia bien que los conflictos que el sujeto tiene son con otro, bien
definido, que pasa a ser el centro de su vida. El sujeto paranoico va a explicar todos los
hechos de su vida en relación a la construcción que hace del otro.

Hay un lazo efectivamente del sujeto con el otro, es una relación de tensión y esto quiere
decir que el sujeto coloca el afecto en este otro.

Si bien K no habla del otro, estas son cuestiones que se pueden deducir a partir de lo que
este autor describe del paranoico.

Sistema delirante que se va construyendo a partir de signos que interpreta de forma


patológica y que se van expandiendo hasta configurar una red.

DEMENCIA PRECOZ🡪 se ubica en el otro extremo de la clasificación que propone K.

Se trata de una entidad mórbida que presenta un debilitamiento intelectual, progresivo e


irreversible.

Este cuadro encuentra en la 8va edición una definición restringida a un comienzo juvenil y
un rápido deterioro demencial que es precoz también.

Restricción que K opera a partir de las críticas que recibe en su 6ta edición🡪
principalmente al subtipo demencia paranoide fantástica.

La critica estaba alrededor principalmente a que agrupaba cuadros muy disimiles y


Breuler critica la nominación del cuadro.

Para seguir las modificaciones de K🡪 cuadros al final de la ficha.

La demencia precoz es un subgrupo de las demencias endógenas junto con las


parafrenias🡪 queda definida como un grupo único de procesos demenciales que tiene por
síntomas principales: la afección de la voluntad, el repliegue afectivo, perturbación del
curso del pensamiento, la perdida de la unidad interior🡪 a veces es difícil de captarlo
(engloba a los anteriores y que nos permite ubicar las dificultades que el sujeto presenta
con su cuerpo y con el lenguaje así como también esa falta de sentimiento intenso de la
vida que caracteriza a estos pacientes.

Se sitúan en un primer plano los síntomas corporales🡪 la desafectación corporal, la


fragmentación corporal y también a las consecuencias de la perturbación de la voluntad:
apatía, falta de iniciativa, etc.

Aquí el sujeto presenta conflictos con su cuerpo y no con el lazo con el otro🡪 tiene el
aspecto de que el sujeto pierde ese sentimiento de unidad interior y su unidad se
encuentra muy comprometida.

No hay nada del conflicto con el lazo con el otro sino más bien se podría ubicar una
desafectación del otro🡪 es indiferente al entorno, no le interesa mantener conversaciones,
no tiene sentimientos profundos hacia otros. Hay muchos sujetos que no se bañan🡪 dejan
caer al cuerpo con respecto a los cuidados: desinterés a los otros y también al propio
cuerpo.

Entre los síntomas accesorios encontramos: síntomas depresivos, catatónicos, ideas


delirantes, alucinaciones.

La demencia precoz es la entidad o el reagrupamiento de entidades clínicas que Breuler


bautiza esquizofrenia. Es por eso que la podemos comparar en muchos aspectos,
síntomas fundamentales y accesorios. Sin embargo con la presentación de su texto
produce un salto de paradigma e inaugura🡪 EL PARADIGMA DE LAS GRANDES
ESTRUCTURAS PSICOPATOLOGICAS.

Breuler está influenciado por las ideas freudianas que introducen que los síntomas no
responden a una etiología orgánica sino que son manifestaciones que se forman por
mecanismos específicos que responden a causas subjetivas.

Es así que este autor postula como mecanismo subyacente la disociación de las distintas
funciones psíquicas en complejos independientes que comprometen la unidad de la
personalidad🡪 ESQUIZOFRENIAS.

Propone como síntomas primarios: la ambivalencia, trastornos de la afectividad, de la


asociación y el autismo (aislamiento del sujeto del mundo exterior🡪 Freud habla de
autoerotismo porque hace corresponder la presentación de los fenómenos con un punto
de fijación libidinal).

Pero Breuler al tomar este término resta la cuestión de la erótica (libidinal) y queda como
síntoma el autismo.

La posición de este autor respecto de la etiológica de las enfermedades mentales es


ambivalente: entre los dos paradigmas porque para él los mecanismos freudianos solo
conciernen en la presentación de los fenómenos y se sigue tratando de una afección de
base orgánica. En este punto se aleja de Freud a quien si le interesa la causalidad
psíquica de los fenómenos de los síntomas.

Las perturbaciones se presentan a nivel del cuerpo y del lenguaje🡪 le falta algo en
relación al lenguaje (se encuentra perturbado esta relación).

Este síntoma se puede manifestar de diferentes maneras: por la incoherencia,


neologismos, ausencia de orden en el pensamiento, total ausencia de palabra hasta llegar
al mutismo.

Son también llamativos los síntomas corporales: perdida de unidad interior; el sujeto lo
experimenta como estar fuera del cuerpo🡪 tuvo que recurrir a un invento singular para
armar precariamente el cuerpo porque lo que se evidencia es la fragmentación corporal
que padece.

Unir las partes del cuerpo🡪 es contrarrestar aquella perdida de unidad que experimenta.

Alucinaciones como un síntoma accesorio que también atentan contra esa unidad🡪 voces
que le da órdenes al sujeto.

Un grupo intermedio en esta escala de delirios🡪 PARAFRENIAS.


Entidad comprendida por el conjunto de casos que inicialmente estaban junto a la
paranoia antes de la 6ta edición y que luego pasan a la demencia precoz, subtipo
paranoide fantástica.

En la 8va edición pasan a llamarse estos casos🡪 PARAFRENIAS.

Entre los síntomas principales están las alucinaciones y los delirios crónicos.

Los desordenes volitivos y afectivos no son tan pronunciados como en la demencia


precoz.

El delirio que puede haber en esta entidad no tiene esa construcción tan fuerte como en la
paranoia porque hay presencia de alucinaciones.

Puede abarcar desde presentaciones con delirios sistematizados hasta cuadros en los
que lapsos de un año este delirio puede empaliecer.

Ballet🡪 clínica diacrónica, escuela francesa, critica a K en la 6ta edición y propone una
nueva clasificación para dar cuenta de casos clínicos que ya han sido clasificados de otra
manera.

PSICOSIS ALUCINATORIA CRONICA:

El autor denomina estado cenestésico penoso: implica una vaga inquietud, sorprende más
al enfermo que de lo que lo entristece pero igualmente siente un gran sufrimiento. El
paciente nota un cambio que lo sorprende pero no puede explicarlo ni remitirlo a nada en
particular🡪 inicialmente inquietud🡪 de lo que le sucede al sujeto con su cuerpo.

A este estado se le asocian ideas delirantes de persecución y alucinaciones de todos los


sentidos en particular las auditivas🡪 pasan a ser los síntomas fundamentales.

Deja para las ideas de grandeza un lugar secundario.

Se trata de una enfermedad crónica.

A raíz de un acontecimiento que se puede localizar irrumpe una alucinación auditiva que
perturba la homeostasis de la paciente🡪 síntoma fundamental: alucinación.

Aparecen fenómenos que la paciente ubica como dirigidos a ella: autorreferenciales🡪 que
se siguen de ideas delirantes que no llegan a cobrar un gran desarrollo y que finalmente
remiten quedando como restos.

Las ideas delirantes son otros de los síntomas fundamentales. Se puede ver bien que
Vive sola, trabaja🡪 los trastornos V y A no tienen una presencia central en el cuadro.

DIAGNÓSTICO🡪 Orientarnos por lo singular también.

SEPTIMA
SEMANA 7.
LECTURA DE CASOS-PRÁCTICO.
TEXTO: Freud. Manuscrito, Paranoia.

Freud realiza su recorrido de la mano de su enseñanza con sus pacientes.


Comienza en torno a la histeria, luego se desengaña de estas pero no sin haberse
dejado guiar en su descubrimiento con el inconsciente y la invención de una técnica
y un método sustentados en la singularidad. Acompaña a Freud en la lectura de los
síntomas, ej.: Dora (histeria), El hombre de las ratas (neurosis obsesiva), Caso de
Juanito (Fobia) y Schreber (psicosis).
Ordenamos la obra en tres momentos de la obra de Freud a partir de movimientos
y pasajes de uno a otro que se producen a partir de obstáculos e impases de la
clínica misma. Un primer momento, la noción de icc, lo previo la eliminación de los
síntomas vía la catarsis y la sugestión sustentado en una energética y traumática
que contempla dos grupos psíquicos.
Segundo momento (1900-1920): Contando con la noción de icc, se tratara de
eliminar los síntomas, hacer cc lo icc vía la asociación libre, la atención flotante y la
interpretación. Cuenta con nociones como transferencia y resistencia y el punto de
clivaje es más allá del principio de placer.
Tercer momento(1920-1939): Momento que comienza con la noción de la
satisfacción paradojal sostenida en el más allá del principio de placer contando con
la segunda tópica y con el límite de la roca viva de la castración.
Tema de hoy: Las paranoias de defensa.
Defensa es operatoria, es un modo de respuesta que funciona para alguien durante
un lapso de tiempo. La defensa ligada a un modo de vivir, al armado de un síntoma
a veces, a la resolución de un conflicto.
El manuscrito H, paranoia. Se refiere a la paranoia dentro de un panorama general
dentro de la histeria, neurosis obsesiva, confusión alucinatoria y la psicosis histérica.
Respecto al afecto y su destino, al contenido de la representación, a la ausencia y
presencia de alucinaciones y su contenido. Respecto al resultado de la defensa
operada en cada uno de los casos.
Las representantes delirantes se clasifican en psiquiatría junto a las
representaciones obsesivas como perturbaciones intelectuales. La paranoia junto
con la locura obsesiva quedara ubicada como psicosis intelectual, es decir en el
plano del pensamiento. Una vez que la representación obsesiva se recondujo a una
perturbación afectiva y se demostró que su intensidad se debía a un conflicto es
necesario que la representación delirante caiga bajo la misma concepción también
ella es entonces consecuencias de perturbaciones afectivas y debe su intensidad a
un proceso psicológico, en esto Freud afirma su diferencia con los psiquiatras.
La paranoia crónica es un modo patológico de la defensa. Uno se vuelve paranoico
por cosas que no toleran teniendo en cuenta la predisposición, esta consiste en la
inclinación a aquello que es el signo distintivo psíquico de la paranoia.
EJEMPLO: Joven mujer de 30 años ,vive con su hermana mayor y hermano..
Alquilan por un tiempo, un año, una habitación a un compañero del trabajo del
hermano. Ese hombre se va por seis meses, vuelve por un periodo breve y luego
desaparece de la vida de esta muchacha. Los hermanos lo extrañan a este hombre.
Sin embargo la menor, esta joven la cual nos ocupamos, le cuenta a la mayor que
una vez aquel hombre la intento poner en peligro y refiere a una escena de
contenido sexual. Años más tarde comenzó a quejarse de las actitudes de los otros
y finalmente se formó un delirio de ser notada y de persecución cuyo contenido era
que unas vecinas le tenían lástima como a una mujer que quedó para vestir
santos. Hacían alusiones de este tipo a que estaba a la espera de aquel hombre.
Este estado la quejaba desde entonces por oleada con periodos de claridad
mental. Un caso que le llega a Freud derivado de Bleuler. Freud se empaña a curar
la paranoia restituyendo su peso al recuerdo de aquella escena pero nos trasmite
que no lo consiguió. La paciente se negó a recordar, lo reprimió. Freud ubica la
defensa, algo indudable en el caso como mecanismo. ¿Por qué se arma un paranoia
y no un síntoma histérico o representación obsesiva?
Ella se ahorraba vía la representación algo, no quería volver sobre eso. Se ahorra
el reproche de ser mala persona y luego lo escucha desde afuera. El contenido
positivo se conservó intacto pero algo varió en la posición, era un reproche interno
y ahora es una insinuación del exterior. Su juicio se trasladó hacia afuera, con eso
algo ganaba, es decir el juicio propio debía aceptarlo. En cambio, cuando eso viene
de afuera puede desautorizarlo y de este modo el reproche se mantiene a distancia
del yo.

La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable


para el yo proyectándola al exterior. Aparece el concepto de proyección por primera
vez.
Respecto de la primera pregunta responde que se trata del abuso, es decir del uso
excesivo de un mecanismo psíquico normal, el traslado o proyección. Abuso del
mecanismo de proyección a los fines de la defensa. Esto es normal mientras
mantengamos conciencia de nuestra propia alteración interior, si la olvidamos nos
queda solo una parte de ese silogismo que lleva hacia afuera y de ahí a la paranoia.
Se sobrestima de lo que de nosotros se sabe y no podemos admitirlo como tal. Lo
mismo ocurre con las representaciones obsesivas del mecanismo de sustitución
normal se abusa a los fines de la defensa.
Respecto de la segunda pregunta opina que es extensible a todos los casos. Toma
ejemplos: el del paranoico litigante, el alcohólico con delirio de celos, el
hipocondríaco con delirio de envenenamiento, el complot de persecución. Es el
delirio de persecución y el de grandeza que permite mantener apartado lo penoso,
lo doloroso del yo. En todos los casos, la idea delirante se sustenta con la misma
energía con que el yo se defiende de alguna otra idea penosa e insoportable. Freud
nos dice “Aman al delirio como asimismo”.
En los diferentes cuadros, en la histeria en donde la representación no es admitida
al yo y el afecto se tramita por conversión corporal. En la representación obsesiva,
no se admite la representación para su asociación y el afecto se conserva y el
contenido es sustituido. En la confusión alucinatoria donde la representación toda,
es decir el afecto y contenido es mantenida lejos del yo por vía del desasimiento
parcial del mundo externo ( las alucinaciones son amistosas). En la paranoia el
contenido y el afecto se conservan pero son proyectados al exterior. (aparecen
alucinaciones que son hostiles).

TEXTO de Freud: Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de


defensa.

Este texto está dividido en tres secciones: Histeria, neurosis obsesiva, los estados
psicóticos. Freud examina con que se hace operar la defensa y llega a la conclusión
en todos los casos de que el factor constante va a hacer una vivencia traumática
primero de índole sexual y luego dándole relevancia al papel de la fantasía. Aquí la
defensa es el punto central dentro del mecanismo psíquico de las neuropsicosis de
defensa. Es el intento de reprimir una representación inconciliable que entró en
conflicto y en oposición al yo.
Análisis de un caso de paranoia crónica.( dementia paranoide). Ubica acá a la
paranoia como una psicosis de defensa proviene entonces de la representación
penosa de la represión del recuerdo penoso. Son síntomas determinados en su
forma por el contenido reprimido. ¿Cuál es el mecanismo particular de la defensa
en la paranoia? Es a partir de un caso que hace valer los derechos de este
mecanismo.
CASO: Mujer de 32 años, sin antecedentes propios ni familiares. 6 meses después
de tener al hijo se volvió Urania y desconfiada. Se mostro contraria a los lazos
afectivos y se quejaba de los vecinos, la maltratan, tenían algo contra ella. Se queja
cada vez con más intensidad, no podía descubrir que tenían contra ella, sin embargo
algo había. La familia, los parientes, los vecinos, todos. Se queja de ser observada,
van a empezar a aparecer estas sensaciones de que leen sus pensamientos, los
demás saben todo lo que a ella le pasa. Una noche pensó que la observaban al
desvestirse y desde ahí lo hizo debajo de las mantas. Es un significante que Freud
remarca “mantas”. Se le agrega luego en este agravamiento del cuadro, una
sensación en el cuerpo y luego alucinaciones visuales, es decir imágenes que la
espantaban. Se le suman voces que la molestan, luego asco a la comida y
decaimiento generalizado.
Freud la ve en 1895, en ese momento no había interpretaciones delirantes sobre
las alucinaciones o al menos la paciente no las deja conocer. Respecto al caso,
Freud menciona sobre la etiología y el mecanismo de las alucinaciones primero va
a partir de la premisa de que en la paranoia como en las otras dos neurosis de
defensa había unos pensamientos inconscientes y recuerdo reprimidos que podían
llevarse a la conciencia venciendo ciertas resistencias.
Esta paciente responde al tratamiento como lo hubiera hecho una histérica. Se pudo
probar entonces la ocurrencia de representaciones inconscientes, sustantivas que
podían reconducir la compulsión de la paranoia a una represión. Lo peculiar, lo
singular del caso era que oía o alucinaba interiormente de las indicaciones que
provenían del icc. Las alucinaciones visuales las recondujo a una escena infantil de
los 6 años que estaba ligada a la vergüenza omitida en ese momento por la niña y
era recuerdo de ese fragmento reproche. El comienzo del malestar, la desazón, la
coyuntura del inicio de esta afección fue una discusión entre el marido de esta
mujer y el hermano. Momento en que por primera vez se le aclaró todo la certeza
de que su cuñada le dijo algo con tono de reproche, un tono que a posteriori tomó
valor de paranoia. El término manto recortado por Freud, reaparecía en esa frase.
Ella había reprimido esas frases y su sensación entonces se vuelca desde el
contenido al tono con el que se profieren .
Las falsas interpretaciones de la paranoia están basadas en una represión. Las
alucinaciones eran fragmentos tomados del contenido de vivencias infantiles
reprimidas , síntoma del retorno de lo reprimido. Las voces por su parte, eran más
bien pensamientos dichos en voz alta y debían su génesis a la represión de
pensamientos que en su resolución significaban reproches en ocasión de una
vivencia análoga al trauma infantil. Era síntoma del retorno de lo reprimido y al
mismo tiempo consecuencia de un compromiso entre esa resistencia del yo y lo
que empuja por retornar con cierta desfiguración y compromiso.
Freud compara la paranoia con la neurosis obsesiva.. La represión es el núcleo del
mecanismo psíquico en ambas. Lo reprimido es una vivencia infantil en ambos
casos. Los síntomas van a adquirir una clasificación semejante. Una parte va a
provenir de la defensa primaria, las ideas delirantes, de desconfianza, la
persecución. En la neurosis obsesiva, el reproche va a ser reprimido y su síntoma
es la desconfianza en sí mismo. En cambio en la paranoia, el reproche es reprimido
por un camino llamado proyección. El síntoma va a ser entonces la desconfianza
hacia los otros. Los demás síntomas van a hacer retorno de lo reprimido, van a
mostrar huellas del compromiso que permitió el ingreso en la conciencia, la idea
delirante de ser observada, las alucinaciones, la sensación, el oír voces, etc. Algo
particular de la paranoia es la doble desfiguración de los reproches reprimidos en
su contenido y en su temporalidad. En la paranoia, no hay defensa contra los
síntomas del retorno de lo reprimido pero si hay ideas delirantes que deberán ser
aceptadas por el yo sin contradicción. El delirio de interpretación desemboca en la
alteración del yo.

OCTAVA
SEMANA 8.
PRÁCTICO. LDC.
CASO SCHREBER.
Schreber era un abogado, juez en un tribunal. Hijo de un médico reconocido de la
época. Schreber escribe su testimonio entre 1900-1902, estando internado en la
clínica. Fue publicado en 1903.
Cuando escribe sus memorias, piensa en publicar para colaborar con las verdades
de la ciencia y con las verdades de la religión. Él escribe esto en un momento donde
está atravesando todo su padecimiento con muchos detalles a nivel del cuerpo.
Tiene el detalle de contarnos ese edificio que está armando. Esas reflexiones que
va haciendo lo hace a pesar de todas sus vivencias, todas las voces que está
escuchando y va redactando esas memorias.
Se lo declaró insano, y sin derechos de sus propios bienes. Asume su propia
defensa. Pierde el juicio, y lo vuelve a apelar y logra que le den el alta. Sin
desconocer en absoluto su verdad, su sistema delirante. Él se ve llamado a remediar
el mundo y para eso es necesario transformarse en una mujer, la mujer de dios y
crear así una nueva raza de hombres.
Schreber cuenta que tuvo dos veces enfermo. Es una enfermedad de los nervios,
por un exceso de esfuerzo mental. Él era juez de un tribunal, e ingresa en la clínica
y entra con un cuadro de hipocondría grave. Es tratado en la clínica, estos 6 meses.
Es dado de alta, y vuelve a trabajar. Feliz, salvo por la dificultad de tener hijos. La
segunda vez que se enferma es en 1983, le llega un nombramiento para ser
presidente de la sala del tribunal, cargo importante. Cuenta que ahí ubica su
enfermedad, desde que lo nombran y asume el cargo. En ese periodo le pasan dos
situaciones. El tiene uno sueños que se vuelve a enfermar y vuelve a la clínica. Se
despierta aliviado de que sea un sueño. Cuenta de una representación que se le
aparece entre dormido y despierto de lo hermosísimo que sería ser una mujer en el
momento del coito. Es una representación que es ajeno a él, toca su virilidad.
Asume su cargo en octubre y vuelve su enfermedad. Comienza con un insomnio
martirizador. Entra en una profunda angustia, está sin dormir, tiene estados de
agitación que lo llevan a incluso hacer intentos de suicidio. Aparecían sucesos
extraños, el trataba de dormir, pero aparecía un crujido en la pared que lo hacía
despertar y no lograba dormir. Más tarde las voces le confirman, eso que no
entendía en un principio, que ya eso eran señales divinas que le impedían el dormir.
Va devuelta a la clínica y queda internado. Sufre las peores disimilitudes de su
padecimiento. Vuelve a hacer muchos intentos de suicidio, y lo medican con
medicamentos de esa época. Hay un momento, donde el nombre unos episodios.
“Nuevo colapso nervioso”, en un momento donde su mujer está de viaje y cuando
ella vuelve ya para él no es lo mismo. No la puede mirar desde la misma manera,
una consistencia distinta, a modo de una mujer hecha a la ligera. Este mundo que
se le vuelve a el de hombres hechos a la ligera va a tener que ver con una retirada
de la libido del mundo como la experiencia del fin del mundo. En principio esto es
parcial, le pasa con la mujer, y pide no verla más. En ese momento le ocurre un
derrumbe espiritual, así lo llama el. Nos cuenta que en una noche tuvo como media
docenas de poluciones nocturnas y es el primer momento en el que tiene trato con
fuerzas sobrenaturales.
Empieza la desconfianza con el médico porque le dijo que esas poluciones son
producto de sus fantasías. Pero después de ese derrumbe, se da cuenta que su
médico no tiene buenas intenciones con él. Esto es a raíz de que el le pregunta a
su médico si cree que va a mejorar y el médico le da ciertas esperanzas. Es a partir
de ahí que comienzan las voces a indicarle que el médico quiere cometer un suicidio
con él. Empieza el delirio persecutorio. Flexi(médico) quiere convertirlo en mujer
para así abusar de él, de su alma y tirar su cuerpo a la putrefacción. Esto no lo
puede hacer solo dice Schreber. Flexi se pone en contacto con Dios por fuera del
orden cósmico. Esta teoría Schreber la arma a posteriori, porque primero aparece
todo ese desorden, toda esa caída del mundo que tiene que ver con todo ese delirio
persecutorio.
Flexi se pone en contacto con dios, cosa que no puede ser posible porque dios no
podía estar en contacto con los vivos. Flexi quiere cometer un almicidio con él, se
trata de esta emasculación (transformación de la mujer) por fuera del orden
cósmico.
Sus nervios se conectan con los nervios de flexi. Flexi se mete, le habla a través de
sus nervios. Las voces que hablan con él, les va indicando cómo es la cuestión.
Sufre en el cuerpo estas cuestiones de la pérdida de unidad interior. Aparecen
fenómenos en el cuerpo donde se le desarma la tráquea, restablecimiento del
cerebro, es decir una serie de torturas que siente en el cuerpo. Esto está
comandado por los rayos y Flexi es el instigador. Las voces que todo el tiempo lo
torturan diciendo que el es una mujer y lo indignante que era esa situación y la única
solución que encontraba para eso era el suicidio.
En un segundo momento habla del complot que se arma en contra de él. No solo
es Flexi sino ahora también Dios se pone en perseguidor. Es el momento en donde
uno podría decir que hay mayor ramificación de todos los síntomas, lo nombra
“babela en la cabeza”. Voces de vivos y muertos hablándole a el y entre ellos, la
manipulación con el cuerpo, la compulsión de pensar. Esto lo lleva al cambio del
delirio de persecución a lo que es un delirio de grandeza, una reconciliación con
esta transformación en mujer.
El ya no pasa a ser una prostituta, sino que, en este momento acorde con el orden
del universo, tiene que producirse esa transformación en mujer para ser fecundado
por Dios y crear una nueva raza de hombre. “Razia de almas”, esto podría leerse
como un acotamiento en relación de las voces, no dejan de estar las voces, pero se
comienzan a reducir. Esto implica cierta pacificación del sujeto, el se va a ir
manifestando en la aceptación de la transformación de ese cuerpo femenino y el
empezar a disfrutar de esos momentos en donde Dios le exige esa transformación.
Esta emasculación de mujer deja de ser insultante y cambia a la posición de ser
ahora la mujer de Dios acorde con el orden cósmico. Esto ocurre y fue
elegido. Empieza a aceptar esas modificaciones en su cuerpo, en donde el se relaja
y comienza la feminización. Se ve como este cuerpo en un momento se ve
desanudado, desarmado por cuestiones dolorosas a partir del delirio persecutorio
como esta nueva posición, nueva reconciliación encuentra de esta manera pacificar
al cuerpo. A partir de esto empieza a levantar las banderas de la feminización. Esta
pacificación es lo que le va a permitir volver a dormir.
Cuando el apela en su juicio para lograr su libertad el no niega su delirio. Con su
transformación de mujer, afirma que él no le molesta a nadie siendo la mujer de
Dios. Los encuentros y dejarse invadir por los nervios femeninos, va formando una
situación en el cuerpo que le permite dormir tranquilo.

NOVENA
SEMANA 9.
PRÁCTICO. LDC
TEMA: LO QUE ENSEÑA SCHREBER.
TEXTO: Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia
(Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (Caso Schreber).
Flexi considera a Schreber incurable. No es así para Freud. Schreber mismo es
quien elabora los mecanismos de su curación.
Flexi entra en escena como el perseguidor. Freud ubica primero la proliferación de
la gran cantidad de almas en las que se divide en un primer momento en Flexi.
Luego es el mismo trabajo de Schreber el que provoca una racia de estas almas,
un acotamiento del número y la cantidad, pero la figura de Flexi se mantiene. El
alma de Flexi conservó su significación hasta el final.
Freud intenta explicar a partir del complejo paterno-infantil, la figura tanto de Flexi
como de Dios y el sol. Los ubica como símbolos sustitutos o sublimados, en el caso
del Sol y Dios como un padre particular, y en el caso de Flexi la de una figura de
hermano mayor. El intento de explicación es como la figura de Flexi antes venerada
y amada como sustituto de las figuras veneradas y amadas del complejo paterno-
infantil, luego son sustituidas con la misma proporción de sentimiento a la figura
odiada y temida.
Para ubicarnos en la lectura que hace Freud de Schreber, nos ubicamos en 4
tiempos:
Un primer tiempo, es previo a la primera enfermedad a sus enfermedades. Hasta
los 42 años, no tuvo nada que rozara sobre lo sobrenatural. Esto es importante
porque había algo que funcionaba, es relevante saberlo y conocerlos. Lo que antes
funcionaba, lo que estaba bien y lo que viene, es decir las variables que lo
complican. Este tiempo lo llamamos “salud aparente” porque claramente hay algo
que va a acontecer.
El segundo tiempo es entre la primera a la segunda enfermedad. Schreber era
candidato, tiene que presentar su candidatura para un gran trabajo para un puesto.
El pierde el puesto, pero lo que pierde no es lo que lo deja en ese estado sino el
agotamiento y esfuerzo intelectual. Allí ingresa a la clínica de Flexi, lo trata muy bien
y sale de ahí curado. 8 años felices, pero salvo la decepción y frustración de no
haber tenido hijos. Entre la primer y la segunda enfermedad lo que le da relevancia
Schreber es a unos sueños que tiene donde sueña que regresa la enfermedad
despertando feliz de que eso no sea cierto. Y el sueño de duermevela es “Que
hermoso que sería ser una mujer en acoplamiento en el coito”. Tenemos el
nombramiento como presidente del tribunal, luego la asunción del cargo. En esos
momentos previos donde surgen los sueños, también apareció la añoranza, la figura
de Flexi. Freud lo explica como un avance de libido homosexual fue el
ocasionamiento de esa afección. En la teoría de Freud hay un conflicto y una lucha
defensiva, hay una emoción que quiere hacer oír y hay otra que lucha por
defenderse.
El tercer tiempo es con el inicio de la segunda enfermedad, fundamentalmente con
lo que se arma con el delirio persecutorio. Freud toma este delirio de persecución
como un intento de cura fallido, pero a la vez como curación.
Ubica Schreber que ese es el momento de las tormentas nerviosas, de las
expoliciones, de sobre todo estos hombres hechos a la ligera. No reconoce a nadie
en el mundo ni siquiera a la mujer cuando regresa. Ubica allí a su esposa como
influjos protectores ante estas atracciones y estas emociones que podían ubicarlo
en relación con lo homosexual. Freud dice claramente que la ocasión de contraer la
enfermedad fue la emergencia de esta fantasía de deseo reprimida homosexual
pasiva cuyo objeto era la persona del médico.
La emasculación que la encontramos desde el principio hasta el final deja de ser
insultante, deviene otra figura que es el universo. Otro dato es la recreación del
universo humano sepultado, además sirve una misión por un bien supremo que es
la nueva raza. Otro punto importante es cuando Freud ubica la sintota, esto va a ser
como resultado asintótico en un futuro remoto. Hay tiempo, no hay una fecha
programada.
Freud ubica, esto que también Schreber escribía con relación a que siempre se
pueden tramar la irrupción, el surgimiento de la fantasía del deseo con una
frustración, una privación en la vida real y objetiva que es esta falta de hijos sobre
todo del hijo varón. Freud dice que ante el orgullo que tenia Schreber a este por su
linaje, resuelve en el delirio a partir de estos hombres nuevos de espíritu
Schrebianos esta frustración.
Acerca de los mecanismos paranoicos, el complejo paterno y la proyección se
complican. Freud dice que vayamos al mecanismo de formación de síntoma y al de
represión. En los diferentes actos entra en aparición en el narcisismo. En el
narcisismo se toma este al cuerpo propio como objeto de amor. Lo que dice Freud
es que puede haber una demorada larga que esta produce una fijación y esta
fijación una predisposición patológica. Luego se va hacia la elección de objeto en la
sublimación de estas mociones en la camaradería, la amistad, etc. Luego una
irrupción, por ejemplo, el ocasionamiento de esta marea alta de libido homosexual,
provoca el desasimiento de esta sublimación y por regresión la vuelta a la fijación y
a la predisposición patológica.
En el caso de la paranoia, Freud lo ubica en el narcisismo en relación con la fuerza,
la magnificación que se produce en el yo al delirio de grandeza. En relación con la
demencia precoz la va a ubicar en el autoerotismo.
En el mecanismo de la formación de síntomas en la paranoia, exige que la
percepción interna, el sentimiento se ha sustituido por una percepción de afuera. La
frase “pues yo lo odio” se muda por proyección en esa otra “el me odia, me persigue,
lo cual me justificara después para odiarlo”. (Schreber- Flexi). En el deliro de
persecución lo que se contradice es el verbo, en el delirio de erotomanía al objeto,
en el delirio de celos al sujeto. En la formación de síntomas de la paranoia el rasgo
que nos resulta resaltante es la proyección y vuelve con una percepción interna es
sofocada y como sustituto de ello adviene a la conciencia su contenido, luego de
experimentar cierta desfiguración como una percepción de afuera.
TRES FASES DE LA REPRESION:
-La fijación: Ubicamos en este punto, esa demora lenta, ese punto predisponente.
Es la precursora de la condición para la predisposición para enfermar.
-La represión propiamente dicha: Lo ubicamos como ese desasimiento libidinal.
-El retorno de lo reprimido: Lo ubicamos en los delirios. Ubica el intento de curación.
Freud dice que, en el apogeo de la enfermedad, se formo en Schreber bajo el influjo
de unas visiones de naturaleza en parte horrorosa, pero en parte también de una
indescriptible grandiosidad, la convicción sobre una gran catástrofe, un
sepultamiento fin del mundo. Freud lo lee como este desasimiento de la libidinal, él
era el único hombre real y todos los demás eran hombres hechos a la ligera. Pero
el sepultamiento del fin del mundo es la proyección de esta catástrofe interior. Su
mundo subjetivo se ha sepultado desde que el le ha sustraído su amor.
El cuarto momento, de este retorno del delirio no le dé el carácter patológico sino el
carácter de reconstrucción libidinal.
Freud le hace criticas a Kraepelin y a Bleuler en relación con el nombre que les dan
a algunas entidades. (pág. 71). Para el caso de Schreber, merece el nombre de
demencia paranoide, da razón de lo parafrénico. Para Freud, era mejor el título de
Parafrenia que Demencia precoz o Esquizofrenia por la relevancia de la fantasía de
deseo y de las alucinaciones. Del carácter paranoide, por el mecanismo de
proyección y el desenlace.

DECIMA
SEMANA 10.
PRACTICO. LDC
TEXTOS: Freud- Neurosis y psicosis/ La pérdida de la realidad.
Este texto fue escrito 1923, como una ampliación de las nuevas hipótesis que Freud
venía formulando en el Yo y el ello para diferenciar neurosis y psicosis.
Freud define al Yo como la organización de los procesos anímicos que depende de
la conciencia y el acceso a la motilidad. También agrega que es sobre todo un yo
cuerpo, una superficie que brinda percepciones.
Los vasallajes del yo, los amo que hacen del yo sus vasallos son diversos y logran
que el yo se empeñe en acatar simultáneamente la voluntad de cada uno por tener
una posición intermedia entre por un lado el ello, por otro lado, el mundo exterior,
mas el subrogado de este que es el super yo
La diferencia entre neurosis y psicosis. La neurosis la definimos como el resultado
de un conflicto entre el yo y el ello. Por otro lado, a la psicosis como resultado de un
conflicto entre el yo y el mundo exterior. A las neurosis de transferencia, Freud va a
decir que tiene su origen en que el yo no quiere dar tramite motor o sea actuar una
exigencia pulsional del ello o le impugna su objeto que tiene por meta, esto se asocia
con el concepto de sublimación.
El mecanismo con el que el yo se defiende de la moción pulsional es la represión.
Lo reprimido se revela con el destino procurándose una satisfacción sustitutiva y
genera la formación del compromiso que es el síntoma.
El síntoma como resultado de una lucha, como un convenio de partes en donde
cada uno cede algo. El yo trata al síntoma como un intruso. Este intruso escinde al
yo, esta división atenta contra su pretensión de unidad y no hace menos que
recordarle al yo que no tiene poder alguno.
Comienza luego la lucha del yo contra el síntoma, tal como oportunamente se había
defendido de la moción pulsional dando así por resultado el cuadro de neurosis de
transferencia. Cuando el yo emprende la represión, es en obediencia al super yo,
que a su vez tiene su origen en el mundo exterior real. Y mucho mas poder sobre
su vasallo el yo, y que las exigencias funcionales del ello. Entra en conflicto con
este, al servicio del super yo y de la realidad. En esta lucha en la neurosis el jugador
mas poderoso es el super yo.
Respecto de la etiología, el estallido o desencadenamiento tanto la neurosis como
la psicosis, lo ubica en el no cumplimiento de uno de esos deseos de la infancia
eternamente indómitos, de profundas raíces. La frustración siempre será externa
pero el efecto patógeno depende de lo que haga el yo. O bien permanecer fiel a su
vasallaje frente al mundo exterior y acotar al ello. como en la neurosis. O como en
la psicosis, sufrir el avasallamiento del ello y dejarse arrancar de la realidad.
Para comenzar a hablar de la psicosis Freud toma la confusión alucinatoria de
Meynert y pone el acento en el desasimiento libidinal del psicótico. Meynert ubico
como síntoma fundamental de la psicosis aguda la “desagregación de la
organización asociativa”. (Esto se vincula a la definición de Freud del yo como
“organización de procesos anímicos”). Respecto del desencadenamiento dirá que
es a causa de un traumatismo psicológico y su manifestación más importante va a
ser la alucinación. Esta referencia le sirvió a Freud para preguntarse sobre el
mecanismo análogo a la represión específico de la psicosis. También le sirvió para
dar cuenta de la segmentación y de la partición del yo, que más adelante llamará la
¨escisión del yo.¨
Freud describió que normalmente el mundo exterior domina al ello por la vía de las
percepciones nuevas y por medio de las percepciones antiguas del mundo exterior.
El psicótico se crea soberanamente su propia realidad siguiendo los deseos del ello.
Luego mencionó a las esquizofrenias con la salida por la vía de apatía afectiva.
Llega al punto que va a nombrar a la paranoia, donde el delirio se presenta como
un parche dice Freud, colado donde originariamente se produjo la desgarradura con
el mundo exterior. Freud dirá que la formación delirante es el intento de
restablecimiento, la reconstrucción seria su parche singular.
Freud propone a la melancolía como el paradigma de las patologías producto de la
lucha entre el yo y el super yo. Las diferencias de las neurosis de transferencia
dándole el nombre de psiconeurosis narcisistas y no las va a separar de las otras
psicosis. Para el melancólico, lo que se empobrece no es el mundo exterior sino su
propio yo. Va a terminar neurosis y psicosis con la pregunta por el mecanismo
propio de la psicosis, que claramente no va a ser la represión ni la proyección.

Texto: La pérdida de la realidad en la neurosis y psicosis.


Retoma acá que la neurosis en vasallaje a la realidad sofoca un fragmento del ello,
así como la psicosis, avasallado por ello se retira de un fragmento de la realidad. Lo
que va a entrar en juego es la variable temporal y los tiempos lógicos de cada
momento.
En el inicio de la neurosis se reprime una moción pulsional al servicio de la realidad,
pero esa no es la neurosis misma. Luego nos vamos a encontrar con el retorno de
lo reprimido, como fracaso de aquella operación, ya que la moción reprimida puja
hacia adelante reclamando su satisfacción y como resultado tenemos la formación
de compromiso.
Freud va a decir que es el retorno de lo reprimido lo que constituye la enfermedad
misma, no el primer momento. En la relación con la realidad, la neurosis evita con
la huida de un fragmento de la realidad.
Hay una obediencia inicial, seguida por un posterior intento de huida; la neurosis no
desmiente la realidad, sino que no quiere saber de ella (no sin un considerable
desarrollo de angustia ante el retorno de lo reprimido). Freud va a decir que el
neurótico se refugia en su mundo de fantasías, que funciona al modo de una reserva
libidinal, es accesible para el yo y solo mantiene con él una dependencia más laxa.
En este mundo tan placentero encuentra nuevas formas de deseo.
En cambio, para la psicosis, por la hiperpotencia del ello avasallante, el yo se retira
de un fragmento de la realidad desde los inicios, está dado de antemano. Arranca
al yo de la realidad, y este momento es el momento patológico mismo. Es un
momento de desgarro, de ruptura que agujerea a la realidad.
Luego, tenemos un segundo momento donde hay un intento de reparar o
reestablecer la realidad, pero este intento de compensación va a tomar un camino
más soberano que es la creación de una realidad nueva, como vimos en Schreber.

Freud va a terminar diciendo que, tanto para la neurosis como para la psicosis, no
sólo cuenta el problema de la pérdida de la realidad sino el de su sustituto.

11
CLC – PSICOPATOLOGÍA – SEMANA 11
CASO MARRANA
Este caso es producto de una entrevista que Lacan realiza a una paciente internada en el
hospital, en un dispositivo que se llama “presentación de enfermos” 🡪 Este dispositivo
proviene de la psiquiatría y Lacan hace una modificación muy importante: el entrevistador
está en calidad de psicoanalista y el entrevistado a título de sujeto 🡪 EL SABER ESTÁ DEL
LADO DEL SUJETO 🡺 Lacan subvierte de esta manera todo el dispositivo; es el analista
quien acompaña el testimonio del sujeto pero no lo dirige. Lo que surge en esa entrevista
comporta beneficios para el paciente.
Si el saber está del lado del sujeto, el analista se deberá dejar guiar por ese saber sin
comprender. “Cuando comprendemos hacemos mal” dice Lacan, es decir, cuando
queremos significar rápidamente qué es lo que un sujeto nos está contando, cuando
queremos entender qué es lo que nos dice, nos equivocamos, porque nos adentramos en
los espejismos de lo imaginario.
“Lo importante no es comprender sino alcanzar lo verdadero” 🡪 En este momento, para
Lacan lo verdadero es lo simbólico, lo que está del lado del Otro.
Lo que el caso marrana nos enseña es que la alucinación no es una alteración
perceptiva sino que responde a un trastorno del lenguaje.
El caso consta de una mujer que es internada, que padece de un delirio de dos con la
madre. Esta noción de delirio de dos es estudiada por los psiquiatras franceses y explican
que hay dos personas que comparten el mismo delirio (por lo general, pertenecen a la
misma familia). Según Lacan, lo importante de este delirio es el aislamiento excesivo de la
pareja.
En este caso, la hija (paciente) vive con la madre sin lazo alguno con el mundo social y sin
relación con lo masculino. Viven en una especie de conventillo donde suponen que una
vecina tiene un amante y que este es un hombre casado que también vive en el conventillo.
Tanto a la madre como a la hija les parece intrusiva la presencia de esta mujer y del amante.
La vecina encarna entonces algo problemático para la paciente 🡪 Eso problemático, para
la paciente es algo del orden de lo sexual, lo que tiene que ver con algo excesivo, con un
goce que es del orden de lo inasimilable para esta mujer.
Un día en el pasillo, en el momento en que salía de la casa, se encuentra con el hombre (al
que califica de malvado) y oye ahí algo grosero, tan grosero que en el momento de la
entrevista no lo quería contar. Sin embargo, Lacan espera para ver si se predisponía a
contarlo y lo hace 🡪 Cuenta que el hombre le dijo “marrana”, y que previo a que el hombre
le dijera eso, ella había dicho “Vengo del fiambrero”.
Entonces, hay dos significantes: Marrana (se lo adjudica al hombre) y Vengo del fiambrero
(lo que ella dice que dijo).
Lacan advierte que no hay que caer en la comprensión, pero que es algo que hasta a él le
pasó: Comenzó a relacionarlos con fiambrería, charcutería, cochino, cuerpo; pero
rápidamente sale de este equivocado.
{pág. 78 y 79} Se pregunta si la palabra “marrana” es algo que retorna de manera simbólica,
si recibe su propio mensaje de manera invertida 🡪 Esto refiere al retorno de lo reprimido,
a aquello que se reprime y que cuando retorna lo hace de manera simbólica, de manera
metafórica (acá tenemos todas las formaciones del inconsciente de Freud).
Para responder si efectivamente se trata de un RETORNO DE LO SIMBÓLICO se va a
valer del ESQUEMA L ( donde grafica la disyunción entre lo imaginario y lo simbólico).
Lacan dirá que EL CASO MARRANA NO PODRÁ SER EXPLICADO DESDE ESTE
ESQUEMA 🡪 ¿Por qué?
 El esquema L sirve para pensar fenómenos de la neurosis, para pensar el retorno
de lo reprimido y no para pensar la alucinación marrana. ¿Por qué? Porque lo
simbólico en la psicosis funciona de otra manera. En la psicosis, el Otro está
excluido, en el lugar del Otro falta un significante primordial que es el significante
del Nombre del Padre.
Acerca de la alucinación en la psicosis, Lacan dirá que no es un significante que retorne de
manera simbólica, sino que se trata de un significante suelto que retorna en lo Real 🡪
para explicar esto retomemos el principio del capítulo, página 72 y 73
Hay un momento que es el origen de la simbolización ¿A qué se refiere? Al mito de
constitución del aparato psíquico, al momento de constitución de lo simbólico para el ser
hablante. Lo simbólico se constituye por la afirmación/inscripción de determinadas
representaciones o significantes y por el rechazo de otras representaciones o
significantes 🡪 Esta la BEJAHUNG (afirmación) y la VERWERFUNG (forclusión, rechazo
de un elemento significante) 🡪 Son las dos operaciones constitutivas del ser hablante. Se
trata de algo primario (primitivo) que no se puede ubicar concretamente en la vida del sujeto,
siempre nos enteramos de este secundariamente, por sus efectos.
Esta operación para Lacan es una operación estructural en tanto hay significantes que se
inscriben y hay otros que quedan por fuera.
Lo que no se inscribe en lo simbólico tiene otro destino: LO REAL 🡪 Es aquello que no se
puede simbolizar y que la imagen no puede atrapar. Lo que queda por fuera de la imagen
especular.
Sólo puede reprimirse, es decir, sólo puede ir a parar al inconciente, aquello que primero
fue inscripto en lo simbólico 🡪 Por un lado tenemos la inscripción, la afirmación primordial;
luego la posibilidad de que eso sea reprimido y, por último, el retorno de ese reprimido en
el mismo registro.
¿Qué implica el retorno en lo simbólico? Que allí el significante puede encadenarse con
otros significantes 🡪 Esta es la propiedad de lo Simbólico: la posibilidad de hacer cadena,
S1, S2, S3… Permite que el sujeto haga asociaciones.
¿Qué pasa con lo que queda forcluido, con lo que queda por fuera de lo simbólico? Retorna
en lo Real: retorna desarticulado de la cadena significante, es decir, en lo Real el
significante está suelto, está aislado, no hace cadena (es puro S1)
Marrana como significante que retorna en lo Real 🡪 La mujer no puede asociar ese
significante, hay una falta de dialéctica (lo que se conoce como dialéctica estancada). Es
como una plomada. La certeza está allí presente. No hay posibilidad de vincularlo con otra
cosa.
Este retorno en lo Real lo localiza en este otro, en ese hombre indecente, o sea, localiza
esa voz proveniente de ese lugar.
Cuando en la Neurosis el significante retorna en lo simbólico, el sujeto puede reconocer eso
como propio. Esto se llama atribución subjetiva 🡪 Es la posibilidad que tiene un sujeto de
reconocer como propio un significante, un afecto, su cuerpo, etc. (esto en la psicosis no
sucede).
Marrana es una alucinación proveniente de lo Real; es intrusivo, y lo localiza en el otro
(hombre). Es una injuria no por el contenido sino por la función coagulante sobre el sujeto.
Sin embargo, saca al sujeto de la indeterminación.
La mujer había dicho antes: Vengo del fiambrero, según Lacan, esta es una frase alusiva
porque no se sabe a dónde apunta, no se sabe a quién se refiere, simplemente lo dijo y
deja al sujeto en la indeterminación; tiene un cierto vacío. Este luego viene a rellenarse con
la certeza de la alucinación “Marrana”.

12
NOTA IMPORTANTE: Lo que pongo en cursiva es lo que lee de los textos.

Bibliografía a trabajar:
 Freud, “Duelo y Melancolía”
 Esque, “La depresión vista desde la perspectiva psicoanalítica”

Ambos textos nos van a permitir reflexionar acerca de diversos modos de respuesta
subjetiva a la pérdida y cómo en el centro de esas respuestas se pone en juego la
relación del sujeto a su propio saber inconsciente.

Duelo y melancolía
Freud en este texto va a tratar de echar luz sobre la naturaleza de la melancolía
comparándola con un afecto normal, o lo que el supone normal, en el sentido de lo
esperable en relación a atravesar una pérdida.
Qué tienen en común el duelo y la melancolía?
 Son respuestas a la pérdida de una persona amada. Ya sea que falleció o que se
produjo una separación.
 Puede ser la pérdida de alguna abstración que ocupe ese lugar como un ideal,
frase típica “se me cayó un ídolo” eso puede tener un peso serio para alguien.
 Alguien puede ser un lugar de pertenencia que se haya perdido
 Son comunes algunas de sus manifestaciones:
o Estado de malestar con profundo dolor
o Una cancelación del interés por el mundo exterior
o La pérdida de la capacidad de amar
o La inhibición en la productividad
Diferencias
 La melancolía se pone de manifiesto una rebaja en el sentimiento de sí que se
exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una
delirante expectativa de castigo.
 En el duelo no hayamos esa perturbación del sentimiento de sí
 Si bien el duelo normal trae perturbación en el curso habitual de la vida, no se le
ocurriría considerarlo un estado patológico porque confiamos en que en cierto
tiempo la persona se va a recuperar y juzga inoportuno y dañino perturbar el curso
del trabajo de ese duelo

El trabajo del duelo y del melancólico


Duelo
El examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más y llama a quitar
la libido de sus enlaces con ese objeto. Freud aclara que no es tan fácil abandonar una
posición libidinal, y si bien lo normal es que prevalezca el acatamiento de la realidad,
también es esperable que eso no suceda inmediatamente, sino que el desasimiento
libidinal se realice pieza por pieza con un gasto de tiempo y energía e investidura
entretanto la existencia del objeto perdido, continúa en lo psíquico. Está muy presente la
persona, y en relación a ese objeto que se perdió.
Melancolía
Freud va a decir que nos encontramos con una pérdida de objeto sustraída de la
consciencia. Hay algo de esta pérdida de la que el sujeto no tiene registro. Y esa
sustracción de la consciencia, esa falta de registro de la pérdida va a tener
consecuencias.
Freud va a ir vinculando ese desconocimiento con la rebaja en el sentimiento yóico, con
ese empobrecimiento del yo del que venía hablando.

Va a decir que en el duelo el mundo se ha vuelto pobre y vacío, y en la melancolía eso le


ocurre al yo. El enfermo nos describe a su yo como indigno, estéril y moralmente
despreciable. Se hace reproches, se denigra y espera represión y castigo. Se humilla ante
los demás.
Le falta la vergüenza y se complace en un desnudamiento de sí mismo.
Este cuadro de delirio de insignificancia predominantemente moral se completa con el
insomnio, la repulsa del alimento y un desfallecimiento de la pulsión que compele a todos
los seres vivos a aferrarse a la vida.

La regresión de la libido de objeto al narcisismo y el conflicto de ambivalencia.


Pág 245 Si con tenacidad se presta oídos a las querellas que el paciente se dirige, llega
un momento en que no es posible sustraerse de que se adecúa muy poco a su propia
persona y muchas veces con levísimas modificaciones se ajustan a otra a quien el
enfermo ama o ha amado y tan pronto se indaga el asunto, él corrobora esta conjetura:
así se tiene en la mano la clave del cuadro clínico si se disciernen los autoreproches
como reproches contra un objeto de amor que desde este ha rebotado sobre el yo propio.
En realidad, los autorreproches son reproches contra un objeto de amor que desde ese
objeto ha rebotado sobre el yo propio y va a tratar de dar cuenta de cómo se produce
esto.
En la melancolía el retiro de la libido del objeto se produce rápidamente, no pieza por
pieza como en el duelo, y esa libido libre no se desplaza a otro objeto del mundo exterior
sino que regresa al yo. Y en el yo no encuentra un uso cualquiera, sino que sirve para
establecer una identificación con el objeto resignado.
Por eso va a decir una frase muy conocida de Freud: la sombra del objeto ha caído sobre
el yo.
Quien en lo sucesivo el yo, es sojuzgado en una instancia particular dentro del yo, (que en
este texto va a nombrar como conciencia moral, en la neurosis y psicosis lo va a nombrar
como superyó) la conciencia moral, como el objeto resignado.
Es decir que la conciencia moral sojuzga al yo tal como lo haría como el objeto resignado.
En el interior del yo, la instancia crítica sojuzga al yo tal como si fuera el objeto.

Cuáles son las condiciones para que todo esto suceda en la melancolía?
1) Este proceso parece elegir que la elecciòn de objeto se halla cumplido desde una base
narcisista, de suerte que la libido pueda regresar al narcisismo sin tropezar con
dificultades.
2) Hay que suponer un conflicto de ambivalencia con el objeto amado (central)
Pàg 248 La pèrdida del objeto de amor es una ocasión privilegiada para que salga a la luz
la ambivalencia afectiva con el objeto.
Es decir, no solo el amor en relación a ese objeto que se perdió sino también el odio.
Va a decir que este conflicto de ambivalencia va a estar entre lo fundamentos de la
melancolía. Si el amor que el objeto se refugia en la identificación narcisista, el odio se
ensaña con el objeto sustituto insultandolo, denigrándolo, haciendolo sufrir y ganando en
este sufrimiento una satisfacción sádica.
Este conflicto de ambivalencia es también lo que puede hacer que el duelo normal se
pueda tornar empatológico. Es decir, que se complique el trabajo del duelo, la elaboración
de la pérdida en la medida en que no pueda incluirse en el trabajo del duelo ambos
sentimientos que se tenían para con el objeto perdido. Es decir, no sólo tratar sobre los
sentimientos de amor, que se tenían en relación a esa persona (o lugar) que se perdió,
sino todo el odio, toda la bronca que estaba en juego en relación a eso que se perdió. Las
dos cuestiones.

La resolución del duelo y del trabajo melancólico (si es que la hay)


A Freud le va a quedar más clara la resolución del trabajo del duelo, que la del
melancólico, del que dirá que quedan varias preguntas abiertas.

Pág 252 sitúa en relación al duelo: para cada uno de los recuerdos y de las añoranzas
que muestran el lazo con el objeto perdido, la realidad pronuncia el veredicto: el objeto ya
no existe más y el yo interrogado (por así decir) si quiere compartir el destino de ese
objeto (es decir, la muerte) se deja llevar por la satisfacciones que le da el estar con vida,
y desata su ligazón con el objeto resignado. Podemos imaginar que esa desatadura se
cumple tan lentamente y tan paso a paso que al terminar el trabajo esa líbido queda
disponible para nuevos destinos.
En cuanto a la melancolía dice que también cabe suponer ese trabajo pieza por pieza
pero que la ambivalencia afectiva y la elección de objeto desde una base narcisista
agrega varias complicaciones a este proceso. Fundamentalmente lo que va a situar Freud
es en término de esas batallas de ambivalencia todos se sustrae de la conciencia, es
decir que no hay registro de ese conflicto de amor/odio en relación al objeto que se
perdió.
En cambio, lo que va a devenir consciente en la melancolía, es el conflicto entre el yo y la
instancia crítica.

Pág 255, intenta zanjar un poco cuales son los devenires del trabajo melancólico y una
pregunta que Freud se hace en relación a por qué la melancolía en ciertas ocasiones se
torna en manía ( eso le da que pensar): el conflicto en el interior del yo, que la melancolía
recibe a canje de la lucha por el objeto tiene que operar a modo de una herida dolorosa
central, una herida abierta que exige una contrainvestidura grande en extremo.
Podemos pensar que con esta contrainvestidura, Freud está haciendo alusión a la manía,
a la solución melancólica tornándose en su revés, la manía como modo de triunfo del yo
sobre la instancia crítica. Pensemos la manía en términos del lugar, de la inhibición propia
del estado melancólico, la compulsión a hacer. El triunfo sería sobre el yo en una
instancia crítica, el yo que se vuelve a poner a hacer.
No obstante, esto lo va a plantear como una conjetura, le parece que no estaba del todo
claro la solución melancólica, y lo deja para futuras investigaciones.

En la melancolía y en el duelo patológico, el conflicto de ambivalencia se sustrae de la


consciencia, no hay registro del odio.

La depresión vista desde la perspectiva


psicoanalítica
Este texto va a agregar una orientación a lo que F viene diciendo acerca de la época
(Este es de 2007 y el de Freud de 1915) y también respecto al orientación del
psicoanálisis en cuanto al abordaje de estas afecciones.
Así como Freud subrayaba para la melancolía y el duelo patológico cierto
desconocimiento de la ambivalencia respecto al vínculo con el objeto, este autor va a
poner en el centro del asunto la relación con el saber inconsciente (o la no relación)
Por un lado va a ubicar como la época ofrece distintas maneras de suturar el malestar vía
objeto del mercado, es decir, respuestas inmediatas para resolver el padecimiento, lo que
implica un cortocircuito con el saber del inconsciente. Es decir, objetos que obturan la
posibilidad de preguntarse acerca de aquellos que nos hace sufrir.
En este sentido va a ubicar el incremento del aspecto represivo de esta época como
consecuencia del no querer saber. Como efecto de intentar obturar ese vacío de existir
con respuestas Rappi (? al malestar.
Este autor va a destacar algo que para el psicoanálisis es esencial: la responsabilidad del
sujeto respecto al propio saber inconsciente y a las propias condiciones de goce. La
relación del sujeto a su deseo y a su goce.
Va a recordar como Lacan en televisión, habla de la tristeza y depresión como cobardía
moral, en el sentido de una renuncia del sujeto que cede en su deseo frente al goce con la
consecuencia del efecto represivo, el desinterés por las cosas del mundo.

La hipótesis más fuerte de este texto es que el no querer saber respecto al propio
inconsciente tiene el precio del afecto represivo.

Cuál es la apuesta del psicoanálisis?


Pasar de la queja y del afecto depresivo a la dignidad del síntoma que abre la pregunta
sobre la causa y sobre la satisfacción, lo que siempre conlleva un relanzamiento del
deseo y una vivificación.

Acá termina el texto


Se le ocurrió sumar una breve viñeta clínica para sumar a esto que venimos trabajando.
Es un sujeto que va a ubicar en el análisis a su adicción al tóxico como un modo de irse.
Este irse vía el tóxico se va a develar a lo largo de las entrevistas como la reiteración de
un acontecimiento traumático. El momento en el que luego de irse sin despedirse de su
madre, ella que estaba con una enfermedad terminal falleció.
Este sujeto pudo ir cediendo en el consumo, al irse realizando la elaboración del duelo por
la muerte de su madre y al empezar a tener otra relación con su saber inconsciente

13

Texto: La Psicosis ordinaria y las otras bajo transferencia- Aromí, A. y Esqué, J.


Dos psicoanalistas españoles pertenecientes a la Asociación Mundial de PSA. Quienes
redactaron este texto para el 11avo Congreso de esta asociación en Barcelona en abril de
2018.
La Psicosis ordinaria es un término que inventó Jaques Allan Miller en 1998 y un poco más
de 20 años después se realiza este Congreso para poner a prueba en qué estábamos los
psicoanalistas respecto de los casos actuales y revisando nuestros conceptos en función
de las presentaciones que llegan a las consultas.
Me interesa remarcar del título la cuestión de la Transferencia. Vamos a trabajar las Psicosis
ordinarias y las otras, las extraordinarias, pero bajo el paraguas de la Transferencia. Esta
cuestión me parece fundamental, porque para hacer un Dx es necesario hacerlo bajo
Transferencia. Construimos una hipótesis diagnóstica desde allí.
Eric Laurent en un texto que se llama Los inclasificables, él ubica a la transferencia como
un instrumento epistemológico. Definición que viene a la mano para pensar la práctica y el
Dx porque nos permite obtener un saldo de saber pero que va más allá de la clasificación.
Permite ubicar lo singular e inclasificable de cada quien. Al ser bajo transferencia un Dx
requiere de la presencia del analista, del practicante del PSA.
En este texto Aromí, A. y Esqué, J. realizan un recorrido ubicando lo más relevante,
resaltando los distintos momentos de Lacan, cómo pensó la clínica de la psicosis, cómo era
el campo conceptual en cada momento y cómo derivaba en la incidencia de la práctica, qué
posición del analista al respecto.
Dicen que la Clínica estructural (estudiada en el Seminario 3 y Cuestión preliminar) es un
momento en donde los casos se diferenciaban en dos campos diferentes sin dificultad,
Neurosis, por un lado, Psicosis por el otro, Perversión también. Teniendo en cuenta la
presencia o la ausencia del significante del NP en el lugar del Otro. Divisoria de aguas. Con
una primacía de lo simbólico que le daba al significante toda su potencia para oficiar de
quien ordena y diferencia la estructura, el significante. Una Clínica del significante, clínica
del primer Lacan estructuralista binario discontinuado que ordeno el campo analítico de
Freud, Lacan hace un retorno, relectura y amplia nuestro bagaje, nuestro campo.
Miller también amplía, continúa formalizando este campo, un poco se trata de estar los
psicoanalistas a la altura de la época respecto de cómo se presenta lo vivo, lo real, en la
experiencia analítica.
En este camino hacia lo real que Lacan recorre en su formalización y teorización hay un
hilo conductor. No pasa de la clínica estructural a la clínica nodal así nomás. Sino que se
topa con diferentes problemas para leer y pensar los casos. Ubica un goce que no se deja
significantizar ni negativizar por la cuestión fálica, y el PSA tiene que soltarle la mano al
Padre como único operador, sino que se amplía esta cuestión de cómo hacerle frente a lo
real, pero con otros operadores que no son solo el NP.
Entonces el goce, la dificultad para que se inscriba la significación fálica, la cuestión del NP
que pierde su exclusividad, y el tratamiento del goce. En cómo cada quien trata el goce.
Qué modalidad particular tiene un sujeto de tratar eso. Lo simbólico ya no va a incidir sobre
lo imaginario y lo real, no va a tener esa primacía sobre los otros dos registros.
En esta época estructuralista Lacan habla de la forclusion del significante del NP. En su
última enseñanza despliega conceptos respecto del fantasma, del objeto a, y como va
pensando el goce en sus distintos momentos, va a ubicar forclusión del significante la
mujer para todo ser hablante, no es forclusión restringida nada más sólo al NP.
Ubicará a cada uno su forclusión. Cada uno inventará una manera de arreglársela con eso,
con el no hay relación sexual. Lacan tiene una ironía donde refiere que todo el mundo es
loco, delirante, no todos psicóticos, sino que todos nuestros discursos son una defensa
contra lo real. Esa defensa tiene una manera peculiar de presentarse en cada uno de
nosotros. La Singularidad es la brújula para orientarnos en las respuestas sintomáticas que
se presentan en nuestras consultas. Se abre todo un campo muy amplio de las distintas
respuestas sintomáticas frente a lo real. Esto no nos exime en tratar de precisar si es una
neurosis o una psicosis. Pero también atendiendo a esos arreglos particulares. Que cada
uno se procura para arreglárselas con el no hay relación, con la forclusión del significante
de la mujer, con el ser parlante, con estar atravesados por el lenguaje que nos habla y
somos hablados y tiene carácter traumático. Tenemos que inventarnos un modo de
arreglarnos con cómo nos afecta el lenguaje.
Llegamos a la Clínica del Sínthome, que no se opone, sino que en todo caso entra en
tensión la clínica estructural con la clínica nodal, sostener esa tensión para que la
investigación sea más fructífera.
Volviendo al instrumento decimos que la singularidad de las invenciones va a llamar a una
clínica instrumental más flexible, más acorde a las presentaciones actuales. Lo permite el
estudio que Lacan hace cuando lee a Joyce, escribe el seminario 23. Plasma nuevo campo
conceptual que lo llama el Sinthome, se pone en primer plano el goce, el tratamiento
sintomático singular de ello, que abre una perspectiva clínica muy amplia.
Las psicosis ordinarias son psicosis, no son una nueva categoría clínica, dice Miller, se
presentaron como en una zona de sombra borrosa, difíciles de precisar, acompañadas por
todas estas lecturas que hace Lacan de la declinación del NP, la ascensión del objeto al
cenit de la civilización, y un aumento de casos que empiezan a interrogarnos, que no se
encontraban los elementos precisos para poder concluir si era una neurosis o una psicosis,
caso raros que no entraban ni en una ni en otra categoría, en esa clínica binaria, en esa
clínica estructural ¿Cómo fueron considerados por la orientación de Miller, orientación
Lacaniana? En principio como Los inclasificables de la clínica PSA, hay todo un seminario
al respecto, que son conversaciones sobre casuística, son casos que no cierran, que nos
interrogan, nos interpelan.
Miller las nombra psicosis ordinarias abriendo todo un campo de investigación al respecto,
no es una nueva categoría clínica, sino un aparato epistémico suplementario no se deja
circunscribir de entrada a la psicosis ordinaria, son casos que no entran en neurosis, se
disfrazan de neurosis, pero de algún modo resuelven su defensa contra lo real.
En las psicosis extraordinarias, como Caso Schreber, es una psicosis extraordinaria, florida,
con un desencadenamiento muy preciso, coyuntura dramática muy precisa, en sus
memorias nos muestra como resuelve ese agujero, lo hace de una manera delirante, con
una metáfora delirante.
Mientras en la Psicosis ordinaria las modalidades de reparación son muy variadas, se
multiplican y se diversifican, hay un sin fin de rarezas, pequeñas invenciones, que tienen la
marca de la singularidad vamos a tratar de pesquisarla. Tienen como una característica las
psicosis ordinaria que estas soluciones singulares que se procuran esos sujetos son una
autorreparación, que impide un estallido, un desencadenamiento, algo un poco más
ruidoso.
Vamos a tratar de ubicar enganches-desenganches que ese sujeto trae a la consulta, como
lo afecta en su vida, con relación al otro, a su propio cuerpo y a su subjetividad, no son
pequeños focos forclusivos, no son extraordinarios ni explosivos, son difíciles de reconocer
por el sujeto mismo y su entorno, son signos discretos, muy sutiles, son detalles que se
localizan como tales bajo transferencia.
Lacan plantea que el desencadenamiento en la clínica estructural es un efecto de lo que él
nombra como Un Padre. Donde aparece la oposición simbólica para el sujeto y esto provoca
un desencadenamiento del significante en lo real, mientras que estos neo
desencadenamientos, son aquellos que se localizan a partir de algunos puntos de fuga,
pequeños desenganches del otro y lo que provocan es una deslocalización del goce, este
desencadenamiento (Dice Miller) neo o franco, resulta crucial como índice del agujero
forclusivo que caracteriza a toda la psicosis.
Miller propone 3 externalidades: social, corporal y subjetiva. ¿Qué se busca captar en la
psicosis ordinaria, qué orientación tenemos para no desbrujularnos en nuestra práctica? Es
lo que Lacan llama poder pesquisarle el desorden provocado en la juntura más íntima del
sentimiento de la vida del sujeto, ese desorden es el verdadero índice diagnóstico y que
afecta el sentimiento de la vida en tanto no hay una inscripción de la significación fálica.
En las psicosis desencadenada es muy evidente este desorden, está más a la vista, pero
en la psicosis ordinaria esto no es tan evidente, y lo que tenemos que hacer como analistas
es pescar esos pequeños signos discretos bajo transferencia, y se van a captar en ese
encuentro analista- sujeto que consulta.
Aromí, A. y Esqué, J. definen que es una Clínica fina, tejida de sutilezas, cuenta con una
tonalidad y una gradación, y apunta a ubicar esos efectos de forclusión.
En la primera enseñanza la presencia del analista para acompañar un trabajo en una
psicosis estaba más del lado del secretario del alienado, escuchar al que habla, tenía que
limitar esas metonimias infinitas y evitar cierto mal encuentro con el otro malo. Buscaba
pesquisar el arreglo subjetivo ante la irrupción de ese real y como armaba cada quien su
suplencia.
En la Psicosis ordinaria la cuestión es más sutil, se presenta más discretamente, bajo
trasferencia van a tratar de bordear ese agujero de saber que se sostiene en una práctica
analítica, y eso significa someter a la práctica a una determinada orientación, por eso los
analistas tenemos que estar despiertos, no podemos ser eclécticos, ni terapeutas, ni
educadores, tenemos que tener una posición clara para conducir la cura, nos permitirá
poder sostener el acto de la transferencia como acto de amor, como lo pensaba Lacan.
Porque de lo que se trata es de poder acompañar, examinar y ubicar, precisar estos puntos
forclusivos para que el sujeto pueda estar advertido y poder inventarse pequeños arreglos
para sostenerse en su cuerpo, en la relación con el otro, y en la cultura con él mismo,
sostenerse pero que no puede hacerlo si ese arreglo no cumple su función.
En el texto hablan de la grapa, de ese brochecito que le permite a alguien poder unir, anudar
real simbólico e imaginario y sostenerse en ese cuerpo. Se trata de acompañar un trabajo
que esté atento a los detalles y que nos permita ubicar esos puntos forclusivos con cada
quien para poder poner en valor las pequeñas invenciones que cada uno tiene para
arreglárselas por ser un ser parlante.

TEÓRICOS

1
Lacan sostiene que no puede ser psicoanalista quien no está metido en la subjetividad de
su época.

Sartre, a fines de la segunda guerra mundial, desarrolla una obra de teatro referid al
encierro de personajes que querían obtener su libertad. Sartre sostenía que “el infierno es
el otro” y que cada uno podría obtener su libertad prescindiendo del otro.

Lacan discute a Sartre y propone la posición contraria. Para Lacan, no hay salida sin el
otro. En relación a la psicopatología, no hay diagnóstico sin el otro. El diagnóstico no se
hace en soledad sino que supone un lazo entre el psicoanalista/psiquiatra y otro.

Pero, por otro lado, podríamos decir que el diagnóstico que uno hace podría ser el infierno
de alguien o podría ser la libertad singular de alguien. Un diagnóstico es, además de un
hecho clínico, un hecho político. Determinar lo que uno es ha sido utilizado a lo largo de la
historia para segregar a la gente. Cada vez que uno dice lo que alguien es, está
discriminando; lo está metiendo en un gran universal con ciertas características. La
realidad es que cada uno no se ajusta del todo a ese diagnóstico universal. Es aquello a
lo que llamamos “lo singular”.
Trabajamos con la orientación de una psicopatología de lo singular, es decir, de una
psicopatología del sujeto, quien tiene una perspectiva única respecto de lo universal. En
cada sujeto siempre hay algo, aunque sea mínimo, de lo incomparable, de lo que hace del
sujeto alguien único. Podríamos ligar este punto a la noción de trauma. Freud concibe al
trauma como un cuerpo extraño, y lo ejemplifica con el ingreso de una bala al cuerpo. Hay
que extraer, extirpar ese cuerpo extraño. Pero, a veces, ese cuerpo extraño no se puede
extraer e incluso no conviene extirparlo. También puede ocurrir que no conviene extraerlo,
por ejemplo, cuando uno recibe un transplante de órgano. Freud considera al trauma en
este segundo sentido, como un cuerpo extraño que no se puede extraer. Para Freud, el
trauma supone un exceso de energía que no ha podido ser descargado ni
asociativamente ni motrizmente (por el cuerpo).

Cuando Freud dice que no se pudo descargar asociativamente, esto significa que no ha
podido ser traducido en términos simbólicos, no ha tenido una palabra que lo nombre. En
el análisis, si bien uno puede decir “mi trauma es tal cosa” y lo está nombrando, hay algo
del trauma que no se deja nombrar.

Freud no piensa que tener un trauma sea una contingencia. Todo el mundo está
traumatizado. Lo que es contingente, en todo caso, es cómo fue traumatizado cada uno.
Por ejemplo, el caso de los traumas de guerra: cuando explota una bomba en la trinchera
es el mismo acontecimiento para todos los soldados presentes y, sin embargo, no todos
salen con el mismo trauma.

La vivencia actual de la pandemia del coronavirus tiene un aspecto traumático. Todos


estamos frente a un cuerpo extraño, en términos freudianos, tan extraño para el cuerpo
como para la ciencia, que todavía no sabe cómo abordarlo. Todos los científicos están
trabajando para encontrar si ese cuerpo extraño responde a alguna ley que permita crear
la vacuna. En efecto, frente a ese trauma todos sentimos que es extraño para todos por
igual; es tan extraño para mí como para cualquier ser humano, sin importar sus
condiciones económicas, de salud, etc.

Sin embargo, para cada uno de nosotros esto es vivido de manera singular, diferente, al
menos mínimamente. Hay maneras singulares de ser una ola del mismo mar, de ser hojas
del mismo árbol.

2
Hoy abordaremos el tema del surgimiento de la Psicopatología. Les voy a proponer un
subtítulo: “el truco analítico”. Esta idea proviene de una frase de Lacan del Sem 20 (1972).
Es un seminario especial ya que se considera el comienzo de la última enseñanza. En
ese seminario Lacan dice “el truco analítico no será matemático”.

¿Qué es el truco? El diccionario lo define como un procedimiento ingenioso para obtener


algo. También lo define como una trampa astuta para obtener un beneficio. En 1972,
Lacan nos explica que el psicoanálisis cuenta con un truco, pero ese truco ya no será el
matemático. Es por eso que el discurso analítico se separa del discurso científico, que se
apoya en el discurso matemático.
Freud intentó hasta su último respiro que el Psicoanálisis sea reconocido por la ciencia y
tratado como una ciencia. A mí me gusta pensar que el psicoanálisis es un hijo ilegítimo
de la ciencia. Quiero decir que el Psicoanálisis nace, crece y desarrolla en el marco del
discurso científico moderno, que Freud siempre quiso ser parte de la familia de la ciencia,
y fue la ciencia la que no lo reconoció como tal, la que no lo incluyó en su familia.

¿Cómo llegamos de Freud a Lacan? ¿Cómo llegamos a decir en 1972 que el discurso
analítico se diferencia del discurso científico? Vamos a recorrer este trayecto en nuestras
actividades de esta semana.

Empezamos con la historia de la locura. Historia que entendemos desde que el hombre es
hombre, y ubicamos que hay algo incognoscible, algo discordante que escapa al orden
establecido –sea el que sea-. Y vamos a cruzar la historia de la locura con la historia de la
psiquiatría. La historia de la psiquiatría es un modo de responder, uno de los tratamientos
posibles para la locura.

¿Cómo empieza la historia de la psiquiatría? En 1790, Pinel tuvo la iniciativa de sacar a


los locos de las cárceles, donde se los encerraba junto a los delincuentes. Se lo conoce
como aquel que “liberó a los locos de sus cadenas”. Pinel lleva a los locos al plano del
discurso médico, los saca de las cárceles y los lleva al hospital, que en aquel momento se
llamaba asilo de los alienados, porque a la locura se la llamaba “alienación”.

En la historia de la psiquiatría, algunos autores como Bergerié y Lanteri-Laura proponen


llamarla la historia de la clínica psiquiátrica. Clínica proviene de “cama por cama” porque a
partir de que se introduce un tratamiento posible a la locura desde la psiquiatría, se
empieza a ver cama por cama a los enfermos alienados.

En la historia de la clínica psiquiátrica vamos a subrayar un momento, en el año 1913,


donde situamos el surgimiento simbólico de la historia de la psicopatología.

La historia para nosotros no es un aglomerado de nombres y fechas, no nos interesa que


los estudien de memoria. Los invitamos a hacer una directriz, donde haremos
escanciones o cortes, esos cortes son obstáculos que producen un movimiento o una
transformación que se plasma en un momento siguiente. Ese momento siguiente va a
incluir restos del movimiento anterior, que es retroactivo. Veremos si en cada movimiento
subsiguiente se resolvió o no el obstáculo que produjo el movimiento. Por eso para
nosotros la historia no lineal, nunca está acabada. Para nosotros la historia es dialéctica y
retroactiva. No es una única historia objetiva. La historia son versiones, recortes, que van
a estar determinados por la perspectiva desde la cual se la ve.

Nos interesa que puedan ver la lógica de cada momento, entender el entramado que se
produce en cada momento, que reconozcan quienes son los protagonistas de cada
momento, que veamos los conceptos que surgen y los obstáculos que se les presentan.
Pero como estamos en psicopatología nos va a interesar qué entidades clínicas aparecen
en cada uno de los momentos. Vamos a ver la alienación mental, las enfermedades
mentales, los trastornos, sufrimientos, distintas maneras de nombrar nuestro objeto de
estudio. Este objeto de estudio no es algo objetivo, natural e inerme sino una construcción
permanente que está determinada por el discurso de cada momento.
El momento del surgimiento de la psicopatología se da cuando surge el interés por una
disciplina más teórica que práctica. La psiquiatría era una práctica médica. La
psicopatología surge con el proyecto de construir una disciplina que se diferencie de la
práctica en sí misma. 1913 es un año simbólico porque en ese momento surge el tratado
de psicopatología general de Jaspers. Este tratado tiene una gran repercusión en Europa
y entre sus colegas. Jaspers fue un gran erudito que incursiono en varias disciplinas como
filosofía, derecho, medicina y psiquiatría –les recomiendo leer su biografía-.

La psicopatología general introduce una disciplina que se quiere separar de la práctica y


divide las aguas. Por un lado queda la psiquiatría, que es la práctica médica (disciplina
empírica que busca un diagnóstico). La psiquiatría es la aplicación de la psicopatología y
se ocupa de los seres humanos individuales, del individuo singular y entero. La
psicopatología general es la disciplina que lee esa práctica psiquiátrica con sistemas
conceptuales, con presupuestos teóricos. Lo que se tiene en cuenta es la patología en
relación a la estructura de lo normalidad (normalidad-patología). Ahí aparece Villar, un
médico que introduce la idea de que la estructura patológica es la misma que la normal,
salvo por un trastorno cuantatitativo, es decir, lo patológico son excesos y defectos. Por
eso surgen ramas de la medicina como la fisiología, fisiopatología, psicología y
psicopatología. La psicopatología busca probar lo que formula rigiéndose por las
exigencias de la ciencia: debe poder ser demostrables y transmisible, por ende, se acoge
al principio de falsedad y al principio de transmisión.

La ciencia apunta a leer la naturaleza en caracteres matemáticos. Lo matemático lleva a


la reducción, y allí reside el potencial interno de la ciencia. La matemática nos permite leer
el objeto de estudio de la investigación científica.

Estamos en los tiempos de Freud, Jaspers y Janet. A partir de la descripción de los


síntomas, no alcanza con clasificar las enfermedades y buscar la causa (hipótesis
etiológicas). Este movimiento de psiquiatras intentar buscar hipótesis psicopatológicas, es
decir, presupuestos teóricos que permitan abordar y explicar las causas (no sólo
localizarlas).

Dentro de este movimiento, se empiezan a diferenciar. Jaspers escribe la Psicopatología


General, ubicando distintas maneras de leer los fenómenos psíquicos ordenada alrededor
de la coordenada de lo comprensible e incomprensible. Piensa que hay fenómenos
psíquicos que tienen un sentido comprensible, por ej., los celos de una amada engañada
(los celos nos permiten comprender lo engañado, es un sentido que se genera a sí
mismo). Pero también encuentra fenómenos psíquicos que son incomprensibles, por ej.,
la voz de un alucinado o el delirio de un psicótico, que no tienen ningún sentido. Estos
fenómenos están relacionados con la psicosis y sigue pensando que sus causas son
orgánicas, pero intentará explicarlos mediante su psicopatología.

Por otra parte, Freud escribe la Psicopatología de la vida cotidiana. Freud plantea otra
lógica. Reconoce que hay fenómenos psíquicos que tienen un sentido pero, a diferencia
de Jaspers, piensa que esos sentidos no son comprensibles sino descifrables. ¿Por qué
son descifrables? Porque son inconscientes. ¿Y por qué son inconscientes? Porque se
han reprimido. Y se han reprimido porque la causa de esos sentidos es sexual. Es una
psicopatología que busca leer la clínica en el detalle singular del lenguaje. Ahí Freud
encontrará sueños, lapsus, chistes, equívocos y olvidos de palabras.
Más allá de estas diferencias, Freud y Jaspers son parte de un mismo movimiento que
quiere instaurar una práctica en las exigencias de la ciencia. Esas exigencias científicas
encuentran soporte en la formalización matemática.

A lo largo de la cursada, además de ver las reglas generales y las formulaciones


matemáticas, además de probar la efectividad de nuestras intervenciones, vamos a ver en
cada caso lo que tiene de único, lo que tiene de singular, inclasificable. Vamos a estar
atravesados por una tensión entre los conceptos generales y lo singular.

3
Hoy vamos a retomar algo del primer video de Fabián Naparstek (TEO), siguiendo la línea
de Gabriel Racki (CET) en el texto sobre mycoplasma laboratorium.

Para pensar una psicopatología que esté a la altura de las circunstancias, que esté a la
altura de la época, tomaremos dos textos. Uno es el Ruiseñor de Lacan de Miller, que es
un pensador francés y contemporáneo, estrechamente relacionado con la enseñanza de
Lacan. Otro es mi texto (Mazzoni), llamado el diagnóstico en singular.

Es importante aclararles que hacer un diagnóstico equivale a una toma de posición.


Muchas veces se realizan diagnósticos que son segregativos con respecto a la persona
diagnosticada. Por eso, el diagnóstico tiene una posición ética y una posición política. Por
eso es muy importante saber dónde nos paramos para pensar cómo vamos a hacer el
diagnóstico, porque esto también va a estar en relación a cómo pensamos la cura. Es
importante saber realizar un diagnóstico.

A través de las distintas épocas, podemos observar distintas formas de hacer


diagnósticos. ¿Cuál es la particularidad del diagnóstico de orientación lacaniana y esto del
diagnóstico que nos permite estar a la altura de la época? Desde la psicopatología, vamos
a pensar en hacer un diagnóstico en singular. ¿Qué significa esto? El diagnóstico
introduce a un individuo en un universal con ciertas características, pero cada individuo no
se ajusta a ese diagnóstico universal porque existe lo singularidad de cada quién. Esta es
nuestra orientación, vamos a hacer un diagnóstico que se oriente por lo singular. Si bien
no vamos a dejar de lado lo universal, el diagnóstico va a estar dado por la singularidad.

En cada sujeto siempre hay algo que lo hace incomparable a otro sujeto. Es decir que, si
bien una parte puede entrar en el campo de lo universal y ser un ejemplo de ese
universal, hay un punto en cada quién de incomparable, imposible de comparar con otro
sujeto. ¿Qué es ese incomparable de cada sujeto y cómo es que el psicoanálisis se
orienta por ello? Naparstek también explica en el primer video que esta orientación tendría
que ser por lo real. ¿Qué significa esto?

Vamos a empezar de a poco con esto, tengan paciencia. Pensemos en este real. Si bien
Freud no habla de real, simbólico e imaginario, que son conceptos de Lacan,
orientaciones para releer la enseñanza de Freud, podemos encontrar un antecedente de
esto real en lo que Freud plantea del síntoma. Freud advierte tempranamente que el
síntoma no es sólo sentido sino que tiene un punto pulsional, esto es lo singular del
síntoma, es ese modo de satisfacción paradojal que Freud encuentra en el síntoma. En
general, psiquiatría ve al síntoma como padecimiento, mientras que Freud, que
interlocutaba mucho esto, dice que en el síntoma hay una satisfacción paradojal; no es
una satisfacción que lleva al bien (ej: un sujeto va al análisis y dice siempre me pasa lo
mismo, repito lo mismo, aunque esto me haga mal; algo muy habitual en toxicomanías).
Esta idea de que la satisfacción no va del lado de bien marcó un antes y un después, es
un descubrimiento freudiano. Podríamos pensar que en el síntoma no es todo sentido sino
que hay una cara pulsional, una cara de satisfacción que hace que se repita una y otra
vez lo que nos hace mal, es un antecedente de lo que Lacan va a llamar lo real.

A Lacan le lleva un tiempo definir lo real, tal como lo piensa a partir del seminario 11, pero
podemos encontrar antecedentes interesantes en los seminarios, como en el sueño de
Irma, y también en los teóricos de Naparstek. En el seminario 3 observamos una
interesante frase de Lacan, que dice que lo real es aquello que no entra en la trama de lo
simbólico y lo imaginario, es decir, que queda fuera de sentido. Hay algo de lo real que
escapa a esa trama y que podríamos llamar singular. Pulsión, real de este modo definido,
apuntan a esa característica singular del modo de satisfacción de cada quien, que no
entraría en un diagnóstico que sólo tome lo universal de la clase.

Por esta razón, tomando como base el texto de Miller, el Ruiseñor de Lacan, haremos un
recorrido por la singular respuesta que propone el psicoanális como salida de la forma
actual de diagnóstico universal. En este texto, Miller afirma que en la enseñanza hay una
parte que se trata de la repetición, que es absolutamente necesaria, se sostiene en el
modo de transmisión y que no hay que descartarla ni despreciarla, repitiendo lo que ya
está escrito. Pero también remarca que hay otra forma de enseñanza que él denomina “la
investigación”. La investigación es la búsqueda de lo nuevo, de algo diferente. A esta
vertiente de la enseñanza la define del lado de lo singular.
Entonces tenemos de un lado, la enseñanza que es la repetición necesaria para saber a
dónde llegaron estos autores, pero por otra parte, la enseñanza que sería lo singular, la
investigación, lo nuevo. Por un lado la razón y por otro lado lo contingente, ambos
armando una trama.

Miller afirma, en comparación con esta lógica de la enseñanza como repetición y como
nuevo, toma la cuestión del diagnóstico y señala que el diagnóstico se refiere a una clase.
Hay clases diagnósticas como la parafrenia, la paranoia, la demencia precoz. Por un lado
está esa modalidad del diagnóstico universal por clases, que tiene una larga historia. El
psicoanálisis define clases como neurosis, psicosis y perversión. Estas clases no tienen
un fundamento en la naturaleza, no son especies naturales; por eso, el individuo no entra
del todo en lo universal. Sabemos que nuestras categorías como neurosis, psicosis y
perversión son artificios del lenguaje, que tienen como fundamento al lenguaje mismo.

El universal de la clase nunca está completo, nunca está completamente en un individuo.


Como individuo, puede que seamos un ejemplo de una clase de un universal, pero
siempre un ejemplo con una laguna. Esa laguna sería lo singular. El psicoanálisis no sólo
marca lo singular, sino que vamos a hacer diagnósticos desde ese lugar, desde esa
laguna, ese singular, que es lo más propio del sujeto. Naparstek habla de algo del sujeto
que es incomparable.

En nuestra cátedra planteamos una forma de diagnóstico de orientación lacaniana, que no


es por lo universal de las clases sino vía el sujeto. Para dar cuenta de esto, Miller escribe
el Ruiseñor de Lacan. Miller toma un poema de Keats, poeta romanticista quien fue muy
criticado por los ingleses y sólo valorado tras su muerto. Cuando Keats escribe la Oda al
Ruiseñor, él estaba muy enfermo a los 23 años y muy enamorado. Consciente de que se
aproximaba el fin de su vida, compara su propia mortalidad con la inmortalidad del
ruiseñor, pero no como un pájaro en particular sino como una especie.

Los ingleses criticaron cómo comparaba su propia mortalidad, la de un hombre, con la


inmortalidad de toda una especie, y no de un ruiseñor en particular. En un verso de la oda
al ruiseñor, Keats dice “y cuyo canto es el mismo que han escuchado emperadores y
bufones de otros tiempos”. Esto es muy criticado por los ingleses de la época. Borges
retoma el ruiseñor de Keats y dice que los ingleses criticaron mucho este poema porque
decían que Keats caía en un error al comparar su propia existencia con la de una especie.
Borges no comparte esta crítica y dice que el poeta, en su intención, ubica algo de
carácter intuitivo: dice que el ruiseñor de una noche es el arquetipo de todos los
ruiseñores porque es una especie natural y se diferencia de él, que no es una especie
natural.

Entonces, tal como dice Keats y como piensa Borges, el ruiseñor es el mismo porque
pertenece a una clase, a un universal. Es una especie, es natural, se maneja por instinto,
aunque sean diferentes ruiseñores los que visitaron a los emperadores, a los bufones.
Son las mismas clases, tienen las mismas características y entran del todo en un
universal.

El ruiseñor no está atravesado por el otro, por la época, por el lenguaje. El ruiseñor tiene
un instinto que hace que él sepa cuando comer, dormir, despertar, procrear. En ese
sentido el ruiseñor es el mismo para todos. Pero los que sí son distintos, porque si bien
entran en un universal tienen un punto de singularidad, son Keats, Borges y Lacan. Por
eso Miller llama “el ruiseñor de Lacan”. Es el mismo ruiseñor en tanto clase pero Lacan no
es lo mismo que Keats, ni que los bufones, ni que los emperadores.

Entonces, para que quede claro, en el texto de Miller, hace una recorrida entre el ruiseñor,
la oda al ruiseñor de Keats, Borges cuando examina las críticas de los ingleses de la
época, y luego la posición de Miller frente a esto, que cuenta que cuál es la posición de
Lacan en relación a eso universal que representa el ruiseñor. El ruiseñor es el mismo en
tanto especie, Lacan no es lo mismo que los otros hombres citados; esto es justamente la
idea de sujeto, esta disfunción es el efecto del lenguaje sobre el individuo, que lo aparta
de la especie natural, lo aparte de lo universal e introduce la dimensión singular. El sujeto
es eso que aparta al individuo de lo universal, de ser solamente un representante de algo
universal.

Miller, siguiendo la lectura de Lacan, da cuenta del modo en que cada sujeto articula su
propio inconsciente con el otro. Es decir, su máxima singularidad, cómo le dirige esa
pregunta al otro, eso es singular. Ahí es donde el psicoanálisis propone hacer
diagnóstico.

Para finalizar, podríamos pensar que las estructuras, las clases, se refieren a lo típico, a lo
que puede ser clasificable, a aquello invariante que caracteriza al sujeto, pero nada de
esto nos habla de su singularidad, excepto que pertenecen a tal o cuál grupo. Mientras
que lo típico hace mención a lo singular, y un diagnóstico en singular trata de ubicar al
sujeto en aquello que es único. Es decir, cómo ese sujeto, de manera singular, fue
traumatizado por el lenguaje. Cómo el lenguaje toca de un modo singular a cada quién.
Es ahí donde el psicoanálisis, en esa singularidad, va a producir un diagnóstico. Es un
diagnóstico que vivifica, un diagnóstico que habla de la particularidad de cada uno, de lo
singular. La famosa respuesta del psicoanálisis es caso por caso. Es en función de la
singularidad que completa la estructura que es lo universal, y esto es lo que se manifiesta
caso por caso.

En los casos clínicos, vamos a tratar de pensar casos clínicos y de pensar el diagnóstico
en relación a la singularidad. Es muy importante que ubiquemos que hacer un diagnóstico
es una posición ética, y la posición ética que nos presenta el psicoanálisis es hacer este
esfuerzo de ubicar ese singular de la clase de esa manera en que se expresa el sujeto.

les dije al
inicio de este vídeo es
muy importante que nosotros ubicamos que
hacer un diagnóstico es una es de una
posición ética sí
y la posición ética que nos presenta el
psicoanálisis es hacer este esfuerzo de
ubicar ese singular
de la clase de esa manera en que se
expresa el sujeto
esa manera singular en que se expresa el
sujeto en el campo del universal y es
solo escuchando eso singular que
proponemos hacer diagnóstico bueno
les agradezco la escucha hasta acá
espero que se han llegado hasta acá les
mando un abrazo y bueno ya que estamos y
seguiremos trabajando y nos vemos

4
Vamos a leer un libro de un médico francés, Georges Canguilhem, que escribe el libro “lo
normal y lo patológico”. Luego leeremos al psicoanalista Jacques Lacan y su artículo
“Psicoanálisis y Medicina”. Y también un filósofo coreano que se llama Byung-Chul Han
que escribe “La Sociedad de la Transparencia”.

Canguilhem es un médico y epistemólogo que en 1943 publica su tesis de doctorado en


medicina acerca de “lo normal y lo patológico”, a la que luego añade revisiones. Este libro
nos interesa porque contiene preguntas interesantes alrededor de lo normal y lo
patológico (es uno de los primeros en meterse en ese tema en el campo de la medicina).
Estas preguntas atañen a una cuestión ética. Él se pregunta: ¿quién define lo que es lo
normal y lo patológico? ¿El enfermo, el médico, la ciencia? ¿Cómo lo definen? Se
pregunta, por ejemplo, en una situación en la cual alguien no se considera enfermo, pero
su entorno sí lo considera enfermo e, incluso, lo considera peligroso para sí mismo o para
ellos mismos. Por ejemplo, piensen en el caso de un niño, donde la escuela llama y
comenta que a ese niño le está pasando algo. O una familia detecta que uno de los
miembros está raro y lo ven sufriendo, pero ese sujeto no subjetiva aún la enfermedad.

Canguilhem va a buscando distintas respuestas a estas preguntas y se da cuenta que las


respuestas dependen de cada momento y de cada cultura. Las respuestas acerca de qué
es lo normal y lo patológico son un entramado político, social y económico. Eso lo lleva a
proponernos dividir y separar las normas de lo normal. Él entiende que lo normal es un
calificativo que decanta de un conjunto de normas que hacen a la verdad en un momento
dado y para un a cultura.

Pero, a grandes rasgos, al leer todas esas respuestas, propone ordenar propone a
ordenar esas respuestas alrededor de dos grandes teorías: lo que va a llamar una teoría
dinámica y una teoría ontológica. La teoría dinámica proviene de la medicina griega; la
teoría ontológica de la medicina egipcia.

Dentro de la teoría dinámica hay muchas respuestas de distintas épocas. Él va a proponer


que hay una teoría dinámica en la que se piensa a la enfermedad como una perturbación
de la armonía, como un desequilibrio. Y entonces la terapéutica aplicada, sea cual sea,
apunta a una restitución del equilibrio, a volver a la armonía, a un reequilibrio. Tendríamos
en esa teoría equilibrio, desequilibrio y reequilibrio. El problema de esta teoría, resalta
Canguilhem, es que algunas veces ese reequilibrio se encuentra en la enfermedad
misma. La enfermedad, a veces, ya es una forma de reequilibrio. Entonces, si nosotros
intervenimos en esa forma de enfermedad que ya es, tal vez, una forma de reequilibrio o
curación, ¿qué estamos haciendo? Entonces, la teoría dinámica tiene esta definición de
enfermedad, esta definición de terapéutica y la pregunta concomitante pasa por cuando la
enfermedad ya es parte de la curación.

La teoría ontológica tiene la lógica de pensar a la enfermedad como un cuerpo extraño


que hay que extirpar. El problema de esta teoría se detecta cuando vemos que después
de extraído, ese organismo vuelve a generar el mismo cuerpo extraño. Entonces él se
pregunta: ¿es que acaso no habrá ahí un funcionamiento necesario de ese cuerpo
extraño?

En las dos teorías él subraya el problema que demuestra que entre lo normal y lo
patológico no hay un límite preciso. Entonces da un paso más y piensa en otra salida para
definir y ordenar qué es lo normal y lo patológico. Vayamos a la salida estadística,
pensemos qué es lo mejor para la mayoría, hablemos del promedio. Claro que puede ser
una variable a considerar pero también tiene un problema porque, a veces, nos
encontramos con una anomalía que no entra en el promedio, pero eso no significa que
sea una enfermedad. Incluso, a veces hay enfermedades, como las caries, que son parte
del promedio. Subraya nuevamente que es un problema distinguir qué es lo normal y qué
es lo patológico. Entonces busca otra salida, por ejemplo, por el sufrimiento. Donde hay
sufrimiento hay patología. Pero ahí encontramos otro problema. ¿Qué pasa en esas
enfermedades que empiezan con una fase silenciosa? ¿En ese caso hay o no hay
enfermedad?

¿Cuál es la conclusión de la tesis de Canguilhem? Que no hay una frontera clara y


precisa entre lo normal y lo patológico. Sólo se arriba en la clínica, es decir, en el caso por
caso. Pero teniendo en cuenta siempre que la ciencia no logra capturar a la clínica
totalmente, es decir que la clínica nunca será una ciencia exacta por más que se busque
el medio y métodos científicamente garantizados. Por eso considera que es importante
incluir en cada una de las intervenciones médicas la pregunta ética: ¿a qué responde su
acto?

Esta es una síntesis de los lineamientos del texto de Canguilhem.


Ahora vayamos al texto de Lacan. En 1966, a 3 años de la expulsión de Lacan de la
Internacional de Psicoanálisis (IPA) por poco ortodoxo y poco tradicionalista. Y después
un grupo de médicos lo invita a Lacan a una mesa redonda en el colegio de médico, es
decir que le va a hablar a los médicos. Le proponen que hable del lugar del psicoanálisis
en la medicina. Entonces Lacan acepta, va y prepara un texto para compartirles.

En este texto Lacan va a subrayar dos rasgos: va a decir que el lugar del psicoanálisis en
la medicina es marginal y extraterritorial. Es marginal porque la medicina, la ciencia,
siempre ha mantenido al psicoanálisis a distancia, en el margen de su propio campo.
Como una ayuda terapéutica pero siempre exterior a la medicina y a la ciencia. Es
extraterritorial porque los analistas también se han mantenido no del todo incluidos en el
territorio de la medicina. ¿Por qué? Por una cuestión ética.

Lacan es muy poco complaciente con los médicos al hablarles. Es casi un provocador y
los va a provocar con la pregunta ética. Además podemos anticiparnos y decir que Lacan
en esa mesa redonda, que será publicado después bajo el título “Psicoanálisis y
Medicina”. En ese libro Lacan da algunas puntas precursoras de lo que después
desarrollará, por ejemplo, en El Filósofo Hans.

Lacan es un precursor al decir estas cosas en 1966, en una época en la que no había
internet, Google ni Wikipedia. Sin embargo, vean lo que nos dice… Lacan va a afirmar
que el discurso de la ciencia se empalma con el discurso capitalista y con la lógica de
mercado, y que ese empalme produce determinados efectos.

Uno de esos efectos es el aceleramiento en el que vivimos como producto del empuje del
discurso de la ciencia empalmado al discurso capitalista. Veremos si el COVID frena un
poco ese aceleramiento. Lo verificaremos después de la pandemia. Pero podemos decir
que vivimos en un tiempo de aceleramiento. En ese tiempo de aceleramiento, la ciencia
en sus laboratorios produce determinados objetos. Lacan va subrayando en este escrito
los objetos tecnológicos que en ese momento empiezan y actualmente están muy
desarrollados. Producen objetos tecnológicos que nos abren al mundo pero también
hacen que el mundo se nos meta, que el mundo nos observa. Llama a eso una mirada
omnipresente que está todo el tiempo viéndonos a nosotros. Somos objetos nosotros de
esos objetos.

Entonces, por un lado en los laboratorios se producen esos objetos tecnológicos. Por otro
lado y de manera bastante inédita, la toxicomanía es un producto de laboratorio, en el
empalme de la ciencia con el capitalismo. Esto es fuerte e inédito. Se podía decir que la
toxicomanía era una enfermedad, que era un hecho delictivo, pero decir que es un
producto de laboratorio es una afirmación bastante fuerte y médica muy interesante para
nosotros. Dice que va en un arco desde los tranquilizantes hasta los alucinógenos. En ese
contexto, en esa marco, Lacan se pregunta: ¿a qué responde la ciencia? ¿A qué
responde el capitalismo? ¿A qué responden los médicos? Por eso les pregunta
provocador a los médicos esto. El médico, que en alguna época fue ese que se vestía de
autoridad y prestigio. A dónde ha quedado, se pregunta Lacan en 1966, ese lugar del
médico en la ciencia y en la sociedad. Entonces les pregunta: ¿acaso el médico hoy no es
un empleado del sistema de salud, de la empresa de salud? ¿Acaso el médico no
responde a la lógica de mercado con su acto? ¿Acaso no es un simple distribuidor de los
objetos que se producen en la ciencia? ¿No es un estandarizador del sujeto? ¿A qué
responde el médico con su acto? Y agrega: en el mejor de los casos, responde a la
demanda del enfermo, a la demanda de curación. Pero desconociendo algo que el
psicoanálisis ha considerado fundamental.

¿Qué es lo que el psicoanálisis ha considerado fundamental en su lectura clínica? Que la


demanda no necesariamente se corresponde con el deseo, no necesariamente encaja
con el deseo. Que la demanda de curación no necesariamente es lo que se desea. Que
hay una diferencia entre la demanda y el deseo. ¿No les ha pasado que algún familiar,
algún amigo, les ha pedido algo con insistencia, se lo dan, y ahí se dan cuenta ustedes y
el amigo que no era eso, que no era complacer la demanda la que se estaba buscando,
que hay otra cosa en relación a una demanda, que vamos a ir llamando deseo. Pone un
pequeño recorte clínico: dice que lo viene a ver un joven que está deprimido hace muchos
años, y le pide por favor a Lacan que lo atienda. Lacan lo atiende, lo escucha y después
de esa primera sesión lo cita a las 48 hs. Ahí ese joven deprimido le responde: “no, no,
tan pronto no”. Ahí Lacan muestra como la demanda no significa necesariamente la
dimensión del deseo.

Pero además el Psicoanálisis incluye otra dimensión a considerar: la dimensión del goce.
Demanda, deseo y goce. Ese goce lo vamos a ir viendo durante los siguientes
encuentros. Pero ya podemos extraer de este texto algunas líneas. Lacan va a decir: “el
goce es algo difícil de aprender, difícil de explicar, es algo que se siente, se experimenta
en el cuerpo, es algo del orden de una satisfacción, pero un poco loca porque va más allá
del principio del placer. Es una satisfacción que Freud nombró en ese sentido como
paradójica”.

Entonces, para el psicoanálisis nuestra lectura tiene estos distintos niveles. Considera la
demanda pero a la luz del deseo y de esa diferencia que es el deseo, e incluye el plano
del goce. Entonces, ¿a qué responde nuestro acto? Responde a una consideración del
sujeto, que tiene distintos planos de análisis.

Vayamos a Byung-Chul Han y la sociedad de la transparencia.

El título nos invita a pensar que vivimos en una sociedad que apunta a una transparencia,
a que seamos todos transparentes, a que seamos todos iguales y transparentes, a que
todo esté a la luz de todos. A una sociedad hiper-visibilizada, a una sociedad donde esté
todo expuesto. La llama “la sociedad de la exposición”. En donde no hayan cosas
veladas, íntimas, secretas, en donde lo velado, íntimo, secreto está desvalorizado. Pero lo
que hace es preguntarse a qué responde ese ideal de transparencia (es la pregunta
ética).

Hay una experiencia de científicos japoneses de la rana transparente. En esta experiencia


los científicos, a través de mutuaciones genética, consiguen hacer transparente la piel de
la rana, al servicio de conocerla, investigarla, a un ideal de cientificidad que seguramente
es menos cruel que cuando los jóvenes tenían que llevar una rana muerta para
investigarla en el laboratorio del colegio. Pero, de todas maneras, mutar la piel de la rana
hasta hacerla transparente merece la pregunta de hasta dónde llegar, hasta qué límite.

Volviendo para atrás, Han se pregunta: ¿A qué apunta ese ideal de transparencia? Lo
responde de esta manera: hay una paradoja que nos lleva a lo siguiente. Google, internet,
el ciberespacio, nos lleva a la máxima libertad. Podemos llegar a donde queremos y saber
todo lo que queramos. ¿Pero acaso eso no tiene como reverso un control social, una
coacción social? ¿No estamos todos sometidos a una mirada omnipresente como dijo
Lacan 1966? ¿No estamos todos bajo un panóptico digital? ¿No somos todos clientes
transparentes de este mercado digital? No sé si les pasó alguna vez que se les rompe
algo en la casa, o algo de ustedes, y empiezan a hablar con un familiar acerca de que
quieren comprar uno y, de repente, les empiezan a llover ofertas de eso que estaban
pensando en comprar.

Entonces, Han se pregunta cuál es el reverso de ese ideal de transparencia. Tomemos la


toxicomanía que subrayó Lacan en 1966. ¿Acaso la toxicomanía no es una afección
obsena, en el sentido de sin escena, sin velos, descarnada, desvestida, no es acaso una
afección que nos muestra un goce transparente, un núcleo tóxico del goce?

Para terminar. Para nosotros no hay clínica sin ética. Y esa ética se corresponde con
cada época. Es importante que tengamos un entendimiento acerca de las coordenadas de
la época, que estemos a la altura de la época, pero que no nos subordinemos a ella, que
no nos sometamos a ella. En ese juego estamos en la clínica todo el tiempo.

5
Hoy vamos a articular los tres tiempos en la obra de Freud para hacer un ordenamiento
didáctico (cualquiera podría armar un ordenamiento diferente, eso depende de los ejes
que uno vaya tomando). Estos tres tiempos nos permiten pensar tres momentos
diferentes en la obra de Freud, de diferentes modos de ordenar la nosografía para Freud,
diferentes estructuras subjetivas.

Voy a nombrar algunas cuestiones de estos tres tiempos. Ustedes cuentan con un teórico
desgravado en la plataforma, así que lo pueden leer y tiene un poco más de extensión.

Estos tres tiempos en la obra de Freud están divididos por dos momentos. Uno es 1900 y
otro es 1920. Freud ubica el comienzo del psicoanálisis en 1900 (si bien ya venía antes
con elaboraciones importantes del psicoanálisis). 1920 también es un momento bisagra,
que divide su obra a partir de nuevos descubrimientos.

Me centraré en dos conceptos: el trauma y el síntoma.

En la obra de Freud hay una primera idea de trauma, ligada a su teoría energética del
aparato psíquico, que el extrae de la termodinámica. Freud piensa que la energía se
desplaza por los cuerpos y además se transforma (ej: como la electricidad que llega por
un cableado de un lugar a otro) (ej 2: la energía eléctrica se transforma en energía
calórica cuando uno enchufa una estufa). Freud utiliza esa idea para pensar la energía
que se desplaza en el aparato psíquico. En el aparato hay huellas mnémicas por donde
se va desplazando la energía o afecto, de una huella mnémica a otra huella mnémica, y
se transforma (ej: plantea que la neurosis de angustia es la transformación de la energía
sexual que se transforma y se manifiesta en angustia).

La idea del trauma es concomitante con esta noción de desplazamiento y transformación


y la energía porque Freud parte de que el trauma es la irrupción de un cúmulo de energía
muy fuerte en el aparato, que el aparato no hay podido absorber o descargar de manera
adecuada. Freud plantea que la energía se descarga de dos maneras: una es
asociativamente y otra es motrizmente. Asociativamente quiere decir con palabras, es
decir, que uno pueda descargar esa energía hablando (de allí viene esta idea muy
extendida de que hablar hace bien porque permite descargarse). La otra opción es la
descarga motriz, es decir, con una reacción motriz del cuerpo (ej: en el caso de la energía
sexual transformada en angustia, ocurre porque eso no fue descargado motrizmente, por
ejemplo, en un acto sexual).

Entonces, el trauma sucede cuando irrumpe una cantidad de energía que no pudo ser
descargada asociativamente ni motrizmente. Entonces Freud dice que eso permanece en
el aparato psíquico como un cuerpo extraño.

Todo esto está planteado por Freud previo al año 1900, con una idea que por ahora no es
la del inconsciente. En ese momento Freud habla de dos grupos psíquicos. Hasta 1900, el
inconsciente era definido por la vía negativa, es decir, es aquello que no es consciente.
Recién en el 1900 Freud da una definición del inconsciente a partir de una legalidad
propia. Tiene su propia regulación, sus propias leyes (compensación, desplazamiento,
contradicción, etc) que definen al inconsciente como tal. Cabe aclarar que aquello que
está en el segundo grupo psíquico, que es lo que luego va a llamarse inconsciente, tiene
una incidencia en la conducta y, por supuesto, en los síntomas del individuo. Aquel cuerpo
extraño que en el segundo grupo psíquico produce un síntoma, que es el intento de
descargar aquello que no fue descargado en el momento traumático. En aquel momento,
Freud tiene la idea de que si lográramos descargar aquello, iba a desaparecer el síntoma.
La finalidad del tratamiento es, concretamente, la de eliminar los síntomas.

Cuando planteamos los tres tiempos de Freud, armamos un cuadro de doble entrada
(BUSCAR EN EL TEÓRICO PUBLICADO) donde figuran tres ejes: uno es el fin de
análisis, otro es la técnica y otro es la teoría. Cuando decimos la teoría, es esto de lo que
hablábamos, esta noción energética que permite definir el trauma y, en consecuencia, al
síntoma en tanto tal. El eje del fin de análisis se refiere tanto a en dónde termina el
análisis como a cuál es la finalidad del análisis. Para Freud era, claramente, hacer
desaparecer el síntoma. La técnica surge a partir de la concepción teórica, era el intento
de descargar ese cuerpo extraño por un vía, que en ese momento era principalmente la
hipnosis, que le permitía acceder al segundo grupo psíquico, y desde allí poder hacer
descargar ese cuerpo extraño. Una vez descargado ese cuerpo, se suponía que
el síntoma iba a desaparecer. Subrayo que, a mi gusto, Freud era el primero en hacer
terapias breves en el mundo. En esa época hacía terapias de corta duración y muy
focalizadas en el síntoma, y con cierto éxito que hicieron que Freud se hiciera conocido,
principalmente por curar ciertas histerias que la medicina no podía curar. Pero Freud
mismo se encuentra con las limitaciones de ese tratamiento, especialmente el hecho de
que en los casos que eso tenía cierto éxito el síntoma volvía insistir, luego de un tiempo,
bajo la misma forma o “con algún disfraz psíquico”.

Entonces se produce el quiebre en el año 1900. ¿Cómo se pasa de un momento a otro?


En aquel momento a Freud le empieza a ir bien, porque encuentra una técnica que
produce efecto, empieza a tener pacientes que lo vienen a buscar, etc. Y sin embargo, él
ubica que si esa terapéutica no es duradera en el tiempo, hay algo que no funciona. Y
empieza a pensar que para que eso sea duradero hay que hacer un cambio. Aquello que
está en el segundo grupo psíquico debería pasar a la consciencia. Entonces, luego del
1900, Freud propone que la finalidad del tratamiento se divide en dos: una finalidad
científica y una práctica. La finalidad científica es hacer consciente lo inconsciente. Esto
marca un cambio muy fuerte en Freud, porque la vía de la hipnosis o la sugestión podía
causar un efecto de descarga, pero aquello que estaba en el segundo grupo psíquico no
se movía, quedaba en el mismo lugar. Uno se despertaba de la hipnosis, desconocía que
había pasado por el estado hipnótico, podía sentir una sensación corporal de descarga y
cansancio pero no sabía lo que había pasado. Entonces Freud empieza a pensar que si
no se hace consciente lo inconsciente, eso que está en el segundo grupo psíquico va a
seguir teniendo incidencia sobre el sujeto. Para esto propone una nueva técnica, que ya
no es la hipnosis. Propone la técnica de la asociación libre como intervención analítica a
la interpretación, con el objetivo de hacer consciente lo inconsciente y, finalmente, de
eliminar los síntomas.

Respecto a la teoría, en este momento surge, con todas las letras, la noción de
inconsciente con sus propias leyes. Es decir el aparato psíquico, como se observa en el
famoso “esquema del peine”, donde Freud plantea el inconsciente, el preconsciente y la
consciencia. También surge un concepto importante que es el concepto de resistencia
(así como la teoría energética surge de la termodinámica, la resistencia surge de la
mecánica). Es un concepto muy propio del dispositivo analítico y que está ligado a cuando
uno quiere mover algo de lugar. En este caso, hacer pasar de lo inconsciente a la
conciencia algo que está anidado en el inconsciente. Si yo no quiero mover eso no hay
ninguna resistencia (cuando Freud trabajaba con la hipnosis, antes del 1900, todo
quedaba en su lugar). Por ejemplo, cuando uno corre en una cinta eléctrica, uno se
mueve mucho pero está siempre en el mismo lugar. Uno se baja de ahí y hasta puede
contabilizar los kilómetros que supuestamente recorrió, pero uno se sube y se baja en el
mismo lugar. Es parecido a lo que pasaba en la hipnosis. Cuando uno se despertaba
estaba, exactamente, en el mismo lugar. La idea de Freud es que hay que mover las
cosas de lugar, que no hay que quedarse en el mismo lugar, y que eso implica una
resistencia (en mecánica esto equivale a mover un objeto, si uno lo empuja el objeto
ofrece cierta resistencia). Como todo quedaba en el mismo lugar, el síntoma retornaba al
poco tiempo. Entonces Freud propone moverlo de lugar, hacer consciente lo inconsciente.
Freud suponía también que respecto a ese cuerpo extraño, que tenía incidencia sobre el
sujeto, el sujeto puede hacerse responsable de ese cuerpo extraño y a partir de ahí poder
movilizar algo de manera diferente. También surgen en esa época el concepto de
transferencia (en la interpretación de los sueños), respecto de la técnica surgen el
concepto de interpretación y asociación libre, y respecto del fin de análisis esta división
entre hacer consciente lo inconsciente y eliminar los síntomas.

1920 es un momento central en Freud, fundamentalmente porque da un paso más, que es


lo que va a llamar “más allá del principio del placer”. Es la noción totalmente novedosa.
Esta idea se opone a la noción del hedonismo (de Aristóteles en adelante) que supone
que la satisfacción y el bien del individuo van de la mano, que me da satisfacción aquello
que es un bien para mí. Freud encuentra, a partir de un momento, que hay satisfacciones
que no tienen nada que ver con el bien del individuo. Es una satisfacción que incluso
podría hasta llevarnos a la muerte. Esto tiene el nombre de “pulsión de muerte”, es una
satisfacción que uno no puede abandonar. Uno está advertido, en muchos casos, que esa
satisfacción trae lo peor para uno y, sin embargo, no puede dejar de hacerla. Los
ejemplos más extremos son la toxicomanía, la bulimia, la anorexia. Esa satisfacción no
produce ningún bien para el individuo; el mismo está advertido de eso, a veces él mismo
dice “yo sé que si sigo haciendo esto me voy a matar” pero, sin embargo, no puede dejar
de hacerlo. Esto que Freud elabora de esta manera luego lo vamos a encontrar en Lacan
con la noción de goce. Esta noción de goce es una referencia específica a “más allá del
principio de placer” y a “pulsión de muerte”.
A partir de allí surgen una serie de conceptos novedosos. Por ejemplo, la segunda tópica:
el yo, el ello y el super-yó. Sin abandonar la primer tópica, pero desplazando el punto de
lugar. Aparece un texto que abordaremos que es “inhibición, síntoma y angustia”, donde
Freud reubica las cuestiones respecto del síntoma. Y empieza a pensar en esta época
que no es tan claro que se pueda eliminar el síntoma como una finalidad del análisis.

Eso reubica todas las cuestiones a partir de que él define al síntoma ahora como un
cuerpo extraño (aquel nombre que antes le daba al trauma ahora se lo da al síntoma
mismo), esto es como lo que ocurre cuando alguien recibe un disparo y tiene una bala
dentro del cuerpo, eso es un cuerpo extraño, y todo el organismo reacciona para
defenderse de ese cuerpo extraño; otro ejemplos es cuando uno tiene un transplante, uno
recibe un cuerpo extraño pero en este caso hay que bajar las defensas y estar
inmunodeprimido para dar lugar al cuerpo extraño. Esta idea freudiana del cuerpo extraño
y la defensa frente al cuerpo extraño es una idea y qué hacer con el cuerpo extraño es
una idea que utiliza Freud para pensar la cuestión con el síntoma. Si el síntoma es un
cuerpo extraño del cual tenemos que defendernos, hay que defenderse “hasta ahí”
porque, como el síntoma es ineliminable, entonces conviene bajar un poco la defensa
para hacerlo egosintónico. Esto es adaptarse un poco a ese cuerpo extraño y poder
convivir con él. Pero añade un dato más: no solamente es ineliminable el síntoma, sino
que es una parte del sí mismo. Es una idea totalmente novedosa: que uno se puede
definir a partir de su propio síntoma. No nos definimos tanto por nuestras potencialidades
sino por algo que en uno tropieza siempre de la misma manera. Si pudiésemos eliminar el
síntoma, en esa eliminación estaríamos perdiendo algo de lo más singular que uno tiene.
Hice referencia en un teórico a la película “El Discurso del Rey” que se trata de un
tratamiento (no psicoanalítico) que le daban a un rey que tartamudeaba al hablar, hasta
que llega el momento donde da su último discurso y quien lo acompañaba le dijo
“estuviste genial, salvo en una letra”, a lo que el rey le respondió: “es que si no hubiese
tropezado en esa letra, no hubiese sido yo mismo”. Es decir que en ese tropiezo se
encuentra algo de la singularidad, y toda la cuestión se empieza a plantear en términos de
qué hacer con ese sentido, más que en eliminarlo. En esta época de Freud se cambian
radicalmente las cosas: ya no es la gran ilusión de que los síntomas se pueden eliminar
completamente sino que lleva a la prudencia de ver cómo nos las arreglamos con esos
síntomas.

Esta división de Freud en tres tiempos sirve para orientarnos cuando leemos a Freud.
Entonces, si leemos un texto de 1919/1920 sabremos cuál es la definición de síntoma, en
qué punto está y cómo plantea las cosas Freud.

6
Soy la Dra. Rosa Wainstein, médica psiquiatra. Hoy voy a tratar de transmitirles algunas
nociones básicas sobre las clasificaciones psiquiátricas modernas DSM y CIE. Primero
quiero aclarar que voy a hablar desde un discurso médico, son clasificaciones médicas
que tienen un enfoque teórico distinto al que ustedes vienen desde el enfoque
psicoanalítico de la cátedra. Piensen que están pensando las psicopatologías desde la
singularidad. Y los criterios para generar una categoría dentro de estas clasificaciones
tienen que ver con criterios universales, que no buscan la singularidad del paciente sino
criterios que vuelvan a esa categoría homogénea diferente a otra categoría, y donde
todos los sujetos cumplan con esos mismos criterios.
Haciendo historia, les cuento que la CIE empieza a editarse en 1900 y tiene reediciones
aproximadamente cada 10 años. En la 6ta edición de 1950 aparece, por primera vez, un
capítulo para las enfermedades mentales.

En cuanto al DSM, que es el manual diagnóstico de los trastornos mentales de la


asociación psiquiátrica americana, los antecedentes que tiene este manual es en EEUU.
Los primeros datos que hay sobre clasificaciones, en realidad, tienen que ver con algunos
datos estadísticos que aparecen en los censos poblacionales (de 1840 en adelante). Para
1917 sí hay ya un intento de unificar algunos criterios diagnósticos en donde la Asociación
Psiquiátrica Americana y la Academia de Medicina de Nueva York establecen algunos
criterios y algunas categorías comunes para que el diagnóstico intrahospitalario en todo el
país guarde esos mismos criterios y esas mismas categorías. Después de la 2da Guerra
Mundial esas categorías son revisadas e interviene también la asociación de veteranos.
Generaron una nueva categorización y con esa clasificación, de nuevo, continúa todo lo
que es el sistema de salud hospitalario rigiéndose por esa nueva clasificación.

Después de la aparición de la CIE 6, en 1952, la Asociación Psiquiátrica publica el 1er


DSM. El 1er DSM y el 2do DSM, en realidad, no tienen consenso internacional. Están
influidos por la escuela vigente en ese momento en la práctica psiquátrica americana, la
escuela psicobiológica, y no llega a tener ningún consenso con las escuelas europeas,
con lo cual su uso no trasciende los EEUU.

La OMS, que era la más interesada en que se pudiera generar una clasificación aceptada
internacionalmente por todas las escuelas, consulta con algunos epidemiólogos y recibe
sugerencias para revisar estos criterios diagnósticos y poder hacer modificaciones en el
enfoque para generar un mayor consenso. Finalmente, la asociación americana toma
estas sugerencias y el DSM 3 es el primero que va a lograr ese consenso. El DSM 3 sale
recién en 1980, es el primero que consigue aceptación a nivel internacional y se empieza
a usar también como clasificación diagnóstica en Europa. Es el primero que además de
tener alguna intención estadística tiene como objetivo también llegar a ser útil para el uso
clínico en el diagnóstico y para el uso en investigación, en relación a cómo se
diagnostican pacientes y con qué criterios entran en los protocolos de investigación.

El DSM 3 es el primero que tiene una estructura categorial y multiaxial. Cuando hablamos
de categorías nos referimos a categorías homogéneas, desde los pensadores de lo
médico, con criterios claros para la inclusión de pacientes en esas categorías. Las
sugerencias tenían que ver con que fueran descripciones de los síntomas, que intentaran
no tener ninguna influencia de teorías etiológicas respecto de los trastornos, para que
justamente todas las escuelas aceptaran esas descripciones y no se jugara en esto
ningún tipo de influencia respecto de la visión sobre las etiologías de los trastornos.

A partir de ahí hubo revisiones hasta que aparece el DSM 4. Las diferencias entre unas y
otras son cambios en los criterios diagnósticos de algunos trastornos, actualizaciones e
incluso de algún trastorno nuevo. Lo más importante es que el DSM 4 respeta esa
estructura categorial-multiaxial y que el DSM produce un cambio en esto y ya empieza a
tener un enfoque dimensional, donde se empieza a hablar de espectros, y por otro lado ya
no tiene una estructura multiaxial. El DSM 5 es una clasificación que tiene tres secciones:
la sección 1 es introducción, la sección 2 son las categorías diagnósticas (lo más
importante) y también hay una sección donde hay escalas para medir distintas
sintomatologías hasta trastornos que están en estudio que aún no consiguieron suficiente
validación para entrar en la sección 2 (pero que podrían entrar en el futuro). Una segunda
clasificación de los trastornos de personalidad alternativa, que también está en
investigación. O sea que también hay cambios en cada uno de las ediciones, sobre todo
entre el DSM 4 y el DSM 5, donde va a haber muchos cambios. No me voy a referir a
todos esos cambios por una cuestión de tiempo y porque la práctica clínica actual, lo que
es el sistema de salud de la Argentina, aún requiere para el diagnóstico, tanto en las
historias clínicas como en las evaluaciones de discapacidad de las obras sociales, los
criterios diagnósticos del DSM 4 y de la CIE 10.

Les cuento brevemente cómo se desarrollaron las últimas ediciones del DSM 4 y 5. Para
actualizar cada una de las clasificaciones se forma la asociación psiquiátrica americana,
se forma un comité organizador con muchos especialistas y, a su vez, forman grupos de
trabajo por cada capítulo del DSM. En esos grupos de trabajo hay especialistas en esas
categorías diagnósticas, y esos grupos hacen revisión de todo el material científico que se
produce en los últimos años desde la edición anterior, más las críticas o señalamiento de
la última edición que durante el uso se vio que había que reformular o que no fueron
útiles. En base a toda esa información, ellos arman una nueva propuesta para ese
capítulo. Esa propuesta vuelve al comité organizador, se hacen revisiones, incluso se
desarrollan algunos estudios de campo, pruebas de campo, con los criterios
sugeridos/nuevos. Finalmente se hacen borradores, esos borradores se publican para que
también sean leídos por especialistas para que puedan opinar, criticar o sugerir. Y
después de todo ese proceso recién se llega a la edición de un manual.

Les cuento esto porque la edición de estas actualizaciones es un proceso bastante largo
que lleva años de elaboración hasta que se edita una nueva edición del DSM. Y en ese
proceso intervienen muchísimos especialistas y de muchos lugares distintos. En general,
cuando se hacen pruebas de campo son multicéntricas. No es una clasificación que se
actualice rápidamente ni por intervención de pocas personas, sino que es un proceso
bastante complejo que llevó años en cada una de las actualizaciones.

Centrándonos en lo que sería el DSM 4, les voy a contar cuáles son los 5 ejes y una
breve descripción de cada uno.

El Eje 1 es el eje de los trastornos clínicos o problemas que pueden ser objeto de
atención clínica. Estamos hablando del trastorno que trae a la consulta el paciente en ese
momento. Ese trastorno se diagnostica en el eje 1. Es el diagnóstico principal. Si hubiera
más de un trastorno en ese paciente (si el paciente presenta síntomas que cumplen
criterio para más de un trastorno), se puede hacer más de un diagnóstico, es decir, si hay
una comorbilidad. Es un diagnóstico que va a estar pensado para ese momento, es el
cuadro que presenta el paciente en ese momento. Digo esto porque es distinto a lo que
ustedes vienen viendo, es una perspectiva claramente médica. Hoy el paciente puede
consultar y tener un trastorno de ansiedad, y se diagnosticará y tratará el trastorno de
ansiedad. Ese mismo paciente puede asistir dentro de 5 años en la consulta y en ese
momento presentar un trastorno depresivo mayor. Y en ese momento se hará el
diagnóstico “trastorno depresivo mayor”. Está claro que este es un enfoque médico. Ese
diagnóstico en el eje 1 puede variar en distintos momentos. Si yo estoy diagnosticando en
el eje 1 una esquizofrenia, por supuesto que no espero que más adelante ese diagnóstico
se revierta. Por curso mismo de la enfermedad ese diagnóstico se va a mantener. En todo
caso, lo que se va a aclarar con distintos especificadores es el momento de la
enfermedad en ese transcurso longitudinal. Digamos, si está en un primer episodio, si es
un episodio posterior, si está interepisódico, si tiene o no tiene síntomas interepisódicos o
si está en un estadio terminal. Ese diagnóstico no se va a modificar sino que va a tener
especificadores distintos de acuerdo al momento de la enfermedad en que se haga esa
evaluación.

En el eje 2 tenemos los trastornos de personalidad y el retraso mental. El eje 2 está


pensando como algo que es sostenido en el tiempo. Los trastornos de personalidad tienen
rasgos sostenidos en el tiempo, que no varían con patrones de conductas. Igual está
pensado el retrasado mental que también es algo sostenido en el tiempo y que no va a
remitir ni variar de acuerdo a cómo está pensado el DSM 4, donde el retraso mental se
definía se definía por el coeficiente intelectual.

Un eje que claramente cambió en relación al DSM 5. De hecho, al no haber ejes, uno
podría pensar donde están estas patologías. Están en el cuerpo principal en esa misma
sección 2 donde están todos los trastornos. Uno puede hacer un diagnóstico de trastorno
de personalidad, aunque no haya ejes, como el trastorno principal o un diagnóstico de
otra categoría y el trastorno de personalidad si fuera pertinente porque ese paciente tiene
los dos trastornos. En el DSM 4 hay una única clasificación para los trastornos de
personalidad, mientras que en el DSM 5 hay dos clasificaciones distintas: una en la
sección 2 y una alternativa en la sección 3, que se sugiere como una posible nueva
clasificación. Retraso mental ya no es evaluado desde el coeficiente intelectual sino que
hay otras herramientas para evaluar la funcionalidad del paciente con otras escalas, y que
demostraron ser más útiles y por eso se cambió y no se sigue evaluando desde el
coeficiente intelectual. La OMS tiene una escala una escala que se llama WHODAS que
habla de la funcionalidad en distintas área y que es la que se aplica actualmente.

Eje 3. Volviendo a la evaluación multiaxial, el eje 3 es el eje de las enfermedades


médicas. Cualquier enfermedad médica que tenga el paciente hay que consignarla en el
eje 3. Y uno puede verla codificada con un código según la clasificación internacional
según la clasificación internacional de enfermedades de la ONU (CIE).

El eje 4 son los problemas psicosociales y ambientales que se contemplan 7 problemas,


desde problemas de vivienda, problemas de apoyo del grupo primario, problemas en
relación al acceso a la salud, problemas laborales, pacientes desocupados o en situación
de precariedad.

El eje 5 es una evaluación de la actividad global, que está puntuada de 0 a 100.


Considerando 100 como personas con un grado de adaptación máximo y funcionalidad en
todas sus áreas y sin síntomas. Y en el grado más bajo, el paciente más afectado por los
trastornos, con afectación de todas las áreas y síntomas que pueden implicar riesgos para
sí o para terceros. Esa evaluación de actividad global se puede hacer en el momento. Por
ejemplo, al momento del ingreso del paciente de una internación, y se podría hacer
posteriormente para puntuar la evolución. Es una escala que contempla diferentes
criterios, que no son todos homogéneos, y que por eso se dejó de usar en el DSM 5. En el
DSM 5 proponen otras escalas que mostraron mayor validez y utilidad clínica.

Además de la evaluación multiaxial, les quiero contar dónde podríamos buscar los
diagnósticos psiquiátricos que ustedes viendo hoy en día, cuando leen las escuelas
alemanas y francesas. La realidad es que las psicosis en el DSM 4 las podemos encontrar
en dos capítulos: uno es el capítulo de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Y el
otro grupo es el capítulo de los trastornos del estado de ánimo. Otra diferencia entre DSM
4 y DSM 5 es que en el DSM 5 ese capítulo está dividido y, en realidad, hay un capítulo
para los trastornos depresivos y otro capítulo para el espectro bipolar. En DSM 4 es un
solo capítulo: trastornos del estado de ánimo, e incluye tanto los trastornos depresivos
como los trastornos bipolares.

Volviendo al capítulo de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, veremos que en este


capítulo tenemos, primero, los criterios diagnósticos para esquizofrenia y los subtipos
(paranoide, desorganizado, catatónico, indiferenciado, residual) y para cada uno de ellos
los criterios diagnósticos para ese subtipo. Segundo, tenemos el grupo de otros trastornos
psicóticos. Yo les voy a nombrar que cuando veamos los criterios diagnósticos hay
muchos diagnósticos que son en relación a los criterios que no se cumplen para
esquizofrenia, porque hay una diferencia con los criterios diagnósticos de esquizofrenia.

Los criterios diagnósticos de esquizofrenia son el criterio A, el criterio B y el criterio C.

El criterio A es el más importante e indica los síntomas característicos. De estos se


pueden presentar dos o más de los siguientes: 1 ideas delirantes, 2 alucinaciones, 3
lenguaje desorganizado, 4 comportamiento catatónico o gravemente desorganizado, 5
síntomas negativos ej: aplanamiento activo, XXXX y abulia). En este grupo están estos 5
síntomas característicos en los cuales, en realidad, hay síntomas accesorios y síntomas
esenciales.

El criterio A debe cumplirse sí o sí para la esquizofrenia, pero no alcanza con éste,


también debe cumplirse el criterio B que habla de la disfunción socio-laboral. O sea, tiene
que haber una significativa caída en las funciones sociolaborales del paciente de los
niveles previos a que se presente la alteración. Esta significativa caída, esta disfunción,
nos habla del curso y, claramente, hace diferencias cuando los clásicos hablan de la
demencia precoz o de la paranoia, y que esta disfunción, esta caída en el funcionamiento
no estaría.

Después tenemos el criterio C que es el de duración. La duración desde que aparecen los
síntomas no puede ser inferior a 6 meses. El diagnóstico dice que persisten signos
continuos de la alteración durante al menos seis meses, de los cuáles un mes los
síntomas cumplen criterios A, salvo que hayan sido tratados con fármacos y eso haya
hecho que esa duración sea más breve, pero debería cumplirse un mes de criterio A, más
los que pueden haber durado los síntomas crónicos y los síntomas residuales. Entre todo
eso deben cumplirse no menos de 6 meses. Si no cumplen 6 meses va a ser
diagnosticado como otro trastorno que no sea esquizofrenia. De hecho, el trastorno
esquizofreniforme cumple con los criterios A para esquizofrenia, cumple con la disfunción
durante ese período, pero no llega a seis meses. Es entre un mes y seis meses. Y si es
menos de un mes será el trastorno psicótico breve. Hay cuadros que tienen esta aparición
que cumplen criterios A y que después remiten y que, si uno los piensa desde la
estructura, la estructura no va a cambiar y vamos a pensar en una psicosis. Ahora, si uno
los piensa desde el diagnóstico psiquiátrico médico, si no se cumplió la duración no se
hace diagnóstico de esquizofrenia. Uno puede hacer un diagnóstico de trastorno
esquizofreniforme y, efectivamente, si ese paciente luego vuelve a tener un episodio y sí
se cumplen los criterios, entonces, ahí sí pasará a ser una esquizofrenia. A veces se pone
un diagnóstico provisorio de esquizofrenia, se aclara “provisorio” porque no se cumplió el
tiempo y, en realidad, uno presume que la evolución va a ser hacia una esquizofrenia y,
efectivamente, después se pone ese diagnóstico como definitivo
Después hay criterios de exclusión. Hay cuadros similares a la esquizofrenia que en
realidad son por consumo de sustancias. El paciente cuando se desintoxica deja de
cumplir con los criterios pero puede hacer una presentación simil esquizofrenia. Hay que
excluir esos diagnósticos. También se excluyen otras patologías que son clínicas,
enfermedades que pueden hacer una presentación como una esquizofrenia y en realidad
es secundaria a una patología clínica. Estos son criterios de exclusión.

Lo otro que tenemos que señalar es que en el manual la esquizofrenia va a tener varios
subtipos, que cada uno tiene sus propios criterios diagnósticos. Entonces, además de ser
F20 (esquizofrenia), va a ser F 20.0 (si es paranoide), F.20.1 (si es desorganizado) o de
otros tipos. En cada uno de estos subtipos a lo mejor uno va a poder correlacionar con
qué subtipos de las descripciones clásicas, por ejemplo de la demencia precoz de
Kraepelin, se correspondería cada uno de estos subtipos.

El DSM 5 sacó los subtipos, dejó la esquizofrenia, con los criterios diagnósticos, pero
sacó los subtipos, de modo uno podría decir que se empobreció más la descripción o que
se simplificó más, depende para qué uso uno piense el manual. Recuerden que el DSM 5
se pensó también para atención primaria. Entonces está pensado para que se use en
lugares donde a lo mejor no hay posibilidades de que un especialista en salud mental
asista a ese paciente.

Voy a avanzar hacia los otros trastornos psicóticos. El esquizoafectivo es un trastorno


donde se cumplen los criterios APA de la esquizofrenia pero también se cumplen criterios
para un trastorno del estado de ánimo. Entonces ese paciente también cumple criterios,
por ejemplo, para un trastorno bipolar. ¿Entonces tiene una esquizofrenia y un trastorno
bipolar? NO, son excluyentes. Existe este trastorno que es el esquizoafectivo que cumple
criterios para esquizofrenia y también para un trastorno bipolar o para un episodio de
manía. Es un diagnóstico intermedio. Hay pocos pero hay pacientes que cumplen esas
características.

Después tenemos otros cuadros, por ejemplo, el trastorno delirante F-22. Este trastorno
tiene relación con lo que pensamos como paranoia. Tiene un criterio diagnóstico A donde
las ideas delirantes no son extrañas, implican situaciones que ocurren en la vida real (ser
seguido, envenenado, amado a distancia, engañado por el conyugue). Claramente este
criterio es diferente a criterio A de esquizofrenia. No está incluyendo, por ejemplo, las
alucinaciones. Aclara un criterio B nunca ha cumplido A para esquizofrenia. Hay una nota
que dice que el trastorno delirante puede presentar alucinaciones pero, en general, esas
alucinaciones están relacionadas al tema delirante y son más característicamente
alucinaciones táctiles, olfatorias. No es característico que sean alucinaciones auditivas.
Pero claramente no cumple criterios A para esquizofrenia. Después está el criterio C.
Excepto por el impacto directo de las ideas delirantes y sus ramificaciones, la actividad
psicosocial no está deteriorada de forma significativa y el comportamiento no es raro ni
extraño. Esta es la diferencia sustancial también con los criterios para esquizofrenia. Esto
sería la diferencia entre un delirio estructurado como una idea que no es extraña, como la
paranoia, de un delirio disgregado con ideas extrañas de la esquizofrenia. Fíjense que la
disfunción que nos marca el criterio de la esquizofrenia acá claramente es al contrario,
excepto por lo que puede implicar directa relación con las ideas delirantes. El
comportamiento no es extraño, no hay un deterioro significativo. Estas son diferencias
para que ustedes vayan ubicando los cuadros en relación a las descripciones clásicas.
También tiene subtipos que son erotomaníaco, de grandiosidad, el celotípico, el
persecutorio, el somática, un tipo mixto y un tipo no especificado. Acá podríamos
correlacionar con los distintos tipos, por ejemplo, delirio pasional, delirios interpretativos
dentro de los cuadros clásicos.

Si avanzamos a los trastornos del estado de ánimo me interesa decir cómo está
estructurado el DSM 4. Lo que nos va a describir son el episodio depresivo mayor, lo que
es un episodio maníaco, un episodio mixto, un episodio hipomaníaco. Para cada uno de
ellos nos va a decir qué criterios se deben cumplir para llegar al diagnóstico de episodio
depresivo o episodio maníaco. Y a su vez, de acuerdo vamos a tener distintos cuadros.
Los trastornos depresivos, que sólo tienen episodios depresivos, y los trastornos
bipolares, que van a tener que ver con la sucesión de episodio depresivos, episodio
maníaco, o episodio depresivo y episodio hipomaníaco, cada uno para el trastorno bipolar
1 o el trastorno bipolar 2. En cada uno de estos episodios hay especificadores para ver si
el episodio es leve, moderado o grave y, a su vez, si tiene síntomas psicóticos o no tiene
síntomas psicóticos. Y si tiene síntomas psicóticos, si los síntomas psicóticos son
congruentes o no con el estado de ánimo. El estado depresivo y los síntomas son
congruentes o no con ese ánimo depresivo.

Esa sería la forma de presentación de la psicosis dentro de los trastornos del estado de
ánimo en el DSM 4. Y acá vamos a correlacionarlos, en todo caso, con las psicosis
maníaco depresivas o las psicosis alternantes de los cuadros clásicos, o la melancolía en
relación a los trastornos depresivos con síntomas melancólicos, con síntomas psicóticos.
Van a ver que hay especificadores para cada uno de ellos.

Hago una aclaración más: la catatonía solamente en DSM 4 está especificada como una
variante de la esquizofrenia. En el DSM 5 está como un trastorno aparte y que se puede
ver en diferentes cuadros, no sólo en la esquizofrenia.

Otro dato que me interesa marcar es esto de cómo cada clasificación está influida por el
tiempo donde se desarrolla. Nosotros vemos todo lo que es el debate y la aparición del
género y las diferentes visiones de género en nuestra época. En el DSM ha habido
momentos donde estaba diagnosticada la homosexualidad como un trastorno, momentos
en donde con la evolución y las distintas revisiones la homosexualidad pasó a ser un
trastorno sólo si era egodistónica (no si era egosintónica). Hasta que se sacó como
trastorno del DSM. Y en el DSM 5 aparece como un trastorno la disforia de género, que
antes no existía como un trastorno. Fíjense cómo va apareciendo eso en las
actualizaciones, de acuerdo al momento histórico donde se dicta esa clasificación

Un dato importante es que esta definición como trastorno hace que algo pueda o no tener
asistencia o que esté nomenclado en calidad de trastorno va a tener implicancias de todo
tipo. Entre otras, esto de que tengan o no cobertura desde las intervenciones posibles
para la práctica, desde terapias hormonales hasta cirugías. Estas son parte de las
implicancias que tienen las categorías diagnósticas que incluye un manual.

7
TEÓRICO SEMANA 7 – Mazzoni

Este video corresponde al pathos del lenguaje.


Definición cercana a lo que vamos a desarrollar hoy🡪 pathos significa experiencia y al
mismo tiempo sufrimiento🡪 es esa experiencia del lenguaje sobre el sujeto, es decir,
como el sujeto se crea a partir del lenguaje, de esa experiencia por la que atraviesa; que
también implica cierto sufrimiento en términos de pérdida🡪 es esa pérdida del instinto
cuando uno entra al campo del lenguaje.

El sufrimiento de la experiencia del lenguaje que tiene como efecto el sujeto.

Para acompañar este video🡪 teórico de Andrea Berger🡪 ella ubica todo el desarrollo de la
parte lingüística con mucho detalle de Saussure que Lacan toma para presentar su teoría
del sujeto.

La lógica del significante y la teoría del sujeto🡪 cuando nos referimos a la lógica: ciencia
formal que estudia las inferencias (las conclusiones que se derivan a partir de ciertas
premisas) y las teorías implican sistemas lógicos.

Podríamos decir que para llegar al sujeto, Lacan hace un desarrollo entendiendo a la
lógica del significante como aquella que produce al sujeto.🡪 Este es el final de la historia🡪
vamos a tener que dar cuenta de por qué Lacan dice que el sujeto es efecto del
significante. ¿Qué quiere decir significante? ¿Qué quiere decir lenguaje? ¿De dónde los
toma? (De esto va a tratar el desarrollo del vídeo)

Voy a partir de algo que Lacan dice en el escrito “instancia de la letra” que afirma que toda
la estructura del lenguaje en el psicoanálisis se descubre en el inconsciente. Es
interesante para ordenar esta clase.

Lacan vuelve a Freud y encontramos el origen donde Lacan se toma para poder
afirmar/decir esta frase en un lingüista: Saussure (1857-1913)🡪 este autor define a la
lingüística de un modo totalmente novedoso: en ese momento estaban en la lucha entre
las Teorías Realistas y las Teorías Nominalistas🡪 Saussure va a romper con esa “pelea” y
va a introducir una lingüística totalmente moderna.

La teoría de Saussure llega a los oídos de Lacan por su amigo Lévi-Strauss🡪 había
aplicado la lingüística de Saussure al campo de la antropología; y en cierto punto, Lacan
toma la teoría de Saussure y la introduce al campo del psicoanálisis.

Lacan se toma de esto y es toda la parte de la teoría estructural de Lacan sobre el


lenguaje.

Saussure🡪 propone una lingüística como la ciencia que estudia un sistema de signos que
forman una lengua, forman un sistema🡪 es decir forman un conjunto de signos que
forman un lenguaje, que no tienen valor por sí mismos, ni por su materia, sino por su
relación con los demás.

En el teórico de Andrea hace una relación (que también la hace Saussure) con respecto a
una analogía entre lo que es el lenguaje y el juego de ajedrez. (Fijarse en el texto).

Para Saussure, el lenguaje es un sistema que se organiza por 4 pares antagónicos:

1. Lengua- habla.
2. Significante- significado.
3. Sincrónico- diacrónico.
4. Sintagma- paradigma.
Estos 4 pares antagónicos son los que constituyen el lenguaje. Habíamos dicho que
propone que la lingüística es una ciencia que estudia un sistema de signos que forman
una lengua.

Hay un primer par que constituye el lenguaje que es: lengua y habla🡪 la lengua es el
conjunto de signos lingüísticos y el habla o palabra es el acto individual de apropiación de
esa lengua.

El otro par es el que ubica el signo lingüístico con 2 caras: que son el significado que va
sobre la barra y el significante que va debajo de la barra. Esto es el signo lingüístico y
está constituido por el significado que es el concepto de la cosa y remite al significante; y
el significante que es la imagen acústica🡪 pero por “imagen acústica” no tenemos que
entender que es el sonido sino que es la huella, la marca, una representación del sonido.

Esta relación entre significado y significante es una relación que Saussure marca como
una relación absolutamente arbitraria🡪 que la silla se llame silla🡪 esa unión es totalmente
arbitraria. Lacan va a tomar esto, va a introducir una modificación en el formato del signo
y además va a extremar aun más la noción de arbitrariedad del signo.

Tenemos el tercer par antagónico que es sincronía y diacrónica🡪 y Saussure nos va a


decir🡪 desde el punto de vista sincrónico la lengua (el sistema de signos) se puede ver o
un momento dado🡪 como si fuera una foto o como un devenir, como un flujo más largo🡪
que es el diacrónico🡪 como si fuera una película.

Hay dos formas de pensar la lengua como sistema de signos como de una manera
sincrónica (como un corte en un momento dado) o de una manera diacrónica (como si
fuera un flujo a lo largo del tiempo).

El cuarto par antagónico🡪 es la que ubica como sintagma y paradigma🡪 entonces, ¿de
dónde parte Saussure? Parte del carácter lineal del significante: el significante al tener un
carácter acústico se caracteriza por necesitar un tiempo para desarrollarse y una
linealidad en el tiempo🡪 Esto representa una extensión que se mide en una dimensión
temporal. Pero esta unilinealidad que marca Saussure y que también Lacan va a decir
que no se trata tanto de una unilinealidad sino más bien de un pentagrama (que ya lo
vamos a ver)🡪 puede dividirse en dos ejes: en el eje sintagmático: por continuidad de
segmentos (un segmento se relaciona con el anterior y el posterior) y el eje paradigmático
que no es por continuidad sino que es por asociación🡪 es decir que a todos los
segmentos que podrían ocupar un lugar en ese segmento.

Este es el valor de la metáfora, es decir, ¿cuántos segmentos pueden estar en ese


mismo segmento? 🡪 Es por asociación no por continuidad en el tiempo. Es por asociación
metafórica que uno hace con otra cosa.

Esto es lo que después otros autores, Jakobson va a retomar como la metonimia que
sería el eje sintagmático y en el eje paradigmático el eje de lo que Jakobson va a llamar
metáfora.

Jakobson es también un lingüista🡪 que es también heredero de la teoría de Saussure y


que se nombra como estructuralista.

-Les propongo retomar como orientador de este video la frase: “toda estructura de
lenguaje es la que el psicoanálisis descubre en el inconsciente”.
Tomamos entonces lo que decía Saussure🡪 habla de que la lengua es un sistema de
signos, que cada elemento del lenguaje tiene un valor en relación al otro elemento, la
noción de arbitrariedad del signo para Saussure y que los elementos son elementos
diferenciales🡪 todo elemento se define de modo negativo🡪 es decir, su característica
fundamental es “ser lo que los otros no son”.

-Lacan está discutiendo en este momento con los postfreudianos y va a decir que la
estructura del lenguaje es la estructura que un análisis descubre en un inconsciente🡪
tomando como referencia lo que dicen Saussure, Jakobson, Levi-Strauss y las
modificaciones que va a introducir Lacan.

Pensar al inconsciente como una estructura es vaciarla de ser toda una sede de instintos
y de significados.

La idea de Lacan es mostrar que el lenguaje preexiste al sujeto y que es su condición. La


estructura del lenguaje🡪 estructura al sujeto y no a la inversa🡪 el sujeto no es amo del
lenguaje sino que es efecto del lenguaje.

Lacan va a tomar al signo de Saussure y lo va invertir🡪 va a ubicar el significante arriba


de la barra y el significado debajo de la barra.

Y lleva el signo al campo del psicoanálisis🡪 este cambio implica la función activa del
significante determinando al significado, su preexistencia.

Este cambio implica la primacía del significante por sobre el significado🡪 que muestra que
el significante pasa a significar cuando se combina con otro significante.

Ej: “yo te quiero” / “yo te quiero matar”. (Ejemplo en el texto de Berger)

El significante por sobre el significado indica que es de su combinatoria que se produce el


significado. El significado es consecuencia de la combinatoria del significante.

También cambia la función de la barra🡪 Lacan dice que hay una resistencia a la
significación, la barra remite a la represión y por otro lado, a la inexistencia de un sentido
propio.

Habíamos dicho que la relación que Saussure ubicaba entre significado y significante era
arbitraria🡪 Lacan extrema más esta idea🡪 dice que esta barra indicaría la inexistencia de
un sentido propio. La idea de que el significante que origina la génesis del significado
implica que el concepto de arbitrariedad señalado por Saussure es insuficiente. Así Lacan
en función a la experiencia del psicoanálisis señala que no hay sentido propio. Es decir
que la relación entre significado y significante, para Lacan, es azarosa, contingente. Esto
genera como consecuencia que el inconsciente se vacía, deja de ser sede de contenidos
y significados.

Ningún significante quiere decir algo de antemano🡪 de este modo, esta idea del
significante como huella tomado en términos de Saussure🡪 le sirve a Lacan para vaciar
de contenido al inconsciente: que no hay significados previos en el inconsciente. No es un
depósito de instintos. Si está vaciado de significados el inconsciente es un inconsciente
actual🡪 hay significantes pero sin contenido🡪 ya que para Lacan un significante solo no
significa nada🡪 está vaciado de sentido🡪 es decir que el sentido se produce en su
combinatoria con otro significante🡪 es efecto de esta combinatoria.
Entonces, la idea de pensar el inconsciente estructurado como un lenguaje es decir, el
inconsciente está constituido por significantes que no tienen un sentido previo, sino, que
son significantes solos, aislados, que solo producen significado en su combinatoria.

El inconsciente entonces se lee en los cortes del discurso, en los fallidos; es cuando el
discurso tropieza en los lapsus🡪 allí es donde aparece esa significación o sentido.

No es que está dada en algún lugar retrogrado, en alguna parte como si lo pudiéramos
materializar🡪 se produce en esa misma combinatoria y en esos cortes del discurso.

La significación se va a ir deslizando, no está presente en los significantes de una manera


anterior sino que se va deslizando entre ellos. Un significante por sí mismo no significa
nada, por eso decimos que la barra daría cuenta de la imposibilidad de que el significante
represente de un significado.

La barra da cuenta de que la significación se va a producir en esa combinatoria, además


toda significación es metafórica en el sentido de que no hay un sentido propio, único; toda
significación remite a otra significación que van encadenadas.

Hay algo que siempre se nos va a escapar, que siempre queda un resto.

Entonces entiende al inconsciente está estructurado como un lenguaje🡪 el inconsciente


se estructura como un lenguaje. Para Lacan, al invertir el signo lingüístico de Saussure🡪
va a decir que el lenguaje está constituido por significantes, armando un sistema.
Entonces, lo que va a servirle esto para el campo del psicoanálisis es para vaciar de
sentido al inconsciente, para presentar un icc actual que está constituido por significantes
que no tienen una significación previa sino que es por su combinatoria previa que
producen una significación, que no está dada de antemano.

Para el video de hoy partimos de la idea de ubicar el título🡪 el pathos del lenguaje🡪 que
ubicamos que quiere decir: la experiencia que el sujeto hace del lenguaje.

“Toda la estructura del lenguaje en el psicoanálisis se descubre en el inconsciente”.

Es un lacan estructuralista en ese momento y ubicamos que toma la teoría de Saussure🡪


teoría renovadora de la teoría lingüística. Y también ubicamos modificaciones que realizó
Jakobson que era un seguidor de Saussure.

Saussure no se nombraba como estructuralista.

El camino que seguimos en el video es tratar de ubicar que modificaciones introduce


Lacan sobre todo en la idea del signo, que es que lo invierte. Entonces, ubica una
primacía del significante sobre el significado; y la caída de esta relación biunívoca que
todavía unía al significante y al significado en la teoría de Saussure.

No hay un sentido único, para Lacan queda declarada la independencia de los dos
órdenes, entre el significante y el significado🡪 es decir la primacía de lo simbólico por
sobre lo imaginario. Es decir el significante pertenece al campo de lo simbólico y el
significado permanece al campo de lo imaginario.

Puesto que el significante es la imagen acústica del signo lingüístico pertenece al orden
simbólico porque habíamos dicho que Saussure ubicaba a la imagen acústica no como el
sonido sino como la huella/la marca🡪 y esto es lo que toma Lacan para decir: son los
significantes sin significado los que marcan el inconsciente y el significado es lo que se
produce en la combinatoria de significantes.

Mientras que el significado que es el efecto de esa combinatoria significante se localiza en


el campo de lo imaginario. Lacan en una conferencia que escribe en 1953 “lo simbólico, lo
imaginario y lo real” da dos ejemplos de esta independencia entre el significante y el
significado🡪 lo ubica en la contraseña y en el lenguaje estúpido del amor.

En la contraseña se ve algo, en la contraseña no importa para nada su significación, lo


único que importa es que por medio de ella uno pueda reconocer.

Ej: en las películas de espionaje uno tiene que decir una palabra y te abren una puerta.

Esto es lo que representa al sujeto para otros significantes.

Los significantes sueltos no significan nada y unidos engendran el efecto de significación.


Y el ejemplo de la contraseña implica esto: solo decimos un significante y nos dejan
entrar.

El lenguaje estúpido del amor también lo es; ejemplo: decirle a una persona que uno
quiere “gusanito mío” es como hacer un uso separado, es totalmente independiente de su
significación.

Ahí estamos dando cuenta, en estos dos ejemplos, de la independencia del significante y
del significado.

-Ahora vamos a ubicar cuestiones en relación al sujeto: la teoría del sujeto🡪 ¿en donde se
soportan las cadenas significantes? Se soportan en el sujeto.

El sujeto es soporte del discurso y es efecto del lenguaje.

El soporte de la cadena significante es al mismo tiempo efecto de la cadena. Esto es lo


paradójico.

El sujeto es el que soporta y el que produce la cadena misma🡪 cada significante no está
relacionado en un sentido particular como dijimos en el inconsciente sino que se produce
un sentido en relación a otro significante. Por eso Lacan no puede decir que un
significante es lo que representa a un sujeto para otro significante, cada significante es un
corte en la continuidad.

Para Saussure el signo lingüístico es el corte producido en una masa amorfa, para Lacan
el significante es lo que podemos decir: corta, viene a producir ese sufrimiento en la masa
amorfa del ser viviente. Es ese efecto que produce en el cuerpo🡪 esa pérdida de lo
instintivito y es la introducción en el campo del lenguaje.

El lenguaje, a través del significante, corta/fragmenta lo viviente del sujeto de las zonas
erógenas.

Entonces, lo que hemos presentado en relación a la teoría del sujeto, se sostiene en la


lógica el significante. Por eso podemos decir que se trata de un sujeto del significante y
que Lacan matematiza, de una manera particular, que es escribiendo una S (en
mayúscula) barrada🡪 es decir un sujeto sujetado a los significantes que lo producen. Pero
a medida que Lacan avanza en su clínica y en la transmisión de la clínica, se encuentra
con que el sujeto del significante hay que pensarlo por la incidencia del goce que se
produce en él.

En el foro🡪 muchas preguntas en cuestión del goce🡪 concepto que lo vamos a ir viendo a
lo largo del año🡪 pero voy a ubicar que ahora lo podemos pensar como una forma de
satisfacción paradojal que se encuentra en juego en el síntoma, como la descubre Freud.

Entonces, para concluir, hoy podemos decir que a esta altura, en los años 50 de Lacan🡪
la enseñanza clásica de Lacan🡪 encontramos a un sujeto definido por la lógica del
significante. No es que el sujeto domina el lenguaje sino que la idea de Lacan es que es
efecto del lenguaje🡪 que es en los interdicios entre significantes que se produce el sujeto
en su dimensión de sujeto sujetado por los significantes.

Pero tenemos también en el horizonte que acoplar la definición al sujeto en su dimensión


de goce que lo habita.

El sujeto es efecto del lenguaje como efecto de significación.

Lacan va a introducir un sujeto barrado en relación a la noción de goce que vamos a ir


viendo a lo largo del año y que habla de un sujeto que está habitado en su dimensión de
goce que en esta dimensión del sujeto como efecto del lenguaje no está tomada por
Lacan.

8
TEÓRICOS – Semana 8 – Berger

Tema: de la pulsión al goce: una noción freudiana🡪 la pulsión, al goce🡪noción lacaniana.

El título ya nos muestra el movimiento, es decir, que el goce va a hacer una lectura de la
pulsión de Freud. Estos dos términos se equiparan pero no se aplastan, no se reducen el
uno al otro.

Harari🡪no es del campo del psicoanálisis, es un escritor, profesor de historia,


contemporáneo, escribe varios libros🡪 vamos a tomar dos capítulos del libro “animales a
dioses” en ese libro hace como una lectura de la historia de la humanidad, recorta las
distintas revoluciones (cognitiva, agrícola, industrial, científica) y en ese recorrido se hace
preguntas muy interesantes y llega a puntos que empalman con lo que nosotros
queremos transmitirles en el desarrollo de la cursada.

Cuando él se pregunta ¿Cómo fue que el homosapiens ha llegado a la escala más alta de
la vida animal? Y se responde: por el misterio del lenguaje. Es decir que ubica el foco en
el lenguaje. Es el lenguaje lo que nos diferencia del resto de los animales. Un lenguaje se
hace cultura y en esa cultura también se transforma en parasito de cada uno de nosotros.
Ubica el lenguaje y el misterio del lenguaje, pero lo que sí se puede ubicar de ese misterio
es que es un lenguaje que él propone llamar “el lenguaje flexible” a diferencia de otros
lenguajes: por ejemplo: los delfines / abejas que también tienen su lenguaje. Pero
podemos entender que el lenguaje de estos animales es un lenguaje rígido que
transporta/comunica una información que no se puede alterar, que no es flexible. A
diferencia de los seres humanos que contamos con un lenguaje que es flexible, nosotros
no transportamos una información cual si fuera un programa, una información directa y
literal de uno a otro (eso es lo que no pasa en los seres humanos).

El trata de explicar esta flexibilidad en el lenguaje desde dos coordenadas:

Primera coordenada: nosotros con el lenguaje chismorreamos.

Segunda coordenada: nosotros con el lenguaje hacemos ficciones.

Chismorrear y ficciones🡪 son dos maneras de entender en qué sentido nuestro lenguaje
no es un lenguaje rígido. Eso es propio del ser humano.

Ejemplo: en una reunión decís algo que no querías decir🡪 te preguntas ¿por qué dije lo
que dije si no era mi intención de decirlo?

Nosotros ahí entendemos🡪 ¿Qué hay ahí metido en el chismorreo? 🡪 Los invito a
contestar que lo que hay en el chismorreo no es otra cosa que satisfacción que se maneja
a sí misma, que no depende de nosotros, una satisfacción que nos hizo hablar lo que no
pensábamos hablar, lo que no teníamos el cálculo de hablar y lo que no sabemos ni para
que lo hemos dicho.

Harari subraya el chismorreo como un uso muy particular y flexible del lenguaje que
escapa a los animales y sus lenguajes rígidos y nosotros podemos entender que lo que
causa a ese chismorreo no es otra cosa que la dimensión de una satisfacción loca o
paradójica con lo que Lacan llamamos, ahí hay metido algo, de lo que llamamos el goce.

Por otro lado, también dice Harari, nos parece interesante🡪 las ficciones: es decir que con
el lenguaje hacemos existir lo que no existe, nosotros hablamos de cosas que no tienen
su referencia objetiva, real, en la realidad exterior. Sin embargo, esas ficciones que
hacemos con el lenguaje tienen un efecto de verdad, tienen un efecto de creer en ella y
eso nos lleva a un efecto de verdad, tienen efecto de verdad sobre nosotros.

No solo que creemos en ella sino que porque creemos en ellas las transmitimos a otras
generaciones.

Pero podemos agregar algo mas🡪 nosotros con las ficciones, creemos en ellas, las
transmitimos y muchas veces las padecemos🡪 por lo que podemos agregar el siguiente
pensamiento: si creemos, las sostenemos, nos manejamos con ellas a pesar de que las
padecemos a veces, ¿no es que ahí hay metido algo de una satisfacción paradójica? ¿No
hay ahí algo con lo que Lacan llamamos goce?

Entonces, chismorreo y ficción nos permite pensar un uso flexible del lenguaje pero ese
uso flexible es porque es flexible a un uso de goce.

En el capitulo siguiente (que no es obligatorio para leer)🡪 Harari se pregunta: ¿por qué el
ser humano, con ese uso flexible del lenguaje, a veces va y come demás? ¿Por qué come
demás en relación a lo que necesita su organismo? El se responde con un gen…(no sé
qué palabra dice ahí min 9:47) como herencia de la época en que éramos cazadores y
recolectores.

Es interesante que Harari no menciona en ninguna parte de su libro el término pulsión de


Freud, pero es ahí donde nosotros podemos contestar: ¿por qué comemos demás a la
necesidad del organismo? Le podríamos decir eso lo respondió Freud en 1915, en su
texto: pulsiones y los destinos. Ahí está metida la pulsión. Ahí empezamos a ordenarnos
desde el psicoanálisis con otra coordenada que es la pulsión. ¿Por qué comemos demás
y no nos ajustamos a la necesidad del organismo? Porque estamos habitados por la
pulsión.

¿Qué es la pulsión para nosotros? Freud le responde a Harari esta pregunta.

Para nosotros, desde Freud, desde 1915🡪 es un concepto límite entre lo psíquico y lo
somático. Limite🡪 podríamos decir “más litoral qué punto limítrofe”, es decir, que ese
borde no es tan preciso, Freud dice, entre lo psíquico y lo somático, entre el lenguaje y el
cuerpo. Entonces, el lenguaje muerde al cuerpo y al morderlo tenemos ese efecto que es
el efecto pulsional🡪 que hace que haya ahí metido en nosotros, habitando en nosotros,
una satisfacción que vamos a terminar entendiendo con Freud🡪 paradójica, loca.

Entonces, volvamos para atrás, ¿qué es la pulsión? Es el concepto límite entre lo psíquico
y lo somático, entre el lenguaje y el cuerpo. Por eso Lacan (Berger invita a leer el
Seminario 11)🡪 la pulsión leámosla como un montaje que tiene cuatro elementos
heterogéneos, como si fuera un collage surrealista de elementos superpuestos🡪 cuatro
elementos heterogéneos entre sí.

¿Cuáles son esos 4 elementos que precisa Freud? Son el objeto, la fuente, la fuerza y la
meta.

¿Qué nos dice Freud del objeto? 🡪 El objeto y la pulsión no están unidos de manera
univoca. Que hay objeto para la pulsión pero ese objeto es contingente, es variable. No es
que el hombre es a la mujer y la mujer al hombre🡪 puede ser que al hombre o a la mujer
el objeto sea un zapato🡪 es decir, que el fetichismo nos muestra que entre la pulsión y el
objeto no hay un orden predeterminado sino que es variable. Es contingente.

Una vez que se elige ese objeto se fija y empieza a ser siempre el mismo.

Entonces, el objeto de la pulsión es cualquier objeto que una vez que se elije ya empieza
a ser ese.

La fuente es el cuerpo, es esa parte del cuerpo, ese borde del cuerpo que llamamos
zonas erógenas. Si ustedes quieren, dice Freud, es la boca que se besa a sí misma.

Entonces, tenemos el empuje🡪 lo que descubre Freud, es que esa pulsión que habita en
nosotros, tiene un empuje constante, que no es rítmico porque lo rítmico tiene pausas,
tiene un tiempo de descanso. Lo que describe Freud respecto a la pulsión es que es un
empuje constante.

Además aclara que cuanto más le damos de comer no se sacia sino que más pide, más
quiere.

La meta🡪 que es la satisfacción. Solo busca satisfacerse. Pero no con fin último porque
sino tendría punto de llegada sino como un recorrido que se satisface todo el tiempo en
forma circular. Es decir, que la meta es la satisfacción que se satisface en el trayecto
mismo, en el recorrido mismo de esa pulsión. En ese recorrido circular, nos invita a
pensar Freud, se circunscribe un agujero, en ese agujero va a pasar a ocupar un lugar el
objeto elegido de manera contingente, pero una vez elegido, se fija.

En el recorrido mismo, circunscribiendo un agujero donde va a ir a parar el objeto pero


podemos decir algo más, dice Freud, podemos decir que esa satisfacción no apunta al
bienestar ni a la felicidad, al placer necesariamente. Es una satisfacción que va más allá
del principio de placer. Por eso, Freud nos invita a pensarla y a nombrarla como una
satisfacción paradójica, una satisfacción lógica que no va necesariamente hacia la vida
sino que va hacia la satisfacción más allá de todo principio del placer. Esa satisfacción
que va más allá, esa satisfacción que Freud nos llamó a pensar “loca/paradójica” es
lo que Lacan llama goce.

Tres características: la pulsión es acéfala🡪 porque como decíamos con el chismorreo “dije
eso más allá de mi voluntad y de mi conciencia”, no tiene mi cabeza que la comanda sino
que la pulsión se comanda y me comanda a mí, es anárquica🡪 cada una de esas
pulsiones se satisfacen por su cuenta, no mantienen un orden jerárquico, una no subsume
a la otra🡪la pulsión oral, la pulsión anal🡪 cada una por su lado; y es parcial🡪 porque
nunca remite a una satisfacción total, no va a la totalidad sino a la parcialidad de la
satisfacción en sí misma.

Entonces, acéfala, anárquica y parcial🡪 es la manera que tiene Freud de describirnos la


pulsión. Es la manera en que se apoya Lacan para hablarnos del goce. Pero al apoyarse
en Freud, Lacan puede ampliar la cuestión del goce en relación a la pulsión. Por eso, se
equiparan pero no se reducen. Lacan puede ir más allá, ampliar el panorama y decirnos
hay más goce que el goce pulsional 🡪 ¿Qué otros goces? 🡪Hay una declinación del
goce pulsional que lo podemos llamar🡪 Lacan lo llama a la altura del seminario 20🡪 el
goce del idiota🡪 el goce masturbatorio, al goce del órgano🡪 a ese goce del órgano que
quiere una vez más, una vez más, una vez más un goce solitario sin el otro que lo maneja
a uno. Entonces tenemos el goce del idiota pero también tenemos el goce del sentido🡪 “la
mejor para el otro”, lo que habla ahí es un sentido, podemos encontrar en algunos sujetos
que lo cuentan es que son “las ratas para el otro”🡪 lo vamos a ver en el caso del hombre
de las ratas🡪 como el cuenta que es una rata para el otro, el no para de contar eso y en
ese contar lo que nosotros encontramos es que hay un goce de ser, una satisfacción se
juega ahí, es el horror del goce, ignorado por uno mismo de ser una rata para el otro.

Entonces tenemos: el goce del idiota, el goce pulsional, el goce del sentido y también
vamos a encontrar, entre otros goces, el goce del otro🡪 en la paranoia por ejemplo: de
ese otro que me persigue, el goce del otro sufrido, que me persigue, que me acecha.
Entonces ahí también tenemos otra dimensión del goce.

Lo que quiero decir con esto es que a partir de que Lacan va leyendo el goce apoyado de
la pulsión de muerte de Freud va ampliando con su clínica a una economía de goces.

-En la actualidad si nos pensamos sumergidos en una sociedad de la transparencia lo


entendíamos como transparentes a un panóptico digital🡪 ese panóptico digital nos
alimenta, nos tira galletitas dulces que el goce quiere comer. Entonces, el panóptico digital
nos va tirando objetos que alimentan a la pulsión y cuanto más alimento le damos, más
quiere, entonces es uno más y uno más.

¿Cómo se puede articular la sociedad de la transparencia con el goce? Es que esta


sociedad del consumo nos va tirando objetos que la pulsión quiere agarrar, uno más, uno
más… siempre uno más en un imperativo que nos lleva, no necesariamente al bienestar
ni a la satisfacción.
9
SEMANA 9.
TEORICOS.
TEMA: LOS TRES REGISTROS.

Lo que llamamos habitualmente “tres registros”, son tres dimensiones, tres


órdenes que permiten pensar al campo al cual nos estamos refiriendo. Son tres
registros que están enganchados entre sí, que no es uno sin el otro. Luego, en la
ultima enseñanza de Lacan el mismo da unas indicaciones de las alteraciones que
puede haber cuando un registro se desgancha del otro. Pero en principio partimos
de la idea que los tres se encuentran enganchados y que uno tiene incidencia
sobre otro. Lacan dice que no es lo mismo el registro de lo imaginario, estudiado
por la etiología en el campo animal que en el campo del ser humano donde tiene
la incidencia de lo simbólico.
Lo que interesa resaltar es cual es la diferencia entre el sujeto y el yo. Esto nos va
a ayudar a remarcar una diferencia entre lo simbólico y lo imaginario.
El sujeto es una instancia que esta determinada por lo significante. Lacan
planteaba que un significante representa al sujeto para otro significante, es decir
que para Lacan hay sujeto antes de que nazca el individuo y puede haber sujeto
más allá de la muerte del individuo y es más podría haber un sujeto más allá de la
existencia o no de un individuo. Cuando Freud plantea que alguien tiene un fallido
eso es una sorpresa para el individuo mismo, en este caso vamos a decir para el
yo del individuo. A partir de eso, y con la posibilidad de un análisis uno puede
descubrir algo del sujeto del inconsciente es decir que el inconsciente tiene un
sujeto desconocido para el yo y eso marca una distancia entre el yo del individuo y
la instancia subjetiva que supone un deseo inconsciente desconocido para el
individuo. Allí marcamos una diferencia, el yo supone siempre un
desconocimiento del icc, uno cree que cuando está hablando está diciendo lo que
uno quiere decir, pero podría decir algo de otro orden de lo que esta queriendo
conscientemente decir y allí es donde surge el plus del deseo inconsciente.
Para Lacan, el yo por excelencia tiene su ligazón con lo imaginario, lo ligamos
también con la imagen corporal. Otra cosa es el sujeto del inconsciente, ese sujeto
tan tramado en lo que Lacan define como estructura en el seminario 3 como un
conjunto de elementos covariantes. Cuando Lacan quiere decir conjunto, quiere
decir que no hay todos los elementos, conjunto es una cantidad X, pero no todos.
Los elementos a lo que hacemos referencia son a los significantes que esos
significantes podríamos decir en lo que Freud llamábamos “Huellas mnémicas o
representaciones” y esos significantes covarian entre sí, es decir se ligan entre sí.
En los términos de Lacan para que se cobre sentido hay que ligar un significado
con el otro y poder puntuar esa frase para que cobre un sentido. De hecho, el
chiste, en los términos de Freud y como los redefine Lacan a partir de la estructura
significante supone poner un significante uno al lado del otro y aparece un
significante sorpresivo que le da un sentido inesperado a eso que venia de una
manera especial y ahí es cuando surge el efecto de la risa y el efecto chistoso
como algo totalmente novedoso. Es decir que la manera en que covarian esos
significantes dan un sentido, dan múltiples sentidos por eso Lacan habla de la
polisemia del significante. En el campo del significante siempre se puede agregar
un significante más, justamente porque no es una totalidad. Un ejemplo es el
juego del senku, es un juego oriental que tiene tantas fichas como agujeritos tiene
el tablero. Sin embargo, tiene tantas fichas menos una, es decir que le falte una
ficha es lo que permite que todas las demás fichas se puedan mover en ese
tablero. Esto es lo que proponemos en el campo del significante. La importancia
que le da Lacan al nombre del padre como un jugador central en el campo de los
significantes.
En el campo de lo simbólico siempre vamos a encontrar un agujero, un tropezón,
un vacío, etc. En el campo de lo imaginario vamos a encontrar la tendencia
completar lo que no esta completo que es propiamente lo que trabaja la Gestalt.
Por otro lado, tenemos a la instancia real que Lacan le va a poner distintas
definiciones. La primera aparece en el seminario 2, que define a lo real como lo
que vuelve siempre al mismo lugar. Hay otra definición que aparece en el
seminario 3, y es pensar lo real como lo que está por afuera de lo simbólico. Si
antes decíamos que lo simbólico no puede completar todo, siempre hay algo que
esta por fuera de lo simbólico a eso que esta por fuera Lacan lo llama REAL. Lo va
a distinguir de la realidad. Freud lo llamaba a la realidad psíquica, esa realidad
para Freud y Lacan era una ficción. Una ficción que por ser tal no hay que
menospreciarla, todo el mundo tiene alguna ficción de su vida y es la que
comanda toda su vida y le da toda la importancia del tema. Por ejemplo, cuando
uno se topa con un real, podría ser la muerte de alguien muy cercano. De hecho,
Freud decía que no había representación del psiquismo para la muerte, es decir
que eso esta afuera de lo simbólico. Intentamos hacer algo con la muerte que es
por ejemplo inscribir en una piedra el nombre del muerto como un intento de
atrapar algo de la muerte. En todo caso, esa muerte nos conmueve la realidad que
uno tiene habitualmente de esa ficción de la hablaba anteriormente. Hasta tal
punto que a veces uno se pone a repensar toda su vida, toda su realidad. Ese real
que a uno lo toca, por ejemplo, puede ser un trauma muy fuerte, un accidente, etc.
Uno tiende a replantearse toda su ficción, toda su realidad psíquica a partir de un
encuentro con lo real.
Hay otra definición de lo real que es lo que lo real es lo imposible lógico. Esta es
una definición que aparece en el seminario 12, mucho mas tarde y es una
definición que agrega algo más a la definición interior. El imposible lógico es una
imposibilidad que esta demostrada desde la lógica, es decir dentro del campo de
los números naturales y las operaciones pertinentes, 2+2 es 4. Es imposible que
sea. Por ejemplo, uno podría decir que es imposible contar todos los granitos de
arena que hay en el planeta. Cada sistema tiene su propio imposible, entonces
ahora puedo decir que cada sistema simbólico tiene su propio real. Esto le agrega
a lo anterior que para cada sujeto hay un real. De acuerdo como este entramado a
la estructura simbólica en un sujeto eso genera un real.
Podemos ver que el trauma esta ligado con lo real, Freud decía que el trauma es
lo que no se puede asociar en palabras. En términos de Lacan podríamos decir es
lo que queda por fuera de lo simbólico. Estos tres órdenes (real, imaginario,
simbólico) van a permitir ubicar cada una de las cuestiones dentro del campo
mismo de la psicopatología. También nos va a permitir una manera distinta de
pensar el adentro y el afuera, es decir que es lo que esta dentro del campo de lo
simbólico(adentro). Es a partir de estas tres dimensiones vamos a ver que algo
esta inscripto o no esta inscripto en ese campo de lo simbólico para determinado
sujeto en especial y solo de eso sabremos a partir de las consecuencias de esa
inscripción o no en el campo de lo simbólico. Y si esta inscripto o no, va a tener
consecuencias en lo simbólico, lo imaginario y en lo real.
La vivencia que uno tiene siempre con lo real es una vivencia de certeza, es una
vivencia a veces de angustia donde uno no duda de eso. En cambio, la vivencia
que uno tiene en el campo de lo simbólico y lo imaginario, es una vivencia de algo
que puede ser engañoso. Cuando uno se topa con lo real, no hay ninguna duda
posible, existe esa vivencia propia de la certeza o de la incertidumbre y Lacan
también va a decir de lo que no engaña.

10
SEMANA 10.
TEORICOS.
TEMA: LA FUNCIÓN PATERNA. (TEMA QUE CORRESPONDE A LA S9)
Freud planteó el problema en términos del Edipo. En el seminario 5, Lacan reinventa
al padre freudiana bajo la fórmula de la metáfora paterna. Formula que ya antes
había presentado de una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis. Lacan en el seminario 3, sostiene el concepto del nombre del padre y le
da una función de carácter simbólico.
En Freud, podemos encontrar el antecedente de un padre en términos de un padre
mítico. No tiene que ver con un padre de carne y hueso, sino con ese tótem
simbólico, con esa imagen simbólica que viene a ocupar el lugar del padre muerto,
un lugar simbólico para la tribu de hermanos. Lacan toma el cuento edípico
freudiano y lo que hace es pensar la idea del nombre del padre en tanto función,
esa función de padre la puede venir a ocupar alguna persona, pero no
necesariamente el padre. El padre es función en tanto función es simbólico.
Introduce entonces su teoría del significante del nombre del padre y la metáfora
paterna. Comienza a pensar al padre en término de significaciones. Al introducir
esto, el Edipo freudiano queda separado en su aspecto mítico y novelesco y
comienza a pensar el padre como significante, es decir como soporte y fundador de
la ley. La función paterna es trasmitir la ley de lo simbólico. Lo simbólico tiene que
ver con un orden posible, lo imaginario siempre está desordenado.
Que el padre sea tonto no es esencial, lo esencial es que el sujeto haya adquirido
la dimensión del nombre del padre. El nombre del padre llegado al caso puede faltar
y el padre que según carece no ha de estar tan presente para que no falte. Por este
camino Lacan da cuenta de lo esencial de la intervención paterna. Lacan sostiene
que es a este nivel, al nivel de la metáfora paterna donde se tiene que ser un
significante que sustituya al primer significante introducido en la simbolización que
es significante materno. Viene a establecer cierta ley para ese deseo caprichoso
materno que se presenta como arbitrario para el sujeto que está en absolutamente
dependencia de ella. La regulación del nombre del padre sobre el deseo de la madre
produce la significación fálica. La función paterna viene desde lo simbólico a
ordenar esto y a darle a partir de la significación fálica algún sentido, algún
ordenamiento a estas idas y venidas del deseo materno.
En el seminario 5, Lacan introduce los tres tiempos del Edipo que pueden
entenderse como tres efectos de la metáfora paterna. (Estamos en el campo de la
neurosis). El primer tiempo es el de la identificación del sujeto con el objeto de deseo
de la madre, para que esto se produzca tiene que estar el nombre del padre en
función. En el campo de la neurosis se tiene que haber inscripto el significante del
nombre del padre y en cambio, en la psicosis hay forclusión. Que este significante
este en función supone la instalación. Es un tiempo en donde el padre este velado
y en donde la relación es más cuestión de madre-hijo. Es importante el deseo de la
madre para que ese niño ocupe ese lugar.
El segundo tiempo del Edipo, el padre prohíbe al niño que quede identificado con el
deseo del deseo de la madre. Es el padre interdictor que viene a decir que esto se
acabó, es el que introduce el no. El padre simbólico cuyo acto imaginario frustra al
hijo de ser el objeto de la madre, y recae sobre un objeto real.
El tercer tiempo, ya no es el padre que priva sino es el padre que puede transmitir
desde su propia experiencia y promete algo para el futuro. El padre que conduce a
la formación de un ideal del yo. Miller dice que aquello que permite seguir adelante
no es el no, sino que es ese no de intervención paterna es una condición para que
se de lo fundamental que es el permiso que otorga el padre en sus buenas
condiciones. Lacan dice que el padre ha demostrado que ha dado solo en la medida
en que es portador, puede dar o no dar, porque lo tiene, pero del hecho de que lo
tiene ha de dar una prueba. El falo acá es un significante, y tiene que ver con lo
simbólico que se transmite simbólicamente. Podemos acercarnos a la idea de padre
como instrumento, a esta altura un significante privilegiado que permite que
entendamos algo de la relación entre significante y significado. Lacan dice que el
nombre del padre hay que tenerlo, pero también hay que servirse de él, de esto
puede depender mucho del destino y del resultado de todo el asunto. Para Miller,
el tercer tiempo podría servir para darnos cuenta de que el padre del sí, el padre
lacaniano, al contrario de lo que se cree dice que si y su si es mucho más importante
y prometedor que un no. Vale aclarar que, si bien él no resulta necesario, el sí
constituye aquello que permite lo nuevo, que permite la invención para ese sujeto.
Por ejemplo, en la película de “la vida es bella” podemos ver esta función paterna.
Los protagonistas están en un campo de concentración y lo que hace el padre es
transformar esa realidad, que como dice Freud está en juego y siempre se trata de
una realidad psíquica. Se trata del horror y como un padre interviene para
encontrarse y para enfrentarse con eso, para crear una ficción que protege al niño
de un horror real. Hay una escena en donde un alemán les habla de las reglas del
campo de concentración, el padre va a decir que entiende alemán y le traduce a su
hijo que tienen que estar escondidos de tal hora a tal hora y otras cuestiones como
si se tratara de una ficción. Podríamos decir que la función del padre es hacer de
traductor de lo que viene del lado materno(otro). Esta función permite al hijo armarse
un mundo para enfrentarse al horror de lo real.

11
CLASE 11 - NAPARSTEK

En este caso estamos haciendo un video respondiendo a una pregunta que ha


surgido en este espacio con respecto al cuerpo: ¿a qué cuerpo nos referimos
cuando hablamos del cuerpo?
Para eso, en esta ocasión, Naparstek toma tres citas de Freud: del historial de
Schreber (1911), de Introducción al narcisismo (1914) y la tercera es del texto El Yo
y el Ello (1923).
Cuando Freud introduce la idea de narcisismo en el análisis que realiza sobre el
historial de Schreber —incluso antes de escribir el texto que trata especialmente
sobre esa temática—, escribe lo siguiente: “Investigaciones recientes han atraído
nuestra atención sobre un estadio de la evolución de la libido intermedio entre
el autoerotismo y la libido objetal”. Eso parece muy simple (y está explicado en
el teórico). Si se sigue un esquema, se puede ver un esquema de la evolución de la
líbido, donde existe un estadio intermedio entre el autoerotismo y la amor objetal,
que es el narcisismo:

«(encuentro del simbólico con el organismo→) Autoerotismo→ (NAP→)


Narcisismo→ elección de objeto»

Es decir, entre el autoerotismo y la elección de objeto, ubica una etapa que es el


momento del narcisismo. Dice: “Tal estadío ha sido asignado con el nombre de
«narcisismo»”. Y consiste, agrega Freud, en que el individuo en evolución va
sintetizando en una unidad sus pulsiones sexuales entregadas a una actividad
autoerótica, para llegar a un objeto amoroso. Se toma a sí mismo; esto es: toma a
su propio cuerpo como objeto amoroso antes de pasar a la elección de una tercera
persona como tal. Sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales, toma a su
propio cuerpo como objeto amoroso, y luego pasa a una elección de objeto
externo a él.
También tiene cierta simpleza, más allá de lo complejo que implica la evolución
de la libido. Se trata de este caso el amor a un tercero, a cierta persona, pero
primero, para amar a un tercero, primero se debe amar a sí mismo. Y hace
mención entonces al propio cuerpo. Esto con algunas indicaciones más que
supone, que esto que llama “pulsiones autoeróticas” son varias (están en plural,
en general Freud habla de "las pulsiones", que además las llama "parciales").
Avanza con la siguiente indicación, que es la de Introducción al Narcisismo
(1914). Freud dice: “En el individuo no existe desde un principio una unidad
comparable al Yo. El Yo tiene que ser desarrollado. En cambio, las pulsiones
autoeróticas son primordiales. Para constituir el narcisismo debe ir a agregarse
al autoerotismo un nuevo elemento: un nuevo acto psíquico”. Es decir, Freud
insiste en distinguir el narcisismo del autoerotismo, diciendo que el autoerotismo sí
es primordial, y el narcisismo es segundo de esto. Y para pasar al narcisismo hace
falta algo muy puntual (un nuevo acto psíquico), sobre el cual Freud no dice
demasiado.
Y finalmente, la otra cita que es de El Yo y el Ello (1923), donde Freud plantea
que el Yo es ante todo un ser corpóreo, y no solo un ser superficial, sino
incluso la proyección de una superficie. Termina de ligar al Yo con el cuerpo,
que supone, contrariamente al autoerotismo, una unidad. La idea de Freud es que
la La idea de yo y de cuerpo (*cambia de tema*); con esto se refiere a la imagen
que tiene Narciso frente al agua de la imagen de su propio cuerpo. Como si la
imagen de unidad como un todo.
¿Recuerdan que la vez pasada hablamos de lo imaginario como una tendencia
a la completud? Una tendencia a la buena forma en el sentido de la Gestalt. Freud
dice: “Es la primera vez que uno tiene la noción de una unidad”, ligada por Freud
por un lado con el Yo, y por el otro como la imagen del cuerpo. Ese cuerpo como
unidad no es primero, sino que es segundo con respecto a un organismo pulsional
(lo que se tendría “de movida”). De movida se tenían las pulsiones parciales, un
organismo que está totalmente fragmentado especialmente por las zonas erógenas.
Es decir que el punto de partida, en el encuentro que hay entre lo simbólico y un
organismo, supone una fragmentación de ese organismo en pulsiones parciales que
Freud no duda en hablar de la anarquía de las pulsiones que cada pulsión se
satisface a sí misma independientemente de las otras. Es decir que allí, cuando
hablamos anarquía que se satisface a sí misma independientemente de las otras,
no hay ninguna unidad. La idea de unidad es secundaria respecto de esto.
Antes del autoerotismo ocurre el encuentro de lo simbólico con el organismo,
nosotros somos seres parlantes y por efecto del lenguaje ese organismo viviente,
natural, está trastocado por el lenguaje. El lenguaje nos diferencia de los animales,
nuestro organismo trastocado por el lenguaje. Esta distinción supone que en los
animales se tiene el instinto y en los seres humanos tenemos la pulsión. Una
diferencia que establece Freud es que en el caso del instinto animal, ese instinto
tiene un objeto predeterminado. En el caso de los seres humanos no es así. De
hecho Freud termina diciendo que la pulsión tiene falta de objeto predeterminado
por la pulsión, lo cual se demuestra en el campo de la sexualidad (mientras con el
mundo animal la sexualidad es para la reproducción de la especie, el humano no se
limita a eso, no hay algo predeterminado por la especie).
En esta evolución del autoerotismo hacía la elección de objeto hay un estadio
intermedio que, como decía antes, supone que para amar un objeto primero hay
que amarse a sí mismo. No es algo que él propone como una regla, es algo que
deduce Freud que la clínica. Supone en la evolución de la libido un momento que
es el narcisismo donde el individuo se ama a sí mismo. En ese caso si empieza
haber una unidad que no existía previamente. Freud lo llama «narcisismo» y Lacan
«estadio del espejo» (y todo lo que eso supone).
Es decir que la constitución del Yo supone también la constitución de una imagen
corporal que da la sensación de unidad. Y dicha sensación es lo que también
permite pensar la diferencia entre el yo y el mundo, el interior y lo que está fuera.
Uno puede, a partir de esa imagen de unidad, decir "este soy yo y esto es el mundo",
un tema habitual en el campo del amor (¿hasta donde llega la pareja y hasta donde
llego yo?). Son las problemáticas que surgen por la distinción entre el yo y el mundo
(¿cuál es mi mundo y cuál es mi mundo exterior?).
Freud destaca la dificultad de situar en la pulsión oral, por ejemplo si fuese el
pecho materno, si el pecho es de la madre o es del infans. Hay allí una falta de
distinción entre el adentro y el afuera.
En este sentido respecto específicamente del cuerpo, podemos indicar los
siguiente: partimos de una instancia que para el ser humano está perdida. Es lo que
llamó antes el viviente natural, como si fuese un organismo en el sentido de los
animales. Eso para el ser humano está perdido, no existe, ya desde un primer
momento parte con un organismo pulsional, que no funciona como el instinto en los
animales ni tampoco se rige por la necesidad que se sacia.
Recordar las características centrales:
 Pulsión no tiene objeto predeterminado por la especie.
 Nunca encuentra la total satisfacción.
Es una paradoja lo distingue de la necesidad porque la necesidad tiene ritmos: hay
hambre, se ingiere comida, se apaga el hambre por un tiempo y luego vuelve. En
cambio con la pulsión, como no tiene la total satisfacción, y mientras más se le da,
más hambre tiene. Mientras más tocamos la zona erógena, más se excita. y eso no
tiene una satisfacción total en términos de Freud. El infans se chupetea el dedo y
quiere seguir chupeteando con esa zona erógena oral más allá de haberse
alimentado. entonces ese viviente natural está perdido. La idea de que algo está
perdido desde el vamos es central y en su teoría está dicho de varias maneras. Él
la llama «la primera experiencia de satisfacción», y esa primera no es algo que
Freud encuentre concretamente cuando alguien nace, sino que es deducido
lógicamente (es un supuesto lógico), ya que supone que hubo anteriormente una
satisfacción total, pero que no existe más (y eso deja una huella).
Se supone que el viviente natural (que nunca existió porque está perdido) tuvo
que haber vivido una experiencia de satisfacción total, justamente porque para el
ser humano hay las pulsiones parciales. Parciales es porque no es de una totalidad
y porque son separadas una de las otras.
Esa imposibilidad de satisfacción hace que la pulsión busque nuevamente más
satisfacción. Por ello Freud describe a la pulsión como una fuerza constante. A
diferencia de la necesidad que tiene ritmo.
Esto que son las pulsiones parciales, es una anarquía, se reúne en esa evolución
de la libido a partir de un nuevo acto psíquico (que dice Freud, que todavía no se ha
dicho cuál es) y que conlleva al narcisismo. Pone a elegir al propio cuerpo como un
objetivo de amor: uno se enamora de su propia imagen.
Para pasar del narcisismo a la elección de objeto, hay que dejar de amarse un
poco a sí mismo para transferir libido a un objeto de afuera, para amar a otro, a un
tercero. Pero ahí ya se está en la vía del amor, y el amor tiene esa característica
especialmente imaginaria en que en el amor se o de ubicar también a nuestro
registro que es la tendencia a la idea de completud, el amor que supone un estado
de completud que tiene que ver especialmente con lo imaginario.
Efectivamente cuando se habla del cuerpo en Freud, se habla muchas veces del
cuerpo imaginario que tiene que ver con el narcisismo, un cuerpo completo que
supone una unidad, etc. A diferencia del organismo pulsional que es fragmentado,
que supone las pulsiones parciales, que vamos a ver cómo ese organismo pulsional
lo reconocemos en la neurosis y cómo lo reconocemos en la psicosis. Y por otra
parte ese organismo pulsional lo distinguimos de algo que desde el vamos está
perdido (que no tiene instinto, necesidad, algo predeterminado, etc.).
La evaluación de una dieta para la fase posterior de una operación bariátrica
tendría que ver con saber si esa persona es capaz de controlar sus pulsiones (obvio,
no manejan nuestros términos).
Entonces, a partir de un nuevo acto psíquico del narcisismo, se genera una
unidad a partir de la imagen del propio cuerpo y el yo, ambos cobran una identidad.
Para diferenciar el Yo del sujeto, a veces para diferenciar al yo, uno parte de la
imagen de su propio cuerpo (si uno es alto, bajo, rubio, morocho, etc.).
El paso subsiguiente en el campo del amor es poder dejar de amarse a sí mismo
para poder amar a un tercero y poder ir en búsqueda de la completud (que supone
a veces el amor) ya con un tercero, y no solamente con la imagen de su propio
cuerpo. Si uno cede ese amor a sí mismo, puede encontrar otro objeto de amor.

[Con esto se responde la pregunta que hicieron llegar al foro. Por supuesto que
hay un material subido a la plataforma, que es un teórico donde se habla más a
detalle de estas cuestiones.]

12
SEMANA 12 – Teóricos – Andrea Berger
El paradigma Schreber

El paradigma Schreber es una manera nuestra de nombrar un momento y una


lectura de Lacan acerca de la psicosis. Nosotros llamamos paradigma Schreber a
la lectura que hace Lacan de la psicosis a la altura de los años 50. Es un paradigma
por lo tanto lo entendimos con Lanteri-Laura, entendimos que es un paradigma, un
cuerpo conceptual que tiene una coherencia interna, que está organizado con una
coherencia interna, que está ubicado en un tiempo, en una línea temporal que es
un momento histórico y también entendemos que tiene límites y obstáculos.
Por eso decimos el paradigma Schreber no es la última lectura de Lacan sobre la
psicosis. Es más, después vamos a tener una clase que se llama el paradigma
Joyce, entonces lo que podemos decir hoy es que vamos a abordar como lacan
conceptualizó y leyó la clínica de la psicosis a la altura de los años 50.
Para abordar el paradigma Schreber les voy a invitar a partir de un psiquiatra
Baillarger, años mil ochocientos treinta y pico, que se interesa mucho por las
alucinaciones y entonces no solo describe las alucinaciones auditivas de las poses
que se escuchan desde afuera sino que describe fenómenos alucinatorios que él
propone llamar “alucinaciones psíquicas” porque son voces sin sonidos, voces
interiores, voces que se escuchan, como si los alucinados podrían decir voces que
se escuchan desde adentro. Alucinaciones de voces interiores que se escuchan
desde adentro.
Esa línea de investigación la sigue unos años después en mil novecientos treinta y
pico otro psiquiatra que se llama Seglas, ese psiquiatra va a proponer investigar el
campo de las alucinaciones, las describe: las simples, comunes, auditivas,
las voces que se escuchan desde afuera pero también propone otro conjunto de
alucinaciones que denomina “psicomotrices verbales”. ¿Qué describe con estas
alucinaciones y por qué nos importan? Si ustedes van a una clínica o un hospital de
internados van a ver que muchas veces los van a ver deambulando a los alucinados
modulando y pronunciando eso que escuchan desde afuera, por eso es impactante
ese tipo de alucinación y por eso Seglas se detiene en ellas. Es lo que lo lleva a
entender que la cuestión del adentro y el afuera es un problema, que la cuestión de
pensar a la alucinación como un trastorno perceptivo es un problema, que es un
trastorno del lenguaje, que las alucinaciones, para él, están en el capítulo de los
trastornos del lenguaje. Donde adentro y afuera es un problema. ¿Qué es adentro
y que es afuera? ¿Quién habla en la alucinación? ¿De dónde salen esas voces? La
psiquiatría deja pendientes esas preguntas. Freud también deja pendientes estas
preguntas. Freud también se embrolla en el adentro y el afuera.
Entonces podríamos decir que en el paradigma Schreber, Lacan viene a responder
algunas de esas preguntas. Viene a leer el campo de la psicosis respondiendo esas
preguntas con sus propias categorías que son: imaginario, simbólico y real. Va a
tratar de responder adentro afuera, de donde vienen esas voces, de que se tratan
esas voces🡪 con sus categorías: imaginario, simbólico y real. Por eso, nos invita a
pensar los fenómenos en términos de si son en lo simbólico o en lo real. Si son en
lo simbólico dentro del lenguaje🡪 del lenguaje articulado o si son por fuera del
lenguaje articulado, del lenguaje solo, del lenguaje suelto, del lenguaje neológico,
del lenguaje en lo real.

Es la manera en que el fue respondiendo a los problemas de las psicosis con sus
propias categorías. Pero además, el se define en esos años como quien invita a
hacer un retorno a Freud, por eso ese paradigma lo llamamos Schreber porque
Schreber es el estudio más detallado, podríamos decir, que hizo Freud de la
psicosis, entonces Lacan dice: “volvamos a Freud entonces volvamos a leer
Schreber” pero cuando vuelve a leer a Freud y cuando vuelve a leer a Schreber no
nos tenemos que equivocar, el no vuelve para ser freudiano sino que vuelve siendo
lacaniano, es decir, con sus categorías.
Ese retorno a Freud y por eso ese retorno a Schreber y por eso lo llamamos el
paradigma Schreber🡪 también es una respuesta a sus contemporáneos, a sus
interlocutores. ¿Quiénes son sus interlocutores en ese momento? Los
postfreudianos.
Entonces podemos decir, estamos armando / presentando el tema: el paradigma
Schreber es una respuesta al adentro-afuera con las categorías: imaginario,
simbólico y real y también es una respuesta a los postfreudianos, sus interlocutores,
que estaban proponiendo una clínica y una conceptualización de la psicosis que a
Lacan le parecía desviada de las pistas freudianas.🡪 Un pequeño desarrollo
podemos hacer ahí: Freud empieza la clínica y empieza, ustedes saben, atendiendo
histerias, atendiendo neurosis, encuentra un dispositivo, un modo de interpretación
que le resulta interesante, que le resulta eficaz pero a su consultorio también llegan
pacientes psicóticos y cuando pone en ejercicio ese mismo dispositivo para
pacientes psicóticos el resultado no es bueno, el resultado no es eficaz, esos
pacientes empeoran. Entonces Freud dice, con su honestidad clínica, dice:
“señores, todavía no atendamos pacientes psicóticos, este dispositivo que
llamamos psicoanálisis es optimo para atender pacientes neuróticos” y propone ser
muy cautelosos y esperar para atender pacientes psicóticos. Hasta ahí llega Freud.
Llegan los postfreudianos que entonces dicen con criterio: ¿Cómo vamos a
rehusarnos a atender pacientes psicóticos si ellos llegan al consultorio? Entonces,
un paso muy interesante que dan los postfreudianos, es decir, abramos la puerta a
las psicosis, pero su manera de conceptualizar las psicosis y la clínica de las
psicosis los va llevando a lo que Lacan propone nombrar como una desviación de
las pistas freudianas. ¿Cómo piensan a grandes rasgos los postfreudianos? Es un
problema trabajar, tenemos que pensar como trabajar con la psicosis, entonces
algunos proponían trabajar con los núcleos que ellos creían neuróticos de los
pacientes psicóticos, trabajemos con los núcleos neuróticos, no trabajemos con los
núcleos psicóticos 🡪 o pensaban que cuantos más núcleos psicóticos, mas
gravedad; pensaban a la psicosis como gravedad respecto de la neurosis, entonces
lo pensaban en términos de núcleos, lo pensaban en términos de gravedad, en
algunas orientaciones lo pensaban en términos de carencia paterna porque falta el
padre. Es ahí cuando llega Lacan y en los años 50 le responde a los postfreudianos
invitándolos a retornar a Freud, a las pistas freudianas y entender que no se trata
de núcleos que cohabitan en un mismo sujeto sino que se trata de dos
funcionamientos distintos del lenguaje. Que una es el funcionamiento psicótico del
lenguaje y otra es el funcionamiento neurótico del lenguaje🡪 que el funcionamiento
neurótico del lenguaje nos muestra un funcionamiento dialectico, un funcionamiento
encadenado del lenguaje, mientras que, el funcionamiento psicótico del lenguaje
nos muestra un funcionamiento del significante en lo real ¿Y qué significa el
significante en lo real? Significa que está suelto, que está solo, que queda
desencadenado del resto del lenuaje.

Entonces para Lacan y respondiendo a los postfreudianos, la psicosis no es más


grave, no se trata de atender los núcleos de uno y otro, son dos funcionamientos
distintos, son dos estructuras distintas del lenguaje, una no es más grave que la otra
sino que tenemos que entender su funcionamiento y ese funcionamiento Lacan lo
organiza, lo determina alrededor del lenguaje. Entonces podemos decir que el
paradigma Schreber, que también lo podemos llamar, si ustedes quieren, el
paradigma S🡪 porque va Schreber volviendo a Freud y volviendo a ese trabajo de
Freud con la psicosis pero para decir con sus categorías y su lectura, y también
podemos decir que es el paradigma de lo simbólico, de la S de lo simbólico, es el
paradigma en donde para Lacan tiene mucho lugar, mucha determinación el orden
simbólico que es el orden del lenguaje. Entonces ordena a la psicosis como una
modalización del lenguaje, como un funcionamiento del lenguaje, es el lenguaje, es
el orden simbólico el que tiene un carácter de determinación sobre lo imaginario y
lo real. Esto es lo que vamos a ver en la próxima clase en el paradigma Joyce (repito:
no sé cómo se escribe) que esto cambia. Pero a esta altura, lo simbólico ordena y
es un modo de funcionamiento del lenguaje lo que el encuentra como diferencia
tajante entre la psicosis y la neurosis.
Entonces, el paradigma Schreber se ordena alrededor de lo que pasa en el campo
del lenguaje, de lo que pasa en el campo del otro. Entonces separa las aguas y dice:
en el campo de las neurosis, el lenguaje funciona ordenado alrededor de un
elemento del campo mismo que por su función tiene un lugar privilegiado y a ese
elemento, que es un significante, porque el campo del otro, el campo del lenguaje
está compuesto por significantes, a ese elemento privilegiado lo llama: el nombre
del padre🡪 y ese nombre del padre, ese operador, ese aparatito dentro de lo
simbólico le da un orden y una ley de combinación, hace que los elementos de lo
simbólico se combinen bajo determinadas leyes🡪 leyes que lee de la pista
freudiana, leyes que él entiende: condensación y desplazamiento, pero que las lee
a la luz de la lingüística estructural y entonces las lee como: metáfora y metonimia.
Entonces, por un lado las neurosis funcionan con ese aparatito, con ese broche,
llamo broche porque es un broche, es lo que abrocha significante-significado, es lo
que abrocha a cada significante dentro de la cadena y es lo que nos abrocha con
una significación compartida. Eso es en el campo de las neurosis.
Entonces, 3 cuestiones, por lo menos, podríamos decir: si funciona ese aparatito
dentro del lenguaje en la neurosis, entonces significado-significante se abrochan,
se abrochan a una cadena y esa cadena produce una significación que es una
significación compartida🡪 pero puede no incluirse ese aparatito, no está incluido en
el campo del lenguaje, en el campo del otro, ese elemento privilegiado que él está
llamando: el nombre del padre. Y si no está ese elemento, el funcionamiento del
lenguaje entra a ser distinto, entra a estar ordenado de otra manera y encontramos
ahí, en la psicosis, entonces elementos que quedan sueltos, solos,
desencadenados.
Entonces, el va a proponer llamar forclusión a la operación que implica la
imposibilidad de incluir el aparatito: en el campo del otro que significa en el campo
del lenguaje. ¿En qué se apoya? Se apoya en 3 pistas freudianas: se apoya en tres
pistas freudianas, para arribar él, al concepto de forclusión, no lo encontramos al
concepto de forclusión en Freud, el se va a apoyar en 3 pistas freudianas para
arribar, en el seminario III y en cuestión preliminar, a formular el significante del
nombre del padre y en cuestión preliminar a plantear la forclusión🡪 es decir que ese
significante no esté inscripto en una estructura que llamamos psicosis.
Tres argumentos entonces, en donde se apoya en Freud, se apoya en el historial
de Schreber, en una frase que encontramos en el historial de Schreber, una frase
que es un salto lógico en el texto porque ni tiene un antecedente en el desarrollo
que Freud está haciendo ni continúa esa frase, sin embargo, Lacan la extrae y
encuentra ahí una pista para pensar de qué se trata eso que está pensando como
forclusión del Nombre del Padre. ¿Qué frase en el texto de Schreber? No se trata,
va a decir Freud, no se trata que lo internamente sofocado se proyecte hacia fuera
(ven que está en el adentro, lo interno y lo externo aún en Freud) sino más bien que
lo cancelado adentro retorne desde afuera. Claro que Freud, en esa frase, sigue
enredado en el adentro y el afuera, pero a Lacan le parece muy interesante porque
entiende que ahí no está en juego lo reprimido, lo sofocado, lo proyectado sino que
hay algo cancelado, algo que no está y que eso retorna desde afuera. Entonces en
el texto de Schreber, Lacan subraya esa frase. Subraya también, una frase en un
historial que es muy complejo, solamente extraemos esa frase, la encontramos en
el seminario III, extrae una frase de el historial del hombre de los lobos🡪 en esa
frase, es una frase que alude a un fenómeno alucinatorio que vive a los 5 años y se
la relata a Freud, en el análisis con Freud, de adulto. El hombre de los lobos le relata
a Freud como una suerte de alucinación que tuvo a los 5 años. Le cuenta que
jugando con una navaja y un árbol, el siente que se corta un dedo, no puede decir
mucho, es muy lindo, muy poético como lacan lo nombra, dice hay ahí un terror
indecible, es decir, el hombre de los lobos no puede decir mucho acerca de eso que
le pasa, no puede ubicarse en el tiempo, es como si entrara en un terror
enmudecido, luego de unos minutos en donde no puede decir nada a nadie de eso,
ve su dedo que estaba sin cortar, entonces Freud nombra a ese fenómeno infantil
como la alucinación del dedo cortado. ¿Cuál es la frase que subraya Lacan del
texto de Freud del trabajo que hace con el hombre de los lobos? Subraya la frase,
que Freud dice que ese corte que para Freud remite a la castración, ese corte no
remite a la represión, no es en el sentido de la represión, es un no querer saber algo
que no es en el sentido de la represión, entonces Freud pesca que, en ese
fenómeno alucinatorio pasa algo más que en el sentido de la represión. Que cuando
uno no quiere saber algo que sabe y lo reprime, que ahí hay algo más del orden de
un agujero que ese silencio, esa mudez, ese corte abismal, esa pérdida de la
temporalidad, esa imposibilidad de decir nada, no remite a un saber no sabido que
es el que está en juego en la represión sino que ahí hay otra cosa, de otra
dimensión.
Entonces tenemos el historial de Schreber (1911), esa frase en el historial del
hombre de los lobos (1918) y tenemos una pista más, dice Lacan, en un texto de
1925 de Freud que se llama “la negación”. Es un texto de pocas hojas pero muy
complejas donde Freud trabaja el funcionamiento psíquico pero lo que subraya
Lacan de ahí es que hay un intento de Freud de pensar que la negación que negar
algo implica saberlo, implica haberlo afirmado, que para negar algo tiene que estar
primero afirmado. Si un paciente, como es lo que relata Freud, le cuenta que no
soñó con su madre, Freud interpreta que está afirmado que hay algo ahí con la
madre, que para decir NO primero hay una afirmación en juego, que se niega lo
afirmado y que en el campo de la psicosis no se trata de negación, no se trata de
querer negar algo que se, no se trata de negar algo que está afirmado; se trata de
otra cosa, se trata de algo que entiende en el orden de un agujero, un agujero en lo
simbólico, es el agujero que deja la no inscripción, así lo dice Lacan, la no inscripción
de ese operador que es el nombre del padre.
Entonces, con estas tres pistas, Lacan propone nombrar de una manera que no fue
nombrada por Freud, por eso decimos que retorna a Freud pero haciendo su propia
lectura y entonces propone la forclusión del nombre del padre como eso que
organiza la forma particular de la modalización del lenguaje en la psicosis. ¿De
dónde saca forclusión? Lacan saca este término del discurso jurídico, refiere a un
derecho que ha perdido el plazo, que ha perdido la posibilidad de ser usado, por
prescripción pierde la posibilidad, ha vencido ese plazo y ya no se puede nunca
más. Por eso para Lacan y contraponiéndose a los postfreudianos, no se es un poco
neurótico y un poco psicótico, sino que se trata de una estructura o de otra
estructura, ninguna es más grave que la otra, simplemente tienen 2 modos de
funcionamiento del lenguaje distintos. Una cuenta con el operador del nombre del
padre y organiza el lenguaje de determinada manera, la otra no cuenta con el
ordenador, con el broche, con el aparatito, con el punto de capitón del Nombre del
Padre y, por lo tanto, se organiza de otra manera.
Dijimos paradigma, paradigma es un tiempo, es el paradigma Schreber, es la lectura
de Schreber, es la lectura de la psicosis a los años 50. Ese no es el último paradigma
de Lacan, y no es el último paradigma porque el Paradigma Schreber nos enseña
muchas cosas pero también tiene sus límites. ¿Cuáles son los límites del paradigma
Schreber que lo llevan a otras lecturas de la psicosis (no se quedó ahí lacan)?
Encuentra límites a lo simbólico. En los años 50 Lacan cree que con lo simbólico
puede capturar todo y a medida que va avanzando se da cuenta que lo simbólico
tiene límites y entonces va entendiendo que los tres registros tienen su importancia,
una importancia equivalente. Entonces ya lo simbólico no ordena todo, necesita
pensar de una manera que incluya de manera equivalente, imaginario y real.

El otro gran límite del paradigma Schreber es que no entró del todo la incidencia de
la dimensión del goce. Fíjense que hablamos del significante, hablamos de lo
simbólico, hablamos del significante en lo real en la psicosis pero no hablamos
demasiado del tema del goce.
Entonces, con esos límites es que Lacan seguirá superando su lectura en los años
subsiguientes.
Entonces, para concluir, les propongo ubicar estos puntos:
Es una evidencia clínica que hay tipos clínicos, es decir, que es una evidencia de
la clínica que no es lo mismo atender a un sujeto neurótico que a un sujeto psicótico.
Y que si atendemos a un sujeto psicótico con el dispositivo de la neurosis la cosa
va para mal. Entonces, es una evidencia clínica esta diferencia pero también es una
evidencia clínica que la psicosis viene a nuestros consultorios y entonces estamos
obligados, estamos necesitando armar una conceptualización que nos permita
abordar esa clínica. El paradigma Schreber la aborda conceptualizando con el
ordenador de lo simbólico, con el ordenador de el nombre del padre, faltando en lo
simbólico y produciendo ese efecto que llamamos del significante en lo real, y ese
efecto del significante en lo real no es otra cosa que la aparición del significante
suelto, solo, desencadenado, pesado, que encontramos desde el neologismo hasta
la alucinación.
Bueno, llegados hasta acá, entonces dejaría, así como Lacan supera a Freud,
también podemos decir nosotros que seguiremos en ese camino superando los
obstáculos que la lectura de Lacan nos fue dejando.

13

TEÓRICO SEMANA 13 – TEMA: LA DIACRONÍA EN


LA PSICOSIS

Se seleccionaron algunos parágrafos del Seminario III que nos permiten


desarrollar el tema. Lacan nos invita a abordar, el campo de la psicosis, a través de estos
dos ejes: el eje sincrónico y el eje diacrónico. Lacan lo saca de la lingüística
estructural. El primero que propone abordar un campo, el campo del lenguaje, en esas
dos vías es Saussure y entonces Lacan, lo extrapola de la lingüística estructural y lo
aplica al campo de la psicosis. Y nos dice, metámosno en el campo de la psicosis, a
través de estos dos ejes.

El eje sincrónico es el estudio de un conjunto en el aquí y ahora, es decir, un


corte, sin tener en cuenta la variable del tiempo, de una estructura y sus elementos.
Mientras que el eje diacrónico, incluye la dimensión del tiempo, del desarrollo, del
devenir de una historia singular, estudiando las fases de un fenómeno o campo (es el eje
que hicimos la semana pasada). El eje sincrónico es habernos metido en el paradigma
Schreber, después nos podemos meter en el paradigma Joyce; es hacer un corte, es
leer una estructura, es ver qué elementos tiene, qué coherencia interna tiene, lo hemos
hecho la semana pasada alrededor del orden simbólico, en la lógica del significante,
donde Lacan como dijimos ahí subraya un elemento, un significante, que leyendo el
Edipo Freudiano, propone como el Nombre Del Padre y que sí ese elemento, ese
significante, opera como Metáfora Paterna, tenemos los efectos que encontramos en
campo de las neurosis, pero si ese elemento, ese significante no está en el aparato
psíquico, no está en el cuerpo en el orden simbólico, entonces Lacan propone como
hipótesis causal, llamar a esa determinación, Forclusión del Nombre del Padre, que es
una construcción teórica que nosotros solo podemos verificar, a partir de sus efectos en la
clínica, es decir, en la diacronía de una historia. Por eso para Lacan es tan importante
cruzar ambos ejes, es más se podría decir, que, si al eje sincrónico no lo cruzamos con
el otro eje, vamos a tener una construcción teórica, que son palabras, hasta podríamos
decir un delirio, por eso necesario también el eje diacrónico para que haya realismo.

¿Solamente vamos a abordar al campo de la psicosis con el eje sincrónico y el


eje diacrónico?, no, también cuando abordemos el campo de las neurosis será
alrededor de estos dos ejes. Hoy voy a anticiparles, una comparación, que van a poder
terminar de pescarla, cuando empecemos a desarrollar el campo de las neurosis, pero
para anticipar esta diferencia, les propongo pensar a la diacronía, como un vector y
entonces en el campo de las neurosis, ese vector produce un bucle que bordea sin ningún
agujero, produciendo un efecto, un efecto que llamamos de Retroacción del Sentido.
Comparémoslo con el eje diacrónico en la psicosis, ahí les propongo pensar: el vector -
un agujero - un corte - un efecto de corte, no hay bucle, ese efecto de Retroacción del
Sentido. Ahora bien, Lacan no es el primero que empieza a resaltar la diacronía en la
clínica, ya sabemos que la Clínica Psiquiátrica se detiene en eso, se constituye en un
momento alrededor del valor de la diacronía. Kraepelin como exponente paradigmático,
si quieren tomarlo, de esa Clínica Psiquiátrica diacrónica, en donde empieza a importar en
ese momento, la evolución de la enfermedad, cuál es su momento inicial, su estado
medio y su estado final. Unos años después, pero siguiendo ese interés, podemos pensar
en Jaspers padre de la Psicopatología, también resalta el eje diacrónico (le importa
mucho), le importa no tanto la evolución de la enfermedad como a Kraepelin, pero si le
interesa el devenir del hombre en el mundo, el transcurrir, el curso vital del hombre en el
mundo, entonces para el no hay clínica, si no se estudia en detalle, él quería historias
clínicas largas, con mucho detalle, de ese transcurrir de hombre en el mundo e incluso
repara especialmente, en pedirles a los clínicos, en qué momento de la historia del sujeto,
aparece el fenómeno que llamamos síntoma (quiere ubicar las coordenadas, en el
transcurrir vital de ese sujeto). Incluso Jaspers, abordando el eje diacrónico, va a decir
que ese transcurrir puede suscitarse de dos maneras, o como un desarrollo de la
personalidad, de un sentido comprensible así mismo, pero también se puede suscitar,
esa diacrónica, ese transcurrir vital, como un proceso, es decir, que contrapone un
desarrollo continuo o un proceso, y el proceso lo piensa como una disrupción en la vida
del sujeto que provoca un antes y
un después, un corte, que hace que la personalidad ya no puede volver a ser la misma
que antes y la piensa en el campo de la psicosis, dice los fenómenos, los síntomas en la
psicosis, el delirio y la alucinación, son un proceso, es decir, son un corte tajante, un
antes y un después en la vida de esa personalidad. Eso después lo vamos a retomar, con
nuestra lectura en Lacan, pero también para esos años 1900-1911, Freud rapara en la
diacronía y lee, por ejemplo, el caso Schreber, a través de coordenadas,
transformación, en el devenir del sujeto. Podemos decir, en Schreber, un hombre ateo - la
mujerzuela creyente - la mujer de Dios - su voluptuosidad, pero también Freud nos invita
a otra transformación, la de fases a través de la libido, entonces propone, ocasionamiento
de la enfermedad de Schreber - estallido de libido, ese estallido de libido, nos arma dos
fases, una fase muda de retracción de la libido de los objetos y las personas del mundo
exterior, a la retracción de la libido al Yo, pero hay una fase que se llama ruidosa, en
donde hay una reconexión de la libido a los objetos y personas del mundo exterior, no
como eran antes del estallido de la libido, hay un corte, se da bajo una forma delirante. En
el campo de la psicosis nos presenta, la diacronía, el corte, la continuidad, el corte.
Podemos ubicar otro modo de leer las transformaciones, las fases en Freud en el caso
Schreber, cuando propone la siguiente secuencia: hipocondría severa - duerme vela - la
emasculación - ser la mujer de Dios y cuando eso se disuelve, la tercera enfermedad, lo
mencionado son las fases de ese germen inicial, que tiene su primer mojón en, esa
hipocondría severa, del primer tiempo, de la primera enfermedad. Cada uno de estos
autores nos van llevando, con su cuerpo conceptual, a leer la clínica que observan,
entonces llega, año 1955 - 1957, Lacan, retorna Freud y propone leer en el campo de la
psicosis, en el eje diacrónico, a partir de un corte, que va a llamar el Momento
Desencadenamiento, subraya en el Seminario III y cuestión preliminar, un momento, un
corte, que si se produce es un antes y un después, no de la personalidad como diría
Jaspers, sino del sujeto psicótico. Es un desencadenamiento porque su cuerpo
conceptual, lo lleva a pensar en la cadena simbólica, entonces lo que pasa ahí es un
desencadenamiento, lo que subraya Lacan es que el desencadenamiento puede suceder,
pero no es necesario que suceda, en el caso que se presente da lugar a la psicosis
franca, a la psicosis clínica o la psicosis ruidosa, es decir, con fenómenos, síntomas
clínicos de esa psicosis, de esa estructura. El desencadenamiento arma dos momentos,
el momento clínico de la psicosis, que puede suceder, pero no es necesario y un
momento previo, que nos habla de la estructura psicótica no desencadenada, de la
estructura psicótica compensada, la estructura psicótica no desencadena necesariamente
clínicamente. ¿Cómo piensa este primer momento?, tenemos un primer momento de la
psicosis como estructura psicótica, pero que puede no desencadenar y el momento del
desencadenamiento. Primer momento entonces, psicosis compensada, psicosis no
desencadenada. Lacan va a recurrir a una figura, va a invitarnos a pensar en un taburete
de tres patas, dice que una silla puede tener tres patas y puede funcionar como tal,
siempre y cuando nosotros nos apoyemos en esa silla distribuyendo el peso de nuestro
cuerpo, de tal manera que lo soporte, no poniendo el peso en la pata que le falta. La
estructura psicótica puede no desencadenar nunca en la vida de un sujeto, si esa
estructura se sostiene en sus tres patas, piensa a la psicosis como una falla, le falta la
pata simbólica, en el paradigma de Joyce veremos que esto no es así, pero en el tiempo
del paradigma Schreber, está pensando a la psicosis con una falta, con una falta en la
pata simbólica, quiero decirles que con la figura del taburete, la estructura psicótica
puede compensarse, ¿con qué se compensa?, con lo imaginario, lo que le falta en el
campo de lo simbólico lo compensa en el campo de lo imaginario. Por eso va a proponer
una formula, va a decir, que, en este momento previo al desencadenamiento, pensamos
que hay una compensación imaginaria del Edipo ausente y llama entonces a este tiempo
previo al desencadenamiento, lo llama pre psicosis, ¿de dónde saca ese término?, lo
saca de un psiquíatra europeo que migra a EEUU, que se llama Katan y discute con los
pos freudianos, ¿se acuerdan que algunos creían que había núcleos psicóticos y
neuróticos que habitaban en un mismo sujeto?, bueno, entonces Katan dice que lo que
se tiene antes del desencadenamiento es otra forma de
psicosis, no una neurosis. Otro psiquiatra la nombra como personalidades como si,
como si fueran una neurosis, que indagando se encuentra una psicosis. Katan desarrolla
un caso, que a Lacan le parece muy instructivo, el famoso caso del adolescente de
Katan. Es un joven que va compensando su psicosis, agarrado a las imágenes que le
oferta un amigo y entonces se apega, haciendo lo que hace el amigo, si el amigo se
masturba entonces él también lo hace, compensa lo que le falta en el campo de lo
simbólico, con lo que le aporta el imaginario, con lo que le aporta la imagen del amigo.
Hasta que se suscita un hecho desgraciado, como el amigo se fija en una joven, entonces
él también se fija en esa chica. El problema surge cuando la chica se fija en él y no en el
amigo, Lacan dice que cuando la chica se entrega a los brazos del joven, cuando no tiene
al amigo para apoyarse y saber cómo lo haría, es ahí, cuando se desencadena la psicosis
clínica y comienzan los delirios, las alucinaciones. Entonces Lacan nos invita a pensar,
que hay una razón estructural, una causa estructural, que la llamamos la Forclusión del
Nombre del Padre (paradigma Schreber). Para que se desencadena la psicosis hay que
sumarle a esa causa, una causa contingente, que Lacan lo va a llamar un hecho
biográfico particular, en el caso del joven, se produce cuando la chica se fija en él,
produciendo un agujero en el orden simbólico, en sus recursos simbólicos, para saber qué
hacer en relación a esa muchacha. Entonces el desencadenamiento, primer fase, pre
psicosis. La segunda fase en la diacronía, es a partir que se le suma a la causa
estructural una contingente, se produce el desencadenamiento, es el segundo tiempo,
cuando el psicótico es llamado a un recurso simbólico con el que no cuenta, cuando la
muchacha funciona como un padre en lo real, es decir, un elemento tercero que viene a
romper esa compensación con la que se mantenía estable. Entonces podemos decir,
tiempo del desencadenamiento - encuentro con la falta en el recurso simbólico, eso lleva
al sujeto a un estado de perplejidad, a estar al borde del agujero, entonces se angustia,
entonces certeza, fenómenos hipocondriacos, incluso fenómenos llamados de franja por
Lacan, es decir, fenómenos sutiles, por ejemplo se pueden encontrar crujidos en el orden
de la voz, o en el orden de la mirada, que se le imponen en el momento de perplejidad, en
ese momento de encuentro con el borde del agujero, el agujero en lo simbólico, como los
fenómenos de la mirada, en donde aparecen luces o brillos, que se producen por fuera del
campo perceptivo, que ven, por ejemplo, en la nuca, detrás de ellos. Lacan nos invita a
precisarlo de manera poética, es la espuma que deja el significante, el significante en lo
real. Fase muda como perplejidad y la fase ruidosa cuando comienza el delirio, cuando
el otro toma la iniciativa sobre él, cuando el otro lo persigue, lo acecha, cuando el otro es
malo y lo atormenta. Entonces tenemos dentro del tiempo dos, lo que llamamos
desencadenamiento. ¿Solo encontramos fenómenos elementales en la fase de
desencadenamiento?, Lacan dice que no, si nosotros somos detallistas, en la pre
psicosis ya hay elementos sutiles, que se relaciona con el automatismo mental, es decir
que toda la fenomenología del automatismo mental, la vamos a encontrar en el tiempo de
la pre psicosis y en el tiempo uno del desencadenamiento, es decir, en la fase muda.
Lacan agrega un tercer momento posible, llamado el tiempo de la estabilización, a la
altura de la lectura de Schreber, se piensa en lo que viene al lugar de la Metáfora
Paterna faltante y entonces la llama la Metáfora Delirante, algo que abroche significado
y significante, que le dé un orden como en el caso Schreber, en el orden del universo,
tenemos un trabajo de la psicosis metafórico, que abrocha en ausencia del Nombre del
Padre. En 1998 se reúnen un conjunto de analistas y se proponen a traer casos raros y
resulta que para la época resulta raro tener muchos casos al estilo Schreber (estilo
ruidoso), entonces comienza el estudio de otra diacronía, de otro tipo de presentación
clínica de la psicosis, más sutil, sin catástrofes subjetivas, sin ese ruido extraordinario del
delirio, que serán llamadas psicosis ordinarias.

SEMINARIOS

1
Los términos clave son contingencia, invento y singularidad. “Contingencia” es algo
inesperado e impredecible, un accidente en el curso natural de las cosas. “Invento” está
relacionado con hacer algo con lo que hay, a diferencia de la creación que implica hacer
algo desde cero. “Singularidad” tiene que ver con la dimensión subjetiva, es algo
intransferible, algo en lo cual cada sujeto está en soledad.

Nuestra postura conlleva un horizonte ético. Vale aclarar la diferencia entre moral y ética.
La moral pregunta es si está bien o está mal; la ética pregunta por la orientación de
nuestras acciones (el norte).

El término psicopatología nos remite inmediatamente a lo patológico. Uno se preguntaría,


¿vamos a estudiar patologías?
Canguilhem (de teóricos) define que hay un prejuicio siempre para definir lo normal y lo
patológico, trazado desde un punto de mira ideal. Lacan lo sintetiza en el Seminario 7 y
resume los prejuicios de la época en tres ideales: adaptación, autonomía y genitalidad
heterosexual. Lacan denuncia que los tratamientos estaban marcados por esos ideales:
se buscaban seres adaptados, autónomos y genitales heterosexuales. Cuestiona esta
ética que se tenía para dirigir los tratamientos.

Hablemos de la normalidad contemporánea. El sociólogo Lipovetzky dice que esta época


hipermoderna nos empuja a subirnos al carro del consumo, del hipermercado mundial del
consumo. De ahí se desprenden prejuicios, según los cuales los normal es estar subido al
carro del consumo y lo patológico es no poder subirse a ese tren. Pepe Mujica se queja:
“vivimos con tantas cosas superfluas…”, frase que sintetiza muy bien un cuestionamiento
a esta normalidad del hiperconsumo.

La dirección de este programa es una orientación por la ética del síntoma, incluso de
responsabilidad sobre el pathos y el invento del síntoma, lejos de los prejuicios sobre lo
normal y lo patológico.

En esta clase veremos el texto “El futuro de Mycoplasma laboratorium” de J.A. Miller,
este autor es una referencia contemporánea del Psicoanálisis mundial.

El título parafrasea el texto freudiano “el porvenir de una ilusión”. Freud se hace una
pregunta ética por el destino: ¿hacia dónde va la creencias religiosa, la creencia en Dios?
¿Hacia dónde va la creencia en un padre que protege de las maldades de la naturaleza
con el hombre y de los imperativos culturales? También se pregunta por el progreso de la
ciencia y si va a terminar desplazando la creencia religiosa y la idea de Dios.

En la actualidad y en contexto de la epidemia del Coronavirus, tenemos los progresos


científicos en la investigación de los laboratorios para combatir el virus, y eso convive con
una serie de sentidos e interpretaciones por parte de sectores y autores, que incluso no
tienen nada que ver con la religión, pero que tienen internalizado algo del argumento
religioso. Es la lógica de una humanidad exaltada, sobreexcitada y desbordada, y el virus
como representación de un límite y un castigo a esa excitación, junto con la ilusión de que
va a emerger una humanidad mejor. En estos argumentos podemos reconocer elementos
de la lógica religiosa.

Vemos que la pregunta de Freud es una pregunta, muy vigente, por la posición del
psicoanálisis entra la ciencia y la religión. En el texto Miller aborda esta misma pregunta.
Empieza con una noticia de 2005 en París sobre la creación de un cromosoma sintético
de una bacteria. Se inyectó en una celula bacteriana viva y eso dio como resultado una
entidad mixta, híbrida, con una parte molécula natural y otra parte ADN artificial. Se pasó
de la lectura a la escritura de un código genético, y eso implica crear vida en los
laboratorios.

Esto llevó a inmediatamente a una discusión bioética, ¿qué significa crear nuevas vidas
en los laboratorios? Esto espantó y horrorizó tanto a humanistas laicos como religiosos.
En este sentido, Miller nos pregunta: ¿cuál es la posición del Psicoanálisis? ¿Es de
entusiasmo por el progreso científico o se identifica con cierto tradicionalismo paternal y
religioso?
Miller plantea que el Psicoanálisis tiene fuertes toques de pesimismo con respecto al
progreso. Freud piensa que los seres humanos estamos regidos por la vida pulsional,
pulsados por la pulsión, por los circuitos pulsionales y sus objetos. Esto significa que hay
un empuje pulsional que no tiende hacia ninguna forma de bienestar ni equilibrio (ej.: la
gente matándose por rollos de papel higiénico durante la pandemia tiene cierta relación
con el objeto anal). No hay armonía ni con el propio cuerpo ni con el otro, tanto en la vida
subjetiva como en los fenómenos sociales, políticos y culturales (ej.: guerras). El
pesimismo freudiano tiene que ver con la pulsión de muerte metida en la humanidad en la
vida de cada sujeto.

Lacan también tiene una visión pesimista basada en la pulsión de muerte y en cómo se
mete la pulsión de muerte en la ciencia. La pulsión de muerte se mete en todas las
acciones humanas, incluso en la acción científica, y eso lleva, por ejemplo, de estudiar
átomos a desarrollar la bomba atómica. En la actualidad, se articula la ciencia a la
tecnología generando una civilización de zombies que buscan saturar su goce con objetos
tecnológicos.

Miller provoca a sus colegas psicoanalistas y los alerta sobre el peligro de que ese
pesimismo, freudiano y lacaniano, lleve a que el psicoanalista busque un refugio
tradicionalista, en una tradición paternal y religiosa. También es un peligro identificarse
plenamente al sueño del progreso científico. Miller dice que “los psicoanalistas no tienen
que unirse al coro de llorona que suspiran por el tiempo pasado. Cada uno es libre de ser
humanista o cristiano, pero como analista no puede ser tradicionalista, porque esa
posición reactiva, reaccionaria y conservadora va a contramano de su acto”. El discurso
analítico debe encarnar una tercera vía.

El psicoanálisis no encuentra su vitalidad desde ninguna forma de nombre del padre (ej:
los padres en la actualidad tienen dificultad para decirle que “no” a los hijos). Los avances
tecnológicos y la creación de vida en laboratorios están lejos de las formas tradicionales
de padre y madre, que son algo circunstancial. Quizá en el futuro los bebés humanos
desconozcan las palabras “papá” y “mamá”.

Sin embargo, hay algo que nunca podrá ser modificado, que es indeclinable. Lo único
estructural para definir al ser humano es que el ser humano es un ser parlante, que está
atravesado para el lenguaje. Nacemos inyectados por la palabra, atravesados por
interpretaciones, sentidos, nombres. Las primeras expresiones de llanto ya son
rápidamente codificadas como necesidades (tiene sueño, quiere mamadera, etc.). La
palabra afecta el cuerpo del ser hablado.

A propósito del atravesamiento del ser humano por el lenguaje, su primer consecuencia
tiene que ver con la fórmula lacaniana “no hay relación sexual”. Esto significa que no hay
programación ni instinto que oriente la relación del sujeto con el objeto, que oriente la
complementariedad entre sujeto y objeto. Por lo tanto, como no hay relación sexual
inscripta, recurrimos a los términos: contingencia, singularidad e invención. Esa definición
de “no hay relación sexual” vale para cualquier relación sujeto-objeto, incluso para
relaciones de conocimiento.

Un ejemplo claro es la situación de la pandemia actual. El sujeto cognoscente de la


ciencia acuña nombres (covid-19), hace fórmulas e investigaciones, generando ficciones
que son operativas. Seguramente se encontrará la vacuna. Pero sabemos que la vacuna
resolverá algo pero hay cierta “X” que mutará y retornará de otras maneras. Nunca
terminará de coartarse la relación sujeto-objeto.

Además del estudio de los universales, el eje de nuestra materia (Psicopatología) es la


relación del sujeto con la palabra y cómo eso afecta al cuerpo. Esto nos permite trabajar
el pathos, el sufrimiento. A eso le añadimos como principios orientadores de la
psicopatología, además del estudio de los universales, los términos: contingencia, invento
y singularidad.

Contingencia significa que siempre hay desviación subjetiva. Siempre hay desviación: es
la norma respecto a las proscripciones de la civilización. Siempre hay desviación subjetiva
y eso impide que los sujetos sean totalmente clasificables en algún casillero.

Singularidad significa que hay algo escrito en cada uno que es incomparable e imposible
de agrupar.

Invención quiere decir que con la psicopatología vamos a aprender minuciosamente las
determinaciones del sujeto. Vamos a aprender cómo la estructura determina al sujeto,
exaltando y poniendo de relieve al invento de cada uno para sobrellevar lo traumático de
la vida.

2
La posición ética del psicoanálisis, más que en la búsqueda de grandes clasificaciones, se
sitúa en la idea de lo que es propio de cada sujeto. Pathos se refiere al sufrimiento
humano. La locura, la alienación mental, la enfermedad psiquiátrica son distintos nombres
que se le fueron dando a los sufrimientos humanos, y nosotros nunca podemos perder de
vista que cada vez, con cada paciente, lo que está en juego es su modo de sufrimiento y
cómo abordarlo para darle un tratamiento posible.

Desde esta perspectiva, nos interesa trabajar la ficha de Bergerié (introducción,


automatismo mental, paranoia). Es una ficha con mucho contenido, así que intentaremos
desarrollarla y abordarla de manera ordenada.

La ficha empieza hablando de cómo llegar a una justa apreciación del pensamiento de
Clerembault. Clerembault teorizó acerca del automatismo mental y de los delirios
alucinatorios y paranoides. Es el movimiento previo para llegar a Clerembault, a quien
llegaremos en la 5ta semana de clases.

Desde 1793, donde podemos situar el nacimiento de la psiquiatría (ahí ubicamos a


Bergerié) hasta 1910-1920 cuando Clerembault postula ciertos conceptos.

Muchas cuestiones que encontramos en la psiquiatría clásica vamos a encontrarlas


vigentes en discusiones completamente actuales, en modos de conceptualizar y de
diagnosticar.
Inicialmente hablamos de la oposición entre clínica sincrónica y clínica diacrónica.
Bergerié es una autor que rastrea la historia de la psiquiatría a partir de esto. La
psiquiatría/clínica se inicia en 1793 con Pinel, que escribe su tratado sobre las
enfermedades mentales. Esta primer clínica sincrónica tiene una particularidad: se
relaciona con una manifestación central de la locura, de lo que se nombra como
alienación mental, en el aquí y ahora. Pinel y Esquirol plantean la locura, la enfermedad
mental, la alienación mental, como lo que se presenta en el aquí y ahora. Qué veo en el
paciente que tengo frente a mí y cómo lo pienso. La alienación está pensada como
género único, no hay diferencias clasificatorias. En este síndrome, en todo caso, hay
modos que se van sucediendo y combinando desde este género único de alienación
mental, modos como por ejemplo: depresión, manía, idiotismo, demencias.

Esta clínica es sincrónica-sindrómica. Sincrónica porque se presenta en el aquí y


ahora, en cómo se ve el paciente en ese momento; no hay estudio sobre la
evolución de la enfermedad. Sindrómica porque se basa en una manifestación
central, en un síndrome.

Pinel crea la categoría de la alienación mental. Se lo suele nombrar como el que “libera a
los locos” porque hasta ese momento los locos eran marginales, y Pinel empieza a
plantearse la necesidad de un lugar específico para locura, el asilo, que luego va a ser el
hospital psiquiátrico. Si hablamos de alienación, podemos relacionarlo con la película
Alien y ese cuerpo extraño que emerge del cuerpo de la protagonista, y pensarlo como
algo que se vivencia como otro, extraño, ajeno, enajenado. Para todos hay algo que se
puede presentar como extraño, ajeno, en uno mismo, el punto de locura propio.

En esta época se piensa en un tratamiento moral. Pinel define su tratado como un tratado
médico-filosófico. Él está influenciado por una filosofía en la que se piensa que todo lo
mental está en función de un reflejo de la percepción; son las percepciones las que van
armando al individuo. Se piensa que hay un percepción que afectó al enfermo, y se
intenta trasladarlo a un asilo, a un lugar específico, donde las percepciones sean otras.
Poniendo al paciente bajo dependencia de un médico quien tendrá cierta firmeza pero, a
la vez, un trato afable (sabemos que esto no siempre fue así) .

Las causas no están bien definidas. Está la idea de pasiones contrariadas, excesos,
alguna lesión.

En la clínica sincrónica entonces tenemos a Pinel, con su perspectiva de la alienación


mental, a Esquirol, que empieza a pensar las alucinaciones como alteraciones del campo
perceptivo, como una percepción sin objeto (se me presentó una imagen que no condice
con ninguno de los objetos presentes, escuche voces, ve cosas que no hay).

En 1822 sucede algo que provoca la caída de la clínica sincrónica y la aparición de


la clínica diacrónica. Bayle descubre la causa anatomopatológica de las parálisis
generales progresivas. Descubre que es generada por una bacteria, y esto marca el
inicio de la psiquiatría clásica. En este punto se empieza a plantear que habría una
causa orgánica específica de la enfermedad mental (se las llama enfermedades
mentales-anátomo-clínica-evolutiva).

Estamos en la clínica diacrónica o clínica de las enfermedades mentales-anátomo-clínica-


evolutiva. Esto supone una base orgánica (anatomopatológica) de la enfermedad mental.
Se instala en un modelo médico que busca las causas orgánicas de la enfermedad
mental, ligadas a cuestiones que se pueden dividir en congénitas, hereditarias o
adquiridas (como es el caso de la parálisis general progresiva).

La llamamos clínica diacrónica porque los psiquiatras empiezan a plantearse la


enfermedad no sólo en términos de esa manifestación central que se presenta en el aquí
y ahora (como sucede en la clínica sincrónica), sino que empiezan a plantearse preguntas
sobre el momento de inicio de la enfermedad (por ej., una ebefrenia, que es una
demencia precoz, se inicia en la pubertad; una paranoia tal vez se inicia en una etapa
más tardía). Esta clínica pone el acento, fundamentalmente, en la forma terminal de la
enfermedad. Estudiar el progreso de la enfermedad ya nos permite dar cierta idea de
pronóstico.

La clínica diacrónica tiene un criterio que ya no toma la manifestación central en el aquí y


ahora sino, por ejemplo, síntomas principales, síntomas accesorios (pueden estar
presentes o no) y la forma de inicio, de evolución y final de la enfermedad. El exponente
más importante de esta clínica es Krapaelin.

Kraepelin es un autor de la escuela de psiquiatría alemana. Él intenta establecer


diagnósticos que encajen perfectamente. Esto lo llevó a escribir sucesivas
ediciones de su tratado de psiquiatría, hasta llegar a la sexta donde aparece un
ordenamiento definido. Mientras tuvo que enfrentar los cuestionamientos por parte
de la clínica francesa, que es puntillosa y detallista, como el caso de Clérembault.
Más que por el detalle finio, Kraepelin se preocupa de armar una nosografía, un
ordenamiento de los cuadros clínicos, y en ese punto ir deslindando un cuadro de
otro.

Ya no es la locura como un género homogéneo con distintos textos que se suceden y se


yuxtaponen, como la clínica sincrónica, sino que empieza a plantear diferencias tajantes.
De un lado está la demencia precoz, del otro la paranoia. Luego Kraepelin sigue
generando nuevas categorías y cuadros.

Kraepelin sitúa, en principio, una definición de paranoia en la que está en juego algo que
no va a variar. Esta definición se mantiene desde un inicio. Esta definición pone en juego
la idea de una idea inquebrantable que se presenta en el sujeto y que nunca se va a
modificar, que es sostén de un aparato delirante coherente sistematizado. Está la
presencia de un desarrollo incidioso de una estructura delirante sostenida en esa idea
inquebrantable (por más que se la cuestione, él incorporará todo a su delirio, a sostener
esa idea que nunca va a modificar).

La particularidad de la paranoia (que la diferencia de la demencia precoz) es que


cualquier elemento que aparezca siempre se va a integrar a su delirio. De tal modo que
este delirio será sistematizado, absolutamente coherente. Esto lo podemos ver en
grandes personajes de la historia, con delirios tan coherentes, sistematizados e
inquebrantables que de algún modo funcionan en lo social. Un caso es el de Rousseau,
ideólogo de la Revolución Francesa.

Kraepelin establece la diferencia con la demencia precoz, en base a criterios como el de


síntoma principal-accesorio, modo de inicio, de evolución y de finalización. La demencia
precoz se desarrolla en forma temprana, hay síntomas accesorios presentes como
alucinaciones o estados catatónicos (el sujeto se queda endurecido como un muñeco de
cera), mañerismos, movimientos estereotipados. En cuanto al síntoma principal de la
demencia precoz, se trata de una afección volitiva, decaimiento afectivo, aparece afectada
la esfera de la voluntad y, por otro lado, la presencia de intrusiones. Se da el delirio de
influencia (el sujeto se siente llevado a hacer cosas que no siente como propias). El sujeto
ve llevado a hacer o decir cosas que no son las que se proponía hacer o decir. No
hablamos sólo de alucinaciones auditivas o visuales (ej: oigo voces, veo cosas) sino,
incluso, de efectos psicomotores a nivel corporal. El individuo se encuentra haciendo
cosas por las que se ve impulsado, algunas situaciones que podríamos nombrar como
delirio de influencia (se siente tomado por otro que lo lleva a hacer cosas). En esta idea
de la intrusión podríamos encontrar un punto de contacto con la clínica sincrónica y su
idea sobre los alienados mentales de algo que se presenta como enajenado.

Podemos encontrar delirios en la demencia precoz, pero estos delirios nunca van a tener
la sistematización y la coherencia que encontramos en la paranoia. En la demencia
precoz se producen múltiples focos delirantes. Son delirios completamente
desarticulados, sin ningún tipo de organización ni coherencia, quizá muy floridos y
variados –quizás un día está fantaseando con una cosa y otro día con otra-. No se
prolongan en el tiempo y varían de contenido todo el tiempo.

Por otro lado, en la demencia precoz encontramos la fase terminal. En la paranoia hay
absoluta claridad de pensamiento y pueden llegar a facultades intelectuales muy altas. En
cambio, en la demencia precoz se nota el deterioro y la fase terminal lleva a un deterioro
considerable. Esa evolución fatal hacia la demencia que se presenta en la mayoría de los
casos (ej: ebefrenia, catatonia, demencia simple).

Kraepelin formula una demencia paranoide y se va encontrando que ciertos modos de esa
demencia que llegan a establecer cierto delirio paranoide, pero no tan sistematizado, no
siempre termina en fases tan complicadas como la demencia. La psiquiatría francesa
critica a Kraepelin al advertir que no todos los cuadros de demencia precoz terminan en
deterioro, que no evolucionan hacia lo terminal. Esto lleva a crear una nueva categoría: la
parafrenia.

3
Vamos a abordar la diferencia entre cuadros clínicos y formas clínicas en Kraepelin. En
principio, haremos una introducción al tema.

¿Qué es la clínica? En términos amplios, la práctica misma con pacientes, inicialmente


una práctica médica. La clínica se inicia con una operación en la que a partir de la
observación de la repetición de anomalías, irregularidades y singularidades se definen
síntomas y signos clínicos. Síntomas en el sentido inicial de la palabra de lo que no
funciona apropiadamente para el sujeto. Signos clínicos que implican un aspecto más
objetivo; que algo constituya un signo implica que haya alguien que lo reconozca como
tal, es decir que el lector hace al código de signos. Al estudio o lectura de esos signos se
lo llama “semiología” (ej: 37/39 Cº de de tempº es un signo a leer en un contexto médico;
decaimiento afectivo y alucinaciones son signos a leer en términos psiquiátricos).

Un solo signo o un solo síntoma no implican necesariamente una afección. Es complejo


determinar objetivamente un signo. Si a un signo se le relacionan otros, tenemos un
síndrome. Un síndrome es una agrupación regular de signos y síntomas correlacionados
entre sí, que pueden conducir a más de una etiología posible. Por ejemplo, cierto
decaimiento afectivo, cierta ausencia de iniciativa, cierta desorganización en el
pensamiento o en la motricidad, podrían ser efecto de la resaca posterior a una
borrachera, podrían ser efecto de un duelo, podrían ser un síndrome basal de una
demencia precoz. Tengan esto presente en relación a la manera de diagnosticar de los
manuales de diagnóstico estadístico actuales.

Determinar un síndrome semiológicamente muchas veces es una etapa previa a definir la


existencia de la enfermedad. A partir de Sydenham, uno de los fundadores de la medicina
manera, lo que define a la enfermedad es la presencia de signos precisos, con una
evolución típica en distintas personas, una etiología anátomo y fisiopatológica, en lo
posible una terapéutica y eventualmente sus formas clínicas.

Las formas clínicas son las formas que toma típicamente la presentación de una
enfermedad. Por ejemplo, en el caso de la demencia precoz podría ser la forma
ebefrénica o la forma catatónica, con distintos rasgos característicos pero todas con el
mismo síndrome basal. Definir si una enfermedad está presente en una persona es hacer
un diagnóstico. Esto siempre tiene un aspecto diferencial de comparación semiológica, y
otro positivo, es decir, reconocer los elementos que hacen a la enfermedad misma.

Por ejemplo, para reconocer al COVID-19 hay síntomas como tos, fiebre, dolor en el
cuerpo, pérdida del olfato como la cuestión diferencial. El análisis bioquímico es lo que
daría el indicio positivo de la presencia del virus. Otro ejemplo es el caso de la demencia
precoz, ese síndrome basal que describe Kraepelin que se distingue de los signos clínicos
de la paranoia (sistema delirante, inquebrantable, con la conservación de la claridad del
pensamiento, el deseo la acción) y de los signos clínicos de la psicosis maníaco-
depresiva (cuadros agudos que se presentan periódicamente sin deterioro). Allí está la
posibilidad de comparar y es el deterioro terminal lo que confirma positivamente el
diagnóstico de la demencia precoz.

Como decíamos, la clínica es inicialmente una práctica médica que implica la objetivación
de quien está bajo observación. Esto es útil en un sentido y también peligroso por los
matices, torsiones, los usos diferentes que implique esa operación, más aún en el terreno
de la psiquiatría o del psicoanálisis. Por eso distinguimos la clínica de la mirada de la
clínica de la escucha, que apuesta a darle a esos signos otro destino que un
ordenamiento.

Por ejemplo, una persona llega a la consulta diciendo que no puede dormir. Hace días
que no come. No puede quedarse quieto. Se advierte su agitación, su hablar es acelerado
y poco coherente. Dice también que lo inquietan mucho que sus pensamientos se
transfieran por la radio y que sabe que lo quieren perjudicar. Describir ese cuadro clínico
del paciente en términos de insomnio, de anorexia, de excitación hipomaníaca, de
alucinaciones e ideas delirantes implica contar con un fundamente, con un tesoro
semiológico que requirió décadas de elaboración.

La figura de Pinel se destaca por haber dado el puntapié inicial con la fundación de una
nueva disciplina dentro de la medicina. Pinel recorta un padecimiento que define como la
perturbación de las funciones superiores del sistema nervioso (es decir, el entendimiento
y la voluntad), sin lesión de estructura, sin fiebre. Según Pinel, un padecimiento
desconocido en su esencia pero perceptible en sus efectos. Pinel se dedica a su estudio
sistemático por medio de la observación empírica, sin introducir su propia subjetividad,
separando así la locura como concepto social, que son los errores y extravagancias de los
que es susceptible la especie humana, y la distingue de la alienación mental como un
diagnóstico médico para una enfermedad. El estudio de la alienación mental funda la
psiquiatría como práctica, se funda la psiquiatría al darle un objeto y un método.

Este estudio de Pinel constituye la primera fase de estructuración de la clínica


psiquiátrica, denominada “fase sincrónica” según Bergerié, y organiza lo que Lanteri-
Laura ubica como el “paradigma de la alienación mental”. ¿Qué es un paradigma? El
epistemólogo Thomas Kuhn lo define como el conjunto de representaciones coherentes,
correlacionadas entre sí, que regulan de manera racional, eficaz y económica una
disciplina. Es el conjunto de conocmientos que constituyen la ciencia normal, la manera
normal de entender las cosas en determinado momento. Un paradigma funciona durante
algún tiempo, hasta que su manera de explicar las cosas se vuelve un obstáculo.
Entonces, tras una crisis, un nuevo paradigma se instaura. No anula al anterior sino que
plantea las cosas de una manera diferente, que vuelve a funcionar durante un tiempo. Por
ejemplo, la física de Newton, que funcionó durante un tiempo hasta que Einstein
encuentra cosas que no puede explicar e instala un nuevo paradigma, que incluye la física
newtoniana. Lanteri-Laura aplica ese concepto a la historia de la psiquiatría.

Tomando el paradigma de la alienación mental, los alienistas suponen una enfermedad


mental única con cuatro estados o formas clínicas, con la suposición de una carga
orgánica difusa. Si el paciente de nuestro ejemplo si hubiese presentado al hospicio
donde trabaja Pinel, su diagnóstico, luego de descartar la intoxicación o alguna lesión sin
preguntar por la historia del paciente, habría sido el de alienación mental bajo la forma
clínica de la manía. Es decir, una agitación y una alteración más o menos general de su
relación con el mundo. Y habría sido internado para su tratamiento.

Distintas cuestiones terminan poniendo en jaque este primer paradigma. La posibilidad


misma de observar a los alienados, la descripción de los síntomas y la evidencia que eso
permite, que va encontrando repeticiones semejanzas y diferencias. El descubrimiento de
la evolución de la parálisis general progresiva en una secuencia fija de síntomas con una
causa orgánica reconocible es el hito que marca la crisis del primer paradigma. Ese
estudio se vuelve el modelo para el nuevo paradigma, el paradigma de las enfermedades
mentales. Los psiquiatras encuentran la idea de la enfermedad única como un límite para
entender sus observaciones y va ganando consenso de la idea de que existen varias
enfermedades.

Jean-Pierre Falret enuncia el método para el paradigma de las enfermedades mentales,


segunda fase de la estructuración clínica. Falret agrega a la formulación de Pinel la
exigencia de observar no sólo los signos clínicos principales sino también los detalles
accesorios, los síntomas positivos (los que están presentes en el cuadro), los síntomas
negativos (los que no están presentes en el cuadro), observar el conjunto de la vida del
enfermo (su presente, su pasado, sus expectativas) en la búsqueda de encontrar en él la
encarnación de una entidad natural, que es una enfermedad con una causa orgánica y
una evolución reconocida que permite hacer un pronóstico.

Durante más de 50 años, los psiquiatras dedicaron su esfuerzo a esa búsqueda, con una
perspectiva más descriptiva en Francia y una más conceptual en Alemania. Ambas
escuelas con un criterio anátomo-clínico-evolutivo. Si el paciente de nuestro ejemplo
hubiera consultado en ese entonces, seguramente le hubieran hecho un interrogatorio
más exhaustivo, que hubiera permitido desde cuándo estaba así, si eso era algo
recurrente, si se había presentado algún otro tipo de signo o de alucinaciones, si la
interpretación delirante se articulaba de manera sistemática. O sea, una pintura más
detallada del cuadro clínica. Además no le hubieran dado el mismo diagnóstico en París
que en Heidelberg. Kraepelin lo hubiera diagnosticado como un diagnóstico de demencia
precoz. Es importante ver cómo el significado de los mismos nombres varía según la
época histórica, por ejemplo, Manía no es lo mismo para Kraepelin que para Pinel.

Kraepelin en 1899 propone una nosología, es decir, una clasificación de las distintas
enfermedades que aspira a sintetizar todo el trabajo de la psiquiatría hasta entonces. Esto
resulta el punto culminante de la segunda fase de estructuración de la clínica psiquiátrica
y marca el inicio de la crisis del segundo paradigma. Esa síntesis ubica entre una serie de
psicosis orgánica, fruto de infecciones, intoxicaciones, lesiones, etc., y formas
degenerativas como las oligofrenias por ejemplo, las tres líneas de trabajo que
constituirán el problema más propio de la psiquiatría desde entonces.

La primera línea de trabajo son los estados delirantes crónicos no alucinatorios, que es la
paranoia. El segundo son los estados agudos de evolución periódica sin deterioro, es
decir, lo que Kraepelin llama las psicosis maníaco-depresivas. El tercero son los estados,
agudos o crónicos, que evolucionan hacia una forma de deterioro particular, que él
denomina demencia precoz. Esta síntesis es un punto culminante. A partir de allí es
evidente que la multiplicación de las entidades clínicas, un detenimiento en el progreso
del saber en ese punto y la falta de resultados en el plano anatómico marcan el inicio de
otra fase de estructuración de la clínica.

Allí se inicia el tercer paradigma, al que Bergerié llama “fase psicodinámica” y Lanteri-
Laura denomina como el “paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas”.

Retomando al segundo paradigma y sus tres líneas de trabajo, luego de la 6ta edición del
manual de Kraepelin, se da un acuerdo con respecto a las psicosis maníaco-depresivas.
Los franceses habían llegado a conclusiones similares sobre la paranoia, primero Sérieux
y Capgras, luego Clérambault, quienes agregan al análisis de Kraepelin una forma clínica
particular, que coincide con su idea del delirio de querulancia. El análisis estructural del
tercer paradigma llevará a disolver ese grupo.

El punto más álgido de los debates se produce en torno a la demencia precoz. La escuela
francesa no acepta la construcción de Kraepelin porque distingue los cuadros donde la
desintegración, el deterioro es total, por ejemplo, la ebefrenia, de los estados donde esa
desintegración es limitada y que constituyen la mayoría de los casos. Ballet llama a esos
cuadros “psicosis alucinatoria crónica”. Con una hipótesis psicopatológica, plantea un
síndrome disociativo inicial al que la personalidad le respondería con un delirio explicativo
o no, dependiendo de la personalidad de base.

Si bien Kraepelin responde a estas críticas con la conceptualización de las parafrenias en


1913, en Alemania Bleuler plantea su trabajo sobre las esquizofrenias en 1911, ubicando
a la disociación como un mecanismo generador que da cuenta de la mayoría de los
síntomas de la afección y, al mismo tiempo, elimina sus matices ampliando el terreno de
las esquizofrenias.
A partir de entonces, en ese tercer paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas, no se va a tratar de reconocer la evolución de los estados psicóticos,
sino de tratar de ubicar la organización íntima de los elementos; la estructura como una
entidad autónoma irreductible a la suma de sus partes; los mecanismos que expliquen las
causas de los procesos patológicos. Es el momento del nacimiento de la psicopatología
como ciencia.

Era necesaria otra perspectiva de la clínica que no se opone sino que se complementa
con la perspectiva psiquiátrica. La de una escucha que pueda, quizás, hacer de esos
signos clínicos los signos de un pathos singular, de una pasión que enganchará a nuestro
paciente a la vida de una manera menos sufriente.

4
En esta semana hablaremos de los delirios pasionales. Además tienen otras dos
temáticas que son clínicas de las parafrenias clásicas y actuales, y el tema del pathos del
lenguaje. La concatenación de esos dos últimos temas tiene mucha relación con esto.

Clérembault en su capítulo Nº 2 trabaja los delirios pasionales y hace una distinción clara
de los delirios interpretativos. Considera, a diferencia de la psiquiatría alemana, que los
delirios pasionales se distinguen de los delirios interpretativos por puntos específicos que
iremos recorriendo.

Tenemos dos términos a ver durante la cursada. Por un lado, el tema del delirio y, por otro
lado, el tema de la pasiónl. La filosofía se ha encargado de las pasiones, Descartes se
ocupa de las pasiones del alma y su relación con el cuerpo. Spinoza, Hobbes, muchos
filósofos se refirieron al tema de las pasiones.

En este capítulo tendremos una presentación de enfermos. Clérembault tenía que evaluar
si el enfermo tenía que ir a un hospicio o si se trataba de un criminal. Clerembault aísla y
describe tres pasiones, tres delirios pasionales: erotomanía, reivindicación y celos.

El terreno en el cual se despliega el delirio, en el caso de la erotomanía, es en el terreno


del deseo. El erotómano delira en el terreno del deseo. Cuando distingue delirio
interpretativo de delirio erotómano dice que los delirios interpretativos se sustentan en el
carácter paranoico, es decir, en el sentimiento de desconfianza. Agrega que los delirios
interpretativos se desarrollan en todas las direcciones; que la personalidad global del
sujeto está en juego; que el sujeto no está excitado; que los conceptos son múltiples,
cambiantes, progresivos; que la extensión se realiza por irradiación circular; que la época
de su inicio permanece indeterminada.

Por otra parte, los delirios pasionales se caracterizan por su patogenia; sus componentes
ya comunes y específicos; sus mecanismos ideativos; su extensión polarizada que
alcanza a veces niveles hipomaníacos; la puesta en juego inicial de la voluntad; la noción
de finalidad; el concepto director único; la vehemencia y las concepciones completan
desde el principio un rasgo reivindicativo común. Estos delirios pueden ser autónomos, es
decir, solamente una erotomanía, solamente celos o reivindicaciones. También pueden
mezclarse.
Según Clérembault, el delirio erotomaníaco se desarrolla en tres estados: esperanza,
despecho y rencor. Estos estados pueden ser circulares: se puede pasar del rencor a la
esperanza nuevamente y al despecho. Lo importante para Clerembault es el postulado
inicial y las consecuencias que se deducen de él. Dichas consecuencias son
dependientes del objeto que se tiene como pareja, como partenaire de esa pasión (ya
sean los celos, la erotomanía o la reivindicación). Él piensa que hay que accionar en el
erotómano y que es necesario poner en movimiento el elemento esperanza, dado que hay
una reticencia del erotómano a confesar el tema de su erotomanía, a contarla y hablar de
este tema. En ausencia de esa maniobra, muchas veces los enfermos quedan mal
clasificados como perseguidas/perseguidoras cuando deberían clasificarse como
perseguidas amorosas. Los componentes del sentimiento que generan el postulado son el
orgullo, el deseo y la esperanza.

Es decir que en los delirios pasionales, tenemos por un lado las tres fases, tenemos un
postulado generador (o inicial) y las consecuencias que se deducen de él, el objeto que
está siempre presente en cada uno de estos delirios y los componentes del sentimiento
que generan este postulado. Estos delirios pasionales se distinguen tajantemente de los
delirios interpretativos.

La particularidad es que todo lo que ocurre, toda la pasión que toma a la persona la
generó el objeto. No la generó él, no es el enfermo quien ha tomado la iniciativa amorosa
sino que tal iniciativa vino del exterior, de un objeto que fue y puso en movimiento esa
pasión. Este descubrimiento es fundamental.

Este objeto tiene algunas características especiales: siempre es un objeto que se


considera ubicado dentro de una jerarquía superior, en un nivel superior. Por ejemplo: un
jefe, alguien de una clase social superior, que pertenece a otros trabajos.

La felicidad de ese objeto depende del sujeto en cuestión. Este objeto no puede ser feliz
sin él. Siempre es libre, aunque esté casado (“no importa, ese matrimonio no es válido”).
Todas las personas del entorno tienen un interés especial por esa historia de amor, que
es como una novela que transcurre para todos. El objeto aparece siempre bajo la mirada
de nuestro erotómano, lo vigila, ve a donde va, que es lo que hace, sabe que hay intrigas
por parte de las personas, conversaciones indirectas que aparecen respecto de ese
objeto. Y hay una simpatía casi universal de que ese romance siga su curso.

A la vez, el objeto no es un objeto que solamente inicio la relación sino que tiene
conductas paradójicas que confunden un poco al erotómano, porque no es siempre claro.
Es un objeto que puede dar señales de que las cosas están muy bien o señales de que
no, y esas pueden ser pensadas como una puesta a prueba del amor que tiene el sujeto
como tal. Esas conductas paradójicas son bastante desestabilizadoras para el erotómano
en cuestión. La conducta paradójica siempre está presente. Ella permite la acomodación
de los hechos (ej: se supone que el objeto vacila por orgullo, timidez, dudas, celos o
también por abulia fundamental). Es decir que están los hechos y la interpretación que él
hace de esos hechos. Si bien hay una interpretación, no pertenece al delirio interpretativo
generalizado sino que está reducido, conducido y armado alrededor de un objeto.

La conducta de este objeto y las paradojas dan lugar a ese momento de despecho e
incluso de rencor. Es importante la aclaración de Clerembault de que NUNCA HAY
ALUCINACIONES (es importantísimo saber qué es una alucinación para la psiquiatría y
qué es una alucinación para el psicoanálisis). Y diferencia entre una pasión normal y esta
pasión que es patológica.

Vamos al caso de Léontine. Ella entra internada en un estado de despecho. Es una


obrera. El objeto que inicia su pasión es un capitán. A pesar de que este hombre es
casado ella sostiene que no. Las conductas paradójicas de él aparecen. Pero piensa que
a pesar de estas actitudes paradójicas puede perdonarlo. Como es una mujer, no toma la
iniciativa de declararse y espera que él lo haga. Lo que Léontine dice que ese oficial inicia
con un gesto la idea de que él está enamorado de ella, y aclara, de diferentes maneras,
esa conducta paradójica, la denegación del matrimonio del oficial y su reconocimiento de
estar dispuesta a perdonar. Estas cuestiones son centrales en el diálogos, que le permiten
esclarecer a Clérambault que se trata de una erotomanía.

Los comentarios que hay alrededor del tema dan cuenta de cómo el terreno en el cual se
despliega el delirio es el terreno del deseo. Es fundamental esta frase: “el erotómano
delira en el terreno del deseo” para interrogar, para ver qué pasa luego en los casos que
iremos viendo, en otros cuadros clínicos. ¿Qué es lo que pasa con el deseo?

Clérambault va a tratar de distinguir sobre qué delira cada sujeto. Dice que el paranoico
delira con su carácter, mientras que el erotómano delira con su deseo. Cuando aclara
esto de que el paranoico delira con su carácter, define burdamente al carácter como el
“conjunto de emociones cotidianas mínimas que han alcanzado la característica de
habituales, cuya calidad está prefijada para toda la vida y cuya medida está más o menos
prefijada para cada día”.

Por el contrario, en el pasional se produce un nudo ideo-afectivo inicial en que el que cada
elemento afectivo está constituido por una emoción vehemente profunda destinada a
perpetuarse sin cesar y que acapara todas las fuerzas del espíritu desde el primer
momento. El sentimiento de desconfianza del paranoico es antiguo, con un inicio
imposible de determinar, mientras que la pasión del erotómano, del reivindicativo y del
celotípico tiene un punto de inicio. Estas diferencias las establece Clérambault.

Clérambault insiste en el tema de la finalidad y también en las diferencias de estos delirios


pasionales con el delirio interpretativo, en donde el interpretativo tiene un estado de
expectación continua, mientras que el delirante pasional vive esforzado. Afirma que el
pasional “sólo delira en el terreno del deseo” y, por consiguiente, el modo del delirio es
particular, dado que el todo el trabajo imaginativo-interpretativo está restringido al espacio
que se extiende entre el objeto y el sujeto.

En otro apartado, Clérambault hace un ejemplo respecto de la dependencia absoluta


entre el sujeto y el objeto respecto de los delirios pasionales, y resalta que ese objeto es
tan importante que si desaparece éste se desvanece todo el edificio. Es fundamental la
presencia de ese objeto para la permanencia de ese delirio (Lacan dice que “los delirantes
aman a su delirio como se aman a sí mismos”). En este momento establece una analogía
con una joya, la “lágrima holandesa”, que resulta de un experimento físico que consiste en
tirar un vidrio que consiste en tirar un vidrio caliente en agua fría, produciendo una
especie de renacuajito. Esa joya resultante, que fue un misterio durante cuatro siglos, era
tema de discusión entre franceses y holandeses. Se preguntaban cómo era tan fuerte ese
núcleo, que si uno lo golpeaba con un objeto contundente no se rompía. Pero si uno
quebraba la colita, que parecía la parte más débil, estallaba todo el artefacto. Para
Clérambault, podemos suprimir cualquier parte del delirio pero éste perdurará; en cambio,
si suprimimos en el delirio pasional esa única idea que ha denominado el postulado y todo
el delirio se derrumbará, como la lágrima de Batavia que desvanece cuando le quebramos
la punta. Una vez desaparecido el delirio, al sujeto no le quedará más recurso que
reconstruir otro cuando se encuentre maduro para un nuevo acceso pasional.

5
Hoy hablaremos del automatismo mental de Clérambault.

Clérambault busca el origen de los fenómenos psicóticos. Él recopiló los fenómenos


descriptos previamente por las escuelas de psiquiatría, los agrupó de acuerdo su orden
de importancia y de aparición. Se trata de fenómenos iniciales que se encuentran en la
base de las psicosis. Serían los primeros signos de manifestación de una psicosis.
Clérambault propone una forma para detectar las psicosis antes del delirio e incluso antes
de la alucinación propiamente dicha.

Este autor se basa en una ideología mecanicista. Sostiene que sobreviene un mecanismo
que se manifiesta especialmente en el área de lo mental. Por eso lo llama “automatismo
mental”. El sujeto no es dueño de sus pensamientos, no puede controlar el curso de su
pensamiento. No es algo que él hace, es algo impuesto, algo que le sucede y no se lo
atribuye a nada ni a nadie. Clérembault describe de esta manera al mecanismo generador
del delirio. Algunos profesionales llamarán a este síndrome el síndrome de acción
exterior, justamente, por este rasgo de exterioridad.

En el síndrome de automatismo mental habría dos grupos:


Uno que considera los fenómenos francos y, más bien, tardíos del automatismo mental. Y
otro referente a fenómenos más sutiles, iniciales e incompletos. Este segundo, llamado
“pequeño automatismo mental”, tiene tres características: es neutro, es anideico y es
atemático. También lo llamaban el “síndrome de pasividad”, porque el sujeto no es agente
de su pensamiento. No es esta fenomenología que aparece en el inicio, donde habría un
automatismo mental puro sin ningún mecanismo interpretativo por parte del sujeto.

Habría una evolución progresiva hacia el gran automatismo mental, también llamado triple
automatismo, que tiene tres características: es ideo-verbal, es sensitivo y es motor.
Clérambault tomaba como referencia estas tres áreas o registros. Vale diferenciar lo
sensitivo de lo sensorial; lo sensorial se refiere a los órganos de los sentidos (oído, vista,
etc) mientras que lo sensitivo son sensaciones cenestésicas.

Volvamos al pequeño automatismo mental. Son alteraciones aisladas del pensamiento y


el lenguaje interior. Es neutro porque aparece en el sujeto un texto sin afecto, sin ninguna
coloración afectiva. Las voces refieren datos que no le interesan. Hay una agilidad en
relación al afecto, no es algo que lo involucre particularmente. Es atemático porque no
tiene un desarrollo temático sino que implica un sinsentido. Son fenómenos fragmentarios
o cuando hay un tema, a veces, son pobremente temáticos. Aparece en este terreno
también la ideorrea, como una tormenta de palabras, un flujo de palabras sin ton ni son,
es un deslizamiento metonímico y sin sentido. El tercer rasgo es que es anideico, es decir,
que no sigue una sucesión de ideas, no tiene forma. Son fenómenos no conformes a una
lógica, no conformes a una secuencia, no están articulados a una idea, no tienen
significación, no tienen sentido (escucha: clac, clac, clac, o shhhhh). A veces aparecen
juegos silábicos o cantinelas verbales, ecos de pensamiento. Y estos fenómenos tienen el
rasgo de ser abstractos, es decir que son intuiciones abstractas que bloquean el
pensamiento. Y si es un fenómeno de carácter negativo, por ejemplo, produce un
vaciamiento de recuerdos. Por lo general son fenómenos sutiles de interferencia que
perturban el curso del pensamiento, es decir que son procesos de intrusión que van a
entrometerse y perturbar el orden del pensamiento del sujeto. Pueden aparecer bajo la
forma de inhibiciones: no manejo mi lengua, mi lengua se acomoda al pensamiento de
otro.

De este pequeño automatismo mental habría un progresión, una evolución hacia el gran
automatismo mental o triple automatismo, al que también se agregan fenómenos
sensoriales y fenómenos afectivos (ya no es neutro). Es ideo-verbal, hay una tendencia a
la verbalización; aquel pensamiento del primer estadio se torna auditivo. Es decir que se
instauran las voces, se vuelven verbales. Aparece una idea, ya son temáticas, ya son
voces individualizadas, son objetivas y no abstractas (se oye mi pensamiento). Comienza
a otorgar un significado, eso tiene la forma de una injuria, de un insulto, de una
persecución, aparecen ideas místicas, etc. A esta altura ya son productos ideos, dejan de
ser anideicos. Están mucho más organizados: hay una idea y hay producciones
secundarias que se van a sobreagregar a ese automatismo puro del inicio. Aparecen
fenómenos los fenómenos visuales: rayos luz, hay puntos brillantes; aparecen fenómenos
cenestésicos: sacudidas eléctricas, pinchazos en la cabeza (ej: una paciente decía que
ella levitaba antes de ir a dormir, luego fue agregando elementos a esta suspensión en el
aire, agrega que había cuatro ángeles tirando de las cada punta de la cama que la hacían
levitar); también pueden aparecer fenómenos auditivos: silbidos, campanas, es decir que
estos pensamientos del inicio se van a haciendo auditivos y verbales, y van teniendo una
forma ya más determinada y más precisa que en un inicio. Por ejemplo, dicen “mantengo
conversaciones con personas que no veo” o “se anuncian mis actos por medio de una
máquina de repetición” o “hay una segunda persona que me habla en la cabeza al mismo
tiempo que yo le hablo”. El tercer rasgo es que este gran automatismo es motor, es decir
que tiene la vivencia de que es movido por algo, por algo que no es él. Es decir que no es
agente de su movimiento (antes no era agente de su pensamiento, ahora no es agente de
su movimiento). “Me fuerzan a realizar movimientos que no quiero” o “se me impide
realizar alguna cosa que deseo hacer”. También puede aparecer el automatismo verbal
motor: “se me obliga a decir cosas que yo no quería decir, sin abrir la boca”, por ejemplo.

Estas son las dos formas del automatismo mental que introduce Clérambault. Lo
importante, para él, es detectar estos fenómenos psicóticos sobre la base de estos rasgos
sutiles, de estas experiencias iniciales que dan cuenta de una estructura psicótica.
Clérambault nos enseña esta fineza en captar las manifestaciones psicóticas antes de la
aparición franca de la psicosis. Serían fenómenos discretos, elementos mínimos que
presentan sujetos que son estructurlamente psicóticos. La estructura es un tema
fundamental.

La escucha nuestra es siempre del detalle, a veces mínimo, pero sin perder de vista la
estructura que es la línea de fuerza que nos interesa para abordar un caso de psicosis,
neurosis o de la clínica en general.

Para terminar de darles un pantallazo sobre automatismo mental, decimos que el


automatismo mental es mecánico, que implica una ideología mecanicista (sería un
fenómeno de origen mecánico, como una máquina que está por debajo de los
pensamientos). Este mecanismo sobreviene y no está ligado a nada, entonces, el origen
es mecánico. Es un síndrome porque capta lo esencial de los síntomas de esta
combinatoria de elementos que estarían en la base de la psicosis. Por eso dice que es un
fenómeno basal, es un mecanismo generador (primitivo) y susceptible de subsistir en
estado puro. Pero por lo general hay una progresión del pequeño automatismo al gran
automatismo. Entonces, serían los primeros signos de la manifestación de la psicosis.
Esta evolución es progresiva: aparecen inicialmente estos fenómenos sin sentido, van
progresando, tienen esta tendencia hacia la verbalización. Al comienzo los mecanismos
son sutiles y después van, gradualmente, adquiriendo esta forma verbal. Es un síndrome
de exterioridad porque siempre aparece en este mecanismo autónomo la acción exterior.
Esta la idea de desposesión, algo que se vive con mucha extrañeza y agilidad, y el
pensamiento se vuelve extranjero para sí mismo.

El artículo que tienen para leer, llamado “automatismo mental y escisión del yo” fue escrito
por Clérambault. ¿Por qué se refiere a la escisión del yo? Porque el Yo no se vive como
propio, tiene este sentimiento de extrañeza. Es como si apareciera una segunda
personalidad, una segunda persona que le habla en la cabeza o en la nariz. Esta segunda
persona conduce al enfermo produciéndose, de esta manera, un desdoblamiento de la
personalidad. Por eso se produce esta escisión del Yo, donde el Yo no se vive como
propio. Se puede convivir con un automatismo mental, con estos fenómenos, sin que
suceda nada más, y quedan como fenómenos autónomos, aislados, transitorios, sin que
se le agregue ningún delirio. O que eso sucede y se sobreagregue secundariamiente
muchos años después.

6
SEMINARIO 6 (NARCISISMO)
Bibliografía

 Narcisismo. Freud. (1914)

 Trabajarlo en función de tres ejes


 Contexto histórico: Freud le dice a su biógrafo que este texto fue como un
parto. Si uno hace una traducción textual, literal del título en verdad es para
introducir al narcisismo. Freud se queja del carácter prematuro que tuvo la
escritura de este texto, es decir que Freud se ve obligado a tener que
escribir este texto para separarse de la escuela suiza de psiquiatría, Freud
ya venía presentando ciertas diferencias con dos de los representantes de
esta escuela, Bleuler y Jung. Cuando Bleuler en 1911 acuña el concepto de
esquizofrenia para referirse a la demencia precoz de Kraepelin, Freud
repara en este prfijo “esquizo” en la medida que significa escisión porque
él parte de considerar que esta no es privativa de la psicosis, sino que ya
en sus textos de 1894 Freud partía de la teoría del supuesto teórico de la
existencia de esta escisión psíquica secundaria no adquirida, entonces
utilizar este prefijo que indica la escisión psíquica ya produce ciertas
desaveniencias en Freud. Otro concepto en el cual surge cierta rispidez es
en el concepto de autismo, concepto que introduce Bleuler y que es una
suerte de modificación del autoerotismo freudiano que Bleuer mismo lo dice
en su definición, que él extrajo el autismo del autoerotismo freudiano, pero
para referirse a una parte de la realidad respecto de algunos puntos
esenciales, de algunos conceptos esenciales. Pero en lo que respecta al
texto de narcisismo que la polémica se centra al respecto de Jung, este
discípulo preferido para Freud entiende o quiere dar a entender que él
entiende por libido un interés psíquico general es decir que en ese punto la
escritura de este articulo tuvo que ver no sólo con un fundamento teórico
sino con una cuestión política de separase justamente de la escuela suiza
de psiquiatría y de volver a reafirmar el carácter biológico de la sexualidad
para la contracción de las neurosis. En lo que respecta al concepto de
narcisismo, nos encontramos que este concepto ya Freud lo venía
trabajando, lo venía planteando en distintos artículos, por ej. en 1911
cuando escribe el historial de Schreber, lo nombre fallidamente como
narcismus, luego acuña este término para referirse a esta fase intermedia
entre el autoerotismo y la elección de objeto. Hay un texto anterior de 1911,
en 1910, que se llama “Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci”, allí
Freud se refiere a la génesis de ciertos casos de homosexualidad donde el
niño en el momento que debe renunciar a su madre, se identifica a ella y
entonces ubica Freud que de ahí en más este niño va a elegir a sus objetos
de amor a semejanza de lo que él fue para esa madre, es decir que ubica
esta elección de objeto narcisista, esta elección de objeto por la vía del
narcisismo. En este articulo Freud se refiere al mito griego, a Narciso,
Narciso era este joven bello, atractivo del cual todos se enamoraban, pero
él sistemáticamente iba rechazando a todos estos candidatos, es ese punto
que Némesis en algún momento, enojada justamente por esta actitud
engreída, lo condena a quedar enamorado de su propia imagen, es así
como el mito cuenta que un día se encuentra con un lago que va a
funcionar a modo de un espejo y se encuentra con su imagen reflejada en
el lago y queda enteramente captadurado, embelesado, al punto tal que no
puede separarse de su imagen; el desenlace de este mito es trágico en la
medida que a raíz de este embelesamiento, esta captura que se produce es
tal que él termina arrojándose al agua y de este modo se ahoga, entonces
le debemos a Narciso justamente el nombre de esta bella flor que es la flor
del narciso.
Freud en el texto se refiere a otra definición que él toma prestada de un
psiquiatra, Nekem, que es una definición de 1899 y allí lo emplea para
referirse a una perversión sexual, hablaríamos de narcisimo cuando el
individuo trata a su propio cuerpo como si se tratase del cuerpo de un
objeto sexual, es decir, que lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo
mima hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena. Si
bien se sirve de definición, Freud se separa en tanto no considera que el
narcisismo se trate de una perversión sexual, sino que justamente es el
complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de
autoconservación.

 Alcance que tuvo la introducción del concepto de narcisismo en la teoría


freudiana y en lo que atañe específicamente al campo de psicosis: Aparte
del concepto de narcisismo va a presentar lo que se entiende por su
segunda nosología, es decir que un su primer nosología es allí donde
podemos ubicar la primer aproximación freudiana en relación a la psicosis,
se va servir del primer dualismo pulsional (pulsiones sexuales-pulsiones
yoicas o de autoconservación) y esta primer nosología freudiana que gira
en torno de las neurosis actuales-dentro de ellas la neurastenia y las
neurosis de angustia- y por otro lado las neuropsicosis de defensa. Aquello
que diferencia unas de otras tiene que ver con el mecanismo psíquico en
juego, es decir que Freud va a ubicar que en el caso de neuropsicosis de
defensa opera justamente la defensa remite al tema de la sexualidad infantil
(en la histeria separando la representación del afecto, tramita esta suma de
excitación, este monto de afecto vía conversión somática; en el caso de la
N.O. se va a ligar una representación cualquiera, vía falso enlace; en el
caso de la demencia alucinatoria-la primer psicosis que Freud aborda- allí
ubica que la defensa es más enérgica y más exitosa, arranca
representación y afecto, entonces en ese punto ya podemos ubicar de lo
que va a ser un mecanismo de la proyección, que Lacan va a retomar a lo
largo del seminario 3) y en las neurosis actuales ubica que los síntomas
tienen que ver con algo de la sexualidad adulta y por eso esta dirección de
la cura gira en función de las así conocidas “medidas higiénicas”.
En 1914, en su texto del narcisismo, advertido por uno de sus discípulos,
Abramham, se detiene a pensar dos manifestaciones psíquicas propias de
las psicosis, el delirio de grandeza (va a proponer leerlo en términos de un
narcisismo secundario, es decir que desde el delirio de grandeza va a
pensar que se produce en el caso de la paranoia una regresión al punto de
fijación al narcisismo) y el extrañamiento respecto del mundo exterior
(empieza a despejar que esto del orden de la perdida de la realidad no es
privativo de la psicosis, sino que en la neurosis también hubo un
extrañamiento respecto al mundo exterior, pero que este extrañamiento no
fue total, sino que el vínculo con este objeto originario conserva en la
fantasía; justamente, que se conserve ese vinculo original en la fantasía,
esto habilita a que ese sujeto sea pasible de establecer transferencia
respecto del médico) . 2da aproximación freudiana en relación a la psicosis.
Va a despejar por un lado las neurosis narcisistas (esquizofrenia, paranoia,
un poco más adelante va a ubicar la melancolía) y por otro lado las neurosis
de transferencia. La diferencia, los organizadores en torno a esta segunda
nosología son narcisismo y transferencia. Ubica que en las neurosis
narcisistas no son pasibles de establecer transferencia al médico, en este
punto son inmunes al psicoanálisis , es decir, aquí podemos ubicar este
impasse freudiano que viene insistiendo en la primera nosología, si bien se
refiere a la psicosis alucinatorias de Mainan (no sé cómo se escribe), después se
acerca a la paranoia, nos encontramos con que hay cierto déficit en relación
a la casuística (falta de casos) freudiana respecto a la psicosis, es más,
respecto al manuscrito K, en nuevas aportaciones a las neuropsicosis de
defensa, justamente Freud se sirve la trayectoria de la enfermedad como la
piensa en la N.O. para así poder pensar cómo se produce la trayectoria de
la enfermedad en el caso de la paranoia. Retrocede ante las psicosis, son
inmunes al PSA.
El narcisismo secundario se edifica sobre la base de un narcisimo primario
que alguna vez existió y oscurecido por múltiples influencias. Parte de la
patología para poder pensar cierta “normalidad”. Va a partir de ciertas
manifestaciones clínicas como fueron delirio de grandeza y el
extrañamiento respecto del mundo exterior, para así poder pensar cierta
psicología del yo y cómo el narcicismo en este punto es constitutivo del yo,
hace al yo.
En este articulo nos encontramos con la metáfora de la ameba “nos
formamos así la imagen de una original investidura libidinal del yo, seguida
después a los objetos, empero considerad en su fondo ella persiste, y es a
las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos
que emiten”. Esta metáfora nos permite ilustrar cierta movilidad, cierto
trasvasamiento posible entre la libido yoica y la libido objetal. Esta suerte de
movilidad, reversibilidad, trasvasamiento sería posible en el caso de la
neurosis, lugares privilegiados para leer esto es el tema del sueño, en este
retiro de los envoltorios narcisistas mediante los cuales andamos por la
vida, es el caso de la enfermedad que se produce un retiro de la libido
objetal y en el caso del duelo, donde ocurre un desasimiento libidinal pieza
por pieza. En el caso de las neurosis narcisísticas nos vamos a encontrar
que estas reversibilidad no se produce del todo, es fallida, es más en este
punto debemos considerar que eso desde la psiquiatría se nos aparecía
como lo más patológico, lo que viene a dar cuenta de la enfermedad, lo que
tiene que ver con el delirio, en verdad es un intento de curación, es decir
que para Freud el delirio tiene una función, es más, va a detenerse en
mencionar el trabajo de formación delirante, donde este es el intento fallido
de restituir esta libido a los objetos y las personas, es un intento de
elaborar, de trasvasar esta éxtasis de libido yoica y en ese punto, en 1914
cuando retome la función del delirio en la psicosis, cuando retome esta
noción de pérdida de la realidad que no es privativo de la psicosis sino que
en la neurosis también se produce, Freud va a contar con el segundo
dualismo pulsional (eros y tánatos) justamente con la segunda tópica (ello,
yo y superyó) y con los organizadores teóricos que son falo y castración en
este punto, en esos textos va a homologar la función del delirio con la
función del síntoma; en el caso de las neurosis de transferencia, el síntoma
en ese punto también es un intento más logrado, es una elaboración de
esta éxtasis de libido objetal. A esta altura del texto, Freud se sirve de este
juego de opuestos del enamoramiento y de la fantasía del fin del mundo
para dar cuenta de esta movilidad entre libido yoica y libido objetal, en el
caso del enamoramiento que se produciría como un aumento de esta libido
objetal en detrimiento de la libido yoica. En el caso de la fantasía del fin del
mundo que se encuentro en el historial de Schreber, se da cuenta de esta
retracción, de este retiro de la libido objetal que va a parar al yo. El delirio
en tanto retorno de lo reprimido, en tanto enfermedad propiamente dicha,
esa etapa ruidosa, justamente va a ser este intento de restituir esta libido a
los objetos.
Narcisismo como fase intermedia entre el autoerotismo y la elección de
objeto, cómo se constituye el yo y el cuerpo en este punto. Tiene que
agregarse al autoerotismo una nueva acción psíquica, un nuevo acto
psíquico para que el narcisismo se constituya. En este punto en el texto
freudiano es enigmático a qué se refiere cuando habla del nuevo acto
psíquico, si nos servimos del texto “El yo y el ello” que es de 1923,
podemos responder que este nuevo acto psíquico se trata de una
identificación, Lacan va a estar de acuerdo con esto. Después veremos de
qué tipo de identificación se trata, poder ordenar este pasaje oscuro en la
teoría freudiana. En este pasaje de la fase del autoerotismo donde nos
encontramos con esta anarquía de las pulsiones parciales que se
satisfacen a sí misma, en el momento que se constituye el yo (fase del
narcisismo) es investido libidinalmente, es decir que la primera elección de
objeto recae sobre el yo, se va a producir una unificación, una síntesis de
las pulsiones parciales, es decir que una vez que surge el yo en tanto
objeto libidinal, estas pulsiones se unifican, con lo cual este objeto libidinal
pasa a ser objeto de las pulsiones. Desde “El yo y el ello”, Freud plantea
que en un comienzo es un reservorio libidinal, en segunda instancia es un
almacenamiento de identificaciones.
“Un individuo para nosotros es un ello psíquico, no conocido, no discernido
e inconsciente sobre lo cual como una superficie se asienta el yo”, el yo se
asienta sobre un cuerpo, desarrolló desde el sistema perceptivo como si
fuera un núcleo. “El yo es sobre todo esencia-cuerpo, no es sólo una
esencia de superficie, sino él mismo es la proyección de una superficie”
Luego agrega en este punto que se trata de una proyección psíquica de la
superficie de un cuerpo. Freud está reparando en la importancia que tiene
que se constituya para un sujeto la representación de su cuerpo, que se
constituya esta imagen
 Articulación con la clínica: Nos podemos servir de los textos de
psiquiatría donde ya podemos empezar a perfilar la relación particular que
tienen los psicóticos respecto a su cuerpo, es decir, en todos los cuadros
clínicos nos vamos a encontrar con una relación particular respecto del
propio cuerpo, incluso en las psicosomáticas, en la histeria, respecto de los
síntomas actuales en torno a esta importancia en relación a la estética de
los cuerpos.
Kraepelin dice que en la paranoia hay una total conservación del orden, de
la claridad en el pensamiento, el deseo y la acción, es decir, que si bien
Lacan va a criticar punto x punto esta definición, lo que se desprende
(desde la teoría kraepeliana) es que el paranoico el sujeto es dueño de su
voluntad, es decir que es agente de su cuerpo, incluso respecto de su
discurso, si bien edifica este síntoma fundamental del delirio que es
enteramente inquebrantable, irreductible, sí podemos ubicar que el sujeto
es dueño de su cuerpo y su discurso, a diferencia de lo que ocurre en la
demencia precoz de Kraepelin o esquizofrenia de Bleuer, de allí podemos
ya partir de que es enteramente vaga, difusa esta definición y justamente
este cuadro florido que Kraepelin se aboca en describirnos, permite
justamente coloreando, ir aprehendiendo la esencia de la enfermedad (el
negativismo, la flexibilidad cérea, a nivel del curso del pensamiento el robo
del pensamiento, y también todas estas alucinaciones cenestésicas, esto
que le pinchan, que le hacen cosas respecto de su cuerpo con el cual el
sujeto no es dueño de su cuerpo.
En la paranoia podemos ubicar que hay cierta unificación yoica, cierta
unidad corpórea que se produjo, cosa que justamente a partir del discurso
del esquizofrénico, en este lenguaje de órganos como lo plantea Freud en
el texto “Lo inconsciente”, que le hacen cosas respecto de su cuerpo, y esto
mismo que le ocurre con su pensamiento, hay una suerte de transparencia,
en estas endoscopias delirantes que el sujeto basa respecto del
funcionamiento de su propio cuerpo podemos ver cómo el sujeto no es
dueño de su cuerpo ni de su discurso, es decir que nos vamos a encontrar
con un cuerpo fragmentado, la unificación de las pulsiones parciales no se
hizo como propio de la fase del narcisismo.
En Lacan aparece una noción que la nombra en término de “la función de
desconocimiento del yo” entonces la importancia para el sujeto humano de
tener cierta vivencia de “ser dueño” de su propio discurso y de su cuerpo.

7
Esta semana trataremos el tema de “El Estadío del Espejo”.

Lo primero que podemos decir es que el estadío del espejo es la versión lacaniana de la
teoría del narcisismo freudiana. Con Freud vimos tres indicaciones centrales: en 1911, en
el historial de Schreber, Freud define al narcisismo como una fase del desarrollo libidinal,
y la ubica entre el autoerotismo y la elección de objeto. En 1914, en introducción del
narcisismo, lo va a definir como un nuevo acto psíquico. Más tarde, en 1923, en el texto
“el Yo y el Ello”, Freud nos dirá que “el Yo, antes que nada, es Yo corporal. No sólo una
superficie, sino la proyección de una superficie”. Es a partir de esta última definición que
Lacan se basa para dar cuenta del estadío del espejo.

En 1936 y en 1949, encontramos antecedentes de este concepto en lo que se conoce


como “los escritos 1”. Sin embargo, en 1953 lo formaliza en el “seminario 1”, que da
cuenta del comienzo de su enseñanza. Todo este primer tiempo de la enseñanza de
Lacan se lo conoce como “el retorno a Freud”. Y es justamente porque se puede ver allí el
esfuerzo que hace Lacan para retomar los impasses freudianos. Él nos va a proponer
releer a Freud, pero esta vez desde los tres registros: imaginario, simbólicos y real; los
cuales funcionan de ordenadores y nos permiten ubicar el diagnóstico diferencial.
Podemos decir que, a partir del estadio del espejo, Lacan nos propone leer al narcisismo
bajo los ordenadores imaginario, simbólico y real.

Vamos a los textos de la semana. En el Capítulo 7, que se llama “la tópica del imaginario”,
Lacan discute con Melanie Klein acerca el caso Dick. Él va a decir que todo el tema de las
cantidades es relativo. Y trata de pensar el caso de manera estructural. Para esto, se va a
servir del estadío del espejo. Y para desarrollar ese concepto se va a servir de la óptica, al
igual que Freud. Recordarán que, en la interpretación de los sueños, Freud explica el
aparato psíquico a partir del “esquema del peine”, sirviéndose de la óptica.
¿Por qué la óptica es tan importante? Porque en óptica las imágenes presentan
variedades singulares. Existen dos tipos de imágenes en óptica: una que llamamos
imágenes virtuales, estas imágenes que en tiempo de coronavirus están a la orden del
día, pero que en la época de Lacan él las ejemplifica con la imagen del espejo en el cual
yo me veo reflejado; luego tenemos las otras imágenes que llamamos imágenes reales,
estas imágenes son aquellas que se comportan en determinadas condiciones como un
objeto real, por ejemplo, el arcoíris. El arcoíris es un fenómeno puramente subjetivo el
cual nosotros vemos allí donde no está. Sin embargo, podemos captar su imagen con una
cámara fotográfica y lograr una imagen objetiva.

Entonces, Lacan va a preguntarse: ¿dónde se encuentra lo subjetivo y dónde encontrar lo


objetivo? Para responder a esta pregunta Lacan toma una experiencia de la física llamada
“la experiencia del ramillete invertido”. Esta experiencia le permite pensar cómo se
articulan lo imaginario, lo simbólico y lo real en la constitución de la realidad y en la
constitución del Yo. Para Lacan, el espejo es una máquina simbólica que nos permite
diferenciar dos espacios: un espacio real y un espacio virtual. Al mismo tiempo que están
en una relación biúnica, ya que se rigen por un principio matemático que dice que “a cada
punto de un espacio le corresponde un solo punto en el otro espacio”. Es decir que
“espacio real” y “espacio virtual” pueden confundirse (ej: debido a la pandemia estamos
en una cursada online, alguien puede decir que es lo mismo pero sabemos que no es lo
mismo; no es lo mismo un video que una clase presencial. Podemos diferenciar,
distinguir).

La experiencia del ramillete invertido nos va a servir para pensar cómo se forma una
unidad, una totalidad, una Gestalt entre una unidad imaginaria y una fragmentación
corporal. Para que esta ilusión se produzca, hace falta un espejo cóncavo, que es el que
va a permitir obtener una imagen real. Además, en nuestro caso, vamos a tener un florero
que está a la vista, más un elemento real que, en nuestro caso, son el ramillete de flores,
las cuales están ocultas en el interior de la caja. El ramillete de flores se reflejará en el
espejo cóncavo para aparecer en el punto luminoso simétrico, formándose así una
imagen real, y lo que estaba oculto en un primer momento aparecerá. Veremos entonces
un ramillete de flores imaginario que se forma en el cuello del florero, dando la ilusión de
que esas flores están contenidas por él.

Con esta experiencia, Lacan nos quiere hacer sentir cómo, a partir de un nuevo acto
psíquico, las pulsiones parciales se reúnen al igual que las flores en el florero. Y esto que
en un primer momento no se ve aparecerá en un segundo momento, cuando hayamos
logrado la unidad. Por eso decimos que el cuerpo es una formación imaginaria que se
adquiere secundariamente. Es decir que no está desde el inicio. Esto nos diferencia en la
concepción de cuerpo que tiene el psicoanálisis de, por ejemplo, la biología que lo piensa
como un organismo.

Ahora bien, Lacan va a decir que se arme esta ilusión es necesario algo más: el punto
justo desde donde se mira. De eso dependerá que la ilusión de totalidad surja o no. Este
punto justo, al que hace referencia Lacan, es la posición del sujeto. Qué lugar ocupa el
sujeto en el campo del otro, en el mundo simbólico.

Veamos cómo lo dice Lacan (Pág. 130): “¿Qué significa entonces este ojo que está aquí?
Significa que la relación entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que
de ella resulta, todo depende de la situación del sujeto. La situación del sujeto está
caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo simbólico. Dicho de otro modo, en
el mundo de la palabra. De ese lugar depende que el sujeto tenga o no derecho a
llamarse Pedro. Según el caso, estará o no en el campo del cono”.

¿Qué nos quiere decir Lacan con este párrafo? Que para que se produzca la imagen,
para que se logre tener un cuerpo y poder armar el mundo a partir de ahí, es necesario un
acto de palabra. Y este acto de palabra viene del campo del Otro, del Otro del lenguaje.
Fíjense cómo todo está regulado a través del orden simbólico, de su estructura. Este
orden simbólico lo vamos a ubicar en el Ideal del Yo. El Ideal del Yo es lo que guía al
sujeto. ¿Cuál es el Ideal del Yo en esta experiencia? Es desde donde el sujeto se mira, es
el ojo, es la posición del sujeto en el cono. La distingue de lo que llama el Yo Ideal, que es
la imagen que miro, que veo cuando me veo en el espejo.

Veamos cómo Lacan ubica esta distinción (Pág. 215): “En el hombre no puede
establecerse ninguna regulación imaginaria, verdaderamente eficaz y completa sino es
mediante la intervención de otra dimensión. Esta posición sólo puede concebirse en la
medida que haya un guía, que esté más allá de lo imaginario a nivel del plano simbólico.
Ese guía, que dirige al sujeto, es el Ideal del Yo (…) El Yo Ideal, en tanto hablante, puede
llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del Ideal del Yo, o sea, a nivel de
donde puede producirse captación narcisística con que Freud nos machaca los oídos a lo
largo de todo este texto”.

Es decir que para que un sujeto se represente y se reconozca como una imagen entera
totalitaria y unificada necesita algo que le venga de afuera. Ese algo que el sujeto
encuentra en el afuera es lo que llamamos la identificación imaginaria o narcisista.
Entonces, para que el niño adquiera un cuerpo es preciso que, en un primer momento,
capte la imagen del otro semejante como una totalidad. A partir de que puede aprehender
esa imagen del otro semejante en tanto totalidad va a adquirir un cuerpo. Fíjense que todo
esto es algo alienante. Por eso decimos que el Yo no da identidad; lo que da es unidad.

Lacan nos va a hablar de dos narcisismos. Lo explica en el Cap. 10 volviendo


nuevamente al gráfico, pero, esta vez, el gráfico es el modelo del florero invertido. Él, por
una cuestión de comodidad, en este gráfico invierte el modelo en el lugar de las flores. Lo
que está oculto va a ser el florero. Pero lo que nos importa es que en este esquema
agrega el espejo plano.
Éste es el esquema de los dos espejos. Acá tenemos el espejo plano y el espejo cóncavo.
Hasta acá la experiencia del ramillete invertido, que habíamos visto hace un rato. Lacan
entonces va a hablar de dos narcisismos: un primer narcisismo que es común a todo ser
vivo, tanto animal como humano, y es el que permite armar el mundo a partir de la matriz
del propio cuerpo. Es decir que la imagen real es igual al objeto. Luego va a hablar de un
segundo narcisismo, que es propio del ser parlante, y es que la imagen en el ser humano
está virtualizada. Su imagen corporal aparece en el plano virtual. En el ser parlante
siempre hay una distancia, una hiancia, entre la unidad que reconozco como propia y la
imagen virtual (lo que soy). Su ser no queda captado completamente, no queda
identificado con esa imagen. Por eso decimos que se tiene cuerpo y no que se es un
cuerpo.

Esta diferencia que encontramos entre el animal y lo humano se debe a que en el animal
la imagen es eficaz (esto lo desarrolla muy bien la etología). Alcanza con una determinada
imagen para despertar en el animal conductas instintivas, ya sean del orden de la
autoconservación o de la conservación de la especie. Incluso, en algunos animales lo
imaginario alcanza hasta el organismo, hasta las funciones fisiológicas. Este es el caso,
por ejemplo, de las palomas: las palomas hembras para ovular necesitan ver a otra
paloma. Lo curioso de esta situación es que el desencadenamiento de todo este proceso
fisiológico de maduración del óvulo no necesita la presencia real, el objeto real (la otra
paloma). Alcanza con su propia imagen en el espejo. Fíjense cómo allí podemos ubicar
que la imagen es igual al objeto.

Esto es lo que no funciona en lo humano. Sabemos, desde Freud, que no hay un objeto
predeterminado para la pulsión. Más bien, no es la imagen lo que orienta al objeto sino
que es el objeto que está escondido en la imagen. Esto lo vemos en tres ensayos: allí
Freud nos va a decir que las imágenes fragmentarias son las que satisfacen las pulsiones
parciales. Es decir que en la elección de objeto, para que despierte nuestro interés es
necesario que ese objeto porte determinadas condiciones. Esto también ocurre en
relación a la autoconservación. No alcanza con ver la imagen de una teta para que el
bebé se alimente; es necesario el otro, es necesaria la función madre para que ese niño
adquiera la succión y pueda alimentarse.

Podemos preguntarnos por qué en el humano no es eficaz la imagen. En Lacan anterior a


1953, va a decir que el imaginario es insuficiente y es lo simbólico que viene a suplir su
falla. Sin embargo, a esta altura el revierte su lógica y va a decir que, justamente, porque
el ser humano es un ser parlante eso desarregla a lo imaginario. Es decir que lo simbólico
es lo que desacomoda al imaginario. Esto lo vamos a poder bien en el caso Schreber: ahí
el caso nos muestra cómo todo su ser queda parasitado por el lenguaje.

La pregunta que nos podemos hacer es: ¿Si la imagen no conduce al objeto, como en el
caso del animal, qué es lo que conduce en el humano? Ahí Lacan nos va a decir que lo
que nos guía, lo que nos conduce hacia el objeto es lo simbólico. Y en particular el Ideal
del Yo, el cual está dirigido por la voz del Otro, ese otro que nos habla y nos da soporte
del Yo.

En el seminario 3, Lacan nos pregunta qué noción de narcisismo tenemos después de


todo lo trabajado. Lo que se puede resaltar del narcisismo es, justamente, su
ambigüedad. Por un lado es una relación amorosa, con Freud aprendemos que el Yo es
el primer objeto de amor. Pero también es la base de la tensión agresiva. Esto puede
observarse cuando un niño atraviesa la etapa narcisística, lo que se conoce como el
transitivismo. Por ejemplo: cuando un niño está en esa etapa y se encuentra jugando con
otro y uno de los dos agarra un autito, basta que agarre ese objeto para que el otro quiera
el mismo objeto. Ahí empiezan las peleas. Otro ejemplo: cuando el niño nos habla en
tercera persona (“el nene quiere la película” o “el nene tiene hambre”).

Lo que quiero que ustedes capten es que en la relación imaginaria en el narcisismo no


hay dos lugares, hay un solo lugar. Entonces, para obtener mi unidad es necesario
fragmentar la imagen del otro. Es lo que ocurre en las peleas donde se quiere destruir al
otro: es o yo o el otro. Esto también se lo conoce como la célula básica paranoica. Y el
estadío del espejo viene a poner en evidencia esta relación agresiva, ya que desde la
constitución del Yo, en el inicio mismo, el Yo es otro. Es decir que en el plano imaginario
encontramos inestabilidad, producto de la hiancia que existe entre la imagen y el Yo.

Para que se mantenga la relación, la función y la distancia, nos va a decir Lacan, es


necesaria la figura de un tercero. Y este es el sentido del Complejo de Edipo. ¿Qué es lo
que regula el Complejo de Edipo? La figura de un tercero: el Padre. El Padre en tanto
función. Entonces, el Nombre del Padre es lo que impide que se produzca el estallido
imaginario. Esto lo vamos a ver muy bien en el caso Schreber: Schreber es un sujeto que
no cuenta con el significante del nombre del padre. Es un significante que en este sujeto
está forcluido. Entonces, en un momento determinado, vemos cómo todo su mundo
imaginario se derrumba. Se produce esta disolución imaginaria.

Para finalizar, me gustaría hacer un punteo, a modo de resumen, de lo que hemos visto
hoy:
1. Para adquirir un cuerpo, es necesario poder aprehender la imagen del otro
semejante como una unidad completa. Un Gestalt. Esto es posible a través de las
identificaciones imaginarias. Por eso decimos que el cuerpo es una formación
imaginaria, de modo que el Yo no nos aporta identidad; nos da unidad.
2. Para que esto sea posible y a partir de mi matriz corporal pueda armar el mundo,
es necesario que todo esté regulado por lo simbólico.
3. En el humano, la imagen no tiene la misma eficacia como en el animal. Y esta
desacomodación de la imagen es efecto de estar atravesados por el lenguaje
desde antes de nacer. Lo simbólico desarregla lo imaginario.
4. Lacan nos habla de dos narcisismos: un narcisismo común a todo ser vivo, animal
o humano, donde la imagen es igual al objeto. Y el segundo narcisismo, propio del
ser humano, donde la imagen se visualiza. Hay una distancia entre la imagen y el
Yo. Por eso decimos que el Yo es otro.
5. El Ideal del Yo es lo que orienta al sujeto y le hace de soporte al Yo, mientras que
el Yo Ideal es lo que permite la constitución imaginaria. En el esquema de los dos
espejos esto se traduce de la siguiente manera: el Ideal del Yo es el ojo ubicado
en el cono, es desde donde el sujeto se mira en el campo del Otro. Mientras que el
Yo Ideal es el espejo plano, la imagen del otro semejante, es desde donde el Yo
se ve. Es importante no confundir el sujeto y el Yo. Éste es uno de los efectos del
lenguaje: separar el cuerpo del sujeto.
6. El narcisismo es una relación eroto-agresiva, y esto produce cierta ambigüedad
haciendo al plano imaginario inestable.
7. Para que no se produzca una disolución imaginaria en la relación entre el Yo y el
otro semejante, se necesita lo simbólico. El Nombre del Padre es el que permite
relación, función y distancia evitando así el estallido imaginario.

8
Esta semana vamos a trabajar sobre la presentación del seminario 3 de Lacan: “La
Psicosis”. Lo vamos a organizar en 5 puntos.

Punto 1. Lo primero a decir es que es un seminario en el que Lacan transmite una posición
ética inflexible, que es la ética de alojar decididamente la palabra del psicótico. Es es el
resumen fundamental del seminario. Y eso quiere decir que no importa tanto tomarlo como
una doctrina teórica cerrada. Esta posición ética no le viene a Lacan ni de la filosofía ni de
la contemplación; le viene de su práctica como psiquiatra, como psiquiatra que se formó
con los psiquiatras clásicos que ustedes están estudiando, que hablaba con ellos, discutía
con ellos y atendía 20 hs por día la locura, la psicosis. Es desde ahí, entonces, que adopta
esta posición ética de modo muy apasionado, entusiasmado y decidido y la pone en juego
en cada lección del seminario.

Ustedes entonces trabajarán al psicótico, pondrán en el microscopio en cada capítulo que


estudien distintos sesgos de la relación del sujeto psicótico con la palabra. Así que si en
algún momento se pierden, esa es la brújula. Van a estar siempre estudiando bien al ras de
la experiencia la relación del psicótico con la palabra.

Punto 2. Son seminarios donde los fenómenos de la psicosis son designados como
trastornos del lenguaje. Esto es coherente con lo anterior: si trabajamos la relación del
psicótico con la palabra, es coherente definir a los fenómenos de la psicosis como trastornos
del lenguaje. Piensen que este término “trastornos” hay que contextualizarlo en la época
del seminario (1955). En ese momento, la escolástica de la psiquiatría hablaba
permanentemente de trastornos de percepción o trastornos de juicio como maneras de
hablar de una afección, ya sea en el juicio, en la sensación, en la percepción; afecciones
muchas veces sostenidas de un modo orgánico y muchas veces descritas con avances,
que van hacia progresos, que van hacia el deterioro y a la anulación y desplazamiento de
la subjetividad del psicótico.

Entonces, Lacan, al decir trastorno del lenguaje, también se está oponiendo a definir los
fenómenos de la psicosis como trastornos de juicio y percepción. Piénsenlo así: trastornos
del lenguaje no se está refiriendo a algún problema para hablar o comunicarse sino que,
más allá de la naturaleza que tenga (fenómeno psicótico, alucinatorio o delirante), más allá
de la descripción escolástica, Lacan insiste que lo que interesa al clínico es que es un hecho
del lenguaje. El psicótico dice, enuncia ese fenómeno, sea alucinación o delirio (es
interesante porque reúne alucinación y delirio, ambos campos de la fenomenología
psicótica como hechos de lenguaje, como trastornos de lenguaje). Lo que interesa es que
son hechos del lenguaje, que tienen ciertas características particulares.

Por ejemplo, tanto en la alucinación como el delirio se encontrarán con signos de una
significación que se impone, una dialéctica estancada que no se desplaza, que no remite.
Hablaremos de certeza, ahí hay una relación con el significante alucinatorio o delirante de
certeza. Todo eso lo ampliaremos en las próximas clases. Sólo es los nombro para ubicar
que trastornos del lenguaje quiere decir: definir el fenómeno psicótico por la relación del
sujeto con la palabra, con el orden simbólico, con el lenguaje. Y especialmente quiero
destacar que es un hecho de palabra, y eso implica que hay un sujeto en juego.

Entonces, hasta acá tenemos a Lacan plantando posición decididamente respecto a sus
contemporáneos, con una posición ética, con estos grandes estandartes que son, en primer
lugar, darle la palabra al psicótico y, en segundo lugar, desplegar, potenciar la noción de
que en el psicótico hay una plena subjetividad.

En la misma línea quiero agregar que Lacan en la Pág 12/13 del Seminario 3 destaca que
Freud le entró a la psicosis por el lado de la paranoia. Entonces, exaltar eso para Lacan es
una manera de poner de relieve la relación del sujeto con la estructura del lenguaje. Como
ustedes saben, en la paranoia es más evidente y está muy alejada de cualquier signo de
deterioro o de demencia. Lacan enfatiza que no hay que asociar la psicosis con la
demencia, por eso entra del lado del polo paranoico de la psicosis.

Punto 3. El seminario plantea una atención que va a ser muy interesante de seguir todo el
año, que es la tensión entre tomar la psicosis como las otras estructuras clínicas como
estructuras irreductibles y bien diferenciables entre sí, y tomar la fórmula “todos locos”. Por
ser sedes del lenguaje, todos partimos de cierta locura. Es interesante que nos orientemos
por esa tensión, por esa dialéctica, y no pensarla como una línea (que Lacan dice una cosa
en un momento y dice otra en otro que anula la anterior). Conviene pensar a Lacan como
vueltas en toda su enseñanza, como vueltas en torno a un agujero. Digo agujero porque
son vueltas en torno al estudio de cómo la palabra afecta al sujeto y al cuerpo, y eso nunca
cierra. Son vueltas diversas.

Por ejemplo, respecto a esta dialéctica, en el seminario 3 tiene la línea de tomar la cosa
como estructuras irreductibles y diferenciables. Empieza estudiando la relación del sujeto
con lo simbólico, con el lenguaje, con el otro, con el orden simbólico, y va afinando cada
vez más hasta llegar a un punto máximo, el clímax de eso, que es en lo simbólico
circunscribir la presencia o no del significante Nombre del Padre. Y ubicará para la psicosis
la forclusión, la carencia de ese significante Nombre del Padre (que ya estudiaremos).
Quiero ubicar que eso parece ser el máximo clímax de tomar a la psicosis y la neurosis
como estructuras irreductibles y diferenciadas. Podríamos decir que la neurosis tiene un
determinado ordenador, un ordenador estándar para la relación con lo simbólico, y la
psicosis se ordena con lo simbólico con ordenadores no estándar. Pero hay una diferencia
entre los dos.

En cambio, en el seminario 24 (1977), Lacan parte de una pregunta muy interesante: ¿por
qué no patinamos todos hacia el automatismo mental? Esa expresión es una buena manera
de ubicar el otro término de nuestra dialéctica que es: partimos de que todos,
potencialmente, podemos patinarnos al automatismo mental. ¿Por qué? Porque somos
seres de lenguaje y eso implica, como ustedes estudiaron con Clérambault, un automatismo
en el sentido de que somos todos hablados. El lenguaje nos habla y eso es automático, va
más allá de nuestras intenciones y de nuestra voluntad. Y la pregunta es: ¿cómo no caemos
todos en el fenómeno del automatismo mental? Y entonces las diferencias de estructuras
clínicas tienen que ver con cómo cada uno se la arregla con ese dato inicial y estructural
para todo hablante. Es una manera más que interesante de pensar la psicopatología.

Ahora y para constatar esto de que la enseñanza de Lacan no es lineal y que tiene diversas
vueltas, en el mismo seminario 3 ya van a ver antecedentes de esta línea que es la de partir
de un denominador común para todos los seres hablantes, más allá de la estructura (trans-
estructural). Por ejemplo, la línea de Lacan en el capítulo 2, donde ubica como átomo de la
comunicación para todos los seres del lenguaje la alucinación verbal de Seglas. Es decir
que el átomo de toda comunicación no es que un sujeto emite un mensaje y el receptor lo
recibe, sino que todos somos hablantes y hablados al mismo tiempo. Eso es una fórmula
de denominador común de la relación con el lenguaje para todos. También tiene un
antecedente diferente del seminario 3, por ejemplo, en el final del seminario van a
encontrarse no sólo con tratar a la psicosis como una forma de relación con lo simbólico
distinta, sino que destaca la virtud del psicótico por sobre la neurosis, y la define de una
manera muy bella diciendo que “el psicótico no cree en papa noel”. Porque el psicótico tiene
cierta lucidez sobre el hecho evidente de que lo simbólico no pacifica, no es pacificante ni
ordenador. Alude a cierta lucidez del psicótico respecto de lo real que no la tiene un
neurótico.

Punto 4. Se trata de la crítica furibunda que hace Lacan a toda forma de comprensión. Ahí
lo encontrarán a Lacan planteando, enojado, que si quieren alojar al psicótico con su
particularidad no hay que comprender. No sólo para el psicótico; es la posición para el
clínico en general. No se apresuren en comprender. Piénsenlo así: no comprendan desde
ideales teóricos, científicos, ni tampoco desde cuestiones personales, angustias, sueños,
experiencias y fantasías de uno. Si uno aloja desde ahí al psicótico, más bien no lo aloja.
Apresurarse a comprenderlo no permite alojar la particularidad de lo que sucede con el
psicótico, con el neurótico y con todo sujeto con el cual el clínico se encuentre. Es lo opuesto
a alojar la palabra. O comprenden, que siempre va a ser desde algún ideal de comprensión,
o lo que él formula como posición de malentendido, que es la pregunta mínima del clínico.
Diga lo que diga el sujeto, el clínico tiene que tener una posición de: ¿y qué significa eso
para usted?
Algunos ejemplos conocidos del seminario 3, como la palabra de al opinar, o la expresión
“vengo del fiambrero”, que son formulaciones de pacientes de Lacan que él trabajo en el
seminario, y que viene bien que se los diga fuera de contexto porque nos permite ubicar
bien que no se trata de comprender rápidamente eso, sino de abrir los poros lo más posible
a cómo impactan esos significantes en el sujeto y en el cuerpo del sujeto. Bueno, ya lo
están haciendo con las memorias de Schreber, donde aparecen palabras como “neven
namc”, adjunción de nervios. Ahí pasa lo mismo, no se trata de rápidamente comprenderlo
desde alguna teoría, algún sentido, sino estar atento de un modo muy precioso a cómo esa
palabra impacta sobre el sujeto y sobre su cuerpo.

Luego Lacan realiza una amplia crítica que incluye a diversos psiquiatras y psicólogos de
la época y a todos los critica por lo mismo: porque desde algún punto comprenden, y
siempre es un punto ideal que aplasta el alojamiento de la relación del sujeto con la palabra.
Algunas críticas por ejemplo son la crítica a los continuistas, que son los que siguieron
estudiando la paranoia en la época de Lacan, se fue diluyendo y la fueron estudiando como
exageraciones, exacerbaciones de carácter. Como si la paranoia fuese un exceso del
carácter desconfiado. Hay una continuidad, algo exagerado de la desconfianza se
transforma en paranoia. Esa continuidad no permite captar fenómenos cruciales como los
inicios, el antes y el después de una psicosis, en los que se manifiesta algo fundamental
que le está pasando al sujeto. Esto se pierde desde esta lógica continuista.

También, en el otro extrema, critica a los discontinuistas, como Clérambault, diciendo que
ponen en el centro la comprensión del fenómeno. Entonces distribuye las psicosis entre lo
comprensible, como las pasionales que se derivan de un postulado pasional y se
comprenden perfectamente bien, o lo que no se comprende va para el lado de las psicosis
orgánicas, tóxicas y psicosis alucinatoria crónica.

Luego tiene la crítica que le realiza a Jaspers. Lacan está de acuerdo con Jaspers en confiar
en la palabra del psicótico, pero critica que éste hace una equivalencia entre el sentido y lo
que el clínico comprendo. Da ejemplos de la vida cotidiana que tienen que ver con el
capítulo de “relaciones de comprensión” de la psicopatología general de Jaspers, como por
ejemplo, que se comprende rápidamente que si uno está triste es porque algo le está
faltando. Lacan plantea que eso no es para nada evidente sino que alguien se puede
percibir como lleno y saturado y, sin embargo, estar triste. O podríamos decir que un sujeto
en falta no quiere decir que esté triste; a veces la falta es un motor fundamental del deseo,
por ejemplo. Lacan discute a Jaspers en estos ejemplos como también en un hecho simple:
si un padre le pega un hijo una cachetada, el hijo llora, eso se comprende rápido y directo.
Lacan dice que es equívoco porque la cachetada, a veces, es un estímulo, apunta a generar
a un despertar y hay distintas reacciones respecto de la cachetada, y uno llora por distintas
cosas… Lacan cuestiona que sea de comprensión directa.

Pasemos a otra de las críticas que realiza Lacan, partiendo de ese hecho al ras de la
experiencia de que el sujeto está dividido por la palabra y es hablado y hablante al mismo
tiempo. Esto es una orientación fundamental. Yo estoy hablando y, al mismo tiempo, hablo
en este momento y soy hablado por un montón de cosas que se me van ocurriendo mientras
voy diciendo. Si parte de ese dato empírico contundente, toda teoría sobre formas de
síntesis son todos mitos, porque si el hecho fundamental es que hablo y al mismo tiempo
soy hablado, todo lo que sean teorías de síntesis son mitos teóricos. Por ejemplo, la síntesis
de la personalidad, la síntesis de las funciones superiores e inferiores de Jackson o la
síntesis de la psicología del Yo, son todas discusiones de Lacan con sus contemporáneos.
A todo eso lo pone del lado del mito. Lo único seguro es que uno, al hablar, queda dividido.
La otra discusión que quiero destacar está al comiendo del capítulo 2, donde discute la
lógica de tomar a la psicosis desde el punto de vista de las conductas locas. Los “patterns”
(patrones) de conducta, los modelos de conducta, cómo se ubica un modelo de conducta
normal y un modelo de conducta loco. Entonces Lacan, que está con la brújula de la relación
del sujeto con la palabra, dice: no es nunca una guía para definir el diagnóstico de la
psicosis que la conducta sea loca. Es más, nuestros máximos paradigmas de la neurosis
que estudiarán en poco tiempo, Dora y el Hombre de las Ratas, verán que se encuentran
con Freud en medio de conductas loquísimas. Verán que tiene una presentación muy loca
y eso no los hace psicóticos. Entonces Lacan también discute el tomar a la psicosis del lado
de la conducta loca.

Finalmente, una conclusión del capítulo 1. Va a decir que todo el amplio listado de
discusiones que planteó se pueden sintetizar como “todos están afectados por una
‘sediciente’ comprensión”. Entonces, como contraparte de eso dirá “de lo que se trata es de
poder alojar el fenómeno mínimo de la psicosis desde el punto de vista de la relación del
sujeto con la palabra”, repetimos eso todo el tiempo. Y da un ejemplo, en el final de ese
capítulo 1, de una propia presentación de enfermos donde relata que un paciente está
entrando en un mundo extraño que entró hace tiempo en ese mundo, donde no sólo es
espiado, observado, se le habla, se le indica, se lo mira, sino que eso invade los objetos
inanimados y no humanos, y que incluso se encuentra con un auto rojo en la calle y dirá
que no es por casualidad.

Lacan está describiendo en ese momento lo que llama una “intuición delirante”. El sujeto al
que lo están invadiendo este tipo de fenómenos (observado, mirado, indicado) y lo siente
eso también como un objeto inanimado, como un auto rojo. Él siente que el auto rojo le está
dirigiendo algo, no sabe qué pero por algo se cruzó con eso. Entonces Lacan dice que ese
fenómeno puede ser aplastado por la comprensión, y juega un poco con que se puede
comprender de un modo imaginario (diciendo que el rojo significa cólera y enojo) o de un
modo real (tal vez el rojo se le exalta por una aberración perceptiva) o un problema de
comprensión desde lo simbólico (relacionar el rojo como opuesto al negro y que entra dentro
de cierto orden simbólico de lo que le representan a ese sujeto los colores, el discurso que
representa al sujeto de alguna manera).

Entonces Lacan dice que no se trata de ninguna de esas formas de comprensión, sino que
hay que alojar ese fenómeno mínimo como una significación que se le impone al sujeto de
un modo certero. Es una significación que no le dice nada, que no puede explicarla
demasiado. También Lacan llamará “significación de significaciones”, como una
significación cero, la más elemental. No puede decir mucho, sólo que algo le significó el
cruce con el auto rojo. Entonces Lacan insiste en que eso hay que alojarlo, sin saturarlo de
ningún sentido y de ninguna comprensión. Sólo si se aloja ese vacío de significación,
entonces habrá lugar para que el sujeto vaya respondiendo y construyendo con sus propios
hilos, con sus genuinos hilos subjetivos, tejiendo algo respecto de ese fenómeno mínimo y
sutil.

Quinto punto. Este último punto es la crítica a la definición canónica de delirio de Kraepelin.
Lacan critica eso como una manera de introducir al sujeto en el delirio. Recordemos que
Kraepelin hablaba de “desarrollo incidioso”. Lacan dice que no se trata de un desarrollo tan
incidioso como parece porque los delirios avanzan por brotes o irrupciones y eso es
fundamental para ubicar lo que le pasa al sujeto. Son irrupciones donde algo le está
pasando al sujeto, entonces no es algo insidioso sino que hay brote, irrupciones, que
marcan por ejemplo en Schreber un antes y un después en lo que es el sujeto y su mundo,
el sujeto y su cuerpo.

Kraepelin dice “causas internas”. Ahí Lacan también lo discute desde el punto de vista del
sujeto y dice que eso elude ubicar que los sujetos se desencadenan ante determinadas
contingencias, como Schreber encontrándose con Flechsig. Es muy importante ubicar
clínicamente esas contingencias porque luego será decisivo en la dirección de la cura para
no confrontar al sujeto con las mismas coordenadas. Se sabe que hay un agujero en esas
coordenadas, por eso importan subjetivamente ubicar que hay causas externas,
contingencias, acontecimientos en los cuales el sujeto se pudo haber desencadenado.

Kraepelin dice “Evolución continua imposible de quebrantar”, que parece indiscutible. Lacan
dice que en cierto sentido es así, pero eso no quiere decir que el delirio no tenga sus
transformaciones. Eso mal tomado puede llegar a decir que no tiene sentido el lugar del
psicólogo, porque si el delirio es inquebrantable, ¿para qué hace falta un psicólogo? En
cambio, hay que ubicar que hay ahí transformaciones del delirio y que el analista puede ser
partenaire de esas transformaciones del delirio que permiten, por ejemplo, en el caso
Schreber pasar de una relación del sujeto con el delirio donde hay algo que se le impone al
sujeto de su cuerpo, a un momento en que, por ejemplo, la relación con Dios se le hace
más placentera, más pasible, podríamos decir el delirio se le hace más vivible, y le permite
una mejor relación con su mundo.

Otro elemento que parecía indiscutible en la definición de Kraepelin es “conservación


completa de la claridad, el orden, la volición y la acción”. Sí, conserva claridad y orden, pero
hay que aclarar que es dentro de la exposición del delirio. No desde algún parámetro de
claridad y orden sino la propia exposición del delirio. Y hay conservación de la voluntad y
acción no desde un ideal de conducta, sino que se sostienen la acción y la voluntad, por
ejemplo en Schreber para escribir un alegato para salir del manicomio, o está conservada
la voluntad de Schreber para avanzar en su transformación prara ser mujer y poder procrear
criaturas que cambiarán el universo; es en ese sentido particular y singular de Schreber
que está conservada la voluntad y la acción.

Conclusión. Luego de haber recorrido estos diversos puntos, espero que haya quedado un
clima de un Lacan que plantó posición con una ética bien apasionada, decidida y
entusiasmada, pero con ciertos clima de enojo con sus contemporáneos. Por eso quiero
terminar con cierta reflexión amorosa. Dejemos el amor para los poetas, los artistas, los
músicos. Los psicoanalistas sólo podemos decir del amor “amor de transferencia”, que es
lo que nos enseña Freud desde sus inicios. Y podemos articular que toda esta posición
ética de Lacan de alojar decididamente la palabra del psicótico es una posición bien
amorosa. Si pensamos el amor en su fundamento de amor de transferencia, en su
fundamento real, mínimo, es alojar la palabra del otro, es abrir los poros a la palabra del
otro. Entonces no está mal terminar diciendo que Lacan está planteando una ética amorosa
para la clínica del seminario 3.

9
SEMANA 9.
SEMINARIO. CET. JAQUELINE, LEJBOWICZ.
TEMA: LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE.

Lacan en el seminario 3 se aboca al trabajo para conceptualizar cuestiones ligadas


a las psicosis. Hay dos vías que debemos tener presentes. Por un lado, Lacan
quiere retomar algo que Freud se preguntaba que es ¿Cuál es el mecanismo
especifico de la psicosis? Análogo a lo que en las neurosis debemos pensar que
seria el mecanismo de la represión.
Por otro lado, sabemos que Freud en esa división nosológica que hacia entre
neurosis transferencial y psiconeurosis narcisista, nos decía que la psicosis por
quedar en el campo de la psiconeurosis narcisista y por tanto por no poder
establecer lazos transferenciales no eran accesibles al influjo de una terapia
psicoanalítica. En esto Lacan va a plantear una diferencia, va a decir hay tratamiento
posible de la psicosis, debemos pensarlo desde el psicoanálisis que tratamiento se
le puede ofrecer a aquellos pacientes psicóticos. En esta perspectiva hay que
trabajar algunos conceptos previos como cuestiones preliminares a un tratamiento
posible.
En el seminario 3, vemos que lo simbólico es fundamental para Lacan. Estamos
diciendo trastornos del lenguaje, estamos pensando las alucinaciones desde la
perspectiva lacaniana como trastornos. Por un lado, Lacan nos plantea que hay que
hacer una relectura de Freud donde no se haga tanto el acento en lo imaginario y
donde podamos situar el papel fundamental de lo simbólico. A esta altura, en 1955
y 1956, Lacan se plantea el papel de lo simbólico.
En el seminario 1, habíamos visto como lo simbólico armaba lo imaginario para que
se construya ese yo, ese cuerpo, esa ficción. Como podemos hablar de espejo roto
cuando algo no se terminaba de armar. En el seminario 3, Lacan va a decir que las
alucinaciones no son trastornos del orden de la percepción, no tienen que ver con
problemas del aparato sensorio, no tienen que ver con cuestiones ligadas a los
órganos de los sentidos, sino que precisamente en tanto lo perceptivo se arma
desde lo simbólico. Las alteraciones de lo perceptivo no la vamos a pensar como lo
planteaba la clínica sincrónica en términos de alucinación como percepción sin
objeto, sino la vamos a pensar como trastornos del lenguaje que habrá de captarlas
precisamente en el decir del sujeto, en el campo de la palabra y el lenguaje. Lacan
va a situar lo que él va a hablar de “fenómenos elementales y delirios”.
En este seminario, Lacan va a estar influenciado por el estructuralismo que le va a
hacer hablar de estructura neurótica o estructura psicótica y de los distintos puntos
de funcionamiento, un modo distinto de hablar, un modo distinto de relación a la
palabra y del lenguaje y, por lo tanto, un modo de relación distinto al otro. Lacan va
a decir que fenómeno elemental y delirio tienen la misma fuerza estructurante, opera
en ellos la misma fuerza estructurante, tanto en el elemento como en el todo. A
punto tal que podemos pensar al delirio mismo como fenómeno elemental.
Clerambault decía que cuando había delirio la psicosis era antigua. También
planteaba un núcleo inicial en el automatismo mental que partía de algún tipo de
origen orgánico. Alguna irritabilidad neuronal en la conexión de las neuronas y que
después según la personalidad previa se armaba una superestructura delirante que
respondía a ese fenómeno inicial que era orgánico. Lacan va a decir, nada de esto
señores, el fenómeno elemental es un trastorno de lenguaje y el delirio también
tienen la misma fuerza estructurante. Toma como ejemplo a la botánica para pensar
el estructuralismo relación de la parte y el todo. Viendo una sola hoja de la planta
ya sabemos de que planta se trata. No hace falta ver la planta entera para decir de
que planta se trata, con solo ver una pequeña parte, un elemento de ese todo ya
sabemos de que estructura se trata. En la misma perspectiva, Lacan nos esta
diciendo que en la alucinación y en el delirio operan la misma fuerza estructurante.
Lacan nos va a decir que tenemos que estudiar en la paranoia como situar el modo
de decir y también el modo de presencia alucinaciones auditivas. Encontramos la
pregunta ¿Quién habla? Para pensar el problema de la paranoia y toda la cuestión
fundamental de la alucinación verbal. Sabemos que Seglás, exponente de la clínica
diacrónica nos decía que en un descubrimiento que el hace, dice que la alucinación
auditiva no tiene necesariamente una fuente externa, sino que el loco que habla
solo. Hay una dimensión ahí del fenómeno esencial de la palabra donde el emisor
es a la vez receptor de su decir, se escucha mientras habla.
Lacan trabaja con lo que la llama los neologismos, podríamos decir inventada, un
tipo de significante especiales. Lacan presenta su encuentro con una paciente en la
presentación de enfermos, en la que él va a trabajar en la conversación de ella para
obtener en el decir de ella, lo que para Lacan es la rúbrica del delirio. No importa a
Lacan el valor puesto en un contenido del delirio, porque ese contenido podría ser
propio a cualquier estructura. La paciente se queja de las frustraciones, el contenido
del delirio no es lo central sino el modo de decir. Lacan dice que hay que abusar la
escucha para situar con mayor precisión el diagnostico estructural que el plantea.
Tiene que ver con obtener en el discurso de una delirante, como lo es esta paciente,
una palabra con una densidad especial, una palabra que tiene un peso diferente.
Una palabra que Lacan nos dice, que es el signo, el estigma, la rubrica quiere decir
firma, es lo que nos da cuenta de que ahí estamos frente a una delirante, de que de
ahí estamos hablando de una psicosis.
No ponemos el acento en el contenido, si se trata de una frustración, sino en esa
modalidad particular del lenguaje. Donde ella esta en otro mundo, y en ese mundo
la palabra “galopinar” es un punto de referencia esencial.
¿Qué fenómenos del lenguaje podemos situar en Schreber? Lacan dice que hay
que tomar los trastornos del lenguaje de este caso. Pensemos allí este tipo de
palabras que se presentan en este modo particular de decir y en esa perspectiva
estudiemos allí la particularidad del peso de la especificidad de ese discurso. En el
discurso mismo es donde podemos situar de que estructura estamos hablando y
que recorrido va haciendo con sus palabras y su armado delirante Schreber. En ese
punto esas palabras originales y plenas son como claves que nos dan ciertas claves
para entender todo el funcionamiento. Nos encontramos con un tipo de palabra, un
tipo de significante que tiene un peso propio que no se dialectiza, que no entra en
un interjuego significante (S1, S2) sino que podemos nombrar con un solo
significante(S1), un S1 en lo real.
En esa perspectiva Lacan diferencia dos tipos de fenómenos neológicos que nos
van a dar la rubrica del delirio. Esos tipos de fenómenos son la intuición delirante y
el estribillo. La intuición delirante es una palabra plena que lo colma al sujeto, por
ejemplo, en Schreber la adjunción de nervios. Otra palabra con peso propio es
almicidio. Lacan va a decir que la alucinación verbal es uno de los fenómenos más
problemáticos de la palabra y tenemos que adiestrarnos, abusar la escucha para
poder situar este tipo de fenómenos que se presentan en el decir del sujeto.
El estribillo, una palabra que insiste que se repite una y otra vez estereotipadamente
y que es una palabra vacía que no tiene ninguna significación. Lacan nos dice que
es necesario encontrar el fenómeno elemental para situar que estamos frente a un
delirante. Nos va a hablar aquí de la certeza delirante, que es importante. No se
trata de que el loco crea en sus alucinaciones, los fenómenos pueden saber que no
son reales, es decir de la realidad. En su alucinación el loco no cree, pero tiene una
certeza. Esos fenómenos, esas alucinaciones le conciernen. Esa es una certeza
radical. Lacan dice que lo inquebrantable en el delirio es la certeza, esa alucinación,
ese fenómeno elemental, esa intuición delirante, esas voces escuchadas se refieren
a él. No importa lo que digan, no importa si creen o no en lo que dicen, lo que no
podemos dejar de dudar es que para el se presentan como una certeza, como algo
que le concierne. Por ejemplo, los crujidos que escucha en las paredes, en la puerta
pensaban que era para él, le concernían especialmente, allí recibe lo
inquebrantable. Certeza e enigma a la vez porque precisamente en esa intuición
delirante pero también con una dimensión de enigma absoluto. Lacan nos dice que
el síntoma inexplicado perturba cruel y dolorosamente su existencia.
Lacan va a decir que es importante situar cuales son los elementos que se
presentan ante que coordenadas, por un lado, se produce un desencadenamiento.
En Schreber el nombramiento como presidente. Por otro lado, sabemos también
que hay una irrupción de voluptuosidad de goce y en ese punto la ruptura con ese
otro absoluto del que dependía su discurso. Encontramos un primer fenómeno
fundamental para pensar que es el del alarido. Schreber no puede evitar ese aullido
que sale de su boca y que lo sorprende desde el exterior. Podríamos pensar nos
dice Lacan que es el momento del alarido es un S1 solo, un significante asilado. Un
significante que no se enlaza con nada, no entra en ningún juego dialectizable. Es
un momento de desgarro absoluto. Entre ese alarido y el acceso a otra modalidad
significante que es el pedido de ayuda, los llamados de socorro que son escuchados
por los nervios divinos. Nos encontramos que hay una producción de significación
del alarido frente a un vacío absolutamente enigmático, perplejizante que no puede
evitar y que lo deja en ese dolor, en ese crujido a el pedido de ayuda donde se pone
en juego la significación. Ya hay un pedido de auxilio, ya hay una llamada de socorro
ante la retirad de Dios, un periodo de ayuda que le viene también desde el exterior
escuchado por los nervios divinos. En el medio toda una serie de fenómenos
significantes como el crujido y ruidos especialmente hechos para él, los milagros de
los pájaros cantores y los insectos. Todos los fenómenos de duplicación de
imágenes de perdida en el espejo, de catástrofe imaginaria hasta arribar finalmente
a ese punto donde los fenómenos fundamentales llegan a una estabilización del
delirio donde puede rearmar su relación a Dios.
Las alucinaciones nos dicen Lacan, son un soporte de ese mundo, son un fenómeno
del lenguaje que se presenta como exterior al sujeto pero que le permiten puntos de
apoyo, lejos de ser algo que padece y le causa sufrimiento son también el punto en
donde se va a ir situando un armado posible.
Retomaremos la pregunta del mecanismo especifico de la psicosis que Freud ya se
había planteado y que Lacan nos va a decir que hay modo de decir neurótico y hay
un modo de decir psicótico. En el modo de decir neurótico opera la barra, esto quiere
decir que estamos en el plano de lo simbólico y hay lo reprimido de su retorno en el
síntoma, por ejemplo. En cambio, en la forclusión podemos decir que no hay
operación de la barra, no está la operación de lo simbólico dejando por debajo algo
reprimido en todo caso, lo cancelado retorna en lo real desde el exterior en el decir
psicótico.
Pensando en términos de el nombre del padre como lo que anuda, en el caso de la
neurosis habrá otros modos de anudamientos. Se tratará de situar como la clave
del nombre del padre nos permite significar el mundo desde la perspectiva del modo
de anudar en la neurosis y que otros modos habrá que construir en la psicosis para
armarse una clave posible. En el caso de Schreber, todo este armado delirante
donde el va situando todos estos fenómenos y haciendo un trabajo enorme de
articulación entre estos fenómenos elementales para poder allí construir su texto de
su delirio. En su texto hicimos un recorrido que nos permite situar trastornos del
lenguaje no trastornos de percepción.

10
SEMANA 10.
SEMINARIO. CET

TEXTO: Lacan. Seminario 3, capitulo 23 parágrafo 3, capitulo 25 parágrafo 3.


El seminario 3 es el resultado de la intención de Lacan de abordar el tratamiento de
la psicosis. Ese es el punto de mira. Es la razón por la que el entra a la psicosis,
busca los medios para tratarla, medios que no encontraba en la psiquiatría. Toma
una posición clara, alojar la palabra del paciente sin comprenderlo, es decir,
escuchar esa palabra. Es una posición que los lleva a darle un relieve especial a los
fenómenos del lenguaje, a los trastornos en los que se advierte la manera particular
que en la psicosis significante y significado se desenganchan y eventualmente se
desenganchan. Neologismos, perplejidad, certeza, delirios, detalles en la palabra
que permiten precisar no sólo el diagnóstico sino también maneras de intervenir.
El significante padre ordena el registro simbólico, introduce la dimensión temporal,
hace de carretera principal hacia las relaciones entre los sexos construyendo una
ficción que limita y da sentido a la satisfacción, es decir le da el lugar y produce una
versión vivible del goce. Lacan dice vivimos insertos en la realidad paterna, insertos
en el sentido de que ese ordenamiento de lo simbólico le da nuestra vida. Si el padre
está inscripto en lo simbólico, tiene un lugar en lo simbólico, resulta un articulador
de los tres registros. Se ordenan lo simbólico, se produce un sentido, el goce toma
un lugar, se hace vivible con las dificultades y fallas que eso pueda tener. Si la
inscripción de esa experiencia de pérdida se rechaza, es lo que Lacan llama
forclusión.
Esa huella, ese significante retorna en lo real y resulta desarticulado, es decir
desestabiliza las relaciones entre los registros. Esa forclusión del rechazo de la
inscripción de esa huella solo tenemos noticias por las consecuencias de la vida del
sujeto cuando manifieste el desencadenamiento o algunos de los fenómenos
elementales. Hasta aquí lo que determina la psicosis como estructuración de la
subjetividad o como la estructura del lenguaje para Lacan es la no inscripción del
significante paterno, la forclusión.
Ejemplo con Schreber: Lacan plantea que el nombramiento en la corte de Schreber
(“La promoción de su existencia nominal”), le exige una integración renovadora.
Integración de la que él no puede responder. El sujeto por no poder restablecer el
pacto con el otro, por no poder realizar mediación simbólica alguna entre lo nuevo
y el mismo, entra en otro modo de mediación es decir un pulular, una proliferación
imaginaria en los que se introduce de manera profundamente simbólica, la señal
central de la mediación posible. Cuando es necesaria una mediación simbólica, la
introducción de una falta, es decir que algo se pierda para que venga lo nuevo, el
psicótico no tiene con qué responder.
Lacan presenta las consecuencias de esto. El sujeto en el desencadenamiento debe
abordar el significante como tal, como del lado del significado. Una significación
enorme que parece una nada que no se puede vincular a nada, ya que nunca entró
en el sistema de simbolización. La lógica que sigue Lacan al orientarse por los tres
registros le permite articular una sucesión de momentos posteriores al
desencadenamiento de la psicosis, es decir posteriores al encuentro con el
significante en cuanto tal.
Ubica un primer momento que llama de cataclismo imaginario. El mundo del sujeto
comienza a desintegrarse, es decir, se deslibidiniza, su cuerpo se fragmenta, se le
presentan sensaciones corporales que no entiende y lo desbordan, la imagen
corporal se transforma, se produce fenómenos de despersonalización y
transitivismo. La desarticulación de los registros hace que en cada registro suelto
se presenten fenómenos que muestren esa desarticulación.
Ubica un segundo momento en donde el habla del despliegue separado y la puesta
en juego del aparato significante, donde se produce la disociación, la fragmentación,
los trastornos del lenguaje (neologismos, intuiciones, fórmulas, estribillos, etc.)
Un tercer momento la reconstrucción. En el caso de Schreber, un delirio que
estabiliza la significación, le da una estabilidad que articula significante y significado.
Esta conclusión que el encuentra en ser la mujer de Dios, retoma la irrupción libidinal
del comienzo del desencadenamiento, allí donde no encontraba cómo responder.
Él tiene el fenómeno donde él siente la voluptuosidad de ser una mujer al momento
del coito, a lo que se resiste. Cuando el consigue significar a través del trabajo del
delirio, su lugar como ser la mujer de Dios, puede consentir a eso que siente por el
sentido de que la elaboración delirante le permitió encontrar un sentido.

11
Hoy veremos el escrito de Lacan “La cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis”. Es un escrito realizado posteriormente al Seminario 3 de “las psicosis”, que
hemos estado recorriendo. En este escrito, con una distancia temporal, reafirma muchos
de sus conceptos, reformula bajo una nueva perspectiva, con pequeños deslizamientos, en
algunos casos, pero afirma nuevamente que el problema que plantea la psicosis al
psicoanálisis, tanto en la dimensión clínica como en la dimensión teórica y la cuestión de
su tratamiento.

Tenemos como referencia un título en nuestro cronograma para orientarnos en el texto, que
es “La respuesta psicótica, el significante en lo real”. Este título está pensado para orientar
la lectura de los textos propuestos en cada espacio. Tenemos dos apartados para ver del
escrito: el primer apartado que se llama “Hacia Freud” y el último apartado que es el “Post-
scriptum”. Como está referido al seminario 3 hay algunas cosas que tomo de ahí y que
conviene volver a recordarlas.

Para empezar, recordemos el tema del¨ objeto humano¨. ¿Por qué es importante en este
escrito? Lacan va a formular que en la alucinación hay objeto, en contra de la fórmula de la
teoría de la percepción (que define alucinación = percepción sin objeto). Él va a criticar esta
idea a partir de la relación que el sujeto establece con su propia palabra. Va a establecer
que sí hay un objeto, que es un objeto indecible, pero que está como tal.

Esto que les cito del Seminario 3 habla de los objetos humanos y dice que el objeto humano
se distingue por su neutralidad y su proliferación indefinida. No depende de la preparación
de ninguna coaptación instintiva del sujeto; como hay coaptación, enganche de las
valencias químicas entre sí. El hecho de que el mundo humano esté cubierto de objetos se
fundamenta en que el objeto de interés humano es el objeto del deseo del otro.

¿Cómo es esto posible? Porque el Yo humano es el otro y, al comienzo, el sujeto está más
cerca de la forma del otro, que del surgimiento de su propia tendencia. En el origen, él es
“una colección incoherente de deseos” (habría que ver el modo en que esa coherencia llega
al sujeto). Este es el verdadero sentido de la expresión “cuerpo fragmentado”. Es decir que
ubica el tema del cuerpo fragmentado como esa colección incoherente de deseos. Hablo
del cuerpo fragmentado porque en el apartado 1 él vuelve sobre un caso que evoca algo
de la fragmentación corporal, y es la alucinación del caso presentado en el Seminario 3
como “caso marrana”.

La paciente vive con su madre. Lacan lo define como un “delirio de a dos” (Lacan ya dice
en el Seminario 3 que todo delirio es delirio de relación). De alguna manera, el delirio de
relación de esta paciente con su madre, la tiene prisionera en esa relación dual y cualquier
otra cosa que venga a interferir la rebasa. El momento en el que ella escucha a Marrana,
es algo que ella no dice, lo dice el otro. Cuando Lacan indaga un poquito más, se encuentra
con que la paciente había “murmurado” algo. El hecho de que sea una murmuración tiene
importancia, vemos en el campo de psicosis y su relación a la palabra el modo en que se
emplea que tiene una densidad, una textura, una tensión especial para el sujeto.
Aparentemente esta murmuración no tenía nada que ver con este insulto pero es una frase
indirecta, alusiva, no está dirigida en particular a nadie y tampoco se sabe quién es el que
la profiere. Ella dice en las murmuraciones “vengo de la fiambrería” (o carnicería). Esta frase
indeterminada, alusiva, indirecta, deja esa indeterminación del sujeto. Esto quiere decir que
no está determinado su lugar en la producción de esa cadena significante. Su lugar en el
otro. Es decir, no hay una promoción de ese lugar desde el otro. Ella habla por alusión,
indirectamente y queda indeterminada, queda sin lugar. El insulto viene a detener esa
indeterminación. Otorga un lugar que no es muy agradable, es grosero (marrana). No lo
dice ella; lo dice el otro, es el otro el que determinada en lo real, bajo la forma de un insulto,
su lugar. Y detiene esa indeterminación.

Antes de empezar el análisis del caso marrana, dice que este hallazgo del análisis de la
alucinación del caso del delirio de a 2 es un hallazgo que solamente pudo ser hecho por un
sometimiento completo, “sumisión completa a la posición propiamente subjetiva del
enfermo”. Es una indicación de la posición que toma el analista cuando habla con un
paciente psicótico.

¿Qué quiere decir una sumisión a la posición del sujeto? Que sigue un fenómeno, ese
fenómeno que presenta marrana lo sigue, lo analiza, y no la significación, la significación
cultural, la que le podemos dar o le puede dar otro que escucha. No interpretan los demás
sobre eso, sino que seguimos al ras del fenómeno alucinatorio qué es lo que está
ocurriendo para determinar su posición en esa cadena significante que profiere, que es un
ejemplo de cadena rota. Indeterminación y determinación por el insulto. Hay un significante
que aparece en lo real y que da el índice de esa cadena rota que ya está percibida en el
modo alusivo de la frase “vengo del fiambrero”. Dice: “así es como el discurso acabó por
realizar su intención de rechazo hacia la alucinación. en el lugar donde el objeto indecible
es rechazado en lo real se deja oír una palabra. Hay objeto, no puede decirse, es un objeto
indecible, y en tanto no puede decirse, rechazado como tal, se deja oír una palabra. La
alucinación es eso: se escucha una palabra de algo que no pudo decirse del objeto.

Me voy a detener en el tema del “fenómeno”. Fenómeno elemental son los automatismos
de Clérambault, que Lacan los toma para la paranoia. ¿Qué es un fenómeno? Un fenómeno
es algo que se presenta tal cual es. Es algo que no tiene ninguna explicación y no hay
ninguna otra manera de nombrarlo. Por ejemplo, un fenómeno natural. En el seminario 3 es
importante el tema de los sistemas de referencia que tenemos para captar los fenómenos
que suceden en las psicosis. Estos sistemas de referencia son tres: lo imaginario, lo
simbólico y lo real. Si bien es cierto que lo real va a ser definido de diferentes maneras a lo
largo de su enseñanza, acá lo dice de una manera muy simple: lo real es lo que no es
simbólico y lo que no es imaginario, por un lado, y lo real es eso que se presenta así, tal
cual es.

Entonces, seguir el fenómeno, someterse a la posición subjetiva, indica que la guía para la
escucha no es el símbolo sino los fenómenos, lo que va ocurriendo al ras de eso que se
presenta tal cual es. En la psicosis se presenta, como dice Freud, a “cielo abierto”. Es
importante tener una orientación para cuidarnos de comprender o pensar al Yo como una
síntesis o el percipiens como alguien unificado. Es decir que vale para cualquiera de las
estructuras clínicas, esta advertencia de orientar lo que se escucha no por la comprensión,
no por los significados, no por lo que quieren decir, no por lo que suponemos que podrían
decir; sino para analizar exactamente la relación de ese sujeto con la palabra que emite.
El seminario 3 trabaja bastante la idea del emisor, del receptor, y concluye que siempre se
es receptor. Todo emisor es siempre receptor. Con lo cual esta paciente muestra bien este
tema. Y Lacan va a trabajar, para seguir los fenómenos a nivel del lenguaje: el fenómeno
de código y el fenómeno de mensaje. Estas formas amplían los trastornos del lenguaje ya
trabajados en el seminario 3 y de alguna manera describen de diferente manera esas
palabras que tienen una densidad especial y que toman toda la situación del psicótico.
Vemos a Schreber, por ejemplo, muy preocupado por las palabras, que siempre le
conciernen, siempre están dirigidas a él y que tienen una densidad especial, quedan
aisladas, no pueden asimilarse al resto de la cadena.

En la página 519 a 521 van a poder ahondar en estos fenómenos de código y fenómenos
de mensaje. Voy a decir nada más que en los fenómenos de código lo que interesa en sí
mismo, lo que constituye en sí mismo el objeto de la comunicación es la palabra misma, el
significante mismo y no lo que significa. Y voy a decir de los fenómenos de mensaje, el
tema de los mensajes interrumpidos, que es una forma también de la cadena rota, algo que
se interrumpe y que deja en suspenso algo. “Voy a …”, “Hizo…”. Son cosas que se
escuchan sueltas y que no encuentran esa forma en donde aparece la coherencia de eso
que quiere decirse.

En el apartado número 5, para concluir, tenemos el tema del desencadenamiento, las


condiciones en las que se produce la entrada en la psicosis y qué es lo que hace que un
sujeto sea psicótico o sea neurótico. Lacan va a retomar el concepto de Verwerfung
(rechazo) de Freud: lo rechazado adentro retorna desde afuera. Lacan va a hacer una leve
modificación: lo forcluido en lo simbólico retorna en lo real. ¿Qué es lo que está forcluido?
El significante del nombre del padre en el lugar del otro. Esa forclusión en el lugar del otro,
es lo que determinada la condición que separa a la neurosis de la psicosis.

En la pág 556 dice: “un accidente de ese registro (simbólico) y de lo que en él se cumple
(es un accidente). Y enseñamos al principio, siguiendo a Freud, que el otro es el lugar de
esa memoria que él descubrió bajo el nombre de inconsciente, memoria a la que considera
como el objeto de una interrogación que permanece abierta en cuanto que condiciona la
indestructibilidad de ciertos deseos. A esa interrogación responderemos por la concepción
de la cadena significante”. Una vez inaugurada esa simbolización primordial que él evoca
en el juego del Fort-Da, es decir, en ese dominio que el niño tiene o intenta tener del carretel
y de las palabras (significantes) Fort-Da. Un dominio corporal, un dominio significante y un
dominio respecto de la presencia y la ausencia (función de dominio). La función de dominio
es algo que está muy presente en Lacan, no tanto la función de síntesis o de completud,
que algo esté completamente armadito.

Esta cuestión de la psicosis tiene un inicio preciso. Según Lacan, para que un psicosis se
desencadene es necesario que el nombre del padre forcluido, sin haber llegado nunca al
lugar del otro, sea llamado en oposición simbólica al sujeto (significa un lugar de terceridad
respecto de la pareja imaginar a – a’, que ustedes han visto en el esquema de L). Acá lo
llama “un padre”. No se trata necesariamente del padre del sujeto, sino de alguien que viene
a un lugar tercero, que se sitúa en una posición tercera. Ese un padre viene hacia el lugar
donde el sujeto no ha podido llamarlo antes.

¿Dónde se encuentra el comienzo de la psicosis? Se puede buscar en distintas situaciones


que llama “coyuntura dramática”. Estas situaciones, en el sentido novelesco del
término, las puede encontrar en diferentes formas, dice literariamente: “la mujer que acaba
dar a luz, la figura del propio esposo, para el penitente que confiesa su falta en la persona
de su confesor, para la muchacha enamorada en el encuentro del padre del muchacho. Se
la encontrará siempre y se la encontrará más fácilmente si se guía uno por las situaciones
en el sentido novelesco del término”.

Sobre el final del escrito agrega “desencadenado en lo real”: “Que el proceso por el cual el
significante se ha desencadenado en lo real, después de que se abrió la quiebra del nombre
del padre, es decir del significante, que en el otro en cuanto al lugar del significante es el
significante del otro en cuanto al lugar de la ley”. Es decir, tenemos que distinguir el otro,
ese lugar del otro habitado, funcionando con el funcionamiento que permite la ley del
significante, o es un otro que no ha admitido ese funcionamiento como tal.

12
Los Inclasificables - Psicosis Ordinaria

Miller - Paper Racki.

Abreviaturas:
STE=Significante
MP= Metáfora Paterna
NP= Nombre del Padre

Tomar algunas cuestiones a modo de repaso, de aquello que fuimos trabajando


(seminario 3 y cuestión preliminar). Primero en relación a Lacan para luego arribar a
“Psicosis ordinaria”
Una de las primeras cosas que se va a resaltar, del seminario 3, Lacan prescinde
hacer un diagnóstico de psicosis a partir de los trastornos de lenguaje. [Es
importante poder ubicar en el texto el tema de los trastornos del lenguaje]
Es en este tiempo nos encontramos con la metáfora de la botánica → Lacan ubica
que ya en esta nervadura significante de los fenómenos elementales encontramos la
misma fuerza estructurante que en el delirio. Es decir: No necesitamos del delirio
íntegro para hacer diagnóstico de psicosis, ya con esa nervadura del ste podemos
hacer diagnóstico de psicosis.
Por otro lado nos encontramos que en “Cuestión preliminar” Lacan hace este
movimiento de extraer la alucinación y la ubica en un pie de igualdad respecto a la
intuición delirante. La piensa todas ellas como alucinaciones y en ese punto las
extrae del campo de la percepción para ubicarlas de lleno en el trastorno del
lenguaje.
Es allí donde Lacan propone definir a la psicosis en función de este fenómeno de
cadena rota. En el seminario 3 veíamos que ubicaba esto del ste a nivel de la
alucinación, ste que se aísla no hace más que significarse a sí mismo. A partir de
Cuestión Preliminar, con esta noción de cadena ste que nos presenta y presenta las
propiedades de la cadena ste, podemos definir a la psicosis en función del orden de
la cadena rota. Algo que ejemplificamos y trabajamos con el caso Marrana.
Otra de las cuestiones que aparecen en ambos textos con sus diferencias es el tema
del desencadenamiento.
En Cuestión Preliminar (Pensemos que Cuestión Preliminar lo escribe paralelamente
al dictado del seminario 5, donde presenta la MP.) ubica el desencadenamiento en
función de este encuentro con Un Padre en lo real. En el seminario 3 la cuestión del
desencadenamiento lo encontrábamos en ese pasaje donde Lacan crítica la definición
de Kraepelin de paranoia, particularmente en relación al Inicio, esto que Kraepelin

denominaba “Desarrollo insidioso”, insidioso en tanto bajo una apariencia benévola


que se va construyendo de a poco. Para Lacan en lo absoluto, el inicio de la psicosis,
es brusco, no es acorde a una sucesión lógica, y produce algo en ese punto algo del
orden de la discontinuidad, algo de un antes y un después en el sujeto.
Nos encontramos que en Cuestión Preliminar, Lacan va a trabajar distintos esquemas:
1. Estadio del espejo (esquema óptico)
2. Esquema Lambda
3. Esquema Z
4. Esquema de realidad: un esquema específico en relación a la neurosis y que va
a implicar la articulación con la metáfora paterna que es con lo que ya cuenta.
5. Esquema Y (no sé si es I o Y): pensado en relación a Schreber.
Lo que quiero rescatar allí es que esto aparece de algún modo en el texto de
“Psicosis ordinaria”, por eso me detengo en estas dos letras que aparece en el
esquema Y.
Lacan en el esquema Y escribe P sub 0: Esta P tiene que ver con esto del orden del
este NP y sub 0 como ste fálico. P sub 0 al nivel de lo simbólico y a nivel de lo
imaginario este ste fálica. ¿Esto qué significa? ¿Cómo se lee esto en la clínica? → Pag
540 de Lacan, dice “Como leemos este ste fálico sub 0? En términos de este
desorden en la juntura íntima del sentimiento de la vida del sujeto” Es decir como el
sujeto siente, experimenta su vida, que lo hace palpitar al sujeto en su vida.

Después de escribir Cuestión


Preliminar, Lacan se va a avocar a la formación del incc y el trabajo con la neurosis
(se ve en el segundo cuatri) pero va a retomar el tema de la psicosis en lo que se
denomina la última enseñanza (seminario 23), allí Lacan retoma el tema de la psicosis
y lo repiensa desde el texto literario de Joyce, lo toma y se detiene en algunas
cuestiones. Voy a mencionar 2 porque lo vamos a trabajar cuando veamos el
Paradigma Joyce:
Joyce decía que telepatia con una de sus hijas, Lucía, que luego fue diagnosticada
esquizofrenia. Respecto a su esposa, Nora, Joyce ubica esto: “que le calzó como un
guante al revés” ¿Qué quiso decir con esto?, es enigmático.
Pero Lacan puntualmente se detiene en una expresión que Joyce emplea al referirse
a algo que le pasó en su adolescencia. Este episodio es que unos compañeros le dan

una paliza, y respecto de este episodio, lo dejó caer (según Joyce) “ como se deja
caer la piel de un fruto maduro “, una expresión llamativa. En la clínica muchas veces
escuchamos palizas en un adolescente, en un sujeto varón y el efecto que tuvo en
un sujeto en esto, ya sea por la denuncia, o inhibición, cambio de su personalidad, o
hacer activo esto de haber vivido pasivamente. Pero en Joyce, dejó caer este
episodio. Lacan se detiene acá en esta expresión enigmática, y plantea sobre este
diagnóstico esto en una altura de su enseñanza donde lo simbólico ya no predomina
por sobre los otros registros de lo imaginario y lo real, los homogeniza y le da
hincapié a la importancia del nudo, de cómo estos tres registros se anudan. A la
altura de la primera enseñanza,

13
CET Marchesini
SEMANA 12
El significante en lo real.
Vamos a ver la segunda parte de “marrana”. El significante en lo real, el nombre de la clase
es ese y hace referencia a una respuesta psicótica. Digo una respuesta y no una pregunta,
porque cuando uno pregunta, algo no es asertivo. Si uno dice “usted quiere tal cosa” es una
aserción.
La pregunta no dice lo que es, no es un juicio, más bien es una demanda de respuesta. Y
en la psicosis hablamos de respuesta, debido a la forclusion del significante del nombre del
padre, que es un operador para ubicar el goce, para localizar el goce. Cuando un sujeto no
dispone de ese aparato el goce queda deslocalizado. Como el caso de marrana, que ahora
veremos la segunda parte, cuando este significante esta forcluido aparece otro que profiere
la palabra, solo entra en su audiencia. Este nombre del padre no se ha inscripto en el gran
otro.
Entonces, el sujeto es una respuesta de lo real. Aparece el otro que es un portavoz que no
es el, el otro se impone al sujeto en la dimensión de la voz. Es por eso que Lacan dice que
el tema de la psicosis puede aclararse a partir del otro.
En el caso de marrana, ¿a partir de que otro? A partir del vecino, es por eso que todo lo
que le ocurre a esta mujer, que como vieron “marrana” es proferido por un vecino, ese
objeto que habla solo, ese que alcanza a la malvada e invasora vecina y en el quizás
reconoce una incidencia de goce. No es un significante que profiere ella, es un significante
del otro. Y como sabemos en la psicosis está herida la relación con el mundo, la relación
con el otro, el sentimiento de la realidad. Esto da cuenta de que existe una lesión en el
aparato significante. Un significante le falta al sujeto (el nombre del padre) y le falta
completamente. Hasta el punto de no haberse inscripto nunca en ese armazón.
Lacan toma este caso de “marrana”, también conocido como “vengo del fiambrero” para
demostrar la estructura de la alucinación verbal. Lo que él quiere afirmar finalmente es que
las alucinaciones tienen una estructura de lenguaje, entonces vamos a ver que este
fenómeno de alucinación verbal es un fenómeno elemental. Lacan en el seminario 3 toma
a Jules Ernest Séglas, que lo conocen de la primera parte del cronograma, de psiquiatría.
Él trabaja en el hospital de la Sal Petrie (o algo así) celebre en Paris y escribió en 1900 “La
semiología de las enfermedades mentales”. Lacan recomendaba fuertemente su lectura,
por todas sus innovaciones en el terreno de las alucinaciones. Tal era el reconocimiento
que Lacan le tenía que hablaba de la revolución Segleseiana. Henry Ey también manifestó
su deuda con Séglas.
Entonces, ¿Cuál fue su aporte fundamental en este tema? Las alucinaciones en su relación
con la función del lenguaje. Las considera como trastornos en la función del lenguaje, sin
hablar de ningún déficit cognitivo, el sujeto dice que una voz le habla, que escucha su
pensamiento en una voz interior. Séglas va a teorizar esta clínica de la psicosis
relacionando la alucinación con la función del lenguaje y en ese entrecruzamiento va a
ubicar distintos trastornos del lenguaje. Bercherie también le hacía reconocimiento y decía
que era el clínico más fino que ha producido la psiquiatría francesa.
Entonces, ¿qué le pasa a este sujeto? El sujeto dice que tiene frases impuestas, algo se
escucha, algo emerge y aparece esta alucinación verbal que se caracteriza por su
imposición. Es algo que se le impone al sujeto y no puede hacer nada en contra de su
voluntad y es algo que llega del exterior, eso es crucial. El psicótico escucha lo que dice y
articula su paladar como escuchando su propia voz, por eso tiene carácter motriz además
de verbal. Esto describe Seglas que Lacan va a retomar (pag 196 seminario 3).
Lo importante es que le sucede al sujeto cuando escucha al otro. Dice Lacan (pag 231) “los
fenómenos en la alucinación verbal manifiestan la relación de eco interior en la que el sujeto
está con respecto a su decir”. Son fenómenos vaciados de sentidos, puramente verbales,
y llegan a volverse cada vez más y más insensatos. Cuando vimos Schereber también
vimos fenómenos que se producían de esta manera. Aparece un significante en lo real y se
encuentra solo, es decir que la cadena de significantes se ha cortado en la alucinación
verbal, se ha roto, no hay conexión.
Entonces marrana aparece bajo la forma de un insulto recibido, antes ella le había
anunciado a este hombre “vengo del fiambrero” y a continuación viene el insulto. Entonces
hay allí una referencia al cochino. El vecino no le dice directamente, de manera frontal, sino
por alusión. Este es un punto importante que va a destacar Lacan, como el significante
irrumpe en lo real. Lacan va a decir se produce el retorno de lo real bajo la forma de la
alucinación. A Lacan le parece un caso especial para tratar la injuria en esta presentación
de enfermos. Algo que la enferma refiere, una injuria, que le había lanzado el novio de la
vecina cuando pasaba por allí.
Lo que hace Lacan en este testimonio clínico es reconstruir ese dialogo entre ellos, donde
se inscribe esta injuria como una réplica al otro. Justo antes de escuchar la injuria ella había
murmurado sin poder descifrar hacia quien apuntaba la alusión “vengo del fiambrero”. Lo
que hace Lacan es reconstruir esta estructura de una interlocución delirante.
Habría dos secuencias: primero, está la atribución del yo, “vengo del fiambrero” oscila entre
el novio de la vecina y la paciente, es una situación dual donde no hay punto de basta que
lo fije. El sujeto no puede continuar o mantenerse en esa oscilación, esta especie de
indeterminación y la alucinación consiste en que ésta palabra pasa a lo real y viene del
exterior. Es decir que en esta secuencia habría una amenaza, la idea delirante de un ataque
preciso a la integridad de su cuerpo. Ella había abandonado su marido y la familia política
se habría propuesto descuartizarla, y ahí empieza toda su cuestión delirante.
Lacan va a comparar, en una interlocución normal existe esta investidura del otro, mientras
que en una interlocución psicótica se anticipa la respuesta a la locución del otro, es un
cambio de registro. Aparece como un delirio de a dos y la vecina es vivida como intrusiva.
La lectura de Lacan es que la alucinación verbal va a funcionar como una plomada del
discurso.
Lacan, en una cuestión preliminar, a continuación del caso marrana, va a hacer alusión al
desencadenamiento de la psicosis. Es este encuentro traumático con el agujero abierto en
lo simbólico por la forclusion del Nombre del Padre. Se habla de un vacío forclusivo. Lo
refiere a este sujeto que oye una voz en lo real y va a describir esta transformación. Al
principio aparece esta especie de vacío, que se puede denominar como la experiencia
enigmática de la psicosis, donde les decía que se produce esta ruptura en la cadena de
significantes. En primer lugar es esto, surgimiento del enigma, el encuentro con un vacío
de significación, es un momento de perplejidad e indeterminación, escucha eso y no sabe
qué significa eso que escucha. Recién, en un segundo momento, aparece la certeza, otro
fenómeno elemental. Acá el sujeto no sabe que significa eso pero tiene la certeza de que
significa algo y no solo que eso significa algo, sino que eso le concierne. La certeza en
Lacan no es la creencia absoluta de que esto ocurre sino que, esto que ocurre significa algo
y tiene que ver con la propia persona, es autorreferencial. Entonces esa manifestación
quiere decir algo, esa presencia significa algo pero no sabe que, esa frase le dice algo
íntimamente al sujeto pero el sujeto aun todavía no puede otorgarle un significado mediante
ningún mecanismo interpretativo. Solamente está seguro que eso que ocurrió no es por
azar, hay una atribución subjetiva en esta alucinación verbal de marrana.
Es un muy lindo ejemplo que ilustra lo que es el fenómeno elemental. ¿Qué es el fenómeno
elemental? Cuando surge un significante y el sujeto no sabe que significa, no está
articulado, antes de la construcción delirante. Ese será un momento segundo, donde se le
va a acercar otro significante y le va a poder dar un sentido a eso que en un principio no
tiene ninguno.

Entonces, para ir cerrando, la idea central de este capítulo de Lacan es que, lo que esta
forcluido en lo simbólico retorna en lo real. Cuando no hay Nombre del Padre, cuando no
existe como simbólico, cuando no hay significación fálica que permita domesticar esa
introducción de goce. Al no estar localizado ese goce aparece deslocalizado por todos
lados, por las voces, por los vecinos. Entonces aparece ese fenómeno intuitivo va a decir
Lacan, que tiene este carácter de ser muy intrusivo.
Entonces, este Nombre del Padre, no existe como simbólico, aparece en lo real y
absolutamente fuera de sentido.
“Marrana” va a ocupar ese lugar de objeto indecible, de lo que no tiene nombre, surge como
un significante aislado fuera de la cadena y viene a designar el ser del sujeto. En Schreber
también veíamos fenómenos parecidos cuando aparece el significante “luder”, que es un
insulto y el sujeto lo toma como algo que apunta a su ser y que refiere a una atribución
subjetiva.

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