01 - Munné Frederic - La Interacción Persona A Persona - 113-139
01 - Munné Frederic - La Interacción Persona A Persona - 113-139
01 - Munné Frederic - La Interacción Persona A Persona - 113-139
1. FO R M A C IÓ N SO C IA L D E LA PER SO N A
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cinco-líneas paralelas que les dan significado. De un modo similar, el com
portamiento humano es social en tanto se da con referencia a unos patrones
o modelos, relativos a aquellas acciones de las personas que se consideran
significativas y valiosas por el sistema social. Una pauta es un marco de
referencia comportamental socialmente compartido (Newcomb, 1950). Las
pautas son reglas, que regulan el comportamiento que tiene transcendencia
colectiva,
N“ personas
del cruce
Sin semáforo Con semáforo
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ción latente es muy distinta de ía manifiesta en la pauta explícita. Obsérve.^
se que más que dos pautas lo que ocurre es que hay una sola pauta con un
doble sentido, que sólo un análisis en profundidad de la misma puede re
velar.
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Fig. 4-4. Clases de paulas según su distinto valor social.
(+ Valor máximo; - valor mínimo.)
-El sistema social ampara las pautas como un fino mecanismo de reloje
r a . Según el valor dado a una pauta varía el grado de importancia de la
'sanción por su incumplimiento. Por esto, hay formas de sanción muy dife-
/.rentes: desde el desprecio hasta el apartamiento social, pasando por provo
car en el sujeto sentimientos de ridiculo, culpa, etc. No saludar puede pro
vocar en el otro extrañeza o un ligero enfado si es intencionado; no entregar
. él novio el anillo de boda en una sociedad tradicional, puede llegar a impe
dir la celebración del acto; en fin, desnudarse en la calle puede llevarle a
uno a la comisaría o a un hospital psiquiátrico.
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variando lo mismo harán las normas, como es el caso de las normas jurídi
cas de naturaleza política y penal.
Las pautas son relativas en su contenido, pues cada cultura tiene las
suyas. La antropología ha discutido si las hay universales. La única pauta
que se encuentra en todas las culturas parece ser el tabú del incesto; con
todo, tiene excepciones que hacen de este comportamiento no una prohi
bición sino un deber. En efecto, se han encontrado tres casos de inexis
tencia del tabú, todos ellos con un mismo sentido: la familia faraónica del
antiguo Egipto, la familia real incaica y la familia real del antiguo Hawai.
Dicho esto, hay que añadir que las pautas también son absolutas, en el
sentido de que en cada cultura rigen plenamente protegidas por el sistema
ya visto de regulación, control y sanción establecidos por el sistema so
cial.
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FORMAS DE PAUTAJE ASPECTO SOBREVALORADO
DEL COMPORTAMIENTO DE LA TEMPORALIDAD
Tradición. Pasado.
Derecho. Presente,
Moda. Futuro.
Religión (Más allá.)
Cuadro 4-t. Valoración del tiempo social en las diferentes formas fundamentales
de pautaje del comportamiento.
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Aunque la desviación será tratada junto con el proceso de socialización
{vol. 2), conviene diferenciar ya entre la desviación llamada primaria, dada
por el hecho específico del comportamiento que se aparta de lo establecido,
y ¡a desviación secundaria, que designa el hecho de la identificación pública
del que se conduce como desviado, io cual conlleva sendas consecuencias
sociales (Lemert, 1951). En este último aspecto, la desviación no es sino un
etiquetaje social, por el que el individuo que se desvía pasa a ser visto y
considerado un extraño (ow/sider) (Becker, 1963), sobre el que cae un es
tigma (Goffman, 1963) que condiciona sus interacciones. La desviación,
entonces, tiende a abocar en la marginación social, la cual a su vez incluye
una socialización.
2. E ST R U C T U R A PSIC O SO C IA L D E LA PE R SO N A
¿ Q u é os lo q u e c o n d e n e u n ro l? U n c o n ju n to d e p a u ta s , m á s o m e n o s
estandarizadas, relativas a un tipo determinado de situaciones sociales. El
contenido de un rol no es fijo sino que se va elaborando y redefiniendo, tan
to social como individualmente. A esto contribuyen la diversidad de la si-
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Ilaciones, la representación individualizada, la evolución de las ideas y los .
íjplpres, el progreso técnológico, las diferencias generacionales, etc.
Las conductas necesarias de un rol, por ser las estimadas correctas o
íjjrqpiás deí mismo, constituyen el rol prescrito (Newcomb, 1950), por
Ejemplo que el abogado defienda al cliente. Los aspectos contextúales y
siíuacionales son inherentes a las prescripciones de rol: la toga no está so
cialmente prescrita como vestimenta propia del abogado en su despacho,
pero sí cuando actúa en la Sala de Justicia. En el roí prescrito no cuentan
íjas, diferencias individuales. Los roles no identifican individuos concretos
fismo sólo tipos de comportamiento que en un sistema social son comparti-
í|qs por diferentes individuos. Por esto, los roles son percibidos de un múñ
elo estereotipado.
Pero un rol no sólo es conducta prescrita es, por lo mismo, también con
ducta esperada. De ahí, que a veces se diga que los roles son expectativas
Be conducta. Ciertamente, también lo son las pautas, pero a diferencia de
éstas, aquéllos se refieren a conjuntos de comportamientos esperables en
liná;' situación socialmente significativa y estandarizada. Esto significa que
sin roles nuestro comportamiento sería socialmente imprevisible y carente
de significado. Por el hecho de que la prescripción de un rol suponga con
ductas esperables, el contenido de éste incluye no sólo las pautas prescritas
sino también pautas socialmente deseables que se refieren al rol ideal, al
que se aludirá en el siguiente apartado.
. ¿Por qué la analogía con el teatro, mencionada al principio? La persona
se presenta ante sí y ante los otros a través del desempeño de roles. En este
sentido, no son lo mismo la persona y sus roles. El rol es, en realidad, una
representación de la persona como actor social. Etimológicamente, la pala
bra persona evoca esto. En el teatro de la Roma latina, la voz persona era la
máscara que llevaban los actores y que se iba cambiando según el papel que
se interpretaba.
De ahí que muchas definiciones de rol se basen en ver a éste como el pa
pel o máscara con la que el individuo se presenta en la sociedad. Según al
gunos (Duvignaud, 1972), tales definiciones resaltan el aspecto inauténtico
del verdadero yo, que permanece en un profundo secreto, lo cual refleja
una oposición característica de la cultura occidental frente a la oriental (se
ñalada por Barthes, 1970): la oposición entre el dentro y el fuera, lo verda
dero y lo falso (Duvignaud, 1972). Pero sería equívoco confundir el rol con
la apariencia y la persona con la realidad.
La representación de un roí identifica a la par que desindividuaüza. Es
famoso el experimento sobre desindividuación, llevado a cabo por Zimbar-
do con estudiantes en una cárceLperfectamente simulada en los sótanos de
la Universidad de Stanford. Los sujetos, debidamente uniformados, actua
ron unos de carceleros y otros de presos. La identificación con cada rol sor
121
prendió a los investigadores: los "guardias" se comportaron mucho más se
veramente y los "presos" mucho más resignadamente que en sus vidas coti
dianas (Zimbardo, Haney y Banks, 1973). La estrecha relación entre repre
sentación e identificación es también la base de la eficacia del psicodramay
en general de los rol playing.
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nadas {Cottrell, 1942) el rol es un concepto de utilidad para el conductismo
social.
El análisis de roles supone ver la interacción con cierto grado de generali
zación. Concretamente, desde un tercer nivel de formalización conceptual. 1)
El nivel de las conductas, en sus diversas manifestaciones. Es un nivel empíri
co, referido al comportamiento resultante de la interacción. Tomando como
ejemplo, el alzar la m ano para saludar a un amigo, este.nivel corresponde a
alzar la mano. 2) El nivel de las pautas. Como sea que los comportamientos
no se dan independientemente unos de otros sino en conjuntos significativos
originados por la regulación social, analizar la interacción a este nivel es con
siderar ya las pautas de interacción. En el ejemplo anterior corresponde a al
zar la mano para saludar . Y 3) el nivel de los roles, en que se consideran los
conjuntos de pautas referidos a determinadas situaciones o contextos, según
queda dicho. En el mismo ejemplo, alzar la mano para saludar a un amigo.
Estos tres niveles, que corresponden a un enfoque micro del comportamiento
social, no agotan el análisis de la interacción. Otros dos niveles, de carácter
mano, dados por las instituciones sociales y la estructura del sistema social,
completan las posibilidades de dicho análisis.
Ahora vamos a ver diferentes aspectos de los roles, que hay que tener en
cuenta para analizar la interacción desde el tercer nivel indicado.
Clases de roles. Del mismo modo que una cosa son las pautas conoci
das y otra las ejercidas, cabe diferenciar el rol desempeñado, que es el efec
tivamente ejercido, del roí asumido (role-taking ), que es el que uno conoce
y comprende. Esto significa que se pueden asumir roles sin desempeñarlos.
El rol asumido implica un proceso por el que un individuo construye en su
mente las actitudes de los otros, gracias a lo cual puede anticipar la conduc
ta de estos. (Lauer y Boardman, 1971). Supone una interiorización que per
mite ai sujeto ponerse en el lugar del actor y tener en cuenta su comporta
miento. Supone también una habilidad cognitiva de la que depende el de
sempeño del rol por el sujeto (Sarbin y Alien, 1968).
Frente a los que cuestionan el concepto de rol por considerarlo pasivo,
se ha hecho notar que al ir uno desempeñando un rol lo va construyendo
{role-making: Tumer, 1962) y por ello no es el mismo el rol de padre ahora
que hace veinte años.
Probablemente la clasificación más recogida en los manuales sea la de
roles adscritos o asignados y roles adquiridos o logrados (Linton, 1936), El
rol adscrito es el que se recibe de la biología o la estructura del sistema so-
ciocultural, por lo que le viene a uno impuesto, mientras que el rol adquiri
do se obtiene o gana, por ej. el oficio u ocupación que uno tiene.
Esta distinción a menudo es entendida como si el rol adscrito fuera inna
to y el adquirido aprendido, pero esto confunde peligrosamente las cosas.
Í23
En efecto, los roles adquiridos pueden ser elegidos y en su consecución in
terviene la competencia de quien los adquiere. En todo caso, el rol hay que
aprender a ejecutarlo, mejor o peor, a través de los procesos de encultura*
ción y socialización. Además, y esto es importante, la carga biológica del rol
(sexo, edad, etc.) es distinta del rol mismo, que es un fenómeno sociocultu-
rai. Por ej., una cosa es ser mujer (como "rol" biológico) y otra cómo se es
mujer en un determinado sistema sociocultural (como rol social o propia
mente dicho, aprendido con interiorización de las pautas y valores del siste
ma establecido). A esto responde la diferencia que hoy se hace entre el sexo
(biológico) y el género (cultural). El equívoco está en presentar el compo
nente adquirido como si fuera innato. En buena medida, el antifeminismo
encuentra un apoyo en esta confusión.
Como el contenido de tas pautas que forman un rol puede ser más o me
nos preciso, se distingue entre los rotes específicos, como suele ser cual
quier ro! ocupacional, y los roles difusos, como es el caso de los roles fami
liares. En realidad, se trata de dos polos, entre los que se mueven los roles.
Suele decirse que el rol más específico, al menos en las sociedades moder
nas es el de funcionario, sujeto a un estatuto que prevé su situación, actua
ción, control, responsabilidad, jerarquía, etc., y que el rol más difuso es el
rol de amigo, porque de un amigo podemos esperarlo todo y nada en con
creto, pero sabemos cuando nos responde o falla como tal amigo. Los roles
difusos tienen un contenido rígido.
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cia de rol para designar el hecho de la conducta que muestra que uno no
está involucrado en el rol que está desempeñando. Se trata, pues, del grado
de identificación del individuo con su ro!, desde querer separar uno su per
sona de él ("yo soy un mandado") hasta entregarse totalmente a él, como en
el caso del deportista de élite, que debe supeditar todo lo demás a dicho rol.
En este aspecto hay roles absorbentes y otros que no lo son, como el rol de
viandante. En los roles absorbentes, la persona continua su rol en otras si
tuaciones llenando o contaminando su vida (Tumer 1978, habla en este
caso de fusión del rol con la persona). El distanciamiento supone un aban
dono relativo y provisional del rol (por ejemplo, el jefe que quiere ser hu
mano).
Aunque uno puede ejecutar un rol sin identificarse con él, generalmente
se da esta identificación. Por esto, desempeñar el rol de otro (inversión de
roles) influye en la persona. De ahí, ya se ha dicho antes, la terapia psíco-
dramática (Moreno), basada en el desempeño de roles.
Entre los conceptos de rol y de estatus las diferencias son claras: El rol
se refiere siempre a !a acción, es comportamiento, lo que uno hace. El esta
tus se refiere a la posición, es lo que uno es. Si el rol es hacer, el estatus es
estar. Si el rol se desempeña, el estatus se ocupa.
Las clases de roles antes expuestas pueden predicarse también del esta
tus. En efecto, podemos hablar con sentido y utilidad del estatus adscrito o
adquirido, del estatus específico o difuso, del estatus real o ideal, y del esta
tus subjetivo u objetivo. Conviene aclarar estas dos últimas distinciones. El
estatus real se refiere a la imagen o grado de prestigio efectivo, en cambio
el estatus ideal a la imagen potencial, esto es aspirada o deseada. A su vez,
en ambos supuestos, el estatus global de una persona es producto del esta-
1T í
|üs que uno se otorga (estatus subjetivo) y del que le otorgan los demás (es
patos objetivo).
na
1957a, habló en estos casos de aislamiento social en el sentido de que se
considera que se trata de casos aparte).
130
do quien espera dicha conducta sino propiamente los interactuantes del ac
tor (rale-partners ), pues a estos va dirigido y tiene significación su compor
tamiento. En este sentido, dichos interactuantes están desempeñando con-
trarroles. Llamamos contrarrol a cualquier rol en tanto que espera determi
nado comportamiento de otro rol: el contrarrol del hombre es la mujer, y el
de ésta es aquél. La relación entre el rol y el contrarrol significa que las
obligaciones de aquél son derechos para éste y viceversa.
Un factor especialmente relevante en la elaboración de las expectativas
de rol es la ideología, por el papel que tiene en la configuración de la escala
social de valores. Un empresario de ideología socialista o capitalista tendrá
unas expectativas diferentes con respecto a los obreros.
Como puede haber diferentes expectativas por parte de los contrarro-
Ies, a cada conjunto de ellas le denominaremos frente de rol. El rol de
maestro de un colegio supone distintas actuaciones de rol ante distintos
contrarroles, cada uno con su respectivo frente. El maestro tiene entre
otros frentes, a sus alumnos, los padres de éstos, e! director del centro y
sus colegas (fig. 4-7).
alumnos
colegas
Fig. 4-7, Los frentes de rol: El maestro ¡ntcractún con los alumnos, sus padres,
el director y los colegas del Centro docente.
Al comienzo de este capítulo se vio (fig. 4-1) que la persona, como siste
ma social, consiste en una compleja red de comportamientos más o menos
compartidos, que forman un núcleo de interacción. En este sentido, dicho
sistema incluye a los diversos frentes de rol con sus respectivos contrarro
les. ;La estructura resultante no forma un sistema disipable y mantiene su
Unidad (sujeto) al tomarse (conciencia) a sí mismo (self) como centro rela
ciona! de referencia (fig. 4-8).
Como sea que cada contrarrol es, a su vez, otro self, las relaciones inter
personales constituyen una complejísima trama, a modo de tejido social. En
este tejido, el universo de cada self es paradójico. Sin él, el se lf carecería de
entidad y a la par, debido a él, el desempeño de los roles y el ejercicio de
los estatus es problemático,
La enorme complejidad del role-set se advierte al considerar los aspectos
objetivo y subjetivo del rol. El aspecto objetivo corresponde al rol tal como
es percibido por el contrarrol, mientras que el aspecto subjetivo es cómo lo
ve quien lo desempeña. Esto puede explicarse de otro modo; el rol como lo
que uno hace es producto de dos aspectos: lo que uno percibe que hace (rol
subjetivo) y lo que los otros como contrarroles perciben que uno hace (rol
objetivo). Un ejemplo no inusual es el de la persona que se cree amable y
ocurrente mientras sus amigos o conocidos la consideran todo lo contrarío,
o el del obrero especializado que se cree un buen experto y para sus jefes es
un trabajador mediocre o incluso patoso.
Al ser los roles interacción, los roles de diferentes personas tienden a
adecuarse unos a otros, lo que ha sido llamado "integración de rol" (Wa-
rren, 1949, cit. en Marré y Lamb, 1983). Esta integración puede ser inten
cionada, porque del mismo modo que el sistema social procura controlara
su miembros con la socialización, también ei sujeto trata de controlar sus
propios desempeños de rol. La autopresentación de la persona (Goffman,
1959) es la manipulación de los roles para los contrarroles. Se ha estudiado
el autocontrol o vigilancia de la persona (se lf m onttoring ) encontrando indi
viduos que son autovigilantes extremos más pendientes del rol que repre
sentan que de aparecer como son, al revés que los autovigilantes moderados
f 39
(Snyder, 1974; 1980). En la prueba TST, aquellos describen su yo mediante
roles (soy estudiante) y éstos prefieren acudir a adjetivos (soy simpática)
(Sobel, 1981).
El role-set y el universo social del se lf intervienen activa y decisivamente
en las ejecuciones de rol. Estas ejecuciones están guiadas por: 1) las exigen
cias de cada situación, 2) la personaldidad y la habilidad del actor, 3) los
otros roles desempeñados por éste o sea del role-set, y 4) la negociación de
roles (Secord y Backman, 1974). Por negociación del rol se entiende el pro
ceso sobre cómo cada uno debe actuar en la relación con el otro, en general
o en situaciones determinadas (Goode, 1960). La negociación, que afecta al
rol y a su contrarrol o contrarroles no suele ser deliberada e incluso pasa
inadvertida a los propios implicados. Y es tanto mayor cuanto menos espe
cífico es el rol. En la sociedad actual, es mayor entre los esposos que entre
el patrón y el empleado.
El análisis de estatus, que apenas está desarrollado, debería tener en
cuenta los mismos fenómenos examinados, pero no referidos al comporta
miento de rol sino a la imagen social del actor en términos de prestigio.
mujer
Pintora
PERSONA
ve un rol propio (e j.: mujer)
clientes
Hacienda
AMIGO
visto desde
Fig. 4*10. Los conflictos intcrrol: a) Desempeño de un rol ante diferentes frentes,
b) Divergencia entre ios aspectos subjetivo y objetiva del rol.
mana con lo que reúne varios frentes de rol, concretamente el de los padres
y el del hermano (fig. 4-11).
A la par, tanto en el rol de hija como en el de hermana pueden surgir di
vergencias en cuanto a como ella cree desempeñarlo (aspecto subjetivo del
rol real) y como cada frente oree que lo desempeña (aspecto objetivo del rol
real), y también a como a aquélla y a éstos Ies gustaría que fuera desempe
ñado (aspectos subjetivo y objetivo del rol ideal).
Fig. 4-11 Conflicto intra-intcrrol: Modelo de grupo familiar can sus dables roles.
En cada miembro es posible un doble conflicto intra-intcrrol.
17 A
. „, c■El rsistema personal de roles es ambivalente. A la vez, es fuente de solu
ción y de génesis de conflictos de rol. Porque éstos no se han descontextua-
íizádamente sino siempre en relación con el role-set. Por ello, no habrá con
flicto intrarrol entre roles situados en niveles diferentes de la jerarquía del
sistema, ya que e! rol más valioso decidirá el problema. Así, el vendedor
que considera que su salud es lo primero, renunciará fácilmente a realizar
una venta si se pone enfermo.
En cambio, la estructura del propio rol-set generará conflicto-cuando
dos o mas roles de un mismo nivel coinciden en una situación y los desem
peños resultan ser antagónicos. También surgirá conflicto si hay varios ejes
con más de un frente de contrarro! con expectativas incompatibles y un rol
qiieda afectado a la vez por ambos ejes. Es el caso del vendedor enfermo
que da tanta importancia a su salud como a no perder una venta (fig. 4-Í2).
138
¿traslada la decisión de la conducta a seguir a otra persona o grupo, como la
••actuación de una asociación profesional en el piano deoníológico. Supone
;.;tmdesplazamiento de la responsabilidad en la toma de decisión.
Algunos de estos modos se han interpretado psicoanalíticamente como
mecanismos de defensa de! yo. Un estudio ya clásico sobre el conflicto entre
el doble rol de los capellanes castrenses, a caballo entre una filosofía de la
paz y otra de la guerra, mostró que el actor acudía a la compartimentaliza-
ción ("dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios"),-lo que
en el caso indicado representaba afirmar que el individuo y el Estado eran
dos cosas diferentes, la racionalización ("alguien tiene que enseñar el Evan-
■gelio a los soldados"), la represión ("no veo que haya conflicto en ello") y la
negación ("prefiero no hablar de este asunto”) (Burchard, 1954).
Cuando el conflicto es intrarrol y afecta a los aspectos real e ideal de un
mismo rol, Ea solución está en rebajar el sujeto su nivel de aspiraciones.
En los conflictos interrol, si el conflicto está provocado por ¡a existencia
de una multiplicidad de frentes, la persona puede acudir a algunos de los
anteriores recursos: compartimentar los frentes, adjudicar las decisiones,
etc. Si el conflicto resulta de una divergencia excesiva entre los aspectos
subjetivo y objetivo de un rol, la solución pasa por ponerse el actor en el rol
del otro.
Cuando estos conflictos son cotidianos e incluso inherentes al desempe
ño de un rol, la persona aprende a enfrentarse a ellos llegando a convivir
con la tensión que esto supone.