Guía Notarial de Buenas Prácticas para Personas Con Discapacidad

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GUÍA NOTARIAL DE BUENAS

PRÁCTICAS PARA PERSONAS


CON DISCAPACIDAD:
EL NOTARIO COMO APOYO INSITUCIONAL
Y AUTORIDAD PÚBLICA.

COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS,


UNIÓN INTERNACIONAL DEL NOTARIADO.

-1-
-2-
ÍNDICE

CARTA DE JOSÉ MARQUEÑO DE LLANO.....................................................................................4
CARTA DE ALMUDENA CASTRO-GIRONA MARTÍNEZ................................................................7

AGRADECIMIENTOS......................................................................................................................9

SÍNTESIS.........................................................................................................................................9

INTRODUCCIÓN ..........................................................................................................................10

I. LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. (CRPD)........12


A. LA IMPORTANCIA DE LA CONVENCIÓN DE NACIONES UNIDAS..................................12
B. SU FINALIDAD Y PRINCIPIOS GENERALES..................................................................13
C. UNA IDEA FUNDAMENTAL.........................................................................................14
D. LA CUESTION FUNDAMENTAL: EL ARTÍCULO DOCE...................................................14

II. IMPACTO DE LA CONVENCIÓN EN LA ACTIVIDAD NOTARIAL............................................22

A. EL NOTARIO: AUTORIDAD Y APOYO INSTITUCIONAL..................................................26


B. EL PROCESO O ITER NOTARIAL...................................................................................29
C. EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD:RECOMENDACIONES PARA LA
ACCESIBILIDAD JURÍDICA. ........................................................................................29
D. DEBER DE ASESORAMIENTO......................................................................................37

III. PRESTACIÓN DE CONSENTIMIENTO INFORMADO CONFORME A DERECHO: JUICIO DE


CAPACIDAD, DISCERNIMIENTO Y COMPRENSIÓN...................................................................40

A. PERSONAS CON RESOLUCIÓN JUDICIAL DE INCAPACITACIÓN SOMETIDAS A


SISTEMAS DE GUARDA Y PROTECCIÓN..........................................................................42
B. PERSONAS CON DISCAPACIDAD SIN RESOLUCIÓN JUDICIAL: SIN
INCAPACITAR Y SIN SISTEMA DE GUARDA Y PROTECCIÓN........................................43

IV. LAS NECESARIAS REFORMAS LEGISLATIVAS: EL NOTARIO COMO CREADOR DE


DERECHO.....................................................................................................................................46

CONCLUSIÓN...............................................................................................................................49

COMISIÓN Y NOTARIADOS DE LA UINL....................................................................................51

-3-
Como Presidente de la UINL tenemos la satisfacción de
haber fijado a nivel institucional como una de las princi-
pales prioridades de la legislatura la defensa jurídica de las
personas y, en concreto, de aquellas que se encuentran en
una situación de especial vulnerabilidad. Somos conscien-
tes del gran reto y la responsabilidad que hemos asumido y
estamos muy satisfechos del gran esfuerzo de los Notaria-
dos de los 88 países miembros de la UINL, si bien tenemos
muy presente el largo camino que nos queda por recorrer.
La UINL permite que la cooperación jurídica y el intercambio de experiencias entre los
diferentes Notariados sea una realidad, facilitando a cada país dar la respuesta jurídica
más adecuada a las necesidades de su ciudadanía, y garantizando la seguridad jurídica
a través de la institución notarial. De esta forma ponemos nuestro granito de arena en
la defensa de valores superiores como la libertad, la igualdad, la justicia, la seguridad
jurídica, la verdad, la paz social, que están inseparablemente ligados a los derechos de la
persona y al desarrollo social.

La Guía Notarial de buenas prácticas que ahora publicamos en inglés, francés y español,
estudia el impacto que tiene la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas
con discapacidad sobre la actividad notarial en los diversos países miembros de la Unión
Internacional del Notariado, a quienes va dirigida.

En el informe presentado a la Asamblea General de Naciones Unidas por la relatora espe-


cial para los Derechos de las Personas con Discapacidad, Catalina Devandas se refiere a
la importancia del juicio de capacidad notarial y a la necesidad de formación en el nuevo
paradigma consagrado por la Convención. En su punto 77 señala expresamente que
"en el ejercicio de sus funciones, los notarios evalúan la capacidad de las personas que
entablan una relación jurídica". Añade que el Notariado debe tener en cuenta el recono-
cimiento del ejercicio de la capacidad jurídica y el paradigma de apoyo introducido por la
Convención "para que su labor no se traduzca en una restricción de facto de la capacidad
jurídica".

Su contenido es de carácter general y no hace referencia a casos concretos, sino que el


notariado de cada país, a su vez, la tendrá que aplicar y adaptar. En esta Guía, y a falta de
las reformas legislativas necesarias, se dan unas directrices acerca de la forma de proce-
der del notario distinguiendo entre personas con discapacidad sobre las que haya recaído
una sentencia de incapacitación, y personas con discapacidad en las que no haya recaído
esta sentencia -que son la mayoría-, presentando al notario como apoyo y autoridad en
el ejercicio de sus derechos.

-4-
Empieza la Guía destacando la importancia de la Convención -primer tratado ratificado
por la Unión Europea- sus principios, el propósito de la misma, el impacto y las recomen-
daciones para la accesibilidad legal: deber de asesoramiento, información, apoyo…

Después entra de lleno en el estudio de su importantísimo artículo 12 desde el punto de


vista del ejercicio de los derechos con los apoyos necesarios. El notario ejerce de apoyo
institucional para que la persona con discapacidad reciba toda la información y reco-
mendaciones concretas para ejercitar sus derechos en condiciones de igualdad.

En definitiva, hace referencia a la forma en que los notarios pueden proveer ese apoyo
institucional mediante el juicio de capacidad, o más correctamente juicio de discerni-
miento o juicio de comprensión del acto concreto que se está ejercitando.

Se cierra la publicación con la propuesta de reformas legislativas necesarias para adaptar


las legislaciones de los países a la Convención y haciendo referencia al notariado como
impulsor de dichas reformas, como, por ejemplo, en España la Ley del Patrimonio prote-
gido de las personas con discapacidad, Ley de Propiedad Horizontal, pactos sucesorios,
poderes preventivos, autotutela y un largo etcétera que demuestra la labor de creatividad
jurídica que realiza el notario.

Termino estas líneas con la esperanza de que esta Guía contribuya a mejorar y cambiar
la realidad de la discapacidad en el mundo. Queda muchísimo por hacer, pero desde aquí
animo al notariado español y al mundial a seguir aplicando cada día la Convención en
beneficio de los más de 650 millones de personas con discapacidad.

José Marqueño de Llano


Presidente de la UINL
Notario de Barcelona

-5-
-6-
Bajo la presidencia española de la UINL hemos elaborado
esta Guía de buenas prácticas notarial en materia de dis-
capacidad, que es fruto del intenso trabajo realizado por su
Comisión de Derechos Humanos, con el objetivo de propor-
cionar unas directrices al notariado internacional respecto a
la necesidad de adaptación a la Convención de la ONU sobre
los derechos de las personas con discapacidad.

El estudio de la Convención de Nueva York de 2006 ha sido


una prioridad absoluta para la Presidencia española de la
UINL y ha permitido aprobar esta Guía por la representación
de los 88 países miembros del notariado mundial reunidos en
Veracruz en el mes de mayo de 2019.
En el informe presentado a la Asamblea de Naciones Unidas en diciembre de 2017 por la
Relatora Especial de Naciones Unidas, Catalina Devandas Aguilar, en relación al ejercicio
de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, se refiere específicamente al
notariado como autoridad para el ejercicio de derechos y su obligación de formación en
materia de discapacidad.

En abril de 2018 en Ginebra en la sede de las Naciones Unidas, con asistencia de repre-
sentantes de más de 50 países, se debatió sobre el impacto del tratado internacional en la
función notarial, y fruto de ese rico debate internacional es la Guía que hoy presentamos,
destacando el papel del notario como autoridad, apoyo institucional y asesor cercano
que da soluciones legales a las personas con discapacidad y sus familias pues nuestro día
a día no son los papeles, sino las personas.

Para finalizar, solo me queda agradecer a la UINL, al notariado mundial y a todos y cada
uno de los notarios que se erijan en garantes del ejercicio de derechos por parte de las
personas, en especial a todos y cada uno de los miembros de la Comisión de Derechos
Humanos de la UINL que he tenido el honor de presidir en esta legislatura, por su de-
dicación y su enorme esfuerzo y trabajo y, finalmente, a nuestro Presidente, Don José
Marqueño de Llano, por su decidido empeño en incluir la discapacidad entre los asuntos
más relevantes del notariado internacional y reivindicar el papel del notariado español
como abanderado del mundial en la protección de los derechos de las personas con
discapacidad.

Almudena Castro-Girona Martínez


Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la UINL
Directora de la Fundación Æquitas del Consejo General del Notariado español
Notaria de Castellbisbal (Barcelona)
-7-
-8-
AGRADECIMIENTOS
Los miembros de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de la Unión Internacional de
Notarios (UINL) desean agradecer al Presidente de la Unión, Sr. José Marqueño de Llano,
así como a los miembros del Comité Ejecutivo y al Consejo General de UINL por su apoyo.
También agradecemos a la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad, Catalina Devandas Aguilar, y al Coordinador de Inves-
tigación del Relator Especial de las Naciones Unidas, Sr. Alberto Vásquez, por su valiosa
colaboración.
Finalmente, deseamos saludar a los notarios de todo el mundo y a todas las personas con
discapacidad y sus familias.

SÍNTESIS
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad está en vigor desde
2008. Su aprobación fue un acontecimiento histórico porque la Convención sitúa a la
discapacidad en el nivel de los derechos humanos y supone un cambio de paradigma en el
tratamiento y la concepción de las personas con discapacidad.
Los autores presentan los principios generales de la Convención y discuten su artículo
12, su piedra angular, que establece el reconocimiento pleno e igualdad ante la ley de las
personas con discapacidad. Luego examinan el impacto de la Convención en la actividad
notarial. Después de haber explorado el papel del notario como proveedor de apoyo insti-
tucional para personas con discapacidad, los autores exponen cómo en cada acto notarial
se realiza por parte del notario un control de legalidad y un juicio de capacidad, discer-
nimiento y comprensión de las partes que garantizan que el consentimiento informado
está prestado conforme a derecho. Finalmente, los autores proponen a notarios de todo
el mundo medidas concretas para realizar ese apoyo institucional en el ejercicio de la
capacidad de las personas con discapacidad y promover su participación plena y efectiva
en la sociedad y el respeto de sus derechos.

-9-
INTRODUCCIÓN
Es clara la preocupación de los diferentes Estados y de los organismos internacionales por
la defensa y el respeto de los derechos las personas en situación de vulnerabilidad, como
son los menores, las personas mayores y las personas con discapacidad, así basta pensar:
En el Convenio sobre la protección internacional de los adultos mayores del 2000 o la
Recomendación del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados miembros,
adoptada el 23 de Febrero de 1999 sobre “Los Principios referentes a la protección jurídica
de los mayores incapacitados” donde se afirma que :

1º.- Es necesario que las legislaciones nacionales prevean un marco legislativo suficiente-
mente flexible para admitir varias respuestas jurídicas, correspondiendo a aquéllas definir
la selección de los medios elegidos.

2º.- La legislación debe ofrecer medidas de protección u otros mecanismos jurídicos sim-
ples y poco onerosos.

3º.- Deben arbitrarse medidas que no restrinjan necesariamente la capacidad jurídica de la


persona en cuestión o a una intervención concreta, sin necesidad de designar un represen-
tante dotado de poderes permanentes.

4º.- Convendría considerar medidas que obliguen al representante a actuar conjuntamente


con el mayor y tenerlo en cuenta, así como medidas que prevean la designación de más
de un representante.

En la Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación


contra las personas con discapacidad, la Carta de San José sobre los derechos de las per-
sonas mayores de América Latina y el Caribe (2012), la recientemente firmada convención
interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores de
2015 en vías de ratificación o las Reglas de Brasilia sobre el acceso a la justicia de las per-
sonas con discapacidad.

A nivel mundial en la Convención de Naciones Unidas de los derechos de las personas con
discapacidad del año 2006 en vigor desde el 3 de mayo de 2008 y ratificada por más de
160 países, de los cuales casi 90 han ratificado su protocolo facultativo.

-10-
La Convención está supervisada por el Comité de Expertos de la ONU sobre Derechos de las
Personas con Discapacidad que puede sancionar a los Estados por incumplimiento de las
obligaciones que emanan del tratado.

Fue ratificada por la UE, por lo que la Convención pasa a formar parte del Cuerpo legisla-
tivo de la Unión en enero de 2011.

Estados partes y firmados por el Pacto:


Estados partes y firmados por el Pacto:
Firmado y ratificado
Firmado y ratificado
Firmado pero no ratificado
Firmado pero no
Ni firmado
ratificado ni ratificado
Ni firmado ni
ratificado.

-11-
I. LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS
DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD.
(CRPD)
A) LA IMPORTANCIA DE LA CONVENCIÓN DE NACIONES UNIDAS:

La aprobación por parte de la ONU de la Convención Internacional sobre los Derechos de


las Personas con Discapacidad (de aquí en más CDPD) ha supuesto un hecho histórico
para más de 650 millones de personas en el mundo, pues sitúa a la discapacidad en el
plano de los Derechos Humanos y supone un cambio de paradigma en el tratamiento y
concepción de las personas con discapacidad.

Fue aprobada el trece de diciembre de 2006 después de un proceso de negociación in-


creíblemente rápido en el ámbito internacional en el cual colaboraron conjuntamente no
sólo los gobiernos de los distintos estados sino también la sociedad civil y en concreto el
movimiento asociativo de las personas con discapacidad reflejando el ya acuñado lema:
“nada de la discapacidad sin la discapacidad”

Entró en vigor el tres de mayo de 2008 al trigésimo día de la veinteava ratificación por
parte de los estados firmantes de la CDPD convirtiéndose en un instrumento jurídico
vinculante exigible para todos aquellos Estados que la han ratificado.

El lugar que ocupa este tratado internacional de derechos humanos en el sistema de


fuentes de cada país depende del mecanismo adoptado por cada Estado para la recepc-
ción del mismo como derecho interno vinculante, esto es, según se adopte un sistema
monista o dualista.

Una vez incorporado al ordenamiento juridico de cada país forman parte del ordena-
miento interno, y las normas jurídicas en ellos contenidas son de aplicación directa,
teniendo un doble efecto, por un lado un efecto interpretativo, de modo que todos los
operadores jurídicos (jueces, fiscales, notarios, abogados..) deben interpretar el ordena-
miento jurídico conforme a la Convención y, por otro lado, impone a los Estados una
imperiosa necesidad de adaptación de sus propios cuerpos legales, teniendo en cuenta
que al ser un tratado sobre derechos humanos se incorpora al sistema de fuentes con
valor constitucional.

-12-
B) FINALIDAD. PRINCIPIOS GENERALES:

Así, el artículo 1 de la CDPD recoge la finalidad de esta y una definición amplia de disca-
pacidad al establecer que el propósito es:
“promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales a todas a las personas con discapacidad y
promover el respeto de su dignidad inherente.
Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, men-
tales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras,
puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condicio-
nes con las demás”.

Por su parte, el artículo 3 reconoce los principios generales, tales como:

a) El respeto a la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de


tomar las propias decisiones y la independencia de la persona;
b) La no discriminación;
c) La participación e inclusión plena y efectiva en la sociedad;
d) El respeto a la diferencia;
e) La accesibilidad;
f) La igualdad entre el hombre y la mujer;
g) El respeto a la evolución de las facultades de los niños y niñas con discapacidad y de
su derecho a preservar su identidad, entre otros;

De este modo queda proscrita la “discriminación por motivos de discapacidad” enten-


diéndose por tal cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de discapacidad
que tenga el propósito o la finalidad de obstaculizar o dejar sin efecto el reconocimiento,
goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil o de otro tipo.
Esto incluye todas las formas de discriminación, y, entre ellas, la denegación de ajustes
razonables. (Artículo 2).

Los ajustes razonables son, según la CDPD, las modificaciones y adaptaciones necesa-
rias y adecuadas, que no impongan una carga desproporcionada o indebida, cuando se
requieran en un caso particular, para garantizar a las personas con discapacidad el goce
o ejercicio, en igualdad de condiciones con las demás, de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales. (Artículo 2).

-13-
La CDPD consagra una serie de derechos que podemos clasificar en:

a) derechos de igualdad, como son los de igualdad y no discriminación, (artículo 5)


accesibilidad (artículo 9) igual reconocimiento como persona ante la ley (artículo 12) e
igualdad en el acceso a la justicia.
b) derechos de protección, como la protección de la vida (artículo 10), la protección en
situaciones de riesgo y emergencia humanitarias (artículo 11) etc.
c) derechos de Libertad y autonomía personal, como la libertad y seguridad personal
(artículo 14), la libertad de desplazamiento y nacionalidad (artículo 18) etc.
d) derechos de participación, como la participación en la vida política y pública
(artículo 29) y
e) derechos sociales básicos, como la educación, el trabajo y el empleo o la salud.

C) UNA IDEA FUNDAMENTAL:

La toma de conciencia del artículo 8:

La Convención se refiere a lo que ella misma denomina “toma de conciencia” sobre la


discapacidad, traduciéndolo en obligaciones para los Estados Parte, ya que estos se com-
prometen a adoptar medidas inmediatas, efectivas y pertinentes para:

a) Sensibilizar a la sociedad, incluso a nivel familiar, para que tome mayor conciencia
respecto de las personas con discapacidad y fomentar el respeto de los derechos y
la dignidad de estas personas.
b) Luchar contra los estereotipos, los prejuicios y las prácticas nocivas respecto de las
personas con discapacidad. Incluidos los que se basan en el género o la edad, en todos
los ámbitos de la vida.
c) Promover la toma de conciencia respecto de las capacidades y aportaciones de las per
sonas con discapacidad.

D) LA CUESTIÓN FUNDAMENTAL EL ARTÍCULO DOCE DE LA CONVENCIÓN:

Para poder hablar de ejercicio de derechos por parte de las personas con discapacidad
la piedra angular de la Convención es el artículo doce de la misma, pues la capacidad
jurídica, entendida como capacidad de obrar, es “la puerta de acceso al ejercicio de todos
los derechos“, es una condición sine qua non a los efectos del goce y ejercicio de todos
los derechos, en igualdad de oportunidades.

-14-
El derecho a igual reconocimiento como persona ante la ley es fundamental, no solo como
derecho en sí mismo, sino también como requisito previo para el pleno goce de otros
derechos, puesto que únicamente con el reconocimiento como persona ante la ley pueden
protegerse los derechos a través de los tribunales (el derecho a recurso), posibilitar la cele-
bración de contratos (el derecho al trabajo, entre otros), comprar y vender bienes (el dere-
cho a poseer bienes por sí solo y en asociación con otros), contraer matrimonio y fundar
una familia.

La redacción definitiva del artículo doce fue fuente de graves discusiones e incluso estuvo a
punto de poner en peligro la adopción misma del texto final de la Convención, la polémica
se centraba en la distinción entre capacidad jurídica y de obrar, pues mientras los países
de cultura occidental tanto de Europa como de América, liderados por los de la UE, abo-
gaban por el reconocimiento pleno de la capacidad de obrar, otros, como los países islámi-
cos, China y Rusia, se limitaban exclusivamente a la capacidad jurídica, lo que provocó la
asombrosa inclusión de una salvedad mediante una novedosa “nota a pie de página” en el
propio precepto que fue posteriormente suprimida en el texto definitivo aprobado por la
Asamblea General de la ONU, de modo que la redacción final del nombrado artículo queda
como sigue:

Artículo 12. Igual reconocimiento como persona ante la ley

1. Los Estados Partes reafirman que las personas con discapacidad tienen derecho en
todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica.

2. Los Estados Partes reconocerán que las personas con discapacidad tienen capacidad
jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida.

3. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para proporcionar acceso a las
personas con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su capaci-
dad jurídica.

4. Los Estados Partes asegurarán que en todas las medidas relativas al ejercicio de la ca-
pacidad jurídica se proporcionen salvaguardias adecuadas y efectivas para impedir los
abusos de conformidad con el derecho internacional en materia de derechos humanos.
Esas salvaguardias asegurarán que las medidas relativas al ejercicio de la capacidad
jurídica respeten los derechos, la voluntad y las preferencias de la persona, que no haya
conflicto de intereses ni influencia indebida, que sean proporcionales y adaptadas a las
circunstancias de la persona, que se apliquen en el plazo más corto posible y que estén
sujetas a exámenes periódicos, por parte de una autoridad o un órgano judicial com-
petente, independiente e imparcial. Las salvaguardias serán proporcionales al grado en
que dichas medidas afecten a los derechos e intereses de las personas
-15-
5. Sin perjuicio de lo dispuesto en el presente artículo, los Estados Partes tomarán todas
las medidas que sean pertinentes y efectivas para garantizar el derecho de las perso-
nas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, a ser propietarias
y heredar bienes, controlar sus propios asuntos económicos y tener acceso en igual-
dad de condiciones a préstamos bancarios, hipotecas y otras modalidades de crédito
financiero, y velarán por que las personas con discapacidad no sean privadas de sus
bienes de manera arbitraria.”

En realidad, el primer apartado no crea ex novo, sino que comprueba y refuerza una
situación jurídica previa, preexistente, el derecho de las personas con discapacidad al
reconocimiento de su personalidad jurídica.

El segundo es más categórico, despliega un mayor alcance y desencadena efectos más


desestabilizadores, pues afirma de modo taxativo que las personas con discapacidad
tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con el resto de hombres y mujeres,
en todos los aspectos de la vida y para que esto se dé en la realidad es necesario no solo
que tengan efecto frente a tercero sino que se reconozca la validez y eficacia de los dere-
chos ejercitados y de los actos otorgados en igualdad de condiciones.

En el párrafo tercero se reconoce la capacidad de obrar aunque sin mencionarla expresa-


mente con esta terminología latina, pero como sabemos, no es otra cosa que “el ejercicio
de la capacidad jurídica” imponiendo a los Estados la obligación de adoptar las medidas
pertinentes que proporcionen a las personas con discapacidad el necesario apoyo que
les permita su ejercicio, recogiéndose en el apartado quinto manifestaciones concretas
del ejercicio de derechos pues señala expresamente que los Estados “tomarán todas las
medidas que sean pertinentes y efectivas para garantizar el derecho de las personas con
discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, a ser propietarias y heredar bie-
nes, controlar sus propios asuntos económicos y tener acceso en igualdad de condiciones
a préstamos bancarios, hipotecas y otras modalidades de crédito financiero, y velarán por
que las personas con discapacidad no sean privadas de sus bienes de manera arbitraria.”

Mención especial se merece el apartado cuarto pues impone a los estados la obligación
de proporcionar a las personas con discapacidad las salvaguardias adecuadas y efectivas
en el ejercicio de esa capacidad jurídica, no como limitación, sino para impedir abusos,
imponiendo que, en todo caso, esas salvaguardias o “ajustes razonables” aseguren el res-
peto de sus derechos y de su “autonomía” evitando el conflicto de intereses y la influen-
cia indebida, procurando en todo momento que esas salvaguardias sean proporcionales,
adaptadas a la “persona” y sujetas a un control por parte de una “autoridad u órgano
judicial” atendiendo siempre al “superior interés de las personas con discapacidad”.

-16-
Ahora bien, no sólo el artículo 12 impone esta obligación a los estados firmantes, sino que
a lo largo de todo su articulado enumera las medidas necesarias, que deberán adoptar los
diferentes países signatarios, para remover los obstáculos que puedan suponer desigual-
dad o trato discriminatorio respecto de las personas con discapacidad, así, pensemos en el
artículo 8, que habla de “promover la toma de conciencia respecto de las capacidades....de
las personas con discapacidad” o en el artículo 26 que señala que los estados adoptarán
medidas efectivas y pertinentes, incluso mediante el “apoyo” de personas que se hallen en
las mismas circunstancias, para que las personas con discapacidad puedan lograr y man-
tener la máxima independencia, capacidad física, mental, social y vocacional y la inclusión
y participación en todos los aspectos de la vida, o el artículo 32.1 que, basándose en la
importancia de la cooperación internacional, señala como medida “el facilitar y apoyar el
fomento de la capacidad incluso mediante el intercambio y la distribución de información,
experiencias, programas de formación y prácticas recomendadas entre los Estados” por
ejemplo el artículo 16 en su número 3, que para impedir cualquier forma de explotación,
violencia o abuso impone adoptar a los estados formas adecuadas de “asistencia y apoyo”;
el artículo 19 apartado b, referido al derecho a vivir de forma independiente y ser incluido
en la comunidad, habla de “servicios de asistencia domiciliaria y otros servicios de apoyo”
y, por ejemplo, el artículo 23 en su número 2 cuando establece “los estados partes pres-
tarán la asistencia apropiada a las personas con discapacidad para el desempeño de sus
responsabilidades en la crianza de los hijos” o en el 3 “los estados partes velarán por que se
proporcione con anticipación información, servicios y apoyo generales a los menores con
discapacidad y sus familias.”

Ahora bien, es patente la relación directa que existe entre el principio de autonomía per-
sonal y el ejercicio de la capacidad jurídica con apoyo desde el punto de vista jurídico civil,
de modo que, sin pretender restar importancia al conjunto del articulado de la CDPD, es
quizá su artículo 12 uno de los preceptos a los que hemos de otorgar mayor relevancia en
el ámbito del derecho privado, que es la rama que regula por antonomasia el ejercicio de
derechos por parte de los particulares.

Este artículo ha de ponerse en relación con las Observaciones Generales elaboradas por
el Comité de seguimiento de la Convención en relación con la interpretación del artículo
12, que literalmente dicen:

Contenido normativo del artículo 12


Artículo 12, párrafo 1
• En el artículo 12, párrafo 1, se reafirma que las personas con discapacidad tienen dere-
cho al reconocimiento de su personalidad jurídica. Esto garantiza que todo ser humano
sea respetado como una persona titular de personalidad jurídica, lo que es un requisito
previo para que se reconozca la capacidad jurídica de la persona.
-17-
Artículo 12, párrafo 2
• En el artículo 12, párrafo 2, se reconoce que las personas con discapacidad tienen
capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos
de la vida. La capacidad jurídica incluye la capacidad de ser titular de derechos y la
de actuar en derecho. La capacidad jurídica de ser titular de derechos concede a la
persona la protección plena de sus derechos que ofrece el ordenamiento jurídico. La
capacidad jurídica de actuar en derecho reconoce que la persona es un actor jurídico
que puede realizar actos con efectos jurídicos. El derecho al reconocimiento como
actor jurídico está establecido en el artículo12, párrafo 5, de la Convención, en el
que se expone la obligación de los Estados de tomar “todas las medidas que sean
pertinentes y efectivas para garantizar el derecho de las personas con discapacidad a
ser propietarias y heredar bienes, controlar sus propios asuntos económicos y tener
acceso en igualdad de condiciones a préstamos bancarios, hipotecas y otras modali-
dades de crédito financiero, y [velar] por que las personas con discapacidad no sean
privadas de sus bienes de manera arbitraria”.

• La capacidad jurídica y la capacidad mental son conceptos distintos. La capacidad


jurídica es la capacidad de ser titular de derechos y obligaciones (capacidad legal) y
de ejercer esos derechos y obligaciones (legitimación para actuar). Es la clave para
acceder a una participación verdadera en la sociedad. La capacidad mental se refiere
a la aptitud de una persona para adoptar decisiones, que naturalmente varía de una
persona a otra y puede ser diferente para una persona determinada en función de
muchos factores, entre ellos ambientales y sociales. En virtud del artículo 12 de la
Convención, los déficits en la capacidad mental ya sean supuestos o reales, no deben
utilizarse como justificación para negar la capacidad jurídica.

• En la mayoría de los informes de los Estados parte que ha examinado hasta la fecha
el Comité se mezclan los conceptos de capacidad mental y capacidad jurídica, de
modo que cuando se considera que una persona tiene una aptitud deficiente para
adoptar decisiones, a menudo como consecuencia de una discapacidad cognitiva
o psicosocial, se le retira en consecuencia su capacidad jurídica para adoptar una
decisión concreta. Esto se decide simplemente en función del diagnóstico de una dis-
capacidad (criterio basado en la condición), o cuando la persona adopta una decisión
que se considera que tiene consecuencias negativas (criterio basado en los resulta-
dos), o cuando se considera que la aptitud de la persona para adoptar decisiones es
deficiente (criterio funcional). En todos esos criterios, la discapacidad de la persona
o su aptitud para adoptar decisiones se consideran motivos legítimos para negarle la
capacidad jurídica y rebajar su condición como persona ante la ley. El artículo 12 no
permite negar la capacidad jurídica de ese modo discriminatorio, sino que exige que
se proporcione apoyo en su ejercicio.
-18-
Artículo 12, párrafo 3
• En el artículo 12, párrafo 3, se reconoce el derecho de las personas con discapacidad
a recibir apoyo en el ejercicio de su capacidad jurídica. Los Estados no deben negar
a las personas con discapacidad su capacidad jurídica, sino que deben proporcionar-
les acceso al apoyo que puedan necesitar para tomar decisiones que tengan efectos
jurídicos.

• El apoyo en el ejercicio de la capacidad jurídica debe respetar los derechos, la volun-


tad y las preferencias de las personas con discapacidad y nunca debe consistir en
decidir por ellas. En el artículo 12, párrafo 3, no se especifica cómo debe ser el apoyo.
“Apoyo” es un término amplio que engloba arreglos oficiales y oficiosos, de distintos
tipos e intensidades. Por ejemplo, las personas con discapacidad pueden escoger a
una o más personas de apoyo en las que confíen que les ayuden a ejercer su capaci-
dad jurídica para determinados tipos de decisiones, o pueden recurrir a otras formas
de apoyo, como la ayuda mutua, la promoción (incluido el apoyo a la autopromo-
ción) o la asistencia para comunicarse. El apoyo a las personas con discapacidad en el
ejercicio de su capacidad jurídica puede incluir medidas relacionadas con el diseño y
la accesibilidad universales (por ejemplo, una medida que exija a entidades privadas
y públicas como los bancos y las instituciones financieras que ofrezcan información
comprensible), a fin de que las personas con discapacidad puedan realizar los actos
jurídicos necesarios para abrir una cuenta bancaria, celebrar contratos o llevar a cabo
otras transacciones sociales. (El apoyo también puede consistir en la elaboración y el
reconocimiento de métodos de comunicación distintos y no convencionales, espe-
cialmente para quienes utilizan formas de comunicación no verbales para expresar su
voluntad y sus preferencias).

• El tipo y la intensidad del apoyo que se ha de prestar variará notablemente de una


persona a otra debido a la diversidad de las personas con discapacidad. Esto es
acorde con lo dispuesto en el artículo 3 d), en el que se describen como un principio
general de la Convención “el respeto por la diferencia y la aceptación de las personas
con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas”. En todo mo-
mento, incluso durante situaciones de crisis, deben respetarse la autonomía indivi-
dual y la capacidad de las personas con discapacidad de adoptar decisiones.

• Algunas personas con discapacidad solo buscan que se les reconozca su derecho a la
capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás con arreglo al artículo
12, párrafo 2, y pueden no desear ejercer su derecho a recibir apoyo con arreglo a lo
dispuesto en el artículo 12, párrafo 3.

-19-
Artículo 12, párrafo 4
• En el artículo 12, párrafo 4, se describen las salvaguardias con que debe contar un
sistema de apoyo en el ejercicio de la capacidad jurídica. El artículo 12, párrafo 4,
debe interpretarse en conjunción con el resto del artículo 12 y toda la Convención.
Exige a los Estados partes crear salvaguardias apropiadas y efectivas para el ejer-
cicio de la capacidad jurídica. El objetivo principal de esas salvaguardias debe ser
garantizar el respeto de los derechos, la voluntad y las preferencias de la persona.
Para lograrlo, las salvaguardias deben proporcionar protección contra los abusos en
igualdad de condiciones con las demás personas.

Artículo 12, párrafo 5


• El artículo 12, párrafo 5, obliga a los Estados Partes a adoptar medidas (entre otras,
legislativas, administrativas, judiciales y otras medidas prácticas), a fin de garantizar
los derechos de las personas con discapacidad en lo que respecta a las cuestiones
financieras y económicas, en igualdad de condiciones con las demás. Tradicionalmen-
te se ha negado a las personas con discapacidad el acceso a las finanzas y la pro-
piedad en función del modelo médico de la discapacidad. Ese criterio de negar a las
personas con discapacidad la capacidad jurídica para las cuestiones financieras debe
sustituirse por el apoyo para ejercer la capacidad jurídica, de acuerdo con el artículo
12, párrafo 3. De la misma manera que no se puede utilizar el género como base para
discriminar en las esferas de las finanzas y la propiedad, tampoco se puede usar la
discapacidad.”

DEBEMOS RESALTAR:

1. Que estamos en presencia de una disposición de vanguardia que impone obligacio-


nes a los Estados, que, en su gran mayoría, deberán reformar la legislación doméstica
sobre capacidad jurídica, reformas en las que el tradicional modelo basado en la “sus-
titución” de la persona, debe dar paso al modelo de derechos humanos basado en la
dignidad intrínseca de todas las personas que recoge la Convención, y que aboga por un
sistema de “apoyo”.

2. Son escasas las legislaciones nacionales adaptadas a día de hoy a los mandatos de la
Convención, con carácter general todas las legislaciones a través del procedimiento de
incapacitación y el nombramiento de tutor privan del ejercicio de la capacidad jurídica a
las personas con discapacidad en base a lo que el Comité denomina “ capacidad mental”
es decir, la aptitud para tomar decisiones que lógicamente varía de una persona a otra,
pero que varía no solo por la existencia de una discapacidad sino también por factores

-20-
familiares, culturales, sociales o medioambientales, sin embargo, los procedimientos de
incapacitación de nuestras legislaciones basándose exclusivamente en el criterio de la
condición de los resultados o funcional en vez de proveer de los apoyos necesarios para
el ejercicio de los derechos PRIVAN de la posibilidad de ejercitarlos a las personas con
discapacidad.

3. El sistema de apoyos debe respetar los principios consagrados en el párrafo tercero y


variarán tanto en la intensidad como en la forma de prestarlos pues deben ser adecuados
a la persona en concreto.

4. Estamos ante una norma internacional que se incardina en la mayoría de los orde-
namientos jurídicos con valor cuasi constitucional lo que implica que es vinculante y
aplicable por todos los operadores jurídicos.

-21-
II. IMPACTO DE LA CONVENCIÓN EN
LA ACTIVIDAD NOTARIAL.
Hoy en día nos invade una gran confusión pues tenemos una legislación de rango supe-
rior (Convención de la ONU), que es directamente aplicable, que apunta en una dirección
y, conviviendo con ella, la legislación nacional que apunta en una dirección opuesta.

Todos los actores, públicos y privados están llamados, en tanto no se produzcan las refor-
mas legislativas precisas, por un lado, a impulsar esas reformas legislativas y, por otro, a
adaptar la normativa actual a las exigencias de la Convención.

Ni el ámbito de la seguridad jurídica preventiva del que forma parte el notariado, ni el


ámbito de la seguridad jurídica reparadora o sancionadora (Jueces, Fiscales, Médicos
Forenses) deben permanecer ajenos a esta exigencia. Así, los instrumentos jurídicos y
judiciales actualmente existentes deben ser interpretados y adaptados, es decir, “ajusta-
dos razonablemente” de modo que permitan cumplir, en el modo más elevado posible, los
principios de la Convención, sin que ello suponga una renuncia en la exigibilidad plena
de lo consagrado por la Convención sino que más bien todo lo contrario pues demuestra
la necesidad de que exista esa reforma legislativa puesto que la situación actual gene-
ra más inseguridad jurídica pues dependerá de la sensibilidad de cada operador que se
produzca un resultado u otro.

El derecho debe responder a la realidad social de hoy, así la Convención de Nueva York
refleja en la actualidad el nuevo concepto de la discapacidad que no se centra en la exis-
tencia de una deficiencia en la persona sino de una barrera en la sociedad que le impide
a ésta actuar, por ello, el derecho privado y en concreto la legislación civil debe adaptar-
se a este nuevo paradigma, no puede ser que la sociedad del siglo XXI brinde como único
mecanismo para la persona con discapacidad (PCD) la incapacitación judicial, pues esta-
mos contraviniendo lo dispuesto por la Convención, dejando en manos de la sensibilidad
de cada operador jurídico la adecuación o no de este procedimiento a la Convención, y
lo que es más importante, no garantizamos el libre desarrollo de la personalidad de las
personas con discapacidad en igualdad de condiciones que los demás ni el ejercicio de su
capacidad jurídica en los términos reconocidos por la Convención.

Debemos explorar el papel del notariado en la promoción y el respeto del derecho de


las personas con discapacidad a ejercer su capacidad jurídica, pues si existe una autori-
dad ante la cual se ejercitan por antonomasia derechos de muy diversa índole por parte

-22-
de cualquier ciudadano, es la autoridad notarial. Llegados a este punto, es necesario
preguntarse cómo debe la autoridad notarial colaborar en la correcta aplicación de la
Convención, y de las medidas que se desprenden de la misma.

La relatora de Naciones Unidas en su Informe presentado a la Asamblea General en


diciembre de 2017 se refiere al Notariado como autoridad, a la importancia del juicio de
capacidad notarial y a la necesidad de formación, en concreto señala expresamente en
su punto 77 que “En el ejercicio de sus funciones, los notarios evalúan la capacidad de
las personas que entablan una relación jurídica”. Añade que el notariado debe conocer el
reconocimiento del ejercicio de la capacidad jurídica y el paradigma de apoyo introduci-
do por la Convención “para que su labor no se traduzca en una restricción de facto de la
capacidad jurídica”.

Sabemos que en la práctica, cuando una persona con discapacidad no incapacitada judi-
cialmente pretende concluir un negocio jurídico para el que necesitaría dicha asistencia
o apoyo y esta situación es detectada por un operador jurídico, generalmente el Notario,
prácticamente la única salida que ofrecen los ordenamientos jurídicos nacionales es
que para valerse de dicha asistencia sea previamente incapacitada, se produce de facto
esa restricción a la capacidad jurídica, pues en vez de recibir asistencia y apoyo para el
ejercicio de su capacidad, se ve privada de esa misma capacidad que se pretende asistir y
apoyar.

El Notariado de raíz latino-germánica o, como dice la relatora, de “tradición jurídica ro-


manista” es, ante todo, un elemento de seguridad jurídica preventiva, una autoridad que
actuando como un profesional del Derecho, asesora, aconseja e informa a los particulares
en el ámbito de sus relaciones jurídicas privadas, configura y da forma documental a los
actos o contratos que regulan esas relaciones, convirtiéndoles en auténticos gracias a
la fe pública que ostenta por delegación del Estado y dotándolos de una especial fuerza
probatoria, en juicio y fuera de él, y un valor ejecutivo.

La autoridad notarial se configura, pues, en las leyes de esos países, como un profesio-
nal del Derecho dotado de fe pública que, por tanto, es un instrumento de seguridad en
las relaciones jurídicas entre los ciudadanos o, si se prefiere utilizar la terminología hoy
predominante, entre los consumidores y ello con independencia de la condición social,
cultura, sexo, edad, etnia, formación y demás condiciones personales que tenga la perso-
na que requiere sus servicios.

-23-
A nivel institucional la UINL consciente de la gran responsabilidad y el reto que afronta el
notariado ha fijado como una de las principales prioridades de la legislatura, la defensa
jurídica de las personas y, en concreto, de aquellas que se encuentran en una situación
de especial vulnerabilidad.

Somos conscientes del gran reto y la responsabilidad que hemos asumido y estamos muy
satisfechos del gran esfuerzo de los Notariados de los 87 países miembros de la UINL, si
bien tenemos muy presente el largo camino que nos queda por recorrer.

Por ello se desarrolló una jornada técnica en Ginebra los días 23 y 24 de abril de 2018 en
el Palacio de Naciones Unidas con la asistencia de diversos expertos internacionales de
Naciones Unidas y de la Conferencia de la Haya y más de 40 notarios de 19 países miem-
bros de la UINL; fruto del debate técnico que en la misma se desarrolló, se alcanzaron
una serie de conclusiones que posteriormente fueron debatidas y ampliadas en el foro
que bajo el título “EL NOTARIO Y LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE VULNERABILI-
DAD: RETOS DEL FUTURO” tuvo lugar en Buenos Aires a principios del mes de octubre
de 2018.

Los objetivos específicos de este foro fueron debatir sobre los retos del notariado en rela-
ción con la defensa jurídica de las personas en situación de vulnerabilidad, el intercambio
de experiencias que permitiera a cada notariado dar la respuesta jurídica más adecuada
para su ciudadanía a través de la seguridad jurídica que brinda la institución notarial. Y,
finalmente, estrechar la colaboración entre el sistema internacional de derechos huma-
nos, el notariado y las organizaciones de personas con discapacidad, con la finalidad
de compartir con las instituciones mundiales y los gobiernos nuestra experiencia en la
protección de los derechos fundamentales, aportando aquello que nos define: brindar
seguridad jurídica que permita el desarrollo y la cohesión social.

Finalmente, la Asamblea de los 87 Notariados miembros de la Unión Internacional


del Notariado (UINL), reunida en Buenos Aires, Argentina, el primero de octubre de
2018 en sesión conjunta con el Consejo General, adopta por unanimidad las siguientes
Recomendaciones sobre el rol del notario como prestador de apoyo institucional a
la persona con discapacidad.

1. Potenciar la figura del notario como prestador de apoyo institucional a la perso-


na con discapacidad.

2. Reforzar el juicio de capacidad o juicio de discernimiento que realiza el notario


en cada acto notarial que autoriza como medio para garantizar el ejercicio de derechos
por parte de las personas con discapacidad.
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3. Reforzar la figura del notario como autoridad que vela por la existencia de salva-
guardias que impidan abuso e influencia indebida y que, a su vez, garanticen el respeto a
la voluntad y preferencias de la persona con discapacidad.

4. En la recepción de información, la labor de asesoramiento y consejo, y en la emi-


sión de una voluntad libre e informada el notario ejerce de prestador de ajustes razona-
bles, es fundamental la comunicación directa con el notario de ahí que deba garantizarse
la accesibilidad física y jurídica promoviendo el uso de las nuevas tecnologías para que
esa comunicación directa sea viable y real.

5. Promover reformas legislativas que reconozcan el ejercicio de la capacidad jurí-


dica en los términos de la Convención: a este respecto apela a la creatividad jurídica del
notario para elaborar nuevos instrumentos jurídicos que respondan a la nueva realidad
social tal y como ha pasado en otros ámbitos como el aprovechamiento por turnos o
la propiedad horizontal en el ámbito inmobiliario, o como el patrimonio protegido o el
poder preventivo por lo que concierne los derechos relativos a la persona. El notariado ve
la nueva problemática de la sociedad y podemos dar respuesta jurídica.

6. La intervención notarial puede garantizar el ejercicio de derechos por parte de


las personas con discapacidad en condiciones de igualdad pues para que esto se dé en la
realidad es necesario no solo que tengan efecto frente a tercero, sino que se reconozca
la validez y eficacia de los derechos ejercitados y de los actos otorgados de ahí que sea
imprescindible reforzar el juicio de capacidad o discernimiento que realiza el notario.

7. Difusión en el notariado a través de la UINL: congresos, jornadas, premio de


investigación jurídica, publicaciones e instaurar un día dentro de la UINL para la concien-
ciación a este respecto.

8. Valorar en su caso la elaboración de recomendaciones, protocolos de actuación e


indicadores de la existencia de abusos o conflicto de intereses.

9. Formación a los notarios de los elementos claves del mecanismo y del uso de los
apoyos, acordes con la Convención. A ello se refiere el punto 60 del informe de la Relato-
ra. Por ejemplo, en la Universidad Notarial.

10. Elaborar un plan de actuación conjunto de la UINL con la Relatora de Naciones


Unidas y el Comité de Seguimiento. A este respecto resalta el compromiso de la relatora
en participar en el fórum internacional sobre esta temática.

-25-
11. Detectar las normas jurídico-privadas que limitan la autonomía de la voluntad en
el diseño de sistemas de autorregulación, o normas discriminatorias para el ejercicio de
derechos por parte de las personas con discapacidad.

12. Se propone a cada notariado que contacte a nivel nacional tanto con sus respec-
tivos gobiernos como con las organizaciones del tercer sector para brindar la colabora-
ción en la aplicación de la Convención bajo el prisma de la llamada “neutralidad sistémi-
ca” y garantizando así el ejercicio de derechos en condiciones de igualdad.

A. EL NOTARIO: AUTORIDAD Y APOYO INSTITUCIONAL.

En el Notario latino-germánico concurren dos dimensiones: la de autoridad pública y la


de jurista, dimensiones que no deben contraponerse, sino que la primera define la fun-
ción y la segunda describe una parte de ella.

Como Autoridad, en este sistema el Notario latino es, ante todo, un elemento de seguri-
dad jurídica preventiva, que actuando como un profesional del Derecho, asesora, aconse-
ja e informa a los particulares en el ámbito de sus relaciones jurídicas privadas, configura
y da forma documental a los actos o contratos que regulan esas relaciones, convirtiéndo-
les en auténticos gracias a la fe pública que ostenta por delegación del Estado y dotán-
dolos de una especial fuerza probatoria, en juicio y fuera de él, y un valor ejecutivo.

El Notario, como parte del sistema jurídico de cada país, es el encargado de velar en el
ámbito jurídico extrajudicial por la regularidad de los negocios jurídicos, es el encarga-
do de asegurar el adecuado respeto, al tiempo de celebrar un negocio jurídico, de las
cautelas de protección que en cada ordenamiento se establece para que el mismo nazca
válidamente y sea eficaz en el mundo jurídico, pues en nuestra estructura jurídica la
intervención notarial se sitúa en un momento crucial: en el momento en el que se for-
man las voluntades, se prestan los consentimientos, se ejercitan los derechos y nacen los
negocios jurídicos.

El Notario latino es configurado como un instrumento de seguridad jurídica preventiva


en las relaciones jurídicas entre los ciudadanos.

La intervención notarial permite a todo ciudadano cualquiera que sea su procedencia y


condición ejercitar su capacidad jurídica, su capacidad de autorregulación y el ejercicio
de su autonomía dentro del marco jurídico previsto por cada ordenamiento, en defini-
tiva, posibilita a las personas ejercitar sus derechos en el día a día ya sean derechos de

-26-
carácter meramente patrimonial (compraventa o préstamos hipotecarios) o personal
(poderes preventivos, autotutela…) o familiar (capitulaciones matrimoniales, matrimonio,
reconocimiento de hijos, divorcio…) o sucesorio (testamentos y particiones heredita-
rias…).

Como jurista, el notario no se limita a recoger declaraciones de voluntad sino que es fun-
ción primordial la labor de asesoramiento, consejo, asistencia, siendo esencial a nuestra
función prestar asistencia especial al otorgante más necesitado de ella desarrollando así
una función equilibradora entre las partes; en este sentido, el notario realiza en cada
actuación micro-empoderamientos en los momentos más sensibles e importantes
que permiten a los ciudadanos ejercitar sus derechos en condiciones de igualdad
dotándoles de la debida seguridad jurídica.

El notario es una autoridad que en el ejercicio de su función está íntimamente relaciona-


do con la persona: con el ejercicio de sus derechos, su desarrollo personal, sus activida-
des económicas y sus intereses personales.

Si existe un colectivo que ha estado históricamente apartado del derecho civil, en concre-
to de la posibilidad de ejercer sus derechos, pues a aquel solo le interesaba su protección
patrimonial y no su integración, es el colectivo de las personas con discapacidad.

Si además incorporamos en este colectivo a los llamados adultos mayores, pensemos en


el envejecimiento acuciante de Europa, nos encontramos con una de las minorías más
mayoritarias a día de hoy.

Pues bien, el notariado debe estar a la altura para atender las demandas sociales de estos
colectivos, es más, si no lo hace, estaremos impidiendo que el desarrollo de su personali-
dad y el respeto a sus derechos y a su autonomía de la voluntad sea un hecho.

Estamos a día de hoy ante la aplicación de un tratado internacional respecto del cual:

1. Tenemos organismos internacionales que velan por su aplicación y que examinan a


cada país en su legislación interna (Comité de Seguimiento de la Convención de Nueva
York).

2. Informa el ordenamiento jurídico con esa función interpretativa que no puede desco-
nocer ningún operador jurídico que debe aplicar dicho tratado internacional en su día a
día.

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3. E impone a los Estados firmantes la obligación de reformar su ordenamiento interno
de la legislación civil, respecto de la cual debe respetarse el principio de “neutralidad
sistémica” es decir, el respeto a la configuración jurídica de cada país con las necesarias
adaptaciones a la nueva realidad social, por ello, los sistemas de tradición latino-ger-
mánica, donde el notariado es pieza fundamental para la seguridad jurídica, deben dar
respuesta a esta nueva demanda social

El notario puede y debe ofrecer lo que en la terminología de la Convención se denomina


“apoyo” para el ejercicio de la capacidad, como hace con cualquier ciudadano, asesoran-
do, advirtiendo y aconsejando sobre el alcance y consecuencias del negocio, así como
dando su propia opinión sobre la oportunidad de éste como hacemos con cualquier
ciudadano que reclama nuestra intervención.

En este punto resalta la función del notario como Apoyo institucional para el ejercicio
de derechos y como autoridad en relación con las salvaguardias en un doble sentido,
positivo, para respetar los derechos, voluntad y preferencias, y en un sentido negativo,
para impedir abuso e influencia indebida.

Analicemos, por tanto, el “iter notarial” atendiendo a la expresión de la voluntad, la


labor de asesoramiento, el juicio de capacidad o discernimiento notarial, la prestación del
consentimiento informado, pues en este “proceso notarial” es en el que:

• Se realiza la comunicación de la voluntad y preferencias de la persona, se mani-


fiesta la voluntad en un caso concreto.

• Se debe prestar esa labor de asesoramiento y consejo propia de la función nota-


rial para el ejercicio de un derecho en concreto.

• Se ha de respetar la capacidad legal de las partes intervinientes, posibilitando el


ejercicio de derechos con el apoyo institucional del notario en un acto concreto y no de
forma genérica.

• Se posibilita el acceso a los apoyos necesarios en condiciones de igualdad.

• Se realiza ese juicio de capacidad, discernimiento y comprensión que hace el


notario en cada acto notarial que garantiza el ejercicio de derechos en condiciones de
igualdad, pues para que esta igualdad sea real y efectiva es imprescindible que los dere-
chos ejercitados sean válidos y eficaces y que no sean atacados sólo por razón de disca-
pacidad, pues si esto no se da en la realidad, quedaran fuera del tráfico jurídico.

-28-
B. EL PROCESO O ITER NOTARIAL.

Se trata de una fase en la que se confunden la exposición de las pretensiones y volun-


tad del requirente o compareciente y el asesoramiento que presta el notario, que ha de
indagar e interpretar su voluntad.

Es necesaria la comunicación o inmediación con el notario, por un lado, para que las par-
tes expliquen qué desean y, por otro, para que el notario pueda informar a las partes de
las consecuencias jurídicas de su actuación, los efectos y alcance de las manifestaciones
que van a incorporar al instrumento redactado por el notario y, en definitiva, van a hacer
suyas.

De modo que en este ámbito han de proporcionarse aquellos ajustes razonables que sean
necesarios para que se dé esa comunicación, para que las personas con discapacidad
puedan acceder a los servicios notariales en condiciones de igualdad a la de cualquier
persona.

C. EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD: RECOMENDACIONES PARA LA ACCESIBILIDAD


JURÍDICA.

Para ello realizamos una serie de recomendaciones para la accesibilidad jurídica:

• Requisitos de accesibilidad para el ejercicio de la capacidad jurídica.


• Accesibilidad de la información, las comunicaciones y otros servicios.
• Facilitar el uso de lenguajes de signos, Braille, comunicación aumentativa y alter-
nativa, y todos los demás medios, modos y formatos de comunicación accesibles.
• El deber de proporcionar ajustes razonables.

1.Capacitar al notario y al personal de la notaría.

La propia relatora en su recomendación F señala expresamente que se debe promover y


proporcionar una formación sobre el derecho a la capacidad jurídica de las personas con
discapacidad destinadas a las autoridades públicas: los jueces, los notarios, los proveedo-
res de servicios, las personas con discapacidad, sus familias y otros actores pertinentes.

-29-
2. Asegurarse de la efectiva comunicación:

Esta efectiva comunicación debe brindarse en función de las necesidades que presente la
persona con discapacidad y los ajustes razonables que sean pertinentes para facilitar la
comunicación con el notario.
La finalidad es garantizar la comprensión de la información dada por el notario y la co-
rrecta comunicación entre éste y la persona con discapacidad, por ello deben procurarse
los servicios de peritos intérpretes en lengua de señas, guía-intérpretes o media-
dores, u otros medios —incluyendo los tecnológicos adecuados— y cualquier otro
medio de comunicación que sea necesario para asegurar la efectiva comunicación
entre la persona con discapacidad y el notario. Resulta imprescindible la escucha activa
de la persona, de su opinión su voluntad y deseos.

3.Utilizar lenguaje sencillo.

Se recomienda la elaboración de oraciones cortas, en lenguaje sencillo, evitando tecnicis-


mos, con letra lo más clara posible y con un formato que facilite la lectura y la compren-
sión, en caso en que sea escrita.

Las personas con discapacidad intelectual y/o psicosocial, así como las personas sordas,
hipoacúsicas, sordociegas y las personas mayores pueden requerir mayor tiempo y dispo-
nibilidad personal para comunicarse, por parte del operador.

Se sugieren como buenas prácticas de atención aplicar los ajustes que resulten nece-
sarios; como, por ejemplo, para el caso de no comprender la consulta que realiza una
persona con discapacidad, preguntar nuevamente evitando situaciones de nerviosismo,
otorgando a cada persona el tiempo necesario, y evacuando las dudas en lenguaje senci-
llo y claro.

Es esencial la lectura explicativa, simplificadora y aclaratoria del documento público, por


parte del notario.

Se recomienda que se brinde el tiempo necesario para que la PCD se exprese, ante la
práctica enraizada de sustituirla.

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4. Ubicarse en el campo visual de la persona.

En caso de ser personas hipoacúsicas que se comunican en la modalidad oral y realizan


lectura labial, se precisará que el operador se ubique dentro del campo visual de la PCD,
articule y module las palabras correctamente a un ritmo moderado, con o sin voz, según
indique la persona.

5. Proporcionar información básica acerca de los derechos y obligaciones.

Las Reglas de Brasilia para el ámbito de la justicia reparadora (jueces y fiscales) incluyen
la recomendación de proporcionar la información básica acerca de los derechos y obliga-
ciones de las personas con discapacidad de todas las etapas del proceso judicial o extra-
judicial, a fin de asegurar el efectivo acceso a la justicia en igualdad de condiciones con
los demás.

En el ámbito notarial es esencial a nuestra función esta labor de información y


asesoramiento que viene consagrada por la legislación de cada país, como veremos
posteriormente.

Entre las personas que el notario debe asesorar, se encuentran el colectivo de las perso-
nas con discapacidad. El notario prestará todo el apoyo técnico-jurídico que necesite la
persona con discapacidad, como hace con cualquier ciudadano que reclama su interven-
ción, actuando, así, como apoyo institucional de la persona con discapacidad.

6. Solicitar información sobre el modo en que requiere o prefiere recibir informa-


ción.

Existe una creencia generalizada acerca del uso de determinadas formas de comunica-
ción por parte de ciertos grupos de personas con discapacidad (uso del Braille por parte
de las personas ciegas o la lengua de señas por las personas sordas). Se recomienda que
se consulte con la persona el modo o medio en que requiere o prefiere recibir la informa-
ción, no dando por supuesto preferencias o modalidades.

A modo ejemplificativo, solamente entre un 10% y un 15% de las personas ciegas leen
Braille, y como dato ilustrativo el 93% de quienes tienen discapacidad visual tienen un
remanente o algún grado de visión que puede ser distinto funcionalmente para cada
sujeto. En igual sentido, las modalidades que cada persona sorda tiene en el uso de la
lengua de señas pueden ser diferentes.

-31-
En consecuencia, es recomendable adaptar el lenguaje utilizado en función de circunstan-
cias tales como la edad, el grado de madurez, el nivel educativo, la capacidad intelectiva, la
situación de discapacidad o las condiciones socioculturales. Se sugiere que las preguntas e
información que se brinde se realicen en forma clara y con una estructura sencilla.

7. Consultar si necesita algún tipo de apoyo y de que tipo.

Desde la primera intervención, y en caso de que el notario no conozca o tenga dudas res-
pecto del modo de interactuar con una persona con discapacidad, se recomienda consul-
tar sobre la necesidad de contar con algún tipo de apoyo.

En tal supuesto la definición del apoyo estará dada prioritariamente por la misma perso-
na con discapacidad. En consecuencia, deberían recabarse los elementos necesarios para
diseñar una estrategia de intervención adecuada para esa persona en concreto y efectuar
y/o solicitar los apoyos necesarios para que la persona se pueda desenvolver en igualdad
de condiciones que las demás.

8. Manejarse con naturalidad y no tratarles como niños.

Se advierte que, en ocasiones, al momento de dirigirse a una persona con discapacidad o


una persona mayor, se los trata como a un niño/a, ya sea utilizando por ejemplo palabras
en diminutivo, o mediante el tono de voz de la expresión.

En todos los casos y, particularmente, respecto de las personas con discapacidad intelec-
tual o psicosocial, personas sordas e hipoacúsicas, se recomienda manejarse con naturali-
dad, evitando sobreactuaciones y utilizar un lenguaje sencillo, sin incurrir a infantilismos
(por ejemplo, excesivo uso de diminutivos), evitando la pérdida del rigor técnico exigible
conciliado con la debida sencillez.

9. Tener en cuenta la percepción de quien oye y no de quien habla.

Suelen utilizarse palabras y/o frases estigmatizadoras basadas en estereotipos negativos


sobre la identidad de las personas con discapacidad.

Se recomienda utilizar un trato respetuoso y, al mismo tiempo, verificar la comprensión


por parte de la PCD, y en caso de haber malos entendidos se busquen maneras alterna-
tivas de explicar las cuestiones. Para analizar si las palabras o frases estigmatizan, se
debería tener en cuenta la percepción de quien la oye y no de quien la dice.

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10. Dirigirse directamente a la persona con discapacidad y no tercerizar la comuni-
cación.

Si la persona con discapacidad está acompañada, se recomienda que el operador se dirija


directamente a la PCD y no a su acompañante o intérprete, evitando así la tercerización
en el manejo de la información.

Se advierte que se suele otorgar mayor credibilidad a la palabra de la familia de la perso-


na que a ella misma. Lo mismo sucede con los profesionales de salud, que en ocasiones
desestiman la palabra de la PCD, especialmente psicosocial y/o intelectual. Tal situación
también se produce en los casos de personas sordas, en particular, cuando sus familiares
son “oyentes”.

11. Evitar cualquier tipo de invasión corporal.

En algunas ocasiones pueden requerir adecuaciones y ajustes (por ejemplo, respecto de


personas ciegas, la indicación del lugar específico donde debe firmar; las personas con
discapacidad física de miembros superiores pueden firmar con el pie o con la boca).

Cada persona en su individualidad conoce cuál es el ajuste que necesita y que le resulta
más cómodo y conveniente. Por eso debe consultársele cuál es su requerimiento especí-
fico.

Debe evitarse toda invasión corporal (por ejemplo, tomarle del brazo si es ciego o ponerle
el lápiz en la boca, a menos que la persona lo solicite expresamente)

12. Accesibilidad física.

Se recomienda la formación en el “diseño universal” integrado en el modelo social y de


derechos humanos de la discapacidad.

En particular para facilitar la circulación de personas con discapacidad sensorial (visual,


auditiva y sordoceguera) se sugiere la señalización en lugares adecuados y formatos
accesibles.

Para el caso de personas con discapacidad física, se recomienda el acondicionamiento


de espacios para el ingreso y circulación, ascensores y la construcción de las rampas, así
como también la instalación de sistemas automatizados de elevación.

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Se recomienda brindar un espacio físico adecuado para que la PCD pueda acceder a la
consulta y demás actos, en condiciones de igualdad con los demás (alturas de las mesas
y mostradores).

Confidencialidad en los lugares de recepción o de consultas:

Se sugiere mantener las entrevistas con las personas con discapacidad, o las consultas
que éstas realicen, en lugares que generen seguridad y confianza para el caso de perso-
nas con discapacidad psicosocial o intelectual, y en los cuales se les garantice la privaci-
dad y la confidencialidad, así como para los supuestos de lectura en voz alta (personas
con discapacidad sensorial).

Recomendaciones generales para interactuar con personas con discapacidad:

• Actuar con naturalidad.

• Hablar directamente a la persona con discapacidad, aunque se encuentre con un


acompañante.

• Solicitar información a la persona con discapacidad acerca de las ayudas que pueda
necesitar antes de brindársela.

• Si no entiende lo que la persona con discapacidad le quiere comunicar, pedirle si pue-


de realizar las aclaraciones correspondientes.

• Centrarse en lo que tiene y no en lo que le falta.

• Si tiene por costumbre saludar con la mano al comienzo de la entrevista, no dejar de


hacerlo.

• No generalizar, el comportamiento de una persona con discapacidad no tiene por qué


ser igual al de otra.

Recomendaciones para interactuar con una PCD Visual

• No tomar el bastón de una persona ciega dado que es un medio de seguridad, guía
fundamental para ella.

• No sustituir palabras de su lenguaje tales como ver, mirar o ciego, ellos también las
usan frecuentemente.
-34-
• Brindar información sobre las cosas que no pueden ver, como las características del
lugar en que se encuentran o de las personas que estén presentes. No acompañar las
indicaciones con gestos que no se pueden ver y con palabras sin referencias concre-
tas, como “aquí” o “allí”; en cambio, sí ofrecer más detalles con información relativa
a su situación espacial para que resulte más fácil su localización, como, por ejemplo:
“a la derecha de la mesa”, “a su derecha”, otra opción es preguntar si le conduce su
mano hacia el objeto.

• Muchas veces una persona con discapacidad visual tiene un buen manejo ambien-
tal, aparentando ver más de lo que ve; se recomienda consultarle qué tipo de ayuda
necesita.

• Para indicarle dónde está la silla, se recomienda preguntar si le apoya la mano de la


persona ciega sobre su respaldo o, en el caso de una escalera, sobre la baranda o si le
basta con las indicaciones orales.

• Avisar cuando llegue o se retire alguien de la sala.

Recomendaciones para interactuar con una PCD Motora

• Ante un obstáculo, escalera o barrera arquitectónica, preguntar siempre a la persona


con discapacidad motora cómo puede ayudarla.

• A veces las PCD que usan silla de ruedas pueden caminar y sólo la tienen para con-
servar energías o para moverse más rápido.

• Preguntar antes de ofrecer ayuda, no forzar a recibir ayuda innecesaria.

• No hay inconvenientes en usar expresiones tales como: caminar, correr, etc.

Recomendaciones para interactuar con una PCD Auditiva:

• Preguntar a la persona sorda o hipoacúsica si maneja el lenguaje oral o la lengua de


señas.

• Solicitar en su caso un perito intérprete o mediadores de la comunicación que permi-


tan la interacción y comunicación con el notario.

• Hablar de frente a la persona.

-35-
• Llamar su atención con una seña antes de hablarle. Para ello es preferible acercarse
y tocarle el hombro ligeramente o mover la mano en el espacio visual de la persona
sorda.

• No ponga su mano delante de la boca cuando hable.

• Vocalizar bien, pero sin exageración y sin gritar. No hablar deprisa.

• Respetar los turnos de conversación.

• Construir frases cortas y simples.

• Si es necesario, ayude la comunicación con un gesto o una palabra escrita.

• Si durante la conversación se deben mencionar nombres, apellidos o palabras poco


comunes, se recomienda recurrir a la escritura.

• Si son varias las personas que van a intervenir en la conversación, lo adecuado es


colocarse en círculo ya que ello facilita la buena visibilidad para todos los participan-
tes en la conversación.

Recomendaciones para interactuar con una PCD intelectual o psicosocial.

• Tratar a las personas de acuerdo a su edad.

• Mantener una actitud sosegada y de escucha activa.

• No temer pedirle que repita algo porque el notario no haya llegado a entender lo
manifestado por la persona con discapacidad.

• No completar la frase del que le está hablando, dejar que la persona la termine.

• Utilizar lenguaje claro y sencillo, frases cortas, evitar abstracciones, metáforas, len-
guaje ambiguo.

• Reformular los conceptos de ser necesario.

• Recordar que, salvo restricción o incapacidad legal, poseen capacidad jurídica plena.

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D. DEBER DE ASESORAMIENTO.

Son partes integrantes del asesoramiento notarial, en su más amplio sentido, las activi-
dades de información consejo asistencia y asesoramiento, en sentido estricto:

¿Qué ocurre si la persona que comparece ante notario es una persona con discapacidad?,
lógicamente debe recibir, al igual que cualquier persona, la actuación notarial inescindi-
ble del funcionario público y profesional del derecho, es usuario de ese servicio público
que presta el notario en esa doble dimensión con todos los aspectos que vamos a desa-
rrollar, es decir, de asesoramiento, información, consejo, defensoría social etc. dotándole
de las medidas de accesibilidad y los ajustes razonables que sean necesarios.

De este modo el notario ofrece lo que en la terminología de la Convención se denomina


“apoyo” para el ejercicio de la capacidad, como hace con cualquier ciudadano, asesoran-
do, advirtiendo y aconsejando sobre el alcance y consecuencias del negocio, así como
dando su propia opinión sobre la oportunidad de éste como hacemos con cualquier
ciudadano que reclama nuestra intervención.

1 Información.

El Notario debe, de modo muy principal, informar al ciudadano y, en base a sus aspira-
ciones, a la finalidad perseguida y a su voluntad negocial, informará sobre los requisitos
necesarios para la validez del negocio jurídico dándole la forma jurídica más adecuada,
pero también informará sobre el alcance y consecuencias del acto jurídico que las partes
pretenden.

A diferencia del Abogado, que tiene un deber profesional de parcialidad, el Notario ha de


atender por igual a los intereses de las distintas partes en juego, pues la función pública
«ha de ser prestada a todos en igualdad de condiciones»; con la particularidad de que, a
la hora de informar, esta imparcialidad no debe ser simplemente formal, lo que en casos
de notoria desigualdad de los otorgantes implicaría una verdadera toma de partido por
uno de ellos, sino sustancial, de manera que el fedatario habrá de prestar un «plus» de
asistencia, una información más completa y exhaustiva al contratante necesitado de
asistencia especial ya sea porque la otra parte viene asesorada por abogado y ella no, ya
sea por sus condiciones culturales, ya sea por las condiciones sociales o ya sea por razón
de discapacidad.

-37-
2. Consejo.

Si al informar el notario explica los caminos posibles para conseguir los fines que los
otorgantes pretenden, con sus características, riesgos e implicaciones, al aconsejar,
recomienda dentro de esos posibles caminos, el más adecuado, así los particulares suelen
requerir del fedatario un consejo, una orientación, y ello es una muestra de la confianza
que la sociedad tiene depositada en la profesión notarial, en base no sólo a los cono-
cimientos técnicos que tiene acreditados, sino, sobre todo, a su constante servicio a la
verdad, y a la prudencia que normalmente acompaña su intervención.

El servicio que el fedatario presta al cuerpo social como consejero se enmarca dentro de
la dimensión pública de su función, hasta el extremo que el deber de aconsejar, que se
enmarca dentro de un escrupuloso respeto y control de legalidad, prevalece aun cuando
la petición de orientación no vaya acompañada de un simultáneo requerimiento docu-
mental, pudiendo muy bien consistir este consejo en que, precisamente, no sea formali-
zado documento alguno.

3. Asistencia

Este deber de asistencia tiene una doble manifestación pues, por un lado, deriva del de-
ber de imparcialidad el que deba prestar una asistencia más esmerada al otorgante más
necesitado de ella y, por otro, implica un compromiso duradero pues, asesoradas, infor-
madas y aconsejadas las partes, las acompañará por todo ese camino jurídico que hayan
optado.

4. Asesoramiento en sentido estricto

Este deber añade calidad y utilidad al ejercicio de la fe pública notarial y es inherente a


la función notarial.

El asesoramiento, propiamente dicho, es el que el fedatario ha de prestar de oficio a


aquel de los otorgantes que lo precise y que aparezca en situación de desequilibrio
respecto al otro, más poderoso, más culto o con asistencia jurídica propia, lo que hemos
denominado como función niveladora de los otorgantes.

El Notario será imparcial pero no puede ser neutral ante el riesgo de injusticia, fraude o
abuso, ni ante la falta de libertad civil en la manifestación de la voluntad, y culmina su
actuación en el último reducto del deber de asesorar, que no es otra cosa que la lectura
«explicativa» de la escritura, que no puede concebirse como una mera declamación ruti-

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naria y aséptica del texto escrito, sino como una comunicación comprensible y operativa
(que permita decidir con suficiente conocimiento de causa) del contenido íntegro de
dicho texto. Con tal fin, esta lectura comunicativa ha de adaptarse cuidadosamente a la
capacidad y cultura de los otorgantes, de modo que éstos sepan al tiempo de la firma,
que es el momento de la verdad, aquello a lo que van a obligarse.

Desde la primera visita que hace el requirente a la notaría hasta la lectura «explicativa»
que acabamos de ver y subsiguiente firma de la escritura, hay una sucesión de pasos que
el Notario debe recorrer personalmente en ejecución de su misión asesora.
En este “iter notarial” es él solo, en la intimidad de su despacho, quien debe recibir, acon-
sejar y ayudar a conformar la voluntad de la persona y quien la traslada al documento,
proceso en que cada fedatario aplica su formación y personal criterio, pero también sus
propias consideraciones deontológicas o morales.

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III. PRESTACIÓN DE CONSENTIMIENTO
INFORMADO CONFORME A DERECHO:
JUICIO DE CAPACIDAD, DISCERNI-
MIENTO Y COMPRENSIÓN.
La culminación de todo este proceso o iter notarial es la prestación de un consenti-
miento informado conforme a derecho, por el control de legalidad que realiza la au-
toridad notarial y la realización por parte de la misma del llamado juicio de capacidad,
comprensión o discernimiento que implica que los otorgantes del instrumento público
notarial conocen y comprenden gracias precisamente a esa intervención notarial:

• lo adecuado del negocio jurídico que se perfecciona a sus pretensiones,


• de su adecuación a la legalidad en virtud del control previo que es obligación del
notario,
• de que la forma jurídica negocial que reviste su voluntad es la más conforme, jurídi-
camente, a ella y
• todos los efectos que la misma despliega, no sólo de aquellos inicialmente pretendi-
dos, sino también aquellos que derivan expresamente de la ley y que se derivarán de
su actuación.

El “juicio de capacidad, comprensión o discernimiento” es una de las funciones de mayor


trascendencia que el notario realiza en lo que hemos llamado “iter notarial” en aras a
conferir seguridad jurídica al negocio que se formaliza a través del instrumento público,
manifestación, además, del control de legalidad que compete al notario.

Es el notario el que comprueba que el consentimiento se ha formado regularmente,


ausente de vicios y debidamente informado, es uno de los presupuestos de la validez
del negocio, queda clara la importancia de la actuación notarial al apreciar y confirmar
la capacidad de los otorgantes, pues se debe asegurar de que, a su juicio, los otorgantes
tienen la capacidad civil suficiente para otorgar el acto o celebrar el negocio concre-
to, pues dependerá de la naturaleza del acto o contrato y de las exigencias del Derecho
sustantivo en orden a la capacidad de las personas.

No se trata de examinar a la persona con discapacidad (con test de inteligencia o de


otra manera) para tratar de determinar el alcance de sus limitaciones, su función no

-40-
es constatar que la persona con discapacidad supera un cierto umbral de competencia
mínima. La exigencia mínima que el notario se debe plantear no es de una cierta compe-
tencia personal, sino la de que el contrato termine por contener una voluntad informada,
consciente y libremente expresada, aunque, para formarla, el otorgante haya necesitado
recibir un alto nivel de apoyo. Un apoyo que no excluye, sino que por el contrario puede
requerir de un alto nivel de consejo y asesoramiento que le ayude a formar su voluntad
negocial.

En el juicio notarial de capacidad o comprensión que realiza el notario influyen no solo


las cualidades intelectivas del otorgante y la naturaleza del acto o contrato que pretenda
otorgar sino también la voluntad y preferencias de la persona cuya apreciación deberá
efectuar el notario conforme al principio de control de legalidad que preside la actuación
notarial.

Para ello goza el notario de una posición privilegiada por varios motivos: el conocimien-
to de la realidad social y económica de la persona de que se trate, de su situación fami-
liar, la proximidad al caso concreto a valorar, su relación de confianza con las personas
que reclaman su actuación y, lo que es más, su decisión queda limitada al caso concreto
que en cada momento se plantea, rodeada de unos parámetros que le son conocidos y,
por tanto, más fáciles de evaluar. Además, dicha labor se corresponde claramente con la
propia naturaleza y razón de ser de la función notarial, ceñir las disposiciones legales al
caso concreto y con arreglo a las circunstancias del mismo.

Ello no debe entenderse en ningún caso como una subversión de disposiciones legales
o resoluciones judiciales que resulten de aplicación, y tampoco como menoscabo de
la seguridad jurídica que debe presidir la actuación notarial, sino como un imperativo
de adecuación de estas al caso concreto y la asunción de un criterio interpretativo que
favorezca la inclusión social y el respeto a los derechos humanos de las personas con
discapacidad.

Se trata, nada más y nada menos, que de asumir una labor que favorezca el adecuado
desarrollo de las personas con discapacidad, promoviendo, como consagra la Convención,
su inclusión en la sociedad, que en la medida posible su voluntad tenga cauce adecuado
para regir sus persona y bienes y, en definitiva, que más que objeto se conviertan, con la
mayor plenitud posible, en sujetos de derecho pues el notariado está integrado dentro
de lo que el artículo doce de la Convención de Nueva York denomina “autoridad” como
ha señalado el informe de la relatora de Naciones Unidas.

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Por este motivo, los notarios deberán velar por los derechos de las personas con disca-
pacidad, ya sea cuando en un acto notarial intervengan personalmente, o bien cuando
sus intereses se vean comprometidos en un negocio jurídico. Si una persona con alguna
discapacidad ejerce sus derechos por sí misma, deben asegurar que está obrando con
discernimiento, intención y libertad; es decir, que realmente comprenden los alcances del
acto que desean otorgar como hace el notario con cualquier ciudadano.

Los principios del Derecho civil establecen que los actos humanos, para que produzcan
efectos, deben ser voluntarios y consentidos. La voluntariedad requiere una comprensión
básica de su significado y consecuencias. Por lo tanto, la perfección del contrato debe
basarse en el consentimiento y, si el negocio está siendo autorizado por una autoridad o
funcionario, éste debe valorar que hay consentimiento suficiente para el acto concreto.
Así pues, el notario apreciará la capacidad, el consentimiento dado por las partes, con
arreglo a las normas generales, también cuando intervengan personas con discapacidad.

Del mismo modo, cuando la persona con discapacidad requiera además del apoyo ins-
titucional del notario el uso de otros apoyos, que hayan sido establecidos previamente
por resolución judicial o ante la propia autoridad notarial, el notario requerirá la inter-
vención de otra u otras personas que le presten ese apoyo establecido. En ese caso, el
notario también tiene que valorar que la persona que preste apoyo comprenda el negocio
y sus consecuencias jurídicas, incluso asegurarse que comprende bien la naturaleza y la
responsabilidad de su actuación como apoyo a la persona con discapacidad. Todas esas
voluntades sumadas, la de la persona con discapacidad y la del que presta el apoyo, ya
sea este voluntario, obligatorio o institucional, integran una sola parte que permiten a la
primera ejercer sus derechos en condiciones de igualdad.

A la espera de la necesaria reforma legislativa sabiendo que el notario cumpliendo su
labor de asesoramiento y control de legalidad realiza la función de apoyo y de autoridad
que controla las salvaguardias y permita el ejercicio de derechos, vamos a analizar qué
supuestos podemos encontrarnos en la práctica notarial:

A . PERSONAS CON RESOLUCIÓN JUDICIAL DE INCAPACITACIÓN SOMETIDAS A


SISTEMAS DE GUARDA Y PROTECCIÓN.

En este caso en tanto el legislador no corrija estas situaciones ni establezca un régimen


transitorio:

Habrá que estar a las normas de derecho sustantivo, no podemos como autoridad pública
autorizar documentos que por no cumplir las exigencias del derecho sustantivo puedan
ser sancionados de nulidad de pleno derecho.
-42-
Habrá que estar a la resolución judicial que determine la incapacitación y al sistema de
guarda y protección establecido por la misma, pero en este caso hemos de recordar:

a) Que hay determinados derechos personalísimos que no pueden estar dentro del
ámbito de la resolución judicial, por ejemplo, el matrimonio, el voto, el testamento
respecto de los cuales habremos de estar a las normas específicas previstas en nuestros
respectivos ordenamientos.

b) Que aun en el caso de estar la persona sometida a un régimen de sustitución, siendo


necesaria la intervención de tutor o curador para la validez y eficacia jurídica del acto,
debemos procurar la participación efectiva de la propia persona con discapacidad a
quien se le brindará igualmente la labor de asesoramiento e información pues el docu-
mento notarial recogerá un acto jurídico suyo, por ejemplo, aceptación de una herencia o
compraventa.

Si bien es cierto que esto último no es exigido por el derecho, no puede ser que permita-
mos que un acto de la vida de una persona vaya al margen de ella y sin su conocimiento
y conformidad.

B. PERSONAS CON DISCAPACIDAD SIN RESOLUCIÓN JUDICIAL: SIN INCAPACITAR Y


SIN SISTEMA DE GUARDA Y PROTECCIÓN:

Esta es la situación en la que se encuentran la mayoría de las personas con discapacidad


que viven su vida jurídica al margen de la incapacitación:

Compran el pan, van al cine, toman el autobús, compran ropa… sin que se haya desple-
gado sobre ellos el llamado “sistema de Guarda y Protección que prevén nuestras legisla-
ciones nacionales”, y son estas personas las que en la mayoría de los casos se ven aboca-
das a la incapacitación cuando por alguna circunstancia tienen que realizar un concreto
acto jurídico, como por ejemplo, aceptar la herencia de sus padres, a este aspecto se
refiere la relatora al decir que nos podemos convertir de facto en impedimento para el
ejercicio de derechos y fuente de incapacitación.

Esta situación nos lleva sacar varias conclusiones del sistema actual:

1. El sistema de guarda y protección solo se despliega a favor del incapacitado, no a


favor de la persona con discapacidad, buscando la protección de su patrimonio, no de la
persona, y sin ninguna finalidad de integración y fomento de la autonomía ni desarrollo
personal.
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2. Y se actúa como si, en general, las personas con discapacidad formaran un co-
lectivo homogéneo, como si todas las personas que tienen discapacidad, especialmente
intelectual, precisaran del mismo trato.

Se utiliza la expresión plena capacidad, que se tiene o no se tiene, cuando en realidad


debería atenderse a la idea de la “capacidad suficiente” para cada caso y que dependerá
de múltiples factores como la educación, la cultura, la experiencia de vida, etc. El concep-
to social de la discapacidad, entendida como limitación, debe transformarse en concepto
jurídico, en el sentido de forma de ejercer la capacidad, que es lo que consagra la Con-
vención al reconocer el ejercicio de la capacidad a toda persona con el paradigma de los
apoyos.

En estos supuestos no sólo hemos de tener presente la Convención-que es derecho


interno con valor constitucional- y el reconocimiento del ejercicio de la capacidad que
hace el artículo doce sino que, conforme a las legislaciones nacionales, al no existir sen-
tencia de incapacitación nuestros códigos civiles reconocen la capacidad pues existe una
presunción de capacidad, de modo que en este caso el notario tiene un amplio margen
de maniobra en esa labor de asesoramiento, consejo, apoyo institucional, consentimiento
informado y juicio de capacidad o comprensión para permitir el ejercicio de la capaci-
dad de la persona con el apoyo institucional del notario que controla la legalidad de los
instrumentos que autoriza teniendo presente las siguientes recomendaciones:

• Salvo resolución judicial, la capacidad se presume siempre y no hay restricción algu-


na.

• El Notario no realiza un juicio médico: lo “determinante” no es que la persona padez-


ca o no y en qué grado una determinada patología, no es una valoración puramente
médica pues influyen diversos factores o circunstancias como en cualquier ser hu-
mano tales como los factores culturales, educacionales, sociales etc. Lo determinante
para el notario es comprobar que la persona con discapacidad tiene una percepción
clara con arreglo a su aptitud y discernimiento de las consecuencias del acto que
está realizando y de que se han utilizado los sistemas de apoyo necesarios para ello
en ausencia de influencia indebida ni abuso de algún tipo.

• El juicio notarial de capacidad o discernimiento no se refiere a una capacidad abs-


tracta ni a una capacidad perfecta sobre cualquier aspecto de la vida. Eso no lo hace-
mos ni con las personas en quienes no concurre una discapacidad. Nuestro juicio de
comprensión se refiere a un hecho y un acto concreto con unas coordenadas especí-
ficas y un momento concreto.
-44-
• Que en este ejercicio de la capacidad deben proporcionarse los apoyos que sean
necesarios, valorando en función de la persona, sus necesidades y preferencias y
la trascendencia del acto o contrato que quiere realizar, atendiendo a la capacidad
suficiente para el caso concreto; no es lo mismo aceptar una donación, que celebrar
un préstamo, o hacer testamento o comprar una botella de agua en el supermercado,
en cada caso la intensidad del apoyo será diferente.

• No existe una enumeración taxativa de qué ha de entenderse por apoyo ni ajuste


razonable puesto que dependerá de la persona, por un lado, y del acto que desea
otorgarse o derecho que deba ejercitarse. Pueden ser diversos desde un punto de vis-
ta funcional, como el recurso a apoyos lingüísticos (lengua de signos, Braille, tablets
y dispositivos informáticos) como material, (consentimientos asistidos, asentimientos
realizados por otras personas…) y, en todo caso, la propia actuación notarial se confi-
gura como como una forma de apoyo Institucional.

• Se recomienda dejar constancia en el instrumento público de todas las actuacio-


nes realizadas por el notario como apoyo institucional, así como de las medidas de
apoyo, materiales, funcionales o de cualquier índole que han permitido a la persona
ejercitar el derecho concreto de que se trate.

• No debe confundirse “influencia indebida” con “apoyo” pues no hay límite en cuanto
a la intensidad del apoyo recibido, ni en cuanto a la mayor o menor “parte” que la
voluntad del tercero represente en formación de la voluntad conjunta final. El nota-
rio debe preocuparse de constatar a este respecto que la influencia no es indebida,
porque involucre un conflicto o contraposición de intereses, de lo que deberá dejar
constancia en el instrumento público.

• El apoyo no es la persona que firma con la PCD sino que el o los apoyos son aquellos
medios, personas o ajustes razonables necesarios para que el individuo pueda com-
prender y formar su voluntad en relación con un acto jurídico concreto.

• Deberá tenerse en cuenta las circunstancias concretas que concurran y entre otras:
1. La intensidad de los apoyos recibidos.
2. La trascendencia económica y jurídica del acto.
3. La previa consumación de prestaciones.
4. La constitución de obligaciones futuras a cargo de la PCD.

• La labor de prevención del abuso e influencia indebida que como funcionario público
debe desarrollar.

-45-
• La exigencia por el notario de un verdadero consentimiento negocial: con más o
menos apoyo o si prefiere no usar otro que el que le presta el propio notario, pero la
persona con discapacidad debe querer y comprender lo que contrata o dispone.

• Comprobación de que el apoyo no es sustitutivo, ya sea porque fuerce o retuerza la


voluntad de la persona con discapacidad, bien porque no intente ayudar a formar y
expresar esa voluntad, y se convierta en una expresión unilateral de la persona que
presta apoyo, ante una actitud ausente y desentendida por parte de la que tiene
discapacidad.

• Control notarial de que el apoyo sea aceptable y suficiente para que la persona con
discapacidad se forme su propio consentimiento.

• El notario debe calificar el resultado final de la actuación con apoyos; en caso de


juicio negativo puede y debe denegar su autorización si considera que no concurre
una voluntad coherente, libre, consciente e informada.

IV. LAS NECESARIAS REFORMAS


LEGISLATIVAS: EL NOTARIO COMO
CREADOR DE DERECHO.
Una de las recomendaciones de la UINL fue:

“Promover reformas legislativas que reconozcan el ejercicio de la capacidad jurídica en


los términos de la Convención: a este respecto apela a la creatividad jurídica del notario
para elaborar nuevos instrumentos jurídicos que respondan a la nueva realidad social tal
y como ha pasado en otros ámbitos como el aprovechamiento por turnos, la propiedad
horizontal, los poderes preventivos, el patrimonio protegido. El notariado ve la nueva
problemática de la sociedad y podemos dar respuesta jurídica.”

Quizás, el principal problema al que se enfrenta la Convención consiste en que, por el


momento, solo disponemos de pocas reformas globales y pequeños ejemplos prácticos
en la legislación que priman la autonomía de las personas y esas prácticas no son sufi-
cientes para determinar la manera de asegurar el acompañamiento en la toma de deci-
siones de las personas con discapacidad, y, por tanto, una eficaz implantación del sistema
de apoyos.

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El punto fundamental consiste en establecer confianza y dotar de seguridad jurídica
a los sistemas de apoyo para todas las personas con discapacidad, caso contrario, las
propias personas con discapacidad podrían quedar al margen de la vida económica y
social, pues todo sistema que sea fuente de inseguridad es rechazado por la sociedad, así
lo proclama la Convención al hablar de “autoridad u órgano judicial”.

Las características del NUEVO SISTEMA deben ser a nuestro juicio las siguientes:

1. Deben desvincularse de la previa incapacitación, la distinción entre capaces e inca-


paces está superada por la Convención, es decir, no puede negarse el ejercicio de la
capacidad jurídica sino que, en vez de negar, debemos partir de un punto de vista
positivo: debe reconocerse el DERECHO a la provisión de apoyos a las personas con
discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica: podrían denominarse procedi-
mientos de provisión de apoyos en el ejercicio de la capacidad jurídica.

2. El sistema de provisión de apoyos debe dotarse de la seguridad jurídica necesaria para


que se garantice a las personas con discapacidad el derecho a ejercitar su capacidad y
contratar con terceros, de modo que no queden fuera del mercado, eso es lo que ver-
daderamente implica ejercitar derechos en condiciones de igualdad con los demás. Por
ello deben arbitrarse medidas judiciales y no judiciales con la intervención del concepto
de “autoridad” como la notarial o en su caso “órgano judicial” de la Convención para la
determinación del sistema de apoyos. Habrá apoyos formales e informales en función de
la trascendencia jurídica del acto y la implicación de los terceros.

3. El apoyo variará tanto por razón del sujeto, pues todos tenemos distinta capacidad
mental, distinto entorno, distinta cultura, distinta formación y educación, como por
razón del objeto, es decir, en función del ejercicio del derecho de que se trate y de su
repercusión para con los terceros, pues no es lo mismo comprar una entrada de cine que
comprar una casa, el llamado comúnmente “traje a medida”. Los apoyos en función de
esas variantes podrán ser formales o informales.

4. La finalidad del sistema de apoyos debe ser garantizar el ejercicio de los derechos y
debe basarse en las preferencias y voluntad de la persona.

5. Para ello es preciso idear formas aún más flexibles, temporales, revisables y voluntarias,
tendentes más a las atenciones de la persona que a las del patrimonio y a ayudarle a
tomar y realizar sus decisiones más que a privarle de capacidad.

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6. La supervisión por parte de una autoridad u órgano judicial debe proporcionar las
salvaguardias adecuadas en una doble vertiente:

A) Positiva: en la determinación de los apoyos que garantice el respeto a los derechos, la


voluntad, y preferencia de la persona.

B) Negativa: para evitar abusos mediante mecanismos de control: un régimen adecua-


do de control de los actos de las personas, físicas o jurídicas, encargados del “apoyo o
asistencia en el ejercicio de la capacidad” de las personas con discapacidad. Tal régimen
de control no tiene por qué ser siempre directo: puede establecerse simplemente la ne-
cesidad de ciertos consentimientos complementarios o de cierta asistencia técnica para
aquellos casos en que la persona que ha instituido el mecanismo de protección no los ha
previsto.

7. Es imprescindible la formación y especialización de todos los operadores jurídicos.

8. Los sistemas de determinación de apoyos deben concretarse con un régimen de publi-


cidad adecuado tanto para llevar un efectivo control de los mismos como para procurar
el debido conocimiento por los terceros, a fin de hacer efectivo el respeto de los derechos
de las personas con discapacidad y evitar la alegación de desconocimiento o ignorancia
cuando se hayan perjudicado sus intereses.

9. Incrementar el régimen de responsabilidad de las personas e instituciones que ejerzan


labores de apoyo, de los que ejercen tales labores por designación directa de la persona
con discapacidad o de sus familias. Además de someter su labor a la supervisión por la
autoridad pública, establecer en su caso, un sistema de rendición de cuentas de la per-
sona y los bienes, y/u obligar a la constitución de garantías especiales, al menos para los
supuestos en que el ordenante de la disposición no las hubiera excluido.

10. La intervención por parte de la Administración pública debe guiarse por los principios
que le son propios: la necesidad, (actuación pública cuando las circunstancias fácticas,
físicas y psíquicas, del sujeto lo demanden), subsidiariedad (adopción de medidas de
protección pública cuando no sean suficientes o adecuadas las medidas adoptadas priva-
damente para la protección de la persona vulnerable) y proporcionalidad (adecuación de
la medida a las circunstancias personales de la persona y revisión periódica de la medida
para comprobar si se sigue acomodando a aquéllas).

11. Paralelamente deben adoptarse medidas sociales, fiscales, laborales, educativas y


sanitarias.

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CONCLUSIÓN
El art. 12 de la Convención de los derechos de las personas con discapacidad representa
la aspiración cumplida de quienes se han ocupado de la proclamación de los derechos
de las personas con discapacidad, no como derechos de nueva creación, sino como la
actualización y concreción de la cultura de los derechos fundamentales en las personas
que tienen algún componente de discapacidad que les impide ejercitarlos en plano de
igualdad con el resto de las personas.

Es por ello, que la filosofía que informa y consagra toda la Convención es la del ejercicio
de derechos con apoyo por la persona con discapacidad y, en aquellos aspectos de impo-
sible ejercicio su complemento auxiliador, pero siempre respetando y teniendo en cuenta
su voluntad y preferencias. Ello exige, también, una actitud vigilante de los organismos
públicos para asegurar que la protección no encubre un aprovechamiento por parte de
aquellas personas que deben apoyar a la persona con discapacidad.

Es fundamental establecer cuanto antes un sistema de apoyos FORMAL JUDICIAL Y


EXTRAJUDICIAL a la luz de las directrices recogidas por el art. 12. En cierta forma, de la
eficacia de estas medidas depende el éxito del artículo, pues si no hay confianza en el sis-
tema de apoyos, difícilmente podrán ser considerados como tales, y la solución más fácil
será la vuelta al sistema de sustitución, que tanto tiempo y esfuerzo ha costado superar.
Para ello, los operadores jurídicos deben formarse de tal manera que sepan dónde y
cómo pueden disponer de los apoyos. En este sentido, será necesaria una completa cola-
boración entre instituciones públicas y privadas, de modo que puedan optimizarse todos
los medios disponibles.

Esta optimización es imprescindible, y más aún en el estado actual de la economía, donde


los recortes presupuestarios son cada vez más significativos y, desgraciadamente, las
políticas sociales se ven muy afectadas. Por otro lado, no debemos olvidar que el colec-
tivo de la discapacidad no es un grupo homogéneo y, en consecuencia, cada situación
merece un trato diferenciado. Las medidas de apoyo deben ser, por consiguiente, cuan-
tiosas y diversas para poder hacer frente a todas las posibles situaciones, por lo que dicha
colaboración entre agentes públicos y privados es imprescindible. Hay que evitar caer en
la estandarización de medidas de apoyo. Esta solución es la más cómoda y es una forma
simple de “lavarse las manos”, pero justamente por eso, el esfuerzo tiene que ser mayor.

-49-
-50-
COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Presidente Almudena CASTRO-GIRONA MARTINEZ
Avenida Pau Casals 14 entresuelo primera
08755 Castellbisbal, España
+34- 937723983 / +34-661924695
fax +34- 93 7722589
e-mail: [email protected]

Vicepresidente Otilia ZITO FONTAN


Argentina
+54-11-44111045
+54-11-42247272
e-mail: [email protected]

Vicepresidente Yolande FOLDAH-KOUASSI


Résidence Bellerive, 8ème étage, porte 29
Avenue Lamblin prolongée, Plateau
01 B.P. 3871 Abidjan 01, Côte d’Ivoire
e-mail: [email protected]

Vicepresidente Donatella QUARTUCCIO


Piazza della Rinascita, 75
I - 65122 Pescara, Italia
+39-085 27776 – 085 880554
Fax: +39-085 8809678
e-mail: [email protected]

Vicepresidente Joëlle SCHWACHTGEN


4, rue Alexis Heck
L-9242 DIEKIRCH, Luxembourg
Tél . : +352 80 35 16
Fax. : + 352 80 81 47
e-mail : [email protected]

Secretaria Rosalia Mirella MEJIA ROSASCO DE ELIAS


Av. República de Panamá 6540, Barranco.
CP 15047 Lima, Perú
+51-1-445 1499 / 445 3197/961763316
e-mail: [email protected]
http://www.notariarosaliamejia.com

-51-
MIEMBROS
ÁFRICA
Kamal FETTIS
Quartier de 384 logement bâtiment c N° 22, 2eme étage n ° 05 Algeria
Saïd – Ham dine - Bir Mourad Rais
Algérie
+213-661.720.102
e-mail: [email protected]


Berthe Lydie MIME NDOUM Camerún
Boite n° 887 Kribi
Cameroun
+237 677 024 774
e-mail : [email protected]


Serge ROUX Costa de Marfil
Abidjan-Cocody, 01
BP 6853 Abidjan 01
Côte d’Ivoire
+225 22 44 41 18 / +225 22 44 62 09
Fax: + 225 22 44 13 91
e-mail: [email protected];
[email protected]

Abdelaziz SEKKAT Marruecos


45, Avenue Hassan II
Immeuble Al Watanyia FES
Maroc
+212 35 62 02 04
+212 35 65 13 34
e-mail: [email protected]

-52-
Boubacar MADOUGOU Níger
Rue du Kalley-Est Derrière Pharmacie Any Koira
BP : 10330 Niamey (République du Niger)
+227) 20 73 93 53,
e-mail :[email protected]


Me MASSIEL Chad
Tchad

Koffi David TSOLENYANU


174, Rue des Sarrasins Tokoin Gbossimé Togo
08 BP 80645 Lomé
Togo
+228 220 71 75/+228-90085135
Fax: +228 225 12 02
e-mail: [email protected]

AMÉRICA
Agueda CRESPO Argentina
Calle Charcas 3106, P.B., “B”
C.P. 1425 – Buenos Aires
Republica Argentina
+54-11-4826-5038 / 4827-0587
e-mail: [email protected]

María del Carmen NIETO VEGA México


Subida de Boulevard Guanajuato 16,
Col. Nuevo Guanajuato - 36003 Guanajuato
México
+55 52473 7326992
Fax: +55 52473 7327133
e-mail: [email protected]

-53-
Christine MORIN Canadá
Université Laval, Fac. Droit
1030 des Sciences-Humaines bur. 4265
Québec (Québec)
G1V 0A6 Canada
+ 1 418 656-2131 #3987
Fax : +1 418 656-7230
e-mail : [email protected]

ASIA
YIN Nongli China
Xihu Notary Public Office, Hangzhou City,
Zhejiang Province
China
+86 13396522788
e-mail: [email protected]

EUROPA
Isabella EBERL Austria
Raiffeisenstraße 3
A-5660 Taxenbach
+43 6543 5253/0
Fax: +43 6543 5253/21
e-mail: [email protected];
[email protected]
Web : http://www.notarin-eberl.at

Juan Ignacio GOMEZA VILLA España


Alameda Urquijo 12
E-48008 Bilbao
España
+34-94-4795280
Fax: +34-94-4167926
e-mail: [email protected]
-54-
Nikolaos PAPATHEOU Grecia
13, rue Mavrokordatou
GR 10678 Athènes-Grèce
+30-210-3249304
Fax :+30-210-3249873
e-mail : [email protected]

Vancho ANDONOVOSKI Macedonia del Norte


Bul. “Koco Racin” 7ª, 1/1
1000 Skopje
République de Macédoine du Nord
+389-75-554-433
e-mail :[email protected]

Rade JOVANOVIC Montenegro


Ul. Kalimanj b.b.
Tivat
Tel.: +381 32 671 709
Mobile: +381 69 041 395
Fax: +381 32 671 709
E-mail: [email protected]


Claudiu Nicolae BRA Rumanía
Bd. Gral. Vasile Milea, bloc B1, ap. 1
550331 Sibiu
Romania
/fax: +40 269234461
e-mail: [email protected]
[email protected]

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NOTARIADOS MIEMBROS UINL

Albania España Nicaragua


Alemania Estonia Níger
Andorra Federación de Rusia Países Bajos
Argelia Francia Panamá
Argentina Georgia Paraguay
Armenia Grecia Perú
Austria Guatemala Polonia
Bélgica Guinea Portugal
Benín Haití Puerto Rico
Bolivia Honduras Quebec (Canadá)
Bosnia y Herzegovina Hungría República Centroafricana
Brasil Indonesia República Checa
Bulgaria Italia República de Corea
Burkina Faso Japón República de Macedonia
Camerún Kosovo del Norte
Chad Letonia República de Moldova
Chile Líbano República Dominicana
China Lituania Rumanía
Ciudad del Vaticano Londres (Reino Unido) San Marino
(Estado de la) Luxemburgo Senegal
Colombia Madagascar Serbia
Congo Mali Suiza
Costa Rica Malta Togo
Côte d’Ivoire Marruecos Túnez
Croacia Mauricio Turquía
Cuba Mauritania Ucrania
Ecuador México Uruguay
El Salvador Mónaco Venezuela
Eslovaquia Mongolia Viet Nam
Eslovenia Montenegro

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