Contra El Olvido
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tenido la fuerza para plantear una respuesta en condiciones, para sobrepasar los lmites del asistencialismo que tanto criticamos; el puado de compaeros que asumimos la situacin hemos chocado primeramente con una actitud, ha primado el slvese quien pueda, el no te metas y el coro de silencios, cuando no la difamacin para con los represaliados, para con los presos y los perseguidos. Replegarnos hacia nosotros mismos no nos parece una alternativa, no queremos tampoco esperar a que los intelectuales descifren que cosa es el Estado para poder actuar, no queremos reforzar esa falsa dicotoma entre los que tiran piedras y los que escriben; ni esto ni correr a refugiarnos en las catedrales del saber institucional en busca de adherentes menos problemticos para darles ctedra; porque mientras sigamos preriendo la seguridad a la exploracin de nuestras posibilidades seguiremos sosteniendo este presente. Nos queda la amarga sensacin de saber que una respuesta decidida podra haber determinado otra realidad, que podramos haber construido otro presente y estar hablando de otras cosas, quizs con alguno de los compaeros que ahora estn secuestrados. Pero la hora indica que la polica y el Estado nos han arrebatado unos compaeros y un local y que la represin perece hacer con nosotrxs lo que quiere. Nos queda la alegra de encontrarnos, conocernos y reconocernos, se saber que esta situacin nos ha reforzado en los lazos que nos unan y que ahora nos unen mas fuertemente, solidaridad y anidad. La polica no nos ha hecho renegar de nuestros amigos y compaeros, no nos ha hecho justicarnos con frases que anulan el debate que no se quiere afrontar para justicar el temor propio que genera la represin. A nosotrxs particularmente la polica no nos ha quebrado. Saludamos con innita rabia en el corazn y gesto altivo a los amigos y, compaeros represaliados y a todos aquellos con los que de una u otra manera compartimos el camino. Que caiga el Estado y todas sus crceles. Por la libertad absoluta. Que viva la anarqua. AMIGXS Y COMPAERXS DEL ATENEO
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ligereza reinante en el ambiente sobretodo para tratar ciertos temas. Decimos que simplemente la realidad que vivimos como conjunto es dursima, tan opuesta a las cosas que pretendemos sostener que la nica manera de salir fortalecidos es asumiendo esta realidad. Porque descubrimos tambin los inagotables recursos y lo maravilloso que puede ser el ser humano cuando se propone no ver una realidad que cree demasiado difcil como para asumir. Esto es lo que pasa cuando nos preguntamos a diario como puede la muerte, el hambre y la injusticia pasearse frente a los ojos de miles de personas que lo asumen como normal. En nuestro caso miramos al pasado, a 15.000 km, comentamos los grandes acontecimientos o criticamos a la izquierda pero no vemos lo que tenemos frente a nosotrxs mismos, no nos vemos a nosotrxs mismos. Es el mecanismo que el poder aplica sobre el conjunto de la poblacin para someterla. Se hace fuerte en nuestras debilidades, que lo son en tanto no las asumamos. Y si no rompemos con esto nos hacemos portadores del mensaje del poder. Porque construir un mensaje de agitacin a partir de esto es, como mnimo, grave. Tenemos un referente de ideas y una tica tambin, la ideologa y la tica que queremos sustentar y que nos sustentan nos platean la bsqueda y el desafo de un nuevo ser humano, de nuevos valores, y esto nos hace diferentes a los polticos, que dicen una cosa y hacen cualquier otra, de esto no hace falta hablar mucho porque mas o menos concientemente la mayora de la poblacin lo tiene asumido. De momento se habla del crecimiento del anarquismo, de incentivar la rebelda, de darle carcter ideolgico y es de esta manera que se pretende sumar personas al movimiento y expandir la idea entre la poblacin. Por nuestra parte consideramos, aun desde un primer momento, el hecho en si como la posibilidad de generar nuevas situaciones, de reforzar nuestras palabras en los actos, en las actitudes cotidianas, y abandonar denitivamente ese dualismo entre las palabras y los hechos que tantos rditos deja al poder y tantos estragos hace entre los revolucionarios. As tambin lo entendieron nuestros compaeros de Italia, que soportan una dursima represin (y quizs precisamente por esto) y que an as han respondido en el debate y la practica concreta junto con los compaeros de Francia y Espaa en el inestimable apoyo a los represaliados, ellos y los c ompaeros que desde otras latitudes nos hacen llegar su apoyo. Aqu y ahora Los que hablan de insurreccionalistas se quieren desprender de una realidad incmoda, tomando distancia a partir de una denominacin diferenciada; para nosotrxs no existe el insureccionalismo, se trata de que los anarquistas adoptan diferentes modos de intervencin en el conicto, diferentes mtodos organizativos y diferentes mbitos puntuales desde donde proyectarse. El apelativo insureccional cuando no hace referencia a un enfoque particular les sirve a los burcratas para tomar distancia y a los chicos malos para ser ms malos. Pero los revolucionarios inclaudicables no estn dispuestos a quedar mal ante la pea siempre deseosa del ltimo texto de Bonanno. Lo dicho porque se habla mucho de la cultura de la seguridad y poco de la cultura del miedo que nos quieren imponer.
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glaba la comida con su suegra y la partida de golf, entre chistes y risotadas. Del temor, desconcierto y silencio inicial a los comunicados e informaciones varias que hemos dado a conocer en el intento de asistir a los compaeros represaliados hasta la realidad de la respuesta expresada por un movimiento anarquista que ante el hecho incmodo ha exhibido una actitud y una serie de argumentos determinados lo que resalta es la necesidad de un debate que consideramos imprescindible. Sobre todo teniendo en cuenta los comentarios que a diario escuchamos en relacin a lo acontecido. Porque hay quienes sostienen que no son anarquistas, que solo uno de los secuestrados es compaero, pero que en realidad ninguno, que se encontraron planos en el ateneo, que la informacin es confusa, que la cosa era para lucro propio... y que todo esto que vivimos es una mentira, que estamos mintiendo, que somos unos mentirosos y que lo que pasaba en el ateneo ya no tenia nada que ver con la ideologa. Nosotrxs decimos simplemente que hubo un allanamiento a un local anarquista, que hubo dos secuestros con condenas de 10 y 11 aos y que hay un compaero que sigue en la clandestinidad. Decimos simplemente que los comentarios antes citados son propios de personas que no tienen nada que ver con la ideologa. Frases que hablan por si solas... somos conscientes de los devastadores efectos de la represin, sobre todo porque los vivimos en primera persona... pero esta gente ya nos haba condenado antes que la polica. No es la intencin revolver la miseria, no se trata de rencor ni de resentimiento, detenerse en esto es reducir el hecho a una cuestin personal evitando as un tema que creemos nos atae como conjunto, como ideologa que pretendemos llevar adelante, porque hemos escuchado a menudo quienes dicen que con esto no tienen nada que ver, que han quedado en el medio... y as lo que se logra es acallar un debate, acallarnos. Nos parece importante citarlo porque evidencia la realidad del movimiento y reeja a la vez una actitud profunda, aunque visto desde la distancia no debera sorprendernos, es la proyeccin de una actitud que se poda observar desde que la represin venia cebndose con el espacio y quienes all interactuaban; mientras el cerco policial se estrechaba y no ramos capaces de plantear el debate diferencias ideolgicas asistan oportunas distancias. Lo que vemos es la necesidad entre otras cosas de hablar un poco de nosotros mismos porque una critica y una discusin profunda nos convierte en una fuerza sincera que busca crecer y mejorarse. Lo dicho para no terminar convirtindonos en la caricatura de nosotrxs mismos y sumar as a lo que pretendemos combatir. Por otro lado seria fcil ver exclusivamente en los dems las actitudes que rechazamos porque entendemos que de esto tambin se ha hecho una costumbre, y como nos identicamos dentro de una corriente de pensamiento no podemos ni queremos visualizarnos ajenos a lo que sucede como expresin de este pensamiento, porque hemos sido promotores de discusiones, de debates, de actividades y proyectos, por las situaciones y convivencias que hemos generado y permitido y esto no solamente en referencia al hecho puntual. Es sin duda importante revisar el modo de relacionarnos y tambin tener en cuenta el hecho de que probablemente hemos contribuido de alguna manera a la
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INTRODUCCIN
Diego y Leandro fueron condenados a 10 y 11 aos de carcel, acusados de atraco a la productora de Marcelo Tinelli, Ideas del Sur. Un tercer compaero, miembro de la Cruz Negra por aquella epoca, tambien soportaba una orden de detencion por el mismo hecho, pero afortunadamente, hasta la fecha, no lograron encontrarlo. Los dos compaeros se encuentran encerrados en el penal de mxima seguridad de Marcos Paz desde Enero del 2006 y Diego consiguio recientemente reducir su condena y ahorrarse un ao y seis meses de prisin. Dado que pasaron ms de dos largos aos desde aquel entonces, la edicion del presente material pretende ser por un lado un paso ms en la continuacin de la lucha contra la crcel (tal vez el crimen ms infame cometido por la humanidad en la historia), tratando de darle viva voz a nuestros compaeros encerrados en todo el mundo, juzgados (no solo por el Poder, sino tambien por la sociedad misma) por no aceptar este mundo de miseria y por atreverse a cuestionarlo y atacarlo, impidiendo de esta forma que caigan en el abismo del olvido. Por otro lado, buscamos echarle lea a un debate, creemos, aun pendiente.
de la sociedad un logro que alcance (concretando) los principios que el anarquismo (busca) intenta plasmar. Creemos que partiendo de este punto todo se convierte en ideolgico. Encontramos en la inmensa cantidad de sucesos sociales que se desencadenan diariamente un motivo por el cual son o por lo que no deberan ser, fundamentndonos en la ideologa. Valen aclarar ciertas cosas y lo cierto es que podemos o no estar de acuerdo con la forma que los compaeros encaran su bsqueda, y ac no estamos hablando de los medios y los nes, por que ese tema es claro para nosotrxs, los compaeros del Ateneo; sino de la manera que se encara, desde la informalidad, desde la bsqueda de una forma diferente y no convencional de relacionarnos y de agitar la propaganda junto a los hechos. Y de esta concepcin fue que comenzamos a darle forma y vida a ese proyecto. Una biblioteca, una videoteca, una casa para los compaeros que se acercaban desde todos lados. Fue en este marco de cosas como fue creciendo el espacio y tomando vida. Asimismo entender que el Ateneo Anarquista Angela Fortunato nunca perteneci a ningn grupo, sino que fue un proyecto encarado desde algunos individuos que crean y creen que hay que agitar bibliotecas y puntos de encuentro por doquier y nada ms, despus que all se encontraran personas de diferentes grupos y sus respectivos grupos fue por que ellos se identicaban con el espacio y punto, nada ms. Esto desde un punto de partida algo introductorio, algo aclaratorio. El hecho esencial de este paneto es dar vida al debate cobardemente escondido. Cobardemente por que hay dos compaeros presos con condenas de 10 y 11 aos de reclusin y un tercer compaero que sigue en clandestinidad despus de ms de un ao. Pasado el tiempo de la cosecha Son tres los compaeros represaliados en el ateneo Angela Fortunato de avellaneda, dos han sido secuestrados y condenados ya a 10 y 11 aos de prisin y el tercero que hasta ese momento llevaba la Cruz Negra Anarquista de Buenos Aires sigue en la clandestinidad. Estn acusados de un atraco sucedido el 18 de diciembre en la productora Ideas del Sur, propiedad de Marcelo Tinelli, empresario meditico y conductor televisivo conocido por su amplia obra de elevacin cultural sobre la poblacin. El compaero mas comprometido, cuya conocida realizo la denuncia, decidi asumir el hecho, sabiendo que esto liberaba en cierto modo la enorme presin que el aparato de seguridad ejerca en busca de culpables, ya que la agencia de seguridad, propiedad de la polica, deba justicar las cuantiosas sumas que factura por realizar las tareas de seguridad en la productora y evitar el ridculo publico. El otro compaero, fue condenado por la ley Blumberg de presuncin de culpabilidad, ya que le restaban dos meses para terminar su libertad condicional y la nica prueba que lo inculpaba era una billetera que le haban regalado y que guraba entre los elementos sustrados en el citado atraco; prueba que resulto luego descartada. Por otra parte fue reconocido por uno de los agentes agredidos recin en segunda rueda, ya que la primera rueda de reconocimiento dio resultados negativos. Pero viva en una villa, es moreno y de bajos recursos. El juez se permiti dictar condena mientras arre 17
No debemos hacerlo. Ni ante ese hombre ni ante las multitudes. Estas tambin, muchas veces, avanzan sobre nosotros, a destiempo. Juegan libertad y vida por causas que nos parecen mezquinas o de planteo inoportuno. Por el triunfo de una huelga que, al n de cuentas, las dejar como estaban, asalariadas, o por reaccin instintiva contra una vulgar infamia que les golpea la cara, atropellan y se hacen diezmar. Ir luego a los cementerios a plair que estaban locas, o a las crceles a dictarles ctedras de cordura es, ms que feo, repugnante. La rebelin, individual o del pueblo, no ser, estamos de acuerdo, la revolucin, pero es su nervio y su esencia. Es el sentimiento de sta, sin el cual no hay anarquistas ni habr Anarqua. De ella hemos partido todos, partirn siempre el hombre y las masas, y no de nuestras consignas. Qu podramos reprocharles?... Qu su caudal de indignacin y coraje es mas hondo e irrefrenable que el nuestro?... Qu el dolor le duele ms y la injusticia le es mas injusta? Linda cosa! Nunca tenemos ms jefes y catedrticos que cuando estamos en el suelo. Todos somos excelentes para acaudillar carneros; muy pocos para ensearles que tienen cuernos como los toros; menos an para atropellar con ellos y rompernos donde ellos se rompan. Los esperamos de vuelta para decirles, a los que llegan desangrados y deshechos, lo que alguien le dice a los obreros y campesinos de Espaa: la revolucin perdi lo que tena que perder... Que es decir: los que yacen en cementerios y crceles por la intentona de Asturias, que revienten y se pudran por estpidos. Coo, s! Hay que sacar lecciones de las derrotas; pero no de posibilismos y de consignas, sino de audacia y de conciencia. De solidaridad mas rme con los cados y de redoblada accin al lado de los que quedan. No para hacernos sus jefes, sino para ser, mas que nunca, sus compaeros. Con los rebeldes siempre! Rodolfo Gonzlez Pacheco
EL APOYO
Forjar el compaerismo y compartir un camino, una lucha, una perspectiva rebelde, no lo entendemos como la suma de las concurrencias a las actividades de un pretendido movimiento revolucionario o como una posibilidad sujeta a la calidad discursiva de la verborragia ideolgica, muchas veces sin contenido real; lo entendemos como el aanzamiento progresivo y recproco por un lado de la anidad y los puntos de encuentro que nos conectan y nos acercan a quienes elegimos para realizar nuestras intenciones y llevar adelante nuestras luchas, y por otro de las diferencias que nos identican como individuos con su potencial y limitaciones particulares y que tambin son la base para empezar a reconocer la anidad que existe. Solo con honestidad y sinceridad se forjan los lazos reales que nos unen en la solidaridad irreductible y la complicidad. El apoyo a los compaeros represaliados responde a un sentimiento de complicidad y de compaerismo de manera que trasciende lo meramente ideolgico y se ubica en un plano ms profundo, en el de lo humano, lo fraterno, en lo rebelde del espritu. En eso que no se suele ver en los libros, ya que es invisible a los ojos. Dicho de esta forma, las manifestaciones de solidaridad no deberan ser producto de una obligacin de activismo, sino que deberan nacer de la idea de que alguien muy cercano (no en lo fsico, sino en la lucha) esta encerrado por nuestros enemigos entre cuatro paredes y unos cuantos barrotes. Para ser ms claros decimos que el compromiso real con la lucha a veces puede ser ms sincero empezando primero por brindar un apoyo moral a los represaliados, creando vnculos de anidad, de conocimiento y de complicidad y a partir de ah generar las dinmicas de agitacin necesarias para llevar adelante campaas de accin y/o difusin. Creer que a partir de la organizacin, de las siglas, y del agrupamiento de los diferentes compaeros se podr profundizar los lazos solidarios con los encarcelados o ampliar el camino de lucha para cualquier cambio radical, es un error. Es verdad que es necesario a veces demostrar una fuerza en la calle, y quiz hasta una fuerza numrica, pero realmente eso no nos garantiza nada, por lo menos a nosotros. En recientes experiencias quedo evidenciado que en las asambleas, las reuniones y las actividades para llevar adelante campaas solidarias no se supo obtener los resultados deseados por la escasez de compromiso y sinceridad reales. No somos quienes para poner en duda las buenas intenciones de las personas, pero los resultados de las cosas hablan por s mismos.
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De todas formas no nos vamos a extender en las cuestiones organizativas, creemos simplemente en la dinmica a partir de la anidad y la autonoma. Por otro lado, visualizamos en nuestra lucha la continuidad de un enfrentamiento histrico, entre oprimidos y opresores, que quizs esta lejos de llegar a su n. No por ello entendemos este enfrentamiento como un proceso cuyas fases determinan el modo y la manera con los cuales combatir al enemigo; es la conjuncin de esfuerzos y hechos tanto individuales como colectivos lo que determina el avance o retroceso en esta lucha. Partiendo de esto, consideramos necesarios y valiosos todas aquellos actos de revuelta que evidencian el enfrentamiento ac y ahora y agudizan las tensiones, con las limitaciones, dicultades y caractersticas de un territorio y una situacin concreta. Estos (los actos) sirven como punto de partida para profundizar y avanzar en la lucha contra la Dominacin, contra el Estado. Con actos de revuelta no nos referimos nicamente a las acciones que puedan ser llevadas a cabo por individualidades o grupos o cualquier tipo de organizacin, de la ideologa que sea. Reducir lo abarcativo del trmino a una cuestin de profesionalismo revolucionario, al elitismo, es dejar de lado, o peor aun, desmerecer y echarle agua a la bronca y la rebelda que arde en el corazn de los oprimidos. Robos, saqueos, motines, fugas, estallidos individuales y colectivos de mayor o menor intensidad, la paz social desbordada y la disciplina que impone el poder quebrantada aunque sea unos instantes... vienen a demostrarnos que no est todo tan perdido. La bsqueda de la libertad y de lo necesario, la imposicin de la dignidad sobre la miseria que genera el Dominio, supera todos los moldes ideolgicos. Existen salvedades evidentemente, lo importante creemos es no caer en la negacin por falta de comprensin. Tenemos, como pretendido movimiento, menos certezas de las que se dan por supuestas y las posibilidades de intensicacin en todos los niveles se expanden y multiplican solo cuando el eje del crecimiento se encuentra en las experiencias concretas y no en la profundizacin terica. Pese a todo, para algunas tendencias, lo importante ha recado sobre que los presos tengan alguna ideologa, la que sea, para justicarlos y excusarlos frente a los tribunales morales de la sociedad policial. Quizs por perder el norte mientras se intentaba retorcer la realidad para que cuadrase en la perspectiva importada desde otros territorios y situaciones, no se ha podido entender que es tiempo de ver ms all del sujeto revolucionario ocial y empezar a experimentar nuestras posibilidades, generando nuevas formas de relacionarnos con aquellos con quienes
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Con los rebeldes siempre Nosotros, anarquistas, no podemos olvidar, ni an en aquellos momentos en que una negra derrota nos llama a la prudencia, al hombre valeroso y arrojado que cay por la Anarqua. No debemos extraer de su cada otra cosa que voluntad solidaria. Armarnos en su accin para volver a pararnos. Decir que cay por que fue iluso, o porque, imbuido de un entusiasmo teatral, saco el brazo o el pecho ms all de esta lnea o de aquella experiencia es, no solo cantar al desnimo, sino algo ms feo: declararnos superiores. Derrotarlo ms an. Pegarle por que es cado.
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y sinceridad desde las cuales se puedan desarrollar relaciones de anidad, extendiendo su complicidad en la revuelta cada vez ms y quizs incluso orecer hacia la insurreccin. Este es el desafo que enfrentamos de cara a un sistema de dominacin cada vez ms represivo. DICIEMBRE 2003
compartimos la rebelda y la rabia contra todo lo impuesto. Esto es porque, hasta hace poco se segua tratando de entender que tan allegados a la idea eran... y que es la idea anarquista, sin esos actos de rebelda individuales o colectivos en los que se maniestan las ganas de poner, aunque sea por un momento, patas para arriba este mundo que nos roba diariamente nuestra dignidad? Nada, realmente. Sobre el caso puntual de Diego y Leandro nos parece que hoy, cuando los compaeros estn a mitad de camino de su libertad, a lo mejor carece de sentido seguir hablando del hecho en si, es ms imprescindible hablar de lo que pasa ahora, ya que siguen ah encerrados y viviendo con lo justo. Ellos y otros compaeros que se encuentran a pocas distancias, en otras provincias y costas.Y mientras seguimos enredados en discusiones estriles, el tiempo corre y dentro de la crcel, lo hace aun ms lentamente. Cabe decir entonces, que la cuestin de los presos de Avellaneda a esta altura debera haber sido asumida por una buena parte del movimiento anarquista local, pero avergonzadamente, todava necesitamos hacer una esta y vender una cerveza a cambio de solidaridad. Tambin recalcamos que no hay peor condena que el olvido y la indiferencia.
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tiempo y energa quitada del proyecto de destruir la sociedad crcel y la ley. Ms an, stas prcticas estn basadas en las instituciones del Estado, en el sistema legal y judicial. As, nos hacen depender de la buena voluntad del Estado y sus instituciones. Esto slo puede terminar fortaleciendo las mismas instituciones que decimos querer abolir. Adems, esta dependencia al Estado, como el mismsimo efecto de socavar cualquier rastro de autodeterminacin en nuestra actividad, socava nuestra capacidad de accin directa tambin. Hasta que punto esto va en deterioro de las capacidades perspectivas y crticas propias resulta evidente cuando las concesiones otorgadas por el Estado en estos contextos pequeas reformas o simples aplicaciones de leyes existentes son proclamadas como victorias. Aqu la mentalidad reformista ha llegado a dominar la propia prctica la idea de que uno puede usar los medios ms comprometidos [con el poder] mientras sean efectivos en el sentido ms inmediato. Pero para aquellos que buscan la destruccin de la totalidad del sistema de dominacin, estas no son victorias, sino derrotas, porque apuntan a la resignacin de cara a un sistema que parece inatacable, llevando a uno a utilizar sus medios para alcanzar lo que, a la larga, slo pueden ser sus nes [del poder]. Por lo tanto, la prctica de la solidaridad revolucionaria se nos presenta como un desafo. La represin aumenta como tambin la atencin puntual de las autoridades sobre los anarquistas. Probablemente veamos a ms y ms de nosotros bajo investigacin, enfrentando juicios y pasando tiempo en la crcel. Es muy fcil en este tipo de situaciones simplemente retirarse, olvidarse o, lo que es peor, distanciarnos de nuestros compaeros encarcelados o de acciones que nos asustan. Esta respuesta ser una gran victoria para el Estado. Por lo tanto, el desafo que enfrentamos es el de desarrollar la fuerza dentro de nosotros mismos para actuar en nuestros trminos contra el Estado y contra su sistema de represin al mismo tiempo aprendiendo a coordinar estas acciones sin ponernos en peligro. Dado que la solidaridad revolucionaria, por lo menos desde una perspectiva anarquista, es el reconocimiento prctico del propio proyecto de lucha dentro de la lucha de otro, requiere que cada uno de nosotros acte como considere oportuno contra este orden, mientras somos motivamos a actuar por nuestra propia confrontacin con su opresivo poder en nuestras vidas diarias. Pero tambin requiere que aprendamos a tramar estas acciones juntas a n de fortalecerlas y hacer que sus signicados sean ms claros. No hay ninguna panacea, ni organizacin o programa, que pueda proveer esto, porque todas estas panaceas exigen que nos ajustemos a sus requerimientos. Ms bien es necesario desarrollar la claridad
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aislamiento especiales) en las crceles espaolas. Hay varias tcticas usadas en estas luchas. Detrs de todas ellas esta el rechazo a cooperar con el rgimen carcelario. De esta manera, varios tipos de ataques, revueltas colectivas, disturbios y destruccin de bienes de la crcel han sido todos usados. Pero una de las tcticas ms comunes es la huelga de hambre. La razn de que esta tctica sea tan comn entre los presos es que puede ser utilizada colectiva o individualmente, esta completamente en manos de quienes la utilizan y ejerce una gran presin en las autoridades penitenciarias. Al mismo tiempo, la efectividad de la huelga de hambre especialmente cuando es utilizada por uno o solo unos pocos individuos depende de una situacin de conicto permanente en el exterior, de una batalla continua contra las estructuras e individuos responsables de la represin. En la prctica esto puede incluir panetos, manifestaciones y campaas de pintadas en solidaridad con los compaeros adentro, pero tambin sabotajes y otras formas de ataque contra el sistema policial, judicial y carcelario. Os Cangaceiros, un grupo de rebeldes en Francia, ofrecen un buen ejemplo. Desde 1984 hasta los 90, estuvieron envueltos activamente en el sabotaje del sistema carcelario en solidaridad con un nmero de motines que estaban sucediendo en Francia. Junto con varios tipos de actos de vandalismo y sabotaje y el robo y distribucin de los planos de un proyecto de construccin de una mega crcel en Francia, publicaron importantes anlisis del sistema carcelario y judicial y su relacin con el conjunto de la sociedad. Y muchos otros eligieron imitar su actividad de sabotaje contra el sistema carcelario. El tipo de actividad descrito anteriormente demuestra un acercamiento con principios a la lucha contra el sistema carcelario y la prctica de solidaridad. Comparten unas cuantas cosas en comn: pueden ser usados autnomamente fuera de los marcos ya sea de las instituciones del Estado o de las instituciones de izquierda (partidos, sindicatos y similares); suponen ninguna delegacin o mediacin para ser llevadas adelante, no suponen negociacin o compromiso alguno con quienes que estn en el poder. Por supuesto, requieren de un movimiento comprometido con una continua batalla contra toda la sociedad carcelaria, un movimiento en conicto permanente con el presente orden social. La falta de dicho movimiento hace ms fcil comprometer la propia posicin, ya sea porque uno se encuentre en la crcel por su cuenta o porque aquellos que nos importan lo estn. Pero los principios anarquistas no son esencialmente morales, sino que tienen sus bases en una lgica prctica. Cuando ponemos nuestro tiempo y energa en una peticin, negociacin, litigacin y as sucesivamente, es
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Signica tambin que como antecedente deja sentado que a cada uno de nosotros nos pueden procesar por una declaracin escrita de cualquier persona que luego no pueda ser localizada. Por otra parte el sargento que ocia custodio de Tinelli, y que lo habra reconocido, seala en la primera declaracin que no podra reconocer a los autores del hecho, ni personalmente ni por fotografas, pero luego al declarar en el juzgado maniesta que en realidad considera que estara en condiciones de reconocerlos de volver a verlos. Al realizarse los reconocimientos, si bien reconoce a Leandro (en la posicin 1), como quien lo hiciera ingresar por la fuerza a la ocina de seguridad, tambin reconoce a otra persona que fue convocada al slo efecto de integrar la rueda identicndolo como aquel que lo apuntara con un arma de fuego. En la segunda rueda vuelve a reconocer a la persona en la posicin 1, que ahora era Diego, y lo ubica en el hecho en la misma posicin que aquel que reconociera en la rueda anterior y que haba sido convocado al slo efecto de integrar la rueda... Luego en la audiencia, reconoce a Diego en primer termino como uno de los participantes en el hecho y a Leandro lo reconoce recin ante la pregunta concreta de la scala. Pero el tribunal dedica varios prrafos para explicar el reconocimiento tardo del sargento en la audiencia; el tamao de la sala, la ubicacin del testigo, del defensor y de los imputados... El recurso de casacin interpuesto por el abogado defensor se apoya en todas estas irregularidades y en la abundante bibliografa y antecedentes que ponen de maniesto la poca consistencia de las pruebas y los razonamientos que conducen a la sentencia, descalicndolo como acto judicial y haciendo procedente su impugnacin por va de arbitrariedad[3]. Como respuesta, semanas atrs el tribunal se expresa reduciendo la condena de Diego en 1 ao y 8 meses y conrmando la totalidad de aos para Leandro. Es evidente que los intereses en juego ameritan culpables a toda costa, sobre todo si son nadies con abogado de ocio. Somos concientes que sta es la realidad cotidiana de cientos de personas que caen en las redes de la justicia y esto tambin queremos puntualizarlo. Nos hemos extendido aqu en el proceso porque deja en claro, una vez ms, como funciona la justicia del capital, por lo dems entendemos que sta distribuye inocencias y culpabilidades en relacin a sus pilares de propiedad privada y dinero. Pilares contra los cuales los revolucionarios luchan por abolir desde siempre. No nos interesan los discursos victimistas ni las justicaciones de la resignacin
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y la inaccin, no albergamos tampoco esperanza en los mecanismos judiciales ni pretendemos mejorarlos sealando supuestos excesos o errores, porque sta es la justicia del Estado y los empresarios. Lo que nos quieran hacer creer es otra historia, y muy otra la de quien se lo cree. Lo que no vamos a hacer es descartar medio posible por liberarlos. Por que la solidaridad es un arma, hagamos sentir la solidaridad. Compaerxs y amigxs del Ateneo Anarquista Angela Fortunato
[DE ANTICARCELARIA #4, OTOO 2008]
NOTAS:
1- Causa 2073, Sala I de la Cmara de Casacin penal - 11/03/99. Debi habrsele garantizado al imputado, al menos en algn momento del procedimiento, el derecho de controlar las declaraciones de las personas que lo haban denunciado y puesto que cuando se recibieron sus declaraciones la defensa no haba tenido oportunidad de intervenir, el proceso que arribo a una sentencia condenatoria no haba sido equitativo... 2- Convencin americana de Derechos Humanos y Pacto internacional de derechos civiles y polticos. 3- Adems un sistema de imputacin penal basado en el principio de culpabilidad debe comprobar necesariamente que todas las circunstancias que V.E. pretende hacer pesar sobre un imputado estn debidamente acreditadas sin lugar a dudas, ya que en este caso, debera resolverse siempre en benecio del mismo, tal cual lo manda la constitucin nacional y todos los Pactos internacionales a ella incorporados. Por todo lo dicho, los vicios lgicos que se comprueban en la sentencia han determinado una conclusin arbitraria, que constituye esencialmente la base en la que el tribunal sostiene la imputacin dirigida a mi representado Morel; y en tanto que a la misma se ha arribado mediante una valoracin contraria a la ley de coherencia de los pensamientos y el principio lgico de razn suciente se impone declarar la nulidad del pronunciamiento. 10