QUITMAN Sesion 2 Modulo 2
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Psicología Humanística,
Barcelona: Herder
En las décadas de los cincuenta y sesenta apareció en los Estados Unidos la «psicología
humanística» como "tercera fuerza" junto al psicoanálisis y al conductismo. Se trata de una
corriente psicológica que, limitada en principio a aquel país, llegó a Alemania y al resto de
Europa en los años sesenta.1
En el prólogo del primer número del «Joumal of Humanistic Psychology» su editor, Anthomy
Sutich, escribía: «las psicologías existencialista y fenomenológica, entre otras, surgieron en el
curso de nuevos intentos para abrir la vasta y crucial vida interior del hombre, con vistas a
liberar sus potencialidades y lograr la máxima autorrealización» 3.
Bugental, en su famoso articulo The Third Force in Psycholoy4, habla de una «ruptura» que
compara con acontecimientos históricos tales como el final del feudalismo, la introducción de
la electricidad o el comienzo de los trabajos de laboratorio en la psicología experimental.
1
Profetiza que la psicología humanística traerá a la humanidad cambios revolucionarios
parecidos a los que supuso la ciencia en su tiempo y asegura que representa un contrapeso
eficaz frente a la creciente amenaza para la humanidad de un holocausto nuclear. Con
apasionamiento casi exaltado, compara la aparición de la psicología humanística con el
descubrimiento de América: "Es... como si un hemisferio totalmente nuevo de nuestro globo
hubiera sido descubierto por un nuevo Colón» 5.
Para Ch. Bühler las metas de la vida del ser humano son la autorrealización y la
«satisfacción». Formula, asimismo, cuatro «tendencias básicas» del ser humano para la
consecución de la autorrealización y de la satisfacción, en su lucha por alcanzar dichas metas
finales: «Satisfacción de las necesidades, autolimitación adaptativa, creatividad expansiva y
apoyo del orden interno”6.
En una entrevista, aparecida en el segundo número de la revista, A. Maslow afirma sobre las
metas de Eupsychia, la comunidad ideal de hombres sanos: «En nuestra Eupsychial… todo el
mundo sería psicológicamente sano, todo el mundo sería capaz de manejar ideas
espontáneas y ya que habría pocas hostilidades personales, existiría muy poco temor y, por
consiguiente, una gran espontaneidad y creatividad. La gente tendría confianza en sí misma;
se alegraría de las nuevas ideas, de las novedades y de los cambios. No habría necesidad de
recurrir al pasado, la gente se adaptaría alegremente a las condiciones cambiantes» 7.
Bajo el título Orientation of Humanistic Psychology sigue una toma de postura teórico-
científica:
Denominaré «historia» de la psicología humanística al tiempo que media entre 1929, punto
culminante de la crisis económica mundial, y 1962, año de la fundación de la American
Association of Humanistic Psychology. Hasta finales de la década de los veinte era el viejo
espíritu pionero el que constituía la columna vertebral intelectual y moral de la sociedad
estadounidense. La política de quien era presidente en esa época, Coolidge (mandato 1923-
29), se basaba en una filosofía que afianzaba el éxito del desarrollo de la sociedad
estadounidense en valores tales como «trabajo duro», «moderación» y «religiosidad». A pesar
de ello -o precisamente por eso mismo la catástrofe económica era imparable.
3
La «gran depresión», que alcanzó su punto culminante en 1929, bajo el nuevo presidente
Hoover, con el «viernes negro», hizo temblar hasta la médula no sólo la economía mundial,
sino también la nación americana. A la autoconciencia de la época de los pioneros y de los
fundadores, se le quitó formalmente la base. Cuando Roosevelt accedió, en 1933, a la
presidencia, había en los Estados Unidos aproximadamente 15 millones de parados, es decir,
casi uno de cada cuatro estadounidenses no tenía trabajo.
La gigantesca reforma económica introducida por Roosevelt, el «New Deal», iba ligada a una
renovación cultural. Al grupo de consejeros de Roosevelt pertenecían principalmente
personas que seguían el pragmatismo de orientación humanística de John Dewey. Las
nuevas leyes para la promoción de los programas de trabajo estatales, la electrificación de las
zonas rurales, la mejora de la sanidad pública, los programas de construcción de viviendas y
la seguridad de los trabajadores mediante sindicatos protegidos por la ley, se mezclaban con
programas de bienestar social, igualmente bien dotados, que debían asegurar de nuevo una
existencia digna a todos los ciudadanos, en especial a los niños, parados, jubilados,
pequeños campesinos y comerciantes. Esta mezcla de medidas de orientación puramente
económica y humanística tenia, entre otras, su explicación en la personalidad de Roosevelt.
En los libros de historia se puede releer que las emociones y la comprensión intuitiva tenían
para él la misma importancia que el pensamiento y la actuación racional, que para él era de
gran importancia, junto a la gran política, mantener siempre el contacto con los ciudadanos de
su país. Las cuatro libertades20 que colocó en el centro de la política, acompañaban a la
imagen del hombre que consideraba la naturaleza humana como fundamentalmente buena y
razonable.
La fase de reforma del «New Deal», realizada con abundancia de medios -apoyada
ideológicamente por la inteligencia liberal del país-, era en último extremo una vinculación de
política económica y social activa y de pragmatismo humanístico, soportada por la idea de
una democratización a largo plazo de la sociedad estadounidense. El saneamiento de la
economía debía ir parejo con un reforzamiento del individuo en provecho de la comunidad.
4
La inmigración de muchos europeos durante el dominio nazi fue un apoyo para la renovación
cultural y humanística que empezaba en los Estados Unidos. Una mayor preocupación por la
literatura, la pintura, la música y otras áreas del arte estimulaba a ocuparse con mayor
intensidad de cuestiones como la del valor y el sentido de la vida. Para muchas personas se
hizo claro que el rápido desarrollo técnico no podía continuar imparable de esta forma, si no
se quería poner en peligro la importancia del individuo o de la raza humana en su totalidad.
Se intensificó asimismo la preocupación por las cuestiones filosóficas. Hubo un gran interés
por la filosofía existencialista, que en Europa estaba en sus inicios conceptuales y que los
científicos inmigrantes llevaban casi consigo "los equipajes". Los escritos de Soren
Kierkegaard, Martín Heidegger, Martín Buber, Karl Jaspers y Jean-Paul Sartre, que se
oponían a la filosofía reinante, fueron recibidos del mismo modo que los pensamientos de la
filosofía oriental (Zen, Tao) y las novelas, por ellos fuertemente influenciadas, de Hennann
Hesse.
La enseñanza de la psicología de la Gestalt de que junto al hecho del orden establecido por
cada sociedad, es decir, al orden artificial (p. Ej., a través de las leyes) existe en el mundo
algo así como un orden natural, que no debe crearse, sino que se da en libertad, muestra que:
el orden y la libertad no se excluyen y que: la investigación de las leyes de dicho orden es una
tarea importante de la ciencia psicológica. El que el todo ya no sea sólo la suma de sus
partes, sino en muchos casos algo más, y que la percepción humana del mundo funcione de
acuerdo con el principio de la Gestalt del orden en libertad y tenga carácter dinámico, son
resultados de la psicología de la Gestalt, que no sólo condujeron, sin solución de continuidad,
a las ideas fundamentales de la política de Roosevelt, sino que tuvieron también una enorme
influencia en el desarrollo de la psicología.
En el psicoanálisis, el círculo de aquellos que consideraban que el marco teórico rígido del
psicoanálisis clásico necesitaba ampliarse, emigran casi en bloque al oeste de los EEUU.
Salvo Carl Gustav Jung25, emigraron, entre otros, Alfred Adler, Wilhelm Reich, Erich Fromm,
Otto Rank, Fritz Perls, Ruth Cohn, Karen Homey, Frieda Fromm Reichmann y Helene
Deutsch, a los EEUU.
En el área de la psiquiatría fueron sobre todo el existencialismo europeo de Jean Paul Sartre,
el "análisis de la existencia" de Ludwig Binswanger y Medard Boss, estrechamente ligado a
Martín Heidegger, así como la orientación organísmica de Kurt Goldstein, estrechamente
vinculada a la Escuela de Berlín, las ideas que representaron un reto para la psiquiatría
5
americana imperante.
Para ello hay dos aspectos de fundamental importancia: por un lado la respuesta afirmativa y
ofensiva de la parte amenazadora y dolorosa de la vida, lo que en principio parecía
irreconciliable con el optimismo estadounidense que en el momento actuaba sin fronteras 27,
por el otro, la marcada conciencia política de los psiquiatras orientados hacia la filosofía
existencialista, que se expresaba en que ellos analizaban las estructuras sociales como
«generadoras de enfermedad», y a la cabeza de ellas la institución de la pequeña familia, en
la que las estructuras políticas, en forma de educación, son interiorizadas directamente por
parte de los adolescentes. El jardín de infancia, la escuela, el puesto de trabajo y los medios
de comunicación continúan este proceso de alineación del ser humano de sí mismo y de sus
semejantes.
Ante este fondo se desarrolló, como polo opuesto a las corrientes psicológicas establecidas
de psicoanálisis y del conductismo, una «tercera fuerza».
Aquí se encuentra el origen filosófico, de concepción del mundo y psicológico, del abandono
de lo antiguo y la orientación hacia lo nuevo.
Antes de diez años aparecieron ya los primeros pasos que indicaban la corriente:
1939: Rogers, C.: The Clinical Treatment of the Problem Child (en los capítulos Means
of Changing parental attitudes y Deeper Therapies, Rogers ya esboza el concepto de
«terapia relacional», que contiene ya las ideas esenciales de la ayuda para la auto
ayuda).
Goldstein, K.: The Organism
1940: Goldstein, K.: Human Nature in the light of Psycho-pathology
1941: Fromm, E.: Escape from Preedom
1942: Rogers, C.: Counseling and Psychotherapy
1943: Maslow, A.: Dynamics of Personality Organization
1946: Perls, F.: Ego, Hunger and Aggression Fromm, E.: Man for Himself
1950: Maslow, A.: Self-Actualizing People: A Study of Psychological Health;
Personality. Symposium Nr. 1 on values (1950)
1951: Perls, F.: Gestalt Therapy
1955: Fromm, E.: The Sane Society
1956: Maslow, A.: Towards a Humanistic Psychology, en: «A review of General
6
Semantics» 13 (1956) 10-22 Fromm, E.: The Art of Loving
1957: Maslow, A.: A Philosophy of Psychology: The Need for a Mature Science of
Human Nature, en: «Main Currents in Modero Thought) 13 (1957) 27-32.
Poco a poco se formó un «movimiento» encabezado por Abraham Maslow. En 1949, Maslow
se encontró por primera vez con Anthony Sutich (que más tarde sería editor del «Journal of J
Humanistic Psychology»). En 1954 empezaron, sobre la base de una lista de colegas
interesados, a enviar trabajos cuyas temáticas, como amor, creatividad, autonomía,
crecimiento, etc., no se imprimían con agrado en las revistas de orientación conductista. En
1958 apareció en Inglaterra el libro Humanistic Psychology de John Cohen y un año más larde
tuvo lugar en Cincinnati/Ohio el primer simposio sobre «psicología existencial».
Sin embargo, el movimiento apareció en realidad por vez primera a la luz pública
(psicológica), con el nombre de «psicología humanística», cuando en 1961 se publico el
primer número de «Journal of Humanistic Psychology», y un año más tarde se fundó, bajo la
presidencia de Maslow29, la American Association of Humanistic Psychology (AAHP).
«La psicología humanística puede definirse como la tercera… rama fundamental del campo
general de la psicología (las dos ya existentes son la psicoanalítica y la conductista) y como
tal trata en primer término de las capacidades y potenciales humanos que no tienen lugar
sistemático ni en la teoría positivista ni en la conductista, o en la teoría clásica del
psicoanálisis: p. ej., creatividad, amor, sí mismo, crecimiento, organismo, necesidad básica de
gratificación, auto actualización, valores superiores, ser, devenir, espontaneidad, juego,
humor, afecto, naturalidad, calor, trascendencia del ego, objetividad, autonomía,
responsabilidad, salud psicológica y conceptos relacionados con ellos. Esta aproximación se
puede caracterizar también por los escritos de Goldstein, Fromm, Horney, Rogers, Maslow.
Allport, Angyal, Bühler, Maustakas, etc., al igual que por ciertos aspectos de los escritos de
Jung Adler y los psicólogos psicoanalistas del ego y psicólogos existencialistas y
fenomenológicos»31
Este nuevo comienzo psicológico contenía de forma implícita un desafío al psicoanálisis y otro
aún más fuerte al conductismo, ya que en una América en la que el espíritu pragmático de la
era Roosevelt se vinculaba con las corrientes humanísticas y en la que, sin embargo, en
buena tradición newtoniana, el neopositivismo unido al pragmatismo exigía una metodología
científica rigurosa y estricta, no existía en principio interés alguno por la filosofía existencialista
o las corrientes fenomenológicas.
Esto cambió en los años que siguieron a la fundación de la AAHP. Aparecieron artículos
7
orientados en el «Journal of Humanistic Psychology». En 1963 se celebró un simposio sobre:
«Conductismo y fenomenología: contraste de las bases de la moderna psicología»
aparecieron las primeras recopilaciones acerca de la psicología humanística 32, y en 1970 se
celebró, en Miami Beach/Florida, el primer simposio internacional sobre el tema «Psicología
fenomenológica: implicaciones de la fenomenología en la teoría y en la investigación».
Ese mismo año se convocó, por vez primera, en Amsterdam, una conferencia internacional
sobre psicología humanística, con participantes provenientes de los EEUU, Reino Unido,
Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Bélgica, Francia, República Federal de Alemania,
Suiza y Sudáfrica33, seguida, un año más tarde, por la segunda, celebrada en Würzburgo.
Se puede afirmar con Carl Rogers: «el momento estaba maduro» para una orientación
humanística, no sólo en la psicología sino también en la sociedad.
La separación entre la vida pública y privada estaba ligada a una creciente alineación del ser
8
humano frente a sí mismo, frente a otros seres humanos, frente a la sociedad y la historia. Las
identificaciones tradicionales como religiosidad genuina, patriotismo o autoridad familiar
perdieron su fuerza integradora y la rebelión contra lo establecido fue pareja con la necesidad
de mejora de las relaciones interpersonales en la familia, en los estudios y en el puesto de
trabajo. Ya no era posible orientarse sencillamente en el sistema de valores de los ancestros
o de la Iglesia, sin poner en tela de juicio la esencia y estructura del sistema social presente.
Contemplar la propia socialización y establecer desde ella una relación con la presente
investigación guarda relación, dado que en mi historia hubo una serie de vivencias y
experiencias centrales que despertaron mi interés por la psicología, a pesar de que durante
mucho tiempo no conocí la palabra «psicología».
Recuerdo una infancia bonita y una juventud no tanto. Fui el segundo de cuatro hijos, me
encontraba en el centro de su interés, y me aproveché -como sé por conversaciones
mantenidas con mis padres- de los errores que ellos pensaban haber cometido durante la
educación de mi hermano, cinco años mayor que yo.
A pesar de que siempre tuvimos niñera, mi madre dejó su trabajo, posiblemente porque ésa
era la costumbre. Salvo en la época navideña, en la que ella ayudaba a mi padre en la
empresa, estaba siempre en casa. Los conflictos se «resolvían» de acuerdo con un esquema
fijo: nosotros, los niños, teníamos que disculparnos ante los padres, sin importar si era o no
justo; con ello se daba por finalizado el incidente y éste quedaba «olvidado». Los pareceres
de mis padres siempre coincidían. A fin de cuentas, éramos lo que se llamaba una familia
armoniosa. Ellos me dieron un hogar que se ocupaba de mí, pero no me reconocieron como
una persona independiente y no sentí atención amorosa respecto de aquella parte de mi
personalidad que difería de sus conceptos.
En la escuela primaria fui un buen alumno. Con mi paso al instituto de enseñanza media esto
cambió. Alcancé el bachillerato con grandes esfuerzos pero sin repetir curso.
Ésta fue también la época en que empecé a pensar por mí mismo sobre la vida. Las
10
discusiones con mis padres aumentaban constantemente. Viví situaciones de impotencia, me
negué a las disculpas ritualizadas e invertí mucha energía en pensar sobre el carácter de mis
padres.
Probablemente fue en esta época cuando empezó a desarrollarse mi interés por la psicología.
Por aquel entonces estaba casi cada fin de semana con mi abuela; era una mujer muy
inteligente, que leía mucho, se ocupaba intensamente de la política y poseía la sabiduría de la
edad. Sentía que ella me tomaba como era y me animaba de forma agradable. Me ofreció
algo parecido a un terreno neutral; escuchaba mis quejas acerca de mis padres, aunque no
1
En el apartado siguiente (1.2) se ofrece una visión general diferenciada sobre la historia de la psicología
humanística
2
AAHO = American Association of Humanistic Psychology (fundada en 1962).
3
Journ. Of H.P., 1961, 1, prólogo, VII.
4
Joum. Of H.P., 1964, 1, 19-26.
5
O.c. 21
6
Journ. Of H.P., 1961, 1, 8
7
Joum. Of H.P., 1961, 2, 4
8
Journ. Of H.P., 1963, 2, 90
9
«El hombre. como hombre, supera la suma de sus partes» Oourn. of H.P., 1964, 1, 23
10
«El hombre tiene su esencia en un contexto humano» (o.c.)
11
«El hombre consciente» (aware) (o.c.).
12
«El hombre tiene capacidad de elección» (o.c. 24).
13
«El hombre es intencional» (o.c.).
14
«La psicologla humanística se preocupa por el ser humano» (o.c.).
15
«La psicología humanística valora más el sentido que el procedimiento» (o.c.).
16
«La psicología humanística busca más bien las validaciones humanas que las no humanas». (o.c.).
17
«La psicología humanística acepta el relativismo de todo conocimiento» (o.c.).
18
«La psicología humanística confía mucho en la orientación fenomenológica» (o.c.). «La psicología humanística
no desprecia las contribuciones de otros puntos de vista, pero intenta complementarlas y ajustadas dentro de
una concepción más amplia de la experiencia humana» (o.c.).
19
En una entrevista que me concedió Rum Cobo para tratar del trasfondo filosófico de su concepto, me confirmó
en este pensamiento y me explicó que el concepto «espíritu de la época» (Zeitgeist) persiste en el idioma
americano como palabra alemana.
20
Las cuatro libertades: 1. Libertad para hablar, 2. Libertad religiosa, 3. Estar libre de la necesidad. 4. Estar libre
del miedo.
21
Ningún presidente antes ni después de Roosevelt ha gobernado hasta ahora durante más de dos mandatos; el
mismo Roosevelt se convirtió en 1945 en presidente por cuarta vez antes de fallecer ese mismo año.
22
En: Nothing to Fear; Selected Addresses of Franklin D. Roosevelt, 1932-45, edición, introducción y notas
históricas de B.D. Zevin; Books for Libraries Press 1946, pág. 269.
23
O.c. 269-270
24
Wertheimer en la New School for Social Research de Nueva York, Köhler en el Swarthmore College de
Filadelfia, Koffka en el Smith College de Madison (Wisconsin) y Lewin en el lnstitute por Child Behavior and
Research en Iowa.
25
Jung simpatizó con los nacionalsocialistas y permaneció hasta su muerte en Suiza.
26
Ver Laing, R.: Reason and Violence. Tavistock 1964; verso cast.: Razón y violencia, Piados Ibérica, Barcelona
1984.
27
El optimismo Estadounidense es de hecho una peculiaridad cultural de este país que no puede trasladarse sin
más a otras culturas; muchas religiones y usos culturales que han tenido un éxito enorme en los Estados Unidos
han sido de poca importancia para Europa hasta la actualidad
28
Fritz Perls emigra primero a Sudáfrica y llega en 1946 (el año de aparición de Ego, Hunger an Aggression) a
Nueva York. Sólo dos de dichos psicólogos tienen la ciudadanía americana: Abraham Maslow y Carl Rogers; los
demás, es decir. Kurt Goldstein, Charlotte Bühler, Fritz Perls, Erich Fromm y Rulh Cohn pertenecen al círculo de
11
expresaba su opinión sobre ellas o bien, si lo hacía, era sin tomar partido. Me sentía atraído
hacia ella, pues mi abuela tenía simpatía por mí, y yo lo notaba. La opinión, sobre mi persona,
que ella me transmitía, era más estimulante que la de mis padres, que parecía, coincidir con
la de mis profesores, es decir, que no iba a ser ninguna maravilla.
Cuando expresé mi deseo de estudiar psicología, mis padres y profesores no sabían por
dónde empezar, ya que todos coincidían en que yo daba, como mucho, para maestro de
primera enseñanza. Los maestros de primera enseñanza eran, para la opinión pública, los
universitarios de segunda clase.
Recuerdo que por un lado estaba completamente solo frente a esta situación, me sentía
enormemente humillado y vejado, y por el otro podía oponer a todo ello poca cosa. Si era
honrado conmigo mismo tenía que darles incluso la razón. Entonces no estaba en situación
de ver que esta valoración, propia y externa, era cierta sólo en relación con las normas
prescritas por la escuela y mis padres. Sentía simultáneamente una enorme fuerza en mí, que
dio entonces sólo para mantenerme obstinado e ir pasando, es decir, la fuerza y las
posibilidades, que yo sentía en mí, se consumieron completamente en mi rebelión contra la
imagen negativa, que los demás, y en último término yo mismo, tenían de mí. No podía dirigir
estas fuerzas hacia el desarrollo de metas o valores propios, estaba prisionero en la jaula de
las expectativas y normas ajenas y no podía utilizar todavía mi personalidad para superar el
umbral de la jaula en dirección a la colaboración activa y creativa con el mundo, que es lo que
deseaba.
Esta lucha por la autoafirmación, llevada a cabo en principio únicamente a nivel individual y
familiar, experimentó una extensión esencial a través de los estudios y de la actividad
profesional.
Interioricé los retos del movimiento estudiantil, sin que pudiera considerarme sin embargo
como una parte importante de dicho movimiento. La carrera de psicología, que había llegado
al punto culminante de su demanda unilateral de reconocimiento como una ciencia natural,
me ayudó en principio poco y fue tan sólo una prolongación de la experiencia escolar: estudiar
sin saber por qué ni para qué.
los emigrantes alemanes que, a excepción de Erich Fromm. nacido en Francfort, proceden todos de Berlín.
Además fueron importantes para el desarrollo de la psicología humanística: J.F. T. Bugental, Káren Homey, Rollo
May, Harry Stack Sullivan, Gordon Allport, Frank Severin, Sidney Jourard, Ronald Laing, Viktor Frankl, D, Lee, F.
Barron, E.G. Schachtel, C. Moustakas, A, v. Kaam, H, Winthrop, D. Riesmann.
29
Entre los miembros fundadores se encontraban Ch. Böhler. A. Maslow, J. Bugental y C. Rogen
30
Más tarde, cuando la psicología humanística había arraigado en otros países, tomó sólo el nombre de AHP
(Association of Humanistic Psychology).
31
En: louro. Of H.P., 1962, 1, 96.
32
F. Severin: Humanistic Viewpoints in Psychology. 1965 (con contribuciones. entre otros. De J.F.T. Bugental. A.
Maslow. A.G. Allport. E. Cassierer. C. Rogers. R. May. W. Heisenberg. Ch. Bühler). J.F.T. Bugental: Challenges
of Humanistic Psychology. 1967 (con contribuciones. entre otros. de Ch. Baöhler, S. Jourard. F. Severin. C.
Whitaker. J. Warkentin. C. Rogers. A. Maslow).
33
Charlotte Bühler actuó como presidenta de esta conferencia
34
Los laboratorios NTL creados por los alumnos de Lewin y Moreno, Bradford, Benne, Bavellas, entre otros,
fueron, junto al centro Ann-Arbor y al Massachusetts Institute of Technology, fundado por Lewin, importantes
predecesores del Human Potential Movement y de la psicología humanística
12
En primer lugar, el trabajo con Reinhard y Anne-Marie Tausch me dio la posibilidad de
determinar el lugar en el que me encontraba. Por primera vez en mi vida vi relaciones, obtuve
una sensibilidad para lo que es la psicología, lo que yo soy y que mi lugar en esta psicología
podría encontrarse en el campo de tensiones entre profesores y alumnos, padres y niños.
Durante mi colaboración con Hartmut Frech, que se había ocupado mucho antes que yo de
las ideas y conceptos de la psicología humanística, se concretó mi interés en la dirección, en
que es importante primero hacer un inventario, es decir, seguir hacia atrás el camino a través
del cual la psicología humanística -influida por la filosofía y psicología europeas- ha nacido a
partir de la sociedad estadounidense y ha regresado finalmente a Europa. Se hizo claro para
mí, que un inventario de este tipo es la condición necesaria para la determinación del lugar
que ocupa la psicología humanística en Alemania, lo que podría dar como resultado la
aportación por mí deseada a la vinculación entre psicología y política, individuo y sociedad,
actuación individual y colectiva.
13
El objeto de esta investigación es el inventario de la "psicología humanística" estadounidense
desde el punto de vista europeo, es decir, dado que todos los iniciadores de esta tendencia
psicológica no han alcanzado la misma importancia para Europa, no se encuentran en el
centro de esta investigación todos los representantes americanos de la psicología
humanística, sino sólo aquellos conceptos que tuvieron una influencia determinante, en la
segunda mitad de la década de los sesenta, para el desarrollo de la psicología en Europa y
Alemania. Acerca de los iniciadores de dichos conceptos se cumple que, dado que -con
independencia de que sean fundamentalmente de nacionalidad alemana han desarrollado sus
respectivos conceptos en el seno de la cultura y sociedad estadounidenses descritas se les
puede y debe considerar como representantes relevantes de la psicología humanística
estadounidense.
ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN
Al final del capítulo tercero (apartado 1!) se expone, a modo de tratado suplementario, el
concepto de «análisis de la existencia» de los dos psiquiatras suizos Ludwig Binswanger y
Medard Boss, que tomaron la «ontología fundamental» existencialista de Heidegger casi en
estado puro y la trasladaron a una teoría para el tratamiento terapéutico de pacientes
psiquiátricos. La tendencia terapéutica por ellos creada, el «análisis de la existencia», que
apareció casi simultáneamente con los primeros conceptos de la psicología humanística,
sigue todavía en vigor en la actualidad como una tendencia terapéutica independiente.
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