JBN 1 de 1
JBN 1 de 1
ADVERTIMENT. Lʼaccés als continguts dʼaquesta tesi queda condicionat a lʼacceptació de les condicions dʼús
establertes per la següent llicència Creative Commons: http://cat.creativecommons.org/?page_id=184
ADVERTENCIA. El acceso a los contenidos de esta tesis queda condicionado a la aceptación de las condiciones de uso
establecidas por la siguiente licencia Creative Commons: http://es.creativecommons.org/blog/licencias/
WARNING. The access to the contents of this doctoral thesis it is limited to the acceptance of the use conditions set
by the following Creative Commons license: https://creativecommons.org/licenses/?lang=en
Departament de Mitjans, Comunicació i Cultura
Facultat de Ciències de la Comunicació
TESIS DOCTORAL
2019
AGRADECIMIENTOS
A la meva directora Carme Ferré Pavia. Gràcies per ser una mestra pacient. Gràcies per
la seva saviesa i per guiar-me en cada trajecte d'aquest treball.
A les meves amigues i amics de Catalunya. Gràcies per rebre'm i fer-ho sempre amb
alegria.
A Sole Lohlé, Trini Llambías, Luis Enrique Garibotti, Nicolás Cha y al equipo de Demos
Consulting. Gracias por colaborar con la realización de este proyecto.
Dedico esta tesis a mis hijas Manuela, Juana e Inés, y a su mamá Paca García Haymes,
por su amor, su amistad y el apoyo incondicional de tantos años.
2
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 9
1.1 Objetivo general de la investigación....................................................................... 9
1.2 Justificación ........................................................................................................... 10
1.3 Organización de la investigación .......................................................................... 11
3
3. MARCO REFERENCIAL: EL CASO ARGENTINO ......................................................... 140
3.1 Una profesión en debate .................................................................................... 140
3.1.1 La LSCA ......................................................................................................... 140
3.1.2 La grieta y el surgimiento del periodismo militante .................................... 150
3.1.3 Periodistas argentinos: estado de situación ................................................ 152
3.2 Veinte desafíos deontológicos para el caso argentino ....................................... 155
3.2.1 El tratamiento de los pueblos originarios .................................................... 157
3.2.2 El abordaje mediático de la violencia contra la mujer ................................. 161
4
d) Distinción de hechos y opiniones .................................................................. 200
e) Separación de información y publicidad o propaganda................................ 202
f) El tratamiento de las fuentes de información ............................................... 205
g) Cláusula de conciencia................................................................................... 210
h) Presunción de inocencia................................................................................ 214
i) Rectificación y derecho a réplica .................................................................... 216
j) El periodista y la venta de publicidad ............................................................. 219
k) El código y la empresa periodística ............................................................... 221
l) Salario digno del periodista ............................................................................ 223
m) Derechos del niño ........................................................................................ 226
n) Respeto por la vida privada ........................................................................... 230
o) El rumor ......................................................................................................... 234
p) El problema de la corrupción ........................................................................ 236
q) Retribuciones y gratificaciones ..................................................................... 238
r) El plagio .......................................................................................................... 241
s) El intrusismo .................................................................................................. 244
t) Periodismo digital y redes sociales ................................................................ 245
u) El nacionalismo .............................................................................................. 247
v) Racismo/Xenofobia........................................................................................ 249
w) Los pueblos originarios ................................................................................. 252
x) Violencia machista contra las mujeres y perspectiva de género .................. 254
y) Tribunal de Ética/Aplicación del código ........................................................ 255
5.2 La credibilidad del periodismo en la Argentina .................................................. 260
5.2.1 Análisis de los resultados sobre la credibilidad de la prensa argentina ...... 270
5.3 La percepción de la deontología en la profesión periodística argentina ........... 273
5.3.1 Los periodistas argentinos y su percepción sobre la deontología ............... 276
5.3.2 La deontología en la mirada de editores y propietarios de medios de
comunicación argentinos .......................................................................... 303
5.3.3 Análisis de la percepción deontológica argentina en perspectiva comparada
................................................................................................................... 340
5
6. UN CÓDIGO DEONTOLÓGICO PARA LA ARGENTINA .............................................. 354
6.1 Hacia un nuevo modelo de código deontológico ............................................... 354
6.1.1 Preámbulo .................................................................................................... 355
6.1.2 Principios fundamentales de la profesión periodística................................ 356
6.1.3 Desafíos deontológicos para el ejercicio del periodismo en el siglo XXI ..... 358
6.2 Código deontológico de la profesión periodística de la república argentina ..... 360
6
ÍNDICE DE TABLAS, GRÁFICOS E IMÁGENES
TABLAS
GRÁFICOS
7
Gráfico 141. Principales problemáticas percibidas por los dueños de medios para el
ejercicio del periodismo profesional………………………………………………………………………347
Gráfico 142. Principales problemáticas para el ejercicio del periodismo profesional en
perspectiva comparada………………………………………………………………………………………….347
Gráfico 143. Influencias sobre el sistema de medios y sobre la praxis periodística…350
Gráficos 144 y 145. Actitud de las empresas frente a la creación y aplicación de un
código deontológico……………………………………………………………………………………….351-352
IMÁGENES
8
1. INTRODUCCIÓN
Esta es una investigación que nació con un propósito específico: elaborar un código
deontológico periodístico para la Argentina. La necesidad de este trabajo está
justificada por la ausencia de herramientas de autorregulación para un periodismo
profesional que, en la Argentina, transita por un escenario de crisis integral. La caída
en los índices de confianza de una sociedad que, mayoritariamente, ya no les cree a
sus medios y a sus periodistas, y el estado de precariedad en que los profesionales
desarrollan cotidianamente su tarea, exhortan a la profesión a iniciar un proceso de
revisión profunda. Como demostraremos en nuestro estudio, el epicentro de la crisis
está dado, en buena medida, por la “inexistencia de marcos éticos comunes” (Amado
Suárez, 2016, p. 25) que han llevado a los periodistas argentinos a una situación de
orfandad y desconcierto. La ausencia de un código deontológico que cuente con el
reconocimiento de los profesionales permite visibilizar esa situación. Esta tesis
doctoral apuesta a corregir ese déficit.
Por otro lado, este trabajo también aporta un análisis general sobre la codificación
deontológica en Latinoamérica, en donde, como evidenciaremos, predominan
instrumentos anticuados, que no responden a las necesidades ni a las problemáticas
del ejercicio del periodismo en la actualidad. En consecuencia, nuestra investigación
está organizada a partir de un objetivo fundamental y de un conjunto de objetivos
complementarios, con los que también nos orientamos a realizar un aporte al universo
de la deontología periodística en general y de la codificación latinoamericana en
particular.
9
1.2 Justificación
En una encuesta de 2005, alrededor del 80% [de los periodistas] pidió “un marco
referencial” para orientar la actividad, que puede ser un código de ética o una declaración
de principios. La posibilidad de instalar alguna especie de consejo de ética podría ser una
forma de estimular en los periodistas el uso de la libertad disponible. La falta de
formalización funciona entonces no solo como una falta de guía ética, o procedimental,
sino también como un factor que contribuye a cristalizar un uso limitado de la libertad
disponible. Esta sería una relación directa entre la existencia de códigos escritos y la
libertad periodística. (p.75)
10
En nuestro trabajo de campo presentaremos tres datos que comprueban la
necesidad de construir un marco de referencia deontológico:
11
2. MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL
Si bien está focalizada en el caso argentino, esta tesis doctoral constituye un estudio
integral acerca de la deontología periodística. En este capítulo, la investigación
propone recorrer los aportes fundamentales que distintos autores han hecho acerca
de nuestro objeto de estudio. Para ello, decidimos elaborar un esquema de análisis
sobre los diez principales debates que hoy presenta el campo de la deontología
periodística. Además, nuestro trayecto nos llevará a discutir otras temáticas que
afectan al ejercicio cotidiano del periodismo profesional en la actualidad y que
aparecen estrechamente vinculadas con la cuestión deontológica. Siendo esta tesis
una investigación de carácter aplicado, nos fue indispensable inscribir nuestro aporte
en cada una de las líneas, miradas y discusiones. Así, este marco teórico se erige como
el edificio conceptual de nuestra propuesta.
La noción de deontología, empleada por primera vez por Jeremy Bentham en
1832, se desprende del campo de la ética profesional. Aunque frecuentemente ambos
conceptos son tomados como sinónimos, no son lo mismo. Mientras que la ética
profesional hace referencia a la conciencia personal de aquel ser humano que ejerce
una actividad, es decir, al “deber ser” de ese individuo (Herrán y Restrepo, 1992, p.
18), la deontología se constituye en un modelo de actuación para un conjunto de
profesionales. Así, mientras “el discurso de la ética profesional se centra en decir en
qué consiste una buena actuación, el de la deontología formula los deberes y las
obligaciones del profesional que se inscriben en un código que avala ese gremio”
(García Benítez y Cerón Martínez, 2005, p.3). En esta línea, que postula una distancia
entre ambos conceptos, Hortal (2003) afirma que “para configurar el buen ejercicio
profesional es aconsejable combinar las referencias éticas con las normas
deontológicas, y a la vez, situar las normas deontológicas en el horizonte de las
aspiraciones éticas” (p. 191).
12
También Casasús (2011) distingue los conceptos, cuando enuncia:
Con el término deontología, derivado del griego déon (el deber, lo que hay que hacer),
nos referimos al estudio y al tratamiento de los derechos y deberes específicos del
ejercicio de una profesión, y en definitiva, a la ética aplicada al ámbito de la actividad
afectada por una práctica facultativa determinada. Con la palabra ética, derivada del
griego ethos (doctrina de las costumbres), invocamos a la ciencia filosófica que investiga y
estudia los valores, la vida y la conducta humanas, tanto en su dimensión pública como en
la social. (pp. 10-11, traducción propia)
Para García Fernández (2007), la ética “es plenamente individual, (…) No está
programada, es una creación constante (del individuo) ante la multiplicidad de
situaciones de la vida. Por ello, no puede plantear situaciones y soluciones
sistemáticas” (pp. 69-70). En cambio, para el mismo autor, la deontología
(…) Se caracteriza por considerar los contenidos éticos desde un punto de vista normativo,
e incluso descriptivo y prescriptivo (…) Es un intento de conciliar lo formal, las
generalidades modelizadas de una profesión, y lo vital, las situaciones concretas de cada
uno de los miembros pertenecientes a dicha profesión, llevando así los presupuestos de la
ética individual a una colectiva. Ética colectiva en la que hay un bien definido por medio
de unos valores propuestos y consensuados, de los que se deducirán las normas
fundamentales de la actividad laboral, asumidas como deber profesional. (p. 72)
Para Vidal Casero (2003), “la deontología es el conjunto de principios y reglas que
han de guiar una conducta profesional” (p. 1). Barroso Asenjo (2011) sostiene que “la
deontología concretiza hoy la generalidad de la perspectiva ética refiriéndola a los
deberes, reglas y normas de una profesión” (p. 142). Aznar (1999b), en tanto, postula
una relación muy cercana entre las nociones de deontología y la de autorregulación,
cuestión que retomaremos más adelante:
13
deontología como tal no tiene más efectividad que la derivada de la persuasión y el
compromiso que pueda suscitar en las conciencias. Es la autorregulación la encargada de
dar efectividad a la deontología. (p. 12)
14
se concrete su cumplimiento. En ese marco, se encuentran los códigos deontológicos.
Entendemos, entonces, que es a través de los códigos deontológicos la manera en que
los valores éticos de la profesión se transforman en efectivos modelos de conducta
para los periodistas.
1
Todos los gráficos y tablas de esta tesis son de elaboración propia 2018, salvo que se indique lo
contrario.
15
Tabla 2. Diez debates fundamentales vinculados a la cuestión deontológica
16
2.2.1 El desafío de la autorregulación
17
medios y rechaza la postura que sostiene que la sola presencia del Estado implica una
afectación a la libertad de prensa.
Así, este autor afirma que “la simple ausencia de la interferencia del Estado no
garantiza un mejor y más rico ambiente para los medios. Al contrario: para promover
la diversidad y el pluralismo, la presencia del Estado es necesaria” (Puddephatt, 2011,
p.10, traducción propia). Y, al definir las funciones que debe asumir el Estado en
relación con los medios, dice:
Hasta aquí, Puddephatt no hace más que otorgarle al Estado un rol activo en el
sistema de medios de comunicación, en tanto garante de la pluralidad, la diversidad, la
existencia de medios comunitarios y el desarrollo de esquemas de mejoramiento
profesional de los periodistas. Esta mirada es, salvo excepciones, compartida por
buena parte de los autores que abordan el tema. Pero más adelante observamos que
Puddephatt avanza sobre su análisis y presenta una postura más arriesgada:
Tal vez, el Estado tenga que aplicar leyes de defensa de la competencia para evitar la
formación de monopolios (…) El Estado desempeña también un papel en el ámbito jurídico,
regulando el contenido de los medios en algunas circunstancias limitadas. La libertad de
expresión no es un derecho absoluto y puede ser acotado para protegido los derechos de
otros. Por ejemplo, un discurso que incite a la violencia u odio contra un grupo racial
específico puede ser prohibido. (p. 11)
18
ser regulado el contenido de los medios de comunicación. En este tipo de propuestas
que desconfían de la autorregulación de la prensa se apoyó la denominada Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual, también conocida como Ley de Medios, que
intentó aplicarse en la Argentina en la década pasada y sobre la que nos ocuparemos
más adelante.
A su vez, Puddephatt aporta un matiz que le permite compatibilizar la regulación
estatal, incluso de algunos contenidos de los medios, con la autorregulación. Sobre
esta última, afirma que se trata de “una combinación de patrones y códigos de
prácticas adecuadas, que son necesarios para apoyar la libertad de expresión” (p.12). Y
de esta forma define sus ventajas:
19
Al rechazar la regulación del mercado, Aznar afirma que quienes defienden este
esquema lo hacen basados en que “es el más democrático posible” porque
presuntamente “si el medio tiene éxito, es porque satisface la demanda de la
sociedad”. Sin embargo, el autor impugna este pensamiento al considerar que está
amparado en “un discurso que consagra los criterios de mercado como los únicos
válidos (…), convirtiendo los medios en un negocio más y sus contenidos en una
mercancía como otra cualquiera” (1998a).
Cuando se acude a un tipo de regulación única del mercado, dice Aznar, el
ciudadano deja de ser tomado como “público” y pasa a ser sólo un “cliente” al que hay
que satisfacer. Por lo tanto, concluye, “la insuficiencia del mercado como mecanismo
regulador del funcionamiento de los medios es evidente” (1998a). Pero tampoco el
Estado aparece, en la percepción de Aznar, como un actor conveniente a la hora de
pensar quién regula a los medios. Así lo dice:
Es importante destacar que el control público de los medios tampoco da ni mucho menos
los resultados que prometen sus defensores. En unos casos (como ocurre con las cadenas
de televisión públicas en algunos países europeos) porque no representan una verdadera
alternativa a los medios privados: ni ofrecen contenidos ni dan acceso a voces y mensajes
diferentes. En otros casos (como suele ocurrir con las cadenas de televisión públicas de
EE.UU.) porque aunque presentan una oferta de contenidos diferenciada no consiguen
pasar de una cuota minoritaria de público, con lo que su influencia apenas se percibe en
el entorno (…) Por lo demás, lamentablemente resulta demasiado frecuente la tendencia
del poder político a querer controlar los medios públicos y convertirlos en mecanismos
más o menos encubiertos de propaganda de sus intereses partidistas o gubernamentales,
financiados, eso sí, con fondos públicos. (1998a)
20
actividad. Lo distintivo de la autorregulación es que tanto su puesta en marcha, como su
funcionamiento y su efectividad dependen de la libre iniciativa y el compromiso
voluntario de los tres sujetos de la comunicación: los propietarios y gestores de las
empresas de comunicación (tanto públicas como privadas), los profesionales que realizan
los medios y el público que los recibe o protagoniza. La autorregulación supone así un
importante desplazamiento del ajuste normativo del funcionamiento de los medios desde
el Estado -y su regulación jurídico-administrativa- y/o el mercado -y su regulación
económica- a la sociedad civil y su regulación ética. (1998a)
Está claro que la autorregulación, concluye Aznar, “no tiene como tarea suplantar
los papeles respectivos del estado y del mercado, sino compensar sus insuficiencias y
sus limitaciones, favoreciendo así que la actividad de los medios se ajuste a sus propios
valores y normas” (1998a).
Otro aporte sobre la autorregulación es el que plantea Exeni (1998). Este autor
propone identificar al concepto “en dos sentidos: por su alcance, [ya que] no tiene
efectos jurídicos para su cumplimiento (su campo de acción es voluntario); y por su
21
fuente, es el resultado de una autoimposición (no viene impuesta desde fuera del
gremio)” (pp. 48-49, los paréntesis son del autor).
La Unesco (2018), en tanto, pregona que la autorregulación “no puede ser
impuesta, [sino que] debe ser consensuada con las partes interesadas pertinentes”. Y
Carrillo (1986a) considera que
[La autorregulación] deviene necesaria ya que puede facilitar las condiciones precisas para
que el profesional de la información goce de libertad intelectual para desempeñar su
labor y, asimismo, procurar para las empresas editoriales el respeto y promoción de
aquellas necesidades que la ayuden a desenvolverse en la perspectiva de ofrecer una
información veraz y objetiva sin subordinar estos objetivos a la rentabilidad económica de
la publicación. (p. 84)
(…) la línea editorial de Barcelona Televisió dará cabida al intercambio plural de las
opiniones, defenderá la diversidad cultural, étnica, religiosa y lingüística (…) siempre que
la investigación de los reporteros no vulnere los códigos deontológicos que la profesión
periodístico haya decidido imponerse en su autorregulación. (p. 22)
2
La excepción a esta conclusión pasa, quizá, por asumir como legítima la existencia de algún tipo de
regulación estatal sobre los contenidos dirigidos a los menores. Un buen ejemplo de amalgama entre un
control con estas características y la libertad de expresión se observa en el sistema regulador sueco, que
data de 1911. Este sistema “está destinado a proteger y promover los derechos de niños, niñas y
adolescentes con relación a la actuación de los medios de comunicación En estos casi 100 años, Suecia
ha desarrollado un marco legal que pretende aunar un estímulo a los contenidos positivos,
fundamentalmente por medio de las exigencias que se le hacen al poderoso sistema de radiodifusión
pública, y las restricciones planteadas a los contenidos potencialmente dañinos” (Canela, 2010, p.10).
23
(Porto, 1991, p. 47). En esencia, hacia allí se dirige el conjunto de “mecanismos de
autorregulación periodística [que] se traducen en modos de ejercer la responsabilidad
social de los medios para asegurar que ni periodistas ni empresarios vulneren el
derecho a la información de la sociedad” (González Esteban, García Avilés, Karmasin y
Kaltenbrunner, 2011, p. 427). Ese derecho, consagrado ya en la Declaración de los
Derechos del Hombre de las Naciones Unidas (ONU, 1948)3, “supone la libertad de
información, la cual exige la libertad de medios de comunicación frente al Estado, y por
consiguiente, el pluralismo” (Herrán y Restrepo, 1992, p. 104).
3
El artículo 19 de la Declaración de la Declaración de los Derechos del Hombre sostiene: “Todo individuo
tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa
de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación
de fronteras, por cualquier medio de expresión” (ONU, 1948).
24
periodísticas se puedan imponer a sí mismas. Como comprobaremos más adelante,
esta situación se observa con especial intensidad en la Argentina.
Pero, en concreto, la pregunta que motoriza este inciso en nuestro trabajo es:
¿qué consecuencias se registran, en la prensa y en la sociedad, cuando el periodismo
es tomado como un oficio y no como una profesión?
Ante todo, es necesario analizar la naturaleza de los conceptos para luego
establecer una vinculación con la actividad periodística. Díaz Piña (2013) propone
comprender el significado profundo de ambos términos para, así, establecer sus
diferencias. Sobre la idea de oficio, este autor afirma:
La profesión resulta entonces una forma dentro de la estructura social reconocida por el
Estado y sujeta a normas jurídicas que regulan y sancionan su ejercicio; un área del
conocimiento transmitida mediante la educación; una actividad caracterizada por el
predominio del esfuerzo racional, y un producto de la investigación y la interacción de los
profesionales con las exigencias de desarrollo que genera su entorno social, económico y
político. (p. 242)
25
iii. Un oficio requiere del ejercicio de habilidades y destrezas que se
recogen, fundamentalmente, con la observación y la práctica.
Las diferencias terminológicas que presenta este autor se repiten en otros. Aznar
(2003) considera que “la existencia de una profesión descansa en varios factores, pero
probablemente uno de los más relevantes sea el reconocimiento de cierta capacitación
técnica y académica por parte de quienes la ejercen” (p.44).
Así, podemos concluir que “toda profesión es [a su vez] un oficio” (Soto, 2012,
p.263), porque el ejercicio de ésta requiere del domino y del conocimiento de una
determinada actividad laboral. Pero, en cambio, no todo oficio es una profesión,
puesto que éste no exige, para el buen desempeño de una actividad laboral, algún tipo
de capacitación formal y/o académica, como sí requiere una profesión.
Pero no sólo el tránsito formativo distingue a una profesión de un oficio. En la
primera, existe una conciencia asociativa entre quienes la ejercen, que incluye una
estructura de conocimiento universal e intangible sobre la tarea que se realiza. Así lo
define Fernández Pérez (2001):
[El concepto de] profesión puede definirse como una actividad permanente que sirve de
medio de vida y que determina el ingreso a un grupo profesional determinado. En
términos generales, se ha definido la profesión como una ocupación que monopoliza una
serie de actividades privadas sobre la base de un gran acervo de conocimiento abstracto,
que permite a quien lo desempeña una considerable libertad de acción y que tiene
importantes consecuencias sociales. (p. 24)
26
Para Oller y Chavero (2014), un oficio pasa a ser una profesión cuando adquiere
una estructura “basada en unas reglas o normas estipuladas deontológica y
legalmente” (p. 24). Los mismos autores analizaron la cuestión a la luz del caso
latinoamericano, concluyeron:
En América Latina, resulta imposible hablar del periodismo como una actividad
profesional homogénea y unificada debido a las múltiples influencias y variables que la
definen. Esta diversificación y pluralidad de tareas provoca que sea muy difícil definir el
periodismo y, por lo tanto, puedan trazarse los límites que definen. (pp. 24-25)
27
La primera de estas tres dimensiones, postuladas por Hallin y Mancini (2004),
nos permite introducirnos en un aspecto esencial. Se trata de unos principios mínimos
de libertad e independencia que debe poder ejercer cualquier trabajador de una
actividad que sea reconocida como una profesión, como por ejemplo, el periodismo.
Sostiene Aznar (2003):
No cabe una verdadera profesión periodística si ésta no puede establecer las garantías
de una mínima autonomía en el seno de la empresa. Y esta autonomía pasa
necesariamente por el logro de determinadas condiciones laborales, salariales y
profesionales, especialmente por lo que se refiere a la estabilidad y seguridad en el
puesto de trabajo. Lo que a su vez requiere una mayor unión y organización de los
profesionales en defensa de sus legítimos intereses colectivos (p. 47)
28
Ruiz da cuenta de que, aún en un marco de libertad de prensa, el trabajo de los
periodistas podría sufrir presiones que lo conduzcan a apartarse de los principios
vitales de la actividad y de su deontología, lo cual redundaría en un periodismo menos
profesional. He allí la importancia de la autonomía del comunicador como un elemento
distintivo del periodismo entendido como una profesión.
Al comienzo de este apartado, advertimos que en Latinoamérica y especialmente
en la Argentina, el ejercicio de la actividad periodística responde a la naturaleza de los
oficios y no de las profesiones. Podemos estructurar nuestro argumento a partir de
cinco razones:
Tanto la recorrida conceptual que hemos presentado como las conclusiones que
acabamos de exponer nos llevan a plantear la necesidad de que la actividad
periodística en la Argentina, y también en Latinoamérica, comiencen a transitar un
proceso de profesionalización. Esa situación se vivió ya tanto en Europa como en
Estados Unidos, puesto que el periodismo “no inició siendo una profesión sino un
oficio (…) [Pero] Ya para la década de los sesenta, las facultades de periodismo
experimentaron un rápido crecimiento y se registró un incremento en su demanda. El
29
estudiante egresado recibía una formación académica respaldada por la licencia
universitaria” (García Benítez y Cerón Martínez, 2005, p. 4). Ése fue el inicio de un
proceso que concluyó con el desarrollo de distintas herramientas de autorregulación
que terminaron de profesionalizar la actividad laboral de los periodistas.
Pues bien. Ese proceso aún no se consolidó ni en la Argentina ni en el conjunto de
los países de la región. Por el contrario, el periodismo sigue siendo valorado como un
oficio. Desde nuestra perspectiva, se trata de un proceso que la actividad debe
transitar en aras de garantizar estándares profesionales de calidad que lo acerquen a
sus principios fundamentales y a recuperar su vínculo de confianza con la sociedad. Al
fin de cuentas, “la crisis del periodismo es pues una crisis eminentemente de valores”
(Almirón Roig, 2006, p. 5). Hacia allí se dirige la propuesta aplicada de nuestra
investigación.
30
periodismo” (López García, 2010, p. 233). En la década de 1950, proliferaron los
institutos terciarios de enseñanza. Es decir, escuelas de periodismo, algunas con
reconocimiento oficial y otras no, muchas de las cuales se mantienen vigentes en la
actualidad. En ellas, se privilegia la capacitación práctica y se forma a futuros
periodistas para la trinchera de las redacciones y los estudios. Sin embargo, por
eficientes que pudieran ser algunas de estas escuelas en el arte de preparar cronistas,
no se trata de una formación universitaria que entiende a la comunicación como una
ciencia social estratégica para el desarrollo de la comunidad. Tampoco poseen
estándares de exigencia académica que concluyan en licenciaturas para los
estudiantes. En definitiva: estas escuelas preparan a sus alumnos para ejercer un oficio
y no una profesión.
Esta situación comenzó a modificarse recién en 1986 con la creación de la carrera
de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires (Sternik, 2006). Para
la misma época, otras universidades del país crearon sus propias licenciaturas en
Comunicación y, para la década del noventa, la carrera vivió su máximo esplendor. No
obstante, la presencia de licenciados en Comunicación Social no se hizo palpable en las
redacciones y estudios hasta comienzos de los años 2000. Incluso hoy, la presencia de
licenciados en los medios es relativamente baja. En el trabajo de campo sobre los
periodistas que presentaremos más adelante, se observa que sólo 3 de cada 10
periodistas argentinos encuestados posee la licenciatura en Comunicación Social. El
resto, o bien tiene formación no universitaria en periodismo o directamente proviene
de otras áreas.
En este contexto, que no hace más que consolidar la idea de un periodismo
argentino que es reconocido como un oficio, la exigencia de titulación universitaria
aparece como un desafío de largo plazo. Pero, independientemente del caso argentino
¿existe un consenso entre los autores que se han ocupado del tema sobre que, cuando
se exige título universitario, se consigue un mejor periodismo?
Una forma posible pero poco habitual de abordar esta discusión es desde el
derecho a la libertad de expresión de los periodistas. En el marco de la creación de un
“cuerpo de derechos de los periodistas cobijados por el marco Jurídico Interamericano
sobre el Derecho a la libertad de Expresión”, Gómez Mallea (2013) postula la siguiente
obligación para los estados:
31
Prohibición de exigencia de títulos o la colegiatura obligatoria para el ejercicio de la
profesión de periodista, porque hay un vínculo directo con la libertad de expresión que
diferencia al periodismo de otras profesiones y la colegiatura puede asimilarse a un
control directo o indirecto. (p. 48)
La ética proporcionará pautas sobre cómo y dónde deben educarse los periodistas. La
formación ética de los futuros periodistas, editores y gerentes de medios debe basarse en
los planes de estudio de las universidades (…) Vivimos en un mundo complejo donde cada
evento o problema tiene distintos costados e implicaciones. Gran parte de lo que la gente
sabe de las empresas, del gobierno y de la sociedad, en general, proviene de historias
contadas por periodistas, a partir de imágenes de la realidad construidas por esos mismos
periodistas. Dado que esas imágenes tienen una influencia significativa en nuestro
comportamiento y creencias, su construcción es una tarea que no deben realizar técnicos,
incluso aquellos que están bien capacitados pero que todavía son únicamente técnicos.
(p. 81)
32
Para Davenport, los técnicos, es decir, los periodistas formados en escuelas no
universitarias, no cuentan con cualidades deontológicas para ejercer la responsabilidad
de transmitir las imágenes de realidad a la comunidad. El periodista profesional se
distingue del vocacional porque cuenta con un corpus de conocimientos y una
conciencia ética que sólo puede adquirirse en las universidades. Y concluye:
33
La formación ética de un periodista pasa por una mirada sucinta en la universidad (en
asignaturas de deontología, edición y derecho de la información) y sobre todo por la
asunción de los criterios que cada comunidad periodística, a través de sus colegios,
consejos reguladores, grupos profesionales y encuentros académicos, vaya tomando.
(Cap. VIII, p.1)4
López García (2010) dice que “la apuesta por la formación del Periodismo en la
Universidad está consolidada” (p. 236), aunque requiere de una actualización
permanente de los planes de estudios por los desafíos tecnológicos de los “nuevos
tiempos” (p. 235). Fernández Areal (2010) observa en la titulación universitaria no una
herramienta a exigir, sino un camino a la creación de un Colegio de Profesionales que
profundice la profesionalización de la actividad “(…) ya que, sin titulación, no se puede
hablar propiamente de colegio” (p. 3).
En España, en donde “más del 80%” de los periodistas tiene titulación
universitaria” (Humanes y Roses, 2014, p. 182), el combate contra el “intrusismo” de
quienes trabajan en los medios de comunicación y no poseen título de grado se
encuentra en plena vigencia. En junio de 2018, “los Colegios Profesionales de
Periodistas de toda España han ido al Congreso de los Diputados para solicitar a los
partidos políticos la promulgación urgente de la Ley de Creación del Consejo General
de Colegios Profesionales de Periodistas, como órgano superior de representación de
la profesión y defensa de las obligaciones deontológicas que ponga fin al intrusismo,
haciendo obligatorio contar con la correspondiente titulación para el ejercicio de la
profesión y proteger el derecho a una información de calidad a la ciudadanía” (MAC,
2018).
La situación en España es particularmente interesante de analizar porque, a la par
de tener un elevadísimo nivel de titulación universitaria, el intrusismo es un problema
activo para la profesión y, además, el nivel de profesionalidad de la prensa es calificado
como bajo (Aznar, 2003). O sea: tanto los periodistas españoles como la percepción
ciudadana consideran escaso el nivel de profesionalismo de los periodistas, pese a que
4
Las referencias a Ferré Pavia (2009) corresponden a una edición digital de la obra, cuya organización no
está dispuesta en número de página de principio a fin, sino por capítulos con numeración
independiente. Por esta razón, acompañamos cada cita con capítulo/número de página del capítulo
para que el lector pueda acceder a la referencia.
34
ocho de cada diez trabajadores de la prensa poseen titulación. De este modo, aparece
como evidente que “la existencia de una profesión no se mide sólo por el nivel de
capacitación técnica o por el hecho de que sus miembros posean titulación
universitaria”, por lo tanto, “la plena profesionalización del periodismo (…) no puede
derivar únicamente del requisito de titulación universitaria para ejercer” (p. 47).
Nuestra investigación se inscribe en la línea de análisis que ve como conveniente
una exigencia de titulación, pero con la prevención de que ésta no se origine en una
disposición de carácter estatal o legal sino en el propio sistema de medios. Para
nosotros, el paso de los periodistas por la formación universitaria, junto con su
correspondiente titulación, es una condición necesaria pero no suficiente para la
existencia de un periodismo profesional. Compartimos con Davenport el hecho de que
el tránsito por la universidad proporciona a los futuros periodistas una sofisticada
conciencia deontológica que difícilmente pueda ser obtenida en la trinchera. Pero, en
nuestra mirada, es en el campo de batalla en donde los periodistas deben consolidar
su profesionalismo, fundamentalmente a través de dos carreteras: un férreo
compromiso deontológico, materializado a través de dispositivos de autorregulación; y
la capacidad de asociación para garantizar la autonomía del periodista, así como el
resto de sus derechos laborales.
Como señala Aznar (1999b), la exigencia legal de titulación no es conveniente por
el riesgo que ello conlleva en términos de un posible corporativismo o
instrumentalización política de esa obligatoriedad. Pero sí, en cambio, compartimos
con este autor que:
35
gradualmente hacia la exigencia de titulación universitaria por parte de los medios
profesionales para desempeñarse como periodista en los medios de comunicación.
Pero, por sí solo, eso no bastará. Será necesario avanzar en un compromiso
deontológico por parte de los periodistas, a fin de recuperar la credibilidad y la
confianza de la ciudadanía, lo cual dotará de mayor sustentabilidad a la profesión.
36
están en línea, para nosotros, con el papel que debe cumplir un Colegio de Periodistas
profesionales. En modo alguno observamos una contradicción entre las funciones
propuestas por Aznar5 y los objetivos que debe tener cualquier Colegio de Periodistas
que pretenda conseguir influencia operativa real para enriquecer en forma integral la
tarea de los profesionales. Estas funciones son:
5
Puesto que, en aquel texto de 1999, Aznar desconfiaba de la capacidad real de acción de los Colegios
Profesionales, postulaba como deseable la conformación de “asociaciones de prensa”. Esto es, de “una
organización colectiva con capacidad de asumir tanto las reivindicaciones de carácter salaria y laboral,
como también una gama más amplia de objetivos acordes con el papel que el periodismo y los medios
tienen en nuestras sociedad” (Aznar, 1999b, p. 122). Con el avance de la profesionalización,
especialmente en Europa y Estados Unidos, los Colegios han ganado reconocimiento, pero, al igual que
los sindicatos, no han resultado efectivos a la hora de evitar el proceso de precarización que, hoy, afecta
a la actividad.
37
l. La elaboración de códigos deontológicos y la promoción de mecanismos de
autorregulación tanto dentro como fuera de los medios.
m. La promoción de la solidaridad con compañeros en situaciones o lugares
donde la libertad de expresión, el derecho a la información y su propia vida
estén amenazados.
n. La colaboración con los foros y organizaciones internacionales que
compartan esos objetivos. (p. 122-123)
Las funciones que van desde “a” hasta “d” están vinculadas a los derechos
laborales y, por tanto, son objetivos de tipo gremial. Aquellas que van desde “e” hasta
“n”, tienen que ver con los valores profundos de la profesión periodística.
Independientemente del orden de prioridades que se establezca, pensamos que el
conjunto de las funciones desarrolladas por el autor pueden constituir el núcleo
estructural de las metas de un Colegio de Periodistas profesionales.
Para nuestra investigación, un Colegio debe generar, a través del consenso de los
profesionales, un esquema de autorregulación deontológica que el conjunto de los
trabajadores se comprometa a respetar. Además, al definir los derechos y
responsabilidades de quienes ejercen la profesión, el Colegio pasará a actuar como una
estructura de apoyo y protección de la autonomía del periodista. En la tipificación de
esos principios, pensamos, adecuados al contexto histórico y geográfico, debe basarse
el preámbulo estatutario de cualquier Colegio de periodistas profesionales.
Sin bien la colegiación, para que su actuación sea efectiva, debe tener un carácter
local, vemos en la declaración de principios de la Federación Internacional de
Periodistas (FIP) un esquema que puede operar como punto de partida para la
confección de los deberes y responsabilidad que todo periodista profesional debiera
respetar. Los principios propuestos por la FIP son:
38
3. El periodista no informará sino sobre hechos de los cuales él/ella conoce el
origen, no suprimirá informaciones esenciales y no falsificará documentos.
4. El periodista no recurrirá sino a medidos equitativos para conseguir
informaciones, fotografías y documentos.
5. El periodista se esforzará con todos los medios por rectificar cualquier
información publicada y revelada inexacta y perjudicial.
6. El periodista guardará el secreto profesional acerca de la fuente de las
informaciones obtenidas confidencialmente.
7. El periodista se cuidará de los riesgos de una discriminación propagada por
los medios de comunicación y hará lo posible para evitar que se facilite tal
discriminación, fundamentada especialmente en la raza, el sexo, la moral
sexual, la lengua, la religión, las opiniones políticas y demás, así como el
origen nacional o social.
8. El periodista considerará como faltas profesionales graves: el plagio; la
distorsión mal intencionada; la calumnia, la maledicencia, la difamación, las
acusaciones sin fundamento; la aceptación de alguna gratificación a
consecuencia de la publicación de una información o de su supresión.
9. Todo periodista digno de llamarse tal se impone el deber de cumplir
estrictamente con los principios enunciados arriba. En el marco del derecho
vigente en cada país, el periodista sólo aceptará, en materia profesional la
jurisdicción de sus iguales, excluyendo cualquier injerencia gubernamental
o de otro tipo. (FIP, 1986)
39
i. Los dueños y/o responsables de las empresas de comunicación y sus
editores, cuando éstos pretendieran perturbar el trabajo y la
autonomía de los periodistas, en función de otros objetivos que no
fueran los vinculados a la responsabilidad social de la actividad.
ii. Los factores de poder político, incluidos los estatales de todos los
niveles.
iii. Los factores de poder económico.
40
iii. Velar por el cumplimiento de las normas establecidas en su Estatuto,
Código de Ética Profesional y su Reglamento.
iv. Garantizar a sus miembros el correcto ejercicio de su profesión,
prestándoles asistencia y el amparo que requieran.
v. Fomentar la ayuda mutua y la solidaridad entre los colegiados mediante la
creación y funcionamiento de sistemas mutuales.
vi. Promover el intercambio de información entre las facultades de periodismo
y ciencias de la comunicación de las universidades con las empresas de
comunicación social (prensa, radio, televisión, cine, marketing, etc.) con el
objeto de facilitar prácticas a los estudiantes y profesionales.
Tanto en las funciones que presenta el Colegio de Periodistas del Perú, como en el
imperativo profesional que plantea el Col·legi de Catalunya, encontramos argumentos
que sostienen la pertinencia de la colegiación, tanto desde un punto de vista operativo
(el del Perú) como deontológico (el de Catalunya). Desde nuestro punto de vista, y si
bien estamos convencidos de la conveniencia de un Colegio de Periodistas en aras de
un periodismo de mayor calidad, vemos a esta institución como una circunstancia
beneficiosa pero no suficiente. Su principal desafío pasa por obtener una presencia
activa y visible en la sociedad.
Dado que, como ya hemos dicho, no acordamos con un sistema de exigencia de
titulación de tipo legal o estatal para ejercer la profesión periodística, cabe
preguntarnos: ¿quién puede, entonces, integrar un Colegio de Periodistas? ¿Cuáles
41
serán los requisitos que se exigirán para formar parte, sin alterar la esencia de que se
trata de una institución para profesionales y no para aficionados o “intrusos”?
Veamos algunos ejemplos. Para ser aceptado, el Colegio de Periodistas del Perú
exige, como requisito, una titulación oficial de Periodista o de Licenciado en Ciencias
de la Información o Comunicación Social expedido por una universidad. El de Chile, en
cambio, sólo pide el título de Periodista, pero también exige que sea emitido por una
universidad. El de Costa Rica exige título académico oficial en Ciencias de la
Comunicación Colectiva, Periodismo, Relaciones Públicas, Publicidad, Producción
Audiovisual o Multimedia y Diseño Publicitario. El Col·legi de Catalunya, en tanto,
solicita la licenciatura o grado en Periodismo y/o Comunicación. Si el solicitante posee
el título de Comunicación Audiovisual, debe demostrar dos años de ejercicio
profesional. Y si cuenta con una licenciatura o grado de otra especialidad, se debe
demostrar una vinculación laboral específica con el campo periodístico y/o de la
comunicación.
Estos cuatro ejemplos de Colegios profesionales son de carácter restrictivo, puesto
que sostienen la exigencia de la titulación universitaria oficial. Como planteamos más
arriba, esta demanda impide la colegiación de todos aquellos periodistas que ejercen
su profesión sin haber pasado por un esquema de formación universitaria. Y, para el
caso argentino, una exigencia de este tipo sería aún más limitante, dada la baja
cantidad de licenciados que hoy se encuentran ejerciendo la actividad.
Por esta razón, y pensando fundamentalmente en la realidad del caso argentino,
nuestra investigación encuentra más conveniente un escenario de colegiación flexible.
Por ejemplo, quien no cuente con un título universitario vinculado a la comunicación
social y/o al periodismo, debería poder sustituir esta exigencia con un título terciario y
al menos cinco años de demostrado ejercicio de la profesión. A aquellos aspirantes que
no posean tampoco un título terciario en periodismo, se les podría permitir acreditar al
menos diez años como trabajadores de prensa para lograr la colegiación.
Para nosotros, esta flexibilización de la exigencia permitiría incluir en un Colegio a
buena parte de los periodistas que, hoy, están ejerciendo la profesión y que no
cuentan con un título universitario. Y dado el aumento paulatino de trabajadores que
hoy ingresan al sistema de medios con una titulación, es esperable que, al cabo de dos
décadas de recambio laboral y de observarse “una cada vez menor proporción de
42
periodistas empíricos” (Herrán y Restrepo, 1992, p. 38), los integrantes del Colegio
cuenten, en su amplia mayoría, con un título universitario vinculado al periodismo y/o
a la comunicación.
Antes de debatir si los códigos deontológicos son o no útiles para lograr un mejor
ejercicio de la profesión periodística, debemos definir dos cuestiones. Primero, a qué
se llama código deontológico. Y, luego, cuáles son los objetivos de esos compendios
normativos.
El primer ensayo de codificación para la profesión periodística “fue el que resultó en
el Código de Ética de los Periodistas, aprobado por el 1º Congreso Panamericano de
Periodistas, realizado en 1926, en Washington” (Puddephatt, 2011, p. 13). A partir de
43
allí, la conciencia sobre la necesidad de autorregularse fue ganando espacio entre los
periodistas profesionales, especialmente en Estados Unidos. Después de la Segunda
Guerra Mundial, la ola se extendería a Europa, hasta que en 1971 “seis sindicatos de
periodistas europeos adoptaron una Declaración de Deberes y Derechos de los
Periodistas” (Puddephatt, 2011, p. 13), es decir, un intento de codificación formal y
general.
Pero, en concreto: ¿de qué hablamos cuando mencionamos a los códigos
deontológicos? Diversos autores de diferentes áreas de estudio han abordado algún
tipo de definición. Vidal Casero (2003) considera que
44
puras imposiciones dictadas desde fuera a los periodistas, sino cuando sean dictadas y
asumidas desde dentro” (p. 43). Desde esta perspectiva, para que un Código goce de
reconocimiento y posea aplicabilidad, debe generarse a partir del consenso de un
colectivo profesional, como una forma de autorregulación.
Para Casasús (2011), los códigos forman parte de una “deontología positiva (…) que
sistematiza los principios doctrinales o naturales” (p. 19). Jane Singer (2006) sostiene
que “los códigos de conducta de las comunidades profesionales permiten explicitar las
responsabilidades de los que forman parte del colectivo respecto de los que están
afuera” (citado en Micó, Canavilhas, Masip y Ruiz, 2008, pp-18-19). Y Navarro
Rodríguez y Casas Herrada (2009) dicen que “podemos definir un código deontológico
como un código de moral en el ámbito de una profesión concreta para que sea
cumplida con el resto de la sociedad por los miembros de esa profesión” (p. 66).
Otro aporta interesante a la conceptualización de la codificación lo plantean Herrán
y Restrepo (1992), cuando establecen diez diferencias entre los códigos deontológicos
y los códigos penales en función de sus implicaciones:
45
Ámbito restringido a una jurisdicción Ámbito de influencia universal.
determinada (por ejemplo, un Estado).
Plantea exigencia mínimas para conciliar los Exigencias profundas, pues tocan la
intereses de la mayor parte posible de una naturaleza del ser humano y sus
comunidad. obligaciones para consigo mismo y con los
demás.
Tienen un área de acción específica. Van “más allá” de lo que exigen las normas
penales o civiles.
Elaboración propia 2018 a partir de Herrán y Restrepo (1992, p. 28-29)
Otros dos autores que se han ocupado de definir qué entienden por un código
deontológico son Barroso Asenjo (2011) y Aznar. Para el primero, se trata de:
Y agrega:
(…) los códigos deontológicos abordan los aspectos más sustanciales y fundamentales de
un ejercicio profesional, es decir, aquellos que conforman o entrañan su específica
dimensión ética. Por ello mismo este tipo de códigos son más necesarios en aquellas
actividades sociales y laborales en las que el profesional dispone de un mayor margen de
46
decisión personal al realizar su labor y asume una mayor responsabilidad por la índole de
su cometido y los efectos que éste tiene para otras personas: como en el caso de la
información y la comunicación. (p. 126)
Es decir: no hay espacio, según la definición de este autor, para que sea un órgano
externo a la profesión el que desarrolle un código de conducta, ni tampoco es
admisible que exista un control exógeno para velar por su cumplimiento.
Por otro lado, el periodismo representa con claridad ese tipo de actividad en la que
los códigos deontológicos son más necesarios, puesto que se verifican las dos
condiciones que prevé Aznar: la autonomía del profesional y la implicación social. Pero
veintidós años después del trabajo que estamos citando, nos es posible incorporar un
nuevo argumento, y es el que surge del periodismo de autogestión. Nos referimos a
que, a partir de la revolución digital y del desarrollo tecnológico aplicado al trabajo de
prensa, una enorme cantidad de periodistas profesionales desarrollan sus tareas de
modo independiente o autogestionado.
El hecho de no formar parte de una estructura empresarial en la función de
empleado, ubica al periodista de autogestión en el papel de tener que generar sus
propios ingresos a través de la venta de espacios publicitarios, tanto a empresas
privadas como a organismos estatales. Esta realidad representa un desafío
deontológico decisivo para este tipo de trabajador, para quien la existencia de un
código deontológico que incorpore un abanico de situaciones vinculadas a la ética de
la profesión en tiempos de la explosión digital puede resultar fundamental.
47
Habiendo recorrido el pensamiento de distintos autores acerca de la naturaleza de
los códigos deontológicos, nos resulta útil analizar cuáles son los objetivos de estos
instrumentos. Para Vidal Casero (2003), en orden a sus finalidades, los códigos tienen
que estructurarse a partir de cuatro premisas que toda normativa debe explicitar:
(…) poner en foco ciertos principios bien aceptados: el respeto de la verdad y el derecho
público a la verdad; el derecho a las críticas y comentarios justos; información objetiva y
basada en hechos; uso de métodos justos para obtener información; disposición a
corregir errores; respeto de la confidencialidad de las fuentes. (p. 13-14)
Pues bien, y más allá de su naturaleza conceptual y de sus objetivos: ¿son útiles los
códigos deontológicos para el ejercicio de la profesión?
Aznar ha abordado esta cuestión en varios de sus trabajos. Y lo ha hecho a partir
de presentar las que, entiende, constituyen las ventajas de estos instrumentos de
48
autorregulación, a las que pone en debate con las críticas que reciben. Así, este autor
(1999b) presenta cinco ventajas de los códigos deontológicos:
Desde nuestra perspectiva, las críticas “ii” y “iv” son rebatibles de forma
relativamente sencilla. Respecto de la supuesta generalidad del contenido de los
códigos, es evidente que ningún tipo de normativa de conducta de ninguna especie
podría contener la totalidad de las situaciones que se producen en una determinada
49
profesión. Los códigos engloban circunstancias de carácter general y/o habitual del
ejercicio de una actividad, y, a partir de allí, actúan como guías para que los
profesionales resuelvan dilemas de carácter deontológico. Para Aznar (1997):
(…) las circunstancias que rodean a los fenómenos de la comunicación varían en cada caso
y sería absurdo que un código tratara de recogerlas todas (…) La respuesta a este
problema está en el papel que siempre debe jugar la conciencia moral del profesional. (p.
137).
Sobre la cuarta objeción que suelen enfrentar los códigos deontológicos, el que
sostiene que terminan operando como instrumentos que legitiman conductas
inapropiadas de las organizaciones empresarias de medios al reducir la ética al
universo individual del profesional, podemos desarrollar dos respuestas:
50
ii. Los códigos, cuando están presentes en la cotidianeidad del ejercicio
de la profesión, tienden a actuar como un combustible que aleja al
periodista de la zona de confort en la que podría instalarse. Las
empresas periodísticas, en el afán de alcanzar sus objetivos y evitarse
problemas, suelen mitigar la inquietud de los profesionales por
remover lo establecido. Con el código en la mano, los periodistas
pueden valerse de él para profundizar sus investigaciones y actuar,
siempre, al servicio del derecho del público a estar informado. De
esta forma, los códigos no actúan de modo alguno como efectos
individualizadores de la ética de la comunicación, poniendo a
salvaguarda a las empresas. Lejos de ello, cuentan con peso
específico como para transformarse en socios de los buenos
periodistas en su aspiración de construir una profesión que se
encuentre más acorde a los principios que justifican su existencia.
Otros autores (Puddephatt 2011, Barroso Asenjo 2011, Navarro Rodríguez y Casas
Herrada 2009, Mayoral Asensio 2011, Meyer 2011, Bertrand 2005, Koylu 2006) se han
sumado a Aznar al recolectar también algunos cuestionamientos a los códigos
deontológicos, fundamentalmente en torno de las críticas que postulan que podrían
constituir un cercenamiento a la libertad de expresión de los profesionales —
transformándose así en vehículos de autocensura— y de su presunta falta de
efectividad.
Abordemos la primera discusión. ¿De qué forma, o en qué casos, un código
deontológico podría representar un elemento que ponga en riesgo la libertad de
expresión? Para nosotros, tratándose los códigos de instrumentos propios de la
autorregulación, y que son formulados por los propios profesionales de una actividad,
su aceptación y cumplimiento poseen una naturaleza exclusivamente voluntaria. Por lo
tanto, carecen de potencia coercitiva, y está bien que así sea, aunque esto dé paso a la
crítica que afirma que no son instrumentos efectivos porque no tienen capacidad de
sanción.
En nuestra mirada, si un órgano externo a los profesionales del periodismo
desarrollara un código deontológico y pretendiera aplicarlo, pues ese código no sería
51
ya una herramienta de autorregulación sino un mecanismo pretendidamente
regulatorio. Y, por ello, no estaríamos ante el mismo instrumento que estamos
analizando en este apartado.
Pongamos un ejemplo: si un gobierno o una corporación empresaria crearan un
código deontológico que no surgiera del consenso de los profesionales y que se
propusiera moldear a los trabajadores de prensa de acuerdo a unos intereses
particulares, los periodistas no tendrían más razón para acatarlo que el propio temor a
sufrir represalias. Meyer (2011) recuerda que “incluso los nazis tenían normativas de
prensa, diseñadas para respaldar su Nuevo Orden, que fueron impuestas después de
que llegaron al poder a través de organizaciones de prensa” (p. 11).
En el ejemplo de Meyer, es evidente que existe una limitación a la libertad de
expresión de los periodistas, sea por la fuerza de la sanción, o sea a través de la
autocensura. Pero, en el caso anterior, ¿estamos hablando de la misma herramienta
que nosotros proponemos para el caso argentino? Entendemos que no, puesto que, en
ese caso, no serían los miembros de una profesión quienes decidieran un camino
normativo para ejercer su autocontrol. Sería un órgano externo —estatal o privado—
quien pretendiera ejecutar esa regulación. De modo que nos parece equivocado el
reproche sobre qué un código deontológico en tanto herramienta de autorregulación
podría operar como un arma contra la libertad de expresión. Se trata, como vimos más
arriba, de un
(…) compromiso libre y voluntario de los propios implicados. Nunca puede tratarse de una
imposición externa —de políticos, empresarios, etc. — destinada a conseguir fines
contrarios a los bienes internos del periodismo (…) [Los códigos son] una clarificación de
las normas que regulan y rigen desde dentro una práctica profesional (…) no son pues una
restricción de libertad sino una manifestación suya. (Aznar, 1999b, p.38-40)
Koylu (2006) coincide con Aznar al destacar que los códigos son dispositivos que,
lejos de coartar la libertad, la impulsan, ya que “en regímenes autoritarios, los códigos
pueden brindar apoyo moral a un periodista bajo presión y puede fomentar la
solidaridad profesional” (p. 19, traducción propia).
52
Por último, nos parece oportuno analizar la crítica que afirma que los códigos
deontológicos no tienen utilidad práctica. El argumento más importante de quienes
sostienen este cuestionamiento pasa por la falta de sanción efectiva para aquel
profesional que incumple la normativa. Barroso Asenjo (2011) hace especial hincapié
en esta cuestión, cuando afirma:
(…) todo parece indicar que los códigos éticos son en realidad un pacto de caballeros. Un
compromiso de comportamiento de unos profesionales que responden sólo ante sí
mismos y ante su conciencia, porque nada más fácil que burlar muchos de los preceptos
que en ellos figuran sin que puedan descubrirlo terceras personas. De ahí que incluso los
periodistas más corruptos se conviertan en público, en algunas ocasiones, en adalides de
los comportamientos más rigurosamente éticos, para sorpresa de quienes les conocen
bien. (p. 175)
Es cierto que siempre habrá profesionales que aprovechen esta ausencia de sanciones
formales para enriquecerse o promocionarse rápidamente con impunidad. Pero esa clase
de personas va a existir siempre, existan o no los códigos; incluso existan o no las
sanciones. (p. 45)
53
Además, Aznar expone los riesgos de ejecutar medidas coercitivas para dotar a los
códigos de la supuesta efectividad práctica que les faltaría. Propone una medida
intermedia, por ejemplo, que algún organismo de enjuiciamiento —un Consejo de
Prensa, por ejemplo— exponga a publicidad la existencia de una falta deontológica de
un periodista, quien, tras esta condena de índole moral, se vería impulsado a mejorar
sus prácticas (p.44). De alguna manera, Bertrand (2005) coincide con este enfoque,
que encuentra en la participación del público, incluso desde la elaboración de los
propios códigos, una forma de que éstos obtengan utilidad práctica (p. 11).
Y, más allá de la discusión sobre la no coerción, se ha cuestionado la falta de
practicidad de los códigos por quedar éstos en forma recurrente “desfasados e
inoperantes” por falta de actualización (Mayoral Asensio, 2011, p. 10).
Para nosotros, el que un código constituya una herramienta de autorregulación
práctica y eficaz dependerá de la capacidad de los profesionales que lo formulan para
generar un proceso de actualización continuo de sus contenidos. En esta línea, casi
cuarenta años atrás, Jones (1980) postulaba:
Ningún Código de Ética puede considerarse como definitivo o estático. Un código cambia
como una lengua; los significados cambian, las actitudes cambian. Debe haber alguien o
algún grupo encargado de su revisión regular, de su evaluación y de recomendar la
introducción de nuevas cláusulas para hacer frente a nuevas necesidades. (p. 64)
54
Los códigos no resuelven por sí solos todos los problemas éticos de la comunicación. Pero
se equivocan quienes los consideran inútiles por ello. Muy al contrario, lo que hay que
hacer es complementarlos con nuevos mecanismos que completen su labor de
autorregulación. Hay que ir más allá de los códigos; pero ciertamente pasando por ellos.
(p. 42-43)
55
fundamental de los medios de comunicación (información veraz, precisa, imparcial y
equilibrada) es amenazada. (p. 145-146)
(…) la observancia de los principios de ética profesional del periodista compromete tanto
a los trabajadores de la prensa como a los empresarios, directores y editores de los
medios periodísticos: en otras palabras, a todos los que tienen que ver con la empresa
periodística. (p. 40)
El argumento que usan Herrán y Restrepo tiene que ver con que la empresa
periodística “tiene deberes éticos adicionales a los usuales en otros sectores de la
economía, precisamente por el carácter muy peculiar y las consecuencias sociales del
producto, la información” (p. 40). Y transportan esta responsabilidad a los directivos
de esas empresas, al sostener, citando al Código del Círculo de Periodistas de Bogotá
(CPB, 2006), que
(...) los empresarios, los gerentes y los empleados de los departamentos administrativos y
comerciales de los medios de comunicación tienen las mismas responsabilidades éticas
del periodista. Por consiguiente:
1. Están en el deber de evitar todo compromiso u otorgar privilegios que
pongan en duda la independencia informativa del medio.
2. Su participación en juntas directivas, y su vinculación a cargos, asesorías a
empresas distintas, compromete la independencia del respectivo medio de
comunicación.
3. Debe diferenciarse con absoluta claridad todo el material de carácter
publicitario, como el remitido, el publirreportaje, la publicidad política, los
suplementos comerciales especializados, etc. (CPB, 2006)
56
Ilustraremos este último punto con un ejemplo del caso argentino. El portal
Infobae, el sitio web de noticias más leído de la Argentina (Total Medios, 2018), utiliza
con habitualidad el recurso de publicar espacios publicitarios enmascarados de
contenido periodístico, confundiendo así a los lectores. Lejos de tratarse de un error
de concepción en la edición, es un acto deliberado que le permite a la empresa elevar
el valor del espacio publicitario, garantizando dos variables:
57
Imagen 2. Infobae, 30 de agosto de 2018
58
Imagen 4. Infobae, 30 de agosto de 2018
Content LAB tiene como misión llevar la capacidad de storytelling a las marcas, a través de
una solución de content marketing para que puedan alcanzar a las audiencias
protagonistas con historias de calidad y relevantes. Está compuesto por un equipo
editorial/creativo y desarrollará contenidos con los mismos recursos gráficos y narrativos
a los utilizados por las marcas editoriales de La Nación, distribuyéndolos a través de sus
plataformas y redes. (Dossier, 2015)
59
Es decir: la empresa admite que empleará, al publicar contenido publicitario, los
mismos recursos gráficos y narrativos que utiliza para sus espacios periodísticos.
Podemos verlo en las imágenes 5 a 7:
60
Imagen 6. La Nación, Edición digital, 30 de agosto de 2018
61
En la Imagen 5, vemos la portada del sitio de La Nación, en donde el contenido
publicitario de la marca automotriz BMW aparece camuflada como una noticia más.
Incluso, el medio no hace mención allí a que se trata de la herramienta comercial
Content LAB, generando aún más confusión en el lector. En la Imagen 6, se observa el
interior del material, en donde sí puede verse debajo de la imagen el anuncio de que el
público no está ante contenido periodístico sino ante una publicidad.
Por último, en la Imagen 7, vemos entremezcladas noticias periodísticas con más
elementos publicitarios de Content LAB. Como se ve allí, hay dos títulos de naturaleza
publicitaria de las marcas Supervielle y Nescafé disimuladas entre artículos
periodísticos de lifestyle (“Un grupo de investigadores te quiere pagar para que comas
palta todo el día”) o de carácter médico-climático (“Zonda, el viento que aumenta las
consultas en las guardias y las internaciones”).
Pero La Nación no solamente utiliza la publicidad encubierta en su versión digital.
También lo hace en su tradicional versión de papel, aunque allí propone una leve y casi
imperceptible modificación en la tipografía de la “noticia” que está vinculada a una
marca y que constituye un espacio publicitario. Así se puede ver en las imágenes 8 y 9:
62
Imagen 8. La Nación, Edición impresa, 2 de septiembre de 2018
63
Imagen 9. La Nación, Edición impresa, 2 de septiembre de 2018
64
la estrategia de disfrazar de información a parte de su contenido publicitario, sino que
lo hace disimulando propaganda política. Bajo el slogan de “contenido patrocinado”,
Clarín disfraza de noticia a una propaganda pagada por un candidato:
65
La Imagen 10 nos muestra el recorte de la portada del sitio digital de Clarín, en
donde se puede leer el titular “Las PASO bonaerenses. Fuerte apoyo del peronismo a
Mario Ishii”. Y en la Imagen 11, observamos la réplica de la propaganda en la cuenta
oficial de Twitter del medio, también disfrazada de noticia. En ambos casos, el medio
coloca la consigna “Contenido patrocinado”, pero utilizando la misma tipografía y
formato que en el resto de las noticias, en una intención manifiesta de que la
propaganda sea confundida por el lector con una información genuina.
En este caso particular, el dirigente político Mario Ishii procuraba instalar su
candidatura a la gobernación bonaerense por una facción del peronismo. Para ello,
compró este espacio de propaganda en Clarín para fraguar un supuesto “fuerte apoyo
del peronismo” a su candidatura, cosa que no sólo no ocurrió, sino que Ishii ni siquiera
alcanzó a presentar su postulación, justamente, por falta de apoyo.
Independientemente de la voluntad e intenciones de un determinado dirigente
político, lo que aquí nos ocupa es que un medio de comunicación —el de mayor
impacto en ventas, el periódico más leído y el segundo portal más visitado— accede a
vender un espacio de propaganda, disfrazándolo de noticia para despistar al lector.
Ahora bien. ¿Por qué observamos una transgresión deontológica en las estrategias
de Infobae, La Nación y Clarín? Porque el intento de engaño al público se hace
evidente al utilizar estos tres medios:
i. La misma tipografía.
ii. El mismo estilo en la elaboración de titulares.
iii. El mismo esquema narrativo.
iv. La misma disposición gráfica.
v. Fotografías de características similares.
66
encima de la responsabilidad social que les corresponde como empresas periodísticas.
Ningún periodista debe prestarse a participar de este tipo de acciones, que constituyen
faltas graves a la ética de la profesión.
No ignoramos las dificultades de monetización que el desafío digital impone a los
medios con vastas estructuras, pero no es concebible ni aceptable que la solución que
las empresas encuentran a esa situación sea la utilización de recursos que sacrifiquen
la calidad y la ética periodísticas.
En España, en tanto, Maciá-Barber (2015) recoge de diversos estudios sobre
profesionales de la prensa una creciente percepción acerca de que existe un
(…) predominio en los medios de los intereses particulares de los poderes económicos
(corporaciones, anunciantes, accionistas…) y las ambiciones propias de la policía
(Gobiernos, partidos políticos…) frente al intereses general de la ciudadanía (…) [lo que
muestra] el desprecio a la autonomía del profesional de la información. (p. 120)
Los propietarios de medios pueden utilizar su poder para influir en la forma en que las
noticias son producidas y publicadas, así como pueden establecer las prioridades
editoriales de la organización. En tales circunstancias, un código de ética de los periodistas
tendrá relativamente poco poder. Por lo tanto, además de los códigos de ética
67
profesional, es importante tener garantías de independencia editorial para que los
periodistas puedan actuar libres del control directo de los intereses de los propietarios.
Independencia editorial es la condición que le otorga al periodista el derecho de decidir
qué cubrir, cómo cubrir y cómo publicar en el periódico, revista o programa de TV o radio,
independientemente de las opiniones de los propietarios. (p. 14)
(…) la ética es una técnica y una exigencia profesional. La ética individual en el periodismo
no basta (…) es inútil, no puede sobrevivir mucho tiempo —lo hemos constatado con
dolor una y otra vez— si no está respaldada de manera incondicional por un compromiso
ético del medio. (p. 27)
68
(…) un compromiso moral específico asociado a la naturaleza del bien con el que operan
—la información y la comunicación—. Ese compromiso las debería distinguir del resto de
las empresas, poniendo límites, por ejemplo, a su búsqueda del beneficio o su
competencia agresiva. (p. 75)
Y sigue:
(…) en la medida en que no puede exigirse legalmente (ni, por otra parte, convendría en
absoluto que así fuera), esa limitación de los objetivos patronales se convierte en un
compromiso deontológico que deberían asumir voluntariamente las empresas de
comunicación, reconociéndose a sí mismas —o a los medios que regentean— obligadas a
cumplir ciertas exigencias morales derivadas de su función social. (p. 75)
69
Una alternativa todavía muy poco desarrollada en Latinoamérica en general y en
la Argentina en particular es la ejecución de programas de “transparencia informativa”
que las empresas periodísticas pueden llevar a cabo para mejorar sus estándares
deontológicos. ¿De qué se trata este tipo de procesos? Ramón, Mauri de los Ríos y
Alcalá (2016) sostienen que
Los mismos autores detallan, tras un estudio específico realizado sobre medios de
México, Francia y Estados Unidos, que forman parte de la trasparencia informativa los
siguientes elementos:
70
En el caso argentino, se ha exacerbado también en el último tiempo el problema
de la concentración de la propiedad de los medios “especialmente a partir de la
autorización en 2018 para que las empresas de telecomunicaciones puedan ofrecer el
servicio de televisión paga y de internet en los hogares, en simultáneo con el
desarrollo de contenidos audiovisuales, gráficos y digitales” (Biderman Núñez, 2018, p.
18). Esta situación, sumado a un intrusismo empresarial de compañías que llegan al
negocio de los medios con un objetivo desvinculado del rol social del periodismo, ha
agravado la crisis deontológica del sector.
Como hemos observado, existe un consenso más o menos general entre los
estudiosos de la cuestión deontológica acerca de que la participación de las empresas
de comunicación en un compromiso ético ligado a su responsabilidad social es
visiblemente necesario para que exista un mejor periodismo. Sin embargo, a nuestro
parecer, los instrumentos de autorregulación de los profesionales de la prensa deben
focalizarse en la tarea y en los valores de los periodistas y no en la gestión empresarial.
En otras palabras: si los periodistas se comprometen a cumplir su código
deontológico y consiguen organizarse en defensa de su autonomía profesional y de su
independencia editorial, las empresas estarán más cerca de respetar los parámetros
éticos que demanda un periodismo de calidad. Los comunicadores, entendemos,
deben poner el foco en sus propias herramientas de autorregulación, que son las que
tienen la capacidad de operar como filtros de calidad para la producción periodística
de las empresas, más allá de los intereses que éstas pretendan representar o
conseguir. En ello, quizá, reside el principal desafío de los periodistas en defensa de su
profesión y en la búsqueda de recrear la credibilidad y la confianza del público.
71
Lector, según el sistema o medio en donde se emplee. Se trata de “una persona
contratada específicamente para representar los intereses del público ante un medio y
gestionar sus quejas particulares por coberturas y tratamientos periodísticos
determinados” (Albarrán de Alba, 2002).
Si bien buena parte de la literatura que estudió el papel del ombudsman en el
periodismo remite su origen a Suecia, lo cierto es que, en 1922, el mítico periódico
japonés puso en práctica la figura del Defensor del Lector (García, 2013). Mucho
después, en 1969, el Consejo de Prensa de Suecia presentó en sociedad al ombudsman
de la prensa, un símil del Defensor del Pueblo que ya actuaba en numerosas ciudades
europeas y americanas. Desde ese entonces, el ombudsman sueco “es electo por un
comité formado por un representante del Parlamento, la asociación de abogados y el
Club Nacional de Prensa. Trabaja como una suerte de juez de primera instancia, que
puede actuar de oficio y derivar expedientes al Consejo” (Lacunza, 2013). En la década
siguiente, en Estados Unidos comenzó a utilizarse esta figura como Defensor del Lector
en diversos periódicos, como una estrategia de los medios para enfrentar una
creciente crisis de credibilidad.
En la cotidianeidad de las rutinas productivas de la comunicación, el ombudsman
opera como un instrumento de los medios para crear confianza. Así lo argumenta
Mayes (2006):
A) Defender al lector y favorecer el contacto del lector con el medio (…) Esta
fórmula del ombudsman puede servir para, primero, poner en práctica
72
aquello a lo que tiene derecho el público, a saber, el derecho a exigir
calidad y rigor en la información, y para, en segundo lugar, conseguir
estrechar las distancias entre el lector y el periódico y las personas que lo
hacen, participando en el medio.
B) Controlar la calidad (…) El ombudsman se encargará de que todos los
errores, denunciados o no por el lector, lleguen a oídos del autor, ya que
también actúa por iniciativa propia.
C) Incrementar la credibilidad y el prestigio del medio. Reconocer los errores
públicamente repercute, aunque pueda parecer lo contrario, positivamente
en la credibilidad del medio y en su prestigio porque:
i. Indica un deseo explícito de mejorar y de honradez.
ii. El público sabe que si un medio no publica sus fallos no se debe a que
no se producen sino a que no se reconocen públicamente. (p. 188-
189)
Para la autora, un ombudsman será eficaz si logra cumplir las tres funciones.
Albarrán de Alba dice que, si obtiene autonomía y apoyo por parte del medio, “el
defensor del lector juega un papel determinante como catalizador y árbitro imparcial
de las controversias entre el público y el medio, e incluso de aquellas que surjan entre
los propios periodistas” (Albarrán de Alba, 2002). Y allí está su función.
Arriagada (2012), recuperando en su texto a Clair Balfour, menciona tres funciones
del ombudsman:
73
i. Las relacionadas con erratas, errores e inexactitudes de detalle poco
importantes.
ii. Las que plantean errores más graves y cuestiones polémicas sobre el
tratamiento de las informaciones y otros contenidos del medio.
iii. Las de quienes se han visto afectados por una noticia y no están satisfechos
con ella. (p. 2)
74
El ombudsman, en tanto instrumento de autorregulación que trabaja como parte
integral de un medio de comunicación, también está sujeto a críticas. La más
importante consiste en que, siendo la misma empresa la que le pagará el salario y la
que puede disponer de su puesto de trabajo, su capacidad de cuestionamiento estará
atenuada consciente o inconscientemente. Además, al igual que los códigos
deontológicos, recibe el cuestionamiento de que no tiene “capacidad sancionadora” y
que “no suelen ocuparse de juzgar las páginas editoriales o de opinión” (Aznar, 1999c,
p. 4).
Otro reproche de esta figura es planteada por Núñez Encabo (2006), quien pone el
foco en su presunta falta de independencia:
75
Vicondoa Álvarez (1995) estructura las ventajas de que esto ocurra, cuestión que
compartimos:
(…) puede ser una herramienta útil, una referencia a tener en cuenta, o un sello de goma
que sirva a alguna empresa, gobierno u ONG para enviar representantes a algún congreso
internacional, recibir subsidios y dictar charlas. La eficiencia del ombudsman dependerá,
más bien, de una cuestión cultural. Aquellos países con democracias más maduras y
audiencias entrenadas en la diversidad informativa serán un campo más propicio para el
ejercicio de un defensor en serio. (2013)
76
nominativo y su imagen un membrete, sino que también puede convertirse en un foco de
conflicto interno por carecer de la indispensable legitimidad para llamar a cuentas a los
periodistas por lo que hacen o no y por lo que escriben o dejan de lado. (2002)
77
incluso tenga otras tareas simultáneas. Pero, a nuestro entender, el papel del
ombudsman debe ocuparlo un periodista profesional con sólida formación y
trayectoria. Idealmente, su lugar de trabajo debe estar estrechamente vinculado a la
redacción. Su relación con los periodistas debe ser exclusivamente profesional, tan
sólo para comunicar sus acciones en favor del público y sus demandas específicas para
los trabajadores de prensa, cuando éstas ameriten alguna intervención de parte de los
periodistas. En particular, encontramos en el ombudsman un personaje útil para
cumplir con un desafío fundamental de estos tiempos: garantizar un tratamiento
informativo vinculado a los principios deontológicos de la profesión.
En síntesis: en nuestra investigación vemos al ombudsman —siempre que éste
consiga actuar de forma independiente, resistiendo en forma paralela a las presiones
de las autoridades de la empresa periodística y a las que pudieran originarse en la
redacción o lugar de trabajo— como un eficaz dispositivo de apoyo para la
herramienta fundacional de autorregulación, que es el código deontológico de la
profesión. Coincidimos, a su vez, con Vicondoa Álvarez (1995) cuando postula que un
medio “que disponga de esta figura no tiene por qué ser más ético u ofrecer más
calidad que otro sin ombudsman. Pero sí es otra fórmula más de la que dispone el
medio para cumplir esa aspiración” (p. 192).
(…) un organismo independiente que estudia las quejas que le llegan sobre la actuación de
los medios y que, cuando lo merece el caso, emite una resolución juzgando dicha
actuación desde un punto de vista deontológico. Probablemente sea el mecanismo de
autorregulación más completo (…) [que] requiere igualmente el compromiso
autorregulador de las empresas y los medios de comunicación. (p. 203)
78
A su vez, argumenta Aznar, los consejos requieren también de la participación del
público para su funcionamiento y cuentan con la ventaja de que “no pertenecen a
ningún medio en particular, de modo que las suspicacias respecto a su independencia
están poco justificadas en su caso” (p. 204).
El consejo de prensa es, a la vez que una herramienta de autorregulación, una
barrera de protección para los periodistas y, por lo tanto, para la libertad de expresión.
Como ya veremos, tanto el formato como las funciones específicas de estos consejos
cambian según el país del que se trate, pero todos conservan la esencia de ser un
instrumento de autorregulación deontológica de la prensa.
Una perspectiva interesante la presenta Núñez Encabo (2006), quien basa su
análisis en los documentos generados por el Consejo de Europa. Para este autor, la
actuación central del consejo de prensa está orientada a operar como una suerte de
garantía de cumplimiento de un código deontológico. Un consejo de prensa que se
constituye en observador y garante del acatamiento a un código de conducta se trata
del “mejor modelo para garantizar simultáneamente los dos derechos fundamentales
de emisores y receptores en relación con los contenidos” de los medios (p. 72). Pero
esto sólo ocurrirá cuando:
Y concluye:
79
¿Cuál es la autosanción? Asumir la publicación de esas resoluciones para que así los
ciudadanos conozcan qué medio, o periodista, es ético y cuál no. Estos tres requisitos
concretan la definición de todo código de deontología del periodismo y del auténtico
control ético sin los cuales la ética del periodismo está vacía de contenido y de eficacia,
reduciéndose a un mero nominalismo. (p. 72)
Un costado que genera debate es si los consejos de prensa deben estar integrados
sólo por periodistas o si, por el contrario, debe darse lugar a la participación a
miembros de la sociedad civil. Para Suárez Villegas (2015), la particularidad del consejo
consiste en que se trata de una instancia de autocontrol “matizable, pues la integran
también miembros procedentes de la sociedad” (p. 136). Y profundiza:
Sin embargo, la mayor parte de los consejos de prensa están integrados con
exclusividad por miembros de la comunidad periodística. Y aunque se otorgue un
espacio para la intervención de otras áreas de la sociedad, el ADN de estos organismos
exige que sean los propios periodistas los que conserven el control para garantizar que
se trata de herramientas de autorregulación y no de fiscalización externa.
Pues bien. ¿Cuáles son las funciones del consejo de prensa? Para examinarlas,
analizaremos dos casos clásicos y que cuentan con reconocimiento internacional. El
primero de ellos es el Consejo de Prensa Británico o British Press Council. Se trata del
consejo “más reconocido y admirado” (Carrillo, 1986a, p. 87) y que “ha servido de
referencia para la creación de consejos similares en otros países” (Aznar, 1999b, p.
205). Este organismo, fundado en 1953 como consecuencia de un debate en la
sociedad británica acerca de presuntos abusos de los periodistas, tiene la
particularidad de que está integrado por periodistas, editores y público, y la sociedad
civil está particularmente representada. Tal es así que:
80
(…) desde 1978, [el British Press Council] presenta la siguiente composición: un presidente
(como persona no relacionada con el mundo de la prensa y que normalmente ostenta la
condición de jurista) y 36 miembros, 18 en representación de editores y periodistas y los
18 restantes en representación del público. Estos últimos son elegidos por cuatro
personalidades de prestigio en el país, pudiendo resultar electos estudiantes, sindicalistas,
clérigos, etc. (p. 91)
El otro caso tradicional que nos parece interesante analizar es el del Consejo de la
Prensa Alemana, nacido en 1956 a la luz del British Press Council. Esta institución fue
81
fundada por cinco periodistas y cinco editores, y aún hoy está integrado sólo por
miembros de la comunidad periodística. O sea, a diferencia del consejo británico, ni el
público ni la sociedad civil tienen un lugar predeterminado en su estructura.
Las funciones del Consejo de la Prensa Alemana son:
Es beneficioso observar que ambos consejos poseen entre sus funciones el velar
por la defensa de los principios éticos de la profesión y el ocuparse de las denuncias y
quejas del público sobre el accionar de los periodistas. Mientras que el British Press
Council prefiere la publicación de informes en donde pueden detallarse infracciones a
la ética periodística, el Consejo de la Prensa Alemana detalla con precisión los tipos de
sanción que el organismo puede aplicar cuando considere que se han vulnerado el
código de conducta de los periodistas. Éstas son:
82
(…) la magnitud de la violación, sus consecuencias para los afectados por la publicación, al
igual que las eventuales gestiones emprendidas por el órgano de prensa para paliar dichas
consecuencias y/o para evitar las violaciones repetidas. En cualquier fase del proceso son
viables las advertencias y las recomendaciones que conduzcan a una rectificación
(aclaración), y en consecuencia a un acuerdo válido entre las partes interesadas. La
Comisión de Reclamaciones puede desistir de tomar medidas a pesar de que la
reclamación sea procedente cuando el órgano de prensa implicado ya haya decidido
enmendar la situación, por ejemplo mediante la publicación de una carta de lector o de
una rectificación de la redacción. (Konrad Adenauer Stiftung, 2002, pp. 6-11)
Un caso más cercano en el tiempo, pero igual de atractivo para el análisis, es el del
Consell de la Informació de Catalunya (CIC). Surgido en 1999, el CIC se autodefine
como:
(…) una entidad sin ánimo de lucro constituida por la manifestación de voluntad del
Colegio de Periodistas de Catalunya (CPC), que tiene la finalidad de velar por el
cumplimiento de los principios de ética profesional periodística contenidos en el Código
Deontológico, el cual fue aprobado por la Junta de Gobierno del CPC y por el II Congreso
de Periodistas del año 1992 (…) [Tiene] el objetivo de ser un órgano de arbitraje privado e
independiente. Como tal, ejercerá sus funciones sobre los profesionales y medios que
desarrollen sus actividades informativas en el territorio de la Comunidad Autónoma de
Catalunya. (FCIC, 2018)
En la práctica, el CIC actúa como órgano receptor de quejas, a partir de las cuales
realiza investigaciones sobre presuntas faltas a la ética periodística, promoviendo
resoluciones y arbitrando entre las partes que acepten su mediación. A su vez, el CIC se
reserva el derecho de actuar de oficio ante hechos que considere socialmente
trascendentes. En concreto, este organismo analiza la conducta de medios y
periodistas a la luz del código deontológico del CPC. Pero, en especial, posa su mirada
sobre eventuales infracciones a los doce puntos principales del código, que son:
83
i. Observar siempre una clara distinción entre los hechos y opiniones o
interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada de ambas
cosas.
ii. Difundir únicamente informaciones fundamentadas, evitando afirmaciones
o datos imprecisos que lesionen la dignidad de las personas o provoquen
descrédito.
iii. Rectificar, si procede, con diligencia.
iv. Utilizar métodos dignos para obtener información o imágenes.
v. Respetar el off the record.
vi. Reconocer a las personas individuales y/o jurídicas su derecho a no
proporcionar información ni responder preguntas.
vii. No aceptar nunca retribuciones o gratificaciones de terceros.
viii. No utilizar nunca en provecho propio informaciones privilegiadas.
ix. Respetar el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen.
x. Observar escrupulosamente el principio de la presunción de inocencia.
xi. Tratar con especial cuidado toda información que afecte a menores.
xii. Actuar con especial responsabilidad y rigor en el caso de informaciones u
opiniones con contenidos que puedan suscitar discriminaciones por razones
de género, raza, creencias, extracción social y cultural y enfermedad, así
como incitar al uso de la violencia.
84
iv. Defender los principios deontológicos del periodismo y sus valores éticos y
profesionales, y dar a conocer públicamente la posición de la Fundación [el
CIC] cuando estos valores y principios se vean afectados.
v. Promover la difusión en la sociedad de los principios y valores de la ética y
la deontología periodística a fin de que los ciudadanos puedan conocerlos y
exigir su cumplimiento. (p. 28-29)
(…) la viabilidad de los Consejos de Prensa está en función de la concurrencia de una serie
de factores (…): su independencia del poder político; el mantenimiento de una adecuada
relación con el público; en la fuerza exclusivamente moral de sus resoluciones, y en la
defensa de la prensa respecto de todo tipo de presiones, y del público en relación a los
abusos que la prensa pueda cometer en el ejercicio de la libertad de expresión. (p. 90)
Para Toulmin (2006), el desafío principal que enfrentan hoy los consejos de prensa
es obtener un financiamiento que los haga sostenibles. Este autor propone cinco
posibilidades para que estos organismos cuenten con fondos para desarrollar sus
tareas:
85
i. Financiación del Estado
ii. Financiación del propio sector de periódicos y revistas
iii. Financiación de organizaciones no gubernamentales
iv. Cobrar a las personas que utilicen el sistema
v. Una mezcla de las anteriores. (p. 120)
A juicio del autor, la única opción viable y sostenible es que sea el sector de la
prensa el que financie la estructura de autocontrol, puesto que:
Por lo tanto, debe ser la industria periodística la que aporte los fondos para
garantizar un funcionamiento eficaz de esta potente herramienta de autorregulación.
Por último, Pinker (2006) sostiene para que un consejo de prensa tenga eficacia,
deben concurrir en forma simultánea una serie de factores:
86
Cuando concurran las cinco instancias mencionadas, dice Pinker, “los Consejos
deben tratar de manera eficaz, justa y rápida las quejas que reciban, si desean ganarse
el respeto y la confianza del público general” (p. 151).
Tras haber recorrido las diversas perspectivas de los autores que han estudiado la
temática, nuestra investigación se inscribe en la línea que observa al consejo de prensa
como una herramienta de autorregulación muy beneficiosa en aras de avanzar en un
mayor cumplimiento de los principios deontológicos. A su vez, nos parece pertinente
señalar que:
87
Desde nuestra perspectiva, y a partir de estas premisas, el consejo de prensa
aparece como una instancia fundamental de autorregulación, tanto para operar en
defensa de la independencia de los periodistas, como para constituirse en una garantía
de cumplimiento de los principios deontológicos de la profesión.
Este autor acude a relatar la experiencia del sello TAO of Journalism, que en 2010
se puso en práctica en los Estados Unidos, surgido como una iniciativa académica en
Seattle, pero luego promovido por el Consejo de Prensa de Washington. La sigla TAO
(Transparency, Accountability and Openness) hace referencia a los conceptos de:
88
i. Transparencia
ii. Responsabilidad
iii. Apertura
Los tres puntales en que se asienta este modelo son la transparencia sobre la propiedad
del medio y los intereses que pueda albergar y a los que sirve; la responsabilidad sobre los
resultados de su labor y la rauda rectificación de los errores en que incurra; y su apertura
a la multiplicidad de puntos de vista forjada por una participación activa de las audiencias.
(p. 122)
Y continúa:
89
presión para que las empresas periodísticas mejores sus estándares de calidad
deontológica para obtener así esta certificación.
La crítica más habitual que recibe este tipo de instrumentos es similar a las que se
formulan sobre los códigos deontológicos: que no cuentan con capacidad coercitiva. Al
no poder, el consejo de prensa o el observatorio académico que lo emitan, ejecutar
acción alguna contra los medios de comunicación que incumplan los principios éticos
de la profesión, el sello podría transformarse en un dispositivo intangible e
intrascendente. Sin embargo, en nuestra mirada, el éxito de un sello de calidad
dependerá de dos variables fundamentales que no tienen que ver con el poder de
sanción:
Para lograr que el público le otorgue sustento a esta certificación, el primer paso
será conseguir una difusión adecuada y argumentada sobre la pertinencia y la
necesidad de instaurar el sello. La ciudadanía debe participar de la idea de que sólo a
través de un periodismo profesional que esté alineado con los principios deontológicos
se podrá hacer efectivo su derecho a la información. Y, el segundo paso, será trabajar
para que las audiencias hagan explícito a sus medios de preferencia, a través de su
participación activa, el apoyo al sello de calidad.
La otra variable imprescindible para que un sello consiga operatividad pasa por la
confianza que el público deposite en la organización que lo produzca y entregue. Esa
entidad debe ser, ante todo, independiente de la industria de la propiedad
periodística. Si, por alguna razón, esa credibilidad se ve dañada, el sello de calidad
perderá sentido y ni los medios de comunicación ni el público estarán interesados en
su existencia. Cuando, al abordar esta temática, nos referimos a la credibilidad de la
entidad que emite el sello, nos referimos a que se debe tratar de un organismo
insospechado de pretender beneficiar a uno o más medios de comunicación con la
entrega del sello, o de perjudicar a otros al negar su otorgamiento. La independencia
será, aquí, el valor fundamental para que un sello de calidad constituya una
herramienta útil de autorregulación de los medios.
90
Si bien esta clase de dispositivos no cuenta con una extensa tradición, pondremos
algunos ejemplos en donde se reconoce su existencia. Basado en la experiencia del
sello TAO, en 2013, el Consell de la Informació de Catalunya creó el Sello de
Compromiso Ético para los medios que aceptaron adherirse al cumplimiento del
código deontológico del CPC. En línea con los principios generales del CIC, el objetivo
del sello consiste en “promover unos niveles deontológicos elevados y precisos en la
práctica del periodismo ciudadano y otras formas emergentes de comunicación
pública” (Jiménez, 2016, p. 28).
Una particularidad del Sello del CIC es que, incluso una vez entregado a un
determinado medio de comunicación, puede ser retirado. Para ello, deben observarse
algunas de las siguientes circunstancias:
91
Según explicita el CPCR, el Sello de Garantía forma parte de un programa integral
que tiene los siguientes objetivos:
(…) un distintivo que garantiza que la empresa, institución y/o organización autorizada a
utilizarlo lleva a cabo unas prácticas de comunicación acordes con los principios de
profesionalidad y ética contenidos en el Código Deontológico de la Federación de
Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). La adhesión por parte del Colegio de
Periodistas de la Región de Murcia a dicho Código Deontológico garantiza el
cumplimiento, por parte de todos sus colegiados, de los principios allí recogidos que se
basan en el compromiso básico de respeto a la verdad. (COPRM, 2018)
Y sigue:
92
(…) los integrantes del Colegio de Periodistas de Murcia entienden que el ejercicio
profesional de la Comunicación conlleva un importante compromiso social, para hacer
realidad el derecho fundamental de todos los ciudadanos a la información y a la libre
expresión de ideas, sometiéndose a los límites que impidan la vulneración de otros
derechos fundamentales y manteniendo en el ejercicio de su profesión los principios
éticos y deontológicos que le son propios. (COPRM, 2018)
Podrán obtener autorización para el uso del Sello de Comunicación Responsable (SCR)
aquellas empresas, instituciones y organizaciones que cuenten con Departamentos de
Comunicación internos integrados por profesionales colegiados; o tengan externalizadas
las labores de comunicación– relaciones con medios de comunicación, organización de
actos, labores de protocolo, edición de publicaciones, comunicación interna,
mantenimiento de contenidos en la web, gestión de redes sociales, etc.–, contando, a
través de una relación mercantil o laboral, tanto con profesionales colegiados como con
empresas propiedad de un profesional colegiado. (COPRM, 2018).
Por último, el COPRM sostiene que, en nombre de la transparencia del sello, las
empresas e instituciones que se adhieran al programa del SCR no deben otorgar
ningún tipo de contraprestación económica al colegio.
Como señalamos más arriba, la mirada de nuestra investigación es plenamente
favorable al desarrollo de este tipo de sellos o certificaciones que promueven un
mayor cumplimiento de los principios deontológicos del periodismo. Para el caso en
que, en determinado contexto —como la Argentina—, no exista un colegio de
periodistas con reconocimiento, otra institución puede ocupar el rol de desplegar una
estructura de análisis sobre la ética de los medios.
Como plantearemos al momento de presentar nuestra propuesta aplicada, el
escenario ideal para este desarrollo es la creación de un observatorio sobre ética
93
periodística en el ámbito académico. Al no contar la Argentina con una colegiación
extendida ni reconocida, pensamos que un grupo de investigadores especializados en
ética periodística puede ejecutar la tarea de crear un sello de calidad deontológica a
partir del análisis del contenido de los medios y de la tarea de los periodistas. Para que
el proyecto cobre operatividad, la independencia de la universidad y del observatorio
debe estar fuera de discusión, así como su credibilidad ante la audiencia. De esta
manera, el sello constituirá un aporte real a un mayor cumplimiento de los principios
de la profesión.
Cerraremos esta primera serie de diez debates que están vinculados en forma
directa a la cuestión deontológica analizando la naturaleza de los foros y/o espacios de
opinión en el periodismo digital. Se trata de una temática compleja porque pone en
discusión un aspecto tan sensible como la libertad de expresión. La pregunta que
dispara la controversia es si los medios de comunicación deben o no regular los
espacios de opinión en sus versiones digitales y, para el caso en se responda
afirmativamente, qué tipo de control se debe ejercer.
García-Avilés (2006), en concreto, se pregunta: “¿Debe un medio de comunicación
abstenerse de publicar comentarios que contengan acusaciones contra figuras
públicas?” (p. 260). Y responde:
94
libre expresión de los ciudadanos. Esos sitios, desde esta perspectiva, deben asimilarse
a otros espacios de la esfera pública —un bar, por ejemplo—, en donde las personas se
pueden libremente sin temor a ser censurados o sancionados por sus opiniones.
Del otro lado, está la mirada que se inclina por ejercer una regulación sobre los
contenidos que proporcionan los usuarios. La base es la misma que se utiliza para
cuestionar la ausencia de controles de contenido en las redes sociales: el alto riesgo a
que se publiquen injurias o, incluso, a que se incite a la comisión de delitos de odio.
Como ejemplo, y en este sentido,
(…) la Comisión Europea (CE) les pide a las empresas de comunicación y redes sociales que
establezcan normas "fáciles y transparentes para notificar el contenido ilegal", así como
"sistemas de notificación sencillos para los usuarios" y que adopten "salvaguardas" para
proteger los derechos fundamentales, incluidos los chequeos y verificación. (…) los
contenidos ilegales en internet "siguen siendo un problema grave para la seguridad de los
ciudadanos y empresas". (CE, 2018)
95
iii. Regulación alta: el medio de comunicación exige un registro del
usuario y luego se encarga de verificar la veracidad de su identidad.
Además, dispone de un moderador que analiza los comentarios antes
de ser publicados. Y, en caso de que incumplan la normativa del
medio, deniega su publicación.
96
En conclusión, moderar los comentarios de los usuarios para evitar la difamación,
el insulto y el odio, bloqueando su publicación, es un imperativo ético de todo medio
de comunicación que pretenda desarrollar su tarea de forma profesional y a partir de
unos estándares elevados de calidad deontológica.
A los que, entendemos, son los diez debates fundamentales acerca de la deontología
periodística, añadiremos otras cinco temáticas que nos permitirán ampliar nuestra
perspectiva teórica.
Desde la expansión del periodismo popular de gran tirada, en las tres últimas
décadas del siglo diecinueve, el concepto de objetividad periodística ha estado en el
centro de la escena. En Estados Unidos, país de producción y exportación de esta
teoría, objetividad y periodismo profesional han sido prácticamente sinónimos. Ya en
el siglo veinte, la objetividad se constituyó en la “piedra angular del periodismo”
(Muñoz Torres, 2012, p. 834) y operó, incluso, como factor de aglutinación de quienes
la rechazaban.
Si bien el propósito de este apartado no es presentar una discusión de fondo sobre
la historia del concepto de objetividad, sí nos interesa plantear algunas aristas
relacionadas con su naturaleza, y que la vinculan estrechamente con el universo
deontológico. En este sentido, acudimos a la visión de algunos autores que nos
presentan disparadores de particular interés. Uno de ellos es Espeche (2012), para
quien es esencial recordar el contexto liberal, anglosajón e histórico en que nació la
objetividad como idea fundamental del periodismo. Ese momento coincidió con:
97
iii. Las transformaciones económicas emanadas de los avances técnicos que
permitieron una gran expansión del universo de lectores. (p.4)
(…) plantea que la labor informativa debería basarse en los hechos de la realidad y
mantenerse equidistante de los conflictos sociales. Prioriza, de este modo, determinados
factores de noticiabilidad, como actualidad, proximidad, prominencia y curiosidad. La
noticia fue equiparada desde entonces al hecho, y fue separada de la opinión en tanto
géneros diferenciados. (p. 4)
Los hechos de la historia diaria, que son la materia prima de la información periodística,
son tan cambiantes como las aguas de un río. Pretender la objetividad es tanto como
creer que es posible capturar y congelar el instante que huye. (pp. 2-3)
En otro de sus textos, aunque compartido con Herrán (Herrán y Restrepo, 1992),
se define al debate sobre la objetividad como “un circunloquio tan estéril como tratar
de definir el sexo de los ángeles, por tener como punto de referencia conceptos
absolutos”. Y los autores concluyen:
98
Es obvio que nadie puede ser absolutamente objetivo, como tampoco tiene credibilidad
un periodismo absolutamente comprometido, porque pierde como meta la información, y
al obsesionarse con la necesidad de llegar a determinada demostración, se acerca al fuego
de la propaganda. (pp. 136-137)
Para nosotros, el desafío más importante que, hoy, tiene por delante el
periodismo profesional es transformar a la objetividad en un método de trabajo
vinculado a principios deontológicos. Hace un siglo, esta idea surgía como una
superación de la objetividad en tanto idea inmaculada. Berganza Conde, Oller Alonso y
Meyer (2010) recuperan aquellas “cinco estrategias” para la práctica periodística de
Gaye Tuchman (1978) que proponen a la objetividad como método profesional:
99
iv. La estructuración de la noticia siguiendo el principio de la pirámide
invertida.
v. La separación de la información y opinión. (p. 491)
Como se ve, tanto las estrategias como los procedimientos citados por Tuchman
son dispositivos que tienen estrecha vinculación con los principios deontológicos. Y por
ello en esta investigación consideramos a la cuestión de la objetividad como un
problema que forma parte del universo deontológico de la profesión periodística. A
nuestro criterio, el desafío de la profesión pasa por transformar la noción de
objetividad en un método de trabajo, sustentado en los principios deontológicos del
periodismo. Para un periodista profesional, el “ser objetivo” no está relacionado con
disfrazar o encubrir sus convicciones, miradas o incluso intereses sobre los hechos de
la realidad. Por el contrario, es ser consecuente con los principios deontológicos de la
actividad, independientemente del estilo y de la vocación interpretativa o
“subjetivista” que porte el periodista.
La idea de objetividad, aún hoy, es “un marco de referencia que los periodistas
usan para orientarse a sí mismos” (Glasser, 1992, p. 176). Como haremos visible en
nuestra propuesta aplicada, el periodismo tiene por delante la tarea de dotar de
sentido al concepto y de fusionarlo con los principios de la profesión.
100
2.3.2 El tratamiento de las fuentes de información
101
i. Número de fuentes.
ii. Calidad de las fuentes.
iii. Pluralismo de las fuentes.
También Suárez Villegas (2014) otorga una importancia decisiva a las fuentes de
información para la calidad del producto periodístico, a tal punto que establece una
conexión entre fuentes y veracidad. No puede haber veracidad informativa sin
“contraste y pluralidad de fuentes” (p. 5). Y añade:
El periodista debe acudir a fuentes fiables de información para construir la noticia y debe
hacerlo conforme a la legalidad y el respeto a los derechos de las personas. Asimismo, la
heterogeneidad de estas fuentes repercutirá en la calidad del producto final. Ello se
traduce en una noticia en la que quede representada el mayor número posible de
enfoques sobre los hechos, otorgando voz y visibilidad a todos sus actores implicados.
Mediante este procedimiento se evita la difusión de una información sesgada o proclive a
un determinado grupo que pervierta la función social debida de todo proceso
periodístico. (p. 5)
102
iii. Contrastación. La práctica de la contrastación es una norma básica del
trabajo periodístico. Nos da garantías para no esparcir rumores y favorece
el pluralismo de la información que producimos. Estaremos siempre muy
atentos a no relegar la verificación por la falta de tiempo, especialmente en
asuntos delicados. (p. 122)
iv. Atención cuidadosa al off the record. Se reservará para casos especialmente
delicados por la repercusión que tiene. Si no se presenta una de esas
situaciones, se evitará repetir datos de los que no se pueda citar la fuente.
(p. 123)
103
viii. Institucional, no institucional y observación directa, cuando se produce una
combinación de las tres.
ix. Observación directa y no institucional, para los casos en los que
predominen estos dos tipos de fuentes.
x. Observación directa e institucional, por la misma razón.
xi. Otras, para aquellas que no se puedan englobar en ninguna de las
anteriores. (p. 89)
Estos contenidos [los de última hora] se difunden con gran rapidez por las redes sociales,
aprovechando la versatilidad tecnológica y la conectividad de los usuarios, especialmente
en aquellas situaciones en las que los periodistas no pueden acceder al lugar de los
hechos de forma inmediata. Por ejemplo, en zonas geográficas aisladas o con dificultad de
acceso por diferentes razones, los medios deben cubrir informativamente el
104
acontecimiento a partir de los testimonios y contenidos remitidos por los propios
ciudadanos. (p. 69)
Tanto en los casos del periodismo ciudadano como en el de los contenidos que
llegan a la prensa a través de las redes sociales, el periodista debe tener especial
cuidado al utilizar a esas publicaciones como fuentes de información. En su estudio,
Suárez Villegas y Álvarez (2016) visibilizan que “casi un 50% de los internautas (…)
habían conocido noticias de actualidad a través de las redes sociales que finalmente
resultaron ser falsas” (p. 70). Y concluyen que, ante el riesgo de que las redes viralicen
información falsa o tergiversada, “el profesional del periodismo necesita nuevas
habilidades en el desempeño de su labor, como saber analizar cuándo un contenido es
real o falso” (p. 71).
Como hemos visto, el periodismo ciudadano y las redes sociales ponen a los
profesionales de la prensa ante el reto de incorporar una nueva dimensión ante el
tratamiento de las fuentes: la capacidad de detectar informaciones falsas, que son
difundidas interesadamente para constituirse en el origen de noticias que luego
publican medios profesionales.
Sin embargo, este desafío no es exclusivo de las dinámicas surgidas con la
digitalización, sino que el interés o la imprecisión de las fuentes han formado parte,
siempre, de la tradición de las rutinas periodísticas. Uno de los fallos habituales de los
profesionales está constituido por tomar por válida a toda información aportada por
una fuente “confiable”, con la que se tiene un vínculo personal, evitando acudir a los
los principios de verificación y contrastación. Esta conducta contradice un principio
básico de la profesión, que es de carácter eminentemente deontológico, como lo es el
del “principio de veracidad”, ya que “la confianza personal no es un grado de solvencia
de la calidad de la fuente informativa” (Suárez Villegas, 2014, p. 7).
También el contar con una presunta información exclusiva que surge de una
determinada fuente puede hacer caer al periodista en el error de saltearse la necesaria
verificación, incumpliendo, otra vez, con el principio de veracidad. Así lo sostiene
Suárez Villegas (2014):
105
El periodista ha de saber que contar con una fuente informativa confidencial no
constituye una garantía de su veracidad, incluso puede ser una argucia por parte de esta
para servirse del periodista para difundir simple rumores infundados y que pueden
ocasionar un daño injustificado a tercero. En otras ocasiones, como ocurre en este caso,
podría responder al propósito de mantener abierta una especulación sensacionalista que
alimenta la malsana curiosidad mediática de convertir un doloroso asunto familiar en una
telenovela infame, en la que se hace partícipe al público para que juzgue las intenciones
de sus protagonistas. (p. 8)
En la misma línea avanza Mayoral (2005), quien expone el poder casi ilimitado que
cobran las fuentes cuando el periodismo profesional no examina ni su rigurosidad ni
sus intereses en profundidad:
¿Qué motivo, si es que hay alguno, podría tener la fuente para engañarnos o
confundirnos, o para exagerar u ocultar datos importantes que puedan alterar nuestra
impresión de la noticia? (Kovach y Rosenstiel, 2003, p. 126).
106
Al proponer a sus cronistas ese interrogante, Lelyveld los impulsaba a sospechar
de los intereses poco transparentes que, quizá, podían tener sus fuentes. Y, por lo
tanto, a verificar, siempre y en todos los casos, toda información proveniente de una
fuente.
Pues bien. Al comienzo de este apartado manifestamos que, desde nuestro punto
de vista, la cuestión del tratamiento de las fuentes de información se encuentra
atravesada por la deontología. Ese vínculo lo observamos en dos aspectos específicos:
i. El principio de veracidad.
ii. El principio de verificación.
Para nosotros, ambos principios están enlazados, por lo que no puede haber
veracidad sin verificación de la información. Es que, después de todo:
107
ii. Principio de transparencia sobre la identidad. El periodista no debe
ocultar su identidad a una fuente, bajo ninguna circunstancia.
iii. Principio de honestidad. El periodista no puede pagar, en ningún
caso, a una fuente para recibir información.
iv. Principio de credibilidad con la fuente. El periodista debe respetar
siempre los acuerdos pactados con su fuente, que podrán incluir
anonimato o un determinado tipo de tratamiento de la información.
v. Principio de pluralidad. El periodista debe presentar, en todos los
casos, una voz de contraste a la información original, a los efectos de
que sea el público el que otorgue —o no— credibilidad a esa
información.
108
Para estos autores, ambos términos, si bien no son sinónimos, avanzan
paralelamente y forman parte de la misma exigencia para los periodistas, sobre la que
profundizaremos más adelante.
Si buceamos los orígenes del concepto, el derecho a réplica —también llamado
derecho de respuesta— encuentra su antecedente más lejano en 1796, cuando el
diputado francés Jacques-Antoine Delaure presentó ante el Parlamento de su país un
proyecto de ley que pretendía
(…) instaurar el derecho de respuesta a favor de los ciudadanos que hubiesen sido
víctimas de difamaciones, con la información de que se les permitiese expresar su punto
de vista y posibilitar que el público pudiese formarse una opinión autónoma. (Terrile,
2001, p. 257)
109
difundida, en las condiciones que la ley determine, por el medio de
comunicación social en que esa información hubiera sido emitida.
iv. Colombia (Artículo 20): Se garantiza el derecho a la rectificación en
condiciones de equidad.
v. Ecuador (Artículo 66): Se reconoce y garantizará (…) El derecho de
toda persona agraviada por informaciones sin pruebas o inexactas,
emitidas por medios de comunicación social, a la correspondiente
rectificación, réplica o respuesta, en forma inmediata, obligatoria y
gratuita, en el mismo espacio u horario.
vi. Paraguay (Artículo 28): Toda persona afectada por la difusión de una
información falsa, distorsionada o ambigua tiene derecho a exigir su
rectificación o su aclaración por el mismo medio y en las mismas
condiciones que haya sido divulgada, sin perjuicio de los demás
derechos compensatorios.
vii. Perú (Artículo 2): Toda persona afectada por afirmaciones inexactas,
o agraviada en cualquier medio de comunicación social, tiene
derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata y
proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.
viii. Venezuela (Artículo 58): Toda persona tiene derecho a la información
oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los
principios de esta Constitución, así como el derecho de réplica y
rectificación cuando se vean afectados directamente por
informaciones inexactas o agraviantes.
Como se ve, la excepción la presentan los casos de los países del Río de la Plata.
Tanto en la Argentina como en Uruguay, sus constituciones no hacen referencia
expresa al derecho a réplica. Sin embargo, ambas naciones han adherido, y le han
otorgado rango plenamente legal, a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (CADH), también llamada Pacto de San José de Costa Rica, firmada en 1969.
La Argentina, incluso, le ha concedido status constitucional, primero con la ley 23.054
(1984), y luego haciendo suyo el tratado al incorporarlo a la Constitución Nacional
(1994).
110
Dice, sobre el derecho a réplica, el Artículo 14 de la CADH:
111
superficial afirmación sin siquiera razonable apariencia de sustento
argumental.
iii. La respuesta o rectificación no admite su procedencia en los supuestos de
opiniones políticas o electorales. (Scioscioli, 2013, pp. 252-253)
O sea: si bien el Supremo argentino construyó con sus fallos una jurisprudencia
favorable al derecho a réplica, no le otorgó ni un carácter automático —puesto que
depende de que un juez, previamente, determine la gravedad de la ofensa— ni lo
habilitó para opiniones de características políticas.
El recorrido que hemos presentado hasta ahora nos devuelve al interrogante con
el que hemos comenzado este inciso, y lo complejiza aún más: ¿es el derecho a réplica
o de respuesta un dispositivo que restringe la libertad de prensa? Desde nuestro punto
de vista, si ese derecho es exigido por parte del Estado ante un determinado reclamo,
sin el acuerdo del medio o profesional que profesó una crítica o comentario, so pena
de sanción, existe una restricción a la libertad de expresión. En última instancia, el
Estado estaría operando así a favor de la autocensura de medios y periodistas,
quienes, para evitar posibles sanciones o largos y costosos conflictos legales, podrían
verse inducidos a no publicar o comentar determinadas opiniones, noticias o
interpretaciones.
En líneas generales, los distintos colectivos de periodistas profesionales y de
defensa de la libertad de opinión se expresan en el mismo sentido. En México, donde
en 2015 entró en vigor la llamada “Ley del Derecho a Réplica”, la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) manifestó “no puede haber leyes
como ésta [la que consagra el derecho a réplica] que permitan la censura al
pensamiento e inhiban del ejercicio de la libertad de expresión y a la crítica
periodística” (CDHDF, 2015, p.3). En Colombia, cuando en 1991 se modificó la
Constitución e incorporó el derecho de respuesta, “los directores de los medios de
comunicación privados rechazaron la norma [porque] consideraron que atenta contra
la libertad de prensa y la independencia informativa”. Además, afirmaron que la
regulación “es una camisa de fuerza para los medios, pues cualquiera con deseo de
figurar se puede acoger a la norma” (Periodistas rechazan…, El Tiempo, 1991).
112
En la Argentina, también existe un visible rechazo al derecho a réplica, disparado
por los fallos de la Corte Suprema. En este sentido, un editorial del periódico La Nación
afirma que
El mismo periódico recuerda que es falaz el argumento que postula que, en caso
de no estar reglamentado el derecho de respuesta, los ciudadanos quedan
desprotegidos ante posibles difamaciones o injurias:
El mal llamado derecho de réplica suele ser presentado como un instrumento para la
defensa de la dignidad o el honor de una persona afectada por una publicación
periodística. Se parte del error de suponer que una persona que ve lesionada su honra no
tiene, en principio, protección jurídica alguna. En realidad, no es así: esa persona está
amparada por el Código Penal, que castiga los delitos contra el honor, y, por lo tanto,
puede accionar criminalmente contra quien haya utilizado la vía periodística para
injuriarla, calumniarla o deshonrarla. (El mal llamado derecho de réplica, La Nación, 1998)
113
respuesta del afectado, la normativa jurídica devendría innecesaria. Ello, desde nuestra
mirada, constituiría un paso fundamental para la libertad de expresión, puesto que
quedaría en el universo de los propios periodistas y de su deontología el conceder la
garantía de respuesta o rectificación cuando un ciudadano manifieste sentirse
afectado por una opinión o información.
Para concretar esta idea, Herrán y Restrepo (1992) presentan un aporte para que
el periodismo lleve adelante la rectificación y réplica cuando éticamente corresponda.
Los autores proponen tres requisitos que son necesarios para que exista validez en el
proceso de rectificación, que es también aplicable para la réplica del afectado:
i. Que sea rápida. Desde el punto de vista ético, desde el mismo instante en
que el periodista se haya percatado de la inexactitud de su información,
debe procurar enmendar su error.
ii. Que se publica en el mismo despliegue. No deben publicarse rectificaciones
en lugares de menor importancia que el texto rectificado.
iii. Que tenga el carácter de rectificación. La reticencia en reconocer que se ha
cometido un error lleva muchas veces a hacer una rectificación a medias,
que desde el punto de vista ético resulta a todas luces insuficiente, porque
no repara el mal. (p. 172-173)
Si bien coincidimos con los requisitos que desarrollan Herrán y Restrepo, nos
parecen insuficientes si éstos no se materializan en el interior de un código
deontológico.
Por otra parte, el proceso de digitalización de la información ha abierto también
un interrogante: ¿deben los portales o medios digitales modificar o eliminar una
información que sea denunciada por un damnificado como errónea o no precisa? Esa
puerta, claro está, no se encuentra abierta para el periodismo tradicional, porque
aquello que se publicó en papel o que se emitió por un medio audiovisual, impreso o
dicho está y es inmodificable. Pero, ¿debe el periodismo digital, ante un pedido de
rectificación, hacer uso de esta posibilidad e intervenir la información a posteriori? En
la región, no existe legislación al respeto. En España, en cambio, sí. El Consell de la
Informació de Catalunya (CIC) recoge un cambio en la ley española de Protección de
114
Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales que, desde 2018, incorpora el
derecho de rectificación, afectando a los medios de comunicación. Sobre ello, el CIC
transmite a los periodistas catalanes que según la modificación legislativa
(…) los medios de comunicación digitales que reciban una solicitud de rectificación por
contenidos que afecten al derecho al honor o la intimidad se verán obligados a atender
estas peticiones. No deberán eliminar la información, pero sí incluir en sus archivos
digitales un aviso aclaratorio que ponga de manifiesto que la noticia original no refleja la
situación actual del individuo. (CIC, 2018)
115
La objeción de conciencia hace a un derecho subjetivo, individual personalísimo pudiendo
definirse como toda reacción de la conciencia moral contra el cumplimiento de un acto
impuesto al individuo por la autoridad pública, o las costumbres sociales, en menoscabo
de sus convicciones personales. El derecho a la objeción de conciencia, más que un
derecho activo, es la exención a un deber. (p. 32)
Entonces:
116
como un factor positivo para la integridad de la información, dado que objetivamente
limita las posibles arbitrariedades que el empresario puede verse tentado a cometer. (…)
El despido con indemnización de un periodista disidente puede neutralizar cualquier
intento de cambio en la línea editorial de un rotativo. (p. 170)
Para estos autores, “la cláusula de conciencia no constituye sólo un derecho frente
al empresario, sino que es un método para hacer más eficaz el deber de comunicar
información veraz por parte del profesional” (p. 127).
Capodiferro Cubero (2015), en tanto, vincula a la cláusula de conciencia con la
naturaleza profesional de los periodistas:
117
Bamba Chavarría (2011) bucea en el origen más remoto de la cláusula de
conciencia entendida como legislación estatal, y concluye que:
El precedente (…) se encuentra en Italia, en 1901, a través de una sentencia del Tribunal
civil de Roma, que articula este derecho por vía judicial y años más tarde se desarrollará
por los representantes del sector periodístico mediante su negociación y firma
convencional. (p. 3)
Tras aquel fallo italiano de principios del siglo XX, distintos gremios periodísticos
fueron conformando documentos favorables a la aplicación de la cláusula, pero sería
en Francia, en 1935, cuando se aprobó la primera ley que le otorgó ese status. Un
particular reconocimiento internacional posee la legislación española, que ubica en su
propia Constitución de 1978 a la cláusula de conciencia. En el Artículo 20, inciso D, se
consagra el derecho:
118
indemnización, que no será inferior a la pactada contractualmente o, en su defecto, a la
establecida por la Ley para el despido improcedente.
Artículo 3. Los profesionales de la información podrán negarse, motivadamente, a
participar en la elaboración de informaciones contrarias a los principios éticos de la
comunicación, sin que ello pueda suponer sanción o perjuicio.
119
En cierta medida, su efectividad podrá incrementarse con la existencia de garantías
deontológicas y mecanismos de autorregulación que la complementen y refuercen
adecuadamente. (p. 302)
Y continúa:
Se necesitan (…) principios editoriales claramente formulados por los medios, códigos
deontológicos avalados por las organizaciones profesionales, organismos especialmente
capacitados para reconocer cambios en la línea editorial o lesiones a la dignidad de los
profesionales. (p. 302)
120
ii. Es necesario que la cláusula de conciencia esté contemplada en la mayoría
de las legislaciones, estatutos de los periodistas y en los códigos
deontológicos de la información a escala mundial. (pp. 134-135)
121
televisivo, la utilización de la cámara oculta dista mucho de ser una herramienta
genuina y lícita para la obtención de información. En este sentido, Ferré Pavia (2008,
traducción propia) afirma:
(…) no se usa, por lo general, como un instrumento auxiliar de la investigación, sino que
ha pasado a ser el factor principal, adquiriendo protagonismo propio. Es en este sentido
por lo que gran parte de la doctrina opina que su objetivo deja de ser avalar la
información, para convertirse en algo muy distinto que es el simple espectáculo. (p. 128)
(…) cabe denunciar aquel otro promocionado por la sociedad del espectáculo como una
forma de voyerismo televisivo que encuentra en los argumentos más escabrosos y
controvertidos una nueva forma de novelar la realidad… la investigación periodística no
puede constituir un pretexto para desarrollar nuevas formas de obscenidad social: la
desnudez del otro en sus intenciones ingenuas y espontáneas exhibidas como atractivo
mediático. (pp. 431- 432)
(…) su práctica es cara para el editor y muy laboriosa para el reportero. Además, ambas
partes –empresa y redacción- quedan expuestas a una serie de riesgos. Las
irregularidades que el periodista descubre y denuncia pueden llevar implícitas
repercusiones económicas y personales: la administración implicada retira su publicidad
122
del medio en cuestión y le niega una licencia radiofónica, o el mafioso denunciado
amenaza la integridad física del reportero y/o su familia. (Chicote Lerena, 2006a, p. 72).
En sus Directrices Editoriales, la cadena pública británica BBC (2007) afirma que
“las grabaciones ocultas deben ser un último recurso (…) [ya que] una mala utilización
o su uso excesivo podría desacreditar su impacto o disminuirlo” (p. 56). Y sostiene que
sólo es lícito utilizarlas:
123
ii. Para conseguir material fuera del Reino Unido si las leyes de ese país hacen
que sea extraordinariamente difícil o imposible.
iii. Como método de investigación del consumo, científica o social que sea de
interés público, si no hay otra manera de obtener de forma normal las
actitudes o comportamientos en cuestión. Los resultados se deben editar
de forma que ofrezcan una muestra respetuosa, exacta y precisa de lo
sucedido, consiguiendo posteriormente el consentimiento, o
distorsionando los rostros de las personas.
iv. Con intención de entretener cuando las grabaciones ocultas y otras formas
de ocultación formen parte integral del programa, y se consiga
posteriormente el consentimiento o se distorsionen los rostros de las
personas. (p. 56)
Suárez Villegas (2011), basado en las mismas directrices de la BBC, recopila las
siete circunstancias en que estaría habilitado el uso de las cámaras y grabaciones
ocultas:
Como hemos visto, el debate sobre la utilización de las cámaras ocultas posee,
ante todo, un carácter deontológico. Y, en consecuencia, corresponde a los periodistas
profesionales elaborar las consideraciones éticas que atañen a esta cuestión y
estructurarlas en sus códigos deontológicos. Lo mismo ocurre con los casos de las
escuchas telefónicas, sean éstas o no de origen legal.
124
En las investigaciones criminales, es habitual que los jueces ordenen
intervenciones sobre las comunicaciones de los sospechosos. Y, en buena parte de los
casos de corrupción que se han registrado en Latinoamérica en las tres últimas
décadas, muchas de esas escuchas se han filtrado a la prensa.
Veamos un ejemplo del caso argentino para inspirar el debate: un juez ordena
intervenir los teléfonos de exfuncionario imputado por enriquecimiento ilícito, en
donde aparecen conversaciones privadas que, en muchos casos, insinúan apuntalar las
sospechas sobre esa persona, y en otros, apenas se trata de charlas íntimas con otros
ex partícipes de un gobierno. Luego, el resultado de esas escuchas llega a un periodista
de un popular periódico, quien decide publicarlas y, desde allí, construir una noticia
vinculada a ése y a otros exfuncionarios. No nos proponemos analizar aquí la
pertinencia o veracidad de la prueba judicial, sino la conducta del periodista, quien,
junto al medio en el que trabaja, opta por publicar esa información, nacida de una
escucha legal ordenada por un juez.
¿Qué tenemos aquí? ¿Se trata de una conducta acorde con los principios
deontológicos el publicar el resultado de unas intervenciones sobre conversaciones
privadas, aunque éstas hayan sido decididas por un magistrado competente, y por más
que el periodista no se haya valido de ningún método oscuro para valerse de esas
escuchas? Antes de proponer una respuesta a este interrogante, veamos un ejemplo.
En las imágenes 12, 13, 14 y 15, nos encontraremos con publicaciones de artículos
periodísticos, todos ellos vinculados a causas de corrupción durante los gobiernos
kirchneristas, que tienen como protagonista tanto a la expresidenta Cristina Fernández
de Kirchner como a sus principales colaboradores. Los diarios Perfil, La Nación, Clarín e
Infobae —los cuatro más importantes de la Argentina—, decidieron publicar el
resultado sobre escuchas telefónicas legales, ordenadas por jueces competentes, y que
llegaron a los periodistas a través de fuentes no reveladas:
125
Imagen 12. Perfil, Edición digital, publicada el 2 de abril de 2018
126
Imagen 14. Infobae, 1º de abril de 2018
127
Filtraciones como las que aquí presentamos en causas de corrupción se han hecho
habituales en el sistema judicial argentino. Y la prensa suele publicarlas sin que se
produzca debate alguno acerca de la licitud deontológica de la conducta. ¿Cuál es
nuestra mirada acerca de este comportamiento, poco o nada discutido en el universo
académico de la ética de la comunicación? Vamos a estructurarlo en algunos puntos
fundamentales, que resumen nuestra perspectiva:
iii. En los casos en que, tras un análisis profundo del periodista y los
responsables de la edición, se decida la publicación del contenido de
la intervención de comunicaciones privadas, deben descartarse todas
aquellas cuestiones que no tengan demostrada y explícita relación
con el delito que se investiga. Por ejemplo, si en el resultado de una
128
conversación privada en la que uno o varios investigados confiesan la
comisión de un delito aparecen hechos relacionados con la vida
privada de quienes allí se comunican, esa parte de la información
debe ser descartada, publicándose sólo aquello que está
estrictamente relacionado con la causa judicial.
iv. El periodista, por todos los medios, debe procurar verificar la
información que de las comunicaciones intervenidas se desprenda,
puesto que podría tratarse de engaños destinados a la construcción
de noticias falsas.
En los ejemplos que presentamos más arriba, los cuatro medios de comunicación
más importantes de la Argentina publican conversaciones privadas en donde una
expresidenta habla con quienes fueron sus colaboradores más cercanos. En ninguna de
esas conversaciones, que fueron registradas por orden de un juez competente, existe
información alguna que pueda ser vinculada a casos de corrupción en los que la
exmandataria y sus funcionarios pudieran estar involucrados. Por lo tanto, desde un
punto de vista deontológico, esas conversaciones no debieron haber sido publicadas.
En cambio, presentaremos aquí un ejemplo en donde, a nuestro parecer, la
información obtenida sí ameritaba la publicación:
129
En la noticia que aquí citamos, se revela el contenido de escuchas telefónicas,
ordenadas por un juez que investiga una causa por asociación ilícita, que involucran a
un líder sindical, que a su vez es vicepresidente de un popular club de fútbol de la
Argentina, e hijo del gremialista más importante del país. Se trata de Pablo Moyano,
hijo de Hugo Moyano, y vicepresidente del club Independiente de Avellaneda. En la
información que publica La Nación, proveniente de una escucha telefónica entre dos
miembros de la denominada barra brava de Independiente, se revela que el
investigado sería responsable de hechos ilícitos con los grupos ultras del club de
Avellaneda, a quienes les proporcionaría costosos tickets y otros beneficios (La Nación,
21 de octubre de 2018). En este caso, consideramos deontológicamente válido que el
periodismo publique una información basada en una intervención telefónica legal,
puesto que colabora con la revelación de un delito de orden público.
En conclusión, pensamos que tanto la información proveniente de cámaras y
grabaciones ocultas, así como del resultado de intervenciones a comunicaciones
privadas, deben ser tratadas por los periodistas y por los medios con el máximo rigor
deontológico. Es deber de la prensa proteger el derecho a la privacidad, que sólo
puede ser afectado en casos en que la publicación de la intervención de las
comunicaciones o de las grabaciones ocultas colabore con el esclarecimiento de
delitos. Y, desde nuestro punto de vista, los códigos deontológicos deben expresarse
con claridad en ese sentido.
130
de afrontar un interrogante: ¿quién es periodista, hoy? La pregunta está originada en
el intento por reconocer
(…) el impacto que Internet y otras tecnologías del conocimiento han hecho en el
ecosistema mediático y periodístico (…) La profesión periodística y los medios de
comunicación son los primeros afectados por estos vertiginosos cambios, incluyendo el
propio concepto de periodismo. (Flores Vivar, 2014, pp. 525-526)
La interpelación nos lleva, ante todo, a reconstruir los principios que dan sustento
a la profesión periodística. Y, como veremos, nos aproximaremos a una respuesta que
pondrá a la deontología como el valor fundamental que distingue a los periodistas
profesionales de quienes no lo son. Pero el desafío surgido del proceso de
digitalización continua no es el único que enfrentan hoy los periodistas profesionales.
Para Donsbach (2014), el periodista debe, hoy, “hacer frente a varios retos cuya
envergadura sólo es comparable con los que el autoritarismo trajo aparejado para la
libertad de prensa” (p. 33). El mismo autor detecta cuatro “impedimentos” con los que
se encuentra hoy el comunicador en el ejercicio de su profesión:
131
varios indicadores que apuntan a una ascendente influencia de los objetivos
comerciales en estas decisiones (…) [Así] la necesidad de atraer a una gran
audiencia afecta la selección y la presentación de los temas, mientras que la
demanda de conseguir anunciantes pone en riesgo la solidez del muro que
separa la sala de redacción del departamento de publicidad.
iii. La menguante reputación de la profesión: los periodistas pierden el apoyo
del público en casi todos los ámbitos.
iv. La pérdida de identidad que afronta la profesión. Las nuevas tecnologías
ponen al alcance de todo el mundo un amplio abanico de herramientas de
comunicación, por lo que ya no se requiere de la participación de los
medios tradicionales para comunicarse con el público. (pp. 33-35)
Hemos visto que los medios tradicionales están perdiendo público, pero aun más grave es
que en la misma plataforma las organizaciones periodísticas estén cayendo de rodillas
ante sus nuevos competidores (…) la audiencia de los medios no tradicionales —por
ejemplo, los recopiladores de contenidos, blogs, motores de búsqueda, redes sociales y
proveedores de servicios— experimentó un crecimiento considerablemente más
acelerado que el público de los sitios web de los medios tradicionales. Los jóvenes utilizan
con mayor frecuencia los blogs, las salas de chat o las redes sociales como Facebook o
MySpace para recibir lo que consideran “noticias”. Además, ciertas comunicaciones
ingeniosas sobre relaciones públicas, presentadas como artículos periodísticos, terminan
socavando la profesión. (p. 35)
Y concluye:
La propia noción de periodismo y de lo que entraña ser periodista ya no resulta tan nítida
como en el pasado, cuando los periodistas eran reporteros y redactores que trabajaban
para algún periódico, los medios radiotelevisivos o los servicios de teletipo. Así, estamos
siendo testigos de la decreciente valorización de un producto específico. (p. 35)
132
Si pusiéramos al día la perspectiva de Donsbach, veríamos que, hoy, existen
nuevos liderazgos en el campo de las redes sociales vinculadas a la información, como
la expansión de Twitter y de los servicios de mensajería instantánea como Whatsapp y
Telegram (Celaya, An. Chacón, Ai. Chacón y Urritia, 2015, p. 12). Estos comenzaron a
cobrar particular importancia al ser utilizados como medios de comunicación y
transmisión de noticias, a tal punto que Whatsapp alcanzó el primer puesto como
“herramienta de comunicación instantánea” entre el público joven (Rubio-Romero y
Perlado, 2015, p. 91). Además, las formas de transmisión repentinas como Facebook
Live o Instagram Stories permiten a los “periodistas ciudadanos” viralizar sus noticias,
fotos y videos en tiempo real (Madrigal, 2015, p. 3). Las redes, entendidas como
vehículos de información, se afirman “ofreciendo contenidos y eventos muy
especializados para promover una mayor fidelidad de sus diferentes públicos” (Hütt,
2012, p. 124). Este éxito en la generación de fidelidad de las redes sociales golpea,
como señalaba Donsbach más arriba, tanto a los medios de comunicación tradicionales
como a sus versiones digitales. Y, en consecuencia, es la propia identidad del periodista
la que entra en cuestionamiento.
Desde nuestra perspectiva, esta crisis de identidad que viven el periodismo y los
periodistas debe operar en el debate como un disparador para la redefinición del
sentido de la profesión. No se trata más que de reconectar la identidad del periodista
profesional con los principios esenciales de la profesión, que están estrechamente
vinculados a su deontología. Desde allí, se podrá edificar esa respuesta sobre quién es
hoy, realmente, periodista.
En el camino de reconocer a la ética como valor constitutivo del ser periodista, nos
resulta útil acudir a los diez principios sobre la profesión periodística que desarrolló la
UNESCO (1983) en su cruzada deontológica. Estos valores, pensamos, representan al
periodista profesional y constituyen su razón de ser:
133
ii. Adhesión del periodista a la realidad objetiva. La tarea primordial del
periodista es proporcionar una información verídica y auténtica con la
adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los
hechos en su contexto adecuado (…). La responsabilidad social del
periodista. En el periodismo, la información se comprende como un bien
social y no como un simple producto. Esto significa que el periodista
comparte la responsabilidad de la información transmitida. El periodista es,
por tanto, responsable no sólo frente a los que dominan los medios de
comunicación, sino, en último análisis, frente al gran público, tomando en
cuenta la diversidad de los intereses sociales (…)
iii. La integridad profesional del periodista. El papel social del periodista exige
que la profesión mantenga un alto nivel de integridad. Esto incluye el
derecho del periodista a abstenerse de trabajar en contra de sus
convicciones o de revelar sus fuentes de información, y también el derecho
de participar en la toma de decisiones en los medios de comunicación en
que emplea. La integridad de la profesión prohíbe al periodista el aceptar
cualquier forma de remuneración ilícita, directa o indirecta, y el promover
intereses privados contrarios al bien común (…)
iv. Acceso y participación del público. El carácter de la profesión exige, por otra
parte, que el periodista favorezca el acceso del público a la información y la
participación del público en los "medios", lo cual incluye la obligación de la
corrección o la rectificación y el derecho de respuesta.
v. Respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre. El respeto del
derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana (…) es
parte integrante de las normas profesionales del periodista.
vi. Respeto del interés público. Por lo mismo, las normas profesionales del
periodista prescriben el respeto total de la comunidad nacional, de sus
instituciones democráticas y de la moral pública.
vii. Respeto de los valores universales y la diversidad de las culturas. El
verdadero periodista defiende los valores universales del humanismo, en
particular la paz, la democracia, los derechos del hombre, el progreso social
y la liberación nacional; y respeta el carácter distintivo, el valor y la dignidad
de cada cultura, así como el derecho de cada pueblo a escoger libremente y
desarrollar sus sistemas político, social, económico o cultural (…)
134
viii. La eliminación de la guerra y otras grandes plagas a las que la humanidad
confronta. El compromiso ético por los valores universales del humanismo
previene al periodista contra toda forma de apología o de incitación
favorable a las guerras (…) y a todas las otras formas de violencia, de odio o
de discriminación, en particular el racismo y el apartheid, y le incita a
resistir a la opresión de los regímenes tiránicos, a extirpar el colonialismo y
el neocolonialismo, así como a las otras grandes plagas que afligen a la
humanidad, tales como la miseria, la desnutrición o la enfermedad.
ix. Promoción de un nuevo orden mundial de la información y la
comunicación. En el mundo contemporáneo, el periodista busca el
establecimiento de nuevas relaciones internacionales en general y de un
nuevo orden de la información en particular. Ese nuevo orden, concebido
como parte integrante del nuevo orden económico internacional, se dirige
hacia la descolonización y la democratización en el campo de la información
y de la comunicación (...) (UNESCO, 1983)
135
valores deontológicos de la actividad. Por lo tanto, y en esto consiste nuestro aporte,
consideramos periodista a aquel que:
La responsabilidad social del periodista implica un absoluto respeto hacia los receptores
quienes buscan información y opinión de profesionistas, pendientes de que se realice un
trabajo apegado a los lineamientos éticos (…) Los periodistas tienen como principio el
respeto por la verdad y su difusión, pues es un derecho que tiene el público de conocerla.
(p. 39)
[El periodismo es] una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en
proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia como
sociedad humana, para la cual se precisa en concurso de la comunidad de profesionales
que como tales se identifican ante la sociedad” (p. 15).
136
quienes ejercen el periodismo basados en los principios de la profesión, y aquellos que
utilizan otras formas para difundir información. Estos últimos, entre quienes incluimos
a los denominados “periodistas ciudadanos”, forman parte de ese amplio
conglomerado de dispositivos a través de los cuales se distribuye y publican
informaciones, pero no se trata de periodistas.
Los periodistas lo son porque siguen un conjunto de rutinas de producción de la
noticia, que están basados en los cuatro valores que tratamos más arriba: verdad,
responsabilidad social, pluralismo (diversidad) y honestidad. Podrá argumentarse, y es
cierto, que existen malos periodistas. Y que algunos —o, incluso, muchos— de ellos no
ejercen su tarea en orden a los principios de la actividad. Pero ello, en modo alguno,
desvanece la genuina identidad de la profesión. Para nosotros, es función de los
propios periodistas debatir sobre la naturaleza de su ser para, desde allí, estructurar su
esencia en normativas deontológicas que reivindiquen el sentido de la profesión.
6
James Breiner es el creador del primer centro de periodismo digital de América Latina, que opera
desde la Universidad de Guadalajara, México (entrevistado por Meyer, 2011).
137
periodística incorporen en su articulado aquellas problemáticas que se originan en la
singularidad del periodismo digital.
Otro aspecto igualmente importante para abordar esta problemática lo presenta
Ferré Pavia (2009), al introducir la exigencia, para el periodismo digital, de una edición
basada en una “corrección lingüística como base de un comportamiento periodístico
vinculado a la ética” (Cap. IV, p. 11). Y sigue:
Si en los medios impresos tradicionales la figura del editor ha velado, entre otras cosas,
por no dar una imagen de descuido lingüístico, en las webs hemos vivido una etapa de
años de moratorio de la corrección, que no hay que tolerar más. (p. 11)
138
5. El reportero ciudadano utiliza métodos legítimos para recopilar
información, e informa claramente a sus fuentes de la intención de cubrir
una historia.
6. El reportero ciudadano no usa su posición para obtener ganancias
injustas ni busca ganancias personales de ninguna clase.
7. El reportero ciudadano no exagera ni distorsiona los hechos en nombre
propio o de cualquier organización a la que pertenezca.
8. El reportero ciudadano se disculpa por completo y sin demora por una
cobertura incorrecta o inapropiada. (Meyer, 2011, p. 32).
(…) es evidente que los principios éticos cobijan al colaborador ocasional de un periódico,
al que escribe esporádicamente una columna, al locutor que entrevista a un cantante, al
muchacho que redacta un periódico escolar, aunque el derecho positivo no les confiera la
calidad de periodista. (p. 36)
Y finalizan:
139
3. MARCO REFERENCIAL: EL CASO ARGENTINO
3.1.1 La LSCA
140
escenario basada en una “limitación del proceso de concentración y monopolización”
(MacBride, 1980, p. 236). Para avanzar en una democratización profunda y efectiva de
la comunicación, el nuevo esquema debe orientarse en ampliar:
141
posterior la sanción de la LSCM como un “escenario altamente concentrado”, con tres
características fundamentales:
(…) la Junta Militar encabezada por Jorge Rafael Videla dictó el decreto-ley 22.285 que
estableció el sistema de medios que estuvo vigente en la Argentina durante los siguientes
veintinueve años. Esta norma configuraba la comunicación como un bien comercial con
control del Estado. (Segura, 2011, p. 126)
142
regulación, el establecimiento de “miles de radios sin licencia en todo el país” (Segura,
2011, p.127). Ello generó un caos en el espectro radiofónico que dejó a las emisoras
comunitarias, regionales e independientes sin protección legal. La consecuencia fue
que esta falta de ordenamiento operó como combustible para la dinamización de un
proceso de concentración que ya había comenzado.
Durante el primer período presidencial del peronista Carlos Menem (1989-1995),
sobrevino un proceso de liberalización integral de las actividades económicas en la
Argentina. Se sancionó la ley 23.696 de Reforma del Estado que “consagró la
desregulación, privatización, desmonopolización para todas las políticas públicas
incluyendo las de las comunicaciones” y flexibilizó las normativas “que imposibilitaban
hasta el momento la constitución legal de conglomerados en forma de multimedios”.
Así, surgieron “dos grandes grupos multimedios: Telefé y Clarín” (Segura, 2011, p.128).
En el segundo gobierno de Menem (1995-1999), arribarían al sector de las
comunicaciones grupos económicos y fondos de inversión, algunos locales y otros
vinculados al capital transnacional, que profundizaron el modelo de “multimedios” que
profundizó definitivamente la concentración. Así, “las políticas en materia de
radiodifusión [durante la administración Menem] habían adquirido una orientación
exclusivamente mercadocéntrica, propiciando la desregulación del mercado
comunicacional y generando su estructuración concentrada y oligopólica” (Córdoba,
2011, p.135).
En el gobierno radical de Fernando De la Rúa (1999-2001) la situación no se
modificó. Por el contrario
(…) la expresión del continuismo se sostuvo en un (nuevo) intento fallido de sancionar una
ley de radiodifusión en democracia, sin aplicar cambios sobre el marco regulatorio más
allá de impedir el control de los medios públicos por parte del Parlamento. (Marino,
Mastrini y Becerra, 2010, p.14)
143
En este contexto, sería la sociedad civil la que terminaría impulsando el debate y
presionando por una nueva legislación. En 2004, se constituyó la Coalición por una
Radiodifusión Democrática (CDR), que, tras diversos y multidisciplinares debates en
todo el país, presentó una propuesta de 21 puntos para dar forma a un proyecto de
ley. La CDR estaba compuesta por
Así, la CDR
(…) se constituyó como un espacio multiorganizacional que hizo del reclamo por una ley
de comunicación de la democracia una demanda aglutinante, que le permitió desarrollar
acciones colectivas e ir más allá de las diferencias existentes entre algunos de estos
grupos en sus propios ámbitos de reivindicación (…) y se compuso de una trama de
identidades individuales y colectivas muy diversas. (Córdoba, 2011, p. 141).
Tras ese primer encuentro que describe Córdoba, Cristina Kirchner instruyó a sus
legisladores para que configuraran un proyecto de LSCA, basado en los 21 puntos de la
CDR. El objetivo del gobierno, sin embargo, más que democratizar el espectro de
radiodifusión, era desarticular el poder de un gigante mediático, en “una guerra ajena
para el resto de los mortales” contra el Grupo Clarín (Zunino, 2009, p. 327). El gobierno
tenía poco tiempo para aprobar la ley: el 18 de marzo de 2009 presentó el proyecto.
En octubre habría elecciones y, previsiblemente, el gobierno perdería su mayoría
parlamentaria a partir del 10 de diciembre. Por ello, el kirchnerismo generó un
proyecto que, aunque recogía el espíritu de la CDR, estaba orientado a que el Grupo
Clarín perdiera la mayoría de sus frecuencias e incluso debiera abandonar su negocio
más rentable: el servicio de televisión por cable, en manos de su empresa Cablevisión.
La LSCA que el Congreso Nacional aprobó el 10 de octubre de 2009 tuvo tres “ejes
conceptuales” (Zunino, 2009):
145
Apenas aprobada la ley, el gobierno creó la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (AFSCA), puso al frente a uno de sus soldados más leales —
Martín Sabbatella— e inició la embestida contra el Grupo Clarín y otros
conglomerados. Las empresas, naturalmente, resistieron la ley denunciando una
violación a las libertades de prensa y expresión, y acudieron a la Justicia. Tras una
batalla legal de casi cuatro años, la Suprema Corte dictó en 2013 la constitucionalidad
de la ley. Sin embargo, la LSCA nunca llegó a desarticular a los pulpos mediáticos
porque nuevos recursos judiciales lo impidieron.
Durante la discusión, el espectro periodístico se dividió entre quienes estaban a
favor de la ley y quienes estaban en contra. Surgió el concepto de “periodismo
militante” para denominar a quienes apoyaban la norma. Casi todos ellos se
desempeñaban en medios públicos o en empresas financiadas por el gobierno
kirchnerista. Del otro lado, el “periodismo independiente” resistió desde su trinchera
ubicada en los medios afectados por la LSCA. Así, una grieta que arrastró a buena parte
de la sociedad civil constituyó el nuevo escenario. Aquella democratización que
proponían los 21 puntos de la CDR nunca se puso en práctica, fundamentalmente por
falta de financiamiento para los medios comunitarios (Zunino, 2009, p. 329).
A favor de la LSCA, Kejval (2014) sostiene que ésta defiende “una política cultural
orientada a democratizar las comunicaciones y a fortalecer los derechos a la expresión
y a la información” (p. 5). Y enumera una serie de transformaciones que sustentan su
mirada positiva sobre una norma que, según la autora, propone el salto evolutivo:
i. El fortalecimiento de la participación.
ii. El reconocimiento y la protección de los derechos de los pueblos
originarios.
146
iii. Niñas, niños y jóvenes como sujetos de derechos.
iv. El reconocimiento y la protección de los derechos de las mujeres. (p. 5-10)
(…) cultiva una raigambre democrática toda vez que garantiza la libertad de expresión,
levanta la veda que existía para que organizaciones no lucrativas puedan participar como
emisores en una sociedad aludida como “de la información”, reduce el poder del Ejecutivo
(que hasta hoy controlaba directamente la autoridad de aplicación de la ley mediante un
interventor), establece mecanismos que dificultan la constitución de oligopolios
altamente concentrados, defiende a las radios y los canales pequeños de localidades de
provincias y exige cuotas de producción local a todos los operadores del sistema. Sus
objetivos proponen avances como: crear una autoridad de aplicación federal, autárquica y
con miembros de las minorías políticas parlamentarias; establecer reglas que impiden la
propiedad cruzada en el mercado audiovisual (TV abierta y de pago), permitiendo así que
nuevos actores se sumen al mercado; y prohibir a las telefónicas detentar licencias de
medios, evitando así la monopolización eventual del sistema por operadores muy
poderosos. La LSCA constituye un importante avance porque vincula el concepto de
libertad de expresión con los derechos humanos. (p.16)
Sin embargo, la mirada favorable que presentan estos autores, basada mucho más
en los objetivos de la CDR que en la LSCA, se contrapone tanto con los propósitos
declarados del gobierno al promover la ley como con las posibilidades reales de que
medios comunitarios pudieran ocupar el 33% del espectro radiofónico sin recibir
financiamiento público ni privado.
Del lado contrario, se manifestaron las organizaciones que representan a la
propiedad de los medios. A nivel local, la poderosa Asociación de Entidades
Periodísticas Argentinas (ADEPA) consideró que se trató de una “ley de corte
decididamente intervencionista” que “no respeta la diversidad ni tampoco los
derechos ni las inversiones de aquellos licenciatarios legales que brindan servicios de
radiodifusión en todo el país” (Fuerte repudio de Adepa a la ley de medios, La Nación,
2009).
147
Para la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), otro grupo patronal, la LSCA
constituyó un “hostigamiento” y un “desprestigio” a los medios de comunicación.
Según esta entidad, que nuclea a una parte importante de las empresas periodísticas
de América Latina, se trató de una ley “revanchista” para “incrementar y acentuar el
control del Estado sobre los medios privados” (La SIP criticó la ley de medios K, El
Cronista Comercial, 2009). Y, más adelante, la SIP rechazó “la aplicación selectiva,
como sistema de premios y castigos, de la ley de servicios de comunicación
audiovisual y otras normas legales, por parte de los funcionarios involucrados” (La SIP
rechazó la aplicación selectiva de la Ley de Medios, Clarín, 2014).
Durante el debate, la Unión Cívica Radical, principal partido de la oposición al
kirchnerismo, también se manifestó contra la LSCA. Su voz la llevó su entonces
presidente, Gerardo Morales, quien sostuvo que
(…) el oficialismo lo único que quiere es controlar a todos los medios de comunicación,
además de la pelea que tiene con el Grupo Clarín. Este proyecto contiene normas que
afectan la seguridad jurídica y la libertad de expresión. (La UCR critica al gobierno por la
ley de medios, La Capital, 2009)
También el PRO, partido que luego llevaría a la presidencia a Mauricio Macri, jugó
su carta en contra de la LSCA, manifestándose incluso a favor del mantenimiento del
conjunto de las licencias por parte del Grupo Clarín.
Cuando Macri asumió el poder, el 10 de diciembre de 2015, aceleró el final de la
ley de medios. Apenas 21 días después de ponerse la banda presidencial, firmó el
decreto 267/2015, que ordenaba la desactivación de la LSCA. Para ello, clausuró el
organismo que funcionaba como autoridad de aplicación (la AFSCA) y creó una nueva
institución —el ENACOM—, que archivó la totalidad de los planes de adecuación que
había ordenado el gobierno kirchnerista. El decreto fue ratificado por el Congreso
Nacional en abril de 2016. De esta manera, el Grupo Clarín y otros conglomerados
mediáticos quedaron a salvo de su desarticulación. Por el contrario, desde 2015 a esta
fecha, el escenario de concentración creció aún más, autorizándose, en 2017, la
participación de las empresas telefónicas en el servicio de cuádruple play (Internet, TV
por cable y telefonías fija y móvil). Incluso, el Grupo Clarín adquirió la opulenta
148
Telecom, dando lugar así a un gigante multimedial que concentra más del 60% de los
accesos a Internet del país. Además, se trata de la única empresa que brinda el servicio
de cuádruple play en la Argentina, mejorando así sus posibilidades de ampliar todavía
más su participación de mercado.
En nuestra mirada, aquellos 21 puntos de la CDR constituyen un punto de partida
para redefinir un escenario que requiere de un moderno esquema regulatorio que:
A nuestro criterio, si la LSCA fue un experimento fallido no fue por las falencias
que pudo haber tenido el proyecto fundacional o porque éste no reflejara la
complejidad del universo digital. La ley fracasó porque, en términos políticos, no fue
aprobada ni reglamentada con el objetivo de democratizar la comunicación en la
Argentina. Por el contrario, la LSCA se convirtió en un arma de la que se valió un
gobierno que, tras haber sido aliado durante media década del Grupo Clarín —al que,
incluso, le permitió ampliar sus negocios otorgándole nuevas licencias, ampliándole el
plazo de concesión de las más importantes y autorizando la fusión entre Cablevisión y
Multicanal, que pasó a representa “más de 80 por ciento de los ingresos del
conglomerado” (Becerra y Mastrini, 2016, p. 8)—, un día se propuso desmembrarlo.
Esta refriega desplazó el escenario de discusión desde el sistema de medios de
comunicación hacia el campo de la política partidaria.
149
Así, la hendidura que se abrió en la Argentina en torno de la administración
kirchnerista se llevó consigo la LSCA y, con ella, la esperanza de democratización de los
21 puntos de la CDR. Para los periodistas profesionales, es necesario lograr que se
recupere el debate. El desarrollo de un periodismo más próximo a sus principios
requiere, también, de un esquema de menor concentración y de mayor
democratización. Ello, entendemos, operará a favor de reconstruir los niveles de
confianza entre los periodistas y la sociedad.
150
Alabarces, 2010). El programa se emitió por la televisión pública y desapareció cuando
Cristina Kirchner dejó el poder. Nunca consiguió una audiencia de más de 500.000
personas, promediando apenas un cuarto del rating que, en el mismo horario,
conseguían canales de la televisión abierta.
El abusivo uso de la pauta oficial —que sólo en los primeros tres años del
kirchnerismo ya había sido multiplicada por seis— para disciplinar a empresas y
periodistas opositores y para dar aire económico a los medios amigos, que, sin el
auxilio del Estado, no podrían haberse sostenido puesto que no reunían ni audiencia ni
auspiciantes, constituyó otra característica de la ofensiva (O´Donnell, 2007). El
periodismo militante se enroló en la noción de “hechos alternativos” que, años
después, popularizaría la administración de Donald Trump en los Estados Unidos. Y
abrazó la idea de que, lejos de existir un periodismo independiente, todo periodismo
es militante. Cynthia García (2017), una de las espadas periodísticas que se enroló en
esta idea, siendo panelista televisiva y radial de medios y programas sostenidos por la
administración kirchnerista, así lo describe:
El periodismo será militante o no será nada, porque todos estamos apostados por un
interés y todos convivimos con la contradicción de esos intereses. El periodismo liberal
también es militante. Son un montón, tienen los recursos y son los autores de la
posverdad. (García, 2017)
Del otro lado de la grieta, los medios y los periodistas recogieron el guante y se
alistaron para la batalla. Para ellos, la LSCA constituyó una declaración de guerra por
parte del gobierno kirchnerista, que, según entendían, quería verlos desaparecer. Fue
célebre un spot del canal de noticias TN, perteneciente al Grupo Clarín, que apenas fue
sancionada la LSCA tituló: “TN puede desaparecer”.
En el propio diario Clarín, uno de sus periodistas más destacados e influyentes en
la redacción, Julio Blanck (2018), calificó a la situación de “periodismo de guerra”:
151
Kirchner maltrató a Leonardo Mindez en una conferencia de prensa. Era un cronista
joven, del equipo de redactores. Me acuerdo del impacto en la redacción (…) Ahí cambió
la cabeza de la redacción: era contra los periodistas; no sólo contra los medios. (p. 110)
Incluso, Blanck admite que, como parte de ese “periodismo de guerra”, los valores
de la profesión se vieron alterados:
Fue una situación de excepción en la cual tuvimos que corrernos de algunos de los
parámetros clásicos con los que trabajamos porque, si no, la compañía no sobrevivía. El
que no tenía la misma decisión, se sumaba al kirchnerismo, como muchos compañeros lo
hicieron (…) El periodismo de guerra fue la pérdida de tonos. Era el blanco o el negro. (p.
111)
El estado de duda en relación con las fuentes y sus incidencias respecto de las empresas
periodísticas genera que las audiencias no expresen los mismos grados de confianza de
los que gozó la actividad en tiempos del auge de la objetividad. (p. 41)
152
Amparada en la batahola que se originó con la LSCA y que rodea e involucra a
medios y periodistas, la autocensura aparece con habitualidad en las redacciones. Ruiz
(2016) es, probablemente, el académico que más ha investigado la historia y el
presente del trabajo periodístico en la Argentina. Sobre esta cuestión, considera:
La polarización política de estos últimos años ha sido un evidente factor restrictivo, que
combina tanto factores exógenos como endógenos. La batalla política intensa tiende a
subordinar los criterios profesionales, alinea las redacciones y limita la profesionalidad. La
guerra mediática nacional y las guerras mediáticas locales conducen a las redacciones a
un contexto de libertades sectarias, en el que hay plena libertad de investigar un sector
pero nunca al otro. (p. 74)
153
iii. Profesión subsidiada por una extrema dependencia de los
anunciantes y por la presencia de “constructores de las noticas”
ajenos al periodismo (Amado Suárez, 2016, pp. 25-29).
iv. Elevado porcentaje de “cuentapropismo”. Esto profundiza el
esquema de profesión subsidiada.
v. Intrusismo en sectores como Deportes, Espectáculos, Salud o
Entretenimientos.
vi. Elevadas presiones (corporativas, empresariales y de audiencia) para
el desempeño profesional (Luchessi, 2016, p. 48).
vii. Desfinanciamiento del sistema de medios (Luchessi, 2016, p. 49)
viii. Sistema de medios públicos no profesional, cooptado por
“funcionarios de corte político o estatal” (Schwarz, 2016, p. 60).
ix. Inseguridad pública que afecta la libertad de los periodistas. Existe
una “hostilidad creciente del crimen organizado (…) A esto se suma la
certeza que tienen los periodistas más importantes del país de que
sus comunicaciones son regularmente intervenidas” (Ruiz, 2016, p.
70).
x. Utilización política de la propaganda oficial para obtener el
disciplinamiento de medios y periodistas. La pauta del Estado se
triplicó de 2003 a 2014, y fue convertida en instrumento “para influir
en la línea editorial de los medios” (Dessein, 2016, p. 93).
154
iv. El 43% tiene más de un trabajo
v. Dos tercios de los periodistas ganan menos de US$ 1.000 por mes, o sea, un
25% menos que el promedio de la población (p. 123-128)
155
Los veinte desafíos son:
1. Pueblos originarios
2. Violencia contra las mujeres
3. Discriminación
4. Personas afrodescendientes
5. Racismo y microrracismo
6. Xenofobia
7. Antisemitismo
8. Islamofobia
9. Interculturalidad
10. Interreligiosidad
11. Personas privadas de libertad
12. Tráfico y trata de personas
13. Personas con discapacidad
14. Diversidad sexual (lesbianas, gays, travestis, transexuales,
transgénero, bisexuales, intersex y queer)
15. Discriminación socioeconómica
16. Corrupción
17. Adopción de menores
18. Adultos mayores
19. Bullyng, ciberbullyng, grooming y mobbing
20. Personas en situación de alta vulnerabilidad.
Cada uno de estos asuntos representa un desafío deontológico específico para los
periodistas argentinos. Por ello, vemos la necesidad de que sean incorporados al
código que presentaremos al final de esta tesis. En esta parte de la investigación, nos
focalizaremos en el análisis de los que, entendemos, constituyen las materias más
apremiantes para un ejercicio ético del periodismo en la Argentina: la cuestión
vinculada a los pueblos originarios y el desafío de la violencia machista contra la mujer.
Abordaremos el resto de las problemáticas en nuestro código deontológico.
156
3.2.1 El tratamiento de los pueblos originarios
Como todas las sociedades de este hemisferio hay una población de raza blanca
descendientes de los conquistadores e inmigrantes, y otra población de descendientes de
africanos o de indígenas, mezclados. En todos los países de América Latina esas
diferencias son parte del discurso de la nacionalidad. En Argentina, no. En la Argentina el
discurso de la nacionalidad está basado en la idea de que somos todos descendientes de
europeos, salimos de los barcos o somos un crisol de razas, pero crisol de razas dicho
puramente en un sentido europeo. Si bien ha habido personas que explicitaron aquí y allá
la existencia de una población mestiza en la Argentina, la tónica general a lo largo del siglo
XX fue la de negarlo, la de olvidarlo o a no decirlo, sin negarlo abiertamente. De ahí la
indecibilidad como sinónimo de invisibilidad.
7
El Estado argentino reconoce jurídicamente la presencia de 36 comunidades organizadas de pueblos
originarios, que alcanzan un total de 955.000 personas (INDEC, Censo 2010), siendo los pueblos
mapuche (205.000), toba (127.000) y guaraní (105.000) los tres más números.
157
Los pueblos originarios soportan desde hace décadas la violencia social y estructural, con
acusaciones de ejercer la violencia [y de estar vinculados] con grupos terroristas (…) y una
campaña de descrédito y mentiras que cuenta con la complicidad de grandes medios de
comunicación.
Ahora bien. ¿Cómo observan y reflejan los medios masivos de comunicación a los
pueblos originarios? Acudiremos a las conclusiones de un estudio que realizó al
Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), titulado
“Buenas Prácticas en la Comunicación Pública”. Allí, el organismo detectó los
siguientes fenómenos:
158
Por último, el INADI realiza las siguientes recomendaciones para el tratamiento
periodístico de informaciones relacionados con este colectivo:
159
En esta noticia, publicada por el diario Clarín, podemos leer el siguiente titular:
“Confirman el procesamiento del mapuche de los binoculares y del «Testigo E»”.
Desde nuestra perspectiva, hacer hincapié en la condición de mapuche del ciudadano
procesado, de la forma en que lo señala el periódico, abona a una mirada despectiva
del colectivo. Para comprobarlo, proponemos sustituir el apelativo “mapuche” por
otros que, habitualmente, son sujetos de discriminación, como “judío”, “negro” o
“gay”:
“Un rumano mata a golpes a su mujer, de 29 años, y deja huérfanos a sus diez hijos”
160
Y concluye:
Sin que tenga que esconderse la procedencia de la pareja en el texto, la titulación no tiene
por qué destacar que se trata de un inmigrante y de que nacionalidad es. (…) Asimismo,
podemos ver en qué elementos hacen recaer el interés: el número de hijos, los golpes y la
edad de la mujer. (Cap. VIII, p. 4)
162
i. La violencia mediática es un exponente de la violencia simbólica. Esto
significa prestar particular atención en la violencia representada y difundida
en y por los medios de comunicación audiovisual.
ii. Cuando se construyen representaciones que cosifican o estigmatizan a las
personas. En el caso de las mujeres, por ejemplo:
a. Representarla únicamente como objeto sexual de consumo o trofeo.
b. Naturalizar que es la responsable de la limpieza del hogar, la cocina y
crianza de hijos/as.
c. Dar a entender que es una compradora compulsiva.
d. Realizar juicios sobre su modo de vida (con quién sale, cómo se viste,
por dónde circula).
e. Visibilizar un único modelo de belleza deseable (joven, delgada, a la
moda, etc.)
f. Normalizar la división sexual del trabajo. Oficios, profesiones u
ocupaciones exclusivas de mujeres (secretaria / enfermera / maestra
jardinera / ama de casa) o de varones (gerente / médico / profesor /
albañil).
g. Adjudicar características específicas del “ser mujer”: débil,
emocional, manipulable, celosa, histérica, chismosa, irracional,
natural, etc.
h. Revictimizar a la persona que fue víctima de violencia. El discurso que
se pregunta qué hizo la víctima para ser agredida. (p. 2)
Y, luego, el organismo presenta una guía para que medios y periodistas eviten el
sexismo en el lenguaje, que está en el origen de la violencia mediática contra la mujer:
163
a. Los trabajadores metalúrgicos recibirán un aumento salarial de.... /
Se dará un aumento salarial al sector metalúrgico de....
b. Los que cobren más de... / Quienes cobren más de....
iii. Privilegiar el uso de nominaciones neutras para referirse a grupos
específicos:
a. Los niños son los más afectados por la crisis / La infancia es la más
afectada por la crisis.
b. Cuestionan a los políticos / Cuestionan al sector político.
c. Crece el número de enfermeras en hospitales / Aumenta el personal
de enfermería en hospitales.
iv. La musicalización es fundamental en la construcción del discurso
audiovisual y radiofónico. Se recomienda prestar atención a las
representaciones que construyen las letras de las canciones para no
reproducir estereotipos discriminatorios y evitar musicalizar informes sobre
violencia de género con temas que refuercen la situación dramática.
v. En cuanto al uso de las imágenes, se sugiere visibilizar a las mujeres en
situaciones diversas, que pongan en crisis la representación hegemónica de
un modelo único de ser mujer (ama de casa, madre, sensible, bella, cuerpo-
objeto, etc.).
vi. En caso de femicidios, se desaconseja la exposición reiterada de imágenes
de la víctima. (p. 3)
Ferré Pavia (2009) plantea una serie de consideraciones para abordar, desde la
edición periodística, la temática de la violencia contra la mujer:
164
La misma autora sintetiza y propone algunas de las recomendaciones coincidentes
con las del Consejo del Audiovisual de Catalunya (CAC, 2009) que deben seguir los
medios de comunicación en la lucha contra el sexismo:
Por último, vamos a presentar dos ejemplos externos al caso argentino, en donde
se configuran propuestas para un abordaje periodístico responsable de la violencia de
género. En México, el país en donde probablemente mayor repercusión internacional
tuvo el movimiento Ni una menos, la Unidad de Igualdad de Género de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), desarrolló una herramienta de medición
de la violencia de género, a la que llamó “Violentómetro” (Imagen 18). Si bien el
instrumento fue ideado para operar como una guía de advertencia y acción para las
mujeres en eventual situación de riesgo, también posee utilidad deontológica para los
periodistas.
165
Imagen 18. Violentómetro. CNDH, Unidad de Igualdad de Género, México
166
En Catalunya, en tanto, co-coordinado por Isabel Muntané (2018), se publicó el
pasado año un trabajo realizado por un colectivo de mujeres que sufrieron violencia
sexual y por profesionales del periodismo, destinado a “transformar los discursos de
los medios de comunicación para lograr un cambio del imaginario social de estas
graves violencias machistas” (p. 3). Allí, entre otras cuestiones destinadas al
tratamiento mediático de la violencia contra la mujer, se propone:
167
x. Evitar hacer juicios de valor de las relaciones sexoafectivas entre agresor y
agredida. Las relaciones sexoafectivas que tuvieran o hubieran tenido mujer
y agresor no influencian ni restan importancia a la agresión sexual.
xi. Los únicos responsables de las agresiones sexuales son los hombres
agresores:
a. Todos los agresores son responsables de sus actos.
b. Los factores externos (la presión de grupo, el consumo de alcohol o
drogas) pueden actuar de catalizadores pero no son la causa de las
agresiones.
c. No focalizar la responsabilidad sobre otras personas (madres, padres,
profesionales de la educación...).
d. No difuminar la responsabilidad de los agresores.
xii. No presentar los agresores como hombres no integrados a la sociedad:
a. Los agresores pertenecen a todas las clases sociales y nacionalidades,
y la mayoría tienen una vida cotidiana rutinaria.
b. La mayoría de los agresores son hombres conocidos y de nuestro
entorno de confianza. (p- 4-6)
168
4. DISEÑO METODOLÓGICO
169
4.2 Tipo de investigación
Tanto la complejidad como la amplitud del problema nos llevaron a realizar una
investigación con metodología combinada, que incluye:
170
c) Una investigación aplicada
a) Análisis conceptual
171
análisis integral de las condiciones estructurales y cotidianas del ejercicio
del periodismo en el país. Organizamos el análisis a partir de tres variables:
172
embargo, inspirados en los trabajos de Salvador Alsius (1996, 2011),
elaboramos una herramienta de análisis que nos posibilita reflejar
presencias y omisiones de las principales temáticas vinculadas a la
deontología en los códigos seleccionados. Alsius, en el intento de
contar con un dispositivo que le permitiera comparar códigos
deontológicos de cadenas televisivas internacionales, acudió en su
investigación a una herramienta habitual del derecho comparado:
173
nuestro propio tesaurus, que abarca 60 categorías agrupadas en
cuatro temáticas:
1. Principios compartidos de la profesión periodística (13).
1. Principio de veracidad
2. Censura
3. Objetividad
4. Libertad de expresión/prensa
5. Neutralidad
6. Distinción de hechos y opiniones
7. Separación de información y publicidad/propaganda
8. Anonimato de las fuentes
9. Comprobación/verificación de información
10. Credibilidad de las fuentes
11. Off the record
12. Secreto profesional
13. Sensacionalismo y especulación
174
3. Dilemas sobre la praxis actual del periodismo (17)
39. Antisemitismo/Islamofobia
40. Adopción de menores
41. Autodeterminación de los pueblos
42. Difamación
43. Discriminación socioeconómica
44. Diversidad sexual
175
45. Grupos sociales y minorías
46. Identidad lingüística
47. Interculturalidad
48. Interreligiosidad
49. Nacionalismo
50. Personas adultas y adultos mayores
51. Personas afrodescendientes
52. Personas en situación de vulnerabilidad
53. Personas migrantes
54. Personas privadas de la libertad
55. Pueblos originarios
56. Racismo
57. Trabajo sin discriminación / Trabajo esclavo
58. Trata de personas
59. Violencia contra las mujeres
60. Xenofobia
8
Demos Consulting SRL es una de las consultoras de opinión pública más reconocidas de la Argentina.
Habitualmente, realiza trabajos de campo de alcance nacional sobre diversas cuestiones vinculadas a
procesos políticos y sociales de la Argentina: www.demosconsulting.com.ar
176
4.4.1 Trabajo de campo I: La credibilidad del periodismo en la Argentina
177
Universo (Población): Población total del país mayor de
18 años
Tamaño de la muestra: 800 casos
Nivel de confianza: 95,5%
Intervalo de confianza/Margen de error: +3,5%
Instrumento de recolección: Matriz estructurada y pre-
codificada con entrevista telefónica mediante tecnología
IVR9
9
La tecnología IVR es un sistema de automatización de encuestas telefónicas que permite la
construcción de muestras probabilísticas aleatorias con altas tasas de representatividad estadística y
que posibilita cubrir grandes núcleos poblacionales en cortos períodos de tiempo.
178
Nivel de confianza: 95%
Intervalo de confianza/Margen de error: +4,2%
Instrumento de recolección: Método combinado de
entrevista presencial con matriz pre-estructurada y
cuestionario autogestionado.
179
Gráfico 2. Técnica de bola de nieve-discriminatoria exponencial
Ejemplo: Provincia de Mendoza
4 9
3 8
1 6
5 10
2 7
14 19
13 18
11 16
15 20
12 17
180
4.4.3 Trabajo de campo III: La deontología en la mirada de editores y
propietarios de medios argentinos.
181
4.5 Diseño para la investigación aplicada
182
b. Un análisis de la singularidad del caso argentino, que incluyó la
percepción de la sociedad acerca de sus periodistas.
183
5. RESULTADOS
10
Para acceder a los códigos deontológicos que seleccionamos para nuestra investigación, se puede
acceder al siguiente sitio: https://tesisbiderman.home.blog/2019/03/23/compilado-codigos-
deontologicos-tesis-biderman-nunez/
184
5.1.1 Tipología de códigos en América Latina
a. Su finalidad
b. El tipo de institución u organización que los elabora y promueve
185
b. Tipos de códigos según la institución u organización que los elabora y
promueve
En la página siguiente (Tabla 8), detallamos los códigos que seleccionamos para
nuestro análisis, indicando el año en que fueron realizadas sus últimas modificaciones
y el tipo de normativa según nuestro esquema tipológico:
186
Tabla 8. Códigos latinoamericanos e internacionales seleccionados
187
5.1.2 Categorías deontológicas en los códigos latinoamericanos
11
Para visualizar el cuadro con mayor nitidez y precisión, puede ser descargado desde el siguiente sitio:
https://tesisbidermanhome.files.wordpress.com/2019/03/tesaurus-tesis-biderman-3.xlsx
188
Consejo de República
VARIABLES DE ANÁLISIS Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador FIP Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Puerto Rico UNESCO Uruguay Venezuela
Europa Dominicana
Aceptar retribuciones o gratificaciones SÍ NO NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ
Adopción de menores NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Anonimato de las fuentes SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ
Antisemitismo/Islamofobia NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Aplicación del Código/Tribunal de Ética SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ
Autodeterminación de los pueblos NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ
Bullying, cyberbullying y mobbing NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Cámaras ocultas/Escuchas telefónicas NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO
Censura SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO SÍ NO SÍ NO
Cláusula de conciencia SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ
Comprobación/Verificación de información SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Conflicto de intereses NO NO SÍ NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO SÍ NO
Contextualización de datos SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO
El problema de la corrupción NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO
Credibilidad de las fuentes SÍ NO SÍ SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ
Derecho a réplica y rectificación SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ
Difamación SÍ NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ
Discriminación socioeconómica NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ
Distinición hechos y opiniones SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO NO NO SÍ NO SÍ NO NO SÍ NO SÍ SÍ NO NO NO SÍ NO
Diversidad sexual SÍ SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO
El Código y la empresa periodística NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO NO SÍ NO NO NO SI NO
El periodista y la sociedad SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ
El periodista y el Estado NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ
El periodista y la venta de publicidad NO NO NO SÍ NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO SI NO NO NO NO SÍ NO
El periodista y sus pares NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ
Grupos sociales y minorías SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ
Identidad lingüística NO SÍ NO NO NO SÍ NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO NO NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Interculturalidad SÍ SÍ NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO
Interreligiosidad NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO
Intrusismo NO SI NO NO NO NO NO NO NO SI SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Invasión a la intimidad SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ NO NO SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Libertad de expresión SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Medio ambiente y naturaleza SÍ NO SÍ NO NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO SÍ NO NO SÍ
Nacionalismo NO SÍ NO NO NO SÍ SÍ SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO SÍ NO SÍ NO NO SÍ
Neutralidad SÍ NO NO SÍ SÍ NO NO SÍ NO NO SÍ SÍ NO NO SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ
Objetividad NO NO SÍ SÍ NO NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ NO NO
Off the record SÍ NO NO NO NO NO SÍ NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO
Periodismo digital y redes sociales NO NO SÍ NO NO NO SÍ NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ
Personas adultas y adultos mayores NO SÍ NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Personas afrodescendientes NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Personas en situación de vulnerabilidad NO NO SÍ NO NO NO NO SÍ NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO
Personas migrantes NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO
Personas privadas de la libertad NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Plagio NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ
Presunción de inocencia SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO NO NO SÍ NO SÍ NO NO SÍ NO NO SÍ SÍ NO NO SÍ NO
Principio de veracidad SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ
Pueblos originarios NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO SÍ
Racismo NO SÍ SÍ NO NO NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO NO NO NO SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ NO
Derechos del niño NO SÍ NO NO SÍ SÍ NO NO SÍ NO SÍ NO NO SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ NO
Respeto a la vida privada SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ
El rumor NO NO NO NO SÍ NO NO SÍ NO NO SÍ SÍ NO NO NO NO NO NO SÍ NO SÍ SÍ
Salario digno del periodista NO SÍ NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Secreto profesional SÍ SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ
Sensacionalismo y especulación SÍ SÍ NO SÍ NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Separación de información y publicidad SÍ SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ NO SÍ NO NO NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO SÍ SÍ
Superación/Formación profesional NO NO NO SÍ NO NO SÍ NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO NO NO SÍ NO
Trabajo sin discriminación / Trabajo esclavo SÍ SÍ SÍ NO SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ NO NO NO NO NO SÍ NO NO NO SÍ NO SÍ
Trata de personas NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Violencia contra mujeres/Perspectiva de género
NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO NO SÍ NO
Xenofobia NO NO NO SI SÍ NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SÍ NO
5.1.3 Análisis de las 25 categorías más relevantes para la región
a) Principio de veracidad
191
Ecuador: El periodista tiene la obligación de proporcionar a la comunidad
una información objetiva, veraz y oportuna (Cap. I, Art. 1).
Honduras: Es obligación del periodista informar con exactitud,
imparcialidad y veracidad, sin omitir nada que el público tenga derecho a
conocer (Art. 2).
Paraguay: El periodista debe transmitir información veraz, ecuánime y
exacta (Art. 1).
Uruguay: El compromiso con la búsqueda de la verdad debe llevar a los
periodistas a brindar una cobertura de los hechos completa, equilibrada y
contextualizada (Art. 9).
Será derecho del periodista luchas por el libre acceso a las fuentes públicas y
privadas de información, para comunicar e interpretar los hechos con objetividad,
verdad y exactitud (Art. 3).
192
[El periodista debe] regirse por los valores de libertad, respeto, diálogo,
solidaridad, integridad, justicia, veracidad, lealtad, responsabilidad, transparencia,
equidad, calidad, excelencia y compromiso social (…) (Art. 4)
193
de leyes que lesionen la libertad de expresión e información, ni aun a
pretexto de hacerlo fuera del ejercicio profesional (Art. 4 y 5).
Colombia: La libertad de prensa es premisa básica para que la sociedad
tenga conocimiento veraz y oportuno de la realidad (…) [y] hace recaer
sobre el periodista la obligación de defenderla y de obrar con los más altos
niveles de responsabilidad y honestidad en el ejercicio de su profesión
(Preámbulo).
Consejo de Europa: (…) es necesario reforzar las garantías de libertad de
expresión de los periodistas a quienes corresponde en última instancia ser
los emisores finales de la información (…) [Los medios de comunicación
deben] Comprometerse al sometimiento de principios deontológicos
rigurosos que aseguren la libertad de expresión y el derecho fundamental
de los ciudadanos a recibir noticias veraces y opiniones honestas (Art. 14 y
36).
Costa Rica: Defender la libertad de expresión y el derecho a la
comunicación e información como derechos universales (Art. 21).
Ecuador: La libertad de expresión del pensamiento es derecho
fundamental del hombre y piedra angular de todas las libertades (…) [ésta]
se plasma esencialmente en la libertad de información y de opinión, a
través de los medios de comunicación social (…) El periodista está obligado
a defender el derecho y el ejercicio de la libertad de expresión de todos los
sectores de la comunidad, especialmente de los marginados de la
comunicación social (Introducción y Art. 7).
El Salvador: El periodista debe garantizar la libertad de expresión y el
derecho de información inherentes de todo ser humano. Del derecho del
público a conocer los hechos y las opiniones proviene el conjunto de
derechos y deberes del periodista (Art. 3).
FIP: (…) la democracia depende de la extensión de la libertad de expresión
y (…) de la comprensión del papel especial y particular de los medios de
comunicación en la sociedad democrática (…) los medios deben respetar
los principios profesionales y éticos de la libertad de prensa en los que se
basan la libertad de expresión y de opinión. La libertad de expresión sólo
194
se verifica cuando existe: a) Un medio de comunicación libre,
independiente y que refleje la diversidad de opinión; b) Un flujo libre de
información que permita el intercambio democrático en todas las
comunidades, ya sea que se basen en la geografía, los orígenes étnicos, los
valores compartidos o el lenguaje común; c) La defensa legal y la
protección de los derechos de los ciudadanos a la libertad de información y
el derecho a estar informados; d) Respeto a la condición profesional y a la
independencia de los periodistas (Principios generales).
Guatemala: La libertad de expresión constituye el derecho fundamental
para el desarrollo de una democracia, tal y como la consigna la Carta de las
Naciones Unidas, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del
10 de diciembre de 1948 y ratificada por nuestro país (Introducción).
México: Los periodistas rechazamos las relaciones perversas que se funden
en dádivas, prebendas o canonjías, ya que éstas coartan la libertad de
prensa y expresión y violan elementales principios de convivencia social
(Art. 4).
Nicaragua: La libertad de opinión, de expresión y de información, como
parte integrante de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales, es factor esencial para la convivencia pacífica de la
sociedad (…) es el derecho de la población a ser oportuna y verazmente
informada y a expresar sus opiniones (Introducción y Principios Generales).
Panamá: Asumo que como periodista estaré al servicio de las libertades de
opinión y de información, derechos fundamentales de toda sociedad libre y
democrática (Texto introductorio).
Paraguay: El derecho a la información, al igual que la libertad de expresión
y a la crítica, el derecho del público a conocer los hechos y las opiniones,
constituyen las bases de los derechos y deberes de los periodistas
(Introducción).
República Dominicana: Como el periodismo es un servicio de interés social
y la información un buen común, el periodista asumirá como su primer
deber y derecho la defensa de la libertad de prensa, y se comprometerá a
ejercer la profesión con plena conciencia (Art. 1).
195
Uruguay: La libertad de expresión y el derecho a la información
constituyen derechos fundamentales reconocidos como tales por la
legislación nacional e internacional vigente, cuyo titular son todas las
personas. Constituye un deber ético del periodismo exigir que se respeten
estos derechos fundamentales y que se garantice el pluralismo, el acceso
equitativo a las frecuencias a través de las cuales se desarrollan los medios
de comunicación, así como las condiciones necesarias para el ejercicio de
la libertad de expresión y el derecho a la información por cualquier medio
y sin censura previa (Art. 1 y 2).
Venezuela: El periodista concibe la libertad de expresión como un factor de
elevación espiritual, moral y material del hombre (…) El periodista tiene su
origen en la libertad de expresión y el derecho a la información, normas
democráticas consagradas en la Constitución de la República. El periodista
debe luchar por la vigencia y efectividad de tales principios (Exposición de
Motivos y Art. 2).
Los códigos que no hacen mención a las libertades de expresión, prensa u opinión
son:
Cuba
Honduras
Puerto Rico
196
Unesco
197
c) La objetividad
Como ya hemos visto en este trabajo, el de la objetividad sigue siendo uno de los
problemas más abordados en el universo de la teoría del periodismo. Sin embargo, de
los 22 códigos que aquí analizamos, sólo ocho contienen referencias específicas a la
objetividad:
198
periodista puede ser miembro de cualquier grupo cívico, político o sindical,
o de otra índole, que pueda ser objeto o parte de la discusión pública en
determinado momento, sin perder la objetividad (Cánon 4).
República Dominicana: Será derecho del periodista luchar por el libre
acceso a las fuentes públicas y privadas de información, para comunicar e
interpretar los hechos con objetividad, veracidad y exactitud (Art. 3).
Unesco: Adhesión del periodista a la realidad objetiva. La tarea primordial
del periodista es proporcionar una información verídica y auténtica con la
adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los
hechos en su contexto adecuado, manifestando sus relaciones esenciales -
sin que ello entrañe distorsiones-, y empleando toda la capacidad creativa
del profesional a fin de que el público reciba un material apropiado que le
permita formarse una imagen precisa y coherente del mundo, donde el
origen, naturaleza y esencia de los acontecimientos, procesos y situaciones
sean comprendidos de la manera más objetiva posible (Art. 2).
199
desempeñan de manera independiente, sin una organización que los cobije.
Abstracciones como las que presentan los ocho códigos mencionados acerca de la idea
de objetividad corren el riesgo de diluirse en el universo de lo teórico, siendo de escasa
utilidad para la praxis del periodismo profesional.
En 1921, C.P. Scott (2017), el célebre editor del matutino británico The Guardian,
escribía con motivo del centenario del periódico una frase memorable: “Comment is
free, but facts are sacred” (El comentario es libre, pero los hechos son sagrados).
¿Debe el periodismo establecer una separación visible entre hechos y opiniones? ¿Es
necesario que los profesionales de los medios presenten, por un lado, la información
“pura”, sin el tamiz explícito de su interpretación, y, por el otro, la opinión y los
comentarios que se hayan configurado de los hechos? Diez de los 22 códigos que aquí
analizamos disponen como un deber ético para los periodistas el presentar esta
separación.
200
El Salvador: El periodista debe observar siempre una clara distinción entre
los hechos y opiniones, evitando toda confusión o distorsión deliberada de
ambas (Art. 5).
Guatemala: El periodista y comunicador deberá establecer siempre una
distinción entre los hechos, las opiniones y las interpretaciones, evitando
toda confusión o distorsión deliberada de los mismos. Es importante
diferenciar y respetar las especialidades entre Géneros informativos y
Géneros de opinión (Art. 7).
Nicaragua: El periodista procurará no mezclar la información sobre los
hechos, con sus opiniones personales acerca de los mismos. Tiene derecho
a opinar y a expresar su opinión en las secciones de comentarios (Art. 11).
Paraguay: En su labor profesional, los periodistas proporcionarán al público
información precisa sobre los contextos de los acontecimientos y los
antecedentes si correspondieren, estableciendo una clara distinción entre
información, opinión y conjeturas (Art. 3).
Perú: [El periodista debe] asegurarse de ofrecer una versión fidedigna de
los hechos, libre del concepto que pueda tener el periodista sobre ellos (…)
La opinión está reservada a las secciones destinadas a la orientación del
público y al periodismo interpretativo (Art. 9).
Uruguay: La cobertura realizada por los periodistas debe diferenciar
claramente lo que es información verificada de lo que es opinión (Art. 11).
201
iii. Imperativo, porque especifica cómo debe hacer el periodista para
actuar acorde a los principios deontológico de la profesión.
202
falta deontológica. Al respecto, el Consell de la Informació de Catalunya (CIC, 2016) —
que incluso publicó un texto específico al respecto para orientar a los periodistas ante
este conflicto de intereses— afirma que “hay que rechazar las fórmulas de promoción
o publicidad bajo la apariencia deliberada de informaciones periodísticas” (p. 3).
De los 22 códigos que analizamos, sólo 13 se ocupan de esta cuestión:
203
entre noticias y anuncio, entre información noticiosa y gacetilla de
relaciones públicas (Art. 7).
Paraguay: El periodista, en orden a salvaguardar su libertad e
independencia, mientras trabaje como tal debe evitar hacer publicidad y
propaganda (Art. 7).
Perú: Son actos contrarios a la ética que debe tener todo periodista
respecto a su profesión (…) difundir como noticia de interés público lo que
por su naturaleza es material publicitario, salvo en las secciones
identificables que el medio de comunicación social designa ex
profesamente para ello y que el público pueda reconocer como tales. Igual
comportamiento debe haber para los publirreportajes (…) [Los medios
deben] diferenciar los estrictamente periodístico de lo comercial y
publicitario (Art. 4 y 11).
República Dominicana: El periodista se comprometerá a no difundir como
noticia ningún texto comercial sin su correspondiente identificación (Art.
44).
Uruguay: Se debilita la credibilidad del periodista cuando se incurre en la
difusión de mensajes publicitarios explícitos o implícitos, ya sea dentro de
los programas periodísticos (publicidad encubierta y no tradicional) o como
parte de campañas publicitarias o propagandísticas (…) (Art. 28).
Venezuela: El periodista no debe divulgar como información lo que tiene
carácter comercial o publicitario sin identificarlo claramente como tal (Art.
23).
204
concepto va en la misma línea. Quien “disfraza” o “enmascara” procura engañar. Y el
periodista, bajo ninguna circunstancia, debe pretender confundir al público para que
éste se vincule con material publicitario o propagandístico, creyendo que está frente a
información periodística.
Con la única excepción del caso mexicano, la totalidad de los códigos que
estudiamos en nuestra investigación hacen referencia, al menos, a una de las variables:
205
vocero”, “un alto funcionario de la institución”, etc., resguardando de este
modo la credibilidad y dignidad de la profesión (…). En el caso del
periodismo digital, debiera además, incluir un link o vínculo a la fuente, a
fin de ampliar la información para el lector o lectora, en caso de que lo
necesite (Art. 7).
Colombia: El periodista debe adoptar una actitud analítica frente a las
fuentes, confrontarlas y comprobar sus afirmaciones. La lealtad del
periodista es con la verdad y con el público, antes que con la fuente; es
aconsejable que el receptor conozca la fuente de las informaciones.
Esto otorga mayor credibilidad y fija una mayor responsabilidad sobre lo
que se afirma. Sin embargo, el periodista puede comprometerse a guardar
sigilo sobre sus fuentes de información, cuando la revelación de su nombre
ponga en riesgo la seguridad personal o laboral de la fuente. En todo caso,
podrá sentirse exonerado de hacerlo cuando: a) Haya sido engañado por la
fuente; b) Ésta, por su propia voluntad, decida darse a conocer en
determinada circunstancia; El secreto profesional o reserva de la fuente,
que es inviolable, tiene por objeto proteger de la exposición pública a la
fuente; en ningún caso deberá amparar la falta de consistencia de la
información ni releva al periodista de su deber de verificar los hechos; En
situación de conflicto, la verificación de fuentes será un trabajo en
equipo entre Editores y/o Jefes de Redacción, periodista y director del
medio, para blindar la verdad; [El periodista no debe] mantener
familiaridad o cercanía con la fuente (Art. 2 y 8).
Consejo de Europa: Es necesario desarrollar jurídicamente y clarificar (…) el
secreto profesional de las fuentes confidenciales (…) (Art. 14).
Costa Rica: Es deber de todo profesional de la comunicación indicar la
fuente de donde obtuvo la información y respetar la confidencialidad de
aquella, cuando ésta así lo solicite (Art. 14).
Cuba: El periodista tiene la obligación de no revelar la identidad de las
fuentes que hayan solicitado permanecer anónimas (Art. 18).
Ecuador: El periodista guardará estricto secreto en el ejercicio de su
profesión respecto de las fuentes de información; debe verificar sus
206
informaciones y recurrir a fuentes que garanticen una información veraz
(Art. 24 y 25).
El Salvador: El profesional del periodismo debe apoyar sus informaciones
en datos o fuentes fidedignas que sostengan o comprueben sus
afirmaciones; deberá guardar el secreto profesional y respetar la confianza
que le otorgan al poner en su conocimiento asuntos reservados; respetará
el “off the record” cuando éste haya sido pactado previamente con la
fuente; respetará la fecha y hora de los embargos para publicar
información cuando haya sido entregada bajo esa condición; en ningún
momento el periodista utilizará en provecho propio informaciones
privilegiadas obtenidas de forma confidencial (Art. 17, 19, 20 y 21).
FIP: No difundir las informaciones recibidas confidencialmente, salvo
permiso expreso o tácito de la fuente (Art. 6).
Guatemala: El periodista y comunicador difundirá sólo informaciones
fundamentadas, ya sea por la verificación de los hechos en forma directa o
a través de distintas fuentes confiables y representativas que garanticen el
contraste necesario para el balance informativo. Una fuente es
considerada legítima por su conocimiento y experiencia en el tema
tratado; (…) debe citar sus fuentes para el respaldo de la información;
además, el público tiene derecho a conocerlas y evaluar la calidad de las
mismas. Sólo debe omitirlas si las mismas se lo solicitan, pero siempre es
obligado, confirmar la idoneidad de ellas; el periodista que se haya
comprometido con una fuente a mantener la confidencialidad (off the
record) de hechos, informaciones y opiniones, no debe publicarlas ni
difundirlas, a menos que sea autorizado para darlas a conocer. (Art. 2, 9 y
10).
Honduras: [El periodista tiene prohibido] Violar el secreto profesional o
revelar las fuentes de sus informaciones (Art. 4).
Nicaragua: Toda información debe basarse en los hechos y respaldarse en
fuentes autorizadas, salvo casos excepcionales en los que la fuente solicita
confidencialidad, y el periodista cuenta con elementos probatorios. El
periodista responderá por lo que publique. Tiene derecho a no revelar su
207
fuente y la obligación de mantener este derecho hasta los límites de la ley
(Art. 9).
Panamá: [Como periodista] Guardaré confidencialidad de mis fuentes de
información que así lo soliciten (…) (Art. 5).
Paraguay: Todo periodista tiene el deber y el derecho de guardar el secreto
profesional, respetando las fuentes de información y las confidencias y no
revelando los nombres de sus fuentes ni nada que ellas prohíban
comunicar (Art. 4).
Perú: [Son actos contrarios a la ética] No guardar el secreto profesional. La
única excepción, singular, en que espontáneamente se puede revelar la
fuente es cuando ésta falta a la verdad con dolo, lo cual produce engaño al
público, haciendo que el periodista ofrezca una información descalificada,
con grave riesgo de su solvencia profesional y ética; revelar la fuente,
datos, referencias, material de trabajo y otros que tengan condición de
reservado (Art. 4 y 8).
Puerto Rico: Las fuentes, asuntos y otros colegas se deben tratar con
respeto; el o la periodista deberá ser diligente en obtener la mayor
información pertinente a una noticia, sustentada por fuentes que permita
al público juzgar la confiabilidad de la información. Sin embargo, existen
circunstancias en las que no es posible obtener información valiosa o
pertinente que no sea bajo la condición de proteger la identidad de la
fuente. Sería altamente impropio que un periodista traicione la identidad
de dicha fuente aún cuando se lo exija un tribunal de justicia. Esta norma
ética no aplicará al periodista que haya protagonizado o sido testigo ocular
de hechos criminales, en cuyo caso el periodista cumplirá con su
responsabilidad ciudadana (Cánones 5 y 9).
República Dominicana: El periodista guardará estricto secreto profesional,
sobre sus fuentes de información, cuando no atente contra la integridad
territorial del país. Aun bajo la peor presión, el periodista deberá preservar
la confianza que se le ha concedido para no revelar, pública o
privadamente, hechos de interés.; no deberá invocar el secreto profesional
como pretexto para justificar acciones ilegales o encubrir hechos contrarios
208
al interés colectivo ya la ética periodística; (…) deberá mantener relaciones
con la fuente en un plano estrictamente profesional; deberá recurrir a las
fuentes que merezcan mayor garantía, verificando siempre sus
informaciones, a fin de que éstas sean veraces (Art. 35, 36, 37 y 38).
Unesco: El papel social del periodista exige que la profesión mantenga un
alto nivel de integridad. Esto incluye el derecho del periodista a abstenerse
de trabajar en contra de sus convicciones o de revelar sus fuentes de
información (Art. 4).
Uruguay: Los periodistas deben intentar por todos los medios que el
público conozca el origen de la información. Si en algún caso ello no fuera
posible, o causara algún perjuicio a la fuente, se deben aportar al público
los datos que permitan comprender los motivos de tal impedimento.
Deberán evitarse los adjetivos “confiables” o “fidedignas” para calificar a
las fuentes, ya que de lo contrario no deberían ser tales; Asimismo los
periodistas deben respetar el acuerdo de confidencialidad con el
informante. En caso de llegar a un pacto con una fuente para garantizar su
anonimato, éste se deberá mantener en todo momento y lugar, a los
efectos de no debilitar la credibilidad del periodista (Art. 12 y 13).
Venezuela: El periodista, a quien la fuente haya pedido guardar en secreto
su identidad, no deberá revelarla en ningún caso y respetará la decisión de
la fuente ante cualquier tipo de presión. En ningún caso el periodista debe
revelar el secreto profesional; respetará los acuerdos previos con la fuente
en relación a la hora y fecha de publicación de información adelantada;
debe verificar las informaciones que recibe y recurrir a las fuentes idóneas
que le permitan la información de manera veraz (Art. 18, 19 y 20).
209
g) Cláusula de conciencia
210
Consejo de Europa: Es necesario desarrollar jurídicamente y clarificar las
figuras de cláusula de conciencia y el secreto profesional de las fuentes
confidenciales (…) (Art. 14).
Costa Rica: El Colegio de Periodistas debe ser fuerte para defender a sus
profesionales y reforzar el principio de cláusula de conciencia, para que los
medios de comunicación tengan conocimiento de que los comunicadores
están protegidos por una cláusula de conciencia, que lo obliga a no aceptar
y a rebelarse sobre aquellas imposiciones de sus jefes en contra de sus
principios morales y éticos (Apartado: Cláusula de Conciencia).
FIP: Los periodistas tienen derecho a actuar de acuerdo a su conciencia en
el ejercicio del periodismo. En caso de un cambio fundamental en la línea
política, filosófica o religiosa del empleador, un periodista puede poner fin
a su contrato, sin previo aviso, y recibir una compensación equivalente a la
que hubiera recibido en caso de despido (…) Ningún periodista puede ser
sancionado por hacer valer su derecho a actuar acorde a con su conciencia
(Art. 3, Cláusula de Conciencia).
Perú: Es un acto contrario a la ética no acogerse a la Cláusula de Conciencia
si la empresa periodística o el medio de comunicación social en que se
labora cambia su línea u orientación, con la cual no se coincida. Es ético
mantener su propia convicción, lo contrario es inmoral y atenta contra el
prestigio propio y profesional (Art. 4).
República Dominicana: El periodista estará en el derecho de abogar por el
establecimiento de cláusulas de conciencia en los acuerdos o contratos de
trabajo con las empresas de comunicación, que le permitan dimitir
voluntariamente de estos centros de trabajo, con todos los derechos
garantizados, cuando ocurran situaciones que impliquen conflictos éticos o
de conciencia.
Uruguay: Se recomienda desarrollar legalmente las figuras de la cláusula de
conciencia y el secreto profesional de las fuentes confidenciales,
armonizando las disposiciones nacionales sobre estas materias con los
estándares internacionales de Derechos Humanos. Quien ejerce el
periodismo no puede ser obligado a firmar un trabajo profesional que le
211
atribuya opiniones que contradigan sus valores y creencias, ni cuando se
introduzcan en una nota informativa de su autoría cambios que desvirtúen
el sentido de la información. La cláusula de conciencia no debe ser utilizada
como excusa para evitar la cobertura de hechos noticiosos o la difusión de
opiniones de terceros que sean de interés público y con las que el
periodista pueda disentir.
Venezuela: el periodista debe exigir de parte de la empresa respeto a sus
creencias, ideas y opiniones, así como el material informativo que entrega
como producto de sus esfuerzos y trabajo. Tampoco permitirá que se
cambie el sentido o naturaleza del material informativo elaborado y
entregado bajo su firma. Cláusula de conciencia: El periodista tiene
derecho a retirar su firma en una información, si considera que por la
intervención de sus supervisores han sido puestos en duda la exactitud de
los datos, deformadas declaraciones de terceros, si injustificadamente
fueron realizados cambios sustanciales o si su nombre fue añadido a una
información en cuya elaboración no participó, ello sin perjuicio de sus
condiciones laborales ni de amonestación alguna. El periodista queda
exonerado de cualquier responsabilidad moral y legal del material del que
él haya retirado su firma y podrá aducir, ante las autoridades competentes,
causal de despido indirecto cuando esto sucediere. (Art. 38).
Los siete códigos que abordan de forma tácita la cláusula de conciencia son:
212
Guatemala: En el ejercicio profesional, el periodista y comunicador
deberán actuar siempre de acuerdo con su conciencia, valores y principios
éticos. Así mismo, no podrá ser perseguido y sancionado por ello (Art. 24).
México: Estamos obligados a la independencia de criterio, que nos dicta la
propia conciencia, por grandes que sean las presiones o amenazas que se
ejerzan para anularla (Art. 11).
Nicaragua: El periodista tiene derecho a su propia ideología y a ser
contratado exclusivamente por su capacidad profesional. El periodista
tiene la obligación moral de actuar de acuerdo con su conciencia y no
puede ser sancionado por ello. Los propietarios y funcionarios de los
medios de comunicación social no pueden sancionar a los periodistas por
actuar de acuerdo con su conciencia en su ejercicio profesional (Art. 14 y
25).
Paraguay: El periodista debe reclamar a su empleador respeto a sus
creencias, ideas y opiniones, así como a que la producción que entrega no
sufra deformación o cambios sustanciales injustificados (Art. 10).
Unesco: El papel social del periodista exige que la profesión mantenga un
alto nivel de integridad. Esto incluye el derecho del periodista a abstenerse
de trabajar en contra de sus convicciones (…) (Art. 4).
Cuba
Honduras
Panamá
Puerto Rico
213
Los casos de Chile, República Dominicana y, especialmente, de Colombia, Uruguay
y el Consejo de Europa, nos parecen particularmente interesantes, ya que impulsan al
periodista a hacer efectiva la cláusula de conciencia en su vínculo contractual con su
empleador o, incluso, a reglamentarla legalmente. Esta prerrogativa está orientada a
consolidar el derecho del profesional a no verse obligado a actuar en contra de sus
convicciones o de los principios deontológicos de la actividad. Por lo tanto, nos parece
pertinente el incorporar un artículo de estas características en nuestra propuesta para
el caso argentino.
h) Presunción de inocencia
214
Bolivia: [Los periodistas deben] Salvaguardar la presunción de inocencia,
promoviendo un tratamiento informativo respetuoso para las personas
involucradas (Art. 10).
Brasil: La presunción de inocencia es uno de los fundamentos de la
actividad periodística (Art. 9).
Chile: El periodista debe salvaguardar la presunción jurídica de inocencia,
mientras los tribunales de justicia no resuelvan en contrario (Art. 26).
Consejo de Europa: En el ejercicio del periodismo, las informaciones y
opiniones deben respetar la presunción de inocencia principalmente en los
temas que permanecen sub judice, excluyendo establecer juicios paralelos
(Art. 22).
El Salvador: El periodista no prejuzgará un caso llevado ante un tribunal,
tomando partido sobre culpabilidad o inocencia y buscará dar la posición
de las partes en informes o las audiencias de tribunales (Art. 23).
Guatemala: El periodista y comunicador deben salvaguardar la presunción
de inocencia de los acusados, mientras el tribunal competente no haya
dictado sentencia (Art. 29).
Nicaragua: El periodista presumirá la inocencia de todo acusado y sólo lo
considerará culpable ante sentencia judicial (Art. 4).
Perú: [Los periodistas] No somos Jueces. No [debemos] calificar “a priori”
al acusado, solamente la sentencia del juez determina la culpabilidad. Toda
persona tiene derecho a que se le considere inocente hasta que no se le
pruebe lo contrario. No lesionar a nadie con calificativos indecorosos, toda
persona humana tiene derecho a un nombre propio y a que se le llame
como tal. Aún el delincuente sigue siendo persona (Art. 9).
Puerto Rico: Son altamente impropios los titulares y otras expresiones
infundadas que prejuzguen la culpabilidad de un sospechoso de un crimen
(Cánon 6).
Uruguay: Es de buena práctica profesional respetar el principio de
inocencia y ser cuidadosos de no consignar a una persona como autor de
algún delito hasta que exista un pronunciamiento judicial en ese sentido. Si
215
finalmente alguien que se informó que era indagado o acusado es
absuelto, se debe informar al respecto (Art. 17).
216
Colombia: Es obligación del periodista y del medio rectificar inmediata y
adecuadamente las informaciones inexactas, erróneas, falsas o
incompletas, así no se haya exigido aclaración por parte del perjudicado, a
quien además se respetará su derecho a la réplica (Art. 6).
Consejo de Europa: A petición de las personas afectadas, se rectificará por
los medios de comunicación, con el tratamiento informativo adecuado de
manera automática y rápida, las informaciones y las opiniones que sean
falsas o erróneas (…) (Art. 26).
Cuba: El periodista debe rectificar públicamente los errores difundidos que
así lo requieran y sean imputables a su trabajo (Art. 13).
Ecuador: El periodista está obligado a rectificar las informaciones probadas
como falsas (Art. 31).
El Salvador: El periodista debe procurar que se haga efectivo el derecho de
respuesta en condiciones equivalentes de espacio, a aquellos que hubiesen
sufrido acusaciones contra su moralidad o reputación, o se les perjudicare
con una información (Art. 11).
Nicaragua: [Los medios y los periodistas] (…) publicarán el punto de vista
de quien se sienta afectado por una información anteriormente servida,
como aclaración, rectificación o réplica (Art. 19).
Panamá: [Como periodista] Rectificaré con la mayor prontitud toda
información inexacta que haya divulgado.
Perú: [Los medios deben] Reconocer y atender el derecho de quienes se
consideren afectados por alguna publicación y/o transmisión en cualquier
forma o medio de manifestar su respuesta, aclaración o rectificación,
según sea el caso invocado. Si el medio de comunicación social se percata
del error, es honorable la espontánea enmienda (Art. 10).
Puerto Rico: [El periodista] (…) Admitirá y corregirá errores con prontitud
(Cánon 3).
República Dominicana: El periodista estará en la obligación de rectificar —
en el plazo legal establecido— las informaciones difundidas, y que la
fuente demuestre que son falsas o inexactas (Art. 39).
217
Unesco: El carácter de la profesión exige que el periodista favorezca el
acceso del público a la información y la participación del público en los
“medios”, lo cual incluye la obligación de la corrección o la rectificación y el
derecho de respuesta (Art. 5).
Uruguay: Los periodistas no deben difundir material falso, engañoso o
deformado. Si así lo hiciesen por error, es de buena práctica profesional
rectificar la información con el mismo destaque empleado para su difusión
y pedir disculpas por la equivocación (Art. 10).
Venezuela: Las informaciones falsas deben ser rectificadas espontánea e
inmediatamente. El periodista no podrá, en ningún momento, evadir el
cumplimiento del artículo 9 de la Ley del Ejercicio del Periodismo, que dice
a la letra: “Toda tergiversación de la información debe ser rectificada
oportuna y eficientemente. EL periodista estará obligado a rectificar y la
empresa deberá dar cabida a tal rectificación y a la aclaratoria que formule
el afectado” (Art. 12 y 13).
218
j) El periodista y la venta de publicidad
219
Contar con una producción comercial, que incluso puede ser compartida con otros
medios de estatura similar o que no forman parte de los conglomerados de mayor
estructura y tamaño, puede permitirle al periodista evitar conflictos de interés u otras
defecciones deontológicas. De los códigos que integran nuestro tesaurus, sólo cuatro
señalan la incompatibilidad de realizar tareas periodísticas con la venta publicitaria:
220
negociaciones y les permitan permanecer ajenos a cualquier tipo de injerencia, latente
o manifiesta, que pudiera afectar su independencia.
221
deben quedar limitados por las condiciones que deben hacer posible la
prestación de un derecho fundamental (Art. 11).
Nicaragua: Los propietarios y funcionarios de medios de comunicación
social promoverán la observación del Código de Ética Profesional de los
Periodistas (Art. 26).
Perú: Los medios de comunicación social, las empresas periodísticas (…)
pueden adherirse, por convicción, a lo estipulado en este Código de Ética
Periodística, conscientes de su responsabilidad eminentemente social (…)
[Son deberes de los medios] Respetar la libertad ideológica de su personal.
No competer a las periodistas a investigar, recibir, fotografiar, filmar,
grabar o destacar lo que es moralmente indebido según este Código de
ética periodística y que pueda, además, atentar contra el deber y la
finalidad social de la prensa (Art. 3 y 12).
Uruguay: En el interior de la empresa informativa, y en relación con la
libertad de expresión, deben coexistir editores y periodistas, teniendo en
consideración que el respeto legítimo de la orientación ideológica de los
editores o propietarios queda limitado por las exigencias inexorables de la
veracidad de las noticias y de la ética de las opiniones, lo que es exigible
por el derecho fundamental a la información que posee la ciudadanía (Art.
4).
222
El Salvador: El periodista debe esforzarse para que la empresa periodística
proporcione las condiciones económicas, sociales laborales adecuadas
para su desempeño profesional (Art. 34).
República Dominicana: El periodista tendrá el derecho de exigir de la
empresa o institución que le ha contratado respeto a sus opiniones y
creencias políticas, ideológicas, religiosas, etc., así como un tratamiento
ajustado a su dignidad humana y profesional (Art. 25).
Venezuela: El periodista debe exigir de parte de la empresa respeto a sus
creencias, ideas y opiniones (…) El periodista debe exigir en sus relaciones
con la empresa, un tratamiento ajustado a su dignidad y al valor e
importancia que tiene su profesión en la sociedad (Art. 36 y 41).
En síntesis, nos parece razonable que los códigos citen la importancia de que las
compañías se desempeñen dentro de un esquema deontológico vinculado a la
responsabilidad social empresaria. Sin embargo, las normativas como las que
propondremos en esta investigación para el caso argentino constituyen dispositivos de
autorregulación, orientados desde y para los periodistas profesionales.
223
proporcionadas por su asociación profesional, ni contribuir de manera
activa o pasiva a las precarias condiciones de trabajo (Cap. II, Art. 7).
Colombia: [La empresa periodística debe] Garantizar a sus periodistas un
salario digno y competitivo, condiciones laborales, medios e instrumentos
adecuados, que aseguren la calidad y excelencia de su trabajo profesional,
su independencia y la del propio medio (Art. 9).
Consejo de Europa: Para asegurar la calidad de trabajo del periodismo y
independencia de los periodistas es necesario garantizar un salario digno y
unas condiciones, medios de trabajo e instrumentos adecuados (Art. 28).
Costa Rica: Respetar los aranceles mínimos que recomiende el Colegio en
el ejercicio profesional, en aras de proteger la sana competencia y justa
retribución económica (Art. 13).
Ecuador: El periodista demandará del Estado la defensa de los derechos de
los trabajadores, su capacitación, salarios justos, seguridad social y
estabilidad (…) Al periodista le está prohibido aceptar remuneraciones
inferiores al mínimo establecido por la ley (Art. 13 y 28).
El Salvador: El periodista no debe aceptar para sí, ni en nombre de otros,
contratos incompatibles con la integridad y la dignidad de la profesión.
Tampoco debe aceptar beneficios de particulares o grupos cuando directa
o indirectamente ello implique comprometer la independencia u
objetividad del trabajo periodístico (…) El periodista debe esforzarse para
que la empresa periodística proporcione las condiciones económicas,
sociales y laborales adecuadas para su desempeño profesional (Art. 14 y
34).
Honduras: [El periodista tiene derecho a] Percibir honorarios o
emolumentos que le permitan vivir decorosamente (Art. 3).
México: Defendemos que los periodistas y las empresas de la información,
así como los gobiernos en sus diversos niveles, se comprometan al
constante mejoramiento económico, social y profesional de los periodistas,
como base para fundar una sólida profesionalidad ética del periodista (Art.
13).
224
Nicaragua: Los propietarios y funcionarios de los medios de comunicación
social, de acuerdo a sus condiciones económicas, procurarán que los
periodistas tengan un salario digno (Art. 27).
Perú: [EL periodismo no debe] Pactar estipendio o haber inferior a lo
establecido por la ley o al que corresponda por la clase y responsabilidad
profesional de la labor periodística que se desempeñe y cargo que se
ejerza. Esto fomenta la competencia desleal en el competitivo mercado de
trabajo. Y la posibilidad de que personas que fungen de periodistas
cumplan su cometido con algún propósito distinto de la profesión, con
desmedro de ésta, de la calidad del trabajo y del prestigio del medio de
comunicación social (Art. 8).
República Dominicana: El periodista no deberá pactar por salarios
inferiores a los establecidos en el mercado de trabajo ni fomentar la
competencia desleal. Tampoco podrá atentar contra la calidad del trabajo
profesional y el prestigio del medio donde trabaja (Art. 31).
Uruguay: Los periodistas no deben aceptar u ofrecer una remuneración por
su trabajo menor a la que haya sido fijada en el último acuerdo de los
consejos de salarios para su sector de actividad. Tampoco deberán
contribuir, de manera activa o pasiva, en la precarización de las
condiciones laborales propias, de sus compañeros de trabajo, de sus
colegas de otros medios o de los trabajadores en general (Art. 23).
Venezuela: El periodista no podrá aceptar un sueldo salario inferior al
mínimo establecido por el Colegio o en los contratos sindicales laborales
que estén vigentes en la oportunidad de cada caso (Art. 34).
225
una remuneración directa o un ingreso por ello, pero nos parece que el sitio para
ejercer ese tipo de reivindicaciones son los estatutos gremiales de las asociaciones de
periodistas, mucho más que los códigos deontológicos.
¿Configura una infracción a la ética periodística el aceptar trabajar por un salario
que, a juicio de un determinado colegio o federación de profesional, está por debajo
de lo que ellos consideran “digno”? En cualquier caso, nos parece válido que un código
destaque en su preámbulo, introducción o exposición de motivos el rol
eminentemente profesional del periodista, con su consecuente y obvio derecho a
percibir una remuneración por ello. Pero, sin embargo, no vemos necesario incluir esta
cuestión en un articulado que debe estar orientado a la práctica cotidiana del trabajo
profesional.
Brasil: [Es deber del periodista] Defender los derechos de los ciudadanos,
contribuyendo a la promoción de las garantías individuales y colectivas,
especialmente de los niños, adolescentes, mujeres, ancianos, negros y las
minorías (Art.6).
Consejo de Europa: Teniendo en cuenta la especial influencia de los medios
de comunicación fundamentalmente la televisión y la sensibilidad de los
niños y los jóvenes, se evitará la difusión de programas, mensajes o
imágenes relativas a la exaltación de la violencia, el sexo y el consumo y el
empleo de un lenguaje deliberadamente inadecuado (Art. 35).
Costa Rica: [Los periodistas están obligados a] Respetar los derechos de la
infancia, la adolescencia, las mujeres, las personas adultas mayores, las
226
personas con discapacidad, la naturaleza y el pluralismo en todos los
ámbitos de las relaciones humanas (Art. 2).
El Salvador El periodista debe tratar con especial esmero toda información
relacionada con la infancia y la adolescencia, adecuando su tratamiento a
las normas del carácter formativo y orientador (…) El periodista debe
observar y garantizar el espíritu de la Convención de los Derechos del Niño
y toda legislación internacional reconocida por el Estado Salvadoreño,
además de las leyes nacionales sobre la materia (…) El periodista no
publicará el nombre o imágenes de menores de edad, ni adultos, víctimas
de maltrato y hechos de violencia. Tampoco publicará los nombres de los
padres y toda aquella información que conduzca a identificar a la víctima
(…) El periodista debe abstenerse de presentar imágenes o nombres de
menores en conflicto con la ley, a menos que exista legislación que lo
permita (Art. 25 al 28).
Guatemala: Las fotografías y gráficas deben ser fieles representaciones de
la realidad, no deben ser manipuladas. Con relación a casos de menores de
edad, se utilizarán recursos técnicos en la presentación de los materiales,
siguiendo todos y cada uno de los puntos que dicta la ley en la materia
(Art. 19).
Nicaragua: El periodista no identificará por nombres, iniciales o imágenes
de sus rostros, a menores de edad involucrados en asuntos judiciales o en
situaciones de riesgo (Art. 5).
Paraguay: [Son acciones contrarias a la ética profesional del periodista]
Identificar a las víctimas de delitos sexuales y a los menores de edad que
hayan incurrido en delito o hayan sido víctimas de ellos (Art. 6).
Perú: [El periodista está obligado a] Ofrecer sin escándalo ni
sensacionalismo la información necesaria sobre hechos trágicos,
desagradables o que puedan lastimar las normales sentimientos humanos,
ser muy cauto con la información relacionada con suicidios, violaciones y
hechos negativos en los que estén involucrados, como víctimas o actores la
mujer, los niños y adolescentes (…) Contribuir a mantener la inocencia de
los niños y evitar difundir hechos que pongan en riesgo la niñez y a la
227
juventud. Si es indispensable informar, hacerlo con la mayor mesura
posible (Art. 9).
Puerto Rico: Las fuentes, asuntos y otros colegas se deben tratar con
respeto. Especial sensibilidad se debe utilizar en la atención a tragedias,
víctimas de crímenes, menores y marginados (Cánon 5).
Uruguay: Quienes cumplen funciones periodísticas deben conocer los
convenios, acuerdos internacionales y leyes nacionales que promueven los
derechos de niños, niñas y adolescentes, cuando aborden temas vinculados
a ellos (…) Los periodistas deberán asegurarse que el niño, niña o
adolescente y su tutor, sepan que están hablando con un periodista. Es
necesario explicar el objetivo de la entrevista y el uso que se pretende
darle (…) Se evitará la formulación de preguntas, actitudes o comentarios
que puedan representar un juicio hacia los niños, niñas y adolescentes, que
sean insensibles a sus valores culturales, que los pongan en peligro o los
expongan a una humillación, o que reaviven el dolor y el duelo que sufren
a causa de acontecimientos traumáticos (…) Se evitará identificar
visualmente o de cualquier otra manera a niños, niñas y adolescentes en
conflicto con la ley o que estén en situación vulnerable. En ningún caso
deben proporcionarse sus nombres e imágenes cuando estén involucrados
en actos criminales, ni siquiera por su nombre de pila, alias o apodo, así
como tampoco identificar a víctimas de delitos sexuales cualquiera sea su
edad. También se evitará divulgar datos que puedan comprometer la
seguridad de las personas afectadas (…) Para divulgar imágenes vinculadas
a niños, niñas y adolescentes, que supongan identificar a un niño o un
grupo de ellos en particular, los periodistas deberán obtener antes el
consentimiento de los menores de edad y la persona adulta responsable.
Aun habiendo recogido dicha autorización, se recomienda procurar
asesoramiento respecto a una eventual vulneración de derechos de las
personas involucradas en la información (…) Al informar sobre infancia, los
periodistas deberán prestar atención al derecho de cada niño, niña o
adolescente, a su privacidad, a que se escuchen sus opiniones, a participar
en las decisiones que les afectan y a recibir protección contra cualquier
228
daño (…) Los periodistas no deberán estigmatizar al niño, niña o
adolescente y tendrán especial cuidado al respetar el principio de
inocencia de aquellos que se encuentren en conflicto con la ley. Se evitarán
las categorizaciones o descripciones que los expongan a represalias
negativas –incluidos los daños físicos o psicológicos adicionales- o al abuso,
la discriminación o el rechazo de sus comunidades locales (Art. 38 al 44).
Desde nuestra perspectiva, los códigos deben proporcionar a los periodistas una
guía de acción deontológica para el tratamiento de la información que involucre a
niñas, niños, adolescentes y también al colectivo “joven”, procurando que se conozca
el conjunto de sus derechos. En esa línea avanzará nuestra propuesta aplicada.
229
n) Respeto por la vida privada
230
ocupe un puesto en la función pública, no le priva del derecho al respeto
de su vida privada (Art. 23).
Costa Rica: [El periodista debe] Conducirse de manera respetuosa en la
obtención de las informaciones, con respeto al dolor ajeno, la privacidad y
la intimidad (Art. 24).
Ecuador: [El periodista está obligado a] Respetar los derechos de los demás
y la integridad moral de las personas, especialmente su vida privada, y a
guardar una conducta ejemplar que avalice precisamente su autoridad
para informar, orientar, denunciar o exigir a través de los medios de
comunicación social (Introducción).
El Salvador: El periodista debe respetar el derecho de las personas a su
propia intimidad o imagen en casos o acontecimientos que generen
situaciones de aflicción o dolor (Art. 22).
Guatemala: El periodista y comunicador deben respetar la dignidad y vida
privada de las personas, evitando invadir su intimidad con las facilidades
que ofrecen las nuevas tecnologías, exceptuando cuando las acciones allí
reflejadas afecten de manera negativa los intereses de la sociedad. Deben
respetar la intimidad sobre todo en situación de aflicción o dolor de las
personas, evitando las especulaciones y la intromisión gratuita en sus
sentimientos y circunstancias (Art. 27).
Honduras: [E periodista tiene prohibido] Lesionar la moral e irrespetar la
vida privada de los colegas, funcionarios y particulares en general (Art. 4).
Nicaragua: El periodista debe tener absoluto respeto a la vida privada y a la
dignidad humana, y al derecho de las personas al honor, la intimidad y a la
integridad de su imagen. La información sobre la vida privada, debe ser en
beneficio del interés común y observando los derechos y la reputación de
las personas. La calumnia, la maledicencia, el libelo y la difamación,
constituyen flagrantes violaciones a la ética. (Art. 3).
Paraguay: Los periodistas deben respetar la vida privada de las personas, y
no deben publicar noticias sobre la vida íntima de los ciudadanos, salvo
cuando sea de claro y relevante interés público o esté prescrito por la ley
(Art. 9).
231
Perú: [El periodista está obligado a] Respetar el derecho de toda persona a
su intimidad (Art. 9).
República Dominicana: [Se considerarán actos violatorios a la ética
profesional] Inmiscuirse en la vida íntima de las personas, salvo en casos de
que se violente el orden público o se trate de hechos noticiosos de interés
(Art. 47).
UNESCO: El respeto del derecho de las personas a la vida privada y a la
dignidad humana -en conformidad con las disposiciones del derecho
internacional y nacional que conciernen a la protección de los derechos y a
la reputación del otro-, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia,
la injuria y la insinuación maliciosa, son parte integrante de las normas
profesionales del periodista (Art. 6).
Uruguay: [Las recomendaciones de este Código] (…) promueven el respeto
a la privacidad y la dignidad de las personas, sin perjuicio del derecho de
los periodistas a investigar y difundir información de interés público o que
refiera a funcionarios o personas públicas (…) Los periodistas deben
respetar la privacidad de las personas. El derecho a la información de los
ciudadanos prevalecerá sólo cuando se viera afectado un bien de la
comunidad o el interés público por un aspecto relacionado con la intimidad
de una persona involucrada de manera directa en el asunto que es objeto
de la cobertura (Preámbulo y Art. 16).
Venezuela: El periodista está obligado a respetar y defender la verdad, la
libertad de expresión y el desarrollo autónomo e independiente de nuestro
pueblo. El periodista solo podrá informar, de la vida privada, aquello que
sea de importancia para los intereses de la colectividad; está obligado a
darles el tratamiento ajustado a la dignidad, la discreción y la veracidad
que se merece la vida privada de cualquier ciudadano venezolano (Art. 5).
232
análisis, presenta una mirada singular sobre este asunto es el Código de Conducta de la
Unión Nacional de Periodistas británicos (NUJ, 2013). Allí, se sostiene:
233
o) El rumor
234
imparcialidad en la exposición, descripción y narración de los mismos. Los
rumores no deben confundirse con las noticias. Los titulares y enunciados
de las noticias deben subrayar lo más fielmente posible el contenido de los
hechos y datos (Art. 4).
Ecuador: El periodista está obligado a rectificar las informaciones probadas
como falsas. Los rumores y las noticias no confirmadas deben identificarse
y tratarse como tales (Art. 31).
Guatemala: El periodista y el comunicador deben evitar propagar rumores
o hechos sin fundamento que le hayan informado (Art. 28).
Honduras: [Los periodistas deben] Usar la forma impersonal y culta sin
perjuicio de la severidad y la fuerza del pensamiento crítico, desechando
los rumores, como “el se dice”, “se asegura” para afirmar únicamente
aquello que tenga la convicción afianzada por pruebas y documentos (Art.
2).
República Dominicana: [Se considerarán actos violatorios a la ética
profesional] La desinformación premeditada y la difusión de rumores
tendenciosos (Art. 47).
Uruguay: (…) Los periodistas deben informar sólo sobre hechos de los
cuales conozcan su origen, fundamentar la información contrastando
fuentes, sin omitir informaciones esenciales ni sus antecedentes. Deberán,
por lo tanto, evitar la publicación de rumores (Art. 9).
Venezuela: Las informaciones falsas deben ser rectificadas espontánea e
inmediatamente. Los rumores y las noticias no confirmadas deberán
identificarse como tales (Art. 12).
235
p) El problema de la corrupción
Desde 2012, más de nueve de cada diez periodistas fueron asesinados en países con
puntuaciones de 45 o inferiores. Esto implica que, en promedio, cada semana al menos un
periodista es asesinado en un país con altos niveles de corrupción. Asimismo, uno de cada
cinco periodistas que murieron estaba trabajando en investigaciones sobre corrupción.
(Transparencia Internacional, 2018)
236
Tabla 10. Índice de Percepción sobre la Corrupción 2017
Ranking 2017 País Puntaje 2017 Puntaje 2016 Puntaje 2015 Puntaje 2014 Puntaje 2013 Puntaje 2012
23 Uruguay 70 71 74 73 73 72
26 Chile 67 66 70 73 71 72
38 Costa Rica 59 58 55 54 53 54
62 Cuba 47 47 47 46 46 48
85 Argentina 39 36 32 34 34 35
96 Brasil 37 40 38 43 42 43
96 Panamá 37 38 39 37 35 38
96 Colombia 37 37 37 37 36 36
96 Perú 37 35 36 38 38 38
112 El Salvador 33 36 39 39 38 38
112 Bolivia 33 33 34 35 34 34
117 Ecuador 32 31 32 33 35 32
135 República Dominicana 29 31 33 32 29 32
135 Honduras 29 30 31 29 26 28
135 México 29 30 35 35 34 34
135 Paraguay 29 30 27 24 24 25
143 Guatemala 28 28 28 32 29 33
151 Nicaragua 26 26 27 28 28 29
169 Venezuela 18 17 17 19 20 19
Elaboración propia sobre Índice de Percepción sobre la Corrupción (2017)
237
Brasil: Es deber del periodista combatir y denunciar todas las formas de
corrupción, en especial cuando son ejercidas con el objetivo de controlar la
información (Art. 6).
Colombia: Consciente del poder de la información, el periodista dará las
noticias sobre violencia, corrupción, catástrofes y crisis con el propósito
prioritario de promover soluciones (Art. 11).
México: Nos pronunciamos por que se corrijan el injusto y turbio tipo de
relaciones que se finque en corrupción, chantaje, difamación, injuria y falta
de respeto a la moral y a la sociedad (Art. 5).
Nicaragua: El periodista debe denunciar el narcotráfico y la corrupción (Art.
7).
El caso del código mexicano es, quizá, el que le otorga mayor intensidad al
fenómeno de la corrupción, al presentarla como un delito que agrede a la sociedad. En
los tres restantes, apenas se insta al periodista a denunciarla. Sin embargo, ninguno de
los cuatro profundiza en la problemática ni le proporciona al periodista una línea de
conducta específica.
Para nosotros, es esencial que, dado el impacto del fenómeno de la corrupción en
la vida social, política y económica de Latinoamérica en general y de la Argentina en
particular, los códigos deontológicos impulsen a los periodistas a darle tratamiento.
q) Retribuciones y gratificaciones
238
aceptar estos “regalos”, constituye una práctica contraria a la ética de la profesión, tal
como documentan quince de los 22 códigos deontológicos de la región:
239
Perú: [Son actos contrarios a la ética] Buscar y/o aceptar ventajas a costa
de la profesión de periodista, al margen de las que son propias de su
ejercicio moral; los medios [no deben] recibir remuneración alguna por las
informaciones periodísticas (Art. 4 y 11).
Puerto Rico: [El periodista] No aceptará regalos de fuentes de información
que esté cubriendo en un momento dado, y cuyo valor excede lo que
razonablemente se pudiese entender como una mera atención social (…)
[Más aún, el periodista no debe] aceptar regalos de índole alguna como
salvaguarda de su integridad y confiabilidad profesional (Cánon 7).
República Dominicana: El periodista se abstendrá de recibir remuneración
de fuente pública o privada dirigida a silenciar, interferir o privilegiar
informaciones; el periodista sólo acepará premios o galardones cuando
éstos sean otorgados por instituciones reconocidas y calificadas del país o
el exterior (Art. 37 y 45).
Unesco: La integridad de la profesión prohíbe al periodista el aceptar
cualquier forma de remuneración ilícita, directa o indirecta (Art. 4).
Uruguay: Es indicado rechazar cualquier tipo de pago, regalo, dádiva o
beneficio adicional al salario derivado del trabajo periodístico, ya sea por
parte de las fuentes, de personas o empresas vinculadas a la información
de marras o a representantes del medio. En caso de que dicho
ofrecimiento ocurriera, se recomienda devolver el presente explicando las
razones de ética periodística por las cuales resulta imposible su aceptación
(…); En caso de coberturas periodísticas dentro o fuera del país, se
recomienda que sólo se realicen aquellos viajes que sean pagados por el
medio en el que se trabaja. En caso de aceptar por razones de importancia
periodística e imposibilidad económica del medio, se debe especificar
claramente el origen de la invitación y su financiamiento para que sea de
conocimiento del público (Art. 31 y 32).
Venezuela: El periodista rechazará donaciones o contribuciones de origen
público o privado, dirigidas a interferir o influenciar su labor informativa. La
búsqueda de ventajas personales, en perjuicio del interés colectivo, es
incompatible con el ejercicio del periodismo; El periodista no podrá recibir
240
remuneración alguna de entidad pública o privada que deba frecuentar por
razones informativas (Art. 21 y 22).
r) El plagio
241
Brasil: Respetar los derechos de autor y los derechos intelectuales de los
periodistas en todas sus formas (Art. 6).
Chile: [Son faltas a la ética profesional] El plagio y el irrespeto a la
propiedad intelectual (Art. 27).
Colombia: El plagio es una conducta contraria a los principios éticos.
Siempre deberá darse crédito o citar la fuente de donde se tomó la
información, salvo que haya reserva expresa de la fuente (Art. 5, Citas y
transcripciones).
Costa Rica: [El periodista debe] Acatar las normativas nacionales e
internacionales en materia de propiedad intelectual y los derechos de
autor en el ejercicio profesional (Art. 10).
Cuba: El periodista incurre en acto de plagio si suscribe, como propios,
aquellos trabajos periodísticos que en todo o en parte hayan sido tomados
de otros colegas o autores en cualquier tipo de medio (Art. 21).
Ecuador: Al periodista le está prohibido utilizar como suyo material
informativo en cuya elaboración no haya participado, no prestar su
nombre para amparar publicaciones o programas donde no tenga
participación efectiva (Art. 32).
FIP: El periodista considerará como faltas profesionales graves: el plagio; la
distorsión mal intencionada (…) (Art. 8).
Guatemala: [Son faltas a la ética profesional] El plagio y el irrespeto a la
propiedad intelectual (Art. 25).
Nicaragua: El periodista, como autor, aún en condición de asalariado, es
dueño de su obra, sobre la cual tiene derechos morales y pecuniarios, es
decir, derechos de autor. Puede firmar o no sus trabajos periodísticos, y
debe dar el crédito cuando utilice fragmentos de materiales de otros
autores, entre ellos sus colegas. El plagio es una de las faltas más graves a
la ética (Art. 15).
Panamá: [Como periodista] Consideraré el plagio como una conducta
antiética (Art. 8).
Paraguay: Son acciones contrarias a la ética profesional del periodista: el
plagio (…) (Art. 6).
242
Perú: [Es deber del periodista] Respetar el derecho de autoría. Citar las
fuentes, no plagiar (Art. 7).
Puerto Rico: La firma o crédito del o la periodista debe ser emblema o
marca de garantía de que la noticia, escrita o gráfica, ha sido trabajada con
esmero, honestidad y diligencia. La firma o crédito no debe aparecer, por
lo tanto, cuando el periodista sólo ha editado o ligeramente modificado
una información o fotografía suministrada o cuando el periodista exija que
se suprima su firma. El plagio es inaceptable (Cánon 11).
República Dominicana: El periodista estará obligado a respetar el derecho
de autoría y, en consecuencia, a citar las fuentes bibliográficas; Se
considerarán actos violatorios a la ética profesional: (…) El irrespeto a la
propiedad intelectual o el plagio (Art. 20 y 47).
Unesco: El respeto a la propiedad intelectual, sobre todo absteniéndose de
practicar el plagio, pertenece, por lo mismo, al comportamiento ético del
periodista (Art. 4).
Uruguay: Los periodistas deben respetar la propiedad intelectual. Copiar o
reproducir partes de trabajos existentes sin mencionarlos en forma de citas
constituye plagio y es una falta grave. También lo es no indicar que un
hecho noticioso fue descubierto por otro periodista e informar del hecho
como si fuera un hallazgo propio (Art. 18).
Venezuela: El periodista tiene prohibido hacer público como suyo material
informativo en cuya elaboración no haya participado. Tampoco debe
prestar su nombre para amparar contenidos en donde no tenga
participación efectiva. En caso de incorporar una cita textual o
parafraseada a su trabajo, debe indicar de dónde la extrajo (Art. 30).
Varios de los códigos hacen hincapié en el respeto que todo periodista les debe a
sus colegas profesionales, a los que debe conceder el crédito cuando han sido otros
quienes han descubierto hechos o desarrollado la producción de una noticia, en todo o
en parte. Se trata de una falta a la ética que, como indica el código uruguayo, es de
gravedad. Pero, desde nuestra perspectiva, cometer plagio no sólo incluye el
reproducir material periodístico producido por otros medios o colegas, sino que
243
involucra a toda información que no haya sido generada por el propio periodista que
publica la noticia. Es decir, material que ha sido recolectado de otras fuentes que
pueden ser: bibliográficas impresas o digitales, artículos académicos, ensayos,
documentos no publicados, archivos, registros audiovisuales, entrevistas o cualquier
información que hayan generado usuarios en redes sociales.
Por otro lado, nos parece importante destacar también —algo que no hacen los
códigos analizados— que, para exista plagio, no es necesario que se registre una
reproducción exacta del todo o de una parte de un material existente, sino que,
cuando un periodista replica o espeja el espíritu de una producción anterior, está
cometiendo plagio. Encontramos necesario que el periodismo profesional advierta la
gravedad de no respetar la propiedad intelectual, pues ello lo distinguirá de
pseudomedios de comunicación que apenas se dedican a replicar lo que otros han
producido antes, sin dar crédito alguno o escondiendo ese crédito, degradando así a la
profesión. Esta cuestión, que es de estricta actualidad en la era de la expansión digital
y de la desaparición de los conceptos de tiempo y distancia en la producción y
publicación de información, debe estar contenida en todo código deontológico que
pretenda operar como guía específica para la praxis del periodista profesional.
s) El intrusismo
244
profesionales mínimas acordadas por los sindicatos de periodistas y las
organizaciones de medios (Art. 2).
Guatemala: Los profesionales organizados promoverán que los directores,
editores y otros directivos periodísticos de diarios, revistas, agencias de
noticias, estaciones de radio y televisión y demás medios de comunicación,
sean periodistas y profesionales de la comunicación (Art. 4).
245
posibilidades de generar contenidos, el periodista debe reforzar su
desempeño ético y responsabilidad profesional en la creación, selección y
difusión de los crecientes flujos de información interactiva que circula en
red (Art. 5).
Guatemala: El presente Código de Ética es de estricta aplicación para
todos los reporteros, personal de salas de redacción, comunicadores y
columnistas guatemaltecos, independientemente del medio en el que los
contenidos sean transmitidos (radio, prensa escrita, televisión, vía internet
y redes sociales) (Aplicación del Código).
Perú: El incesante adelanto tecnológico (…) justifica suficientemente la
redacción y puesta en vigencia de principios deontológicos inalterables
que ayuden a dilucidar dudas, reconocer y respetar valores y resolver
conflictos de conciencia respecto a lo que se debe hacer frente a hechos y
circunstancias diversos. En especial a lo que atañe a la información, campo
amplísimo y determinante (Exposición de motivos).
Puerto Rico: El o la periodista verá el medio para el cual trabaja – ya sea
prensa escrita, electrónica o cibernética – como instrumento de mejora
social y no como una mera fuente de ingreso (Cánon 1).
Uruguay: Los periodistas harán uso de las redes sociales y las nuevas
tecnologías en general con atención a las mismas recomendaciones de
ética profesional enunciadas en el presente código respecto a los medios
tradicionales (Art. 45).
Venezuela: El Colegio Nacional de Periodistas dicta el Código de Ética
como norma de conducta de los profesionales del periodismo y la
comunicación social que se desempeñan en los medios impresos,
audiovisuales y digitales y que en general procesan la información en
cualquier otra actividad, llama a todos sus miembros a cumplirlo y a vigilar
a su cumplimiento y a los tribunales disciplinarios del CNP a convertirse en
instrumentos activos que garanticen su plena vigencia y respeto
(Exposición de motivos).
246
Desde nuestra perspectiva, es imprescindible que los códigos deontológicos hagan
referencia a que los principios de la profesión rigen, por igual, para el desempeño
profesional en los medios tradicionales como para cualquier vehículo que ya exista o
que pudiera surgir en el campo digital. Allí donde se hace periodismo, allí deben
perseguirse los valores que dan sentido a la profesión.
u) El nacionalismo
247
está obligado a defender la soberanía y la integridad territorial, sus símbolos
patrios, su historia, su cultura y sus tradiciones (Declaración de Principios y Art.
3 y 11).
Honduras: [El periodista debe] Dirigir todos sus esfuerzos a la formación de una
verdadera conciencia nacional y superación del pueblo hondureño. [El
periodista tiene prohibida] La sumisión a través de los medios de comunicación
colectiva a intereses ajenos o contrarios a la defensa de la soberanía,
nacionalidad, integridad territorial y a las instituciones democráticas del Estado
(Art. 2 y 4).
Perú: Es deber del periodista respetar y defender los inter eses nacionales
como bienes inalienables del Perú. Y honrar los símbolos patrios, así como la
memoria de nuestros héroes, próceres y mártires (Art. 6, Deber para con Dios y
la Patria).
México: [Los periodistas] Debemos nuestra lealtad absoluta a los intereses
superiores de la Nación Mexicana, a su indeclinable soberanía y a su dignidad
en todos los órdenes de la vida colectiva. Apoyamos la lucha del pueblo
mexicano por la libertad política, la democracia, el progreso económico y el
avance social y cultural; nuestra acción profesional rebasará, cuando sea el
caso, los intereses del gobierno de turno (Art. 2 y 18).
República Dominicana: El periodista tendrá el deber de defender la soberanía
nacional y la integridad territorial. El periodista estará obligado a utilizar
correctamente el idioma español y a respetar los símbolos de la Patria (Art. 14 y
15).
Venezuela: El periodista está en la obligación de defender la Constitución y
debe ser instrumento para el desarrollo independiente del país, la educación, la
ciencia, la cultura y la comunicación y estar al servicio de los pueblos y de la
humanidad. El periodista tiene el deber insoslayable de defender la Soberanía
Nacional y la integridad territorial. En consecuencia, debe contribuir con su
acción gremial en esta patriótica tarea, oponiéndose a toda prédica o campaña
que contraríe el interés nacional (Art. 7 y Art. 42).
248
A nuestros ojos, incorporar la cuestión nacional al código deontológico de un país,
en los términos en que acabamos de observar, puede promover esquemas de
autocensura y/o disparar miradas inquisitorias sobre periodistas que presentan
interpretaciones u opiniones que, a juicio de otros, podrían ser calificadas como
contrarias a los “intereses de la patria”. El deber del periodista, en función del
desarrollo de una nación, pasa por realizar su aporte a la vida democrática y a la
autodeterminación de los pueblos, asegurando:
v) Racismo/Xenofobia
249
en el combate por la construcción o el sostenimiento de una sociedad democrática.
Son los medios de comunicación quienes consolidan y/o legitiman, cuando no los
producen, esos discursos. Si bien son las políticas públicas las que deben liderar la
batalla contra estas problemáticas, también los medios y los periodistas tienen que
desempeñar un papel central. En este sentido, Kraser (2016) afirma:
Ese “cuidado” en la construcción del discurso del que habla Kraser debe abordarse
desde una perspectiva deontológica de los periodistas profesionales. En otras palabras:
más allá de las políticas públicas que pudieran generarse, e incluso más allá de la
responsabilidad social que pudieran ejercer las empresas periodísticas, los periodistas
profesionales deben incorporar como principio fundamental para su praxis cotidiana
una perspectiva activa en contra de todo discurso que legitime, aunque sea
subrepticiamente, tragedias sociales como el racismo o la xenofobia.
De los 22 códigos analizados, apenas doce hacen referencia a estas problemáticas:
250
discapacidad en todas sus formas, ni de ningún otro tipo, que lleven a la
ofensa o menoscabo de persona alguna (Art. 1).
Consejo de Europa: En la sociedad se dan a veces situaciones de tensión y
de conflictos nacidos bajo la presión de factores como el terrorismo, la
discriminación de las minorías, la xenofobia o la guerra. En estas
circunstancias los medios de comunicación tienen la obligación moral de
defender los valores de la democracia, el respeto a la dignidad humana, la
solución de los problemas a través de métodos pacíficos y de tolerancia, y
en consecuencia oponerse a la violencia y al lenguaje del odio y del
enfrentamiento, rechazando toda discriminación por razón de cultura, sexo
o religión (Art. 33).
Ecuador: El periodista está obligado a respetar la convivencia humana. Le
está prohibido preconizar la lucha racial o religiosa (…) El periodista debe
luchar por la libertad de los pueblos, contra el colonialismo, el
neocolonialismo y toda forma de discriminación ideológica, religiosa y
racista. (Art 6 y 43).
El Salvador: [El periodista] Actuará con especial responsabilidad y rigor en
el caso de informaciones u opiniones que puedan suscitar discriminaciones
por razones de sexo, raza, nacionalidad, religión, creencia ideológica o que
inciten a la violencia (Art. 15).
FIP: El periodista se cuidará de los riesgos de una discriminación propagada
por los medios de comunicación y hará lo posible para evitar que se facilite
tal discriminación, fundamentada especialmente en la raza, el sexo, la
moral sexual, la lengua, la religión, las opiniones políticas y demás, así
como el origen nacional o social (Art. 7).
Guatemala: Los periodistas están al servicio de la verdad, los principios
democráticos y los derechos humanos inherentes. El ejercicio del
periodismo no dará cabida a discriminación ideológica, religiosa, nivel
social, raza, sexo, discapacidad, o de algún otro tipo (Art. 1).
Paraguay: [Son acciones contrarias a la ética profesional del periodista]
Hacer discriminación de raza, color, sexo, religión, nacionalidad, origen
social u opiniones políticas (Art. 6).
251
Perú: ¿Etnias o Razas? No tratar de razas al referirse a las personas como
seres humanos con idénticos derechos (Art. 9).
Puerto Rico: Existen ciertas situaciones cuando la ética profesional dicta y
aconseja la no-divulgación de algunas circunstancias o detalles, como por
ejemplo: (…) La raza, nacionalidad, profesión o afiliación política de una
persona acusada o implicada en un delito, a menos que dicha información
sea realmente parte íntegra e indispensable de la noticia. La descripción
física de un fugitivo de la ley será ejemplo de una situación que justificará
la mención de la raza o nacionalidad del sujeto. El o la periodista serio(a) y
responsable, y con gran sentido de profesionalismo, se cuidará de no
propagar actitudes difamatorias contra grupo étnico ni racial alguno
(Cánon 5).
Uruguay: Se evitará mencionar cuestiones de religión, etnia, nacionalidad,
orientación sexual, edad, discapacidades físicas de las personas, salvo en
aquellos casos en que resulte indispensable para comprender la
información y dicha referencia no resulte discriminatoria. Esto no significa
que se eludan estos temas como asuntos de interés periodístico. Se
evitarán además generalizaciones que dañen a grupos minoritarios,
demarcaciones sexistas y prejuicios de cualquier tipo (….) Los periodistas
no deben atribuir a personas o comunidades valores o funciones sociales
inferiores (…) (Art. 35 y 37).
Como mencionamos más arriba, nos parece fundamental que todo compendio
deontológico periodístico incorpore un imperativo que explicite la responsabilidad de
los profesionales de la comunicación en la construcción de un discurso democrático
que batalle contra toda forma de discriminación. Nuestra propuesta aplicada para el
caso argentino así lo reflejará.
252
más, ya que el discurso predominante fue —y todavía es— el de la negación de las
tradiciones indigenistas locales en la composición de la población. El mito de la
Argentina blanca, si bien se constituyó antes de la expansión de la prensa de masas,
fue abonado por medios y periodistas, y todavía hoy permanece en el imaginario
colectivo. En consecuencia, nos parece esencial que la codificación deontológica
latinoamericana y argentina de cuenta de la necesidad de evitar la estigmatización de
los pueblos originarios, colocando en el plano de la ética profesional la elaboración de
un alegato democrático, plural e igualitario acerca de estos colectivos.
Siendo Latinoamérica un espacio de amplísima presencia de pueblos originarios,
resulta llamativo que ninguno de los códigos analizados haga referencia a esta cuestión
ni a la interdependencia que existe entre los esquemas culturales dominantes y las
tradiciones preexistentes a la constitución de los estados nacionales. Quizá, la
excepción la presentan los códigos de Ecuador, República Dominicana y Venezuela, en
donde, si bien no se menciona explícitamente la temática de los pueblos originarios, si
se hace referencia a la necesidad de que el periodismo profesional configure discursos
que den cuenta de la pluriculturalidad de cada una de esas sociedades, incluyendo las
lenguas que identifican a las comunidades ancestrales:
253
de acción práctica, acorde a los principios deontológicos, para el tratamiento de esta
fundamental cuestión.
La violencia machista contra las mujeres representa una de las tragedias más
repetidas y frecuentes de la sociedad contemporánea. Sólo en el primer semestre de
2018, en la Argentina se cometieron 139 femicidios, es decir, cinco asesinatos de
mujeres por semana (DPN Argentina, 2018). La violencia de género, como ya hemos
tratado en esta investigación, “incluye la violencia simbólica como una manifestación
de la violencia contra las mujeres, y la violencia mediática es una de sus modalidades”
(Justo Von Lurzer, 2017, p. 238). En consecuencia, resulta esencial que el periodismo
trabaje con unos sólidos principios deontológicos que sitúen a esta temática entre sus
prioridades. Desarrollar su praxis profesional cotidiana con perspectiva de género
constituye un desafío sobre el que el periodismo latinoamericano en general, y
argentino en particular, recién están dando sus primeros pasos.
En este contexto, es particularmente alarmante que apenas uno de los 22 códigos
deontológicos analizados haga referencia a la violencia machista contra las mujeres y,
de cierta manera, a la perspectiva de género. Se trata del código del Uruguay, que
postula:
254
sensacionalismo, en donde llama al periodismo a ser “cauto” cuando se publican
informaciones en donde las víctimas sean mujeres, niños o adolescentes (Art 9, Inciso
“e”). Pero el mismo código, sin embargo, sí dispone un apartado específico en donde
convoca a “considerar a los animales” y a “fomentar el cuidado de las plantas” (Art. 9,
Inciso “m”).
El código de Puerto Rico, en tanto, insta a los periodistas a “no revelar el nombre
de una mujer que sea víctima de un asalto sexual hasta tanto se ventile el caso en los
tribunales de justicia” (Cánon 5). En el resto de los códigos, no se hace mención de
ninguna clase a la violencia machista contras las mujeres ni a la perspectiva de género.
255
de Ética (…) Los comités de ética son organismos independientes, elegidos
por voto directo, secreto y periodistas universales. Serán elegidos, junto
con las direcciones de los sindicatos y la Federación Nacional de Periodistas
(FENAJ), respectivamente (Cap. V, Art. 19).
Chile: El cumplimiento de esta normativa será obligatorio para los
periodistas y su resguardo estará a cargo, en primera instancia, de los
Tribunales de Ética y Disciplina de los regionales respectivos y del Tribunal
Nacional de Ética y Disciplina (TRINED), en caso de apelaciones (…) Los
periodistas reconocerán la potestad ética del Colegio de la Orden sobre sus
actuaciones (…) Todo periodista deberá prestar declaración en un sumario
o concurrir a la audiencia a la que sea citado por cualquiera de los
Tribunales de Ética y Disciplina del Colegio de Periodistas de Chile
(Introducción y Art 13).
Colombia: Para garantizar la actualidad de este Código y su observancia, la
Comisión de Ética asumirá el compromiso de estudiar los cambios que se le
sugieran o que ella misma proponga, e investigará los casos de conflicto
ético que sean sometidos a su consideración (Art. 12).
Consejo de Europa: [Los medios de comunicación deben] Comprometerse
al sometimiento de principios deontológicos rigurosos que aseguren la
libertad de expresión y el derecho fundamental de los ciudadanos a recibir
noticias veraces y opiniones honestas. Para la vigilancia del cumplimiento
de estos principios deontológicos, deben crearse organismos o
mecanismos de autocontrol, integrados por editores, periodistas y
asociaciones de ciudadanos usuarios de la comunicación, representantes
de la universidad y de los jueces, que emitirán Resoluciones sobre el
cumplimiento de los preceptos deontológicos en el periodismo, con el
compromiso previamente asumido por los medios de comunicación de
publicar tales resoluciones. Tanto por los organismos o mecanismos de
autocontrol como por las asociaciones de los usuarios de la comunicación y
por departamentos universitarios, se podrán publicar anualmente
investigaciones efectuadas a posteriori sobre la veracidad de las noticias
difundidas por los medios de comunicación, contrastando la adecuación o
256
inadecuación de las noticias con la realidad de los hechos. De esta manera
se obtendrá un barómetro de la credibilidad que servirá de guía a los
ciudadanos sobre el valor ético de cada medio de comunicación o de cada
sección o periodista en particular. Las medidas correctivas tomadas en
consecuencia permitirán al mismo tiempo mejorar el ejercicio del
periodismo (Art. 36, 37 y 38).
Costa Rica: El Tribunal de Honor y Ética calificará las denuncias según su
criterio aplicando al caso las normas de este código que juzgue pertinentes
(Disposición final).
Cuba: Este Código se complementa con su correspondiente Reglamento,
que norma la estructura y procedimientos de las comisiones de Ética, así
como la aplicación de las medidas disciplinarias (Disposiciones finales).
Ecuador: El periodista debe cumplir y hacer cumplir este Código, la Ley de
Ejercicio Profesional del Periodista, los Estatutos, Reglamentos, así como
las resoluciones de la Federación Nacional de Periodistas del Ecuador (Art.
19).
El Salvador: El periodista debe denunciar ante la Comisión de Ética de la
Asociación de Periodistas de El Salvador y hacer del conocimiento público
cualquier intento de soborno u ofrecimiento malicioso de parte de algún
funcionario público o de particulares (…) Las presentes normas éticas son
de aceptación personal, pero se recomienda su cumplimiento a los
miembros de la APES, a quienes ejercen el periodismo profesional o
circunstancial, y a todo aquel que no se encuentre en las anteriores
situaciones, pero que pertenece a la empresa de comunicación y esté en
condiciones de decidir el manejo de la información y los artículos de
opinión. (Art. 31 y 39).
FIP: Todo periodista digno de llamarse tal se impone el deber de cumplir
estrictamente con los principios enunciados arriba. En el marco del
derecho vigente en cada país, el periodista sólo aceptará, en materia
profesional la jurisdicción de sus iguales, excluyendo cualquier injerencia
gubernamental o de otro tipo (Art. 9).
257
Guatemala: El presente Código de Ética es de estricta aplicación para todos
los reporteros, personal de salas de redacción, comunicadores y
columnistas guatemaltecos, independientemente del medio en el que los
contenidos sean transmitidos (radio, prensa escrita, televisión, vía internet
y redes sociales) (Aplicación).
Honduras: El Tribunal de Honor conocerá de las quejas y denuncias contra
los colegiados y señalará a la Junta Directiva, o a la Asamblea General,
según el caso, las sanciones que correspondan de acuerdo con la gravedad
de las faltas (Art. 5).
Nicaragua: Toda acusación a periodistas, deberá hacerse formalmente y
con pruebas, ante el Tribunal de Honor de las respectivas organizaciones
gremiales (Art. 18).
Perú: Los periodistas federados de todo el país se hallan sujetos a las
normas de este Código de Ética Periodística. Su infracción será sancionada
conforme a lo previsto en la parte correspondiente al tribunal de Honor
(Art. 2).
Puerto Rico: Al periodista que se le prueben [prácticas contrarias a la ética]
podrá ser expulsado conforme al Artículo XIV, Sección 1, de este
Reglamento (…) Será deber del o la periodista denunciar prácticas anti
éticas de colegas y medios noticiosos. Será obligación informar a la ASPPRO
cualquier violación a este Código de Ética (Cánones 8 y 12).
República Dominicana: Corresponderá al Tribunal Disciplinario del Colegio
Dominicano de Periodistas, en función de Tribunal de Honor, vigilar el
cumplimiento de todas las disposiciones del presente Código de Ética,
procediendo conforme con el Reglamento Interno, y aplicar las sanciones
establecidas en la Ley 10-91 (Art. 52).
Uruguay: Aunque su adopción tiene carácter voluntario, aspiramos a que la
Asamblea General de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) lo adopte
[el Código] como de plena observancia por parte del Consejo Directivo y los
periodistas afiliados al sindicato, y que se generen mecanismos de
aplicación de carácter recomendatorio. Este cuerpo de sugerencias éticas
constituye, en definitiva, un mecanismo de autorregulación del
258
periodismo. Aspiramos, por tanto, a que los medios de comunicación que
desarrollan actividades periodísticas también lo adopten como un código
de referencia o, en su caso, hagan públicos los mecanismos de
autorregulación que guían su labor profesional así como los instrumentos
para que el público pueda exigir explicaciones (Preámbulo).
Venezuela: El cumplimiento de este Código es obligatorio para los
miembros del CNP y corresponderá a los tribunales disciplinarios su
vigilancia y sustanciar las denuncias (Art. 52).
259
5.2 La credibilidad del periodismo en la Argentina
En este inciso, presentamos los resultados del trabajo de campo que realizamos
con el objetivo de contar con datos propios sobre la credibilidad de los periodistas
argentinos. La investigación fue diseñada entre agosto y octubre de 2018, y la toma de
datos se realizó en noviembre del mismo año.
Ficha técnica
260
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS
N= 800*
MANIFIESTE SU GRADO DE ACUERDO O DESACUERDO CON LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES (Preguntas 1 y 2).
CONFIANZA
INDEPENDENCIA
261
PREGUNTA 3. ¿CUÁL DE LOS SIGUIENTES MEDIOS UTILIZA PRINCIPALMENTE UD.
PARA ENTERARSE SOBRE LO QUE PASA EN EL PAÍS? ¿Y CUÁL ES PARA USTED EL MÁS
CONFIABLE?
DESAGREGADO DE PREGUNTA 3
262
3b. ¿Y CUÁL LE PARECE EL MEDIO MÁS CONFIABLE?
MANIFIESTE SU GRADO DE ACUERDO O DESACUERDO CON LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES (Preguntas 4 a 15).
VERACIDAD
50 DESACUERDO
75 %
25
0 10 20 30 40 50 60
263
PREGUNTA 5. LA INFORMACIÓN QUE LLEGA DESDE DISTINTOS MEDIOS PERMITE QUE
LOS CIUDADANOS FORMEN SUS OPINIONES LIBREMENTE
27 DESACUERDO
54 %
27
0 5 10 15 20 25 30
37
DESACUERDO
72 %
35
0 10 20 30 40
264
PREGUNTA 7. AL MOMENTO DE DAR INFORMACIÓN LOS PERIODISTAS DICEN LA
VERDAD
49
DESACUERDO
71 %
22
0 10 20 30 40 50 60
41
DESACUERDO
66 %
25
0 10 20 30 40 50
265
PREGUNTA 9. LOS PERIODISTAS REALIZAN SU TRABAJO CON RESPONSABILIDAD
SOCIAL
44
DESACUERDO
69 %
25
0 10 20 30 40 50
INFLUENCIA Y
VULNERABILIDAD
PREGUNTA 10. LOS MEDIOS INFORMAN PARA INFLUIR EN LA OPINIÓN DEL PÚBLICO
DE ACUERDO A SUS PROPIOS INTERESES
60 ACUERDO
78 %
18
0 20 40 60 80
266
PREGUNTA 11. LOS PERIODISTAS SON VULNERABLES ANTE PRESIONES POLÍTICAS
41 ACUERDO
70 %
29
0 10 20 30 40 50
36 ACUERDO
65 %
29
0 10 20 30 40
267
PREGUNTA 13. LOS PERIODISTAS SON VULNERABLES ANTE PRESIONES DE SUS
EMPLEADORES
44 ACUERDO
70 %
26
0 10 20 30 40 50
PERIODISMO Y
DEMOCRACIA
268
INTERESES Y
TRANSPARENCIA
PREGUNTA 15. ESTÁ BIEN QUE LOS MEDIOS Y LOS PERIODISTAS ORIENTEN SU
TRABAJO DE ACUERDO A SUS INTERESES POLÍTICOS O ECONÓMICOS SIEMPRE Y
CUANDO LO DIGAN CLARAMENTE
269
5.2.1 Análisis de los resultados sobre la credibilidad de la prensa argentina
Los datos que obtuvimos en el estudio de campo representan un hallazgo por tres
razones fundamentales:
270
Es decir, en apenas 13 años, la credibilidad de la prensa se derrumbó
casi 30 puntos.
ii. En el mismo sentido, sólo el 20% de los argentinos considera al
periodismo una institución independiente. En otras palabras: 8 de
cada 10 argentinos piensan que los periodistas responden a intereses
ajenos a la naturaleza de la profesión.
iii. El 70% de los argentinos considera que los periodistas son
vulnerables a las presiones políticas y a la influencia de sus
empleadores, mientras que el 65% piensa que están sujetos a
presiones económicas. Estos datos nos llevan a concluir que la mayor
parte de la sociedad argentina observa a sus periodistas como
actores que se mueven con un margen acotado de libertades en un
escenario hostil, en donde abundan las tensiones con los distintos
factores de poder (político, económico y de la propiedad de los
medios). De allí, la escasa credibilidad que registra la profesión en el
país. Un periodismo vulnerable a las presiones es un periodismo en
quien la mayoría de la sociedad no deposita su confianza.
iv. La falta de confianza también se visibiliza en el dato que muestra que
casi 8 de cada 10 argentinos (78%) piensa que, al informar, los
medios buscan amoldar la opinión pública a sus propios intereses. Si
a esta conclusión le adjuntamos el hecho de que sólo 1 de cada 4
argentinos opina que los periodistas, cuando informan, dicen la
verdad, nos encontramos con un paisaje de crisis de confianza
absoluta en la institución.
v. Cuando indagamos acerca de la confianza por tipo de medio de
comunicación, encontramos que:
271
c. El índice de confianza en la información que proviene de
las redes sociales es particularmente bajo: apenas el 7%
las señala como la fuente de información más confiable.
Incluso, si desagregamos por franja etaria, encontramos
que sólo el 22% de quienes tienen menos de 30 años
optan por las redes como “medio” de mayor
credibilidad. Es decir, la mediación del periodismo
profesional sigue apareciendo como una institución
necesaria para el conjunto de la población, incluso para
el público nacido después de 1990.
d. Los medios tradicionales permanecen como los más
confiables frente a los medios digitales (58 a 34%),
aunque la tendencia tiende a revertirse cuando se
observa el desagregado etario: entre los menores de 30
años, la confianza es sustancialmente mayor en los
medios digitales que en los tradicionales (59 a 23%).
e. Los medios tradicionales son aún hoy los más elegidos
para informarse (62 a 37%), pero nuevamente la
tendencia muestra que esta situación va camino a
revertirse, ya que entre quienes tienen menos de 30
años, el 62% elige para informarse a los medios digitales
frente a un 38% que prefiere a los tradicionales. Es
llamativa la paridad en el público que tiene entre 30 y
50 años: la mitad elige a los medios digitales y la mitad a
los tradicionales.
272
democrático, independientemente del rol que ocupe el periodismo.
Desde nuestro punto de vista, se trata de una conclusión que
demuestra la honda situación de crisis que vive la profesión
periodística en la Argentina, a tal punto que 1 de cada 3 argentinos
piensa que los medios y los periodistas no son una condición
necesaria para la existencia de una sociedad democrática. Revertir
este escenario requiere de un periodismo que tenga amplia
capacidad de resiliencia y que decida reconfigurar sus prácticas a
partir de la recuperación de sus principios deontológicos y de la
actualización de los valores de la profesión a la luz de las
problemáticas más relevantes y acuciantes para la sociedad.
273
i. No existe en la Argentina un colegio de periodistas ni otra institución
que nuclee a los profesionales de la comunicación.
ii. El nivel de densidad sindical en el país es históricamente bajo
(Campos 2014, Marshall y Groisman 2005), por lo que tomar
únicamente a los periodistas sindicalizados no hubiera reflejado la
situación real de la actividad.
iii. El porcentaje de personas que ejercen sus tareas laborales de modo
“cuentapropista”, es decir, no sindicalizado ni agrupado por
actividad, es alto y llega al 30% en la Argentina (Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina, 2017).
iv. El trabajo no registrado en la Argentina alcanza al 34,4% (INDEC-EPH
2018). Los trabajadores de la prensa que se desempeñan en el
mercado no regular también hubieran quedado fuera del estudio en
la propuesta inicial.
v. No existe una exigencia del Estado para que quien trabaje como
periodista participe de algún tipo de registro obligatorio que le
permita ejercer la profesión.
274
realizó con un instrumento de recolección que combinó la entrevista presencial y el
cuestionario autogestionado.
Para la investigación sobre editores y dueños, el problema que se nos presentó fue
conocer qué cantidad de medios de comunicación profesionales existen en la
Argentina. Puesto que no existe un organismo oficial en el país que posea un registro
completo y definitivo sobre las empresas periodísticas, acudimos a los estudios más
reconocidos. Diversos observadores sobre la temática han recolectado información y
han construido sus propios mapas de medios. El más difundido en la industria es el del
sitio especializado Medio On Line, que tiene registrados 6.578 medios de
comunicación en la Argentina (Medio On Line 2017).
Sin embargo, y teniendo en cuenta que una cantidad considerable de esos medios
son amateurs, semiprofesionales o poseen niveles de audiencia muy poco
significativos, optamos por concentrarnos en los medios de mayor penetración a
escala nacional. Estos medios, muchos de los cuales forman parte de conglomerados
periodísticos, a la par de que concentran la enorme mayoría de la audiencia, también
registran el universo casi total del reparto de la torta publicitaria (Cámara Argentina de
Agencia de Medios 2017, Total Medios 2017a y b).
El trabajo más actual que permite reconstruir el ecosistema de los medios
profesionales con mayor incidencia en la Argentina es el que elaboró el Foro de
Periodismo Argentino (FOPEA). El estudio, conocido como Mapa de Medios, se
desarrolló entre septiembre de 2017 y marzo de 2018 y contó con el apoyo del Fondo
Canadá para Iniciativas Locales (FOPEA 2018). Allí, se detecta la existencia de 786
medios de comunicación de influencia fundamental, que pertenecen a 679 empresas
propietarias. Para construir la base poblacional de nuestro estudio, tomamos el
número de 786 medios con peso específico real en términos de audiencia y torta
publicitaria, puesto que se trata del número más significativo y actualizado de todos
los trabajos que han abordado esta cuestión.
Siendo, entonces, nuestro universo de 786 medios, tomamos la decisión de
realizar el trabajo empírico a partir de una muestra no probabilística combinada por
cuotas y muestreo por conveniencia.
275
5.3.1 Los periodistas argentinos y su percepción sobre la deontología
Ficha técnica
276
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS
N= 542*
35,00%
30,00% 27,7%
25,00%
20,00%
15,00%
10,00% 7,7%
6,6%
5,00% 3%
7,7% 6,6% 1,5% 1,5% 1,5% 1,1% 1,1% 1,5% 1,1% 1,5%
27,7% 1,5% 1,1% 0,4% 0,7% 0,7% 0,4% 0,7% 0,4%
0,00%
Chubut
San Luis
Jujuy
Misiones
Buenos Aires
Catamarca
Chaco
Córdoba
Neuquén
Corrientes
Salta
Santa Cruz
Santa Fe
Entre Ríos
La Pampa
San Juan
Formosa
La Rioja
Mendoza
Tucumán
Ciudad de Buenos Aires
*Nota: N es válido para todos los gráficos, excepto cuando se indique una fracción de respuestas (n).
Periodista (69%)
4,4%
31,4%
Lic. En Comunicación Social (31,4%)
69%
Otros (4,4%)
277
PREGUNTA 3. ¿EN QUÉ TIPO DE MEDIO DE COMUNICACIÓN SE DESEMPEÑA?
6,3%
Televisión (8,5%)
8,5%
Radio (28%)
28%
Diario (43,3%)
61,3%
Revista (4,1%)
6,6%
8,5%
Empleado Sector Estatal (6,6%)
1,8%
Colaborador / Voluntario / Ad honorem (8,5%)
278
PREGUNTA 5. ¿EL MEDIO DE COMUNICACIÓN EN EL QUE SE DESEMPEÑA POSEE
ALGÚN TIPO DE INSTRUMENTO DEONTOLÓGICO DE AUTORREGULACIÓN?
28%
SÍ (28%) NO (72%)
72%
279
PREGUNTA 7. AL INGRESAR AL MEDIO DE COMUNICACIÓN EN EL QUE TRABAJA: ¿LE
INFORMARON QUE DICHO INSTRUMENTO EXISTÍA Y QUE USTED SE COMPROMETÍA
A CUMPLIR SUS EXIGENCIAS?
17,1%
Sí (17,1%) No (82,9%)
82,9%
280
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS (N=542)
21,1%
SÍ (78,9%) NO (21,1%)
78,9%
281
CONTESTAN QUIENES HAYAN RESPONDIDO “SÍ” EN LA PREGUNTA 9 (n=428)
282
CONTESTAN QUIENES HAYAN RESPONDIDO “NO” EN LA PREGUNTA 9
N=542 n=113
283
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS ( N= 542)
14,4%
De acuerdo (35,1%)
28,8%
3% En desacuerdo (18,8%)
35,1%
Muy en desacuerdo (14,4%)
De acuerdo (28,4%)
13,7%
40,6% Ni acuerdo ni en desacuerdo (11,1%)
11,1%
En desacuerdo (13,7%)
28,4%
Muy en desacuerdo (6,3%)
284
PREGUNTA 14. LA FINALIDAD DEL PERIODISMO ES CONTAR LA VERDAD
De acuerdo (32,8%)
PREGUNTA 15. LOS PERIODISTAS DEBEN RELATAR LOS HECHOS DE LA FORMA MÁS
CERCANA POSIBLE A COMO HAN OCURRIDO
4,1%
1,5% 0,4% Muy de acuerdo (48,7%)
De acuerdo (45,4%)
285
PREGUNTA 16. EL PERIODISTA DEBE EVITAR INFLUENCIAS EXTERNAS QUE PUDIERAN
CONDUCIRLO A DESVIRTUAR LOS HECHOS
De acuerdo (34,3%)
9,2%
0,4%
Muy de acuerdo (0,4%)
8,1%
De acuerdo (8,1%)
9,6%
En desacuerdo (36,2%)
36,2%
Muy en desacuerdo (45,8%)
286
PREGUNTA 18. LOS PERIODISTAS DEBEN DEMARCAR CLARAMENTE CUANDO ESTÁN
INFORMANDO Y CUANDO ESTÁN OPINANDO
9,6%
De acuerdo (35,8%)
30,6%
12,2%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (11,8%)
11,8%
En desacuerdo (12,2%)
35,8%
12,2% 13,3%
De acuerdo (36,5%)
36,5%
En desacuerdo (21,8%)
16,2%
Muy en desacuerdo (12,2%)
287
PREGUNTA 20. LOS TIEMPOS PERIODÍSTICOS ACTUALES IMPIDEN CONTRASTAR LA
INFORMACIÓN
12,5%
De acuerdo (38%)
37,3% 38%
En desacuerdo (37,3%)
En desacuerdo (38,4%)
38,4% 20,7%
288
PREGUNTA 22. DEVELAR LA FUENTE DE UN OFF THE RECORD SÓLO DEBE HACERSE
ANTE CASOS DE AMENAZAS INSTITUCIONALES O A LA SALUD O SEGURIDAD
PÚBLICAS
Develar la fuente de un off the record sólo debe hacerse ante casos
de amenazas institucionales o a la salud o seguridad públicas.
En desacuerdo (22,1%)
31,7%
Muy en desacuerdo (15,1%)
0,7%
Muy de acuerdo (25,1%)
7,4%
De acuerdo (29,9%)
25,1%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (36,9%)
36,9%
En desacuerdo (7,4%)
29,9%
289
PREGUNTA 24. PAGARLE A UNA FUENTE PARA OBTENER INFORMACIÓN ATENTA
CONTRA LA VERACIDAD Y CONTRA LA OBJETIVIDAD DE LOS PERIODISTAS
7%
6,6% De acuerdo (42,1%)
290
PREGUNTA 26. LA FUENTE TIENE DERECHO A REVISAR LA INFORMACIÓN DE FORMA
PREVIA A SU PUBLICACIÓN
26,6%
En desacuerdo (26,6%)
10,3%
Muy en desacuerdo (23,2%)
291
REFLEXIONANDO SU PROPIA PRÁCTICA PROFESIONAL, ¿CUÁN A MENUDO HA
TENIDO QUE PROTAGONIZAR ALGUNA DE LAS SIGUIENTES SITUACIONES?
37,6% 27,3%
Algunas veces (35,1%)
32,5%
39,9%
Algunas veces (27,7%)
292
PREGUNTA 30. RECIBIR PROMESAS DE PAUTA OFICIAL (PUBLICIDAD ESTATAL) A
CAMBIO DE EMITIR U OMITIR UNA OPINIÓN O INFORMACIÓN
22,5%
35,1%
25,1%
36,9%
Algunas veces (38%)
38%
Ninguna vez (36,9%)
293
PREGUNTA 32. RECIBIR ADVERTENCIAS DE RETIRO DE PAUTA OFICIAL (PUBLICIDAD
ESTATAL) COMO CONSECUENCIA DE HABER EMITIDO UNA INFORMACIÓN U
OPINIÓN
18,5%
40,2%
26,6%
Algunas veces (26,6%)
70,5%
294
¿CUÁN IMPORTANTES LE PARECEN LAS SIGUIENTES PROBLEMÁTICAS VINCUALADAS
AL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN?
Precariedad laboral.
26,6%
36,2%
Algo importante (37,3%)
295
PREGUNTA 36. ÍNDICES DE AUDIENCIA (RATING AUDIOVISUAL, VISITAS EN LÍNEA O
VENTAS DE PUBLICACIÓN GRÁFICA)
17%
25,1%
Algo importante (57,9%)
57,9%
Nada importante (17%)
Presiones económicas.
25,5%
28,8%
Algo importante (45,8%)
296
PREGUNTA 38. PRESIONES POLÍTICAS
Presiones políticas.
29,2%
31%
Algo importante (39,9%)
39,9%
Nada importante (31%)
297
PREGUNTA 40. FALTA DE COLEGIACIÓN DE LA PROFESIÓN
26,6%
34,3% Algo importante (39,1%)
29,9%
Algo importante (49,1%)
49,9%
Nada importante (29,9%)
298
PREGUNTA 42. FALTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LOS PERIODISTAS
0,7%
Muy correcto (0,7%)
31%
Muy incorrecta (20,7%)
299
PREGUNTA 44. ADAPTAR UNA INFORMACIÓN U OPINIÓN PARA NO PERDER PAUTA
PUBLICITARIA
22,9%
Incorrecta (22,9%)
25,8%
Incorrecta (25,8%)
300
PREGUNTA 46. REFORMULAR SU LÍNEA IDEOLÓGICA PARA GANAR AUDIENCIA O
VENTAS
0,4%
Muy correcto (0,4%)
21,8%
Algo correcto (21,8%)
28,4%
Ni correcta ni incorrecta (24%)
24%
Incorrecta (25,5%)
18,1%
Muy incorrecta (15,1%)
301
PREGUNTA 48. PUBLICAR INFORMACIÓN U OPINIÓN PRIVILEGIANDO LA VELOCIDAD
DE PUBLICACIÓN AÚN SIN CONTRASTAR LAS FUENTES, A FIN DE TENER UNA
PRIMICIA QUE LE PERMITA GANAR AUDIENCIA O VENTAS
302
5.3.2 La deontología en la mirada de editores y propietarios de medios de
comunicación argentinos
Ficha técnica
303
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS
N=206 *
*Nota: N es válido para todos los gráficos, excepto cuando se indique una fracción de
respuestas (n).
304
PREGUNTA 3. ¿EN QUÉ TIPO DE MEDIO DE COMUNICACIÓN SE DESEMPEÑA?
1,6%
9,8% Radio (37,7%)
Televisión (23%)
37,7%
Medio Gráfico (27,9%)
27,9%
Medio Digital (9,8%)
23%
Agencia de Noticias (1,6%)
Propietario (51%)
305
PREGUNTA 5. ¿CUÁNTOS PERIODISTAS TIENE A SU CARGO?
1 a 5 (21,3%)
14,8%
21,3%
6 a 10 (29,5%)
34,4% 11 a 50 (34,4%)
29,5%
Más de 50 (14,8%)
37,7%
Sí (37,7%) No (62,3%)
62,3%
306
A PARTIR DE AHORA, RESPONDEN EXCLUSIVAMENTE QUIENES HAYAN CONTESTADO
“SÍ” EN LA PREGUNTA 6 (n= 78)
69,9%
30,4%
Sí (30,4%) No (69,6%)
69,6%
307
RESPONDEN SÓLO QUIENES HAYAN CONTESTADO “SÍ” EN LA PREGUNTA 8
(n= 63)
14,3%
No se basó en otro instrumento (57,1%)
20%
NYT (20%)
20%
Clarín (20%)
308
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS (N= 206)
27,9%
Sí (72,1%) No (27,9%)
72,1%
309
CONTESTAN QUIENES HAYAN RESPONDIDO “SÍ” EN LA PREGUNTA 11 (n= 148)
310
CONTESTAN QUIENES HAYAN RESPONDIDO “NO” EN LA PREGUNTA 11 (n= 58)
88,2%
311
RESPONDEN TODOS LOS ENTREVISTADOS (N= 206)
A CONTINUACIÓN, VOY A LEERLE UNA SERIE DE FRASES. PARA CADA UNA, VOY A
PEDIRLE QUE INDIQUE SU GRADO DE ACUERDO O DESACUERDO.
En desacuerdo (13,1%)
50,8%
Muy en desacuerdo (3,3%)
19,7%
34,4% En desacuerdo (16,4%)
312
PREGUNTA 16. LA FINALIDAD DEL PERIODISMO ES CONTAR LA VERDAD
En desacuerdo (0%)
PREGUNTA 17. LOS PERIODISTAS DEBEN RELATAR LOS HECHOS DE LA FORMA MÁS
CERCANA POSIBLE A COMO HAN OCURRIDO
65,6%
En desacuerdo (4,9%)
313
PREGUNTA 18. EL PERIODISTA DEBE EVITAR INFLUENCIAS EXTERNAS QUE PUDIERAN
CONDUCIRLO A DESVIRTUAR LOS HECHOS
De acuerdo (29,5%)
16,4%
31,2%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (21,3%)
21,3%
En desacuerdo (16,4%)
29,5%
Muy en desacuerdo (1,6%)
11,6%
De acuerdo (11,6%)
En desacuerdo (18%)
34,4%
18%
Muy en desacuerdo (34,4%)
314
PREGUNTA 20. LOS PERIODISTAS DEBEN DEMARCAR CLARAMENTE CUANDO ESTÁN
INFORMANDO Y CUANDO ESTÁN OPINANDO
21,3%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (11,5%)
11,5%
En desacuerdo (21,3%)
45,9%
Muy en desacuerdo (3,3%)
26,2%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (32,8%)
37,7%
315
PREGUNTA 22. LOS TIEMPOS PERIODÍSTICOS ACTUALES IMPIDEN CONTRASTAR LA
INFORMACIÓN
19,7%
8,2%
De acuerdo (52,4%)
16,4%
En desacuerdo (19,7%)
52,4%
Muy en desacuerdo (3,3%)
27,9% 21,3%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (18%)
18% 31,2%
En desacuerdo (27,9%)
316
PREGUNTA 24. DEVELAR LA FUENTE DE UN OFF THE RECORD SÓLO DEBE HACERSE
ANTE CASOS DE AMENAZAS INSTITUCIONALES O A LA SALUD O SEGURIDAD
PÚBLICAS
39,3%
Muy en desacuerdo (5%)
De acuerdo (37,7%)
16,4% 21,3%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (23%)
23%
37,7% En desacuerdo (16,4%)
317
PREGUNTA 26. PAGARLE A UNA FUENTE PARA OBTENER INFORMACIÓN ATENTA
CONTRA LA VERACIDAD Y CONTRA LA OBJETIVIDAD DE LOS PERIODISTAS
8,2%
De acuerdo (16,4%)
19,7%
16,4%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (26,2%)
29,5%
26,2% En desacuerdo (29,5%)
6,6%
De acuerdo (13,1%)
14,7%
13,1%
Ni acuerdo ni en desacuerdo (27,9%)
37,7% 27,9%
En desacuerdo (37,7%)
318
PREGUNTA 28. LA FUENTE TIENE DERECHO A REVISAR LA INFORMACIÓN U OPINIÓN
EN FORMA PREVIA A SU PUBLICACIÓN
23%
36% Ni acuerdo ni en desacuerdo (23%)
En desacuerdo (29,5%)
29,5%
9,9%
De acuerdo (29,5%)
23%
319
REFLEXIONANDO SU PROPIA PRÁCTICA PROFESIONAL O EMPRESARIA, ¿CUÁN A
MENUDO HA TENIDO QUE PROTAGONIZAR ALGUNA DE LAS SIGUIENTES
SITUACIONES?
49,2%
24,6%
63,9%
Ninguna vez (11,5%)
320
PREGUNTA 32. RECIBIR PROMESAS DE PAUTA OFICIAL (PUBLICIDAD ESTATAL) A
CAMBIO DE EMITIR U OMITIR UNA OPINIÓN O INFORMACIÓN
13,1%
29,6% 34,4%
Algunas veces (36%)
321
PREGUNTA 34. RECIBIR ADVERTENCIAS DE RETIRO DE PAUTA OFICIAL (PUBLICIDAD
ESTATAL) COMO CONSECUENCIA DE HABER EMITIDO UNA INFORMACIÓN U
OPINIÓN
21,3%
31,2% Algunas veces (47,5%)
47,5%
Ninguna vez (21,3%)
322
¿CUÁN CORRECTAS CONSIDERA A LAS SIGUIENTES ACCIONES VINCULADAS AL
EJERCICIO DEL PERIODISMO PROFESIONAL?
24,6%
Muy incorrecta (4,9%)
11,5%
19,7% Algo incorrecto (41%)
323
PREGUNTA 38. REELABORAR INFORMACIÓN U OPINIONES PARA NO PERDER
AUDIENCIA O VENTAS
4,9%
Algo incorrecto (41%)
14,8% 14,8%
41%
Muy incorrecta (4,9%)
Incorrecta (41%)
6,6%
41%
Muy incorrecta (18%)
324
PREGUNTA 40. PUBLICAR LOS CONTENIDOS MÁS ENTRETENIDOS EN DETRIMENTO
DE CONTRASTAR LA INFORMACIÓN
19,7%
Muy incorrecta (4,9%)
20,9%
51% Incorrecta (10,1%)
325
RESPONDEN SÓLO LOS EDITORES (n= 100)
40%
Algo importante (36,7%)
23,3%
73,3%
326
PREGUNTA 44. ÍNDICES DE AUDIENCIA (RATING AUDIOVISUAL, VISITAS EN LÍNEA O
VENTAS DE PUBLICACIÓN GRÁFICA)
23,3%
76,7%
Presiones económicas.
30%
Algo importante (30%)
66,7%
327
PREGUNTA 46. PRESIONES POLÍTICAS
Presiones políticas.
20%
43,3% Algo importante (36,7%)
36,7%
16,6%
46,7%
328
PREGUNTA 48. FALTA DE COLEGIACIÓN DE LA PROFESIÓN
8,6%
36,7%
329
PREGUNTA 50. FALTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LOS PERIODISTAS
56,7%
3,3%
Algo importante (43,2%)
40%
Nada importante (23,3%)
88,1%
Nada importante (88,1%)
330
PREGUNTA 52. CONCENTRACIÓN DE LA PROPIEDAD DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
81,3%
331
PREGUNTA 54. PRESIONES ECONÓMICAS
Presiones económicas.
23,8%
74,7%
Nada importante (1,5%)
Presiones políticas.
32%
59,8%
332
PREGUNTA 56. FALTA DE ÉTICA PROFESIONAL
84,3%
Nada importante (84,3%)
5,5%
Muy importante (5,5%)
12,9%
81,6%
333
PREGUNTA 58. FALTA DE RESPETO A LA AUTONOMÍA PROFESIONAL DE LOS
PERIODISTAS
2,5%
7,8%
Muy importante (2,5%)
89,7%
Nada importante (89,7%)
3,4%
18,2%
78,4%
334
RESPONDEN SÓLO LOS EDITORES (n= 100)
39%
Influye relativamente (39%)
59,8%
335
PREGUNTA 62. LA IDEOLOGÍA DEL PERIODISTA
20%
16,9%
33,1%
Influye relativamente (50%)
50%
336
PREGUNTA 64. LA CREDIBILIDAD DE LA AUDIENCIA EN LOS MEDIOS MASIVOS DE
COMUNICACIÓN
30%
Influye relativamente (29,8%)
70%
41,1%
337
PREGUNTA 66. LA ACTUALIZACIÓN CONSTANTE DE LA INFORMACIÓN A TRAVÉS DE
LOS PORTALES DIGITALES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
23,3% 20%
56,7%
No influye nada (23,3%)
16,1%
No, en ningún caso (16,1%)
74,2%
Sólo en el caso en que el Código no
pusiera en riesgo la viabilidad de la
empresa (74,2%)
338
PREGUNTA 68. EN CASO DE SER CREADO UN CÓDIGO DEONTOLÓGICO QUE TUVIERA
EL CONSENSO DE LOS PERIODISTAS PERO QUE, A SU JUICIO, INTERVINIERA
NEGATIVAMENTE EN LA RENTABILIDAD DE SU EMPRESA, ¿CUÁL SERÍA SU ACTITUD?
339
5.3.3 Análisis de la percepción deontológica argentina en perspectiva
comparada
340
iii. Se registra una diferencia, aunque menor, en la observación sobre la
utilidad de los códigos deontológicos. Es decir, casi 8 de cada 10
periodistas (78,9%) dicen que son o que serían útiles para ejercer su
profesión, mientras que, entre los editores y dueños, ese porcentaje
alcanza al 72%.
iv. Mientras la mayoría de los periodistas (74%) que consideran útiles a
los códigos hacen foco —como opción principal— en que éstos
representan los valores profesionales, los editores y dueños ponen
en la cima que configuran guías de comportamiento (66%).
v. Los editores y dueños, en un muy alto porcentaje (64%) de quienes
les encuentra utilidad, observan a los códigos como instrumentos
que permiten reducir la conflictividad laboral. Esa opción, en cambio,
no aparece entre los periodistas.
vi. Casi tres de cada 10 editores y dueños —que destacan la utilidad de
estos instrumentos— dicen que los códigos son o serían de utilidad
porque contienen medidas disciplinarias. Esa opción baja al 10% para
el caso de los periodistas. Se puede ver aquí, al igual que en el ítem
anterior, que sobrevuela entre los editores y dueños una mirada del
código como herramienta para garantizar la “paz laboral”. Para los
periodistas, en cambio, los códigos aparecen como guías de
comportamiento que representan los valores de la profesión.
vii. Cuando, en ambos estudios, analizamos las respuestas de quienes
manifiestan que los códigos no poseen utilidad, llegamos a una
conclusión que remarca las diferencias: mientras que más del 80% de
los periodistas dicen que las empresas no están interesadas en su
aplicación, casi el 90% de los editores y dueños dicen que los códigos
limitan la libertad de expresión. Esa cifra es de sólo el 16,5% entre los
periodistas. Existe un temor, es evidente, entre quienes gerencian o
son propietarios de medios, de que los códigos deontológicos sean
utilizados para acotar sus libertades.
341
viii. Al observar en perspectiva al universo general, encontramos un
conflicto entre los intereses de los medios y de los periodistas, ya que
los primeros están decididos a proteger su libertad de empresa al ver
a los códigos o bien como dispositivos de conducta para acotar
tensiones gremiales —quienes los consideran útiles—, o bien como
herramientas de posible censura —los que no les encuentran
sentido—. Los periodistas, en cambio, no ven a los códigos ni como
enemigos de la libertad de expresión ni como herramientas para
reducir la conflictividad. En su mayoría, los profesionales ven a los
códigos como instrumentos de autorregulación que cuentan con la
capacidad, además de destacar valores y de dar guías de
comportamiento, de dar legitimidad a los profesionales. Si un temor
observan los periodistas es el de que las empresas no los quieran
aplicar, pero muy pocos los ven como una opción que promueva una
disminución de la intensidad de la libertad de expresión.
ix. Respecto de la idea de objetividad, casi el 70% de los periodistas dice
que los profesionales están obligados a “ser objetivos”. Esa cifra cae
el 57% en el caso de editores y dueños.
x. Existe una coincidencia en que la finalidad del periodismo es “contar
la verdad”: para el 95% de los periodistas y para el 88% de los
editores y dueños, he ahí el principio básico de la profesión.
xi. A la hora de evaluar el impacto de las influencias externas al
momento del trabajo profesional, el 86% de los periodistas dicen que
deben evitarlas porque podrían alterar la veracidad de los hechos.
Ese número disminuye al 61% entre los propietarios y editores.
Vemos allí un aspecto a considerar: casi 4 de cada 10 editores o
dueños consideran que los periodistas no deben ser impermeables a
presiones externas a la hora de elaborar las noticias. Se evidencia,
así, una huella que demuestra que, al menos un sector importante
del campo de la empresa periodística, considera que es lícito influir
en el trabajo de los periodistas, lo cual, naturalmente, reduce la
independencia del profesional y limita la libertad de expresión.
342
Frente a esta situación, nos parece fundamental destacar en el
código que propondremos para la Argentina un conjunto de artículos
que operen como respaldo a la independencia y al trabajo
profesional de los periodistas ante posibles influencias externas,
incluyendo a las que provengan de los propios editores y dueños de
los medios de comunicación en los que se desempeñan.
xii. Un plano de coincidencia aparece al analizar la mirada de periodistas
y editores/dueños sobre el imperativo deontológico de separar
información de opinión. Si bien es un poco más alto el porcentaje de
los profesionales que abrazan este principio (66,5%), no es menor el
hecho de que el 64% de los propietarios y editores también lo
consideren así. En este aspecto, nos parece importante destacar que
observamos un espacio interesante para consolidar esta idea a través
de nuestra propuesta aplicada. Es que, finalmente, buena parte de la
debilidad en la praxis deontológica del caso argentino reside en que
hechos y opiniones aparecen confundidos en artículos y comentarios,
lo cual abona a la falta de confianza y credibilidad que el periodismo
profesional sufre, hoy, ante los ojos de la sociedad.
xiii. Respecto del tratamiento de las fuentes de información, aparecen
algunas diferencias entre ambos públicos analizados. Entre los
periodistas, sólo el 36% dice que alcanza con una fuente confiable
para dar por válida una información. El resto es consciente de la
necesidad de contrastar las fuentes, por confiables que resulten. Pero
para más de la mitad de los editores/dueños (52%) esa contrastación
resulta innecesaria. Aparece aquí, está claro, una evidente tensión
entre empresa y periodistas: mientras la mayoría de las primeras se
vuelcan por no dejar pasar una posible primicia en aras de ganar
audiencia, los profesionales, en cambio, son conocedores del
principio de contrastación como camino para respetar el principio de
veracidad. De esta forma, observamos como muy necesario que el
código deontológico que aquí propondremos respalde a los
periodistas en esta tensión y los deje a salvaguarda de las posibles
343
arbitrariedades de medios y editores, que muchas veces ejercen
presiones para que la información salga publicada sin la debida
contrastación de las fuentes.
xiv. Ante la pregunta sobre si es lícito o no pagarle a una fuente para
obtener información, la diferencia de perspectivas es sustancial.
Mientras que “sólo” —la cifra, probablemente, sea alta todavía— el
24,5% acepta y considera válido el pago de información a una fuente,
ese número se estira al 50% de los editores y dueños. Nuevamente,
un código deontológico debe delimitar con claridad este principio
para operar como guía de acción práctica y de sustento a los valores
de la profesión.
xv. A la hora de analizar las ofertas y/o presiones explícitas que pudieren
haber recibido o sufrido los periodistas y los editores/dueños, otra
vez aparecen diferencias muy visibles:
344
publicar información o por dar una opinión, tanto por parte de los
periodistas (29,6%) como, sobre todo, por editores y dueños (45,9%).
Si bien la Argentina es uno de los países de América Latina de menor
peligrosidad para el ejercicio de la profesión periodística —sólo
aparecen como más seguros Costa Rica, Uruguay y Chile (Reporteros
Sin Fronteras, 2018) —, el nivel de amenazas recibidas debe colocar a
la seguridad de los periodistas como una prioridad, también, en el
marco de las herramientas de autorregulación.
xvi. En el trabajo de campo sobre los periodistas indagamos sobre las
problemáticas más importantes que los profesionales registran en su
praxis. Vistas en forma comparada, el resultado nos muestra que las
dificultades más importantes que señalan son (el porcentaje que se
muestra responde a la tasa de periodistas que señaló como
importante o muy importante a cada ítem):
Gráfico 139. Principales problemáticas percibidas por periodistas para el ejercicio de su profesión
345
Como se ve, los propios periodistas ubican en la cima de las
problemáticas que afectan a la actividad a la falta de ética profesional
(97%) y a la ausencia de responsabilidad social (93%). Casi la totalidad
de los profesionales señalan estos déficits. Por lo tanto, entendemos
que la creación y puesta en conocimiento de un código deontológico
actualizado, como el que propondremos en esta tesis, va en línea con
un abordaje integral de las problemáticas fundamentales que
subrayan los propios profesionales de la comunicación.
xvii. Sobre las problemáticas citadas en el punto anterior también
respondieron los editores y los dueños de medios de comunicación,
aunque de forma independiente. Nos interesó, particularmente
cotejar por separado ambas perspectivas :
Gráfico 140. Principales problemáticas percibidas por los editores para el ejercicio del periodismo
346
Los dueños, en cambio, así respondieron:
Gráfico 141. Principales problemáticas percibidas por los dueños de medios para el ejercicio del
periodismo
Gráfico 142. Principales problemáticas para el ejercicio del periodismo en perspectiva comparada
347
A los ojos de nuestra investigación, el dato más importante surge de
la categoría “falta de ética profesional”. Allí, podemos observar que
existe una mirada común entre periodistas y editores. Para los
profesionales, se trata de la problemática más relevante. Y, para los
editores, se ubica en el tercer lugar. En cambio, para los dueños de
medios de comunicación, no es un tema trascendente, a tal punto
que sólo el 15,7% lo mencionó como una problemática algo o muy
importante. Además, este paisaje comparado nos permite destacar
otros tres datos fundamentales:
348
visibilicen la importancia de que el periodista conserve en todo
momento su autonomía ante la empresa.
xviii. A la hora de interrogar sobre algunas acciones que colisionan con los
principios deontológicos de la profesión, aparecen claras diferencias
en la opinión de los periodistas y de los editores y dueños:
349
velocidad de publicación, protegiendo así el derecho del
público a recibir información veraz y debidamente ratificada.
350
proceso de reconstrucción de la confianza del público en el sistema
periodístico argentino y en los propios periodistas. Ello, también se
orienta a abordar las problemáticas que detectan los editores.
xx. Por último, el trabajo de campo sobre editores y dueños nos permite
evaluar la viabilidad de la aplicación del código que presentaremos
en esta tesis. O, en última instancia, el nivel de dificultad que éste
podría tener por parte de los responsables de las empresas. Para ello,
indagamos entre los propietarios a partir de dos preguntas. La
primera apuntó a detectar la voluntad de los dueños de las empresas
a aceptar la aplicación de un código deontológico de los periodistas:
Gráfico 144. Actitud de las empresas frente a la creación y aplicación de un código deontológico
Gráfico 145. Actitud de las empresas frente a la creación y aplicación de un código deontológico
352
Lo que podemos concluir del gráfico que acabamos de presentar es
que 3 de 4 empresarios de medios están dispuestos a resistir la
aplicación de un código deontológico si los periodistas estuvieran
dispuestos a impulsarlo y a sostenerlo. Las formas de resistencia van
desde la utilización de la vía judicial hasta el abandono de la industria
periodística, pasando por la sanción disciplinaria a los periodistas que
se negaran a actuar de acuerdo a la voluntad empresaria en nombre
de unos principios deontológicos consagrados en un código. Cuando
incluimos en ese grupo a los propietarios que se manifiestan por
directamente ignorar la existencia del código, encontramos que 9 de
cada 10 no lo aceptarían. En consecuencia, el camino para que un
código deontológico en la Argentina pueda ser de utilidad práctica
para los periodistas enfrentará el obstáculo de las empresas y
dependerá de la voluntad de los propios profesionales de aplicarlo,
aun en un marco de tensión con sus empleadores.
xxi. Del resultado de nuestros estudios podemos extraer dos conclusiones
fundamentales que, entendemos, justifican la necesidad de nuestra
investigación:
a. La falta de ética de los profesionales, es, para los propios
periodistas, la problemática principal que, hoy, envuelve a la
actividad, superando tanto a las presiones económicas y
políticas como a la precariedad laboral en que se ven obligados
a desarrollar su tarea.
b. Los códigos deontológicos poseen utilidad para casi el 80% de
los periodistas argentinos, pero menos del 10% de ellos cuenta
con uno en su vida profesional.
353
6. UN CÓDIGO DEONTOLÓGICO PARA LA ARGENTINA
i. Preámbulo.
ii. Principios fundamentales de la profesión periodística.
iii. Desafíos deontológicos para el ejercicio del periodismo en el siglo
veintiuno.
354
El “Preámbulo” y los “Principios fundamentales de la profesión periodística” son
las secciones perennes, es decir, aquellas que están destinadas a sostenerse pese al
paso del tiempo. En términos normativos, equivalen a los principios constitucionales a
partir de los que se estructuran las legislaciones. En los “Desafíos deontológicos para el
ejercicio del periodismo en el siglo veintiuno” hemos incluido aquellos artículos que
tienen que ver con las problemáticas actuales, muchas generales y otras que surgen de
la excepcionalidad del caso argentino, y que pueden ser modificados a partir de los
cambios que el progreso tecnológico y las mutaciones sociales van proponiendo a la
profesión.
6.1.1 Preámbulo
355
6.1.2 Principios fundamentales de la profesión periodística
Esta sección está integrada por el conjunto de artículos que representan los
valores esenciales de la profesión y que, por profundos que sean los cambios sociales o
profesionales que disponga el futuro, están destinados a permanecer intactos. Desde
nuestra perspectiva, mientras exista el periodismo profesional, estos doce principios
deben acompañarlo en defensa del derecho ciudadano la información:
i. Principio de veracidad.
ii. Libertad de expresión.
iii. Distinción de hechos y opiniones.
iv. Separación de información y publicidad o propaganda.
v. Secreto profesional.
vi. Credibilidad y contrastación de las fuentes de información.
vii. Honestidad y transparencia.
viii. Lucha contra toda forma de censura.
ix. Cláusula de conciencia.
x. Derecho a réplica y rectificación.
xi. Presunción de inocencia.
xii. Pluralismo informativo.
356
Estos tres principios proyectan la realización de un abordaje deontológico de
aquellas temáticas que el periodismo argentino aún no ha logrado resolver y en donde
se observan déficits estructurales.
Cuando proponemos un ejercicio de la profesión que abrace la perspectiva de
género no sólo nos referimos a la necesidad de que el periodismo enfrente la violencia
machista contra la mujer, sino que sustente su mirada de género en tres pilares:
a) reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general
favorables a los varones como grupo social y discriminatorias para las
mujeres;
b) que dichas relaciones han sido constituidas social e históricamente y son
constitutivas de las personas;
c) que las mismas atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras
relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, preferencia sexual y
religión. (Gamba, 2007).
La constitución de una sociedad democrática con las complejidades del siglo XXI
requiere que la ética profesional de los periodistas contemple la perspectiva de género
de forma integral, en aras de avanzar hacia un esquema social de igualdad de derechos
entre mujeres y hombres, y que no deje de contemplar también los derechos de las
personas transgénero (D´elio, Sotelo, Santamaría y Recchi, 2016). Al mismo tiempo, el
combate cotidiano contra toda forma de violencia machista contra la mujer es un
imperativo, además de urgente, decisivo para un ejercicio democrático del periodismo.
En consecuencia, entendemos que los códigos deontológicos deben incluir estos
principios en el conjunto de valores fundamentales.
Respecto de la defensa de la diversidad como principio deontológico para el
periodismo profesional, incluimos allí la construcción y la utilización de un lenguaje
plural e igualitario para el conjunto de los seres humanos, independientemente de su
condición socio-económica, nacionalidad, procedencia, etnia, orientación sexual,
género autopercibido, religión, creencias o características físicas o psicofísicas. En
tiempos de incertidumbre y de tensiones sociales producto, entre otras cosas, de
357
grandes fenómenos migratorios, es necesario que el periodismo profesional actúe en
defensa de la diversidad, la inclusión y en contra de cualquier forma de discriminación.
Por último, el periodismo posee también un desafío decisivo vinculado a los
derechos del niño. Una mirada integral y renovada de los derechos del niño es aquella
que propone vincular los derechos tradicionales aprobados por Naciones Unidas en
1989 con las nuevas problemáticas que se derivan de la complejidad actual. Los
derechos del niño constituyen un faro deontológico insoslayable que debe orientar el
tratamiento de toda información en donde haya menores involucrados.
En síntesis, hemos presentado aquí los que consideramos quince principios
fundamentales de la actividad periodística. A continuación, veremos el resto de las
temáticas que afectan hoy, en términos deontológicos, al ejercicio de la profesión.
En esta sección del código, la más extensa, avanzaremos sobre las distintas
problemáticas que requieren del periodista una mirada deontológica a la hora de dar
tratamiento a una información, de realizar una cobertura, de emitir o publicar una
opinión, o de organizar el ejercicio de su profesión. La guía para concebir el articulado
estuvo dada por buena parte de los temas que incluimos en nuestro tesaurus, a los
que sumamos algunos que surgieron del análisis de los códigos deontológicos y del
trabajo de campo sobre los periodistas.
Las temáticas de la sección son:
Tabla 11. Desafíos deontológicos para el ejercicio del periodismo en el siglo XXI
3. Sensacionalismo y especulación
6. Conflicto de intereses
7. Contextualización de datos
358
8. Plagio y derechos de autor
9. El rumor
10. Difamación
11. Intrusismo
16. Discriminación
17. Racismo
24. Xenofobia
25. Nacionalismo
359
6.2 Código deontológico de la profesión periodística de la república argentina
1. PREÁMBULO
360
La información es un bien público, condición necesaria para la existencia de una
sociedad democrática. La democracia exige la presencia de un periodismo profesional
que desarrolle su actividad basado en sólidos principios deontológicos. Este código
consagra esos principios y despliega unas normas de actuación fundadas en los valores
éticos de la profesión para el conjunto de los periodistas que se desempeñan en la
República Argentina.
361
b. Sin libertad de expresión, no hay democracia. Sin democracia, se extingue
el derecho ciudadano a la información. En consecuencia, es deber de los
periodistas denunciar cualquier intento existente de abolición o de
restricción de la libertad de expresión.
362
b. Los periodistas deben asegurarse que los ciudadanos comprenden
perfectamente cuáles son las secciones informativas y cuáles son los
espacios comerciales en los medios de comunicación en los que trabajan.
Cualquier intento de disfrazar o camuflar de material informativo el
contenido publicitario o propagandístico configura una grave infracción
deontológica.
c. Los periodistas no deben participar de ninguna clase de acción publicitaria
encubierta o no tradicional (PTN). Ello, a la par de erosionar su
independencia, daña su reputación profesional y su credibilidad ante la
sociedad.
d. Los denominados publirreportajes o suplementos infocomerciales deben
estar debidamente identificados como tales, utilizando titulaciones y
tipografías visible y evidentemente distintas a las que emplea el medio de
comunicación, y deben estar antepuestos con leyendas que garanticen que
el público reconocerá indubitablemente que está frente a un material
publicitario o propagandístico.
e. Cuando el medio de comunicación en el que trabaja elabora dispositivos
para enmascarar el material publicitario y confundirlo con el contenido
periodístico, los periodistas tienen el deber de rechazar su colaboración
con la publicación de ese material.
363
c. Los periodistas deben respetar los acuerdos que hubieran pactado con las
fuentes de información. En este conjunto de acuerdos quedan incluidos el
derecho de la fuente a su reserva de identidad (anonimato), el off the
record, el embargo de información o cualquier otro compromiso que los
periodistas hubieran asumido con sus informantes.
364
g. Al momento de publicar o emitir una información, los periodistas deben
identificar y transparentar al público el origen de la información toda vez
que sea posible, protegiendo el secreto profesional y respetando en todo
momento los acuerdos que hubieran pactado con sus fuentes.
h. Cuando se trata de fuentes abiertas que no requieran de anonimato, los
periodistas debe identificarlas con claridad, atribuyendo con precisión
aquello que proviene de sus declaraciones, a fin de que el público pueda
conocer el origen de la información.
i. Los periodistas no podrán, en ningún caso, ocultar su identidad a una
fuente de información ni podrán pagarle a una fuente para obtener
información, por útil y necesaria que ésta pudiera resultar durante el
proceso de investigación o de producción de una noticia.
365
periodistas profesionales a cualquier forma de censura reside la plena
vigencia de libertad de expresión.
b. Es, a su vez, deber de los periodistas impedir y/o denunciar cualquier
acción dirigida a generar un ejercicio de la profesión que contemple la
autocensura.
c. Cuando un periodista profesional tomara conocimiento de la existencia de
un caso de censura o autocensura, es su obligación denunciarlo y ponerlo a
consideración de sus colegas y del conjunto de la sociedad, presentando las
correspondientes actuaciones judiciales o institucionales en defensa de la
libertad de expresión, si la situación así lo ameritara.
366
b. Cuando los periodistas convoquen justificadamente la cláusula de
conciencia, podrán negarse a realizar coberturas o a elaborar noticias que
supongan una contradicción con los principios deontológicos de la
profesión, sin que el empleador pueda, por ello, aplicar algún tipo de
sanción en su contra.
c. Al mismo tiempo, cuando un periodista se considere despedido habiendo
recurrido a la cláusula de conciencia por las razones identificadas en este
artículo —o por otras que la justifiquen—, corresponderá al empleador
abonar la indemnización prevista de acuerdo a la legislación laboral
argentina.
d. Para los periodistas, la cláusula de conciencia es, a la par de un derecho,
una herramienta deontológica orientada a garantizar que sus empleadores
respeten sus convicciones, ideas, creencias y opiniones sin recibir por ello
una sanción.
e. Los periodistas se comprometerán a trabajar para lograr la sanción de una
legislación de índole nacional, que contemple el derecho de los
profesionales de la comunicación a acogerse a la cláusula de conciencia
cuando concurran las circunstancias arriba descriptas.
367
difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que
establezca la ley. (Art. 14)
368
b. Es deber de los periodistas denunciar todo intento —provenga éste de su
empleador o de cualquier otra persona física, organización o estamento—
de impedir el trabajo profesional que contemple la pluralidad de voces al
momento de realizar una cobertura o investigación, o de publicar una
información.
i. Violencia física
369
ii. Violencia psicológica
iii. Violencia sexual
iv. Violencia económica y patrimonial
v. Violencia simbólica
i. Violencia doméstica
ii. Violencia institucional
iii. Violencia laboral
iv. Violencia contra la libertad reproductiva
v. Violencia obstétrica
vi. Violencia mediática
370
Art. 14 Defensa de la diversidad
a. Los periodistas deben ejercer su profesión respetando y fomentando la
diversidad.
b. Por diversidad se entiende al conjunto de heterogeneidades que reflejan el
carácter multicultural y multiétnico del que participan las variadas
comunidades que conforman la nación argentina.
c. Forman parte de la diversidad las distintas culturas, lenguas, etnias,
religiones, creencias, tradiciones, nacionalidades, sentires, ideologías,
convicciones políticas, orientaciones sexuales, géneros y entornos que
configuran la mixtura nacional. Los periodistas tienen el deber de
representar esa pluralidad en toda su magnitud e intensidad, evitando
reproducir estereotipos o negatividades de cualquier índole, destacando y
celebrando la riqueza étnica y cultural del país, a los efectos de cooperar a
un mayor conocimiento por parte de la población de esa diversidad,
contribuyendo así a lograr una mejor convivencia y una mayor cohesión
por parte del conjunto de la sociedad.
i. Derecho a la vida
ii. Derecho a la alimentación
iii. Derecho a la educación
iv. Derecho al agua
v. Derecho a la salud
vi. Derecho a la identidad
vii. Derecho a la libertad de expresión y a ser escuchado
371
viii. Derecho a la protección
ix. Derecho a la recreación y al esparcimiento
x. Derecho a tener una familia
i. Trata de personas
ii. Acoso sexual
iii. Abuso sexual
iv. Violencia psicológica y física
v. Violencia intrafamiliar
vi. Utilización de los niños por parte del crimen organizado
vii. Utilización de los niños por parte del narcotráfico
viii. Acoso infantil escolar (bullying)
ix. Acoso infantil a través de las redes sociales (ciberbullying)
x. Derecho a la acogida del niño en fenómenos migratorios
xi. Derecho a la protección de la identidad de los menores en
todas sus formas (nombre y apellido, procedencia, imagen)
xii. Derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a que su
opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de
madurez, siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir
de los diez años
xiii. Derechos del niño en relación con los procesos de adopción de
menores
xiv. Derechos de los menores en situación de conflicto con la ley
penal
372
i. Evitar la publicación de imágenes de niños, niñas y
adolescentes, salvo expreso consentimiento de los padres y
siempre y cuando no los afecten negativamente
ii. Evitar la realización de preguntas a menores destinadas a
publicación
iii. Proteger la identidad de los menores, salvo expreso
consentimiento de los padres y siempre y cuando no los
afecten negativamente
iv. Evitar revelar la identidad o mostrar imágenes de menores que
se encuentran en conflicto con la ley penal
v. Evitar revelar la identidad de niños, niñas y adolescentes que
hubieran sido objeto de agresiones de tipo sexual o de otros
hechos traumáticos
373
independientemente del monto del que se trate. Dicho rechazo debe ser
explícitamente comunicado a quien hubiera dispuesto esa retribución. Los
periodistas deben, además, poner en conocimiento de su empleador la
existencia del ofrecimiento y su correspondiente rechazo.
b. Cuando se trate de invitaciones de empresas, instituciones o personas para
la realización de coberturas informativas que incluyan viajes fuera de la
ciudad o región de trabajo habitual del profesional, los periodistas deben:
374
b. Cuando el periodista sea su propio empleador y/o cuando su sustento
dependa de la comercialización o de la venta de espacios de publicidad o
propaganda, el profesional debe generar una estructura de producción
comercial que lo aleje de la negociación, pudiendo esa estructura
generarse o compartirse con otros profesionales que se encuentren en una
situación similar.
c. Conservar la independencia frente a los anunciantes constituye una
condición deontológica indispensable para el ejercicio de la profesión
periodística.
375
encuentran consagrados tanto en la Constitución Nacional (Art. 19) como
en el Código Civil de la Nación, que expresamente manifiesta:
b. Por vida privada se entiende el derecho que tiene toda persona a que no se
den a conocer aquellos hechos, circunstancias o preferencias de su vida
que esa persona decide no dar a publicidad. Por ejemplo, su domicilio, su
estilo de vida, sus gustos o sus pertenencias.
c. Los periodistas sólo podrán publicar informaciones de la vida privada de un
ciudadano cuando éstas hubieran sido obtenidas legalmente y cuando su
publicación fuera de indudable interés público y representara un bien
social para la comunidad. En ese caso, los periodistas tratarán esa
información con la máxima discreción y respeto posibles, evitando publicar
detalles o singularidades que no sean sustanciales para la comprensión
general y profunda de la noticia.
d. Por intimidad se entiende el derecho que tiene toda persona a que no se
den a conocer informaciones que afecten su zona íntima y reservada, como
por ejemplo sus vínculos afectivos, sus creencias religiosas, sus ideas
políticas o sus preferencias sexuales.
e. Los periodistas no deben publicar, cualesquiera fueran las circunstancias,
informaciones que refieran a la esfera íntima y personalísima de un
376
ciudadano, aunque de ello dependiera la revelación de hechos de interés
público.
f. Los periodistas deben ser plenamente conscientes de la congoja y del daño
irreparable que puede provocar en los ciudadanos la publicación de
información que involucre datos vinculados a la intimidad y a la vida
privada de las personas.
377
e. Las informaciones originadas en intervenciones legales, decididas por el
sistema judicial competente y que llegan a un periodista a través de una
fuente genuina que no haya cobrado por proporcionar esa información,
sólo pueden publicarse cuando:
f. En los casos en que, tras un análisis profundo del periodista junto a los
responsables de la edición, se decidiera la publicación del contenido de la
intervención de comunicaciones privadas, deben descartarse todas
aquellas cuestiones que no tengan demostrada y explícita relación con el
delito que se investiga.
g. Los periodistas deben verificar y contrastar la información que de las
comunicaciones intervenidas legalmente se desprenda, puesto que podría
tratarse de falsedades destinadas a la construcción y publicación de
noticias falsas.
378
información o en actores sociales o económicos sobre los que el
profesional pudiera verse obligado a informar en el futuro.
379
c. El plagio constituye una falta deontológica grave. Se entiende por plagio a
la reproducción, en todo o en parte, de una información previamente
publicada o en fase de producción. Se trata de una apropiación ilegítima
de la obra de otro autor.
d. Los periodistas están obligados a denunciar públicamente cualquier
situación de plagio de la que tomaran conocimiento.
Art. 24 El rumor
a. Los periodistas no deben publicar rumores bajo ninguna circunstancia.
Publicar un rumor constituye una falta grave a la ética periodística.
b. Se entiende por rumor a la publicación de información no verificada.
c. Los periodistas deben abstenerse, también, de utilizar el denominado
condicional periodístico como técnica para la publicación de informaciones
no verificadas.
Art. 25 Difamación
a. Los periodistas deben hacer todo lo que está a su alcance para no lesionar
la dignidad de personas físicas o de instituciones incurriendo en la
difamación.
b. Se entiende por difamación a la difusión de información falsa o
tergiversada que posee la capacidad de afectar el honor o de dañar la
imagen de una persona física o de una institución.
c. La difamación es una falta deontológica grave que los periodistas deben
evitar, condenar, denunciar y reparar inmediatamente cuando hubieran
incurrido en ella.
Art. 26 Intrusismo
a. Los periodistas deberán resistir y denunciar la contratación por parte de
empresas o instituciones periodísticas de personas que no pertenecen al
campo del periodismo profesional.
b. El intrusismo representa una problemática decisiva para el ejercicio del
periodismo profesional, por lo que los periodistas tienen el imperativo
380
deontológico de elevar la voz en su contra y el deber práctico de oponerse
a trabajar o a colaborar con personas contratadas y que no forman parte
de la comunidad periodística.
381
v. Los bienes adquiridos, los montos evadidos y todo aquello que
permita demostrar los procesos de enriquecimiento ilícito de
los funcionarios, exfuncionarios o sindicalistas involucrados
382
e. Los periodistas deben conocer y hacer conocer que todas las personas
físicas o jurídicas pueden solicitar información pública sin necesidad de
explicar el motivo de su pedido.
Art. 31 Discriminación
a. Los periodistas están obligados a rechazar toda forma de discriminación,
ejerciendo su profesión de acuerdo al espíritu de la ley 23.592, que
postula:
Art. 32 Racismo
a. Los periodistas tienen el deber de rechazar de forma explícita y
permanente toda forma de racismo.
383
b. Se entiende por racismo a la ideología que defiende la supremacía de una
“raza” o de una etnia frente a las demás, o la inferioridad de una de ellas
respecto de las otras. A su vez, “el racismo es una forma de discriminación
centrada en diferencias biológicas, reales o imaginarias, que se hacen
extensivas a signos o indicadores culturales o religiosos” (INADI, 2016).
c. En la sociedad argentina, especialmente en los conglomerados urbanos
más extensos que se desarrollaron a partir de las corrientes migratorias
ultramarinas, se denuncian de forma recurrente casos de racismo contra:
384
Art. 33 Pueblos originarios
a. Los periodistas deben rechazar toda forma de discriminación y/o
estigmatización contra los pueblos originarios. Al mismo tiempo, están
obligados a denunciar todo intento de presentar a los colectivos indígenas
como extraños u opuestos a la cultura argentina y/o al interés nacional.
b. Los periodistas deben tomar conocimiento de los distintos pueblos
originarios que forman parte de la Argentina, de sus características y
singularidades, así como de sus derechos ancestrales, a los efectos de que
estos colectivos, tradicionalmente invisibilizados por los medios de
comunicación y por el conjunto de las producciones culturales, puedan ser
percibidos por el conjunto de la población como parte de la diversidad
nacional.
c. Para dar un tratamiento adecuado y acorde a la ética de la profesión, los
periodistas deben seguir las recomendaciones efectuadas por el INADI
(2010) para el abordaje y la cobertura de informaciones vinculadas a los
pueblos originarios:
385
discriminación de tipo religiosa contra alguno de los múltiples credos en
existen en la Argentina.
b. Por antisemitismo se entiende a toda postura de odio y rechazo hacia las
personas que poseen ascendencia o religión judía, es decir, aquel
comportamiento hostil hacia el judaísmo o hacia los judíos por el hecho ser
judíos.
c. Por islamofobia se entiende a toda a postura que promueve hostilidad,
exclusión, rechazo y odio contra el Islam y los musulmanes por el hecho de
ser musulmanes.
d. Es deber de los periodistas combatir los prejuicios contra los ciudadanos de
religión y/o de cultura judía o musulmana, a quienes en ocasiones se los
presenta y define públicamente como parte de colectivos extraños o
ajenos a la sociedad argentina y a sus intereses. Los periodistas tienen la
responsabilidad de realizar un aporte para desarticular estereotipos
negativos y/o estigmatizantes contra ambos colectivos, como por ejemplo,
aquellos que postulan que “los judíos son avaros” o “los musulmanes son
terroristas”.
e. Asimismo, los periodistas deben rechazar cualquier forma de
discriminación contra el resto de las religiones que forman parte de la
sociedad argentina, así como contra los denominados “creyentes sin
religión” o contra los “no creyentes”.
386
Art. 36 Personas afrodescendientes
a. Los periodistas deben ejercer su profesión promoviendo el rechazo a toda
forma de discriminación contra los ciudadanos afrodescendientes.
b. La población argentina de origen africana ha sido históricamente
invisibilizada por los dispositivos culturales y mediáticos preponderantes,
habiéndose construido y diseminado el mito de que la Argentina no poseía
ciudadanos de raza negra por haber sido extinguidos éstos en la “epidemia
de la fiebre amarilla” o “en la guerra del Paraguay”. Los periodistas tienen
el deber de desarticular ese mito, procurando poner en conocimiento del
conjunto de la población la activa presencia de los más de 150.000
ciudadanos argentinos que son afrodescendientes (INDEC, Censo 2010), y
de los más de 10.000 inmigrantes africanos que se radicaron en el país a
partir del año 2000, realizando numerosos aportes culturales, sociales y
productivos que enriquecen integralmente a la Argentina.
c. Los periodistas tienen la obligación de evitar la transmisión de estereotipos
acerca de los afrodescendientes y de los inmigrantes de raza negra,
comprendiendo y difundiendo sus singularidades y valores como parte de
la diversidad nacional.
387
c. De acuerdo al Mapa Nacional de la Discriminación de la República
Argentina, que elabora el INADI, la condición socioeconómica es la
principal causa de discriminación en el país (INADI, 2014). Los periodistas
deben conocer e incorporar esta problemática, elaborando dispositivos de
comunicación que la pongan en disputa, para disminuir así su influencia en
la opinión pública. No hacerlo configura una grave falta a la ética de la
profesión.
i. Discapacidad motora
ii. Discapacidad sensorial auditiva
iii. Discapacidad sensorial visual
iv. Discapacidad visceral
v. Discapacidad mental
388
promoviendo su plena inclusión, centrándose siempre en la persona y no
en su discapacidad. Los periodistas deben tomar conocimiento y poner en
conocimiento al conjunto de la población que
389
Persona con discapacidad física o motora
Persona con síndrome de Down
Persona con discapacidad visual
Persona con pérdida auditiva
Persona sorda
Art. 39 Xenofobia
a. Los periodistas deben rechazar y denunciar toda forma de xenofobia.
b. Se entiende por xenofobia a toda postura que promueve hostilidad,
exclusión, rechazo y odio al extranjero.
c. La xenofobia “comparte los mecanismos discriminatorios que caracterizan
al racismo: las características socioculturales a partir de rasgos físicos y
culturales sobre los que se construyen los prejuicios que crean el miedo y
la sensación de amenaza” (INADI, 2016).
d. En el caso de la República Argentina, los colectivos de migrantes que
reciben mayor índices de xenofobia son los ciudadanos provenientes de
Bolivia, Perú, Paraguay, Chile y China. A su vez, a partir del año 2017, el
INADI ha registrado numerosas denuncias de discriminación xenófoba
contra inmigrantes de origen venezolano. Es deber de los periodistas
rechazar y poner en conocimiento del conjunto de la población todo acto
que implique algún tipo de discriminación por xenofobia.
e. Representan casos de xenofobia los siguientes hechos que forman parte
del inconsciente colectivo argentino y que los periodistas tienen el deber
de rechazar, denunciar y desarticular:
390
iii. Vincular a la inmigración proveniente de Colombia con el
crimen organizado y el problema del narcotráfico.
iv. Señalar a los inmigrantes como “ilegales”. No existen las
personas ilegales, sino que existen personas en situación de
irregularidad migratoria, cuestión que de ningún modo afecta
sus derechos personalísimos ni su derecho constitucional a
habitar el suelo argentino.
v. Utilizar la referencia a una nacionalidad para describir algún
tipo de conducta, característica u oficio, como, por ejemplo,
utilizar la palabra “gallego” como sinónimo de “bruto”, “tano”
(italiano) como sinónimo de “embaucador” o “embustero”,
“paraguayo” como sinónimo de obrero de la construcción,
“boliviano” como sinónimo de “quintero” o utilizar el
neologismo “mejicanear” o “mexicanear” como sinónimo de
“robar” o de “traicionar la confianza de otros ladrones”.
vi. Relacionar la problemática del déficit en la educación o en la
salud públicas a la presencia de inmigrantes en el país.
Art. 40 El nacionalismo
a. Los periodistas deben, en el ejercicio de su profesión, rechazar toda forma
de nacionalismo que perciba y exalte a la identidad nacional como un
“ideal” en contraposición a otras nacionalidades. Entender a “lo nacional”
como “lo positivo” y “deseable” implica entender a “lo extranjero” como
“lo negativo” o “rechazable”.
391
b. Los periodistas deben rechazar la exaltación del discurso y la simbología
nacionalistas, promoviendo, por el contrario, la interrelación entre
identidades nacionales. La construcción del “relato patriótico” en la
Argentina se sustenta en la división maniqueísta de la sociedad, en donde
los “buenos” son los simbolizados como “patriotas” que defienden el valor
o la comunidad “nacional”, mientras que los “malos” son representados
con conceptos ampliamente difundidos por el nacionalismo como
“entreguistas”, “vendepatria” o “cipayos”.
c. Los periodistas deben abogar por desarticular los discursos maniqueístas
de corte nacionalista, procurando divorciar cualquier referencia a una
determinada identidad nacional con aspectos, saberes o caracteres
positivos o negativos. El deber de los periodistas, en función del desarrollo
de la nación, pasa por realizar su aporte a la vida democrática
promoviendo la diversidad y la pluralidad de voces independientemente de
las identidades nacionales.
392
Art. 42 Personas en situación de vulnerabilidad social
a. Los periodistas deben respetar, fomentar y hacer conocer los derechos de
las personas con necesidades básicas insatisfechas y/o que viven en
contextos vulnerados.
b. De acuerdo a un estudio del INADI (2014), el 85% de las personas en la
Argentina reconoce que existe una visible discriminación hacia las
“personas pobres” y/o que viven en situación de vulnerabilidad social. Los
periodistas tienen la responsabilidad de realizar su aporte, a través de la
construcción de un discurso inclusivo, para que el conjunto de la población
tome conciencia de la situación, se sensibilice ante ésta, evite todo clase de
estigmatización de las personas que viven en situación de vulnerabilidad, y
eleve la voz y concrete acciones en defensa de una sociedad sin excluidos.
393
de destino; una vez allí, la relación entre ambos termina (Ayuda en Acción,
2018).
c. Por trata de personas se entiende al proceso que implica el ofrecimiento, la
captación, el traslado, la recepción o acogida de personas con fines de
explotación laboral o sexual, ya sea dentro del territorio nacional como
desde o hacia otros países. La Ley 26.842 establece que el consentimiento
dado por la víctima de trata no implica que se les quite la responsabilidad
penal, civil o administrativa a los autores, partícipes cooperadores o
instigadores de este delito (Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata
de Personas, 2018).
d. La Argentina, por su amplio espacio fronterizo, es un país vulnerable a que
se produzcan escenarios de tráfico y trata de personas. Entre 2016 y 2018,
según los datos del Sistema Integrado de Información Criminal del Delito
de Trata de Personas, fueron identificadas como posibles víctimas de
explotación sexual 693 personas. En el mismo período las víctimas de
explotación laboral liberadas fueron 1.605. Los periodistas deben dar
cuenta de esta situación, a los efectos de que estas graves violaciones
contra la dignidad de los seres humanos formen parte habitual de la
agenda pública.
e. Los periodistas deben seguir las recomendaciones del Comité Ejecutivo
para la Lucha contra la Trata de Personas, que se adjuntan en el Anexo de
este código (apartado 4.2).
394
c. Los periodistas tienen la responsabilidad de conocer las características
legales y prácticas del proceso de adopción en la Argentina, denunciando
incumplimientos o insuficiencias cuando los hubiera, y protegiendo, en
todos los casos, los derechos de los niños y de los padres.
d. Los periodistas tienen la obligación de estar en conocimiento de los
distintos aspectos que se deben tener en cuenta durante el proceso de
adopción de menores, que se adjuntan en el Anexo de este código
(apartado 4.3).
395
social, mensajería instantánea o páginas web. Este tipo de
situaciones tiene características propias:
396
Art. 47 Autodeterminación de los pueblos
a. Los periodistas deben respetar el principio democrático de
autodeterminación de los pueblos, consagrado por las Naciones Unidas en
1960 a través de la Resolución 1514, que proclama:
397
las lenguas pertenecientes a las familias mataguaya, guaycurú, lule-vilela,
chon, quechua, charrúa y lenguas aisladas como el mapudungun.
c. Al mismo tiempo, los periodistas, a la hora de realizar sus coberturas o
publicaciones, deben respetar también la utilización de la lengua materna
para los nuevos colectivos de inmigrantes, como son los ciudadanos de
origen chino, sirio, francés-haitiano o senegalés (wolof), entre otros.
398
b. Los periodistas profesionales entienden al denominado periodismo
ciudadano como un fenómeno de la comunicación moderna, al que cabe
darle el mismo tratamiento que al resto de las fuentes de información.
c. Para los periodistas profesionales, aquellas informaciones que hayan
llegado a su conocimiento a través de sitios web, perfiles en redes sociales,
blogs, y otros canales de difusión utilizados por quienes ejercen la
comunicación de forma amateur o vocacional, deben obtener el mismo
tratamiento que aquellas surgidas de otras fuentes de información. Es
decir, los periodistas profesionales deben aplicar los mismos principios de
verificación y contrastación que utilizan cuando se vinculan con fuentes
tradicionales y que fueron detallados en el Art. 6 de este código.
d. Ante el incesante progreso digital que permite la adulteración de imágenes
fotográficas, videos o audios, los periodistas profesionales tienen la
obligación de poner en duda a toda información que se hubiera dado a
conocer a través de las redes sociales o de medios no tradicionales, incluso
cuando esas informaciones ya hubieran iniciado un proceso de viralización
o hubieses sido publicadas por medios de comunicación tradicionales. Los
periodistas no deben publicar informaciones, imágenes, fotografías o
audios provenientes de las redes sociales o de periodistas ciudadanos sin
haber acudido al principio de doble verificación al que hace referencia el
Art. 6 de este código deontológico.
e. Los periodistas deben, siempre, citar el origen de una información que,
previa contrastación, hayan publicado y que hubiera surgido del universo
de las redes sociales o de periodistas ciudadanos.
f. Los periodistas profesionales deben prestar particular atención a las
denominadas fake news que utilizan a las redes sociales o a las empresas
de mensajería instantánea (como WhatsApp o Telegram) como camino de
viralización, y que se publican bajo la forma de noticia publicada en un
medio tradicional. Es deber de los periodistas denunciar públicamente la
presencia de las fake news y ponerlas en conocimiento de los equipos de
dirección y edición de las redes sociales o de las empresas de mensajería
instantánea.
399
g. Los periodistas profesionales tienen el deber de avanzar en una
comprensión integral de la naturaleza del periodismo ciudadano así como
de su impacto en la opinión pública. Para ello, es aconsejable seguir las
recomendaciones compiladas por el International Center for Journalists,
que postulan:
400
v. [El periodismo ciudadano] es un periodismo que puede hacer
cualquiera persona con ayuda de la tecnología digital. El trabajo
periodístico [profesional] es más exigente que eso. Se trata de
hacer entender; no basta que los receptores vean y oigan las
noticias, además deben entender y al entender, participar y
crear. (Restrepo y Botello, 2018, pp. 22-23)
401
i. Respeto integral por la independencia profesional, entendida
como el sistema de creencias, ideas y opiniones.
ii. Reconocimiento del derecho de los periodistas a convocar la
cláusula de conciencia, de acuerdo a las condiciones
especificadas en el Art. 5 de este código.
iii. Condiciones de trabajo satisfactorias para el desempeño y el
desarrollo profesionales, en donde estén incluidos los
beneficios del sistema de protección social que prevé la
legislación laboral, así como la buena fe para la estipulación de
la pauta salarial.
402
pertenencias político-partidarias, a fin de que éste otorgue cobertura
integral (laboral, legal y social) para los profesionales de la comunicación, y
bajo cuya responsabilidad se encuentre la creación de un Consejo de
Prensa que disponga la elaboración y la aplicación de instrumentos
deontológicos de autorregulación que busquen elevar el estándar ético de
la profesión periodística en la Argentina.
4. ANEXO
403
consecuencia directa de la denuncia. Es importante transmitir
con claridad que el único responsable es el victimario, no la
denunciante. De lo contrario, las víctimas de violencia no se
animan a buscar ayuda.
iv. No entronizar el relato del episodio individual, personal y
aislado, teñido de matices sensacionalistas y evitar los detalles
escabrosos, las descripciones morbosas y todo otro tipo de
elementos o utilización de recursos que pudieran configurar un
tratamiento sensacionalista, desde la musicalización hasta las
reconstrucciones o infografías.
404
(secretaria / enfermera / maestra jardinera / ama de
casa) o de varones (gerente / médico / profesor / albañil).
g. Adjudicar características especificas del “ser mujer”:
débil, emocional, manipulable, celosa, histérica,
chismosa, irracional, natural, etc.
h. Revictimizar a la persona que fue víctima de violencia. El
discurso que se pregunta qué hizo la víctima para ser
agredida.
405
c. Privilegiar el uso de nominaciones neutras para referirse a
grupos específicos:
a. Tipos de violencia:
406
i. Física: la que se emplea contra el cuerpo de la mujer
produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y
cualquier otra forma de maltrato o agresión que afecte su
integridad física.
ii. Psicológica: la que causa daño emocional y disminución
de la autoestima o perjudica y perturba el pleno
desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus
acciones, comportamientos, creencias y decisiones,
mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción,
humillación, deshonra, descrédito, manipulación o
aislamiento.
iii. Sexual: cualquier acción que implique la vulneración en
todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de
la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida
sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso
de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro
del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de
parentesco, exista o no convivencia, así como la
prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso,
abuso sexual y trata de mujeres.
iv. Económica y patrimonial: la que se dirige a ocasionar un
menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales
de la mujer, a través de la perturbación de la posesión,
tenencia o propiedad de sus bienes, pérdida, sustracción,
destrucción, retención o distracción indebida de objetos,
instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes,
valores y derechos patrimoniales.
v. Simbólica: la que a través de patrones estereotipados,
mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca
dominación, desigualdad y discriminación en las
relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la
mujer en la sociedad.
407
b. Modalidades de violencia:
408
incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática
sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su
exclusión laboral.
iv. Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que
vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y
responsablemente el número de embarazos o el intervalo
entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673
de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable.
v. Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de
salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las
mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso
de medicalización y patologización de los procesos
naturales, de conformidad con la Ley 25.929.
vi. Violencia mediática: aquella publicación o difusión de
mensajes e imágenes estereotipados a través de
cualquier medio masivo de comunicación, que de manera
directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o
sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre,
humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como
así también la utilización de mujeres, adolescentes y
niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando
la desigualdad de trato o construya patrones
socioculturales reproductores de la desigualdad o
generadores de violencia contra las mujeres.
409
1) Situaciones en donde se pueden dar casos de Trata de
Personas:
410
4.3 Adopción de menores
a. ¿Qué es la adopción?
Es el sistema que les permite a las niñas, niños y adolescentes
tener una familia que les brinde afecto y cubra sus necesidades
materiales cuando no lo puede hacer su familia de origen.
b. ¿La persona adoptada tiene derecho a conocer su origen?
Sí. El adoptado con edad y madurez suficiente tiene derecho a
conocer el expediente de adopción y los datos sobre su
identidad y familia de origen.
c. Una persona adoptante, ¿debe comunicarle a la persona que
adoptó su origen?
Sí, en el expediente de adopción los adoptantes se
comprometen a comunicar al adoptado su origen.
d. ¿Existen distintos tipos de adopción?
Sí, la adopción puede ser plena o simple de acuerdo a lo que el
juez considere más conveniente para la niña, niño o
adolescente. El juez decide el tipo de vínculos que se
mantienen o se extinguen respecto de la familia de origen,
tanto en la adopción plena como en la simple. También existe
la adopción de integración que consiste en adoptar al hijo del
cónyuge o conviviente.
e. ¿Qué personas pueden adoptar?
Pueden adoptar:
Un matrimonio.
Ambos integrantes de una unión convivencial.
Una única persona soltera, viuda o divorciada.
f. ¿Pueden adoptar dos personas convivientes del mismo sexo?
411
Sí. Los matrimonios y los convivientes del mismo sexo pueden
adoptar.
g. ¿Qué requisitos se deben reunir para poder adoptar?
Tener 25 años de edad cumplidos.
Tener por lo menos 16 años más que el adoptado.
Esta diferencia de edad no es necesaria cuando se
adopta al hijo del cónyuge o conviviente.
Ser argentino o naturalizado.
Si se es extranjero, es necesario acreditar una
residencia en el país no menor a 5 años.
Estar inscripto en el Registro Único de Aspirantes a
Guarda con Fines Adoptivos que corresponda a tu
domicilio.
h. ¿Cuándo una niña, niño o adolescente está en situación de
adoptabilidad?
Una niña, niño o adolescente está en situación de adoptabilidad
cuando:
No se conoce quiénes son sus padres.
Sus padres fallecieron y no se encontraron
familiares de origen.
Los padres tomaron la decisión de que sea
adoptado después de los 45 días del nacimiento.
Las medidas para que vuelva con su familia de
origen no dieron resultado.
i. ¿Quién decide que una niña, niño o adolescente está en
situación de ser adoptabilidad?
El juez decide si la niña, niño o adolescente está en situación de
adoptabilidad.
j. ¿Es posible adoptar a una persona mayor de edad?
Sí, solamente cuando:
La persona que se quiere adoptar es el hijo del
cónyuge o conviviente.
412
Cuando quien desea adoptar acredita el trato
habitual a una persona como si hubiera sido su hijo
mientras éste fue menor de edad.
k. ¿Es posible adoptar a varias personas?
Sí, es posible adoptar a varias personas al mismo tiempo o en
diferentes momentos.
l. ¿Está en condiciones de adoptar una persona que ya tiene
hijos?
Sí. En ese casi, los hijos tienen derecho a ser oídos por el juez
de la adopción. Si ésta se concediera, todos los hijos adoptivos
y biológicos van a ser considerados hermanos entre sí.
413
Defensoría del Público (2016). Tratamiento de la violencia de género en la radio y la
televisión. Recuperado el 3 de noviembre de 2018 de
http://defensadelpublico.gob.ar/wp-
content/uploads/2016/08/tratamiento_de_la_violencia_de_genero_en_la_radio
_y_la_television_-_preguntas_frecuentes.pdf
INADI (2010). Buenas Prácticas en la Comunicación Pública. Pueblos Indígenes –
Originarios. Recuperado el 11 de noviembre de 2018 de
http://www.8300.com.ar/wp-
content/uploads/2010/05/INFORMES_INADI_SOBRE_PUEBLOS_ORIGINARIOS.pd
f
INADI (2014). Mapa Nacional de la Discriminación. Recuperado el 3 de marzo de 2019
de http://www.inadi.gob.ar/mapa-discriminacion/documentos/mapa-de-la-
discriminacion-segunda-edicion.pdf
INADI (2016). Racismo y xenofobia. Hacia una Argentina intercultural. Recuperado el
13 de enero de 2019 de http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-
content/uploads/2016/03/racismo-y-xenofobia-hacia-una-argentina-
intercultural.pdf
INADI (2017a). En relación a la lucha contra la violencia de género. Recuperado el 11
de noviembre de 2018 de http://www.inadi.gob.ar/2017/06/03/en-relacion-a-la-
lucha-contra-la-violencia-de-genero/
INADI (2017b). Accesibilidad e Inclusión de Personas con Discapacidad. Recuperado el
10 de enero de 2019 de http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-
content/uploads/2017/11/guia-discapacidad.pdf
INDEC (2010). Resultados del Censo 2010. Recuperado el 9 de marzo de 2019 de
https://www.indec.gov.ar/nivel4_default.asp?id_tema_1=2&id_tema_2=41&id_t
ema_3=135
Ministerio del Interior de la Nación (2016). Nueva Ley de Acceso a la Información
Pública. Recuperado el 6 de noviembre de 2018 de
https://www.argentina.gob.ar/accesoalainformacion/nuevaley
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018a). Hablemos de todo:
Bullying, ciberbullying, grooming y moving. Recuperado el 4 de marzo de 2019 de
https://www.hablemosdetodo.gob.ar/bullying/
414
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018b). Quiero adoptar.
Guía del programa Justicia Cerca del Ministerio de Justicia de la Nación
argentina. Recuperado el 26 de febrero de 2019 de
https://www.argentina.gob.ar/justiciacerca/quiero-adoptar
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018c). Violencia de
Género. Tipos y modalidades de violencia. Recuperado el 2 de marzo de 2019 de
http://www.jus.gob.ar/areas-tematicas/violencia-de-genero/tipos-y-
modalidades-de-violencia.aspx
ONU (2018). Día Internacional de las Personas de Edad. Recuperado el 2 de febrero
de 2019 de http://www.un.org/es/events/olderpersonsday/
Restrepo, J. D. y Botello, L. M. (2018). Manual sobre ética periodística en la era
digital. Washington: International Center for Journalists.
415
7. CONCLUSIONES
416
En esta investigación llegamos a la conclusión de que es necesario que el
periodismo supere el debate de regulación —estatal, de mercado o combinada— o
autorregulación. Para los profesionales, el desafío pasa por autorregularse elaborando
un conjunto de instrumentos prácticos y deontológicos destinados a elevar sus
estándares de calidad. Si existiera una regulación externa a la profesión, ésta de
ninguna forma debiera afectar la independencia de los periodistas. Ello será posible
sólo si los periodistas cuentan con herramientas consolidadas de autorregulación que
enmarquen el ejercicio de su profesión, como lo es un código deontológico.
En segundo lugar, nuestro trabajo pone sobre la mesa un conjunto de discusiones
acerca de la propia naturaleza del periodismo, que comienzan con la controversia
sobre si se trata de una disciplina que constituye un oficio o una profesión. Este
debate, saldado en la mayor parte de los países del hemisferio norte, no ha logrado
aún ser resuelto en Latinoamérica en general y en la Argentina en particular. La
discusión dispara una serie de temáticas que también hemos tratado aquí, como la
exigencia o no de titulación para el ejercicio de la profesión o la pertinencia de la
colegiación.
Desde nuestra perspectiva, esta tesis realiza un aporte específico para el caso
argentino y latinoamericano al demostrar los beneficios de avanzar en la
profesionalización de la actividad, para la cual se hace necesaria la presencia de
instrumentos de autorregulación que determinen buenas prácticas y modos de
actuación para los profesionales. Ello, a la par de mejorar los niveles de libertad de
expresión y de confianza de la sociedad en sus periodistas, tiende a un construir un
escenario de mayor autonomía y estabilidad para los profesionales.
Respecto de la exigencia de contar con un título universitario para estar habilitado
a ejercer la profesión, que tendría como correlato la obligatoriedad de la colegiación,
la conclusión a la que hemos llegado en nuestro trabajo es que, en los casos argentino
y latinoamericano, la cuestión debe ser tratada como un proceso. Nuestro trabajo de
campo ha demostrado que, en el caso argentino, apenas tres de cada diez periodistas
cuentan con un título universitario. Si se estableciera la obligatoriedad de forma
inmediata y compulsiva, quedarían fuera del mercado laboral casi el 70% de los
periodistas. Por ello, en una primera instancia, nos parece pertinente avanzar en la
creación de un esquema flexible de colegiación en donde, como establecen algunos
417
colegios de la región, el no contar un título universitario puede ser sustituido por una
determinada cantidad de años en el ejercicio de la profesión. En este trabajo hemos
demostrado la conveniencia de la colegiación como marco general autorregulatorio,
puesto que se trata de una institución que, además de operar en defensa de la
autonomía de los profesionales, cuenta con la capacidad de disponer de un conjunto
de normas deontológicas y profesionales orientadas a elevar los estándares de calidad
del periodismo.
En tercer término, hemos abordado en nuestro trabajo el debate acerca de la
naturaleza y la utilidad de los códigos deontológicos. A partir de la discusión y la
perspectiva de distintos autores, arribamos a la conclusión —y así lo hemos
demostrado— de que se trata de instrumentos decididamente útiles para el ejercicio
de la profesión periodística, fundamentalmente cuando se trata de dispositivos de
autorregulación actualizados a la luz de la transformaciones sociales y tecnológicas,
orientados a la praxis y siempre que hayan sido elaborados como guías de conducta
para la labor cotidiana de los profesionales. El código deontológico que en esta tesis
hemos propuesto para el caso argentino persigue esos objetivos.
Además, nuestra investigación empírica sobre los periodistas argentinos
demuestra que, en una amplia mayoría, consideran a los códigos deontológicos como
herramientas útiles para su desempeño profesional. En este trabajo, entendemos,
hemos demostrado que los códigos, aún sin ser dispositivos omnipotentes que
pueden, por sí solos, solucionar la totalidad de los problemas deontológicos de la
profesión, son instrumentos operativos y necesarios para un ejercicio del periodismo
de calidad, basado en sus principios fundamentales. Los códigos, naturalmente, deben
ser entendidos y elaborados como herramientas de autorregulación y de ningún modo
pueden ser impuestos desde fuera de la profesión, puesto que ello constituiría un tipo
de regulación externa que podría derivar en una merma de la libertad de expresión y
de la independencia de los periodistas. Son los propios periodistas quienes
voluntariamente deben autorregularse a los ojos de sus principios deontológicos.
En nuestra investigación hemos discutido también acerca de la ética de la empresa
periodística. Si bien diversos autores son favorables a que el cumplimiento de los
códigos deontológicos de la profesión sea exigible también a las empresas o
instituciones propietarias de medios de comunicación, en nuestra mirada esa
418
perspectiva es incompatible con la idea de los códigos entendidos como herramientas
de autorregulación. Es decir: si sostenemos que los códigos son instrumentos de
autorregulación, su cumplimiento puede ser sólo exigido a los propios profesionales.
Sin embargo, nuestro trabajo ha demostrado, a través del ejemplo del caso
argentino, la necesidad de que la empresa de comunicación abrace también una
perspectiva deontológica sustentada en el rol social del periodismo. Cuando la
empresa pone por delante sus objetivos comerciales a la ética de la profesión, se
vulnera el derecho ciudadano a la información. En nuestra investigación hemos
visibilizado esta situación, al exponer distintos ejemplos de medios de comunicación
argentinos que enmascaran como material informativo el contenido publicitario o, lo
que es peor aún, la propaganda política, con el objetivo de engañar al público,
mejorando así su capacidad comercial. Cuando ello ocurre, la empresa produce un
daño social significativo, incumple con su rol de servicio y se emparenta al resto de las
empresas que sólo tienen objetivos o intereses comerciales.
Desde nuestra perspectiva, no está en las facultades de los periodistas
profesionales el imponer a las empresas el cumplimiento de su código deontológico.
Pero, como señalamos al discutir esta cuestión (apartado 2.2.6), el hecho de que los
periodistas cuenten con un código deontológico y se comprometan a cumplirlo sin
filtraciones, impondrá un estándar de calidad ético a las empresas. Si, en cumplimiento
de su código deontológico, los periodistas se niegan a participar de actividades
dispuestas por las empresas que colisionan con los principios éticos de la profesión —
como los ejemplos que hemos mostrado en este trabajo—, las compañías o
instituciones propietarias de los medios se verán impedidas de llevar adelante esas
acciones o quedarán con poco espacio para ejecutarlas, bajo el riesgo de que sus
propios periodistas las hagan públicas. En conclusión: el papel de los periodistas en
función de mejorar el desempeño ético de las empresas pasa por contar con un código
deontológico que opere como guía de conducta y por comprometerse a cumplirlo,
negándose a participar de cualquier hecho o actividad que entre en conflicto con los
principios de la profesión.
Por otro lado, en nuestra tesis nos hemos ocupado también de analizar la
conveniencia y utilidad de una institución de autorregulación como es el consejo de
prensa. Se trata de una discusión que está relacionada con la ética de la empresa
419
periodística ya que, en esta investigación, entendemos al consejo de prensa como una
institución que debe estar integrada por periodistas y editores pero también por
propietarios de medios. El consejo de prensa aporta diversas ventajas a la hora de
elevar los estándares de calidad deontológica del sistema periodístico, porque, a
diferencia de los colegios de periodistas —en donde no hay presencia de
propietarios—, posibilita que profesionales y empresarios se sienten a la misma mesa
para evaluar conductas éticas tanto de medios de comunicación como de trabajadores
de prensa. De esta manera, el consejo de prensa, además de contar con la capacidad
de visibilizar ante los responsables de las empresas periodísticas las distintas
situaciones en donde se ponen en juego los valores de la profesión, es un organismo
que se orienta a aumentar los índices de cumplimiento de los códigos de conducta.
El aporte de nuestro trabajo a esta discusión, orientado al caso argentino, pasa
por impulsar en nuestra propuesta aplicada la creación de un consejo de prensa
integrado por periodistas, editores y propietarios de medios, financiado
exclusivamente por la industria periodística, en donde integrantes de la sociedad civil
puedan participar como miembros consultivos pero no vinculantes, cuyo objetivo sea
el de elaborar y/o de hacer cumplir los distintos instrumentos deontológicos de
autorregulación.
Una temática que aquí hemos tratado, y que es poco conocida en América Latina y
más aún en la Argentina, es la de los sellos de calidad deontológica. En este sentido,
además de haber analizado su pertinencia y de haber dado cuenta de las
singularidades de dos de estos instrumentos que se encuentran vigentes en la
actualidad en España y en Catalunya, nuestra investigación propondrá para el caso
argentino (ver Divulgación del producto de la investigación en el apartado 7.6) la
creación del primer Observatorio de Ética Periodística, en cuya finalidad está, además
de la producción de informes sobre el estatus deontológico del sistema periodístico, la
elaboración de un sello de calidad. Desde nuestro punto de vista, la presencia de un
dispositivo de estas características en un escenario como el argentino, en donde no
existen ni la colegiación ni un código deontológico con reconocimiento general,
constituirá un aporte significativo en aras de mejorar la calidad deontológica del
ejercicio periodístico.
420
Este tipo de sellos, como hemos expuesto en esta tesis, tienden a poner en
marcha una estructura virtuosa a partir de la cual los medios de comunicación que
reciben el reconocimiento se transforman en espejos o modelos para aquellos que aún
no lo han conseguido. Su éxito depende, una vez logrado que el público conozca de su
existencia, tanto de la legitimidad como del profesionalismo de la institución que los
crea y otorga, y por ello nuestro aporte para el caso argentino pasa por ubicar esta
herramienta en el marco de un observatorio que funcione dentro de una universidad.
Junto con las temáticas que acabamos de presentar, el marco teórico-conceptual
de nuestra investigación aporta una actualización de debates tradicionales como los de
la objetividad, el defensor del público, el tratamiento de las fuentes de la información,
el derecho a réplica y rectificación y la cláusula de conciencia. Pero el conjunto de
estas discusiones está atravesado por la necesidad de ponerlas en contacto con el
proceso de digitalización, que ha transformado —y sigue transformando— buena
parte de las prácticas profesionales de los periodistas.
En este campo, nuestra tesis establece un aporte concreto al proponer un análisis
crítico de la deontología en el área del periodismo digital, incorporando nuevas
temáticas y debates, como quién puede ser considerado periodista profesional en la
actualidad; el tratamiento de la información originada a partir de instrumentos
tecnológicos como cámaras de seguridad o audios, textos, fotografías o vídeos que se
transmiten a través de los servicios de mensajería instantánea; los foros de opinión en
el periodismo digital; y las particularidades de fenómenos en desarrollo como el
periodismo ciudadano.
En este sentido, nuestra investigación aporta una guía específica para un
tratamiento acorde a los principios deontológicos de esta nueva clase de fuentes de
información, así como del material que surge y se viraliza a través de las redes sociales
y de los sitios creados por los llamados periodistas ciudadanos. Problemáticas como la
legitimidad del uso de la información que se origina en los flujos de comunicación no
tradicionales ni profesionales, así como los renovados límites que surgen de los
derechos a la intimidad y a la privacidad, requieren de una discusión que se ubica en el
universo conceptual de la comunicación periodística. Desde nuestra perspectiva, esta
tesis constituye una aportación a esa discusión y una propuesta de redefinición de las
temáticas que, en el futuro, deben ser integradas al campo de estudio.
421
En síntesis: en este capítulo de nuestra tesis hemos realizado un aporte, por un
lado —y mirado el carácter aplicado de nuestra investigación— al demostrar la
pertinencia y la utilidad de los códigos deontológicos. Pero, por el otro, hemos
exhibido que el campo teórico de la deontología periodística es dinámico, que se
encuentra en estado de discusión y que requiere del inicio de un proceso de
regeneración que le permita incorporar definitivamente los nuevos desafíos que
afectan a la profesión.
422
escenario se construyó a partir de una legislación originada en la última dictadura
militar y ya nunca se modificó.
La LSCA, elaborada a partir del trabajo de un grupo de expertos y actores
comunicacionales de la sociedad civil nucleados en la Coalición por una Radiodifusión
Democrática (CDR), fue originalmente un intento que buscaba democratizar el
espectro, pero falló a partir de que la ley fue tomada por el gobierno de la entonces
presidenta Cristina Kirchner como espada para desarticular el Grupo Clarín.
Nuestra investigación aporta un análisis que contrapone cuatro instancias
vinculadas a la LSCA:
Otro aspecto del que nos ocupamos en el marco referencial de nuestro trabajo es
el debate que se generó en la Argentina a partir de la idea del “periodismo militante”
como contraposición al “periodismo independiente”. Nuestra tesis permite visibilizar
esa discusión, que terminó por derrumbar la confianza de la sociedad en sus
periodistas y en sus medios, tal como se demuestra en nuestro trabajo de campo
acerca de la credibilidad de la prensa argentina.
Por otra parte, este capítulo de nuestra investigación 20 desafíos deontológicos
específicos para el caso argentino, que son el resultado de un análisis sobre distintas
problemáticas que se registran en la cotidianeidad nacional y que requieren de los
423
periodistas un tratamiento particularmente vinculado a los valores de la profesión.
Entre ellos, aparecen dos retos que hemos abordado particularmente: el tratamiento
de los pueblos originarios y el abordaje mediático de la violencia machista contra la
mujer. En ambos casos, hemos aportado ejemplos que permiten visibilizar las
dificultades que, hoy, afectan a los periodistas al momento de tratar estas
problemáticas y, fundamentalmente, hemos presentado una serie de guías de buenas
prácticas en relación a los pueblos originarios y a la violencia contra la mujer, que
fueron incorporadas a nuestra propuesta de código deontológico.
Desde nuestra perspectiva, el marco referencial de esta tesis, en conjunto con
nuestra serie de trabajos empíricos, constituye un aporte específico que permite
avanzar en una comprensión actual, integral y profunda de la práctica del periodismo
en la Argentina, y que opera como contexto para la elaboración de nuestra propuesta
aplicada.
424
la singularidad latinoamericana. Esas 60 categorías son el resultado de haber
establecido previamente una vinculación entre la coyuntura latinoamericana en
general y argentina en particular con aquellos desafíos que, en la perspectiva de
nuestra investigación, ya forman parte o deben ser integradas a las normativas
deontológicas de los periodistas en la región.
Tras establecer las 60 categorías, aplicamos el tesaurus a los 19 códigos regionales
seleccionados, a los que sumamos otros tres códigos transnacionales (Consejo de
Europa, FIP y Unesco) de particular interés para esta investigación. Allí, produjimos
como resultado un vasto y hasta ahora inédito material de análisis a partir de las
presencias y ausencias de las categorías en los distintos códigos, que de ningún modo
se agota en esta investigación. Por último, aportamos un análisis crítico y comparado
de las 25 categorías más relevantes en función de la elaboración de nuestra propuesta
aplicada para el caso argentino.
De esta manera, este capítulo de nuestra tesis produjo unos resultados que
exhiben el panorama general de la codificación deontológica en Latinoamérica. Esto
constituye un aporte concreto para que los periodistas profesionales de cada uno de
esos países, así como las instituciones, organizaciones o corporaciones que los
agrupan, puedan tomar conocimiento de la situación particular de sus códigos en
perspectiva comparada con el resto de las normativas de la región. Además, el
esquema por categorías que creamos para nuestro análisis comparado presenta una
estructura que resulta aplicable a otros contextos en los que se pretenda obtener una
mirada contrastada de códigos deontológicos periodísticos.
Al mismo tiempo, la estructura comparativa que aquí creamos especifica las 60
categorías más importantes para el ejercicio del periodismo en la actualidad
latinoamericana. Ellas constituyen un aporte para futuros análisis de la situación de
una o de varias de las problemáticas deontológicas en países en donde el periodismo
se encuentra en una situación de crisis de confianza o de falta de credibilidad.
Por último, nuestro estudio incorpora a la estructura de análisis comparado del
campo de la deontología una serie de categorías novedosas vinculadas a las
transformaciones sociales y a los cambios profesionales que devienen del progreso
tecnológico. La mayor parte de esas nuevas categorías no forman parte aún de
prácticamente ninguna normativa de la región.
425
En síntesis: la selección y recolección de los códigos latinoamericanos, así como la
elaboración del tesaurus con las 60 categorías de análisis, constituyen un punto de
partida para, desde la investigación, contribuir a elevar los estándares deontológicos
del periodismo en la región. Ello, entendemos, redundará en un proceso virtuoso que
contribuirá a recuperar los niveles de credibilidad de la profesión.
426
De esta forma, decidimos realizar el estudio en forma conjunta con Demos
Consulting. Por nuestra parte, quedamos a cargo del diseño del trabajo de campo, de
la confección del cuestionario y del análisis de los datos. Además, acordamos con la
consultora que tanto los datos crudos del estudio, así como las conclusiones serían de
uso exclusivo para nuestra investigación hasta que nosotros los hiciéramos públicos.
Así, la consultora configuró una muestra nacional de 800 casos, respetando la
distribución de los habitantes, la estructura social y las cuotas de edad y sexo de la
población. Además, realizó la codificación del cuestionario y procedió a la toma de
datos a través del sistema IVR.
Para la confección del cuestionario, nos propusimos tres objetivos fundamentales:
427
resultados nos permiten advertir que tanto la preferencia por los medios digitales
como sus niveles de confianza van creciendo cuanto más joven es la población
estudiada, ya que el 62% de los menores de 30 años y el 50% de los menores de 50 ya
eligen informarse a través de medios digitales. Estos datos, junto con el resto de los
que presentamos en el estudio —y que analizamos en el apartado 5.2.1— constituyen
un aporte significativo para el campo de estudio del periodismo en la Argentina.
La segunda parte de nuestra investigación empírica estuvo orientada a conocer la
percepción deontológica del conjunto de actores de la profesión periodística
argentina. Es decir, de los periodistas, los editores y los propietarios de medios de
comunicación. Para ello, realizamos dos trabajos de campo en forma paralela. En el
primero, estudiamos al universo de los periodistas. Este trabajo, como ya
comentamos, nos propuso una limitación a la hora de construir la muestra: no existen
datos acerca de la cantidad de personas que ejercen el periodismo en la Argentina. La
manera que encontramos de sortear este obstáculo, entendemos, constituye el primer
aporte de este estudio: construimos la muestra a partir del universo de trabajadores
del campo de la comunicación que proporciona el INDEC con datos del Censo Nacional
2010, a los que accedimos a través de la técnica conocida como bola de nieve, hecho
que también configura una novedad para este tipo de estudios.
Para el trabajo de campo acerca de los editores y dueños de medios, la limitación
fue de características similares: no hay datos confiables ni registrados acerca de la
cantidad de medios de comunicación que existen en el país. Como nos ocurrió con los
periodistas, enfrentamos esta limitación construyendo un universo a partir del Mapa
de Medios de FOPEA, que concentra en 786 medios los mayores niveles de audiencia y
reparto publicitario. De esta manea, construimos una muestra representativa y
abordamos el estudio respetando cuotas de editores y propietarios.
Si bien realizamos un análisis pormenorizado y comparado de ambas
investigaciones en el apartado 5.3.3, nos parece pertinente sintetizar aquí las tres
aportaciones más significativas:
428
pero apenas el 5% de los periodistas y el 7% de los editores y dueños
dicen tener a disposición un código para el ejercicio de su profesión.
ii. Existen diferencias destacables a la hora de analizar el problema de la
falta de ética profesional. Mientras que casi la totalidad de los
periodistas (97%) la menciona como la problemática fundamental
para el ejercicio de su profesión, apenas el 16% de los propietarios la
señala como un problema. Los editores, en este caso, se ubican
mucho más cerca de los periodistas que de los dueños: el 83% la
considera importante, aunque la ubica en el tercer lugar entre las
problemáticas. Este dato nos permite concluir que, ante todo, la
cuestión deontológica representa un problema para los integrantes
de la redacción y de los sitios de producción de la información. El
aporte principal de esta tesis está dado por nuestra propuesta
aplicada: la elaboración de un código deontológico para la Argentina.
Nuestro código, justamente, aspira a transformase en una guía de
conducta para los integrantes de la redacción, es decir, para los que
ejercen el periodismo profesional. De esta forma, nuestra serie de
estudios empíricos sobre la percepción deontológica del sistema
periodístico nacional confirma la necesidad de edificar instrumentos
de autorregulación que se orienten a enfrentar la principal
problemática que reconocen los periodistas, es decir, la falta de ética
profesional.
iii. La aplicación de un código deontológico para el ejercicio de la
profesión periodística en la Argentina enfrentará la resistencia de los
propietarios de los medios de comunicación. En nuestra investigación
empírica queda demostrado que el 90% de los dueños de las
empresas periodísticas, a la par de tener una mirada negativa
respecto de la creación y aplicación de un código por parte de los
periodistas, está decidido a resistir incluso judicialmente la presencia
de ese código en sus empresas. Por lo tanto, la tarea que los
periodistas profesionales tienen por delante no sólo pasa por contar
con un código deontológico que proporcione respuestas a la
429
problemática de la falta de ética profesional, sino que también
deberán enfrentarse a la resistencia de sus empleadores. Esta
situación nos llevó a incorporar en el código que proponemos un
artículo vinculado a los alcances de esta herramienta deontológica de
autorregulación, instando a los periodistas a impulsar la creación de
un organismo colegiado que opere en defensa de la autonomía de los
profesionales y que, a su vez, instaure un consejo de prensa que
apueste a garantizar el cumplimiento de la normativa. La resistencia
declarada de los propietarios a la aplicación de un código nos orientó
también a proponer la creación de un sello de calidad deontológica
como un dispositivo que aproxime a las empresas a trabajar con
estándares éticos elevados, a los efectos de no quedar expuestos
ante un público que, como vimos, descree de los medios y de los
periodistas.
430
debía edificarse a partir de la perspectiva deontológica general que los propios
periodistas aportaron en nuestro trabajo de campo. Esto nos llevó, primero, a crear
una tipología de códigos deontológicos con el objetivo de que ésta actúe como un
respaldo conceptual al instrumento que íbamos a crear. En esa tipología, que
describimos en el apartado 5.1.1, definimos como códigos orientados a la praxis a
aquellos que, tras presentar los valores de la profesión, configuran guías deontológicas
de conducta para el trabajo de los periodistas, contemplando las problemáticas y
singularidades más importantes del ámbito social de desempeño del profesional.
Luego, debimos definir qué tipo de problemáticas íbamos a incorporar en nuestra
propuesta de código deontológico. Allí, resolvimos realizar un aporte amplio al incluir,
en forma explícita o implícita, las 60 categorías que dispusimos en el tesaurus. A la
hora de redactar el articulado, dimos prioridad a los que enumeramos como los veinte
desafíos específicos para el caso argentino, que presentamos en el apartado 3.2 de
esta tesis. Para el abordaje de las problemáticas más relevantes como la violencia
machista contra la mujer; los pueblos originarios; el acoso personal o el que se
produce a través de las redes sociales; la trata de personas; la discriminación en
cualquiera de sus formas; y la adopción de menores, aportamos guías de buenas
prácticas elaboradas por organismos especializados, que fueron incorporadas en el
propio articulado o en el anexo del código deontológico. Por último, cuando nos
preguntamos qué formato de articulado íbamos a disponer, optamos por seguir un
esquema que privilegió que los artículos fueran precisos, instructivos e imperativos.
Por otro lado, tras su elaboración, nos hicimos algunos interrogantes sobre si el
código que presentamos resultará o no de utilidad para el ejercicio periodístico fuera
de la Argentina. Es decir: ¿posee nuestro instrumento las condiciones y
potencialidades como para convertirse también en una referencia deontológica para
los periodistas profesionales de otros países? Desde nuestra perspectiva, sí.
Entendemos que tanto el resultado de la investigación como el proceso de
construcción del código constituyen aportaciones para la ética periodística de los
países que sí cuentan con un código deontológico, especialmente en la región
latinoamericana. Justificaremos nuestra respuesta en que nuestro código:
431
i. Incorpora temáticas que, hasta el momento, no están incluidas o
aparecen mencionadas superficialmente en los códigos
deontológicos latinoamericanos.
ii. Presenta una guía específica de conducta para que los periodistas
realicen un abordaje deontológico de problemáticas de alta
complejidad (trata de personas, violencia machista contra la mujer,
perspectiva de género, racismo, discriminación socioeconómica y
religiosa, xenofobia, corrupción, personas con discapacidad, adultos
mayores, nuevos derechos del niño, diversidad lingüística, adopción
de menores, etc.), que también están presentes en el conjunto de los
países de la región y en buena parte de los países de occidente.
iii. Desarrolla un trabajo específico para la cobertura de informaciones
que incluyan casos de violencia contra la mujer en cualquiera de sus
formas, una tragedia particularmente acuciante en Latinoamericana.
iv. Incorpora plenamente al universo de la codificación deontológica al
periodismo digital y orienta a los periodistas profesionales para la
instancia en que deban abordar aquellas informaciones —o el
material audiovisual— que se hayan originado en las nuevas formas
de comunicación, como el periodismo ciudadano o las redes sociales.
v. Presenta, para las problemáticas que así lo requieren, guías de
conducta que van más allá de la enumeración de principios o de
buenas intenciones. Entendemos que en ello reside la utilidad de un
código deontológico, y, como hemos visto aquí, buena parte de la
codificación latinoamericana se queda en la exposición de valores y
no orienta a los periodistas en su práctica profesional.
432
7.6 Divulgación del producto de la investigación
433
v. Organizado la Mesa sobre Ética Periodística en la Argentina en las II
Jornadas Abiertas de Comunicación Social “Universidad de San
Isidro”, exponiendo la ponencia: “La confianza en los medios y la
ética de los periodistas”. Las Jornadas se realizaron el viernes 2 de
noviembre de 2018 en la Universidad de San Isidro, bajo el título:
“Comunicación, tecnologías y modelos de negocios. Desafíos de una
profesión en transformación”.
434
vi. Acudir al IV Congreso Internacional de Estudios sobre Medios de
Comunicación: el futuro de la democracia en la era digital, que se
realizará del 26 al 28 de septiembre de 2019 en la Universidad de
Bonn (Alemania). Allí presentaremos la ponencia: “Hacia un nuevo
modelo de código deontológico periodístico”.
vii. Acudir al VI Congreso Internacional “Latina de Comunicación Social”,
que se realizará del 2 al 5 de diciembre de 2019 en la Universidad de
La Laguna, Tenerife (España).
viii. Crear el primer Observatorio de Ética Periodística de la Argentina. Se
trata de un observatorio integrado por los académicos del campo de
la comunicación que forman parte de las cátedras de ética
profesional de la Universidad de San Isidro, institución en donde se
anclará el proyecto. La idea del Observatorio, que tendrá como
principal referencia deontológica al código que surgió de esta
investigación, ya está en proceso de creación y su plan estratégico
prevé cuatro etapas:
435
Etapa 2 (2020):
a. Puesta en funcionamiento del Observatorio.
b. Producción de 4 informes anuales basados en la
casuística del sistema de medios de la Argentina.
c. Publicación periódica de los informes.
d. Ampliación del equipo de investigadores a
miembros externos a la universidad.
e. Presentación pública del Observatorio en eventos
académicos nacionales.
f. Búsqueda de financiamiento externo a la
universidad.
g. Finalización de la etapa: diciembre de 2020.
Etapa 3 (2021):
a. Publicación de la Memoria 2019-2020 con la
casuística y el modelo de trabajo del Observatorio.
b. Búsqueda de consolidación de financiamiento
externo a fin de garantizar la viabilidad del
Observatorio, independientemente de su anclaje en
la Universidad de San Isidro.
c. Internacionalización del proyecto a través de la
presentación del Observatorio en eventos
académicos fuera de la Argentina.
d. Creación de un Sello de Calidad y puesta en
conocimiento de los medios de comunicación, a fin
de obtener la adhesión del mayor número posible.
e. Finalización de la etapa: diciembre de 2021.
Etapa 4 (2022):
a. Publicación de la Memoria 2021.
b. Puesta en marcha del programa de Sello de Calidad.
c. Difusión de la emisión y de las características del
Sello a fin de obtener apoyo multilateral y el interés
436
por parte del público consumidor de los medios de
comunicación.
Las etapas 1 a 4 (2019-2022) del plan estratégico representan
los períodos fundacional y de afianzamiento del Observatorio y
de su dispositivo principal: el Sello de Calidad. Tras ese tiempo,
esperamos que tanto el Observatorio como sus informes y su
Sello puedan consolidarse en términos de financiamiento, y
obtengan altos niveles de interés por parte de los medios de
comunicación y, sobre todo, del público.
En síntesis, nuestra propuesta apuesta a crear un Observatorio
que:
a. Produzca y visibilice informes sólidos y creíbles
sobre la ética de los medios y de los periodistas en
la Argentina.
b. Sustente su trabajo en la casuística real.
c. Genere canales de vinculación e intercambio con la
audiencia.
d. Ponga en práctica un Sello de Calidad, cuya
referencia fundamental esté constituida por los
principios enmarcados en el código deontológico
que presentamos en esta tesis.
e. Opere como un factor de mejora continua del
estatus deontológico del periodismo en la
Argentina, contribuyendo así a elevar los niveles de
credibilidad y confianza por parte de la sociedad.
El producto de esta tesis abre tanto para nosotros como para otros investigadores
diversas líneas de trabajo:
437
i. Líneas de investigación en el ámbito teórico-conceptual.
438
b. Por otro lado, en esta tesis hemos presentado también un
estudio sobre la credibilidad de la prensa en la Argentina. De
allí, observamos distintas líneas de trabajo para la elaboración
de artículos, desde dar a conocer la situación general de la
confianza de la sociedad en el sistema periodístico hasta las
singularidades de la credibilidad de los distintos tipos de
medios y la percepción ciudadana acerca de la confianza en
los flujos digitales de comunicación.
439
iv. Líneas de investigación acerca de la utilidad y de los procesos de
actualización de los códigos.
440
mera enunciación de valores, sino que constituye una guía de conducta para la praxis
cotidiana de los profesionales de comunicación.
El desafío más importante que tenemos por delante es lograr la visibilidad que nos
propusimos en el apartado anterior. El primer paso es hacer conocer la existencia del
código entre los periodistas profesionales. De ellos dependerá, finalmente, la utilidad
concreta de este trabajo. El segundo, avanzar en la creación del primer Observatorio
sobre Ética Periodística. Para ambas instancias tenemos líneas de acción específicas y
calendarizadas.
En tiempos de transformaciones culturales, sociales y tecnológicas dinámicas e
incesantes, la investigación en el campo de la comunicación debe, desde nuestra
mirada, romper el cerco del universo teórico-conceptual y avanzar hacia un tipo de
investigación mixta, que contemple el carácter aplicado. Esta tesis, pensamos, es una
contribución en ese sentido. Al mismo tiempo, entendemos que la naturaleza práctica
de nuestra investigación contribuirá también al debate para avanzar hacia un mejor
ejercicio del periodismo profesional en la Argentina. Con ese objetivo comenzamos
nuestro trabajo. Modestamente, creemos haberlo conseguido.
441
8. REFERENCIAS
442
Arriagada, E. (2012). La alternativa del Ombudsman. Cuadernos de Información, Nº 7,
pp. 85-90.
Arroyas, E. (2009). La objetividad y la función democrática del periodismo.
Comunicación presentada al XI Congreso de la Sociedad Española de Periodística
“El Drama del Periodismo” (UCAM). Recuperado el 7 de octubre de 2018 de
http://www.academia.edu/2035998/La_objetividad_y_la_funci%C3%B3n_demo
cr%C3%A1tica_del_periodismo
Ayuda en Acción (2018). Diferencias entre trata y tráfico ilegal de personas.
Recuperado el 4 de marzo de 2019 de
https://ayudaenaccion.org/ong/blog/infancia/diferencias-trata-y-trafico-de-
personas/
Aznar, H. (1997). El debate en torno a la utilidad de los códigos deontológicos del
periodismo. Anàlisi, Nº 20, pp. 125-144.
Aznar, H. (1998a). La autorregulación de la información: entre el Estado y el mercado.
Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, 1. Recuperado el 06/10/2017 de
https://www.uv.es/cefd/1/Aznar.html
Aznar, H. (1998b). Cláusula de conciencia e información: de la ideología a la ética
profesional. Revista de Estudios Políticos, Nº 100, pp. 291-309.
Aznar, H. (1999a). Ética y periodismo. Códigos, estatutos y otros documentos de
autorregulación. Barcelona: Paidós.
Aznar, H. (1999b). Comunicación responsable. Deontología y autorregulación de los
medios. Barcelona: Ariel.
Aznar, H. (1999c). El ombudsman, como mecanismo de autorregulación. Revista
Latina de Comunicación Social, Nº 13. Recuperado el 11/01/17 de
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999c/145hugo.htm
Aznar, H. (2003). El periodismo como profesión: la contribución de la ética y los
códigos deontológicos. En C. Barrera, M. García y F. Martínez (eds.): La
comunicación: industria, conocimiento, profesión (pp.41-59). Madrid: Edipo.
Aznar, H. (2010). Por una teoría normativa de la comunicación: ¿más derecho, más
política, más ética? Dilemata, Nº 3, pp. 77-94.
443
Bamba Chavarría, (2011). El derecho profesional a la Cláusula de Conciencia
Periodística: Apuntes de regulación en Europa y América Latina. Nueva Época, Nº
7, pp. 1-11.
Barragán Solís, A. N. (2007). Ética del periodista: formación y práctica. Reencuentro.
Análisis de Problemas Universitarios, Nº 49, pp. 37-42. Recuperado el
02/02/2017 de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34004906
Barroso Asenjo, P. (1984). Códigos deontológicos de los medios de comunicación.
Madrid: Ediciones Paulinas.
Barroso Asenjo, P. y López, M. del M. (2009). La cláusula de conciencia en los códigos
de ética periodística: análisis comparativo. Signo y Pensamiento, Nº 28, pp. 124-
135.
Barroso Asenjo, P. (2011). Códigos de deontología periodística: análisis comparativo.
Universitas, Nº 15, pp. 141-176.
Bauso, M. (18 de septiembre de 2018). Lucila Frend y las sospechas eternas: el crimen
imperfecto que permanece impune. Infobae. Recuperado el 6 de enero de 2019
de https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2018/09/18/lucila-frend-y-las-
sospechas-eternas-el-crimen-imperfecto-que-permanece-impune/
BBC (2007). Directrices editoriales. Valores y Criterios de la BBC. Madrid: APM.
Becerra, M. y Mastrini, G. (2006). Periodistas y Magnates. Estructura y concentración
de las industrias culturales en América Latina. Buenos Aires: Prometeo.
Becerra, M. y Mastrini, G. (2007). La concentración mediática argentina: De eso no se
habla. Informe 2007 del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Buenos
Aires, Argentina.
Becerra, M. y Mastrini, G. (2009). Los dueños de la palabra. Buenos Aires: Prometeo.
Becerra, M. y Mastrini, G. (2016). Políticas de medios del kirchnerismo. Análisis de las
políticas de comunicación 2003-2015 y agenda pendiente. Análisis, Nº 13.
Recuperado el 8 de diciembre de 2018 de https://library.fes.de/pdf-
files/bueros/argentinien/12821.pdf
Bentham, J. (2008 [1836]). La deontología o ciencia de la moral. Valencia: Librería de
Hallen y Sobrinos.
444
Berganza Conde, M. R., Oller Alonso, M. y Meyer, K. (2010). Los roles periodísticos y
la objetividad en el periodismo político escrito suizo y español. Revista Latina de
Comunicación Social, Nº 65, pp. 488-502.
Bertrand, J.C. (2005). Introduction. Pacific Journalism Review, Nº 11, pp. 5-16.
Bettetini, G. Fumagalli. A. (2001). Lo que queda de los medios. Ideas para una ética de
la comunicación. Pamplona: EUNSA.
Biderman Núñez, J. (2015). Las redes sociales en el marco de la investigación de la
comunicación de masas. Ponencia presentada en el VIII ENDUC, mayo 2015,
Buenos Aires. Recuperado el 15 de junio de 2015 de
http://www.enduc.org.ar/enduc8/trabajosdcc.php?comisionelegida=19
Biderman Núñez, J. (30 de junio de 2017). La ética de los periodistas: el tiempo de un
nuevo contrato. La Nación, Supl. Nuevo Norte, p. 13.
Biderman Núñez, J. (2017). La deontología periodística como herramienta de
comunicación democrática: debates y nuevo contrato. Ponencia presentada en
las XXI Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación (San Juan,
Argentina, octubre de 2017) y publicada en Memorias de la Red Nacional de
Investigadores en Comunicación, Nº 21, ISSN 1852-0308.
Biderman Núñez, J. (2018a). Crisis de credibilidad y autorregulación: una propuesta
deontológica para el caso argentino. Lidincom 2030, Nº 2, pp. 16-21, ISSN 2618-
253X.
Biderman Núñez, J. (2018b). La deontología periodística en la Argentina. En M.
Alcántara, M. García Montero y F. Sánchez López (Coord.), Memoria del 56º
Congreso Internacional de Americanistas. Volumen V. Comunicación y Nuevas
Tecnologías, Vol. 5, Ediciones USAL.
Blanck, J. (2018). El periodismo de guerra fue la pérdida de tonos. En J. Fontevecchia,
Periodismo y verdad. Conversaciones con los que mandan en los medios (pp. 110-
122). Buenos Aires: Ariel.
Bonete, E. (1995). De la ética de filosófica a la deontología periodística. En Enrique
Bonete (coord.), Éticas de la información y deontologías del periodismo (pp.17-
49). Madrid: Tecnos.
Borgarello, E. S. (2008). La cláusula de conciencia y el derecho a la información.
Contexto histórico-jurídico: nueva mirada. Anuario del CIJS, pp. 27-35.
445
Recuperado el 12 de enero de 2019 de
http://www.corteidh.or.cr/tablas/r29560.pdf
Borrat, H. (1989). El periódico, actor político. Barcelona: Gustavo Gili.
Blázquez, N. (2000). El desafío ético de la información. Madrid: EDIBESA.
Buitrago, D. y Lopera, R. (2010). Ética en las redes sociales. ETICES, Vol. II, Nº 4.
CAC (2009). El tractament de la violència masclista als mitjans de comunicació.
Recuperado el 18 de octubre de 2018 de
https://www.cac.cat/sites/default/files/migrate/actuacions/Autorregulacio/Reco
manacions_viol_ncia_masclista_CA.pdf
CAF y FNPI (2004). La búsqueda de la calidad periodística y la transformación del
periodismo profesional. Memorias del seminario realizado en Monterrey,
México, organizado por la CAF y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano,
30-31 de agosto de 2004. México: FNPI.
Cámara Argentina de Agencias de Medios (2017). Informe sobre inversiones
publicitarias 2017. Recuperado el 27/02/2018
de https://www.agenciasdemedios.com.ar/inversiones-publicitarias/
Campos, L. (2014). Densidad sindical en la Argentina en el largo plazo y sus
determinantes estructurales. Observatorio de Derecho Social /CTAA Álvaro
Orsatti. Recuperado el 8 de octubre de 2017 de
http://www.relats.org/documentos/HIST.CamposOrsatti.pdf .
Canela, G. (Coord.) (2010). La regulación de los medios de comunicación y los
derechos de los niños, niñas y adolescentes: un análisis del marco legal de 14
países latinoamericanos desde la perspectiva de la promoción y protección.
Brasilia: Red ANDI.
Capodiferro Cubero, D. (2015). Problemas y Contradicciones de la Regulación de la
Cláusula de Conciencia Periodística. UNED, Revista de Derecho Político, Nº 94, pp.
219-252.
Carrillo, M. (1986a). Los Consejos de Prensa como forma de autocontrol: propuestas
y prevenciones respecto de su viabilidad en España. Revista de Estudios Políticos,
Nº 54. Recuperado el 6 de septiembre de 2018 de
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-
LosConsejosDePrensaComoFormaDeAutocontrol-26925%20(1).pdf
446
Carrillo, M. (1986b). La clausula de conciencia de los periodistas en la Constitución
española de 1978. Revista de Estudios Políticos, Nº 49, pp. 165-182.
Casasús, J.M. (1997). Periodisme i comunicació ètica. Bioètica & Debat, 10, 1-5.
Casasús, J.M. (2011). Per un sistema general de la deontología periodística.
Periodistíca, Nº 13, pp. 9-15.
Castellón, L. y otros (2001). La ética periodística en el nuevo milenio. Estudios de
casos en una perspectiva latinoamericana. Santiago de Chile. Editorial Cuarto
Propio.
Castells, M. (2009). Comunicación y Poder. Madrid: Alianza.
Castiñeira, A. (2004). El diàleg «La riquesa ètica de les nacions» explorarà el paper del
capital social en el desenvolupament dels països. En Fòrum Barcelona 2004.
Recuperado el 11 de septiembre de 2018 de
http://www.fundacioforum.org/b04/b04/www.barcelona2004.org/cat/actualida
d/noticias/html/f046535.htm
Castro Rodríguez, A. (2012). Ética y estética: una relación ineludible. Revista
Latinoamericana de Bioética, Vol. 12, Nº 1, pp. 62-69.
CDHDF (2015). Con la entrada en vigor de la “Ley de Derecho de Réplica”, se viola el
derecho a la libertad de expresión. Boletín de Prensa de la CDHDF 310/2015.
Recuperado del 21 de octubre de 2018 de https://cdhdf.org.mx/wp-
content/uploads/2015/12/boletin3102015.pdf
CE (1º de marzo de 2018). La Comisión Europea pide a las redes sociales la retirada
de contenidos terroristas en una hora. El Mundo. Recuperado el 25 de
septiembre de 2018 de
http://www.elmundo.es/tecnologia/2018/03/01/5a97efc9268e3e9a518b457c.ht
ml
Celaya, M., Chacón, An., Chacón, Ai. y E. Urritia, (2015). El impacto de WhatsApp en la
vida cotidiana de las personas- ¿Hace la sociedad más humana? (trabajo de
investigación para Excellence). Universidad de Navarra, España.
Chamosa, O. (4 de agosto de 2012). En la Argentina el discurso de la nacionalidad
siempre se basó en el mito de nación blanca. [Entrevista con María Alicia
Alvarado, Télam]. Recuperado el 11 de noviembre de 2018 de
http://www.edhasa.com.ar/nota.php?notaid=408&t=%E2%80%9CEn+la+Argenti
447
na+el+discurso+de+la+nacionalidad+siempre+se+bas%C3%B3+en+el+mito+de+n
aci%C3%B3n+blanca%E2%80%9D
Chicote Lerena, J. (2006a): Los enemigos del periodismo de investigación. Estudios
sobre el Mensaje Periodístico, Nº 12, pp. 71-90.
Chicote Lerena, J. (2006b): El periodismo de investigación en España. Causa y efectos
de su marginación. Madrid: Fragua.
CIC (2016). Periodistas que hacen publicidad. Un conflicto de intereses. Recuperado
el 8 de marzo de 2019 de https://fcic.periodistes.cat/wp-
content/uploads/2016/04/FULLET%C3%93-CIC-CAST-def.pdf
CIC (2018). Novedades sobre el derecho de rectificación. Recuperado el 3 de marzo
de 2019 de https://fcic.periodistes.cat/es/2018/12/19/novedades-sobre-el-
derecho-de-rectificacion/
CNA (1994). Constitución Nacional Argentina. Recuperado el 25 de febrero de 2019
de https://www.casarosada.gob.ar/images/stories/constitucion-nacional-
argentina.pdf
Colegio de Periodistas de Chile (2017). Solicitud de Inscripción. Recuperado el 15 de
marzo de 2018 de http://zoek.cl/Directorios/Colegio%20de%20Periodistas/5-
2017/solicitud.pdf
Colegio de Periodistas de Costa Rica (2018). Requisitos de Incorporación. Recuperado
el 15 de marzo de 2018 de
http://www.colper.or.cr/app/cms/www/index.php?id_menu=148
Colegio de Periodistas del Perú (2017). Estatuto. Recuperado el 15 de marzo de 2018
de
http://colegiodeperiodistasperu.pe/images/estatutos/ESTATUTOS_modificados_
1.pdf
Col·legi de Periodistes de Catalunya (2016). Declaración de principios de la profesión
periodística en Catalunya. Recuperado el 15 de marzo de 2018 de
https://fcic.periodistes.cat/es/codi-deontologic/
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH (2002). Ética en los medios de
difusión. Recuperado el 14 de agosto de 2017 de
https://www.oas.org/es/cidh/expresion/docs/informes/Etica/ETICA%20EN%20L
OS%20MEDIOS%20DE%20DIFUSION.pdf
448
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH (2007). Relatoría Especial para
la Libertad de Expresión. Estudio especial sobre el derecho de acceso a la
información. Recuperado el 8 de julio de 2017 de
http://cidh.oas.org/relatoria/section/Estudio%20Especial%20sobre%20el%20der
echo%20de%20Acceso%20a%20la%20Informacion.pdf
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH (2015). Declaración de
principios sobre la Libertad de Expresión. Recuperado el 14 de agosto de 2017 de
http://www.cidh.oas.org/basicos/basicos13.htm
Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata de Personas (2018). ¿Qué es la trata de
personas? Recuperado el 8 de febrero de 2019 de
https://www.argentina.gob.ar/denuncialatrata
Conill Sancho, J. y Gonzálvez, V. (2004). Ética de los medios: una apuesta por la
ciudadanía audiovisual. Barcelona: Gedisa.
Constitución española (1978). Título 1, Capítulo segundo, Sección 1ª, Artículo 20.
Recuperado el 21 de octubre de 2018 de
http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=20&
tipo=2
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2016). Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad Aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su resolución 61/106, el 13 de diciembre de
2006. Abierta a la firma a partir del 30 de marzo de 2007 Recuperado el 3 de
marzo de 2019 de
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/derechoshumanos_publicacion
es_colecciondebolsillo_15_derechos_personas_discapacidad.pdf
COPRM (2018). Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia. Recuperado el
16 de septiembre de 2018 de https://periodistasrm.es/sello-de-comunicacion-
responsable/
Córdoba, L. (2011). La Coalición por una radiodifusión democrática: regeneración del
espacio público y ejercicio de ciudadanía. Argumentos, Nº 13, pp. 133-157.
Cortina, A. y Conill, J. (2000). Palabras Clave en Ética de las Profesiones. Navarra:
Verbo Divino.
449
CPB (2006). Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Recuperado el 17 de
marzo de 2018 de https://circuloperiodistasdebogota.com.co/?page_id=14400
CPCR (2018). Colegio de Periodistas de Costa Rica. Recuperado el 16 de septiembre
de 2018 de http://www.colper.or.cr/app/cms/www/index.php?id_menu=11
Críticas de la SIP a la ley de medios (23 de marzo de 2010). Clarín (Buenos Aires,
Argentina). Recuperado el 21 de marzo de 2018 de
https://www.lanacion.com.ar/1246307-criticas-de-la-sip-a-la-ley-de-medios
Davenport, L. (1990). A question of journalism ethics. Syracuse Scholar, Vol. 10, 1.
Recuperado el 12 de julio de 2018 de
https://surface.syr.edu/suscholar/vol10/iss1/9
Defensoría del Público (2014). Declaración sobre la juventud y los medios
audiovisuales. Recuperado el 28 de enero de 2018 de
http://defensadelpublico.gob.ar/declaracion-sobre-la-juventud-y-los-medios-
audiovisuales/
Defensoría del Público (2016). Tratamiento de la violencia de género en la radio y la
televisión. Recuperado el 3 de noviembre de 2018 de
http://defensadelpublico.gob.ar/wp-
content/uploads/2016/08/tratamiento_de_la_violencia_de_genero_en_la_radio
_y_la_television_-_preguntas_frecuentes.pdf
D´Elio, F., Sotelo, J., Santamaría, C. y Recchi, J. (2016). Guía básica sobre diversidad
sexual. Buenos Aires: Ministerio de Salud de la Nación de la República Argentina.
Recuperado el 25 de febrero de 2019 de
http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000322cnt-2016-
07_guia-diversidad-sexual-2016.pdf
De Marco, M. A. (2006). Historia del periodismo argentino: desde los orígenes hasta el
centenario de Mayo. Buenos Aires: Educa.
De Sousa, F. (27 de octubre de 2018). Quién mató a María Marta: sin detenidos, se
cumplen 16 años del caso García Belsunce. Perfil. Recuperado el 6 de enero de
2019 de https://www.perfil.com/noticias/policia/caso-garcia-belsunce-se-
cumple-un-nuevo-aniversario-de-la-muerte-de-maria-marta.phtml
450
Díaz del Campo Lozano, J. (2012). Objetivos pedagógicos básicos en la enseñanza de
la ética de la comunicación. Revista de Comunicación Vivat Academia, Nº 121,
pp. 1-16.
Díaz del Campo Lozano, J. (2013). El peligro del adoctrinamiento en la enseñanza de
la ética y la deontología de la comunicación. Historia y Comunicación Social, Nº
18, pp. 331-341.
Díaz Piña, A. (2013). El concepto de profesión, su presencia en los textos legales en
México y una propuesta de definición. Alegatos, Nº 83, pp. 237-254.
Donsbach, W. (2014). Los periodistas y su identidad profesional. En F. Ruiz (Ed.),
Cómo entender al periodismo: selección de la obra de Wolfgang Donsbach (pp.
21-38). Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung.
Dossier (2015). Nace La Nación Content Lab. Recuperado el 16 de mayo de 2018 de
http://www.dossiernet.com.ar/articulo/nace-la-nacion-content-lab/6248
DPN Argentina 2018 (2018). Primer Informe Semestral 2018 del Observatorio de
Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación. Recuperado el 9 de febrero de
2019 de http://www.dpn.gob.ar/gacetilla.php?id=31445
El mal llamado derecho de réplica (10 de septiembre de 1998). La Nación (Buenos
Aires, Argentina). Recuperado el 21 de octubre de 2018 de
https://www.lanacion.com.ar/110094-el-mal-llamado-derecho-de-replica
Espeche, C. E. (2012). Periodismo objetivo o subjetivo, una falsa dicotomía. Copem.
Recuperado el 7 de octubre de 2018 de
https://perio.unlp.edu.ar/congresos/sites/perio.unlp.edu.ar.congresos/files/mes
a_2-espeche_final.pdf
Espiritusanto, O. (2011). Orígenes del Periodismo Ciudadano. En O. Espiritusanto y P.
Gonzalo Rodríguez (Ed.), Periodismo Ciudadano. Evolución positiva de la
comunicación (pp. 3-10). Barcelona: Ariel.
Exeni, J. L. (1998). Apuntes, insumos, provocaciones y desafíos: autorregulación del
periodismo. Íconos, Nº 5. Recuperado el 2 de enero de 2018 de
http://www.flacso.edu.ec/docs/i5_exeni.pdf
Fandos, M. (1997). La ética y la estética de la imagen. Comunicar, Nº 9, pp. 37-42.
FCIC (2018). Fundació Consell de la Informació de Catalunya. Recuperado el 16 de
septiembre de 2018 de https://fcic.periodistes.cat/
451
Fernández Areal, M. (2010). Una profesión titulada “Periodismo”. Revista Latina de
Comunicación, Nº 65, pp. 1-13.
Fernández González, V.M. (2014). Análisis de caso: los modelos español y anglosajón
en el estudio periodístico de la cobertura de situaciones traumáticas. Historia y
Comunicación Social, Nº 19, pp. 747-757.
Fernández Pérez, J. (2001). Elementos que consolidan al concepto de profesión.
Notas para su reflexión. Revista Electrónica de Investigación Educativa, Vol. 3, Nº
1, pp. 23-39.
Ferré Pavia, C. (2008). Barcelona TV: Llibre d´estil. Barcelona: UOC.
Ferré Pavia, C. (2009). Con faltas y a lo loco. ¿Qué es la edición periodística?
Barcelona: Edición Digital de la Oberta UOC Publishing.
Ferré Pavia, C. y Nogué y Regás, A. (2010). Llibre d´estil. Agència Catalana de Notícies.
Barcelona: UOC.
Ferré Pavia, C. (2014). El uso de las redes sociales. Ciudadanía, política y
comunicación. La investigación en España y Brasil. Bellaterra: Institut de la
Comunició, UAB.
Figueras-Maz, M., Mauri de los Ríos, M., Alsius-Clavera, S. y Salgado-de-Dios, F.
(2012). La precariedad te hace dócil. Problemas que afectan a la profesión
periodística. El profesional de la información, Nº 21 (1), pp. 70-75.
FIP (1986). Declaración de principios de la FIP sobre la conducta de los periodistas.
Recuperado el 21 de agosto de 2018 de http://www.ifj.org/es/la-fip/declaracion-
de-principios-de-la-fip/
Flores Vivar, J. M. (2014). El periodismo como disciplina del conocimiento y el valor
academicista para una profesión de calidad. Prisma Social, Nº 12, pp. 506-543.
Fontcuberta, J. (2011). Indiferencias fotográficas y ética de la imagen periodística.
Barcelona: Rústica.
Fontevecchia, J. (2018). Periodismo y verdad. Conversaciones con los que mandan en
los medios. Buenos Aires: Ariel.
FOPEA (2018). Mapa de Medios de Argentina. Recuperado el 26/04/2018 de
http://mapademediosfopea.com/
Fuenmayor, A. (2004). El derecho de acceso de los ciudadanos a la Información
Pública: análisis jurídico y recomendación para una propuesta de ley modelo
452
sobre el derecho de acceso de los ciudadanos a la información pública. San José
de Costa Rica: UNESCO SJ.
Fuerte repudio de Adepa a la ley de medios (9 de septiembre de 2009). La Nación
(Buenos Aires, Argentina). Recuperado el 20 de marzo de 2018 de
https://www.lanacion.com.ar/1172620-fuerte-repudio-de-adepa-a-la-ley-de-
medios
Galán-Gamero, J. (2014). Cuando el ‘cuarto poder’ se constituye en cuarto poder:
propuestas. Palabra Clave, Nº 17 (1), pp. 152-187.
Gamba, S. (2007). ¿Qué es la perspectiva de género y los estudios de género? En S.
Gamba (Coord.), Diccionario de estudios de género y feminismos. Buenos Aires:
Biblos. Recuperado el 25 de febrero de 2019 de
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1395
García, C. (2017). Todo periodismo es militante. Guía en La Pampa. Recuperado el 8
de diciembre de 2018 de http://www.guiaenlapampa.com.ar/noticia/551/Todo-
periodismo-es-militante
García, E. (2013). ¿Qué es un Ombudsman o defensor del lector? Revista Mexicana de
Comunicación. Recuperado el 11 de noviembre de 2017 de
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/que-es-un-ombudsman-o-defensor-del-
lector.pdf
García-Avilés, J. (2014). Online Newsrooms as Communities of Practice: Exploring
Digital Journalists' Applied Ethics. Journal of Mass Media Ethics: Exploring
Questions of Media Morality, Nº 29 (4), pp. 258-272.
García Benítez, C., Cerón Martínez, A. U. (2005). Entre la ética y deontología
profesionales. Reflexión sobre el campo periodístico. Reencuentro. Análisis de
Problemas Universitarios, Nº 43. Recuperado el 12 de junio de 2018 de
https://www.redalyc.org/html/340/34004306/
García Fernández, A. (2007). Ética y Deontología. Educación y Biblioteca, Nº 159, pp.
67-75.
García Leiva, M. T. (2005). Fin de milenio: concentración, continuidad y control. Una
mirada sobre las políticas de radiodifusión del gobierno de Fernando de la Rúa.
En G. Mastrini (ed.), Mucho ruido, pocas leyes. Economía y políticas de
453
comunicación en la Argentina (1920- 2004) (pp. 287-307). Buenos Aires: La
Crujía, Buenos Aires.
Gilarranz Palancar, P. (2016). Periodismo de investigación y cámara oculta. Ética,
licitud y límites (tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Madrid,
España.
Glass, G. V y Stanley, J. C. (1995). Statistical methods in education and psychology (3a.
ed.). Boston: Allyn and Bacon.
Glasser, T. (1992). Objetividad y noticias sesgadas. En Cohen, E. (Ed.), Philosophical
issues in journalism. New York: Oxford University Press.
Gómez Mallea, A. (2013). El derecho de la información como marco general de la
libertad de expresión de los periodistas. Punto Cero, Vol. 18, Nº 26, pp. 33-50.
González Gaitano, N. (1990). El deber de respeto a la intimidad. Pamplona: EUNSA.
González Esteban, J.L., García Avilés, J.A., Karmasin, M. y Kaltenbrunner, A. (2011). La
autorregulación profesional ante los nuevos retos periodísticos: estudio
comparativo europeo. Revista Latina de Comunicación Social, Nº 66, pp. 426-453.
Recuperado de
http://www.revistalatinacs.org/11/art/940_Elche/19_Esteban.html DOI:
10.4185/RLCS-66-2011-940-426-453
Guillermoprieto, A. (2004). Exposición. En CAP y FNPI: Ética, calidad y empresa
periodística en América Latina. Memorias del seminario realizado en Monterrey,
México, organizado por la CAF y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano,
1-2 septiembre de 2003. México: FNPI.
Haber Guerra, Y. (2010). De los medios a la metamorfosis. ¿Qué significa noticiar?
Palabra Clave, Nº 13 (2), pp. 357-368.
Hallin, D. C. y Mancini, P. (2004). Sistemas mediáticos comparados: Tres modelos de
relación entre los medios de comunicación y la política. Barcelona: Hacer
Editorial.
Hanushek, E. y Jackson, J. E. (1977). Statistical methods for sodal sdentists. Nueva
York: Academic Press.
Herrán, M.T. y Restrepo, J.D. (1992). Ética para periodistas. Bogotá: Tercer Mundo.
Hortal, A. (2003.) Ética general de las profesiones. Bilbao: Desclée de Brouwer.
454
Huesmann, L. R. y Taylor L. D. (2006). The role of Media Violence in Violent Behavior.
Annual Review of Public Health, Nº 27, pp. 393-415.
Humanes, M. L. y Roses, S. (2014). Valoración de los estudiantes sobre la enseñanza
del Periodismo en España. Comunicar, Nº 42, pp. 181-188.
Hütt Herrera, H. (2012). Las redes sociales: una nueva herramienta de difusión.
Reflexiones, Vol. 91, Nº 2, pp. 121-128.
INADI (2010). Buenas Prácticas en la Comunicación Pública. Pueblos Indígenes –
Originarios. Recuperado el 11 de noviembre de 2018 de
http://www.8300.com.ar/wp-
content/uploads/2010/05/INFORMES_INADI_SOBRE_PUEBLOS_ORIGINARIOS.pd
f
INADI (2014). Mapa Nacional de la Discriminación. Recuperado el 3 de marzo de 2019
de http://www.inadi.gob.ar/mapa-discriminacion/documentos/mapa-de-la-
discriminacion-segunda-edicion.pdf
INADI (2016). Racismo y xenofobia. Hacia una Argentina intercultural. Recuperado el
13 de enero de 2019 de http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-
content/uploads/2016/03/racismo-y-xenofobia-hacia-una-argentina-
intercultural.pdf
INADI (2017a). En relación a la lucha contra la violencia de género. Recuperado el 11
de noviembre de 2018 de http://www.inadi.gob.ar/2017/06/03/en-relacion-a-la-
lucha-contra-la-violencia-de-genero/
INADI (2017b). Accesibilidad e Inclusión de Personas con Discapacidad. Recuperado el
10 de enero de 2019 de http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-
content/uploads/2017/11/guia-discapacidad.pdf
INDEC (2010). Resultados del Censo 2010. Recuperado el 9 de marzo de 2019 de
https://www.indec.gov.ar/nivel4_default.asp?id_tema_1=2&id_tema_2=41&id_t
ema_3=135
INDEC-EPH (2018). Mercado de trabajo, principales indicadores. Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos. Encuesta permanente de hogares. Informes técnicos, Vol.
2, Nº 49. Recuperado el 2 de abril de 2018 de
https://www.indec.gov.ar/uploads/informesdeprensa/EPH_cont_4trim17.pdf
455
Jiménez, R. (2016). Cien casos. La ética periodística en tiempos de precariedad.
Barcelona: Edicions de la Universitat de Barcelona.
Jiménez Gómez, E. (2011). Autorregulación versus regulación. El discurso periodístico
sobre la Proposición de Ley de Estatuto del periodista profesional (2004-2008).
Estudios sobre el mensaje periodístico, Nº 17 (1), pp. 141-166.
Jones, J.C. (1980). Mass Media Codes of Ethics and Councils. A comparative
international study of professional standards. París: Unesco.
Justo von Lurzer, C. (2017). Gender and Sexualities in Contemporary Communication
Policies in Argentina. Comunicazione politica, Quadrimestrale dell'Associazione
Italiana di Comunicazione Politica, Nº 2/2017, pp. 233-250.
Keeble, R. (2009). Ethics for journalists. Londres: Routledge.
Kejval, L. (2014). Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: la institucionalización
de la demanda por democratizar las comunicaciones. En M. Margulis, M. Urresti
y H. Lewin (comps.), Intervenir en la cultura, más allá de las políticas culturales.
Buenos Aires: Biblos. Recuperado el 20 de marzo de 2018 de
http://www.periodismo.undav.edu.ar/asignatura_lic/cs201_introduccion_a_la_c
omunicacion/material/kejval-ley.pdf
Konrad Adenauer Stiftung (2002). Consejo de la Prensa Alemana. Recuperado el 8 de
septiembre de 2018 de http://www.kas.de/wf/doc/kas_5414-544-4-30.pdf
Kovach, B. y Rosenstiel, T. (2003). Los Elementos del periodismo. Madrid: El País
(Santillana).
Koylu, H. (2006). Press Ethics And Practice Of Journalism In Turkey: “A Case Study On
Turkish Journalists’ Self Evaluation Of Their Codes Of Practice” (Tesis de
maestría). Middle East Technical University, Ankara, Turquía.
Kraser, M. (2016). El abordaje de la problemática social de la xenofobia en Europa:
Análisis crítico del discurso en recursos audiovisuales. Geograficando, Nº 12 (2).
Recuperado el 2 de febrero de 2019 de
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.7665/pr.7665.pdf
La SIP criticó la ley de medios K (7 de noviembre de 2009). El Cronista Comercial
(Buenos Aires, Argentina). Recuperado el 19 de marzo de 2018 de
https://www.cronista.com/informaciongral/La-SIP-critico-la-Ley-de-Medios-K-
20091107-0010.html
456
La SIP rechazó la aplicación selectiva de la Ley de Medios (21 de octubre de 2014).
Clarín (Buenos Aires, Argentina). Recuperado el 19 de marzo de 2018 de
https://www.clarin.com/politica/sip-grupo_clarin_0_S1ZSZYu5wQx.html
La UCR critica al gobierno por la ley de medios (29 de agosto de 2009). La Capital
(Rosario, Argentina). Recuperado el 20 de marzo de 2018 de
https://www.lacapital.com.ar/politica/la-ucr-critica-al-gobierno-la-ley-medios-y-
adepa-pide-un-debate-profundo-n329184.html
Lamuedra, M. (2012). Percepción de la realidad mediática y deontología periodística:
hacia un periodismo participativo acorde con una Democracia Deliberativa.
Observatorio Journal, Nº 6(1), pp. 183-209.
Larson, M. S. (1977). The rise of professionalism: A sociological analysis. Berkeley, CA:
University of California Press.
Latinobarómetro (2017). Informe 2017. Recuperado el 3 de septiembre de 2018 de
http://www.latinobarometro.org/LATDocs/F00006433-
InfLatinobarometro2017.pdf
Linde Navas, A. (2009). Teorías y procedimientos de educación moral en ética y
deontología de la comunicación. Comunicación y Sociedad, Nº 22 (2), pp. 35-58.
Lacunza, S. (22 de febrero de 2013). Medios: en defensa del pobre lector. Ámbito
Financiero. Recuperado el 2 de agosto de 2018 de
http://www.ambito.com/676724-medios-en-defensa-del-pobre-lector
LO 2/1997 (1997). Ley Orgánica 2/1997, de 19 de junio, reguladora de la cláusula de
conciencia de los profesionales de la información. Recuperado el 21 de octubre
de 2018 de https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1997-13374
López García, X. (2010). La formación de los periodistas en el siglo XXI en Brasil,
España, Portugal y Puerto Rico. Revista Latina de Comunicación Social, Nº 65, pp.
231-243.
López Talavera, M. del M. (2012). La Ética Periodística en el tratamiento informativo
de la inmigración. CIC Cuadernos de Información y Comunicación, Nº 17, pp. 339-
354.
Luchessi, L. (2016). Descentramientos, influencias y reacomodamientos en el ejercicio
periodístico. En A. Amado Suárez et.al., Periodismos argentinos: modelos y
tensiones del siglo XXI (pp. 37-49). Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung.
457
MAC (15 de junio 2018). Los Colegios de Periodistas piden la titulación obligatoria
para ejercer la profesión. Redacción Mallorca Confidencial. Recuperado el 17 de
agosto de 2018 de https://mallorcaconfidencial.com/2018-06-15-colegios-
periodistas-piden-titulacion-obligatoria-ejercer-la-profesion
MacBride, S. (1980). Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en
nuestro tiempo. México: FCE.
Maciá-Barber, C. y Herrera Damas, S. (2010). La percepción social de las actitudes
éticas periodísticas en Madrid: el tratamiento de los colectivos desfavorecidos.
Observatorio (OBS) Journal, Nº 4 (3), pp. 59-75.
Maciá-Barber, C. y Herrera Damas, S. (2010). Periodistas y ciudadanía ante la mixtura
de la información y opinión en los mensajes periodísticos. Investigación de
campo en la Comunidad de Madrid. Estudios sobre el mensaje periodístico, Nº
16, pp. 185-208.
Maciá-Barber, C. y Herrera Damas, S. (2010). La deontología periodística: praxis,
disfunciones y retos desde la perspectiva de los profesionales de la comunicación
en la Comunidad de Madrid (2006-2009). Comunicación y Sociedad, Nº 23 (1),
pp. 77-104.
Maciá-Barber, C. y Herrera Damas, S. (2010). El acoso mediático a los personajes
públicos desde la perspectiva ética de los periodistas madrileños. Revista Latina
de Comunicación Social, Nº 12 (3), pp. 880-893.
Maciá-Barber, C. (2013). Ética periodística, I+D+i y transferencia del conocimiento.
Estudios sobre el mensaje periodístico, Nº 19, pp. 853-862.
Maciá-Barber, C., (2015). La posibilidad de implantar un estándar ético en la empresa
periodística española: percepción de los directivos de los medios. Estudios sobre
el Mensaje Periodístico, Nº 21. Recuperado de
http://dx.doi.org/10.5209/rev_ESMP.2015.v21.50664
Madrigal Romero, C. (2015). Instagram como herramienta de comunicación
publicitaria: el caso de Made With Lof (trabajo de fin de grado). Universidad de
Sevilla, España.
Marauri, I., Rodríguez, M., Cantalapiedra, M. J. (2012). La pobreza de las fuentes en la
cobertura de sucesos de impacto por los diarios de referencia en España.
Ámbitos, Nº 21, pp. 81-100.
458
Martínez Albertos, J. L. (1999). El periodismo en el siglo XXI: más allá del rumor y por
encima del caos. Estudios sobre el mensaje periodístico, Nº 5, pp. 15-35.
Martínez Fresneda-Osorio, H. (2010). La fiabilidad en la misión del informador.
Revista Comunicación y Hombre, Nº 6, pp. 247-256.
Marshall, A. & Groisman, F. (2005). Afiliación sindical en Argentina: incidencia de
características personales y del empleo, 1990-2001. Estudios del Trabajo, Nº 29,
pp. 15-40.
Mauri de los Ríos, M. y Figueras Maz, M. (2012). Juventud y discurso mediático. El
tratamiento periodístico de las personas jóvenes en los medios de Cataluña.
Revista Mediterránea de Comunicación, 3, pp. 39-58.
Mauri de los Ríos, M. (2014). Nuevos instrumentos de rendición de cuentas y
transparencia periodística en Internet. En V. Sampedro, F. Guerrero-Solé, M.
Mauri de los Ríos, A. Fernández Planells, E. Serrano (5 noviembre 2014). ¿Es
posible un periodismo de código libre? Intervención en el Workshop-Expert
Panel, Facultad de Comunicación, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona.
Recuperado el 9 de noviembre de 2018 de
https://repositori.upf.edu/bitstream/handle/10230/25898/linares_posi_2014.pd
f?sequence=1
Mayes, I. (2006). El “ombudsman”, un tipo de autorregulación que genera confianza.
Cuadernos de Periodistas. Recuperado el 10 de septiembre de 2018 de
http://www.comisiondequejas.com/wp-content/uploads/2015/09/Doc9.pdf
Mayoral Asensio, R. (2011). Discusión crítica de los códigos deontológicos. Boletín de
la Asociación de Traductores e Intérpretes Jurados. Recuperado el 25 de agosto
de 2018 de https://www.ugr.es/~rasensio/docs/etica.pdf
Mayoral Sánchez, J. (2005). Fuentes de información y credibilidad periodística.
Estudios Sobre El Mensaje Periodístico, Nº 11, pp. 93-102.
Media On Line (2017). Directorio de Medios de Comunicación en Argentina.
Recuperado el 26/02/2018 de http://www.mediaonline.net/es/argentina
Mendelevich, P. (2005). Ética periodística en la Argentina y en el mundo. Buenos
Aires: Konrad-Adenauer-Stiftung.
Meyer, E. (2011). Media Codes of Ethics: The Difficulty of Defining Standards. Center
for International Media Asistant. Recuperado el 11 de febrero de 2018 de
459
https://www.cima.ned.org/wp-content/uploads/2015/01/CIMA-Codes-of-Ethics-
11-03-11_0.pdf
Micó, J., Canavilhas, J., Masip, P. y Ruiz, C. (2008). La ética en el ejercicio del
periodismo: Credibilidad y autorregulación en la era del periodismo en Internet.
Estudos Em Comunicação, Nº 4, pp. 15-39.
Ministerio del Interior de la Nación (2016). Nueva Ley de Acceso a la Información
Pública. Recuperado el 6 de noviembre de 2018 de
https://www.argentina.gob.ar/accesoalainformacion/nuevaley
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018a). Hablemos de todo:
Bullying, ciberbullying, grooming y moving. Recuperado el 4 de marzo de 2019 de
https://www.hablemosdetodo.gob.ar/bullying/
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018b). Quiero adoptar.
Guía del programa Justicia Cerca del Ministerio de Justicia de la Nación
argentina. Recuperado el 26 de febrero de 2019 de
https://www.argentina.gob.ar/justiciacerca/quiero-adoptar
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2018c). Violencia de
Género. Tipos y modalidades de violencia. Recuperado el 2 de marzo de 2019 de
http://www.jus.gob.ar/areas-tematicas/violencia-de-genero/tipos-y-
modalidades-de-violencia.aspx
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina (2017). Informe
Noviembre de 2017 del Sistema Integrado de Previsión Social de la Argentina
(SIPA). Recuperado el 18 de diciembre de 2017 de
http://www.trabajo.gob.ar/left/estadisticas/descargas/SIPA/totaltrabajadores/G
acetillaSIPA_total_Noviembre2017.pdf
Muntané, I. (coord.) (2018). Mujeres valientes. Recomendaciones para informar
sobre agresiones sexuales. Recuperado el 11 de noviembre de 2018 de
http://www.mastergenerecomunicacio.org/wp-
content/uploads/2018/06/Recomendaciones.pdf
Muñoz Torres, J. R. (2012). Todavía sobre la objetividad periodística: hacia la
superación de un paradigma fracturado. Estudios sobre el mensaje periodístico,
Vol. 18, Nº 2, pp. 833-854.
460
Navarro Merchante, V. (1998). La veracidad, como límite interno del derecho a la
información. Revista Latina de Comunicación Social, Nº 8. Recuperado el 5 de
marzo de 2015 de http://www.ull.es/publicaciones/latina/a/56vic.htm.
Navarro Rodríguez, A. y Casas Herrada, D. (2009). Evolución de los códigos
deontológicos en España. Cuadernos de Comunicación, Nº 3, pp. 65-73.
NUJ (2013). National Union of Journalist´s Code of Conduct. Recuperado el 15 de
febrero de 2018 de https://www.nuj.org.uk/about/nuj-code/
Núñez Encabo, M. (2006). Los orígenes del código deontológico de la FAPE.
Cuadernos de Periodistas, Nº 6, pp. 67-74.
O´Donnell, M. (2007). Propaganda K. Una maquinaria de promoción con el dinero del
Estado. Buenos Aires: Planeta.
Oliván, M.J. y Alabarces, P. (2010). 678. La creación de otra realidad. Buenos Aires:
Paidós.
Oller, M. y Amado, A. (2016). Gobierno, medios de comunicación y periodistas en
Argentina y Ecuador. En A. Amado Suárez et.al., Periodismos argentinos: modelos
y tensiones del siglo XXI (pp. 79-90). Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung.
Oller, M. y Chavero, P. (2014). La profesionalización del periodismo y el
profesionalismo de los periodistas de Ecuador. En Prisma, Nº 25, pp. 23-49.
ONU (1948). Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Recuperado el 10 de
agosto de 2018 de
https://www.ohchr.org/EN/UDHR/Pages/Language.aspx?LangID=spn
ONU (2018). Día Internacional de las Personas de Edad. Recuperado el 2 de febrero
de 2019 de http://www.un.org/es/events/olderpersonsday/
Parés y Maicas, M. (2006). El autocontrol de la información. Cuadernos de
Periodistas, Nº 6, pp. 75-93.
Parra Pujante, A. (2012). La lógica periodística en sentido epistemológico. Estudios
sobre el mensaje periodístico, Nº 18 (2), pp. 891-906.
Pauner Chulvi, C. (2015). La libertad de información como límite al derecho a la
protección de datos personales: la excepción periodística. UNED. Teoría y
Realidad Constitucional, Nº 36, pp. 377-395.
461
Pellegrini-Ripamonti, S. (2010). Análisis conceptual del Periodismo Ciudadano y
propuesta metodológica para analizar su contribución informativa. Palabra
Clave, Vol. 13, Nº 2, pp. 271-290.
Peñalva, C. (2002). La representación de la violencia en los medios de comunicación.
Alternativas, Nº 10, pp. 395-412.
Pérez Esquivel, A. (2017). Pueblos originarios: de víctimas a victimarios. Recuperado
el 6 de noviembre de 2018 de https://www.alainet.org/es/articulo/187837
Pérez Fuentes, J. C. (2004). Ética periodística. Principios, códigos deontológicos y
normas complementarias. Leioa: Servicio Editorial Universidad del País Vasco.
Pérez-Latre, F. J. (2015). La “tercera revolución digital”: Tecnologías con rostro
humano y evolución antropológica”. Revista de Comunicación, Nº 14, pp. 100-
113.
Pérez Martínez, V.M. (2007). Algunos aspectos deontológicos en la cobertura de
informaciones científicas. Estudio de caso: “Crisis volcánica” del Teide. Revista
Latina de Comunicación Social, Nº 62. Recuperado de
http://www.ull.es/publicaciones/latina/200709Perez_Martinez.htm
Periodistas rechazan Derecho de Réplica (20 de junio de 1991). El Tiempo (Bogotá,
Colombia). Recuperado el 21 de octubre de 2018 de
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-107111
Picco, E. (2017). La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y las provincias:
Una aproximación a los casos de Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Sudamérica:
Revista de Ciencias Sociales, Nº 1 (6), pp. 91-112.
Pinker, R. (2006). La experiencia del Consejo de Prensa en Bosnia-Herzegovina.
Cuadernos de Periodistas, Nº 6, pp. 151-156.
Pont Sorribes, C. (2011).La Deontologia en episodis d'emergència : estudi d'un cas i
consideracions per a un exercici comunicatiu responsable. Periodistíca, Nº 13,
pp. 59-73.
Porto, R. (1991). Derecho a la comunicación. Buenos Aires: Asociación de Graduados
en Derecho y Ciencias Sociales.
Puddephatt, A. (2011). A importância da autorregulaçao da mídia para a defesa da
liberdade de expressao [La importancia de la autorregulación de los medios para
la defensa de la libertad de expresión]. Comunicación e Información, Nº 9.
462
Recuperado el 4 de enero de 2018 de
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000191624_por
Ramón Vegas, X., Mauri de los Ríos, M. y Alcalá Anguiano, F. (2016). Transparencia
informativa, autorregulación y participación del público: Mural.com, Rue89.com
y TexasTribune.org. Comunicación y Sociedad, Nº 25, pp. 101-125.
Real Rodríguez, E. (2009). La identidad del periodista en el futuro Estatuto
profesional, entre la confusión y la desprofesionalización. Estudios sobre el
Mensaje Periodístico, Nº 15, 95-118.
Reporteros Sin Fronteras (2018). Balance 2018 de periodistas asesinados, detenidos,
secuestrados y desaparecidos en el mundo. Recuperado el 21 de febrero de 2019
de https://www.rsf-es.org/grandes-citas/clasificacion-por-paises/
Restrepo, J. D. (2001). La objetividad periodística: utopía y realidad. Revista
Latinoamericana de Comunicación Chasqui, Nº 74. Recuperado el 1º de octubre
de 2018 de http://www.redalyc.org/pdf/160/16007402.pdf
Restrepo, J. D. (2004). El zumbido y el moscardón. Taller y consultorio de ética
periodística. México: Colección Nuevo Periodismo.
Restrepo, J. D. y Botello, L. M. (2018). Manual sobre ética periodística en la era
digital. Washington: International Center for Journalists.
Reyes, G. (1984). Polifonía textual. La citación en el relato literario. Madrid: Gredos.
Rubio-Romero, J. y Perlado Lamo de Espinosa, M. (2015). El fenómeno WhatsApp en
el contexto de la comunicación personal: una aproximación a través de los
jóvenes universitarios. Ícono 14, Vol. 13 Nº 2, pp. 73-94.
Ruiz, A. y Albertini, E. (2008). Fuentes periodísticas: concepto, clasificación y modos
de uso. Trampas de la Comunicación y la Cultura, Nº 60, pp. 14-25.
Ruiz, F. (2016). Frenos externos e internos en las redacciones argentinas. En A.
Amado Suárez et.al., Periodismos argentinos: modelos y tensiones del siglo XXI
(pp. 63-78). Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung.
Sagüés, N. P. (2014). Derecho de Rectificación o respuesta. C. Steiner y P. Uribe (Ed.):
Convención Americana sobre Derechos Humanos comentada. Buenos Aires:
Konrad Adenauer Stiftung
Saitta, S. (2013). Regueros de tinta. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
463
Salas Lizana, N. (2006). El periodismo y la función del periodista. Revista Mexicana de
Comunicación. Recuperado el 28 de octubre de 2018 de
http://www.periodistasenlinea.org/20-06-2006/8117
Salvat Martinrey, G., y Serrano Marín, V. (2011). Periodismo ciudadano y espacio
público en la Sociedad de la Información. Anàlisi: quaderns de comunicació i
cultura, Nº 41. pp. 69-85.
Sánchez de la Nieta Hernández, M.A. y Fuente Cobo, C. (2016). Protección de la
independencia de los profesionales de la información en las televisiones públicas
autonómicas. Communication & Society, Nº 29 (4), pp. 71-84.
Sánchez-Tabernero, A (ed.). (1993). Concentración de la comunicación en Europa.
Empresa comercial e interés público. Barcelona: Centre d'Investigació de la
Comunicació/European Institute for the Media.
Sánchez-Sánchez, R. (2011). Nuevas fuentes de información y mala praxis
periodística. Revista de Comunicación Vivat Academia, Nº 14, pp. 1417-1430.
Schwarz, C. (2016). La investigación sobre las identidades del periodismo argentino.
En A. Amado Suárez et.al., Periodismos argentinos: modelos y tensiones del siglo
XXI (pp. 51-62). Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung.
Sciocioli, S. (2013). Artículo 14. Derecho de rectificación y respuesta. En E. Alonso
Regueira (Ed.), Convención Americana de Derechos Humanos y su proyección en
el derecho argentino (pp. 251-254). Buenos Aires: La Ley.
Scott, C.P. (2017). A Hundred Years. Recuperado el 5 de enero de 2019 de
https://www.theguardian.com/sustainability/cp-scott-centenary-essay
Segura, M. S. (2011). La reforma comunicacional: La construcción de sus argumentos
y condiciones de posibilidad a partir de 2001. Estudios-Centro de Estudios
Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba, Nº 26, pp. 125-142.
Segura, M.S. (2014). Democratización de la comunicación y nuevas leyes de
radiodifusión en América Latina. Algunos ejes de comparación con estándares
internacionales y propuestas de la sociedad civil. XII Congreso Latinoamericano
de Investigadores de la Comunicación. ALAIC 2014, Lima. Recuperado del 1º de
febrero de 2018 de http://congreso.pucp.edu.pe/alaic2014/wp-
content/uploads/2013/11/vGT18-Mar%C3%ADa-Soledad-Segura.pdf
464
Sendín Gutiérrez, J.C. y Torregrosa Carmona, J.F. (2015). La formación de los
periodistas en la propuesta en la propuesta de currículum de Unesco. Opción,
Año 31, Nº 2, pp. 1019-1040.
Serrano Moreno, J. (2015). La autorregulación deontológica de los medios a través
del Consejo de Prensa. (Tesis doctoral inédita). Universidad Cardenal Herrera-
CEU. Valencia.
Singer, J. (2006). The socially responsable existentialism. A normative emphasis for
journalistin a new media enviroment. Journalism Studies, Nº 7, pp. 2-18.
Smerling, Tamara. (2012). La concentración de la propiedad de los medios en Rosario:
1997 / 2007. La trama de la comunicación, Nº 16(2), pp. 173-188. Recuperado el
16 de marzo de 2018, de
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1668-
56282012000200001&lng=es&tlng=es.
Soto, M. (2012). Educación, ¿profesión u oficio? Series Iberoamericanas de
Museología, Vol. 2, pp. 261-269.
Sternik, I. (2006). Comunicación la verdadera historia. Foros. Recuperado el 16 de
febrero de 2018 de https://fsoc.mforos.com/1111703/5838925-historia-de-la-
carrera/
Suárez Villegas, J. C. (2009). La crisis de identidad del periodista y la ética profesional.
Estudios sobre el mensaje periodístico, Nº 15, pp. 119-134.
Suárez Villegas, C. (2011). El debate en torno a la utilización de la cámara oculta como
técnica de investigación periodística. Comunicación y Sociedad, Nº 24 (2), pp.
411-433.
Suárez Villegas, J.C. (2013a). ¿Existe un método de análisis de la ética periodística?
Investigar la Comunicación hoy. Revisión de políticas científicas y aportaciones
metodológicas: Simposio Internacional sobre Política Científica en Comunicación,
Nº 3, pp. 807-820.
Suárez Villegas, J. C. (2013b). La complementariedad entre la deontología y el
derecho apropósito de la actividad informativa. Estudios sobre el mensaje
periodístico, Nº 19 (1), pp. 281-293.
Suárez Villegas, C. (2014). Cuestiones deontológicas acerca de la veracidad
informativa. Razón y Palabra, Nº 87 (2), pp. 51-66.
465
Suárez Villegas, C. (2015a). Aspectos éticos y deontológicos de la actividad
periodística online. Su percepción por los profesionales. Revista Latina de
Comunicación Social, Nº 70, pp. 91-109.
Suárez Villegas, C. (2015b). La Comisión de Deontología como referente de la
autorregulación del periodismo: apuntes doctrinales sobre el periodismo digital.
Communication & Society, Nº 28 (3), pp. 135-150.
Suárez Villegas, C. (2015c). Nuevas tecnologías y deontología periodística:
comparación entre medios tradicionales y nativos digitales. El profesional de la
información, Nº 24 (4), pp. 390-395.
Suárez Villegas, C. y Álvarez, J.C. (2016). Los dilemas deontológicos del uso de las
redes sociales como fuentes de información. Análisis de la opinión de los
periodistas de tres países. Revista Latina de Comunicación Social, Nº 71, pp. 66-
84.
Terrile, R. A. (2001). Interpretación jurídica de la Constitución Nacional. Rosario: Juris.
Total Medios (2017a). Panorama del consumo de medios en Argentina. Recuperado
el 5/3/2018 de http://www.totalmedios.com/nota/30653/panorama-del-
consumo-de-medios-en-argentina-en-2016
Total Medios (2017b). Los sitios de noticias más visitados de la Argentina.
Recuperado el 5/3/2018 de http://www.totalmedios.com/nota/30839/clarin-la-
nacion-e-infobae-los-sitios-de-noticias-mas-visitados-de-la-argentina
Total Medios (2018). Infobae se transformó en el medio digital más leído de
Argentina. Recuperado el 2 de agosto de 2018 de
https://www.totalmedios.com/nota/35755/infobae-se-transformo-en-el-medio-
digital-mas-leido-de-argentina
Transparencia Internacional (2018). Índice de Percepción sobre la Corrupción.
Recuperado el 23 de diciembre de 2018 de
https://www.transparency.org/news/pressrelease/el_indice_de_percepcion_de
_la_corrupcion_2017_muestra_una_fuerte_presencia
Trías, Eugenio (2001). Ética y estética. Isegoría, Nº 25, pp. 147-175.
Tuchman, G. (1998). La objetividad como ritual estratégico: un análisis de las
nociones de objetividad de los periodistas. Cuadernos de información y
comunicación, Nº 5, pp. 199-218.
466
UCA-ODSA (2015). Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica
Argentina. Recuperado el 11 de septiembre de 2018 de
http://uca.edu.ar/es/observatorio-de-la-deuda-social-
argentina/publicaciones/publicaciones-odsa
Unesco (1983). Código Internacional de Ética Periodística. Recuperado el 28 de
octubre de 2018 de
http://www.editorialdigitaltecdemonterrey.com/materialadicional/p002/cap1/el
_unesco.pdf
Unesco (2018). Ética y autorregulación. Recuperado el 3 de junio de 2018 de
http://www.unesco.org/new/es/office-in-montevideo/comunicacion-e-
informacion/libertad-de-expresion/etica-y-autorregulacion/
Unicef (2014). Convención sobre los Derechos del Niño y sus tres protocoles
facultativos. Recuperado el 14 de febrero de 2019 de
https://www.unicef.org/argentina/media/571/file
Vázquez, F. (1999). Ética y deontología de la información. Madrid: Paraninfo.
Vicondoa Álvarez, M. (1995). La independencia del ombudsman español.
Communication & Society, Nº 8(2), pp. 185-195.
Vidal Casero, M. (2003). Información sobre códigos deontológicos y directrices sobre
ética en internet. Revista de Bioética y Ciencias de la Salud, Vol. 4, Nº 4.
Recuperado el 6 de octubre de 2017 de
http://www.bioeticacs.org/iceb/seleccion_temas/deontologia/CODIGOS_DEONT
OLOGICOS.pdf
Videla Rodríguez, J. J. (2004). La ética como fundamento de la actividad periodística.
Madrid: Editorial Fragua.
Villegas, C. (8 de marzo de 2013). The Washington Post ya no tiene ombudsman pero
sí representante del lector. Clases de Periodismo. Recuperado el 31 de agosto de
2018 de http://www.clasesdeperiodismo.com/2013/03/08/the-washington-
post-ya-no-tiene-ombudsman-pero-si-representante-del-lector/
Vozzi, N. (2011). La tolerancia y el problema del racismo en la sociedad
contemporánea. Una respuesta limitada para las sociedades pluriculturales.
Recuperado el 2 de febrero de 2019 de http://jornadasfilo.fahce.unlp.edu.ar/viii-
jornadas-2011/actas-2011/comision-etica/Vozzi-%20Natalia.pdf
467
Ward, S.J.A. y Wasserman, H. (2010). Media Ethics Beyond Borders: a global
perspective. New York/London: Routledge.
Zunino, E. (2009). Patria o medios: la loca guerra de los Kirchner por el control de la
realidad. Buenos Aires: Sudamericana.
Zurbano Berenguer, B. y García-Gordillo, M. (2017). Propuesta metodológica para la
evaluación de la calidad deontológica de las noticias sobre violencias contra las
mujeres. Communication & Society, Nº 30 (1), pp. 73-85.
468
Colegio de Periodistas de Chile (2015). Código de Ética: Colegio de Periodistas de Chile.
Arica, Chile. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.colegiodeperiodistas.cl/p/etica-periodistica.html
Colegio de Periodistas de Costa Rica (2011). Código de Ética de las y los Profesionales
en Comunicación [archivo PDF]. Costa Rica. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.colper.or.cr/userfiles/file/juridico/codigos/codigo_etica.pdf
Colegio de Periodistas de Honduras (1979). Código de Ética. Honduras. Recuperado el
19/06/2017 de:
http://colegiodeperiodistasdehonduras.hn/ippweb/codigo%20de%20etica.htm
Colegio Dominicano de Periodistas (1994). Código de Ética [archivo PDF]. Santo
Domingo, República Dominicana. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.unesco.org/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CI/CI/images/wmn/code%
20of%20Ethics%20Collegio%20de%20periodistas.pdf
Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela (2013). Código de Ética del Periodista
Venezolano. Caracas, Venezuela. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://cdn1.cnpven.org/archivos/80/original_codigoeticafinal.pdf
Consejo de Europa (1993). Código Deontológico Europeo de la Profesión Periodística.
Recuperado el 10 de noviembre de 2017 de
http://www.asociacionprensa.org/es/images/Codigo_Deontologico_Europeo_d
e_la_Profesion_Periodistica.pdf
Federação Nacional dos Jornalistas (2007). Código de Ética dos Jornalistas Brasileiros
[archivo PDF]. Vitória, Brasil. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://fenaj.org.br/wp-
content/uploads/2016/08/codigo_de_etica_dos_jornalistas_brasileiros-1.pdf
Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (s.f.). Código de Ética del
periodista mexicano: FAPERMEX. México. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.fapermex.com.mx/codigo_etica.html
Federación de Periodistas del Perú (2001). Código de Ética de la Federación de
Periodistas del Perú. Lima, Perú. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://federaciondeperiodistasdelperu.blogspot.com.ar/2009/10/codigo-de-
etica-de-la-fpp.html
469
Federación Internacional de Periodistas (1954[1986]). Declaración de principios sobre
la conducta de los periodistas. Recuperado el 10 de septiembre de 2017 de
http://www.ifj.org/es/la-fip/declaracion-de-principios-de-la-fip/
Federación Nacional de Periodistas del Ecuador (1980). Código de Ética Profesional del
Periodista. Quito, Ecuador. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.cpp.org.ec/images/descargas/codigoeticaprofesional.pdf
Sindicato de Periodistas del Paraguay (1999). Código de Ética del Sindicato de
Periodistas del Paraguay (SPP) [archivo PDF]. Paraguay. Recuperado el
19/06/2017 de: http://topua.semillas.org.py/wp-
content/uploads/2011/06/C%C3%B3digo-de-%C3%89tica-del-Sindicato-de-
Periodistas-del-Paraguay.pdf
Tribunal Nacional de Ética de Bolivia (2009). Código Nacional de Ética Periodística. La
Paz, Bolivia. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.bolpress.com/2016/09/29/codigo-nacional-de-etica-periodistica-
de-bolivia/
UNESCO (1983). Principios internacionales de ética profesional del periodismo.
Recuperado el 10 de septiembre de 2017 de
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-
PrincipiosInternacionalesDeEticaProfesionalEnElPer-5791502.pdf
Unión de Periodistas de Cuba (2013). Código de Ética del periodista. Cuba. Recuperado
el 19/06/2017 de: http://www.cubaperiodistas.cu/index.php/codigo-de-etica-
del-periodista/
Unión de Periodistas de Nicaragua (1995). Proyecto de Código de Ética Profesional de
los Periodistas de Nicaragua. Nicaragua. Recuperado el 19/06/2017 de:
http://www.aquinicaragua.com/periodistas.html
i
Para acceder al contenido de los códigos en versión digital, acceder a:
https://tesisbiderman.home.blog/2019/03/23/compilado-codigos-deontologicos-tesis-biderman-nunez/
470