Recurso de Reposición

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EXPEDIENTE: 2013 – 10 - 006815

Nº de la Diligencia: 032221305842E.

AL TESORERO DE GESTIÓN TRIBUTARIA PROVINCIAL DE ALBACETE

Dª RAQUEL GONZALO AMORÓS, mayor de edad, titular del D.N.I:


07548365H, y con domicilio a efectos de notificaciones en C/ Aniceto Coloma 5, Piso 6,
Puerta, Dch., Almansa (Albacete) CP 02640, ante este Órgano Administrativo
comparezco, y como mejor proceda en Derecho, DIGO:

Que al amparo de lo dispuesto en los artículos 222 al 225 de la Ley General


Tributaria y artículos 52 a 60 del Reglamento de Revisión en Vía Administrativa de los
Actos de Naturaleza Tributaria, aprobado por el Real Decreto 520/2005 de 13 de mayo,
por medio del presente escrito, en el plazo legalmente previsto por los artículos 222 a
225 de la Ley General Tributaria, interpongo RECURSO DE REPOSICIÓN contra la
resolución de NOTIFICACIÓN DE DILIGENCIA DE EMBARGO DE CUENTAS
BANCARIAS, dictada en fecha de 17 de marzo de 2022 , notificada a esta parte en
fecha de 06/06/2022, y adoptada por LA GESTIÓN TRIBUTARIA PROVINCIAL DE
ALBACETE, derivando a mi representada la Sra. Raquel Gonzalo responsabilidad
subsidiaria por la cantidad de CUATRO MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y CINCO
EUROS CON CUARENTA Y TRES CÉNTIMOS DE EURO (4.835,43 €) por apreciar
que la presente resolución no es conforme a Derecho y formulando las siguientes:

ALEGACIONES

PRIMERO. - DEL DEFECTO DE NOTIFICACIÓN DEL ACUERDO DE


INICIO DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO DE DERIVACIÓN DE
RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA.

La resolución que hoy se recurre, tal y como así consta en la primera página de la
misma, expone que, en fecha de 17 de enero de 2022, se inició el presente
procedimiento administrativo con objeto de derivar la acción administrativa para
exigir el pago de la deuda tributaria de PETERSON’S PARK SL, CIF B02371128, con la
Hacienda Municipal del Ayuntamiento de Almansa, por importe de 4.835,43 €, hecho
este que resulta totalmente incierto.

A mi representada, la Sra. Raquel Gonzalo Amorós, no le ha sido notificado en ningún


momento en fecha de 17 de enero de 2022, una comunicación de inicio de
Procedimiento Administrativo con objeto de derivar una acción administrativa a un
posible responsable subsidiario en calidad de administrador.

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El régimen general de las notificaciones tributarias se recoge en los E. Estas normas
tienen una gran relevancia ya que resultan aplicables a todos los procedimientos
tributarios, incluso sancionador y de revisión en vía administrativa. Para la notificación
de las liquidaciones tributarias se establecen unas normas específicas sobre su
contenido y requisitos en el artículo 102 de la Ley 58/2003, General Tributaria.

Por su parte el Real Decreto 1065/2007, de 27 de julio, por el que se aprueba el


Reglamento General de las actuaciones y los procedimientos de gestión e inspección
tributaria y de desarrollo de las normas comunes de los procedimientos de aplicación
de los tributos, recoge también en sus artículos 114 a 115 ter algunos aspectos concretos
de las notificaciones tributarias, entre las normas comunes sobre actuaciones y
procedimientos tributarios.

El régimen general de notificaciones administrativas se encuentra en los artículos


58 a 61 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que regula
tanto las notificaciones como la práctica de las mismas.

Finalmente debe tenerse presente lo dispuesto en el Real Decreto 1363/2010, de 29 de


octubre, por el que se regulan supuestos de notificaciones y comunicaciones
administrativas obligatorias por medios electrónicos en el ámbito de la Agencia Estatal
de Administración Tributaria.

La notificación de los actos de la Administración constituye, por un lado, un requisito


necesario para la eficacia de dichos actos, sin el cual no pueden ser exigidos
válidamente, y por otro una garantía para los interesados pues asegura su
conocimiento por parte de ellos. La falta de notificación o la notificación defectuosa del
acto administrativo, no afecta a la validez de este, pero sí a su eficacia, que quedará
demorada hasta que aquélla se produzca.

El momento en que se entiende practicada la notificación es el de su recepción, no la


fecha en que se dictó el acto, ni cuando se le dio salida del órgano administrativo. Ese
instante tiene gran importancia en el procedimiento tributario, pues determina
normalmente el inicio o el fin del cómputo de plazos con enorme trascendencia: La
interrupción de la prescripción, la interposición de recursos y reclamaciones, el pago o
aplazamiento de la deuda tributaria, etc.

Las especialidades que presentan los procedimientos tributarios hacen que las
notificaciones que se practican en sede de los mismos revistan una serie de
singularidades respecto al régimen general del derecho administrativo, encaminadas
fundamentalmente a reforzar la efectividad de las mismas para este ámbito (sobre todo

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en el procedimiento de inspección) que las hacen merecedoras de un tratamiento
específico. No obstante, lo anterior, el régimen de notificaciones previsto en el
procedimiento administrativo común resulta de aplicación supletoria para todo
aquello que no esté expresamente previsto en las normas tributarias.

De la normativa reguladora del procedimiento administrativo común conviene


destacar lo siguiente:

a) Se deberán notificar a los interesados las resoluciones y los actos administrativos que
afecten a sus derechos e intereses. Por tanto, se incluyen también los actos de trámite
que puedan ser objeto de impugnación separada.

b) Toda notificación deberá ser cursada (o al menos intentada) dentro del plazo de diez
días hábiles a partir de la fecha en que el acto haya sido dictado (aunque el
incumplimiento de este plazo difícilmente puede constituir causa invalidante de la
notificación). Además, deberá contener el texto íntegro de la resolución (no basta una
mera referencia al acto), la indicación de si es o no definitivo en la vía administrativa, y
la expresión de los recursos que procedan, órgano ante el que hubieran de presentarse
y plazo para interponerlos.

c) Las notificaciones defectuosas que, conteniendo el texto íntegro del acto, omitiesen
alguno de los demás requisitos mencionados anteriormente, surtirán efecto a partir de
la fecha en que el interesado realice actuaciones que supongan el conocimiento del
contenido y alcance de la resolución o acto objeto de notificación, o bien interponga
cualquiera de los recursos que procedan. Respecto a la interposición de recursos, el
Tribunal Supremo (Sentencia del Tribunal Supremo de 12 de marzo de 1999) mantiene
que esta norma no puede entenderse en el sentido de ser convalidaría cuando el sujeto
pasivo se dé expresamente por notificado precisamente para impugnar la notificación,
pues si así fuera nunca podrían atacarse los defectos de la notificación, ya que al
impugnarla habría que suponerla convalidada.

Al haberse realizado las notificaciones en un domicilio que no corresponde a la


residencia habitual del deudor constando este empadronado en CL Joan Joanes nº 1
Puerta 5 F, es por lo que la administración incurre en un defecto de Notificación tanto
de la diligencia de embargo de cuentas bancarias como en la notificación de las deudas
del procedimiento ejecutivo.

SEGUNDO. - Al discrepar de lo manifestado en la resolución de 6 de junio de


2022, es por lo que dentro del plazo legalmente establecido al efecto esta parte viene a
presentar el Recurso de Reposición que nos ocupa.

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TERCERO. – Respecto a la documentación a acompañar en la presente
reclamación, indicamos que es la misma que se encuentra en el Expediente derivación
de responsabilidad subsidiaria de los administradores, Expediente: 2013 – 10 – 006815.

CUARTO. - Esta parte manifiesta su absoluta disconformidad con el contenido


de la resolución de fecha de 17/03/2022 y en legal tiempo y forma venimos a interponer
RECURSO DE REPOSICIÓN por entender infringidos los siguientes preceptos
legales:

1. Infracción del artículo 40 de la Ley de Procedimiento Administrativo Común.


2. Infracción del Art. 42 LGT 58/2003.
3. Infracción artículo 59 de la LGT 58/2003.
4. Infracción del Art. 174 y 175 de la LGT 58/2003.
5. Infracción del Art. 24 de la CE.
6. Infracción del art. 3.1 del Código Civil.
7. Infracción del Art. 104 LGT.
8. Infracción del Art. 68 LGT.
9. Infracción del Art. 174 LGT.
10. Infracción del art. 175 LGT.
11. Infracción del Art. 167.7 LGT.

A las anteriores alegaciones, se suman los siguientes:

FUNDAMENTOS DE DERECHO

I. LEGITIMACIÓN ACTIVA. La legitimación activa le corresponde a mi


representada Dª RAQUEL GONZALO AMORÓS puesto que en virtud del art. 19.1.A)
de la Ley 19/1998 de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-
Administrativa ya que ostenta un derecho interés legítimo en el presente Recurso, y en
base al art. 4.1.a) de la Ley 35/2015 de 1 de octubre de Procedimiento Administrativo
Común de las Administraciones Públicas, por ser quien posee la condición de
interesado en el presente procedimiento.

II. LEGITIMACIÓN PASIVA. La legitimación pasiva la ostenta el Órgano


Administrativo correspondiente que en este caso se identifica con EL TESORERO DE
GESTIÓN TRIBUTARIA PROVINCIAL DE ALBACETE, con domicilio en Pl De la
Mancha, 15, CP 02001 ALBACETE puesto que en cumplimiento del artículo 123 de la
Ley 39/2015 de Procedimiento administrativo común de las Administraciones Públicas,
el recurso de reposición se interpone ante el propio órgano que dictó el acto.

III. RECURSO PROCEDENTE. De conformidad con el artículo 223 de la LGT


58/2003 de 17 de diciembre, procede la interposición de Recurso de Reposición en el
plazo de 1 mes a contar desde el día siguiente de la notificación del Acto impugnado y

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ante el órgano que dictó el acto, por lo que presentamos el correspondiente recurso en
legal tiempo y forma.

VI. FONDO DEL ASUNTO:

ÚNICO. - Defecto de Notificación y Nulidad de Actuaciones.

Es doctrina reiterada, que la notificación consiste en una comunicación formal del acto
administrativo de que se trate, de la que depende la eficacia de aquél, y constituye una
garantía tanto para el administrado como para la propia Administración. Para aquél,
en especial, porque le permite conocer exactamente el acto y le permite, en su caso,
impugnarlo.

La notificación, no es, por tanto, un requisito de validez sino de eficacia del acto y sólo
desde que ella se produce el denominado dies a quo, a efectos de poder determinar el
momento en que comienza el cómputo de los plazos de los recursos procedentes.
Como mecanismo de garantía está sometida a determinados requisitos formales
(artículo 58.2 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común), de modo que las notificaciones defectuosas no
surten, en principio, efectos, salvo que la notificación defectuosa se convalide
produciendo entonces los efectos pertinentes.

Los órganos jurisdiccionales se han pronunciado en numerosas ocasiones, en el sentido


de que las notificaciones devienen defectuosas, cuando no cumplen las garantías
establecidas para asegurar la finalidad perseguida por la Ley (STS 23 febrero 1993) y
que la notificación no es correcta, si no se indican los recursos procedentes contra la
resolución, plazo para interponerlo y ante quien hacerlo (STS 6 febrero 1995 y de 15- de
noviembre de 1996).

Incluso la doctrina del Tribunal Constitucional sobre la validez del mecanismo edictal
de notificaciones, no ya en la vía administrativa, sino en la judicial pero cuyo
razonamiento son plenamente aplicables al procedimiento administrativo, es amplia, y
así la sentencia de 5 de octubre de 1989, núm. 155/1989 ha declarado lo siguiente:

“En referencia a las concretas garantías a través de las cuales se instrumenta y


asegura el derecho a la defensa, las notificaciones cumplen una función relevante,
ya que, al dar noticia de la correspondiente resolución, permiten al afectado adoptar
las medidas que estime más eficaces para sus intereses, singularmente la oportuna

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interposición de los recursos procedentes, según constante doctrina de este
Tribunal”.

Continúa la sentencia indicada al expresar:

“Se entiende, por otra parte, que la regulación de los actos de comunicación en el
proceso queda deferida al legislador, quien debe adoptar, no obstante, las medidas
necesarias para la efectividad del derecho (STC 36/1987), y que no existe, en
principio, objeción constitucional respecto de las previsiones contenidas en la Ley
de Enjuiciamiento Civil, que establecen distintas modalidades de notificación, una
personal, con carácter principal o prioritario, y otras con alcance supletorio o
excepcional, habiéndose pronunciado reiteradamente este Tribunal en relación con
la validez de la practicada por correo y de la edictal o en estrados (SSTC 114/1986
y 36/1987, entre otras muchas).”

En estos casos, el obligado tributario que no recibe la notificación de forma correcta o


ha provocado una notificación infructuosa, suele alegar lo siguiente:

a) que la Administración tributaria ha actuado colocándole en una clara


indefensión pues el acta de inspección de la que derivaba la deuda carecía total
y absolutamente de fundamento;

b) que no ha tenido conocimiento del acto de naturaleza jurídica tributaria


(como puede ser un embargo de cuentas bancarias acordado en un
procedimiento recaudatorio seguido contra el mismo)

c) la incorrección de la liquidación practicada y de la sanción impuesta.

Por ello, las garantías que fundamentan y regulan el procedimiento de notificación,


están establecidas no sólo en beneficio del obligado tributario, para que no cualquier
intento de notificación merezca esta consideración jurídica, y también como sinónimo
de eficacia de la actividad administrativa. Es obvio que la notificación no puede
practicarse de cualquier modo, pero también lo es que cuando la Administración
Tributaria cumple con fidelidad las prescripciones legales, los intentos obstructivos del
obligado tributario en modo alguno pueden tener relevancia jurídica para conseguir su
ineficacia. De lo contrario todo el procedimiento de notificaciones dependería de la
voluntad del obligado tributario, que podría fácilmente obstaculizar la notificación de
las resoluciones, acuerdos y requerimientos que se dictasen y que deben ponerse en su
conocimiento para su posterior cumplimiento.

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Aquí se encuentra, pues, el fundamento de la notificación, que consiste en poner en
conocimiento del interesado una resolución administrativa para que sea cumplida.

El análisis pormenorizado de la jurisprudencia del Tribunal Supremo en materia de


notificaciones en el ámbito tributario, inevitablemente muy casuística, pone de relieve
que, al objeto de determinar si debe entenderse que el acto administrativo o resolución
notificada llegó o debió llegar a conocimiento tempestivo del interesado, los elementos
que, con carácter general deben ponderarse, son dos.

En primer lugar, el grado de cumplimiento por la Administración de las formalidades


establecidas en la norma en materia de notificaciones, en la medida en que tales
formalidades van únicamente dirigidas a garantizar que el acto llegue efectivamente a
conocimiento de su destinatario.

Y, en segundo lugar, las circunstancias particulares concurrentes en cada caso, entre las
que necesariamente deben destacarse tres:

a) El grado de diligencia demostrada tanto por el interesado como por la


Administración.

b) El conocimiento que el interesado haya podido tener del acto o resolución


por cualesquiera medios.

c) El comportamiento de los terceros que, en atención a la cercanía o


proximidad geográfica con el interesado, pueden aceptar y aceptan la
notificación.

La primera de las circunstancias concurrentes a valorar es el deber de diligencia


exigible tanto al obligado tributario como a la Administración.

Con relación a la diligencia que ha de demostrar el obligado tributario, se ha dicho que


corresponde a los obligados tributarios realizar todas las actuaciones necesarias
dirigidas a procurar la recepción de las comunicaciones enviadas por la
Administración tributaria, y, en particular declarar el domicilio fiscal para facilitar una
fluida comunicación con las Administraciones Tributarias.

El Tribunal Supremo ha puesto especial énfasis en el deber de los obligados tributarios


de comunicar su domicilio y los cambios en el mismo. En particular, se ha afirmado
con rotundidad que, en la medida en que la carga de fijar y comunicar el domicilio
recae normativamente sobre el sujeto pasivo, si tal obligado tributario no cumple con la

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citada carga, el potencial cambio real de domicilio no produce efectos frente a la
Administración hasta que se presente la oportuna declaración tributaria.

En este sentido, se ha rechazado que la notificación edictal lesionara el artículo 24.1 de


la Constitución, en ocasiones en las que se ha modificado el domicilio sin
comunicárselo a la Administración tributaria siempre y cuando la Administración
tributaria haya actuado a su vez con la diligencia y buena fe que le resultan exigibles.

Por lo que se refiere a la diligencia que corresponde a la Administración: El Tribunal


Constitucional, subrayando el carácter “residual”, “subsidiario”, “supletorio” y
“excepcional”, de “último remedio” -apelativos, todos ellos, empleados por el
Tribunal- de la notificación mediante edictos ha señalado que tal procedimiento sólo
puede ser empleado cuando se tiene la convicción o certeza de la inutilidad de
cualquier otra modalidad de citación.

En la misma dirección se ha pronunciado también el Tribunal Supremo, sobre estas


afirmaciones generales deben hacerse algunas matizaciones. Así, en lo que a los
ciudadanos se refiere, el Tribunal Supremo ha señalado que el principio de buena fe
impide que el administrado, con su conducta, pueda enervar la eficacia de los actos
administrativos y les impone un deber de colaboración con la Administración en la
recepción de los actos de comunicación que aquella les dirija que conlleva, en lo que
aquí interesa, que si el interesado incumple con la carga de comunicar el domicilio o el
cambio del mismo, en principio, siempre que la Administración haya demostrado la
diligencia y buena fe que también le son exigibles, debe sufrir las consecuencias
perjudiciales de dicho incumplimiento.

Pero también se ha puesto énfasis en el hecho de que la buena fe no sólo resulta


exigible a los administrados, sino también a la Administración, aún cuando los
interesados no hayan actuado con toda la diligencia debida en la comunicación del
domicilio (bien porque no designaron un domicilio a efectos de notificaciones, bien
porque los intentos de notificación en el indicado han sido infructuosos), antes de
acudir a la notificación edictal o mediante comparecencia, intente la notificación en el
domicilio idóneo, bien porque éste consta en el mismo expediente bien porque su
localización resulta extraordinariamente sencilla, normalmente acudiendo a oficinas o
registros públicos.

Una vez fijados con claridad los criterios que permiten determinar en cada caso
concreto si debe o no entenderse que el acto o resolución llegó al conocimiento debido
del interesado, con respeto a las garantías formales y temporales (y, por tanto, se le
causó o no indefensión material) procede distinguir, fundamentalmente, entre los

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supuestos en los que se cumplen en la notificación del acto o resolución todas y cada
una de las formalidades previstas en la norma (o reclamadas en la interpretación de las
mismas por la doctrina de los órganos jurisdiccionales), y aquellos otros en los que
alguna o algunas de dichas formalidades no se respetan.

En aquellos supuestos en los que se respetan en la notificación todas las formalidades


establecidas en las normas, y teniendo dichas formalidades como única finalidad la de
garantizar que el acto o resolución ha llegado a conocimiento del interesado, debe
partirse en todo caso de la presunción, iuris tantum de que el acto de que se trate ha
llegado tempestivamente a conocimiento del interesado.

La presunción de que, efectivamente, la notificación ha tenido lugar, es siempre


cuestionable y tiene ciertos riesgos, por cuanto se llega a una determinada conclusión
en contra del interés del obligado tributario. Pero son las circunstancias objetivas que
concurren en cada caso, las que permiten deducir no necesariamente que el
destinatario haya tenido conocimiento del contenido del acto administrativo objeto de
notificación, sino que éste se ha notificado con todas sus consecuencias.

Cuando la presunción se deduce de la regulación de una norma jurídica, puede


demostrarse lo contrario, por medio de la prueba correspondiente, salvo que una
norma con rango de ley lo prohíba, como dispone el artículo 108.1 de la Ley 58/2003, de
17 de diciembre.

En este aspecto, debemos recordar el contenido del artículo 108.2 de la Ley General
Tributaria, cuando dispone lo siguiente:

“Para que las presunciones no establecidas por las normas sean admisibles como
medio de prueba, es indispensable que entre el hecho demostrado y aquel que se trate
de deducir haya un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano.”

Por lo tanto, las garantías formales de la notificación afectan tanto al obligado


tributario, para que quede en el expediente administrativo constancia fiel de que se ha
producido la recepción de la resolución administrativa objeto de notificación, como
para que también quede acreditada la eficacia de la misma resolución, pues en caso
contrario puede viciar de nulidad el procedimiento tributario de que se trate.

Y, por lo expuesto:

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SOLICITO AL TESORERO DE GESTIÓN TRIBUTARIA PROVINCIAL DE
ALBACETE, que teniendo por presentado este escrito en tiempo y forma legalmente
establecidos, se sirva de admitirlo, y tenga por interpuesto RECURSO DE
REPOSICIÓN, contra la resolución notificada a esta parte en fecha de 06/06/2022 de
acuerdo de derivación de responsabilidad subsidiaria a los administradores, con nº de
Documento de Referencia: EXPEDIENTE 2013 – 10 – 006815 , contra mi representada,
Dª RAQUEL GONZALO AMORÓS y en base a lo expuesto tenga por impugnada
dicha resolución y, teniendo en cuenta lo manifestado en la presente reclamación, se
insta al Órgano competente para que dicte resolución por la que se deje sin efecto la
resolución recurrida en reclamación de CUATRO MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y
CINCO EUROS CON CUARENTA Y TRES CÉNTIMOS DE EURO (4.835,43 €) en
virtud de las alegaciones esgrimidas, calificado como improcedente la El Acuerdo de
Derivación de Responsabilidad Subsidiaria de los Administradores, contra mi
representada, dejando sin efecto la anterior resolución notificada en fecha de
06/06/2022, e instando la NULIDAD DE LAS ACTUACIONES.

PRIMER OTROSÍ DIGO: Que al amparo de lo dispuesto en el artículo 236 de la


Ley General Tributaria interesamos nos sea puesto de manifiesto:

- El anterior expediente iniciado nº de Expediente: 2013 – 10 – 006815.

SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Asimismo, esta parte propone la práctica de los


siguientes medios de prueba:

1. Documental que se aporta en este escrito.


2. Documental que se encuentra en el expediente con nº de referencia: nº de
Expediente: 2013 – 10 – 006815.

TERCER OTROSÍ DIGO: Que, en virtud del artículo 224 Y 165 de la Ley
58/2003, queda suspendida automáticamente la ejecución del acto recurrido hasta la
resolución del mismo sin necesidad de prestar garantía.

Y, nuevamente SOLICITO que se tengan por admitidos los medios de prueba


propuestos a todos los efectos oportunos.

Es Justicia que pido en Albacete a 5 de julio de 2022.

Fdo. Raquel Gonzalo Amorós.

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