EXPERIENCIA MSTICA DE LA PATERNIDAD DE DIOS

DANIEL DE PABLO MAROTO

El acceso del hombre a Dios, especialmente en Occidente, se ha realizado a travs del pensamiento, del conocimiento racional. Es verdad que algunas escuelas de teologa y de espiritualidad han propuesto tambin la va del corazn o de la afectividad, el amor como causa del conocimiento de Dios. Al pueblo le ha llegado el concepto de Dios que le han transmitido los predicadores, los escritores piadosos, los telogos, subrayando con frecuencia ciertos aspectos del Dios del Antiguo Testamento, como la clera, la justicia, el castigo, sobre la misericordia, faceta destacada en el Dios de nuestro Seor Jesucristo. En el ao dedicado al Padre (1999) antes del gran jubileo del ao 2000, y en un Simposium teolgico consagrado al tema, me ha parecido conveniente or la voz de los grandes msticos, los mejores hijos de Dios, los que hablan por propia experiencia de su paternidad, comunicndola a la Iglesia como buena noticia. Quizs el mundo actual, hurfano de cario, de perdn, de misericordia entraable, necesite or esa experiencia. La lectura de los msticos ayudar al telogo, al pastor de almas, al predicador o confesor, a desterrar de una vez para siempre la figuracin de un dios demasiado antropomrfico, poco acorde con el Dios del Evangelio. 1. MSTICA Y TEOLOGA. MSTICOS Y TELOGOS Para mejor comprender el tema, permtaseme recordar una pgina de historia de la espiritualidad: la relacin entre mstica y teologa, entre msticos y telogos. Hasta el siglo XII la teologa o era mstica, narracin de una experiencia religiosa del monje telogo, o era una reflexin sobre los varios sentidos que encerraba la Escritura: el literal o histrico, el moral o tropolgico, el teolgico o alegrico y el mstico o

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anaggico1. En cualquier caso, era una lectura creyente de la historia de la salvacin que se realizaba en la vida del lector-intrprete de la Biblia o en la Iglesia-sociedad de su tiempo. Lo que aconteci en el Antiguo y Nuevo Testamento segua aconteciendo en el monasterio, en la ciudad o en el agro, en la vida de cada fiel. Cuando en el siglo XII comienza a racionalizarse demasiado el pensamiento sobre Dios dando origen a la teologa-ciencia, los espirituales monjes y los msticos se separaron de los telogos escolsticos creando una rama en el tronco teolgico: la teologa espiritual. La confrontacin inicial hay que buscarla en san Bernardo y Abelardo, en san Pedro Damin y san Anselmo de Bec. Pero hay un personaje hasta hace poco oscuro y desconocido, y a quien se ha dado poca importancia en la controversia y, sin embargo, la tiene. Me refiero al cartujo francs Hugo de Balma, autor de una Theologia mystica, quien en la segunda mitad del siglo XIII se lamentaba de la racionalizacin de la teologa hecha por los telogos de la universidad, defensores de un conocimiento de Dios por va racional, verdadera mendicidad e idolatra, segn l. Contra la sabidura o ciencia mundanal de los telogos escolsticos, propuso una teologa santa y divinal, una sabidura celestial, que es un encendimiento de amor que se allega a Dios por grandeza de deseo... escrita en el corazn por alumbramientos divinales y por destellos celestiales2. Es decir, que el amor y la experiencia son causa del conocimiento de Dios. Por eso juzg a los telogos como sabihondos de la ciencia divina, en realidad, llenos de garrulera e ignorancia3. Sobre el tema escrib en otra parte:
El comienzo mismo de la obra, Viae Sion lugent, del profeta Jeremas, manifiesta la profunda amargura del autor. Y todo el prlogo son notas de este fnebre lamento: el clero, el pueblo, y lo que es ms terrible, los mismos religiosos y muchos varones famosos se han entregado a la vana curiosidad de la ciencia, abandonando el verdadero camino que conduce a Dios, que es la va afectiva4.
1. Henri DE LUBAC, Exgse mdivale, 4 vols., Aubier, Paris 1959-1963, especialmente vols. 1-2, trata ampliamente el tema. 2. Cito las palabras del traductor al castellano, Fray Antonio de Ciudad Real, franciscano de San Juan de los Reyes, de Toledo, donde public la obra del cartujo en 1514 con el ttulo de Sol de contemplativos. Edicin moderna en Sgueme, Salamanca 1992, cap. 1, pp. 33-34. En el original latino formaba parte del prlogo. El editor moderno, Teodoro H. Martn, poco aade en la Introduccin (pp. 9-23), a lo que propuse en mi tesis doctoral dedicada parcialmente a Hugo de Balma. Cf. Amor y conocimiento en la vida mstica, FUE-UPSA, Madrid-Salamanca 1979, pp. 11-103. 3. El cartujo escribi contra aliquos sciolos, Theologa mystica, prlogo, en Obras de san Buenaventura, vol. XI, Venetiis 1755, p. 345, que la versin castellana traduce por Sabidorcillos, o.c., p. 40. 4. Amor y conocimieno, ed. c., p. 23.

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La confrontacin inicial entre telogos y msticos se consum en un divorcio en el siglo XIV de consecuencias desastrosas para la Iglesia, como se dice y escribe repetidamente5. La polmica medieval no fue una lucha de escuelas teolgicas ni disputas verbales entre telogos y espirituales, sino un debate sobre Dios en su relacin con el hombre, y por lo mismo de eterna significacin para el discurso creyente. Se estaba invocando por parte de los espirituales el valor gnoseolgico de la experiencia como puente de unin del hombre con Dios. En el siglo XVI, con la fragmentacin de la Iglesia cristiana y la diversidad de credos, los msticos fueron llamados a juicio por los telogos como sospechosos, hasta que en el siglo XVII, en plena decadencia de la mstica, los menospreciaron. Hoy es de nuevo invocado su testimonio por los telogos de oficio. La experiencia como categora teolgica ha sido puesta de relieve por telogos y espiritualistas como lugar de encuentro con lo divino6. 2. EL DIOS PADRE EN LA EXPERIENCIA DE LOS MSTICOS La experiencia de los grandes espirituales forma parte de la vida de la Iglesia, de su doctrina y magisterio, y, en cuanto tal, es un locus theologicus. Ellos son personalidades totales, maestros en la fe, muchos son doctores de la Iglesia, todava no suficientemente valorados, porque no forman parte del tejido de los Manuales y de los escritos de teologa dogmtica o moral, cuando, en realidad, en ambas disciplinas son maestros y guas. Pues bien, la experiencia de la paternidad de Dios de algunos msticos es la que propongo como reflexin para telogos dogmticos y para pastores de la Iglesia. Ante la dificultad de estudiar a todos los msticos, selecciono algunos de los ms ricos de experiencia de lo divino, representativos de la tradicin mstica de Occidente, para que sirvan de clave de lectura de todos los dems. A. San Francisco de Ass San Francisco de Ass, mstico experimental de los tiempos medievales, sigue siendo tan actual como en el siglo XIII y su testimonio tiene una perenne significacin. Nacido en 1182 en una poca de bonanza econmica, de ideales caballerescos y de libertades ciudadanas,
5. Resumen de todo el proceso y bibiliografa pertinente en mi obra El camino espiritual. Manual de teologa espiritual, UPSA, Salamanca 1996, pp. 58-66. All mismo bibliografa y autores de la polmica y sus consecuencias espirituales para la Iglesia posterior. 6. Resumen all mismo, pp. 279-286.

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estren juventud y conversin en el rechazo de su padre de la tierra y el descubrimiento de Dios padre del cielo. Muri en su ciudad natal en 1226. a) Dios padre en el proceso de fe Su experiencia y descubrimiento de Dios padre es el final de un proceso de fe en el que recorre los siguientes estadios. Primeramente se encuentra con los hombres socialmente marginados, pobres y enfermos, especialmente los leprosos, en los que carismticamente descubre a Cristo encarnado en ellos. Son su misma persona, su imagen real. Francisco de Ass quiz no saba que Pierre de Blois ( 1200), un hombre de estado casi contemporneo suyo, haba llamado a los pobres vicarios de Cristo7. Pero s tuvo consciencia de que el encuentro con los pobres, los enfermos, fue la causa de su conversin, de su entrega a Dios, como l mismo confiesa en su Testamento espiritual:
El Seor me dio de esta manera, a m, el hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia; en efecto, como estaba en pecados, me pareca muy amargo ver leprosos, y el Seor mismo me condujo en medio de ellos, y practiqu con ellos la misericordia. Y, al separarme de los mismos, aquello que me pareca amargo, se me torn en dulzura de alma y cuerpo; y, despus de esto, permanec un poco de tiempo y sal del siglo8.

El segundo paso es el descubrimiento de Dios a travs del Verbo encarnado, crucificado en su persona y en los hombres marginados. Esto significa que el teocentrismo lo experimenta en la vivencia de un cristocentrismo radical. El Dios que ha descubierto Francisco de Ass a travs de esos circuitos de la fe, es el Dios Padre misericordioso, con precedencia cronolgica y con preferencia tambin a otras notas y ttulos, que tambin acepta y vive: Dios uno y trino, creador, Seor y trascendente, etc. Son varios los lugares de experiencia. Primero en la oracin, formulada como la alabanza y accin de gracias, en las que Dios deja de ser Seor para convertirse en Padre, en una curiossima versin del Oficio divino, abreviado para uso personal y devocional que

7. Carta al obispo de Lisieux, PL 207, 285-288. Citado por J.I. GONZLEZ FAUS, Vicarios de Cristo. Los pobres en la teologa y la espiritualidad cristianas, Trotta, Madrid 1991, p. 96. 8. Testamento, 1-2. Cristo descubierto en los leprosos, cf. en Toms DE CELANO, Vida primera, 9. SAN BUENAVENTURA, Leyenda mayor, 1, 5. Cristo encarnado en los pobres, cf. en CELANO, Vida primera, 76; Vida segunda, 85. SAN BUENAVENTURA, Leyenda mayor, 8, 5. Espejo de perfeccin, 37. Cito por la edicin de J.A. GUERRA (dir.), San Francisco de Ass. Escritos. Escritos. Biografas. Documentos de la poca, BAC, Madrid 19956.

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l compone con retazos de salmos y de otros textos de la Sagrada Escritura9. En segundo lugar, la aparente lejana de Dios, su trascendencia y su justicia, se modera con la nota amable de su ternura de padre misericordioso que perdona y comprende y exige el ejercicio del perdn a los que nos ofenden. Este mecanismo dialctico se evidencia en las breves glosas al Padrenuestro: Y perdnanos nuestras deudas por tu inefable misericordia... as como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y lo que no perdonamos plenamente, haz t, Seor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos10. De ah sus recomendaciones de perdonar a todos y de amar a los enemigos11, de tener misericordia de todos los hombres, especialmente de los hermanos12, con los que hay que comportarse como verdaderas madres13. En tercer lugar, Dios Padre se reviste de Providencia a cuya mesa comen todos los vivientes14, especialmente los hombres, los mendigos. Para Francisco aceptar a Dios como provisor de sus necesidades va ms all de vivir radicalmente la pobreza. Es hacer un acto de abandono, de confianza en Dios Padre que no olvida a sus hijos. En esa kenotizacin sociolgica por la carencia de los bienes temporales crece tambin la conciencia de ser nada ante Dios y, en consecuencia, esperar absolutamente todo de l: el alimento, la santidad y la salvacin escatolgica. Un inmenso mundo de valores crece simultneamente. Finalmente, hay que recordar la eleccin que Francisco de Ass hace del Padre Dios en lugar de su padre de la tierra cuando ste le exige cuentas por el despilfarro de sus bienes. Las crnicas del tiempo recogen el hecho siendo una de las escenas ms trgicas y circenses de la edad media, pero, al mismo tiempo, cargada de trascendencia como signo de una fe ciega en Dios-Providencia.
Intentaba despus el padre segn la carne escribe san Buenaventura llevar al hijo de la gracia, desposedo ya del dinero, ante la presencia del obispo de la ciudad, para que en sus manos renunciara a los derechos de la herencia paterna y le devolviera todo lo que tena... Llegando a

9. Cf. Oficio de la Pasin del Seor, en Escritos, pp. 30-45. 10. Parfrasis del Padrenuestro, 7-8., en Escritos, pp. 30-31. 11. Admoniciones, 3, 8-9, 9, 2; Regla primera, 22, 1-4; Carta a los fieles (2), 38. 12. Ejemplar a este respecto es la Carta a un ministro, en Escritos, pp. 71-72. 13. Con frecuencia alude Francisco a la condicin maternal de los hermanos en la fraternidad franciscana. Mejor expresado en Regla primera, 9, 10-11; Regla para los eremitorios, 1. 4. 8. 10. 14. El pedir limosna es para Francisco recurrir a la mesa del Seor en el sentido de absoluta dependencia de Dios como padre limosnero. Cf. Testamento, 22.

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la presencia del obispo, no se detiene ni vacila por nada, no espera rdenes ni profiere palabra alguna, sino que inmediatamente se despoja de sus vestidos y se los devuelve al padre... Se quita hasta los calzones y se presenta ante todos totalmente desnudo, diciendo al mismo tiempo a su padre: Hasta el presente te he llamado padre en la tierra, pero de aqu en adelante puedo decir con absoluta confianza: Padre nuestro que ests en los cielos15.

b) La fraternidad universal como corolario La fraternidad universal, tan alabada en las biografas de san Francisco, es puro corolario de este sentimiento de paternidad descubierto en la experiencia mstica. Es un modo de expresar su profundo sentido de filiacin divina que le hace considerar a todos los vivientes, y aun los seres inanimados, como hermanos. La comunin carismtica con Dios-Padre le conduce a comulgar con todo lo creado en un sentimiento de solidaridad universal posiblemente no recuperable en ningn otro santo. Pero tampoco aqu hay que olvidar la experiencia fundante: el descubrimiento del rostro divino del Verbo en la carne de Jess, microcosmos en el que se condensa toda la creacin. Es una de las facetas ms conocidas del Santo, por lo que no vale la pena insistir en ella, pero s darle apoyo documental y doctrinal. De nuevo san Buenaventura ilustra esta bellsima faceta del temperamento de Francisco como fruto de una profunda piedad.
Esta piedad era la que por la devocin le remontaba hasta Dios; por la compasin, le transformaba en Cristo; por la condescendencia, lo inclinaba hacia el prjimo; y por la reconciliacin universal con cada una de las criaturas, lo retornaba al estado de inocencia16.

El amor universal a las criaturas, la fraternidad universal estn bien reflejados en el admirable Cntico del hermano sol o de las criaturas, una de las ms altas expresiones de comunin con Dios Padre, con la vida y con el cosmos inanimado en el que todo se ha convertido en hermano: el sol, la luna y las estrellas, el viento, el agua, el fuego, la madre tierra, y hasta la misma muerte. Y no son expresiones retricas o lricas. Es como si un hombre medieval hubiese reconquistado la antigua inocencia de un Adn originario recin creado por Dios y no maliciado
15. SAN BUENAVENTURA, Leyenda mayor, 2, 4. El rrelato ha sido referido por ms fuentes con ligeras variantes, lo que indica que en su esencia es verdico. Cf. CELANO, Vida primera, 15. Vida segunda, 12. En consecuencia, no llamaba padre a nadie en la tierra. Espejo de perfeccin, 122. 16. Leyenda mayor, 8, 1.

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por Eva y la serpiente. Ambiente ednico y mesinico, no utpico, sino vivencia de un hermano de todos, de un creyente transfigurado por la gracia divina del amor. Me he detenido mucho en narrar la experiencia de san Francisco de Ass porque la considero de excepcional importancia no slo por su limpieza y profundidad, sino porque ha sido un manantial espiritual de la Europa cristiana, sin afirmar que todos los dems beben de este torrente. Quedan otras figuras a las que aludo ms brevemente. B. Santa Teresa de Jess El caso de santa Teresa es muy singular porque en ella se cruzan varias lneas operativas: la cultura popular, la ciencia teolgica y espiritual de los libros, los contactos personales y la experiencia mstica. Nacida en Avila en 1515, a los 13 aos hurfana de madre, muy querida por su padre, a quien amaba, respetaba y al que perdi a la edad de 28 aos. Teresa ha trazado su camino interior en unas obras escritas a la luz de esa experiencia, despus de haber pasado dos conversiones, una en 1554 ante un Cristo muy llagado, y la definitiva en 1556, bajo la fuerza del Espritu Santo. Tena la Santa 39 y 41 aos respectivamente17. A partir de la ltima fecha, comienza la Santa una escalada experiencial que culminar en la unin transformante18. Sus grandes quehaceres eclesiales, ser escritora y fundadora de la reforma de la orden del Carmen, comienzan despus de 1562, en plena madurez espiritual, que ir en aumento hasta la fecha de su muerte en Alba de Tormes en 1582. a) Dios Padre salvador La experiencia fundante de todas las dems en la vida de Teresa de Jess es que Dios existe y es Padre porque en ella ha obrado la salvacin con infinita misericordia y ternura. Se realiza en su vida lo que aconteci al pueblo de Israel con Yahv: el pueblo acepta a Dios como existente porque lo descubre como una fuerza operante en la historia, como libertador de las opresiones. A ese proceso salvfico lo llamamos en teologa bblica la historia salutis. Pues bien, Teresa de Jess ha vivi17. Se puede consultar el tema en Vida, caps. 9 y 23-24. Literatura de apoyo en mis estudios, Las cinco conversiones de Santa Teresa de Jess, en La vida sobrenatural 62 (1982) 340349; 401-411. Y Santa Teresa de Jess, doctora para una Iglesia en crisis, Monte Carmelo, Burgos 1981, pp. 41-65. 18. Situacin espiritual descrita por ella, sobre todo en Moradas, VI-VII.

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do, como otros muchos santos, una microhistoria de salvacin, la dimensin liberadora de Dios en un proceso lento y cambiante de eleccin divina desde la infancia, respuestas mediocres de Teresa en la adolescencia, acoso de Dios e infidelidades constantes en la juventud, hasta el derribo de los ltimos valuartes de la voluntad indmita de Teresa en plena madurez de la mujer19. Todo ello significa que Dios es no un misterio ad intra e incomunicable, sino un amor que se comunica para salvar y liberar. Es la inagotable bondad de Dios la que prevalece sobre las idolatras de la mujer Teresa. Nadie mejor que ella poda describir las peripecias de ese camino ascendente pero lleno de quebradas, de ascensiones y precipicios. Cuando escribe su Autobiografa en 1565 (50 aos), dos ideas tiene claras y aparecen como contrapuestas y contradictorias, pero que son en realidad complementarias: las mercedes y regalos de Dios Padre a Teresa y la ruindad de vida de la protagonista de la historia. Precisamente ah reside la fuerza y la atraccin del mensaje teresiano: el haber relatado su vida en tensin dialctica entre la libertad de la mujer y el imperio de la gracia. Dios es todo en la vida de Teresa, ella es nada, ruin, pecadorcilla, muladar, etc., en la que resplandece la grandeza y la liberalidad del padre que perdona y enriquece a la hija. La secuencia de un Dios operativo en la vida de Teresa es un ritornello que se repite en la Autobiografa. La conciencia de la paternidad de Dios aparece temprano en su vida. Desde nia siente en su alma imprimido el camino de la verdad (Vida 1, 5). Describiendo los vaivenes y veleidades de la adolescencia, Teresa nos ha dejado algunos testimonios de una enorme fuerza teolgica dignos de figurar en un tratado de antropologa teolgica. De lo cuales (peligros) me libr Dios de manera que se parece bien procuraba contra mi voluntad que del todo no me perdiese (Vida, 2, 6). Parceme andaba su Majestad mirando y remirando por dnde me poda tornar a S (Vida 2, 8). se es el contexto anmico y espiritual en el que madura su vocacin religiosa, que se completa con esta otra confesin: Andaba ms ganoso el Seor de disponerme para el estado que me estaba mejor (Vida 3, 3). A los grandes males y pecados y la gran ingratitud y maldad de Teresa, responde Dios con su gran magnificencia y misericordia. Por eso confiesa con humildad: tanto me ha sufrido (Vida, 4, 10-11). Escribe su vida para alabar a Dios misericordioso y bondadoso y para que el lector descubra que en un muladar
19. Este vaivn entre la gracia divina, respuestas de fidelidad e idolatras, como es la relacin de Israel con Yahv y que se repite en el caso de Teresa, es lo que da inters a su relato autobiogrfico. Cf. especialmente los captulos 1-10 y 23-24 de la Vida. Sigo la edicin de las Obras completas, EDE, Madrid 1984 (3).

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tan sucio y de mal olor hiciese huerto de tan suaves flores (Vida, 10, 9). Sintetiza bien en el prlogo de la Autobiografa la conciencia de haber sido salvada: Sea bendito por siempre, que tanto me esper, Los textos se podan multiplicar hasta el infinito porque el tejido de la Vida de santa Teresa es el canto a la misericordia de Dios, un magnificat alargado y monocorde, en el que aparece Dios y Teresa, el Dios padre y bondadoso a quien Teresa quiere cantar. As ttul ella el libro de su vida en una fecha tarda: De las misericordias de Dios20. b) Descubrimiento del Padre en la Humanidad de Cristo Es sta otra de las grandes aportaciones de santa Teresa a la teologa espiritual y dogmtica: la funcin meditica de la Humanidad de Jess para el descubrimiento de Dios Padre. Quiere esto decir que lo teocntrico pasa por lo cristocntrico. Dios es Padre de misericordia porque la ha liberado de s misma, de su afectividad descontrolada, se ha convertido enamorndose de la Humanidad de Jess y al descubrir su hermosura. Por eso, la defensa que ella hace de la Humanidad de Jess en la meditacin, y aun en los ms altos grados de la contemplacin, tiene un profundo significado cristolgico y espiritual. Va mucho ms all de un debate sobre la oracin y expresa su convencimiento de que el nico camino que le queda al creyente para descubrir a Dios Padre es la Humanidad de Jess. Conocida esa experiencia fundante, resulta clara la exgesis de ciertos textos teresianos que suenan a axiomas de cristologa dogmtica y son uno de los ncleos ms vigorosos de una teologa espiritual. Yo slo poda pensar en Cristo como hombre (Vida, 9, 6). Y veo yo claro... que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratsima... Muchas veces lo he visto por experiencia; hmelo dicho el Seor (Vida, 22, 6)21. Esa prctica de amor a Jesucristo la haba ejercitado en la oracin personal. Tena este modo de oracin, que, como no poda discurrir con el entendimiento, procuraba representar a Cristo dentro de m; y hallbame mejor a mi parecer de las partes adonde le vea ms solo. Parecame a m que estando solo y afligido, como persona necesitada, me haba de admitir a m (Vida, 9, 4).
20. Carta a D. Pedro de Castro y Nero, vila, 19 de noviembre de 1581, 2. Literatura de apoyo, M. HERRIZ, Slo Dios basta, EDE, Madrid 1980, pp. 15-77. Aunque es imprescindible leer los caps. 1-10 y 23-24 de la Autobiografa. 21. Conviene leer el cap. 22 de Vida, el 7 de las Moradas VI y el 26 del Camino, contemplacin amorosa de la pasin de Cristo. Suficientemente expuesto por m en Santa Teresa de Jess, doctora para una Iglesia en crisis, pp. 53-65.

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c) Retrato robot de Dios Padre Con esa experiencia como fundamento, se comprende el respeto y la familiaridad con que trata a Dios Padre, como una persona amiga, cercana, amorosa y misericordiosa, tal como aparece en el Hijo: Vea que aunque era Dios, que era hombre, que no se espanta de las flaquezas de los hombres, que entiende nuestra miserable compostura (Vida 37, 5). Que no es nada delicado mi Dios: no mira en menudencias (Camino V, 23, 3. Texto tachado por la censura). Fe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer y no se acuerda de nuestra ingratitud... Miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cans de ofenderle que su Majestad dej de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias (Vida 19, 15). En el jugoso comentario al Padrenuestro desahoga su alma de amante contemplativa y vuelve a su pluma la ternura de Dios Padre, el mejor de todos, y tan cercano est en el corazn que no es necesario irle a buscar al cielo: Siendo Padre nos ha de sufrir por graves que sean las ofensas. Si nos tornamos a l, como al hijo prdigo hanos de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo ha de hacer un tal Padre, que forzado ha de ser mejor que todos los padres del mundo, porque en l no puede haber sino todo bien cumplido (Camino V, 27, 2. Cf. 28, 2). C. San Juan de la Cruz La experiencia de Dios como padre en san Juan de la Cruz tiene un contexto familiar y espiritual muy curioso. Nacido hacia 1542 en Fontiveros, hurfano de padre hacia los tres aos, mendigo de oficio, ni su baja extraccin social, ni su condicin de hurfano han pesado en su percepcin de Dios como padre y ha sido superada en la experiencia mstica. Muri en beda en 1591. Aparentemente es ms sobrio, menos autobiogrfico, reacio a personalizar, pero cualquier lector en profundidad de sus obras escritas descubre a fray Juan de la Cruz caminante en la Noche oscura de la Subida del Monte Carmelo, cantor en el Cntico espiritual y transfigurado en Dios en la Llama de amor viva. Ms que teologa sobre Dios Padre transmite teosofa, sabidura de Dios por experiencia, encontrando en l al padre que no conoci en la tierra. Pocas pinceladas bastan para dibujar al piadoso y omnipotente padre descrito por san Juan de la Cruz (Llama, 2, 16). El alma enamorada del Cntico espiritual descubre en el pecho de Dios, el misterioso hogar unamuniano, el soberano y largo amor de padre asu-

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miendo la condicin maternal: Comuncase Dios en esta interior unin al alma con tantas veras de amor, que no hay aficin de madre que con tanta ternura acaricie a su hijo, ni amor de hermano ni amistad de amigo que se le compare; porque aun llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso padre regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma... que se sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer, como si l fuese su siervo y ella fuese su seor (Cntico, 27, 1). Dios se transforma, en la prosa potica y simblica del Santo, en lmparas de fuego que se comunican al cristiano santo vehiculadas por el amor, mediante el cual recibe su sabidura, bondad, santidad, justicia (hace mercedes justamente), misericordia, piedad y clemencia (Llama, 3, 6). Hay que aludir tambin al proyecto de Dios uno y trino de salvar al hombre para descubrir el trasfondo afectivo, la urdimbre amorosa de Dios, que es toque delicado en el Hijo, cauterio suave y llaga en el Espritu Santo, y mano blanda que enmascara al piadoso y omnipotente padre22. Finalmente, Juan de la Cruz presenta a Dios Padre educando a sus hijos los hombres en una ascensin progresiva, al modo que la amorosa madre hace al nio tierno, al cual al calor de sus pechos le calienta, y con leche sabrosa y manjar blando y dulce lo cra y en sus brazos le trae y regala (Noche, I, 1, 29). Un Dios que condesciende hasta con los errores y caprichos de los hombres en una singular sincatabasis o pedagoga divina23. D. Santa Teresa de Lisieux Teresa de Lisieux es discpula de los dos grandes maestros del Carmelo cuyo carisma todava perdura por su doctorado oficial (1997). Su mensaje, recibido de modo carismico y experiencial, se centra fundamentalmente en el descubrimiento de Dios como padre. Nacida en Alenon en 1873 y muerta en el Carmelo de Lisieux en 1897, despus de su muerte provoc un huracn de glorificaciones pstumas hasta la temprana beatificacin en 1923 y canonizacin dos aos despus por Pio XI. Hurfana de madre a los cinco aos, fue muy querida por su padre y sus hermanas mayores. El caso Teresita es sintomtico en la historia de la espiritualidad como superacin del jansenismo rigorista que serpeaba todava en la Iglesia despus de dos siglos de existencia y
22. Llama de amor viva, 2, 1-16. Vale la pena leer tambin el comentario de Llama, 3, 2-

8.

23. Es admirable el cap. 21 de Subida, II. Vale la pena leerlo entero en el contexto del cap. 22.

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que insista en la ascesis personal y la necesidad de las obras, en el Dios justiciero y castigador de los pecadores, ideologa que generaba ms temor a Dios que amor. Slo en ese contexto histrico se puede valorar la novedad de su mensaje carismtico. El camino de infancia espiritual, fundado en la dinmica de la confianza, en el abandono al amor misericordioso para presentarse ante el juez divino con las manos vacas, slo llenas de los mritos de Cristo, de Mara y de todos los santos, encierra una profunda vida teologal, un amor apasionado a un Dios concebido como padre-madre. Es posible que estos sentimientos tengan un fundamento psicolgico innegable en la ternura con que la trataron su padre y sus hermanas, especialmente Paulina, su madre priora (Madre Ins) en el Carmelo. Pero creo que en ella es ms un descubrimiento carismtico de la paternidad de Dios sobre los hombres, siempre nios necesitados de ternura, bondad y misericordia. Es verdad que su visin de Dios Padre est muy centrada en Jesucristo, en el nio Jess, el amigo y confidente, el esposo, el crucificado siervo de Yahv, santa faz desfigurada por la que siente una tierna piedad. Teresita sera un caso clamoroso de un cristocentrismo radical en el sentido de que vive la dimensin paternal-maternal de Dios, su infinito amor misericordioso en el Verbo encarnado y en los diversos misterios de su vida. La culminacin de ese camino fue la ofrenda de su vida como vctima de holocausto al amor misericordioso de Dios. Si bien la frmula orante invoca en primer lugar a la Ssma. Trinidad y tiene una estructura cristocntrica24. ste es el panorama que ofrece la historia de la mstica sobre la imagen de Dios Padre. No siempre la teologa dogmtica ha sido tan lcida. Tampoco lo ha sido la predicacin y el ministerio pastoral, especialmente en tiempos pasados, mientras los msticos examinados vivan esta hermosa experiencia de la paternidad de Dios sobre los hijos, especialmente los pecadores. Pienso que lo dicho no son ms que unos apuntes sueltos de una teologa que se poda renovar desde sus cimientos si contase ms con los grandes espirituales, con los msticos.

24. Es difcil documentar estas afirmaciones porque constituyen la esencia del mensaje de Teresa de Lisieux expuesto en sus breves pero sustanciosos escritos. Como bibliografa de apoyo puede leerse Conrad DE MEESTER, Dinmica de la confianza. El secreto de Teresa de Lisieux, Monte Carmelo, Burgos 1998. Y Emilio J. MARTNEZ, La ternura es el rostro de Dios: Teresa de Lisieux, EDE, Madrid 1997. Y mi aportacin al Congreso Internacional sobre santa Teresita (Salamanca, 30 noviembre-4 diciembre 1998), Francisco de Ass y Teresa de Lisieux: dos cimas de espiritualidad evanglica, en Actas, de prxima aparicin.