Derecho Natural
Derecho Natural
Derecho Natural
Busto del jurista, abogado, orador, filósofo y escritor Marco Tulio Cicerón, uno de los
primeros en desarrollar el principio de que hay un derecho universal común a toda la
humanidad que es de categoría superior al derecho positivo.
El derecho natural es una doctrina ética y jurídica que postula la existencia de derechos
fundamentados o determinados en la naturaleza humana. Propugna la existencia de un
conjunto de derechos universales, anteriores, superiores e independientes al derecho escrito,
al derecho positivo y al derecho consuetudinario. Se denomina iusnaturalismo al conjunto
de pensadores o de escuelas de pensamiento que se inspiran en el derecho natural.
Índice
1 Introducción
o 1.1 Tesis
2 Nociones históricas
o 2.1 Iusnaturalismo clásico
2.1.1 Grecia y Roma
2.1.2 Cristianismo
o 2.2 Iusnaturalismo moderno
o 2.3 En el cristianismo
3 Algunos representantes relevantes del Iusnaturalismo
4 Críticos del iusnaturalismo
5 Véase también
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
Introducción
Bajo el término «iusnaturalista» se agrupa a un conjunto de teorías sobre el derecho y la
justicia que difieren en métodos y formas de fundamentación, pero que coinciden en
sostener que existen ciertos mandatos o principios que por definición pertenecen al
derecho, de modo que si el derecho positivo no los consagra y sanciona no es verdadero
derecho. Dicho de otro modo, las teorías iusnaturalistas o «jusnaturalistas» afirman que la
legitimidad de las leyes positivas, que son el conjunto de normas efectivamente vigentes en
un Estado, dependen en último término de su concordancia con el derecho natural. En
definición de Johannes Messner, «el derecho natural es orden de la existencia» (Naturrecht
ist Existenzordnung).1 Para Messner, el derecho natural contiene principios específicos y
negar esto implica entrar en contradicción con la conciencia humana.
El jurista Gustav Radbruch afirmó que «la ley extremadamente injusta no es una verdadera
ley».
En la literatura aparece ya la antinomia entre la autoridad humana (el νόμος o nόmos) y las
«leyes no escritas», que provienen de la voluntad divina (los ἄγραπτα νόμιμα o ágrapta
nόmima) en la tragedia Antígona de Sófocles, en cuyos versos se apoyan aquellos que
defienden la existencia de un derecho absolutamente válido superior y anterior a las leyes
humanas. Asimismo, la invocación del derecho natural sirvió a los juristas estadounidenses
del siglo XVIII para proclamar y autentificar la independencia de su país respecto del Reino
Unido alegando su derecho de resistencia a la opresión, "consecuencia de todos los demás
derechos" que acogen también las constituciones francesas de 1789 y 1793.
La filosofía del derecho de Radbruch deriva del neokantismo, que postulaba que hay una
ruptura entre ser (Sein) y deber ser (Sollen), o entre hechos y valores. Asimismo, existe una
divisoria tajante entre las ciencias explicativas, causales, como las ciencias de la naturaleza,
y las ciencias interpretativas o comprehensivas ("ciencias del espíritu"). La ciencia del
derecho se situaría, para Radbruch, entre las ciencias del espíritu, pues no se limita a
describir una realidad, sino que aspira a comprender un fenómeno cargado de valor (el
derecho). La ciencia jurídica se distingue así tanto de la sociología del derecho como de la
filosofía del derecho.
Radbruch asumió durante la mayor parte de su vida una postura racionalista y relativista,
definiendo el relativismo como "el supuesto ideológico de la democracia". 3 Ninguna
ideología es demostrable ni refutable, y todas merecen similar respeto. Sin embargo,
después de 1945 Radbruch experimenta una evolución en sus posiciones teóricas, como
consecuencia de la caída del régimen nazi, el desvelamiento de sus crímenes y la necesidad
de juzgar a los responsables de estos. Admite entonces la posibilidad de un "derecho
supralegal" o "naturaleza de las cosas" que se impone sobre las leyes abiertamente injustas
y arbitrarias. Algunos autores, como Lon Fuller, interpretan esto como un cambio de
postura desde el positivismo al iusnaturalismo; otros, como Erik Wolf, han defendido la
esencial continuidad del pensamiento de Radbruch.4
Tesis
Este último punto, no obstante, no lo tratan de manera uniforme todos los autores
iusnaturalistas. Obviamente, para algunos no cualquier omisión o contravención de los
principios morales incorporados al derecho acarrea la invalidez del ordenamiento jurídico
positivo.
Por su parte, Robert Alexy explica que puede entenderse que la aplicación de la llamada
"fórmula de Radbruch" ("la ley extremadamente injusta no es verdadera ley") puede
entenderse de dos maneras, que corresponden a lo que él llama la "tesis de la irradiación" y
la "tesis del derrumbe", respectivamente.5
De acuerdo a la segunda tesis, la "tesis del derrumbe", la fórmula debe aplicarse a normas
jurídicas particulares, de suerte que el único modo en que un ordenamiento jurídico positivo
pudiera ser considerado inválido en su totalidad tendría lugar porque en él hubiese muchas
normas particulares extremadamente injustas, de modo que la eliminación de todas y cada
una de ellas dejaría al ordenamiento jurídico sin normas suficientes para poder regular las
relaciones sociales. Alexy afirma que debe desecharse la primera tesis, la "tesis de la
irradiación", en consideración a la certeza jurídica. En consecuencia, solo admite la
segunda forma de aplicación de la fórmula de Radbruch.
Nociones históricas
El derecho natural, al contrario que el derecho positivo, no se encuentra escrito, sino que
emana de la misma especie humana, de la misma condición humana. Es inherente e igual
en cada uno de sus miembros independientemente de su posición social, de su etnia y de su
nacionalidad, o de toda otra consideración. Es universal y ajeno a cambios históricos.
Algunos de sus mandatos también poseen expresión escrita, como la Regla de oro. Las
primeras formulaciones modernas del concepto de derecho natural provienen de la Escuela
de Salamanca y han sido tomadas y reformuladas por los teóricos del contrato social
(Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jacques Rousseau) a partir de la noción nueva para la
época del "estado de naturaleza".
Iusnaturalismo clásico
Grecia y Roma
Busto de Zenón de Citio, fundador del estoicismo en Atenas (Grecia). Afirmaba que el
hombre debe vivir de acuerdo a los principios universales de la naturaleza.
Este aspecto de la racionalidad será retomado por el estoicismo desde otro punto de vista.
La naturaleza humana forma parte del orden natural. La razón humana es una chispa del
fuego creador, del logos, que ordena y unifica el cosmos. La ley natural es así: ley de la
naturaleza y ley de la naturaleza humana, y esta ley es la razón. Y esa razón ha sido
implantada por la divinidad o los dioses. Y como la razón puede pervertirse al servicio de
intereses fuera de la propia razón, se decía que la ley natural es la ley "de la recta o sana
razón".
De este modo, Cicerón (siglo I a. C.) afirmará que para el hombre culto la ley es la
inteligencia consciente, cuya función natural es prescribir la conducta correcta y prohibir la
mala conducta —es la mente y la razón del hombre inteligente, la norma por la que se
miden la justicia y la injusticia (Leyes, 1.VI)—. Y un hombre debe a todos los demás y es
debido a todos los demás: Non nobis solum nati sumus ("no nacemos para nosotros
mismos", De officiis, 1:22). Cicerón escribe en el contexto de la formación del derecho
romano, el cual es fundamental para la idea de Estado de derecho, y tiene como fuente
intelectual el estoicismo. Cicerón en De re publica (III, 17) escribirá:
Existe una ley verdadera, la recta razón, conforme a la naturaleza, universal, inmutable,
eterna, cuyos mandatos estimulan al deber y cuyas prohibiciones alejan del mal. Sea que
ordene, sea que prohíba, sus palabras no son vanas para el bueno, ni poderosas para el
malo. Esta ley no puede contradecirse con otra, ni derogarse en alguna de sus partes, ni
abolirse toda entera. Ni el Senado ni el pueblo pueden libertarnos de la obediencia a esta
ley. No necesita un nuevo intérprete, o un nuevo órgano: no es diferente en Roma que en
Atenas, ni mañana distinta de hoy, sino que en todas las naciones y en todos los tiempos
esta ley reinará siempre única, eterna, imperecible, y la guía común, el rey de todas las
criaturas, Dios mismo da el origen, la sanción y la publicidad a esta ley, que el hombre no
puede desconocer sin huir de sí mismo, sin desconocer su naturaleza y sin sufrir por esta
sola causa la más cruel expiación, aunque haya evitado en otro tiempo lo que se llama
suplicio.
En la cúspide del sistema jurídico está el ius naturale, entendido como id quod
semper aequum ac bonum est; viene después el ius gentium, o sea, el que gentes
humanae utuntur y por último el ius civile que es quod quisque populus ipse sibi ius
constituit y que es ipsius proprium civitatis.9
Cristianismo
Jaime Balmes entendía que la moral humana se fundamenta y participa de la moral perfecta
de Dios, que configura el primer punto de la ley natural. "Dios, viendo desde la eternidad el
mundo actual y todos los posibles, veía también el orden a que debían estar sujetas las
criaturas que los compusieran. [...] la impresión de esta regla en nuestro espíritu [...], es lo
que se llama ley natural. Entre las prescripciones de esta ley figura en primera línea el amor
de Dios; el orden moral en la criatura no podía fundarse en otra cosa: ya que el amor de
Dios a sí mismo es la moralidad por esencia, la participación de esta moralidad debía ser
también la participación de este amor'''.10
Iusnaturalismo moderno
Los jesuitas como Francisco Suárez (1548-1617) ya habían afirmado la autonomía de la ley
natural y en el siglo XVII el racionalismo se ocupa del derecho natural con autores como
Hugo Grocio. En medio de las guerras de religión europeas, estos autores intentan
proporcionar un marco moral para las naciones que garantice la paz:
Ciertamente, lo que hemos dicho tendría lugar, aunque admitiésemos algo que no se puede
hacer sin cometer el mayor delito, como es el aceptar que Dios no existe o que este no se
preocupa de lo humano.12
La libertad que cada uno tiene de usar su propio poder a su arbitrio para la conservación de
su naturaleza, esto es, de su vida, y consiguientemente de hacer cualquier cosa que, según
su juicio y su razón, él conciba como el medio más idóneo para tal fin.13
El iusnaturalismo en la filosofía del derecho fue defendido por el citado Tomás de Aquino
(iusnaturalismo teológico) y en manos del iusnaturalismo racionalista dio origen a las
teorías del contrato social o contractualismo. El krausismo español dio un gran impulso a la
filosofía del derecho natural en el ámbito hispánico cuando Francisco Giner de los Ríos
publicó sus Principios del Derecho natural (Madrid, 1873), y de hecho el iusnaturalismo
fue la doctrina más influyente hasta que el positivismo jurídico lo desbancó mediante
posiciones teóricas como la Teoría pura del Derecho de Hans Kelsen. A comienzos del
siglo XIX se difunde en Europa la Escuela histórica del Derecho, que considera las
tradiciones históricas y el derecho consuetudinario como las fuentes de todo sistema
jurídico, limando las diferencias con el positivismo. Su principal autor es Friedrich Carl
von Savigny. Tras la Segunda Guerra Mundial se reaviva la influencia del iusnaturalismo,
como consecuencia del cuestionamiento de la obediencia de los ciudadanos a los regímenes
políticos totalitarios que se achacó, en parte, a las doctrinas iuspositivistas. Una expresión
de ello es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Uno de los exponentes actualmente es John Finnis, con su teoría de casos centrales y
periféricos.
Una filosofía política o doctrina política actual que basa su existencia en el derecho positivo
es el libertarianismo o anarcocapitalismo rothbardiano (Murray Rothbard), que en sus obras
For a New Liberty y The Ethics of Liberty afirma la necesidad de una ley universal y
común para la coexistencia en libertad de los individuos. Utiliza la filosofía previa
desarrollada por John Locke y liberales clásicos.[cita requerida]
En el cristianismo
Asimismo, los nn. 1954 a 1960 del Catecismo de la Iglesia católica tratan de la ley moral
natural.18
Derecho natural, positivo, vigente, objetivo
y subjetivo
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Derecho natural
El derecho natural está formado por los principios y atributos que todo ser humano posee
por el solo hecho de ser persona. Son derechos que tienen su fundamento en la condición
humana. Por ejemplo: derecho a la integridad física y moral, derecho a pensar y razonar,
derecho a la vida.
Derecho positivo
El derecho positivo es aquel que los seres humanos aplican para establecer normas de
convivencia dentro de una sociedad. Este derecho se encuentra asentado en leyes, decretos,
sanciones, reglamentos; normas jurídicas que dan un marco de orden, igualdad y justicia en
las sociedades.
Derecho vigente
Un derecho vigente es una norma que es válida en un territorio y tiempo determinado y
cuyo cumplimiento es de carácter obligatorio. Son derechos que se presentan de forma
escrita y poseen un lapso de tiempo determinado de aplicación. Por ejemplo: código penal,
derechos aduaneros.
Este tipo de derecho es el que se ajusta a los avances y cambios políticos, sociales y
culturales de una determinada sociedad. Lo contrario al derecho vigente es el derecho
derogado o abrogado. No todos los derechos positivos son vigentes.
El derecho subjetivo está compuesto por las facultades o poderes que posee una
determinada persona dentro de un ámbito, lo que le permite actuar de la manera que estima
más conveniente para suplir sus necesidades e intereses. Se basa en un acuerdo de
conformidades en el cual se le exige a alguien una acción u omisión. Es un permiso que
deriva del derecho objetivo. Por ejemplo: derechos de autor, derechos comerciales,
contratos.
Ambos derechos (subjetivo y objetivo) tienen una relación de coexistencia. Por ejemplo:
Mientras el derecho objetivo obliga al pago de las deudas; el derecho subjetivo es aquél
que ampara al acreedor a la hora de reclamar el pago de dicha deuda.
Fuente: https://www.ejemplos.co/derecho-natural-positivo-vigente-objetivo-y-subjetivo/
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