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LA CORRUPCIÓN EN EL CAMPO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, UNA

MIRADA DESDE LA ÉTICA PÚBLICA.

AURA INES ROSERO MORENO

Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Programa Especialización en Gestión Pública

Año 2018
LA CORRUPCIÓN EN EL CAMPO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, UNA

MIRADA DESDE LA ÉTICA PÚBLICA.

AURA INES ROSERO MORENO

Monografía para optar al título de

Especialista en Gestión Pública

BLANCA MARGARITA DIAZ ORJUELA

Directora

Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Programa Especialización en Gestión Pública

Año 2018
3

DEDICATORIA

Esta monografía la dedico con todo mi amor y cariño a ti mi Dios, por darme la oportunidad

de vivir, regalarme una familia maravillosa y por estar conmigo en cada paso que doy, por

fortalecer mi corazón e iluminar mi mente. A mi madre quien me dio la vida y ha estado

apoyándome en todo momento. A mi esposo y mi hijo que son aquellas personas que han sido mi

soporte y compañía durante todo el periodo de estudio.


4

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar deseo expresar mi agradecimiento a la directora de este trabajo de grado

Directora Blanca Margarita Díaz, por la dedicación y apoyo que ha brindado a este trabajo, por el

respeto a mis sugerencias e ideas y por la dirección y el rigor que ha facilitado a las mismas.

Agradezco a la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, por convertir mis sueños en

realidad y lograr obtener mi título como Especialista en Gestión Pública.


5

TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN ......................................................................................................................... 8

Palabras clave: ................................................................................................................ 9

ABSTRACT ..................................................................................................................... 10

INTRODUCCION ............................................................................................................ 12

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................ 14

1.1 Descripción del problema......................................................................................... 14

2. JUSTIFICACIÓN ......................................................................................................... 18

3. OBJETIVOS DEL ESTUDIO ........................................................................................ 20

3.1 Objetivo general ...................................................................................................... 20

3.2 Objetivos específicos ............................................................................................... 20

4. MARCO CONCEPTUAL ............................................................................................. 21

5. MARCO TEORICO ...................................................................................................... 26

5.1 La Corrupción en la Administración Pública a Nivel Mundial ................................... 26

5.2 La Corrupción Pública en Colombia ......................................................................... 35

5.3 Conceptuar por que se incrementan frecuentemente casos de corrupción en la

administración pública en Colombia ................................................................................... 44

5.4 Causas y consecuencias de la corrupción en la administración pública en Colombia... 48

5.4.1 Causas. ............................................................................................................. 48

5.4.2 Consecuencias................................................................................................... 63

5.5 La ética pública en Colombia ................................................................................... 65


6

6 RECOMENDACIONES ................................................................................................ 72

7 CONCLUSIONES ........................................................................................................ 73

8. REFERENCIAS ............................................................................................................ 74
7

LISTA DE GRAFICAS

1. Percepción de la corrupción 2017…………………………………………………..…….36


8

RESUMEN

“ La corrupción en el campo de la administración pública, Una mirada desde la ética

pública” tiene como objetivo servir de apoyo a quienes estamos interesados en ahondar en el

tema de la corrupción, con el fin de contribuir con aportes y recomendaciones desde un análisis

riguroso del tema, asumiendo responsabilidad social y ética desde diferentes perspectivas, la

corrupción es el malestar que se acoge a diversos matices el ámbito de la administración

pública, este mal ha ido creciendo constantemente, en los que se evidencian escenarios de

corrupción, siendo esta la causa y el principal impedimento para el desarrollo de las regiones, el

crecimiento en la persistencia de antivalores actúan de manera expansiva en las instituciones

públicas, teniendo como principal consecuencia la repercusión directa en la calidad de vida de

los ciudadanos.

La corrupción es el principal obstáculo que impide la existencia de la buena gobernabilidad la

cual contribuye a la poca credibilidad del mismo; todos estos inconvenientes generados desde

la corrupción son una traba para el desarrollo social, crecimiento económico, mejora del nivel

de vida de los ciudadanos, obstaculizando el desarrollo y crecimiento de un estado, región,

población. (Hac07pág. 15).

Es evidente que las estrategias de lucha contra la corrupción solo podrán afrontarse de una

forma sistémica, en donde se articulen diversas disciplinas, una de ellas la ética pública en el

ámbito de la corrupción.

La corrupción es entendida como un fenómeno social por cuanto se manifiesta en la

interacción del ser humano, pero a su vez también se trata de un resultado económico motivados

por las intereses de beneficios, la corrupción es un fenómeno en crecimiento constante, es la


9

transgresión de las normas llevadas a cabo de manera voluntaria e intencionada con el objetivo

de obtener beneficios personales, la corrupción preside de valores éticos morales y cívicos que

hacen que no se ejecuten los programas de gobiernos de la mejor manera afectando directa e

indirectamente a la ciudadanía.

Palabras clave: Corrupción, Ética Pública, Administración Pública.


10

ABSTRACT

"Corruption in the field of public administration, A look from public ethics" aims to

support those of us interested in delving into the issue of corruption, In order to contribute with

contributions and recommendations from a rigorous analysis of the issue, assuming social and

ethical responsibility from different perspectives, corruption is the malaise that welcomes

different nuances in the field of public administration, this evil has been growing steadily, in

which corruption scenarios are evidenced, this being the cause and the main impediment to the

development of the regions, the growth in the persistence of antivalores act expansively in public

institutions, having as a main consequence the direct impact on quality of life of citizens.

Corruption is the main obstacle that prevents the existence of good governance, which

contributes to its low credibility; all these inconveniences generated by corruption are an

obstacle to social development, economic growth, improvement of the citizens' standard of

living, hampering the development and growth of a state, region, population. (Department of

Economics, 2009, page 15).

It is evident that anti-corruption strategies can only be tackled in a systemic way, where

various disciplines are articulated, one of them public ethics in the field of corruption.

It is evident that anti-corruption strategies can only be tackled in a systemic way, where

various disciplines are articulated, one of them public ethics in the field of corruption.

Corruption is understood as a social phenomenon because it manifests itself in the interaction

of the human being, but at the same time it is also an economic result motivated by profit

interests, corruption is a phenomenon in constant growth, it is the transgression of the rules


11

carried out voluntarily and intentionally with the objective of obtaining personal benefits,

corruption presides over moral and civic ethical values that prevent government programs from

being carried out in the best way directly and indirectly affecting the citizenry.

Keyword: Corruption, Public Ethics, Public Administration.


12

INTRODUCCION

Este trabajo tiene como objeto documentar teóricamente el significado del concepto de la

corrupción en la administración pública, con el fin de articular acciones encaminadas a entender

el problema de fondo, contribuyendo con un análisis donde intervenga el concepto de ética

pública respondiendo al compromiso y responsabilidad social frente a la administración.

La Corrupción es un tema de ámbito mundial, que ha estado presente desde tiempos remotos

en nuestra sociedad en sus diferentes esferas, es un fenómeno que avanza a pasos agigantados en

aquellos países que siguen inmersos en la cultura de los antivalores, en donde no hay

compromisos reales de educar al individuo en principios y valores, en donde es más importante

el crecimiento económico de un país a cualquier precio, que enfrentar este flagelo y contrarrestar

la acción corrupta, implementando herramientas que permitan de cierto modo combatirla.

La corrupción es un tema incontrolable y siempre va a estar presente en todo ámbito y, en lo

que concierne la corrupción en el campo de la Administración Pública se hace cada vez más

notoria, afectando el crecimiento económico de un país. Por tal motivo he querido desarrollar

este trabajo de investigación, haciendo uso de diferentes fuentes teóricas que me permitan desde

esta perspectiva generar un grado de sensibilización, de madurez de principios y valores en

medio de una sociedad inmersa en el individualismo, que no respeta normas y obstaculiza todos

aquellos mecanismos de control que buscan minimizar el tema de la corrupción.

Ya dentro del concepto de la ética pública podemos decir que:

La ética, al referirse al ámbito público, implica necesariamente relacionarse con la política, no

se limita a los funcionarios públicos. Un buen gobierno no sólo requiere funcionarios


13

responsables sino también políticos responsables, puesto que son éstos últimos principalmente

quienes gozan del máximo margen de autonomía en las decisiones y de estas decisiones depende

a su vez la actuación de los principios.

La ética pública es un elemento importante para hacer contrapeso no sólo a la corrupción sino

a las distintas actitudes antiéticas al inyectar un conjunto de principios y valores y así

revitalizar por un lado a las instituciones públicas y por otro a los servidores públicos,

entendiendo como tales a aquellas personas que ocupan un cargo público y sirven al Estado:

políticos y funcionarios. (Bautista, 2005, pág. 8).

La metodología utilizada es esta monografía, es la compilación o indagación bibliográfica.

Esta línea de investigación me permite corroborar que la corrupción en el campo de la

administración pública está afectando la ética del individuo y requiere que éste en la condición

de funcionario y/o servidor público asuma compromisos y valores que contrarresten este

fenómeno de desvío de recursos que van en contra del desarrollo y superación de la pobreza de

un país.
14

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1 Descripción del problema

Partimos de la definición etimológica de la palabra corrupción “viene del latín corruptio

(acción y efecto de destruir o alterar globalmente por putrefacción, también acción de dañar,

sobornar o pervertir a alguien)”. (Diccionario, 2018).

La palabra corrupción va en contravía de toda acción humana basada en principios y valores,

afecta diferentes contextos sociales y hace uso indebido de recursos de bien común.

Ciertos autores referidos en el presente trabajo de investigación como:

El Profesor Hernández Gómez, en su obra Estado y Corrupción señala que la Corrupción

es cualquier acto desviado, de cualquier naturaleza, con fines económicos o no, ocasionada

por la acción u omisión a los deberes Institucionales, de quien debía procurar la realización de

los fines de la Administración y que en su lugar, los impide, retarda o dificulta. Otro autor

como Sayed y Bruce (1998) definen la corrupción como “el mal uso o el abuso del poder

público para beneficio personal y privado”. También se define como el "conjunto de actitudes

y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos consigo

mismo, utilizando los privilegios otorgados, esos acuerdos tomados, con el objetivo de

obtener un beneficio ajeno al bien común". (Sayed & Bruce, 1998).

Entendido este concepto que no solamente se refiere al individuo en su condición de servidor

público y/o funcionario público, en la obtención de recursos económicos, así la corrupción en la

administración pública es una situación manifiesta que no solamente busca beneficios

individuales representados en dineros o en especie sino también se refiere en el sentido amplio

de la palabra a todo aquello que daña o destruye para obtener algo contrario al beneficio común.
15

La corrupción actualmente es una característica generalizada en distintos gobiernos y

administraciones públicas, estas conductas desgastan la confianza ciudadana, y aumenta el

desprestigio de las instituciones públicas, cada desvió de recursos implica el subdesarrollo en

cada componente de la administración pública como salud, vivienda, educción entre otras, lo

que conlleva la insatisfacción de las demandas, por tal motivo es indispensable que se creen

acciones para que los servidores púbicos poseen una conducta ajustada a principios y valores

éticos, por tal motivo se destacara la importancia de la ética en el servidor público, Cabe señalar

que la corrupción es un fenómeno global que se ha incrementado, especialmente a partir de la

última década del siglo XX y que en ninguna época de la historia de la humanidad ha existido

tanta corrupción como en la actual. (La corrupción política, 2009, pág. 56).

Los escándalos de corrupción en el sector público ha generado la desacreditación tanto de los

servidores públicos como de las instituciones públicas, ocasionando que la ciudadanía pierda la

confianza en sus gobernantes, grave problema que sitúa en una encrucijada a cualquier gobierno,

estado o servidor público. Actualmente Colombia sufre la corrupción en todos los niveles,

Especialmente en el sector de la administración pública, lo cual hace que se requiera abordar

temas tales como la responsabilidad social y la ética pública.

A través de la historia se conoce que la corrupción ha existido siempre y se ha dado en todas


los espacios gubernamentales sea público o privados y en todas las culturas, la corrupción es el
pan de cada día y se encuentran linealmente vinculados con la falta de ética y perdida de los
valores de los gobernantes. Los funcionarios involucrados en estos temas como los jueces, fiscales
y magistrados, aquellos funcionarios en quienes se deposita la confianza para que estos ejes de sus
programas contribuyan a mejorar la calidad de vida de su población.
La corrupción es concebida como un mal genérico ya que se compone de una serie de actos

indebidos por parte de individuos o gobernantes quienes obtienen un beneficio adicional siendo
16

este ilegal e ilegitimo afectando la imagen institucional de donde esta provenga. (Cómo

combatir la corrupción, 2002, pág. 42).

Adicional a ello es importante resaltar que la ética, al referirse al ámbito público, implica

necesariamente relacionarse con la política, esta solo se limita a los funcionarios públicos, por

tal motivo un buen gobierno no sólo requiere funcionarios responsables y éticos sino también

políticos responsables, puesto que son éstos últimos principalmente quienes gozan del máximo

límite de autonomía en las decisiones que se tomen y de estas mismas depende a su vez la

actuación de los principios y responsabilidad social es por ello que la ética pública es el

contrapeso más importante frente al tema de la corrupción, este no pretende ser la solución al

problema de la corrupción pero si un instrumento que brinda las herramientas necesarias para ver

desde una perspectiva ética - responsable que de alguna forma contribuya a combatirla

generando en los servidores públicos conciencia y principios de buena conducta que contribuyan

al mejoramiento en la calidad de servicios que las diferentes entidades prestan a su población

como es bien sabido la corrupción en el interior de las administraciones públicas genera un

derroche de recursos, ineficacia en el cumplimiento de las metas, así como ineficiencia en la

prestación de servicios adicionándole la poca credibilidad que se tiene de las entidades o

administración pública

La ética pública no es un tema abstracto que se pierde en postulados del deber ser, o un

conjunto caprichoso de buenos propósitos sin contenido específico. Por el contrario, en

nuestro país, a lo largo del tiempo se ha venido diseñando un sistema normativo formal, que

con precisión y coherencia técnica regula la conducta ética de los servidores públicos.

Algunas de estas normas son de carácter general y, por lo tanto, se aplican a todos los

funcionarios públicos, mientras que otras son específicas para un determinado ente, órgano, o
17

segmento de servidores. Entre otros, tenemos la Constitución Política, la Ley Contra la

Corrupción y su Reglamento; los principios éticos que deben observar los funcionarios

públicos en el ejercicio de su cargo (Decreto Ejecutivo N° 33146 de 31 de mayo del 2006); La

directriz D-2-2004-CO de la Contraloría General de la República, Directrices generales sobre

principios y enunciados éticos a observar por parte de los jerarcas, titulares subordinados,

funcionarios de la Contraloría General de la República, auditorías internas y servidores

públicos en general; y los códigos de ética de las diferentes instituciones públicas. (La

Nación, 2014).

Los temas referentes a la ética en las entidades públicas, se encuentran reguladas y

normatizadas de ahí la importancia de que estas entidades inviertan en procesos de regulación y

control frente al tema de la corrupción, no se trata solamente de establecer controles sino de

educar al individuo en principios y valores, hacer un monitoreo permanente, etc.

Este presente trabajo se fundamenta en el siguiente interrogante: ¿Cómo la corrupción está

afectando la administración pública desde la perspectiva de la ética pública?

.
18

2. JUSTIFICACIÓN

El presente trabajo de investigación parte de la necesidad de analizar fundamentos teóricos

que varios autores han realizado sobre el tema de la corrupción en el campo de la administración

pública, desde una perspectiva de la ética pública, haciendo un análisis crítico de dichos

elementos que han servido de base o referencia, yendo de frente al tema de la corrupción en la

administración pública buscando alternativas que promuevan el cambio, también de resaltar la

ética en el servicio público o ética Pública que es la disciplina del conocimiento que pone su

atención en la conducta idónea de los servidores públicos. Destaca valores y principios y resalta

la filosofía que señala que todo servidor público debe tener interiorizado uno de los preceptos de

esta disciplina: servir a la comunidad, no servirse de ella bajo esta premisa, y con el propósito de

sumarse al rescate y fomento de valores éticos que inhiban las prácticas corruptas, se realiza un

análisis exhaustivo frente al tema de la corrupción en la administración pública y la importancia

de la ética pública en el escenario de la corrupción, la ética pública promueve de cierta manera

transparencia en su afán por prevenir y combatir las prácticas corruptas en los gobiernos y

administraciones públicas que se generen y evidencien para combatirlas desde un enfoque ético.

Como se manifiesta en un principio, el objetivo que se persigue con este trabajo es el de hacer un

análisis a partir de diferentes estudios desde la corrupción en la administración pública y que

desde el campo de la ética pública, nos permita tener las herramientas, para mejorar la cultura

ética de los servidores públicos y por otro, desarrollen herramientas que sirvan de dique para

contener las prácticas corruptas. Para hacer el análisis frente al tema de la corrupción en la

administración pública se requerirá revisión de casos prácticos tomados en los diferentes ámbitos

de la administración. El desafío que se plantea desde esta monografía es identificar e investigar

sobre temas de corrupción en Colombia pero también el encontrar posibles herramientas éticas
19

que contribuyan al cambio, por otro, analizar experiencias de casos positivos para combatir la

corrupción. En ambos casos, para mostrarlos como opciones a los gobernantes y que estos tomen

medidas serias, viables y responsables para aplacar este vicio, cabe resaltar la importancia de la

ética pública, ya que esta aplicada y puesta en práctica en el ámbito público, mejora

específicamente en la conducta de los gobernantes por lo tanto, una adecuada ética pública

orienta a los servidores públicos a poseer plena conciencia de su comportamiento, así como a

interiorizar valores de servicio público que se traduzcan en actos concretos hacia el interés de la

ciudadanía.

La intencionalidad de la monografía es elaborar un análisis riguroso frente al tema de

corrupción en la administración pública. Los resultados obtenidos que nos permiten construir

conocimiento para que los servidores públicos y las entidades desarrollen e implementen

estrategias que incidan a una gestión administrativa limpia. Es fundamental y de manera

urgente que se implementen estrategias educativas desde la ética y la educación cívica en todos

los niveles y modalidades del sistema educativo que contribuyan a generar reformas en las

cuales no solo se impartan conocimientos, sino que se ponga énfasis en la recuperación de los

valores ético morales, crear conciencia social del problema tan grande como es la corrupción y

de las consecuencias que esta deja en sus comunidades, esta concientización desde la ética

pública debe ser fundamental para el futuro de la sociedad colombiana, del mismo modo se

debe implementar fórmulas que proporcionen estrategias de solución contra el problema de la

corrupción, problema del cual todos nos vemos afectados ya sea directa e indirectamente el cual

es un malestar latente en la sociedad colombiana colocando como puntos clave el rescate de la

dignidad humana, la ética y la trasparencia.


20

3. OBJETIVOS DEL ESTUDIO

3.1 Objetivo general

Documentar teóricamente el significado del concepto de corrupción en la administración

pública con el fin de articular acciones encaminadas a entender el problema de fondo,

contribuyendo con un análisis riguroso donde intervenga el concepto de ética pública

respondiendo al compromiso y responsabilidad social frente a la administración.

LA CORRUPCIÓN EN EL CAMPO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, UNA

MIRADA DESDE LA ÉTICA PÚBLICA

3.2 Objetivos específicos

 Analizar documentos relacionados a la corrupción pública en Colombia.

 Conceptuar sobre los motivos por el cual se incrementan frecuentemente casos de

corrupción en la administración pública.

 Describir las causas y consecuencias que deja la corrupción en la administración pública.

 Contribuir con aportes y recomendaciones que posibiliten el cambio frente al tema de la

corrupción en la administración pública desde la ética pública.


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4. MARCO CONCEPTUAL

Corrupción: Acción y efecto de corromper o corromperse. Vicio o abuso introducido en las

cosas no materiales. En las organizaciones, especialmente en las públicas, practica consistente en

la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de

sus gestores. (Diccionario Real Academia Española, 2017)

La corrupción es el mal uso público gubernamental, del poder para conseguir una ventaja

ilegítima, generalmente secreta y privada, es considerada un abuso del poder público en

beneficio privado (Sciences, 2012).

La corrupción se da cuando alguien que detenta el poder encargado de hacer ciertas cosas, es

inducido mediante recompensas monetarias o de otro tipo, a realizar acciones que favorecen a

quien ofrece la recompensa y en consecuencia dañan al grupo o a la organización al que el

funcionario pertenece. (Heidenheimer, 1989).

El autor Eduardo Wills, manifiesta que la corrupción es generalmente como el uso de

funciones y atribuciones públicas para obtener o conceder beneficios particulares,

en contravención de las disposiciones legales y normativas existentes en un momento

histórico dado. De manera más general, es el uso indebido del poder y de los recursos públicos

para el beneficio personal o el beneficio político particular.

El Banco Mundial define el término corrupción, como el abuso de un funcionario público en

beneficio privado en el entendido que ese beneficio pueda darse ya sea que el funcionario acepte

el soborno o extorsione al perjudicado.


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El autor Joseph Nay, define la corrupción como, el Comportamiento que se aparta de las

obligaciones normales de la función pública por motivos privados (la familia, el entorno

cercano), pecuniarios o de incremento de estatus. También sostiene que implica una conducta

que se desvía de las obligaciones de orden público normales debido a intereses personales o

beneficios monetarios o de orden social; o lo que viola normas respecto al uso de cierto tipo de

influencias con fines personales.

Administración Pública: Es la dirección general que mantiene el orden de la sociedad

política. Esta noción comprende en su seno que la administración es la máxima autoridad de los

Estados modernos que legisla las leyes alrededor del interés, que es el sustento de las relaciones

entre la administración. ( (Guerrero, 2014).

La administración pública es la que tiene la gestión de los asuntos respecto a las personas, de

los bienes y de las acciones del ciudadano como miembro del Estado, y de su persona, sus bienes

y sus acciones como incumbiendo al orden público (ECURED, 2016).

La administración pública, como ciencia estudia la actividad gubernamental, así mismo a la

sociedad en su desarrollo, de esta manera la administración pública contribuye a proponer

modelos para administrar, proteger y distribuir los bienes y los asuntos públicos.

Ésta es caracterizada por condiciones propiamente estatales, siendo de esta manera una

cualidad del estado y por lo tanto solo puede explicarse a través del estado. La administración
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pública es también caracterizada como la administración del estado y tiene como en primer lugar

a la sociedad. Se preocupa por cubrir ciertas necesidades de la misma.

En sentido estricto, administración pública es la actividad que desarrolla la vida asociada a

través del orden, la seguridad y la subsistencia; es decir, auspicia la convivencia civilizada.

Consiste en una capacidad que produce civilidad. (Gestiopolis, 2015)

Ética Pública: Es la disciplina que estudia y analiza el perfil, la formación y el

comportamiento responsable y comprometido de las personas que se ocupan de los asuntos

públicos, generando un cambio de actitud en ella al inculcarles valores de servicio público.

(Pulecio, 2017)

Ética en el servicio público: Está relacionada con la conducta de los funcionarios que ocupan

cargos públicos. Tales individuos deben actuar conforme un patrón ético, mostrando valores

morales como la buena fe, los principios y normas necesarios en el ejercicio de su función, para

responder a la confianza que la sociedad ha puesto en el funcionario público, garantizando a los

ciudadanos la igualdad y la democracia, beneficiando al país, en los entornos social, económico

y político. (Significados)

La ética pública señala principios y valores deseables para ser aplicados en la conducta del

hombre que desempeña una función pública. (Bautista, 2009, pág. 32).

Es la ética aplicada a los servidores públicos y puesta en práctica en los asuntos de gobierno.

Involucra a todos aquellos que desempeñan función pública y, consecuentemente, tienen una

responsabilidad ante el Estado y la ciudadanía. (Junta de transparencia y ética pública, 2014, pág.

6).
24

Economía Pública: Es una parte de las ciencias económicas que se ocupa de la actividad

económica y el financiamiento que corresponde a una administración pública, se debe encargar

de atender las acciones de la administración pública que están vinculadas a gastos y egresos

públicos, como los impuestos y los gastos que presente el gobierno de turno, estas funciones

deben dar respuesta a las necesidades del ser humano, y a los problemas de la sociedad.

(Definición ABC, 2018).

Estado: Es la forma en la que se organiza la sociedad. Es la unión de nuestra población, las

instituciones públicas que nos organizan y nuestra cultura, para servir a la comunidad y

garantizar los derechos y deberes de los ciudadanos, facilitando la participación del pueblo en los

asuntos de la Nación, asegurando la convivencia pacífica, así como un orden justo. (Congreso de

la República de Colombia, 2018).

Funcionario Público: Es la persona que presta sus servicios al Estado o a la administración

pública, desempeña una función de servicio; se le exige estricto cumplimiento de sus

obligaciones, así como respeto por los derechos e intereses de la sociedad; deben acatar unas

normas constitucionales y legales, cumpliendo ciertos requisitos para acceder a un cargo y así se

sujetan a un régimen de incompatibilidades e inhabilidades propias del cargo que desempeñan

para evitar que hagan un ejercicio abusivo de sus funciones; permitiendo que la ética pública se

convierta en un mecanismo de control que evita la corrupción en el uso del poder por parte de los

gobernantes, funcionarios públicos o cualquier ciudadanos que tenga un cargo público, de esta

forma se genera confianza en las instituciones.


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Gobierno: Es el conjunto de órganos (Legislativo, Ejecutivo, Judicial) ejecutores del Poder

Público del Estado, que ordenan y mantienen un régimen basándose en la Constitución Política

de Colombia.

Instituciones Públicas: Son empresas que crea el gobierno para prestar servicios públicos.

Son entidades que pertenecen al Estado, tienen personalidad jurídica, patrimonio y régimen

jurídico propio.

Sociedad: Es un grupo de individuos con una cultura en común que condicionan sus

costumbres y el estilo de vida, otorgándoles una identidad y un sentido de pertenencia y que se

relacionan entre sí en el marco de una comunidad, compartiendo una ideología, una economía y

una política. (Merino y pérez, 2008).

Transparencia: Es una necesidad de la sociedad por conocer las normas, reglas o los

procedimientos de los funcionarios. La transparencia genera confianza entre las distintas

dependencias del gobierno y en la sociedad en general, le garantiza el derecho a la población en

cuanto a tener acceso oportuno a la información. (Procuraduria General de Justicia del Estado,

2018).
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5. MARCO TEORICO

5.1 La Corrupción en la Administración Pública a Nivel Mundial

La corrupción es un concepto de índole mundial, que surgió desde tiempos antiguos según

versa en escritos de varios autores que documentan su origen y evolución hasta nuestros

tiempos. La corrupción en la administración pública ha trascendido de manera acelerada, ya

que el individuo en su afán de buscar satisfacer sus necesidades particulares ha engranado este

fenómeno, hasta tal punto de modificar la escala de valores a su conveniencia e intereses,

menospreciando su repercusión en un ámbito general.

Partiendo de la noción de corrupción, según Serrano, afirma que:

En el antiguo testamento tenemos innumerables reseñas, empezando en el monte Sinaí, que

fue el sitio donde Dios le hace entrega a Moisés de las tablas de la ley, que eran las instrucciones

para guiar al pueblo y además de algunas formas de resolver algunas situaciones que conllevaran

a alguna confrontación entre las personas. Desde el antiguo testamento se condena el soborno.

En el Nuevo Testamento hay varias referencias de corrupción, como es el caso de los sumos

sacerdotes dando coimas a los guardias que custodiaban el sepulcro de Jesús, para que estos dijeran

que los discípulos habían robado su cuerpo. Otro ejemplo de corrupción se da en el momento que

a Judas Iscariote les son dados 30 denarios de plata para que traicionara a Jesús. (Serrano, 2013,

pág. 5).

Argumentar en criterios propios de dónde surge la corrupción a ciencia cierta es muy difícil,

puesto que estos episodios se dieron también en muchas civilizaciones a.C, como lo describe

Brioschi:
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En la antigüedad, engrasar las ruedas era una costumbre tan difundida como hoy y considerada

en algún caso lícita, por ejemplo, en la antigua Mesopotamia, en el año 1500 a.C., establecer un

trato económico con un poderoso no era distinto de otras transacciones sociales y comerciales y

era una vía reconocida para establecer relaciones pacíficas (Brioschi, 2010)

En otro contexto, la corrupción ha estado siempre presente y se ha propagado en todos los

continentes de una forma cada vez más notoria, de hecho tal que esta toma más fuerza en la

administración pública, ya que abarca diferentes líneas de destinación de beneficio común, que

conlleva a una desviación de recursos lo cual afecta el desarrollo y disminución de la pobreza de

un país.

Teniendo en cuenta el panorama mundial, los niveles de corrupción se dan en diferentes

proporciones, y no influye si se encuentra catalogado como un país desarrollado o subdesarrollado.

Lo que marca los más altos índices de corrupción son aspectos relacionados con la creación y

divulgación de leyes a su antojo, que busca el favorecimiento de quienes ostentan el poder. Este

aspecto hace que la libertad de expresión sea manipulada a su conveniencia, mostrándose una

realidad fascista, donde el pueblo pierde toda credibilidad y pasa a ser mendigo de las opresiones

del poder.

Hasta principios de los años 90, la corrupción rara vez se mencionaba en los círculos oficiales,

aunque todos sabían que existía. Se requirieron grandes esfuerzos y la perseverancia de

muchas personas para aumentar la toma de conciencia acerca de los efectos corrosivos de la

corrupción sobre las sociedades, e incorporar la lucha contra esa plaga en el programa

mundial. Ahora se entiende perfectamente que la corrupción mina los resultados económicos,

debilita las instituciones democráticas y el Estado de derecho, perturba el orden social y

destruye la confianza pública, permitiendo de esta forma que prosperen la delincuencia


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organizada, el terrorismo y otras amenazas para la seguridad humana. Ningún país —rico o

pobre— es inmune a ese fenómeno maligno. Tanto el sector público como el privado resultan

afectados. Y es siempre el bien público el que sufre. Pero la corrupción perjudica a los

pueblos pobres de los países en desarrollo en forma desproporcionada. Afecta su vida

cotidiana de muchas maneras diferentes y tiende a empobrecerlos aún más, al negarles su

participación legítima en los recursos económicos o en la ayuda que salva vidas. La

corrupción pone los servicios públicos básicos fuera del alcance de los que no pueden darse el

lujo de pagar sobornos. Al desviar los escasos recursos destinados al desarrollo, la corrupción

también hace más difícil satisfacer necesidades fundamentales, como las de alimentación,

salud y educación. Crea discriminación entre los diferentes grupos de la sociedad, trae

desigualdad e injusticia, desalienta la inversión y la ayuda extranjera y obstaculiza el

crecimiento. Es, por consiguiente, un obstáculo importante a la estabilidad política y al éxito

del desarrollo social y económico. (Bertold, 2005, págs. 1,2).

La eliminación de la corrupción no es imposible. Sin embargo, es sin duda una tarea difícil

que requiere la voluntad política firme y un deseo compartido por nuestras naciones de

asegurar que los recursos necesarios para el desarrollo de los pueblos no sean sustraídos por la

delincuencia y la corrupción, en particular dentro de las instituciones estatales. Es una tarea

que también requiere gran determinación: la determinación para combatir tanto la

criminalidad como sus causas; la perseverancia para cambiar las prácticas perjudiciales

arraigadas en una inercia de raíz profunda y de larga data; y la perseverancia para crear una

nueva cultura de la legalidad basada en la confianza, la transparencia, la rendición de cuentas

y la certidumbre en cuanto a la aplicación efectiva de la ley. Al fortalecer la lucha contra la

corrupción estamos también fortaleciendo nuestros esfuerzos para combatir la pobreza, la


29

exclusión, la desigualdad y la injusticia, y estamos recalcando que, tanto en teoría como en la

práctica, el Estado existe para proteger al pueblo y asegurar el establecimiento de las

condiciones necesarias para su desarrollo. (Bertold, 2005, págs. 3,4).

Una estrategia fructífera contra la corrupción debería incluir a todas las instituciones que

participan en la lucha contra la corrupción, incluidas las entidades fiscalizadoras superiores,

los ministerios públicos, la policía, las instituciones de supervisión financiera, la

administración pública y el sector privado, así como la sociedad civil. Las estrategias

nacionales deben integrarse aún más al nivel internacional. (Bertold, 2005, pág. 7).

En los últimos años la corrupción ha asumido diferentes formas y, con la globalización, se ha

convertido en un serio problema para la comunidad internacional. Sus consecuencias son de

todos conocidas: afecta a toda la sociedad; socava el imperio de la ley; hace que las personas

pierdan confianza en sus gobiernos e instituciones; disminuye las inversiones y retarda el

crecimiento económico; desestimula la inversión extranjera; y desvía los fondos públicos en

detrimento del bienestar de los ciudadanos. Todos nosotros hemos sufrido sus efectos. La

corrupción es un fenómeno global que, históricamente, ha alcanzado un alto arraigo en las

diferentes culturas de todo el mundo. Es la más terrible amenaza para el desarrollo equitativo

y estable de nuestros pueblos mediante la alteración de los patrones de convivencia social. De

allí que se haya convertido en tema obligatorio de las diferentes jornadas, actos y

convenciones que promocionan las diferentes entidades fiscalizadoras superiores, a objeto de

diseñar diversos instrumentos que permitan combatir el fenómeno y salvaguardar los recursos

y bienes que la sociedad pone a disposición del Estado.

En este sentido, es fundamental, a objeto de lograr una acción más efectiva de las entidades

fiscalizadoras superiores, establecer elementos de equilibrio en el sistema de poderes del


30

Estado y promover la buena gestión, de forma que contribuya al progreso económico, social y

ético. Los gobiernos deben también reforzar la función de las entidades fiscalizadoras

superiores mediante el establecimiento de una base normativa que garantice su independencia,

e identificar nuevas posibilidades para el ejercicio de las funciones de control. Esas prácticas

deben promover la colaboración y la cooperación nacional, pero también internacional, que

propicien una verdadera integración eficaz de sus múltiples actuaciones en el ámbito global en

la lucha contra la corrupción. (Bertold, 2005, pág. 25)

La corrupción suele ser abordada como una enfermedad, como un mal en sí misma, pero lo

cierto es que se trata sólo de un síntoma del verdadero mal que está detrás. Hay que identificar

las causas y las consecuencias de los problemas subyacentes. Son dos las enfermedades que

propician la aparición de la corrupción. La primera es eminentemente personal: la avaricia, la

ambición, el ansia de poder. Se trata de la corrupción irónicamente reflejada por Groucho

Marx cuando señaló: “La clave del éxito en los negocios es la honradez: si consigues

prescindir de ella, está hecho”. Posiblemente no podamos eliminar esta causa, que quizá sea

inherente a la naturaleza humana. Pero sí podemos combatir sus manifestaciones más

perniciosas, extremadamente perjudiciales para el conjunto de las sociedades humanas. La

segunda causa está mucho más extendida y es más grave: la pobreza y el subdesarrollo.

También ha sido gráficamente definida, esta vez por Bertold Brecht: “La honradez empieza

con el estómago lleno”. En la pobreza radica el principal círculo vicioso de la corrupción. El

subdesarrollo propicia y establece las condiciones para que la corrupción se generalice en las

sociedades. La presencia endémica de la corrupción constituye el freno más severo para el

desarrollo de los pueblos. (Bertold, 2005, pág. 57).


31

La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los

países. Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos

electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos, cuya única razón de

ser es la de solicitar sobornos. También atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que

desalienta la inversión extranjera directa y a las pequeñas empresas nacionales les resulta a

menudo imposible superar los gastos iniciales requeridos por la corrupción. (Naciones Unidas

, 2005).

Cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de

dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior

bruto mundial. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que

en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces

mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo. La lucha contra la corrupción

es una preocupación mundial porque la corrupción existe en países tanto ricos como pobres, y

los hechos demuestran que daña a los pobres de manera desproporcionada. Contribuye a la

instabilidad, a la pobreza y es un factor dominante que lleva a países frágiles al fracaso

estatal. La corrupción es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas

las sociedades. Ningún país, región o comunidad es inmune. La gente a menudo piensa que

está a merced de la corrupción y que es solo un «modo de vida». Sin embargo, cada sociedad,

cada sector y cada ciudadano se beneficiarían de unirse contra la corrupción en la vida

cotidiana. (UNODC, 2016).

El informe de Transparencia Internacional año 2018, en su estudio de análisis sobre el

Índice de Percepción de la Corrupción a más de 100 países en el año 2017, establecen una
32

serie de recomendaciones para combatir de frente el flagelo de la corrupción, las cuales son

las siguientes:

 Los gobiernos y las empresas deben hacer más para alentar la libertad de expresión, los

medios de comunicación independientes, la disidencia política y una sociedad civil abierta y

comprometida.

 Los gobiernos deberían minimizar las regulaciones sobre los medios de comunicación,

incluidos los medios tradicionales y los nuevos, y garantizar que los periodistas puedan

trabajar sin temor a la represión o la violencia. Además, los donantes internacionales deben

considerar la libertad de prensa relevante para la ayuda al desarrollo o el acceso a las

organizaciones internacionales.

 La sociedad civil y los gobiernos deben promover leyes que se centren en el acceso a la

información. Este acceso ayuda a mejorar la transparencia y la rendición de cuentas al tiempo

que reduce las oportunidades de corrupción. Sin embargo, es importante que los gobiernos no

solo inviertan en un marco legal apropiado para tales leyes, sino que también se comprometan

con su implementación.

 Los activistas y los gobiernos deben aprovechar el impulso generado por los Objetivos de

Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para abogar e impulsar reformas a nivel

nacional y mundial. Específicamente, los gobiernos deben garantizar el acceso a la

información y la protección de las libertades fundamentales y alinearlos con los acuerdos

internacionales y las mejores prácticas.

 Los gobiernos y las empresas deben divulgar de manera proactiva información relevante

de interés público en formatos de datos abiertos. La divulgación proactiva de datos relevantes,

incluidos los presupuestos gubernamentales, la propiedad de la empresa, la contratación


33

pública y las finanzas de los partidos políticos permite a los periodistas, la sociedad civil y las

comunidades afectadas identificar patrones de conducta corrupta de manera más eficiente.

(Transparency.org, 2017).

A manera de conclusión de este capítulo, podemos decir que la corrupción es un flagelo que

carcome a todos los países del mundo, ningún país está exento de esta plaga incontrolable que

hace parte del instinto natural de muchos individuos que menoscaban los intereses generales,

y son generadores de situaciones adversas de desarrollo y disminución de niveles de pobreza.

Valga la pena resaltar las palabras de José Ugaz Presidente de Transparencia internacional:

“En demasiados países la gente se ve privada de sus necesidades básicas y se acuesta cada

noche con hambre debido a la corrupción, mientras que los poderosos y corruptos disfrutan

con impunidad de estilos de vida lujosos”.

A continuación se presenta una gráfica elaborada por Transparencia Internacional, que

muestra el Índice de Percepción de la Corrupción a 2017.


34

Grafica 1.
35

5.2 La Corrupción Pública en Colombia

El problema de corrupción en Colombia se puede ubicar con la misma formación de su

Estado, inclusive desde antes si se tienen en cuenta los saqueos y las malas

administraciones de la Real Hacienda durante la colonia. A nivel internacional, la

preocupación por reducir el problema durante las dos últimas décadas ha cobrado

renovada importancia, y Colombia no ha escapado a esa tendencia. El surgimiento de

organizaciones y agendas especializadas en combatir el problema, reformas estatales en

varios países y una creciente literatura académica sobre el tema son reflejo de ello. En

Colombia, esto se tradujo en cambios a partir de la Constitución de 1991 y varias

reformas en la mitad de la década que buscaron reducir los niveles del problema.

A partir de la Constitución de 1991, el entramado institucional para contrarrestar la

corrupción en Colombia quedó formado por dos entes de control, la Contraloría General

de la República (CGR) y la Procuraduría General de la Nación (PGN), y por un ente

acusador, la Fiscalía General de la Nación (FGN). La nueva carta política de los 90

delegó en la CGR la vigilancia de la gestión fiscal de los recursos públicos, bien sea que

la lleven a cabo servidores públicos, particulares o entidades privadas. El control fiscal

de la CGR se concentra en cuatro labores misionales: 1) control interno, 2) auditorias, 3)

responsabilidad fiscal y 4) participación ciudadana. Por su parte, la PGN tiene como

misión fundamental vigilar la conducta de los servidores públicos y defender los

intereses de los ciudadanos, el orden jurídico y los derechos fundamentales. (zuleta,

2015, págs. 11,12).

Para entender un poco el fenómeno de la corrupción en Colombia es importante entender

sus orígenes, razón por la cual, es importante traer a colación la investigación de la

Fundación Paz y Reconciliación, contenida en el libro “Herederos del mal: clanes mafias
36

y mermelada”. En este estudio se resalta que a pesar de los esfuerzos de diferentes

sectores del país por desenmascarar a los políticos aliados social y jurídicamente con

grupos criminales, la ciudadanía de algunas regiones sigue votando por los mismos

candidatos con oscuros orígenes. La conclusión es dolorosa: 70 parlamentarios elegidos

para el periodo 2014 – 2018, tienen serios cuestionamientos. Muchos de ellos son

herederos directos de la parapolítica; la mayoría utilizaron grandes sumas de dinero

provenientes de los cupos indicativos para hacerse elegir y algunos son señalados de

presuntos nexos con estructuras ilegales vigentes. Lo anterior se debe principalmente a

que en varias zonas del país existen problemas serios de democracia local y no existen

alternativas políticas diferentes a las tradicionales. Por ejemplo, en el departamento de

Bolívar, las principales 4 casas políticas tenían a sus jefes en la prisión. Estos problemas

de democracia local se derivan por la forma como está diseñado el funcionamiento del

Estado a nivel local, en donde el candidato a una Alcaldía o Gobernación debe negociar

el aval del partido con el jefe político regional de la colectividad, que generalmente está

en cabeza de un senador en ejercicio. Luego de negociar el aval acude donde

contratistas, ya sean legales o ilegales, para que estos financien sus campañas, a cambio

de que una vez gané les retribuirá esa ayuda en contratación. El mandatario que triunfa

debe distribuir el gabinete de acuerdo a los apoyos políticos y financieros.

Lo anterior concuerda con el artículo de la revista Semana: “En las entrañas del

monstruo”. La conclusión es muy similar a la anterior, el origen de toda la corrupción

está en la campaña electoral. Los contratistas durante la campaña electoral dan dinero a

los candidatos o dinero y votos, con el fin de someter al candidato después de elegido. El

contratista es la mano amiga: da para recibir. Si yo le doy 100 millones al candidato, él

me revierte como alcalde con un contrato de 1.000 millones, y de ahí uno se puede
37

quedar hasta con el 40 por ciento o más. Cuando el candidato es elegido, ya la

contratación la tiene empeñada con el contratista. Ya después ganar los contratos es

fácil, el alcalde pone al secretario a disposición de los contratistas. Muchas veces los

pliegos de licitación los diseña el contratista en su misma casa. Y los diseña de tal forma

que así venga la multinacional más berraca se lo gana. El interventor suele ir amarrado

al contrato, pero si no va, se lleva el 5 por ciento. Ahora es más rentable ser corrupto que

ser narcotraficante. Hay unos 50 combos de contratistas. Hay unos combos que son más

ricos que los narcos. Hay otros que tienen contratos en todo el país, pero no se meten en

los contratos grandes para no hacerse visibles. Ahora los contratistas arrodillaron a los

políticos. (GestioPolis, 2015).

Se dice que la pobreza origina la corrupción. Es claro que el afán de poseer dinero,

(cuanto más, mejor), explica alguna forma de apropiación de bienes públicos. Pero no es

valedera la consideración, porque cuando la nación colombiana era mucho más pobre, se

respetaban tales bienes. Era una tradición honrosa aquella de que el servicio público

empobrecía. Predominaba el espíritu de servicio en los funcionarios. No tuvimos altos

empleados negociantes, y la forma democrática de gobernar, a pesar del fraude electoral,

predominaba porque la honradez era la característica de quienes ejercían la autoridad.

Quien defraudaba o entregaba malas cuentas debía exiliarse, porque la sanción social era

de franco repudio, y no se hacía esperar en el ámbito en que se obraba. Esta tierra de

Santander destacaba por la honradez de todas sus gentes. La descomposición actual

podemos radicarla en cercanos años atrás, cuando prácticas torcidas que habían

comenzado a tener vigencia en otros lugares del país, nos invadieron y, la reacción

popular contra tan nocivas prácticas tarda bastante en llegar. Porque claramente un
38

repudio popular y formas eficientes de control podrán erradicarlas. Se han adoptado

decires completamente inaceptables, como “ese roba pero hace”, “le llegó el cuarto de

hora”, “ese aprovecha porque no es tonto”, que se repiten impunemente y no debieran

admitirse en ningún lugar. Sobreprecios en adquisiciones, falsas cotizaciones en

compras, comisiones diversas, entrega de anticipos, son algunas de las nefandas formas

establecidas, en las cuales participan funcionarios y particulares en forma descarada, que

se torna común y corriente. Como la censura no es la única manera de protestar, forzoso

es sugerir forma de impedir la variadísima gama de corruptelas que atentan contra el

tesoro de todos, el erario público, que encarece las obras, burla ley, las entrega de mala

calidad, frustra las comunidades esperanzadas en ver realizados sus anhelos, desprestigia

la administración pública, y lo peor, produce la desilusión popular en los gobernantes a

quienes considera merecedores de rechazo general. No es por constituir una excepción,

pero hay procedimientos que convertidos en ley podrían aliviar la rampante corrupción

que nos agobia, y que no podemos reputar inmodificable. Sí se puede modificar. Una

forma sería la de establecer una presunción legal, de derecho, para reputar bienes del

Estado ( que lo son), los poseídos por particulares que no tengan su origen en herencias,

legados, golpes de suerte, con carga de la prueba en contrario para los poseedores

irregulares de los mismos bienes. Los negocios lícitos tienen en la DIAN disposiciones

claras para establecer su origen, y no tendrían carácter punible, mucho más si no han

tenido relación con los presupuestos públicos en cualquiera forma de contratación.

(Gómez, 2011).

Como puede verse para erradicar la corrupción en Colombia, su éxito dependerá de la

estrategia que se adopte para combatirla, siendo necesario para ello fortalecer la justicia,

porque mientras exista impunidad, mientras los poderes tengan dualidad de funciones,
39

seguirá existiendo la impunidad, de nada valdrán las pesquisas que se hagan, porque no

existirán penas que realmente impidan que la corrupción siga “cabalgando en el país”.

Es necesario moralizar el Estado en general, para lograrlo debe existir la transversalidad

de la enseñanza de la ética y la moral, durante todo el proceso de aprendizaje del

ciudadano colombiano, todos debemos estar comprometidos en enfrentar la corrupción,

en erradicarla para siempre de un país que desea un desarrollo económico, una mejor

calidad de vida para cada uno de sus ciudadanos, algo difícil de alcanzar mientras cada

una de las personas que lo habitan no tomen acciones para acorralarla y erradicarla,

acudiendo si es necesario a instancias internacionales que colaboren y apoyen este

proceso. (Zuleta, 2015, págs. 21,22), concluye que:

1. Para recuperar la credibilidad en nuestras instituciones, se hace indispensable romper

el círculo vicioso de la corrupción, mediante la adopción de estrategias integrales y con

la mayor participación de los principales actores: ciudadanía, estamentos oficiales,

gremios de la producción y del comercio, veedurías ciudadanas activas entre muchos

otros.

2. Es indispensable cambiar el perfil de la ciudadanía sobre la corrupción, señalando

cuánto cuesta su indiferencia, cuánto se pierde en recursos, cómo es de importante la

participación de los medios de comunicación. En esta misión de combatir la corrupción

nadie puede desfallecer.

3. Es necesario consolidar el hecho de que el servidor público tiene una responsabilidad

penal, disciplinaria, patrimonial y sobre todo social.

4. Ha faltado, debe reconocerse, aplicación de la ley; el Gobierno debe reconocer su

responsabilidad al respecto, como lo viene haciendo, y afianzar su papel con los

organismos de vigilancia y control.


40

5. Se debe trabajar por una Administración Pública transparente que le diga

permanentemente a la sociedad cuál es, cuál ha sido su gestión. No hay necesidad de

más normas; las que rigen, son suficientes y completas, pese a que algunas son, desde el

punto de vista normativo, complejo y difícil de aplicar.

6. La extensión de los controles externos (ciudadanía, Procuraduría General de la

Nación, Contraloría General de la República, por ejemplo), así como la total dedicación

a los comportamientos corruptos y a las demandas de transparencia e integridad por

parte de los medios masivos de comunicación, son factores que siempre desempeñarán

un papel primordial para afincar toda la sensibilización en los asuntos éticos de la

Administración Pública.

7. Colombia es un Estado Social de Derecho y sus postulados centrales pueden

resumirse en el principio de legalidad, la responsabilidad, donde todas las funciones de

las autoridades están regladas; hay una división clara de poderes, prevalece el interés

general, hay sometimiento a diferentes controles. El otro eje central es el de la

democracia participativa en donde el servidor público no es sino un representante de una

sociedad pluralista.

8. Hay que cambiar la cultura que premia enriquecimiento ilícito, la que no sanciona,

sustituirla por la cultura del respeto por la dignidad humana, por los valores esenciales

que deben regir la conducta de los servidores como la honestidad, la rectitud y la

transparencia; hay que derrotar la corrupción. Cuando se han detectado las causas y no

se ha hecho nada, lo que termina prevaleciendo es la tolerancia de los ciudadanos,

actitud que significa complicidad.

9. Uno de los principales problemas en Colombia es la violación de la ley contractual

(Ley 80 de 1993); aquí está el principal foco de corrupción. Pero si hay control y si hay
41

sanción, la sociedad empieza a recuperar la fe perdida; los casos de Ferrovías y

Caprecom son buenos ejemplos.

10. Los atentados contra el régimen de contratación se traduce en las violaciones más

frecuentes: funcionamiento de contratos, inadecuado uso de la "urgencia manifiesta",

contratos con cooperativas públicas, asesorías profesionales y contratos con fiducias que

se revierten en interpretaciones torcidas de la ley, de manera maligna y burda. No hay

planeación en la contratación pública, los controles son insuficientes y no hay control en

las entidades sobre los procesos de ejecución de los contratos, que impiden que se

cumplan las condiciones de calidad.

11. Hay que sancionar los delitos "pequeños "; la corrupción residual o de pequeña

escala también produce daños, pero se debe haber especial preocupación por los grandes

casos y el país está cada vez más preocupado por enterarse de esos temas.

12. Una de las prioridades es aplicar el artículo 90 de la Constitución y repetir contra el

patrimonio de los corruptos. Como medida preventiva se va a cumplir con la

transparencia en los procesos de selección del personal. La Ley 443 de 1998, derogada,

salvo los artículos 24, 58, 81 y 82, por la Ley 909 de 2004, sobre Carrera

Administrativa, es el más novedoso aporte; se va a exigir su aplicación integral, sin

demoras, sin tanta espera.

13. La integración de los principios éticos permite la elaboración del marco de referencia

también ético. Dentro de estos principios hay que incluir: a) La honestidad y el respeto

por la ley; la responsabilidad democrática; la prosecución del interés público y de la

justicia; la responsabilidad ética; la actuación orientada hacia la realización de las metas

organizacionales.
42

14. La incorporación de los principios éticos debe también acompañarse de la creación

de un entorno ético de trabajo. Por consiguiente, el comportamiento de los servidores

públicos debe estar determinado por la existencia de un conjunto general de valores, que

promuevan la aceptación de la dimensión ética en los procesos decisorios. (zuleta, 2015,

págs. 22,24).

La corrupción en Colombia representa alrededor de 1,6 % del producto interno bruto

(PIB) (unos nueve billones de pesos anuales), según la Procuraduría General de la

Nación. Por su parte, el Departamento Nacional de Planeación calcula que entre 1991 y

1996 los costos directos de los sobornos fueron de $ 742.000 millones anuales,

correspondientes a 0,01 % del PIB. Cálculos de Transparencia Internacional estiman que

el setenta por ciento del presupuesto estatal en Colombia se ejecuta mediante contratos.

La Dirección de Regalías del Departamento Nacional de Planeación reportó en 2010 a

los órganos de control 21.681 irregularidades en la ejecución de los recursos entre 2005

y 2010. Y según Maldonado, en 2009 se reportaron casos de funcionarios corruptos en

750 entidades territoriales, con un detrimento de cuatro billones de pesos en regalías.

Gómez y Gallón analizan las principales causas de corrupción en Colombia: debilidad

de los sistemas de planeación y control; alta discrecionalidad en las decisiones de los

funcionarios públicos; monopolio en la prestación de servicios por el Estado y falta de

transparencia de información y procedimientos; débiles sanciones, que constituyen

incentivos para las conductas corruptas; bajos salarios públicos; y burocracia clientelista.

Según el Documento Conpes 3186 de 2002, la contratación pública participó en dieciséis

por ciento del PIB en el periodo 1992-1996, y fue de veinte por ciento en 1996. Durante

este periodo la contratación creció en promedio dieciocho por ciento frente a seis por

ciento de la demanda agregada. La contratación del sector público por tipo de demanda
43

se distribuyó así en 1999: de consumo final (63 %), de consumo intermedio (2 %) y de

inversión (35 %). (Los puntos de la corrupción, 2018).

En las últimas décadas el país ha atravesado momentos muy graves en los cuales los

hechos de corrupción han sido protagonistas desafortunados. Podría decirse que en el

año 2017 los colombianos presenciamos otro de esos momentos que marcaron un

dramático hito de escándalos de corrupción que no nos terminan de sorprender: desde la

corrupción que penetró gravemente a algunas de las instancias estatales responsables de

investigarla y sancionarla, hasta la violación flagrante de derechos humanos a niñas y

niños en distintos lugares del país facilitada por actos de corrupción en la contratación

de la alimentación escolar. Desde varias orillas se plantea que el fin de acciones propias

del conflicto armado entre el Estado y las FARC-EP ha hecho posible que la corrupción,

como problema estructural de nuestro país, sea mucho más visible hoy. Sin duda la

corrupción no es un problema nuevo. Lo que sí podría considerarse como novedoso es

que nuestra sociedad cuenta hoy con mejores condiciones para enfrentarla: un mayor

debate público sobre los abusos de poder y sus responsables; unos medios de

comunicación activos en su investigación y denuncia; una mayor demanda ciudadana a

las autoridades para obtener mayores resultados en la investigación y sanción; nuevas

normas e instituciones de lucha contra la corrupción que, sin ser aun perfectas, generan

nuevas reglas del juego para la prevención y la sanción de actos de corrupción; un sector

empresarial cada vez más consciente de su rol en la construcción y, por lo tanto, en la

defensa de lo público; entre otros factores. (Hernández, 2017)

Para Transparencia por Colombia existen tres recomendaciones principales para el país:
44

1. Se debe avanzar en las investigaciones de presuntos casos de soborno transnacional,

para lo cual resulta necesario continuar fortaleciendo las capacidades tanto de la

Superintendencia de Sociedades como de la Fiscalía General de la Nación en los ámbitos

de competencia de cada una de estas entidades.

2. Colombia debe avanzar en el desarrollo de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, teniendo en cuenta la discusión pública que se pueda generar alrededor del

proyecto de ley anticorrupción radicado el mes pasado por el Gobierno Nacional y el

Procurador General, Fernando Carrillo, sobre probidad y ética pública.

3. Urge una Ley integral de protección a denunciantes que motive la denuncia y que

mejore las garantías para quienes se atreven a denunciar hechos de corrupción, de tal

manera que se eviten represalias para el denunciante y su familia.

A pesar de que los proyectos de ley anticorrupción presentado por la Procuraduría y la

Fiscalía incluyen algunos elementos al respecto, es necesario tener una discusión más

profunda para incentivar la denuncia y evitar criminalizar a los denunciantes, así como

permitir la participación y aporte de diferentes sectores en la formulación de estos

proyectos de ley. (Transparencia, 2018).

5.3 Conceptuar por que se incrementan frecuentemente casos de corrupción en la

administración pública en Colombia

Colombia ha tenido siempre una relación ambigua con la ley. Desde la Conquista se

aplicaba selectivamente el ‘se obedece, pero no se cumple’ y la separación del

patrimonio público y el privado era débil. En todo el mundo ha aumentado la

corrupción, pero en Colombia se sumó a la violencia y a la quiebra de la justicia. Desde

1960 la justificación de la violencia fue acogida por buena parte de los intelectuales. La
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violencia se hizo aceptable para los defensores del cambio revolucionario: si la sociedad

es injusta, la violencia armada se justifica. Esto se extendió a las autoridades mismas:

desde 1978 se hizo común en la Policía o el Ejército la tortura y el asesinato de

dirigentes populares. Y después, la sociedad civil rural encabezada por los

narcotraficantes, pero con apoyo de agentes del gobierno, adoptó la misma lógica

guerrillera: ante la injusticia, el derecho a la autodefensa es ilimitado, y autoriza el

asesinato y la corrupción. Finalmente, en el marco de la Constitución de 1991, los

paramilitares dominaron la política de muchos sitios, a punta de violencia y con recursos

que salían de los impuestos de todos. Al mismo tiempo, la justicia dejó de funcionar: se

convirtió en un juego de titulares de prensa, en el que la Fiscalía gana las batallas en las

primeras páginas, en las que anuncia todo lo que va a hacer o señala los grandes

culpables, aunque las pierda dos años después y sus culpables queden libres. Se han

unido así la tradición de justificación de violencia y de desobediencia de la ley con

nuevas oportunidades económicas y con un conflicto armado que acabó con la justicia

penal – Jorge Orlando Melo.

Desde la Independencia el discurso político se centra en descalificaciones morales. Los

líderes eran atacados por corruptos más que por sus teorías sobre el Estado y sus

posiciones de dependencia con España. La creencia en que los problemas se resuelven a

las malas creó un clima favorable para la justificación de la trampa, para la justificación

del todo vale – Antanas Mockus.

La corrupción es una constante de vieja data, aquí y en Cafarnaúm. Y no es solo la que

tiene que ver con peculados. Baste enumerar los falsos positivos, los curas pederastas o

el plagio, de la primaria a los doctorados. Claro que los políticos que viven de encontrar
46

la agenda del momento, ahora tienen la anticorrupción, como antes tenían la guerra o la

paz, o antes la pobreza. Se montan dichosos a esos carros – Marco Palacios.

Los colombianos estamos escandalizados por la corrupción. Pero no es fácil saber si eso

ocurre porque ha crecido en los últimos años y por ello hay más escándalos que nos

indignan; o si lo que sucede es que la corrupción se ha hecho más visible, gracias a que,

por diversas razones, se han destapado casos muy graves, o porque el fin del conflicto

armado con las Farc ha permitido que otros temas, fuera de la guerra, entren a la agenda

pública. No sabemos entonces si estamos peor, porque la corrupción ha aumentado, o si

en cierta forma estamos mejor, porque al menos algunas prácticas corruptas están siendo

destapadas y ahora escandalizan – Rodrigo Uprimny.

Más de 50 años de conflicto armado y de pactos de las elites bogotanas con los poderes

regionales mediante el clientelismo desmoralizan a cualquier sociedad. No es algo

nuevo, sino estructural. Pero por primera vez, gracias al desarme de las Farc tenemos la

posibilidad de sacudirnos de la violencia y ver de frente a los ojos a la corrupción

política – Rodolfo Arango.

El incremento de la preocupación por la corrupción puede ser porque en efecto hay más

corrupción, porque hay más capacidad para detectar y denunciar la corrupción, o por

ambas. Pero al analizar cómo estaba el país en los ochenta y cómo estamos hoy, hemos

avanzado. Todos los indicadores sociales han mejorado, el sector privado se ha

fortalecido, se desmovilizaron varios grupos guerrilleros y muchos derechos de las

minorías se han protegido. Podría mencionar varios avances más positivos. Los análisis

catastróficos no construyen, son emocionales y facilistas. Solo ganan adeptos y votos.

Deberíamos concentrarnos en fortalecer lo positivo y solucionar los múltiples problemas

que tenemos – Ana María Ibáñez.


47

El problema es la corrupción, no su desborde. El hecho de que seamos una de las

sociedades más desiguales del mundo, que el Estado esté cooptado por intereses

privados legales e ilegales, que además sea un Estado débil en gran parte del territorio

crea un contorno propicio a la corrupción. Tampoco ayuda a combatirla el capitalismo

transnacional con sus prácticas de cohecho, el soborno, el tráfico de influencias, el uso

de información privilegiada, las falsedades en la financiación de campañas, etcétera.

Igualmente el narcotráfico permea la política electoral con sus ilimitados recursos –

Rodolfo Arango.

La reelección ha sido nefasta para el país. El clientelismo se ha fortalecido y esto ha

contribuido a profundizar la corrupción. Muchas son las transacciones que se han hecho

de votos por puestos, contratos y favores políticos. Esto sucede a todos los niveles: el

sector Justicia, el gobierno nacional y los gobiernos locales. Pero la corrupción no es

solo política. Todos día a día vemos pequeños casos de corrupción y acciones en las

cuales prevalece el interés privado sobre el público. Coincido mucho con el diagnóstico

del libro reciente de Mauricio García sobre la necesidad de imponer orden. Los

colombianos debemos cumplir las reglas desde las cotidianas hasta las más elaboradas -

Ana María Ibáñez.

Hay corrupciones muy distintas. No es lo mismo la pequeña corrupción, aunque sea

masiva, como cuando se generaliza la práctica de ciudadanos que ofrecen dádivas para

agilizar trámites o evitar sanciones, que la macro corrupción por la captura de segmentos

del Estado por redes de corrupción, como cuando se generan alianzas corruptas entre

funcionarios y empresas privadas para la obtención de grandes licitaciones. Y también es

distinta la corrupción derivada de economías ilícitas, que llevó en ocasiones a que

ciertos fiscales regionales o ciertos sectores de la Policía en ciertos periodos hubieran


48

estado totalmente al servicio de una organización criminal o que haya banqueros que

contribuyan al lavado masivo de dineros ilícitos. Y también puede tener una lógica

específica la corrupción política, de empresarios que financian ilegalmente a los

políticos con chances de ganar la elección, o de aquellos políticos que controlan toda una

maquinaria electoral para hacerse elegir.

En tiempos muy recientes, un factor que pudo incidir en el incremento de la percepción

de la corrupción han sido los escándalos en las altas cortes, como el caso Pretelt o los

carruseles de pensiones y nombramientos entre magistrados, pues hasta hace

relativamente poco la percepción ciudadana de las altas cortes era bastante buena –

Rodrigo Uprimny.

5.4 Causas y consecuencias de la corrupción en la administración pública en Colombia

5.4.1 Causas.

Dentro de las razones por las cuales la Corrupción cada vez adquiere mayor

posicionamiento en el campo de la administración se debe a los siguientes aspectos:

5.4.1.1 Ineficiencia. Esta es, probablemente, la causa más importante de la

corrupción. La ineficiencia reduce la calidad del servicio que las entidades prestan al

público y, por consiguiente, crea estímulos tanto para que cliente ofrezca dinero a

cambio de la obtención del servicio como para que el funcionario se involucre en este

tipo de transacciones. La ineficiencia está asociada a la carencia o el pobre

funcionamiento de los sistemas de planeación y control, lo que hace difícil diferenciar

los efectos de las acciones corruptas, establecer las responsabilidades y aplicar los

castigos.
49

Un estudio completo de la ineficiencia en el sector público colombiano va más allá, pero

algunas de sus causas y manifestaciones identificadas en el pasado merecen ser

mencionadas:

El gobierno se ha sobre extendido en sus funciones. En el pasado, el Estado asumió

responsabilidades sobre la provisión de un número demasiado grande de bienes y

servicios que no podía cumplir en la forma apropiada. Como resultado necesario, esas

funciones se han cumplido con bajos niveles de eficiencia y eficacia.

Tanto los funcionarios de primer nivel en las entidades como las políticas de las

instituciones son muy inestables. El frecuente relevo de directores lleva a que los cargos

de mayor responsabilidad sean ocupados por personas de su confianza, lo que trunca las

posibilidades de ascenso de los empleados que han permanecido mayor tiempo en las

entidades. A su vez, esto lleva a la idea extendida entre los empleados medios y bajos de

que la calidad de la gestión no es importante, pues los resultados no tienen posibilidades

de salir a la luz ya que serán borrados por una administración diferente, que

necesariamente llegará pronto con nuevos planes y prioridades. Las entidades públicas

ofrecen escasos incentivos para el desarrollo profesional de los funcionarios en general.

La primacía de los criterios políticos en la selección del personal y en la asignación de

los ascensos refuerza la tendencia. Con algunas excepciones, el prestigio asociado al

desempeño de un cargo público se ha reducido dramáticamente en Colombia en las

últimas dos décadas. Los profesionales recién graduados, en particular los más

brillantes, muestran un interés decreciente por trabajar con el Estado.

Lo anterior lleva a que la calidad profesional de los empleados del sector público en

general sea baja. A la falta de estímulos en cuanto a posibilidades de surgimiento

profesional se añaden los bajos salarios que pagan las entidades públicas. Las
50

restricciones presupuestales han generado un descenso de los salarios de los funcionarios

en términos reales y en particular en comparación con los niveles del sector privado. Los

salarios de entrada son particularmente bajos, lo que refuerza la tendencia a la

vinculación de los mejores profesionales recién egresados al sector privado. El estado de

ánimo en general de los funcionarios públicos es de apatía y falta de iniciativa.

La conformidad del funcionario público es en muchos casos resignación disfrazada. En

otros es estrategia para permanecer en una oportunidad que probablemente no se

repetirá, y en otros consecuencias de la falta de una adecuada motivación para entender

con claridad el alcance de las tareas que están a su cargo.

Dentro de la administración del Estado no hay un sistema que premie la gestión eficiente

y castigue la ineficiente. Un sistema de carrera administrativa que tiene fuerza legal,

pero no está siempre basado en la promoción de acuerdo con el mérito, tiende a generar

estabilidad laboral para el personal ineficiente o corrupto, y escasas motivaciones para

los buenos profesionales.

No existen sistemas efectivos y generalizados de control de resultados, de modo que no

se cuenta con los parámetros necesarios para medir la efectividad del desempeño.

Frecuentemente existe confusión respecto de los propios objetivos de las instituciones.

La falta de organización y planeación hace que sea muy difícil obtener información

oportuna y exacta sobre los resultados de la gestión. Este solo factor es una de las

principales explicaciones del caos administrativo y la corrupción.

5.4.1.2 Mala calidad del control. De acuerdo con lo visto anteriormente, la

corrupción aumenta cuanto menores sean tanto la probabilidad de que el agente corrupto

sea descubierto, como la fuerza del castigo cuando se aplica. En ambos casos la

evaluación de la situación colombiana es poco favorable.


51

Los mecanismos de control de los resultados dc la gestión pública en Colombia son de

baja calidad, tanto en lo que se refiere al control puramente administrativo e interno de

las instituciones, como al castigo penal a cargo de agentes externos (por ejemplo, el

sistema judicial).

El control administrativo que debería ser llevado a cabo por cada entidad individual no

es efectivo por varias razones. En primer término, como ya se mencionó, las entidades

frecuentemente no tienen claridad sobre sus propios objetivos, los empleados no

conocen tales objetivos adecuadamente y es imposible contar con este punto de

referencia fundamental para la evaluación de resultados.

Aparte de esta falla esencial, los procedimientos de control que existen no se cumplen.

Existen mecanismos legales creados para llevar a los empleados a responder por sus

responsabilidades, pero su efectividad es muy baja.

En la teoría y en la letra de las leyes, la responsabilidad de los funcionarios puede

manifestarse en cuatro tipos de consecuencias: civiles, disciplinarias, penales y políticas.

Sin embargo, estas consecuencias no llegan a verificarse en la práctica por diversos

motivos.

La responsabilidad civil puede llegar a afectar el patrimonio de los empleados públicos

por los daños que por su culpa grave o dolo se ocasionen sobre el patrimonio público y

también sobre el de los particulares. En la práctica estas consecuencias no llegan a

producirse, pues por lo general los particulares lesionados realizan acciones contra las

entidades y no toman acciones directas contra el funcionario. Las entidades deberían,

cuando se han visto obligadas a resarcir a los particulares por este motivo, hacer efectiva

la responsabilidad de los funcionarios. Sin embargo, esto por lo general no ocurre. La

ausencia de responsabilidad de los funcionarios en estos casos ha permitido que las


52

sumas pagadas por la Nación en demandas ante los tribunales hayan aumentado de 600

millones de pesos en 1986 a más de 6.000 millones de pesos en 1991, la mayor parte

debidas a decisiones equivocadas y malos manejos de los funcionarios. En muchas

ocasiones los procesos se pierden por negligencia de parte de la defensa, y no se aplican

los mecanismos existentes para que los responsables reviertan los recursos perdidos al

erario.

En cuanto a las responsabilidades disciplinaria y penal, que también figuran en la letra

de los estatutos disciplinarios y del Código Penal, no tienen en la práctica la efectividad

que se les atribuyó, pues para establecerlas se requiere la comprobación plena de los

hechos que les sirven de causa. Sin embargo, las dificultades que existen en el país para

realizar investigaciones judiciales que conduzcan a la obtención de pruebas suficientes

(que son la causa del estado de impunidad general), unidas al desinterés de los

funcionarios del Estado y los representantes de las entidades públicas por contribuir a

esclarecer hechos, y a la falta de colaboración de la ciudadanía, llevan a que las

responsabilidades disciplinaria y penal no se concreten en hechos sino en casos

excepcionales.

Finalmente, la responsabilidad política existe para los altos funcionarios y requiere para

que se haga efectiva la acción del Congreso. Hasta ahora ella solo se ha concretado en

casos excepcionales.

En cuanto a la eficacia del castigo por la vía judicial, esta es también muy baja. La

probabilidad y la fuerza de la acción judicial han sido tradicionalmente débiles. De

acuerdo con las estadísticas oficiales (que son escasas y atrasadas) son pocas las

acciones corruptas que llegan a tener consecuencias judiciales. Según cifras del Dane, en

el primer semestre de 1990 entraron en la etapa de iniciación del sumario 1.411 casos de
53

delitos contra la administración pública. Las autoridades judiciales llegaron a dictar

providencias de algún tipo en 1.558 casos dentro de su inventario de procesos

acumulados (cabe destacar que los delitos contra la administración pública apenas

fueron el 1.3 por ciento del total de las providencias dictadas en ese período dentro del

sistema judicial colombiano).

De esos 1.558 casos, 1.129 (el 72 por ciento) correspondieron a providencias de

cesación de procedimiento. Los procesos se terminaron debido a una variedad de

razones, siendo la más importante la prescripción, citada en el 42 por ciento de los casos.

Solo 316 casos (el 20 por ciento) recibieron una resolución acusatoria.

Estos resultados no son extraordinarios dentro del contexto de la justicia colombiana,

pues de 122.967 procesados, el 82 por ciento llegó a una resolución de cesación de

procedimiento, y solo el 12 por ciento obtuvo una resolución acusatoria. Esta es una

demostración más de la ineficacia general del sistema legal colombiano, caracterizado

por una sobrecarga de casos en manos de los jueces, una incapacidad para desarrollar

investigaciones adecuadamente y un clima general de impunidad. La corrupción en sus

diferentes manifestaciones ha sido un tema de baja prioridad para el sistema judicial.

5.4.1.3 Discrecionalidad. Los temas de la operación de los mecanismos de control

en Colombia y la discrecionalidad de los funcionarios públicos en el cumplimiento de

sus funciones están estrechamente ligados.

Como se mencionó, los sistemas de control se basaron en el pasado en el principio del

control previo (la expedición de la Constitución de 1991 podría ser señalada como el

momento del cambio hacia un nuevo esquema de control posterior). En los hechos, el

control previo terminó por convertirse en una talanquera para la eficacia de la

administración y en una fuente de corrupción.


54

Este tipo de control se basa en la disposición de múltiples procedimientos de chequeo,

controles y requisitos casuísticos que deben verificarse a medida que progresan las

acciones de la administración. Estos controles, que parten de presumir la mala fe de los

administradores, han tenido varias consecuencias. En primer término el objetivo central

del control, mantener la responsabilidad del funcionario, se ha perdido, y los controles

han degenerado en tramitomanía. Los funcionarios le dan la mayor prioridad al

cumplimiento de los requisitos ordenados por las normas que al cumplimiento de su

verdadera responsabilidad, es decir, al logro de unos objetivos de gestión. El precepto

que determina que los funcionarios públicos solo pueden hacer lo que la ley les permite,

al contrario de los individuos privados que pueden hacer lo que la ley no les prohíbe, ha

terminado por ser un pretexto para que los funcionarios no tomen las decisiones que les

corresponden para llegar a la solución de los problemas. La tramitomanía y un ambiente

institucional caracterizado por la falta de compromiso con el cumplimiento de objetivos

de gestión constituyen un entorno ideal para el surgimiento de la corrupción.

En segundo lugar, puesto que los puntos de control o chequeo están repartidos a lo largo

de la cadena administrativa, la tramitomanía contribuye a diluir la responsabilidad, pues

las consecuencias indeseables deben ser atribuidas a todos los que participan en la

cadena. De esta forma no hay responsables reales por los descalabros, pues las

decisiones no recaen en un solo funcionario.

Dado que los efectos del control son bajos y existe una multiplicidad de requisitos que

permiten que se diluya la responsabilidad, los funcionarios públicos en Colombia tienen

en general una amplia discrecionalidad, que equivale a decir que sus acciones en

perjuicio del interés público no suelen traer consecuencias. En la medida en que esta

situación prolifera, la corrupción avanza.


55

5.4.1.4 Monopolios del Estado. El Estado opera como proveedor monopólico de

muchos de los servicios que presta en la sociedad colombiana. Estos monopolios

permiten que existan entidades que funcionan durante largos períodos con bajos grados

de eficiencia v elevados índices de corrupción, sin que el público pueda rechazarlas

absteniéndose de comprar sus servicios. Se debe destacar que la existencia de

monopolio, público o privado, se presta para la ocurrencia de corrupción. A la inversa, la

introducción de competencia en la prestación de servicios, a través de unidades públicas

o privadas, diluye las posibilidades de corrupción.

5.4.1.5 Sanción social sobre los corruptos. El rápido desarrollo de la sociedad

colombiana en las últimas décadas y la sucesión de "bonanzas" económicas de diferente

origen le han dado un lugar de privilegio en la escala social de valores al

enriquecimiento lícito y también al ilícito. La tenencia de dinero genera aprecio social, y

su carencia lleva a la situación contraria. El atractivo del dinero es suficientemente

grande como para que se olviden los reparos respecto de la forma como éste es obtenido;

desde el punto de vista de la actividad social de una persona, en Colombia

probablemente causa una sanción social mayor no tener dinero que haberlo obtenido a

través de la corrupción.

Esto hace parte de un ambiente general en el cual el tráfico de influencias es mirado con

benevolencia y el uso de recursos públicos para fines privados es considerado como una

prerrogativa normal asociada al logro de altas posiciones de mando en el sector público.

Por su parte, el papel que cumplen los medios de comunicación dentro de la lucha contra

la corrupción es ambiguo. Por una parte, los medios publican las denuncias y los

resultados de las investigaciones, con lo cual contribuyen a la creación de una

conciencia social sobre el problema. Los directivos de entidades públicas consideran en


56

general que la denuncia a través de los medios de comunicación tiene un papel

sobresaliente dentro de sus esfuerzos por combatir la corrupción.

Sin embargo, el afán de obtener noticias vistosas y "amarillistas" centradas en el tema

del crimen y castigo, y la precaria preparación de algunos periodistas, llevan a que los

medios no comprendan la forma como operan las entidades públicas. En consecuencia,

no transmiten una visión real de ellas, ni dan a los ciudadanos la información y la visión

que necesitan para defenderse de los corruptos. Adicionalmente, en la actualidad las

publicaciones de los medios de comunicación sobre el tema de la corrupción dependen

casi en su totalidad de la información suministrada por los organismos fiscalizadores del

Gobierno, es decir, la Procuraduría y la Contraloría. Su labor se ha limitado a servir de

caja de resonancia del trabajo de estas dependencias.

5.4.1.6 La ciudadanía y la lucha contra la corrupción.

Esta se ha limitado a unas pocas experiencias con pobres resultados. La ciudadanía no ha

encontrado vínculos efectivos para presionar por una solución efectiva al problema de la

corrupción. Esto se debe en buena parte a que su posición respecto del tema es ambigua,

pues los actos corruptos existen precisamente porque hay agentes privados dispuestos a

involucrarse en ellos.

Aparte de esto, existe una percepción extendida en cuanto a la inutilidad de la acción de

los ciudadanos sobre este problema. Los grupos más afectados por la corrupción (los

consumidores y usuarios de bienes y servicios producidos por el Estado), no se han

organizado de modo que su intervención constituya una presión efectiva sobre los

funcionarios públicos. Las oficinas de quejas en el pasado generaron una respuesta poco

efectiva; lo normal es que estas oficinas reciban un número grande de denuncias en el

momento en que se abren, pero luego este número desciende a medida que se pierde la
57

novedad y que los denunciantes notan que su participación no tiene consecuencias para

los implicados en las acciones corruptas (los propios funcionarios de la Contralaría son

conscientes de que éste es uno de los principales problemas que enfrentan al emprender

una campaña moralizadora entre el público).

Existe un antecedente significativo de una iniciativa privada enfocada a resolver el

problema de la tramitomanía y la corrupción asociada a ella. A mediados de la década de

los 80 se constituyó la comisión "Colombia Eficiente", como un esfuerzo liderado por el

sector privado, en cooperación con el sector público, destinado a proponer soluciones

para casos concretos de ineficiencia de este último. Esta comisión despertó un notable

entusiasmo en el sector privado. Se trataba, en principio, de una organización

permanente que no se disolvería al terminar el gobierno durante el cual fue creada. Su

objetivo era encontrar puntos específicos en la administración pública donde la

ineficiencia y la tramitología estuvieran presentes, estudiar las situaciones, presentar

propuestas específicas de solución, hacer un seguimiento de los problemas y estimular la

motivación del público en general en cuanto a la importancia de este esfuerzo. Los

principales gremios del país se vincularon a la comisión. La mayor parte de su

financiación provino del sector privado.

La comisión "Colombia Eficiente" empezó sus labores con entusiasmo, pero pronto se

marchitó. Aunque la comisión nació con el respaldo del gobierno, el sector privado

terminó por convencerse de que sus recomendaciones no eran tomadas en serio y que se

hacía poco por llevarlas a la práctica.

Lamentablemente, la decisión y el apoyo del gobierno se debilitaron frente a la

conspiración silenciosa de muchos sectores burocráticos que veían la posibilidad de

perder los beneficios derivados del funcionamiento lento de los sistemas tradicionales
58

que, como todos sabemos, crean un marco propicio para el mantenimiento del

predominio clientelista y el ejercicio de la deshonestidad. Las prelaciones del gobierno

variaron y las fórmulas de simplificación que presentaba la comisión se recibían con

entusiasmo pero no se ponían en práctica, circunstancia que llevó a los representantes

del sector privado a adoptar la única alternativa posible: retirarse de la comisión

"Se truncó así un esfuerzo que, con el apoyo del sector privado y de los medios de

comunicación, hubiera podido cambiar el funcionamiento del país, si se hubiera

mantenido el apoyo del presidente de la República durante la totalidad de su período de

gobierno. El cambio de actitud oficial quedó demostrado, pues después de la renuncia de

los miembros del sector privado, la comisión 'Colombia Eficiente' nunca fue reintegrada

y se prefirió minimizar en los corredores palaciegos, el impacto y el alcance de las

propuestas de agilización que hubiera permitido avanzar en la democratización del

país".

Igualmente, debe destacarse que las novedades introducidas en la legislación colombiana

a partir de 1986, así como la Constitución de 1991 tratan de los mecanismos que

permiten una mayor participación ciudadana en el manejo de la administración pública,

los cuales ofrecen una gran oportunidad si se utilizan apropiadamente. (Semana, 1994)

La corrupción arranca en el alma, en la mentalidad permisiva de una sociedad que no

solo tolera sino que valora positivamente el delito. Hay corruptos porque su sociedad

los engendra y permite. Mientras se sigan estimulando desde la infancia las conductas

irresponsables y corruptas, no habrá manera de derrotar la corrupción en Colombia.

Necesitamos un cambio cultural. Es un error decir que la pobreza genera corrupción.

Es al revés. La pobreza, como la ignorancia, no son causas de la corrupción sino


59

excusas. Malas excusas. Ser pobre o ignorante no te hace corrupto ni te obliga a

hacerlo. No son justificaciones válidas para hacer un mal, pues el mal no tiene

justificación.

La corrupción genera pobreza. Es violencia que genera más violencia. Un verdadero

obstáculo para la paz. El desacuerdo o el disenso no son obstáculos para la paz, sino el

pésimo ejemplo que dan los magistrados corruptos o la corrupción que todos los días

se ve en la calle. Cuando los colombianos atribuyen la causa de sus males a los demás

o al “sistema”, terminan abriéndole la puerta a la corrupción. El corrupto se

justifica diciendo que no es su culpa, que el sistema es así, que así le enseñaron a hacer

las cosas desde niño y que si no lo hace así, otros lo harán. Se pintan como víctimas

inocentes de un sistema ajeno y perverso.

La corrupción nace de la perversión del alma y se cultiva desde chiquitos, cuando los

padres impulsan a sus hijos a ser "avispados", esto es: a ser abusadores y aprovecharse

injustamente de los demás. Cuando el colombiano admira la "berraquera" de su padre

por haber "tumbado" a alguien, por haber conseguido "gratis" algo, por haber evitado

que lo “atraparan”, se hacen evidentes las causas de la corrupción. Una cultura que

educa para la corrupción. Que convierte el vicio en virtud.

¿Qué virtud hay en la "malicia indígena", si esa malicia no es otra cosa que buscarle el

hueco a la ley, hacer la trampa y escapar? ¿Por qué los colados en Transmilenio

sonríen con orgullo y gozan, como la gente que se sube feliz empujando y pisando a

los demás? "Lo logramos", parecen decir sus rostros resplandecientes de orgullo.

Como el equipo de fútbol que gana quemando tiempo y embolatando el partido con

argucias y marrullerías. Vaya victoria.


60

La corrupción nace de una cultura tolerante al delito y que ama la ilegalidad. No

declarar renta, no pedir ni entregar recibos, pasarle plata al policía y al portero, saltarse

los semáforos y meterse en contravía: los ejemplos son innumerables y todos

justificados con la frase colombiana para impulsar la corrupción: "eso... ¡hágale! que

no pasa nada", “que nadie se da cuenta”. Un modo de comportamiento que no sólo es

corrupto sino estúpido.

La frontera entre el mal y la imbecilidad es delgada. “robarle” al Estado, dañar los

bienes públicos, abusar de los recursos de todos, todo eso es igual a dañar las cosas de

la propia casa y abusar de sí. Hacerse daño a sí mismo.

"Hágale" que no lo pillan, "hágale" que los demás lo hacen, "hágale" que usted es un

macho. "Hágale" que si no, es un cobarde. Cuando el valiente es en realidad el que se

comporta bien, el que respeta las normas, el que es justo.

Nunca he entendido la permisividad para la trampa de la sociedad colombiana. Y su

desprecio por la autoridad y la ley. ¿Por qué cada vez que hay un escándalo y la

Policía aparece para establecer el control nadie respeta a los policías? Frases como

"policía no sea abusivo", "no se lo lleve no se lo lleve" o "pero si tiene hambre", son

los síntomas de una cultura corrupta.

Por supuesto también hay corrupción en la policía. Lo que es aberrante, pues si la

autoridad es corrupta resulta difícil educar nuevas generaciones con el buen ejemplo.

El aparente beneficio inmediato que genera la acción corrupta y estúpida pronto se ve

eficazmente compensado con la destrucción del medio ambiente en el que se vive. Los

ecosistemas no son reservas ajenas a los ciudadanos alejadas de la vida urbana: a decir

verdad vivimos en uno de ellos, nuestra sociedad, que depende de los bienes públicos
61

y privados para funcionar bien. Depende de la confianza y la buena fe, del autocuidado

y la responsabilidad de todos.

El corrupto destruye su propio medio ambiente, mina las condiciones de posibilidad de

una vida buena. La corrupción es autodestructiva.

El corrupto se expone a imponer como ley el robo. Además de robarse a sí mismo y a

su familia e hijos, les está dando permiso a los demás para que hagan otro tanto con él.

Las causas de la corrupción habitan en la mentalidad de la sociedad, en los patrones de

comportamiento de muchos, en los juicios de valor de todos. Mientras la educación no

combata justamente esas creencias, mientras no se eduque en el sentido común, en el

autocuidado y el cuidado de los otros y del medio ambiente social y natural, político y

económico en el que vivimos, la corrupción seguirá reproduciéndose indefinidamente,

pues estará avalada moralmente por el “hágale que eso no pasa nada”.

La corrupción no es un fenómeno distante, exclusivo de funcionarios públicos o de

políticos, de grandes empresarios y consorcios económicos. Hay que atacarla a todo

nivel.

Propongo una sociedad con gente menos “avispada”, menos “abeja” y más

responsable. Gente correcta. Que trabaje como las abejas de verdad. Que haga las

cosas al derecho. Desde el principio y como costumbre. Estudiar para los exámenes.

Hacer uno mismo sus trabajos. Devolver lo que no es propio. Dar correctamente las

vueltas. Pagar el pasaje de Transmilenio. Pagar impuestos. Responder. Todas estas

conductas son formas de respetarse a sí mismo. De cuidarse. De valorar y respetar lo

propio. De trazar límites y no permitir que otros pasen por encima. (Torregoza, 2017).
62

Colombia ha padecido del flagelo de corrupción desde hace varias décadas, y cada año que

pasa esta va en aumento. Las personas esperan cada vez menos de sus representantes

políticos o de sus instituciones políticas para proporcionarles servicios.

Actualmente, un informe de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificado ha

colocado a la nación como el tercer país más corrupto de la región de América Latina. Las

áreas en las que se evidencia principalmente el fenómeno son bancos, entidades financieras,

gobiernos e industrias manufactureras

Según César Ferrari, columnista del periódico El Espectador, las causas de la corrupción

son la crisis de un sistema político, la falta de transparencia y la ausencia de instituciones

sólidas.

La crisis de un sistema político se debe a la falta de buena representación. Se evidencia en

los niveles de corrupción, cuando los funcionarios públicos tienden a utilizar sus cargos para

su propio beneficio o para devolver favores a las personas que colaboraron en sus campañas

políticas. También, hay falta de transparencia en casi todas las decisiones políticas. Las

personas que ocupan cargos públicos ignoran las necesidades de quienes los eligieron. Esta

distancia genera una falta de control fiscalizador ciudadano sobre las acciones de sus

representantes. Esto, como consecuencia, genera una ausencia de instituciones sólidas en la

que aquellos que asumen cargos públicos, generalmente, solo buscan dinero, poder y

prestigio.

En relación a Ferrari, autor mencionado previamente, Fernando Cepeda Ulloa, quien escribe

en el periódico nacional colombiano Semana, argumenta que la ineficiencia, el control sobre

el gobierno, la discreción en acciones políticas y el monopolio del Estado son las principales

causas de la crítica situación de corrupción en Colombia. Cepeda Ulloa dice, además, que la

ineficiencia en el gobierno es la causa más importante, ya que el intento de solucionar


63

mediante sobornos genera precedente para los funcionarios públicos, quienes parecen

mostrar interés en acelerar el proceso solo a través de compensaciones externas.

Otra posible causa es la deficiencia en los mecanismos y la baja calidad de control en lo

administrativo y penal. Cepeda Ulloa argumenta que esto puede deberse al hecho de que los

funcionarios no se molestan en “esclarecer” los hechos y tampoco hay colaboración civil.

Las estadísticas nacionales han demostrado que de 122.967 políticos enjuiciados, el 82 por

ciento llega a un cese del procedimiento y solo el 12 por ciento obtiene una resolución

acusatoria.

Esto muestra cómo la corrupción no es una prioridad para el sistema judicial.

Rara vez, el uso de la discreción es uno de los métodos más utilizados por políticos; sus

acciones tienden a carecer transparencia, por lo tanto, muchas de las acciones se realizan

“por debajo de la mesa”. Esto crea muchos cómplices dentro del sistema. El monopolio del

Estado es también una de las principales causas de corrupción, tanto en el sector público

como en el privado. Los colombianos siempre se ven obligados a recurrir a las mismas

personas, porque las mismas personas siempre son elegidas, las mismas personas que

rechazan todas sus necesidades. (Duque, 2018).

5.4.2 Consecuencias.

Las consecuencias de la corrupción suelen ser bastante devastadoras para los diversos

sectores de un país. Además del daño económico que causa, la corrupción suele venir

acompañada de daños sociales difíciles de reparar como consecuencia de los mecanismos

de defensa que deben usar los corruptos para protegerse.

La corrupción puede existir en diversas áreas de la sociedad, aunque suele ser un término

muy relacionado con la economía. Los corruptos toman ventaja de su posición para
64

implementar métodos ilícitos para su beneficio propio. La corrupción incluye sobornos,

extorciones, ofrecimiento de beneficios ilícitos y desarrollo de actividades ilegales.

La corrupción en la administración pública trae inmersa un sinnúmero de consecuencias

las cuales deben ser contrarrestadas de manera imperiosa, estableciendo parámetros de

control que coadyuven a reducir su impacto negativo en sus diferentes esferas en que se

desenvuelve. Cabe resaltar los apuntes contenidos en el artículo “La Corrupción su

historia y sus consecuencias en Colombia, que buscan minimizar las consecuencias de la

corrupción al ser implementados en la administración pública.

1. Primero la destrucción de la eficiencia del estado, gastando sus recursos y

debilitando sus acciones contra la mala administración. Tal corrupción puede llegar a

amenazar la salud pública: por ejemplo, la construcción de mala calidad, el uso de

medicinas anticuadas o contaminadas, o la desviación de comidas de orfanatos a otros usos,

todos estos han ocurrido recientemente en Colombia.

2. Segundo la corrupción engendra una distorsión absurda en la distribución de ingresos,

enriqueciendo a los ricos y empobreciendo a los pobres. Los pobres se hacen más pobres,

por ejemplo, cuando proyectos públicos no se completan o se completan en calidad inferior

como resultado de la corrupción.

3. Tercero, el incentivo de la corrupción está en contra al desarrollo de la sociedad;

crean la insidiosa idea que es más fácil hacerse rico trabajando para el Estado que creando

un negocio privado productivo. Esta idea milita en contra de la creación de nuevos

empleos. La mitad de las posiciones administrativas de cierto rango son ocupadas por

personas nombradas por jefes políticos, no por burócratas profesionales.

4. Cuarto la corrupción incurre costos políticos serios: la inmoralidad, cinismo,

inestabilidad institucional, y la legitimación de la rebelión armada contra el estado.


65

El problema más serio para Colombia es la falta de legitimidad entre el pueblo. Este

problema tiene su raíz en la corrupción generalizada y es ilusorio pensar que una

reforma constitucional puede resolverlo.

Es necesario que en Colombia los ciudadanos tomen conciencia y empiecen a

cuestionarse qué pueden hacer para afrontar este problema, que está afectando la

economía del país y su reconocimiento no solo a nivel nacional, sino internacional,

lo que impide el ingreso de nuevas empresas en el país, que vienen a representar

mayor cantidad de empleo y desarrollo económico. Es conocido que existe baja

credibilidad en los gobernantes colombianos, los ciudadanos se quejan de la falta de

oportunidades que existen por el mal manejo que le dan a los presupuestos a nivel

local y nacional, su ineficacia para distribuir los recursos, contratos que van a plazos

más largos lo que incrementa su valor inicial o que no se cumplen o deben ser

terminados por parte del Estado por incumplimiento de los contratistas, obras que no

cumplen con las normas mínimas de calidad, todo esto ocasiona que cada día las

personas desconfíen más y vean como se repiten una y otra vez los casos de

corrupción por parte de funcionarios del Estado, llegando incluso a permear las

empresas privadas, cuando se trabaja en conjunto. (Zuleta, 2015, págs. 19,20)

5.5 La ética pública en Colombia

Para adentrarnos en el tema de la Ética Pública, sería bueno referirnos nuevamente al

concepto de ética y ética pública, las cuales se definen así: Ética. “Es el conjunto de reglas

y normas morales que rigen el actuar humano. Es la rama de la filosofía que estudia la

moralidad; es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta

humana”.
66

Ética Pública: “Es la disciplina que estudia y analiza el perfil, la formación y el

comportamiento responsable y comprometido de las personas que se ocupan de los asuntos

públicos, generando un cambio de actitud en ella al inculcarles valores de servicio público.

(Naranjo, 2017).

Al hablar de “ética pública” no se debe caer en el error de creer que existe una ética

exclusiva para este sector, simplemente se hace referencia a como esta es aplicada y

llevada a cabo en el sector público. La ética que es adoptada por todos los servidores

públicos implica un cambio de actitud en cuanto a su forma de pensar, actuar y ejecutar

sus acciones, las cuales deben ir orientadas hacia un interés de la sociedad, más no hacia

sus intereses particulares.

Dentro de esta ética se contemplan un conjunto de principios y normativas que deben ser

puestas en práctica, sin embargo, a día de hoy, todas estas reglas y normas son evadidas

o violadas de la manera más descarada posible por parte de muchos funcionarios

públicos, los cuales, asociados con políticos, no responden a intereses comunes, sino

primordialmente a intereses propios, casi siempre de quienes financian o apoyan sus

campañas electorales.

En Colombia, la falta de ética pública se refleja en los últimos actos de corrupción, los

cuales se han convertido en el pan de cada día. La deshonestidad, los sobornos, el

enriquecimiento ilícito, la compra de votos, el narcotráfico, las concesiones o

contrataciones, han llegado a penetrar la política, la cultura de las personas, el ámbito

social y económico. Todo esto ha frenado de una manera significativa el progreso de la

nación y causa gran rechazo por parte de un país que afronta con desconfianza total una

situación que se ha salido de las manos del Gobierno Nacional.


67

Los últimos sucesos en salir a la luz, han sido el caso Odebrecht o Reficar, en los cuales

se presenciaron un sinfín de irregularidades, en cuanto al manejo de recursos; en el

primero se presenció como la firma brasileña sobornaba a viceministros y congresistas

con el fin de que se le entregaran contratos de obras relacionadas a la parte de

infraestructura vial, más exactamente “la ruta del sol” o la vía “Ocaña – Gamarra. Por

otra parte, en Reficar se descubrieron manejos inadecuados de los recursos con los que

se contaban para la ampliación de la refinería. Este mal manejo conllevo a sobrecostos

que terminaron provocando grandes pérdidas al patrimonio de Ecopetrol, la cual es la

dueña de la refinería y pertenece al Estado Colombiano.

Es por esta razón, que no podemos quedarnos de brazos cruzados, mientras todos los

recursos con los que cuenta nuestro País, y de los cuales gran parte salen de nuestros

bolsillos, se desaparezcan como por arte de magia y no se conozca su destinación, ni

tampoco se castigue de manera ejemplar a los culpables de ello. Por ende, se deben

plantear diferentes soluciones que busquen generar una modificación en la forma de

pensar de nuestros servidores públicos o de quienes nos representan. Estas alternativas

pueden ser las que alguna vez planteó el presidente Juan Manuel Santos:

1. Establecer un decreto que se extienda a los entes territoriales y a las personas de

derecho privado que administran recursos públicos la obligación de publicar toda la

información relacionada con su gasto, esto en el Portal Central de Transparencia Fiscal

del Estado.

2. Fortalecer los organismos de control para que los corruptos no solo cumplan con las

sanciones penales, sino también las disciplinarias y fiscales, que se elimine la casa por

cárcel y además resarcir a la sociedad.


68

3. Bancarización del sistema de contratación, para conocer todos los movimientos que

se realicen en las entidades públicas. (Borjas, 2017)

La corrupción, la centralización y privatización de las instituciones, es un problema que

históricamente ha afectado a la sociedad Colombiana; la cual se propicia, desde las mismas

estructuras del estado y los cuerpos burocráticos que se han consolidado en el poder.

Actuando en un espacio de lucha y manipulación de políticas, que satisfagan intereses

particulares. Consolidando un imaginario social que se enfoca en el individualismo,

saliéndose de todo procedimiento ético; pero entendida esta como un concepto, no de una

cultura en específico occidentalizado, algo más espiritual que armonice al ser humano y

mejore la convivencia en el entorno social. Lo preocupante es que se ha creado un modelo

de institucionalidad, que no está cooperando realmente a la construcción de paz, que inicia

desde el mismo actuar de los funcionarios del estado, donde muchos carecen de una ética

pública. La cual busca lograr que el individuo sea consiente de sí mismo, en específico el

servidor público; consecuente con los actos que realiza, obteniendo el dominio del ser para

que actué a favor de la comunidad. Saliéndose lo anterior de la concepción predominante

de gestión pública, la cual es efecto de las políticas creadas en el consenso de Washington,

a principios de los años 90, que transformó la institucionalidad de los estados

latinoamericanos; donde Colombia no fue ajeno a la materialización de este nuevo

paradigma en el manejo de los asuntos del Estado, predominante hoy en día, que

desconocen las realidades del contexto social. Esta nueva política institucional direccionó el

actuar de los servidores públicos, al imaginario de que son gerentes de empresas, que en

muchos casos aplican esto en la vida cotidiana institucional, se sienten empresarios, actúan

y desean ganar como estos, pero acosta del erario público.


69

Se hace necesario estimular en la ciudadanía y particularmente a las personas que

ocupan cargos públicos, el desarrollo de capacidades y fortalecimiento del ser. Mediante

un marco de valores que fortalezcan al individuo en una ética, la cual su fin es orientar a

mejores conductas colectivas, que se enfocan en el bien común; incentivando el

imaginario de servir a las demás personas, controlando los impulsos, deseos, placeres,

abusos, etc. Prevalecen conductas antiéticas en muchos funcionarios, siendo tan evidente

el problema de corrupción en los organismos estatales; donde lo particular prevalece por

encima de eso colectivo, presentándose una acumulación y mal manejo del presupuesto

público. Por tal motivo, el trabajo de los funcionarios tiene que depender de sus méritos

y no de las artimañas de los políticos corruptos y sin una ética pública definida. En

muchos casos los buenos modales se ausentan y difícilmente el ciudadano puede

protestar del funcionario, recibiendo un trato donde se les vulneran constantemente sus

derechos.

Para darle solución a la anterior realidad, se requieren crear métodos alternos en el

manejo de los asuntos públicos, que fortalezcan los procesos institucionales y se

garanticen realmente derechos a la población, para que se puedan materializar

alternativas que transformen la realidad. Las sociedades latinoamericanas, en particular

Colombia, tienen como reto crear paradigmas educativos alternos; que visionen un

camino de avance, a un equilibrio de las personas, que comienza a partir de cada

individuo. En un proceso de construcción particular, pero configurándose con el entorno,

que mejore la convivencia social y el medio ambiente. Adoptar nuevas, mejores formas

de organización y de procedimientos en la conducción de las instituciones, debido a la

evidente negligencia e irresponsabilidad con la sociedad, por parte de los órganos


70

estatales. Incorporar nuevos mecanismos que cambien la dinámica y den vida, al sistema

de administración publica en Colombia.

Los altos funcionarios del estado, no les importa lo que hay a su alrededor y asumen

comportamientos irrespetuosos con la sociedad. Así mismo, es preciso resaltar que la

elite que ha gobernado por mucho tiempo el país, son las que han sacado utilidad y

siguen manipulando las estructuras de gobierno e instituciones, para obtener beneficios

particulares y vender los recursos naturales en contra del bienestar social. De tal manera,

se requieren cambios en el modelo que viene orientando los procesos de políticas

públicas. Las que se pueden medir mediante las decisiones del gobierno en la

distribución de las riquezas y acciones para solucionar las necesidades de la sociedad, a

través de cuerpos de establecimientos estatales, con miembros formados con una ética

pública, consecuentes con la actividad de servidor público, que es trabajar para la

sociedad. Que operen en el entorno social, para dar solución a diversos componentes,

que garanticen derechos a las ciudadanas y ciudadanos, sin distinción de estrato, región e

ideológica. Estimulando la intervención directa de las comunidades, tanto rurales como

urbanas.

Hay poca credibilidad de la ciudadanía con las instituciones estatales, exigiendo que la

política actual se le realicen cambios de paradigmas, que transformen los cuerpos

estatales abriéndose a lo social, que incentive un diálogo permanente y retroalimentación

en el funcionamiento del sistema político. Ya esa vieja manera de burocratizar los

asuntos públicos a chocado fuertemente con los interese sociales, colapsando el sistema

democrático del país. La gente del común esta atomizada por tanta corrupción y

alteración de políticas, donde unos pocos son los que toman las decisiones y sacan

provecho. Esta es la época donde los asuntos del estado, se tienen que aplicar bajo el
71

concepto de dialogo con la sociedad, donde se aplique la intercomunicación, en un

espacio de disertación y consenso de diversas concepciones sociales.

Ahora que se habla de paz, se tiene que iniciar un proceso de educación bajo el concepto

de una ética pública que forme a verdaderos funcionarios y ciudadanos, que se rijan con

el principio de lo humano, con una visión integral de la realidad. Esta ética se lleva a la

práctica, fortaleciendo la moral de los servidores públicos. Hay muchos que se dejan

absolver por el poder, realizando actos indebidos que se salen de todo proceso ético, no

tienen en cuenta iniciaciones como servir a la ciudadanía. La actualidad de Colombia

muestra un ambiente de corrupción, abuso del poder, acumulación de dinero público en

pocas manos; direccionándolos a otros fines, generando un impacto negativo en el

entorno social. Creando un panorama de desigualdad, violación de derechos

fundamentales y destrucción de lo público.

Por último, mencionar la importancia de estimular nuevos valores para alcanzar una

transformación que consiga una verdadera cultura administrativa. A través de la creación

de un centro de educación nacional público y gratuito de formación del ejercicio de las

funciones públicas, bajo un concepto de educación alternativa y popular que eduque a la

comunidad y sea ella quien se forme, generando verdaderos funcionarios, saliéndose de

los paradigmas tradicionales e imperantes, que desarrollen la capacidad en los servidores

de aplicar valores en situaciones concretas. Lo anterior posibilitaría un verdadero

cambio cultural en la organización pública colombiana, la cual no se reduce a la simple

modificación de normas y leyes, ignorando la transformación, fortalecimiento del ser y

asimilación de valores fundamentales (Díaz, 2017)


72

6 RECOMENDACIONES

La corrupción es un tema que requiere ser atacado de manera frontal, donde debe

involucrarse variables de tipo social, económico, de principios, de moralidad, de

personalidad, etc., ya que cada una de ellas tiene sus raíces y no debe desconocerse su

arraigo, que parten desde el ámbito cultural que desarrollan ciertos tipos de población, de

individuos y de estamentos dado la realidad compleja que se ve envuelta tal situación.

Expertos que han tratado sobre este tema, concluyen que la corrupción es factor cultural,

es por ello que debe implementarse estrategias que permitan socavar este flagelo,

iniciativas y ejemplo que deben partir desde los estamentos gubernamentales para formar

una generación con principios comunes y que marquen la pauta en la institución de una

nueva sociedad menos corrupta.

Una administración pública que propende por cero corrupción genera confianza en una

sociedad que espera cambios trascendentales. Se vuelve nuevamente al concepto de educar

a esa nueva generación para que este círculo vicioso tan dañino vaya disminuyendo y

alcancemos niveles de corrupción muy por debajo de los índices de medición a nivel

mundial.

A la fecha los estamentos públicos vienen estableciendo en sus procesos un plan de

anticorrupción y canales de atención al ciudadano más directos, dentro del marco de los

derechos humanos, pero para que todo esto realmente funcione, dichas medidas de control

preventivo debe manejar componentes que integren al individuo en su esencia y no solo

llenarlo de manuales y normativa que quedan plasmado para cumplir procesos y

procedimientos de medición de calidad y no son realmente efectivos en la pretensión de

acabar con la corrupción.


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7 CONCLUSIONES

La corrupción es un mal que aqueja a todos los países. Los efectos negativos de este

flagelo no sólo repercuten en la esfera pública, sino también en la esfera social de cada

individuo y en una comunidad.

Con cada acto de corrupción se generan espacios de violencia en todos los niveles de

una sociedad, es por ello que se deben diseñar estrategias que permitan evidenciar este

fenómeno, que a la vez es uno de los mayores delitos que aquejan a un país.

Luchar contra la corrupción requiere que toda una sociedad y Estado aúnen fuerzas para

construir legitimidad que promuevan la transparencia y que los recursos vayan dirigidos a

propósitos y beneficios comunes.

La corrupción en la administración pública afecta la institucionalidad y por ende se

pierde la credibilidad de frente a una sociedad que espera iniciativas de beneficio común.

Combatir la corrupción en la administración pública, es una lucha permanente de

generar la cultura del desapego por lo público, hay educar al individuo en la cultura de

valorar y cuidar los bienes y recursos públicos.

Una manera de combatir la corrupción en la administración pública es crear espacios

participativos de una sociedad, para que vele por los recursos destinados a un propósito

común.

La ética en lo público implica un cambio de actitud en cuanto a su forma de pensar,

actuar y ejecutar sus acciones, las cuales deben ir orientadas hacia un interés de la sociedad,

más no hacia sus intereses particulares.

La falta de ética y principios morales, son factores generadores de corrupción en un

Estado donde reina la ley del más ventajoso, sobreponiéndome por encima del otro sin

medir las consecuencias en mi actuar.


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