Her - Spike Jonze

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Her: Fantasía y realidad virtual.

Por Fernando Bustos Gorozpe

Para la sociedad actual el uso de dispositivos móviles se ha vuelto cada vez más frecuente.
Los gadgets, que comienzan a asimilarse como algo natural, han devenido una extensión
del cuerpo humano. Después de la mano sigue el móvil, que cual ventada de una monada
leibniziana, parece ser el canal que posibilita comunicarse con el mundo Las sociedades
actuales, median su relación con el mundo a través de la tecnología.

Lo anterior, parece ser el contexto del cual parte Spike Jonze para crear su nueva cinta,
Her (Ella, en español). Una película de ciencia ficción propositiva que apuesta por un
futuro tétricamente cercano. Aquí se narra la vida de Theodore (Joaquin Phoenix), un
escritor introvertido que gasta sus letras y romanticismo en cartas para desconocidos, es su
trabajo. Seducido por la tecnología más novedosa, como casi todo solitario, decide probar
un nuevo sistema operativo que presume de contar con inteligencia artificial. Lo compra.

Después de pasar por algunas preguntas de corte freudiano para personalizar su sistema
operativo, Theodore termina por conocer a Samantha (Scarlett Johansson, voz), su nuevo
OS intuitivo y consciente del cual terminará enamorado. Se trata de una cinta romántica
que expone la soledad del hombre en el contexto actual, a pesar (y al mismo tiempo a
razón) de la diversidad de medios que se posee para comunicarse con el otro.
Evidenciando, claro, la enajenación al estar online: el sujeto como siervo del instante puro
al que la sobreinformación ha llevado.

Theodore está en todo momento conectado a la red a través de un manos libres y de su


smartphone. Samantha, pasa de ser un mero asistente personal a la Siri, a ser una secretaria
virtualizada, un remedo de ‘persona’ que mima el ego de su amo. Él, intenta asumir el
deseo de Samantha. Y ella, que no está formada en la tradición psicoanalítica, es presa de
la transferencia. Llena el vacío de Theodore, la falta en el Otro.
Quizá lo más interesante en la cinta, no es la propuesta del noviazgo entre un humano y
un sistema operativo. En la actualidad se sabe de un japonés casado con un personaje de un
videojuego. Lo verdaderamente sugestivo aquí, es el papel que juega la fantasía en el
desarrollo de la trama. Mientras la relación avanza, Samantha asume consciencia de ser un
órgano sin cuerpo. Una voz que no se encuentra en ningún espacio físico. Para ella, “su
deseo es el deseo del otro”, volverse carne para satisfacer a Theodore. No es de extrañar
que la única escena de sexo entre ellos, se muestre con la pantalla negra. Es el derrumbe de
la fantasía como dispositivo que sirve para estructurar la realidad, pero que Theodore sólo
es capaz de percibir cuando escucha suspirar a Samantha, para después cuestionarla sobre
el porqué lo hizo si ella no respira. Éste será el rasgo excesivo.

La película de Jonze es un viaje especulativo. Una propuesta que sirve para entablar
discusiones sobre la actual relación hombre-tecnología desde las diferentes áreas del
conocimiento y que termina por recordar aquello dicho por Slavoj Žižek sobre el consumo
actual: “Se consume cerveza sin alcohol, carne sin grasa, café sin cafeína, y eventualmente,
sexo virtual… sin sexo”. Frase que apunta hacia lo real desprovisto de ese exceso que
molesta.

Her es una película sencilla, incluso minimalista, que goza de un guión inteligente que
permite disfrutar la gran actuación de Joaquin Phoenix. Extraña la tardanza de un filme que
problematizara una situación obvia a la distancia cercana. Y si en buena medida la cinta ha
complacido a muchos críticos y espectadores, es también a razón de la cercanía erótica que
actualmente se guarda con los dispositivos móviles. Con Her, Spike Jonze recuerda al
público, que además de ser un buen director de cine, videos musicales, actor y productor, es
un gran guionista.

Ciertamente, la cinta no es pionera en el temática de la inteligencia artificial, pero sí lo


es en cuanto a lo real del panorama que representa con relación a la tecnología y la
construcción de una realidad virtual. Como apunta Žižek: “En vez de hablar acerca de la
realidad virtual, debemos hablar sobre lo real en lo virtual” (Conferencia de Slavoj Žižek:
The reality of the virtual).

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