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Año 2017

Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina

Gestión de las Vinazas


Sucro-Alcoholeras en Brasil
Alejandro Valeiro y Rocío Portocarrero
INTA - EEA Famaillá

I
GESTION DE LAS VINAZAS
SUCRO-ALCOHOLERAS EN BRASIL
Alejandro Valeiro y Rocío Portocarrero
EEA INTA Famaillá

Año 2017
Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

1. Contexto

Brasil es el primer productor de bioetanol, además de ser el mayor productor de caña de azúcar
a nivel mundial. En 2016 se cosecharían cerca de 9 millones de hectáreas (Tabla 1).

En 2016 se produjeron más de 30 mil millones de litros de etanol en Brasil (Figura 1), con lo que –
en un cálculo aproximado 1- debería haber generado y dispuesto unos 390 mil millones de litros de
vinazas (CONAB; 2016). Eso lo convierte en la principal referencia mundial en el tema.

La producción de bioetanol en Brasil encuentra su auge a partir de 1975 – en el marco de la crisis


de los precios mundiales del petróleo- con el llamado “Programa Proálcool” que promovía la
producción y uso mandatorio de alcohol etílico como combustible en los automóviles. Ese Programa
permitió un salto desde 700 millones de litros en aquel año, a 11.773 millones en 1985, un aumento
de 17 veces (Pinto; 1999). A pesar de los diversos altibajos en su historia, la estrategia representó la
entrada de un nuevo patrón energético, renovable, y generó un gran mercado interno para ese
producto permitiendo que Brasil desarrollara un modelo de industria mixta capaz de destinar parte
del jugo de caña para producir azúcar y parte para la fabricación de alcohol etílico, sin comparación
en otros países. Ese modelo contribuyó –al mismo tiempo- a disminuir la contaminación ambiental,
a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, además de generar subproductos que
pudieron ser aprovechados para fines energéticos y otros.

Tabla 1: Brasil y Estado de Sao Paulo; área cosechada (en miles de ha)
de caña de azúcar 2010-2016

2010 2011 2012 2013 2014 2015 20161

Brasil 8.033,6 8.356,1 8.485,0 8.810,8 9.004,5 8.654,8 8.973,2

Sao Paulo 5.135,3 5.269,4 5.355,7 5.501,9 5.539,7 5.605,7 5.554,9

1
Estimación
Fuente: CONAB, 2016

1
En Brasil se generan entre 10 y 15 litros de vinazas por litro de etanol producido. Incluso, se supone que
esa cifra podría incrementarse a 20 litros en un futuro cercano con la producción del llamado etanol de
“segunda generación” a partir del bagazo y el residuo de cosecha (Filoso et al. 2015). Ya existe una planta de
este tipo, de escala comercial, en el estado de Bahía.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

Figura 1: Brasil; producción de etanol 2010-2016

litros
Etanol total
Etanol anhidro
Etanol hidratado

Campaña

Fuente: CONAB; 2016

El desarrollo de nuevas tecnologías de motorización automovilística permitió introducir en el


mercado brasileño, en 2003, un nuevo tipo de vehículo (flex-fuel) capaz de utilizar como combustible
la gasolina, el alcohol etílico, o la mezcla de ambos en cualquier proporción. Como el alcohol etílico
combustible producido en Brasil presentó inicialmente precios más atrayentes que la nafta, el
vehículo flex se tornó un éxito comercial y se impuso como modelo dominante en la flota nacional
de vehículos livianos 2.

En la actualidad, más o menos la mitad de la caña producida en Brasil se destina a azúcar y el


restante 50% a la producción de bioetanol (CONAB; 2013).

A los fines de entender el contexto de la producción de caña y etanol en Brasil y la estrategia de


gestión de las vinazas, resulta importante resaltar que:

a) La mayor parte de las más de 400 industrias produce una proporción bastante alta de la caña de
azúcar que procesa. Tan solo un poco más de un tercio (37%) de la materia prima procesada es
adquirida de terceros (Rosa dos Santos, 2016).
b) La geografía brasileña y su gran diversidad de microclimas posibilitan la producción de caña de
azúcar y sus derivados -en escala económica- en un amplio espacio geográfico. Las exigencias
agronómicas y climáticas de la caña permiten su cultivo, con alto rendimiento en sacarosa, en
una larga faja geográfica habilitando el funcionamiento de unidades de producción de azúcar y
alcohol que se extienden desde el paralelo 5 de latitud sur, en el estado de Rio Grande do Norte,

2
Las licencias de vehículos nuevos flex-fuel aumentaron 257% en el período 2011-13 comparado con el
2004-06; mientras que las de vehículos diésel lo hicieron en 127% y la de nafteros, por el contrario, cayeron
60% (Rosa dos Santos, 2016).

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

hasta el paralelo 23 en el estado de Paraná, y representa una distancia en línea recta de casi
3.000 kilómetros (CONAB; 2013).
c) Esta posibilidad de producir en muchas regiones del país (Figura 2), en diferentes períodos de
tiempo, facilita mantener una logística de distribución de alcohol combustible con bajo costo de
movimiento del producto, abasteciendo a todos los centros poblados que concentran la mayor
parte de la flota nacional de autos. Como consecuencia de esa distribución de las unidades
productivas y la combinación estadual de los períodos de cosecha da caña de azúcar Brasil
mantiene, con diferentes intensidades, la producción de azúcar y alcohol (y vinazas) por
prácticamente todos los meses del año.

Figura 2 Distribución geográfica de los ingenios (usinas) y destilerías de Brasil

Fuente: CONAB, 2013

d) La distancia promedio nacional desde las áreas de producción de caña de azúcar hasta los puntos
de recepción de las unidades de procesamiento es de 24,44 km. Este dato resulta fundamental,
no sólo por la magnitud de los costos de transporte de la producción cañera, sino por los de la
redistribución de la vinaza para que vuelva a los suelos que la generaron (CONAB; 2013).

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

La vinaza (vinhaça; restilo, vinhoto, garapão, caxixi, etc.), es un efluente líquido originado en el
proceso de fabricación de alcohol, variando de 10 a 16 litros por cada litro de etanol producido a
partir de caña de azúcar, dependiendo de las condiciones tecnológicas de la destilería. Básicamente,
es una suspensión acuosa que contiene sólidos orgánicos y minerales. Está formada por 93,5% de
agua, 4,6% de materia orgánica e 1,9% de substancias minerales, principalmente potasio (0,5%),
nitrógeno (0,05%) y fósforo (0,01%). Se trata de un líquido ácido (pH 3,7 a 5), de olor característico,
cuya coloración varía del amarillo ámbar al marrón oscuro que, al ser producido, presenta elevada
temperatura.

2. El problema de las vinazas en Brasil

El problema de su disposición se remonta a los comienzos de la fabricación de alcohol en Brasil


y siempre ha sido objeto de controversias. En la literatura especializada se listan innumerables
episodios de disputas entre ingenios y las poblaciones circundantes por los vertimientos a los cursos
de agua con graves problemas de contaminación local.

Rezende (citado por Pinto; 1999), relata los diez principales casos de contaminación con vinaza
publicados en la prensa brasileña entre 1943 a 1984, todos alrededor de catástrofes locales, con
casos de mortandad masiva de peces, desabastecimiento de agua potable para ciudades,
proliferación excesiva de insectos, problemas de salud pública y desorganización de economías
locales dependientes de la pesca.

En 1984, por ejemplo, entre las represas de Sobradinho y Moxotó (estado de Bahía), se produjo
lo que fue considerado el mayor desastre ecológico en el Río São Francisco: la muerte de 300
toneladas de peces causada por el rompimiento de una represa de contención de vinaza y el vertido
de 45 mil m3 de este residuo en el Riacho Tourão, afluente del São Francisco. Este hecho ganó
notoriedad por la revuelta que causó en la población ribereña, dependiente de la pesca para
sobrevivir (Rezende, 1984).

En 1978, en plena vigencia del Proálcool, el decreto nº 323 del Ministerio del Interior y luego el
nº 158 de 1980, prohibieron el lanzamiento directo o indirecto de las vinazas en cualquier curso de
agua. Las destilerías quedaron obligadas entonces, a presentar proyectos para la implantación de
sistemas de tratamiento y/o utilización de la vinaza, así como de las aguas residuales del proceso de
fabricación del etanol. El cumplimiento de tales normas seria fiscalizado por los órganos estaduales
del medio ambiente.

A pesar de la prohibición, el lanzamiento de vinaza a las cuencas hidrográficas brasileñas


continuó hasta fines de los 90s, cuando las presiones ambientales aumentaron y la fiscalización se
hizo más rígida. Esa desobediencia se debió a dos factores principales (Pinto; 1999):

a) la ausencia de propuestas concretas para el uso de la vinaza que contasen con el aval técnico
suficiente para ser recomendadas o adoptadas con seguridad;

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b) en los principales polos alcoholeros (São Paulo, Rio de Janeiro, Alagoas y Pernambuco), la
economía de la región estaba fuertemente concentrada en el sector cañero, de modo que
la presión de los organismos ambientales de control -con base en los parámetros de la
legislación- no daba el resultado esperado.

Fue en 1950, en el VIII Congreso Internacional de Industrias Agrícolas, realizado en Bruselas, que
Almeida y otros (1950) presentaron -por primera vez- un trabajo que discutía los efectos de la
adición de vinaza al suelo y que constituiría las bases para otros trabajos que vendrían a reforzar
ese procedimiento y, como consecuencia, la práctica actual de la industria cañera: la llamada
“fertirrigación” 3.

Los trabajos pioneros de Almeida (1950; 1955) revelaron que, al contrario de lo que se creía, la
incorporación del residuo al suelo no bajó su pH. Los datos experimentales evidenciaban un
aumento del pH y del poder de imbibición del suelo, además del aumento de la capacidad de
intercambio de cationes y de la población microbiana con predominancia de los hongos, como se
verificó después.

En aquel primer momento se sugirió la aplicación de 500 a 1.000 m3 de vinaza por hectárea,
cantidad que se revelaría más tarde peligrosa, dependiendo del tipo de suelo. Esto porque el suelo
tratado de esa forma generaba las condiciones de un gran desarrollo vegetativo de las plantas y
posteriormente, en períodos de seca, se comprobó que las plantas sentían mucho los efectos de la
falta de agua. Posiblemente este aspecto no permitió que la práctica se generalizase conforme era
de esperarse en aquel momento (Glória, 1984).

Desde finales de la década de los 70 e inicio de los años 80, hubo un sinnúmero de ideas y
proyectos que buscaban una solución definitiva que fuese viable y segura para el problema de la
disposición de las vinazas. Esta solución ideal todavía no fue encontrada, a pesar de que ha habido
-sin duda- grandes avances con el uso de la vinaza en los cultivos, propiciando su aprovechamiento
económico con un riesgo menor de contaminación.

En líneas generales, en los trabajos publicados más recientemente en la literatura brasileña


especializada (Christofolletti et al, 2013; Laime et al, 2011; Jiang et al, 2012), se mencionan los
siguientes conjuntos de tratamientos posibles:

1. Concentración del residuo a cerca de 60% de sólidos totales, permitiendo una


diminución de su volumen para facilitar la manipulación y, así, su uso como fertilizante,
o su transformación en proteína para ración animal, o incluso su incineración.

3
Existe una discusión técnica alrededor de esta denominación en Argentina: se dice que si la vinaza se aplica
pura deberíamos hablar de fertilización; en cambio, si se usara diluida en agua entonces se denominaría
fertirrigación. En ambos casos podríamos hablar de enmienda orgánica (Morandini, 2010). Para esta
publicación, utilizaremos el término que aparece en la bibliografía brasileña: fertirrigación.

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2. Fermentación o digestión tanto anaerobia como aerobia para la obtención de levaduras


y bacterias con alto tenor proteico en el aerobio y gas metano y fertilizante en el
anaerobio.
3. Aplicación “in natura” en el cultivo con objetivo de adicionar nutrientes y materia
orgánica.

A pesar de la viabilidad técnica de estas opciones, la realidad es que en 2014, el 97% del volumen
de vinazas producidas fue aplicado como fertilizante y riego en los propios cultivos de caña de azúcar
(da Silveira, 2015).

Existen solamente dos plantas de biodigestión de vinazas, instaladas como unidades


demostrativas: una en la Usina JB/CETREL en Recife que procesa 60 m3/h vinaza; y otra en la Usina
Sao Martinho en Sao Paulo con una capacidad de 5.200 m3. (Elia Neto, 2013) 4. También hay dos
plantas concentradoras por evaporación: una en la Usina Cerradinho en Potirendaba y otra en la
Usina Santa Elisa en Sertãozinho, ambas en el estado de Sao Paulo. Probablemente la mayor
limitante de la concentración sea la gran demanda energética que implica (Christofolletti et al,
2013). Ambos sistemas, a pesar de generar buenos resultados desde el punto de vista energéticos,
son económicamente demasiado caros (Barbosa Cortez et al, 2014).

Elia Neto (2016) –por su parte- habla de la instalación de una decena de plantas concentradoras
en los últimos años, sin especificar cuáles son.

De acuerdo con esa fuente, estas plantas contarían con la tecnología de evaporadores de “niebla
turbulenta descendente”.

3. Efecto de las vinazas en las propiedades del suelo

Existe una gran cantidad de estudios en Brasil sobre la vinaza, sus posibles usos, sus efectos sobre
los suelos y las consecuencias ambientales de su inadecuada disposición.

En general, existe consenso en que el uso de las vinazas puede resultar en modificaciones de las
propiedades del suelo. Esos efectos dependen de varios factores, como la cantidad aplicada, el tipo
de suelo y su composición química, el tipo de cultivo y las circunstancias económicas del proceso.
Algunos trabajos conducidos por Camargo et al. (1983), Glória y Orlando Filho (1983), Laime et al.

4
La Planta UASB de biodigestión anaeróbica de la Usina São João, en São João da Boa Vista, SP, en 1986 está
desactivada; otro biodigestor UASB instalado en 2000 en la Destilería Inexport, en Pernambuco también se
desactivó. Lo mismo ocurrió con el biodigestor tubular de la Usina Ester, Cosmópolis, Sao Paulo (Elia Neto,
2016)

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(2011) y Jiang et al. (2012) han reportado efectos benéficos de la aplicación de vinazas sobre los
cultivos y las propiedades físicas de los suelos, ya que se incrementa la retención de humedad, la
porosidad, los niveles de potasio y la conductividad eléctrica, además de aumentar la actividad
biológica.

Por otro lado, un grupo menor de estudios ha abordado el potencial real de contaminación de la
vinaza en el suelo y las aguas subterráneas, dado que cuando se la aplica al suelo, puede mejorar la
fertilidad, pero no debe superar su capacidad de retención de iones. (Lyra et al., 2003; Tenório et
al., 2000).

3.1. Efecto sobre las propiedades físicas

Existe un número importante de trabajos de investigación que indagaron sobre los efectos de la
vinaza sobre las propiedades de los suelos. Neves et al. (1983) reportó que el agregado de vinaza
combinado con la materia orgánica (MO) puede mejorar las condiciones físicas del suelo y la
movilización de nutrientes, como resultado de una mayor solubilidad provista por este residuo. Si
la aplicación se hace sobre suelos arenosos, por el contrario, esta puede conducir a un desbalance
de las bases y elementos como calcio, potasio, magnesio y sodio, que –entre otros- definen la
fertilidad de un suelo (Silva et al., 2007).

Andrioli (1986) no observó que aplicaciones de 1.200 m3/ha de vinaza tuvieran influencia alguna
sobre la porosidad, o los macro y micro poros en un suelo latosol cultivado con caña. Por otro lado,
Canellas et al. (2003) reportan un incremento en los niveles de MO y, por lo tanto, una mejora en
las condiciones físicas del suelo al que se le aplicó vinaza a lo largo de varios años.

Trabajos más recientes como el de Zolin et al. (2011), observan un incremento de los niveles de
carbono orgánico, luego de años de aplicación. Luego de 2 a 3 años de uso en cultivos de caña, Jiang
et al. (2012) detectaron una disminución en la densidad aparente de los suelos, junto a un aumento
de la porosidad total y la porosidad capilar en la capa arable. La estabilidad de los agregados mejoró,
pero bajó el contenido de arcillas.

A través de los cambios que provoca en las propiedades físicas de los suelos, la vinaza puede
contribuir a aumentar la capacidad de infiltración lo que podría acarrear la contaminación de
acuíferos subterráneos, o –por el contrario- reducirla incrementando el drenaje con posible
contaminación de cursos superficiales de agua. De esta forma, la lluvia que cae sobre un suelo con
vinaza, por ejemplo, podría infiltrar o drenar superficialmente contaminando cuerpos de agua (Silva
et al., 2007).

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3.2. Propiedades biológicas y químicas

El agregado de vinazas de caña en los suelos produce cambios temporales en la población de


microorganismos, resultando en alteraciones de los procesos químicos y biológicos como: la
descomposición de la MO, la nitrificación (Resende et al., 2006), denitrificación (Leal et al., 1983), la
fijación de N2 del aire, e incrementos en el pH (Camargo et al., 1983; Leal et al., 1983; Glória y
Orlando Filho, 1983; Silva et al., 2007; Oliveira et al., 2013).

La vinaza facilita indirectamente la acción de microorganismos en la aglutinación de las partículas


del suelo, mejorando su estructura. Camargo (1954), citado por Christofoletti et al. (2013), observó
un aumento en la población microbiana luego del agregado de vinaza, con predominancia de los
hongos Neurospora ssp, Aspergillus ssp, Penicillum ssp, Mucor ssp y de la bacteria filamentosa,
Streptomyces ssp.

Santos et al. (2009), por su parte, reportan que la vinaza puede alterar significativamente la
población de hongos y bacterias en el suelo, así como actinomycetes y bacterias celulolíticas.

Glória y Orlando Filho (1983) describen los efectos de la vinaza de caña en el suelo como:

a) aumento del pH;


b) mayor disponibilidad de algunos nutrientes
c) mejora en la capacidad de intercambio catiónico

Otros autores (Matiazzo, 1985; Mutton, 2014) agregan que:

d) mejora la estructura del suelo


e) aumenta la capacidad de retención hídrica
f) mejora la actividad biológica, promoviendo un mayor número de lombrices, bacterias y
hongos del suelo

El incremento del pH luego del agregado de vinaza podría estar asociado con el desarrollo de la
población microbiana y la transformación del nitrógeno orgánico en amonio. Además, se generan
otras reacciones redox de alto consumo de protones, debido a la liberación de CO2 de la microbiota,
y al agregado de cationes, que tienden a aumentar el pH (Reis y Rodella, 2002; Alinne da Silva, 2012).
Se debe destacar que al mismo tiempo ocurren otras reacciones, como la nitrificación, que tiende a
bajar el pH (Tamir et al, 2013).

Las aplicación de vinaza incrementa el contenido de potasio del suelo cuando se realizan
sucesivas aplicaciones (Rossetto et al., 2008; Zolin et al, 2011). Penatti (1999) evaluó la aplicación
de dosis crecientes de vinazas (0, 100, 200, and 300 m3/ ha/año) en suelos arcillosos (latosoles rojos)
durante 4 cosechas, mostrando que el contenido de potasio aumentó, principalmente en las capas
superficiales a 0-250 mm y 250-500 mm de profundidad.

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Como resultado de esto, el beneficio económico derivado de reemplazar parcial o


completamente la fertilización química potásica (común en los cañaverales brasileros 5), resulta
evidente.

Hay coincidencia en que, cuando se la aplica en dosis adecuadas a las necesidades de la caña de
azúcar (usando una fórmula que se describirá más adelante), la vinaza no causa salinización ninguna
o lixiviación de iones que pudieran comprometer el ambiente.

Su efecto se concentra en las capas de suelo entre los 0-200 mm (superficial) y 200-400 mm (sub
superficial). Si hubiera efectos negativos en suelo o plantas, estos resultan seguramente de sobre
dosis, de acuerdo a Ferreira y Monteiro (1987); Leme et al. (1987), Camargo et al. (1983), y Glória y
Orlando Filho (1983).

También se debe señalar que la fertirrigación con vinaza promueve aumentos en la productividad
de los cañaverales y contribuye esencialmente al necesario reciclado de los nutrientes. Además de
mejorar las propiedades químicas de los suelos, también lo hace con las físicas al incorporar MO que
contribuye a una mejor agregación, mayor retención hídrica y una mejor conservación.

Desde este punto de vista, ofrece más ganancias ambientales que pérdidas. De cualquier manera
es necesario tener en cuenta que sobredosis en suelos muy arenosos, o con napas cercanas a la
superficie, pueden correr riesgo de provocar lixiviación de nitratos y cloruros junto con potasio hacia
el agua subterránea.

Resulta también importante destacar que, dado el carácter orgánico de este residuo, por
ejemplo, es plenamente aceptado por los protocolos de certificación de agricultura orgánica para la
producción de azúcar de este tipo o de “sello verde” (Rossetto, 2008).

En resumen, en Brasil el uso controlado de la vinaza aplicándola a los suelos es una buena práctica
reconocida en el cultivo de caña, tanto desde el punto de vista ambiental como productivo, pues
permite el reciclado total de ese residuo, aumenta la fertilidad del suelo, reduce la necesidad de
agua del cultivo, y la cantidad de fertilizantes sintéticos y sus costos decurrentes (CGEE; 2009).

Dosis inferiores a 400 m3/ha no traen problemas de salinización en Brasil, mientras que se
asegura que volúmenes mayores pueden tener efectos perjudiciales en el cañaveral (reducción de
calidad y productividad) (De Souza, 2005).

Respetando las características de los suelos donde es aplicada, la localización de los cursos de
agua, y los volúmenes, hay consenso en que la vinaza en Brasil no provoca efectos negativos.

5
Las dosis recomendadas de potasio para suelos pobres en este mineral (< 0.8 mmolc dm-3) en São Paulo
están entre 100 a 200 kg ha-1 de K2O, dependiendo de la cosecha que se espere. En suelos de contenidos
medios (1.6 a 3.0 mmolc dm-3) van de 40 a 80 kgha-1. No se recomienda agregar potasio a suelos que
contengan más de 6 mmolc dm -3 (Cantarella, y Rossetto; 2014).

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4. Cálculo de la cantidad vinaza a aplicar por hectárea


La gran mayoría de las referencias brasileras indican que la aplicación de vinaza al suelo sin
criterios en cuanto a dosificación, puede causar un desequilibrio de nutrientes, que pueden ser
lixiviados.
Se coincide en que realizar aplicaciones de grandes cantidades con el único objetivo de infiltrar
la vinaza, como era en el pasado, en áreas de sacrificio, o por encima de la capacidad del sistema
suelo-planta, aumenta el riesgo de salinización del suelo y de lixiviación, contaminando las aguas
subterráneas (ANA; 2009) .
La dosis de aplicación de vinaza varía según el tipo de suelo, propiedades de la vinaza y la
variedad de caña de que se trate.
El sistema de fertirrigación se fue desarrollando paulatinamente, buscando el aprovechamiento
más racional posible sin provocar un impacto ambiental. En 2005, el estado de Sao Paulo
reglamentó el uso de las vinazas, utilizando –entre otros aspectos que trataremos más adelante-
una fórmula (“ecuación 49”) desarrollada en la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz, que
tiene en cuenta el desarrollo radicular de la caña (en un estrato de suelo saturado con potasio) y las
necesidades de potasio de la planta, el nutriente de mayor concentración en la vinaza:

[ (0,05∗CIC−K suelo)∗3.744+185]
𝑇𝑇𝑇𝑇 𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎ó𝑛𝑛 =
K vinaza

Dónde:
Tx aplicación = Tasa volumétrica de aplicación de vinaza [m3/ha];
0,05 = 5% de la CIC;
CIC = Capacidad de Intercambio Catiónico expresada en cmolc/dm3, a pH 7 dado por el análisis del suelo;
Ksuelo = concentración de potasio en el suelo expresada en cmolc/dm3, a una profundidad de 0 a 80 cm dado
por el análisis de suelo;
3.744 = valor constante para transformar los resultados del análisis de fertilidad a kilogramos de potasio en
un volumen de una hectárea por 0,80 metros de profundidad;
185 = masa [kg] de K2O extraído por el cultivo por hectárea por cosecha;
K vinaza = concentración de potasio en la vinaza [kg K2O/m3]

Las dosis de aplicación de vinaza varían entonces de acuerdo con las necesidades de la planta,
las propiedades de la vinaza, la concentración de potasio disponible en el suelo y su grado de
saturación en relación a la CIC que se pretende mantener en el suelo.
Las dosis normalmente practicadas atienden, como mínimo, a las exportaciones del tallo (un
promedio de 185 kg K2O/ha) que de acuerdo a la concentración de potasio en la vinaza (de 1 a 3 kg
K2O/m3) resulta en tasas volumétricas entre 100 y 300 m3/ha de vinaza.
El potasio de los tallos, compondrá el jugo y también las mieles y melazas de forma más
concentrada, pasando finalmente a la vinaza. Otra parte del potasio quedará en el bagazo, y con la

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

combustión de este en las calderas, quedará en las cenizas y hollín, de lo que se infiere que en esta
etapa está la mayor pérdida de este nutriente, a pesar de que es común el retorno de estos residuos
a los suelos.
Se considera como extracción sólo al contenido en los tallos, dado que con la cosecha
mecanizada, el potasio de la malhoja se recicla en el suelo.
Se espera que en la vinaza quede una cantidad de 1 a 1,6 kg de K2O/t de caña (ANA, 2009).
Suponiendo que toda la melaza sea procesada para etanol, se puede estimar que el potencial de
área fertirrigada con los datos de molienda total de caña de un ingenio, a partir de la producción
media de potasio en la vinaza (1,32 kg K2O/t de caña) y de la necesidad nutricional promedio de la
caña (185 kg K2O/ha) es teóricamente en un 60% del área total plantada, sin considerar las pérdidas,
como se muestra en el esquema siguiente:

Figura 3: Balance teórico de K2O del área fertirrigada con vinaza

produce 85 toneladas a exporta 185 Kg K2O


1 ha de caña de
azúcar cosecha ha-1

Tasa 1,32 kg
K2O/t de caña
Vinaza:
112,2 Kg
K2O ha-1

0,606 ha de

fertirrigación Bagazo:
72,8 Kg K2O
Retorno = 60% sin pérdidas o ha-1
saturación de la CIC

Fuente: Adaptado de ANA (2009)

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5. Sistemas usados para fertirrigación con vinaza


Los sistemas utilizados en Brasil pueden ser separados en dos etapas: el transporte de la vinaza
hasta el campo; y su aplicación en los cultivos.
Previamente, suele haber una etapa en la misma industria cuyo objetivo es disminuir la
temperatura del efluente (cerca de 100ºC). Para ello las destilerías suelen tener torres de
enfriamiento de forma cilíndrica con entrada de aire en contracorriente. La reducción de la
temperatura a unos 60ºC posibilita la utilización de materiales y equipamientos de menor costo
para el transporte y almacenamiento. Este es el caso de tanques y tubos de fibra de vidrio y
geomembranas sintéticas de impermeabilización (PVC, asfáltica, geotextil, etc.) que no soportan
temperaturas más altas.

5.1. Transporte:
El transporte de la vinaza hasta los campos se realiza en Brasil de dos formas principales:
transporte automotor en camiones tanques; o a través de conductos como canales por gravedad o
por medio de tuberías, impulsada sea por bombeo o gravedad.

5.1.1. Transporte automotor:


La flota de camiones está dimensionada sobre la base de las distancias medias desde la destilería
hasta los cañaverales a ser fertirrigados, los tiempos de movimiento del vehículo tanto lleno como
vacío, los tiempos perdidos, la jornada de trabajo y –naturalmente- la capacidad de carga de los
camiones y la concentración de la vinaza.
Se considera el transporte de la vinaza pura, sin considerar mezclas con otros residuos o
efluentes. Los camiones están equipados con tanque de fibra de vidrio, habiendo evolucionado del
camión convencional, con apenas un tanque (sea de fibra, acero inoxidable, u otro material) con un
volumen menor a 7 – 15 m3 de capacidad; hacia camiones con acoplado con una capacidad de 45 a
60 m3 en total (Figura 5). Estos últimos pueden incluso funcionar separados: el semirremolque
puede quedar en el campo conectado a un equipo aspersor mientras que el camión vuelve a la
planta.

Figura 4: Camión con aplicador Figura 5: Camión con acoplado

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

En algunos casos, el mismo camión puede actuar como aplicador (Figura 4) aunque trata de
evitarse por el problema de compactación de los suelos. Lo más común es que se descargue en algún
tipo de depósito en el campo, desde el cual se bombea hacia los lotes a fertirrigar (Figura 6).
El transporte por camiones tiene indudablemente un costo superior al del que se realiza a través
de ductos, debido al consumo de combustible. Esto limita su utilización a atender aquellas áreas de
cultivo a una distancia económica de aplicación de la vinaza, límite a partir del cual los costos serían
mayores que los de una aplicación de fertilizante mineral convencional. Esa distancia varía mucho
en función de las condiciones topográficas locales, del tipo de proyecto de fertirrigación, y de la
concentración de potasio en la vinaza.

Figura 6: Descarga de vinazas en represa revestida

Estas variables afectan los costos de transporte y aplicación, que son comparados con el costo
del transporte y aplicación del fertilizante mineral.

Es importante señalar que, por el tipo de suelos en las principales áreas cañeras de Brasil, es común
el uso de fertilizantes conteniendo nitrógeno, fósforo y potasio, por lo cual el rol de la vinaza como
reemplazo es esencial.

En un cálculo realizado en 2008 (Elia Neto et al.) el sistema típico de “transporte con camión +
aplicación con aspersión” presentaba una distancia económica de 12 km. En otro momento, con el
alza de los costos de los fertilizantes, se estimaba que la distancia económica estaba cerca de los 38
km.
La mayor ventaja del transporte por camión consiste en la posibilidad de implementación
inmediata, en contraposición a los “vinazoductos” que exigen estudios complejos de implantación
y obras de infraestructura. El hecho de que el transporte por carretera pueda llegar a áreas
discontinuas de caña de azúcar implica otra ventaja: una mayor movilidad (ANA, 2009).

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

5.1.2. Transporte por ductos:


En este tipo de sistema, la vinaza es encaminada hacia los cultivos a través de tubos y/o canales.
La mayor ventaja de este sistema es la reducción del costo de transporte, pudiendo combinarse con
el transporte caminero para llevar el efluente hasta puntos estratégicos en los lotes de cultivo.
Consecuentemente, esto permite reducir las distancias recorridas por los camiones y aumentar la
distancia económica de la fertirrigación (ANA, 2009).
Este tipo de sistema requiere de una inversión inicial importante para establecer estaciones de
bombeo, líneas aductoras, de impelencia, sifones, canales, tanques de almacenamiento y estaciones
de carga de camiones.

Figura 7: Estación de bombeo de vinazas

Figura 8: Ductos de transporte de vinaza

Los canales y/o tuberías maestras o principales suelen transportar la vinaza hasta una
determinada región, y normalmente terminan en un tanque pulmón para desde ahí distribuir la
vinaza en los cañaverales.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

5.2. Almacenamiento de la vinaza:


Antiguamente, los tanques de vinaza eran simplemente enormes lagunas construidas sobre el
suelo natural, con un tiempo de detención hidráulico de varios días, dado que la logística de
aplicación no estaba totalmente dominada. Aquellos tanques ocasionaban problemas de
infiltración, se rompían y provocaban diversos impactos en el ambiente local (mal olor, acumulación
de moscas, otros insectos, etc).
Esta situación fue mejorando con la tendencia a aplicar la llamada “vinaza nueva”
inmediatamente de salida de la destilería. Esto fue reforzado con la aparición de una norma técnica
de las autoridades ambientales en 2005, que exigía la impermeabilización para proteger las aguas
subterráneas (ANA, 2009). Eso fue llevando a tanques más pequeños para disminuir el costo de la
impermeabilización y –por consecuencia- a un menor tiempo de detención hidráulico y mayor
rotación del efluente (Figura 6).

5.3. Sistemas de aplicación:


Actualmente hay dos tipos de sistemas más difundidos: la aplicación por camiones
convencionales y el uso de aspersores, fundamentalmente tipo cañón.
En los comienzos, se difundieron sistemas de aplicación por surcos, derivados de las antiguas
áreas de sacrificio, que por algún tiempo convivieron con el sistema de fertirrigación tradicional para
atender situaciones de emergencia con excesos de vinaza. Aquellas áreas de sacrificio iban rotando
con la idea de disminuir la posibilidad de contaminación de las napas freáticas (ANA,2009). Con la
evolución del sistema de fertirrigación, el sistema de surcos fue abandonado ya que no permitía un
aprovechamiento racional de las vinazas y generaba mayor riesgo de contaminación ambiental.
Hacia fines de los 90s, el sistema de irrigación con camión tanque (Figura 4 y 5) era el más
difundido en Brasil para la distribución de la vinaza pura, por su bajo costo de implantación y su
movilidad. Las limitaciones que presenta son el agravamiento de los problemas de compactación de
suelos; la dificultad de aplicación sobre caña planta; la complicación para aplicar en días lluviosos; y
la baja uniformidad en la distribución de la vinaza.
En este sistema, el camión generalmente está equipado con lanzas, bomba y pulverizadores,
aunque hay caso en que va soltando la vinaza simplemente por gravedad.
También se puede tener el llamado “vehículo distribuidor de vinazas” (VDV) (Figura 9) que
consiste en un chasis con un tanque de unos 15 m3 de capacidad, idealmente con neumáticos de
baja presión y traccionado por un tractor, evitando mayores problemas de compactación.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

Figura 9: Vehículo distribuidor de vinazas de fabricación artesanal

El sistema de aspersión de montaje directo, por su lado, consiste en un conjunto de motobomba


con un aspersor tipo cañón hidráulico montado en un chasis con ruedas, que asperja la vinaza diluída
o no, succionada directamente desde canales (Figura 10) estratégicamente localizados en las áreas
de aplicación.

Figura 10: Sistema de aspersión de montaje directo

Este sistema cayó en desuso ante la practicidad de otros equipamientos de aspersión.


En efecto, se ha impuesto en los últimos años el sistema autopropulsado con carretel enrollador
(más conocido en la Argentina por su marca comercial Rolapi®). Este consiste en un carretel que
permite ir enrollando un tubo de polietileno de densidad media, utilizado para alimentar y, a la vez,

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

tirar un aspersor del tipo cañón hidráulico. El equipo se complementa con un tractor auxiliar que
debe posicionar el cañón desenrollando el carretel (figura 11). El inicio de la aspersión se da con el
enrollamiento del carretel, tirando del cañón aspersor a una velocidad regulada para mantener una
tasa de aplicación necesaria. La aplicación se realiza en unas franjas de unos 90 m de ancho (figura
14), dándole un mayor rendimiento a todo el sistema.

Figura 11: Ubicando el aspersor Figura 12: Toma desde un canal

Figura 13: Equipos tomando de tuberías Figura 14: Asperjando vinaza

El carretel puede succionar la vinaza –diluída o no- sea desde un canal (figura 12), o directamente
de un camión o desde tuberías de aluminio (figura 13) para llegar a distancias difíciles de alcanzar
con canales o alejadas de los caminos.

6. ¿Qué perfil de productores aplica vinazas en Brasil?


La información que nos permitiría responder a esta pregunta, lamentablemente está
desactualizada. Se trata del último Censo Agropecuario que se realizó en 2006. De cualquier manera,
se consignan los datos para tener una idea del panorama:

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

Tabla 3: Brasil, Explotaciones cañeras y utilización de vinazas

% del área Cantidad


Superficie área promedio de EAPs
Cantidad de de caña cañera con caña que aplica % que
Estratos EAPs (ha) total por EAP vinaza aplica
0 – 10 has 76.716 135.323 2 2 620 1
11 – 50 has 79.002 342.349 6 4 1.150 1
51 – 100 has 15.309 244.118 4 16 315 2
101 – 500
has 15.747 924.297 17 59 603 4
≥ 500 has 3.982 3.945.054 71 991 661 17
s/d 2.089 2.257 0 1 13 1
TOTAL 192.845 5.593.398 100 29 3.362 2
EAP = explotación agropecuaria
Fuente: IBGE; 2006

En primer lugar, es necesario aclarar que el 66% (127.339) de los establecimientos declaró no
haber destinado su caña a la venta (IBGE, 2006). La mayoría de ellos seguramente la utiliza para
forraje de sus animales, materia prima para pequeñas industrias rurales (miel de caña, cachaça,
rapadura, por ejemplo), autoconsumo, etc. Esta situación se observa en las explotaciones de menor
tamaño. Aun así, puede observarse que pequeños porcentajes de este tipo de explotaciones
también aplican vinazas en sus cultivos.
Los productores más grandes, entre los que se cuentan principalmente los ingenios con su propia
producción, concentran el 71% del área de cañaveral. Si se les suman los medianos independientes
(entre 50 y 500 has) que representan otro 21% puede entenderse el grado de concentración de la
producción en Brasil. Hasta hace 10 años atrás puede observarse que 23% de los establecimientos
ya utilizaban vinazas como forma de abono (IBGE, 2006). En aquél censo, no hay información acerca
de la superficie fertirrigada.
Carecemos de cifras actualizadas, pero es de esperar que esos porcentajes se hayan elevado
mucho en la última década.

7. Reglamentación del uso de la vinaza en Brasil


Ya vimos que el problema de la disposición de las vinazas se remonta a los principios de la
fabricación de alcohol en Brasil y ha sido objeto de discusión muy controvertido a lo largo de esa
historia.
No cabe aquí realizar un recorrido por los distintos intentos –la mayoría infructuosos- de evitar
el volcamiento de las vinazas en los cursos de agua cercanos a las destilerías.
En 1986, la CETSB (hoy Companhia Ambiental do Estado de São Paulo), a partir de un estudio del
potencial de polución de la industria bioetanol, definió que:

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- No iba a permitir más la disposición de vinazas en las llamadas “áreas de sacrificio”


- Los tanques de almacenamiento de vinazas deberían ser construídos de forma de
eliminar los riesgos de contaminación de las aguas superficiales y de las napas freáticas,
y que, con el objetivo de controlar la emanación de olores y la proliferación de insectos,
el volumen total del tanque debería ser suficiente para almacenar la producción
correspondiente a 5 días de operación.
- La tasa de aplicación de vinaza como fertilizante no podría sobrepasar el equivalente a
400 kg de K2O/ha/año. Tasas superiores sólo se autorizarían mediante aprobación de
un proyecto técnico que las justificase debidamente.

Más adelante emitió la reglamentación que –finalmente- parece haber logrado encauzar el
problema: la Norma Técnica P 4.231/2005, cuyo objetivo era establecer los “…criterios y
procedimientos para el almacenamiento, transporte y aplicación de la vinaza, generada por la
actividad sucro-alcoholera en el procesamiento de caña de azúcar”.
Esa Norma tuvo algunas modificaciones en Diciembre de 2006 y la última versión vigente es la
de 2014 que incorpora las innovaciones ocurridas en los últimos años y las observaciones efectuadas
durante la aplicación de las versiones anteriores.
Si bien el alcance de la norma se ciñe al estado de Sao Paulo, otros estados cañeros han tomado
medidas similares basadas en los mismos criterios.
Se describen a continuación algunos pasajes importantes que podrían resultar útiles para el
análisis.

7.1. Criterios y procedimientos para el almacenamiento, transporte y aplicación en el suelo:


De acuerdo con esta Norma Técnica, la aplicación de vinaza en suelos deberá atender –entre
otras- a las siguientes condiciones:

 No podrá hacerse aplicación de vinazas en áreas de preservación ambiental (definidas


por la legislación)
 No está admitida la aplicación en áreas de pozos regularmente definida o a menos de
100 m. de distancia de pozos de abastecimiento de agua.
 El área de aplicación deberá estar apartada, como mínimo, a 1.000 metros de los
núcleos poblacionales comprendidos en el área de perímetro urbano.
 La profundidad del acuífero libre, al momento de aplicar la vinaza, deberá ser –como
mínimo- de 1,50 m.
 En áreas de pendientes superiores a 15%, deben ser adoptadas medidas de prevención
de la erosión adecuadas.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

 Los tanques de almacenamiento deben ser impermeabilizados con geomembrana


impermeabilizante u otra técnica igual o superior.
 En las áreas de los tanques deberán instalarse, como mínimo, 4 pozos de monitoreo de
la calidad de las aguas subterráneas (uno aguas arriba y 3 aguas abajo inmediatamente)
 En el agua colectada de los pozos de monitoreo deberán ser determinados una serie
de parámetros 6, que deberán cumplir con la legislación específica.
 La frecuencia de muestreo para análisis será anual, en el período de septiembre a
noviembre;
 Está prohibida la práctica de almacenamiento y/o disposición de vinaza en áreas de
sacrificio, estando cualquier aplicación de vinaza en suelos agrícolas sujeta a la
observancia de esta Norma.
 Los sitios en que haya sospecha de contaminación o que hayan sido anteriormente
utilizados como área de sacrificio deberán ser evaluados por una investigación que
confirme su viabilidad para continuar aplicando (establece un método).
 Los canales maestros o primarios para distribución de vinazas, deberán ser
impermeabilizados con geomembrana impermeabilizante u otra técnica igual o
superior
 Al término de cada zafra, deberá ser promovida la limpieza de los canales maestros y
los tanques de almacenamiento.
 Anualmente deberá ser realizado o actualizado un Plan de Aplicación de Vinaza, a ser
elaborado conforme a instrucciones que se especifican detalladamente en la norma.
Este plan, entre otros requisitos, debe ser firmado por un profesional habilitado. El
cumplimiento de este Plan, será fiscalizado por la autoridad de aplicación.
 Anualmente, antes del inicio de la zafra, deberá hacerse un análisis de caracterización
de la fertilidad del suelo del lote donde se planea aplicar vinazas y los resultados se
usarán en la elaboración del plan de aplicación de vinaza.
 Las dosis de vinaza a aplicar deberá considerar las necesidades del cultivo; la
profundidad y fertilidad del suelo; la concentración de potasio en la vinaza, y la
extracción media de ese elemento por el cultivo conforme a la “Ecuación 49” (ver pag.
12) de modo de impedir la acumulación superficial de la vinaza, los procesos erosivos,
la generación de malos olores y la proliferación de insectos.
 La concentración máxima de potasio en el suelo no podrá exceder el 5% de la capacidad
de intercambio catiónico (CIC). Cuando se llegue a ese límite, la aplicación de vinaza
quedará restringida a la reposición de ese nutriente en función de la extracción media

6
pH; sulfatos; nitrato (mg N L-1); nitrito (mg N L-1); Nitrógeno amoniacal (mg N L-1); nitrógeno Kjeldhal (mg
N L-1); potásio (mg K L-1); calcio (mg Ca L-1); cloruro (mg Cl L-1); sodio (mg Na L-1); magnesio (mg Mg L-1);
fósforo total (mg P L-1), y conductividad eléctrica (μS cm-1).

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

del cultivo, que –para el caso de Sao Paulo- es de 185 kg de K2O por hectárea, por
cosecha.
 La caracterización de la calidad del suelo (parámetros definidos en otra norma CETESB
nº 045/2014/E/C/I) deberá realizarse antes de la primera aplicación en un lote
determinado, y luego cada 5 años. Se fijan “valores de prevención” de distintos
elementos, tanto en agua como en suelos, que no pueden superarse. Si sucede en
suelos donde no se ha aplicado, no se lo hará; y si se constatara que la aplicación de
vinaza es la causa, esta deberá suspenderse.

7.2 Principales inconvenientes; limitaciones tecnológicas subsistentes y proyección

El principal inconveniente del actual destino de la vinaza para fertirrigación en Brasil es su alto
costo de aplicación, que muchas veces limita el uso de la vinaza “in natura” a un radio económico
desde la destilería, principalmente debido al transporte de la vinaza vía camión.

Más allá de la distancia económica, normalmente se opta por continuar fertilizando con
productos sintéticos, dejando la vinaza para ser aplicada en las áreas más próximas a las destilerías.
Así, se desencadenan algunos aspectos ambientales como: saturación de algunos suelos con
potenciales problemas de contaminación de napas subterráneas; olores objetables por la
descomposición de la vinaza; atracción de moscas; etc.

De las tecnologías que pretenden contribuir a racionalizar el uso del efluente para fertirrigar
cañaverales, la concentración de la vinaza tiene como factor limitante principal el alto costo de
implantación y –circunstancialmente- la necesidad de vapor excedente para su implementación.
Para tratar de evitar estas limitaciones, habría que pensar en que convivan ambos sistemas: el de la
vinaza diluída en el sistema actual de fertirrigación, y la concentrada buscando desahogar las áreas
actuales y tratando de llegar a lotes de caña más distantes, ya que su transporte resultaría más
económico (Elia Neto, 2016).

En cuanto a la producción de energía a través de la biodigestión, las tecnologías existentes no


tienen un carácter de tratamiento de vinazas, sino de generar nuevos subproductos con valor
energético: bioelectricidad y biometano. Sin duda, el “cuello de botella” para la adopción de la
tecnología de biodigestión, a pesar de significativa como producción de energía limpia, es que no
tiene una ecuación de costo beneficio totalmente delimitada, faltando incentivos económicos sea
para su implementación en gran escala, como para la producción de energía verde.

Elia Neto (2016) menciona un crecimiento de unidades de concentración en los últimos 5 años y
especula que para los próximos 10 a 20 años “…prácticamente todas las usinas tendrán parte de su
vinaza concentrada por esta tecnología, lo que implica más de una centena de concentradores, una
vez que la restricción energética por vapor ya fue resuelta por el uso de los vapores alcohólicos de la
destilería”.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

En cuanto a la biodigestión, pareciera haber coincidencias en la bibliografía en que la tecnología


todavía “no despegó”, a pesar de que se vislumbraría un camino promisorio a partir del Programa
Paulista de Bioenergia, que estaría favoreciendo las energías limpias con subsidios, aunque existen
dudas respecto de su sostenibilidad en el tiempo.

Consideraciones finales desde la perspectiva argentina:

• Brasil es el primer productor de bioetanol y el mayor productor de caña de azúcar a nivel


mundial. La producción brasilera de caña de azúcar, de bioetanol y de azúcar tienen un nivel
elevado de competitividad internacional. Los bajos costos de producción y el mayor market-
share de sus exportaciones de etanol y azúcar prueban tal condición.

• En 2016 se cosecharían en Brasil alrededor de 9 millones de hectáreas de caña, destilándose


cerca de 28 mil millones de litros de etanol. El 97% de los 364 mil millones de litros de vinazas
teóricas, se devuelven a los suelos que las generaron. En una simple cuenta, cada hectárea de
caña recibiría teóricamente un promedio de 39,23 m3 de vinaza. Si consideráramos sólo las
tierras de las usinas de Sao Paulo, en ese estado el promedio se elevaría a 55 m3 ha-1

• La magnitud del caso brasileño permite afirmar que la disposición de las vinazas en suelos
cañeros es la alternativa más difundida en el mundo. Por lo tanto, debería ser la primera opción
a analizar para la solución al problema en la Argentina.

• La trayectoria del problema de las vinazas en Brasil puede ser aleccionadora: primero se la
despejaba en los cursos de agua; los problemas ambientales generaron diversas prohibiciones
que no se cumplían del todo; conflictos judiciales entre contaminadores y afectados; se autorizó
el vertido en “áreas de sacrificio”; la presión de los organismos ambientales de control no daba
el resultado esperado; no se contaba con el aval técnico suficiente para que otras propuestas
fueran adoptadas con seguridad; hasta que la confluencia de resultados de investigación, la
experiencia práctica de los ingenios y el diseño de una reglamentación adecuada (Norma Técnica
P 4.231/2005) llevó a que se prohibieran las áreas de sacrificio y a que el uso controlado de la
vinaza aplicándola a los suelos se impusiera masivamente como buena práctica reconocida en
el cultivo de caña.

• Otras alternativas como la biodigestión y la concentración, muy estudiadas académicamente,


no han pasado a la escala comercial y quedaron a nivel de plantas piloto en un número muy
reducido de usinas, en algún caso, luego de más de 20 años de pruebas. Podría interpretarse
que, a pesar de la factibilidad técnica, esas otras alternativas carecen -en el contexto brasileño-
de viabilidad económica debido a las importantes inversiones necesarias y/o los altos costos
operativos y energéticos de su funcionamiento.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

• La concentración –resuelto el problema de la disponibilidad necesaria de vapor y realizadas las


inversiones- parecería que cuenta con una perspectiva interesante. De cualquier manera, se la
visualiza como complementaria de la aplicación “in natura”, ya que permitiría el transporte
económico a suelos más alejados de las destilerías.

• Tanto la estructura de la cadena sucro alcoholera, los suelos de las principales áreas cañeras en
Brasil, como la composición de sus vinazas son diferentes a los de Argentina, lo que debería ser
tomado en cuenta a la hora de diseñar soluciones.

• De la experiencia brasileña queda claro que la dosis de aplicación de vinaza varía según el tipo
de suelo e –incluso- la variedad de caña de que se trate y que la aplicación de vinaza al suelo sin
criterios en cuanto a dosificación, puede causar un desequilibrio de nutrientes, que pueden ser
lixiviados. En suelos más abundantes en potasio, la “ecuación 49” (pag. 12) que calcula la
cantidad a aplicar en función de los contenidos de este elemento en suelo y vinaza, podrían
adaptarse para el caso argentino. No así para el cálculo del costo de oportunidad frente a los
fertilizantes, o para el de la distancia económica para la aplicación de vinaza, ya que en Argentina
el elemento crítico es el Nitrógeno.

• Los sistemas de transporte y aplicación de vinazas más utilizados en Brasil, están disponibles y
se han utilizado ya en la Argentina: camiones tanque; vehículos distribuidores y equipos
autopropulsados con carretel enrollador, mostraron ya su viabilidad. Faltaría diseñar la logística
necesaria en base a la cantidad de vinaza a aplicar, definiendo en qué suelos y en qué tiempos
se lo haría, dimensionando la necesidad de depósitos, su ubicación estratégica, los medios que
se necesitarían, etc.

• Se ha visto que, si bien los ingenios de Brasil son los principales usuarios de las vinazas en sus
propios cultivos, también hay un porcentaje interesante de agricultores cañeros independientes
que la utilizan. Mientras en Salta y en Jujuy los ingenios –como en Brasil- son propietarios de
aproximadamente el 90% de la caña que procesan, en Tucumán se estima que los cañeros
independientes proveen cerca del 60% de la materia prima y, por lo tanto, deberían incluirse en
los sistemas de redistribución de vinazas. Es necesario discutir y diseñar los sistemas logísticos
más adecuados a esta realidad y estimar sus costos.

• La Norma Técnica P 4.231/2005 y sus actualizaciones pueden servir de orientación para diseñar
protocolos más adecuados a la situación proyectada en Argentina. Hoy la reglamentación vigente
en Tucumán, por ejemplo, permite el vertido en “áreas de sacrificio” (Resolución SEMA Nº
047/11) en suelos “salinos y/o sódicos”; o la aplicación de láminas que no superen los 150
m3/ha/año (Resolución SEMA Nº 040/11) sin una relación directa con los contenidos de
minerales ni en el suelo ni en la vinaza. Varios aspectos de esta reglamentación pueden
mejorarse a la luz de la experiencia en otros países. No hemos encontrado antecedentes de
regulaciones específicas sobre vinazas en Salta y Jujuy.

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Serie: Gestión de residuos de la industria sucro-energética argentina.

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