Decir Nosotras - Esguerra
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Decir nosotras: actos del habla como forma de construccin del sujeto lsbico colectivo y de mujeres LBT (lesbianas, bisexuales y transgeneristas) en Colombia
Camila Esguerra Investigadora Independiente
Mientras que en momentos tempranos del Movimiento de los Derechos Civiles o en el activismo feminista lo que se primaba era documentar y buscar resarcimiento frente a varias formas de discriminacin, la actual preocupacin poltica por el discurso del odio enfatiza la forma lingstica que asume una conducta discriminatoria, por el procedimiento de tratar de establecer la conducta verbal como accin discriminatoria. Judith Butler, Soberana y actos del habla preformativos
Consideraciones previas
Foucault (1998) habla de sujeto colectivo cuando reconoce en la pregunta de Kant, quines somos?, el primer intento por establecer una cuestin, no de sentido ontolgico, como la de Descartes, que apunta a dilucidar un sujeto universal quin soy?, sino subjetivo, es decir, con una ubicacin temporal y espacial determinadas. La construccin de sujeto colectivo, segn Foucault, est relacionada con la construccin del sujeto individual y se inscribe en unas formas del poder moderno que al mismo tiempo totalizan e individualizan.
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Frente a estas formas de poder aparecen formas de lucha distintas a las que se oponen a la dominacin (tnica, social y religiosa) y a las que combaten la explotacin que separa al ser humano de lo que produce: son aquellas que combaten todo lo que liga al individuo a s mismo, asegurando as su sumisin ante los dems. Foucault (1998: 12) aclara que estas nuevas formas de lucha, que no reemplazan a las otras, son las luchas de resistencia. De esta manera, Foucault asocia la construccin del sujeto -individual y colectivo- con una forma de poder que impone unas subjetividades y con una forma de lucha que construye otras: Todas las luchas actuales giran alrededor de la misma pregunta Quines somos? Son un rechazo a esas abstracciones, una violencia ejercida por el estado econmico e ideolgico que ignora quines somos individualmente, y tambin un rechazo a la inquisicin cientfica o administrativa que determina nuestra identidad (Foucault, 1998: 12). Desde esta perspectiva, examinar cmo se construye el grupo Tringulo Negro como sujeto colectivo, cmo se construye un nosotras y de qu manera este nosotras se ubica en las actuales luchas de resistencia, ya que es en ellas en donde se configura el sujeto colectivo. Me acerco a la construccin de sujeto colectivo a partir de hilar la historia del grupo desde su fundacin en septiembre de 1996 hasta cuando se llev a cabo el segundo carnaval del orgullo lsbicogay en junio de 1999, lo que coincidi con una de las marchas por la paz, en protesta contra hechos violentos asociados al
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conflicto armado colombiano. Logr, para ese momento, una serie de relatos que se enunciaron a partir de unas entrevistas focales con mujeres del grupo, de documentos del exiguo archivo del grupo, de informacin procesada durante el trabajo de campo y de los datos elaborados a partir de la encuesta aplicada a diecisis integrantes en 1999. Ahora me propongo seguir una ruta por los actos del habla de la construccin de esta serie de relatos para hacer un anlisis de cmo se dio el proceso de decir nosotras en Tringulo Negro. Es importante anotar que durante los dos primeros momentos de la historia del grupo yo hice parte de l y por ello mi trabajo de escritura implica un esfuerzo de reflexividad sobre el problema metodolgico, tico y poltico de lo que significa escribir desde adentro (Esguerra, 2002). Esto tiene consecuencias sobre el recuento histrico, como se har evidente, ya que en la medida en que perteneca al grupo, tom posiciones que se traslucen aqu, puesto que, adems, los relatos histricos no son slo una transmisin sino una construccin en la que participa el propio investigador (Santamara y Marinas, 1994). Por ltimo, es necesario considerar que el proceso de recoleccin y escritura de este artculo fue, en s, un proceso de construccin desde el lenguaje de un nosotras, pues recuperar la memoria, la historia de las identidades rotas y recompuestas, ofrece otra perspectiva, no culturalista, ni economicista, sino subjetiva, esto es, formadora de sujetos (Santamara y Marinas, 1994: 263). Quisiera, de manera muy breve, hacer un anlisis de cmo en cada uno de los relatos de los tres diferentes momentos histricos se dio esta construccin -como un acto de
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performatividad del habla- sin desconocer que hubo una serie hechos que configuraron estos relatos y que el habla es slo una de las maneras de construccin del sujeto colectivo que, en todo caso, resulta fascinante, sobre todo por la capacidad performativa del lenguaje. Esta salvedad la hago porque no creo que la construccin del nosotras se haya hecho slo en el momento de la mencin de los relatos, sino alrededor de una serie de actos simblicos e histricos, de enunciaciones y discusiones. Me centrar entonces en los actos del habla que ayudan a construir el nosotras.
Tringulo Negro intent ento Grupo Tringulo Negr o 1996-1999: un int ent o por decir Nosotras Primer momento: la fundacin
El primer momento corresponde al trabajo inicial y se extiende desde el 16 de septiembre de 1996, fecha de la primera reunin, hasta el 18 de marzo 1997, fecha del lanzamiento del grupo. En este momento se presentan hechos sobresalientes relacionados con actos del habla. Por ejemplo, las fundadoras fueron, en su gran mayora, lo que el mismo grupo dio en llamar oenegestas1 , intelectuales y extranjeras, caracterizadas por un manejo particular de los discursos sociales, lo que las recubra de un manto de autoridad, sobre el cual se bas el funcionamiento del grupo por algn tiempo. Por otro lado es de resaltar cmo las redes de la palabra fueron definitivas en el momento de convocar a las primeras mujeres para la fundacin del grupo. En este sentido, es signi1 Mujeres que trabajaban principalmente en organizaciones no gubernamentales y feministas.
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ficativo el hecho de que la primera reunin para la conformacin de Tringulo se hizo acudiendo al correo de brujas2 , es decir, a redes dispersas tejidas por canales no formales. Precisamente uno de los retos del grupo era superar estas dinmicas privadas y convertir la discusin de lo lsbico en un asunto pblico. Sin embargo, en este primer acto del habla vemos el poder de la palabra lesbiana a la hora de convocar. Otro antecedente importantsimo para la fundacin fue la preexistencia del grupo Feministas Autnomas. Sin embargo, y a pesar de que en los relatos se reconoce esta importancia, hay una referencia al mote dado a este grupo por algunas de las fundadoras de Tringulo Negro: feministas autmatas. Este apodo surgi como crtica a la posicin de algunas lesbianas de este grupo que no asuman su identidad. Feministas Autnomas no era lo que Jeffreys (1996) llamara una organizacin heterofeminista, es decir, feminista pero con una postura heterosexista excluyente, pero tampoco fue un grupo de lesbianas feministas, puesto que, aunque el lesbianismo no estaba totalmente excluido de su trabajo, tampoco era tema central en su agenda. Para los grupos feministas, el lesbianismo a veces parece una amenaza a su identidad, un gran peligro de encontrar una construccin externa que las relacione, por ejemplo, con actitudes androfbicas, atribuidas a las lesbianas. Segn los discursos populares antifeministas, la exclusin de los hombres es el gran defecto de las luchas del feminismo. Haciendo eco de este prejuicio algunas feministas temen ser llamadas lesbianas. Para muchas feministas la relacin entre feminismo y lesbianismo es una
2 As se refiere Manuela, una de las fundadoras entrevistadas, a la forma de comunicacin entre lesbianas. Por medio de redes no formales de comunicacin hablada.
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especie de nube de deslegitimacin que se cierne sobre su trabajo por lograr la igualdad o la equidad de gnero. Por otra parte, para las lesbianas, los grupos feministas tambin representan lo que yo llamara un riesgo identitario, en la medida en que las absorben, las difuminan y las invisibilizan. Tringulo Negro se constituy como una apuesta por hablar explcitamente sobre las lesbianas, por construir desde la palabra la existencia social de un grupo hasta ahora innominado. Sin embargo, ms adelante veremos el dilema del grupo entre decir y no decir. Durante este primer momento, las expresiones personales como la amistad y el gusto eran de hecho manifestaciones polticas del grupo, eran estructurantes del nosotras. Las entrevistadas definieron este momento como de romance, como hechizante. Sin duda, el primer momento se caracteriz por una gran excitacin sobre lo que se estaba conformando, era una poca muy pasional. Me gustara anotar que este episodio de la narracin se asemeja al que hace Sheila Jeffreys (1996) sobre las reuniones de lesbianas en San Francisco en las dcadas de 1950 y 1960, en el ambiente del feminismo lsbico, entonces en auge. Dice Sheila Jeffreys (1996: 281) que el tema de la amistad lesbiana es central en la construccin de una comunidad lesbiana y en la realizacin de toda utopa lesbiana. En este primer momento la amistad y la ausencia de jerarquizacin eran ingredientes del proyecto poltico, profundamente influido por mujeres feministas. Tringulo Negro nunca se plante como un grupo separatista radical, pero s mantena posiciones radicales frente a la exclusividad femenina del grupo y a lo que Janice Raymond (1986) llama el ginecoafecto, es decir la conso136
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lidacin de redes y relaciones a travs del afecto entre mujeres, desde la significacin de s como mujeres. Los mitos, los ritos y los smbolos del grupo fueron cuidadosamente escogidos por las fundadoras, pues su misin era visibilizar no slo a Tringulo Negro, sino a las lesbianas. Quienes idearon o propusieron estos smbolos fueron principalmente las llamadas intelectuales, las oenegestas y las extranjeras. Por ejemplo, se dise el logosmbolo, luego de una intensa discusin participativa, en donde se mezclaron signos de la Nueva Era (los cilos), signos gays (la bandera arcoiris) y lsbicos (el tringulo negro). Obviamente, la escogencia del nombre precedi a la construccin del smbolo. El nombre fue propuesto tambin por una de las oenegestas extranjeras, que como anotaba, tuvieron un peso muy importante en la construccin simblica y de significados dentro del grupo. Al principio, slo ella conoca el significado del tringulo negro, pero el entusiasmo que suscit fue unnime. As como el tringulo rosado, el tringulo negro tambin tiene origen en la Alemania Nazi. Aunque en el pargrafo 175 del cdigo jurdico alemn no fueron incluidas las lesbianas, hay evidencias de que el tringulo negro fue utilizado para sealar a presos de comportamiento antisocial. Se consideraba antisociales a todas las mujeres que no cumplan con su rol reproductivo social y biolgico, dentro de los parmetros de instituciones como la familia, ellas eran lesbianas, prostitutas, mujeres que se rehusaban a procrear hijos y hasta mujeres estriles. Lo ms importante de este acto fue la resemantizacin del tringulo negro, que se plasm en el primer folleto como smbolo fundacional. La propuesta de las integrantes del gru137
po consisti en darle la vuelta a la posicin del tringulo que tatuaban los nazis, para cambiar de rumbo la historia mediante la subversin del significado del icono. Este fue un intento, a mi modo de ver, de plantear un origen compartido, un origen atemporal, que no tena que ver con los tiempos de la cotidianidad de las mujeres, sino que buscaba crear una especie de signo aglutinador que cobijara a las lesbianas. Otra construccin simblica importante fue la definicin de la misin del grupo y de un lema: por el derecho a tener un rostro. Misin: A partir del empoderamiento de mujeres con opcin lsbica construir mejores condiciones para su calidad de vida, donde se respeten sus derechos, su diversidad y su identidad personal en el marco de una identidad positiva (Primer documento de planeacin estratgica, Tringulo Negro, 1996). En este sentido, tanto la misin como el lema fueron actos del habla a los que se les concedi una potencialidad performativa, que como veremos, no fue necesariamente efectiva. Este momento estuvo marcado por la cohesin alrededor de propsitos comunes, pero sobre todo, por la alegra de las mujeres al reconocerse como parte de un nosotras frente a un otro, que las invisibilizaba entonces y an ahora. El trabajo se inici sobre el consenso de que la sociedad efectivamente discriminaba a las lesbianas. Sin embargo, no se contemplaron los factores de exclusin de las lesbianas dentro del mundo homosexual, lsbico o por parte de organizaciones de mujeres.
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Una de las actividades ms importantes que fund el proceso de construccin de sujeto individual a un nosotras, fue el taller de historias de vida, donde el grupo pudo escuchar los relatos biogrficos de sus integrantes, que se constituyeron en referencias muy significativas para mujeres que vean restringida la expresin de su identidad a redes no muy extensas de lesbianas o mujeres heterosexuales y a unos cuantos sitios lsbicos. Aunque el grupo se reuna en un espacio privado, das antes del lanzamiento tuvo sus primeras apariciones en espacios pblicos importantes: la Ruta por la Paz, marcha hacia Mutat el 25 de noviembre de 1996, una iniciativa de la organizacin Ruta Pacfica de las Mujeres y la Marcha del Silencio, el 8 de marzo de 1997, en la que protestaran las madres de los soldados retenidos. Paradjicamente, en esta marcha del silencio, Tringulo Negro efectu su primera aparicin pblica desde su nombramiento. El grupo dijo: nosotras, las lesbianas, tambin somos vctimas de la violencia, desde la invisibilizacin hasta la eliminacin. Este acto de visibilizacin produjo entre todas, en mayor o menor proporcin, miedo. Fue un instante de verdad. Un momento de confrontacin que gener reflexiones posteriores, luego de un periodo de enfriamiento de las emociones y los sentimientos del momento. Era la primera vez que se oa el nosotras del grupo en un lugar pblico. Este acto de visibilizacin fue un rito de fundacin espontneo, no planeado, que movi las emociones de las integrantes de Tringulo Negro y de quienes concurrieron a un momento histrico. Hablo de los actos de visibilizacin que pasan por la enunciacin.
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Pero adicionalmente debemos considerar que haba una gran preocupacin por el impacto externo del quines somos, que deriv en preguntas como quines somos? Qu van a pensar que somos? y cmo construir un nosotras positivo? En este sentido, es importante resaltar que el prestigio de las oenegestas, extranjeras e intelectuales -fundadoras del grupo- era latente y ello tena que ver con su conocimiento y el uso de la palabra. Esto, en el siguiente momento, generara una serie de luchas de poder. De esta manera, comenzaron a verse como modelos a seguir. Se las identific como lderes y como mujeres deseables. De esta manera, el grupo se construy con base en un capital cultural (Bourdieu, 1992) y en modelos diseados desde la valoracin de ste capital. La palabra era poder de construccin para el grupo. La palabra fue uno de los actos fundacionales del grupo. Finalmente, en el momento de su lanzamiento, Tringulo Negro se encontr con un conflicto inesperado entre la construccin de sujeto, ms o menos consolidada hasta entonces, dentro de un grupo cerrado con identidad de clase y afectos marcados, y las realidades de las mujeres que empezaron a ingresar y no se ajustaban al deber ser ya instituido en el grupo. El signo en consolidacin, lesbiana, se rompi y se puso en controversia. Tendra que ser recompuesto durante el siguiente momento. Mientras en el primero se logr configurar un nosotras en donde las diferencias ideolgicas o materiales no eran un interrogante, en el segundo fueron desatadas contradicciones que no se haban previsto y que enfrentaron al grupo a esquemas de jerarquas, y diferencias casi irreconciliables de clase y a esquemas patriarcales.
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El grupo nunca se hizo la pregunta fundamental sobre a quin se convocaba cuando se llamaba a la voz de lesbiana; qu diversidades en trminos de origen, de conductas, de clase, de edad, de raza, de etnia y de ocupacin, entre otros, acudiran a este llamado y cmo entender estas diferencias. Para las lesbianas es necesario distinguirse de otros en tanto lesbianas, pero al mismo tiempo crear identidades individuales o nuevas formas de agrupamiento para conformar progresivamente una colectividad ms amplia pero no totalizadora. El grupo gener una identidad parecida a la que se produce desde la dinmica del etnocentrismo. Como dice Geertz (1989), el etnocentrismo tiene una utilidad en trminos de identidad y es lograr la distincin; pero a la vez, el etnocentrismo genera modelos que sujetan al individuo a unas reglas de conducta. De esta manera, como anota Barth (1976), las identidades se conforman en las fronteras, en el intercambio y en el contraste de grupos y de individuos; la incapacidad de franquear estas fronteras (Rosaldo, 1999) debilit la creatividad del grupo. De todos modos, el hecho de que el tringulo no las haya podido atravesar de forma inmediata, no es mrito de juicio, ya que son estas las fronteras que la modernidad ha planteado como divisiones funcionales. Las fronteras que comenzaran a verse entre las mujeres de Tringulo Negro estaban demarcadas, fundamentalmente, por la clase y por los diversos significados de ser lesbiana. En el segundo momento, el nombre del grupo encontr resistencias por parte de algunas integrantes que ingresaron en ese entonces, por razones como la connotacin negativa
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del color negro e incluso del mismo tringulo como alusin al pubis femenino. Para contrarrestar esto, algunas de las fundadoras escribieron una presentacin desde una proyeccin positiva y sugirieron la subversin del smbolo, no slo en trminos grficos -lo cual ya se haba hecho- sino en sus nuevos significados negativos, lo cual implic resemantizar signos como bruja, erotismo femenino y representaciones denigrantes: Qu es Tringulo Negro? Si pensaste en magia o esoterismo ests equivocad@. Si se te ocurri pensar en brujas o zonas ergenas femeninas... podras estar ms cerca. Si de una vez pensaste en mujeres lesbianas, ests en lo cierto. Contextualicmonos: Durante la segunda guerra mundial las mujeres lesbianas eran marcadas por los nazis con un tringulo negro, siendo discriminadas de esta forma por su opcin sexual. El grupo de lesbianas Tringulo Negro ha invertido este smbolo como una forma de decir, no ms a la discriminacin de la que somos objeto; ms an, como forma de reafirmar el orgullo de ser lesbianas, por eso las banderas del movimiento gay superpuestas al tringulo (Volante de presentacin del grupo, 1997). De esta manera podemos ver que, paradjicamente, la cohesin del primer momento sera la simiente de las tensiones y luchas que se configuraron en el segundo.
Segundo momento: luchas de poder
Las luchas actuales oponen resistencia a los efectos del poder ligados al saber, a la competencia y a la calificacin (Foucault, 1998). El segundo momento corresponde al trabajo de apertura del grupo el 18 de marzo de 1997 y con142
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cluy en diciembre del mismo ao, cuando se replante el trabajo de la organizacin a partir de un ejercicio de planeacin. El lema acordado previamente, que marc este momento fue: por el derecho a tener un rostro. En ese entonces se intent redactar los estatutos de manera colectiva para obtener una personera jurdica. Tringulo Negro era un conflictivo campo de construccin de sentidos y, a la vez, un campo atestado de sentimientos. La batalla no se libraba slo en trminos de qu era el grupo como sujeto poltico o cmo se daba contorno a la lesbiana poltica, sino tambin alrededor de relaciones de amor, cruzadas por relaciones de deseo. En este perodo, lo poltico se volvi preponderante y el intercambio discursivo comenz a dominar las relaciones. Dentro del grupo comenzaron a librarse luchas anrquicas alrededor del eje saber-poder en el campo cultural (Bourdieu, 1998). Las intelectuales, las oenegestas y las extranjeras empezaron a representar lo hegemnico del grupo. Se hace latente entonces la circulacin de saberes y las resistencias internas frente a ello. Dara la impresin, por los relatos, de que las fundadoras haban sometido a su imperio a las dems integrantes. Sin embargo, hay que considerar que las relaciones de poder son relaciones de resistencia, como lo seala Foucault (1992). A mi modo de ver, en el grupo haba una lucha constante y no una predominancia total de unas sobre otras. No se configuraba un estado de dominacin, en donde la actividad liberadora estuviera constreida. Cada persona o subgrupo usaba estrategias distintas para oponerse. En todo caso, s ha143
ba un deber ser hegemnico fundamentado en el saber y se planteaba su finalidad como altruista, pero tambin quienes no eran llamadas intelectuales tenan unos discursos y una praxis asociada a ellos. Buscaban y desplegaban estrategias, tal vez ms refinadas que las de las mismas intelectuales. Formaban parte del rgimen del saber-poder. Se podra decir que las coordinadoras emprendieron una especie de ejercicio de la psicagoga que es la transmisin de una verdad que tiene por objeto modificar el modo de ser de un sujeto (Foucault, 1992). Si bien el saber dentro del grupo se usaba como una herramienta para la toma o, a veces, imposicin de decisiones, tambin se utilizaba como una estrategia de oposicin a los lugares comunes, a las representaciones consuetudinarias que, asimismo, hacen parte de la opresin. De esta manera, cuando algunas integrantes reivindicaban la necesidad de crear un espacio exclusivamente lsbico, se generaba, no slo una lucha de fuerzas entre las mujeres que contra argumentaban, sino una relacin de resistencia frente a un rgimen discursivo patriarcal. En todo caso se debe dar por descontado que all, como en cualquier relacin de poder, exista un grado determinado de libertad (Foucault, 1992), es decir, la posibilidad de la resistencia. El simple ejercicio de argumentacin y discusin era visto por muchas integrantes del grupo como un establecimiento del rgimen del saber (Foucault, 1998), ya que se consideraba que quienes hablaban ocupaban una posicin ordinada dentro del ejercicio de poder. Frente a ello fueron articuladas estrategias contra las formas de circulacin del saber dentro del grupo, como por ejemplo, la que se dio a travs de una campaa electoral que buscaba apartar del grupo de coordinacin a quienes maneja144
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ban el saber acadmico y la experiencia en otros movimientos. El objetivo era que Helena3 , mujer considerada carismtica, y que no se contaba dentro de las intelectuales, fuera elegida coordinadora. Es muy significativo que slo durante la realizacin de una entrevista focal se hiciera pblica la estrategia de resistencia de estas opositoras cuya victoria, podramos decir, se redonde en el momento del relato. La raz de las confrontaciones no era el contenido del discurso, sino la praxis. Existan, as, problemas de legitimidad en el liderazgo de las intelectuales, no tanto por el contenido de su discurso, sino por la manera vehemente de interpelar a las otras. Lo que en un principio se vio como benfico -los conocimientos de disciplinas sociales de algunas integrantes, la experiencia de las oenegestas en trabajo organizativo y la trayectoria de las extranjeras en movimientos sociales- empez a percibirse como un obstculo para la colectivizacin. Las mujeres que manejaban estos saberes comenzaron a ocupar la posicin dominante y esto gener respuestas y resistencias. Se utiliz el discurso como sustento de la hegemona; la antigedad y la fortaleza de las relaciones entre las fundadoras constituyeron en factores disociadores o de segregacin, pero a su vez cohesionaron al subgrupo coordinador. As nacieron los rtulos para definir los subgrupos: las organizadoras o las intelectuales y las nuevas. Como veamos en los recuentos del primer momento, esto tambin estuvo presente all, pero a mi modo de ver,
3 Uso seudnimos tanto para proteger la identidad de las mujeres con las que trabaj, como para protegerme de la afectacin, a travs de un proceso de objetivacin. De nuevo, aparece all una estrategia del habla.
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fue elaborado retrospectivamente, mientras que las nuevas rotulaciones operaron durante todo el segundo momento. Durante el primer periodo nadie llamaba intelectual o extranjera a la otra, y si lo haca, no haba una carga peyorativa en esos apelativos, aunque era claro que las oenegestas y las intelectuales coordinaban las reuniones y administraban la palabra y el saber. Las luchas llevaron a la exclusin de mujeres a las que se les reconoca un buen manejo del discurso y a una especie de seleccin inducida. Esto ilustra cmo el poder no se detenta, sino que se ejerce; el poder es una forma de relacin que genera respuestas y nuevas estrategias (Foucault, 1992). En el segundo momento las mujeres manifestaron sus posturas personales, sus intereses, develaron actitudes particulares y, en general, conductas por medio de las cuales queran expresar su lmite y diferencias con las dems. Las fronteras se hicieron evidentes segn las afiliaciones de clase (conocimientos, capacidad de adquirir informacin, sesgos de saber), orientacin sexual (si se era bisexual o lesbiana, o simplemente cmo se entenda serlo), gnero (apariencia, actitudes asociadas con lo masculino o lo femenino), raza (apariencia fenotpica asociada de manera cercana a la condicin de clase) y edad (relacionada con autonoma y legitimidad basada en la experiencia o mejor, en la trayectoria vital). Es necesario considerar que la colectividad agrupa y segrega a la vez, ya que el proceso de organizacin o de colectivizacin se inscribe dentro de esas luchas que segn Foucault (1998) cuestionan el estatus del individuo; luchas que rescatan el derecho a la diferencia y al mismo tiempo, luchas contra la escisin del individuo de una colectividad que lo amarra a su
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identidad. Las luchas de resistencia del sujeto individual precisan de la colectividad para enfrentar el riesgo que plantea a la sociedad en la Modernidad (Giddens, 1991), aunque a la vez la colectividad pueda imponer reglas de exclusin. Durante este momento se dio, adems, un intenso debate por la razn social, es decir, lo que en el nombre de la organizacin o persona jurdica resume su objeto. Algunas mujeres consideraban que deba omitirse la palabra lesbiana en ella juzgando que esto cerrara puertas. Sostenan que el grupo no deba llamarse asociacin o grupo de lesbianas, en contrava con las primeras propuestas de nombramiento y visibilidad. Llama la atencin que existiera, antes de la formalizacin de los estatutos, una persona o por lo menos un grupo de personas facultadas para excluir expresamente a otras. Por otro lado, una serie de tertulias fueron abiertas como espacio de encuentro entre las integrantes del grupo y las recin llegadas para la construccin de sentido compartido. Estas tertulias eran espacios alternativos a los de autoridad en donde ocurran los ya mencionados conflictos por el saber y estaban alejadas de los espacios de organizacin en los que se discuta asuntos ms ridos como los estatutos o la definicin de la razn social; se planteaba que Tringulo Negro no fuera un grupo totalmente abierto, pues esto creaba dificultades para consolidar un nosotras compartido.
ercer momento: Ter cer momento: las alianzas
El tercer momento comenz en enero de 1998 con el lema por el orgullo de ser lesbiana y se caracteriz por un cambio radical en el esquema organizativo: se estableci un ncleo coordinador bien definido y se inici la bsqueda de
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alianzas, de una manera un poco ms sistemtica, con otras organizaciones gays o de mujeres del pas y con algunas organizaciones lsbicas internacionales, especialmente de Amrica Latina y el Caribe. Al mismo tiempo, el grupo tenda de hecho a jerarquizarse. La entrevista focal para reconstruir este momento fue llevada a cabo con el grupo definido como ncleo coordinador compuesto entonces por Helena, Mara, Sara y Ariadna. Laura, quien durante la entrevista ya se haba separado del grupo particip haciendo preguntas. Este momento tuvo un corte el 28 de junio de 1999, fecha en que se realiz la marcha del orgullo lsbico-gay y culmin el trabajo de campo. Las mujeres que participaron en la entrevista focal de esta fase, ingresaron al grupo en diferentes momentos del transcurso de la historia de Tringulo Negro. Debo anotar que este tercer momento coincide con mi trabajo de campo, poca en la que no hice parte del grupo. Durante 1998, al tiempo que se planteaban cambios en la estructura de la organizacin, se intentaron renovar algunos propsitos del grupo. Empezaron a predominar los discursos de la diversidad, la orientacin sexual y el orgullo gay, tomados del movimiento de liberacin homosexual de los Estados Unidos. Al respecto, es importante recordar que el discurso de la orientacin se contrapone a algunos postulados feministas lsbicos que ven el lesbianismo como una opcin y no como una orientacin. La nocin de orientacin est ligada a la de diversidad, as como las nociones de desviacin o perversin lo estn a la de normalidad; desde una perspectiva normativa, lo diverso es un continuo legitimado de conductas o formas de ser (Giddens, 1996). Es preciso entonces deconstruir estas categoras.
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Se estableci el lema Por el orgullo de ser lesbiana, ms cercano al discurso del orgullo, dada la influencia de los grupos y lderes gays, que se convirtieron en un referente claro y definitivo. Con el cambio de lema, se puso sobre la mesa una discusin fundamental sobre el autoreconocimiento de las lesbianas como sujetos de derecho, antes de pasar a reclamarlos a la sociedad. Hay que recordar que los lemas eran planteados como lo que contendra la totalidad del proyecto poltico del grupo. El modelo usado entonces por Tringulo Negro fue el del orgullo gay, que naci en los Estados Unidos a raz de los acontecimientos de Stonewall. No hubo mayor reflexin alrededor del origen de este modelo y de lo que poda significar aqu. En contraste, para Laura, una de las fundadoras oenegestas que en ese entonces ya no perteneca al grupo, el proyecto de constituir una comunidad lsbica y generar adems una especie de tica y mentalidad lsbicas frente a la mente heterosexual de la que habla Monique Wittig (1978), era el horizonte que no deba perder de vista el grupo. Otro hecho de gran importancia para el grupo durante este momento fue la demanda por inconstitucionalidad del artculo 79 del estatuto docente. All se hizo presente Triangulo Negro con una ponencia, dado que muchas de sus integrantes eran docentes, empezando por su coordinadora. En este punto quiero resaltar el hecho de que los papeles de reproduccin social (madre, maestra) les estn vedados a las lesbianas, mientras que al resto de las mujeres les son prescritos. Esto tiene una importancia vital en el acceso al uso de la palabra, aunque sea para cumplir con un rol funcional. Cuando Helena, la coordinadora del grupo, present su ponencia,
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us una mscara para proteger su identidad, lo que a mi modo de ver, puede leerse como una metfora involuntaria que expresaba que las lesbianas no tienen un rostro social, son invisibles, porque su visibilidad se castiga duramente. Tanto Helena como las dems mujeres del grupo sentan miedo de las agresiones y represalias de las que podran ser objeto. As, optaron por un acto de visibilizacin que comprometiera menos su integridad. Vemos aqu una gran diferencia con el esquema estadounidense o europeo de salir del closet. Aparte de las posibles agresiones y represalias en las instituciones educativas a las que pertenecan Mara, Sara y Helena, todas maestras y miembros del ncleo coordinador, haba un riesgo real: si la Corte Constitucional no fallaba a favor, ellas, todas docentes, tendran que enfrentar la aplicacin del artculo del estatuto demandado. En este caso, la potencia performativa del discurso jurdico es evidente. Por otra parte, la visibilizacin que ofrecan los medios masivos de comunicacin presentes en este suceso, reduca el nosotras a un estereotipo creado a partir de cuestionarios, en mayor o menor medida, prejuiciados. En relacin con este asunto, Butler (2001) seala las dificultades de la nominacin lesbiana. Plantea cmo la palabra singular lesbiana no puede connotar la pluralidad, la particularidad de las mujeres incluidas en esta categora; por otro lado, que la carga negativa que pesa sobre esta categora es muy difcil de modificar. El problema de la representacin no slo se reduce al plano discursivo, es decir, a lo que una representante pueda decir en nombre de una colectividad, sino que tiene que ver con la construccin de una imagen. As como los hombres involucrados en el proceso quisieron que Helena hablara en
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la audiencia luciendo un atuendo especfico (falda, tacones, en fin, toda la indumentaria que viste a la feminidad), algunas lesbianas manifestaron su rechazo por la mscara que us durante la audiencia pblica de la Corte Constitucional y durante la entrevista con Yamid Amat. Para estas mujeres la preocupacin central era mostrar la cara correcta, que a juicio de ellas no fue la que Helena mostr. Durante este momento las mujeres de Tringulo Negro entraron en competencia con otros grupos como Sol, ms relacionado con homosexuales varones, a quienes Sara, una de las coordinadoras, llamaba los hermanitos mayores, haciendo alusin a la aceptacin del lugar subordinado que ocupan los grupos de lesbianas frente a las organizaciones gay con las que se estaban estableciendo alianzas para el trabajo. Sara consideraba estratgico y diplomtico guardar silencio en este aspecto, dando por sentado, como otras mujeres del grupo, que ya exista un movimiento homosexual, resultado del trabajo de los hombres. La estrategia de diplomacia consista en no confrontar y concentrarse en algunos logros que escapaban del control de los hombres, como por ejemplo, incluir la referencia explcita a las lesbianas en la nominacin de eventos de visibilidad, tales como la semana del orgullo lsbico-gay. Quiero introducir aqu un tema muy sensible: la posible misoginia -en distintos niveles, hostil o condescendienteligada a la lesbofobia internalizada o al antilesbianismo de las propias mujeres lesbianas. A mi modo de ver, la competencia manifiesta entre lesbianas reproduce un esquema patriarcal que subvalora lo femenino. La lesbofobia procede de las ideas sobre lo natural, el pecado, la normalidad que han con151
figurado los discursos misginos europeos desde la Alta Edad Media hasta el siglo XX, cuyas Nmesis han sido la bruja, la prostituta, la antisocial (segn los Nazis) o la histrica, segn el psicoanlisis (Bosch, Ferrer y Gili, 1999). Mientras tanto, aunque del mismo tronco, el antilesbianismo procedera especficamente de las relaciones con el mundo homosexual. Como plantea Sheila Jeffreys (1996), las lesbianas feministas no dudaran que generar espacios exclusivamente femeninos es una necesidad imperiosa frente a propuestas mixtas gay que terminan siendo predominantemente masculinas. Las coordinadoras teman el sealamiento por misandra, al plantearse como un grupo exclusivamente femenino, fantasma que recorra las acciones autnomas del grupo. Mientras tanto, las coordinadoras consideraban que vincularse con el movimiento gay era una oportunidad de aprendizaje de construccin de un nosotros (gays y lesbianas) frente a un ellos (gays). El grupo, tal vez sin haber resuelto muy bien la construccin del nosotras, se enfrentaba al dilema de cmo hablar de nosotros sin invisibilizar el nosotras. Hacerlo implicaba reconocer como vlido el ellos y ser reconocidas al en la misma medida.
Eplogo de la historia
En 1999, cuando conclu mi trabajo de campo, Tringulo Negro se sostena fundamentalmente por la necesidad de las mujeres lesbianas y bisexuales que cada jueves asistan al casi nico espacio de reconocimiento con que contaban. Un espacio que les ayudaba a enfrentar las amenazas de nuestra sociedad de riesgo: una sociedad heterosexista, lesbofbica
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y patriarcal que ha multiplicado las fronteras para las lesbianas; una sociedad que ha difuminado e invisibilizado el signo lesbiana de manera tal que los encuentros alrededor de este signo podran proponerse como fundamento del proyecto de las lesbianas que aspiran a vivir como ciudadanas completas, como seres sociales, ms all de sus seres sexuales. Despus de junio de 1999 corre una larga historia en el grupo en la que ha habido procesos de diversificacin de las actividades. Tal vez se intensificaron algunas tensiones pero, al tiempo, ha habido un relevo parcial del ncleo coordinador. Algunas de las fundadoras retornaron y propusieron nuevas formas de construccin del nosotras, estableciendo, por ejemplo, un grupo muy slido de teatro. Sin embargo, algunos conflictos internos produjeron la desintegracin de esta iniciativa. Cuando termin de escribir mi monografa haban tenido que clausurar su sede. La historia de Tringulo Negro ha sido construida polifnicamente y eso no es fcil, porque en muchas ocasiones esto quiere decir contrapunto. Aunque en algunos episodios de este recorrido retrospectivo haya tonos de desaliento y reproches, creo precisamente que en esas tensiones ha residido la gran fortaleza de este grupo: Tringulo Negro ha sido un territorio de lucha pero no de eliminacin. Mi trabajo ha intentado dar cuenta de muchas de esas voces y suma su voz a este coro, a veces de manera armnica, a veces disonantemente. En algunas ocasiones he hablado desde la cercana que me daba ser participante del grupo y en otras, desde una objetivacin que tuve que imponerme a la hora de escribir, una separacin sin la que no habra sido posible este trabajo.
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Desde mediados de 1999 se constituyeron varias organizaciones, la mayora conformadas por mujeres que haban transitado o pertenecido a Tringulo Negro: Colectivo Lsbico, con un perfil investigativo y de activismo poltico; Mujeres al Borde, una organizacin dedicada a trabajar desde las manifestaciones artsticas; Dalai, un grupo joven pero en consolidacin; Labrys, que trabaja alrededor del asunto de las construcciones simblicas y culturales de las mujeres que se piensan desde sus opciones de gnero y sexuales; y ms recientemente, el Grupo de mams lesbianas que se articul, en parte, gracias a una nueva propuesta de movilizacin llamada Cercana e impulsada por Mujeres al Borde y Labrys. La mayora de estos nuevos procesos, que tienen un antecedente importantsimo en Tringulo Negro y que surgen como espacios alternativos a las propuestas de este grupo se aglutinaron recientemente en la iniciativa llamada Nosotras LBT nacida del sector LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas) en el marco del desarrollo del proyecto Planeta Paz4 . Esta nueva iniciativa, que opera a manera de red, rene a mujeres y organizaciones 5 lesbianas, bisexuales y transgeneristas de distintas regiones del pas y tiene, desde su comienzos, la intencin explcita de buscar un espacio de reflexin alrededor de la construccin de un nosotras particular, no gay, no heterosexual, no mujer biolgica, pero s
4 Proyecto financiado por el gobierno Noruego y que articula a diversos sectores sociales tradicionalmente no escuchados en torno a la bsqueda de una salida poltica al conflicto armado y social en Colombia. 5 Las organizaciones que integran la iniciativa son: Mujeres Al Borde, Grupo de mams lesbianas, Labrys Quirn, Transer, Cotransgnero, Tringulo Negro, entre otros.
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incluyente de diversas opciones sexuales y de gnero. Adems, la iniciativa se sita explcitamente en el campo de los derechos como forma efectiva de la enunciacin y se articula a los procesos de bsqueda de salidas polticas al conflicto social y armado del pas. El trabajo iniciado por esta nueva forma de organizacin, o de metaorganizacin, le apunta claramente a la generacin de un movimiento LBT en articulacin con otros sectores sociales como el LGBT, mujeres, ambientalistas, sindicalistas, entre otros. Sus acciones han sido de incidencia en asuntos pblicos, de fortalecimiento de bases sociales y de investigacin. La breve aproximacin a este ltimo proceso se debe, no a su falta de importancia, sino por el nfasis dado desde el inicio a mi trabajo de investigacin, centrado en Tringulo Negro. A mi modo de ver, la diversificacin y el fortalecimiento de otras organizaciones LGBT ha sido fundamental en la construccin de un sujeto colectivo que lucha por la construccin de nuevas formas de ciudadana.
Conclusin: decir para romper el silencio que condena al ostracismo
Pero, cul puede ser la importancia de acercarse tan en detalle a uno u otro proceso organizativo de mujeres lesbianas o LBT? He querido explorar la construccin de un sujeto colectivo que poco a poco ha entendido que la importancia de la organizacin tiene que ver con la posibilidad de construirse como sujetos de derecho y, en esa medida, construir nuevas ciudadanas, no slo para las mujeres LBT y el sector LGBT, sino para un pas que afronta un conflicto armado y social signado por la eliminacin y la exclusin.
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En este punto quisiera hacer una breve reflexin sobre la cercana entre la exclusin y la eliminacin. Para lesbianas, gay, bisexuales y transgeneristas, la lucha por el nombramiento no es caprichosa y particularista, es la posibilidad de su existencia social. En la medida en que el sujeto sea innombrable (nefando) o silente, no existe socialmente, es decir, no es sujeto subjetivo, a lo sumo sujeto sujetado. Estas luchas por el reconocimiento son entonces luchas por la existencia social, ya que mientras no se existe socialmente, no se es sujeto de derechos. Por eso, en este caso, los actos del habla o actos enunciativos cobran valor y potencialidad performativa. En contraposicin, el silencio es la inexistencia social, el ostracismo al que han sido sometidas especialmente las lesbianas. No en vano, durante la Edad Media, se llamaba pecatum mutum a la conducta homoertica femenina. El ostracismo consiste en ignorar la presencia de alguien y, en esa medida, causar su muerte social. Enunciar y decir nosotras lesbianas, bisexuales, transgeneristas es un asunto de supervivencia social y fsica. Otra de las consecuencias de este silencio, es el subregistro de los casos de violencia explcita hacia las mujeres LBT. A travs de redes de la palabra se habla de casos de crmenes de odio perpetrados contra ellas, principalmente contra las transgeneristas. Sin embargo, su tipificacin an no ha sido dada en el campo legal en Colombia y no existe inters por parte del sistema forense y mdico de identificar estos crmenes, invisibilizados bajo otros mviles y sumidos en la impunidad.
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Mi investigacin y mi participacin en organizaciones han estado dirigidas fundamentalmente a indagar y proponer sobre la construccin de nuevos sujetos de derechos. Mi trabajo de grado muestra, a travs de un estudio genealgico, cmo las mujeres, especialmente las homoerticas, han sido y siguen siendo condenadas a la muerte social por ostracismo, que no est, infortunadamente, muy lejos de la eliminacin fsica.
Bibliografa
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