Los Sacramentales Efectivos Ins - Carlos Enrique Uribe Lozada

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LOS SACRAMENTALES

EFECTIVOS INSTRUMENTOS DE FE Y PROTECCIÓN

De Carlos Enrique Uribe Lozada


Título original: Los sacramentales efectivos instrumentos de fe y protección
Diseño de la portada: Carlos Enrique Uribe Lozada
Fotografía de la portada: © CreateSpace
Primera edición en Amazon: octubre de 2013
© 2013, Carlos Enrique Uribe Lozada
© 2013 de la edición en castellano para todo el mundo:
Carlos Enrique Uribe Lozada
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización
escrita de los titulares del <<Copyright>>, bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial
o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y
la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o
préstamo públicos.
ISBN-13:
978-1494401191
ISBN-10:
1494401193
A cargo de Amazon Createspace
Con la más especial
devoción a María
Santísima y la Santa Iglesia Católica
PRÓLOGO

Es una tendencia constante entre nosotros los católicos el no


saber dar explicaciones a las innumerables facetas que presenta
nuestra fe a aquellos que nos la piden. Pienso que nos hemos
acostumbrado a una vivencia somera cuando más, en lo que
respecta a nuestras ricas creencias milenarias que merecen una
debida profundización por parte especialmente de nosotros los
laicos, máxime en estos tiempos tan difíciles que atraviesa la iglesia
a la cual deberíamos prestarle todo nuestro apoyo ahora más que
nunca.

Este pequeño trabajo que en su gran mayoría se trata de una


síntesis de libros, páginas web, y del Catecismo de la Iglesia
Católica, solamente persigue tratar de adentrar a los fieles en uno
de los temas quizás más desconocidos por ellos que es a la vez de
los más fuertemente atacado por las sectas protestantes, para que
podamos primeramente tener un conocimiento más sólido de lo que
son los sacramentales y así poder mantener una firme posición
frente a aquellos que acometen contra estas manifestaciones de la
doctrina católica, a fin de poder cumplir fielmente el mandato
estipulado en el Nuevo Testamento: “Estén siempre prontos a dar
respuesta a todos los que les pidan razón de la esperanza que
tienen” (1Pe 3,15).

Bogotá D.C., 13 de mayo de 2012


Día de la Virgen de Fátima
TABLA DE CONTENIDO
CAPÍTULO I
I. ¿Que son los sacramentales?
II. Características de los sacramentales según el Catecismo
III. Diversas formas de sacramentales según el Catecismo

IV. Clasificación de los sacramentales


V. Diferencia entre sacramentos y sacramentales
V. Diferencia entre sacramentos y sacramentales
VI. De los efectos de los sacramentales
VII. Los sacramentales en el Antiguo Testamento
VIII. Cómo operan los sacramentales
IX. Sobre el uso y la destrucción de un sacramental
CAPITULO II

X. Los sacramentales más conocidos


XI. El Santo rosario
XII. Que es el Santo Rosario
XIII. Historia del Rosario
XIV. La institución de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario
XV. Promesas y bendiciones del Rosario
XVI. La medalla de San Benito
XVII. Síntomas, signos y señales de un maleficio
XVIII. La bendición de la Medalla
XIX. El Escapulario
XX. Historia
XXI. La Medalla Milagrosa
XXII. El agua bendita
XXIII. El aceite santo
XXIV. Las Reliquias Cristianas
XXV. Otros Sacramentales
XXVI. Los extraordinarios dones de Anna Catalina Emmerick
XXVII. Síntesis
CAPITULO I
I. ¿Que son los sacramentales?

(Del latín tardío <<cosas sagradas>>)


En el sentido etimológico se entiende como todo lo que
pertenece o se deriva de los sacramentos y de las ceremonias
sacramentales.
Desde un contexto más teológico se pueden definir como:
Señales sagradas (cosas o acciones), instituidas por la Iglesia para
una cierta imitación de los sacramentos, de los cuales la misma
Iglesia suele usar para obtener su impetración, efectos
principalmente espirituales (cn.1144 del Código Canónico de 1917
y cn.1169 del Código actual).
Algunas acotaciones importantes se derivan de la anterior
definición:
1) Los sacramentales son signos o señales
sagradas (es decir, cosas y/o acciones sagradas)
establecidas por la Iglesia, la cual ejerce su autoridad para
instituirlos, interpretarlos legítimamente, proscribir de estos
algunas cosas o cambiarlas. (cf. cn.1145 del Código anterior y
cn.1170 del actual).
2) Al ser signos sagrados se exhibe a Dios un culto
externo con su uso y como consecuencia se obtienen y
producen efectos sobrenaturales aunque en diversos modos
ya sean de orden tanto espiritual como corporal.
3) Deben diferir verdaderamente de los auténticos
sacramentos pero al mismo tiempo tener la mayor semejanza
posible con estos. Por eso también son conocidos como
sacramentos menores.
4) Son instituidos por la Iglesia. A diferencia de los
sacramentos que fueron establecidos propiamente por Cristo,
aunque indirectamente se puede decir que él también
instituyo los sacramentales ya que el poder que tiene la
Iglesia de establecerlos proviene de Jesús: Así mismo, Él
instituyó en forma general algunos sacramentales y la Iglesia
se encargo de darles forma más específica (como por
ejemplo: las bendiciones y los exorcismos).
5) No todas las oraciones y signos de la Iglesia
entran dentro del significado de sacramental, ya sea porque
no fueron instituidos por esta, o no tiene su fuerza de
impetración, o aunque han sido instituidos por la iglesia
producen su efecto por razón de su autor (Jesucristo), o por
su naturaleza. Tenemos como por ejemplo: la limosna, la
oración dominical, el signo de la cruz, etc. En sí, los
sacramentales producen sus efectos en fuerza o debido a la
oración de la Iglesia.

El catecismo de la iglesia Católica al respecto formula:


Los sacramentales son: "signos sagrados con los que,
imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos,
sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia.
Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los
sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida"

El fin primordial por el cual Jesucristo instituyó la Iglesia fue


para conferirnos la gracia necesaria para nuestra salvación y
santificación. Los principales canales de gracia son la Santa Misa,
los sacramentos, la oración y podría decirse que los sacramentales
constituyen una importante ayuda adicional para el bien de los fieles
en cuanto a que nos disponen para recibir la Gracia Santificante.

Una interesante analogía es que los sacramentales se


asimilan a pequeños recordatorios o reproducciones de algo más
excelso como son los sacramentos; así entonces, el agua bendita
puede ser un recordatorio del agua bautismal, el aceite bendecido
haría lo mismo con el sacramento de la Unción de Enfermos, los
escapularios recordarían el sacramento de órdenes sagradas, etc.
II. Características de los sacramentales según el
Catecismo de la Iglesia Católica
1668 Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la
santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de
vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como
del uso de cosas útiles al hombre. Pueden también responder a las
necesidades, a la cultura, y a la historia propia del pueblo cristiano
de una región o una época determinada. Comprenden siempre una
oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado,
como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con
agua bendita (que recuerda el Bautismo).
1669 Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal:
todo bautizado es llamado a ser una "bendición" (cf Gn 12,2) y a
bendecir (cf Lc 6,28; Rm 12,14; 1 P 3,9). Por eso los laicos pueden
presidir ciertas bendiciones (cf SC 79; CIC can. 1168); la presidencia
de una bendición se reserva al ministerio ordenado (obispos,
presbíteros o diáconos, cf. De benedictionibus, 16,18), en la medida
en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.
1670 Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu
Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la
Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella. "La
liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los
fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida
sean santificados por la gracia divina que emana del misterio
pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien
reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo
uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la
santificación del hombre y a la alabanza de Dios" (SC 61).

III. Diversas formas de sacramentales según el


Catecismo

Figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la


mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de Dios
y oración para obtener sus dones. La Iglesia da la bendición
invocando el nombre de Jesús

Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto


es consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos
y lugares. Entre las que están destinadas a personas -que no se han
de confundir con la ordenación sacramental- figuran la bendición del
abad o de la abadesa de un monasterio, la consagración de
vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para
ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.).
Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se puede señalar la
dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de
los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las
campanas, etc.

Los exorcismos también entran dentro del orden de los


sacramentales. Este se inicia cuando la Iglesia pide públicamente y
con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un
objeto sean protegidos contra las asechanzas del maligno y
sustraída a su dominio. Jesús suscitó su práctica (Cf. Mc 1:25s), de
Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (Cf. Mc 3:15;
6:7.13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la
celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser
practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. El
exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio
demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a
su Iglesia.

Entre los sacramentales hay una gran variedad de oraciones.


Los sacramentales aparecen en el catecismo bajo "Otras
Celebraciones Litúrgicas": incluyen funerales, exorcismos,
bendiciones de personas, consagración y bendición de
objetos. También la religiosidad popular: "veneración de reliquias,
visita a santuarios, peregrinaciones, procesiones, el vía crucis, las
danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc.".
IV. Clasificación de los sacramentales

El Código canónico establece cuatro clases de


sacramentales:

-Consagraciones,
-Bendiciones,
-Cosas consagradas o benditas
- Exorcismos.

a) Las consagraciones se hacen por alguna unción y son


siempre constitutivas, o sea, que dejan permanentemente
consagrada la cosa, que no puede, por lo mismo, utilizarse para
fines profanos (v.gr., un cáliz, un altar o un templo consagrado).

b) Las bendiciones pueden ser constitutivas (como la


tonsura clerical, el agua bendita, etc.) o meramente invocativas, que
no dejan bendita la cosa misma, sino que se limitan a invocar sobre
ella el favor o protección divina.

c) Las cosas consagradas o bendecidas con bendición


constitutiva (como los clérigos tonsurados, cálices consagrados,
agua bendita, etc.) han de considerarse como sagradas, deben
tratarse reverentemente y no se las puede dedicar a usos profanos
aunque pertenezcan a personas privadas (cn. 1150).

d) Los exorcismos son oraciones invocativas sobre los


obsesos o poseídos por el demonio, y sólo puede ejercerlos
solemnemente el Sacerdote previamente autorizado por el ordinario
y guardando todas las normas que prescribe el Ritual Romano.

V. Diferencia entre sacramentos y sacramentales

Según su Institución:
Como se mencionó en párrafos anteriores, los sacramentos
fueron instituidos directamente por Jesucristo para otorgarnos la
vida divina o gracia santificante. Por su parte, los sacramentales los
instituyó la Iglesia con la autoridad investida a ella por Cristo para
cumplir el bien de los fieles.

Por la forma en que se recibe la gracia:

Los sacramentos dispensan la gracia ex opere operato, es


decir, por la misma acción del sacramento, siempre que se
administre válidamente y la persona que lo reciba lo haga con la
debida disposición.

Los sacramentales comunican la gracia ex opere operantis


ecclesiae. Literalmente del latín: "por la acción de la Iglesia que
obra". Es decir, reciben su eficacia de los méritos de la persona que
ora y de la impetración y méritos de La Iglesia como Cuerpo Místico
de Cristo.

Como medio de salvación:

Los sacramentos son indispensables para la salvación, esto


siempre lo ha afirmado la Iglesia, sin embargo los sacramentales,
no. Aunque algunos de ellos traen grandes promesas de salvación
bajo ciertas condiciones como el escapulario tal y como
posteriormente se verá.

Por la forma en que conceden la gracia:

Los sacramentos tienen la virtud de contener y conferir la


gracia habitual o santificante; los sacramentales nos alcanzan tan
sólo gracias actuales, aunque nos preparan o predisponen para
recibir la primera.

VI. De los efectos de los sacramentales


La Iglesia siempre se ha persuadido que en los
sacramentales existe una fuerza y eficacia especial para producir
algunos efectos sobrenaturales, tanto espirituales como corporales.
Dichos efectos pueden reducirse a cuatro:
1. Concesión de la gracia actual. Que es el principal
efecto de los sacramentales; como la bendición de un abad, la
bendición nupcial, etc., conceden gracias actuales para cumplir
dignamente las obligaciones aceptadas. Las gracias actuales se
estiman suficientes y eficaces para lograr dichos efectos.
2. El perdón del pecado venial. Virtud que por lo general
se ha atribuido a los sacramentales, tales como el agua lustral,
las cenizas bendecidas al principio de la Cuaresma, algunas
oraciones, etc.
3. La represión del demonio. Los sacramentales nos
protegen o guardan de tres principales dominios del demonio
sobre los hombres: a) provocar males físicos sobre estos, sus
bienes y su salud (véase como ejemplo el libro de Job en la
Biblia); b) las malas tentaciones que instigan al pecado; c)
afectar los cuerpos de los hombres (con posesiones diabólicas,
infestaciones, etc.). Con el fin de refrenar, debilitar y repeler
dichos influjos diabólicos, se emplean varios sacramentales y en
especial los exorcismos. Adicionalmente, como ya se mencionó
los sacramentales atraen bendiciones y protección sobre quienes
los usan.
4. La operación de un bien temporal. La bendición de
los enfermos, las que se dispensan a criaturas irracionales o
sobre casas, cosechas, etc., buscan primordialmente estos
efectos.

Es interesante el testimonio que plasma en sus escritos Santa


Teresa de Ávila acerca de de la virtud que tenía el agua bendita para
calmar y sanar algunas de sus muchas dolencias físicas. Santo
Tomás de Aquino en la tercera parte, cuestión 65 de la Suma
Teológicas refiere sobre este sacramental: "El agua bendita y demás
cosas consagradas no son sacramentos, porque no alcanzan el
efecto de éstos, que es conseguir la gracia. Sin embargo disponen
para los sacramentos, bien sea quitando un obstáculo, como el
agua, que está ordenada contra las asechanzas del demonio y
contra los pecados veniales" (a 1, 6). "El pecado venial se borra por
ciertos sacramentales, como el agua bendita" (8).

Las sectas protestantes consideran las reliquias, las


indulgencias, la oración por los difuntos, el agua bendita y casi todos
los ritos y sacramentales de la Iglesia romana como locuras
supersticiosas. Para ellos, estas prácticas sin inútiles e innecesarias,
fruto del oscurantismo medieval. Desgraciadamente, actualmente
muchos católicos se dejan llevar por estos criterios e ignoran otra
gran riqueza de la Iglesia ordenada para su bien temporal y
espiritual.

VII. Los sacramentales en el Antiguo Testamento

Podría decirse que en el antiguo testamento surgen quizás ya


algunas prefiguraciones de los sacramentales. Vemos por ejemplo
que en el libro del Levítico proliferaban ya ceremonias sacerdotales
y de ofrecimiento de víctimas por el pecado del pueblo donde era
necesario en el uso de dichas celebraciones el aceite (Para ungir
sacerdotes, y cosas consagradas al culto, Éxodo 29 y 30:30), la sal,
el agua, el incienso y el fuego. También era costumbre ungir a los
reyes con algún oleo tal y como lo hizo el profeta Samuel con el
primer rey de Israel Saúl (1 S 10:1), y posteriormente al rey David (1
S 16:12, 13). En el libro de Números 19,1-22 se dan las reglas de la
preparación y el empleo del agua lustral o de purificación por parte
de los sacerdotes. En el libro II Rey 13,21, se relata que un hombre
resucitó cuando entró en contacto con los huesos del profeta Eliseo.
Así, innumerables ejemplos trae el antiguo testamento sobre lo que
ya entonces podrían llamarse figuras sacramentales.
Personalmente, siempre he pensado que el Arca de la Alianza
sería algo así como un gran sacramental que protegía al pueblo
israelí de sus enemigos (véase la destrucción de la ciudad de Jericó
debido a la intervención del Arca. Cap. 6 - Josué), al igual que
representaba algo que contenía un misterio de lo más sagrado
referente a la presencia continua de Dios que residía en medio de
los israelitas, motivo por el cual solamente los sacerdotes podían
acercarse a este objeto sagrado.

La potestad de la Iglesia para instituir y confeccionar


sacramentales.
La Iglesia ha sido dotada de una doble potestad, la de
bendecir y la de reprimir demonios:
1. La potestad de bendecir. Autoridad que fue entregada a los
apóstoles y a través de estos a los posteriores ministros de la
Iglesia por nuestro Señor Jesucristo, ver (Lc 10,5.6). Cristo
mismo bendijo a los niños imponiéndoles las manos (Mc 10,19;
Mt 19,15); bendijo los panes y los peces para multiplicarlos (Mc
6,41; Mt 14,19); bendijo el pan para convertirlo en su cuerpo
(Mt 26,26) y, antes de su ascensión a los cielos, bendijo a los
discípulos y apóstoles (Lc 24,50).

2. De su poder sobre los demonios. Facultad que fue entregada


a los apóstoles y discípulos y a sus respectivos sucesores de
todos los tiempos tal y como se demuestra con el siguiente
evangelio: Convocados entonces los doce apóstoles, les dio
fuerza y potestad sobre todos los demonios (Lc 9,1; Coll. Mt 10,1
y Lc 10,17). Potestad que igualmente consta con las palabras
que la Iglesia usa en la ordenación de los presbíteros.

VIII. Cómo operan los sacramentales

Quizás ya nos hemos podido hacer una idea de la forma en


que operan los sacramentales, pero creo conveniente adentrarse
un poco más en este interesante aspecto. Puede decirse que
para la gran mayoría de estas herramientas de fe, la materia
objeto de bendición o el respectivo símbolo esta intrínsecamente
relacionado con su desempeño. Demos un ejemplo para dejar
más claro lo anterior: No hace mucho leí el libro “Habla un
Exorcista”, publicado por la Editorial Planeta del Padre español
Gabriele Amorth quien es un gran especialista en este tema; en el
mismo, relata el sacerdote que al estar haciendo un exorcismo se
le ocurrió hacer un experimento y en lugar de bendecir agua para
rociar y dar de beber al poseso bendijo una bebida gaseosa o
refresco, el cual, una vez salpicada sobre este último no produjo
casi efecto alguno y en su lugar se ganó una agria reconvención
por parte del demonio que pretendía expulsar, quien se dio clara
cuenta del cambio en el líquido sagrado.

La conclusión del Presbítero Amorth fue entonces la que


queremos aquí demostrar, la materia del agua y quizás lo que
esta representa o simboliza (vida, renovación, salud, pureza,
limpieza, etc.) está sujetada a su fuerza sacramental una vez
bendecida. Otro ejemplo interesante lo hallé en la obra de la
mística alemana Anna Catalina Emmerick (de quien mencionaré
algunas cosas más adelante), ella refiere que en la antigüedad los
paganos acostumbraban sentarse o acostarse encima del centro
de una cruz trazada en el piso, ya que constataban que con esta
práctica se veían libres de enfermedades e influjos maléficos.
Para nosotros los cristianos es muy conocido el gran significado
que tiene este símbolo máximo si va acompañado de la imagen
de un Cristo crucificado. Lo curioso es saber que aun antes de la
muerte de Jesús ya la Cruz tenía un poder intrínseco en sí misma,
quizás como preludio de ser el mayor instrumento de nuestra
salvación.

En general, puede afirmarse que algunos sacramentales


sirven como barreras para bloquear algunos males ya sea que
provengan de influencias demoniacas o eventualidades de la vida
(por ejemplo los accidentes, riñas domésticas o laborales, etc.),
entre estos tenemos las medallas bendecidas como la de San
Benito. Otros nos purifican y limpian para disponernos a recibir
bendiciones, salud y gracias como el aceite, la sal y el agua
bendecidos. Algunos sellan, marcan o delimitan un lugar, una
cosa, animal, persona… como propiedad de Dios y por tanto bajo
su protección; como por ejemplo las bendiciones. También están
los que al impregnar con su emanación un lugar o ambiente lo
bendicen, tal ocurre con el incienso, la luz de velas benditas, el
sonido de las campanas bendecidas y la música sagrada entre
otros. No debe dejarse de lado que todos los sacramentales de
una forma u otra poseen todas las anteriores cualidades en mayor
o menor grado y que también el hecho de llevar una vida
conforme al evangelio preverá la debida protección en forma
plena.

Es muy probable que el radio de acción de los


sacramentales por así decirlo, se propague a la gran infinidad de
cosas que comprende la vida humana y las variadas esferas o
relaciones en las que una persona se desarrolla en su vida
natural y sobrenatural con el fin de bendecirlo y protegerlo
continuamente. Es como si el portar en forma permanente alguno
de estos instrumentos de fe estuviésemos en constante oración y
contacto con la gracia Divina.

IX. Sobre el uso y la destrucción de un sacramental


Cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, nos
acogemos a la misericordia de Dios y nos ponemos bajo su
protección y amparo. Por tal motivo es muy importante tratar estos
artículos de fe con mucho respeto siendo conscientes de lo que
significan. Hoy día es muy frecuente que algunas personas los usen
de manera irreverente como artículos de adorno y no de devoción
(por ejemplo algunos Rosarios hechos en oro o plata), o en partes
del cuerpo inadecuadas como en los tobillos o las muñecas de la
mano.

Los sacramentales no son cosas mágicas que causan


efecto inmediato, sino que sus efectos dependen de la voluntad
divina sobre la persona lo recibe y de la disposición buena o mala
de esta para recibir el efecto (por ejemplo estar en estado de
gracia).

Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia, tenía una fe


profunda en el poder del agua bendita. Ella personalmente la
usaba para expulsar al demonio y repeler las tentaciones. “Sé por
propia experiencia que no hay nada mejor que el agua bendita
para expulsar al demonio de nuestro lado”.

Por otra parte, al ser los sacramentales artículos


devocionales, y en particular artículos benditos, cuando un
sacramental se vuelve tan desgastado que ya no se puede usar
con decoro, se debe, en lo posible, devolver a los elementos
terrenales: tierra, aire, fuego o agua. El exceso de agua bendita,
por ejemplo, se puede verter en un lugar adecuado de la tierra,
como un jardín. El exceso de incienso puede ser quemado en el
aire. Una estampa o un libro pueden ser quemados. El exceso de
cenizas benditas se puede verter en un cuerpo de agua, como un
lago o el mar. Si las anteriores prácticas no son convenientes por
alguna razón, al menos se debe alterar el sacramental de tal
manera que su forma ya no parezca ser un sacramental. Por
ejemplo, una estampa se puede romper en pedazos y luego
desecharse. Una estatua se puede romper en trozos pequeños y
luego desecharse. Cabe señalar que los sacramentales
materiales pierden su bendición si se rompen sustancialmente de
tal manera que ya no se pueden utilizar para su propósito
sagrado, o si se venden por dinero. En este último caso, tendrían
que ser bendecidos otra vez. Sin embargo, si una persona
sustituye un sacramental desgastado con otro del mismo tipo (por
ejemplo, un escapulario), no es necesario contar con que el
escapulario de reemplazo sea bendito. En algunos países
anglosajones es una vieja costumbre que el 23 de junio, víspera
de la fiesta de San Juan Bautista, se hace una fogata en la cual
los sacramentales deteriorados son quemados y luego
enterrados.
CAPITULO II
X. Los sacramentales más conocidos

Después de la anterior introducción algo densa pero muy


necesaria para tener mayor claridad sobre el tema motivo del
presente escrito, creo que es necesario adentrarse
específicamente sobre algunos de los sacramentales más
usados por la religiosidad popular y que a continuación se
describen:

XI. El Santo rosario

Con el fin de honrar a la Reina del Universo y de la Iglesia,


he decidido iniciar con esta importantísima oración muy
recomendada por ella en sus innumerables apariciones a través
de los siglos al igual que por muchos Santos y Papas, y que
tantas bendiciones de toda clase a traído a sus fieles devotos,
incluso al autor de estas páginas y a quien debo casi todo mi
éxito en mi vida personal y espiritual.
XII. Que es el Santo Rosario

Quizás la mejor definición del Rosario, fue la que dio el


Sumo Pontífice San Pío V en su "Bula" de 1569: "El Rosario o
salterio de la Sma. Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al
alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el
ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada
diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la
Vida de Nuestro Señor". En ese entonces el Rosario constaba de
15 Padrenuestros y 150 Avemarías, en recuerdo de los 150
Salmos. Ahora son 20 Padrenuestros y 200 Avemarías, al incluir
los misterios de la luz por parte de S.S. Juan Pablo II.
La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra
Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el
Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada
Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina
de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones,
y por ello la más importante de todas.
El Rosario está compuesto de dos elementos: oración
mental y oración verbal.
En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que
la meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida,
muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. Estos
veinte misterios se han dividido en cuatro grupos: Gozosos,
Luminosos, Dolorosos y Gloriosos.
La oración verbal consiste en recitar quince decenas
(Rosario completo) o cinco decenas del Ave María, cada decena
encabezada por un Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los
misterios del Rosario.
Después de la santa Misa sin lugar a dudas la mejor
manera de honrar a la Virgen María es con el rezo del Santo
Rosario. Esto lo atestigua las innumerables apariciones en las
que ella ha exhortado afanosamente sobre la importancia de esta
oración en especial para alcanzar la paz entre naciones y la
unidad de las familias cristianas (recordemos las actuales
apariciones de Fátima, Akita en Japón, Medjugorje en Yugoslavia,
Lourdes en Francia etc.)
Puede afirmarse que el Santo Rosario es una magnífica
síntesis de los principales misterios de la fe Católica y del
evangelio, cuya eficacia se nota en el aumento de la piedad de
quien lo practica asiduamente, el crecimiento, fortalecimiento y
adelanto en la práctica de importantes virtudes y el granjearse la
poderosa intercesión de la que es llamada la “omnipotencia
suplicante”.
Características del Rosario
- Es instrumento evangelizador
- Es bíblico porque sus elementos esenciales están
sacados de la Biblia.
- Es cristocéntrico porque hace meditar en el misterio de
la encarnación y el misterio pascual de Cristo.
- Oración mariana por excelencia ya que se ora y medita
con María.
- Es contemplativo porque enseña a meditar y profundizar
continuamente los misterios de la fe.
- Es pedagógico porque enseña las principales doctrinas de
la fe católica.
- psicológicamente adecuado porque incorpora en su
meditación los diferentes estados de ánimo humanos como: gozo,
dolor, y esperanza.
- Es una oración orgánica periódica y cíclica (como la
liturgia) que se renueva, invitando a la progresar y asimilar.
- Es una oración activa y ascética ya que demanda
disciplina mental y enseña a controlar la imaginación (remedio
para los “malos pensamientos”).
- Es una oración social puesto que se puede rezar en
familia o en grupo que manifiesta la naturaleza comunitaria de la
salvación.

XIII. Historia del Rosario


Las mártires cristianas, marchaban al suplicio vestidas
con sus trajes más elegantes y coronadas de rosas,
significando con esto el regocijo del encuentro definitivo con
Dios. Luego de su martirio, los demás cristianos recogían
aquellas coronas y por cada rosa, declamaban una oración o
un salmo por el alma de aquellas sagradas víctimas. Sin
embargo, algunos remontan los antecedentes de esta oración a
épocas más antiguas, antes de Cristo, cuando los judíos
acostumbraban rezar los 150 salmos como oración de
alabanza, práctica que imitaron los primeros monjes de las
primeras comunidades cristianas. Como algunos de ellos no
sabían leer, recitaban de memoria algunos pasajes de los
salmos junto con la oración del padre nuestro usando un
cordón con 150 nudos para no perder las cuentas de sus
oraciones.

Entre los laicos (más o menos a partir del siglo IX) el


rosario consistía en recitar los 150 salmos de la biblia, ya que
se tenía esta oración como fuente de innumerables gracias,
motivo por lo cual, la Iglesia recomendó su práctica que
especialmente fue extendida por los monjes benedictinos de
Cluny. Más empero, dicha recomendación sólo la podían
cumplir las personas cultas y letradas de esa época, pero no la
mayoría de los cristianos de entonces ya que eran iletrados.
Por eso, la Iglesia sugirió que estos últimos sustituyeran los
150 salmos por 150 Avemarías, fraccionadas en quince
decenas. Dándose a conocer este corto rosario como el
salterio de la Virgen.

A fines del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán inicio


una cruzada para la conversión de los herejes albigenses que
negaban en forma grave varias de las verdades de la fe
católica. Tras tres días y noches de oraciones y duras
penitencias se le manifestó la Virgen María junto con tres
ángeles y le recomendó el rezo de su salterio como el arma
más eficaz para la conversión de los hombres. Dicha
exhortación tuvo eficaces resultados y el Santo realizó varios
milagros con el rezo de dicha oración. En una nueva aparición
la Virgen le explicó a Santo Domingo que a Dios le agradaba
mucho este Rosario de Avemarías porque le recordaba ciento
cincuenta veces la aceptación o el Fiat de María en la
encarnación del Verbo Divino.

Después de cien años de la muerte de Santo Domingo el


salterio empezó a ser olvidado por los fieles. En el siglo XIV la
devastadora pandemia de la peste negra o bubónica empezó a
hacer estragos en toda Europa, fue entonces cuando los frailes
dominicos liderados por Alan de la Roche comenzaron de
nuevo la propagación del Rosario en 1460, dándole además la
forma que actualmente tiene con la debida aprobación de la
Iglesia.
XIV. La institución formal de la fiesta de Nuestra
Señora del Rosario

En 1572 el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la


fiesta de Nuestra Señora de las Victorias (instituida por su
antecesor San Pio V con ocasión de la victoria obtenida por los
cristianos contra los turcos en la famosa batalla naval de
Lepanto) por el de Nuestra Señora del Rosario y ordenó que se
celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había
ganado aquella batalla). En la actualidad se celebra esta fiesta
el 7 de Octubre.
XV. Promesas y bendiciones del Rosario

Las promesas dadas por La Virgen al beato dominico


Alan de la Roche (1428 aprox. - 1475) a quienes recen del
Rosario:

1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán


gracias especiales.
2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a
aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno,
destruirá los vicios, disminuirá los pecados y defendernos de
las herejías.
4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se
otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los
corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los
elevará en su dedeo por las cosas eternas. Las mismas almas se
santificarán por este medio.
5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no
perecerá.
6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios
como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo
castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es
justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa
de la vida eterna.
7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá
sin los Sagrados Sacramentos.
8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en
vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la
plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el
paraíso por los méritos de los Santos.
9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario
devotamente.
10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado
de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por
mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se
encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a
toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y
hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de
profecía.

Bendiciones del Rosario


1. Los pecadores son perdonados.
2. Las almas sedientas son refrescadas.
3. Aquellos que son soberbios encuentran la sencillez.
4. Aquellos que sufren encontrarán consuelo.
5. Aquellos que están intranquilos encontrarán paz.
6. Los pobres encontrarán paz.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los vivos aprenderán a sobrepasar el orgullo.
9. Los muertos (las almas santas) aliviarán sus dolores por
privilegios.
XVI. La medalla de San Benito

A pesar de que no es muy conocida entre los países


latinoamericanos que en su gran mayoría profesan la fe católica, es
en Europa donde ha sido muy extendido el uso de este sacramental
por casi más de cuatrocientos años. Había previsto colocar en
segundo lugar la historia y significado de esta medalla debido a la
valiosa ayuda y protección que brinda para quien la porte con la
debida disposición; en especial, quiero recordar el testimonio
personal del prólogo alrededor de este sacramental que en un
momento crucial de enfermedad y opresión maléfica me fue de
enorme auxilio. Aquí presento parte de su historia y significados:

En la Medalla de San Benito aparece grabada por una cara la


Cruz de Cristo y de la otra la imagen del Santo junto con otras
figuras que recuerdan un famoso milagro. En los cuatro ángulos de
la Cruz - y su contorno - están escritas las primeras letras de una
oración de exorcismo. Como todo sacramental La Medalla ante todo
recuerda a quien la porta la presencia y protección permanente de
Dios. El significado de las iniciales es el siguiente:

Crux Sancti Patris Benedicti. Cruz del Santo Padre Benito.


Crux Sancta Sit Mihi Lux La Santa Cruz sea mi luz,
Non Draco Sit Mihi Dux no sea el demonio mi guía.
Vade Retro Satana ¡Apártate, Satanás!
Numquam Suade Mihi Vana no sugieras cosas vanas,
Sunt Mala Quae Libas maldad es lo que brindas,
Ipse Venena Bibas bebe tú mismo el veneno

A la medalla de San Benito siempre se le ha reconocido un


gran poder exorcista, por tanto es muy eficaz contra las tentaciones
y las asechanzas de los enemigos del alma, particularmente el
demonio, los maleficios, enfermedades de diversas índoles,
accidentes inesperados, todo tipo de peligros, protección de
animales domésticos y en general es una segura salvaguardia de
los bienes materiales. Se cree que igualmente es efectiva para curar
o aliviar a enfermos y moribundos, estos últimos para que se vean
librados de las tentaciones que suelen acometerlos en la hora final.
Se usa colgada en la pared, inserta en un crucifijo, en los cimientos
de casas y edificios, detrás de las puertas (como en Italia) o
llevándola puesta como medalla. Como todos los sacramentales, no
se puede considerar como un talismán de manera supersticiosa. Se
debe portar fe y de acuerdo a una vida cristiana conformada con
Jesús Crucificado.

XVII. Síntomas, signos y señales de un maleficio

Debido a la importancia de este tema y a la relación que tiene


con la medalla de San Benito he decidido redactar este resumido
aparte tomando como guía el libro ¿es posible liberarse de los
espíritus malignos? De Monseñor Tournyol du clos:
Monseñor Tournyol recomienda inicialmente evitar dos
extremos: ver al demonio en todas partes, y no verlo en ninguna,
para lo cual es bueno consultar un sacerdote, religioso o laico
consagrado que tenga el don de discernir estos asuntos. Existen
tres signos claros que pueden suponer un maleficio:

1. Los relacionados con la cabeza: migrañas continúas y


frecuentes, insomnio, pesadillas, miedos nocturnos, cansancio
constante en especial al levantarse, depresión, tristeza, etc.
2. Los que tienen que ver con el estómago: Dificultades para
digerir, inflamación del vientre por gases, colitis, pesadez, cuadros
de anorexia o bulimia, vómitos de espuma blanquecina.
3. Aversión a lo sagrado: dificultad de concentrarse para
orar, cansancio y somnolencia en los rezos, incomodidad de estar
en un lugar sagrado y toda actitud tendiente a impedir la vida
espiritual.

Otros síntomas son:


- Los relacionados con las emociones: inquietud, depresión,
ira, odio, miedo, obsesiones, envidia, tristeza, avidez y otros
producidos en forma constante y que surgen repentinamente.
- Ataque al espíritu: confusión, indecisión, pérdida de
memoria, contemporización, dudas, imposibilidad de concentrarse
en los estudios o el trabajo.
- La elocución o dicción: blasfemias, críticas, burlas,
chismes, charlatanería, mentiras, indiscreciones, etc.
- El adulterio y la impureza en todas sus formas.
- Dependencias al tabaco, el alcohol, droga, etc.
- Enfermedades que no pueden ser diagnosticadas
normalmente y cuya medicina no cura o crea efectos adversos.
- Los dolores de espalda son uno de los signos frecuentes
de maleficio.
- Accidentes de extraña sucesión.
- Graves problemas en los negocios, trabajos, estudios, vida
conyugal o familiar, o en procrear hijos sin razón médica alguna.

Practicas que pueden originar un maleficio:


- El aborto, pertenecer a sectas secretas como la masonería o
nueva era, técnicas orientales de meditación o concentración,
falsas religiones o filosofías de corte oriental especialmente,
medicina de corte oriental, ciencias ocultas como la magia negra,
blanca o el espiritismo y la adivinación (tarot, astrología, horóscopo
radiestesia adivinatoria con péndulo…), consultar brujos, chamanes,
gurús, magos, etc., la superstición, frecuentar lugares infestados
donde se practicó la brujería o artes nigrománticas.

XVIII. La bendición de la Medalla

La medalla recibe una bendición especial, conferida por los


monjes sacerdotes de la Orden de San Benito, con una fórmula
particular. En ella, se pide a Dios protección contra el maligno, en un
contexto de alabanza divina y confianza en la Trinidad. Dicha
bendición igualmente pretende una comunión profunda en el amor
de Dios, haciendo su voluntad, evitando el mal, y poniendo en
práctica los mandatos divinos.

No está por demás señalar que la aprobación de la medalla


de San Benito por la Santa Sede Apostólica correspondió al Papa
Benito XIV, quien a petición del sacerdote Benito Löbl, Abad del
Monasterio de Santa Margarita de Praga, después de un examen
juicioso por Decreto del 12 de marzo de 1742, aprobó la medalla
con la cruz, la imagen del Santo y sus caracteres distintivos.
Además, formuló la bendición que le debería ser aplicada junto con
innumerables indulgencias concedidas a quienes llevaran este
sacramental consigo. Dentro de la misma disposición, este Pontífice
declaró que las medallas deben llevar la respectiva bendición de
parte de un monje benedictino o de aquellos que por privilegio
especial de la Santa Sede se les concediera dicha facultad so pena
de ser inválidas las indulgencias respectivas y nulas toda bendición.
Veamos ahora algunos testimonios de antaño extractados del
libro “La medalla de San Benito” del cual recomiendo su lectura
(reimpreso actualmente por la “Fundación Jesús de la Misericordia”
en Quito – Ecuador) del sacerdote francés del siglo XIX Don
Próspero Luis Pascal Gueranger:
“En una localidad de Saboya, por esa misma época, una niña
de seis años venía desde hace varias semanas, sufriendo con
dolores agudos. Sus nervios se habían contraído, a tal punto que no
se le podía tocar ni con la punta de los dedos. En este estado, no
podía aceptar ninguna clase de alimento o bebida. Agotada la
ciencia médica, los padres de la niña habían perdido totalmente la
esperanza de que se cure. Dos hermanas de la casa de San Benito,
fueron a visitar a la niña, para llevar a su madre algún consuelo.
Cuando retornaron para casa, se acordaron de la Medalla de San
Benito. En el mismo instante le envían una, recomendando que le
coloquen en el cuello de la niña, y que intenten hacerle tomar alguna
bebida en la cual se haya sumergido la Medalla. La madre de la
enferma cumplió fielmente la piadosa prescripción, e
inmediatamente se hizo sentir un notable alivio. Después de algunos
días, se levantó la niña perfectamente curada”.
“Un conocido nuestro se encontraba, en 1858, en un distrito
del departamento de Viena. En una reunión de amigos, se habló al
respecto de mesas giratorias, y algunas personas presentes
contaron que experiencias de ese género en el año precedente
habían tenido éxito. Apareciendo en esa conversación algunos
incrédulos, quedando de acuerdo que en el día siguiente se haría, al
medio día, una sesión de aquellas. A pesar de algunos sentirse con
cierto remordimiento en su conciencia, sin embargo todos se
reunieron a la hora establecida, y con temor colocaron manos a la
obra, observándose exactamente las condiciones acostumbradas.
Después de dos largas horas de tentativas, se desvaneció la última
esperanza de tener éxito, los amigos se iban separando, buscando
descubrir la causa de tan incomún mutismo.
La Srta. X…, que participó en la reunión, exaltó que algunas
Medallas que traía consigo, principalmente la de San Benito,
podrían haber influido en la falta de éxito. Se quedó de acuerdo
entonces en hacer otra sesión al día siguiente, a las ocho de la
noche. En esta vez la Srta. X…, dejó en casa todas las Medallas,
pero, así, desarmada no quiso formar parte activa en la sesión,
quedándose aislada en una esquina de la sala.
Al cabo de media hora, como máximo, algunos
estremecimientos se hicieron sentir y la mesa comenzó a crujir, lo
que hacía prever que ella luego iría a moverse. Un médico propuso
que cuando ella quisiera hablar dé dos golpes con su pata para
decir sí, y uno para decir no. En efecto ella no tardó en levantarse
en el aire, con gran satisfacción de los asistentes, que comenzaron
a interrogar, inicialmente al respecto de temas frívolos, y después al
respecto de su silencio en la víspera. –Pregunta: “¿Por qué no
quisiste responder ayer? Sería porque la Srta. X…, estaba con la
Medalla de Nuestra Señora?”. –Respuesta: “No”. –P. “¿sería porque
estaba con la Medalla de San Benito?”. –R. “Si” (dos golpes bien
fuertes). Pasando a otras preguntas: -P. “¿Cómo te llamas?”. La
mesa fue parando, como si confeccionara, sobre cada una de las
letras del alfabeto correspondiente a la palabra que quería expresar,
indicando sucesivamente: S. A. T. Estas letras sacaron todas las
dudas, y cada uno adivinó Satanás antes que la mesa termine la
palabra. Muchas personas se retiraron de la rueda llenas de temor;
otras más valientes, prosiguieron con las interrogaciones.
Fueron hechas a la mesa algunas preguntas religiosas o
científicas, sobre las cuales ella guardó completo silencio; dos veces
se acostó totalmente en la tierra con un movimiento espontáneo;
después que continuó girando. Alguien le preguntó: “¿Quisieras
volver mañana?”. La mesa respondió afirmativamente y la misma
persona preguntó a qué hora lo desearías; la mesa dio doce golpes.
–P. “¿Será al medio día?”. –R. “No”. –“¿A media noche?”. –R. “Sí”.
Tales respuestas, además de muchas otras que sería
demasiado largo transcribirlas aquí, produjeron inmensa impresión
en los asistentes, haciendo en ellos desaparecer cualquier duda
acerca del misterioso agente que se manifiesta a través de las
mesas giratorias. La sesión ya se prolongaba hasta las once de la
noche, todos se retiraron tomando cada cual la resolución de andar
siempre, con la Medalla de San Benito.”

XIX. El Escapulario

El escapulario (del latín, scapulae - Hombros), en sus inicios


era un vestido sobrepuesto que caía en los hombros de los monjes y
lo usaban en sus faenas diarias dándole el sentido de ser la cruz de
cada día. Posteriormente, se convirtió es un trozo de tela impresa
con figuras religiosas que hace parte del hábito de ciertas
comunidades religiosas católicas como los carmelitas, trinitarios,
mercedarios y dominicos entre otros, su diseño consiste en una tipo
de cordel con una abertura por donde se mete la cabeza y que
cuelga sobre el pecho y la espalda.
Son dieciocho clases de escapularios, los aprobados e
indulgenciados por la Iglesia Católica. Intentan recordar a quienes
los portan los deberes e ideales de la orden correspondiente o de su
estado. Entre los más conocidos están: el de Nuestra Señora del
Carmen (marrón), de la Pasión (rojo), de la Inmaculada (azul), de la
Trinidad (blanco), de la Virgen Dolorosa (negro),Tercera Orden de
Nuestra Señora de la Merced (blanco) y de la Santísima Virgen
(verde).
XX. Historia

La historia del escapulario está íntimamente ligada con la


orden de Los Carmelitas, quienes siempre han tenido gran devoción
a la Virgen María. Desde sus inicios, esta comunidad se instaló en el
Monte Carmelo donde según la Biblia el Profeta Elías se ocultó de
sus perseguidores. La Iglesia generalmente ha interpretado la nube
de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen.

Cuando los Carmelitas tuvieron que abandonar el Monte


Carmelo debido a la invasión de los sarracenos, antes de su partida,
se les apareció La Virgen María prometiéndoles ser para ellos la
Estrella del Mar que los guiaría en esos momentos difíciles. De aquí
surgió este nombre con el cual también se conoce a la Virgen del
Carmen o del Monte Carmelo.

En aquellos lugares donde los carmelitas establecieron sus


comunidades la devoción al escapulario y a la Virgen del Carmen
se propagó prontamente, como en España y en casi todo el
continente Americano.

La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de


1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la


Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la
Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María
poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En
respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le
aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la
orden con la siguiente promesa:

"Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los


Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego
eterno"
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos
laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida
más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó
la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por
medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia
ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.

La Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo


XIV y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta
devoción que "como Madre de Misericordia con mis ruegos,
oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que,
libres cuanto antes de sus penas, (...) sean trasladadas sus almas a
la bienaventuranza".

Se debe tomar este sacramental como una señal de nuestra


vida cristiana vivida auténticamente con María a nuestro lado.
Siguiendo fielmente las promesas de nuestro bautizo y las
enseñanzas del evangelio según nuestra propia vocación. El
portarlo implica una constante oración de asistencia a María quien
intercede permanentemente ante Dios por nosotros. Generalmente,
el color café del escapulario recuerda lo efímero de este mundo y
que la verdadera vida está en el cielo. Igualmente, es una potente
arma contra las tentaciones

La Medalla Escapulario

Esta medalla fue autorizada en 1910 por el Papa Pío X, quien


permitió llevarla a cambio del tradicional escapulario de tela pero
solo en determinadas circunstancias. Esta licencia la dio el pontífice
a solicitud de los misioneros que estaban en países del trópico
donde por las condiciones climáticas los escapularios tradicionales
se deterioraban rápidamente. Sin embargo, este Papa y su sucesor
siempre recomendaron el uso del escapulario original.

Es bueno aclarar que si ya se ha bendecido el primer


escapulario de la debida forma, no se requiere una nueva bendición
para los posteriores que se quieran usar. Una vez que se han
gastado lo suficiente, los escapularios deben ser enterrados o
quemados en señal de respeto a lo sagrado.

El uso de este sacramental debe estar acorde con una vida


arreglada conforme al mensaje de Cristo. Por tanto, no se debe
pensar (abusando de las promesas de la Virgen) que solo por el
hecho de llevarlo se tiene asegurada la salvación del alma, esto
sería pecado de presunción. Se requiere una permanente
conversión y seguimiento a los preceptos de la iglesia.

El Privilegio Sabatino:

El privilegio sabatino consiste en la promesa que hizo la


Virgen al Papa Juan XXII el cual la proclamó mediante una bula o
edicto el 3 de marzo de 1322, según la cual, ella sacará del
purgatorio cuanto antes, especialmente el sábado después de su
muerte, a quienes hayan fallecido con el Escapulario y durante su
vida guardaron castidad según su estado y rezado todos los días el
oficio parvo. (Este se puede sustituir por la Liturgia de las Horas o
por la abstinencia de carne los miércoles y sábados, o un sacerdote
con facultad para ello, lo puede conmutar por otra obra piadosa, v.gr.
el rezo diario del Rosario). Si uno peca contra la castidad o deja un
día de hacer la obra prescrita, podrá recuperar el privilegio al
confesarse y cumplir la penitencia (de manera semejante a como se
recuperan los méritos perdidos por el pecado mortal, lo cual parece
casi excesiva generosidad de Dios, pero es doctrina católica).

La certeza de este privilegio más que histórica, está fundada


en la potestad de la Iglesia que así lo propone y recomienda. Sería
temerario y ofensivo para la Iglesia, cuya Cabeza es Cristo y su
alma vivificante el Espíritu Santo, creer que comete una
equivocación secular y universal en algo que pertenece a la doctrina
y vida cristiana.
Son innumerables los milagros y gracias que a través de los
siglos testimonian santos, fieles y religiosos por el uso del
escapulario. Igualmente, muchos pontífices y doctores de la Iglesia
lo han recomendado como gran instrumento para recibir gracias. En
su última aparición en Fátima, la Virgen María apareció a los
pastores vestida con el atuendo de la Virgen del Carmen dando
entender la actualidad que aún tiene esta devoción.

XXI. La Medalla Milagrosa

Este sacramental surge a raíz de dos apariciones de la Virgen


María a Sor Catalina Labouré de la Compañía de las Religiosas
Hijas de la Caridad en París – Francia.

En la primera aparición la Virgen María le recomendó que se


fundara la Asociación de las Hijas de María, para celebrar el mes de
mayo a ella dedicado, con gran solemnidad, y prometió muchas
gracias si esto se cumplía.

La segunda aparición tuvo lugar el día 27 de noviembre de


1830, a las 5:30 de la tarde. Dice la monja, que vio a la Virgen de
indescriptible belleza de pie sobre la esfera del mundo a sus plantas
con un globo en las manos, quien le dijo: “este globo que ves
representa el mundo entero y cada alma en particular.”

En esta última aparición la Madre de Dios le mostró a Catalina


Labouré un modelo de la Medalla Milagrosa y prometió grandes
gracias para quienes con fe y confianza la llevaran puesta en su
cuello.
Por una cara la medalla muestra a la Virgen María
derramando gracias sobre el mundo como en la aparición, en el otro
lado aparece la letra M sosteniendo una cruz y con dos corazones
en su parte inferior: uno coronado de espinas y otro traspasado por
una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.

Muchos acontecimientos sorprendentes se empezaron a dar


tan pronto de empezó a acuñar la medalla y a difundirla, tanto así,
que el entonces Arzobispo de París Mons. De QUELEN, tras una
investigación oficial sobre las apariciones, no pudo más opción que
concluir sobre la veracidad de las mismas y que realmente se
trataba de una visita del cielo.

Es muy interesante lo que se relata acerca de la conversión


del acaudalado judío banquero Alfonso Tobías de Ratisbona en
1842, quien era ateo y había renunciado a su religión. Fue un
suceso de gran revuelo en la sociedad francesa de la época. Un día
aquel se encontró con su amigo el Barón De Bussiéres protestante
convertido a la fe católica, quien al escucharlo hablar burlonamente
de la iglesia lo conminó a usar la Medalla Milagrosa con la condición
de que rezare una oración específica todos los días. Este último
acepto en forma sarcástica. Otro día se citaron en la basílica de
Sant´ Andrea delle Frate, en Roma para un funeral. Al entrara el
Barón encontró a judío Ratisbona arrodillado y orando ante una
imagen de la Virgen. Este último le comentó sobre una bellísima
aparición que acababa de tener donde vio a María dentro del templo
en total esplendor, quien movió su duro corazón.

Alfonso Ratisbona fue bautizado y se hizo sacerdote jesuita.


En tierra santa fundó la Congregación de Nuestra Señora de Sión
en 1855, presente hoy día en 24 países de todos los continentes. Su
apostolado es especialmente la conversión del pueblo judío,
compromiso con la iglesia y el mundo. Parece ser que esta historia
está relacionada con la conversión de los judíos al final de los
tiempos tal y como lo predijera San Pablo en sus epístolas.

Parece ser que la aparición de Nuestra Señora de la Medalla


Milagrosa preparaba los grandes acontecimientos de Lourdes, pues
tal y como lo declaró Santa Bernardita: “La Señora de la Gruta se
me ha aparecido tal como está representada en la Medalla
Milagrosa”. Así mismo, el mensaje de la medalla: “Oh maría sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos”,
originó el gran movimiento de fe que permitió la definición del dogma
de la Inmaculada Concepción por parte del Papa Pío IX en 1854.

XXII. El agua bendita

Tiene su origen en el agua lustral de la Ley Mosaica a la cual


ya se hizo referencia en este escrito. Este sacramental igualmente
se halla presente en muchos ritos de diferentes religiones de la
antigüedad. Existen tres clases principales de agua bendita en el
uso litúrgico de la Iglesia: la bautismal, bendecida en la Vigilia
Pascual con la infusión de los Santos óleos; la gregoriana,
empleada en la dedicación de las iglesias y consagraciones de
altares, compuesta tradicionalmente por sal, vino y ceniza, y la
común, bendecida por la fórmula habitual, la cual es la señalada
para la mayoría de las bendiciones, consagraciones y exorcismos
del Ritual y del Pontifical Romano.

Quizás uno de los efectos más importantes de este


sacramental es combatir y alejar al demonio, sus influencias y
operaciones que afectan continuamente casi todas las esferas de la
actividad humana, pues como advierte San Pedro el maligno: “ronda
como león rugiente” (I Pe 5,8).

Así mismo, el agua bendita nos consigue el perdón de los


pecados veniales, nos libra de accidentes, sirve para la salud del
cuerpo, etc., (véase lo que antes se dijo sobre el testimonio de
Santa Teresa sobre este sacramental). Nos estimula para que
permanentemente solicitemos la ayuda divina en nuestro bien
material y espiritual. El agua siempre ha estado ligada a la idea de la
purificación. Cada vez que la usamos para hacer la señal de la cruz
por la intención de las almas del purgatorio, ellas son aliviadas de
sus sufrimientos. Santa Teresa también afirmaba el poder de este
sacramental para alejar al demonio en forma definitiva. La Iglesia
siempre ha recomendado el uso del agua bendita especialmente
cuando hay peligros amenazantes, tales como el fuego, las
tormentas, enfermedad, discordia y otras calamidades

XXIII. El aceite santo

Como el agua bendita este sacramental también tiene su


origen las ceremonias del Antiguo Testamento mediante el cual eran
ungidos los reyes, sacerdotes y profetas que prefiguraban a Cristo.
Así mismo, simboliza que con el bautismo los cristianos
participamos en el sacerdocio real y profético de Jesús.

Es también conocido como aceite santo o santos óleos o


aceite de unción según las diferentes ceremonias religiosas.

Los santos oleos son bendecidos o consagrados por un


obispo en la Misa crismal matutina del Jueves Santo y son de tres
clases: el crisma, el óleo de los catecúmenos y el óleo de los
enfermos. En general proviene del aceite de oliva al cual se le
agrega otra fragancia o bálsamo a modo simbólico y para
diferenciarlos de los otros aceites.

El crisma se consagra, los otros óleos se bendicen. Bendecir


es desear algo bueno y consagrar es hacer sagrada una cosa. La
palabra “crisma” del griego “chrio”, ungir viene el término “Cristos”
ósea “El Ungido”. El santo crisma es usado en el sacramento del
bautismo, en el de la confirmación, en la ordenación de presbíteros
y obispos y finalmente con este aceite se ungen las paredes y los
altares en el rito de la consagración de iglesias.

El óleo de los catecúmenos se usa para la preparación de su


bautismo. Este aceite dilata el efecto de los exorcismos, para que
aquellos reciban la fuerza para renunciar al diablo y al pecado.

El óleo de los enfermos es usado para el alivio de las


enfermedades del cuerpo y del alma en el rito de la Unción de
enfermos que antes se llamaba extremaunción. En la iglesia
Ortodoxa es igualmente usado para lo mismo efecto pero con la
diferencia que se utiliza en personas sanas para prevenir
enfermedades.

El uso de aceite bendecido en el bautismo está atestiguado


desde el siglo III en documentos de la Iglesia primitiva como las
Constituciones apostólicas, la Tradición apostólica y el Eucologio de
Serapión. El progresivo desarrollo de la liturgia cristiana dio como
resultado el uso de los distintos óleos.
A partir del siglo IV se empleó también otro tipo de aceite
santo para reemplazar el uso de las reliquias, difíciles de encontrar.
Se impuso la costumbre de hacer traer el aceite bendecido que
ardía día y noche en las lámparas delante de las tumbas de los
santos y los mártires y otros santos lugares, como Jerusalén.

A pesar de su desarrollo, su empleo no se extendió al ámbito


de los sacramentos y la liturgia romana sino que quedó en el marco
de la devoción popular, unido al uso de las reliquias y otros
elementos bendecidos como el agua, el pan, las velas, las flores, y
vinculados a santuarios y templos dedicados al culto de
determinados santos. En la actualidad sigue existiendo esta
práctica, aunque es muy reducida.
XXIV. Las Reliquias Cristianas

Las reliquias cristianas pueden ser de varias clases: los


cuerpos de los santos o alguna de sus partes luego de su muerte,
los objetos personales y ropas en contacto con el santo en vida, la
tierra del lugar en que fueron enterrados o torturados, los
instrumentos de tortura o armas con que fueron atormentados los
santos eran considerados muy sagrados y dignos de veneración.
Así mismo, las viviendas que habitaban los santos se consideran
sagradas como por ejemplo el hogar de la Virgen María en Éfeso.
Algunas de estas construcciones sirvieron de bases para la
construcción de templos cristianos. Los museos vaticanos
conservan muchas de estas reliquias.

Es probable que la tradición de conservar reliquias venga del


Antiguo Testamento. A manera de ejemplo vemos en el libro del
Éxodo que los israelitas tuvieron cuidado en transportar el cuerpo de
José en su huida hacia la tierra prometida. De igual forma, se sabe
que algunas tumbas de ciertos profetas se tenían por sagradas y por
tanto eran lugar de peregrinación.

Debido a que el culto de las reliquias ha sido de gran


importancia social, económica y cultural se ha prestado para
muchos abusos como por ejemplo las falsificaciones que en la edad
media estuvieron muy en boga, pues se consideraba que tener una
reliquia implicaba una protección especial para la persona y una
ayuda para lograr cosas muy difíciles.

Dentro de las reliquias los cuerpos de los santos y mártires de


la Iglesia son y han sido venerados y considerados muy valiosos.
Los primeros cristianos se afanaban en recuperarlos luego del
martirio en el anfiteatro al igual que recogían la sangre derramada
para luego almacenarla en valioso recipientes. Era frecuente que el
cuerpo del mártir precediera ceremonias eucarísticas especialmente
en las catatumbas romanas. Muchos cuerpos se recobraban
pagando cuantiosas sumas de dinero. Igualmente, muchos altares
eran construidos sobre las reliquias de estos los santos. El Vaticano
está construido sobre muchas reliquias entre ellas dos muy famosas
las de San Pedro y San Pablo, como muchas otras iglesias y
basílicas.

Fue a partir del siglo IV que comenzó la práctica de dividir los


cuerpos sagrados para repartirlos. Se creía por algunos teólogos
que por pequeña que fuera la parte del cuerpo, esta conservaba su
virtud terrena y sus facultades milagrosas. Se cree que esto originó
el inicio de las imágenes a través del arte (por ejemplo los
relicarios).

La Cruz en la que Cristo fue crucificado llamada también la


vera cruz, fue hallada por la madre del emperador Constantino
Santa Helena y pérdida en la batalla de Hattin durante las cruzadas.
Existen muchas dudas de su autenticidad, ya que son innumerables
las astillas que se dicen pertenecen a esta reliquia esparcidas por
todo el mundo.
El Cáliz o santo grial de la última cena fuente de varias
leyendas como las del Rey Arturo en Inglaterra, es quizás el que se
encuentra en la Catedral de Valencia en España. Así mismo se
encuentran esparcidas por Europa especialmente otras muchas
reliquias como los restos de los tres reyes magos en la Catedral de
Colonia, la corona de espinas en París, la Sábana Santa de Turín,
los clavos de la cruz, los cuerpos de los Doce Apósteles, etc.

Luego del Concilio de Trento, las reliquias llegaron a ser muy


buscadas por todo tipo de gente incluso entre la nobleza y los reyes,
quienes llegaron a tener colecciones magníficas que implicaban
excelentes obras de arte. Se cuenta que el Rey Felipe II de España
llegó a tener al menos 800 piezas, entre ellas preciosos relicarios,
colección que actualmente se encuentra en la basílica del Escorial
(Madrid).
XXV. Otros Sacramentales

Creo conveniente realizar la siguiente lista debido a que la


mayoría de nosotros desconocemos porque se usan:

Cuadros, Iconos, Imágenes, Estatuas, Estampas, etc.:

Recordemos que en el Antiguo Testamento Dios ordeno


realizar a los Israelitas el Arca de la Alianza como representación de
algo muy sagrado y de la cual iban a depender posteriormente los
ritos y celebraciones religiosas, así como la institución del antiguo
sacerdocio. En sí, las imágenes al ser algo material que representa
lo sagrado nos permite visualizar, imaginar e invocar lo que
simboliza y a su vez ponernos en contacto con esa realidad en
forma fácil y directa. Santa Faustina Kowalska relata en su diario el
poder que ejercía la imagen de Jesús de la Misericordia sobre los
demonios para alejarlos y destruir sus obras. Así mismo, los
posesos entre otras cosas sagradas que no soportan es que les
pongan un crucifijo sobre su frente, sienten como si los quemara.
Actualmente se conoce de muchas imágenes de las cuales ha
emanado aceite o sangre, muy famoso en el Cristo del Señor de los
Milagros de Buga en Cali alrededor del cual se han manifestado
innumerables milagros de sanación especialmente.

Velas, Veladoras, Cirio Pascual y el Agnus Dei


En general estos sacramentales representan la luz que aleja
las tinieblas. Es decir, el amor, la sabiduría, el bien, la verdad, la
seguridad que aleja el odio, la venganza, la ignorancia, el miedo,
etc. Dios es llama de amor, luz de luz. Al encender una vela delante
de una imagen sagrada estamos invocando esta luz divina y a su
vez expulsando cualquier influjo maléfico que este cerca de nosotros
o en nuestros hogares. Así mismo, es un simbólico acto de amor,
respeto y de nuestra consagración a lo divino. El cirio Pascual es de
un gran simbolismo, pues representa la resurrección de Cristo, el
triunfo de la vida sobre la muerte y el pecado. Por tanto, las velas
que encendemos en Semana Santa del fuego de este Cirio
debemos conservarlas en la casa y prenderlas para necesidades
urgentes de cualquier índole.

El Agnus Dei es muy poderoso para expulsar fuerzas


demoniacas de sitios o personas. Entre sus funciones están la de
atraer bendiciones del cielo, pedir a Dios una clara conciencia, fe,
fortaleza y conversión profundas.

El incienso

Como ya se mencionó, era de uso en los ritos del Antiguo


Testamento (ver Éxodo 30, 1-3; 34-38). En el Apocalipsis se
menciona que las oraciones de los Santos suben como incienso
ante el trono de Dios (Apocalipsis 8, 3-5), entre los regalos que
ofrecieron los Reyes Magos al Niño Dios estaba el incienso. Este
perfume es algo que solo se ofrece a Dios, que nos eleva hasta él,
que nos recuerda lo más sagrado, que purifica y ambienta los
lugares santos y consagrados haciéndolos propicios para la oración
y el encuentro con la Divinidad. Es así mismo, un gran instrumento
para alejar los demonios y su infestación, es como si para ellos se
estuviera respirando cenizas ardientes.

XXVI. Los extraordinarios dones de la Beata Anna


Catalina Emmerick
He decidido hacer un punto aparte al final del libro con el fin
de dar a conocer a esta monja alemana mística, estigmatizada y
visionaria, de la orden agustina y que vivió en siglo XVIII. Fue
beatificada por el Papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004, y
predestinada por Dios para ser dotada de dones y bendiciones muy
especiales. Toda la recopilación de sus visiones sobre detalles de la
vida de Jesús, María, los apósteles, la iglesia naciente, algunos
profetas y santos del antiguo y nuevo testamento, al igual que
pormenores de las historias sagradas sobre el antiguo testamento
estuvieron a cargo del famoso poeta alemán Clemente Brentano,
quien las reunió en varios tomos para el provecho de las almas y la
defensa de la fe católica ante las graves persecuciones de la que
era víctima en ese tiempo en Alemania por parte de los enemigos de
la religión. Tan pronto Brentano culminó su obra, fue de admirable
recibo por parte de los círculos intelectuales y eruditos de su época
quienes quedaron impactados ante tal desborde de conocimientos
culturales, religiosos, geográficos, demográficos, etc., por parte de
una religiosa que nunca salió de su pueblo. Vale añadir que el último
tomo de estos escritos fue aprovechado por el director de cine
australiano Mel Gibson para realizar su famosa película “la pasión
de Cristo”, que tuvo una singular acogida mundial.

He decidido recopilar unos pequeños apartes de esta obra


con el fin de entender desde el punto de vista sobrenatural como
actúa o como se ve un sacramental, a la manera de la experiencia
de esta mística alemana puesto que en su obra también hace
bastantes referencias a estos instrumentos de la fe, veamos:

Cosas bendecidas y consagradas.

“No veo nunca resplandecer una imagen milagrosa. Veo, en


cambio, delante de ella un sol de luz, del cual recibe la imagen los
rayos de luz que caen sobre los que rezan delante de ella. No he
visto nunca el Crucifico de Koesfeld resplandecer; pero veo
resplandecer la verdadera reliquia de la Cruz cuando estaba
escondida en la parte superior de la cruz de Koesfeld. He visto
descender rayos de luz sobre los que rezaban hincados delante de
ella. Creo que toda imagen, representación de Dios o instrumento
de Dios, puede llegar a ser milagrosa, con pleno triunfo de la fe
sobre la debilidad humana, en fuerza de la plegaria común, llena de
confianza, de los que rezan.

Con motivo de una cruz bendita, dijo:

La bendición resplandece como una estrella. Pero los dedos


consagrados del sacerdote (añadió volviéndose al confesor), son
mucho mejores. En esta cruz la bendición puede llegar a faltar; pero
la consagración de los dedos es indeleble y eterna. Ni la muerte ni el
infierno mismo pueden hacerla desaparecer. Aparecerá distinta y
visible también en el cielo. Esta consagración proviene del mismo
Jesús, que nos ha salvado”.

XXVII. Síntesis

Como podrá observar el amigo lector, hemos hecho un largo


recorrido por el tema objeto de este escrito, desde el dar una serie
de definiciones adecuadas para una mejor comprensión de la
materia y para una mejor ubicación del fiel laico frente a sus
creencias, hasta posteriormente, adentrarnos más apropiadamente
en cada uno de los sacramentales más usados y conocidos por los
feligreses con el fin de impregnarnos de su conocimiento para un
mejor compresión de la espiritualidad que abarca la materia en cada
uno de sus contenidos.
Mi intención última con este libro es poner en manos del lector
una serie de herramientas espirituales o de fe por así decirlo, en el
cual se pueda apoyar sin temor alguno en todas las faenas y
necesidades de la vida propia o familiar, y que pueda apreciar la
enorme riqueza de estos dones del cielo a favor y protección de los
vivientes que peregrinamos en un mundo tan azaroso y peligroso
para el alma y el cuerpo.

Nota del Autor:

¡Agradezco haber descargado o comprado mi libro! Si lo has


disfrutado, por favor deja tu opinión en Amazon. Muchas gracias por
el tiempo dedicado a la lectura de este libro. Estoy a tu disposición
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Libros y páginas web consultadas:

· Catecismo de la Iglesia Católica

· Código Canónico

· Ana Catalina Emmerick – Visiones y Revelaciones


completas

· Las armas de un laico: LOS SACRAMENTALES (de


Daniela Cruzábal – editado por la Fundación Jesús de la
Misericordia de Quito – Ecuador).

· “La medalla de San Benito” (libro reimpreso por la


“Fundación Jesús de la Misericordia” en Quito – Ecuador)
del sacerdote francés del siglo XIX Don Próspero Luis
Pascal Gueranger.

· “Habla un Exorcista” del Padre español Gabriele Amorth


publicado por la Editorial Planeta.
· ¿Es posible liberarse de los espíritus malignos? De
Monseñor Tournyol du clos.

Páginas web consultadas:


http://panoramacatolico.info/articulo/los-sacramentales
http://www.mercaba.org/LITURGIA/Sacramentales/de_los_sacramentales.h
tm
http://www.corazones.org/diccionario/sacramentales.htm
http://www.catholic.net
http://www.vatican.va
http://www.tenesperanza.org/content/view/1002/83/
http://www.autorescatolicos.org/jesusmartiballesterlossacramentales.htm
http://www.mercaba.org/LITURGIA/Sacramentales/de_los_sacramentales.
htm#_ftn1
http://www.rosarioenfamilia.org.pe/rosario/index.php?carga=rosario_2
http://www.catholic.net
http://www.sbenito.org.ar
http://www.corazones.org/maria/carmen_virgen/a_carmen.htm
http://webcatolicodejavier.org/apariciones.html
http://www.salvadmereina.org.co/interna.php?idsec=72&idnot=243
http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?
id=11341&cat=religioncristiana
http://es.wikipedia.org/wiki/Aceite_santo
http://es.wikipedia.org/wiki/Reliquias_cristianas
http://multimedios.org/docs/d001031/
http://la-liturgia.blogspot.com/2009/04/los-santos-oleos-el-crisma.html

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