Antecedentes Históricos de La Contaminación

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Antecedentes históricos de la contaminación

La contaminación del aire y los esfuerzos por controlarla no son un fenómeno reciente, las
primeras actividades relacionadas con dicho control datan del siglo XIII, cuando el rey
Eduardo I de Inglaterra prohibió la quema de ciertos carbones altamente contaminantes
en Londres originando las primeras ordenanzas de control de la contaminación (Centro
Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente- CEPIS, 1982). Durante el
reinado de Ricardo II, entre los años 1377 y 1399, y en el de Enrique V, durante los años
1413 y 1422, en Inglaterra se reglamentó y restringió el uso del carbón
Los procesos naturales, entre los que se encuentran los incendios forestales, la
descomposición de la materia orgánica, las tormentas de arena y las erupciones
volcánicas, siempre han contaminado el aire. Mediante la precipitación, oxidación y
absorción en los océanos y el suelo, la atmósfera ha podido limpiarse por sí sola; sin
embargo, aun siendo mucho menor la cantidad de los gases y material particulado
reconocidos como contaminantes y emitidos por fuentes antropogénicas comparada con
la cantidad emitida por fuentes naturales, la tasa a la que el hombre descarga los
contaminantes a la atmósfera en regiones densamente pobladas excede a veces la
capacidad de limpieza natural de la atmósfera. Por lo anterior, la mayor parte de la
contaminación del aire la provoca el hombre. El interés por la contaminación del aire en
América Latina y el Caribe se inició en la década de los cincuenta, cuando las
universidades y los ministerios de salud efectuaron las primeras mediciones de la
contaminación del aire. En 1965, el Consejo Directivo de la Organización Panamericana
de la Salud – OPS -recomendó a su Director establecer programas de investigación sobre
contaminación del agua y aire, así como colaborar con los Gobiernos Miembros en el
desarrollo de políticas adecuadas de control. Cuando la OPS inició su programa regional,
ningún país era consciente de la magnitud de sus problemas de contaminación del aire.

Episodios graves de contaminación del aire


Como se mencionó, las actividades humanas siempre han llevado inherente la
contaminación del aire, pero hasta el siglo XX se iniciaron a presentar los primeros
episodios graves de contaminación.

Los tres episodios de contaminación del aire más famosos del siglo XX sucedieron en el
Valle del Meuse, Bélgica; Donora, Pensilvania; y, Londres, Inglaterra.
Las tres tragedias coincidieron con una condición meteorológica conocida como inversión
térmica. Normalmente, el aire caliente de la superficie terrestre asciende y el aire frío de la
parte superior de la atmósfera cae con lo cual se crea una circulación natural que dispersa
los contaminantes del aire. Una inversión ocurre cuando las capas de aire de la atmósfera
inferior son más frías que las superiores, la circulación natural sufre una interrupción y
tanto el aire superficial acumulado como los contaminantes del aire se concentran
alrededor de sus fuentes.
En el episodio del Valle del Meuse, una zona industrial de Bélgica, el cual ocurrió en
diciembre de 1930, la atmósfera se cubrió durante 3 días de una espesa niebla, por lo que
cientos de personas enfermaron y 60 murieron. Poco después, en 1931, una espesa
niebla cubrió el área de Manchester y Salford en Inglaterra durante 9 días lo que conllevo
a la muerte de 592 personas. En 1948, en el episodio de Donora, Pennsylvania, un
pequeño pueblo en donde había plantas químicas y acererías se cubrió por una niebla
durante 4 días y enfermo casa la mitad de sus 14,000 habitantes y murieron 20; diez años
después los residentes de Donora que habían estado gravemente enfermos durante el
episodio mostraron una tasa más alta de enfermedad y morían antes que el promedio de
todos los habitantes (Wark, Kenneth and Warner, 1990).
En el episodio de Londres, ocurrido en 1952, se evidenció el siniestro potencial de la
contaminación del aire; una niebla cubrió la ciudad desde el 5 hasta el 8 de diciembre y 10
días después se supo que el número total de muertes en la región principal de Londres
sobrepasaba en 4000 al promedio. Las estadísticas indicaron que casi todos los que
habían muerto inesperadamente tenían antecedentes clínicos de bronquitis, enfisema o
trastornos cardiacos y que las personas clasificadas en la última categoría eran las más
vulnerables (Wark, Kenneth and Warner, 1990).
En Colombia se pueden identificar como casos importantes de contaminación atmosférica
los presentados en el Valle de Sogamoso y en el Valle del Cauca. En el caso del Valle de
Sogamoso, en el año 2000 había en funcionamiento 720 hornos de alfarería, donde se
producían ladrillo y teja; estos hornos, llamados de fuego dormido, operaban con carbón y
no tenían filtro alguno, por lo cual los gases y demás contaminantes de la combustión del
carbón iban a la atmósfera; el principal contaminante procedente de los hornos es
material particulado. En dicho año, por disposición de la Corporación Autónoma Regional
de Boyacá – Corpoboyacá - fueron cerrados 200 de los 720 hornos de alfarería que había
en el perímetro urbano de Sogamoso. Sin embargo, siguen en operación 408 en el sector
rural, los cuales utilizan coque como combustible. Aunque no existe un estudio que
compruebe que la contaminación ambiental sea la responsable de enfermedades
pulmonares en Sogamoso, a las autoridades de esa ciudad les preocupa que la principal
causa de muerte sea el cáncer pulmonar; en el 2005 murieron 42 personas por esta
enfermedad (Rodríguez, 2006).
En el Valle del Cauca ha sido una práctica común la quema de la caña de azúcar. Debido
a las condiciones climáticas del valle geográfico del río Cauca, la caña de azúcar puede
ser sembrada y cosechada a lo largo de todo el año; su cosecha se puede llevar a cabo
de manera mecánica, alcanzando rendimientos entre 20 y 30 toneladas por hora o
manualmente a través del corte de la caña; éste puede hacerse en verde o quemando la
caña. Sin quemar la caña de azúcar, un cortero corta entre dos y tres toneladas diarias,
mientras que, si se quema la caña, se alcanza un rendimiento de entre cinco y seis
toneladas diarias por cortero. Por consiguiente, quemar la caña de azúcar antes de la
cosecha facilita la tarea de cortar generando un aumento del 100% en la productividad de
los corteros. Éste es uno de los principales motivos por los cuales dicha actividad es tan
popular y tan practicada. Diferentes estudios han demostrado la relación entre las quemas
de caña realizadas en la región y las enfermedades pulmonares de su población;
específicamente, el estudio de Dávalos, 2007, identificó que la población de Palmira,
localizada en el Valle del Cauca, se está viendo afectada por la contaminación del aire
causada por la quema de la caña de azúcar lo cual se refleja en las numerosas consultas
médicas efectuadas por infecciones respiratorias agudas – IRA.

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