Autoconocimiento

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Autoconocimiento

El autoconocimiento es la habilidad que tiene una persona para autoconocerse,


descubrir sus puntos fuertes, sus cualidades, sus defectos y características
propias.
Los conceptos de autoconocimiento y la autoestima van de la mano. Cuanto
mayor sea el autoconocimiento personal, mejor puede trabajar en su propia
autoestima, ya que es consciente de toda la capacidad que tiene.

El autoconocimiento te permite valorarte, tener más paciencia con tus defectos y


descubrir tus capacidades para poder potenciarlas mucho mejor. Es importante
trabajar el autoconocimiento para lograr el equilibrio interno y el bienestar
emocional.

Existen algunas opciones para mejorar el autoconocimiento de un individuo y que


pueda así conectar con la propia esencia de su persona.

Cómo se puede mejorar el autoconocimiento

Una vez hemos explicado qué es el autoconocimiento, abordaremos las formas de


mejorarlo. Estas son algunas opciones para poder mejorarlo:

 Dedicarse tiempo a sí mismo: Es muy probable que el estrés y la vida tan ocupada que
tenemos los seres humanos, nos impida sentarnos y ocuparnos de nosotros mismos.
Pero es muy importante dedicarnos un tiempo y hacer una reflexión propia que nos
permita conocernos mucho mejor. Parar, respirar y preguntarnos acerca de nosotros
mismos con el objetivo de contemplar lo que sentimos y lo que somos. Esto nos ayudará
a mejorar nuestro autoconocimiento personal.
 Anota tus fortalezas y debilidades: Es muy interesante el profundizar en uno mismo y
ser consciente de todo aquello en lo que se destaca y en lo que se puede mejorar. No se
trata de ser crítico constantemente, sino de conocer nuestras características. Y, a partir de
ahí, potenciar más si cabe los puntos fuertes, así como trabajar a la hora de mejorar las
debilidades.
 Visión externa: Este ejercicio puede resultar muy interesante, siempre y cuando,
pidamos la descripción a alguien coherente y de confianza. Muchas veces nos pasan
desapercibidas nuestras propias habilidades y tener la opinión de alguien puede
ayudarnos a darnos cuenta de aspectos propios muy destacados y que podemos explorar
para sacarles más partido.
 Inteligencia emocional: La inteligencia emocional nos ayuda a regular nuestras
emociones y vivir de forma más equilibrada. Una persona que se ocupa de desarrollar
este aspecto conseguirá un bienestar general mayor y un mejor autoconocimiento.
 Anota todo aquello que te hace feliz: Escribir lo que a uno le apasione y poder tenerlo
presente será más sencillo de conseguir simplemente por el hecho de tener claridad de
ideas. Si uno analiza todo aquello que le hace feliz, lo anota y se plantea objetivos está
promoviendo su propio autoconocimiento.
 No dejes que nadie guie tus propósitos: Debes empezar a confiar en ti mismo y olvidar
las etiquetas que los demás pueden acuñarte. Solo uno mismo decide el propósito que
tiene en la vida y sus objetivos. Trabajar esto y potenciar nuestro propio conocimiento nos
ayudará a alejarnos de lo que dicen los demás de nosotros y centrarnos en nuestra propia
persona.

Diferencia entre autoconocimiento y autoestima

Como hemos dicho al principio, autoconocimiento y autoestima son dos conceptos


estrechamente ligados. Sin embargo, no son lo mismo.

 La autoestima es la valoración que tenemos sobre nosotros mismos.


 El autonocimiento es la información que somos capaces de obtener sobre nosotros
mismos.

Por tanto, podríamos decir, que el autoconocimiento acaba dando lugar a una alta
autoestima. Es decir, una vez que conocemos nuestras virtudes y defectos de
manera objetiva, nuestra autoestima mejora.

El autoconocimiento es, probablemente, una de las claves para ser un poco


más felices. Cuando una persona se conoce bien puede gestionar mejor sus
emociones y también tomar mejores decisiones, ser consciente de sus puntos
fuertes y debilidades y poder trabajar en las áreas de mejora. El
autoconocimiento es la información que uno posee sobre sí mismo y que nos
permite evolucionar como personas. Para ello, la introspección es una
herramienta fundamental.

Se trata de un proceso personal cuya clave es asomarnos a nuestro interior


para conocer y evaluar nuestras respuestas a distintos estímulos o
experiencias. A través de la introspección se pueden identificar los
sentimientos que provocan pensamientos y también las cosas que nos
ocurren. El autoconocimiento es una de las claves que puede
proporcionarnos bienestar psicológico y la estabilidad emocional.

Pero a menudo falta la calma necesaria para seguir este proceso ya que en
nuestra cultura, en nuestro mundo y en nuestro tiempo, lo más habitual es
vernos arrastrados de una actividad a otra. A menudo nos falta tiempo para la
reflexión y la calma necesaria. Además, en general, nos cuesta estar solos,
pasar tiempo reflexionando sin actividad social o laboral, sin smartphones,
redes sociales y apps, maratones de series…Estamos rodeados de
distracciones. Pero el autoconocimiento no sólo es clave para mantener el
equilibrio emocional, sino también la autoestima, que no es sino la capacidad
de reconocernos como somos y aceptarnos de forma constructiva, mientras
avanzamos hacia una mejor versión de nosotros mismos. Conocerse mejor es
la base del crecimiento y el primer paso para quererse. Y esto se puede
trabajar de forma cotidiana.

El autoconocimiento incluye información sobre rasgos de la personalidad, el


estado emocional, patrones de comportamiento, valores, creencias, formas
relacionales etcétera. Y, aunque la introspección es una herramienta
fundamental para llegar a él, los expertos están de acuerdo en que hay otras
que resultan igualmente importantes, como las comparaciones sociales,
vernos a través de los demás teniendo en cuenta sus opiniones o la
autopercepción, que se da cuando analizamos nuestro comportamiento.

Por otra parte, hay factores que dificultan el autoconocimiento. Uno de


ellos son procesos inconscientes, también conocidos como puntos ciegos;
otro es el autoengaño, es decir las trampas mentales para creer lo que
queremos creer y no ver lo que, por distintos motivos, no queremos ver,
por lo que creamos ideas sesgadas. El miedo puede ser otro motivo y a
veces quizá no nos atrevamos a explorar algunos aspectos de nosotros
mismos.

El autoconocimiento es un arma psicológica muy poderosa que nos hace


avanzar y enfrentarnos a las limitaciones; es el acto de encontrarnos a
nosotros mismos y conocernos en profundidad, así como a nuestras
emociones, nuestros defectos y cualidades, nuestros problemas y el
contexto en el que nos hallamos. No se trata solo de ir almacenando
información sobre el día a día, sino de prestar atención a nuestro estado
emocional y psicológico, así como a nuestro contexto, para poder analizarlo
todo a fondo y de manera holística.
¿Por qué es importante conocernos a
nosotros mismos?
El autoconocimiento es clave para sentirnos en paz con nuestra propia
realidad, para seguir creciendo y creando buenas relaciones a nuestro
alrededor. Conocernos a nosotros mismos nos aleja de las frustraciones y
el estado de decepción y hace más plenas nuestras vidas.

Aunque parece un concepto fácil, no lo es. Si preguntas a alguien si se


conoce a sí mismo, probablemente te dirá que sí; podría responder algo
como “soy una persona activa y alegre” o “me gustan cierto tipo de
comidas”, pero el autoconocimiento va mucho más allá de almacenar
recuerdos y conceptos que nos caracterizan, se trata más bien de llegar a
un estado de análisis profundo y autoaceptación. Es la búsqueda de
nuestra verdadera naturaleza, de nuestros deseos y emociones, que
muchas veces quedan escondidos bajo las expectativas de otras personas
o situaciones con las que vivimos.

¿Por qué puede ser difícil conocernos a


nosotros mismos?
Como decíamos antes, llegar al autoconocimiento no es tan fácil como
pensamos. Aunque creemos conocernos, a veces hacemos cosas que
están en contra de lo que sentimos y escondemos deseos y emociones para
tratar de adaptarnos a lo que nos rodea.

Muchas veces, hacemos las cosas en nuestro día a día por pura inercia, sin
plantearnos por qué las hacemos. Otras veces actuamos por impulso y
esto hace mucho más difícil para nosotros poder llegar a ese punto de
autoconciencia, ya que no hacemos una reflexión profunda sobre nuestros
actos.

Además, enfrentarnos a una visión de nosotros mismos que no nos produce


placer, puede ser duro y tendemos a resistirnos a ello. A veces preferimos la
calma que a corto plazo nos da el no afrontar una realidad que no es acorde
a nuestros ideales, antes que tomar los beneficios que a largo plazo nos
produciría este tipo de auto reflexión.
No es fácil enfrentarnos al temor que nos invade el saber que algunas
facetas de nuestra vida no se corresponden con lo que
verdaderamente somos y podemos tender a acomodarnos en la superficie.
Esto no es extraño en una sociedad que premia las apariencias y el éxito
inmediato más que la introspección y la estabilidad personal, lo cual, suele
tener consecuencias negativas, ya que hace que incluso aquellos que más
éxito parecen tener, en ocasiones no se sientan realmente felices.

ANEXO
 
Cuento: LA ROSA BLANCA.

Propósito: que los estudiantes descubran la importancia de conocerse uno mismo.


En un jardín de matorrales, entre hierbas y maleza, apareció como salida de la nada una rosa blanca. Era
blanca como la nieve, sus pétalos parecían de terciopelo y el rocío de la mañana brillaba sobre sus hojas
como cristales resplandecientes. Ella no podía verse, por eso no sabía lo bonita que era. Por ello pasó los
pocos días que fue flor hasta que empezó a marchitarse sin saber que a su alrededor todos estaban
pendientes de ella y de su perfección: su perfume, la suavidad de sus pétalos, su armonía.  No se daba
cuenta de que todo el que la veía tenia elogios hacia ella. Las malas hierbas que la envolvían estaban
fascinadas con su belleza y vivían hechizadas por su aroma y elegancia.

Un día de mucho sol y calor, una muchacha paseaba por el jardín pensando cuántas cosas bonitas nos
regala la madre tierra, cuando de pronto vio una rosa blanca en una parte olvidada del jardín, que
empezaba a marchitarse.
–Hace días que no llueve, pensó – si se queda aquí mañana ya estará marchita. La llevaré a casa y la
pondré en aquel jarrón tan bonito que me regalaron.

Y así lo hizo. Con todo su amor puso la rosa marchita en agua, en un lindo jarrón de cristal de colores, y
lo acercó a la ventana.
La dejaré aquí, pensó –porque así le llegará la luz del sol. Lo que la joven no sabía es que su reflejo en la
ventana mostraba a la rosa un retrato de ella misma que jamás había llegado a conocer.
¿Esta soy yo? Pensó. Poco a poco sus hojas inclinadas hacia el suelo se fueron enderezando y miraban
de nuevo hacia el sol y así, lentamente, fue recuperando su estilizada silueta. Cuando ya estuvo
totalmente restablecida, vio, mirándose al cristal, que era una hermosa flor, y pensó: ¡¡Vaya!!Hasta
ahora no me he dado cuenta de quién era, ¿cómo he podido estar tan ciega?
La rosa descubrió que había pasado sus días sin apreciar su belleza. Sin mirarse bien a sí misma para
saber quién era en realidad. Si quieres saber quién eres de verdad, olvida lo que ves a tu alrededor y mira
siempre en tu corazón.  (cuentosparadormir.com, s.f.)

También podría gustarte