Trabajo Final Néstor Procesal Penal 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

Introducción

"La solución del conflicto u obtención de la paz jurídica debe lograrse no a


través de las medidas coercitivas, sino más bien por medio de las soluciones
alternativas al conflicto que hagan innecesaria la imposición de una pena o de
la sentencia definitiva que resuelva sobre la culpabilidad del imputado".- Javier
Llobet Rodríguez.

El nuevo Código Procesal Penal dominicano se expresa organizando formas de


solución al conflicto de relevancia penal distintas a las que tradicionalmente se
vienen usando con el juicio.

En tal sentido señala el nuevo código en su artículo 2 "solución del conflicto.


Los tribunales procuran resolver el conflicto surgido a consecuencia del hecho
punible, para contribuir a restaurar la armonía social.

En todo caso, al proceso penal se le reconoce el carácter de medida extrema


de la política criminal."

Este principio para resolver un problema de carácter penal tiene su origen en


varios documentos de dimensión internacional sobre derechos humanos que
han adoptado nuevas formas distintas al juicio.

Así se pronuncia la Declaración Sobre los Principios Fundamentales de Justicia


para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder  de la ONU en el numeral 7 :
"Se utilizarán, cuando proceda, mecanismos oficiosos para la solución de
controversias, incluidos la mediación, el arbitraje y las prácticas de justicia
consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la conciliación y la reparación en
favor de las víctimas".

La solución a los problemas de conductas personales que el derecho penal da


con el juicio tiene como consecuencia una pena, la cual hoy día se aprecia
como la no mejor forma de obtener la paz jurídica o solución del conflicto de
acuerdo a la opinión más actualizada, dándole la doctrina internacional mayor
aceptación a aquellas soluciones alternativas al juicio que hagan innecesaria la
imposición de una pena o de la sentencia definitiva.

Por otro lado, se ha indicado que la víctima en lo que generalmente está


interesada es en la reparación y no en la imposición de una pena al imputado.

A continuación y de forma más detallada se le estará resumiendo todo lo


concerniente al Juicio Abreviado, la Suspensión Condicional del Procedimiento,
el Criterio de Oportunidad y la Conciliación Penal.
Juicio Abreviado
El Procedimiento Penal Abreviado es especial y por tanto se recurre a él en
circunstancias excepcionales que especifica el Código Procesal Penal. El
procedimiento penal abreviado esta contemplado en los artículos 363 y 368 del
Código Procesal Penal. En el procedimiento abreviado se unifica la audiencia
ordinaria y el juicio, y el desarrollo de éste último se simplifica.
La principal consecuencia y diferencia del procedimiento abreviado respecto
del ordinario es la prescindencia de la celebración del juicio oral y público, a
cambio de la posibilidad para el imputado de recibir sanción penal más
favorable.
En el procedimiento abreviado se da cabal cumplimiento de las garantías del
debido proceso y derecho de defensa, máxime cuando para su aplicación se
requiere contar con el consentimiento del imputado y se requiere que también
el ministerio público y la víctima estén de acuerdo con su aplicación.
Se trata de una de las novedades de la nueva normativa procesal pues el
mismo no estaba organizado en el derogado Código de Procedimiento
Criminal.
El Procedimiento Penal Abreviado, es una de los procedimientos especiales y
alternativo al procedimiento ordinario, recurriéndose a él en circunstancias
excepcionales que especifica el Código Procesal Penal.
Con este procedimiento se busca contribuir a una más eficiente administración
de la justicia penal, al simplificar el procedimiento penal, a propósito de
infracciones en las cuales las partes pueden alcanzar acuerdos importantes
sobre los hechos y circunstancias de su comisión, con lo cual se hace más
expedito el trámite procesal.
En el procedimiento abreviado se unifica la audiencia ordinaria y el juicio, y el
desarrollo de éste último se simplifica.
Realmente, lo que se busca con este procedimiento es agilizar el procedimiento
penal en aquellos casos en que las partes, y especialmente el acusado, no
tienen interés en discutir los hechos y el tipo de sanción aplicable. El Código lo
que ha hecho es abrir esa ventana a sabiendas de que solo en un caso muy
limitado y específico se utilizará. Lo importante es que esta posibilidad exista
aún para ese limitado número de casos. No se pierde nada con ello, todo lo
contrario.
Los supuestos en que se puede conocer una infracción conforme el
procedimiento penal abreviado son muy precisos: si, tratándose de uno de lo
que permite, adicionalmente, libre y voluntariamente, las partes admiten su
aplicación.
En el Código Procesal Penal se distingue: a) el juicio abreviado en base a un
acuerdo pleno, esto es que las partes alcanzaron un acuerdo sobre el hecho
punible y sobre la pena aplicable; y b) el juicio abreviado en base a un acuerdo
parcial, en que las partes alcanzan un acuerdo sobre el hecho punible pero no
sobre la pena aplicable.
Para el acuerdo pleno, tiene que tratarse de un hecho punible sancionable con
una pena no privativa de libertad, y en todo caso, que la pena sea igual o
menor de 5 años; el imputado libremente debe admitir la comisión del hecho
punible y la aplicación de este procedimiento; las partes levantar un acuerdo
escrito en que se especifique el monto, el tipo de pena aplicable y sobre los
intereses civiles. Para mayor garantía de la preservación de los derechos del
imputado, el defensor debe acreditar con su firma, que ha consentido de forma
inteligente y voluntaria sobre todos los punto de acuerdo.
El desenvolvimiento del procedimiento es el siguiente: El Ministerio Público,
antes de la apertura a juicio, solicita al juez la aplicación del juicio penal
abreviado, que de admitirlo convoca a las partes a una audiencia, en la que
éstas deben fundamentar sus pretensiones, y luego dictara su decisión. Si el
juez no admite conocer el caso por el procedimiento abreviado, el
requerimiento del Ministerio Público sobre la pena y la aceptación de los
hechos por el imputado, no vincula a este último en el juicio.
En el juicio abreviado, en base a un acuerdo parcial sobre los hechos, las
partes solicitan al juez o tribunal un juicio sobre la pena aplicable. Este juicio se
lleva a efecto conforme las reglas de la división del juicio establecidas en los
artículos 367 y siguientes.
Suspensión Condicional del Procedimiento
Es una institución procesal que permite que el proceso penal, aún sin
sentencia, sea suspendido, bajo condición de que el procesado sea sujeto a un
término de prueba, en el que se le someterá a determinadas reglas de
conducta, que cumplidas a cabalidad, extinguen la acción penal.
En los casos en que se trate de un hecho punible que tenga prevista una pena
inferior a cuatro años de prisión mayor o una sanción no privativa de libertad, el
ministerio público, de oficio o a petición de parte, puede solicitar al juez la
suspensión condicional del procedimiento en cualquier momento previo a que
se ordene la apertura del juicio.
El juez puede disponer la suspensión condicional del procedimiento cuando el
imputado ha declarado su conformidad con la suspensión, ha admitido los
hechos que se le atribuyen y ha reparado los daños causados en ocasión de la
infracción, firmado un acuerdo con la víctima o prestado garantía suficiente
para cumplir con esa obligación.
Si no se cumplen las condiciones establecidas en este Artículo, el juez rechaza
la solicitud, pero la admisión de los hechos por parte del imputado carece de
valor probatorio y no puede hacerse mención de esta circunstancia en ningún
momento posterior.
Reglas que conlleva la suspensión condicional del procedimiento.
El juez, al decidir sobre la suspensión, fija el plazo de prueba, no menor de un
año ni mayor de cuatro, y establece las reglas a las que queda sujeto el
imputado, de entre las siguientes: 1) Residir en un lugar determinado o
someterse a la vigilancia que señale el juez; 2) Abstenerse de visitar ciertos
lugares o personas; 3) Abstenerse de viajar al extranjero; 4) Abstenerse de
ingerir en exceso bebidas alcohólicas; 5) Aprender una profesión u oficio, o
seguir cursos de capacitación o formación indicados en la decisión; 6) Prestar
trabajo de utilidad pública o interés comunitario en una institución estatal u
organización sin fines de lucro, fuera de sus horarios habituales de trabajo
remunerado; 7) Abstenerse del porte o tenencia de armas; 8) Abstenerse de
conducir vehículos de motor fuera de su responsabilidad laboral, en los casos
en que el hecho que se atribuye se relacione con una violación a las reglas
relativas al tránsito de vehículos; 9) Someterse a un tratamiento en un centro
de reeducación conductual. Para fijar las reglas, el juez puede disponer que el
imputado sea sometido a una evaluación previa. En ningún caso el juez puede
imponer medidas más gravosas que las solicitadas por el ministerio público.
La decisión sobre la suspensión del procedimiento es pronunciada en
audiencia, en presencia del imputado, con expresa advertencia sobre las reglas
de conducta y las consecuencias de su inobservancia. La decisión de
suspensión del procedimiento no es apelable, salvo que el imputado considere
que las reglas fijadas son inconstitucionales, resulten manifiestamente
excesivas o el juez haya excedido sus facultades.
Revocación
Si el imputado se aparta, en forma considerable e injustificada, de las
condiciones impuestas, comete una nueva infracción o incumple con los
acuerdos sobre la reparación, el juez de la instrucción, a solicitud del ministerio
público, puede ordenar en audiencia, mediante decisión motivada, la
revocación de la suspensión condicional y la reanudación del procedimiento.
El Criterio de Oportunidad
La aplicación de un criterio de oportunidad está condicionada a hechos que no
representen violaciones graves a los derechos humanos, y en especial al
Derecho Internacional Humanitario.
Uno de los problemas más acuciantes en el ámbito jurisdiccional es la
necesidad de acelerar la administración de justicia, cuestión ésta que parece
más imperiosa cuando se trata de la justicia penal, por las implicaciones
humanas que conlleva. Ante este gran reto, los diversos ordenamientos han ido
modificando su regulación procesal penal, atendiendo a la experiencia de otros
modelos.

La Oportunidad de la Acción Pública, consagrada en los artículos 34-36 del


Código Procesal Penal (CPP) dominicano, tiene precisamente como fin
primordial sustituir el mecanismo de la prisión por otros métodos alternativos
menos violentos. En ese sentido, el Principio de Mínima Intervención, o última
ratio, afianza la legitimidad de la intervención estatal sólo en aquellos casos en
los cuales se han agotado todas las otras posibilidades de resolución de
conflictos no violentas.

Como bien ha señalado Jorge Kent , existe en nuestras sociedades un


creciente pesimismo acerca de las posibilidades de controlar y manejar el
encarcelamiento… y, en lo que concierne a la mayoría de los delincuentes, el
tratamiento no consigue el resultado esperado como institución. Habría que
agregar a esto, además, el alto costo económico que representa el
encarcelamiento para el Estado.
Es así como al monopolio estatal de perseguir y castigar las acciones más
reprochables, se le contraponen otros mecanismos de resolución pacífica de
conflictos amparados bajo el mencionado Principio de Mínima Intervención, tal
cual establece el artículo 34 del CPP: “El Ministerio Público puede, mediante
dictamen motivado, prescindir de la acción pública respecto de uno o varios de
los hechos atribuidos, respecto de uno o de algunos de los imputados o
limitarse a una o algunas de las calificaciones jurídicas posibles, cuando:

1. Se trate de un hecho que no afecte significativamente el bien jurídico


protegido o no comprometa gravemente el interés público. Este criterio no se
aplica cuando el máximo de la pena imponible sea superior a dos años de
privación de libertad o cuando lo haya cometido un funcionario público en el
ejercicio del cargo o en ocasión de éste;
2. El imputado haya sufrido, como consecuencia directa del hecho, un daño
físico o psíquico grave, que torne desproporcionada la aplicación de una pena
o cuando en ocasión de una infracción culposa haya sufrido un daño moral de
difícil superación; y,
3. La pena que corresponde por el hecho o calificación jurídica de cuya
persecución se prescinde carece de importancia en consideración a una pena
ya impuesta, a la que corresponde por los restantes hechos o calificaciones
pendientes, o a la que se le impondría en un procedimiento tramitado en el
extranjero.

Como puede observarse, se trata de una cuestión de economía procesal, en el


sentido de que se procura la simplificación y acortamiento del proceso a través
de la supresión de los trámites, haciendo innecesario el juicio oral.

Para algunos doctrinarios, la aplicación de un Criterio de Oportunidad vulnera


los Principios de Legalidad y Obligatoriedad del ejercicio de la acción penal,
entendido el primero como la obligación que tiene el Ministerio Público de
promover, inmediatamente tenga conocimiento de la notitia criminis, la acción
penal. Sin embargo, como se puede colegir de los artículos del CPP, la
aplicación de un Criterio de Oportunidad está condicionada a una serie de
parámetros, entre los cuales está el que se trate de hechos de mínima
relevancia social.

Si bien es cierto que el CPP dominicano toma como puntos de partida los
principios de Legalidad y Obligatoriedad, no es menos cierto que el mismo no
debe ser aplicado de manera restrictiva dentro de un modelo procesal
acusatorio y garantista. Entendemos que, una vez iniciada la persecución
penal, la misma no puede suspenderse o interrumpirse; no obstante, antes de
darle inicio a la misma, se debe considerar aplicar los demás mecanismos
alternativos que el mismo Código establece.

Dentro del sistema jurídico norteamericano, por ejemplo, el fiscal puede, o


elevar la acción, o abstenerse de hacerlo, pudiendo incluso negociar la pena
con el imputado, decidiendo el juez sólo sobre los términos de la negociación
(plea bargaining). El imputado también puede declararse culpable para evitar
ser condenado por un hecho más grave o por una pena mayor (guilty plea). A
través del uso de estos mecanismos, asociados al Criterio de Oportunidad, se
resuelve una inmensidad de casos en la justicia norteamericana. Por otro lado,
como bien establece Kent , en el sistema anglosajón la probation suplanta la
prisión sin añadirse a ella, impidiendo que acreciente la población carcelaria -
que es precisamente lo que se procura evitar-, y aumentando la cuantía de
aquéllos a quienes se les brinda la posibilidad de trasponer los muros
correccionales.

Tal es la relevancia de la aplicación de un Criterio de Oportunidad:

a. Descongestionan considerablemente los tribunales, contribuyendo a una


mayor eficiencia en la tarea de impartir justicia
b. Disminuyen en gran medida la cantidad de presos preventivos, agilizando los
procesos
c. Fomentan una mayor participación de la sociedad en las actividades
relacionadas a la rehabilitación del delincuente

Esta visión del proceso penal se enmarca dentro del movimiento reformador
difundido en la década de los 90 en América Latina, cuya principal fuerza fue
dejar atrás los modelos inquisitorios e instaurar un sistema acusatorio que se
adaptara a la nueva conformación del Estado de Derecho, entendido como
aquel Estado sujeto al respeto de las normas legales, a la separación de
poderes y a los derechos fundamentales del ser humano.

En ese orden de ideas, y en el marco del “Décimo Congreso de las Naciones


Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente” , llevado a
cabo en Viena del 10 al 17 de abril del año 2000, se le hacen a los Estados
miembro las siguientes recomendaciones respecto de las medidas relativas a la
justicia restitutiva:
Individual y colectivamente, según proceda, los Estados se esforzarán por
apoyar las medidas siguientes (entre otras):

a) Tratar los delitos, especialmente los de menor cuantía, conforme a la


práctica consuetudinaria en lo tocante a la justicia restitutiva, cuando exista tal
práctica y ésta sea apropiada, a condición de que con ello se respeten los
Derechos Humanos y se cuente con el consentimiento de los interesados;
b) Utilizar los medios conciliatorios previstos en la legislación interna para
resolver los delitos, especialmente los de menor cuantía, entre las partes,
recurriendo, por ejemplo, a la mediación, la reparación civil o los acuerdos de
indemnización de la víctima por parte del delincuente;
c) Promover una cultura favorable a la mediación y la justicia restitutiva entre
las autoridades encargadas de la aplicación de la ley, así como entre las
comunidades locales;
d) Fomentar la reeducación y la rehabilitación de los delincuentes, alentando,
cuando proceda, el recurso a la mediación, la solución de conflictos, la
conciliación y otras medidas de justicia restitutiva en sustitución de las
actuaciones judiciales y las sanciones privativas de la libertad.

Todo esto, a su vez, tendría un impacto sorprendente en la percepción social


del concepto justicia. Ejercer un Criterio de Oportunidad significa reconocer que
la Justicia, como tal, tiene la imposibilidad material de “atender” de igual forma
todos los casos que entran al sistema, debiendo discriminar entre casos
complejos y simples delitos comunes, lo cual contribuiría con una mayor
celeridad procesal y un mayor acceso de aquellos casos que verdaderamente
deben ser atendidos.

Este proceso, sin embargo, no se da de forma arbitraria. La aplicación de un


criterio de oportunidad está condicionada a hechos que no representen
violaciones graves a los derechos humanos y, en especial, al Derecho
Internacional Humanitario, esto último por interpretación de los artículos 3 y 10
de la Constitución, los que incorporan al ordenamiento aquellos tratados de
derechos humanos ratificados por el Estado, y las decisiones emanadas de los
tribunales internacionales en materia de Derechos Humanos, en lo que se
conoce como bloque de constitucionalidad, por lo que las leyes deben estar en
consonancia con tales normativas de carácter supralegal.

Una jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha


sostenido que : “El Estado está obligado a investigar toda situación en la que
se hayan violado los Derechos Humanos protegidos por la Convención
Americana de Derechos Humanos. Si el aparato del Estado actúa de modo que
tal violación quede impune y no se restablezca, en cuanto sea posible, a la
víctima en la plenitud de sus derechos, puede afirmarse que ha incumplido el
deber de garantizar su libre y pleno ejercicio a las personas sujetas a su
jurisdicción”.

En ese sentido, el CPP establece claramente que dicho criterio no se aplicará


cuando el máximo de la pena imponible sea superior a dos años, con el
objetivo de que el Ministerio Público no burle las razones objetivas que deben
ser observadas para su otorgamiento. Además, el CPP permite la posibilidad
de que la víctima o el imputado puedan objetar ante el juez la decisión del
Ministerio Público de aplicar o negar un criterio de oportunidad. Se trata, pues,
de una discrecionalidad del Fiscal, pero siempre ajustada a una serie de reglas
claras.

En todo caso, cuando el imputado se aparte de las condiciones impuestas en el


acuerdo (que cometa una nueva infracción o que incumpla con el acuerdo de
reparación), el juez siempre podrá, a solicitud del Ministerio Público, ordenar la
revocación de la medida y reanudar el procedimiento.

La suspensión condicional del procedimiento, por ejemplo, está sometida a un


conjunto de reglas que el imputado debe acatar, a saber:

1. Residir en un lugar determinado o someterse a la vigilancia que señale el


juez.
2. Abstenerse de visitar ciertos lugares o personas.
3. Abstenerse de viajar al extranjero.
4. Abstenerse del abuso de bebidas alcohólicas.
5. Aprender una profesión u oficio o seguir cursos de capacitación o formación
indicados en la decisión.
6. Prestar trabajo de utilidad pública o interés comunitario en una institución
estatal u organización sin fines de lucro, fuera de sus horarios habituales de
trabajo remunerado.
7. Abstenerse del porte o tenencia de armas.

Como puede verse, estos criterios tienen mucho mayores posibilidades de


conseguir una mejor y más rápida adaptación del individuo a la vida en
sociedad, muy por encima de la prisión, y muestra de ello es que la tendencia
actual se ha inspirado en un humanitario impulso que se deriva, en buena
medida, de una conciencia cada vez más acentuada, con propicio respaldo en
los inconvenientes que exhibe la reclusión tradicional, y en la aparición de
teorías y enfoques de tratamiento distintos para suplantar lo que se ha llamado
la “prisionización” del individuo .
La Conciliación en Materia Penal

Esta institución de solución al conflicto penal es de las novedades que trae el


nuevo Código Procesal Penal, organizada en el artículo 37 de dicho código.

La conciliación se define en su concepción general como el acuerdo que se


produce entre las partes envueltas en un conflicto, las cuales desisten de su
actitud litigiosa.

De la conciliación podemos decir que no es ningún nuevo descubrimiento en el


mundo del derecho, aunque tal vez no se haya aplicado con intensidad en
materia penal.

Desde tiempos muy remotos los seres humanos han demostrado tener
intención de promover un arreglo a los conflictos que se dan entres los
individuos.

Los antecedentes histórico de esta figura jurídica son varios, los cuales afirman
el deseo que la humanidad ha tenido para llegar a resolver sus diferencias
sociales.

En el año 1874 aparece una carta de Voiltaire donde hace referencia a la


conciliación, señalando: "la mejor ley, el más excelente uso, el más útil que yo
haya visto jamás está en Holanda.

Si dos hombres quieren pleitear el uno contra el otro son obligados a ir ante el
tribunal de jueces conciliadores, llamado hacedores de la paz".

Asimismo una forma de conciliación fue practicada en las comunidades


indígenas donde las personas que actúan como mediadores son escogidas por
sus méritos y por las labores que han desarrollado, éstos funcionan como
jueces y los conflictos se abordan en una sesión en la que se discuten y la
autoridad va dirigiendo esa discusión hasta que finalmente se logra el acuerdo
de lugar.
Pero el antecedente más reciente de la conciliación lo encontramos en la
declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de
delito y de abuso de poder, recomendadas por el 7mo. Congreso de las
Naciones Unidas y adoptada por la asamblea general en la resolución del año
1985, donde señala en el artículo 7 como regla el uso de la conciliación para la
solución de las controversias.

En materia laboral es de aplicación generalizada, la cual ante un conflicto


laboral tiene que darse la fase conciliatoria previa a una sentencia judicial.

En materia penal la conciliación ha tenido poca acogida y esto se observa por


el escaso desarrollo que ha tenido la conciliación en la administración de la
justicia penal en el ámbito del derecho comparado, casi todos los códigos
penales de otras Naciones nunca se interesaron por la conciliación.

Ello en primer lugar, porque se ha malentendido su funcionamiento,


asimilándole únicamente a aspectos meramente económicos, sin detenerse a
pensar que también los acuerdos pueden ser de otra índole.

Lo que realmente ha impedido que la conciliación llegue al sistema penal se


podría resumir diciendo que "con dinero se pagará delitos", o sea, que delitos
como agresión sexual, homicidio culposo, estafas entre otros podrían
negociarse, estableciendo que tales delitos quedarían sin castigo penal
siempre y cuando el imputado cuente con recursos económicos suficientes
para pagar a la víctima o a sus familiares por el agravio cometido.

Pienso que no hay razón para albergar este pensamiento y con ello alarmarse,
pues en todos los casos el nuevo código procesal penal toma medidas para
evitar que esto ocurra, al tenor plantea dicho código que en los casos de
violencia intrafamiliar y los que afecten a menores, la conciliación solo es
promovida a solicitud expresa de la víctima y cuando el ministerio público tenga
fundados motivos de que una de las partes ha actuado bajo amenaza o
coacción debe desestimar la conciliación.

Todo con la finalidad de evitar la compra de impunidad y el negocio viciado en


la justicia.

La conciliación no es pago y vuelvo a delinquir, lo que se busca en el fondo es


que los protagonista de un conflicto penal busquen por ellos mismos la solución
del problema que les aqueja, que la sanción que surja sea el resultado de su
convicción, es devolverle la potestad de poder decidir que solución le quieren
dar a sus problemas.

La conciliación resulta ser una de las mejores formas de abordar la solución de


un conflicto generado por un delito, pues con ella se reintegra la participación
que corresponde a los verdaderos dueños del conflicto imputado-víctima, pero
sin que un interesado directo en el mantenimiento y restauración de la armonía
social, como es el Estado, quede al margen, sino que también participa en la
resolución del asunto a través de la actuación principiante de sus tribunales.

Conclusión

Con estas formas de solución a conflictos de relevancia penal, nuestro nuevo


Código Procesal Penal dominicano se coloca a las exigencias del derecho
comparado y a la altura de las modernas doctrinas imperantes, auxiliándose
dicho código en un derecho penal mínimo (principio de ultima ratio), como
última respuesta que el Estado debe poner en práctica para solucionar los
conflictos penales.

De igual forma se presenta este código a consono con la necesidad de


fortalecer el papel de la víctima en la búsqueda de su propia solución, de
promover el diálogo como herramienta para la búsqueda de la paz jurídica y de
devolverles el papel protagónico víctima-imputado.

Pienso que con estas formas de resolver un problema, el derecho penal se


aleja de la teoría tradicional absolutista de la pena, en donde ante la presencia
de una infracción penal se tiene obligatoriamente que culminar con una
sentencia condenatoria o absolutoria, y cerrando con ello la posibilidad de
apelar a nuevas alternativas de solución al conflicto penal.

El concepto de la búsqueda de la paz jurídica entre las partes es un nuevo


ingrediente en el derecho procesal penal y todas estas instituciones señaladas
son mecanismos y posibilidades que ofrece el código dentro de esta filosofía.

Bibliografía
- Código Procesal Penal Dominicano.
- Constitución y Garantías Procésales, manual práctico para el ejercicio
de la defensa, Edición (Parme), Santo Domingo, Republica Dominicana
2003.
- 7mo. Congreso de las Naciones Unidas y adoptada por la asamblea
general en la resolución del año 1985

También podría gustarte