Precio en La Compraventa
Precio en La Compraventa
Precio en La Compraventa
El artículo 1123 del Código Civil y Comercial dispone que el comprador debe pagar
“un precio en dinero” a diferencia de lo establecido en los derogados art. 1323 del
Código Civil y 450 del Código de Comercio, donde se obligaba a pagar un precio
“cierto” en dinero y “un precio convenido”, respectivamente.
a) Precio cierto en dinero. Aunque la definición legal nada dice con respecto a la
certeza del precio, sí lo dispone el art. 1133 cuando, a la manera del derogado art. 1349,
indica que el precio es determinado “cuando las partes lo fijan en una suma que el
comprador debe pagar, cuando se deja su indicación al arbitrio de un tercero designado
o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta” y que “en cualquier otro caso, se
entiende que hay precio válido si las partes previeron el procedimiento para
determinarlo”.
La definición habla de dinero y este término debe ser interpretado de
conformidad con la noción de "función dinerada", lo que incluye a los instrumentos que
cumplen esa finalidad como el cheque, la factura de crédito y otros1.
En este sentido se expresa el art. 1 de la Ley 25.345 que prevé como forma de
pago: depósitos en cuentas de entidades financieras, giros o transferencias bancarias,
cheques o cheques cancelatorios (Ley 24.452), tarjetas de crédito (Ley 25.065), tarjeta
de compra o débito (Decreto N° 363/02) y demás procedimientos que autorice el Poder
Ejecutivo Nacional.
También se aborda el tema en los Principios de Unidroit sobre los Contratos
Comerciales Internacionales al tratar el cumplimiento del contrato refiriéndose a la
posibilidad de pago “en cualquier forma utilizada en el curso ordinario de los negocios
en el lugar del pago” (art. 6.1.7), pero aclara que, no obstante ello, un acreedor que
acepta un cheque o cualquier otra orden de pago o promesa de pago, se presume que lo
acepta solamente bajo la condición de que sea cumplida.
Entonces, si bien establece la posibilidad de utilizar distintos instrumentos de
pago, tales como un cheque, giro bancario, letra de cambio, tarjeta de crédito o con
cualquier otra forma de pago que permitan los nuevos medios electrónicos, la
1
LORENZETTI, Ricardo Luis, Tratado de los Contratos, T. I, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000, p. 189.
aceptación del acreedor de los instrumentos está sujeta a la condición de que los mismos
sean efectivamente pagados.
Similar criterio se advierte en los principios de Derecho Europeo de los
Contratos (elaborados bajo la presidencia de Ole Lando) cuando expresan que una
deuda de dinero puede pagarse por cualquiera de los medios habituales en el comercio y
que cuando un acreedor, conforme al contrato o de manera voluntaria, acepta un cheque
u otra orden o promesa de pago, se presume que únicamente lo acepta bajo la condición
de que se haga efectivo, tras ello, se agrega que el acreedor no puede reclamar la
obligación inicial de pago salvo que la orden o promesa no fueran satisfechas.
2
ALTERINI, Jorge H., Obligaciones en moneda extranjera y la hipoteca. LA LEY 1987-E, 873. Cita
Online: AR/DOC/14800/2001. Eesta obra data del año 1987, cuando la redacción del art. 617 del Código
Civil tenía la misma redacción que el actual art. 765.
A veces, con la pretensión de una óptica más elástica, se formulan asertos
equívocos como sostener que en determinadas operaciones la moneda extranjera es
considerada como "cosa" y en ese sentido su tratamiento debería ser esencialmente
distinto al del régimen del dinero, con olvido de que el dinero también es cosa.
Si empezamos por clasificar las deudas dinerarias3 en deudas pecuniarias
(deudas de dinero propiamente dichas) y deudas monetarias (deudas que tienen por
objeto cosas empleadas como moneda -signos monetarios-) advertimos que las primeras
se agrupan en deudas puras de dinero, que son las contraídas en moneda de curso legal,
regidas por la primera parte del art. 765, y en deudas en moneda sin curso legal en la
República4, contempladas en la segunda parte del citado artículo.
Las deudas monetarias, por su parte, se subdividen en deudas monetarias
genéricas (que se configuran en supuestos de escasez de la moneda elegida) y
específicas (imponen igualmente la entrega de cierta cantidad de moneda, pero
individualizada, por ejemplo, en una determinada caja fuerte).
Con lo señalado se infiere que en la actualidad las contrataciones en moneda
extranjera importan deudas monetarias genéricas, pues se ha convertido en un objeto
escaso, de donde la previsión de su entrega en el contrato movería a pensar que obedece
a una condición esencial del mismo, a un designio central para la negociación
concertada, por lo que no debería descartarse esa decisión sin afectarse la autonomía de
la voluntad.
En verdad, la contratación en moneda extranjera sólo debe descartarse en los
supuestos en que exista una norma especial prohibitiva, circunstancia que no sólo no
surge del art. 765, sino que es admitida (art. 772) y con la consecuencia de restituir en
la misma moneda pactada en los arts. 1390 (depósito en dinero), 1405 (compensación
de saldos), 1408 (préstamo bancario), 1409 (descuento bancario), 1410 (apertura de
crédito bancario), y 1527 (mutuo oneroso)5.
A ello debe sumarse que cuando el art. 617 del derogado Código Civil mantenía
la redacción originaria y remitía a las obligaciones en moneda extranjera a la obligación
3
NUSSBAUM Arthur, Teoría jurídica del dinero (El dinero en la teoría y en la práctica del derecho alemán
y extranjero), p. 141 y sigts. y 152 y sigts., traducción del alemán y notas de Luis Sancho Seral, Madrid,
1929.
4
Ver ALTERINI Atilio Aníbal, AMEAL Oscar José, LÓPEZ CABANA Roberto M., Derecho de las
obligaciones civiles y comerciales, Reimpresión, Abeledo- Perrot, Bs.As., p. 456 donde se indica que la
moneda extranjera, “es moneda aunque carece de curso forzoso”.
5
Las únicas excepciones las encontramos en los arts. 195 ya que en el acto constitutivo de una fundación
debe consignarse el patrimonio inicial en moneda nacional y en el 325 que para los estados contables
establece que deben llevarse en idioma y moneda nacional.
de dar cosas ciertas, la tradicional postura de la doctrina y de la jurisprudencia, reacia a
reconocer que los pagos convenidos en moneda extranjera debían efectuarse en la clase
de moneda comprometida, fue contradicha por fallos de Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal que admitieron el pago en moneda
extranjera6, que mereció un caluroso apoyo de la XV Convención Notarial del Colegio
de Escribanos de la Capital Federal (6 al 8 de noviembre de 1986)7.
Recordamos que en tiempos del art. 617 en su redacción originaria, la
afirmación de que cuando se convenía expresamente el pago en moneda extranjera
importaba considerar a ese signo como una cosa, llevó hasta el extremo de sostener que
si en un contrato pretendidamente de compraventa se estipula como condición esencial
el pago del precio de la transferencia del dominio de una cosa en dólares, en realidad se
estaría concertando una permuta8, pues la correspectividad no importaría la obligación
de la transferencia del dominio de una cosa a cambio de la obligación de pagar un
precio, como ocurre en la compraventa (derogados arts. 1323 y 1356), sino que
mediarían recíprocas obligaciones de transferencias de cosas (derogado art. 1485), que
derivarían en la transferencia del dominio de una cosa a cambio de la entrega en
propiedad de otra cosa, los mentados dólares.
Aunque en las obligaciones dinerarias se jerarquice a las obligaciones en
moneda nacional por sobre las obligaciones en moneda extranjera, no debe olvidarse
que siempre el dinero es una cosa. Como todo dinero es cosa, en semejante línea de
ideas habría que concluir que nunca habría compraventa, pues la contraprestación de
pago de dinero por el comprador sería en definitiva la transferencia del dominio de otra
cosa.
El dinero es sin duda una cosa, ya que importa uno de "los objetos materiales
susceptibles de tener un valor" (art. 16) y a nadie escapa su carácter de mueble (art.
6
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal, Sala F, 9/2/1984 autos "Sciumbre,
Pedro A. c. Dibar, Carlos M. s/ resolución de contrato"; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la
Capital Federal, Sala G, 25/9/1985, autos "Oks Silberman, Berta c. Achával y Cía., S.A. y otro";
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal, Sala C, 26/11/1985, autos "Vignola,
Nidia A. c. Colombo Marchi, José"; ALTERINI, Jorge Horacio, Obligaciones en moneda extranjera y la
hipoteca, LA LEY1987-E, 873. Cita Online: AR/DOC/14800/2001.
7
En torno al tema II se sostuvo: "Por unanimidad, la Comisión entiende que merece un caluroso apoyo, la
tendencia jurisprudencial que ha reivindicado la utilización del pacto en moneda extranjera para ser
cumplido en especie. Esta orientación responde adecuadamente a la intención de los contratantes en sus
operaciones y evita el divorcio entre lo normativo y la realidad económica".
8
Es la opinión de LLAMBIAS, Jorge Joaquín, "Tratado de derecho civil. Obligaciones", t. II-A, en nota
152 de p. 251, Buenos Aires, 1975. Dice: "En efecto, estipulado el precio de una compra en dólares, no se
tratará de una compraventa (que requieren precio en dinero: conf. arts. 1323 in fine y 1356), sino de una
permuta (conf. art. 1485)"cit. por ALTERINI, Jorge Horacio, Obligaciones en moneda extranjera y la
hipoteca, LA LEY1987-E, 873. Cita Online: AR/DOC/14800/2001.
227). Es una cosa fungible, pues es de aquéllas "en que todo individuo de la especie
equivale a otro individuo de la misma especie, y que pueden sustituirse las unas por las
otras de la misma calidad y en igual cantidad" (art. 232), es no consumible, habida
cuenta que “no dejan de existir por el primer uso” (art. 231)9, y divisible en tanto
pasible de fraccionamiento con los alcances que describe el art. 228.
La ubicación del art. 765 en la metodología del Código Civil y Comercial brinda
contundente sustento al tratamiento de las obligaciones en moneda extranjera entre las
dinerarias. Efectivamente, aparecen en el Libro Tercero “Derechos Personales”, Título
I “Obligaciones en general”, Capítulo 3 “Clases de Obligaciones”, Parágrafo 6ª
“Obligaciones de dar dinero”.
No se piense que la consideración por el art. 765 de las obligaciones en moneda
que no sea de curso legal "como de dar cantidades de cosas" (clasificación que como
viéramos ha desaparecido del Código, por lo que la remisión no tiene sentido jurídico)
provoca una diferencia de esencia con las concertadas en "moneda de curso legal”, dado
que el art. 762, norma general aplicable, dispone que: "la obligación de dar es de género
si recae sobre cosas determinadas sólo por su especie y calidad”.
Que la moneda extranjera sea dinero, aunque no tenga curso legal en el país,
explica que el precio de una compraventa pueda fijarse en dólares, dándose así
cumplimiento a la exigencia de contraprestación dineraria que impone el art. 1123.
9
En ALTERINI, Jorge Horacio, Obligaciones en moneda extranjera y la hipoteca, LA LEY1987-E, 873.
Cita Online: AR/DOC/14800/2001 entendíamos que el dinero esa cosa no consumible porque en los
términos del derogado art. 2325 terminaba "para quien deja de poseerlas por no distinguirse en su
individualidad” criterio que no se halla en el actual 231 que al tratar las cosas no consumibles las
identifica sólo con aquellas que no dejan de existir con el primer uso.