La Motivacion

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Sustentante:

Kelvin Fermín Mota Cuevas

Matricula:
LR-2021 01186
Materia:
Metodología De La Inv.

Tema:
Motivación
Profesor(a):
Luz Verys Ramon Javier
CENTRO EDUCATIVO LA TRINIDAD
Departamento de orientación y psicología

Proyecto:

MOTIVACIÓN
LA QUE ABRE LAS PUETAS AL
ÉXITO.

Tiempo estimado
Marzo-mayo
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

CAPITULO UNO. LA MOTIVACION

1. ¿Qué es la motivación?
2. Elementos Básicos De La Motivación
 Definición
 Conceptos Básicos
 Ejemplos
 Bibliografía

CAPÍTULO II. EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

Justificación del proyecto

Propósito general

CAPÍTULO III. Hablemos De Historia

Perspectiva histórica de la psicología de la motivación

Resumen

Introducción

Evolución histórica de la psicología de la motivación

Antecedentes filosóficos: ¿por qué se produce la conducta?

Antecedentes biológicos: ¿qué estructuras controlan la conducta?

CAPÍTULO IV. Evolución de la Motivación


PROLOGO

Este proyecto es escrito con el fin de conscientizar a las personas de la import


INTRODUCCION

Generalmente, al hablar de motivación nos referimos a las fuerzas internas o externas que actúan
sobre un individuo para disparar, dirigir o sostener una conducta. En términos técnicos, muchos
autores la definen como “la raíz dinámica del comportamiento”, lo cual quiere decir que toda
forma de conducta nace en algún tipo de motivo.

Dicho en términos más sencillos, la motivación es la energía psíquica que nos empuja a
emprender o sostener una acción o una conducta. Su desaparición acarrea necesariamente el
abandono de lo que se hace. Por eso, es mucho más difícil alcanzar objetivos cuando se carece de
motivación.

En psicología y filosofía, motivación son los estímulos que mueven a la persona a realizar
determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación

Este término está relacionado con el de voluntad y el del interés.

Las distintas escuelas de psicología tienen diversas teorías sobre cómo se origina la motivación y
su efecto en la conducta observable.

Motivación, en pocas palabras, es la Voluntad para hacer un esfuerzo, por alcanzar las metas de
la organización, condicionado por la capacidad del esfuerzo para satisfacer alguna necesidad
personal.

La palabra motivación deriva del latín motus, que significa movido, o de motio, que significa
movimiento.

La creación de dicho proyecto es una solución a la problemática que esta evidenciada en las
aulas de nuestro centro educativo, esperando que este proyecto solucione nuestra problemática.
CAPITULO I. La Motivación

¿Qué es la motivación ?

La motivación es lo que explica por qué las personas o los animales inician, continúan o
terminan un cierto comportamiento en un momento determinado. Los estados motivacionales se
entienden comúnmente como fuerzas que actúan dentro del agente y que crean una disposición
para participar en un comportamiento dirigido a un objetivo. A menudo se sostiene que los
diferentes estados mentales compiten entre sí y que solo el estado más fuerte determina el
comportamiento.1 Esto significa que podemos estar motivados para hacer algo sin hacerlo
realmente. El estado mental paradigmático que proporciona motivación es el deseo. Pero puede
que varios otros estados, como las creencias sobre lo que se debe hacer o las intenciones, también
proporcionan motivación.

Definición

La motivación se define comúnmente como lo que explica por qué las personas o los animales
inician, continúan o terminan un cierto comportamiento en un momento determinado. También
puede definirse como «el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un
determinado medio de satisfacer una necesidad, creando y aumentando con ello, el impulso
necesario para que ponga en obra ese medio o acción, o para que deje de hacerlo» o como «la
raíz dinámica del comportamiento»; es decir, «los factores o determinantes internos que incitan a
una acción».9 La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.10
La palabra deriva del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’.

Los estados motivacionales vienen en varios grados de fuerza. Cuanto mayor sea el grado, más
probable es que el estado influya en el comportamiento. Esto a menudo está relacionado con
fuerzas que actúan desde dentro del agente y que resultan en un comportamiento dirigido a un
objetivo. Un problema de definir la motivación en términos de fuerzas internas es que es muy
difícil medirlas, razón por la cual los teóricos con mentalidad empírica suelen preferir
definiciones más vinculadas al comportamiento observable.Un enfoque es definir la motivación
en términos de la flexibilidad del comportamiento del animal. Esta flexibilidad implica un
comportamiento dirigido a un objetivo que cambia a medida que el animal aprende a través de
nuevas experiencias.
Elementos Básicos De La Motivación

Los elementos básicos de la motivación son el esfuerzo, metas organizacionales y las


necesidades.  Vamos a conocer más sobre ellos, pues la motivación suele ser de lo más buscada
en muchísimas actividades de nuestra vida. Cuando se habla del elemento esfuerzo, hablamos
de una medida que mide la intensidad. Si alguien está motivado, lo que hace es poner todo su
empeño. Los elevados niveles en el esfuerzo no suelen dar buenos resultados a la hora de hacer
un trabajo, a no ser que sean canalizados en una dirección que sea beneficiosa para la empresa.
La calidad del esfuerzo y la intensidad con que se realice, deberá ir encaminado a los objetivos
de la organización y sera compatible con ellas.  La motivación satisface las necesidades. Una
necesidad no satisfecha, lo que hace es crear una tensión encargada de estimular impulsos dentro
del individuo.

Conceptos Básicos

1. Puede definirse como «el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un
determinado medio de satisfacer una necesidad, creando y aumentando con ello, el
impulso necesario para que ponga en obra ese medio o acción.
2. Los estados motivacionales vienen en varios grados de fuerza. Cuanto mayor sea el
grado, más probable es que el estado influya en el comportamiento.

EJEMPLOS

Un enfoque es definir la motivación en términos de la flexibilidad del comportamiento del


animal. Esta flexibilidad implica un comportamiento dirigido a un objetivo que cambia a medida
que el animal aprende a través de nuevas experiencias. Las ratas, por ejemplo, pueden aprender a
atravesar laberintos complicados para satisfacer su hambre.

Bibliografía

 https://es.wikipedia.org/wiki/Motivaci%C3%B3n
 https://concepto.de/motivacion/
CAPÍTULO II. EL PLANTEAMIENTO
DEL PROBLEMA:
El Centro Educativo La Trinidad, ubicado en la parte Norte de la Provincia Hato Mayor en la
calle Quirilio Albuerme 29 entre la Palo Hincado y David Sánchez del sector Ondina, con una
comunidad educativa socio económica media- baja, en el mismo se labora en los niveles Inicial,
primario y Secundario, con una matrícula de 499 que pertenecen al Nivel Primario.

El área donde se encuentra el Centro Educativo La Trinidad posee instituciones de corte social
como lo son, el acilo de ancianos, la junta de vecinos de Las Malvinas, la de Villa Ortega, Las
Chinas, Villa Navarro y la de Ondina, Iglesias Cristianas Adventistas y Católicas, la Oficina de
Agricultura y una unidad de atención primaria.

Dicho centro presenta una problemática la cual radica en la falta de motivación que se puede
notar en las actividades diarias que los docentes imparten a los estudiantes.

Los alumnos al junto de los maestros y el equipo de gestión nos hemos reunidos para enfrentar y
buscar solución a esta problemática, implementando diferentes actividades que despierten en
nuestros estudiantes dicha motivación.

Justificación del proyecto

La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia
metas o fines determinados, es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas
acciones y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que le da energía y
dirección a la conducta, es la causa del comportamiento.

En el Centro Educativo La Trinidad nos hemos dado cuenta de que existe un alto grado de
desmotivación que no permiten el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje, debido a esto
elegimos este tema que nos está afectando de forma negativa en la escuela.
Constantemente podemos apreciar como nuestros alumnos muestran cansancio, dejadez, y
desanimo.

Podemos ver como la falta de motivación afecta el buen desempeño de las labores de nuestros
docentes.

Trabajar en el desarrollo de este proyecto nos permitirá analizar las causas de el por qué nuestros
estudiantes presentan este alto grado de desmotivación y tener una mayor comprensión de la
situación que acarrea este mal, así podemos trabajar en un cambio de actitud hacia los estudios.

Este Proyecto nos ayudara a involucrar a maestros, estudiantes y padres para la solución de dicho
problema.

EL Departamento De Orientación y Psicología al junto de nuestras maestras desarrollaran


estrategias pertinentes para llevar a cabo el desarrollo de este proyecto.

Propósito general: Crear estrategias para motivar a los estudiantes y genera una mayor
productividad, compromiso e innovación.
CAPÍTULO III. Hablemos De Historia

Perspectiva histórica de la psicología de la motivación

Resumen

La psicología de la motivación posee una larga tradición e historia en el seno


de la Psicología. De hecho, estimamos que, en cierta medida, entender la
historia de la psicología de la motivación es entender gran parte de lo que ha
sido la propia Psicología, ya que el objetivo fundamental de la Psicología era,
y es, tratar de explicar la conducta, y la psicología de la motivación tiene
como objetivo averiguar las causas de la conducta. En su largo trayecto
hasta nuestros días, han sido tres las orientaciones que han acaparado la
mayor parte de la investigación: la biológica, la conductual y la cognitivista.
No son excluyentes. Cada una de ellas ha sido predominante en
determinadas etapas, aunque también se dedicó atención a las otras dos. En
la actualidad, las perspectivas biologicistas y cognitivistas son las que mayor
atención reciben por parte de los investigadores. La orientación histórica en
el estudio de la psicología de la motivación representa una solución
importante para conocer cómo se fraguaron los acontecimientos que han
dado lugar a la consideración actual acerca de la psicología de la motivación.
Conocer el pasado nos ayuda a entender el presente, a la vez que nos
permite hipotetizar con gran probabilidad de acierto cuál será el futuro en la
materia objeto de estudio.

Introducción

En cualquier ámbito de las ciencias de la conducta, cualquier experto siempre termina


preguntándose por qué se produce una determinada conducta. El porqué de la conducta está
asociado con la motivación. Relacionada con la supervivencia, la motivación permite conocer
cómo un individuo trata de incrementar la probabilidad de sobrevivir y, en el caso del ser
humano, vivir de la mejor forma posible. Así, consideramos que la motivación es un proceso
básico imprescindible para comprender la relación que establece un individuo con su medio
ambiente, y para entender la máxima premisa de cualquier organismo vivo: la supervivencia. Por
tanto, no sorprende que desde distintos ámbitos del conocimiento la motivación siempre haya
sido un aspecto relevante, en el plano teórico y en el de la investigación.

El hecho de que sea uno de los tópicos que constantemente ha estado en el punto de mira de los
investigadores ha podido llevar a pensar que algunos ámbitos específicos del conocimiento
podrían no reunir la suficiente solvencia como para seguir ahondando en el conocimiento de las
causas de la conducta. Concretamente, nos referimos a la dimensión histórica, de forma
particular a la historia de la Psicología. Nada más lejos de la realidad. Quienes nos hemos
centrado en el estudio de cualquiera de los múltiples tópicos que configuran el cuerpo de
contenidos de la Psicología sabemos apreciar cuán necesaria es la consideración de la
perspectiva histórica. Es más, como trataremos de exponer a lo largo del presente texto,
estamos convencidos de que una parte muy importante del avance científico en el plano de la
motivación tiene su razón de ser, precisamente, en esa perspectiva histórica.

Sostenemos que la comprensión de lo que actualmente se propone en motivación depende en


gran medida de lo que se ha defendido a lo largo del tiempo; esto es, de los acontecimientos
que, a lo largo del desarrollo histórico de la propia disciplina, han ido perfilando el resultado que
actualmente conocemos. No podemos entender el significado real de la psicología de la
motivación, tal como hoy la contemplamos, sin ubicar, comprender y valorar la significación de
los cambios ocurridos a lo largo de dicha historia. Es por esta razón por la que defendemos la
pertinencia de considerar también el estudio de la psicología de la motivación desde una
perspectiva histórica. Así, es necesario reseñar los eventos que, a nuestro juicio, más han
influido en su devenir.

Como consecuencia de dicha revisión, aparecen algunos detalles que son relevantes. En primer
lugar, con connotaciones positivas, se puede comprobar que, con distinta repercusión en cada
época, el proceso de motivación ha sido muy investigado, y lo sigue siendo en la actualidad
desde múltiples disciplinas, incluso desde ámbitos diferentes al de la propia Psicología. En
segundo lugar, con connotaciones menos positivas, podemos apreciar cómo se han utilizado de
forma ambigua ciertos términos, como “voluntad”, “instinto”, “impulso”, etc., hecho este que
dificulta las más de las veces la clarificación conceptual. Al final, como proponen diversos autores
(Danziger, 1997; Hergenhahn, 1997; Thorne y Henley, 1997; Edwards, 1999; Schultz y Schultz,
2007), hay que destacar la relevancia de la perspectiva histórica para entender mejor los
conceptos utilizados en la Psicología de nuestros días. Estos puntos de referencia son los que se
encuentran en la base de la reflexión que nos ha llevado a preparar el presente trabajo.

Evolución histórica de la psicología de la motivación

La moderna teoría motivacional se fundamenta en las clásicas ideas filosóficas y en los


descubrimientos procedentes del campo de la Fisiología. En cierta medida, es muy frecuente
encontrar que las formulaciones teóricas en psicología de la motivación que llegan a ser
relevantes en una época determinada son aquellas que coinciden con la corriente teórica
dominante en esa época en Psicología. No obstante, estimamos que también es pertinente
considerar otras formulaciones que, si bien resultan aparentemente menores o menos
reconocidas en un momento dado, pueden aportar información relevante para entender la propia
evolución teórica de la psicología de la motivación, así como el presente o estado actual de la
disciplina.

Por esa razón, tal como han propuesto diversos autores (Walker y Symons, 1997; Franken,
1998; Beck, 2000; Ferguson, 2000; Deckers, 2001; Goodwin, 2004; Benjamin, 2007), uno de
los procedimientos más apropiados es considerar históricamente los distintos enfoques en
psicología de la motivación, considerando que pueden ser estructurados en tres grandes
perspectivas: la biológica, la conductual y la cognitiva. En cierto modo, la utilización de estos
tres grandes apartados permite también trazar la evolución diacrónica de las orientaciones en
motivación, localizando dos de los aspectos importantes en su estudio: (1) delimitar cómo se han
ido gestando y constituyendo históricamente los distintos enfoques; (2) conjugar de una forma
coherente las tres manifestaciones implicadas en cualquier conducta (Wong, 2000). Así pues,
con estos planteamientos, si tuviésemos que hacer una rápida revisión diacrónica, podríamos
establecer algunos puntos clave que han marcado el desarrollo de la teoría motivacional a partir
de la influencia de ciertas aproximaciones sobre otras en distintos momentos. A grandes rasgos,
estos hitos vienen definidos por momentos concretos, lo cual se verá a continuación.
Antecedentes filosóficos: ¿por qué se produce la conducta?

En sentido estricto, los inicios en el estudio de la psicología de la motivación se remontan al


filósofo griego Aristóteles (384-322 a.C.), precursor de la futura orientación empirista, en tanto
que consideraba la mente del recién nacido desprovista de todo tipo de experiencias. Asimismo,
formuló las tres leyes básicas del aprendizaje: contigüidad espaciotemporal, semejanza y
contraste. Posteriormente, estas serán asumidas por la corriente asociacionista filosófica y, más
tarde aún, por los psicólogos del aprendizaje, quienes las elaborarán y desarrollarán. Por esta
razón, algunos autores (Keller, 1973) consideran a Aristóteles el “padre de la Psicología”.
Además, este ya concibe la Psicología como ciencia natural, puesto que se refiere al
“alma”1 —primer objeto de estudio de la Psicología— como principio biológico inseparable del
cuerpo, integrada en el campo de los estudios físicos. Esta postura se encuentra en
contraposición a la otra tendencia dominante —personalizada en Platón2 (427-348 a.C.)— la cual
considera el “alma” como un aspecto racional, distinto del cuerpo.

A partir de Aristóteles, los filósofos siguen ocupándose de la Psicología, pero es en el siglo XVII
cuando Descartes (1596-1650), quien defiende una postura completamente opuesta a la que
había mantenido Aristóteles acerca de la adquisición del conocimiento,3 plantea el tema de la
unión mente-cuerpo, situando esta en la glándula pineal o epífisis. No es un argumento nuevo,
puesto que, en cierta medida, Platón ya había propuesto algo similar al defender la diferenciación
e independencia entre alma y cuerpo. Este razonamiento platónico, asumido por San Agustín
(354-430) para la teología cristiana, reaparecerá al cabo del tiempo en los escritos de Descartes.
Los razonamientos que impregnan esta forma de entender la relación entre mente y cuerpo
conforman lo que Ryle (1949), en su obra sobre la mente, denomina “la doctrina oficial”, según
la cual el cuerpo es limitado en el espacio, en el tiempo y en la forma, siendo, además,
objetivamente observable. La mente, en cambio, se caracteriza por las cualidades opuestas,
pues es subjetiva, directamente conocida solo por quien la posee, no limitada en las dimensiones
físicas.

La aproximación de Descartes, denominada “dualismo interaccionista”, propone que la conducta


de los seres humanos se debe, en parte, al alma racional y libre, y, en parte, a los procesos no
racionales y automáticos del cuerpo. Así, para él, la mente y el cuerpo son considerados como
dos categorías cualitativamente distintas: inmaterial y material, respectivamente. El problema en
esta formulación es doble: por una parte, el lugar de la unión entre ambas categorías; por otra
parte, la viabilidad de la unión entre una categoría tangible y otra intangible. En cuanto al lugar
de la unión entre ambas categorías, Descartes alude a la única estructura cerebral que no se
encuentra duplicada en los hemisferios cerebrales, la glándula pineal —epífisis o epitálamo—,
ubicada en la parte basal del tálamo.

La conducta animal consiste solo en reflejos, mientras que en los seres humanos, aunque
también existen reflejos, la presencia de una mente humana hace que puedan ocurrir otras
conductas.4 Actualmente conocemos que la glándula pineal no posee las funciones que Descartes
le atribuyó. En cuanto a la viabilidad de la unión entre una categoría tangible y una categoría
intangible, es un problema de difícil solución. Desde un punto de vista estrictamente físico,
sabemos que se necesita de una cierta energía para hacer mover el cuerpo; si la mente no posee
ningún tipo de energía, ¿cómo se puede entender que la mente provoque movimientos del
cuerpo?; ciertamente, es difícil concebir la unión entre algo físico y algo no físico.

Como señala Zinser (1987), la argumentación de Descartes dará lugar a tres interpretaciones
básicas acerca de la unión mente-cuerpo: a) la de Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), para
quien la mente y el cuerpo son independientes; es una interpretación dualista, denominada
“paralelismo psicofísico”; b) la de George Berkeley (1685-1753), quien defiende un monismo
mentalista o subjetivo, donde la mente es la única realidad, y todo el conocimiento del cuerpo
depende de aquella; c) la de John Broadus Watson (1878-1958), quien defiende un monismo
corporal materialista, donde la mente es una función del cuerpo. A partir de los trabajos de
Descartes, en Inglaterra surge la escuela empirista, que rechaza el racionalismo de Descartes y
su planteamiento innatista. Así, John Locke (1632-1704), fundador del empirismo, con su
obra Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), defiende que todas las ideas proceden de la
experiencia.

Antecedentes biológicos: ¿qué estructuras controlan la conducta?

Tradicionalmente, las orientaciones biológicas en psicología de la motivación se han


centrado en el estudio de las bases orgánicas que permiten entender las distintas
conductas motivadas. En el siglo XVIII, la Fisiología se encuentra bajo el influjo de los
planteamientos surgidos en el seno de la Filosofía: mecanicismo y vitalismo,
fundamentalmente. Será Marie François Xavier Bichat (1771-1802) quien reivindique el
método biológico para la Fisiología. Hay algunos aspectos relacionados con la motivación
que han sido especialmente estudiados. Tal es el caso de la evolución, el instintivismo,
la psicología animal y comparada, la sociobiología, la etología y la activación.
CAPÍTULO IV. Evolución de la Motivación

Los argumentos evolucionistas adquieren con Charles Darwin (1809-1882) su máxima expresión,
quedando reflejados en sus obras El origen de las especies (1859) y Expresión de las emociones
en el hombre y en los animales (1872). La evolución puede ser definida como el cambio
progresivo en los organismos a través del tiempo (Solbrig, 1966). Al respecto, Dawkins (1976)
plantea que la teoría de la evolución es realmente otra forma de argumentar que aquellos
aspectos o elementos más estables en un organismo son los que tienen mayor probabilidad de
permanecer a través del tiempo. En este marco particular, parece evidente que el ambiente
juega un papel relevante a la hora de establecer qué sujetos se adaptan y sobreviven. Mediante
un proceso, al que Darwin denomina selección natural, se entiende cómo el ambiente influye
notablemente en el proceso de mejorar la adaptación. Los sujetos cuyos genes les permiten
interactuar mejor con su medio ambiente sobreviven y tienen descendencia; los sujetos con
genes inapropiados para adaptarse no sobreviven, ya que los genes no se transmiten y se
extinguen.

En esencia, los principios darwinistas se asientan en el convencimiento —producto de su


probable lectura de Thomas Malthus (1766-1834)— de que no todos los sujetos que nacen
pueden sobrevivir, debido a diversas razones, entre las que se encuentra, por ejemplo, la falta
de alimentos para todos ellos, al menos en el hábitat concreto en el que se desenvuelven.

Sin ánimo de restar importancia a los trabajos de Darwin, algunos de los presupuestos por él
planteados habían sido sugeridos previamente. Así, desde los clásicos Anaximandro (611-545
a.C.) y Empédocles (500-430 a.C.), hasta los relativamente próximos en el tiempo a Darwin,
cual es el caso del propio Malthus, de Erasmo Darwin (1731-1802), de Jean-Baptiste de Lamarck
(1744-1829), de Herbert Spencer —cuya explicación del evolucionismo en términos de “cambio
de una homogeneidad indefinida e incoherente a una heterogeneidad definida y coherente”
(Spencer, 1855, 1862) es, en nuestra modesta opinión, difícil de superar— y de Alfred Russell
Wallace (1823-1913), quien, de forma independiente, presentó las mismas ideas que el propio
Darwin en una reunión celebrada en 1858.

En resumen, desde la teoría evolucionista se propone que algunas conductas motivadas son
genéticamente determinadas, otras son aprendidas a lo largo de la vida, e, incluso, otras pueden
ser entendidas como una combinación de factores genéticos y aprendidos. En todos los casos, el
objetivo perseguido es la adaptación, entendida esta como una estrategia que incrementa la
probabilidad de sobrevivir, incluso más allá de la propia existencia de un individuo: a través de
los descendientes.

El instintivismo. Las conductas genéticamente motivadas han sido conceptualizadas muchas


veces como instintos. Desde este punto de vista, un instinto puede ser considerado como un
conjunto de respuestas genéticamente programadas que ocurre cuando las circunstancias son
apropiadas, sin requerir un aprendizaje previo para su ejecución. La concepción dualista permite
establecer una diferencia esencial entre la conducta humana, propiciada por la existencia de un
alma racional, y la conducta de los animales inferiores, que no poseen un alma racional. El hecho
de que los animales no posean un alma que les impulse a realizar conductas lleva a los estoicos
a inventar el concepto de instinto (Wilm, 1925). Sin embargo, parecía evidente que los animales
y los seres humanos compartían ciertas conductas, y que la unión entre especies era necesaria
para entender congruentemente la idea de “evolución” planteada por Darwin.

Entre los acercamientos más importantes en esta orientación cabe citar los trabajos de James
(1890) y los de McDougall (1908/1950). Para el primero, el instinto es sinónimo de reflejo,
siendo elicitado por estímulos sensoriales, y ocurriendo ciegamente la primera vez. Cada instinto
puede ser considerado como un impulso, hecho este que permite considerar la argumentación
del instinto en James dentro de la psicología de la motivación, ya que el impulso es considerado
como una fuerza que actúa sobre o en el interior del organismo para iniciar una conducta. La
teoría de James, asimismo, explica la variabilidad de los instintos mediante dos grandes
principios: por una parte, plantea que el hábito (aprendizaje) puede inhibir un instinto; por otra
parte, defiende que algunos instintos son transitorios, útiles solo durante ciertos periodos de
tiempo. Con estos argumentos, va a considerar la conducta instintiva como algo intermedio entre
la conducta refleja y la aprendida.

La concepción de McDougall (1908/1950) acerca de los instintos es algo diferente a la de James.


En opinión de Wagner (1999), la teoría de McDougall fue la dominante en los comienzos del siglo
XX. El instinto, dice McDougall, tiene que ser considerado como una disposición psicológica
innata para percibir los estímulos, así como para actuar con respecto a ellos de un modo
determinado, o al menos para experimentar un impulso relacionado con dicha acción. En la
segunda parte de la propuesta de McDougall se encuentra la dimensión motivacional de su
concepción de instinto. Cada instinto está conformado por tres componentes: el cognitivo, el
afectivo y el conativo. El primero tiene que ver con el conocimiento que el sujeto tiene acerca de
un objeto que puede satisfacer el instinto; el segundo, es el sentimiento que el objeto produce
en el sujeto, y el tercero representa el esfuerzo del sujeto para aproximarse hacia, o alejarse de,
un objeto. Son tres aspectos apreciablemente relacionados con la motivación.

La psicología animal, la psicología comparada y la sociobiología. La psicología


animal tiene como objeto el estudio científico del comportamiento de los animales, tanto el
innato como el adquirido, poniendo de relieve cómo las múltiples y diversas formas de
manifestación conductual cumplen la misión de garantizar una adaptación óptima a su medio
ambiente, logrando la supervivencia del individuo y, por extensión, de la especie.   Por otra
parte, cuando el estudio de la coducta animal se plantea en términos de relación con la conducta
humana, nos encontramos con la psicología comparada: podríamos decir que es una parte de la
psicología animal la cual estudia la relación existente entre conducta animal y conducta
humana.8 Posteriormente, Georges John Romanes (1848-1894) lleva a cabo una serie de
trabajos, que aparecerán en dos obras: Inteligencia animal (1882) e Introducción a la psicología
comparada (1894), dando el espaldarazo definitivo a la nueva disciplina. Pero, serán los
posteriores planteamientos de Conwy Lloyd Morgan (1852-1936) los que ofrezcan una visión
sistemática de la disciplina. Entre sus aportaciones, Morgan (1894) plantea lo que ha venido a
denominarse principio de parsimonia —también conocido como canon de Lloyd Morgan, en el
ámbito de la psicología animal—, en virtud del cual se propone que una acción no debe ser
interpretada como resultado del ejercicio de una facultad psíquica superior, si puede ser
interpretada como el resultado del ejercicio de una actividad psíquica inferior en la escala
psicológica.

La sociobiología, a su vez, es otra de las disciplinas con influencias del evolucionismo que intenta
ofrecer una visión holista de la conducta. El nacimiento de esta disciplina se puede situar en la
obra de Edward O. Wilson: Sociobiology: The New Synthesis (1975). En este trabajo se pone de
manifiesto que la sociobiología tiene como objeto el estudio de las bases biológicas de las
conductas sociales. La psicología de la motivación ha asumido gran parte de los descubrimientos
alcanzados desde esta disciplina. En última instancia, queremos remarcar que la sociobiología, la
psicología comparada y la etología comparten origen —las posturas evolucionistas—, pero inician
su andadura con metodología y objeto de estudio distintos. Así, de forma general, la psicología
comparada estudia los temas relacionados con el aprendizaje, la etología estudia las conductas
no aprendidas, y la sociobiología enfatiza el estudio y conocimiento de las conductas sociales,
incluyendo en su estudio la conducta social humana.

La influencia etológica. La etología surge como una reacción a la psicología comparada,


centrando su campo de trabajo en el concepto de instinto, de la mano de Charles O. Whitman
(1842-1910) y su discípulo Wallace Craig (1918). Al mismo tiempo, y de forma independiente,
los europeos Jakob von Uexküll (1864-1944), Oskar Heinroth (1871-1945) y Karl von Frisch
(1886-1982) planteaban aspectos parecidos. No obstante, será Konrad Zacharias Lorenz9 (1903-
1989) quien consiga establecer firmemente la etología como disciplina científica. Posteriormente,
Nikolaas Tinbergen (1907-1988) y William H. Thorpe (1902-1986) desarrollan los planteamientos
de Lorenz.

La etología puede ser considerada como una rama de la Biología, relacionada con la evolución,
desarrollo y función de la conducta. Aunque la orientación etológica no está limitada al estudio
de las conductas instintivas, gran parte de la investigación etológica ha enfatizado el instinto
como objeto fundamental de estudio. Del mismo modo, al menos en sus inicios, la etología
centró sus estudios en las especies inferiores. Así, Tinbergen (1951) planteaba que la principal
cuestión en el ámbito de la etología tiene que ser: ¿por qué un animal se comporta del modo
que lo hace? La respuesta que propone es que la conducta de cualquier animal es el resultado de
la interacción entre los eventos ambientales y las condiciones internas de dicho animal (que, en
cierta medida, es la misma respuesta que se ofrece desde la propia psicología de la motivación
cuando se formula dicha pregunta).

Una de las principales aportaciones de la etología tiene que ver con la descripción minuciosa de
los componentes de la conducta instintiva. Así, Craig (1918) propone distinguir entre conducta
apetitiva y conducta consumatoria, también denominadas fase apetitiva y fase consumatoria,
para referirse a los distintos componentes de la conducta instintiva. 10 En cuanto a fase apetitiva
—o de aproximación—, tiene que ver con la ejecución de diversas manifestaciones conductuales
dirigidas a la obtención de algún objetivo o meta, que es el responsable de la activación de la
conducta instintiva. Es una fase de movimientos heterogéneos, no específicos de la especie,
pudiéndose apreciar cómo, dependiendo de la experiencia personal del individuo, este realiza
aquellos movimientos que estima apropiados para conseguir el objetivo.

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