Historia de La Lactancia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

HISTORIA DE LA LACTANCIA

Parte: de la Prehistoria al Cristianismo.

La historia de la lactancia materna es tan antigua como la historia de la humanidad y sus


beneficios se han documentada por siglos; descubrimientos recientes en éste tema,
combinados con las tendencias mundiales actuales en relación con la lactancia han
provocado un renovado interés en esta práctica antigua .En toda Europa se han
encontrado recipientes para alimentación con boquilla, en tumbas de niños, año 2000
A.C.
Las nodrizas son personajes importantes ya que amamantaban a los hijos de aquellas
madres, por lo general de una clase social más alta que no querían brindar lactancia
materna por el desgaste que esta producía, lo cual, con el tiempo, se fue convirtiendo en
un trabajo remunerado.
El código de Hammurabi 1800 A.C. contenía regulaciones sobre las nodrizas que
amamantaban al hijo de otra mujer por dinero (la alimentación al pecho se debía dar
por un mínimo de 2 años hasta un máximo de 4 años).En Esparta, la esposa del rey
estaba obligada a amamantar a su hijo mayor. El segundo hijo del rey Temistes heredo
el reino de Esparta solo porque su madre le había dado pecho, pues el hijo mayor había
sido amamantada por una extraña y, por ende, le fue negada la posibilidad de heredar el
trono.
Existen referencias de Babilonia en donde la lactancia se practicaba hasta que el niño(a)
cumplía los tres años (al igual que en la India y Egipto).
En el Papiro de Ebers de detallas descripciones de los cuidados de los bebes, del
amamantamiento e incluso de algunas posturas para dar de mamar. Se describían
también enfermedades de la lactancia, la mortalidad infantil por parásitos y se
planteaban criterios para determinar la calidad de la leche. Incluso en el Talmud se
definía que la lactancia debía darse hasta los 3 años de vida y debía ser exclusivamente
administrada por las madres que estaban gravemente enfermas; caso contrario son los
Espartanos que restringían la alimentación y la protección a los infantes.
En Egipto se consideraba un honor practicar la lactancia: las nodrizas eran elegidas por
el faraón y gozaban de muchos privilegios al punto de obtener altos rangos en la corte
del Rey. El abandono de los niños era castigado al igual que en la Babilonia en donde
además se regulaba la actividad sexual y otras actividades de la nodriza como sus
comportamientos ante la sociedad, vestido, higiene y demás cuidados personales. Si se
encontraba en condición de nodriza se penalizaba si se daba un nuevo embarazo.
En Roma a pesar de que fomentaba la práctica de la lactancia, esta era asociada al
envejecimiento prematuro, desgaste y dilatación de los pechos.

Es destacable que el pago por dichos servicios los recibía el marido de la nodriza pues
era el quien salía perjudicado con el desgaste que sufría su esposa, de lo anterior se
deduce que la lactancia no era un medio para la supervivencia, sino un mecanismo para
fortalecer el pode pues muchas veces la mujer dejaba a sus propios hijos para
convertirse en nodriza de otros por presión del cónyuge, para aumentar los ingresos.
Por lo tanto debido a todas las desventajas que tenía la mujer el amamantar era
necesario que la candidata tuviera características especiales: apacibilidad, buena familia,
cariñosas, jóvenes y con abundante cantidad de leche.

Además también se le atribuye a los romanos la promulgación de las primeras leyes de


protección al infante en las que el tutelar estaba a cargo de cada niño de velar por su
salud y su buena alimentación.
Por otro lado en China por orden del Emperador Amarillo se describe un libro conocido
como el estatuto de la Medicina el cual establece que la lactancia debía darse por al
menos dos años después del nacimiento o hasta que se diera un nuevo embarazo en esta
mujer.
Al pasar también de una época a otra, dicha consideración social también cambia pues
ya no se ve a las nodrizas como algo necesario para la alimentación, de los lactantes si
no que se convierte en un símbolo de poder adquisitivo y de posición social, y de paso,
estético, pues ya las mujeres de posición no se debían desgastar amamantando a sus
hijos, si no que podían contratar a alguien más para que se desgastara por ellas. Este
cambio de perspectiva es muy común a partir del siglo primero de nuestra era.
II Parte: del siglo XVII.
Así como la lactancia ha figurado desde los inicios de la historia, las nodrizas han
figurado como una parte fundamental de la misma .Estas mujeres recibían un salario
durante el tiempo que permanecían dando el pecho, así como alojamiento y pensión
completa. De igual manera también se acostumbraba que las nodrizas se llevaran a los
niños para alimentarlos en sus casas, sin embargo, la mortalidad infantil aumentaba
cuando esto se hacía, por lo tanto, aunque las nodrizas “Vivían” de la lactancia, esta
actividad estaba relacionada con una alta mortalidad infantil, la mayoría de las veces
debido a la asfixia o a infecciones de las que no estaban extensos los infantes.
Durante los inicios de la Era Cristiana, se fomentaba aún más el cuidado de los niños
pues se les consideraba los portadores de un alma inmortal, sin embargo, con el pasar de
los siglos, por el aumento del período de lactancia, incremento el número de niños que
había que cuidar y alimentar.
A partir del siglo VI, especialmente, entrada la Edad Media, empiezan a encontrar
documentos en los que hay dos cambios significativos. El primero, muy conocido
desde la prehistoria, parte de la idea de la lactancia como un alimento importante
considerado mejor si era suministrada por la propia madre; la segunda exceptúa de la
anterior regla a aquellas madres que, por diferentes razones, no podían hacerlo y
delegaban esta función a las nodrizas, las cuales podrían amamantar directamente al
niño o, en su defecto, utilizar tetillas o biberones bien lavados, factor que incidió
directamente en la disminución de la mortalidad materna por infecciones.
Nuevamente, son los romanos quienes empiezan a dictar las pautas, no solo respecto de
la legislación y perfil de las mujeres encargadas de amamantar a los niños y las niñas,
sino que además empiezan a documentar enfermedades que se contagian a través de la
lactancia, y las medidas higiénicas aplicadas no solo a las nodrizas sino también a todos
los instrumentos que utilizaban para alimentar al bebé. Se fija el tiempo por ley para
alimentar a los lactantes (tres años) y la contracción de las nodrizas se fija en periodos
(10 a 20 años), aparecen, de igual modo, las primeras exclusiones, pues las mujeres
enfermas (básicamente las contagiadas de sífilis), las musulmanas y las judías, no
podían ejercer como nodrizas de cristianos.
En el renacimiento, y más específicamente en Italia, se siguió con esta actividad, pero
más que una preocupación por el infante se debía a una cuestión de estatus social y del
querer conservar la apariencia física que muchas veces se pierde con la maternidad.
En este periodo se dan dos acontecimientos, uno sucedido del otro, que traerán consigo
el declive de las nodrizas y la inclinación hacia el hecho de que sea la madre quien se
encargue de amamantar a sus propios hijos. El primero de ellos es el “Descubrimiento
de América”: la lactancia jugo un papel importante pues la desnutrición infantil no era
un problema propio de nuestro continente, dado que el período de la lactancia materna
era prolongado. Si bien no se consumían lácteos, el tratamiento intuitivo del maíz con
agua de cal, provenía el calcio necesario luego destete; el maíz molido y tratado durante
toda la noche con agua de cal, liberaba la niacina de los compuestos niacitina y
niacinògeno, en los que no está biodisponible, ya que no existen enzimas que permitan
su liberación en el intestino.
El segundo acontecimiento, muy ligado al primero, fue la importación de la sífilis a
América y la exportación de la gonorrea a Europa. La presencia de estas enfermedades,
y su contagio a niñas y niños pequeños hace pensar, de manera acertada, que dichas
infecciones podían pasar al lactante por medio de la leche materna, por lo que toma más
fuerza la idea de que la propia madre es quien debe amamantar a su hijo.
Además, también empieza a manejarse la concepción del vehículo entre madre e hijo,
pues las nodrizas desarrollaban una relación muy estrecha con él bebe que
amamantaban, con la presencia de la madre, dicha vinculación sería más fuerte y
además seria parte de un proceso necesario para que la maternidad se diera de manera
adecuada, sana y con el mejor desarrollo para ambos seres.
De modo que, de acuerdo con lo anterior, la lactancia sufre una nueva evolución en
donde pasa a ser un medio de representación a nivel social, con el pago de nodrizas
(para ellas medio de subsistencia económica) a ser un medio de vinculación donde la
nodriza empieza a quedar de lado a dado que se fomenta de una manera más insistente
la unión madre-hijo, por medio de la alimentación de la primera hacia el segundo.
Aunado a la introducción de la alimentación artificial, y a la aparición del Virus de
Inmunodeficiencia Humana, empieza la desaparición de las nodrizas y la disminución
(aun mayor) de la desnutrición (sustituida por malnutrición en realidad) y de la
mortalidad infantil, ya entrada la edad moderna.
III parte: del siglo XVIII a la actualidad.
A partir de la segunda guerra mundial, con la introducción de la leche en polvo y los
suplementos de lactancia, el papel de las nodrizas cae en detrimento, hasta su total
desaparición en la década de los años ochenta, en que coincide con la aparición del
VIH, pues es a partir de ese momento que se toma una certera conciencia que a través
de la leche, se pueden transmitir enfermedades que –a largo plazo- serian mortales para
él bebe. Curiosamente, con el declive de las nodrizas, inicia la aparición de una
enfermedad de transmisión sexual (sífilis) y termina con la aparición de otra (VIH).
Ahora en el siglo XXI, se tiene la certeza de que la lactancia materna es el alimento más
completo con el que pueden contar los recién nacidos y lactantes; no obstante, se hace
necesaria una sensibilización social que permita conocer las ventajas científicas
demostradas de la lactancia, tanto para él bebe como para la madre. Dicha
sensibilización se debe hacer bidireccional, en donde sean respetados no solo los
derechos de aquellas mujeres que desean proporcionarle este vital alimento a sus hijos
durante la primera etapa de sus vidas, sino que además se deben de respetar los derechos
de aquellas mujeres, que previamente informadas de las ventajas de la lactancia materna
sobre las fórmulas de leche en polvo, deciden por la razón que sea, alimentar a sus hijos
con otro tipo de leche a pesar de las consecuencias que esto pueda acarrear.
Por lo tanto a través de la historia se observan diferentes tipos de evolución: la de
pensamiento, la de la lactancia materna y la del ser humano, muy entremezcladas las
tres.
La lactancia pasa de ser un medio de sobrevivencia, a uno de subsistencia
socioeconómica, luego se convierte en un lujo que no solo inserta una distinción social
sino una preferencia por lo estético. Por otro lado, el pensamiento respecto de la
lactancia se va modificando dado que más allá de considerarse un alimento llega a ser
percibido un bien material negociable y capaz de producir dinero.
Posteriormente es concebido como un factor de peso para la relación entre madre-hijo y
últimamente, un cambio de concepción en que el ser humano se reta a si y a la
naturaleza puesto que, ante la existencia de fórmulas de leche, la lactancia es tomada
como una opción más.
Sin embargo la lactancia materna, en pleno siglo XXI, la lactancia materna sigue
vigente a pesar de todas las transformaciones tanto en su concepción como en su uso;
sigue manteniéndose como la mejor opción para cualquier tipo de lactante, de termino
o no, y no solo a nivel fisiológico, sino también a nivel psicológico y social, y no solo a
un medio de alimentación, sino un medio de caracterización y unión dentro de la raza
humana que, valga la redundancia, nos vuelve mas humanos, mas “mamíferos”, y sobre
todo, más personas por lo que este contacto constante y prolongado, se vuelve esencial,
no solo desde el punto de vista nutricional, sino que también desde un punto de vista
más integral.
ANTROPOLOGÍA DE LA LACTANCIA

La alimentación de leche de animales (vaca, oveja o cabra) no es la adecuada durante


los primero días de vida ya que produce una sobrecarga renal y metabólica en el
organismo del niño de pocos meses por esta causa, hasta que las leches adaptadas se
comercializaran o demostraban que no había daño infantil, no existió ningún alimento
para los niños de pocos meses por lo cual su muerte era casi segura cuando no se podía
amamantar al niño.
La cantidad y composición varían según el tiempo transcurrido desde el parto y es
suministrada al bebe, misma que se adecuaba a las necesidades nutricionales de la edad
del lactante

Creencias relacionadas con la lactancia materna

Hasta mediados del siglo XX existía el temor de un riesgo potencial para el futuro del
hijo, ya que a partir de ahí se hizo posible la administración de leches de fórmula
adaptada a los niños en los que por alguna razón no era posible la lactancia materna.
Se solía relacionar con prácticas y rituales religiosos (oraciones escritas e imágenes de
la virgen o santos que se escondían en algún lugar de la casa) a la mujer para que tuviera
suficiente leche o con creencias paganas como arrojar el calostro a las paredes de la
habitación de la recién parida o colocar ciertas prendas o hierbas bajo el colchón para
que tuviera abundancia de leche.

En las grandes culturas la necesidad de una deidad, para una buena lactancia: en Egipto
la diosa Isis, en Grecia la diosa Hera y en Roma la diosa Rumia. Esto confirma que el
fracaso lácteo era una realidad muy temida y frecuente por ello ponían toda su
esperanza en la intercesión de: dioses, amuletos o remedios ya que por alguna razón les
daba tranquilidad.

Las representaciones artísticas de la Virgen María lactando a su hijo Jesús aparecieron


durante los primeros siglos de la era cristiana. Se transformaron o adaptaron las antiguas
creencias paganas de la zona del Mediterráneo en el culto a la advocación de la Virgen
como María Lactáns (gran símbolo de maternidad “la leche evoca devoción sin límites
de la madre”), Galactotrofusa, Virgo Lactans, Madonna Lactans o la Virgen de la
Leche, cuyas imágenes han llegado a nuestros días a través de la pintura, escultura e
iconografía en el caso de la iglesia ortodoxa.

Durante los siglos XV y XVI, muchos palacios, ermitas, iglesias y catedrales poseían
alguna imagen de la Virgen lactando al niño (disminuyen a partir del Concilio de Trento
que censuró las imágenes del pecho desnudo de María), que estaba en consonancia con
los cánones de belleza de cada momento artístico.
La Contrarreforma Católica trajo consigo la potenciación de la advocación de la
Inmaculada como ejemplo de perfección y virtud y el abandono del culto a la
representación de la Virgen María como madre nutricia y educadora del hijo divino.

La protección de la lactancia pasó a ser desempeñada por aquellas representaciones que


ensalzaban la virginidad, como es el caso de las santas cuyo martirio consistió en la
mutilación de los pechos. El culto a Santa Águeda se extendió por los pueblos y
ciudades de nuestro país como la principal intercesora de las enfermedades de los
pechos y de la lactancia. La fe y esperanza en la intercesión de santas o vírgenes fue
durante siglos una práctica en la que se confiaba para asegurar el éxito de la lactancia y
la supervivencia del niño.

Se colgaban relicarios, medallas, escapularios con la virgen o la cruz sobre la cuna o


alguna prenda del niño. Así también la utilización de remedios caseros y amuletos
protectores contra el mal de ojo que podía afectar a la lactancia o dañar al niño ha sido
de uso común por toda la geografía nacional, al margen de las autoridades eclesiásticas,
como las higas de azabache, sonajeros portadores de algún talismán, abalorios de coral,
medias lunas de plata o los llamadores de ángeles. Su creencia en la eficacia simbólica
pudo constituirse en un escudo protector que daba seguridad y tranquilidad a las madres
sobre su capacidad de éxito en la lactancia y mantenía alejado el temido “aojamiento”
sobre los lactantes a los que se consideraba seres vulnerables que debían ser protegidos.

En la actualidad, nos encontramos con un mosaico cultural dentro de la misma sociedad


con una superposición de distintas prácticas y creencias. Algunas de ellas han llegado de
la mano de nuevos sectores de población inmigrante, otras son resignificaciones de
viejas creencias y otras han nacido al compás “nuevas informaciones” o “nuevas
filosofías de vida”, relacionadas con visiones biologicistas de la que se comparten a
través páginas de internet, que, en ocasiones, arrastran tanta carga ideológica como lo
hacían algunas creencias y supersticiones del pasado.

Inicio de la alimentación al pecho


Algunas sociedades nacionales e internacionales establecen que el inicio de la lactancia
debe de realizarse de forma precoz y, de ser posible en la primera media hora tras el
parto, momento en el que el niño se encuentra alerta y el reflejo de succión es más
fuerte. Pero hasta los años ochenta del siglo XX la iniciación de la lactancia en nuestro
país era totalmente diferente a los bebés, tras el nacimiento, se los separaba de sus
madres para que ambos descansaran tras el parto. Se asocia el fracaso de lactancia a la
separación madre-hijo dentro del protocolo hospitalario que rodean al nacimiento. El
parto hospitalario comenzó a ser frecuente a partir de los años sesenta y setenta antes se
producía en el hogar.
Los mitos, costumbres y prácticas tradicionales relacionadas con la lactancia son muy
variables según el contexto sociohistórico y cultural de cada época como: el mantener
alejado al hijo de la madre después de dar a luz por horas por el desconocimiento de las
consecuencias, ventajas debido a que se seguían más las costumbres.
A finales del siglo XVIII, Bonélls, médico de Cámara de los Duques de Alba,
aconsejaba poner al recién nacido al pecho a las pocas horas del parto e insistía sobre
que el niño/a tomara los calostros maternos pues existía la costumbre, procedente de la
medicina hipocrático-galénica, de no iniciar la lactancia hasta pasados 2 o 3 días. Hatin,
reputado médico francés, también aconsejaba que el recién nacido debía ponerse al
pecho a las 5 o 6 horas del parto y aprovechar el efecto laxante del calostro para
expulsar el meconio y, además, explicaba que la lactancia temprana era buena para
moldear el pezón y favorecer la secreción de leche.
Lo que daban a conocer estos médicos, no se llevaron a cabo, pues en la práctica
cotidiana médicos y parteras continuaron recomendando poner el niño al pecho
al día siguiente de nacer.
Loste Echeto cita que Avicena (genio precoz) aconsejaba que: “los 3 o 4 días no dé el
pecho la madre, hasta que se le quiten los calostros, sino otra mujer que haya parido
recientemente”. Esta primera leche, por su aspecto espeso y amarillo, se tomaba como
una leche añeja, poco saludable para el niño. Erróneamente se asociola ictericia del
recién nacido al color amarillento del calostro, lo que ha contribuido a mantener esta
práctica poco saludable para niño y madre hasta nuestros días en distintos lugares, como
en América Latina, en India o en África.
En ocasiones, la subida de la leche, también llamada calentura láctea, producía una
ingurgitación de las mamas que la succión recién nacido no resolvía por lo que se
recurría a otro niño lactante e incluso a un adulto para vaciar y descongestionar los
pechos. Se decía que se podía descargar (mamar) los pechos cuando había molestias, se
aconsejaba la succión por un adulto o un perrillo recién nacido de raza mediana o
grande cuando era necesario evacuar la leche del pecho para mantenimiento de la
lactancia, sobre todo en caso de mastitis los que se debía desechar la leche de la mama
afectada. Fue además utilizado por las nodrizas en el viaje a la ciudad para “tirar del
pecho” y evitar quedarse sin leche cuando no llevaban consigo a su hijo por haberse
quedado en la aldea con la familia o por haber fallecido.
El primer día, tras el parto, al bebé se le ofrecía una infusión de anís en grano para
calmar la sed y ayudar a iniciar los movimientos intestinales. En realidad esperar unas
horas no evitaba los calostros pero se desaprovechaba el fuerte reflejo de succión del
recién nacido tras el nacimiento y el efecto beneficioso que la succión del pezón tiene
sobre la contractilidad uterina para evitar hemorragias postparto. En la mayoría de los
casos, la subida de la leche se producía sin problemas y la lactancia se prolongaba hasta
2 años si no existían contratiempos. Las matronas, parteras, abuelas, madres y hermanas
eran las encargadas de ayudar y asesorar a las madres inexpertas sobre la lactancia y
cuidados del recién nacido.
Actualmente, en la mayoría de las instituciones sanitarias se ha establecido el fomento e
inicio precoz de la lactancia materna, por lo que solamente quedan al margen de estas
medidas aquellos casos en que la madre no pueda o no quiera dar el pecho; así como los
neonatos que por alguna razón no puedan ser puestos al pecho materno y deban ser
alimentados a través de otros métodos.
Durante el embarazo muchas mujeres suelen tener falta de subida de leche, grietas del
pezón, mastitis además de una falta de engorde del niño y son las principales causas de
fracaso en el inicio de la lactancia materna.
La importancia y el valor de la mujer y grupo familiar dan a la lactancia materna es un
factor que predispone a favor o en contra de la misma. Las mujeres jóvenes evitan la
lactancia materna o la interrumpen de forma precoz ya que perciben que la “leche de
biberón” es una ventaja importante para el tándem madre-hijo.
También existe el caso contrario (dentro de grupos culturales donde se da una gran
importancia a la lactancia materna y también en mujeres donde la lactancia natural es
percibida e idealizada como indispensable para la buena maternidad), mantener a toda
costa la lactancia materna ineficaz, evitando darle leche de fórmula o alimentación
complementaria aun cuando el desarrollo del bebé no es correcto y su salud puede estar
en peligro.

Hay ocasiones, previas al parto, en las que la mujer ha decidido no dar el pecho, esta
decisión suele chocar con las recomendaciones de los sanitarios que la atienden y que se
adhieren al fomento de la lactancia materna por encima de todo. Pedir la pastilla para
evitar la subida de la leche y exigir que le entreguen un biberón de leche de fórmula
para el niño se convierte en una hazaña casi imposible durante la estancia hospitalaria
por las presiones a favor de la lactancia natural.
Para sanitarios, familiares y amigos prevalece el concepto de “madre nutricia”, como si
fuera después de la gestación la condición indispensable para ser una buena madre. La
naturalización de la lactancia y su promoción a toda costa, incluso sin tener en cuenta
los deseos de la madre, se convierte en una práctica cercana al concepto de violencia
simbólica de Bourdieu ya que los profesionales de la salud ponen en tela de juicio la
decisión de la mujer, lo que en cierta forma le hace sentir culpable del no amantamiento.

Duración de la lactancia materna


Depende de factores biológicos y socioculturales y está condicionada por ellos; pero
también por factores relacionados con la interacción madre-hijo. Hasta la
comercializaron de leches de fórmula, las madres intentaban mantener la lactancia un
mínimo de 3-4 meses y, si era posible, hasta que el niño la abandonaba por sí mismo. Se
consideraba que cuando un niño adquiría cierta independencia, era capaz de hablar,
relacionarse o salir de la casa, se retiraba el pezón aunque para algunas madres
terminaba siendo un lastre; este hábito les quitaba cierta independencia para dedicar
tiempo a otras cosas.
El total de meses o años que un niño recibía leche materna pudo haber estado
relacionada con las costumbres de cada sociedad, la adecuación a las posibilidades de
la alimentación infantil o con la disponibilidad de otros sustitutos lácteos. Existen
referencias indirectas al tiempo de lactancia en textos babilónicos de la antigua
Mesopotamia como; las Leyes de Eshnunna y en el Código de Hammurabi (XIX a.C.),
en los que se hace referencia a ciertas disposiciones sobre las nodrizas. Son textos
legales que establecen las obligaciones y la duración de las mismas: alrededor de tres
años. Pero no debemos de olvidar que entre las obligaciones de la nodriza estaba
también el cuidado y crianza de los niños, por lo que es posible que no todos fueran
amamantados hasta dicha edad.
En la Biblia se hace referencia al tema de la lactancia, frecuentemente, a través de la
figura de la nodriza. Moisés que, tras ser salvado de las aguas del Nilo por la hija del
Faraón, será amamantado por una nodriza judía; su propia madre natural en los cuales
pone los tres años como edad del destete. El Corán, por su parte, establece que la
lactancia, para ser completa, se alargará hasta los dos años de edad, permitiendo un
destete más temprano siempre que los padres estén de acuerdo.
Las diferencias sobre la duración de la lactancia se relacionan con el contexto cultural
donde se producen. En los países del Levante Mediterráneo los niños sólo se alimentan
con leche de pecho hasta el año de edad, mientras que en algunas tribus de Canadá los
niños maman hasta los 4-5 años. En la transmisión de pautas culturales en Nueva
Guinea las mujeres de las tribus arapesh amamantaban a sus hijos hasta la edad de 3-4
años, mientras que sus vecinas de las tribus mundugonor trataban de destetarlos en
cuanto comienzan a caminar.
Dejar de amamantar al niño porque ya había sobrepasado la edad que se estimaba
conveniente, no siempre era acorde a sus demandas. En la mayoría de los casos bastaba
con separar las tomas para que el flujo de leche se fuera agotando y el niño abandonara
progresivamente la succión. Sin embargo, en otras ocasiones, era necesario recurrir a
diferentes estrategias para dar mal sabor al pezón o asustar al niño y que entendiera que
el seno materno ya no estaba disponible. La técnica más frecuente transmitida de
madres a hijas ha sido aplicar alguna sustancia o alimento desagradable como; barro,
savia amarga, pimentón o ajo. Si continuaba se recurría a asustar al niño poniendo piel
de conejo sobre el pecho; en otras ocasiones se busca en el consejo experto, una forma
que no traumatice al pequeño.
Si había un nuevo embarazo, se finalizaba la lactancia, por creer que era peligroso para
la madre gestante como para el hijo que venía de camino; solo era un riesgo si existía
malnutrición en la madre o padecía alguna enfermedad. Una nueva gestación obligaba a
dar leches de animales o la introducción precoz de alimentación complementaria,
poniendo en grave peligro la salud infantil.

También se han realizado estudios basados en restos fósiles que nos acercan a las
prácticas que pudieron existir en sociedades primitivas. Restos de un niño neanderthal,
en el que se ha determinado que fue destetado con seis meses. Pero estos resultados sólo
informan que el pequeño sobrevivió a un destete temprano.
La duración de la lactancia depende de distintos perspectivas individuales,
representaciones socioculturales y condicionantes que afecten a madre e hijo. Por tanto,
la respuesta siempre es tan variable como lo son las distintas configuraciones
socioculturales y personales de los individuos.
COMPOSICION DE LA LECHE MATERNA
La leche materna es considerada el alimento más completo desde el punto de vista
bioquímico, ya que tiene todos los nutrientes indispensables, en términos de equilibrio,
para suplir los requerimientos necesarios para el crecimiento y la energía. Su contenido
de proteínas y su relación con los demás nutrientes está en función de la velocidad de
crecimiento de nuestra especie; al mismo tiempo mantiene un perfecto estado de salud,
porque aporta sustancias para la defensa del organismo contra posibles enfermedades.
La composición de ésta varía durante la lactancia y se adapta a las necesidades
cambiantes del niño o niña:
TIPOS DE LECHE MATERNA
Dicha leche natural se divide atendiendo al tiempo que se lleve secretando en: leche pre
término (pre-calostro), calostro, leche de transición y leche madura.
Tipos Composición Tiempo
Pre-calostro Exudado de plasma, sodio, Se forma durante el último
cloro, células, trimestre de gestación
inmunoglobulinas,
lactoferrina, seroalbúmina
y pequeña cantidad de
lactosa producidos durante
la gestación.

Calostro Proteínas, vitaminas A, E, 4-5 días posteriores al


K Minerales: Na, Fe, Zn, parto
azufre, K, Mg, Se
Inmunoglobulinas A,
lactoferrina, linfocitos,
macrófagos Enzimas que
facilitan la eliminación del
meconio
Leche de transición Tiene un mayor contenido Produce entre el día 4 y 15
de grasa, lactosa y posterior al parto. Al 4 ó 6
vitaminas hidrosolubles día se produce un
que el calostro y, por lo incremento brusco en la
tanto, suministra más producción de leche
calorías al recién nacido, (subida de la leche) 600-
adecuándose a las 700 ml/día
necesidades de éste
conforme transcurren los
días.
Leche madura Proteínas, agua, lactosa, A partir de las primeras
grasa, minerales y dos semanas tras el parto,
vitaminas C y D y Su volumen promedio es
riboflavina de 700-900 ml/día durante
los 6 primeros meses
postparto y da de 70 a 76
Kcal. /dl.

MACRONUTRIENTES
Proteínas: promueven el crecimiento y desarrollo óptimo del niño o niña e intervienen
en el desarrollo del sistema nervioso central
Lípidos: intervienen en el desarrollo del sistema nervioso central. La concentración de
grasas en la leche materna varía entre las mamadas, es mayor al final de las mismas, así
como al inicio y al final del día.
Carbohidratos: contribuyen al desarrollo del sistema nervioso central y ayudan en la
abosorción de calcio y otros nutrientes.
MICRONUTRIENTES
Vitaminas: las concentraciones de vitaminas hidrosolubles y liposolubles cubren las
demandas del lactante. Solo la cantidad de vitamina D es limitada, pero este déficit es
subsanado con la producción de la misma por acción de los rayos solares.
Otros Componentes
Minerales: el contenido de minerales de la leche materna se adapta a los requerimientos
nutricionales del lactante y son de fácil absorción. Los más importantes son el hierro y
el zinc, entre otros.
Nucleótidos: son compuestos intracelulares que intervienen en procesos biológicos de
vital importancia, incrementando la función inmune y mejorando la disponibilidad del
hierro.
Moduladores del crecimiento: son factores del crecimiento con acción metabólica
específica, por ejemplo el factor de crecimiento epidémico, que se relaciona con el
crecimiento y maduración celular de absorción del intestino y el factor de crecimiento
neurológico que interviene en el desarrollo del sistema nervioso central.
Hormonas: se encuentra gran cantidad de hormonas como la insulina, la oxitocina, la
somatostatina, los esteroides ováricos y suprarrenales.
Enzimas: permiten la digestión y fácil absorción de los nutrientes de la leche materna,
así como la maduración celular y la función inmunológica.
Factores de protección: estimulan el sistema inmunológico del lactante y lo protegen
contra enfermedades infecciosas.
Agua: satisface las necesidades de líquido, por lo que no es necesario darle agua u otro
líquido mientras se está amamantando en forma exclusiva
1. INDICADORES LACTANCIA – RURAL URBANO ECUADOR

Tiene mayor prevalencia en las madres indígenas. El 77% de la etnia cumple con la
lactancia exclusiva en los primeros 6 meses de vida, es decir, aceptan las
recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Le sigue la
población de mujeres mestizas, con el 41,3%; las afros, con el 38,6%; y las mujeres del
pueblo montuvio, con 22,9%.

La encuesta Ensanut precisa que la lactancia materna continua es mayor en el área rural
(58,9%) y menor en la urbana (35,9%). Pese a ello, el estudio recalca que el área rural
presenta una proporción por debajo de la encontrada en referencias anteriores;
posiblemente porque un mayor número de mujeres forma parte de la fuerza laboral, la
influencia de la publicidad y la venta de alimentos sustitutos de la leche materna.
Agrega que a medida que se incrementa el nivel de instrucción de las madres, la
proporción de mujeres que amamantaron a sus hijos disminuye. Quienes no tuvieron
ninguna instrucción alcanzaron el 61,3%, las mujeres con educación básica un 46%, con
bachillerato 36,5% y con ciclo superior o posgrado 29,2%. Narcisa Garzón, directora
distrital de salud del sector Isla Trinitaria, explica que en la lactancia interfieren factores
como el saneamiento ambiental, la infraestructura, las condiciones económicas de la
población y la educación.

DATOS ESTADISTICOS

También podría gustarte