Actividades de La Resistencia y Las Personas Detras de Ella
Actividades de La Resistencia y Las Personas Detras de Ella
Actividades de La Resistencia y Las Personas Detras de Ella
Desde Caracas la comunidad vasca hace y ha hecho patria. Las ayudas a los distintos
partidos y organizaciones sindicales del país han llegado puntualmente, a lo largo de todos
los años, desde los primeros y más difíciles momentos.
Cada año, una cena especial se convoca en Euzko Etxea con el exclusivo propósito de reunir
fondos con destino al Gobierno en el Exilio. En esta oportunidad, a finales de enero de 1979,
los invitados llegados de la patria originaria para «calentar» el ambiente eran Arzalluz y
Garaikoetxea. El año anterior, el presidente del EBB estuvo acompañado por Juan de
Ajuriaguerra.
Los donativos directos, efectuados a los postres, rozaron la cantidad de dos millones de
pesetas. No pasaban de doscientos los comensales y había abundantes matrimonios.
Dejamos al lector que establezca la proporción «per cápita» de las donaciones.
Y no todo ha sido dinero. Iñaki Zubizarreta nos contaba la gene sis de Radio Euzkadi Libre,
«Euzko Deia»:
«Salió un día un anuncio en el periódico, vendiendo una radie una estación, por ocho o diez
mil bolívares; un monstruo que ocups ba cuatro metros. Hubo que coger un terreno de varias
hectárea; hacer una antena que tenía más de cuatrocientos metros de períme tro, de forma
romboidal; también se construyó una casa, luego otr y ya, por fin, se puso a andar.
El día que salió al aire parecía un milagro, tan de refilón respec to a todo. Para que llegara,
con un sólo kilowatio de potencia, la cues tión técnica parecía un compendio de «basket
ball»: las ondas llegaba a puro rebote: tenían que dar en el mar en tal punto, en la estratosfe
ra en tal otro, y desde allí, por fin, a Bilbao o a Donosti.
La «cuarta rueda de la resistencia», decía Iñaki Anasagasti qu-se llamó a este poderoso
instrumento de propaganda.
Félix Berriozábal, «Elorrio», nacido en este pueblo de Vizcay: es conocido entre otras cosas
por la agresión de un maleante caraque ño, que un mal día le apuñaló, rompiéndole cuatro
costillas, el páncrea y un pulmón. Félix había emigrado después de actividades de resis
tencia en el interior de Euskalerría, y en los años difíciles: distribuí ción de propaganda,
«pintadas»...
Allí hay un «télex» que facilitó al periodista su transmisión diaria al periódico, durante la
estancia de los burukides.
Pues bien, «Elorrio» también recordaba aspectos de la creación de Radio Euzkadi: «todos
los domingos íbamos a hacer carretera. Allí se jodieron todos, ingenieros, arquitectos...
todos. Teníamos que hacer la carretera nosotros mismos, porque si no, todo estaba
descubierto. Aquello era selva, pero selva-selva, con cantidad de culebras. Por allá han
pasado después todos, menos José Antonio de Aguirre, porque ya había muerto: Leizaola,
Rezóla, Irujo, Juanito, Isasi, Garaikoetxea, Olábarri...».
Radio Euzkadi emitió tres programas diarios, desde 1965 hasta 1977, ininterrumpidamente.
Una de las fechas clave era «Aberri Eguna». En esa ocasión, después del acto principal de la
fiesta, había que subir a toda velocidad, por aquellas careteritas, para emitir las grabaciones.
No se mató nadie por milagro.
Junto al emisor se quedaba Achurra, viviendo allí permanentemente, con dos excepciones:
Nochebuena y Gabon Zar. En esas dos grandes festividades le sustituía Félix Berriozábal,
para que el otro cenase con sus amigos de Galdácano.
Se quedaba en esas ocasiones al raso, fuera de la caseta, envuelto en una manta,-para que
no pudieran pillarse de sorpresa. Le rodeaban tres perros guardianes, y dejaba siempre al
alcance de la mano un arma, «para poder cambiar plomo» en caso de un asalto a tiros.
«Cuando el terremoto de Caracas, fui el primero en subir. Tenía un «Wolsky», y allá me fui,
apartando las piedras que-habían caído a la carretera. La antena se había movido un poco,
pero la caseta de la estación estaba en pie».
José Abasólo era uno de los que participaban diariamente en la elaboración de «Euzko
Deia». Desde primera hora de la madrugada, con unos auriculares, se dedicaba a escuchar
la BBC de Londres, Radio París...
Con las noticias más frescas que lograba en los noticiarios europeos menos «censurados», y
las del propio Estado Español, elaboraba sus informativos. Así, día tras día. Contaba que la
madrugada siguiente al cierre de la emisora se levantó automáticamente a eso de las seis,
tomó los auriculares, sintonizó la BBC y se puso a anotar
las noticias. Tuvo que despertarse su mujer y advertirle que ya nc hacía falta, que se había
acabado aquel trabajo.
Iñaki Anasagasti y Jon Mikel Olabarrieta, junto con Guillermc Ramos, el locutor, eran de los
más jóvenes participantes en la aventura El segundo de ellos, un día que nos llevaba en su
automóvil nos dije al pasar ante un edificio: «Mira, aquí teníamos los estudios. Entonces
había, de los cincuenta apartamentos, cuarenta y siete ocupados por «masajistas» y dos por
«maricos». Cuando veníamos a grabar, nos miraban con una cara de complicidad...».
El verdadero motor, el más activo en todo éste y los demás esfuerzos de propaganda, fue
Alberto Elósegui, según Zubizarreta, que explica: «En muchos casos, nada de lo que
hacíamos podíamos decirlo, íbamos a pedir dinero y entonces pensaban: esos zánganos,
¿para qué querrán el real?, ¿cuál es la actividad que desarrollan? Tenías que hablar tanto,
que pensabas sí no merecía la pena poner de tu bolsilloi lo que te iban -a dar, antes que
gastar tanta saliva para conseguirlo-Pero era parte del ejercicio; aunque fuese más cómodo a
veces decir «lo pongo yo», había que mantener a la gente en posición de colaborar».
Cuesta trabajo creer que las autoridades venezolanas ignoraron realmente la existencia de
aquella emisora. Algunas veces, la guardia nacional pasó por las cercanías. Pero no la «vio».
El caso es que allí estuvo, y que la pudo oír todo el que quiso. En Donosti bastaba con un
receptor corriente y un mínimo de antena: un cable sacado por la ventana.
Un «enteradillo», que llegó por Venezuela desde Euzkadi, puso en el brete al grupo de la
radio, cuando afirmó:
Venezuela fue también refugio de escritores sobre temas vascos: los Amézaga, Acarregui,
Bilbao, Bengoa, los ya regresados Ugalde y Pelay, Jesús Basáñez y el mismo capitán
Burgaña.
Basáñez vino a Caracas el año 54, por asunto más bien de índole económica. Es el suegro
de Joseba Bilbao, el cirujano. Y ha publicado seis obras: «Arlotadas», «Lejona, anteiglesia
vizcaína», «El Proceso de Martín Sertucha», «El humorismo vasco», «Pruebe usted esta
pildora» y «¿Qué dicen de los vascos?».
Pero quizás el tema más atrayente y vivo en la actualidad sea el de su obra teatral «El
Proceso de Martín Sertucha», que ahora está en trance de reedición:
«Hice una obra de teatro porque los procesos, los juicios, creo que es en el teatro donde
tienen mejor cabida, con la intervención del defensor, la intervención del fiscal, etc. Este
Sertucha fue un señor que marchó a Valladolid en el siglo XVII, poco antes de que Cervantes
publicara el primer tomo del Quijote. Fue a vivir a la villa de Portillo, parece que montó una
tiendecita, y lo empadronaron como pechero. Pero, claro, como la ley que teníamos nosotros
en Vizcaya decía que éramos todos iguales, y libres; o sea que no había pecheros, ni
aristócratas, entonces Sertucha alegó su condición de vizcaíno. Le obligaban a pagar poco,
dieciséis maravedíes, pero no era eso, él defendía el principio; el fuero y no el huevo. Y litigó
durante tres años en la Corte de Valladolid, hasta que consiguió que le exoneraran del
impuesto.
Entendí que era un mensaje para la juventud, y por eso lo edité, más que nada con vistas al
Centro Vasco, porque allá en la Península no se podía publicar entonces».
El inagotable Capitán Burgaña no ha lanzado sólo la tesis del descubrimiento venezolano por
«txalupas» vizcaínas. Es un investigador constante, con resultados sorprendentes, basados
en sus cono cimientos náuticos y en sus lecturas detenidas de textos antiguos, entre los
cuales la Biblia ocupa lugar preferente.
En la revista de la «Fundación La Salle», Fernando Cervigón afirma que fue «el primero en
aportar trabajos oceanógraficos a Venezuela, seguido por otros estudiosos».
El Congreso de Estudios Vascos, celebrado en Biarritz, contó con una ponencia de Burgaña,
en donde reivindicaba la memoria de Juan de la Cosa, el marino y cosmógrafo vizcaíno,
maltratado por Colón, y por Bartolomé de las Casas, que le llamó traidor, entre otras cosas.
El investigador motrikoarra afirma que la culpa de la varada y la pérdida de la Santa María
fue del Almirante en persona, que Juan de la Cosa obró sensatamente aquella noche y,
además, poco interés podía tener en que se perdiese una embarcación de la que era pro -
pietario.
La «Editorial Sucre», de Caracas, le editó a este investigador el año pasado un libro titulado
«El Vasco, pueblo singular», en donde aparecen conclusiones y tesis no menos
revolucionarias. Afirma Bur-gaña que las diferencias de criterio entre vizcaínos y
guipuzcoanos, por una parte, y alaveses y navarros, por otra, vendría dada por los
remotísimos orígenes de unos y otros, procedentes de distintas ramas del tronco común
étnico, el arameo. Asegura, tras la lectura detallada de los textos bíblicos, que el Paraíso
estuvo en Canarias. Y se refiere también a «Las tierras de Atlandi», a «Los Vascos en
Poniente», «Los Vascos con Colón» y «Los Vascos en la Vuelta al Mundo».
Un curioso, amplio y diversificado ensayo que tal vez se edite próximamente en Euzkadi.
De todos modos, el libro más popularizado en el mundo, de entre los lanzados por los
venezolanos de Euzkadi como arma defensiva contra el franquismo, fue «Los hijos de
Guernica», de Steer. Lo tradujo el periodista Alberto Elósegui. Y aquel grupo de jóvenes
entusiastas consiguió la jugada maestra de venderlo la edición íntegra, a un Ministerio del
Gobierno de Venezuela y después recuperarla, casi completa, como regalo del propio
Ministro.
Más ligero y fácil de distribuir era «Gudari», hecho en Caracas durante años y años, en una
tipografía que aún existe, enfrente del restaurante «La Cita» y a una «cuadra» de la oficina
de «Elorrio». Fue el primer boletín de la resistencia vasca de la postguerra, y pudo publicarse
con absoluta regularidad, mediante un esfuerzo titánico de aquella comunidad prácticamente
arruinada en lo económico. Se imprimía en papel biblia, y en un formato pequeño, para que
se pudiera llevar fácilmente en un bolsillo, y el encargado de contrabandearlo tuviera que
soportar menos peso.
Y con «Gudari», la primera etapa del «Euzkadi» venezolano, y la revista de los jóvenes de
Euzko Gaztedi...
Incluso una película de largometraje, que no es ninguna tontería. En primer lugar, por el
costo. Se necesitan bastantes miles de bolívares más que para pagar el emisor radiofónico.
Luego, el trabajo de creación e investigación, la recogida de materiales informativos
desperdigados, la elaboración del guión, la redacción de los comentarios «en off», la música,
compuesta especialmente para la banda sonora, la sonorización, el montaje...
El guión se hizo por el equipo de los Inza, Elósegui, etc. El montaje se encomendó a un
técnico. La composición musical corrió a cargo de Iñaki Irureta, ex-miembro del conjunto
musical «Los Contrapuntos», de Azcoitia, que en este enero de 1979 amenizó con un órgano
electrónico el baile siguiente a la tamborrada.
Zubizarreta, el miembro de aquel equipo de resistentes, que presidió el Centro Vasco y ahora
pasa la vida en el aire, entre Caracas y Donostia, seguía con sus revelaciones:
«Yo estoy seguro de que fue la actividad desarrollada en Venezuela la que salvó la vida de
Aguirrezábal, el primer condenado a muerte de las gentes de ETA. Por un lado, estábamos
consiguiendo que todo el mundo actuara, y por todo el mundo entiende el Presidente de la
República, el Ministro de Asuntos Exteriores, los demás ministros, el Nuncio de Su
Santidad... y, por otro lado, estábamos manifestándonos.
Esto era en el año 69. Aguirrezábal había tenido un tío sacerdote en el grupo de curas del
Tuy, que tanto bien hicieron aquí, incluida la fundación de una cooperativa por Hormaechea,
hoy director de la Escuela Profesional de Mondragón.
También se publicó toda una colección de sellos de Euzkadi, que se utilizaron, y llegaban allá
en la época de Franco desde todas partes del mundo, sellos con el nombre de Euzkadi y con
la Ikurriña, que eran entregados en el interior del País.
Y el gran motor de ese equipo era Alberto Elósegui, junto con Jokin Intza, que está ahora en
Donosti.
Sin que nadie me diera órdenes, organizamos una gira, con Perico Beitia, que hoy también
está en Donosti, Javier Unzummzaga, ahora director del Departamento de Urbanismo en el
Consejo General Vasco para Guipúzcoa, y que estaba estudiando en Carolina del Norte. Nos
fuimos los tres a Boysse, en Idaho, donde los inmigrantes habían roto las relaciones políticas
con el mundo vasco hacía más de veinticinco años.
Pero seguía siendo una colectividad vasca. En el archivo de cada uno de los Estados, y en el
archivo del Congreso de los Estados Unidos están recogidas todas las expresiones que
tuvieron aquellas asambleas en Idaho, con la colaboración extraordinaria de Pete Cenarruza,
que se entregó totalmente, para sorpresa de muchos.
El proceso de Burgos, después de la experiencia del año anterior con Aguirrezábal, trajo
consigo una gran actividad por parte de la comunidad vasca de Venezuela. De los jóvenes, y
de los no tan jóvenes. Caldera nos recordaba en sus declaraciones cómo, en su calidad de
Presidente, envió un telegrama a Franco en favor de los condenados.
Pues bien, Patxi cuenta que en aquellos tiempos, en el año 70 había en Caracas un grupo
bastante nutrido de gente de «ETA», «quemada» en Euzkadi. Pero no sólo ellos, el Partido
Nacionalista, y los vascos como tales, de cualquier tendencia, se metieron a fondo en las
actividades.
Entonces, en el último momento, yo creo que hubo alguna queja de la Embajada Española, y
tuvieron que dar un poquito la cara. Sacaron a la policía, nos cayeron a palos, nos metieron
en furgonetas y nos llevaron presos. Estuvimos día y medio. A mi mujer, que tam bién la
agarraron, la soltaron antes. Al día y medio nos dejaron a nosotros».
«Aquí hacíamos todo eso con un cierto grado de comodidad —nos contaba Iñaki—.
Comodidad, porque no nos perseguía la policía, ni nadie. Pero se ha realizado y se ha
mantenido todo eso, muchas veces, por parte de gente que ha hecho un ejercicio de
patriotismo puramente mental, porque dime tú, yo que salí de allí con siete años en el treinta
y siete, y volví por primera ve/ en el sesenta y dos...».
No, no hubo persecuciones, y a menudo hubo favores más o menos personales desde las
máximas alturas del poder. Pero también existió el odio y el ataque físico de los
«incontrolados», represalias de franquistas. El pintor Azpiazu se refería a las producidas
poco después de aquella sonada manifestación contra el proceso de Burgos:
desde 1946 Caracas se convirtió en otro centro de creación importante de la cultura vasca:
en aquel año con la creación de la revista Argia. Euskaldunak euskarak («Luz. Los vascos en
su lengua») a la que dos años después se añadían Euzko Gastedi («Juventud Vasca», 1948-
1977, si bien de periodicidad irregular), Erri (1949), Euzkadi Keorriak (1951) y otras más o
menor efímeras, pero años después también con la revista Gudari, aparecida en 1961 con el
ilustrativo lema «Resistencia vasca» (cambiado en 1964: «por una Euzkadi libre en una
Europa unida») y con proyectos paralelos como la reanudación de las emisiones, en esta
ocasión en la capital venezolana en 1965, de la iniciativa radiofónica Euzkadi Irratia —nacida
durante la guerra, en 1937, retomó sus emisiones entre 1946 y 1956 en Iparralde, hasta que
las autoridades francesas obligaron a su cierre— o la edición de libros con el sello Gudari
Con Alberto Elósegui como director y uno de sus principales impulsores, Gudari no tardó en
convertirse en una de las revistas más leídas entre la clandestinidad antifranquista, pese a
las dificultades para llevarla a cabo. Según ha contado Iñaki Anasagasti (que le sucedería al
frente de la revista cuando en 1969 Elósegui se marchó a Londres), «los fotolitos eran
enviados al País Vasco-Continental y, luego, distribuidos en el interior. Elósegui incorpora
todas las novedades de las artes gráficas y del periodismo moderno a su periódico».
En su confección colaboró también la diseñadora gráfica y diagramadora Karmele Leizaola,
considerada pionera del diseño de información venezolano y que también había coincidido
con la época de García Márquez en Momento (luego trabajaría en Élite, El Nacional,
Feriado…). También pudo aprovecharse Gudari de la experiencia y buen hacer de la
Tipografía Vargas, una de las más prestigiosas y sólidas, que con Juan de Guruceaga (1894-
1974) al frente había impreso la primera edición venezolana de Doña Bárbara (1925), de
Rómulo Gallegos (1884-1969) y en la que trabajaba como gerente el padre de Karmele
Leizaola.
En los años sesenta y setenta la publicación en Gudari es un poco más nutrida pero en
ningún momento parece llegar a establecer una continuidad: En 1963 se publica el que sin
duda es su libro más importante, la traducción de Alberto Elosegui de El Árbol de Guernica.
Un ensayo sobre la vida moderna, de quien fuera corresponsal de guerra del Times en
España George Steer (1909-1944), al que siguen 7 días y 7 meses en la España de Franco.
El caso de los católicos vascos (1964), del sacerdote, periodista y escritor exiliado en Buenos
Aires Iñaki de Azpiazu Olaizola (1910-1988), el extenso poema narrativo “Mugarra Begiraria”
(1969), de Francisco Atucha Bicarregui (1908-1973) y, ya en los años setenta, los dos
volúmenes de El PNV en la vida práctica de dos tercios de siglo (1976), de Jesús María de
Leizaola (1896-1989) y las compilaciones de los discursos del que fuera presidente José
Antonio Aguirre (1904-1960), Mensajes del Lendakari (1936-1940) (1975) y Mensajes del
Lendakari (1940-1945) (1976).
Como es habitual entre las ediciones del exilio vasco en América, se trata de libros
destinados a rescatar episodios de la historia política y cultural vasca o de reflexiones
políticas y sociales de sus líderes más destacados, cuyo objetivo evidente es mantener
abierto el canal de comunicación entre los acontecimientos en el interior y los vascos
diseminados por Europa y América, y si bien la revista llegó a cobrar mucha importancia y al
parecer fue la más difundida las iniciativas editoriales fueron menos sostenidas, algo a lo que
debió contribuir también la movilidad (en muchos casos en la clandestinidad) de quienes
debían ocuparse de ello.
Publicaciones en Venezuela
1. Aberri
2. Accion Cultural Vasca
3. Acción Nacionalista Vasca
4. Amarreko El
5. Argia
6. Azkatuta
7. Berriak
8. Cuaderno Zutik
9. Eman
10. Erri
11. Etxeko Jaun'nen Alkartasuna
12. Euskadi Bai
13. Eusko Gaztedi
14. Euzkadi
15. Euzkadiko Erriak
16. Frente Nacional Vasco
17. G.V. - O.P.E.
18. Goazen
19. Grupo Pelota Zale
20. Gudari
21. Irrintzi
22. La Pulga
23. Lan Deya
24. Noti-mes
25. Sabindarra
26. Zutik
Alemania
1 Publicación
Argelia
2 Publicaciones
Argentina
38 Publicaciones
Bélgica
3 Publicaciones
Chile
6 Publicaciones
Colombia
2 Publicaciones
Cuba
7 Publicaciones
España
5 Publicaciones
Estados Unidos
14 Publicaciones
Filipinas
1 Publicación
Francia
37 Publicaciones
Guatemala
1 Publicación
Inglaterra
5 Publicaciones
Italia
1 Publicación
México
23 Publicaciones
Panamá
1 Publicación
Uruguay
7 Publicaciones
Venezuela
26 Publicaciones
1.-ABERI
Lugar: Caracas
Secciones : Prehistoria, geografía, historia, arte vasco, boletín mensual de Euzko Gaztedi,
Nuestro Idioma, los enemigos de Euzkadi, Cantos Vascos, Economía, Arana tar Sabin,
Luciano Quintana “NIK”.
Lugar: Caracas.
4.- ARGIA
5.- AZKATUTA
Lugar: Caracas.
Núm. páginas: 40
6.- B.A.I.
Lema: Batasuna , Askatasuna, Indarra .
Lugar: Caracas.
Año: 1969
7.- BERRIAK
Lugar: Caracas (se trata de algunos números de una revista editada en Euzkadi continental).
Lugar: Caracas.
Lugar: Caracas
10- EMAN
Lugar: Caracas.
Período de aparición: 1967 (cinco números).
11- EUZKADI
Lugar: Caracas
Directores : Juan Iturbe (1942) , Blas Gárate (1942-XI . 1945) , Eusebio Barriola (XII . 1945-V.
1946) , José María Bengoa (VI . 1946-XII-1948) , Genaro Egileor "Atxerre" (I-X . 1949) y
Martín Ugalde (X.1949-V.1950) .
12- EUZKADI
Lugar: Caracas
13- EUZKADI
Colaboradores: Segundo Cazalis, Martín Ugalde, Luis Bilbao, Jesús Basañez", Juan M. Polo,
José María Bengoa, María Antonia Aramendia, J .M. Pagogaña, J. Artagan, Jesús María
Sasia, José Abásolo Mendibil, Miren Etxezarreta, Koldb Ruiz de Aguirre . . .
14- EUZKO GAZTEDI
Lugar: Caracas
Colaboradores: Jesús Dolara, Joseba Urruzuno, Txomin Vizkarret, Andoni Arozena, Bingel
Amezaga, Koldo Ruiz de Aguirre, Vicente Amézaga, José Joaquín Azurza, Xabier Uzkanga,
Joseba Bilbao, Joseba Olabarrieta, Josu Osteriz, Siverio Zabala.
Lugar: Caracas
Lugar: Caracas.
17- GUDARI
Directores: Alberto Elósegui (1961-1969) e Iñaki Anasagasti (1969--1974"). Jokin Intxausti fue
el coordinador de los números extraordinarios dedicados al juicio de Burgos y a Joseba
Elósegui.
Colaboradores: Luis Ibarra Enciondo, José de Abásolo Mendibil, Mauro Elizondo,
Manuel de Irujo, Jesús Insausti "Uzturre", Jesús María de Leizaola, Paul
Doutournier, José de Artetxe, Iñaki de Azpiazu…
* "Gudari" publicó varios monográficos, libros y folletos, como "La causa del pueblo vasco"
(F.J. Landaburu), "El Árbol de Guernica" (G.L. Steer), "7 meses y 7 días en la España de
Franco" (I. Azpiazu), "Discursos del Lendakari" (J. A. Aguirre) o "El PNV en la vida práctica
de tres cuartos de siglo" (J. M. Leizaola).
18- IRITZI
Lema: Órgano divulgativo del Comité de apoyo a presos y refugiados vascos en Venezuela.
Lugar: Caracas
19- IRINTZI
Lema: "Erri azke batean-Euzkadiko askatasunaren alde. En un país libre por la libertad de
Euzkadi".
Lugar: Caracas.
Delegación de Venezuela.
Lugar: Caracas,
22 NOTICENTRO
Lugar: Caracas.
Colaboradores: María Isabel Arriaga, Odón Ulibarrena, Ramón Ruíz Marticorena, Andoni
Arozena, Xabier Odriozola.
23. NOTIMES
Lugar: Caracas,
24. PILOTA-ZALE
Lugar: Caracas
Lugar: Caracas.
Colaboradores: José Ignacio Zuazo, Zuriñe Zubillaga, Koldo Ruíz de Aguirre, Gotzon
Lakatza, Miren y María Esther Solabarrieta.
26. SABINDARA
Lugar: Caracas.
Lugar: Caracas
Período de aparición: 1957, 1962, 1967 (se corresponden a los XV, XX y XXV Aniversario del
Centro Vasco de Caracas).
28- ZUTIK
Editor: ETA/ETA V.
Período de aparición: 1960-1970 (94 números).
29- ZUTIK
Editor: ETA VI
total aproximado de 12.000 páginas impresas en unos treinta años, lo que hace una media
de más de una publicación periódica anual con un total de 383 páginas durante treinta años
ininterrumpidos
Sabino Arana Goiri, el líder nacionalista, fue un hombre de acción. Supo revolver la
adormecida conciencia nacional vasca, si adormecida puede ser la palabra para describir la
depresión que sufrió el país después de la segunda guerra carlista (1872-76) y su
consiguiente derrota que significó el descalabro foral.
Escribió retazos de su historia, devolviéndole el sentido preciso, hizo una gramática del
euskara, ese idioma que se iba, creó un partido político, y propició la creación de revistas y
diarios. Para él, la propagación de sus ideas por medios pacíficos respondía a un acto puro
de comunicación. Había que hablar y divulgar, razonar y convencer. Pero Arana Goiri murió
antes de que la expansión de la radio se convirtiera en un cuarto poder.
El consejero José María Lasarte, Joseba Rezóla, jefe de la Junta de Resistencia, el propio
Lehendakari y Manuel Irujo, tenían claros los objetivos de la operación radial: informar de la
realidad, propagar el euskara, y fomentar la lucha contra el totalitarismo comunista.
Durante años este aparato operó en momentos puntuales de la resistencia vasca: cortó, a
veces, la radiación de Radio San Sebastián, anunciando la convocatoria de los Aberri
Egunas, pidiendo abstención en los referendums, etc. Su base documental era OPE EPIj el
Boletín de Prensa del Gobierno Vasco en Exilio. Aquí encontramos la figura de Joseba
Rezóla, comandante de gudaris, que se encargó de su dirección, y que sería después figura
importante en Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia de Venezuela, con la colaboración de Ander
Arzeluz, Leonardo Salazar, dos fieles locutores que cumplieron durante años su misión:
Benito Anabeitia y José Miguel Mendiola, reemplazados en el tramo final por Regino Mujika,
Amunarriz, Paco Olaberri... y tantos más.
Es importante anotar que en la parte técnica de esa radio aparece ya la figura de un joven,
técnico en radiocomunicaciones, llamado José Joaquín A/ur/a, alias Mmostl, aunque- luego
sería ¡mola. Se encarna de potenciar la emisora para que cubra un espacio mayor. A/ur/n fue
uno de ION niño* embarcados en muelles de Bilbao, camino a Bélgica, donde se formó en la
rama de telecomunicaciones. Diligente alumno, fue además un excelente conocedor de
idiomas.
Las acertadas y diplomáticas diligencias del Lehendakari José Antonio Aguirre con los
políticos de Francia, lograron que más o menos hicieran la vista gorda, ante la continua
reclamación franquista. Después de muchos obstáculos que fueron salvándose y con la
consigna de Ladran luego cabalgamos, un agosto de 1952 se dejó de emitir. El prefecto de
los Bajos Pirineos comunica oficialmente al Lehendakari su cese. El gobierno francés,
presidido por el socialista Mendés France y el ministro del Interior, Francois Mitterrand, emite
la orden de cierre, sin temblarles el pulso.
Aunque soplaban los vientos de una nueva Europa, habían cesado los de reclamo libertario.
Franco no era el enemigo ya que era anticomunista o eso afirmaba cínicamente. Con el co-
mienzo de la Guerra Fría, se convierte en un baluarte en la lucha contra el comunismo
soviético. Y el que fuera aliado de HiÜer, Salazar y Mussolini, entra a formar parte de las
Naciones Unidas.
La colectividad prospera con tanta rapidez que resultan ahora los valederos del Gobierno
Vasco en París. Tras el desalojo de la Delegación de la Avenida Marceau, y en venticuatro
horas, se logra una colecta con el dinero suficiente para la compra de un local, el definitivo,
en el edificio Singer. Tenemos ya las dos ubicaciones precisas para la futura Radio
Euzkadi/Euzkadi Irratia: en París, la avenida Singer, y en Caracas, el Centro Vasco/Euzko
Etxea, de El Paraíso.
Las primeras Juntas Directivas del Centro Vasco se forma según el modelo del Gobierno
Vasco: hay espacio para los afiliados del Partido Nacionalista, de Acción Vasca, para los
republicanos. Existe la figura del Delegado que es un portavoz de la comunidad con el
Gobierno Vasco. También, en el transcurso de esos años, mientras se robustece la condición
económica, los vascos se van haciendo al país de albergue: comienzan a per der en parte la
rotundidad del castellano peninsular para ir contagiándose con el suave acento del castellano
caribeño. La eses resultan menos rotundas y las zetas menos agresivas. Sus hijos,
incorporados al sistema educativo venezolano, van a formar una generación de profesionales
universitarios. La Universidad estaba próxima, era gratuita.
Varios presidentes, entre ellos Rafael Caldera, eran asiduos visitantes de los torneos de
pelota en el frontón, acudían a actos culturales y eran oyentes del Coro Pizkunde.
El 8 de junio de 1956 llega a Venezuela Jokin Intza. Nadie imaginó y mucho menos la vieja
guardia de los fundadores del Centro, a los que se les llamaba Jauntxos, cuanto iba a
cambiar las cosas aquel advenedizo de casi dos metros de altura, robusto, de cabeza rapada
(luego le llamarían Kojak) y hablar algo intrigante: nunca se sabía a la primera lo que decía.
Todavía no le acompañaba su fiel compañera, la vizcaína de Durango Feli Milikua. Se
casaría con ella por poderes. La recibiría emocionado en La Guaira y hasta dónde puedo
afirmar, jamás se han separado desde entonces. Quiero decir, nunca vi a uno sin la otra.
Aunque Jokin acaba de morir, y me imagino la dolorosa sensación de Feíi de tener que
seguir viviendo sin la mitad de su ser.
Luego fue a casa, se comunicó con París y preguntó si Atxa era hombre de confianza. Como
le dijeron que sí, se hizo su amigo. Fue uno de sus mejores amigos. «Un tronco de hombre
ese Atxa» solía decir. En las primeras y espinosas cuestiones de su gestión, tuvo en Isaías
Atxa un apoyo imponderable. Fue su garante ante la vieja guardia.
Intza había nacido en Bergara, en la casa torre Zuloaga, arrendada por su familia por
generaciones, un 24 de febrero de 1924. Durante la guerra la madre muere a consecuencia
de un obús, dejando desconsolada a la familia. Jokin era el mayor y se erigió en consuelo
para su padre y guía para sus hermanos.
Pronto entró de lleno en tareas de resistencia contra el régimen dictatorial que imperaba con
crudeza en la posguerra. Se hizo hombre a golpe de sufrimiento, renuncias, trabajos. Miem -
bro de Solidaridad de Trabajadores Vascos/STV en clandestinidad, era uno de los más
jóvenes. Se prometió, en aquella penumbra que era su vida y la vida de Euzkadi, que viviría
entregado a la misión de lograr la libertad de la patria. Y se negó, por tiempo, a hablar en
castellano.
En 1942 organiza el grupo clandestino Euzko Gaztedi y al año siguiente, es presidente del
mismo. En 1945 lo es de STV, que estaba conformada en cuadros, parecidos a los del
ejército. Como cabía la esperanza de que Franco no durase, ante la contingencia de una
revuelta o de una guerra, valía la pena estar preparados. El capitán de los cuadros ya era
Intza. En 1946 reciben la visita de un inglés, Noel Baker jr., que se admira de la preparación y
disposición de la organización clandestina en tiempos de tan dura dictadura militar.
Intza fue detenido por la policía franquista varias veces. Kn 1947 se le dk'Ui consejo de
guerra, lín la huelga promovida por
Solidaridad, en 1951, vuelve a ser perseguido, y entonces toman cartas en el asunto tanto
las autoridades del PNV/EAJ (Juan Aju-riagerra, Joseba Rezóla, Jesús de Solaun, por
nombrar algunos) como las de STV (Manuel Robles Arangiz, Julio Jáuregui, por nombrar
otros) para enviarlo a América. Era un hombre gastado en la resistencia interior. Habría de
demostrar que no lo era en la exterior. El 23 de febrero de 1954 pasa a la Euskadi
continental, aunque para ultimar ciertas gestiones, con pasaporte falso, cruza varias veces la
frontera, y aún se llega a Zaragoza, Tudela, Bilbao, Logroño, Donostia e Iruña.
Aunque era hábil para desfigurarse con peluca y lentes, no era tan fácil disfrazar su
envergadura y quizá por ello, fue descubierto y perseguido. Logra llegar salvo a Francia, a
Beauvois, donde las autoridades francesas le entregan el precioso certificado de refugiado,
que lo pone a salvo de la repatriación, y obtener los permisos necesarios para la entrada a
Venezuela. Pese a su físico imponente de casi dos metros, y robusto, y la firmeza de su
carácter, Intza era un hombre romántico. Cuando hace años le pregunté, en una entrevista
para la revista Euzkadi, acerca de sus vivencias como perseguido, me contestó con una
parábola. Un amigo que sufría más o menos sus peripecias le advirtió lo que le esperaba,
sobre todo hizo hincapié en la tortura, él respondió: «¡Estás loco! ¿No ves que soy libre?»
Libre, para él, era operar, pese al riesgo, por la recuperación de la libertad.
Muy distinto le debió parecer el último tramo de su vida, muerto Franco, retirado en Donostia,
junto a su fiel compañera Feli, autor de un libro de memorias, cuando recorría las calles sin
temor a ser perseguido y encontrado, tremolante la ikurriña en balcones y plazas. Sus
amigos se sienten agradecidos que por su labor, la libertad de Euskadi se logró con limpieza
y honor. Si Intza dijo sentirse orgulloso del equipo que formó para lograr realizaciones como
Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia, el equipo estuvo, sigue estando, orgulloso de haber tenido
semejante capitán.
Este era el hombre y su historial. Al llegar a Venezuela, sin descansar de sus afanes, se pone
a las órdenes de la directiva del Centro Vasco, ya niíis dispuesta :i escucharle, y expone su
plan nara gestionar un grupo de ucdón reNislente, denominado l!u/ko
Gaztedi, cuyos fines inmediatos eran lograr una colaboración estrecha con las autoridades
del PNV/EAJ, y reunir fondos para los resistentes del interior. «Dinero, dinero, dinero», eso
es lo que se necesitaba en primer lugar, y luego material para alumbrar los ideales.
Mantenerlos vivos. La guerra había terminado quince años atrás, y nadie, excepto los vascos
y algunos grupos comunistas poco coherentes, se movían en la España franquista. Pero la
resistencia vasca soterrada, la de las alcantarillas, funcionaba penosamente. Él sabía mucho
de eso.
Hubo problemas y no fueron pequeños. Ni el presidente del Centro Vasco ni el Delegado del
Gobierno Vasco, una de cuyas tareas era la recaudación de fondos para el sostenimiento del
Gobierno en París, ni los grupos ya creados del Centro, Euzko Gaztedi y Emakume, así
como Acción Cultural dedicada a realizar acciones (cenas, campeonatos de pelota,
concursos de baile) para recaudar fondos, veían la necesidad de otra organización, parale la
a las suyas.
Se sabía también, era un secreto a voces, de las dificultades de relación de los grupos de la
Euskadi interior, representados y encabezados por Ajuriagerra y Solaun. Ambos eran
hombres de prestigio, valor, integridad, inteligencia y carácter recio, inconfor-mistas,
intransigentes. Para alivio de todos, dominaba ese mundo y con mano de hierro pese a su
talante conciliador, llamando a todos a mandamiento, el Lehendakari Agirre.
El 23 de enero de 1958 el dictador militar que sufría Venezuela, Marco Pérez Jiménez, es
derrocado. Las fuerzas políticas y sociales, apoyadas por la Iglesia y los estudiantes, le
empujan definitivamente a un exilio. El avión que transportaba al militar desde el aeródromo
de La Carlota, en la parte este de la ciudad, sobrevoló penosamente Caracas para perderse
por el corredor del oeste, ante los vítores de una multitud que al amanecer irrumpió exaltada
en las calles, proclamando libertad. Se cantaba briosamente el Himno Nacional, haciendo
hincapié en la frase: «Gloria al bravo pueblo...»
En un acto celebrado en el Palacio de Deportes de Caracas se reunieron los representantes
de las fiíer/iin polílleas, sindicales y estudiantiles para i'elebrnr el advenimiento de la primera
democracia real que iba a vivir el país. Los vascos estuvieron representados por su
delegado, Lucio Aretxabaleta, quien pronunció unas emotivas palabras reafirmando la
esperanza vasca de encontrar también su propio sendero libertario para Euskadi.
No fue la primera vez ni sería la última que los vascos hacían escuchar su voz en los foros
venezolanos. El Lehendakari Agirre y Manuel Irujo, representando al Gobierno Vasco en
Exilio, habían expuestos sus razones en el Congreso Nacional, y Bingen Amezaga,
ejerciendo su cargo de secretario cultural del Centro Vasco/Euzko Etxea, escribía con
frecuencia en los periódicos, incluso se enzarzó en una disputa con Salvador de Madariaga,
que logró amplia resonancia.
En la última gira del Lehendakari Agirre a América (Estados Unidos, Cuba, México y
Venezuela), en 1959, en su reconocimiento público a Intza, le da un respaldo por demás
necesario. Lo distingue entre la multitud que colmaba el Centro, se detiene para saludarle
con afecto en euskara, le cita, para sorpresa de todos, para una entrevista pero no a solas
sino con el Delegado Aretxabaleta. Este tratamiento especial logra rebajar finalmente las
tensiones que su presencia causa en la vieja guardia palatina del Centro, y facilita la
actuación futura de Intza. Es decir, se avanza un gran paso en el logro de Radio
Euzkadí/Euzkadi Irratia.
También es de recordar la siguiente anécdota. Intza, estando en un bar, preguntó a los que le
rodeaban, si podían dar sangre, que José María Barrenetxea necesitaba la ayuda de ocho
personas donantes. Uno de los reunidos, apartó su cerveza, y en tono áspero comentó:
—Mira Intza, ya está bien... nos has sacado todos los reales que teníamos y ahora que nos
sabes limpios de plata, vienes y nos pides sangre... ¡compadre, que te estás pasando de
rosca!
El coro de carcajadas fue estrepitoso e Intza, imperturbable, comentó:
—Mañana, a primera hora, allí os quiero ver. Y los vio.
Del casi 80% de analfabetismo que imperaba en el país, con los autobuses de colores para
marcar las rutas, en menos de 10 años se consiguió rebajar la cifra a más de la mitad. Y
cada niño venezolano de los ranchos, en Navidad, recibió como regalo un libro.
El voto concedido a los 18 años, logró que los ciudadanos, palabra con evocación de
revolución francesa con que Venezuela distinguía a sus habitantes, y con ellos la nueva
generación del Centro Vasco/Euzko Etxea, se implicara en la política circundante. Había que
votar, es decir, decidir, había que estar informado. Una serie de nombres van descollando en
política y habrían de ser presidentes: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos
Andrés Pérez...
La muerte del Lehendakari, a principio de la década de los 60, conmovió al mundo vasco.
Agirre, nacido un 6 de marzo de 1904, fallece en París, un 22 de marzo de 1960, de un
ataque al corazón. Era la limpia voz de la verdad vasca y su discurso de reclamo por la
lilx'rtad perdida, por el genocidio y la expatriación vasca, otorgaron dignidad y audiencia a la
causa del pueblo vasco en todos los foros mundiales. Su funeral en París fue multitudinario,
con,altas jerarquías políticas, religiosas y culturales presidiendo las exequias, como Jacques
Maritain y Francois Mauriac. Su cuerpo se trasladó a la casa de Telesforo Monzón en
Donibane Lohitzun, donde otra multitud, muchos de la Euskadi interior, le fueron a decir el
último adiós. Bajo la lluvia de aquellas jornadas, se cantó una y otra vez el Águr Jaunak, por
gente que lloraba por su Le-hendakari. Se escuchó también el himno de los gudaris... él
había sido el primero de todos. Gudarí de pluma, palabra y resistencia.
... Goazen gudari denok/Ikurriñen atzean.
Agirre había jurado su cargo en Gernika, bajo el roble de las Libertades Vascas, convocando
a la defensa de Bizkaia, única parte del territorio de Euskal Herria libre del dominio
franquista, prometiendo antes que Winston Churchill aunque no con las mismas palabras,
sangre, sudor y lágrimas. Fue la voz unificadora de las energías vascas. De la derrota y del
Exilio. Logró levantar desde el polvo amargo de tanta renuncia, la bandera de la esperanza.
Parecía difícil reemplazarlo. Le despidieron los viejos gudaris de los batallones de Euskadi,
las esforzadas emakumes que oficiaron de enfermeras y andereños, los ariscados burukides
de su partido, sus adversarios políticos, socialistas y comunistas que siempre le trataron con
respeto desde la divergencia, por su capacidad de diálogo y firmeza en sus convicciones.
Su mujer, Maria Zabala, y sus tres hijos, presidieron los actos y el pueblo al que representó
con tanta dignidad, arropó aquella desoladora escena del adiós. Si la misa funeral de
Donibane Le-hitzune fue oficiada por una multitud de sacerdotes, en todas las iglesias del
mundo se encendió una vela por el alma del Lehen-dakari Agirre, porque él había dicho que
allí donde hubiera un vasco, allí estaba también el espíritu de Euskadi.
Muchos temieron que la muerte del Lehendakari, así como el acceso de Franco a las
Naciones Unidas y la Guerra Fría, iban a aletargar el espíritu de los vascos. Pero a los ocho
días de su muerte, el Gobierno en el Exilio nombró un sucesor: Jesús María de Leizaola. Las
cosas iban a continuar. No todos estuvieron de acuerdo con el sucesor. Numerosas voces
replicaron que el único personaje do la pol/llca vasca capa/ para el eur^o era Manuel de I
rujo, ([iic po.Nc-ííi u ñu fuerle y vibrunlt' perNonulklail y U-ní;i sobre
Intza, entre tanto, no tenía fáciles las cosas debidos a estos sucesos y tensiones, pero eso
no le detiene. En los años que van de 1956 a 1960, marcados por estos acontecimientos y
los que seguirán en la vigorosa década de los 60, pone su proyecto en marcha, contra viento
y marea. Del 60 en adelante va a solidificar los logros. Ya Joseba Rezóla se había puesto en
contacto directo con él, presionando para la instalación de una emisora, sucesora de la Radio
Euzkadi que el Gobierno francés clausuró, en tierras venezolanas, tan potente que pudiera
escucharse en la Euzkadi interior. Intza iba, poco a poco, captando simpatías y confianzas,
como las de Isidro Monzón, hermano de Telesforo, que ejercía en ese tiempo con éxito, de
arquitecto en Caracas: le dio el primer donativo importante para la tarea, exclusivamente a su
nombre, en un sobre. Tras este acto inicial de confianza, debido a las fórmulas políticas que
se decantaban por la resistencia pacífica o la violenta, hubo discrepancias entre los dos.
Contaba ya con la lealtad de un grupo de jóvenes del Centro, los que le ayudarían a llevar a
cabo estupendas realizaciones, entre ellas, Radío Euzkadi. ¡,a voz de la Resistencia Vasca
en el Kxilio. Aunque habría ck- tener numerosos contados personales, todo* ImporliinlcN, el
que nos lleva ñuta directamente a KaclloEuzkadi/Euzkadi Irratia, es el que mantiene con
Xabier Leizao-la Aspiazu, hijo de Ricardo y María, sobrino del Lehendakari Lei-zaola. Era el
mayor de nueve hermanos, nacido en Euskadi, y se dedicaba a trabajos de tipografía,
aprendidos de su padre. Era un hombre de carácter apacible pero de ide^s inquebrantables.
En su haber puede decirse que siempre «stuvo al servicio del país sin necesariamente
ubicarse en puestos gratificantes. Era un hombre sensato en sus opiniones, comedido en sus
juicios, amable en el trato. De buena estatura, con un abundante y espeso cabello oscuro
que el tiempo plateó, destacaba en su noble fisonomía la sonrisa amplia y amable que
iluminaba sus ojos castaños. Casado con Celia Matxain, poetisa, y de la que fue novio casi
desde niño, tuvo de esa unión feliz, seis hijos.
Otro personaje que se une al grupo es Alberto Elosegi Amun-darain, nacido en Donostia en
1924. Abogado por la Universidad de Salamanca en 1950, asistió a su hermano mayor
Kintxo como pasante en el juicio de Vitoria de 1953- Detenido, procesado y encarcelado por
actividades subversivas, decide exiliarse a Venezuela. Junto a él parte Jone, compañera fiel,
que en el Centro habría de organizar un grupo de danzas. Elosegi era tesonero, imperioso e
infatigable en su quehacer. En Caracas encuentra trabajo como periodista en la revista
Momento, de gran divulgación, y que lo conecta con personalidades como la de Gabriel
García Márquez, el escritor colombiano que habría de obtener el Premio Nobel, Plinio
Apuleyo Mendoza, uno de los gigantes del periodismo venezolano, y Karmele Leizaola,
maquetista de reconocida fama y difícil oficio por entonces.
No tardará mucho Elosegi, por presión de Intza, en fundar el periódico Gudari en un formato
apto para distribuirse en el interior de Euskadi. Este periódico será soporte de la información
radial, pero también el que promoverá, divulgará y logrará el movimiento clandestino de los
Aberri Egunas que comienzan desde 1964 a manifestarse en el país como rechazo a la larga
dictadura. La nueva generación se impacientaba. El lema de Gudari era el de los Infanzones
de Obanos: «Hombres libres en Patria Libre», y la foto portada con que se anunció el Aberri
Kgima de Gernika, de 1965, es el de un joven de espaldas al e.spectador pero frente al
Árbol, Incllnutlu la cabe/.a en postura revorenle, con las mimos en la espalda sosteniendo la
boina. Calza abarkas, un pantalón ceñido por las medias montañeras y un jersey cubre su
torso. Era en blanco y negro y causó impacto. Aún lo causa.
Gudari se empezó a publicar en Venezuela y así seguiría durante años. El único número que
no se publicó en Caracas fue el dedicado al Juicio de Burgos, por las exigencias
extraordinarias del caso. Ese número especial se le encargó, aunque el material literario
provenía de Caracas, a Jokin Intxausti que vivía a caballo entre Donostia e Isturitz, hijo de
Manuel Intxausti, un hombre generoso con la causa vasca, y fue supervisado celosamente
por Joseba Rezóla. Este Gudari dio la vuelta al mundo, puede decirse que internacionalizó el
problema vasco, conmoviendo a la opinión pública internacional. En Caracas se difundió, el
grupo EGI movió los medios, y el entrañable Bernardino Bilbao, hombre de STV, recurrió a
los sindicatos, con él en la mano.
De tal forma se actuó, que el Congreso Nacional de Venezuela dedicó una Sesión
Extraordinaria al caso vasco. Se paralizaron los aeropuertos durante una hora, en protesta a
la medida cruel de un dictador que no se saciaba en su venganza sangrienta, y se hizo la
única manifestación de los vascos de Venezuela en la calle, por la avenida de Sabana
Grande.
Nos aparece en escena, aunque ya lo leníamos en l'Yancia eon l;i primen) Ruello líu/kacll,
José Joaquín (Jokin o J. .)., como-habríamos de llamarlo) Azurza, el técnico en
telecomunicaciones. Después de su actuación en la Radio Euzkadi europea, se allega a
Venezuela, junto a su esposa Begoña y sus dos hijos. Comienza a trabajar en una petrolera,
en el estado del Zulia. Él fue quien tuvo la idea de montar una radio.
Si Elosegi era moreno, delgado aunque no frágil, Azurza es un hombre rubicundo, potente,
de ojos azules muy expresivos, piel blanca y cabello rubio. Era comunicativo, de sonrisa
rápida y hablar abundante. De carácter optimista y un profundo patriota. El grupo nuclear
estaba compuesto, pero van a acceder a él dos jóvenes más.
Uno es Pello Irujo EHzalde, sobrino de Manuel Irujo Olio, el dirigente navarro, y nieto de
Daniel Irujo Urra, el brillante defensor e íntimo amigo de Sabino Arana Goiri. Los Irujos de
Estella/Lizarra eran familia adherida desde los principios al Nacionalismo Vasco, castigada
duramente con la expropiación de casa y tierras, encarcelamiento y destierro por los militares
vencedores.
La misión concreta de Eusebio, por orden del Gobierno Vasco, era rastrear a los vascos allí
donde estuvieran, hospitales, conventillos y haciendas del interior de la isla, sometida a la
férrea dictadura del general Trujillo, para enviarlos a Venezuela, donde parecía más seguro el
porvenir. Fue de los últimos en partir de Santo Domingo, cumplida la misión salvadora, entre
los que se contaba Pilar Carrascal, la que era madre de un futuro yerno, rumbo a Venezuela,
donde tras largos años de soledad, recibe en 1948 a la familia.
La familia tardó años en reunirse con él, entre cosas porque el Atlántico estuvo vedado a los
barcos mercantes hasta el final de la Guerra Mundial. Pello conoció a su padre a los 8 años,
cosa que siempre lamentaría.
El presente era trabajo, trabajo y trabajo, algunas veces desmedido, y dinero, dinero, dinero,
siempre escaso. A más de ocho mil kilómetros de la Patria, para muchos desconocida, se
trabajaba para la recuperación de su libertad y de su identidad. «El hombre es un aventurero
de la utopía», afirmó Germán Arciniegas. Jorge Oteiza repetía: «La aventura puede ser loca
pero el aventurero debe ser cuerdo». En verdad, sin los sueños, sin las atrevidas propuestas
de futuro, sin la generosidad del ánimo, tiempo y bolsillo, apenas puede entenderse cualquier
acción humana.
Por de pronto comenzaron con una reunión semanal en la que se debatían con orden los
temas a tratar. Durante 13 años a esta reunión semanal, llamada La Mesa Cuadrada, no faltó
nadie, y después faltaron muchos de los que regresaron a Euskadi para seguir en otras
reuniones de partido o de trabajo. Aún se siguen reuniendo en Caracas los que en ella
quedaron, para debatir los temas de la política vasca.
En las casonas destartaladas por los años, se instalaron pensiones baratas, para los
hombres y mujeres solitarios empeñados a costa del sacrificio de sus vidas «hacer las
Américas.» La Candelaria está, además, o por eso mismo, saturada de bares y restaurantes
de cocina económica, algunos regentados por vascos. Un denso olor a aceite de oliva refrito
y patatas y chorizo parecía ser parte de la atmósfera del barrio.
Más tarde las reuniones se celebraron en el apartamento alquilado por el grupo EGI en el
edificio La Sierra, situado en la Avenida Libertador, al este de la ciudad. Hoy, se reúnen en la
oficina de López en Boleita, en el extremo este de Caracas.
Todo empezó con las tarjetas de Navidad. Por supuesto el tema era religioso pero desde el
punto de vista vasco. No faltaba en el Belén la ikurriña, los pastores vestidos a la usanza del
país, y el Zorionak escrito en letras resplandecientes. Cada año se cursaban cientos de
felicitaciones a todo el mundo para desear unas fiestas entrañables en las que todos, según
la entrañable canción vasca, ¡sentían el llamado de la patria. l,a vieja canción tic- convo-
catoria para sehahii1 H regreso.., Alor, alnr, niuttl t'xt
Así, mientras los jóvenes de Euzko Gaztedi del Centro Vasco/ Euzko Etxea organizaban los
Coritos de Gabon e iban cantando la canción de casa en casa y recogiendo dinero, los
jóvenes de EGI, además de integrarse en los coritos, vendían las tarjetas para idéntico fin.
Ayudar a la resistencias vasca. A los hogares de los perseguidos. A la distribución de la
propaganda en el país. Había sus diferencias. Los Coritos de Gabon enviaban directamente
el dinero a París a través de la Delegación. El monto de las tarjetas de Navidad lo
administraba el Grupo EGI y llegaba a la resistencia a través de Mikel Isasi, en Laburdi, con
el visto bueno de las autoridades del PNV/EAJ y del Gobierno Vasco. La pugna en una tarea
común movilizaba la actividad al máximo.
Aquello marchó bien. Como se necesitaba más dinero, se idearon cosas nuevas. De las
románticas tarjetas de Navidad se pasó a las quinielas. Eran absolutamente ilegales y, por
tanto, susceptibles de ser penalizadas si eran detenidos por la policía venezolana. El juego,
excepto en dos de sus manifestaciones, la carrera de caballos o «5 y 6» como popularmente
se le llamaba y la Lotería nacional, estaba prohibido en todo el territorio nacional. Los
apasionados del juego, los más ricos, solían embarcarse en los aviones de la línea KLM para
llegarse a la isla de Aruba, en pleno Caribe, que fue posesión holandesa, donde se pasaban
el fin de semana en el paraíso del juego en todas sus variantes: ruleta, cartas, maquinas, etc.
Aun resultaba más temerario el asunto de las quinielas si, además de su ilegalidad, estaba
auspiciado por una sociedad que funcionaba' sin estatutos legalizados, y tenían como fondo
el fútbol que se jugaba en el Estado español.
Pero todo vasco lleva en el alma algo de contrabandista, de hombre que vive con rectitud su
vida privada pero que sabe caminar entre las fronteras de la ley imperante, que divide en
dos, injustamente, su territorio. Eso Intza lo midió con exactitud. Impartía escueta pero
firmemente órdenes precisas a su equipo para que aquello rodara sin problemas. Y funcionó
bien. Los más jóvenes, e Intza en su coto predilecto de La Candelaria, donde deambulaba
con facilidad como en los tiempos heroicos de la Resistencia en las 7 Calles de Bilbao,
distribuían las hojas cíe quinielas, se encardaban de recogerlas y organt/ahan el mon taje de
premios.
Todos los que compraban la hoja de quiniela tanto en el Centro Vasco como en el mundillo
subterráneo de La Candelaria, o en los medios laborales y empresariales a los que llegaban
los jóvenes componentes del grupo EGI, sabían que aquel era el juego más azaroso de
todos, entre otras cosas porque los compradores tenían que confiar en la palabra de los
vendedores. Como eran vascos, los criollos confiaban. Y un vasco en América, siempre
confía en la palabra de un compatriota. Es un acuerdo tácito, por encima de cualquier rencilla
personal.
En vista de que las cosas marchaban, el equipo se fue animando. Se decidió hacer un
troquel para vender medallas de oro y plata. Eran preciosas. Por una lado estaba estampada
la faz de Sabino Arana Goirí, por el otro el escudo de Euskadi, tal como los patriotas vascos
lo querían, con sus seis regiones históricas. Por supuesto que se discutió arduamente sobre
la confección del escudo. ¿Era la Baja Navarra independiente o no de Navarra? ¿Se
pondrían seis o siete escudos, por lo tanto? ¿Qué hacemos, con los cañones de Gi-
puzkoa?... Ayudaron a la invasión de Navarra en 1512...
Este era el tema que Irujo el joven polemizaba con ardor rayano en la violencia, dada su
condición de navarro. Jokin escuchó y al final sentenció. Nada de cañones traidores a la
esencia de la unidad vasca. Nada de desmembrar Navarra en dos. Para apaciguar los
ánimos revueltos gritó con voz temblorosa: ¡Gora Euskadi askatuta! Así se decidió el escudo
sin cañones y con seis territorios históricos. Ellos reconvirtieron el Zazpiak Bat tradicional, en
el Seiak Bat de la nueva Euskal Herria, la que ellos, a ocho mil kilómetros de distancia,
ayudaban a forjar para la Europa del futuro.
Esa Europa de los pueblos que iban modelando los visionarios, los hombres cansados de las
guerras, las matanzas, los imperialismos, las presiones militares; las injusticias y vejaciones
históricas.
¿Y la ikurriña? ¿Por qué no la ikurriña? Esta era la cuestión que manifestaba otro del grupo,
recién llegado del interior de Ve-nexuela, recio hombre de ideas contundentes en el terreno
nacionalista y también en el de su vida cotidiana y laboral, Domeka laxarte.
—La Ikurriña necesita un esmaltado especial para sus tres colores. Encarece mucho el
trabajo sobre los metales preciosos —dictaminó Intza rotundo, agregando: No todavía,
Domeka.
La idea no se desechó, y cuando se decidió elaborar llaveros «dado el éxito enorme» de las
medallas, en metal, lo cual abarataba el costo, se hicieron con la ikurriña esmaltada en sus
brillantes colores, y otros con el escudo. Se agotaron.
Y ¿por qué no la efigie del Lehendakari Agirre?, preguntaba el joven Guillermo Ramos, joven
delgado, moreno, de cara alargada y vivaces ojos negros. Su nacionalismo estaba nutrido en
las fuentes del Centro Vasco/Euzko Etxea y para él, la imagen del Lehendakari, a quien
recordaba en su última visita a Venezuela, enardeciéndolos con su esperanza de retorno, era
la imagen viva de la patria lejana. Sabino Arana es el maestro de todos los nacio nalistas, los
de PNV/EAJ, los de STV, los de ANV, aun de los socialistas. Es la fuente de donde todos
bebemos la esencia de la patria, apoyaban otros. Así que en los futuros llaveros se
estamparía la semblanza del querido Lehendakari muerto.
Intza zanjaba así las cuestiones planteadas. Todos habían expresado su opinión, y a viva
voz, como era costumbre, y finalmente él decidía lo que era posible hacer. Ninguna de las
sugerencias quedó en el vacío. Era un capitán tozudo, despótico, pero al mismo tiempo
complaciente. Escuchó siempre a todos y, para dirigirlos con cohesión y autoridad, dio a cada
cual su razón.
Las monedas se vendieron como rosquillas. Nadie se negó a comprarlas. Las de oro salieron
con más facilidad que las de plata, en aquella Venezuela opulenta. Por aquel tiempo estaban
de moda las pulseras estilo cadena, de las que colgaban todo tipo de accesorios. Ninguna
mujer del Centro Vasco/Euzko Etxea, por mayor penalidad que estuviera pasando, dejó de
llevar en su pulsera, aunque ésta fuese de metal ordinario, la moneda de oro del grupo EGI.
Los beneficios comenzaban a ser abundantes. Los jóvenes trabajaban a destajo en toda esta
serie de operaciones: diseño y encargo del material, recogida, venta y distribución del mismo,
compra exigente1 del material Nohranle. Ini/a entrenaba a cada uno MI montón
correspondiente y no ¡uvplaba devoluciones, ya que eso, evidentemente, constituía un
fracaso. No se había sabido convencer de lo bueno del material y de lo noble de su finalidad,
argumentaba rotundo, enojado.
Sea tarjeta de Navidad, quiniela, moneda o llavero, razonaba, se había fallado en comunicar
la esencia de la operación. Todo eso se hacía para la Resistencia Vasca. Para el trabajo de
Libertad que se realizaba en la Patria. ¿Cómo alguien, alertado de ese propósito, iba a
rechazar la compra de los objetos?
Aita Patxi Albizu comentaba que cuatro curas de la misma promoción y que estaban en
Venezuela, nunca hablaron de ello estando involucrados en trabajos para la Txalupa, nombre
que camufladamente se le daba a la Radio Euzkadi que estaba bajo la férula del gobierno
pero que nadie sabía que se encontraba en Venezuela y el nombre de Txalupa se le puso
para que se creyera que estaba en un barco pesquero en el Golfo de Bizkaia.
Los curas aludidos fueron Boni Urkizu, Iñaki Ugalde, Antonio Mendiluze y Aita Patxi Albizu.
servían de locutores en euskera y lo hacían muy bien.en especial un programa muy completo
en relación al juicio de Burgos y otros más. la sintonía era en euskera, castellano, inglés y
francés que se utilizaba.
Los lunes iba al edificio Sierra y luego Pacairigua donde estaban los estudios y grababa el
programa del día y dejaba grabados varios de la semana.
Aita Patxi fue asimismo director de la Ikastola que funcionó en el Centro Vasco de Caracas
con nada menos que 130 niños y seis andereños.
EL DÍA FINAL
La labor duró trece años. La utopía fue hecha realidad. A partir de 1972 el grupo nuclear se
va instalando en Euzkadi y se integra en las acciones de PNV/EAJ. Particularmente
emocionante fue la llegada de Alberto Elosegi y su familia en 1977, arribando a Santurtzi en
el ferry de Londres. Acogiéndose a la Amnistía Real concedida ese año, llegaba a tierra
vasca en un vetusto coche inglés, con Jone, la compañera inseparable y valiosa, con sus
hijos, pequeños aún. Traían la niebla del Támesis en los ojos y se enfrentaban a la polución
de una Bizkaia arruinada económicamente, con los fuegos fatuos de Altos Hornos ardiendo a
la margen izquierda del Nervión.
En la rada le esperaban Intza, Anasagasti, Azurza, Irujo y Leizaola. Elosegi bajó del coche
con lágrimas en los renegridos ojos, y fue dando un abrazo a cada uno de sus compañeros y
uno más fuerte, a su capitán Intza. Nadie dijo una palabra porque la emoción era
singularmente fuerte. Tras un rato, Intza irrumpió en un ¡Gora Euzkadi Askatuta! que resonó
en el muelle y al que todos contestamos, ante la sorpresa de los que nos rodeaban.
En aquel tiempo se tentaba mucho la suerte proclamando la verdad vasca. Pero el grupo
nuclear afirmaba cabalmente su compromiso hasta el último extremo: el regreso a la patria y
el trabajo de seguir velando por su libertad.
Dejábamos una parte de nuestra existencia en América y teníamos que componer lo que nos
quedaba en Euskadi. Desdeñábamos de una futura prosperidad económica. Comenzábamos
una vida nueva en el viejo país de nuestros padres y, en cierto modo, advertíamos cuánto
habíamos cambiado respecto a ellos. Nunca seriarnos del todo vascos porque jamás
dejaríamos de ser del todo americanos. Con esa dualidad habíamos de vivir, como si
fuéramos cada uno de nosotros las dos emisoras, Pedro y Pablo.
El grupo nuclear EGI Caracas hizo un último esfuerzo conjunto pues la vida los iba a
disgregar: Anasagasti se quedaba en Bizkaia, Azurza, Elosegi e Intza en Gipuzkoa, e Irujo en
Na-farroa. La despedida de la Radio era también la despedida del equipo.
Que Pedro y Pablo, tras trece años de labor continua, callaban para siempre.
Entre tanto, en Venezuela, aquel 30 de abril de 1977, el resto del grupo colocó el último Talo
en el cuerpo de la emisora. Pedro y Pablo escupieron su humareda habitual e hiparon sus
últimos ruidos. El programa fue breve. Había tanto que decir que ellos también lo sintetizaron
en una sola frase: «La labor está cumplida.» Lágrimas ardientes corrían por las mejillas
curtidas de Guillermo Ramos, Domeka Etxarte, Félix Aranguren, Iñaki Aretxaba-leta, Joseba
Iturralde, Txomin Bizkarret, Jon Mikel Olabarrieta, de Atutxa, de Elizalde...
Jon Mikel Olabarrieta, Santi Guruzeaga, Paul Agirre, Paulin Urresti, Guillermo Ramos eta
Peru Ajuria. Zutik: Domeka Etxearte, Ricardo Libano, José Luis Atxa, Iñaki Erkoreka, Isaka
Atutxa, Pello Irujo, Iñaki Anasagasti, Iñaki Aretxabaleta, Iñaki Landa, Mikel Olasagasti, Juan
Mari López, Jon Gómez eta Kepa Lekue.
Operó durante 13 años. Un grupo de entusiastas patriotas, que formaban parte de EGI-
Caracas, lanzaban sus mensajes, en euskera y castellano, día tras día en emisiones de
media hora, a los cinco continentes, culminando con el hermoso lema sabiniano de
EUZKOTARREN ABERRIA EUZKADI DA — Euzkadi es la Patria de los Vascos.
Octubre y noviembre de 1959: un grupo de gente activa se reunía casi a diario en alguna
mesa del gran salón del Centro Vasco. Parecían poseedores de un secreto. Algo se tramaba.
Luego empezaron a pedir colaboraciones. Pero la mayoría de los socios seguía peñerado en
el secreto. . .
Los anuncios que ayudan a la economía del programa u sido y siguen siendo simpáticos.
Hay locutoras y enitores en euzkera y en castellano, con el sabor criollo : la propaganda.
Pero. . .
No hay peros en "Euzko Deia". Hace dos años y medio que este programa sale a su hora por
la misma nsora y mejorado cada día. Es el acto uniforme del antro Vasco, es el trabajo
impersonal y en equipo de la misión de Radio. No hay lapsos, ni omisiones, y hasta
perdonan las pequeñísimas "meteduras de pata". Euzko Deia" es el orgullo de los vascos de
Venezuela "Euzko Deia" merece todo el aporte y apoyo moral con nuestras felicitaciones.
"Y seguidamente, el genio del txistu, Polentzi tezala..."
"Euzko Deia", grato y ameno, nos trae la música en b la extensión folklórica y cultural de
Euzkadi. Rendamos programas de gran valía en este sentido: Acciones del Coro Pizkunde,
de Ochotes del Interior y Exterior, conciertos de canto, acordeón, antologías mímenla les.
programas diferidos desde Bilbao o Bia-r. etc.... Y todos los domingos una selección de
backmes en programas bien confeccionados.
Cada domingo, en la libertad democrática de Vene-b_ la voz oficial de "Euzko Deia", que
acoge libre e arria]mente los conceptos de todas las ideologías vas-, lanza su opinión
nacionalista o su comentario inter-íonal en una proyección universalista, dentro de núes-
ancestrales cánones de libertad y justicia humanas. d concepto claro de nuestro ente
demócrata y nuestra icterístíca de causa y búsqueda de las libertades, de iercchos de los
pueblos y de los hombres.
Esto es "Euzko Deia", la actividad más sobresaliente, el impacto más fuerte que ha dado al
exterior la Colonia Vasca y su Centro en estos veinte años. Es un programa que cunde y da
frutos. Es un hecho que resaltamos sin cortapisas, por orgullo razonado de su existir y de su
superación continua. Y aquí debemos señalar la colaboración de todos, de los componentes
de la Comisión de Radio, de los colaboradores, de las entidades, de los anunciantes, de
Crono Radar, de los que ayudan económicamente, y de los que se unieron hermanados en
aquel acto del 18 de febrero de este año, cuando "Euzko Deia" organizó un domingo de
festividades para recaudar fondos para sus equipos de grabación.
Y "Euzko Deia" progresa. Hoy cuenta con una moderna instalación de grabaciones, con
gente entusiasta que dará amplitud a sus actividades culturales, que se expandirá hacia otras
corno las de Teatro Cinematología, Discos, etc.
Adelante, pues, que todos los vascos de Venezuela apoyan la labor de los que hacen y
mantienen a "Euzko Deia". Que sigamos escuchando el irrintzi y la marcha de San Juan. Y
nuestras sinceras y cálidas felicitaciones.
LOS HIJOS DE GERNIKA. LA PELÍCULA
Había más planes. En la década de los 60, que en muchos aspectos fue una explosión
libertaria en toda Europa y en la misma América, se exhibe la película Morir a Madrid. Era un
largome-traje del sitio de Madrid, con documentos gráficos que aportó en gran medida el
Gobierno Vasco en París, a más de las fuentes oficiales de la República Española.
Resultaba una visión escalofriante de la guerra civil del 36, y como fondo tenía las hermosas
canciones de la resistencia española. Caras patibularias, piedras contra cañones de última
generación, aviones dejando caer bombas sobre una población indefensa que corre
despavorida hacia ninguna parte. Dolor, desesperación.
Intza, en la reunión semanal de la Mesa Cuadrada dictaminó con pocas palabras que había
que hacer una película, pero mostrando el mundo vasco. Era cuestión sencilla, señaló. El
Gobierno Vasco tenía bien organizado su material de archivo. Como siempre, todos
aceptaron la idea sin analizar las complicaciones.
En primera instancia tuvieron que aceptar que elaborar un guión cinematográfico no era tan
fácil ni tan siquiera para un Elo-segi, tan ducho en artículos, consignas y otros tipos de
escritura. El guión fue rehecho varias veces hasta que hubo de terminar en manos expertas
que le dieron forma, vigor y concreción suficientes como para lograr el impacto deseado.
Eligieron como locutores a Xabier Leizaola y Pello Irujo, ambos con un timbre de voz muy
grato, pero resultaron noveles para el asunto. Tras numerosos ensayos en estudios de
grabación, la voz de Xabier Leizaola sirvió para reproducir la del Lehendakari Agirre, en
euskara, en el juramento de Gernika, el 6 de octubre de 1937, pero lo demás lo hicieron
locutores profesionales. El montaje de las secuencias, para lograr los efectos, hubo de ser
sometido a tratamiento profesional.
De todo eso aprendieron, jóvenes y ávidos como eran, y lo habrían de verter en Radio
Euzkadi/Euzkadi Irratia, donde ya no necesitaron profesional alguno. Ellos fueron los
locutores, los redactores, los confeccionadores de la programación.
Los Hijos de Gernika se exhibió en cines de Caracas con el mismo éxito que Morir en
Madrid. Era un documental del pueblo vasco, de su historia, de su sacrificio, de su
sufrimiento, de su resistencia. Quienes la vimos no una sino innumerables veces, lloramos en
cada vez, de la más pura emoción. Nadie se cansó de verla. Se convirtió en un clásico de las
actividades del Centro Vasco/Euzko Etxea. Todos le concedieron su aprobación. Años
después, en los primeros mítines de propaganda de PNV/EAJ fue exhibida, por primera vez,
en Algorta.
El aporte economico del exilio Vasco Venezuela Siglo XX al gobierno Vasco en el exilio
Con esta pequeña introduccion, se desea destacar que en tan solo 10 años la colectividad
vasca en Venezuela, logro convertirse en la principal aporte economico del Gobierno Vasco
en el Exilio
En 1951 tras la expropiación de la sede del gobierno vasco en la avenida Marceau de París
y su traslado, con fondos provenientes de Caracas, a la nueva sede en la calle Singer
Se organizaron cenas Profondos para tal fin, es de detacar las visitas de el Lendakari Jose
Antonio Aguirre, Jesius de Leizaola, Karlos Garaikoetxea, asi como visitas del Vice
presidente Dr. Joseba Rezola, Vice Presidente F. J. de Landaburu, .y Xabier Arzalluz
Presidente EBB
Asi mismo desde el Centro Vasco de Caracas, se enviaba dinero en Pagos a Jesus de
Galindez
Fuentes:Iñaki Anasagasti
Compilacion Edicion y Publicacion
Xabier Iñaki Amezaga Iribarren
Editorial Xamezaga
Catalogo de Obras (1.100)
La Memoria de los Vascos en Venezuela
La mas extensa en referencia a la Diaspora Vasca America
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