Jose Maria Arguedas

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JOSE MARIA ARGUEDAS

Fue un escritor y etnólogo peruano, renovador de la literatura de inspiración indigenista y uno


de los más destacados narradores peruanos del siglo XX. Es autor de novelas y cuentos que lo
han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la narrativa
indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza. Introdujo en la literatura
indigenista una visión interior más rica e incisiva. La cuestión fundamental que se plantea en
sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la urbana de
raíces europeas), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo.

Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su
visión. Su labor como antropólogo e investigador social no ha sido muy difundida, pese a su
importancia y a la influencia que tuvo en su trabajo literario. Se debe destacar su estudio sobre
el folclore peruano, en particular de la música andina; al respecto tuvo un contacto
estrechísimo con cantantes, músicos, danzantes de tijeras y diversos bailarines de todas las
regiones del Perú. En el universo de Arguedas, los indios son el punto clave en su trabajo
literario. La realidad de coexistir en dos mundos diferentes, el de los indios y los hacendados,
pero sin poder pertenecer ni a lo uno ni lo otro. Esta contradicción lo afectaría y lo definiría en
su vida y su obra en general.

Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la


danza, ha sido muy importante. Arguedas es considerado uno de los más destacados escritores
peruanos, ocupación literaria que la compartió con sus cargos de funcionario público y
maestro. Trabajó varios años en el Museo Nacional y llegó a ser director de la Casa de la
Cultura. Su vocación de maestro le permitió dictar cátedra en las universidades de San Marcos
y La Agraria.

Se afirma que Arguedas fue criado por los sirvientes indios de su casa paterna y,
prácticamente, desde que nació, se empapó de la cultura indígena propia de la región de
Andahuaylas, Apurímac. Aprendió el quechua y se familiarizó con las costumbres indígenas al
punto de centrar el fondo de su obra literaria en buscar la redención de los indígenas y de su
cultura. Este acercamiento no sólo se dio por haber vivido con ellos desde su niñez sino
también por su dedicación consciente al estudio científico de la etnología y el folklore popular.
Palabras de Arguedas, como decidió escribir obras en las que se relate, describa y comprenda
al hombre indígena. "Cuando llegué a la universidad leí los libros en los cuales se intentaba
describir a la población indígena, me sentí tan indignado que consideré que era indispensable
hacer un esfuerzo por describir al hombre andino, tal y como yo lo había conocido", dijo en
una oportunidad al referirse al tema recurrente de su obra. Arguedas inició su carrera literaria
al publicar su libro de cuentos Agua que muestra la rebeldía social de los indios. En 1941
publicó su primera novela Yawar Fiesta, donde revela su constante preocupación por entender
la cultura y el espíritu quechuas.
Después de muchos años de silencio publicó, en 1958, "Los Ríos Profundos", considerada por
muchos críticos, como su mejor novela. Hubo una época en que se dio el indigenismo, donde
muchos autores colocaron al indígena como personaje central de sus obras, donde daban a
conocer la “realidad” que vivían. Pero todo eso se ocasionó debido al levantamiento de los
indígenas y la gente empezó a tenerle miedo. Es así como surge esa corriente. También
podemos a encontrar a Mariátegui que tomó algunas ideas de Manuel Gonzáles Prada y su
discurso en el Politeama, donde dijo una gran verdad, el de la clase alta no es el que conforma
el Perú, tampoco es el de la clase media, mucho menos los extranjeros… el Perú lo conforma la
gran masa de la clase indígena que por tantos años ha recibido constante maltrato por parte
de los otros sectores sociales, y quien no ha dicho que esos sectores también no puede recibir
el maltrato de los extranjeros, por ejemplo. Entonces bien dicen que no se le debe hacer al
otro lo que no quieren que hagan con uno mismo. Por otro lado, le dieron un mayor realce al
indígena, y Arguedas tomó las ideas de Mariátegui. Sin embargo, cuando Arguedas se enteró
de lo que ocurría se molestó debido a que nos estaban presentando una imagen irreal del
indígena, y él dijo que daría a conocer a las personas lo que realmente vive el hombre andino,
sin ninguna mentira ni falsedad, todo con veracidad. Ahí nos damos cuenta como otros
escritores si bien colocaban la imagen del indígena dentro de sus obras como el principal,
transformaban totalmente la formade vida que llevaban.

Está bien que el cuento narre cosas que no son del todo reales, pero en esa época se supone
que manifestaban la condición en la que vivía el hombre andino para que la gente tenga una
visión del ritmo de vida que llevaba, la explotación que recibían, el maltrato de los que eran
víctimas, entre otras cosas que la gente no toda desconocía. En su obra Arguedas hace un
juego con el castellano y el quechua, ya que emplea ambas lenguas como parte de un diálogo.
Eso lo podemos notar en su obra “Ríos profundos” donde el personaje principal dialoga con un
muro incaico y habla en castellano, pero también introduce algunas frases en quechua. Qué
bonito sería que en estos días utilicen esa estrategia también, cosa que nos permitiría tener
más conocimiento sobre dicho idioma. Pero creo que en la actualidad recibiría
mayor rechazo por parte de la sociedad, no ve que está fuera de “onda” usar esos
términos porque lo que está en boga es hablar en inglés. Y ni quiera es un idioma que sea
propio de nosotros, sino que le pertenece a otro país. O sea, preferimos mil
veces lo que viene de lejos porque lo de nosotros “no va”. ¿Por qué queremos
ocultar un idioma como el quechua? ¿Por qué negamos de dónde provenimos? Cuantos
hubiesen querido pertenecer a una gran civilización como la que nosotros tenemos, donde
prácticamente todo era perfecto. Ya quisiera haber tenido la dicha de tener una historia como
la nuestra, de tener la diversidad que solo nosotros tenemos en el mundo entero, diversidad
que ninguna otra potencia mundial tiene y que anhela tener. Y aun así, ¿nos avergüenza? Al
contrario, debemos agradecerla raza de la que venimos, la cultura que nos dejaron, sus
costumbres que hasta el día de hoy permanece, sus lenguas, una que otra tradición, sus
leyendas tan maravillosas, sus hazañas, algunas virtudes, etc.

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