Cómo Redactar Un Ensayo
Cómo Redactar Un Ensayo
Cómo Redactar Un Ensayo
En el caso de un ensayo sobre una obra literaria, este se caracteriza por explorar de manera crítica y reflexiva un texto
literario.
En esta guía, aprenderemos a redactar de manera práctica y sencilla un ensayo sobre una obra literaria. Comencemos:
PASO NÚMERO 1:
LEER EL LIBRO DE MANERA PROFUNDA: Debes entender que el ensayo literario exige que conozcas algunos
elementos importantes de la obra que abordarás, por ello es necesario que antes de redactar tu escrito, leas y
comprendas la obra literaria elegida para tal fin. Para ello, se recomienda que identifiques lo siguiente:
El argumento de la obra: debes resumir la obra en pocos párrafos para saber de qué trata.
Tema central de la obra: debes identificar cuál es el tema de la obra. Por ejemplo, en Otelo de William
Shakespeare, el tema central son los celos enfermizos. Al saber el tema central de la obra, puedes utilizarlo luego
para construir la tesis de tu ensayo.
Los personajes: no solo debes conocer sus nombres y rasgos físicos o psicológicos, sino también sus funciones y
simbología (significado) dentro de la obra.
Objetos significativos, palabras significativas y acciones significativas: son elementos que están dentro de la obra
y que permite realizar un análisis e interpretación de la misma.
Por ejemplo, en Otelo de William Shakespeare un objeto significativo es el pañuelo blanco que se convertirá en
símbolo de una supuesta traición ante los ojos de Otelo, el protagonista. En El Túnel de Ernesto Sábato la frase:
“Tengo que matarte, María. Me has dejado solo”, es significativa, pues muestra lo tremendamente perturbado del
protagonista que mata a su amada por celos, todo ello, por haberlo dejado “solo” y, como vemos, ese solo hace
referencia a la incapacidad de entender la individualidad y libertad del otro amado, que no es una posesión, que no
es un objeto que se tiene. Por último, en La Ilíada, podemos interpretar la acción de Aquiles vengando la muerte
de su amado amigo Patroclo por parte de Héctor, como una cuestión de honor, pero también de venganza que
concluye con la horrenda muerte del troyano, cuyo cadáver termina siendo amarado a los caballos de Aquiles y
arrastrado por los alrededores de la amurallada Troya.
Como vemos, si logramos identificar estos elementos se nos hará mucho más fácil redactar nuestro ensayo. Para ello es
recomendable tener toda esta información escrita en un borrador que nos servirá de guía más adelante. Es de suma
importancia, eso sí, que copiemos partes de la obra que como ya se mencionó resulten significativas.
Por ejemplo, si vas a analizar Los ríos profundos de José María Arguedas puedes abordar el tema la discriminación, la
marginalidad, la violencia, el desarraigo, etc. Recuerda que estos temas nacen de tu lectura y de la identificación del
tema central.
Una vez que ya tenemos el tema, debemos plantear una TESIS. La tesis es una afirmación que defenderemos con
argumentos, los cuales tendrán como base la misma obra literaria entre otras fuentes.
Por ejemplo: mi tesis sobre Los ríos profundos de José María Arguedas puede ser la siguiente:
TESIS:
La discriminación y la violencia son las que separan el mundo andino del mundo occidental.
A partir de esta tesis ya podemos redactar nuestro ensayo. Se sugiere seguir la siguiente estructura:
a) INTRODUCCIÓN: Se debe realizar un pequeño resumen de toda la obra literaria. La idea es introducir al lector al
contenido de la obra. Luego de ello se procede a plantear nuestra tesis.
b) DESARROLLO: Aquí se defiende nuestra tesis usando argumentos, estos pueden ser de pasajes de la misma obra
o de otros estudios que guarden relación con nuestra tesis. No olvides que las citas deben ir entre comillas e indicar
claramente el autor de las mismas y, en lo posible, comentar cada una de ellas. En el desarrollo también se analizan
los objetos significativos, las palabras significativas y las acciones significativas; todo esto reitero, tiene que estar
relacionado a tu tesis.
c) CONCLUSIÓN: Aquí se hace una síntesis de todo lo leído y se refuerza la tesis. No olvides que también puedes
citar un fragmento breve de la obra o terminar con una frase creativa.
Para que todo lo antes mencionado se pueda entender mejor, te comparto el ensayo de la obra Los ríos profundos de
José María Arguedas escrito por una estudiante de secundaria:
Escrito por:
Nathaly Cuayla
Me gusta la magia. Pero, cuando hablo de magia, no me refiero a las ilusiones ópticas y los trucos con cartas (que
también logran cautivarme), sino al hechizo que me impide despegar la mirada al leer un buen libro.
Comencé a leer Los ríos profundos (publicada en 1958) de José María Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969) sin
muchas expectativas. Si bien me gusta la prosa de Arguedas, no soy fanática suya. Es por esa razón por la cual me
agradó mucho más al leerlo. La historia es relatada en primera persona por su protagonista, un muchacho de catorce
años, llamado Ernesto. Él es un marginado. Su raza mestiza es la causa de que no sea aceptado ni entre los blancos ni
entre los indios. Es su maldición.
La novela comienza cuando, por la noche, Ernesto llega junto a Gabriel, su padre, al Cuzco. Él se sorprende al ver la
ciudad tan moderna: “El Cuzco de mi padre, el que me había descrito quizá mil veces, no podía ser ése”.
Me agradan mucho las descripciones, porque me hacen sentir parte de la historia. Yo nunca he viajado al Cuzco. No
puedo siquiera imaginar cómo sería esa ciudad. Pero me gusta verla a través de las palabras del narrador. Me hace creer
que allí existe la magia. Asimismo, me hace pensar en nuestro pasado incaico. Gracias al cuidado con el que Ernesto
señala cada detalle, me hace sentir más cerca de todo eso.
El narrador conoce al Viejo, pariente suyo, uno de los personajes más interesantes para mí. Este hombre es ávaro y su
actitud hacia sus semejantes es paupérrima. Su ropa siempre sucia, al igual que su alma. Además, exhibe una gran
devoción hacia Dios. Y esa es una contradicción, porque ¿de qué sirve la fe si no te impulsa a ser mejor persona?
¿Cómo puede compensar toda la maldad que el Viejo ha cometido? Y lo más importante ¿por qué él es así? No existe
una justificación para la crueldad.
Otro personaje que llamó mi atención fue un indio, sirviente del Viejo, por la pérdida de dignidad que hay dentro de él:
Tenía un poncho raído, muy corto. Se inclinó y pidió licencia para irse. Se inclinó como un gusano que pidiera ser
aplastado”.
El indio se considera posesión del Viejo, quien lo humilla. Y el otro lo permite sin quejarse, porque hay algo dentro de
él que se lo impide. Se llama costumbre.
Estos personajes representan al oprimido y al opresor que existen en nuestra sociedad. En lo personal, aborrezco la
especie de “organización” que hemos creado, donde un hombre vale más que otro por lo que tiene y no por lo que es.
Este sistema se mantiene debido a que el ser humano tuvo que a adaptarse a condiciones lamentables con el fin de
sobrevivir. Sin embargo, ese es un rasgo que también nos acerca a la mediocridad y al conformismo.
La violencia está siempre presente en la novela. Por ejemplo, en el odio que siente Gabriel hacia el Viejo. Yo pienso
que odiar no es malo (es un sentimiento tan común como el amor). Lo que sí me parece incorrecto es que Gabriel, tal
vez sin querer, transmita ese rencor a su hijo. El odio no debe ser algo que se aprenda, ya que, por historia, sabemos que
nunca lleva a nada bueno.
Ernesto prosigue su marcha hacia Abancay debido a que Gabriel es un abogado itinerante. Luego, su padre se dirige a
Chalhuanca, dejando a Ernesto en un internado, quien debe “enfrentarse solo a un mundo cargado de monstruos y de
fuego”.
Hay algo que impide a Gabriel permanecer mucho tiempo en un mismo lugar: “Pero mi padre decidía irse de un pueblo
a otro, cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles
del pueblo empezaban a formar parte de la memoria.” Él no desea forjar lazos afectivos profundos con nadie, para así
evitar la nostalgia.
Abancay es una ciudad rodeada de haciendas donde trabajan y viven los indios “colonos”. Ellos son muy desconfiados.
La pérdida de la identidad se presenta en la historia: “Ya no escuchaban ni el lenguaje de los ayllus; les habían hecho
perder la memoria; porque yo les hablé con las palabras y el tono de los comuneros, y me desconocieron.” Los indios
son esclavos de la tierra que les pertenece. Viven arrinconados, escondidos y rebajados por los hacendados.
Me asusta pensar que la globalización consiga exterminar nuestra magnifica diversidad cultural. No hay nada más
maravilloso que las diferencias, ya que eso es lo que hace especial a la gente. Esa es la razón por la que debemos
mantener nuestra esencia.
El colegio es un sitio trascendental que alberga a personajes agresivos e indiferentes. El Padre Director es uno de ellos,
porque es un sacerdote que promueve la violencia y el odio. Personifica la hipocresía. Quiero decir, un sacerdote debe
ser pacífico, no todo lo contrario.
La opa Marcelina es una mujer joven y loca que vive en el colegio. Los alumnos mayores suelen vejarla, lo ven como si
fuera lo más normal del mundo. ¿A qué grado está tan incrustada la violencia dentro de ellos que no la reconocen
cuando la tienen al frente? Nadie hace nada, nadie se queja. Y si lo hicieran, tampoco nadie les haría caso. La
indiferencia se adueña de todo, como si fuera suyo, nos vuelve cobardes y sumisos.
Esa misma hipocresía es concurrente entre todos los habitantes del internado. Por eso, Ernesto se siente confundido y
solo, y muchas veces quiere fugarse. No obstante, encuentra consuelo en la naturaleza y en los recuerdos.
La memoria es fundamental a lo largo de toda la obra, ya que Ernesto evoca el pasado como método de supervivencia.
Según yo, vivir de recuerdos equivale a no vivir. Porque es mentirse a uno mismo. Sin embargo ¿quién no se ha dejado
seducir por la nostalgia? En este punto, me siento muy identificada con el narrador.
El zumbayllu es un trompo silbador, y mi objeto preferido de la novela. Su canto produce en Ernesto, y en los demás,
momentos de paz y ternura: “Para mí era un ser nuevo, una aparición en el mundo hostil, un lazo que me unía a ese
patio odiado, a ese valle doliente, al Colegio.”
¿Cómo un solo objeto puede transmitir tanto? Para mí, lo material no puede hacernos felices. Por otro lado, el
zumbayllu consigue alegrar a Ernesto. No porque sea bello, sino por lo que simboliza. El trompo despierta a la
naturaleza con su canto, y Ernesto siente esperanza y fortaleza.
A veces pienso que todo en la sierra es más especial, más mágico. Cuando cantan y danzan, cuando tocan música lo
hacen con verdadera emoción. Y eso contagia. Lo que convierte lo ordinario en extraordinario es la importancia que le
das a eso.
Las mujeres de Abancay elaboran un motín en contra de los trabajadores de los hacendados, porque ellos están robando
la sal. El Padre Director interviene a favor de los malhechores, porque le conviene tener a los indios sumisos. No me
cabe la menor duda de que sería fácil comprar a este hombre, que ya de por sí está corrompido por la ambición de
poder.
Ernesto se une a la revuelta. Se siente identificado con la protesta y desea ayudar porque es más fuerte su cariño hacia
los indios que hacia los “mistis”. Este es un gesto muy valiente por parte de él. No muchas personas se atreverían a
apoyar causas justas. El miedo al “qué dirán” nos frena. Hay un gran repudio a lo que se manifiesta como diferente. Y
eso mismo sucede en el relato. Los habitantes ricos de Abancay se muestran reticentes e incluso ofendidos por el motín.
En el fondo saben que es lo acertado y por eso reniegan tanto. Descubrir que tu realidad es más dura de lo que creías es
desolador. Y por eso la rehúyen.
Lo bueno es que nada detiene a las mujeres, que están determinadas. Logran su cometido repartiendo la sal entre indios
y colonos. Luego, los trabajadores de los hacendados arrebatan los sacos de sal a los colonos. La injusticia vuelve a
expandir su sombra sobre Abancay, impotente, ante las tentativas de poblar de luz esa ciudad.
El Padre Director lo castiga por haber sido parte de la protesta. El desamparo es muy notable en Ernesto al enterarse del
nuevo asalto, pero no está arrepentido. Al siguiente día, ambos visitan a los colonos para oficiar una misa. El sacerdote
manipula a los colonos para que se sientan culpables. Ernesto no resiste la falsedad en las palabras del Padre Director y
huye.
El ejército llega a Abancay a poner orden. ¿Qué es poner orden para ellos? Es detener cuanto antes el desarrollo del
pensamiento. Los soldados son restringentes. Impiden que los indios se defiendan y luchen por igualdad. En cambio, los
colman de miedo.
Ernesto tiene un amigo llamado Ántero, quien se conmueve con el sufrimiento de los indios, no obstante, piensa como
hacendado, porque es hijo de uno de ellos. Eso es lo que hiere a Ernesto. Pero, en la obra, nadie es totalmente malo ni
totalmente bueno. Solo son humanos.
La música es un estilo de vida. A lo largo de toda la historia, la música representa lo amado, porque te hace recordar. Te
hace sentir vivo. Ernesto está conectado con la música. Por el zumbayllu y por su pasado. A mí me encantan los
huaynos. Porque pueden ser himnos alegres que te emocionan y te hagan querer bailar. Y también pueden ser las más
tristes melodías que te estremecen hasta llorar.
La peste llega a Abancay desde lejos. Y las clases se suspenden en el colegio. La gente comienza a huir a los pueblos de
los cuales proceden. Los hacendados desaparecen porque los indios comienzan a invadir el pueblo. Junto con ellos llega
la peste. Entonces, la peste es sinónimo de justicia y libertad, porque consigue que los colonos recuperen su tierra que
les fue arrebatada a zurriagazos.
Ernesto también se va. Atraviesa solo las cordilleras buscando escapar de la peste, pero con la confianza de que nada
malo sucederá con él.
Espero que al final Ernesto consiga reunirse con su padre, y que supere la nostalgia que lo caracteriza. Aunque, si lo
pienso, eso es lo que lo hace especial.
Así que yo festejo las ansias de justicia de Ernesto. Porque él se yergue como un faro luminoso e intenta evocar el
pasado para restaurarlo en el presente.
La obra es muy crítica, porque toca temas como la exclusión social, la discriminación racial, la injusticia, la
indiferencia, y muchos otros asuntos polémicos. Ernesto es víctima del mundo que lo rodea. Es consciente de que nadie
es perfecto y que todos somos culpables de vivir como vivimos porque no hacemos nada para cambiarlo.
Desde ahora, Arguedas se ha convertido en uno de mis escritores favoritos. Adoré cada segundo al leer su libro.
Siempre me ha gustado la literatura andina, porque toca temas que son cercanos para mí, por la realidad en la que vivo.
He leído otros antes del mismo género, pero entendí este mucho más que los otros. Creo que cada uno de los personajes
es importante en la historia. Faltó describir a muchos, pero están en mi memoria (y en la memoria de quien haya leído
esta maravillosa historia).
Me encanta el personaje de Ernesto. Tiene convicción y lucha por lo que cree justo. Lo que me apena es su melancolía.
Nadie merece vivir de nostalgias, porque sufren más. A pesar de todo, Ernesto tiene esperanza. Alguna vez leí que es la
esperanza lo que no nos permite ser felices. Pero felicidad suena a conformismo. Un hombre feliz debe ser también un
hombre aburrido.
La belleza narrativa de Los ríos profundos me conmueve profundamente. Traza en mí las ganas de luchar por lo que
creo, de no vivir esclavizada, no solo por los hombres, sino por los miedos. Porque tenerle miedo a todo es perjudicial.
Y cada vez que lea este libro percibiré más cosas que ahora se escapan de mi entendimiento. Por ahora puedo decir que
estoy agradecida con la vida porque amo este libro, y me hace mucha ilusión la idea de que otros también lo amen. En
cada momento, sentí la magia presente. Quizás esta se esconda en las manos de Arguedas y él la emita sobre mí cada
vez que leo su obra, y me inunda un sentimiento de turbulencia y ternura, como si sus ríos profundos invadieran mi
sangre y se mezclan ambas para convertir mis pensamientos en cantos que danzan ágilmente junto con el zumbayllu de
Ernesto.
En suma, este es un ensayo que ofrece una visión muy personal de una de las obras más importantes de nuestra
literatura peruana.
Y ahora es tu turno, ¿qué obra literaria es la que más te ha gustado leer? Te reto a que redactes un ensayo sobre ella. No
olvides que aprender a expresar nuestras ideas es uno de los pasos fundamentales para desarrollar nuestro pensamiento
crítico y reflexivo.
Paolo Astorga
Profesor de Lengua y Literatura