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Conducción Segura

El concepto de Conducción Segura significa conducir con las dos manos en el


volante atendiendo lo que ocurre a su alrededor para anticiparse a
situaciones que podrían ser riesgosas y poder actuar en consecuencia para
evitar o provocar un choque.
En síntesis, un conductor seguro no es el que sabe manejar, es el que no
sufre ni causa siniestros viales.

Principios que determinan una conducción segura

1. Seguridad Automotriz

La Ley Nacional de Transito N° 24.449 en su artículo 28 indica que todo


vehículo que se fabrique o importe en el país debe cumplir las condiciones de
seguridad activa y pasiva.

La seguridad activa es el conjunto de sistemas que tiene un vehículo para


garantizar al conductor el control o dominio del mismo ante las diferentes
situaciones que se presentan durante la conducción.
Estos son: sistema de frenado, control de estabilidad, dirección, suspensión,
neumáticos y control de tracción.
Seguridad pasiva son los sistemas que se ponen en funcionamiento cuando el
siniestro ocurre. El objetivo de estos es mitigar o reducir la mayor cantidad
de lesiones que pueden producirse.
En este grupo encontramos: bolsas de aires (AIRBAG), cinturones de
seguridad, apoyacabezas, carrocería con deformación programada, sistema
de dirección articulado y colapsable, diseño de paragolpes, sistemas de
retención infantil y asientos, entre otros.
A pesar de que hace muchos años los automóviles cuentan con estos
elementos, el reconocimiento de la importancia de su uso aún es un camino
para construir.

2. Condiciones psicofísicas

En la vía pública continuamente recibimos estímulos a través de nuestros


sentidos. La forma en que tomamos esos estímulos y los decodificamos
influye en la acción cotidiana de conducir.
Conducir un vehículo es una tarea compleja que se desarrolla también en un
ambiente complejo. Por tal motivo, es necesario estar siempre alerta a todos
los estímulos recibidos durante el desplazamiento por el espacio público y
resolver adecuadamente haciendo uso de las capacidades físicas y mentales:
Visión, audición, tacto, olfato, percepción, motivación, juicio crítico, etc.

Hay que tener en cuenta que en estas decisiones también está implicada la
carga subjetiva, lo que implica que la revisión de nuestros actos y decisiones
tendrá que ser constante y lo más desprovista posible de esta carga, para dar
respuesta segura en la conducción.
Por esa razón, debemos valernos de tres mecanismos que son importantes:
la percepción, la atención y las habilidades motoras.
Este proceso de toma de decisiones es complejo y se da rápidamente, por lo
que se requiere que estemos en buenas condiciones físicas y psíquicas. En
consecuencia, un estado saludable en la conducción impacta directamente
en el tránsito generando mejores condiciones para la convivencia vial.

Según el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre la situación


global de la seguridad vial en 2009, se ha categorizado como “epidemia” a los
siniestros de tránsito, pues constituyen la décima causa de muerte en todo el
mundo y se proyecta, si no se toman medidas al respecto, como la tercera
causa de mortalidad mundial para el año 2020.

Factores que alteran las funciones físicas y psíquicas en los conductores

La fatiga, el estrés, el consumo de alcohol, drogas ilegales y medicamentos


pueden afectar tanto las destrezas y habilidades físicas como psicológicas
necesarias para la conducción responsable. Estos factores, entre otros,
afectan nuestros sentidos, reflejos, capacidad de atención y movimientos
voluntarios; alteran las emociones y la atención hacia nuestro entorno.
Un buen estado físico y psicológico es esencial para estar en condiciones
adecuadas para trasladarse y conducir.

Cansancio

La fatiga o el cansancio es la respuesta natural del organismo frente al


esfuerzo físico y mental sostenido en el tiempo. Es un estado de
agotamiento, consecuencia de un esfuerzo prolongado en el cual la persona
tiene dificultades para continuar con la tarea.
La fatiga se caracteriza por habilidades disminuidas para trabajar, reacciones
lentas y erróneas, deterioro del estado de alerta, falta de capacidad para
prever o anticiparse a un incidente o siniestro, deterioro del juicio del
conductor sobre su propio estado de fatiga como para reconocerlo, entre
otros.
Muchas veces, la fatiga y el cansancio pueden originar, además, otros
estados. Por ejemplo, la somnolencia, en la cual se producen
adormecimientos pasajeros, bostezos continuados, se sienten los párpados
pesados y períodos de ausentismo al volante.

Sueño

El sueño provoca las siguientes alteraciones: disminución de la capacidad de


reacción, aumento de las distracciones, alteraciones motoras, perceptivas y
sensoriales y cambios en los comportamientos.

Alcohol

El consumo de alcohol es una práctica muy habitual en nuestra sociedad. Su


consumo está culturalmente aceptado, a pesar de ser tóxico, anestésico y
narcótico.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que afecta las
funciones inhibidoras del cerebro, las intelectuales, sensoriales, los reflejos y
las motoras. La disminución de la atención y concentración al manejar,
sumado a los reflejos tardíos al tiempo de realizar una maniobra mientras se
conduce coloca al alcohol como el mayor factor de riesgo en siniestros viales.
Por tal motivo, se sugiere no consumir este tipo de bebidas a la hora de
conducir.
Según el art. 48 de la ley 24.449, los límites de alcohol permitido son: hasta
0,5gramos de alcohol por litro de sangre a los conductores de autos y
camionetas, 0,2 a los motociclistas y no tiene tolerancia para conductores
profesionales.
Evitar el consumo de alcohol antes de manejar es una manera de cuidarnos a
nosotros, a nuestras familias y a la sociedad en su conjunto.
Uso del celular

El uso de celulares durante la conducción se ha convertido en uno de los


factores de distracción más importantes. Es por eso, que resulta de gran
importancia el uso responsable del mismo en el espacio público.
Atender un llamado, mandar un mensaje de texto, o hablar por teléfono en el
espacio público en el que circulamos es un factor de riesgo, ya sea como
peatones al cruzar una calle o como conductores de vehículos.
Hay mecanismos de atención, que involucran diferentes funciones cerebrales
y son clave para la realización de ciertas tareas cognitivas. No siempre se está
preparado para prestar atención a todos los estímulos que nos rodean. En
este sentido, es importante pensar el proceso de atención como un
fenómeno que permite evaluar lo que podemos -o no hacer, y percibir así el
mundo en que nos movemos.

Estrés

El estrés es un estado psicobiológico generado por hiperactividad. En su


proceso se destacan tres etapas: alarma, resistencia y agotamiento. En las
últimas, la conducción puede ser peligrosa debido a que el nivel de tolerancia
tiende a reducirse a la vez que se incrementa la impulsividad, la
competitividad y la agresividad. También puede producir alteraciones en el
sistema circulatorio, digestivo, dolores de cabeza y trastornos del sueño, que
afectan el modo de conducir.

Drogas

En cuanto a las drogas, sus efectos son similares a los del alcohol y algunos
fármacos.
Producen euforia, incremento del tiempo de reacción, mala valoración del
riesgo, y aumento de la sensación de seguridad.
Algunos medicamentos pueden ocasionar somnolencia, falta de
concentración, reducción de la atención, trastornos visuales, alteraciones
motoras, así como variación del pensamiento y el razonamiento. Por lo tanto,
es importante realizar la adecuada consulta médica para saber los efectos
que pueden ocasionar en la capacidad conductiva.

Diabetes

Las personas diabéticas tienen mayor riesgo de sufrir un siniestro durante la


conducción debido a que pueden tener una crisis de hipoglucemia (baja del
nivel de azúcar en sangre) como consecuencia del tratamiento, sobre todo
con la insulina y los hipoglucemiantes orales.
Una hipoglucemia durante la conducción podría ser causa de un siniestro ya
que puede dar lugar a mareos, desorientación, falta de concentración,
trastornos de coordinación y pérdida de conciencia.
Para disminuir el riesgo de sufrir un siniestro es importante:
- Conocer bien la enfermedad y los efectos secundarios de los
medicamentos que se utilizan.
- Saber reconocer los primeros síntomas de una descompensación y
cómo subsanarlos a los fines de evitar situaciones desencadenantes.
- Extremar las precauciones o incluso no conducir en la fase aguda de la
enfermedad, de descompensación o del inicio de un tratamiento, ya
que es cuando existe mayor riesgo.
- Ante los primeros síntomas de descompensación, se recomienda
detener el vehículo en un lugar seguro y quitar el contacto.
Los diabéticos responsables con una buena educación diabetológica y
capaces de reconocer una hipoglucemia, no representan un impedimento ni
un peligro para la conducción.
Por seguridad, antes de iniciar la conducción de cualquier vehículo tendría
que tener la glucemia capilar por encima de 90-100 mg/dl.

MARCO NORMATIVO

- Ley nacional 26.363 de creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.


Decreto nº 1716/2008.
La ley le da un marco normativo a la conducción segura en diversos artículos.
que habla sobre:
- Licencia Nacional de Conducir. Casos en que puede ser retenida:
alcoholemia, exceso de velocidad, no usar casco, conducción a contramano,
circular sin RTO o seguro obligatorio, violación a la señalización del semáforo.
- Requisitos para la circulación y medidas de seguridad; dispositivos de
seguridad y elementos de utilización obligatoria.
- Concepto de conducción segura. Artículo 39: Qué debe hacer el conductor.
- Reglas de circulación: artículos 36 al 61: Prioridad normativa, exhibición de
documentos, peatones y personas con discapacidad, condiciones para
conducir, requisitos para circular, requisitos para circular con bicicletas,
prioridades, adelantamiento, giros y rotondas, vías semaforizadas y
multicarriles, autopistas, ciclovías, uso de las luces, prohibiciones,
estacionamiento, velocidad precautoria y velocidades máximas, límites
especiales, vehículos de emergencia
- El conductor y los sentidos. Visión, audición, puntos ciegos en la
conducción.
- Factores que afectan la conducción: alcohol, drogas, estrés, uso del celular y
cansancio.
ARTÍCULO 39
Los conductores deben:
a) Antes de ingresar a la vía pública, verificar que tanto él como su vehículo
se encuentren en adecuadas condiciones de seguridad, de acuerdo con los
requisitos legales, bajo su responsabilidad. No obstante, en caso de vehículos
del servicio de transporte, la responsabilidad por sus condiciones de
seguridad, se ajustará a lo dispuesto en el inciso a) del artículo 53.
b) En la vía pública, circular con cuidado y prevención, conservando en todo
momento el dominio efectivo del vehículo o animal, teniendo en cuenta los
riesgos propios de la circulación y demás circunstancias del tránsito.
Cualquier maniobra debe advertirla previamente y realizarla con precaución,
sin crear riesgo ni afectar la fluidez del tránsito. Utilizarán únicamente la
calzada, sobre la derecha y en el sentido señalizado, respetando las vías o
carriles exclusivos y los horarios de tránsito establecidos.
Los automotores serán conducidos con ambas manos sobre el volante de
dirección, excepto cuando sea necesario accionar otros comandos. El
conductor no debe llevar a su izquierda o entre sus brazos a ninguna
persona, bulto o animal, ni permitirá que otro tome el control de la dirección
ARTÍCULO 37 y 40
Al solo requerimiento de la autoridad competente se debe presentar la
licencia de conductor y demás documentación exigible, la que debe ser
devuelta inmediatamente de verificada, no pudiendo retenerse sino en los
casos que la ley contemple
Documentación:
- DNI
- Licencia de conducir
- Cédula verde/azul
- Patentes correctamente colocadas
- Constancia de RTO vigente
- Tarjeta obligatoria de seguro del vehículo
- Comprobante de pago del impuesto de radicación automotor
Dispositivos de seguridad:
- Luces
- Balizas
- Matafuegos
- Cinturón de seguridad y apoyacabezas
- Sistema de retención infantil

INSPECCIÓN DE RUTINA DEL VEHÍCULO


Antes de utilizar el vehículo se debe realizar una inspección de rutina que
contemple los siguientes aspectos básicos:
- Limpiar las ventanillas
- Asegurarse de que los limpiaparabrisas funcionen bien.
- Examinar el funcionamiento de todas las luces.
- Ajustar los espejos.
- Examinar si hay pérdida de líquidos.
- Revisar neumáticos, presión y profundidad de bandas de rodamiento.
- Revisar niveles de líquidos en área del motor.

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