La Formacion Permanente
La Formacion Permanente
La Formacion Permanente
LA FORMACIÓN PERMANENTE
CRISTINA GUIRAO MIRÓN
Departamento de Sociología y Política Social
Universidad de Murcia
E-mail: [email protected]
Conceptos clave.
Preguntas para el debate y la reflexión.
Bibliografía para ampliar el tema.
Recursos en la red.
Temas a elaborar.
Referencias bibliográficas.
Texto para el debate.
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Tras la recomendación del Consejo Ministros de Eduación de la Unión Europea, celebrado
también en 2006. En dicha recomendación se define competencia como: «combinación de destrezas,
conocimientos, aptitudes y actitudes y la disposición de aprender, además del saber cómo. Las
competencias clave representan un paquete multifuncional y transferible de conocimientos, destrezas
y actitudes que todos los individuos necesitan para su realización y desarrollo personal, inclusión y
empleo. Estas deberían haber sido desarrolladas para el final de la enseñanza o formación obligatoria
y deberían actuar como la base para un posterior aprendizaje a lo largo de la vida». (Consejo Escolar
del Estado, 2006).
Si bien es cierto que el sistema educativo puede hacerse cargo de estos dos
retos, no lo es menos que se trata de objetivos fundamentales que han de ser
afrontados desde procesos de aprendizaje diversos, formales y no formales, y
desde tiempos del ciclo vital diferentes. Es un hecho que la nueva sociedad del
conocimiento y la información, exige el desarrollo ciudadano de nuevas compe-
tencias y destrezas, algunas de las cuales no forman parte de los objetivos del
sistema educativo, pero que son fundamentales para el desarrollo del mismo,
estas competencias son:
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En el ámbito de la política educativa se distingue frecuentemente entre aprendizaje o educación
formal, informal y no formal. Según las definiciones clásicas, la educación formal es la impartida
en escuelas, colegios e instituciones de formación; la no formal se encuentra asociada a grupos y
organizaciones comunitarios y de la sociedad civil, mientras que la informal cubre todo lo demás
(ocio, relaciones sociales, familia, etc...).
V. A MODO DE CONCLUSIÓN
Como hemos visto, en la nueva Sociedad de la Información y del Conocimiento,
el aprendizaje permanente es uno de los factores fundamentales de la productividad.
En este marco, es imprescindible la formación de un capital humano que respon-
da a capacidades, destrezas y conocimientos nuevos. Esta demanda de educación
se traduce en un aumento de medidas formativas deslocalizadas espacial y tem-
poralmente, que rompan el monopolio clásico del saber enclaustrado en las institu-
ciones educativas tradicionales y recibido durante una época determinada de la vida.
En la nueva sociedad hay que tomar conciencia de que el proceso educativo
es una tarea inacabada, que la formación permanente o la formación a lo largo
de la vida constituye ahora una necesidad en el ciudadano del nuevo siglo, un
estado permanente de aprendizaje para captar el significado de las cosas, inter-
pretar, seleccionar y estar abierto a la adquisición de nuevas destrezas, capaci-
dades y conocimientos. Por ello, es importante entender que la educación per-
manente es un proyecto en evolución, que abarca procesos educativos formales
y no formales, y que constituye la piedra angular para afrontar con garantías de
éxito los nuevos retos de la sociedad.
La educación, que fue el gran instrumento de cambio hacia la sociedad indus-
trial, si no se adapta rápidamente a los nuevos cambios sociales, se verá fuera de
la sociedad del conocimiento. Los nuevos tiempos han perturbado los espacios
tradicionales de la educación: la escuela, la familia, la comunidad de vecinos o la
tribu. La ilusión racionalista de que la escuela por si sola puede satisfacer todas
las necesidades educativas de la vida ha quedado atrás. Esta sociedad le exige que
se acomode a las nuevas estructuras y retos que plantea. Para ello, la educación
tradicional tal y como la hemos entendido en los siglos XIX y XX, ya no puede
concebirse solamente como una educación reglada y formal, sujeta a los periodos
clásicos de aprendizaje. La educación, hoy, ha de romper los límites de estos es-
pacios y tiempos educativos para expandirse en todas las dimensiones de la vida.
CONCEPTOS CLAVE
RECURSOS EN LA RED
TEMAS A ELABORAR
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CONSEJO ESCOLAR DEL ESTADO (2006): «Aplicación de las competencias educativas bá-
sicas en las CCAA y en el Estado». Ministerio de Educación y Ciencia.
CONSEJO EUROPEO Y COMISIÓN EUROPEA (2000): Carta de los Derechos Fundamentales
de la Unión Europea. [Fecha de consulta: 02-02-2012]. http://www.europarl.europa.
eu/charter/pdf/text_es.pdf
CONSEJO EUROPEO (2000, 23/24 de marzo). Conclusiones de la presidencia del Consejo
Europeo de Lisboa. [Fecha de consulta: 02-02-2012]. http://www.consilium.europa.eu/
ueDocs/cms_Data/docs/pressData/es/ec/00100-r1.es0.htm
CONSEJO EUROPEO (2001): Futuros objetivos precisos de los sistemas educativos y formación
[informe]. Bruselas. 5980/01 EDUC23. [Fecha de consulta: 02-02-2012] http://ec.eu-
ropa.eu/education/lifelong-learning-policy/doc/future_es.pdf
CONSEJO EUROPEO (2002): «Resolución del Consejo sobre la educación permanente».
Diario Oficial de las Comunidades Europeas. 2002/C 163/01. [Fecha de consulta: 02-
02-2012] http://eurlex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:C:2002:163:000
1:0003:ES:PDF
DÉCLARATION DE LA SORBONNE (1998, 25 de mayo): [Fecha de consulta: 02-02-2012]
http://www.eees.es/es/documentacion
DELORS, J. (1996): «La educación encierra un tesoro». En La educación a lo largo de la
vida. México. UNESCO. 111-126.
SARRATE CAPDEVILA, M. (2000): «La educación a lo largo de la vida, prioridad de la
Unión Europea». Educación XXI: Revista de la facultad de Educación, n.º 3 pp. 245-
262. [Fecha de consulta: 02-02-2012]. http://www.uned.es/educacionXX1/pdfs/03-08.
pdf
TEXTO 2: «(...) Hay que olvidar que al hablar de Europa no sólo debemos
referirnos al euro, a los bancos y la economía, sino que también debemos pensar
en una Europa de conocimientos. Es nuestro deber consolidar y desarrollar dimen-
siones intelectuales, culturales, sociales y técnicas de nuestro continente. Se aproxi-
ma un tiempo de cambios por las condiciones educativas y laborales, una diversi-
ficación del curso de las carreras profesionales, en el que la educación y la
formación continuas sean una obligación evidente. Debemos a nuestros estudiantes
y al conjunto de la sociedad un sistema de educación superior que ofrezca las
mejores oportunidades para buscar y encontrar su propio ámbito de excelencia»
(Déclaration de La Sorbonne, 1998).
«La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a
medida que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Este
fenómeno tiene diversas causas. La división tradicional de la existencia en periodos
claramente separados —la infancia y la juventud, dedicadas a la educación escolar;
la edad adulta, consagrada a la actividad profesional, y el periodo de la jubila-
ción— ha dejado de corresponder a las realidades de la vida contemporánea y se
ajusta aún menos a los imperativos de futuro. Nadie puede esperar que el acervo
inicial de conocimientos constitutito en la juventud le baste para toda la vida, pues
la rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber; en
un momento en el que la educación básica de los jóvenes tiende a prolongarse. Por
otra parte, el acortamiento del periodo de actividad profesional, la disminución del
volumen total de horas de trabajo remuneradas y la prolongación de la vida des-
pués de la jubilación aumentan el tiempo disponible para otras actividades.
Paralelamente, la propia educación está en plena mutación; en todos los ám-
bitos se observa una multiplicación de las posibilidades de aprendizaje que ofrece
la sociedad fuera del ámbito escolar; y la noción de especialización en el sentido
tradicional está siendo reemplazada en muchos sectores modernos de actividad por
las de competencia evolutiva y adaptabilidad.
Así pues, es indispensable reflexionar nuevamente acerca de la distinción tra-
dicional entre educación básica y educación permanente. Para adaptarse realmen-
te a las necesidades de las sociedades modernas, la educación permanente no
puede ya definirse por referencia a un periodo particular de la vida —por ejemplo,
la educación de adultos, por contraposición a la educación de los jóvenes— o una
finalidad demasiado circunscrita, cuando se distingue, por ejemplo, la formación
profesional de la formación general. En lo sucesivo, el periodo de aprendizaje cubre
toda la vida, y cada tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los
enriquece.» (Jacques Delors, 1996: pp. 111-126).